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El modo en las oraciones objetivas en el habla de la Ciudad de
México1
Femando Rodríguez
Instituto de Investigaciones Filológicas-U.N.A.M
1. El concepto de modo
En su estudio sobre los valores verbales, Moreno de Alba (1978:117-119) señala.
que son dos los enfoques que ante la categoría de modo se suele adoptar en las
gramáticas. Por un lado están aquellos que ven el modo fundamentalmente como
un hecho de rección“: hay predicados que seleccionan el modo indicativo y otros
que seleccionan el subjuntivo3; por el otro, quienes piensan que el modo expresa la
actitud del hablante ante la acción que enuncia, y que puede, por tanto, clasificarse
con mayor o menor precisión, dependiendo del significado del verbo4. Como punto
de partida para reflexiones posteriores, utilizaré tres citas que -me parece- dan
cuenta de estos dos enfoques. Para Lázaro Carreter, el modo es la “categoría ver­
bal que. en principio, expresa la actitud del sujeto ante la acción verbal... este valor
expresivo del modo se ha ido perdiendo paulatinamente, y en la actualidad alterna
dicha función con la de servir de simple instrumento gramatical, denotando si el
verbo es principal o subordinado, dando lugar a correlaciones modales
obligatorias -los subrayados son míos- en cada lengua” (1977:280). Jespersen, por
su parte, dice que los modos expresan ciertas actitudes de la mente del hablante
hacia el contenido de la frase, aunque en algunos casos la elección de un modo va
1
Este trabajo descriptivo forma parte de una investigación más amplia sobre las oraciones
completivas. El corpus utilizado para la descripción modal se extrajo de El habla de la Ciudad de
México. Materiales para su estudio.
2 Tal enfoque parecería dejar del lado el modo en las oraciones independientes; pero la definición
de Bello es clara: “Llámanse modos las inflexiones del verbo en cuanto proviene de la influencia o
régimen de una palabra o frase a que esté o pueda estar subordinada” (1960:450).
3 Entre nuestros gramáticos tradicionales podemos mencionar a Bello (1960) y a Salva (1897); entre
los trabajos de corte estructural a Togeby (1953) y a Levy (1983) y en el modelo generativo a Bosque
(1990).
4 RAE (1962 y 1973), Gili Gaya (1983), Roca Pons (1980) y Spaulding (1958).
Estudios de Lingüística Aplicada, núm. 15/16, 1992
El modo en las oraciones objetivas
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determinada no por la actitud del hablante, sino por el carácter de la propia
oración y su relación con el nexo principal del que depende" (1975: 379). Por
último, Criado del Val señala en su Gramática (1973:156) que el subjuntivo “ha ido
gramaticalizándose reduciendo su papel a expresar la función gramatical de la
subordinación”. Como se puede observar, los tres autores tienen en común el
señalar que el modo es en principio una categoría gramatical que expresa la actitud
del hablante y que al paso del tiempo se ha gramaticalizado, convirtiéndose en
muchos casos en un simple asunto de rección; este último fenómeno abarca en la
actualidad más del 75% de los verbos que aceptan subordinadas objetivas intro­
ducidas por que5. Hay factores, sin embargo, que nos impiden contemplar el modo
como un asunto exclusivamente de rección: esta explicación no da cuenta de un
buen número de verbos (aquellos en los que el uso de un modo no es obligatorio),
mientras que en estos casos la actitud del hablante permite interpretar la elección
de un modo u otro6; incluso en algunos verbos que se señala que rigen determinado
modo7, no sería difícil encontrar contraejemplos que problematizaran la
aceptación del modo como un fenómeno exclusivamente de rección.
La elección de cualquiera de las dos posturas resulta, pues, insuficiente para
explicar la compleja realidad del modo. La consideración de ambos criterios en un
trabajo descriptivo parece justificable no sólo en términos prácticos, sino también
porque una perspectiva diacrònica permite matizar ambos enfoques: la
gramaticalización tiene en última instancia un sentido de generalización, de
sistematización; no es gratuito que verbos de cierta significación rijan determinado
modo, mientras que otros verbos, con un sentido diferente, exijan otro8.
5 En su estudio sobre las propiedades distribucionales de las objetivas, Levy (1983: 123-125) señala
que de 310 verbos que aceptan completiva, sólo en 72 (23%) existe la posibilidad de elegir entre el indicativo y el subjuntivo; este porcentaje es menor en Subirats (1987:257-266): únicamente 41 verbos de
390 (10.5%); en mi corpus, por otra parte, sólo 7 de los 57 verbos que registro (12.2%) admiten la
variación modal.
6 Dentro de las propuestas explícitamente formales de los generativistas, Bosque (1990: 27-48) debe
admitir que estas construcciones son “un problema semántico” cuya posible explicación -diferencias en
el ámbito asertivo de los predicados- resulta tan poco explicativa como las “intuitivas caracterizaciones”
de la gramática tradicional.
7 Cf. Levy (1983) y Subirats (1987). Hay que tener en cuenta que ambos trabajos intentan sistematizar una gran cantidad de información gramatical, mientras que mi análisis se remite a un corpus
específico de habla dialectal; de ahí que frecuentemente me apoye en sus listas para determinar el
modo que normalmente rige un cierto verbo.
8 Esto supondría, naturalmente, una reordenación diacrònica de los valores modales y temporales,
estos últimos estudiados ya con mucho mayor detenimiento, con los que el modo se relaciona profundamente (baste recordar que en las propuestas más recientes de la estructura sintagmática el tiempo y
el modo serían una sola categoría funcional, (Pollock: 1989)). Para una muestra de cambios
diacrónicos en la rección modal dei español, cf.Keniston (1937); Lope Blanch (1958) ofrece algunos
ejemplos recientes del habla mexicana.
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2. Valores de los modos en español
La tradicional concepción del indicativo y el subjuntivo9 como expresiva de la
oposición realidad/irrealidad no es sostenible ya si se interpreta ésta como un con­
traste objetivo, independiente de la actitud del hablante; más preciso es afirmar,
como hace Lázaro Carreter, que el indicativo presenta la acción verbal como una
realidad en la que no participa afectivamente el sujeto (1977:80); esto es, “como
una pura indicación verbal” (Roca-Pons 1980:236). El subjuntivo, por el contrario,
expresará no una irrealidad objetiva, sino pensada así por el hablante y, por
tanto, concebida por él como una duda, un temor o un deseo. En esta línea debe
interpretarse el uso de la división lógica de los juicios utilizada por Rodolfo Lenz
(1935) y utilizada después por Gili Gaya (1983). En términos generales, podemos
caracterizar al indicativo como la forma no marcada10 que enuncia la acción sin la
participación afectiva del sujeto; y al subjuntivo como el término marcado que
manifiesta, ya por la significación propia del verbo11, ya por la presencia de
elementos léxicos -fundamentalmente adverbios, pero también otros modalizadores-una participación afectiva del sujeto.
3. El modo en las oraciones completivas del objeto
Entre nuestras gramáticas tradicionales sólo la de la Academia (1931:381-383)
menciona algo sobre el modo en este tipo de oraciones. La omisión resulta extraña
porque es en esta clase de enunciados donde la oposición indicativo/subjuntivo se
hace mas evidente. La Academia señala: “El verbo puede estar en indicativo,
potencial12 o subjuntivo. En indicativo o potencial cuando équivalga a una inde­
pendiente que tenga el verbo en dichos modos...en subjuntivo cuando la oración
[subordinada] equivalga a una independencia que tenga el modo en imperativo o
9
Sobre la inexistencia del modo potencial inventado por la Academia (1962:285) y las particularidades del imperativo cf. Gili Gaya (1983).
10 "Podemos interpretar el concepto de marca en un sentido distinto del que tiene en la lingüística
praguense, de modo que “no marcado” signifique “que no recibe marca”. Ello viene a significar que el
indicativo es “el modo por defecto”, puesto que lo encontramos en contextos que no tienen un inductor” (Bosque 1990:33).
11 Debe recordarse que trato aquí de oraciones objetivas; en otros contextos el elemento rector no
necesariamente tiene que ser verbal. «
12 Como ya mencioné, el modo potencial fue una invención académica que intentaba conciliar lo irreconciliable: por un lado, los demoledores ataques de Bello contra la inclusión del condicional dentro
del subjuntivo (1960:645); por el otro, la tradición gramatical que, confundida por similitudes en su
valor modal (Moreno 1978:101), consideraba la forma cantaría dentro del imperfecto del subjuntivo.
Como lo hace notar Gili Gaya, la solución académica resulta bajo cualquier enfoque confusa e inadecuada (1983:129-130).
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subjuntivo...si quiero enunciar [como subordinada] la exhortativa ven no puedo
decir digo que ven sino digo que vengas” (1931:381). Un tratamiento más profun­
do sobre el tema es el estudio distribucional de Levy (1983)13, la naturaleza de su
estudio, sin embargo, la obligó a restringir el esquema de la estructura al mínimo
de variables posibles, por lo que debemos de tomar con cuidado las tablas que
presenta.
3.1 El modo en las oraciones relativas sustantivadas
La particularidad modal más importante de este tipo de oraciones es que en ellas
existe siempre la posibilidad de elegir entre el indicativo y el subjuntivo, incluso en
aquellos verbos que bajo otras condiciones rigen obligatoriamente un modo. Así,
el verbo conseguir, que normalmente rige subjuntivo, acepta en este contexto
ambos modos: Juan consigue lo que quieres/Juan consigue lo que quieras. Esta
variación en el comportamiento modal de los verbos puede explicarse si pensamos
que en las oraciones de relativo sustantivadas -funcionalmente objeto de un verbo
principal- el modo depende de la naturaleza del sintagma nominal al que hace refe­
rencia el pronombre relativo14; por el contrario, en las oraciones de suyo sustan­
tivas, el modo depende del verbo regente o de la manera en que el hablante par­
ticipe en la acción subordinada. Es, entonces, la distinta estructura de ambos tipos
de oraciones la que ocasiona esta variación entre estructuras funcionalmente
equivalentes.
Para evitar una repetición innecesaria, los 47 casos de oraciones relativas sus­
tantivadas que aparecieron en mi material se clasifican en los apartados de in­
dicativo o subjuntivo, dependiendo del modo en que aparezcan, ya que en este
punto sólo me interesaba destacar la particularidad modal de estas estructuras.
3.2 El indicativo en las oraciones completivas de objeto
De los 821 casos de oraciones completivas con verbo en forma personal, 689 -es
decir el 83.9%- aparecen en indicativo, estas cifras parecen confirmar el
predominio que las gramáticas tradicionales atribuyen al indicativo en este tipo de
estructuras. De esos 689 casos, el 61.8% (371 ejemplos) se distribuye entre sólo
dos verbos, decir, con 200 apariciones (33.3%) y creer, con 171 (28.5%), el porcen­
taje restante se reparte entre 58 verbos . El enorme uso de decir y creer no es raro
si pensamos que son los verbos que más claramente expresan el modus de la simple
enunciación característico del indicativo. En su sentido más general, tanto decir
13
Para otro estudio de este tipo, cf. Subirats (1987).
14
Para el estudio de estas construcciones dentro de marcos teóricos distintos cf. Rivero (1975:32-48)
(1977:70-85) y Gonzalo (1990:280-300).
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como creer se construyen con indicativo, y aunque admiten el subjuntivo, el
predominio de aquél se refleja en el número de casos en los que aparece cada uno.
De los verbos restantes, la aparición de hacer y esperar llama la atención por­
que son verbos que normalmente rigen subjuntivo. En el primer caso se trata de
relativas sustantivadas que, como señalábamos antes, admiten un verdadero con­
traste modal incluso en aquellos verbos que normalmente rigen un modo; en el
segundo caso la presencia del indicativo se explica porque se trata de formas
perifrásticas que, como señala Togeby (1953:43) pueden reemplazar al subjuntivo
en casos en los que aquél sería obligatorio.
3.3 El subjuntivo en las oraciones completivas del objeto
Recogí en mis materiales 132 ejemplos (16.1%) en los que el verbo de la oración
subordinada se encuentra en subjuntivo. Estos ejemplos los clasifiqué de acuerdo
con el comportamiento modal de los 34 verbos subordinantes; así, 19 de ellos rigen
obligatoriamente subjuntivo; 10 admiten el uso de ambos modos; de los restantes 5,
2 aceptan el subjuntivo en oraciones negativas y los otros 3 son verbos que normal­
mente no aceptan oraciones subordinadas en función objetiva y que, por tanto, no
suele considerarse que rijan este o aquel modo.
3.3.1 Verbos que obligatoriamente rigen subjuntivo
Se trata de verbos que pertenecen a lo que la gramática tradicional denominaba
subjuntivo optativo, que exige sin excepción el uso de este modo en oraciones sub­
ordinadas. De acuerdo con mis materiales el verbo más utilizado es querer (25
ejemplos):
“Yo quería que pasaran las sonatas de Beethovenyi (XXXI, H 2a, 404)15; “Es que
yo quiero que venga un maestro” (XXX, M 2a, 404); “quería que fueran esposos”
(XXVIII, M la, 381), cuyo sentido se ajusta perfectamente al carácter subjetivo de
este modo.
Por su frecuencia el segundo verbo es hacer (12 casos), utilizado sobre todo con
valor causativo (Spaulding 1956:72):
“Y lo hago que coma carne” (XXVII, H la, 370); “después llegó Minerva, y hizo
que saliera el olivo” (XV, A, H 3a, 202); “ la tendencia es hacer que el niño actúe
como cualquier chico” (V, M 2a, 76);
seguido de dejar (7 casos):
15 Como en otros trabajos descriptivos, cf. Arjona (1991), los datos entre paréntesis indican, respectivamente, la muestra de la que se extrajo el ejemplo, el sexo del informante y la generación a la que
pertenece; por último, la cifra final señala la página en la que aparece el ejemplo citado.
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“yo la he dejado que siga adelante” (VI, M 2a, 78); “lo dejas que salga a la calle”
(XXI, B, M 3a, 302);
permitir (5 ejemplos):
“Gobernación ha permitido que ya se establezcan estas bases” (XXIX, M 2a,
394); “mandó decir a los maristas que permitieran al padre F. que fuera a fundar
los misioneros” (XII, M 3a, 149);
pedir (3 muestras):
“Los médicos piden mucho que vayan los padres a decir misa y todo” (VII, M
2a, 94); “pidieron que los indios no adoraran a sus ídolos” (XV, A, H 3a, 195);
preferir (3):
“Prefiero que estés allá” (XI, M 3a, 136); “prefiero el alimento del alma; que me
traigan el alimento del cuerpo” (XII, M 3a, 145).
Registré con dos apariciones: esperar, recomendar, necesitar y aconsejar que,
junto con los restanters nueve verbos -cada uno con un solo ejemplo- expresan
diversos matices volitivos que van desde el mandato hasta el consejo o la
recomendación.
3.5.2 Verbos que admiten subjuntivo e indicativo
Encuentro en mis materiales diez verbos que rigen oraciones de subjuntivo, pero
que admiten también construcciones con indicativo; en tales verbos el uso del sub­
juntivo expresa, bien un matiz de mayor incertidumbre, bien un cambio en el sig­
nificado del verbo principal.
Por la riqueza de sus sentidos como por su número de apariciones, el verbo
más importante de este grupo es decir (19 casos). Para Salvador Fernández (1986:
327) la diferencia entre el uso del indicativo y del subjuntivo radica en que con el
primero expresamos verbalmente una opinión o pensamiento, mientras que coi el
subjuntivo suele indicarse una instrucción. El ejemplo de Levy (1983: 125) mue¿ ra
claramente estos dos sentidos:
Dijo que vinieras (ordenó)/ Dijo que venías (contó).
En la mayoría de las construcciones con subjuntivo que registro (15 ejemplos)
cabe admitir este sentido general de orden:
“fui volada a decirle que me recibiera” (XVII, B, M 2a, 220); “te está diciendo
que vayas” (VI, M 2a. 82).
En otros casos (4) de decir, su valor originario como verbo de lengua y su uso
-sobre todo en construcciones negativas16- sugiere que “se trata de contrarrestar
16 Para muchos verbos la negación es un contexto modal que induce al subjuntivo. El ejemplo más
evidente es saber:
sabía que era comunista
*sabía que fuera comunista
no sabía que fuera comunista
decir, no pertenece, sin embargo, a este grupo de verbos ya que sí acepta el subjuntivo en oraciones
afirmativas.
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Femando Rodríguez
una pretensión absurda o de negar una afirmación real o supuesta” (Fernández
1986:328):
“si no estoy diciendo que sea todo” (XVII B, M\2a, 23).
En los dos casos restantes son diversos los factores que explican la presencia
del subjuntivo: en el primer caso “dije que ojalá no fuera ninguno de ellos” (I, H
la, 18) la aparición del adverbio ojalá hace obligatorio el uso del subjuntivo; en el
segundo caso, “porque Pedro luego dijo que él se las hubiera comprado por la
quinta parte en Querétaro” (XIV, A, M 2a, 186); aunque el verbo decir conserva
claramente su sentido como verbo de lengua, la decadencia en México del
antepospretérito (Moreno 1978:111) -único tiempo del indicativo utilizable en
esta oración- parece explicar el uso del subjuntivo.
En su estudio distribucional, Levy (1983) clasifica el verbo creer entre aquellos
que rigen indicativo pero aceptan el subjuntivo en oraciones negativas que, a
diferencia de las negaciones con indicativo, expresan una mayor incertidumbrc.
Aunque la mayoría de mis ejemplos funcionan de esta manera -15 de 16 casos
aparecen en oraciones negativas- encuentro en mis materiales un ejemplo del verbo
creer que rige subjuntivo en una construcción afirmativa17: “naturalmente sí creo
que le haya costado los trescientos pesos” (XIV, A, M 2a, 185); en ella, la
participación subjetiva del hablante, expresada mediante los adverbios, posibilita la
aparición del subjuntivo18.
El verbo suponer (5 casos) pertenece a este grupo y es uno de los que mayor
inestabilidad presenta respecto al modo con que construye su subordinada. Como
en casi todos los verbos en los que existe la posibilidad de elegir entre un modo u
otro -sin que esto implique un cambio de sentido- el factor predominante parece
ser la certidumbre o el carácter hipotético que se conceda a la acción subordinada:
“suponiendo que el sol esté aqui” (XXVI, H 3a, 355).
Aunque el verbo ver (4 casos) aparece en mis ejemplos en oraciones negativas:
“no veo que empiece todavía” (VII, M 2a, 95), se trata de un verbo que acepta sub­
juntivo también en oraciones afirmativas. La diferencia entre el uso de ambos
modos parece estribar no tanto en la mayor o menor participación del hablante
respecto del hecho que enuncia, sino en un cierto matiz de comprobación que ad­
quiere tal verbo al regir un subjuntivo:
Ve que está enfermo/ve que esté enfermo (asegúrate de).
17 Salvador Fernández (1986:324) señala que si bien es mucho más frecuente el uso del indicativo, el
subjuntivo aparece tanto en textos antiguos como modernos. “Las diferencias significativas entre los
usos de creer con indicativo y con subjuntivo no son especialmente relevantes, lo cual es un golpe grave
para la teoría del sujeto y el predicado psicológico".
18 Como me lo hizo notar Paulette Levy, esta oración es también perfectamente aceptable con indicativo (naturalmente sí cree que le ha costado los trescientos pesos), lo cual no ocurre con el ejemplo
de decir, en el que el adverbio selecciona obligatoriamente el subjuntivo.
El modo en las oraciones objetivas
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El verbo pensar (4 casos) suele introducir subordinadas con subjuntivo, sobre
todo cuando éstas tienen un valor dubitativo: “pero sí pienso que esté un poquito
más preparada para enfrentarse a las cosas que vienen" (VI, M 2a, 80). En los res­
tantes 5 verbos, cada uno con un ejemplo, el uso subjuntivo revela mayor incertidumbre que enunciados similares con indicativo: “yo te aseguro que no las hubiera
conseguido Pedro tan buenas” (XIV, A, M 2a, 186); “yo acepto que haya una mujer
que sea doctor” (XIX, B, H 2a, 263).
3.3.3 Verbos que rigen indicativo pero aceptan subjuntivo en oraciones negativas
Como mencioné anteriormente, la negación es un contexto modal que induce al
subjuntivo. Encontré en mi corpus dos verbos que pertenecen a este apartado:
saber (2 casos): “nunca sabes para un torero que sea peor” (XIV, A, M 2a, 176); y
considerar (2 casos): “pero no considero que esté hablando con la razón” (XIX, A,
M la, 275).
Por último, hay que mencionar aquellos verbos que normalmente no aceptan
oraciones subordinadas en la posición de objeto directo; dichos verbos, sin embar­
go, pueden construirse con una relativa sustantivada funcionando como com­
plemento, en tal caso, el modo de la oración subordinada sólo dependerá del
sintagma nominal señalado por pronombre relativo. Mis 3 ejemplos con subjuntivo
son: comprar (1 caso): “te puedes comprar lo que quieras” (XXX, M 2a, 405);
repasar (1 caso): “y repase lo que haya visto en el día” (II, H la,) y atender (1)
“atendería lo que ellos quisieran” (I H la, 17).
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Fernando Rodríguez
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