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Zonas Áridas 15(2): 361–373
ISSN 1013-445X (Versión impresa) ISSN 1814-8921 (Versión electrónica)
© Centro de Investigaciones de Zonas Áridas
Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima - Perú
Ciencia y desertificación en América Latina
Artículo de Revisión
Análisis de la metodología aplicada para medir
vulnerabilidad de tierras desertificadas frente
al cambio climático
Guillermo Dascal
División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de CEPAL Comisión Económica para América
Latina y el Caribe.
Para correspondencia. E-mail: [email protected]
Recibido: 26 de Noviembre 2013
Aceptado: 3 de Marzo 2014
RESUMEN
Este documento analiza la metodología utilizada en un estudio desarrollado en el marco del
proyecto conjunto CEPAL/Mecanismo Mundial de Valoración económica de la degradación
de tierras, acerca de la vulnerabilidad de las tierras degradadas y desertificadas ante escenarios
de cambio climático en cinco países de la región: Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú.
Para este fin, se analizaron una serie de indicadores climáticos y se proyectaron hasta el año 2100
el índice de aridez, el número de meses secos, el índice de concentración de precipitaciones y
el índice de intensidad de precipitaciones (Fournier Modificado). Se midieron las superficies
de las tierras degradadas y desertificadas afectadas por dichos indicadores en la actualidad y se
analizó su evolución en el futuro. Como resultado se reconoce que, a pesar de las limitaciones
en la data y la metodología aplicada, este estudio permitió reconocer tendencias en cuanto a
qué zonas desertificadas de los países estudiados se verían afectadas por el cambio climático,
principalmente a consecuencia del incremento del número de meses con un balance hídrico
negativo o bien con precipitaciones más concentradas, y dónde tendría lugar un aumento de
la superficie con niveles de aridez mayores, lo que generaría impactos económicos negativos
relevantes.
Palabras claves: desertificación, cambio climático, América Latina, vulnerabilidad.
ABSTRACT
This document analyzes the methodology applied in a research work conducted in the
framework of the joint ECLAC / GM Project of Economic valuation of land degradation in
Latin America and the Caribbean, about the vulnerability of degraded and desertified areas
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Abraham et al.
facing climate change scenarios in five countries of the region: Argentina, Chile, Colombia,
Paraguay and Peru. A series of climatic indicators were analyzed and projected to the year
2100: the aridity index, the number of dry months, the concentration index of rainfall and
rainfall intensity index (Fournier, modified). Surfaces of degraded and desertified lands affected
by such indicators were measured at present and analyzed their evolution in the future. As a
conclusion it is shown that despite limitations in the data and methodology used, this study
helped to identify trends in desertified and degraded areas in the considered countries which
would be seriously affected by climate change, mainly due to the increase in the number of
months with a negative water balance or with more concentrated rainfall, and which area
with higher levels of aridity would also increase, which would generate significant negative
economic impacts.
Key words: desertification, climate change, Latin America, vulnerability.
INTRODUCCIÓN
Si bien existen estudios y estimaciones que analizan en qué medida la degradación de tierras,
la deforestación, las prácticas agrícolas inapropiadas y el cambio de uso de suelo generan gases
de efecto invernadero, contribuyendo al calentamiento global, no existen antecedentes de
investigaciones que se preguntan acerca de cómo se espera que el cambio climático afecte las
tierras degradadas o en proceso de degradación, al menos en la región de América Latina y el
Caribe.
Ya desde su definición existe un primer vínculo entre clima y desertificación. En efecto, la
UNCCD en el artículo 1 del texto de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra
la Desertificación, especifica que las tierras desertificadas son las tierras degradadas que se
localizan en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Por lo tanto, para comenzar, conocer
si estas zonas se van a expandir o reducir, a través del índice de aridez, nos puede dar una
primera idea acerca de la posible evolución de las áreas donde podríamos encontrar tierras
degradadas.
Pero la interrelación entre clima y desertificación es compleja y solo conocida parcialmente
(Williams, 2001). Las precipitaciones aparecen como el elemento del clima de mayor
relevancia para considerarlo en el análisis de esta interrelación (Sivakumar & Ndiang’iu, 2007),
debiéndolo estudiar a diferentes escalas, desde la anual hasta la escala del minuto (Stroonsijder,
2007). No obstante, este análisis se ve complejizado más aún debido a que dicha relación
depende de las características particulares de cada ecosistema (Pickup, 1998).
El trabajo que se expone en este artículo constituye básicamente un análisis y evaluación del
ejercicio de proyección de algunos de los elementos del clima sobre las superficies desertificadas
para reconocer así su vulnerabilidad frente al cambio climático. Específicamente, y a efectos de
este estudio, entenderemos que una tierra desertificada es vulnerable al cambio climático si: (a)
se incrementa su aridez, (b) sus precipitaciones se distribuyen en el año en forma más irregular,
(c) las lluvias son más intensas o (d) el número de meses secos (déficit hídrico mensual) se ve
incrementado. Para su análisis, hemos seleccionado y adaptado algunos de los indicadores
que CAZALAC elaboró para el estudio de las zonas áridas de la región y aplicarlos sobre
los mapas de desertificación de los países escogidos (CAZALAC, 2006). Dichos indicadores
fueron aplicados en los casos de Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú.
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Análisis de la metodología aplicada para medir vulnerabilidad
de tierras desertificadas frente al cambio climático
MATERIALES Y MÉTODOS
La información requerida para el desarrollo de este estudio se relaciona con la cartografía de la
desertificación y la cartografía y data del cambio climático. Para la consideración de la vulnerabilidad
de las áreas desertificadas se aplicaron varias fórmulas, las que se describen a continuación:
Cartografía de la desertificación
Respecto del primer punto, se ha hecho un relevamiento de la cartografía existente y disponible
en la región, constatando que son pocos los países que cuentan con mapas actualizados y
validados de la desertificación, situación que no es particular de América Latina sino que
también se repite en las otras regiones. Finalmente se optó por realizar el estudio en los
siguientes países:
1. Argentina: cuenta con un mapa actualizado, desarrollado en el marco del proyecto
internacional “Evaluación de la degradación del suelo en zonas áridas” (conocido también
por sus siglas inglesas “LADA”) y con el apoyo de la FAO (Secretaría del Ambiente y
Desarrollo Sostenible, 2011).
2. Chile: ha desarrollado un mapa preliminar de desertificación elaborado por la Corporación
Nacional Forestal en 1992, actualizado en 2005. Define niveles de degradación a nivel de
comunas (Soto, 1999).
3. Colombia: cuenta con un mapa de desertificación producido por el Ministerio de Medio
Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia. Véase Dascal (2012).
4. Perú: cuenta con un mapa preliminar. En el marco del programa conjunto de la CEPAL
y el Mecanismo Mundial “Valoración económica de la degradación de las tierras ante
escenarios alternativos de cambio climático”, y con el apoyo del Ministerio del Ambiente
(MINAM) del Perú se actualizó y afinó, en base a la cartografía disponible y con el apoyo
de especialistas locales expertos en desertificación, un Mapa de Degradación de Tierras
(2011). Véase Dascal (2012).
5. Paraguay: En el marco del programa citado precedentemente y con el apoyo de especialistas
locales expertos en desertificación, se produjo un Mapa de Degradación de Tierras (2010).
Véase Dascal (2012).
Cartografía y data del cambio climático
En cuanto al cambio climático, se utilizó el modelo PRECIS, elaborado por el Centro Hadley
para Investigación y Predicciones Climáticas del Reino Unido (Hadley Centre, 2004), el que
fue adaptado y transformado en una resolución espacial de 50 km por el Instituto Nacional de
Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués) (Chou et al., 2011). Como
línea de base, se tomó el escenario climático B2, por el hecho de reflejar más apropiadamente la
situación actual que otros escenarios, mientras que para las proyecciones se tomó el escenario A2
establecido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en
inglés), por ser el escenario de emisiones más altas (CEPAL, 2009).
Por otra parte, si bien existen antecedentes de trabajos con datos de la realidad en la región
(Mendelsohn et al., 2009), tras un pormenorizado análisis se optó por considerar como línea
de base la información del modelo PRECIS en atención a las consideraciones siguientes:
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G. Dascal
Cabe mencionar que los datos de la realidad, obtenidos a través de estaciones meteorológicas,
en algunos casos pueden ser poco confiables. En algunos países existen pocas estaciones
con mucho tiempo de medición continua. Y generalmente, en las zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas no hay estaciones meteorológicas debido a que, por razones económicas y
vinculadas a procesos agroproductivos, los países prefieren instalarlas en aquellas zonas donde
la información suministrada posee mayor valor agregado.
Esta lógica de trabajar como línea de base con el escenario b2 (promedio 2001-2008) fue
validada al comparar las temperaturas mínimas, máximas y precipitaciones mensuales de
dicho período con los datos del escenario b2 para unas coordenadas medidas por PRECIS
que coincidían con una estación meteorológica de Paraguay. Al respecto, cabe mencionar que
no ha sido fácil encontrar estaciones meteorológicas que coincidan con puntos medidos por
PRECIS. Para esta validación se tomó el caso de Paraguay, escogido por su superficie plana
con escasas ondulaciones y solo se pudo encontrar un punto de coincidencia, que corresponde
al aeropuerto de Asunción. El ejercicio de validación se puede encontrar en Dascal (2012).
Vulnerabilidad de las áreas desertificadas
Hemos establecido como hipótesis de trabajo que se considera que un área degradada es
vulnerable si al proyectar elementos del cambio climático se genera una mayor exposición a
condiciones climáticas desfavorables que afectan su productividad biológica y/o económica.
Conforme a esta hipótesis, las tierras desertificadas o degradadas pueden resultar afectadas por
el cambio climático principalmente por efecto de los factores siguientes:
1. El número de meses en que el balance hídrico es negativo. Las zonas desertificadas o
degradadas serán más vulnerables cuanto mayor sea el número máximo de meses definidos
como secos;
2. La evolución del índice de aridez. La “aridificación” de tierras degradadas las hace más
vulnerables;
3. La concentración de las precipitaciones. Se verán afectadas negativamente las tierras
desertificadas o degradadas en las que se registre una distribución más estacional de las
precipitaciones; y
4. La intensidad de las precipitaciones. Unas precipitaciones más intensas generan procesos
más erosivos, por lo que causan una mayor degradación de las tierras o desertificación.
Existen otros factores que inciden en los procesos de desertificación y degradación de las
tierras, como los cambios en las temperaturas mínimas, máximas o medias (dependiendo de
los ecosistemas), así como las precipitaciones y su volumen y distribución, la humedad relativa
o los vientos. No obstante, se ha preferido seleccionar los cuatro factores citados más arriba
por su efecto directo en la cubierta vegetal. De acuerdo a resultados alcanzados en reuniones
internas de trabajo con expertos en materia agrícola y de suelos de CEPAL, se considera que los
ecosistemas (dependiendo, evidentemente, de las características y la intensidad de los procesos,
así como de los ecosistemas de que se trate) podrían soportar más fácilmente los cambios
graduales en la temperatura, la humedad relativa o las precipitaciones que las modificaciones
en los balances hídricos o en la intensidad y la concentración de las precipitaciones.
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Análisis de la metodología aplicada para medir vulnerabilidad
de tierras desertificadas frente al cambio climático
Fórmulas y procedimientos de aplicación
Las fórmulas para medir los indicadores seleccionados son las siguientes:
1. Índice de concentración de las precipitaciones (ICP) (Olivier, 1980)
es precipitación mensual (en milímetros) y
es precipitación anual (en milímetros).
Los resultados de su aplicación son clasificados en 5 grupos: uniforme, moderadamente
estacional, estacional, altamente irregular, irregular.
2. Índice de Fournier modificado (IFM) o índice de agresividad climática (Arnoldus, 1980)
es precipitación mensual (en milímetros) y es precipitación anual (en milímetros)
Los resultados de su aplicación son clasificados en 5 categorías.
3. Índice de aridez (PNUMA, 1997)
es precipitación media del período (en milímetros) y
es evapotranspiración de
referencia del período (en milímetros).
Los resultados de su aplicación son clasificados en categorías que van de hiperáridas
(relación entre precipitaciones y evapotranspiración menor a 0,05) a húmedas (relación
entre ambos parámetros mayor a 1).
4. Índice de número de meses secos (CAZALAC, 2006)
LPd= P < 0.5 ET0
LPd es la longitud del período con déficit de agua y ET0 es la evapotranspiración de
referencia del período. Los resultados se clasifican según el número de meses secos al año
(de 1 a 12 meses / año).
El procedimiento metodológico aplicado ha sido el siguiente: 1) elaboración de cuatro
indicadores climáticos sobre la base de la información del modelo PRECIS para la línea
de base y los períodos proyectados; 2) cartografía de los cuatro indicadores en la línea
de base y en los períodos proyectados utilizando ArcGIS; 3) elaboración de mapas de
desertificación/degradación; 4) superposición de los mapas de los indicadores climáticos
y de desertificación; 5) medición de las superficies afectadas por los cuatro indicadores
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G. Dascal
climáticos en la línea de base y los períodos proyectados en las zonas desertificadas/
degradadas; y 6) análisis de la evolución de las superficies afectadas con arreglo a los
indicadores en las zonas desertificadas/degradadas.
RESULTADOS
El estudio permitió detectar que en términos generales, en los países estudiados, salvo algunos
casos particulares, las áreas desertificadas y degradadas se verían afectadas por el cambio
climático, principalmente por el incremento de meses con balance hídrico negativo, o bien
con precipitaciones más concentradas y/o crecimiento de la superficie con mayores niveles de
aridez, si consideramos los cambios climáticos que acontecerían entre los períodos 2001-08 al
2096-2100, tomando en cuenta el escenario A2 determinado por el IPCC.
Esta situación generaría una mayor vulnerabilidad en las tierras de Chile, Perú, Paraguay y
Colombia, pudiendo comprometer la cobertura vegetal de los suelos, incrementando procesos
erosivos y por ende la degradación de las tierras y la desertificación. Aplicando la metodología
y procedimientos descritos en el capítulo correspondiente, se han obtenido los siguientes
resultados para cada uno de los países estudiados.
En Argentina, las tierras secas recibirían precipitaciones distribuidas anualmente en forma
más homogénea. Es así que en el período 2096-2100 el 48% de las tierras secas tendría lluvias
uniformemente repartidas en el año, contra el 26% en 2001-2008 (Figura 1). No se esperaría
cambios significativos en la intensidad de las precipitaciones. En el estudio a nivel local
realizado en las provincias de Mendoza y Catamarca, no se aprecian cambios en los niveles
de aridez. En cuanto a los meses en donde el balance hídrico es negativo (meses “secos”), en
Catamarca se evidenciaría una reducción de situaciones extremas en 2096-2100 mientras que
en Mendoza se incrementaría la superficie con mayor número de meses secos.
En Chile las áreas más gravemente desertificadas (nivel “grave”) verían expuestas sus tierras a
precipitaciones concentradas en menos meses al año. En efecto, durante 2096-2100, 49.35% de
su superficie presentaría precipitaciones estacionales, mientras que para la línea de base, 20012008 la superficie expuesta a esa situación era inexistente (0%) (Cuadro 1). Las precipitaciones
mantendrían un nivel semejante en cuanto a su intensidad, mientras que los niveles de aridez
sufrirían cambios: las zonas de nivel grave de desertificación correspondientes a zonas áridas y
semiáridas, pasarían del 47.02% en 2001-2008 a 63.31% en 2096-2100 (Cuadro 2).
En Colombia, sin considerar la península de Guajira, que queda fuera del área cubierta por
la data climática, las áreas desertificadas que en 2001-08 contaban con solo 1 mes de balance
hídrico negativo (95.63%, casi la totalidad de las áreas desertificadas), quedarían reducidas a
la mitad (46.45%) en 2096-2100, incrementándose como consecuencia de este proceso, las
áreas con 2, 3 y 4 meses secos. En el mismo período, la superficie definida con nivel uniforme
de concentración de precipitaciones se reduciría significativamente, pasando del 99.45 % en
2001-08 a sólo 42.62 % en el último período analizado.
En Paraguay, el número de meses secos afectaría en 2100 una mayor superficie del país.
Mientras que en el promedio 2001-2008 el 99,30 % tiene hasta 1 mes seco al año, se espera
que dicha superficie disminuya al 31.37% para el 2096-2100 (Figura 3). Del mismo modo,
las precipitaciones estarían más concentradas. Mientras que para el promedio 2001-2008 las
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Análisis de la metodología aplicada para medir vulnerabilidad
de tierras desertificadas frente al cambio climático
precipitaciones uniformes (todo el año) cubren el 93.85 % del territorio nacional, para el
período 2096-2100, dicha proporción se reduciría al 22.93%.
En Perú, las regiones consideradas de mayor nivel de degradación de tierras verían expuestos
sus suelos a mayores períodos de déficit hídrico, como consecuencia del cambio climático,
generando mayores pérdidas biológicas y económicas.
Las precipitaciones se concentrarían en pocos meses. Mientras que en el período 2001-2008
un 68.25 % de la superficie ocupada por regiones con alto nivel de degradación de tierras
recibiría precipitaciones en forma uniforme, este porcentaje se reduciría a un 14.38 % en el
período 2096 – 2100 (Figura 3).
DISCUSIÓN
En primer lugar, se desea destacar que aplicar una hipótesis, metodología y procedimientos
unificados para una región tan diversa, compuesta por ecosistemas muy diferentes entre sí y
antropizados por diversos grupos humanos, con distintas lógicas e intereses presenta cierta
complejidad. Por un lado ecosistemas diversos, y por el otro, prácticas de muy diverso tipo que
generan desertificación y que son percibidas en forma diferente por los técnicos y productores
de los países que conforman la región.
En este contexto, ¿qué indicadores hay que utilizar que abarquen esta realidad tan diversa? En
ese sentido, la idea de optar por indicadores compuestos, que sean pertinentes para el estudio
de la tierra y los suelos cobra sentido. El índice de aridez es el que oficialmente UNCCD
emplea para identificar las tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas, por lo que utilizarlo
para ver su proyección hacia el futuro es un buen punto de partida para analizar la evolución
de las tierras definidas como degradadas. Por otro lado, las proyecciones de precipitaciones
presentan niveles de incertidumbre mayores que las de temperatura. En efecto, en el informe
de síntesis de economía del cambio climático en América Latina y el Caribe, CEPAL destaca
que “los cambios en la precipitación son más complejos y sus proyecciones regionales muestran
un mayor nivel de incertidumbre. De este modo, para las regiones centrales y tropicales de
América del Sur se observa un horizonte de proyecciones que oscilan entre una reducción del
20% al 40% y un aumento del 5% al 10% en el período 2071-2100”. (CEPAL, 2009: 5).
Dados estos antecedentes, se optó por considerar la distribución de las precipitaciones más que
su volumen y su intensidad. Y se prefirió integrar las precipitaciones en un todo mayor, en el
déficit hídrico mensual (número de meses secos) así como en el índice de aridez.
Siguiendo con lo anterior, la data procedente de los modelos climáticos de circulación global
presenta ciertos niveles de incertidumbre. En este caso, los datos climáticos corresponden
al modelo PRECIS y fueron proporcionados por el Instituto Nacional de Investigaciones
Espaciales (INPE) del Brasil. Por tratarse de un modelo climático mundial que sirve para obtener
información hasta el año 2100, las proyecciones presentan niveles de incertidumbre razonables.
Al respecto, un estudio realizado en Bolivia evaluando el desempeño del modelo PRECIS
concluye que la data mensual de temperatura y precipitación tiene buen desempeño en zonas
bajas pero sobreestima las precipitaciones en zonas de altura media y andina. Asimismo el
modelo subestima la temperatura (media, máxima y mínima) en las regiones con altitudes
mayores a 500 msnm, mientras que realiza un trabajo aceptable en las zonas bajas (Andrade
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G. Dascal
& Blacutt, 2010). Del mismo modo, un estudio reciente realizado en Ecuador reconoce los
mayores desajustes del modelo en las zonas andinas de dicho país (Palacios & Serrano, 2011).
A esto se le agrega que dichas proyecciones se han establecido sobre la base de escenarios que
no representan necesariamente la complejidad de la realidad futura.
Por lo demás, los datos climáticos corresponden a puntos situados a 50 kilómetros de distancia
entre sí. Las interpolaciones realizadas para medir superficies y observar la evolución del clima
pueden producir un cierto grado de distorsión en la información. Además, dada la escasa
red de estaciones meteorológicas presentes en zonas áridas de la región, con data continua
acerca de los elementos del clima necesarios para el estudio, resulta compleja la construcción
de la línea de base. Entonces, se ha tomado los datos proporcionados por el propio modelo
PRECIS, lo que también podría tener algún efecto en la calidad de los resultados.
Pero también existen limitaciones en cuanto a la cartografía de la desertificación. Algunos países
se refieren a desertificación pero en sus mapas superan la extensión de las tierras secas. Otros
clasifican unidades administrativas según niveles subjetivos de desertificación considerando sólo
marginalmente aspectos de la geomorfología, tipos de suelo u otros elementos de la geografía
física. Este tema es crucial para este tipo de investigaciones. La ausencia de mapas que incluyen
mediciones in situ, o que no describen en forma detallada la metodología aplicada, o que
confunden conceptualmente desertificación y degradación de tierras, afecta la calidad de los
trabajos que se desarrollan en este campo. Por otra parte, la utilización de criterios diferentes en
los diferentes países de la región, puede conducir a resultados no comparables entre sí.
Por último, los países estudiados tienen superficies muy diferentes y están conformados por
una importante diversidad de ecosistemas. En el caso de Argentina, se acordó un análisis con
mayor profundidad para dos provincias. Esto se debió a que dada la extensión del semiárido
argentino, las mediciones agregaban resultados de zonas de mismo nivel de desertificación pero
localizadas en ecosistemas con condiciones muy diversas. Esta desagregación exigió esfuerzos
mayores pero permitió alcanzar resultados más confiables.
Dadas estas limitaciones, se ha preferido considerar en las proyecciones climáticas y en las
superficies afectadas medidas las proporciones, los valores relativos más que los absolutos. Así,
se considera que el aporte principal del estudio es identificar tendencias acerca de los efectos
del cambio climático en las áreas que cada país identificó como desertificadas.
Es importante señalar que en reuniones presenciales de trabajo y en algunos casos vía internet
se realizaron o enviaron presentaciones de los resultados alcanzados a los puntos focales
UNCCD de los países estudiados y en términos generales los técnicos y expertos locales
consideraron que las tendencias detectadas eran coherentes y de utilidad como insumo para
políticas públicas.
CONCLUSIONES
A modo de conclusión, el presente artículo destaca que el estudio analizado ha permitido
reconocer los posibles efectos del cambio climático sobre las tierras más degradadas de países
seleccionados de la región (Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú), indicando en cada
uno de ellos en qué medida las áreas desertificadas se verán afectadas y dónde se localizan
aquellas más vulnerables.
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Análisis de la metodología aplicada para medir vulnerabilidad
de tierras desertificadas frente al cambio climático
El interés del estudio radica en que ha logrado una aproximación al conocimiento de los
efectos del cambio climático sobre las tierras desertificadas, aplicando una metodología que
selecciona elementos del clima pertinentes al ámbito de la degradación de tierras y los proyecta
hacia el futuro. Tratándose de un primer ejercicio, se espera que esta metodología pueda ser
replicada, adaptada o que sirva de base para futuros estudios, que profundicen el trabajo
realizado y permitan avanzar más aún en la comprensión de los efectos del cambio climático
sobre las tierras desertificadas. Al respecto, se considera de gran importancia poder contar con
estudios de caso que permitan la medición in situ de los niveles de degradación de las tierras
y que cuenten con observatorios meteorológicos, con la data que se requiere para este tipo de
investigaciones, de modo tal que sirvan como referencia para estudios globales, habitualmente
basados en información satelital. En dichas investigaciones locales sería de gran utilidad
integrar información demográfica y socioeconómica, con el fin de medir eventuales efectos
del cambio climático sobre tierras degradadas, en materia de pobreza, exclusión y migraciones.
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de tierras desertificadas frente al cambio climático
FIGURAS
Fuente: Dascal (2012).
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G. Dascal
Fuente: Dascal (2012).
Fuente: Dascal (2012).
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CUADROS
Cuadro 1. Evolución de la superficie afectada por el índice de concentración de las precipitaciones
en las zonas con un nivel grave de degradación en Chile.
ICP grave (%)
2001-2008
2046-2050
2096-2100
Uniforme
44.44
60.98
5.17
Moderadamente estacional
40.57
30.23
14.21
Estacional
14.99
8.79
31.27
Altamente estacional
0.00
0.00
49.35
Total
100
100
100.00
Fuente: Elaboración propia sobre la base de los datos de las zonas desertificadas proporcionados por el CONAF y la
información climatológica del INPE (modelo PRECIS).
Nota: No incluye las comunas localizadas en el extremo sur de Chile, desde la región de Magallanes hasta la región de los
Ríos. La línea de base fue elaborada a partir del modelo climático utilizado.
Cuadro 2. Evolución del porcentaje de la superficie de las zonas con un nivel elevado de
degradación de chile, por nivel de aridez, en el escenario climático A2.
Aridez grave (%)
2001-2008
2046-2050
2096-2100
Hiperárido
23.26
25.58
18.09
Árido
23.51
22.74
30.75
Semiárido
23.51
27.13
32.56
6.98
7T.75
9.30
13.70
9.82
5.17
Húmedo
9.04
6.98
4.13
Total
100
100
100
Subhúmedo seco
Subhúmedo húmedo
Fuente: Elaboración propia, sobre la base de los datos proporcionados por el CONAF y la información climatológica del
INPE (modelo PRECIS).
Nota: La línea de base fue elaborada a partir del modelo climático utilizado.
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