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LOS SOFISMAS DEL B.C.R.A. Por Alejandro Díaz Lacoste. UBA – Facultad de Derecho – Departamento de Derecho Público San Miguel, Febrero del 2003 Se repite a menudo que “las compras de divisas que habitualmente hace el BCRA para sostener el precio del dólar han sido cuestionadas por el FMI q sostiene que la contrapartida de esas compras -emisión de pesos- generan riesgo de inflación” (sic, de notas periodísticas recientes). Ello es inexacto. Procuremos un escenario en que el error de tales mensajes sea comprensible. Es que en el texto mediático, de tal modo lanzado a la opinión pública, solo se resalta la expresión “emisión de pesos” y “riesgo de inflación”, poniendo en segundo plano emotivo los restantes puntos esenciales, y agitando fantasmas que, bien pensado el problema técnico, se diluyen por completo. El escenario ilustrativo sería que los exportadores no le vendan divisas al Banco Central en lo sucesivo. Y que las pongan directamente en circulación, y que satisfagan con ellas sus gastos (costos e insumos, incluyendo sus impuestos); tributos estos que deberán ingresar por otras vías a las arcas estatales, talvez menos compulsivas que las tan eficaces “retenciones”, en tanto casi única forma que los argentinos paguen sus tasas. Con ello, si bien lo pensamos, varios efectos ocurren. La masa monetaria disponible para moneda de la economía aumentaría igual. Y ello así, como producto de ventas genuínas por exportación y producción interior propia. Y la riqueza que ello genera, nuestra propia riqueza, de nuestro P.B.I., circularía en el ámbito interior. ¡Cuál es la diferencia técnica -digo técnica, no ideológica- de que, en lugar de dólares, el Banco Central los obligue a cambiarlos por la moneda nacional? Ninguna. En ninguno de ambos casos hay efectos perversos en la economía: antes bien, hay producción y venta, con ingresos de economías externas. No hay inflación, ni emisión sin respaldo. Nótese en todo caso que “el respaldo” es la propia actividad de exportación. Nótese que el respaldo es el mismísimo ingreso de divisas. Nótese que el respaldo es el propio incremento del valor agregado, de la producción, y de la actividad económica que, en sí, se transformó en “divisas”. Emitimos, en moneda nacional, contra lo vendido al extranjero. Y punto. Sin más. Y no hay moneda espuria como se nos quiere hacer creer -forzando a que no haya “más” pesos en circulación, equivalentes a la nueva producción de bienes en el sistemasino solo dólares, los emitidos por ellos que dicho sea de pasono guardan tales “controles” para su gentil y ligera emisión... La era de la desinformación, en el reino de los giles, debería pasar a llamarse de otro modo, aunque ningún saber alcance para inventar cómo podría ser el nuevo nombre más apto y descriptivo. Los sofismas del BCRA