Download EL CAMINO DEL CORAZÓN (provisional)

Document related concepts

Taquicardia wikipedia , lookup

Transcript
EL CAMINO
DEL
CORAZÓN
Angel C.P. Rasilla
EDTENE12
INSPIRACIÓN
Uno de los motivos recurrente en la pintura europea es la representación de San Jorge
a caballo matando al Dragón. Los detalles del cuadro así como sus interpretaciones
simbólicas son muchas y han ido variando
a
lo
largo
de
las
épocas
pero
habitualmente se dice que San Jorge
representa a la Cristiandad y el Dragón a
los enemigos de la fe en esa época
histórica en particular o más en general al
pecado. Ni que decir que la simbología
asociada a dragones y serpientes es aún
más abundante y requeriría un trabajo
completo solamente el analizarla.
Como no es el caso que nos ocupa voy a
compartir lo que veo cuando contemplo
ese cuadro lo cual últimamente sucede a
menudo ya que se me aparece dentro de
mi cabeza como una especie de obsesión.
El jinete y el caballo, el hombre dominando su parte animal, la razón dirigiendo al
cuerpo como mero vehículo que con su lanza atraviesa el cuerpo del dragón, símbolo
de las emociones, del corazón, vínculo de ambas partes, dejando al hombre separado
en dos. Espíritu y carne, mente y cuerpo, cultura y naturaleza, cielo y tierra.
Dentro del sistema de chakras hindú y en palabras de María José Álvarez Garrido,
experta en el tema, en su obra: ”Chakras, el viaje del héroe” nos encontramos con una
idea similar:
Al principio, el chakra corazón funcionaba como un centro moderador de los otros seis
centros energéticos principales y con el fin de conseguir la puesta en marcha del juego
del karma decidimos crear una barrera de energía para aislarlo y así conseguir que los
tres chakras inferiores funcionaran como departamentos separados de los tres
superiores. Los tres centros inferiores serían experiencias del ego y los tres superiores
experiencias que nos acercarían al Espíritu.
Estamos por tanto divididos, separados. Se nos ha sido negado el corazón, el vínculo
que unía nuestra mitad superior, racional, con nuestra mitad inferior, animal. El
hombre al adquirir consciencia de sí mismo como un ser diferenciado y único, se
aparta del Todo del que procede, lo que le sume en un estado de angustia permanente
producida por esta situación de “separatividad”. Emprende entonces una huida hacia
delante que le lleva a negar incluso dentro de sí mismo aquello que le recuerda de
dónde viene, a dónde pertenece. Satura tanto su cuerpo como su mente de estímulos,
come en exceso, se empapa en alcohol, consume drogas, mata las horas frente a la
televisión, se engancha a Internet, al trabajo, al fútbol… a lo que sea para no tener un
segundo libre en el que tal vez un rayo de consciencia le recuerde quién es y en qué se
ha convertido.
Estamos perdidos y necesitamos un camino de vuelta a casa: el Camino del Corazón.
No es un camino fácil. Hay que hacerlo sólo aunque por el camino encuentres buenos
compañeros de viaje con los que compartir unas jornadas. Hay que salirse de las vías
más fáciles y transitadas y aventurarse por senderos escarpados y oscuros bosques.
Hay que desoír los gritos de nuestros doloridos pies que nos piden parar. Hay que estar
atento a las emboscadas y a las sirenas que apostadas junto a los ríos nos cantan
melodías tan dulces a nuestros oídos… Pero cuando llegamos a la meta el paisaje que
se extiende ante nuestra vista es de una belleza tal que nos deja sin aliento, sin
palabras.
Al llegar a la meta comprendes. Comprendes de dónde vienes, a dónde perteneces,
comprendes quién eres. Y entonces y sólo entonces sabes que todo está dentro de ti y
que todo es posible.
Convertirnos en peregrinos del camino del amor nos lleva a un mundo mejor.
INTENCIÓN
Desde muy pequeño me han encantado los libros de viajes y descubrimientos. Llegar a
tierras desconocidas habitadas por gente exótica. Siempre he tenido la pena de que
hoy en día apenas queden lugares inexplorados o tribus por descubrir. Hace unos años
por una de esas “casualidades” de la vida entre en contacto con el yoga y a través del
yoga a un nuevo mundo de descubrimiento interior y mi intuición tanto tiempo
dormida me señalo con total certeza que por fin había encontrado mi camino. Hoy esa
misma intuición-certeza me dice que he llegado al final de una etapa. Como todo final
supondrá el comienzo de un nuevo viaje pero antes de comenzarlo me gustaría
compartir el viaje vivido. Como los antiguos exploradores que se aventuraban en las
zonas en blanco de los mapas para cartografiarlas y facilitar el viaje a los que siguieran
esa misma ruta. Con esa intención os presento mi guía de viaje al corazón.
Te advierto, quien quiera que fueres.
Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza,
que si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas,
tampoco podrás hallarlo fuera.
Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa,
¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias?
En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros.
¡Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses!
Oráculo de Delfos
EL CAMINO DEL CORAZÓN:
GUÍA PARA VIAJEROS
ANTES DE PARTIR
Llevamos muchos años viviendo bajo la dictadura de la razón. Bajo el paraguas de la
razón y la lógica hemos construido el mundo actual, la sociedad en la que vivimos.
Desde la imparable razón nos hemos lanzado a la conquista del mundo, con la idea de
que cuando entendemos algo (según las leyes mecanicistas y el método científico en el
que nos movemos y que se asemeja a un nuevo dios infalible) lo dominamos. Así
hemos enfocado nuestra atención hacia el exterior en un intento de dominar la
naturaleza, de dominar el mundo. Ahondando al mismo tiempo en esa sensación de
separatividad, de no pertenencia. Poniendo cada vez más distancia entre el ser
humano y la naturaleza. Siempre hacia fuera. Desde esta misma razón entendemos el
tiempo como algo lineal, hemos dejado muy atrás la concepción cíclica de la vida y
entendemos que a lo largo de este tiempo tenemos que progresar, mejorar, crecer.
Crecimiento. Hacia arriba. La sociedad actual siempre mira hacia fuera y hacia arriba.
Las catedrales, las sedes de los grandes bancos, de las grandes empresas…dominan el
perfil de nuestras ciudades buscando alcanzar no saben muy bien qué. Crecimiento. La
economía, religión de nuestro tiempo, ha vivido estos últimos años inmersa en el mito
del eterno crecimiento. No hay límites para el ser humano y su tecnología, para el
jinete y su caballo. Cuanto más crezcamos, más tendremos y más felices seremos.
Tener. Cuanto más mejor. Dinero, objetos, relaciones, seguridad, experiencias, títulos,
conocimientos... La tercera pata de la nueva santísima trinidad. Razón-CrecimientoTener. Incluso los círculos espirituales están contagiados de este vocabulario, ni
siquiera ellos se pueden liberar de la influencia de este paradigma dominante. Los
cursos son de crecimiento personal y los asiduos a ellos coleccionan títulos de yoga,
reiki, taichi, aromaterapia, flores de Bach…en un intento de alcanzar el cielo.
Pero parece que estamos reaccionando. Seguramente habrá sido necesario que
lleguemos a apurar hasta el final el vaso de la razón para darnos cuenta de que este
camino evolutivo se ha acabado. Hace ya tiempo oí por primera vez un término que
me sorprendió por la sensación de ruptura con lo anterior, con lo establecido que me
transmitía: decrecimiento. Es un concepto nacido en el ámbito de la ecología. Sostiene
que hemos llegado más allá del límite de nuestro crecimiento (en este caso
económico) y que debemos decrecer. Como cuando un río se desborda y todos
deseamos que vuelva a su cauce. Esas palabras me resonaron a un nivel profundo, más
allá (o mejor más acá) de la economía y la ecología. Tengo la sensación de que hemos
llegado más allá del límite de nuestro crecimiento a través de la razón. Pero lo que
más me llamó la atención fue la imagen que han elegido para simbolizar el
decrecimiento y que he tomado como mía.
En esta época de velocidad, de prisas, de ansia de poder la alternativa es andar el
camino como el
caracol. Humilde. Sin
prisa. La espiral
de
muestra
el
camino a seguir. Hacia
dentro,
a
nuestro mismo centro.
Además
nos
recuerda que vayamos
donde vayamos,
su
estamos
concha
en
nos
casa.
Caminando como el caracol, buscando en nuestro interior, hallaremos aquello que nos
falta y que, aun sin saberlo, llevamos toda la vida buscando fuera de nosotros.
Caminando como el caracol recuperaremos nuestro corazón y él nos mostrará el
camino de vuelta a casa.
PUESTA A PUNTO
Antes de comenzar cualquier viaje lo más importante es poner a punto nuestro
vehículo. Ya he avisado de que este viaje no es un viaje fácil. No es un viaje organizado
con guía que te explica lo que pasa en el exterior de tu autobús con aire acondicionado
y te lleva a los mejores hoteles y tiendas de la zona. Es un viaje a pie, cargando tu
mochila y por terreno desconocido y escabroso. Así que lo primero es preparar tu
cuerpo. Por descontado que puede haber muchos sistemas para hacerlo pero como
esta guía está basada en mi experiencia personal recomiendo el yoga. A continuación
os presento una serie de asanas que practicadas con regularidad (y bajo la supervisión
de un profesor si nunca has practicado antes) abrirán tu corazón al viaje que estás
comenzando.
1. Salabhasana
postura de la Langosta
Acostado en el piso boca abajo
Pierna y pies juntos compactando
caderas.
Brazos atrás, arriba de los glúteos
entrelazo las manos y en la exhalación
abro el pecho y miro al techo
Lleva los hombros hacia atrás. Respira
profundo.
2. Urdhva Danurasana
Variación. El arco.
De salabhasana:
Toma los tobillos con tus manos
mantén los muslos empujando
intensamente al piso.
En cada exhalación empuja los pies en
flexión más hacia atrás.
Haciendo palanca con tus brazos para
abrir más el corazón
3. Urdhva Mukha
Svanasana. Perro
mirando hacia arriba
De salabasana, por tus manos al lado del
pecho con los dedos abiertos viendo
hacia el frente.
Piernas y pies juntos compactando las
caderas.
Empuja las manos hacia el piso
y eleva el pecho llevando los hombros
hacia atrás y abajo en dirección de la
cintura.
Empuja los empeines contra el piso y
eleva las rodillas.
Mantén tu mirada hacia enfrente.
4. Matsyasana. La
postura del Pez.
Variación con ladrillo.
Sentado con las piernas estiradas
posiciona el ladrillo detrás de tu cuerpo
de manera que esté vertical al tronco
calculando que quede al nivel de los
omóplatos.
Flexiona los codos y apoya el tronco en
el bloque.
Apoya la coronilla en el piso, las manos
y los antebrazos presionan el piso.
5. Purvottnasana, la
postura del estiramiento
intenso
De dandasana (la postura del bastón)
Junta las piernas y los pies.
Estira bien tu espalda del coxis a la
coronilla.
Abre los dedos de tus manos y llévalos
detrás de la espalda en dirección a tus
pies.
En una exhalación eleva las caderas,
abre el pecho y empuja las manos desde
los hombros.
Eleva los muslos y mantén los pies
empujando el piso.
Eleva tu mirada.
6. Virabhadrasana I,
variación
Guerrero en media luna
De virabhadrasana I
Flexiona la rodilla derecha y lleva tu
rodilla y tu empeine al piso.
Deja caer las caderas y lleva el peso
hacia el pie derecho.
Mete el coxis.
Eleva tus brazos hacia arriba y llévalos
al nivel de las orejas.
Siente tu intención de entrega.
7. Ustrasana. El camello
Hincado, abre tus piernas al ancho de las
caderas.
Apoya los dedos de los pies en el piso.
Lleva las manos a los glúteos con los
dedos en dirección al piso.
Mete el coxis. Eleva el ombligo al
esternón.
Eleva el pecho y dirige tu mirada hacia
el techo.
Si puedes lleva tus manos a los tobillos.
TU EQUIPAJE
Ahora que tu cuerpo se encuentra preparado hay que fijarse en el equipaje. La primera
regla del viajero es viajar ligero. Aplicando esta sencilla regla aprenderás además a
diferenciar entre los verdaderos viajeros y los simples turistas. Para empezar tienes
que desconectarte. Si permaneces conectado será como si nunca te hubieras movido
del sofá de tu casa. Apaga la tele, desconecta el móvil, no enciendas el portátil, ni
siquiera escuches la radio. No te van a decir nada nuevo y saturan tu mochila de
información innecesaria y que además te llena de ansiedad. Puedes llevar un libro si
prometes no leer de forma compulsiva y abstraerte de lo que pasa a tu alrededor.
Después debes vaciar tu equipaje mental de todo lo aprendido, de todo lo que sabes,
de todos los lugares comunes, de todos los prejuicios, de tus rutinas y necesidades, de
tus enganches y adicciones. Cuando llegas a nuevos lugares tienes que ir sin
expectativas que adulteren tu experiencia. Con mente de principiante. Para ello
deberás comenzar a meditar. Todos los días. Aunque sólo sea un ratito. Tu mente
normalmente revuelta se irá calmando. Aprenderás a reconocer los automatismos que
surgen de tu cerebro, los programas que están cargados en tu cabeza y que te hacen
reaccionar siempre de la misma manera. Inconscientemente. Te darás cuenta de que
eres mucho más que esos programas y comenzarás a reescribirlos de manera
consciente. Desde tu verdadero yo, desde tu corazón. Si quieres llenar tu vaso de
conocimiento, primero tienes que vaciarlo.
COMIENZA A CAMINAR
Sal a la calle. Mézclate con la vida. No encontrarás tu corazón entre cursos y libros. Así
no harás más que acumular y acumular información. Como dice el aforismo yóguico:
“Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría”. Sal a pasear y mantente en
contacto con la naturaleza. Ve al monte, a la playa. Si no puedes vete a un parque. ¿Te
has dado cuenta alguna vez de la cantidad de pájaros que viven en tu ciudad? ¿Te has
fijado como crecen las plantas y las flores en cualquier sitio llenando de verde nuestro
entorno? Con tu mente ya desconectada, abre tus sentidos y conéctalos directamente
al corazón. Práctica la ATENCIÓN PLENA cada vez que camines. Incorpora estos
paseos conscientes a tu vida diaria. Empezarás a ver la vida de otra manera, tal vez
alcances algunos momentos especiales de conexión y tu corazón comenzará a llenarse
de amor.
Pero no siempre hará buen tiempo. Habrá días que el cielo esté oscuro y grandes
nubarrones se ciernan sobre ti. En el camino hacia tu interior aparecerán
inseguridades, miedos, bloqueos, escondidos en lo más recóndito de tu mente que te
paralizarán. No huyas. No abandones el camino. Enfréntalos con valentía. Ve hacia
ellos, allá donde aparezcan y RESPIRA, larga y profundamente. Conscientemente.
Sintiendo la vida penetrar en ti, llegando hasta tus zonas más oscuras y disolviéndolas.
Los bloqueos surgen principalmente por acumulación de tensiones físicas, las
emociones negativas o la actividad descontrolada de los pensamientos. El problema es
que muchas de estas tensiones se acumulan en el diafragma cerrándolo, lo que nos
lleva a realizar una respiración rápida y poco profunda utilizando únicamente la parte
superior de nuestros pulmones que es la más estrecha. Es el tipo de respiración que se
da en personas con ansiedad, inspiraciones cortas y rápidas, boca abierta… y es el tipo
de respiración cada vez más extendida en nuestra sociedad en la que quien más y
quien menos lleva su carga de estrés. Tenemos que volver a aprender a respirar como
los bebés. Si observamos un bebé durmiendo, veremos que cuando inspira el abdomen
se eleva y cuando expira desciende. El pecho permanece pasivo, sin participar. Su
respiración fluye fácilmente, sin tirones, sin cortes, como las olas del mar,
desarrollándose y rompiendo en la playa para luego volver al océano. Esta forma de
respirar, la respiración abdominal, es la forma de respirar innata al ser humano.
http://www.youtube.com/watch?v=Wtf2DmovEFk
DISFRUTA DEL PAISAJE
Olvídate de tus obligaciones, de tus preocupaciones y problemas. No son más que tus
proyecciones en el futuro o recuerdos del pasado. Céntrate en el Presente, en su doble
sentido: en el momento actual y como “regalo o cosa que se da voluntariamente en
señal de agradecimiento o afecto”. La vida es un regalo. Disfrútalo. Para conseguirlo
tienes que ser menos estricto contigo mismo. Hemos nacido en una sociedad que nos
encauza para alcanzar y exigir la perfección, pero ahora nos encontramos en otro
paisaje. El camino del Amor no nos lleva a la perfección sino a la totalidad. Para
caminar por él debes perdonarte y permitirte. Basta ya de fustigarnos en nombre de
una moral impuesta desde el exterior. Basta ya de ahorrar (dinero pero también
emociones) por lo que pueda pasar. Solo existe el ahora. Debes recuperar tu poder
interior y obrar de acuerdo a él. Transforma tu ira, tu miedo y tu tristeza en AMOR.
Rescata al niño que llevas dentro de ti, cólmale de regalos y llévale contigo a todas
partes cuidándole, protegiéndole y respetándole. Conecta con tu creatividad. A tu niño
interior le encanta jugar. Pinta, esculpe, escribe, canta, baila, actúa… y sobre todo RÍE.
El viajero y periodista Lorenzo Pérez-Verdú escribía en un artículo sobre viajes y
educación:”cuando me he desplazado a países pobres y he observado su alegría y su
sonrisa me he dado cuenta de que a menor riqueza material, se halla mayor alegría y
corazón en la gente…Estos pueblos conservan la inocencia y la sabiduría porque viven
en el Ser, mientras que el desarrollo tecnológico y material hace que nosotros vivamos
en el Tener. Nosotros vivimos divorciados de la Naturaleza mientras que ellos viven
inmersos en ella, siguiendo sus ciclos. Son pobres en dinero, pero ricos en tiempo libre
para amar, dedicar tiempo a la amistad y reír. Al visitar estos países y mezclarnos con
estas gentes lo que hace más transformador el viaje es la risa, siempre presente”.
Una forma de conectar con nuestra creatividad que a veces se encuentra bloqueada es
pintar o colorear mandalas. Lo ideal es dibujarlos y pintarlos tú mismo después de una
meditación y en un ambiente tranquilo para que la creatividad brote de nuestro
corazón. También pueden comprarse libros en los que ya aparecen mandalas para
colorear. Personalmente recomiendo los de Ahimsa Lara Rivera aunque hay
muchísimos más.
“Nuestro planeta un gran mandala”
OTRAS GENTES
Una de las cosas que más enriquecen nuestros viajes son las gentes que nos
encontramos por el camino. A estás alturas del viaje nuestro cuerpo estará sano y
fuerte, nuestra mente tranquila y despejada, nuestro paso será ligero y nuestro
corazón estará abierto. Como es un viaje a nuestro centro, las personas con las que
primero nos encontraremos serán las más cercanas. Acércate a ellas con la mirada
renovada. No te relaciones ni con tu pareja, ni con tus padres, ni con tus hermanos, ni
con tu familia, ni con tus amigos. Relaciónate con la persona que hay detrás del rol,
con su verdadero ser. No juzgues. Perdónales y permíteles igual que te has perdonado
y permitido. Conecta desde tu corazón con el niño herido que cada uno de ellos lleva
dentro. Con PACIENCIA, HUMILDAD Y AMOR. Un amor que llegue a todo y a todos.
Un amor que a través de tu Conexión con Todo, te hace consciente de que
Compartimos un mismo camino, te lleva a Conocer al Otro y hace que brote un
sentimiento de Con-pasión infinita que te lleva por fin a Comprender.
“Si tu Zen excluye aunque solo sea a la más
diminuta partícula del Universo, no es Zen”
LA VUELTA A CASA
“Viajar es la experiencia de dejar de ser quien te esfuerzas en llegar a ser para
transformarte en aquello que eres”.
Paulo Coelho
Tras completar tu viaje se consuma una transformación. No eres el mismo que partió.
Regálate una meditación guiada que te acompañe en tu vuelta a casa como ser
renovado:
Respira profundamente e imagina una esfera de luz dorada que gira sobre tu cabeza, la
cual en cada giro se deshace en ondas de energía que te envuelven y te van relajando.
Relajan tu cabeza, limpian tu mente de pensamientos, ablandan los músculos de tu
cara, sueltan la mandíbula, relajan el cuello, la nuca, las cervicales; sueltan los
hombros, relajan la columna vertebral, los brazos, las manos, el pecho, el tronco, los
órganos internos, las piernas, los pies…
Imagina ahora que paseas por un bosque en primavera. Puedes escuchar una sinfonía
de sonidos que te envuelven: el viento meciendo las hojas de los árboles, el canto de los
pájaros, el suave murmullo de un riachuelo. Percibe la fragancia de las flores, de las
plantas aromáticas, de las fresas silvestres. Siente que el bosque está vivo y a tu paso
caminan contigo seres amorosos que no puedes ver pero sí percibir.
Ahora sigue el curso del arroyo, que se sumerge en lo más profundo del bosque.
Llegas a una gruta por la que la corriente de agua se pierde. Al entrar en ella sientes
una gran paz. Una luz fosforescente sale de tu cuerpo iluminando la estancia. En el
centro ves un ascensor transparente, cilíndrico. Lo llamas y las puertas se abren. Entras
y ves que hay 7 pisos hacia abajo. Aprietas el 1, las puertas del ascensor se cierran y
empiezas a descender.
Llegas al piso número 7, una habitación pintada de violeta.
El piso número 6 está pintado de índigo. Bajas más profundo.
El piso número 5 está pintado de azul turquesa.
El piso número 4 está pintado de verde.
El piso número 3 está pintado de amarillo. Más profundo.
El piso número 2 está pintado de naranja. Más y más profundo.
Finalmente llegas al piso número 1, que está pintado de rojo.
Has llegado a tu destino. Las puertas del ascensor se abren y estás en una habitación
roja. Frente al ascensor hay una puerta. Observa cómo es. Te acercas a ella y la
franqueas.
Estás en un inmenso espacio sin límites, en penumbra.
En el centro aparece una larguísima escalera que asciende hasta un gran Sol, tan
luminoso que los últimos escalones se difuminan con su resplandor. Tiene 33 escalones.
Sientes que tu cuerpo se ilumina. Tu corazón se llena de luz. Empiezas a ascender. A
medida que pisas cada peldaño, se ilumina.
En el primer escalón te encuentras con el niño que fuiste. Le coges de la mano y subís
juntos. Siente la alegría de este reencuentro. Uno…, dos…(el niño te reclama que le
escuches y le prestes atención), tres…,cuatro…(deja que caiga todo el peso del
sufrimiento que pasaste en tu infancia), cinco…(el niño empieza a sonreír y subís
jugando), seis…, siete…(el niño te da las gracias; le prometes que siempre le
escucharás, que siempre le protegerás y que en tu vida siempre habrá cabida para el
juego y la risa. Le abrazas. El niño se convierte en energía y se funde en tu corazón.
Sigues subiendo. En el octavo escalón te encuentras con el adolescente que fuiste.
Fíjate cómo estás, qué ropa llevas, si estás alegre, si hay en ti rebeldía o frustración,
miedo…sigues subiendo con él (si no te quiere dar la mano no te preocupes).
Ocho…, nueve… ( el adolescente se queja, no sabe quién es. Está confundido, no sabe si
sigue siendo un niño o ya es un adulto), diez…, once…(deja que caigan las dudas, la
inseguridad, la decepción, el pavor a no ser aceptado ni reconocido por el otro. Libérate
del miedo a hacerte responsable de tu vida), doce…(el adolescente te da la mano
chocando los cinco y te pasa el brazo por el hombro como si fuerais colegas. Sentís que
podéis ser dueños de vuestro poder en el mundo de los adultos sin dejar de ser niños),
trece…, catorce…( os abrazáis y el adolescente se convierte en energía fundiéndose en
tu corazón).
Miras hacia abajo y te das cuenta de todo lo que has ascendido ya. Respiras
profundamente y te liberas del cansancio. Te sientes más liviano y más pleno y
continúas ascendiendo.
Al llegar al decimoquinto te encuentras con el joven que fuiste, eres o serás.
Es la época de los estudios y los primeros trabajos. Estas deliberando sobre como
encauzar tu vida. Es un tiempo dedicado a los primeros amores, a las primeras
relaciones de pareja.
Quince…, dieciséis… (las dudas se reflejan en el rostro del joven:”¿Sigo estudiando o
trabajo?¡Qué agobio depender de mis padres!¡Quiero tener dinero para hacer lo que
me de la gana!¡Quiero irme de casa! Sólo pienso en el sexo ¿Habrá alguien que me
quiera? ¿Triunfaré o fracasaré? ¿Me ganaré la vida haciendo lo que me gusta?”),
diecisiete…,dieciocho…(libérate de tus miedos; el poder reside en ti, tú escribes tu vida.
Rechaza todos los caminos que te lleven a encerrarte en ti, a ser egoísta, y también
aquellos que te conduzcan a perderte, como las drogas o cualquier otra adicción),
diecinueve… (en el rostro del joven se despejan las dudas; sonríe y surge entre vosotros
una complicidad infinita. Os decís el uno al otro:”Tú vales mucho. Llegarás a donde
quieras”), veinte…, veintiuno… (os abrazáis; el joven se transforma en energía y se
funde en tu corazón).
Continúas subiendo, afrontando el siguiente tramo de escalones.
Al llegar al vigésimo segundo, te encuentras cara a cara con el adulto que eres, fuiste o
serás. Es la época de los compromisos; se formalizan las relaciones de pareja y los
trabajos. Se crea el núcleo familiar y pueden llegar los hijos.
Veintidós…, veintitrés… (miras a ese adulto y te das cuenta de que anda encorvado. La
vida le pesa y está lleno de preocupaciones:”¿Llegaré a fin de mes…?La hipoteca, los
colegios de los niños, la VISA… ¿Y ahora qué? ¡Me he acabado convirtiendo en mi
padre/madre! ¿Dónde se quedaron los dorados años de la juventud? ¿Por qué los
malgasté? Me aburre mi pareja, mi trabajo; me aburre la vida. ¿Cómo me he metido en
este callejón sin salida?”), veinticuatro…, veinticinco… (suelta tu aburrimiento y la
inercia que te mantiene muerto en vida como un zombie). Decreta. Tú eres Dios, tú y
sólo tú creas tu realidad. Siempre hay tiempo para ser feliz. Equilibra todas las áreas de
tu vida. Conecta con quien realmente eres, tu verdadero Ser. Apela a tu creatividad,
nunca es tarde.), veintiséis… (el adulto recupera la luz de la juventud perdida. La
empatía entre ambos os hace prever que todo acabará bien), veintisiete…, veintiocho…
(os abrazáis y el adulto se convierte en energía y se funde en tu corazón).
Has llegado al tramo final de la escalera. Te tomas una pausa, orgulloso de todo el
camino recorrido. Miras hacia abajo y aunque parece que es mucho en realidad ha sido
un instante. Quedan muy pocas piedras en la mochila que cargas a tu espalda.
En el vigésimo noveno escalón te encuentras con el anciano que serás. Tómate un
tiempo para visualizarte. Los hijos se independizan, pronto llegarán los nietos y la
jubilación. Tu cuerpo no es el de antes. Es una época de síntesis.
Veintinueve…, treinta… En las arrugas del anciano ves reflejado el peso de toda una
vida. Ha pasado ya el duelo del nido vacío, atrás quedaron la menopausia y la
andropausia. Vino la jubilación y se sintió como un juguete roto, abandonado: “Y ahora
qué hago?” Ha tenido que asimilar que le llamen abuelo. Crió a sus hijos y luego le tocó
criar a sus nietos. Tuvo que renunciar al sexo. Murió su compañero/a. Se nota en sus
ojos la soledad y tristeza. “Ahora me paso la vida en el sofá viendo la tele. Todos mis
amigos se han ido. Estoy lleno de achaques. Y lo peor de todo: me da pánico la
muerte.”
Treinta y uno…(¡suelta todo el dolor, la tristeza, el miedo y la ira que te queden
dentro!,¡todo eso son tus diablos! Recuerda que todo lo vivido lo elegiste tú. Perdónate
y abraza tu sombra. No te enjuicies. Perdona a los demás y no los enjuicies tampoco.
Ellos representaron el papel que tú les diste en tu vida. No estás solo, siempre estás
acompañado. Si aún eres capaza de dar amor hazlo y verás como la vida te lo devuelva.
Nunca es tarde para hacer nuevos amigos e incluso enamorarse. Libera a tu cuerpo de
de todos los pensamientos y emociones negativas. Ha llegado el momento de hacer uso
de tu poder y de entregar tu sabiduría a los demás. Deja de hacerte la víctima y
conecta con el héroe que llevas dentro. No mires tanto al pasado ni te angusties por el
futuro. Vive y disfruta el eterno presente en el que estás. ¿Quién te ha dicho que en la
muerte se acaba todo? La muerte es tan solo un tránsito entre esta ilusión y la
verdadera vida a la que renacerás), treinta y dos…(la alegría renace entre vosotros. El
anciano deja atrás el dolor del pasado y subía los últimos escalones con emoción)…y
¡treinta y tres! (¡¡¡Lo habéis conseguido!!! Os abrazáis y la energía del anciano se funde
en tu corazón, que ahora no cabe en sí de gozo).
Has llegado al final de la escalera. Has conquistado los 33 escalones. Ante ti se abre un
inmenso vacío, pero ya no hay miedo. Todo tu Ser se ha convertido en luz. Saltas sin
vacilar y te sumerges en un inmenso océano de amor. Flotas en ese amor y te sientes
parte de Todo. Conectado con Todo.
Tómate el tiempo que quieras flotando en ese amor. Cuando quieras regresar, vuelve a
la sala roja y toma el ascensor haciendo el proceso inverso: uno, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete y regresa al lugar donde empezaste la meditación. Siente tu cuerpo y
vuelve lentamente. Da las gracias. Ya estás en casa.
UN CUENTO PARA EL CAMINO
El Viajero llegó a lo alto de la última colina y observó el apacible valle que se extendía a
sus pies. Entrecerró sus ojos oteando el pequeño pueblo que bajo él se hallaba y
encontró lo que buscaba, una pequeña e inconfundible casa blanca, con su chimenea
humeante y rodeada de un cuidado huerto. Una cálida sonrisa se dibujó en su rostro,
curtido por el sol y el viento de lugares lejanos con nombres impronunciables. Se volvió
y dirigiéndose a la bella mujer que dentro del carro amamantaba un bebé dijo: - Aquí
esMientras el Viajero descendía con su mujer y su hijo recién nacida hacia la casa en la
que había pasado los primeros años de su vida, no pudo evitar rememorar aquella
lluviosa mañana con apenas 16 años en que, a pesar de los lloros de su madre y la
firme oposición de su padre, decidió abandonar el abrigo de la casa familiar y descubrir
qué había más allá de las colinas.
Su sueño era ser el mejor espadachín del mundo, hacerse rico y famoso y que en su
pueblo le recibieran como un héroe y por ello se dirigió a la Isla de Ikas donde se
encontraba la Universidad de la Espada. Tras varios meses caminando por polvorientos
caminos y con sus escasos ahorros casi desaparecidos llegó ante las impresionantes
puertas de la Universidad. Fueron años duros en los que tuvo que trabajar por las
noches en las cantinas de la populosa ciudad para poder costearse los estudios pero
por fin pudo conseguir su título de espadachín.
Con su flamante título bajo el brazo y la única y vieja espada que pudo permitirse en su
vaina, se encaminó con el corazón contento en busca de emociones y aventuras. Su
destino era el lejano Bosque de Ilun donde se decía que en sus profundidades se
escondía el Último Dragón, que custodiaba en su guarida un tesoro como no había otro
igual. Quien acabara con él, tendría fama y fortuna de por vida. A nuestro Viajero le fue
fácil conseguir un trabajo de guardia en las caravanas de comerciantes y así durante
años, recorrió las más exóticas tierras en su camino hacia el tenebroso Bosque.
Aprendió varias lenguas, amó a bellas mujeres y su bolsa fue llenándose. Era una
buena vida, cómoda y con incontables momentos de placer, pero la insatisfacción
crecía en su interior. Así nunca conseguiría la fama y la riqueza y nunca le recibirían
como a un héroe.
Decidió abandonar su trabajo en las caravanas. Se compró un veloz caballo, una gruesa
capa de viaje y una espada nueva y se dirigió al galope hacia el Bosque. Cabalgaba de
día y por la noche solía descansar junto a una hoguera cerca del camino ya que si
gastaba su dinero en pagar una cama y una cena caliente tendría que parar a trabajar.
Un atardecer, mientras buscaba un lugar protegido para detenerse a descansar, se
topó con un hombre que, en medio de un claro del bosque cercano al camino,
practicaba con su espada. Estaba desnudo de cintura para arriba y por cómo sudaba
parecía que llevaba varias horas practicando. Al ver acercarse al recién llegado, se
volvió y le saludo en su lengua pero con un fuerte acento.
-¿Hacia dónde te diriges, joven amigo?- dijo.
– Al Bosque de Ilun, ¿sabes si aún falta mucho?-¿Eres hábil con la espada?- contestó haciendo caso omiso a la pregunta
- Me gradué en la mejor universidad que existe- dijo el Viajero no sin cierto orgullo.
- Luchemos entonces y si consigues desarmarme te diré como llegar hasta IlunEl Viajero descabalgó, se puso en guardia y atacó al desconocido que con un hábil
movimiento le desarmó. Recogió su espada y volvió a atacarle con idéntico resultado.
Continuaron así hasta que no le quedaron fuerzas para recoger de nuevo la espada.
-Conoces toda la teoría pero te falta mucha práctica-dijo el desconocido.-No puedo
ayudarte porque mi destino se encuentra lejos de aquí, pero si sigues el camino,
encontrarás una gruta en la que vive un anciano que tal vez pueda.- Dicho esto reunió
sus cosas, subió a su montura y partió en dirección contraria. Con la cabeza gacha y
pensando en lo que el extranjero le había dicho, el Viajero montó y con paso cansino
fue en busca de la gruta.
Dentro de la gruta se encontró con un anciano sentado que parecía que le esperaba.
Le dijo lo que le pasaba y el anciano accedió a ayudarle si le obedecía en todo sin
rechistar. El Viajero accedió.
Fueron 7 largos años de práctica, de duro trabajo físico y mental que, además de
convertir al Viajero en un verdadero experto con la espada, fortalecieron su cuerpo y
su espíritu. Al final del séptimo año el anciano le dijo que ya estaba preparado y que
podía continuar su camino. Se separaron con un fuerte abrazo y lágrimas en los ojos.
Apenas 3 días después el Viajero llegó al linde del Bosque de Ilun. Acampó junto a un
enorme árbol que señalaba el inicio del bosque, encendió una hoguera y se durmió
confiando en recuperar fuerzas para la aventura del día siguiente.
Al despertar, con una determinación que surgía desde lo más profundo de su corazón y
haciendo oídos sordos a las advertencias que resonaban en su cabeza, fruto de las
innumerables y terribles historias que había oído acerca del bosque y de lo que les
pasaba a los que se adentraban en él, se internó en la espesura.
Caminó durante días, dirigiéndose al centro mismo del bosque. Los altísimos árboles y
la cerrada vegetación hacían que incluso durante el día apenas penetrara la luz,
confiriendo a todo el paisaje una sensación de irrealidad. En varias ocasiones le
pareció oír la cantarina voz de una joven mujer junto a un riachuelo. También encontró
numerosos árboles cargados de jugosas frutas, pero era tal su determinación que nada
podía desviarle de su camino. Según iba acercándose al centro, la oscuridad iba
haciéndose más espesa y sentía malignas criaturas arrastrándose a su alrededor. Ni
siquiera las punzadas de temor le detuvieron y de repente llegó a un enorme claro,
justo en el centro del bosque, donde se encontró de frente con el Dragón.
La lucha que siguió fue épica y los dos contendientes hicieron uso de todas sus
habilidades y estratagemas. Los ataques del Dragón eran terribles pero el Viajero los
evitaba con habilidad y contraatacaba con fuerza. Al cabo de varias horas el Dragón
empezó a retroceder ante las acometidas del espadachín que tras años de duro
entrenamiento no sentía el cansancio. Tras un nuevo ataque el Viajero consiguió herir
a la criatura que cayó de espaldas. Entonces saltó sobre ella y se dispuso a hundir su
espada en lo más profundo del corazón de la bestia.
En ese momento el Viajero vio el miedo reflejado en los ojos del Dragón. Le embargó
un profundo sentimiento de compasión y, confundido, bajo los brazos y saltó a tierra.
El Dragón se incorporó con dificultad y lentamente se acercó a nuestro protagonista
que pensó que era su final.
Entonces, con una voz profunda y serena la bestia le habló: “Has sido capaz verme con
los ojos del corazón y no con los de la mente y al hacerlo has reconocido mi ser
esencial. Has comprendido que soy tú. Por fin has completado el Camino de la Espada.
Toma ahora este anillo como símbolo del nuevo camino que ahora comienza: el
Camino del Amor.
El Viajero se despertó junto al enorme árbol que señalaba el inicio del bosque y vio que
la hoguera ya estaba apagada. En su cabeza se sucedían imágenes confusas de un
mundo irreal. Entonces vio el anillo que resplandecía en su mano derecha. Sonrió y con
el corazón pleno emprendió el camino de vuelta a casa.
MI VIAJE
Hace 7 años, por una serie de coincidencias, comencé a practicar yoga. Yo no lo sabía
pero empezaba entonces un camino de descubrimiento personal que me ha conducido
hasta donde ahora me encuentro. Estos 9 meses de curso y los 33 temas han sido
como un embarazo y la realización de este proyecto el parto. Siento que he nacido de
nuevo. Por primera vez en mi vida he conectado con mi corazón a la hora de realizar
un trabajo. Sin juzgarme. Sin pasar todo por la rígida censura de la cabeza. Y he
disfrutado. Tal vez el proyecto no sea tan coherente, ordenado ni ajustado a las reglas
como mi parte lógica demandaba, pero me ha brotado desde dentro. Después de
muchos años de viajar por todo el mundo y recoger, creo que el viaje interior me
impulsa a devolver y compartir lo recogido. Tras muchos años encadenado a la razón
me siento conectado con mi fuente de creatividad, con mi corazón. Siento que he
llegado al final de una etapa de mi camino personal y que ante mi se extiende un
mundo nuevo de infinitas posibilidades. El final de un camino no es más que el
principio de otro. Un camino desconocido pero hacia el que me dirijo pleno de
confianza y alegría. ¿Quién sabe lo que nos deparará la vida?
UN REGALO DE MI VIAJE
(Tienes que pulsar Control y hacer click sobre la imagen)