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Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
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UH
HU
Movimiento obrero, lucha sindical,
estructura económica en el Cauca
U
social
y
Fernando Dorado
Dirigente Social
Históricamente el departamento del Cauca ha tenido escaso desarrollo industrial.
Hasta 1970, el 85% de la población habitaba en zonas rurales. Su economía era
de subsistencia basada en la agricultura, minería, pesca y otras actividades
artesanales. Se mantenía una estructura productiva de tipo colonial, subsistían
relaciones sociales y políticas basadas en la servidumbre, y el impacto del
capitalismo era apenas visible.
La racionalidad económica predominante era de carácter “señorial”. Tener tierras y
campesinos aparceros, atesorar riquezas y portar un apellido aristócrata, era el
ideal de los grandes terratenientes del Cauca. El trabajo físico y la inversión en la
industria eran percibidos como algo ordinario y de “gente baja”. La construcción de
infraestructura energética, vías y comunicaciones, era apenas incipiente. La
aparición de la clase obrera era algo excepcional. Popayán era una pequeña
ciudad con aproximadamente 30.000 habitantes.
El Norte del Cauca, el valle geográfico del río Cauca, era la única zona impactada
por la economía capitalista. El bloqueo de los EE.UU. a la revolución cubana
(1959) causó el auge de la industria azucarera. Coincide con el fomento de
cultivos industrializados de soya, millo, maíz, sorgo y arroz como parte de la
llamada “revolución verde”. Los EE.UU. están a la ofensiva en el mundo, se crean
los “cuerpos de paz”, aparece el Centro Internacional de Agricultura Tropical CIAT - en Palmira, las universidades abren facultades de agronomía y veterinaria,
y la industria de producción de alimentos tuvo un relativo auge. La metrópoli
imperial, a través de la CEPAL1, aplicó la teoría económica de la sustitución de
importaciones y un capitalismo dependiente avanzó en algunas regiones de
Colombia.
Ya desde los años 50 se había iniciado la expropiación de los campesinos negros,
quienes habitaban las mejores tierras de los valles del río Palo, La Vieja y
Desbaratado - afluentes del Cauca -. Es importante recordar que al terminar la
esclavitud en la segunda mitad del siglo XIX, los campesinos afrodescendientes
crearon una fuerte economía campesina, que le dio vida a Puerto Tejada (1913).
1
CEPAL: Comisión Económica para América Latina de la OEA, creada en 1959.
Gran cantidad de productos agrícolas, especialmente cacao, café, ganado y
frutales salían por el río hacia Cali. Desde Puerto Mallarino (hoy un barrio de Cali),
por ferrocarril, vía Buenaventura, se exportaba el cacao hacia los EE.UU. En ese
puerto fluvial se fundó en 1927 la segunda sede de la Unión Sindical Obrera que
agrupó a los “braceros” del río (cargadores de barcos).2
La multinacional Smurfit con el nombre de Cartón Colombia inicia su presencia en
la región durante los años 60 con cultivos industriales de tipo agroforestal (pino y
eucalipto) en la parte montañosa de los municipios de Toribío y Buenos Aires, al
norte del departamento. Las pocas empresas instaladas en Popayán eran:
Industrias Puracé del Grupo Enka-Celanese, Empaques del Cauca, la Industria
Licorera y una factoría de libros del Grupo Carvajal. La mayoría de los pobladores
eran comerciantes, artesanos, albañiles, servidores del Estado, y otros
trabajadores que desempeñaban labores de servidumbre en las haciendas y
mansiones de la aristocracia payanesa.
El resto de la población caucana eran campesinos (indígenas, afrodescendientes y
mestizos), atados a las haciendas latifundistas. Éstas acaparaban las mejores
tierras en la cordillera central, Valle del Patía, norte del Cauca y algunos
municipios cercanos a la capital caucana, heredadas de los encomenderos desde
la época de la colonia. En otras zonas del departamento existía una economía
parcelaria de subsistencia basada en cultivos de pancoger y café tradicional
(arábigo, borbón) sobre una estructura de propiedad de la tierra menos
concentrada. En las zonas frías subsistían cultivos de trigo, papa y cebolla.
A fin de contar con mano de obra cautiva y una clientela política manejable, y
como una estrategia de control y defensa territorial, los grandes terratenientes
entregaron – durante el siglo XX - tierras a campesinos mestizos no ligados a las
comunidades nativas.3 En algunas regiones los resguardos indígenas subsistían a
la presión de colonos y terratenientes. También permanecían amplias zonas
apartadas en la Costa Pacífica y en la Bota Caucana, donde comunidades negras
e indígenas se habían asentado.
La actividad sindical tenía un carácter más de gremio artesanal que de movimiento
obrero. En el norte del Cauca los trabajadores de los ingenios y corteros de caña
de azúcar empezaban a sumarse al proceso de organización que impulsó el
proletariado cañero durante la década de los años 80, que tuvo sus centros
principales en el Valle del Cauca (ingenios Providencia, Manuelita y Río Paila). En
el Cauca las condiciones para la actividad sindical eran muy difíciles. Los dueños
de pequeños ingenios como La Cabaña, Bengala, Argentina y El Naranjal,
sobreexplotaban a cientos jornaleros de origen campesino. Los núcleos de
organización obrera eran clandestinos dado que eran reprimidos en forma brutal.
2
En la fundación de la USO en Puerto Tejada hizo presencia María Cano, Ignacio Torres Giraldo, Manuel Quintín Lame
y otros importantes dirigentes de la CNT y del PSR.
3
La mayor parte de la población mestiza del Cauca es de origen “yanacona”. Fue población desplazada por
los españoles durante la época de la conquista y traída desde regiones de Perú y Ecuador.
En 1973 se produce la primera huelga en las minas de azufre de Puracé. Los
mineros indígenas apoyaron la exigencia de los cabildos de una indemnización
económica por contaminación ambiental de sus tierras. El respaldo de
organizaciones como la ANUC y el CRIC, y una amplia solidaridad a nivel nacional
determinaron el contundente triunfo obtenido. Ello estimuló a los trabajadores y a
la dirigencia de la Federación de Trabajadores del Cauca, filial de la CTC, que en
coordinación con sindicatos de Zipaquirá, convocaron un encuentro nacional
sindical (1978) que contribuyó en forma notable con el proceso de unidad de los
trabajadores colombianos y la fundación de la Central Unitaria de Trabajadores
CUT en 1980.
En la siguiente década el sindicato de maestros estatales ASOINCA se fortalece y
desarrolla una importante lucha contra la política de los “mapas educativos”.
Coincide con la ocurrencia del terremoto de Popayán (1983). Avanzan las luchas
indígenas y campesinas por la recuperación de tierras, se presentan las
movilizaciones de las comunidades afectadas por la construcción del embalse de
La Salvajina (1984-1986) y se van acumulando las fuerzas para las grandes
movilizaciones sociales que se inician con el gran Paro de Rosas (1991) hasta el
levantamiento masivo de 1999, pasando por decenas de bloqueos de la carretera
panamericana, tomas de oficinas de entidades públicas y diversas formas de lucha
como paros cívicos realizados a lo largo y ancho del departamento. El movimiento
sindical de los trabajadores estatales que lentamente se había organizado,
principalmente del sector educativo y de la salud, jugó un papel importante de
solidaridad y apoyo a esas luchas.
La situación actual
A lo largo de las últimas 4 décadas se han producido cambios importantes en la
estructura de la propiedad de la tierra por efecto de la recuperación de territorio
por parte de las comunidades indígenas, especialmente en la cordillera central. La
mayoría de terratenientes fueron expropiados por la lucha indígena y campesina
con la intervención obligada del INCORA4, a excepción de zonas cercanas a
Popayán, valle del Patía y el norte del Cauca, que mantienen una estructura
monopólica de la tenencia de la tierra.
El desarrollo capitalista en el campo ha sido impulsado en lo fundamental por
pequeños y medianos productores. Hoy existen 79.000 caficultores y 11.000
paneleros, con cultivos medianamente tecnificados pero con áreas en promedio no
mayores a una hectárea. Esta economía ha convivido con la presencia de cultivos
de uso ilícito (coca y amapola) que desde los años 80 han tenido presencia en la
región, con todos los problemas de ilegalidad, descomposición del tejido social,
violencia, represión y fumigaciones que se intercalan con períodos de auge y
bonanza económica. Se calcula que hoy más de 200.000 personas son jornaleros
agrícolas estacionales en cultivos de café, caña, papa, tomate, ganadería y
cultivos de coca.
4
INCORA: Instituto Nacional de la Reforma Agraria, liquidado en . Fue reemplazado por el INCODER.
En el norte la situación de la producción de caña de azúcar ha cambiado en grado
sumo. La tecnificación de las plantas de producción y el desarrollo de nuevas
formas de trabajo después de la reestructuración post-fordista (1980) les permitió
a los empresarios acabar con los procesos de organización obrera. Primero
utilizaron los contratos de 7 semanas, después parcelaron las haciendas y
utilizaron intermediarios (llamados colonos). Ahora utilizan las CTAs para no
asumir la contratación directa y desconocer los derechos laborales. Además, han
conseguido separar a los trabajadores industriales, quienes tienen mentalidad de
“empleados”, de los obreros “corteros” de caña y demás trabajadores del campo.
Desde hace 20 años el grupo de Ardila Lülle, se apropió del Ingenio del Cauca,
llamado “Incauca”, absorbió a otras ingenios más pequeños y se convirtió en la
empresa cañera más poderosa de la región. Sobrevive a su lado el ingenio La
Cabaña. Actualmente los trabajadores caucanos vinculados a los ingenios
azucareros son: 1.600 a La Cabaña, 1.100 a Incauca, y 250 a Castilla, María Luisa
y otros. El principal sindicato es Sinalcorteros que cuenta con más de 1.400
trabajadores sindicalizados en Incauca. En el Ingenio La Cabaña, al igual que en
todos los ingenios del Valle y del Cauca existen sindicatos de base con
trabajadores de la planta industrial pero controlados en forma absoluta por los
empresarios. A pesar de ello, los trabajadores resisten. Han desarrollado desde
2003 importantes luchas y el año pasado (2008), la totalidad de los corteros de
Incauca participaron en el paro de 58 días.
Por otro lado las transnacionales han fortalecido su presencia en la región.
Smurfit-Kapa amplió su frontera forestal y trasladó los cultivos del norte del
departamento a municipios del centro y occidente debido a la resistencia territorial
indígena. Hoy es un factor de poder en el departamento con aproximadamente
35.000 has de cultivos de pino y eucalipto. Cuenta con 1.800 trabajadores directos
e indirectos dedicados a la siembra, cosecha y transporte de la madera que
alimenta la factoría de papel de Yumbo en el Valle del Cauca. El sistema de
contratación utilizado es el de las Cooperativas de Trabajo Asociado CTA, lo cual
ha impedido la organización sindical de los asalariados rurales vinculados a esa
industria.
Unión Fenosa, transnacional española, es la principal accionista de la Empresa de
Energía del Pacífico EPSA, propietaria de la represa de la Salvajina. Anglo Gold
Ashanti tiene concesiones mineras en 13 municipios. Empresas extranjeras en
alianza con el gobierno colombiano vienen instalando proyectos de cultivos de
caña y palma africana para agrocombustibles en la Costa Pacífica, al igual que ha
sucedido en el norte del Cauca. La biodiversidad del Macizo Colombiano está en
la mira de diversas empresas. El carbón de la cordillera occidental está en plena
explotación y las empresas de servicios públicos han empezado a ser
privatizadas. Las grandes cadenas de almacenes Carrefur, Éxito y Olímpica se
han posicionado en el mercado, implementando las condiciones más precarias de
vinculación laboral.
Hoy el departamento del Cauca cuenta con un millón y medio de habitantes, a
pesar de la migración hacia Cali, en donde se calcula que viven más de 350.000
caucanos. Han llegado al Cauca grandes contingentes de familias desplazadas de
Nariño, Putumayo, Huila y Caquetá. El 60% de la población está vinculada a la
economía informal, mototaxismo, ventas ambulantes, economía cocalera,
jornaleros agrícolas, y otras formas de rebusque. Las entidades y empresas del
Estado, la pequeña y mediana industria, las artesanías y el comercio emplean el
resto de la población. El desempleo supera los 13 puntos. Los centros urbanos
han crecido invirtiéndose la ecuación a 65% urbana y 35% rural: Popayán tiene
300.000 habitantes, Santander de Quilichao 80.000 y Puerto Tejada 45.000.
El movimiento sindical
El nivel de sindicalización en el Cauca es mínimo. Hasta hace 4 años los dos
sindicatos más importantes eran Asoinca y Anthoc. El primero es la organización
de los educadores con 8.300 afiliados y el segundo de los trabajadores de la
salud, hoy casi desaparecido. Este sector fue liquidado por el anterior gobernador
Chaux Mosquera. De estar agrupado en la Dirección Departamental, fue
desmantelado en 11 Empresas Sociales del Estado, y todos los trabajadores
fueron liquidados. Hoy la totalidad de los trabajadores de las ESES están
contratados por medio de CTAS.
El sistema de oferentes y el desestímulo a la educación pública viene debilitando
el sector educativo. Después de la movilización social de 1999, en la que participó
activamente Asoinca, la dirección sindical se ha aislado del conjunto del
movimiento sindical y social, así como de las orientaciones de FECODE y la CUT.
No enfrenta la política oficial, la defensa de la educación pública es un decir,
haciéndose conveniente con la corrupción administrativa en el ámbito regional y
local. Numerosos maestros de todos los municipios – especialmente del Norte del
Cauca – se muestras insatisfechos y han venido organizando un nuevo sindicato.
Las factorías de Empaques del Cauca (fique) e Industrias Puracé (minas de
azufre) sufrieron el impacto de la apertura económica en la década de los 90, y
hoy están a cargo de los mismos trabajadores, después de haber quebrado en
manos de empresarios privados. Una completa reestructuración implicó la
reducción de personal. El resto de sindicalizados en el Cauca son trabajadores de
empresas y entidades estatales como la Industria Licorera, Lotería, Sena, ICBF,
Universidad, empleados de la gobernación y alcaldía, algunas empresas de
servicios públicos (acueducto, teléfonos), sector judicial, y sector eléctrico. Los
jornaleros agrícolas vienen vinculándose a Fensuagro y los corteros de caña en el
norte del Cauca se organizan alrededor de Sinalcorteros y el Movimiento 14 de
Junio.
El impacto de las políticas neoliberales y la ofensiva anti-sindical lanzada por el
gobierno de Uribe ha hecho mella en las organizaciones sindicales. Una de las
experiencias más negativas es la encabezada por el anterior presidente de
Sintraelecol, Alex Ortiz, quien propició la renuncia a la convención colectiva de los
trabajadores de la empresa Cedelca S.A., la entrega a un operador privado de la
distribución y comercialización de la energía eléctrica, hoy en manos de la
Compañía Electrificadora del Cauca CEC. Además, en acuerdo con el gobierno de
Uribe lanzaron la propuesta del “sindicalismo propositivo”, que cuenta con el
apoyo de los empresarios y la cúpula oficial. Hoy enfrenta el cuestionamiento
ciudadano dado el pasmoso y rápido fracaso de la empresa contratada.
La CUT es la federación sindical más fuerte con 16.300 afiliados, seguida por la
CGT con 900 trabajadores afiliados y la UTC con 300, de sectores informales. A
corto y mediano plazo se avizora que el proletariado agrícola (“corteros” de caña y
otros jornaleros del campo), los mineros y los trabajadores de los servicios, van a
protagonizar nuevos procesos de organización y lucha sindical, seguramente con
una visión más política y ligados al movimiento social agrario, como respuesta a la
ofensiva neoliberal que los obliga a levantar reivindicaciones más integrales para
enfrentar la grave situación laboral y económica que vive el país y la región.