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EXCLAVACIÓN Y DESCENDIMIENTO
LAS SIETE PALABRAS PARA DECIR ADIÓS
INICIO:
CANTO
ORACIÓN:
“TUS ÚLTIMAS PALABRAS EN LA CRUZ”
Señor Jesucristo,
Salvador y Redentor,
me arrodillo
ante tu bendita cruz.
Mi espíritu y mi corazón
se dedican ahora a reflexionar
sobre tu sagrada Pasión.
Levántese tu cruz
ante mi pobre alma
para hacerme comprender mejor
y grabar en el corazón
cuanto hiciste y sufriste
y por quien lo sufriste.
Que tu gracia me asista;
disípense el desánimo
y la indiferencia de mi corazón;
que yo olvide al menos
durante media hora,
la mediocridad de mis días,
para permitirles a mi amor,
a mi arrepentimiento,
a mi gratitud,
descansar junto a ti.
Oh rey de los corazones
abraza en tu amor crucificado
mi corazón flaco y pobre,
cansado y triste.
Haz que se sienta
interiormente atraído hacia ti.
Despierta en mí lo que me falta:
compasión, amor
y fidelidad para contigo,
que se detengan en la contemplación
de tu sagrada pasión y muerte.
Meditare sobre
tus siete palabras
en la cruz,
tus últimas palabras
antes de que la muerte
te redujera al silencio,
a Ti, Palabra de Dios
desde toda la eternidad.
Estas palabras
salieron de tu corazón,
con el alma traspasada de dolor
y con los labios resecados por la sed.
Las dirigiste a todos,
las dijiste también a mí.
Haz que penetren profundamente
en lo más íntimo de mi corazón
y yo pueda comprender todo su
sentido.
Que no se queden en el olvido,
sino que vivan y tengan fuerza
en mi corazón sin vida.
Pronúncialas tú mismo para mí
y que yo escuche el eco de tu voz.
Un día,
en la hora de mi muerte
y después de ella,
tú me hablarás
y estas palabras
significarán un comienzo eterno
a un fin sin término.
Oh Señor,
haz que en la hora de mi muerte
yo escuche de tu boca palabras
de misericordia y de amor;
haz que yo no deje de escucharlas.
Concédeme ahora
recibir con el corazón dócil
tus últimas palabras en la cruz.
1. LA PRIMERA PALABRA DE UN ADIÓS
“PADRE ¡PERDÓNALOS!, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”
DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS: Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron
allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
“Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (23, 33-34).
COMENTARIO: Jesús había anunciado la misericordia del Padre para con nosotros.
Insistió en el valor del perdón. Ahora, traicionado, irrespetado, destrozado por la
violencia, Él transforma su mensaje en testimonio vivo: Padre perdónalos. Es el
momento en que el Hijo, llega a la cima de su amor por los hombres y clama al Padre
que nos perdone.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL PRIMER CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
2. LA SEGUNDA PALABRA DE UN ADIOS
“EN VERDAD TE DIGO: HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS: Uno de los malhechores colgados le insultaba:
¿No eres Tú el Cristo? Pues ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! Pero el otro le dijo: ¿Es
que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque
lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio éste nada malo ha hecho. Y
decía: “Jesús, acuérdate de mi cuando vengas con tu Reino”. Jesús le dijo: “Te
aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (23, 43)
COMENTARIO: Jesús fue crucificado junto con dos ladrones, ninguno de estos era
discípulo, ni seguidor de Jesús. Uno de ellos asumió su situación de pecador: “Jesús,
acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. Esto fue suficiente para ser salvado.
Jesús le otorga el perdón gratuito total, liberador, que no tiene condiciones para ser
dado.
PREDICACIÓN.
CANTO Y SE APAGA EL SEGUNDO CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
3 LA TERCERA PALABRA DE UN ADIOS
“MUJER, HE AHÍ A TU HIJO. HIJO, HE AHÍ A TU MADRE”
DEL EVANGELIO DE SAN JUAN: Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a
quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: “Mujer, he ahí tu hijo. Después
dijo al discípulo: he ahí a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su
casa (19, 26-27).
COMENTARIO: El amor, genera entrega. Jesús en su entrega a la cruz, mira a su
madre, único bien que todavía no le fue arrebatado; mira a su discípulo amado que
permanece junto a EL, y le entrega a María. Así María pasa a ser la madre de todos
los hombres.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL TERCER CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
4 LA CUARTA PALABRA DE UN ADIOS
“DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿PORQUÉ ME HAS ABANDONADO?”
DEL EVANGELIO DE SAN MATEO: Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda
la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamo a gran voz,
diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has
abandonado?” (27, 45-47)
COMENTARIO: A partir de aquí, la solidaridad de Jesús con los hombres lo lleva a
asumir lo más profundo del dolor humano, se despoja de lo divino y se manifiesta
como hombre de dolores, representante de la humanidad sufrida y pecadora.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL CUARTO CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
5 LA QUINTA PALABRA DE UN ADIOS
“TENGO SED”
DEL EVANGELIO DE SAN JUAN: Después de todo esto, sabiendo Jesús que ya todo
estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: “Tengo Sed”. (19, 28)
COMENTARIO: En ese momento final, más que la sed física que abrasa a su cuerpo,
no es una esponja húmeda la que lo saciará. Es necesario inaugurar el reino de Dios,
donde el empobrecido, los excluidos y los marginados, sean saciados en su hambre y
en su sed para vivir y convivir con dignidad y amor.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL QUINTO CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
6 LA SEXTA PALABRA DE UN ADIOS
“TODO ESTÁ COSUMADO”
DEL EVANGELIO DE SAN JUAN: Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: “todo
se ha cumplido”. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. (19, 30)
COMENTARIO: Estas palabras en Jesús, suenan como una misión asumida y
cumplida con fidelidad hasta el fin. A partir de Jesús, la historia humana tendrá una
imagen concreta del Dios verdadero. Culmina la misión de Jesús, comienza la misión
de la Iglesia, quien se encargará de mantener presente el reino de Dios en medio de
los hombres hasta el final de los siglos.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL SEXTO CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
7 LA SÉPTIMA PALABRA DE UN ADIOS
“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”
DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS: Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo:
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y habiendo dicho esto, expiró. (23, 46)
COMENTARIO: Aquel que regresa al Padre, lleva consigo a toda la humanidad. Este
es el momento supremo y final de la encarnación del Verbo eterno de Dios en la
realidad humana. Llega la muerte, aquella que simboliza todo lo negativo y destructivo,
Jesús lo asume para reunificar al hombre y para salvarlo del pecado y de la muerte.
PREDICACIÓN
CANTO Y SE APAGA EL SÉPTIMO CIRIO
OREMOS EN SILENCIO
EXCLAVACIÓN, DESCENDIMIENTO, UNCIÓN Y PROCESIÓN.
DEL EVANGELIO DE SAN JUAN:
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la
cruz el sábado -porque aquel sábado era muy solemne- rogaron a Pilato que les
quebraran las piernas y los retiraran.
Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que
uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y
agua.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto
por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato
se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.
Fue también Nicodemo -aquel que anteriormente había ido a verle de noche- con una
mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la
costumbre judía de sepultar.
En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro
nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
Allí, pues, porque era el día de la preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca,
pusieron a Jesús. (19, 31-42)
CANTOS FINALES