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TEMAS ECONÓMICOS
Y
FINANCIEROS
1999 -2001
Selección de artículos publicados por especialistas del
Banco Central de Cuba
Nota al lector
Este libro compila una selección de trabajos que son resultados de estudios elaborados por
especialistas del Banco Central de Cuba en los últimos dos años. Los cambios en la
economía mundial son tan dinámicos que, en algunos casos, los planteamientos y análisis
recogidos pueden estar superados por la evolución de los acontecimientos, en dependencia
del momento en que sean leídos. No obstante, los aspectos esenciales de los mismos
mantienen su vigencia estratégica, mientras que las aristas coyunturales conservarán por
siempre su valor referencial.
Los trabajos han sido agrupados en cuatro bloques fundamentales atendiendo a sus
contenidos. En una primera parte se consideran todos aquellos que están relacionados con
la economía internacional y con algunos aspectos financieros internacionales.
Posteriormente se pasa al plano puramente monetario donde se concentran trabajos
vinculados con la balanza de pagos y la dolarización creciente de las economías
latinoamericanas; luego se presenta un bloque referido al tema de la deuda externa y; por
último se analizan algunos aspectos relacionados con la economía cubana.
Esperamos que resulte de utilidad para los lectores y que el propósito de este documento
cumpla con los deseos y expectativas de su equipo de autores.
2
ÍNDICE
I
-
Reseña de los autores
4
Economía internacional
Consideraciones para el análisis de la coyuntura económica
internacional actual
Dólar vs. Euro
El posconsenso de Washington. ¿Solución a los problemas
sociales?
La globalización financiera: ideas en torno a la nueva
arquitectura financiera internacional
La crisis de Rusia
La crisis de Rusia, colosal triunfo de la economía de mercado
Efectividad en el manejo de las crisis financieras: el caso de
Malasia
La banca offshore y los paraísos fiscales: ¿ la misma cosa?
“Patente de corso financiera” bajo la égida neocolonial
Lo que se esconde detrás del ALCA
7
II Balanza de pagos
- ¿Hasta qué punto resulta conveniente liberalizar la
cuenta capital?
- América Latina: el costo de las privatizaciones
III
IV
-
Dolarización114
Apuntes para un análisis en torno a la dolarización
Argentina ¿Hacia dónde podría conducir la convertibilidad?
Situación actual de Argentina y sus perspectivas
Ecuador: La víctima más reciente del neoliberalismo
globalizador.
Estados Unidos y la dolarización en América Latina
Deuda externa
Endeudamiento del mundo subdesarrollado. ¿Nuevamente de moda?
La Iniciativa HIPC’s para la reducción de la deuda.
La Iniciativa HIPC’s: ¿el costo para quién, para los deudores o para
los acreedores?
Retorna el fantasma de la deuda externa en América Latina
Las tasas de interés un instrumento de política monetaria. (Parte I)
Las tasas de interés un instrumento de política monetaria. (Parte II)
V Economía cubana
- Cuba: desempeño económico en el período de 1995 – 2000
- Retos de la modernización del sistema financiero cubano.
- La otra cara de los sistemas de pagos
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RESEÑA DE LOS AUTORES
Berra Cires, Yamile
Graduada de Licenciatura en Finanzas y Créditos en la Universidad de la Habana en 1990.
Desempeñó diferentes responsabilidades en el Banco Nacional de Cuba relacionadas
fundamentalmente con el área de negocios e inversiones. Diplomada en Banca Central en
1998. Ha realizado numerosos cursos de posgrado e impartido conferencias. Ha participado
en eventos internacionales y elaborado artículos para diferentes publicaciones.
En estos momentos se desempeña como especialista en Economía Internacional de la
Dirección de Estudios Económicos y Financieros del Banco Central de Cuba.
García Armenteros, Mercedes Yolanda
Graduada con Diploma de Excelente de Licenciatura en Finanzas y Crédito Bancario en el
Instituto de Economía de Odesa, en la ex URSS en 1979. Desempeñó diferentes
responsabilidades en el Banco Nacional de Cuba relacionadas con el financiamiento al
comercio exterior. Ha cursado numerosos cursos de posgrado y participado en diferentes
eventos nacionales e internacionales.
Actualmente se desempeña como especialista en economía internacional de la Dirección de
Estudios Económicos y Financieros del Banco Central de Cuba.
Gil Gómez, Guillermo
Graduado de Licenciatura en Economía en la Facultad de Economía de la Universidad de la
Habana, en 1996. Especialista de la Dirección de Política Monetaria del Banco Central de
Cuba desde ese mismo año.
Ha cursado varios cursos de posgrado, entre los que se destacan el Diplomado en Banca
Central y varios entrenamientos en el exterior en materias económicas e idioma. Ha
trabajado como profesor, conferencista, etc. Ha participado en eventos internacionales y
elaborado trabajos para distintas publicaciones.
Pérez Soto, Carlos
Especialista de la Dirección de Estudios Económicos y Financieros del Banco Central de
Cuba. Maestro en Economía, 1991, Colegio de México. Diplomado en Banca Central.
2000, CNSB, BCC- CEMLA. Diplomado en Análisis Financiero y de Eficiencia
Empresarial, Instituto Superior de Comercio Exterior, 1998 MINCEX.
Laboró como funcionario del Servicio Exterior Cubano, 1992-1997, de la Embajada de
Cuba en México, vinculado a los temas bilaterales y de integración política y económica
4
hemisférica. Ha participado en conferencias y reuniones internacionales relacionadas con
estos temas.
León Simón, Marlié
Graduada en julio de 1994 de Licenciatura en Derecho en la Universidad de la Habana.
Inició su vida laboral (servicio social) como juez profesional, cargo que desempeñó desde
1994 al 1996.
Ha cursado estudios relacionados con su especialidad, entre los que se encuentran: posgrado
sobre Derecho Penal (1994); los procedimientos civiles (1996); Diplomado de Derecho
Mercantil y Tributario (1997); cursos sobre sistemas de pagos (1998); seminario sobre
principios y prácticas de leyes y regulaciones bancarias, IDLI, (1998); contratos bancarios
(2000). Es graduada del II Diplomado de Especialización en Banca Central, impartido por la
Universidad de la Habana-CEMLA-CNSB, del 1ro de marzo de 1999 hasta 12 de mayo del
2000. La tesina de graduación de este diplomado titulada Un sólido sistema de pago: un reto
para la banca central cubana fue publicada en la Revista del Banco Central de Cuba en el
trimestre julio-septiembre del 2000.
A finales de 1996 comienza a trabajar en el Banco Central de Cuba como especialista de la
Dirección de Asesoría Jurídica.
Martínez Díaz, Nelson
Se graduó en 1981 en el Instituto de Finanzas de Moscú con notas sobresalientes. Desde ese
mismo año comenzó a trabajar en el Banco Nacional de Cuba, y posteriormente, pasó al
Banco Central de Cuba, a partir de sus creación en 1997.
Ha participado en diferentes cursos, seminarios y eventos en materia de banca y finanzas,
tanto de carácter nacional como internacional. Los trabajos publicados sobre la crisis
financiera y bancaria en Rusia constituyen una parte de las investigaciones efectuadas en la
Dirección de Estudios Económicos y Financieros del BCC entre 1998 y el 2001. En
particular, en el 2001 participó como ponente en la 9na Conferencia Internacional de
Estudios Europeos, con el tema El sistema bancario en Rusia, reformas y perspectivas.
Muñoz Pérez, Ramón
Graduado de Economía en la Universidad de La Habana, ha cursado diferentes cursos,
Diplomado de Banca Central. Especialista de la Gerencia de Investigaciones de la
Dirección de Estudios Económicos y Financieros del Banco Central de Cuba, ha
participado en eventos internacionales y elaborado trabajos en diversas publicaciones.
5
Nieto Misas, Ana Mari
Graduada con Diploma de Excelente en el Instituto de Relaciones Internacionales de
Moscú. Ha desempeñado diferentes responsabilidades en el Banco Nacional de Cuba y en
el Banco Central de Cuba vinculadas con la balanza de pagos y el análisis financiero
externo.
Ha realizado numerosos cursos de posgrado, trabajado como profesora, conferencista,
miembro de consejos científicos, etc. Ha participado en eventos internacionales y elaborado
diferentes trabajos en diversas publicaciones.
Desempeña el cargo de Directora de Estudios Económicos y Financieros del Banco Central
de Cuba.
Rodríguez Morejón, Ángela
Graduada de Economía en la Universidad de La Habana y del II Diplomado de Banca
Central (1999-2000). Es especialista en economía internacional de la Dirección de Estudios
Económicos y Financieros del Banco Central de Cuba. Ha participado en diferentes
posgrados, cursos y eventos nacionales y extranjeros sobre banca y finanzas. Colaboradora
con artículos y trabajos en diferentes publicaciones (Opciones, El Economista On-Line y
Juventud Técnica, entre otras). Seleccionada entre los cuatro mejores colaboradores de la
Revista del Banco Central de Cuba (CIBE). Ha tenido ponencias premiadas en el IV y V
eventos provinciales de la ANEC sobre Globalización y Problemas de Desarrollo, I Forum
Científico de la Rama del COMEX , I y II Forum Científico Ramal del Sistema Financiero.
Participó como miembro de la delegación cubana al IV Evento Internacional de
Globalización y Problemas de Desarrollo (feb. 2003).
Sánchez Gutiérrez, Marlén
Graduada del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) en la especialidad de
Relaciones Económicas Internacionales en 1986.
Especialista en Finanzas Internacionales, durante más de 10 años se ha dedicado a
investigar sobre temas vinculados al sistema monetario internacional, los mercados
financieros internacionales, la deuda externa latinoamericana, los flujos internacionales de
capitales, la globalización financiera, entre otros. Ha dictado diversos cursos de posgrado
sobre finanzas internacionales dentro y fuera del país, y ha participado en numerosos
eventos y seminarios internacionales. Es autora de un libro y de más de una decena de
artículos, y coautora de dos libros sobre economía internacional. Gerente de
Investigaciones de la Dirección de Estudios Económicos y Financieros del Banco Central
de Cuba y Profesora Asistente de la Universidad de La Habana.
6
I- ECONOMÍA INTERNACIONAL
7
CONSIDERACIONES PARA EL
ANÁLISIS DE LA COYUNTURA
ECONÓMICA INTERNACIONAL
ACTUAL∗
Carlos Pérez Soto
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral enero-marzo del 2001. No.1.
8
CONSIDERACIONES PARA EL ANÁLISIS DE LA COYUNTURA ECONÓMICA
INTERNACIONAL ACTUAL
Desde finales del año pasado y lo que va de éste, mucho se comenta sobre el futuro
inmediato de la situación económica internacional, debido a los indicios y señales que
marcan la posibilidad de la aparición de un punto de inflexión en su trayectoria de
crecimiento durante el ejercicio correspondiente al año en curso.
Con la intención de coadyuvar a un mejor entendimiento de este proceso, se brinda un
grupo de elementos relacionados con el tema, sin considerar abarcarlos en su totalidad, pero
sí resaltando aquellos factores que en el escenario actual apreciamos como fundamentales,
así como el papel e impacto que se le puede asignar a los mismos a la hora de intentar
realizar una evaluación práctica de la mencionada coyuntura.
En primer lugar, pudiera ubicarse la trayectoria de la economía estadounidense por su
condición de locomotora de la economía internacional, papel que le fue asignado a partir de
la arquitectura económica y financiera diseñada desde la imposición de los acuerdos de
Bretton Woods, y que se ha reforzado tras estos casi ocho años en que ha constituido el
centro de mayor dinamismo económico mundial.
Tal condición convierte en un imperativo el comprender al menos satisfactoriamente la
evolución económica de EE.UU., ya sea por el lado de la economía real, o por la arista del
desempeño de sus mercados de valores, en particular Wall Street, (mayor mercado
accionario del mundo al negociar aproximadamente la mitad del total de las acciones en
circulación en el planeta), así como la interrelación de ambos factores.
De esta manera se vuelve primordial el conocimiento y comprensión de lo que está
sucediendo hacia el interior de esa economía y sus interelaciones, en ambos sentidos, con el
resto de los acontecimientos políticos y económicos que tienen lugar en nuestro mundo.
Algo esencial es entender las conexiones que se dan entre el sector real y el financiero, para
lo cual y con los riesgos que la síntesis conlleva, podría utilizarse la vinculación existente
entre el crecimiento económico y las utilidades corporativas, donde una disminución en el
primero, conllevaría una reducción en lo segundo y esto, a su vez, afectaría los niveles de
inversión, que unido a una contracción de los niveles de consumo1, generaría un círculo
vicioso, pues en definitiva se traduciría en niveles inferiores de demanda, menores ventas y,
por ende, en una disminución de la actividad económica y nuevamente una reducción de las
utilidades corporativas.
El dinamismo de los mercados accionarios, en lo fundamental, está relacionado con las
expectativas que los inversionistas tengan acerca del desempeño de las utilidades
corporativas, es decir, expectativas desfavorables presionan hacia la baja a estos mercados,
1
Motivada por el efecto riqueza negativo que se origina, debido a la caída en los mercados de valores y el
hecho de que más del 50% de los estadounidenses son propietarios de títulos bursátiles.
9
lo que desde la perspectiva de la economía real significa una contracción de los flujos que
financian el desenvolvimiento de ésta.
En este sentido, las expectativas o confianza de los agentes económicos juegan un papel
catalizador que puede amplificar considerablemente cualquier desequilibrio
macroeconómico, lo cual valida la importancia de seguir de cerca las informaciones
relacionadas con los indicadores económicos que sobre esa economía se emiten
periódicamente y su impacto en el ya mencionado nivel de confianza. Ambos elementos
tienen un gran peso en las decisiones tomadas por las autoridades políticas y económicas.
Otra importarte interconexión entre la economía real y los mercados de valores en la actual
coyuntura norteamericana, está expresada a través del consumo, pues el auge
experimentado en los últimos años en este importante componente de la demanda estuvo
sustentado en abultados niveles de endeudamiento sobre la base de expectativas infladas en
relación con la solvencia que ofrecía la tenencia de acciones sobrevaluadas, lo cual indica
que caídas en las bolsas propiciarían grandes desajustes presupuestarios en las economías
familiares, que a la postre pueden traducirse en restricciones en la trayectoria de esa
variable.
Asimismo, para entender la actuación de las autoridades económicas, ya sean monetarias
y/o fiscales, por un lado, hay que conocer la percepción que éstas tienen acerca del ciclo o
fase económica en que se encuentra la economía, y por el otro, el significado y alcance de
los instrumentos con que cuentan para influir en la situación o coyuntura.
En el caso de la tasa de interés, se espera que su disminución influya favorablemente en los
niveles de actividad y los márgenes de ganancias corporativas, pues abarata el costo de la
inversión y activaría el consumo, sobre todo si se tiene en cuenta la particularidad de la
sociedad estadounidense, donde el consumidor es un perenne deudor.
Por su parte, los recortes impositivos estarían encaminados a incrementar el ingreso
disponible y con ello la demanda, por lo que la valoración cualitativa de su uso se centra en
la capacidad real y efectiva de lograr su objetivo final, es decir, dinamizar la actividad
económica a nivel macroeconómico.
Por ejemplo, en una etapa expansiva con presiones inflacionarias, no seria descabellado el
alza de los tipos de interés, pues las afectaciones que esto provocaría en los márgenes de
utilidades corporativas podrían ser compensadas con el propio dinamismo de la economía.
Lo esencial no es el movimiento en sí, sino la magnitud del mismo, pues más allá de un
rango adecuado, pudiera revertir el proceso expansivo y entonces ensanchar la reducción de
los mencionados márgenes.
Tal situación, presumiblemente se dio de manera práctica en la evolución reciente de la
economía de los Estados Unidos, donde un aumento de 175 puntos básicos (1.75%) desde
junio de 1999, entre otros factores, ha provocado un proceso de desaceleración profunda.
En la etapa actual, caracterizada por una desaceleración aguda, es lógico que bajo estos
argumentos se den recortes de las tasas de interés y aparezcan en el escenario político
10
propuestas relacionadas con rebajas de impuestos, apuntando ambas cuestiones a la
reactivación de la economía.
No obstante, la reducción de las tasas de interés tiene sus limites, pues hay que tener
presente que en todos estos años la economía estadounidense ha incrementado
considerablemente su dependencia de los capitales foráneos. Es sabido que recortes de las
tasas de interés, al disminuir la rentabilidad de los activos estadounidenses, desestimulan la
demanda de estos por extranjeros, lo cual debilitaría la afluencia de capital externo, lo que
se sumaría al conjunto de factores que actúan propiciando una profundización de la
desaceleración económica o abren paso a una posible recesión. De igual forma, los recortes
tributarios estarán limitados por la posible aparición de los déficit fiscales, muy incómodos
de manejar en el ambiente político de EE.UU.
Una desaceleración de la economía estadounidense, la mayor importadora del mundo,
puede generar grandes afectaciones a la economía mundial, pues EE.UU. importará
sustancialmente menos, lo cual reducirá la demanda sobre sus principales socios
comerciales, afectándose el crecimiento económico de éstos en dependencia de los niveles
de integración existente y la magnitud que finalmente experimente dicha desaceleración. En
este sentido, sería conveniente tener en cuenta que el 85% del comercio de las economías
europeas se realiza entre ellas, lo cual las podría aislar en alguna medida de las
perturbaciones que puedan ocurrir del otro lado del Atlántico.
No obstante, en términos de los financiamientos externos, la disminución de las tasas de
interés experimentada en EE.UU. en el marco de esta desaceleración, propicia un
abaratamiento en la obtención de financiamiento para los países emergentes y la posibilidad
de un relativo beneficio en cuanto a la reorientación de los flujos de capitales, lo cual
podría favorecer los niveles de actividad económica de los mismos; esto estaría en
contraposición con el impacto negativo ya señalado que implica la desaceleración
estadounidense.
En este contexto, otro elemento que debe ser atendido de cerca es la fortaleza del dólar o
debilidad del euro, del yen u otra divisa frente al billete verde. En este sentido, la reducción
del diferencial de crecimiento entre Estados Unidos y el resto de las economías opera en
detrimento del dólar. Es decir, para la existencia de un euro o un yen más fuerte no basta
que la economía norteamericana caiga, sino se requiere un mayor empuje de estas zonas
económicas. Las estimaciones para el 2001 sitúan el crecimiento de la zona euro entre 2.9 y
3.1%, mientras que para la economía estadounidense se da un margen de 2 a 2.5%. Este
párrafo sugiere la importancia de un seguimiento adecuado de la evolución de la economía
de los países europeos y Japón.
Por otra parte, la divisa más fuerte será aquella que reporte mayores rendimientos, de ahí la
influencia en este sentido del diferencial de las tasas de interés, y de cierta manera la
reticencia del Banco Central Europeo a reducir sus tipos de interés o al menos seguir a los
recortes de la FED en igual proporción, pues buscan concretar el tan anunciado y esperado
repunte del euro.
11
Para Estados Unidos un dólar fuerte es una garantía antiinflacionaria por un lado, y, por
otro, mantiene la preferencia del billete verde sobre el resto de las divisas, condición
necesaria para mantener a un nivel requerido la demanda de activos estadounidenses por
extranjeros. Sin embargo, propicia el crecimiento de las importaciones sobre el de las
exportaciones, ensanchando el ya exorbitante déficit comercial.
Desde la perspectiva de los flujos financieros vinculados a los rendimientos de los factores
productivos, un dólar desmedidamente fuerte puede estimular la repatriación de utilidades
de las empresas extranjeras ubicadas en EE.UU., al obtener ganancias cambiarias, producto
de esta operación, originándose una especie de efecto riqueza que en este caso estimularía a
las economías externas, lo cual se vería reforzado por el hecho de que las empresas
transnacionales estadounidenses radicadas en el extranjero sufrirían pérdidas cambiarias al
convertir en dólares lo recaudado por sus ventas en esas plazas, afectando las utilidades de
estas y, por ende, sus cotizaciones en los mercados de valores, situación que frenaría el
flujo de capitales hacia Estados Unidos por estos conceptos.
Para Europa, por ejemplo, un euro débil se constituye en una presión inflacionaria, que se
amplifica en situaciones como la reciente subida de los precios del petróleo, pues en este
mercado, como en muchos otros, las cotizaciones se realizan sobre la base del billete verde.
Esta debilidad si bien es cierto que favorece a las exportaciones europeas, encarece sus
importaciones y, en especial, la asimilación de nuevas tecnologías foráneas.
El término de estabilidad le asigna un matiz adicional a este análisis, pues un
comportamiento errático del euro u otra divisa respecto al dólar aumenta los niveles de
incertidumbre, lo cual incrementa los costos de aquellos que operen en monedas diferentes
al dólar. Esto, más que a la fortaleza de la moneda, se refiere a la volatilidad de la misma.
Como ya se señaló, existe una estrecha relación entre tipos de interés y la fortaleza del
dólar y de ambos con la demanda de activos estadounidenses por extranjeros, cuyo nivel en
gran medida ha dependido del dinamismo de la economía norteamericana durante los
últimos ocho años; una desaceleración relativamente significativa, provocaría un efecto
dominó en el resto de las variables mencionadas, evidenciándose nuevamente el carácter
bidireccional de las relaciones entre las variables económicas fundamentales.
El comportamiento de los precios del petróleo también ha sido una variable trascendental, y
que aún puede jugar un papel importante, lo que recomienda el seguimiento informativo
acerca de las conductas y decisiones tomadas por la OPEP y sus países miembros, así como
conflictos políticos que puedan tener lugar en las principales zonas abastecedoras a nivel
mundial; de igual manera, constituyen datos de interés el comportamiento y los niveles de
las reservas energéticas de los países desarrollados altamente consumidores e incluso
aquellas informaciones relacionadas con las condiciones meteorológicas y climáticas por
venir en los próximos meses.
Los elevados precios del petróleo actúan como un pesado impuesto, incrementando los
gastos corporativos y reduciendo el ingreso disponible de la población. Todo esto puede
conducir a una reducción de las utilidades y del consumo; ambas cuestiones, como vimos
arriba, se retroalimentan y pueden constituirse en efectos multiplicativos negativos.
12
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que el alza de los precios del petróleo, como
de cualquier otro producto esencial, puede originar presiones inflacionarias y con ello
estimular a la FED a subidas de tasas, o desalentar su predisposición a recortes futuros.
La desaceleración que experimenta la economía estadounidense y el menor crecimiento
esperado a nivel mundial, unido al próximo inicio de la primavera permiten presumir que
los recursos energéticos no podrán reproducir la trayectoria del año anterior en cuanto a
precios.
Éstos y otros elementos deben ser considerados en cualquier análisis que se realice acerca
de la actual coyuntura; la calidad del mismo dependerá en gran medida del nivel de
actualización y oportunidad de las informaciones utilizadas, así como de la capacidad de
interpretar la complejidad con que se entrelazan y complementan las variables
macroeconómicas fundamentales.
13
DÓLAR VS. EURO∗
Carlos Pérez Soto
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el Boletín 11 de la ANEC. Marzo del 2001.
14
DÓLAR VS. EURO
Cuando a principios del último trimestre del pasado año comenzaron a afianzarse los
criterios negativos acerca del desempeño de la economía estadounidense, reflejándose éstos
en los primeros síntomas de una desaceleración de esa economía y caídas en Wall Street,
muchos consideraron que había llegado el momento de la consolidación del euro, donde la
paridad respecto al dólar sólo sería una parada momentánea en un camino apreciativo de la
moneda única.
Realmente desde cierta perspectiva tales expectativas mostraban una convincente
articulación lógica. En términos generales, se basan en la vigencia teórica de los
fundamentos macroeconómicos siguientes:
• Reducción de los diferenciales de crecimiento económico entre la zona euro y la
economía estadounidense.
• Estrechamiento de los diferenciales existentes entre las tasas de interés a ambos lados
del Atlántico.
• Cambio en las tendencias y magnitudes de los flujos y adquisiciones de activos
estadounidenses por contrapartes foráneas, en especial europeas, de cierta manera como
consecuencia de los dos aspectos anteriores, lo cual deprimiría la demanda sobre el
billete verde, en beneficio de la demanda por la moneda única.
Un análisis de los acontecimientos, luego de finalizado el primer trimestre del 2001, es
decir, unos seis meses después, permite afirmar que realmente a pesar de la pronunciada
desaceleración en la mayor economía del mundo (hoy se pronostica un crecimiento cercano
al 1% y aún no se descarta la aparición de una recesión), y después de una caída mucho
más profunda de lo que se pensó en Wall Street (el Dow Jones llegó a estar a un 16% por
debajo de su nivel máximo y el Nasdaq a un 63%), los pronósticos respecto a la relación
dólar-euro no se han cumplido.
La realidad es que de una cotización mínima, 0.8229 usd, el 26 de octubre del 2000, el
euro logró alcanzar niveles muy cercanos a los 0.95. También, es cierto que en la medida
que pasaba el tiempo la aceleración de esa tendencia alcista fue disminuyendo, al punto que
la misma fue revertida, alcanzando a finales del primer trimestre niveles cercanos a 0.88. Es
decir, y para una mayor precisión, se ha dado una apreciación del euro en relación con sus
niveles más bajos, pero esta no ha alcanzado los niveles esperados y nuevamente hay
temores sobre el sentido que seguirá su tendencia para los próximos meses.
A simple vista podría pensarse en alguna falla o contradicción de índole teórica, pues de
cierta manera se han venido cumpliendo los fundamentos que apuntalaban las proyecciones
de un euro fortalecido: se han reducido e, incluso, invertido los diferenciales en cuanto a los
ritmos de crecimientos que prevalecieron durante toda la década anterior; los flujos y
adquisiciones de Europa hacia Estados Unidos han disminuido, producto de las propias
condiciones macroeconómicas en ambas áreas; y los rendimientos de los bonos del
gobierno de EE.UU. han caído hasta niveles muy próximos a los bonos emitidos por los
15
gobiernos europeos de mayor peso. Si nos atenemos estrictamente a ellos, los inversores ya
no estuvieran tan deseosos de adquirir activos denominados en dólares, y gradualmente
trasladarían su demanda hacia los activos europeos y con esto se fortaleciera la moneda
única.2
Sin embargo, esto no ha sucedido al menos en magnitudes significativas; la relación
observada entre ambas monedas permite suponer que lo que ha prevalecido ha sido una
recomposición dentro de los propios activos en dólares.
La realidad indica la incidencia de otros factores no tenidos en cuenta o subestimados a la
hora de realizar las proyecciones ya señaladas; éstos han contrarrestado sobre todo la
influencia ejercida por la disminución de los diferenciales mencionados y han
imposibilitado que el euro le dispute al dólar, al menos en alguna medida, su condición de
moneda de refugio.
El problema no ha estado en alguna falla o contradicción teórica en los fundamentos ya
mencionados, sino en que la influencia de éstos se ha visto contrarrestada por la falta de
confianza que se ha generado respecto a la evolución económica futura de la zona euro y de
su capacidad para enfrentar el reto que hoy le impone el escenario mundial en cuanto a
asumir el liderazgo e impulsar el crecimiento económico global.
El desempeño económico europeo en el 2000 puede considerarse de positivo, pues en
términos del PIB se creció un 3,3% frente al 2,5 de 19993; sin embargo, el comportamiento
experimentado en el primer trimestre del año ha evidenciado señales que indican el inicio
de una desaceleración en términos de ese crecimiento4.
En este sentido, es conveniente señalar que los pronósticos del FMI acerca del crecimiento
de la zona euro para el presente año han bajado nueve décimas, del 3.4% previsto al inicio
del otoño hasta el 2.5% emitido a finales de marzo. Asimismo, la fuerte caída de la
confianza de los consumidores y los empresarios de la Unión Europea revelada por las
encuestas realizadas ha forzado a la Comisión Europea a admitir una rebaja en la previsión
del crecimiento económico para este año.
La postura mantenida por el Banco Central Europeo respecto a sus tasas de interés ha
reforzado las creencias en cuanto a la posibilidad de una desaceleración en la zona. En este
sentido, la lectura de los mercados ha sido de que el BCE está más concentrado en combatir
la inflación que en fomentar el crecimiento, facilitando las condiciones para que se repita la
experiencia de la FED durante el año 2000, con el consiguiente efecto dramático para el
mercado.
2
El crecimiento de la zona euro ha sobrepasado al de EE.UU., Wall Street ha caído con dramatismo, el
NASDAQ disminuyó en más del 63% desde su nivel más alto en marzo del año pasado y, por su parte, los
diferenciales de los distintos activos de renta fija han disminuido a rangos entre los 0,5 y 2,75 puntos
porcentuales.
3
Datos publicados el 24 de marzo por la Oficina de Estadísticas Europea, Eurostat.
4
Según el BCE, el crecimiento hasta la fecha apunta a un crecimiento anual entre el 2 y 2,5%. Resumen
informativo CIBE, 28 de marzo de 2001.
16
Todo esto ha suscitado un gran número de críticas hacia la entidad monetaria europea, hasta
la fecha no tomadas en cuenta por la misma, en un escenario donde los principales bancos
centrales actúan demostrando haber interiorizado y aceptado que la economía y el comercio
mundial sufrirán una fuerte caída este año5. Este contraste alimenta la falta de confianza,
propiciando que muchos consideren que la Reserva Federal está haciendo un mejor papel
que el BCE en cuanto a como enfrentar la actual coyuntura económica internacional, lo
cual innegablemente le adiciona un mayor respaldo subjetivo a la divisa estadounidense.
Todo lo anterior ha evidenciado el hecho de que Europa podría ser más vulnerable a la
desaceleración de la economía de EE.UU. de lo que se pensó originalmente; adicionalmente
se está dando una serie de situaciones como la crisis política y económica en Japón, que ha
provocado una drástica devaluación del yen y la aparición de focos rojos en mercados
emergentes, situación de Turquía y Argentina, elementos que conjugados con las propias
situaciones internas de orden político y económico que enfrenta la zona conspiran contra la
salud de su economía.
Hay que añadir la incertidumbre que puede estar causando la proximidad de la transición
definitiva del euro de dinero virtual a dinero físico, por los riesgos operativos que esta
gigantesca operación monetaria multinacional puede acarrear.
Para la apreciación del euro es necesario que Europa dé la impresión de mayor posibilidad
de crecimiento. Esto, al parecer, más que acercarse se aleja; otra alternativa podría ser una
profundización más significativa de la desaceleración en EE.UU.
El hecho de que el orden económico mundial vigente asegure que la evolución de los ciclos
económicos en las diferentes zonas del orbe mantenga una gran dependencia y, por tanto,
simetría con lo que sucede en la economía estadounidense, se ha convertido en una garantía
importante para la fortaleza del dólar y con ello para la capacidad de maniobra de esa
economía. Solo hay que imaginar lo que hubiera sido de la mayor economía del mundo en
su actual coyuntura, si los inversionistas foráneos que actualmente financian el abultado
déficit comercial de esa nación hubieran encontrado otros mercados alternativos con
proyecciones de futuros más favorables para colocar sus capitales.
5
Japón está incrementando la liquidez y la tasa base tiende a cero, EE.UU. ha reducido en 2% en menos de
cuatro meses y la liquidez se ha incrementado verticalmente. Gran Bretaña, Suecia y Dinamarca también han
rebajado sus tasas.
17
EL POSCONSENSO DE WASHINGTON.
¿SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS
SOCIALES?∗
Yamile Berra Cires
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el periódico El Economista, en el último trimestre del 2000. Revista del BCC. Publicación
trimestral octubre-diciembre de 1999.
18
EL POSCONSENSO DE WASHINGTON. ¿SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS
SOCIALES?
América Latina es una región llena de grandes contrastes. El crecimiento económico no se
reparte proporcionalmente en todos los sectores de la población, la distribución del ingreso
es cada vez más desigual, recibiendo ahora el 40% de la población más pobre sólo el 15%
de los ingresos totales, mientras el 10% más rico concentra entre el 35% y el 60% de los
ingresos6. Con esta situación mucho han tenido que ver las políticas implantadas tras el
Consenso de Washington.
Pero, ¿qué es el Consenso de Washington? ¿Dónde surgió y con qué objetivos? ¿Quiénes
fueron sus partidarios? ¿Qué repercusión tuvo éste en los problemas más acuciantes de
América Latina?
A éstas y a otras interrogantes trata de dar respuesta el presente artículo, por lo que de
inicio se hace un poco de historia.
El Instituto de Economía Internacional de Washington reunió en 1989, en una conferencia,
a economistas del gobierno norteamericano, a miembros de comunidades académicas y
centros de estudio y a representantes de instituciones internacionales como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para discutir acerca de las reformas
necesarias para que América Latina saliese de la llamada década perdida, la década de la
inflación, y la recesión y tomase el camino del crecimiento y la estabilidad.
En ese seminario John Williamson, miembro del instituto promotor de la conferencia,
concluyó que las deliberaciones habían alcanzado consenso en cuanto a medidas de
política que debían ser implementadas por América Latina y que serían aplaudidas por
Washington y las instituciones financieras internacionales. Esto se conoció como el
Consenso de Washington.
Este llamado consenso marcó el camino hacia las reformas neoliberales de las economías
emergentes y sus recetas pasaron a ser adoptadas no sólo por los gobiernos del continente
americano, sino también por los de otras regiones para promover el desarrollo de los
mercados. Estas políticas de reforma marcaron, además, el camino a seguir por los
programas de ajuste impuestos por el FMI como medicina casi única para los países en
problemas.
El consenso se centró fundamentalmente en asuntos de disciplina fiscal, liberalización de la
política comercial y de las inversiones, desregulación de los mercados financieros internos
y privatización de las empresas estatales, todo ello con el objetivo de estabilizar las
economías en cuanto a crecimiento y equilibrio monetario.
Concretamente estas medidas estaban dirigidas a:
6
Fuente: Henry Orrego. Latinoamérica abrió su economía, pero aún enfrenta la pobreza. Agencia
cablegráfica AFP. Noviembre 15/1999.
19
• Mantener políticas macroeconómicas sanas (baja inflación, austeridad fiscal al máximo,
reducción del déficit fiscal).
• Crear bancos centrales independientes e instituciones presupuestadas fuertes.
• Eliminar el tipo de cambio múltiple e implementar una tasa de cambio unificada y
competitiva.
• Privatizar y desregular la economía. Promover el rol del mercado y reducir el papel del
Estado.
• Abrir las economías y encaminarse hacia la liberalización comercial y financiera.
• Promover la eficiencia microeconómica y la inversión privada.
• Eliminar barreras a la inversión directa.
• Instrumentar políticas focalizadas hacia el mejoramiento de la educación primaria y
secundaria.
• Crear un sistema legal bien definido de protección de los derechos de propiedad.
Los antecedentes del Consenso de Washington pudieran ubicarse a partir de la década del
70, después de la crisis de los petrodólares y de la declaración de inconvertibilidad del dólar
en oro que hiciera el presidente Richard Nixon en 1971. Esta decisión, que evidenció el
fracaso de los acuerdos de Bretton Woods, acuerdos mediante los cuales surgieron el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, determinó el inicio de una nueva era para el
FMI en cuanto a objetivos, ya que después de dos décadas de estabilidad y crecimiento
mundial, comienzan a darse fenómenos económicos en diferentes áreas del mundo que
denotaron que el fin del equilibrio había llegado, y que tuvo una dramática expresión con la
crisis de la deuda latinoamericana.
Se crea también una nueva circunstancia mundial con el derrumbe del campo socialista,
pues se perdía la estabilidad de un mundo bipolar y se acentuaba la hegemonía de los
círculos de poder de los que fueron y siguen siendo los países “centros”.
No obstante, el antecedente más importante de este consenso e íntimamente ligado a la
crisis de la deuda latinoamericana fue el Plan Brady, propuesto por el Secretario del Tesoro
de EE.UU., en marzo de 1989, y que sugería que los organismos intergubernamentales, los
gobiernos acreedores y los bancos privados prestaran recursos para ayudar a la reducción
de la deuda.
En un sentido amplio, este plan determinaba la generalización de la reducción de la deuda
a través de la conversión de ésta en pagarés negociados en mercados secundarios que se les
denominó bonos Brady, marcando un cambio en el patrón de financiamiento, al pasarse del
uso intensivo de los préstamos bancarios al financiamiento mediante títulos negociados en
los mercados de capitales.
Los bonos Brady se emitieron con respaldo del Tesoro norteamericano, de ahí el interés
de Estados Unidos y de las instituciones de Bretton Woods de establecer a partir de aquel
momento medidas de política que garantizaran el repago posterior de los bonos, por lo que
el Consenso de Washington serviría de soporte a este plan.
20
Las reformas llevadas a cabo consolidaron estas economías como francas economías de
mercado, con una amplia apertura comercial y liberalización financiera, facilitando la
entrada del capital transnacional, con sus posteriores consecuencias.
En el ámbito comercial las reformas consistieron en reducir y unificar aranceles, desmontar
todo tipo de restricciones y permisos a las importaciones y unificar los tipos de cambio.
Con alcances diferentes se llevaron a cabo programas de privatización que ampliaron el
área de acción a los inversionistas locales e internacionales. Muchos de estos programas de
corte neoliberal contenían la reducción de deuda a través de privatizaciones; tal es el caso
de países como Chile y Brasil, donde se privatizó la explotación de importantes recursos
naturales a cambio de la conversión de deuda a bonos de más de 30 años. En Chile, por
ejemplo, donde en 1996 ya casi todo estaba privatizado, se comenzó la privatización de los
segmentos rentables que continuaban aún en manos públicas, con el objetivo expreso de
lograr un ajuste que permitiera pagar deudas.
En cuanto a la política fiscal, las reformas, aunque menos profundas, han sido importantes,
simplificándose los sistemas impositivos y estableciéndose bases tributarias más amplias y
efectivas.
Se flexibilizaron los mercados laborales y en lo financiero se establecieron regímenes de
tasas de interés libres, bajos encajes y mayor efectividad de la regulación y la supervisión.
La liberalización financiera también incluyó la reestructuración de los sistemas financieros
para asumir los retos que impuso la conformación de un nuevo patrón de financiamiento a
escala internacional, centrado en el desplazamiento de los préstamos bancarios por
operaciones con títulos valores (titularización).
Aunque muchos aducen que la reanudación del crecimiento económico de América Latina
en la década del 90 estuvo estrechamente ligado a la aplicación de muchas de las políticas
recomendadas por el Consenso de Washington, lo que sí es indudable es que su impacto
negativo en los temas sociales ha sido de gran envergadura a través de la reducción de los
gastos en educación, salud y asistencia social, por mencionar sólo algunos aspectos.
Las reformas en Latinoamérica aumentaron relativamente el crecimiento potencial de la
región, pero este ha seguido siendo insuficiente e inestable como se aprecia en las series
estadísticas de foros tan prestigiosos como la CEPAL, que demuestran que América Latina
después de haber logrado en 1994 su crecimiento más alto del decenio (5.8%), baja a 1.0%
en 1995, tras la crisis financiera de México, conocida como efecto “Tequila”, y
posteriormente se reactiva, volviéndose a contraer en 1998 después de la crisis asiática.
En 1999, debido, entre otras cosas al contagio de Brasil con la crisis financiera
internacional, y a la fragilidad económica externa de los países del cono suramericano, el
crecimiento de las principales economías latinoamericanas, excepto México, fue negativo
con respecto a 1998, manifestándose a escala regional un virtual estancamiento. Los países
que vieron más afectado su indicador de crecimiento fueron Venezuela, Colombia y
Argentina, que decrecieron 7.0%, 5.0% y 3.5% respectivamente. México, por su parte,
21
creció un 3.5% y Brasil, a pesar de haber sido el país más afectado por la crisis, logró un
pequeño crecimiento (0.5%)7.
Además, se agudizaron los déficit en cuenta corriente (de 16 534 millones de dólares en
1991 a 56 370 millones de dólares en 1999) y del sector público (de 0.3% del PIB en 1991
a 3.2% en 1999) de la región. Con ello se debilitó la confianza de los inversores y aumentó
el riesgo país8.
Lo anterior evidencia que la vulnerabilidad de las economías latinoamericanas, a pesar de
las reformas, sigue siendo alta, y la volatilidad del crecimiento es mayor respecto a otras
regiones. Además, ha empeorado la distribución del ingreso, se han profundizado los
niveles de pobreza y las brechas saláriales entre la mano de obra calificada y no calificada,
lo que ha estado condicionado fundamentalmente por el insuficiente desarrollo de la
educación y su inequitativo destino.
Todo ello permite valorar que las políticas establecidas por el Consenso de Washington
proporcionaron una mejora en el comportamiento de las principales variables
macroeconómicas, como son crecimiento e inflación (el índice de precios al consumidor
disminuyó de 199.6% en 1991 a 9.6% en 1999), al menos en el período anterior a la crisis
de los países de Asia Oriental, pero los indicadores sociales han empeorado, produciéndose
un incremento del desempleo que en América Latina ha sido de 5.8% en 1991 a 8.7% en
1999 y disminución del salario medio, entre otros ya mencionados. Las políticas del
consenso tampoco evitaron la crisis del Sudeste Asiático, ni protegieron del contagio a
países distantes9.
Es por ello que en el 53 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, iniciado en septiembre de 1998, se abogó por un nuevo consenso como
reconocimiento de que las políticas diseñadas por el consenso anterior no fueron capaces de
lograr la estabilidad y los niveles de crecimiento económico adecuados, ni de prevenir las
crisis financieras que atacan al mundo.
En esta convocatoria se lanzaron importantes ideas íntimamente relacionadas con el
rediseño de políticas y con la necesidad de analizar cuándo los cambios deben hacerse en
las políticas y cuando en las instituciones, se habló de asignar a los gobiernos el importante
papel de dialogar con realismo con las instituciones financieras internacionales, ya que
ellos son los que en última instancia implementan las decisiones de política; se hizo
hincapié en la necesidad de graduar la liberalización de los flujos de capitales y de
fortalecer la supervisión en materia financiera.
A partir de 1998 ha ido aumentando en el ámbito mundial el movimiento en contra del
conocido consenso. Importantes personalidades del mundo económico se han hecho eco de
la necesidad de cambiar los enfoques para lograr un crecimiento que se base en una mayor
7
Fuente: CEPAL. Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe. 1999.
Fuente: Idem
9
Fuente: Idem
8
22
coordinación entre los gobiernos y el resto de los entes que, de hecho, participan en el
desarrollo económico.
Éste es el caso de Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo,
quien ha llamado a retomar el papel del Estado y de los bancos de desarrollo en el camino
de la inserción de América Latina a la economía global.
El Banco Mundial también se ha pronunciado por un nuevo consenso. Para Joseph Stiglitz,
quien ejerció como economista jefe del Banco Mundial desde 1997 hasta fines de 1999,
también llegó la hora de hablar de un Posconsenso de Washington. Éste levantó críticas a
las políticas del consenso en muchos aspectos, cuestionando la oposición a los controles de
cambios y las políticas aplicadas a Rusia (especialmente las privatizaciones) y al resto de
las economías en transición, criticó además la posición del FMI respecto a la
indiscriminada apertura de las cuentas de capitales en economías emergentes que no
estaban preparadas para asimilar este reto, procurando demostrar que estas políticas no
consiguieron dar respuesta a una serie de cuestiones vitales para el desarrollo mundial.
Stiglitz se pronunció por un nuevo consenso que incluya necesariamente aspectos relativos
al desarrollo humano, la educación, la tecnología y el medio ambiente, de ahí la relación de
lo planteado por éste con el programa del nuevo Marco Integral para el Desarrollo (MID)
propuesto por el Banco Mundial a inicios de 1999.
Pero en esencia, ¿por qué un posconsenso? Es evidente que los organismos multilaterales
han sido incapaces de enfrentar con tino el fenómeno de la globalización, aspecto que
quedó claro en la crisis del Sudeste Asiático, y que provocó fuertes críticas a estas
instituciones a escala internacional.
Por otra parte, a pesar de que desde hace ya varios años las instituciones internacionales y
los países desarrollados vienen hablando de proteger a los más vulnerables y de crear
programas que alivien a los más pobres y endeudados, ¿qué de todo ello se hace efectivo?
En 1999, tres años después de creada la Iniciativa para los países pobres muy endeudados
(Heavily Indebted Poor Countries-HIPCs), sólo 4 países de los que debían beneficiarse de
este programa (Uganda, Bolivia, Mozambique y Guyana) han obtenido algún alivio de su
deuda, equivalente sólo a 2.7 miles de millones de dólares (el 2.35% del superávit fiscal
de Estados Unidos). ¿Cuanto tendrá que esperar el resto?10
Teniendo en cuenta también que la deuda de los 41 países pobres más endeudados
representa solamente el 9% de la deuda total de los países en desarrollo, es evidente que
una solución verdadera para estos países y para el resto del mundo en desarrollo llegará
para las “calendas griegas”.
10
Fuente: Marlén Sánchez. Iniciativas recientes para el alivio de la deuda: ¿de qué estamos hablando?
23
Otro tanto sucede con la Ayuda Oficial al Desarrollo, que se encuentra al nivel más bajo de
la década, 0.22% del PIB de los países desarrollados, cuando el compromiso de ayuda,
también simbólico, era de 0.7% del PIB. Sin embargo, este importante tema ha sido
relegado en la agenda internacional para el año 200111.
Igualmente preocupante es que los países desarrollados bajo la fachada de Fondos de
Ayuda al Desarrollo otorgan préstamos en condiciones netamente comerciales.
De manera que se ha hecho evidente que las señales emitidas hasta el momento en cuanto al
reacomodo de las instituciones multilaterales para enfrentar la pobreza y la desigualdad que
sufre una gran parte de la población mundial, son claramente ficticias.
Sin embargo, estas instituciones se esfuerzan por demostrar que su preocupación por los
asuntos sociales y ambientales, entre otros, es real. De ahí el Marco Integral de Desarrollo
propuesto por el Banco Mundial que forma parte de la visión del nuevo consenso, y que se
inserta, junto con el reforzamiento de la HIPCs12, en toda la estrategia trazada por las
Instituciones de Bretton Woods acerca de una nueva arquitectura financiera.
Este MID, que lidera la propuesta del posconsenso proviene del criterio de que el
crecimiento económico se logra a menudo a expensas del desarrollo social, por lo que se
propone un proceso participatorio para el logro de un desarrollo sostenible.
Este cuadro estratégico pretende incorporar los aspectos sociales y estructurales del
desarrollo a las dimensiones macroeconómicas y financieras. Se trata de un enfoque
integral y estratégico de desarrollo, basado en la autoría y la colaboración de cada país,
donde el país sometido al programa por autoproposición “encabezará su proceso de
desarrollo de largo plazo en colaboración con la comunidad para el desarrollo”.
Los países a iniciarse en el programa piloto del MID son Bolivia, Costa de Marfil,
República Dominicana, Etiopía, Eritrea, Ghana, Jordania, República de Kirguisia,
Marruecos, Rumania, Uganda, Vietnam y Gaza.
Los principios básicos de este Marco Integral de Desarrollo son:
•
•
•
Cada país mantendrá la propiedad y la responsabilidad de su desarrollo.
Cada país liderará la coordinación de ayuda que estimule la creación de
asociaciones estratégicas y la construcción de capacidades desde todos los puntos
de vista.
Lograr coherencia y armonización de los diferentes donantes, mediante un proceso
de información, consulta y coordinación de proyectos.
11
Fuente: Marlén Sánchez. La globalización financiera: ideas en torno a la nueva arquitectura financiera
internacional. II Encuentro Internacional Globalización y Problemas del Desarrollo.
12
La Iniciativa HIPC’s fue lanzada en 1996 por el FMI y el Banco Mundial, con el objetivo de llevar a
niveles sostenibles el endeudamiento externo de los países más pobres altamente endeudados. Ante la
lentitud de la implantación de esta propuesta, surge a inicios de 1999 a propuesta del G7 la HIPC’s reforzada,
que establece, entre otras cosas, vincular la reducción de la deuda con la reducción de la pobreza.
24
•
El BM aportará ayuda a los países para comprender las causas de la pobreza y, a su
vez, para diseñar estrategias de desarrollo sobre la base de la experiencia nacional y
de otros países, identificando indicadores para medir el progreso de los programas
y monitorear su evolución.
En realidad, lo verdaderamente novedoso de este programa consiste en la coordinación del
aporte de todos los donantes, tanto bilaterales como multilaterales, de manera que se pueda
alcanzar un aprovechamiento más coherente del financiamiento y se logre un programa de
desarrollo que se enfoque a las necesidades más perentorias de cada país.
Este elemento de concertación resulta particularmente importante, ya que hay experiencias
de países como Costa Rica y Colombia, que en ocasiones anteriores han llevado a cabo
programas parecidos en cuanto al proceso consultivo del desarrollo entre el gobierno y el
resto de los sectores de la sociedad, pero sin contar con el apoyo de un financiamiento
coordinado.
Por lo demás, aunque el MID está diseñado para implementarse en países que requieren
financiamiento concesional, la implantación del mismo depende en realidad de la voluntad
política de los gobiernos para lograr la concertación de intereses entre los diferentes entes
económicos y políticos del país de que se trate. Muestra de ello es que el primer país que se
inició en esta iniciativa piloto fue Bolivia, el cual ya había acordado un plan de acción
nacional con un enfoque multifacético del desarrollo.
Ahora bien, también va siendo hora de que los gobiernos de los países subdesarrollados
asuman con más responsabilidad el papel que les corresponde ante el desarrollo y la justicia
social de sus países, combinación ésta difícil, pero no imposible de lograr.
El resto de los aspectos del MID tiene más bien un tono efectista, que puede hacer olvidar
a los países en desarrollo la esencia de estas instituciones internacionales, las que pese a su
capacidad técnica para saber lo mejor para hacer avanzar a las economías, han demostrado
durante medio siglo que responderán por sobre todas las cosas a los intereses de su
accionista mayoritario, Estados Unidos.
Este programa es la apariencia de que se quiere y se ha hecho efectivo un cambio, pero en
realidad seguirá siendo condicionalidad, supeditación y lentitud en la solución de los
problemas de los más vulnerables.
El MID elimina el método de entregar financiamiento a través de tramos de crédito,
otorgándole al país la total responsabilidad en el manejo de los recursos financieros
acordados. No obstante, sería bueno preguntarse ¿qué pasaría con un país que al
realizársele la revisión del avance del programa no haya cumplido cabalmente con lo
programado? Respuesta pendiente.
Es por ello que, aunque aún no ha llegado el momento de evaluar resultados sobre esta
iniciativa, que se presenta como la panacea para los males de 13 economías, hasta el
momento el MID suena a “bolero” en un mundo donde el género de moda es el “rock
duro”.
25
LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA:
IDEAS EN TORNO A LA NUEVA
ARQUITECTURA FINANCIERA
INTERNACIONAL∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
*Publicado en la Revista Economía y Desarrollo. Octubre-diciembre del 2000.
26
LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA:
IDEAS EN TORNO A LA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA
INTERNACIONAL
Desde fines de 1998 se acuñó el término de nueva arquitectura financiera internacional que
de cierta forma resumía los términos en que debería quedar diseñado un nuevo orden
monetario y financiero internacional que supuestamente asumiera los retos de la
globalización actual. Mucho se ha hablado de ella no sólo en los medios académicos, sino
en los políticos y económicos internacionales y, por tanto, sobre el tema giran múltiples
consideraciones y criterios no siempre coincidentes.
El presente trabajo no pretende abordar la temática en toda su complejidad sino más bien se
propone ofrecer algunas consideraciones sobre la viabilidad de la arquitectura que se
propone.
En la primera parte se alerta de la gran responsabilidad que significa la tarea de reformar el
sistema monetario y financiero. El sistema resultante de Bretton Woods portaba en sí
mismo la génesis de su crisis; sin embargo, se impuso y las consecuencias no pudieron
evitarse. De alguna manera hay que tratar de que la historia no se repita, aunque no hay
hasta el momento una idea clara en cómo lograrlo.
Posteriormente, se ofrecen algunas consideraciones sobre la globalización financiera y la
ausencia de un marco institucional capaz de regularla, donde se analiza en síntesis muy
apretada lo que ha pasado desde el derrumbe del sistema patrón cambio dólar-oro hasta la
fecha, caracterizando la situación de incertidumbre, inestabilidad y crisis que reina en los
mercados financieros en la actualidad.
El tema central pasa por el cuestionamiento de un conjunto de aspectos vinculados a la
viabilidad y racionalidad de las propuestas que han surgido en torno a la nueva arquitectura,
destacando la satisfacción por el consenso logrado en torno a la necesidad de diseñar un
orden diferente que responda a las exigencias del momento, pero al mismo tiempo
demostrando la timidez y falta de autenticidad de la gran mayoría de las alternativas que se
proponen. En este sentido, se señalan los aspectos cuestionables y no cuestionables de la
agenda que se propone y se le incorporan nuevos temas que a nuestro juicio resultan
medulares en cualquier intento de reforma del sistema actual.
Finalmente, se analiza el tema desde una perspectiva de países subdesarrollados,
planteándose las opciones de estrategias disponibles con vistas a lograr una mayor
participación de éstos en el debate internacional sobre el tema y poder así defender sus
posiciones e intereses como grupo.
Antecedentes
Hace exactamente 55 años Estados Unidos convocó a toda la comunidad internacional a
una conferencia monetaria para tratar de ponerse de acuerdo en cuanto al orden monetario
financiero que debía prevalecer finalizada la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento,
27
como Estados Unidos tenía la hegemonía absoluta no sólo en términos políticos, sino
también económico, se impuso su propuesta recogida en el Plan White mediante la cual se
establecía un sistema patrón cambio dólar-oro, que situaba el dólar como la divisa por
excelencia a escala mundial, al contar ese país con las dos terceras partes de las reservas
mundiales de este mineral13.
Nace así un sistema monetario que hacía depender al mundo entero de la marcha de una
moneda nacional y, en consecuencia, ataba a la economía mundial a los vaivenes de la
economía de un sólo país.
Expertos y no expertos no tardaron en darse cuenta de que el sistema resultante en Bretton
Woods era intrínsecamente absurdo, que de cierta forma llevaba dentro de sí los propios
elementos de su destrucción, un sistema que portaba desde su nacimiento la génesis de su
crisis.
El primer absurdo era utilizar la moneda de un país como medio de pago internacional; si
bien es cierto que en aquel momento Estados Unidos podía hacerle frente a un reto de tal
magnitud, se hizo total abstracción de las peculiaridades cíclicas de una economía
capitalista en desarrollo. Además, la premisa de la convertibilidad del dólar en oro se
sustentó sobre bases muy frágiles, lo que quedó demostrado cuando los países europeos
comenzaron a ejercer su derecho de convertibilidad, al percatarse de que el sistema
comenzaba a mostrar sus contradicciones inherentes.
La contradicción liquidez versus confianza no tardó en tambalear las bases mismas del
orden monetario impuesto. Necesariamente, Estados Unidos tenía que tener déficit en
balanza de pagos para poder inyectarle liquidez al sistema, pero los crecientes déficit cada
vez más ponían en tela de juicio la confianza en el país emisor de la moneda mundial por
excelencia.
Por otro lado, establecer un tipo de cambio fijo de las principales monedas frente al dólar
era algo difícil de mantener; nuevamente se incurre en una visión cortoplacista. Está claro
que finalizada la Guerra Mundial las monedas europeas no podían ser convertibles, pero
eso no significaba que después de la recuperación comenzaran nuevamente a demandarse
en los mercados internacionales y empezaran a ocupar cierto espacio como divisa
internacional.
Finalmente, el sistema de Bretton Woods le confirió al Fondo Monetario Internacional el
papel de garante de la estabilidad monetaria y financiera internacional, convirtiéndolo en
términos prácticos en una especie de gobierno solapado o marco de referencia obligado
para el diseño de política económica de los países que utilizan sus servicios.
13
La convocatoria a una Conferencia Monetaria Internacional se justificaba por varias razones: superar el
caos monetario imperante en aquel entonces, evitar las recurrentes devaluaciones, fomentar recursos
financieros para la reconstrucción europea y facilitar el comercio.
28
En 1971 Estados Unidos no puede sostener la convertibilidad del dólar en oro y, en
consecuencia, entra en crisis el sistema, reafirmándose ese país como dueño del mundo
financiero y el dólar como activo fundamental de reserva internacional, pese a que pasó a
ser un papel sin respaldo. Sin dudas, los crecientes gastos militares de EE.UU. a fines de
la década del 60, la pérdida de competitividad de la economía norteamericana, los
crecientes déficits comerciales, la generalizada pérdida de confianza en el dólar
norteamericano en particular y en la economía en general, fueron entre otros factores, los
determinantes en el colapso del sistema monetario internacional capitalista de posguerra.
Resulta muy sintomático –por demás– que Estados Unidos convocó a toda la comunidad
internacional para diseñar el orden monetario que regiría finalizada la Segunda Guerra
Mundial, y en cambio cuando le pareció conveniente, en aras de una mayor libertad de
acción económica y política, decidió unilateralmente ponerle fin a lo pactado mediante un
simple decreto.
Desde el derrumbe del sistema monetario internacional diseñado en Bretton Woods, cada
vez se cuestiona más la existencia misma de un sistema monetario internacional;
ciertamente lo que se impuso fue un desorden generalizado de los tipos de cambio, “donde
las grandes fluctuaciones en las tasas de cambio de las monedas pasaron a ser algo
cotidiano, angustioso a veces e imprevisible siempre y la inestabilidad en los mercados
cambiarios se convirtió en un importante factor de lucro”14.
La globalización
regularla
financiera y la ausencia de un
marco institucional capaz de
Durante los últimos tres decenios se han venido produciendo profundas transformaciones
en la economía mundial que explican hasta cierto punto la creciente inestabilidad e
incertidumbre que caracteriza la esfera monetaria y financiera actual. Específicamente la
década anterior fue testigo de una aguda revolución en el mundo de las finanzas
internacionales: acelerada integración de los mercados, rápido proceso de innovación
tecnológica en la industria de los servicios financieros, énfasis en la desregulación y
liberalización, aparición de toda una complicada ingeniería financiera capaz de minimizar
riesgos y satisfacer a los clientes más exigentes del mercado, cambio en las principales
posiciones deudoras y acreedoras en el ámbito internacional, e imposición de un nuevo
patrón de financiamiento caracterizado por un desplazamiento de los préstamos bancarios
por las operaciones con títulos valores.
Estas, entre otras, son las principales tendencias que se impusieron en los mercados
financieros internacionales, y que sin lugar a dudas incidieron de manera muy particular en
el desempeño económico mundial, en especial, de los países subdesarrollados que lucharon
con ahínco para no quedar al margen de esta revolución en las finanzas.
Si bien el sistema monetario que rigió desde 1944 era contradictorio por naturaleza, el que
existe hoy es totalmente irracional. El auge de la actividad especulativa es tan sorprendente
14
Soberón, Francisco. Palabras de apertura a la Conferencia Internacional sobre el euro, auspiciada por el
Banco Central de Cuba. Noviembre de 1998.
29
que, de hecho, estamos ante un sistema monetario, si es que puede decirse que existe, que
“ha servido de vehículo para que se pierdan 4 billones de dólares de riquezas en un año, sin
que nadie entienda cabalmente cómo o por qué, aunque muchos se esfuercen por explicarlo.
Tampoco es fácil comprender la racionalidad de un sistema que permite que la nación más
rica del universo pueda tranquilamente incurrir en un déficit de su cuenta corriente que en
1999 ascenderá a 300 000 millones de dólares”15, al tiempo que a las economías que más
recursos demandan se les imponen rigurosos programas de ajuste para equilibrar su balanza
de pagos.
Por otro lado, la creciente movilidad internacional del capital que prevaleció desde el
colapso de Bretton Woods hasta la fecha, ha estado acompañada de una mayor frecuencia
de crisis financieras tanto en economías subdesarrolladas como desarrolladas, aunque con
diferentes formas de expresión. Se ha presentado como crisis financiera nacional (con
impactos, o bien en el mercado financiero, o bien en el sector bancario, o bien en ambos a
la vez), como perturbaciones monetarias y como crisis de deuda externa.
A diferencia de lo que sucede en las economías industrializadas, en el caso de los países
subdesarrollados las crisis financieras internas con frecuencia se traducen en conmociones
monetarias, dificultades de pagos e, incluso, crisis de deuda exterior, y un simple cambio de
signo de las corrientes externas de capital o los ataques especulativos a las monedas casi
siempre amenazan la estabilidad financiera interna.
En los países industrializados, ni las perturbaciones monetarias se suelen extender con la
misma rapidez a los mercados financieros nacionales –en ocasiones ni se extienden–, ni los
desórdenes financieros internos conducen necesariamente a crisis monetarias y de pagos.
Esta diferencia se explica en buena medida por los niveles de endeudamiento externo
acumulados en los países subdesarrollados por un lado, y por la dolarización que
caracteriza básicamente a América Latina, por el otro.
Aunque cada crisis que ha tenido lugar desde Bretton Woods hasta la fecha ha contado con
sus particularidades propias, se pueden distinguir ciertos rasgos comunes. Primero, el
hecho de que muchas de ellas han estado precedidas de una liberalización financiera; no
cabe dudas que al menos en las economías subdesarrolladas la desregulación financiera y la
liberalización de la cuenta de capital parecen ser el mejor vaticinio de las crisis. Segundo,
todos los episodios de inestabilidad monetaria se han iniciado con un sustancial incremento
de las entradas de capital, seguido de unas salidas igualmente grandes, lo cual está asociado
a los cambios de política económica interna y externa que producen serias discrepancia en
las condiciones financieras nacionales, en comparación con el resto del mundo, que se
reflejan frecuentemente en diferenciales de tasas de interés que hacen cambiar de signo las
corrientes de capital.
Uno de los elementos que caracterizan la crisis financiera actual es la volatilidad y el
contagio. No debe pasarse por alto que si hay algo que tipifique el proceso de
internacionalización financiera actual es precisamente la volatilidad e inestabilidad de las
economías, o sea la elevada vulnerabilidad ante el efecto de shocks interno y externo. La
15
Soberón Francisco. Obcit.
30
volatilidad, sin embargo, hay que verla en las condiciones actuales como un fenómeno
inherente al funcionamiento mismo de los mercados financieros y que refleja en última
instancia sus propias imperfecciones.
De modo que los mercados seguirán siendo volátiles, los ciclos económicos no se van a
detener, el riesgo no se podrá controlar del todo y, en consecuencia, las crisis seguirán
gestándose. En todo caso lo que sí se pude intentar es moderar la inestabilidad de los
mercados, limitar las oscilaciones cíclicas, reducir la intensidad y frecuencia de las crisis
financieras, perfeccionar las técnicas de control de riesgo y disminuir el alcance de los
efectos de contagio.
Dicho de otra manera, la inevitabilidad de las crisis es consustancial a la propia dinámica de
funcionamiento del sistema financiero internacional actual. Si bien la liberalización que
supone la globalización de los mercados financieros brinda ciertos beneficios, la misma
supone una mayor exposición de los mercados domésticos a reajustes y correcciones
constantes de sus sistemas bancarios y financieros para intentar responder con igual
celeridad a los continuos cambios de un mundo financiero cada vez más sofisticado.
El contagio, por su parte, es también inevitable en el mundo global de hoy, lo que sucede es
que los inversionistas fuertemente apalancados, cuando olfatean peligro y riesgo de
pérdidas contables, pues simplemente cubren sus posiciones deshaciéndose de sus activos
más rentables en otros mercados. Si bien en casos de bonanza económica la miopía
favorece a los inversionistas, cuando cunde el pánico a los mercados les cuesta trabajo
distinguir entre economías fuertes y débiles y, en consecuencia, no siguen ningún patrón de
selectividad en cuanto a transmisión de riesgo se refiere.
Existe –por demás– un consenso bastante generalizado de la ausencia de un marco
institucional capaz de regular el sistema monetario financiero internacional actual; de
hecho, resulta evidente una virtual dicotomía entre un mundo financiero internacional
globalizado, sofisticado y muy dinámico y la falta de instituciones capaces de responder a
las exigencias crecientes de ese nuevo mundo.
“Las instituciones financieras internacionales han mostrado graves problemas en torno a la
coherencia de las políticas macroeconómicas que promueven, sobre el control de la liquidez
y la regulación financiera. Las actuales instituciones no sólo resultan insuficientes e
ineficientes para encarar la globalización financiera”16, sino que se han convertido en
instrumentos de dominación solapada, entre otros cosas por el carácter recesivo e impacto
social de los programas de ajuste que promueve y la ampliación de la esfera de
condicionalidad más allá de la estabilidad macroeconómica, entrometiéndose
deliberadamente en asuntos de competencia estrictamente de gobiernos nacionales.
Dicho de otro modo, el sistema financiero actual se ha quedado rezagado respecto a la
economía mundial y no está en condiciones de protegerla de las inevitables crisis por las
que atraviesa y por las que necesariamente seguirá atravesando; más bien tiende a agudizar
los problemas que intenta corregir.
16
CIEM. LA reforma del sistema monetario internacional. Junio de 1999. Página 4.
31
Su reforma, sin embargo, no pasa solamente por el marco institucional; se necesita un
rediseño integral de todo el sistema, que considere simultáneamente un grupo de factores
tales como la liquidez internacional, la consistencia global de las políticas
macroeconómicas, las regulaciones financieras, la solución del problema de la deuda y la
financiación para el desarrollo, entre otros.
La viabilidad de la nueva arquitectura que se propone
Desde hace algún tiempo se ha venido hablando acerca de una nueva arquitectura del
sistema monetario internacional, sobre la cual se logró el primer consenso en la reunión de
octubre de 1998 del FMI y el BM, en la cual se expusieron los cinco aspectos claves que la
misma abarcaría: transparencia, fortalecimiento del sistema bancario y financiero,
participación del sector privado en el manejo y prevención de las crisis, liberalización y
modernización de los mercados internacionales mediante la adopción de buenas prácticas.
Más tarde, el 6 de noviembre en Filadelfia, durante la Reunión del Consejo de Asuntos
Mundiales Michael Camdessus agregó dos aspectos a la agenda: reforma de las
instituciones internacionales y del FMI y la adopción de políticas sociales y soportes para
los pobres más vulnerables.
Es realmente muy sintomático que el Fondo Monetario Internacional sea una de las
instituciones que con mayor énfasis haya planteado un conjunto de medidas para
supuestamente fortalecer y mantener el actual orden económico internacional. Es obvio,
sin embargo, que “estos elementos de “fortalecimiento” no tratan de cambiar el sistema,
sino que parten de elevar el papel del FMI sin realizar transformaciones estructurales y
funcionales profundas. Resulta evidente que el Fondo sigue insistiendo en su protagonismo
en cuanto a ser parte de las soluciones, y no de los problemas, como lo ha sido hasta
ahora”17.
“El debate sobre la reforma del sistema monetario internacional ha provocado un diluvio de
metáforas arquitectónicas, en cuyo contexto las propuestas presentadas van desde la
decoración de interiores hasta una renovación radical.”18
Sin embargo, los diferentes enfoques que se han planteado sobre la reforma del sistema
monetario internacional son hasta el momento tímidos. No es de esperar que las medidas
que se proponen produzcan los cambios concretos que se necesitan, ni tampoco es de
esperar que en el contexto actual resulten viables propuestas de corte mucho más profundo,
por lo que es necesario hacer más énfasis en las medidas y acciones que deberían adoptarse
para acelerar el proceso de transformación del sistema financiero internacional.
Es cierto que debe verse con satisfacción el que ya muy pocos se cuestionen la necesidad
de una reforma integral del sistema financiero; sólo habría que preguntarse si actualmente
17
CIEM. Obcit. Página 9.
Eichengreen Barry, Eichengreen aboga por reforzar los cimientos del sistema monetario internacional.
Boletín del FMI. 29 marzo de 1999. Página 87.
18
32
las condiciones están creadas para diseñar un nuevo sistema diferente al existente y qué
hacer ante esta realidad.
La meta, aunque resulta aplaudible, parece ambiciosa y en torno a ellas pudieran planearse
múltiples interrogantes: ¿Si no existen condiciones para crear algo diferente, cuál podría
ser la alternativa: reformar lo que existe? ¿Admite el sistema actual reformas? ¿De qué
corte? ¿Qué puede considerarse adaptable o asimilable de lo que se plantea en la tan
comentada nueva arquitectura? ¿Lo óptimo sería desmantelar el FMI y crear una nueva
institución, o el Fondo soportaría una renovación? ¿De soportarla, qué alcance tendría?
¿Qué tanto resolvería una reforma en medio del caos financiero actual? ¿Es esa la solución?
Muchas de estas preguntas, por supuesto, son bien difíciles de responder y cualquier intento
de reflexión que se haga en torno a ellas va estar matizado por un determinado contenido
teórico e ideológico y, en consecuencia, pueden resultar controvertidas.
De cualquier manera, las siguientes consideraciones pueden servir de referencia crítica en
la discusión abierta sobre el tema.
•
Está claro que existe un consenso bastante generalizado respecto al hecho de que el
sistema monetario y financiero internacional actual se ha quedado rezagado respecto
a la economía mundial y que se asiste, por tanto, a una virtual dicotomía entre un
mundo financiero cada vez más global, más sofisticado, más dinámico y la ausencia
de instituciones capaces de responder con igual celeridad a las exigencias crecientes
de este nuevo mundo que, por demás, soslaya el tema del subdesarrollo.
Está menos claro, sin embargo, el consenso respecto a cómo pudiera llegar a
cambiarse el actual sistema, y uno de los factores que explica esta falta de consenso
respecto a cómo es la forma en que definitivamente está diseñado el mundo
actualmente. El mundo de hoy es diferente al que existía al finalizar la Segunda
Guerra Mundial; aun cuando Estados Unidos mantiene el liderazgo absoluto, no
debe perderse de vista que en lo económico, el peso de la Unión Europea no es
nada irrelevante. El PIB de la Unión representa el 40% del PIB de los países
industrializados, al igual que el de EE.UU. y el 20% del PIB mundial, también al
igual que EE.UU. En términos comerciales el comercio de la Unión Europea
representa el 16% del total mundial, mientras que el de EE.UU. sólo el 12%. Por
otro lado, la recesión de Japón ya parece haber tocado fondo y el futuro de China
todavía puede sorprender a la comunidad internacional.
En este contexto “pretender de forma expedita un nuevo “Bretton Woods”
constituye un reto por lo que éste representó en la conformación de un patrón
diferente para las relaciones monetarias y financieras. Para ello hizo falta una
confrontación bélica que definió la hegemonía indiscutible de los Estados Unidos y,
como resultado, la supremacía del dólar. Hoy la correlación de fuerzas al interior de
las economías altamente industrializadas es distinta y el capital transnacional exige
cada vez más libertad de movimiento, por lo tanto las negociaciones serían más
33
arduas y menos predecibles”19, y de seguro los principales líderes mundiales se
encargarían por si solos de frenar tal iniciativa, no parece interesarles, al menos por
el momento, como tampoco parece interesarles concederle un papel más
protagónico a los PSD.
•
Renovar lo que existe no es lo óptimo, pero parece ser lo más probable en el
contexto actual, por lo que se impone una concertación de los países en desarrollo
para lograr una reforma efectiva y radical. Está claro que lo óptimo sería crear
nuevas instituciones multilaterales que no estén regidas exclusivamente por el G-7,
instituciones que por demás deberían formar parte de un sistema monetario y
financiero internacional también justo, democrático, coherente, y aun en el
hipotético caso de que ambas cosas se lograran, perderían sentido si no están
insertadas en un nuevo orden económico internacional de nuevo tipo que redefina
los patrones de funcionamiento de la economía mundial, teniendo en cuenta una
inserción real de los países subdesarrollados.
Sin embargo, todo apunta hacia la inevitabilidad de convivir con las instituciones
actuales en cuyo caso sí resulta impostergable una reforma profunda de sus
estructuras” para que puedan cumplir un rol positivo en el manejo de la liquidez
internacional y en el suministro de recursos para el desarrollo” 20, pero no al estilo
de la que propone su accionista mayoritario.
Ello, además de ser menos inviable, permitiría aprovechar más de 50 años de
experiencia técnica acumulada por esas instituciones en el manejo monetario y
financiero, independientemente de las criticas que se les hacen por las secuelas
negativas que tienen desde el punto de vista social para los países, la
condicionalidad del financiamiento que impone el Fondo, la falta de
democratización de estas instituciones, su falta de previsión respecto a las crisis y la
ausencia de un manejo adecuado de las mismas.
Además, habría que considerar dos elementos adicionales: por una lado, que
cualquier institución nueva que se diseñe no será muy diferente de la actual, pues
requeriría de la anuencia de los mismos países que patrocinan las que hoy rigen al
ser éstos los principales donantes de fondos y, por el otro, el factor tiempo que
constituye una variable clave, debido a la dinámica con que se agravan los
problemas acumulados en una economía mundial cada vez más global, por una lado
y, lo que significaría en términos de desgaste un proceso de negociación cuyos
resultados son inciertos. Téngase en cuenta que la Ronda Uruguay necesitó más de
7 años para su materialización y no sólo dejó temas fuera de la agenda, sino que,
además, la supuesta liberalización lograda ha sido selectiva y fragmentada,
concentrando sus mejores resultados en los bloques regionales.
19
García Mercedes. Panorama monetario y financiero internacional; razones para una reforma. CIEI. Junio
de 1999. Página 1.
20
García Mercedes. Obcit. Página 9.
34
Asimismo, parece difícil ordenar la economía mundial sin la presencia de una autoridad
monetaria; los flujos de capital internacional, además de volátiles, son en extremo
contagioso y exhiben los síntomas clásicos de pánico financiero. Indiscutiblemente, un
prestamista de última instancia contribuiría a suavizar los efectos de esa inestabilidad y,
a veces, la inestabilidad misma.
Es cierto que el FMI está muy lejos de ser un prestamista de última instancia, pero de
alguna manera ha asumido de forma concertada con otros organismos oficiales algunas
de estas funciones.
•
La agenda de la nueva arquitectura no es del todo cuestionable.
Es cierto que se necesita una mayor transparencia en materia de información no sólo de
los diferentes países, sino también de las diferentes instituciones; la irreversible
globalización exige el desarrollo de nuevos standards en áreas sensibles de la economía
internacional21, tales como la regulación, la supervisión, la necesidad de contar con
regímenes de protección ante los acreedores, con códigos contables y sólidos de los
sistemas financieros, la urgencia de adoptar un auténtico “código de circulación” para
los flujos de capital que sea extensivo a los fondos de inversión especulativos y a los
centros offshore.
Los nuevos mecanismos de regulación y supervisión que se propongan deberán tener un
carácter global acorde con las exigencias del momento; no deben restar, sino más bien
sumar a la mayor cantidad de países posibles, a todos los mercados financieros e
instituciones para evitar asimetrías en materia de regulación.
Es cierto también que se ha venido avanzando en esta materia, respecto al desarrollo de
nuevos standards internacionalmente aceptados. Por ejemplo, el FMI en colaboración
con otros organismos y en consulta con un grupo representativo de bancos centrales, ha
venido trabajando en el diseño de códigos de buenas prácticas para fomentar la
transparencia, y hasta el momento ya se cuenta con un código sobre la divulgación de
datos, orientado a los países que pretenden movilizar recursos en los mercados
internacionales de capital22, con un código de transparencia en la política fiscal que
también se encuentra en funcionamiento, y con un código de transparencia en las
política monetarias y financieras que debe estar ya en fase de terminación o tal vez a
punto de su implementación.
Sin embargo, hay dos reflexiones que se imponen en la consideración de este aspecto:
por un lado, está todavía por ver que todas estas normas y códigos nuevos que se están
diseñando se implementen con igual rigor tanto en países industrializados como en
economías subdesarrolladas, o estará presente también la asimetría que caracteriza el
tratamiento de países con desbalances de pagos manifiesta en severos ajustes para unos
21
Necesidad de replanteo de las normas de Basilea; las mismas no deben centrarse solamente en materia
bancaria, sino que deberían extenderse a los nuevos actores de los mercados financieros: fondos de cobertura,
fondos mutuos, etc.
22
Se encuentra en pleno funcionamiento y ya ha sido adoptado por 9 países americanos.
35
y ausencia de ajustes para otros. Si la transparencia será realmente simétrica, apuesto
por ella.
Por el otro, no debe sobredimensionarse el papel de la transparencia de información;
una mayor transparencia, un mejor y mayor flujo de información no va a resolver el
problema por si solo, ya que la propia inestabilidad y volatilidad que caracterizan hoy a
los mercados financieros internacionales, ha traído como resultado que las opiniones y
las expectativas de los agentes económicos sobre la evolución de las variables
económicas sean también más volátiles e impredecibles. Dicho de otra manera, “los
problemas de información que determinan la inestabilidad financiera son en gran
medida insolubles, ya que están asociados mucho más a … las expectativas de los
agentes económicos… que a imperfecciones de los flujos de información en el sentido
estricto del término”.23
En materia de perfeccionamiento del marco institucional donde operan los mercados
financieros, hay que decir que si bien no existen condiciones objetivas para crear una
especie de banco central internacional o alguna otra institución que garantice el
adecuado funcionamiento del sistema diferente a la que ya existe, si debería estudiarse
la posibilidad de crear y/o en algunos casos fortalecer organizaciones regionales y
subregionales (aprovechando el auge reciente de los procesos de integración regional),
que complementen la labor de un FMI reformado.
•
De la arquitectura que se propone sí pudieran cuestionarse los siguientes elementos:
1. El inadecuado tratamiento que se le da a la dimensión nacional del tema. Resulta
imposible lograr una estabilidad internacional sin una contrapartida en el ámbito
interno de los países, por lo que es necesario insertar en cualquier intento de reforma del
sistema actual una amplia gama de aspectos nacionales: reglamentación de los bancos y
el mercado de valores, leyes de quiebra, una buena gestión de gobierno, normas en
materia de divulgación de datos, auditoría y contabilidad, controles a las entradas de
capital, adecuada reestructuración de su deuda externa, etc.
Dicho de otro modo, el fortalecimiento de los sistemas bancarios y financieros de los
diferentes países, por una parte, y la necesidad constante de adecuación de los mismos a
los cambios de la economía mundial, por el otro, constituyen un punto de partida
obligado en cualquier intento de reforma que se proponga. Desde luego, esto no deja
de ser un importante desafío, con independencia de la globalización; los gobiernos
nacionales aun no parecen haber asimilado el alcance de un mercado mundial sin
fisuras respecto a su propia autonomía y radio de acción. Aunque los mercados
mundiales hayan recortado ya de factus la soberanía nacional, los gobiernos se
muestran reticentes a cederla por completo a una entidad supranacional24. Esto se torna
particularmente complejo en el caso de los países subdesarrollados cuyo margen de
maniobra es más limitado.
23
Ocampo, José A. “La reforma del sistema financiero internacional: un debate en marcha”.
Por eso, entre otras cosas, todavía no se ha llegado a un consenso respecto a la necesidad de crear un
prestamista de ultima instancia a escala internacional.
24
36
Las autoridades tienen que formular más consistentemente sus políticas económicas,
tienen que prestarle mucha atención al control de los flujos de capitales; urge también
diseñar normas y reglas que respondan a las exigencias del momento y que los ayuden a
lograr una mayor y mejor inserción en la economía internacional. El ejemplo más
reciente y efectivo es el de Malasia.
La liberalización y apertura externa no significa ausencia de regulación, por el
contrario, para que el proceso de desregulación y liberalización contribuya
positivamente al perfeccionamiento del mercado financiero, es preciso que, por un lado,
esté acompañado de nuevas y estrictas regulaciones y, por el otro, que se lleve a cabo de
manera ordenada, selectiva y sólo después de contar con un entorno macroeconómico
estable y un sistema financiero eficiente que permita manejar esa liberalización.
No todo está perdido frente a la globalización financiera, las autoridades monetarias
tienen ante si un gran reto. Si bien los mercados seguirán siendo volátiles, el riesgo no
se podrá controlar del todo y, en consecuencia, las crisis seguirán gestándose, se puede
intentar moderar la inestabilidad de los mercados, reducir la intensidad de las crisis
financieras y perfeccionar las técnicas de control de riesgo.
El capital seguirá su lógica de siempre, más ahora que se derrumban hasta las barreras
artificiales, pero de alguna manera se puede estimular y/o desestimular su entrada y
salida a partir de la fijación de determinados “impuestos sobre depósitos a corto plazo,
coeficientes de reserva obligatoria, establecimiento de licencias y procedimientos de
aprobación para compra de títulos por extranjeros, límites al crédito al consumidor,
tipos de cambio duales para restringir las salidas y períodos obligatorios antes de
permitir la repatriación de capitales.25
Por tanto, la idea a destacar en este primer punto cuestionable de la agenda es que aun
suponiendo que sean viables las propuestas recientes para diseñar un orden financiero
internacional de nuevo tipo y se logren materializar, aunque sea en un futuro mediato,
perderían todo sentido si las mismas no tienen una contrapartida objetiva en el plano
doméstico y, lamentablemente, éste es un tema poco consensual hasta el momento.
2. El rol que le confieren a la privatización es poco realista, aunque se inserta en la
tradicional estrategia neoliberal de mayor participación del sector privado en la
dirección económica. Sin embargo, intentar disciplinar este sector y lograr que se
involucre más directamente en las operaciones de contención de crisis, resulta
improbable. Por naturaleza, la esfera privada responde, en primera instancia, a sus
propios intereses y asume riesgos, siempre y cuando la percepción en términos de
beneficios se lo permita.
3. Las supuestas políticas sociales de soporte para los más pobres y vulnerables que se
proponen todavía están por verse. Es cierto que ya el Banco Mundial plantea la
necesidad de diseñar una nueva arquitectura del desarrollo paralela a la arquitectura
25
García Mercedes, obcit. Página 15.
37
financiera, y es indiscutible que el lenguaje y el discurso están cambiando a niveles
sorprendentes, ya no se habla de aumentar los gastos militares, sino de reducirlos; no se
habla de recortar los gastos sociales sino de aumentarlos, se abre cada vez más paso la
idea de la condonación de la deuda, se retoma la palabra desarrollo e incluso se presenta
una agenda de los aspectos que debería contener una supuesta arquitectura del
desarrollo.
Sin embargo, hasta el momento estas cuestiones se han quedado en el plano de las
ideas. Además, se observa una fuerte tendencia a privilegiar en materia de alivio de la
carga de la deuda sólo a los países más pobres altamente endeudados (PPME), mediante
la Iniciativa HIPCs, y aunque eso resulta justo, es totalmente risible, no guarda relación
alguna con la magnitud de los problemas acumulados, ténganse en cuanta que la deuda
externa de este grupo de países representa sólo el 9% de la deuda total del mundo
subdesarrollado.
La iniciativa HIPCs diseñada por el FMI y el Banco Mundial, si bien es síntoma de la
mayor sensibilidad de la comunidad internacional en torno al tema, puede ser criticada
desde diferentes ángulos y posiciones. El procedimiento de aplicación de la HIPC
reforzada, aunque mejora respecto a la propuesta inicial, sigue atrapado en la ya clásica
filosofía del Fondo: el ajuste primero y el financiamiento después. Además, bajo los
acuerdos actuales la carga del servicio de la deuda queda fuera vía nuevos préstamos,
reestructuraciones, acumulación de atrasos, etc. De hecho, no constituye una solución
de largo plazo para la crisis social que azota a estos países. No debe perderse de vista,
que la crisis social en estos países es tan urgente que los gobiernos no están en
condiciones de repagar deudas, más bien necesitan con urgencia un importante flujo de
dinero fresco en términos concesionales y este problema no lo resuelve la iniciativa.
Lo que se necesita es adoptar un enfoque integral sobre la reforma del sistema
monetario y financiero internacional; cualquiera de las propuestas analizadas en este
trabajo que se han asumido como válidas perdería todo sentido si se tratan de
implementar por sí solas. El sistema financiero es un conjunto orgánico, por tanto su
reforma debe tener en cuenta la necesaria interrelación de todos los factores que en
última instancia le dan vida.
•
¿Que le faltaría a la agenda que se propone?
1. Es cierto que se habla de la necesidad de reformar el FMI y el Banco Mundial (BM)
como precondición de todo este proceso, pero no se precisa el alcance que tendría que
tener la misma, o sea el cómo. El cómo debería pasar: por una democratización de estas
instituciones; una revisión del Convenio Constitutivo que aborde el tema de las cuotas
desde un ángulo más pragmático y con una filosofía diferente que no necesariamente
condicione el aporte inicial con la cuantía permisible de acceso a financiamiento, ni
haga depender todo el proceso de toma de decisiones dentro de la institución de ese
aporte inicial, ni donde tampoco imperen los condicionamientos políticos ni de política.
Resulta necesario que el Fondo agilice su mecanismo de concesión de financiamiento,
la ayuda como elemento de prevención ha sido hasta el momento inefectiva; es cierto
38
que históricamente ha jugado mejor el papel de ”bombero que de policía”. Además, su
función de “supervisión” ha sido muy rígida para los subdesarrollados y en extremo
laxa para los industrializados, que son los que en última instancia más pueden incidir en
el adecuado funcionamiento del sistema financiero internacional por el lugar que
ocupan dentro del tablero mundial. No se conoce un caso en que el Fondo le haya
exigido cuentas a EE.UU. por sus crecientes déficits comerciales, o Japón por sus
excesivos superávit. ¿Es esto racional? 26
Desde el punto de vista de los recursos, pudieran considerarse variantes alternativas al
tradicional sistema de cuotas que obviamente seguirá siendo la fuente fundamental.
Facultar a la institución para captar financiamiento en los mercados internacionales
constituye una idea propuesta sobre la cual vale la pena pensar.
Por otro lado, los criterios de condicionalidad tienen que flexibilizarse hasta reducirlos
a lo mínimo indispensable. Más allá del debate de lo legítimo o no que resulta la
condicionalidad, lo importante es no extenderla a áreas sensibles desde el punto de vista
estratégico, que son sólo competencia de las autoridades nacionales, ni tampoco exigir
aplicar la misma terapia a problemas diferentes. El concepto de diagnóstico único,
receta única tiene necesariamente que revisarse.
“Adicionalmente, el BM que constituye en la actualidad el mayor acreedor multilateral
de los países subdesarrollados y que ejerce una notable influencia en las reformas que
en ellos se aplican, tiene también que modificar su condicionalidad, sobre todo en
ciertos aspectos que suponen una franca injerencia en la estrategia de desarrollo
económico y en cuestiones políticas que exceden sus atribuciones como entidad
financiera. Asimismo, como entidad cuya misión originaria era fomentar el desarrollo,
debe incrementar los desembolsos de préstamos a los países más atrasados para
coadyuvar a la creación de una base económica sólida y al combate de la pobreza.”27
2. Ampliar los usos de los derechos especiales de giro (DEG). Aunque está claro que los
DEG están muy lejos de convertirse en la moneda centro del sistema, sí hay que verlos
como una fuente adicional de liquidez, que en el caso de los países subdesarrollados
pudiera significar una alternativa frente a los grandes problemas de pagos acumulados y
los constantes desequilibrios de sus balanzas de pagos.
Cuando la crisis de la deuda, entre las múltiples soluciones que se ofrecieron para
aliviar el peso que ésta significaba, Francia propuso la posibilidad de hacerle frente a
dichas obligaciones con DEG. Esta propuesta, sin embargo, como muchas otras, se
quedó en el plano de las ideas, pero bien pudiera rescatarse en el contexto actual y
estudiar la factibilidad de poder disponer de financiamientos en DEG en períodos de
crisis, que una vez lograda la recuperación serían automáticamente cancelados.
26
27
La última vez que un país desarrollado utilizó los recursos del FMI fue en 1976 (Italia y Reino Unido).
Mercedes García. Obcit. Página 9.
39
Desde luego, aceptar esto significaría nuevamente ir al Convenio Constitutivo del FMI,
para ampliarle los usos a esta moneda y hacerla extensiva, además, a un grupo más
amplio de instituciones financieras regionales.28
La cuestión, por tanto, no sería sólo emitir más DEG que, dicho sea de paso, sería muy
conveniente, ya que una quinta parte de los países miembros no han recibido nunca una
asignación de DEG por haber ingresado al Fondo después de 1981, año en que se
realizó la última asignación, y hay otro grupo que no ha participado en todas las
asignaciones. Lo verdaderamente importante es lograr un acuerdo efectivo en cuanto a
la utilización que se le pueda dar a esos DEG y en qué marcos pudieran operar.
3. Otorgarle al tema de la deuda un “tratamiento distinto al que hasta ahora ha recibido
por parte de sus acreedores privados y oficiales; un manejo que tiene que ser
verdaderamente justo en la distribución de los costos del ajuste y más efectivo en las
alternativas que considere, sin excluir la suspensión de pagos en países que muestren
graves signos de falta de liquidez”29 .
No obstante, no debe perderse de vista que la deuda es sólo uno de los tantos problemas
acumulados que tienen los países subdesarrollados e, incluso, en el hipotético caso de
que se decidiera condonarle incondicionalmente la misma a un número considerable de
países, el alivio resultante no bastaría por sí solo. Si no se eliminan de raíz las causas
del endeudamiento, en poco tiempo el problema se multiplica.
Por otro lado, habría que tener en cuenta que los contados casos de condonación de
deuda que se han logrado materializar, han estado asociados a condicionamientos
políticos de diferente índole.
4. Debe priorizarse en cualquier intento de reforma del sistema monetario y financiero
internacional actual el problema de la Ayuda Oficial para el Desarrollo, a la cual debe
dársele –por demás– un tratamiento diferenciado dentro del conjunto de las
modalidades de financiamiento existentes, teniendo en cuenta las particularidades de los
países subdesarrollados (PSD).
Es hora ya de que al tema de la cooperación financiera para el desarrollo se le conceda
el lugar que merece en la agenda económica internacional. La tendencia al
debilitamiento progresivo de las corrientes financieras oficiales, tanto bilaterales como
multilaterales, ha pasado a ser una gran preocupación para economistas, académicos y
políticos.
El objetivo del 0.7% del PIB sólo lo cumplen cuatro países: Dinamarca, Noruega,
Holanda y Suecia, el resto de los países lo tienen asumido como un simple compromiso
y, de hecho, se ha convertido en una mítica cifra. La ayuda se mantiene en el 0.22% del
PIB y está en el nivel más bajo de la última década, a pesar de los recortes sustanciales
28
De hecho, ya algunos bancos regionales están autorizados a utilizar el DEG, aunque para transacciones
muy específicas.
29
García Mercedes. Obcit. Página 11.
40
en el déficit público de los países de la OCDE30. Los flujos de recursos oficiales netos
hacia las economías emergentes cayeron de 36 500 millones de dólares en 1991 a 8 000
millones en 199931.
Es preocupante que mucha de la supuesta Ayuda Oficial para el Desarrollo,
corresponde a créditos de Fondos de Ayuda al Desarrollo creados por los propios países
industrializados, pero que llevan implícitos un marcado carácter comercial y, en
consecuencia, son flujos generadores de deuda y en su variante más cara. Para que se
tenga una idea, en 1997 el 48% de la Ayuda Oficial que otorgó España a El Salvador,
Guatemala, Honduras y Nicaragua tenía un carácter meramente comercial; sólo el 7%
de esa ayuda se destinó a servicios sociales básicos.32
En el debate internacional sobre el tema se hace necesario incorporar una nueva visión
de la cooperación para el desarrollo, acorde con las exigencias de un mundo globalizado
que margina cada vez más a un grupo nada reducido de países. El lenguaje tiene que
cambiar porque cambiaron los patrones de la economía mundial, resulta clave el
replanteo de los históricos compromisos del norte con el sur y un buen comienzo
pudiera ser que los países de la OCDE se comprometan a flexibilizar posiciones frente a
sus deudores agobiados por una deuda que en cierta forma se ha alimentado por sí sola.
5. El papel que deberían jugar los organismos del Sistema Naciones Unidas debería
concretarse y ver el nexo que predominará entre éstos y el FMI y el BM.
Desde el punto de vista del lado real de la economía, habría igualmente que considerar
la necesidad de promover una auténtica apertura de los mercados de bienes y servicios
que favorezca el crecimiento de los países subdesarrollados. En esto la Organización
Mundial de Comercio (OMC) tendría que jugar un papel decisivo.
6. Valorar la contribución positiva que pudiera tener el euro en la estabilidad monetaria
internacional. Hasta el momento se ha subestimado el impacto que tiene en los
mercados internacionales para la ejecución de transacciones comerciales y financieras
internacionales, la coexistencia del mismo con el dólar norteamericano.
Si bien es descartable un eventual desplazamiento del dólar por el euro, no debe
perderse de vista las potencialidades de la moneda única, una vez consolidado el
proyecto de la unión monetaria. De lo que se trata es, por tanto, de tener en cuenta en
cualquier intento de diseño de un nuevo orden financiero internacional el no monopolio
de una moneda.
30
Información cablegráfica .29/11/98.
FMI. World Economic Outlook, April de 1999. Página 63.
32
Ibid
31
41
Opciones de estrategia disponible para los PSD
El tema visto desde una perspectiva de países subdesarrollados adquiere una dimensión
diferente. Como se sabe, la globalización trae aparejada nuevas oportunidades, pero
también importantes riesgos y desafíos para las economías y los diseñadores de política con
independencia de su nivel de desarrollo.
Es innegable, sin embargo, que la globalización tiene ganadores y perdedores, toda vez que
los principios de los mercados mundiales libres se aplican de manera muy selectiva. Las
negociaciones mundiales en materia de liberalización de inversiones y servicios, por
ejemplo, avanzan rápidamente, mientras que la intervención en los textiles y la agricultura
sigue siendo todavía bastante alta, lo que indiscutiblemente constituye un obstáculo para las
economías más pobres.
Dicho de otra manera, “Se supone que una marea de riqueza en ascenso levantará todos los
botes. Pero algunos pueden navegar mejor que otros. Los yates y los transoceánicos, de
hecho, se están elevando en respuesta a las nuevas oportunidades, pero las balsas y los
botes de remo están haciendo agua, y algunos se están hundiendo rápidamente”33.
Para las economías subdesarrolladas la globalización tiene grandes repercusiones; si bien la
misma le ha brindado a algunos “ciertas oportunidades” de inserción en la economía
mundial, ha marginado a muchos. Dicho de otro modo, ha profundizado de manera
sustancial la brecha entre países que muestran un desempeño económico favorable y
quienes no lo puedan lograr. Es innegable que la inserción de los países subdesarrollados a
la economía mundial es todavía desigual, y los países más rezagados corren el riesgo de
acentuar su retraso, cada vez se cuestiona más si la globalización afecta de manera negativa
a un segmento nada despreciable de las sociedades subdesarrolladas.34
Dado que la globalización lleva implícita una gran dosis de marginación, cualquier intento
de conformar un marco institucional capaz de regular una economía mundial cada vez más
global, no debe pasar por alto la situación de los PSD.
No se concibe una reforma que no sea ampliamente discutida por todos los países, que no
incorpore en la agenda aquellos temas esenciales que le atañen al grupo más vulnerable
dentro del tablero económico mundial.
Los debates sobre cómo prevenir futuras crisis y como crear una nueva arquitectura
financiera internacional no deben dejarse sólo en manos del G-7 y del FMI; los
subdesarrollados han aprendido mucho de crisis y deben participar activamente en las
discusiones.
Concretamente las estrategias más prudentes deberían girar en torno a:
33
PNUD. Obcit, página 95.
Aunque las diferenciaciones sociales que se presentan hacia el interior de las naciones industrializadas han
traído como resultado que no todos los ciudadanos de esos países se beneficien por igual de la globalización.
34
42
•
Insistir en incrementar la capacidad de negociación con el G-7 y defender su
espacio en el proceso de conformación de la nueva arquitectura, con el objetivo de
privilegiar y hacer valer sus intereses como grupo. Dicho de otro modo, luchar por
no mantenerse al margen del debate internacional sobre el tema, pero no sin antes
prepararse. Los países desarrollados saben lo que quieren, cómo lograrlo, tienen
sus objetivos bien definidos, en cambio los subdesarrollados tienen que insistir más
en la concertación, en la adopción de posiciones de grupo, tienen que tratar de
lograr desarrollar el mismo grado de claridad respecto a lo que desean buscar y
encontrar en términos de inserción en un mundo financiero global.
Si bien el G-24, representante de los países subdesarrollados para temas monetarios
y financieros internacionales, ha dado en los últimos 3 ó 4 años algunos pasos de
acercamiento a esta estrategia: promoción de diálogo informal con el G-7,
preparación de estudios conjuntos a través de un programa que financia la
UNCTAD, etc., las iniciativas al respecto están todavía bien lejos de satisfacer las
expectativas y exigencias de los subdesarrollados, cuestión que se evidencia en los
foros internacionales.
Por otro lado, está el G-20, nuevo foro informal de diálogo entre países
industrializados (G-7) y economías emergentes35; sin embargo, no perdamos de
vista que el padre del G-20 es Estados Unidos. La idea de que los subdesarrollados
quedaran representados en ese grupo por las 11 economías emergentes de mayor
tamaño salió de una cumbre del G-7; en consecuencia, está por verse si realmente
dentro de este grupo los subdesarrollados serán capaces de incrementar su
capacidad negociadora o si su permanencia allí se tornará simbólica. Me pregunto:
¿Es esto lo que necesitamos?
•
Lograr que queden bien representados en la arquitectura resultante los intereses de
las diferentes subregiones, pese a la gran heterogeneidad que, como se sabe,
prevalece hacia el interior de cada una de ellas. Luchar por mantener un espacio
donde el grupo de países más pobres, con independencia del área geográfica a la
que pertenezca pueda en los foros internacionales definir posiciones concretas que
atañen a su pésimo desenvolvimiento económico.
•
Considerar un enfoque regional en términos de supervisión financiera. Es cierto
que los principios de Basilea han jugado su papel en materia bancaria, pero bien
pudieran tener en cuenta si no las especificidades de países –cuestión ésta más
compleja–, al menos las particularidades regionales. Las instituciones regionales
pudieran desempeñar un papel decisivo en esta materia, aunque teniendo en cuenta
que sin una contrapartida nacional y sin voluntad política para aunar esfuerzos, poco
se podrá avanzar.36
35
Argentina, Australia, Brasil, China, India, Corea, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica y Turquía.
Ya existe una propuesta de reforma del Acuerdo de Basilea que se encuentra en discusión, pero aún es poco
tiempo para valorar su alcance.
36
43
•
Fortalecimiento de las instituciones regionales existentes y creación de nuevas
instituciones financieras: fondos regionales o subregionales de reserva, bancos de
desarrollo, mecanismos de consulta y control de las políticas macroeconómicas,
mecanismos de supervisión, de vigilancia, entre otros, donde los países
subdesarrollados jueguen un verdadero desempeño en la toma de decisiones.
•
Lograr que la nueva institucionalidad que se cree o la vieja reformada rompa con el
esquema tradicional, en virtud del cual en la élite directiva esté representada sólo el
G-7; es preciso lograr que al menos organismos regionales como, por ejemplo,
MERCOSUR, formen parte de este selecto grupo. Desde luego, para eso se necesita
fortalecer los esquemas de integración regional, cuestión de primer orden para
nuestros países, al ser ésta la única alternativa frente a la globalización. Sin dudas,
“La integración regional es la única herramienta que tendremos el próximo milenio
para tener una voz sólida y potente en el concierto internacional”37.
Consideraciones finales
37
38
•
El sistema monetario y financiero actual se ha quedado rezagado respecto a la
economía mundial; se asiste a una evidente dicotomía entre un mundo financiero
internacional globalizado, sofisticado y dinámico y la falta de instituciones capaces
de responder a las exigencias crecientes de ese nuevo mundo. Sobre esto se ha
logrado consenso en la comunidad internacional.
•
Los diferentes enfoques que se han planteado sobre la reforma del sistema
monetario internacional resultan tímidos y no tienen en consideración las
necesidades reales de los países subdesarrollados. No se ha logrado consenso
respecto a cómo se va lograr cambiar el sistema actual, aunque hay que ver con
satisfacción el hecho de que cada vez son menos los que se cuestionan la necesidad
de una reforma integral del mismo.
•
Si bien es cierto que se hace necesario crear nuevas instituciones multilaterales
democráticas, justas, que no estén regidas sólo por el G-7, también lo es que se
impone una “visión pragmática y realista de las posibilidades que están al alcance
de los países y de lo que sin grandes traumatismos podría lograrse en materia de
cooperación internacional”38. En este sentido, todo apunta hacia la inevitabilidad de
convivir con las instituciones de financieras actuales, en cuyo caso sí resulta
impostergable una reforma estructural de las mismas.
•
Los diferentes componentes de la arquitectura financiera están estrechamente
relacionados. El sistema financiero es un conjunto orgánico y, en consecuencia, se
hace necesario un enfoque integral sobre el tema. De nada serviría aplicar
aisladamente algunas de las propuestas que se plantean.
Palabras de Enrique Iglesias en la V Cumbre del MERCOSUR, Santiago de Chile. Mayo de 1999.
García Mercedes. Obcit. Página 16.
44
•
Es imposible lograr una estabilidad internacional sin una contrapartida en el ámbito
nacional; es necesario incorporar al debate una amplia gama de problemas
nacionales. Al margen de la globalización y lo que la misma supone, los países
tienen una responsabilidad muy grande en cualquier intento de reforma del orden
monetario y financiero mundial. Lo global pasa necesariamente por lo nacional, si
no se logra una adecuada supervisión interna, ni un adecuado control de los
movimientos de capitales, ni una mayor transparencia, ni un diseño de política
económica consistente en el plano doméstico, no se podrá lograr una inserción
racional, ni un orden mundial sostenible.
•
El proceso de globalización de la economía mundial impone un panorama
financiero a los países subdesarrollados que es imposible de ignorar, la inserción en
la economía mundial no puede subestimar tal realidad, como tampoco
sobredimensionarla con el prisma de un fatalismo. Se hace necesario repensar las
estrategias teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades nacionales a la hora de
gestionar la globalización en función del desarrollo.
45
LA CRISIS DE RUSIA∗
Nelson Martínez Díaz
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
Publicado en el periódico Opciones el 29/09/99.
46
LA CRISIS DE RUSIA
El pasado 17 de agosto se cumplió un año de que las máximas autoridades rusas decretaron
el colapso financiero del país y de su sistema bancario. Al decir de un cronista occidental,
ese día marcó para los rusos el fin de una época.
Formalmente, el gobierno y el banco central emitieron una declaración conjunta señalando
que el problema de la deuda gubernamental había empeorado y que el bajo nivel de
recaudación impositiva se había convertido en una insostenible carga para el gobierno, por
lo cual se declaraba una moratoria de 90 días en el pago de su deuda externa, una
suspensión de su deuda interna a corto plazo (bonos del tesoro) y se elevaba el corredor
establecido para el cambio del rublo frente al U.S. dólar de 6,29 a 9,5, lo que equivalía
prácticamente a una devaluación. Aquella fue la última declaración que emitieron juntos el
Primer Ministro del gobierno Sergei Kiriyenko y el Presidente del Banco Central de Rusia
Sergei Dubinin. Unos días después ambos fueron destituidos.
Ya desde finales de mayo de 1998 los inversionistas extranjeros le habían dado la espalda a
los mercados rusos. La bolsa de valores, los bonos y el rublo se precipitaron como en otras
ocasiones (véase en el gráfico como venía disminuyendo el índice de la Bolsa de Moscú
[RTS] desde un mes antes del inicio de la crisis asiática). El banco central ruso tuvo que
triplicar las tasas de interés hasta el 150 por ciento para apoyar la moneda. Se llegaron a
emitir bonos hasta de una semana de vencimiento, hecho que no tenía precedente. La deuda
a pagar por el gobierno por concepto de vencimiento de los bonos del tesoro en rublos,
en el año de 1998, ascendía en su equivalente en dólares estadounidenses a 30 000
millones.
En los últimos días de junio de 1998 se presentó ante el parlamento por el gobierno un
nuevo programa anticrisis para detener los problemas financieros y económicos que
afrontaba el país. El presidente Boris Yeltsin intervino personalmente en su presentación,
señalando que “la crisis de Rusia había alcanzado proporciones alarmantes y requería la
adopción de medidas drásticas para evitar problemas políticos y sociales”. La aprobación
de este programa de ajuste era condición imprescindible para que los organismos
financieros internacionales aprobaran un nuevo paquete de ayuda. Este programa anticrisis
incluía nuevos y mayores impuestos, severas medidas contra los incumplidores de aportes
al fisco, recortes de gastos presupuestarios y más privatizaciones.
El 13 de julio de 1998 la crisis financiera en Rusia entró en una nueva etapa al concretarse
un acuerdo entre el gobierno ruso y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI, el
Banco Mundial y Japón acordaron un préstamo de ayuda por 22 600 millones de
dólares, convencidos de que sería suficiente para detener la pérdida de las reservas
internacionales y evitar una posible devaluación. Rusia sólo llegó a recibir un primer y
único tramo que ascendió a unos 4 800 millones de dólares.
A finales de julio, al empeoramiento de la situación en la bolsa de valores y el mercado de
deuda se sumaba la expectativa sobre la imposibilidad de pago de sus compromisos
internacionales de varios importantes bancos rusos como el Tokobank, el Inkombank, el
Menatepbank, el Avtobank, el Rossiyskyi Credit y otros.
47
Exactamente 3 días antes del 17 de agosto el financiero George Soros, cuyo fondo de
inversiones era el principal inversionista occidental en Rusia con un valor de 2 500
millones de dólares, proporcionó la última alarma, al pedirle al gobierno ruso que aceptara
la devaluación de su moneda y adoptara un sistema de paridad fija y plenamente
convertible, similar al que aplican países como Argentina y Hong Kong. En una carta
publicada por el diario Financial Times, Soros dijo que el tipo de cambio debería estar entre
un 15 y un 25 por ciento más bajo para reflejar el reciente derrumbe en los precios del
petróleo.
Aunque los reformistas rusos fueron más enérgicos en la devaluación (un 34 por ciento)
que lo aconsejado por el Sr. Soros, la realidad sobrepasó todas las expectativas. Ya el 27 de
agosto los bancos rusos pagaban 16 rublos por 1 dólar estadounidense, en comparación con
los 6.45 rublos por U.S. dólar del día 14 de agosto. Desde el 17 de agosto hasta hoy el rublo
se ha depreciado en casi un 400 por ciento. Incluso, llegó a bajar hasta 27 rublos por U.S.
dólar, estabilizándose en los últimos meses entre 24 y 25.
La repercusión internacional de la crisis rusa no se hizo esperar, como corresponde a la
globalización imperante en los mercados financieros de hoy día, y llegó tan lejos como
hasta Latinoamérica, afectando principalmente a Brasil. Según un editorial del Wall Street
Journal en su Edición España, un día después del colapso, el mayor temor en Washington
era que la falta de confianza en Rusia se expandiera más allá de sus fronteras y afectara el
ánimo de los inversores en Sudáfrica, Brasil, Argentina y otros mercados emergentes.
Las potencias occidentales reaccionaron sin ningún tipo de miramiento. En visita a Moscú
los primeros días de septiembre de 1998 el Presidente Bill Clinton le aseguró a su
homólogo ruso que la ayuda de Estados Unidos y de los otros países ricos del G-7 depende
de que se preserve el camino hacia la economía de mercado. Días después, en una reunión
en Londres, altos cargos del G-7, señalaron que “Primakov puede estar seguro de que la
comunidad internacional le apoyará si mantiene la reforma económica de Rusia”. Mensaje
claro, no hay salida más allá del capitalismo y la libertad de mercado.
En el ámbito interno, después del colapso financiero un nuevo gobierno más pragmático
impuesto por la oposición al Presidente Yeltsin buscó afanosamente soluciones que
lograran estabilizar la situación económica, alcanzar un presupuesto equilibrado, imponer
una disciplina fiscal, reestructurar la deuda interna y externa, estabilizar el rublo y pagar
pensiones y sueldos atrasados a millones de personas. “De no llegar estas soluciones se
producirá sin dudas una catástrofe nacional”, decía el Viceprimer Ministro de aquel
gobierno Yuri Masliukov. La catástrofe no se ha producido, pero los problemas son graves
y continúan latentes; además, aquel gobierno ya no existe y ya suman 5 en los últimos 17
meses.
El entonces Primer Ministro Yevgeni Primakov, al presentar su nuevo plan económico
anticrisis, lo definió como “un plan de recuperación para sentar las bases de una economía
de mercado con control estatal y fuerte protección social”.
48
En febrero de 1999 se aprobó el presupuesto del presente año, propuesto por el gobierno al
parlamento, pese a las duras críticas del FMI, que lo calificó como un proyecto con metas
poco realistas. Los analistas locales prevén que el gobierno se enfrentará con numerosos
problemas a la hora de poner en práctica este presupuesto, y uno de los principales consiste
en la necesidad de subsidiar a las regiones. Sólo 10 de las 89 regiones del país ingresan más
al presupuesto de lo que gastan, contribuyendo de esa manera al presupuesto central. El
resto de éstas requiere ayuda federal. Y mientras las donantes exigen una reducción de las
tasas que pagan a la Federación, las subsidiadas piden incrementar las ayudas.
Los principales parámetros de las cuentas ya se habían fijado en diciembre de 1998. Los
gastos alcanzarán 25 000 millones de dólares y los ingresos 20 594 millones (apenas un
poco más de la mitad de los ingresos de Finlandia o la ciudad de Nueva York), por lo que el
déficit estimado fue de 4 406 millones dólares, o sea, el 2,54 por ciento del PIB.
La devaluación del rublo y la moratoria de pago dejaron al sistema bancario en un estado
precario. De sus 1 500 bancos, 720 están condenados a desaparecer. Millones de
depositantes tienen bloqueados sus ahorros en rublos o en dólares, y sus esperanzas de
recuperarlos algún día son mínimas. Por algo un nuevo dicho ruso proclama que “más vale
1 rublo en el bolsillo que 3 en un banco”. El banco central y el gobierno decidieron crear la
Agencia para la Reestructuración de las Organizaciones de Crédito (AROC), entidad que
debe intentar un proceso de saneamiento del sector financiero.
Como consecuencia de la depreciación de la moneda, las importaciones se encarecieron y
han disminuido, lo cual ha influido positivamente en el balance de la cuenta corriente y
sobre la demanda de la producción interna. La producción industrial de Rusia se incrementó
en un 1,5 por ciento interanual en abril de 1999, pero cayó un 4,1 por ciento en relación con
el mes anterior.
El comportamiento de un indicador tan importante como la inflación, al cierre de julio de
1999, registraba un incremento del 2,8 por ciento, casi un punto más que en junio, que fue
del 1,9 por ciento. En el I trimestre ya se acumulaba el 15,4 por ciento, más de la mitad del
30 por ciento previsto para todo el año de 1999.
En los últimos 10 meses, el poder adquisitivo del salario medio en Rusia se ha reducido un
40 por ciento. El Banco Mundial estima en 30 millones el número de rusos pobres (otras
fuentes locales duplican esta cifra), de una población que se acerca en la actualidad a algo
más de 147 millones. También el retroceso en el terreno social es no menos impactante. Por
sólo mencionar dos indicadores bastante conocidos, tenemos que las expectativas de vida
para los hombres bajó de 70 años a 58 (2 años antes de la jubilación laboral) y la mortalidad
infantil es superior a 21 por cada 1000 nacidos vivos.
Sin duda, la mejor noticia de los últimos meses para Rusia ha sido la subida de los precios
internacionales del petróleo, principal producto de exportación junto con el gas natural, en
casi el doble de su cotización con respecto al cierre de 1998. El aumento de los ingresos en
divisas por exportaciones y la obligatoriedad de cambiar en el mercado oficial el 75 por
ciento de los mismos, han ayudado a contener la caída del rublo y frenar la disminución de
las reservas de oro y divisas del banco central, que al cierre de abril totalizaban 11 104,9
49
millones de dólares. Esta recuperación de los precios del petróleo también ha permitido
pagar una parte de los atrasos salariales y de pensiones.
El tema de la deuda externa e interna rusa es sin duda la mayor amenaza de las autoridades
para estabilizar la situación del país. Rusia tiene una deuda total (externa e interna) que
supera los 200 000 millones de dólares y los adeudos a cumplir en 1999 eran de 17 500
millones. En cuanto a la deuda interna (bonos del tesoro cuyo reintegro fue congelado el 17
de agosto), se llegó a un acuerdo con los inversores extranjeros que estipula el pago de un
10 por ciento en efectivo, otro 20 por ciento podrá ser utilizado para pagar deudas fiscales o
comprar participaciones en empresas que se privaticen y el 70 por ciento restante se
convertirán en obligaciones a devolver entre 1999 y el 2001.
Después de casi 8 meses de arduas negociaciones, las autoridades rusas han logrado que el
Fondo Monetario Internacional (FMI) restablezca la ayuda financiera suspendida tras la
devaluación del rublo en agosto de 1998. El FMI ha aprobado un préstamo de 4 500
millones de dólares, el cual estaba condicionado a la adopción de una serie de leyes. La
Cámara Baja del Parlamento ruso (Duma) ya aprobó en los primeros días de junio la ley
encaminada a reformar el sistema bancario, y posteriormente otras 29 leyes de un total de
30. El primer compromiso que atenderá el crédito del FMI será el servicio de la deuda rusa
con el propio organismo (6 000 millones de dólares). De hecho, el dinero no cambiará de
manos, pues se depositará directamente en la cuenta de Rusia con el FMI.
Gracias a este acuerdo con el FMI, Rusia obtuvo una suspensión temporal de 8 000
millones de dólares de deuda con el Club de París, que vencían entre agosto de 1998 y el
año 2000. El total de la deuda rusa con el Club se eleva a 39 000 millones de dólares.
Además, más de 26 000 millones son adeudados por Rusia a los bancos comerciales,
incluyendo capital e intereses, cuya renegociación se lleva a cabo con el Comité de Bancos
Acreedores del Club de Londres.
Estos son los hechos, en apretada síntesis, que ocurrieron en Rusia en el verano de 1998 y
su posterior evolución. Por supuesto, que no se puede negar la incidencia en las
turbulencias financieras de ese país de factores externos, tales como la crisis asiática o la
caída de los precios internacionales del petróleo (principal producto de exportación) y otras
materias primas.
Pero, a nuestro juicio, en las dificultades económicas de Rusia hay otras razones. Entre las
múltiples causas que provocaron esta catástrofe económica y financiera están el
desmembramiento de la URSS como país y la desaparición de sus relaciones económicas y
de intercambios de decenas de años; los conflictos interétnicos dentro de la propia Rusia no
resueltos; el decrecimiento de la producción que se arrastra por más de 9 años, debido en
parte al desmantelamiento a que fue sometido el aparato productivo; las medidas de política
económica aplicadas de manera ineficientemente, como el escandaloso y fraudulento
proceso de privatización; el descontrol del gasto público y la incapacidad de las autoridades
para recaudar impuestos; una política monetaria irracional que permitió que se crearan
miles de bancos y que muchos se dedicaran a operaciones puramente especulativas en lugar
de financiar actividades productivas; el auge de la economía informal (mercado negro); una
corrupción generalizada en todas las esferas y la expansión de la mafia hacia sectores
50
claves de la economía, y la fuga de capitales por cientos de miles de millones de dólares
hacia bancos e instituciones financieras en el extranjero.
Hoy no pocas personas y entidades, dentro y fuera de Rusia, reconocen el enorme fracaso
de la implantación del capitalismo en el mayor país del mundo, proceso que estuvo
alentado por los países occidentales y dirigido por su agencia, el FMI, al que en Moscú
llaman el “Gosplan39 del Potomac”. Baste sólo citar al economista jefe del Banco Mundial,
Joseph Stiglitz, cuando declaró recientemente que “la aplicación de recetas de libro de texto
ideologizadas han tenido consecuencias nefastas en Rusia”.
Sin embargo, hace mucho tiempo el compañero Fidel llamó la atención sobre el destino de
estos procesos y en entrevista concedida al periódico El Día, de México, en junio de 1985
dijo: “Yo tengo una gran confianza en el socialismo y tengo muy poca confianza en el
capitalismo. A veces los hombres, por errores subjetivos en la construcción de la nueva
sociedad, se encuentran con dificultades y pueden empezar a inventar de nuevo el
capitalismo”.
39
Comité Estatal de Planificación en la época de la Unión Soviética.
51
LA CRISIS DE RUSIA:
COLOSAL TRIUNFO DE LA
ECONOMÍA DE MERCADO∗
Nelson Martínez Díaz
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Julio-septiembre de 1999. No. 3.
52
LA CRISIS DE RUSIA: COLOSAL TRIUNFO DE LA ECONOMÍA DE
MERCADO
En los últimos tiempos los medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco,
casi diariamente, de las dificultades económicas, sociales y políticas de Rusia.
Crisis financieras, devaluaciones del rublo, caídas en la bolsa, deudas sin pagar, programas
anticrisis, negociaciones con el FMI y acreedores, huelgas obreras, conflictos interétnicos,
escándalos de corrupción y cambios de gobiernos son algunos de los lamentables hechos
que se han convertido noticias en el país más grande del mundo (17,1 millones de Km2) y el
sexto más poblado (147,1 millones de habitantes).
Para comprender mejor los orígenes de tal crisis resulta imprescindible, aunque de manera
muy somera, recordar la época en que para resolver algunos problemas económicos en la
URSS se inició un proceso de reformas conocido primeramente (1985) como “aceleración
del desarrollo socioeconómico del país” y llamado posteriormente (1986) perestroika.
Entre las principales preocupaciones de carácter económico de las autoridades soviéticas,
en esos años, estaban los bajos niveles de productividad alcanzados en determinadas ramas,
la forma de utilizar de forma más plena y racional los recursos, la calidad de los productos
de consumo de la población, los rendimientos agrícolas, el atraso tecnológico y el
incremento de las inversiones que nunca terminaban. Estos aspectos fueron abordados en el
XXVII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) celebrado del 25
febrero al 6 de marzo de 1986 y los plenos del Comité Central de 1985 y 1986.
Todos estos problemas debían resolverse, según se decía entonces, dentro del objetivo
estratégico de “perfeccionar el socialismo soviético”. Entonces se hablaba de una política
económica para mejorar los mecanismos de gestión administrativos, intensificar el enfoque
regional de la planificación, reforzar la disciplina, potenciar la política social e impulsar el
desarrollo acelerado de la ciencia y la técnica.
Así, entre 1985 y 1987 se observaron ciertos avances en el crecimiento industrial, el
reequipamiento de las empresas, la calidad de los productos para la población y en la
construcción de viviendas. Comenzaron las transformaciones en el sistema de dirección de
la agricultura y la industria buscando la descentralización adecuada y se ampliaron los
derechos de las empresas y de los órganos locales de gobierno. A fines de 1986 se
estudiaba con mucho cuidado la creación de empresas mixtas con capital extranjero, donde
la producción debía estar dirigida sólo a la exportación.
El año de 1988 marca el comienzo de la ruptura del proceso de reformas con su proyección
inicial. En la XIX Conferencia Nacional del PCUS, junio de 1988, apareció la tesis de que
el desarrollo de la economía era frenado por las conservadoras estructuras políticas
existentes y se comenzó una reforma política radical que abarcó las propias estructuras
estatales y del partido. En nombre de la democratización de la sociedad y la glaznot
53
comenzó a desmantelarse un sistema centralizado y complejo que había funcionado durante
decenios.
Como resultado de los intensos procesos políticos se desatendieron los asuntos económicos,
y tanto en 1988 como en 1989 hubo un estancamiento de la producción. Por otra parte,
empeoró el abastecimiento de víveres y artículos para la población, lo cual causaba
malestar entre los ciudadanos. Con mayor agudeza salieron a relucir muchos problemas
nacionales y territoriales que ya estaban latentes.
Por otra parte, ya en 1989 la situación financiera empeoró. El déficit fiscal alcanzó la cifra
de 120 000 millones de rublos, siendo el volumen total de los gastos presupuestarios
500 000 millones, aspecto que provocaba una seria amenaza al poder adquisitivo del rublo.
A finales del 1989 el Comité Estatal de Estadísticas facilitaba los primeros datos respecto al
auge del mercado negro y, por ejemplo, los choferes del transporte estatal y los empleados
de las gasolineras obtenían 2 000 millones de rublos anuales por la reventa de combustible.
Asimismo, el sobreprecio que tenía que pagar la población a los trabajadores de la salud
estatal gratuita era de 8 000 millones de rublos.
Poco a poco se cambió el rumbo inicial de las reformas y comenzó el viraje hacia el
desmantelamiento de las relaciones socialistas de producción y la implantación acelerada
del capitalismo.
Otro hecho de vital importancia que produce incalculables consecuencias a la economía es
la desaparición de la URSS como Estado, producto de los acuerdos de Minsk de diciembre
de 1991. El 25 del propio mes se declara a Rusia como su heredera principal, sólo en
extensión era el 76 por ciento de la URSS.
Fueron innumerables los diferentes programas de reformas estructurales que se propusieron
para el paso a una economía de mercado. Entre éstos podemos citar el de “una economía
mixta de mercado” de Abalkin (noviembre 1989), “una economía de mercado regulada” de
Ryzhkov (mayo 1990), “el programa de transición hacia una economía de mercado”
(programa de los 500 días) de Shatalin (agosto - septiembre 1990), o el programa de
transición durante 6 años y medio de Yablinski-Allison (junio 1991).
Finalmente, entre las principales medidas que se aplicaron estaban: la desregulación total
de los precios y su libre formación por la oferta y demanda del mercado; la liberalización
del comercio exterior; la plena convertibilidad del rublo en las transacciones corrientes y de
capital; el desarrollo de la propiedad privada y, en particular, la privatización acelerada de
la propiedad estatal. Todo esto aparejado de radicales reformas fiscales, monetarias y del
sistema bancario en general.
Aunque resulte obvio, es bueno repetir que todo este proceso de reforma estructural, y en
particular la privatización, fue dirigido y estimulado por el FMI y el Banco Mundial. Cabe
destacar que la privatización era la medida fundamental de la política económica de los
reformistas rusos y sus asesores occidentales, y como tal era contemplada en el
“Memorando del gobierno ruso sobre la reforma económica”, documento de febrero de
54
1992, cuyo objetivo era obtener el beneplácito del Fondo Monetario Internacional para
acceder al estatus de miembro de esa organización internacional, hecho que se consumó en
junio del propio año.
Estas instituciones financieras internacionales no desaprovechaban oportunidades para
proclamar que “el progreso de la privatización en Rusia ha sido el centro de los logros del
gobierno en la reforma estructural” (FMI - World Economic Outlook, mayo de 1994).
Según informe del Banco Mundial de 1995, en apenas 3 años se había sido privatizado el
80 por ciento de las pequeñas empresas y el 66 por ciento de las medianas y grandes. El 84
por ciento de la fuerza laboral estaba empleada en empresas con la mayoría del capital
privado. Los gobernantes rusos cumplieron su objetivo con creces; la privatización rusa
resultó dos veces más rápida que en la República Checa.
Pero veamos algunos de los resultados económicos, durante y después de la implantación
de las reformas de mercado.
•
De 1990 a 1998, el Producto Interno Bruto de ese país decreció en todos los años,
excepto en 1997, que obtuvo un 0,4 por ciento, siendo el decrecimiento total de
alrededor del 50 por ciento.
•
Al cierre de 1998 el PIB de Rusia fue de 276 658,6 millones de dólares estadounidenses
inferior al de Holanda, país con una población 10 veces menor.
•
En la actualidad, Rusia tiene menos ingresos per cápita que los países del CARICOM.
•
En 1995 el 36 por ciento de las empresas resultaban irrentables; en la agricultura esta
cifra alcanzaba un 57,2 por ciento.
•
De 1991 a 1996 se cerraron 6 000 grandes empresas.
•
En enero de 1997 se señalaba que el 70 por ciento de las capacidades industriales no
estaban en condiciones de producir artículos competitivos.
•
Los precios al consumidor de 1993 al 1995 crecieron a un ritmo de 3 dígitos y en 1998
lo hicieron en un 27,84 por ciento con respecto a 1997.
•
Si al cierre de 1993 el rublo se cotizaba a 1.24 en relación con el dólar, hoy su valor es
de más de 25 rublos por dólar. Sólo en los últimos 12 meses el rublo se ha depreciado
con respecto al dólar estadounidense en más de un 350 por ciento.
•
En 1997 las cifras oficiales de desempleo fueron de un 10,8 por ciento, aunque la
mayoría de los especialistas señalan que es muy superior y ronda el 20 por ciento, a lo
cual se sumaba la desgracia de los millones de trabajadores que se pasaron meses sin
cobrar sus salarios.
55
•
Después de agosto de 1998 se estima que unos 700 bancos dejaran de existir y millones
de depositantes tienen bloqueados sus ahorros en rublos o en dólares, y sus esperanzas
de recuperarlos algún día son mínimas.
•
Desde 1990 se han fugado capitales del país, que hubieran servido para pagar dos veces
la deuda externa total, la cual asciende a más de 140 000 millones de dólares.
•
El Banco Mundial estima en 30 millones el número de rusos pobres, otras fuentes
locales duplican esta cifra.
Como se puede observar, en Rusia, ha ocurrido un retroceso productivo y un deterioro de
los principales indicadores económicos y sociales en proporciones jamás vistas en ese país,
incluyendo el período de la invasión nazi en la segunda guerra mundial.
Ante semejante realidad no será muy difícil sacar las conclusiones correctas del porque de
la crisis en Rusia. De por sí muchos ya lo han hecho dentro y fuera de Rusia.
A nuestro juicio, quien ha sido más exacto es el compañero Fidel, cuando expresó en la
Cumbre de América Latina y el Caribe - Unión Europea, en Río de Janeiro, Brasil, que lo
ocurrido en Rusia era “un colosal triunfo de la economía de mercado y de las recetas
políticas de Occidente”.
56
EFECTIVIDAD EN EL MANEJO
DE LAS CRISIS FINANCIERAS:
EL CASO DE MALASIA∗
Ángela Rodríguez Morejón
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en su versión restringida en la Revista del Banco Central de Cuba (abril-junio del 2001, No. 2),
con el nombre de Malasia frente a la crisis asiática.
57
EFECTIVIDAD EN EL MANEJO DE LAS CRISIS FINANCIERAS: EL CASO DE
MALASIA
Las crisis financieras no constituyen un fenómeno nuevo, todo lo contrario, sus raíces se
encuentran en la antigüedad y sus primeros registros datan de los tiempos del Imperio
Romano.
Sus características han variado en el tiempo de acuerdo con la dialéctica del desarrollo de la
sociedad y los adelantos de la ciencia y la técnica. Por otra parte, la tendencia globalizadora
y neoliberal preponderante en las economías modernas imprimen un sello sui generis a las
actuales crisis.
La década del 90 fue testigo de esto, y uno de los ejemplos más connotados fue la crisis
financiera asiática de mediados de 1997, considerada por el efecto contagio y el grado de
virulencia que desarrolló dentro y fuera de la región, como la más grande y dañina de toda
la historia.
En el manejo de esta crisis, así como de algunas otras de reciente factura, prevalecen las
recetas fondomonetaristas de fuerte dosis neoliberal. Sin embargo, existe un país asiático
que adoptó su propia estrategia, rompiendo paradigmas en la forma de enfrentar y salir de
este evento, este país fue Malasia.
Precisamente su respuesta con restricciones al movimiento libre del capital especulativo
constituyó toda una herejía al sistema neoliberal de economía de mercado y motivó la
repulsa de los países y organismos representativos de ese medio. Sus resultados positivos
han dado la confirmación de que el control selectivo de cambio puede ser una respuesta
efectiva ante las crisis.
Un esbozo de los aspectos tratados en este trabajo muestra de forma sucinta el surgimiento
de las crisis financieras, en particular, la crisis asiática de mediados de 1997; se aborda
como núcleo principal la estrategia malasia ante esa crisis, destacando las medidas de
control de cambio como colofón y alternativa efectiva en el manejo de las actuales crisis
financieras. Abarca también el carácter único de la experiencia malasia, partiendo de los
preceptos generales que en su gran mayoría cumplen los países que asumen la decisión de
adoptar controles de cambio; considera la experiencia de Cuba en cuanto a las causas que
provocaron la aplicación de estas medidas; y por último, cuestiona la nueva arquitectura
financiera y trata los mecanismos de integración y defensa ante las posibles nuevas crisis.
En general, el trabajo trata de mostrar la enseñanza aportada por Malasia como nación
tercermundista en el manejo efectivo de situaciones de crisis, así como, la autonomía y
proyección demostrada en defensa de las conquistas económicas y sociales de su nación, lo
que constituye por su autenticidad un ejemplo a tomar en cuenta por las economías
emergentes, que en gran medida se encuentran subyugadas por los dictámenes
fondomonetaristas y neoliberales.
58
Generalidades
La génesis de las crisis financieras se remonta a tiempos inmemoriales, aunque los primeros
antecedentes de registro de una crisis financiera datan del siglo XVII, cuando Roma ejercía
su hegemonía imperial. En general, puede decirse que las crisis financieras han sido una
característica de la economía global, como lo demuestran: la holandesa (1636), la de Wall
Street de 1929, la de la OPEP en 1973 y 1978, la crisis europea del ERM (Exchange Rate
Mechanism) en 1992 y las mexicana y latinoamericana relacionadas con la deuda en 1982 y
1994, entre otras.
Es evidente que a medida que pasa el tiempo las economías se hacen más vulnerables a las
crisis y éstas modifican sus formas de manifestarse. El grado de interrelación comercial y
financiera es tan intenso, que el “radio de acción” ya no se circunscribe al país o región en
que surge la crisis, sino que trasciende fronteras, arrasando cuanta economía encuentra a su
paso. Las tendencias globalizadoras de la economía internacional constituyen el caldo de
cultivo óptimo para que estos eventos proliferen y desarrollen mayores potencialidades
destructoras.
La era moderna de crisis tiene cimientos tres décadas atrás, cuando el colapso de los
Acuerdos Bretton Wood, momento en que las monedas perdieron su paridad y el dólar
desató fluctuaciones libres, así como años después, cuando el mundo subdesarrollado sufrió
moratoria de pagos de su deuda externa, promoviendo la transformación de los patrones de
financiamiento y la evolución acelerada de los mercados financieros e instrumentos
basados en títulos valores.
El desarrollo del sector de las telecomunicaciones y la computación, manifestación del
avance de la ciencia y la técnica moderna, cataliza el proceso de globalización actual,
intensificando rápidos movimientos de flujos de capital en volúmenes sin precedentes y
tiempo récord. Estos capitales, que maximizan los beneficios, se mueven en varias
direcciones; la más sana está dada por el financiamiento a la economía real en forma de
inversiones directas; pero existe otra parte importante de ellos, que buscan “nichos” de
inversión corta y altamente rentable que, sin atarlos a un compromiso, les puedan permitir
obtener jugosos dividendos, así como establecer una súbita estampida de cambiar el “statu
quo” existente, por lo que pueden resultar altamente dañinos, al poder desestabilizar en un
lapso relativamente corto las finanzas y hasta la economía de más de un país al unísono.
De continuar las cosas como están e intensificarse las actuales tendencias globalizadoras sin
límites y los preceptos de la ideología neoliberal, las crisis financieras se harán cada vez
más frecuentes e incontrolables, sus efectos más devastadores y su alcance más extenso.
59
La crisis financiera del Sudeste Asiático
El Sudeste Asiático a mediados de 1997 fue testigo de una nueva clase de crisis financiera.
Lo que comenzó como una crisis monetaria de carácter cambiario y localizada, rápidamente
se convirtió en una crisis económica y financiera de proporciones regionales, con contagio
en Rusia y América Latina. Uno de los aspectos más significativos de la misma fue la
rapidez con que pasó de un país a otro, de allí a la región y de ésta a las economías
emergentes e, incluso, cómo hizo estremecer a las “todopoderosas” economías
desarrolladas.
Iniciándose a mediados de mayo de 1997 con un ataque especulativo contra el baht
tailandés, la crisis se expandió por el Sudeste Asiático. Tras la libre flotación del bath y su
aguda fluctuación, cayeron el peso filipino, la rupia indonesa y el ringgit malayo.
La especulación se adueñó rápidamente del escenario y las presiones de venta sobre las
monedas se expandieron, doblegando al dólar de Singapur y saliendo de contexto. El won
coreano, el dólar de Hong Kong y de Taiwán pronto se vieron también bajo presión,
precipitando la caída generalizada de los mercados cambiarios y bursátiles de la región.
Los mercados financieros reaccionaron de forma excesiva ante esta situación, desarrollando
la percepción de que en la región existía un conjunto común de altos riesgos. La reversión
masiva de los flujos de capital de la región40 no se hizo esperar, y en poco tiempo lo que
había comenzado como una situación crítica de cambio localizada, se tornaba en crisis
financiera ampliamente diseminada y hasta económica por sus efectos en cadena sobre
todos los sectores económicos y sus consecuencias sociales sin precedentes. Sobrevino el
derrumbe de los mercados financieros internacionales, así como la desolación de los
mercados emergentes.
La crisis financiera del Sudeste Asiático fue distinta a cualquier crisis de la historia
reciente, lo que se hizo evidente por sus particularidades. Entre ellas podemos citar las
siguientes: fue la crisis financiera más aguda que golpeara al mundo en desarrollo, desde la
crisis de la deuda latinoamericana de 1982; provino de una de las regiones del mundo que
mejor se desempeñaba, dando lugar al mayor rescate financiero de la historia; y fue única
en términos de la gravedad de los efectos de contagio y velocidad con que se expandió a
través de toda la región.
40
De acuerdo con un estimado del Fondo Monetario Internacional (FMI), la entrada de flujos de capital
privado en Asia en 1997 disminuyó agudamente de 101 200 millones en 1996 a 34 200 millones dólares,
debido principalmente a una declinación en la inversión de cartera neta y las inversiones relacionadas con la
deuda, que incluía préstamos a corto y largo plazo.
60
Causas de la crisis
En la década de los 90 los países del Este de Ásia eran mostrados como un paradigma que
debía ser seguido por el mundo en desarrollo. El “milagro del Sudeste Asiático” era citado
frecuentemente como ejemplo de cómo la intervención moderada y bien dirigida del
gobierno en la economía, junto a políticas macroeconómicas sólidas con amplia
participación del mercado, podían proveer un aumento del nivel de bienestar de los
habitantes de estas naciones, en las que los indicadores sociales como es la pobreza
mejoraban considerablemente.
La región tenía la más alta tasa de crecimiento económico en el mundo, la inflación se
mantenía relativamente baja, se registraban altas tasas de ahorro y se fomentaba la
inversión en capital humano a través de los gastos del sector público en el sector de la
educación.
Los países del Sudeste Asiático eran destacados por los organismos internacionales como
el FMI, e incluso en fecha tan cercana como mayo de 1997 el Banco Asiático de Desarrollo
(BAD) alababa las virtudes de estos países y predecía su continuo y fuerte crecimiento
económico. ¿Cómo entonces el “milagro” se convirtió en “crisis” en un espacio de menos
de un año?
La globalización de los mercados financieros, movida por el rápido desarrollo de la
tecnología de la información, ha dado como resultado el auge de flujos de capital en todo el
mundo. De 1990-1997 los flujos de capital privado hacia países en desarrollo aumentaron
de 42 mil millones de dólares en 1990 a 256 mil millones en 1997, según estimados del
Banco Mundial. Los flujos de capital privado crecieron casi un 30 por ciento anualmente,
abriendo el camino a la deuda bancaria comercial y fomentando las inversiones de cartera.
Las instituciones financieras que viajaban por el mundo buscando oportunidades rentables,
fueron atraídas hacia la región del Sudeste Asiático, debido a sus rápidas tasas de
crecimiento, monedas relativamente estables y atractivas tasas de interés.
En el aspecto doméstico la liberalización de las transacciones de la cuenta de capital creó
nuevos incentivos para que los agentes privados aprovecharan el fácil acceso al capital
internacional. Sobrevino un auge de la demanda doméstica y un “boom crediticio”, este
último llevó a un aumento en los precios de los activos en varios países, particularmente los
bienes raíces. Los fondos fueron dirigidos hacia el mercado de valores e inmobiliario,
comenzando a crearse lo que se conoce como “burbuja financiera”.
El efecto riqueza, debido al aumento en los precios de los activos, provocó un mayor gasto
y alentó, incluso, a más solicitudes de préstamos extranjeros.
Las debilidades en los sistemas financieros de la región también se hacen presente. Las
paridades formales o informales con respecto al dólar estadounidense condujeron a la
creciente solicitud de préstamos externos sin cobertura, especialmente en un ambiente de
amplias diferencias de tasas de interés.
61
Una serie de reformas y medidas de liberalización añadieron vulnerabilidad al sistema
financiero. El marco regulador no iba aparejado a las reformas que estaban teniendo lugar,
especialmente en las áreas de gestión prudencial de las exposiciones monetarias y la
evaluación de los créditos.
Aunque en apariencia todo estaba en orden, estas situaciones subyacían y se desarrollaban,
minando día a día los cimientos de estas economías cada vez más vulnerables a los “shocks
externos”.
Los indicadores convencionales de advertencia temprana de crisis no estaban presentes.
Las economías tenían excedentes presupuestarios persistentes, el desempleo era bajo, la
tasa de ahorro alta y la tasa de inflación moderada; en otras palabras, una manzana hermosa
a los ojos de los observadores económicos.
Esto es a grandes rasgos parte del panorama general para la región, preámbulo a la crisis
financiera. Realmente, los países que fueron afectados por la crisis tienen características
económicas, financieras y político-sociales diferentes. En otras palabras, las causas41 de la
crisis para cada economía tienen sus particularidades, aunque en sentido general se
encuentren algunos puntos en común.
Malasia y su estrategia frente a la crisis
Con anterioridad al impacto de la crisis financiera regional de mediados de 1997, la
economía de Malasia gozaba de una relativa buena salud y su situación macroeconómica
era bastante más sólida que la de los restantes países fuertemente involucrados en la misma:
Tailandia, Indonesia y Corea del Sur, especialmente en cuanto a deuda externa, reservas,
inflación y ahorro. Además se registraba un considerable superávit fiscal de cinco años
consecutivos. El sistema bancario y el sector empresarial eran relativamente más fuertes
que en los restantes países afectados por la crisis todo lo cual le permitió a Malasia
soportar mejor los primeros embates de la crisis financiera regional, aunque no la aislaba de
los contagiosos efectos de la misma42.
41
La discusión sobre las causas de la crisis se ha centrado esencialmente alrededor de dos amplios enfoques.
El primero es el que se conoce como visión “fundamentalista”, muy defendida por Paul Krugman, en su
trabajo de 1998 ¿Qué le pasó a Ásia? y Corsetti, Pesenti y Roubini en su trabajo de 1998 ¿Qué provocó la
crisis monetaria y financiera de Ásia? Esta visión sugiere que la crisis se debió a debilidades estructurales
prevalecientes en las instituciones financieras nacionales junto a políticas macroeconómicas poco sólidas y la
cuestión del riesgo moral. La segunda visión alude al “pánico financiero”, una visión presentada por Jeffrey
Sachs y Stephen Radelet en Inicio de la crisis financiera del Sudeste Asiático, y Joseph Stiglitz, Economista
Jefe del Banco Mundial. Esta visión enfatiza el papel de las expectativas, el pánico y el ajuste excesivo para
explicar la propagación de la crisis.
42
Al igual que la República de Corea y Tailandia, Malasia experimentó un gran incremento de las entradas de
capital a corto plazo en la primera mitad del decenio de 1990, en vísperas de que se desencadenara la crisis de
1997 la estructura de los vencimientos de su deuda exterior era mucho más favorable que en aquellos dos
países, y sus reservas eran más que suficientes para cubrir sus obligaciones con el exterior a corto plazo,
cifrándose en unos 70 000 millones de ringgits, frente a un pasivo de 36 000 millones (de los que alrededor de
27 000 millones se debían al sector bancario). En junio de 1997 la parte de los préstamos morosos no
superaba el 2 por ciento y el coeficiente de capital ponderado por el riesgo del sistema bancario giraba en
62
En este país la crisis presentó inicialmente características similares a las registradas en
Corea, Indonesia y Tailandia: el deterioro de la confianza de los inversionistas que provocó
una salida de capital en gran escala, la disminución de las reservas, el colapso del mercado
de valores y una pronunciada devaluación de la moneda.
En un comienzo las medidas económicas adoptadas por Malasia para enfrentar la crisis
fueron similares a las de los demás países, aunque nunca aceptó acudir al FMI en busca de
financiamiento. Posteriormente, asumió una política distinta al implementar una estrategia
que tenía como base el estímulo a la demanda y el establecimiento de medidas selectivas de
control de cambio.
El mero hecho de responder con restricciones al movimiento del libre capital y renunciar a
los aportes del FMI como tabla de salvación ante la crisis, resultaron factores suficientes
para colocar a Malasia en el punto del colimador de los ataques y las más severas críticas
no sólo de los grupos académicos de la economía y las finanzas internacionales, sino
también de las instituciones financieras multilaterales y de los gobiernos del primer mundo.
Fundamentos económicos
Para lograr el actual desarrollo de la economía malasia las autoridades emprendieron un
programa económico por un período de 20 años (1970-1990), basado en planes
quinquenales y que tuvo como principales metas, en lo social, la reducción y eventual
erradicación de la pobreza, así como la eliminación de la discriminación racial, mientras
que, en lo económico, el objetivo principal fue impulsar la industria nacional mediante una
combinación de inversiones del gobierno y la inversión extranjera directa. Para ello se
fomentaron áreas especiales en producciones destinadas a las exportaciones de alto valor
agregado.
Esta estrategia permitió importantes cambios en la composición estructural del PIB. Ya en
1984 los productos industriales rebasaban la actividad agropecuaria, tendencia que se hizo
ininterrumpida y de carácter sostenido a partir de 1986. Actualmente los productos
agropecuarios constituyen un modesto 9 por ciento del PIB, menos de tres veces lo
registrado en 1970, todo lo contrario del comportamiento de la industria, la que ha superado
en cerca de tres veces sus aportes al crecimiento económico. El 85 por ciento del PIB
corresponde en estos momentos a los dos sectores de mayor dinámica económica, los
servicios (55 por ciento) y la producción industrial (30 por ciento).
Si bien Malasia registraba un vigoroso crecimiento económico, se tornó cada vez más
evidente que para mantener tal ritmo de expansión en el mediano y largo plazo se debía
pasar a una nueva fase asociada con la tecnología de la información, las telecomunicaciones
y las finanzas, actividades dominadas tradicionalmente por los países desarrollados. Es por
ello que en febrero de 1991 el Primer Ministro Mahatir Mamad presentó un plan general
torno al 12 por ciento, muy por encima del coeficiente de Basilea del 8 por ciento, mientras que la proporción
entre provisión de fondos y préstamos fallidos era casi del 100 por ciento.
63
encaminado a convertir a Malasia en un país desarrollado para la segunda década del siglo
XXI.
La estrategia, conocida como Visión 2020, previó un vasto programa de inversiones en
infraestructura, industrias de tecnología de punta y capacitación de recursos humanos, que
en conjunto permitirían capitalizar los beneficios asociados con la era de la información. El
emblema de este programa era el proyecto del supercorredor de multimedia, complejo
industrial y de servicios, concebido como un centro de investigación y desarrollo de
tecnologías multimedia y sus aplicaciones en áreas como el comercio electrónico, la
administración pública, los servicios de salud y educación.
Desde 1988 hasta 1996 Malasia logró crecimientos anuales de entre 9-10 por ciento del
PIB, lo que ubicó al país en el grupo de los llamados “Tigres asiáticos de segunda
generación”. A comienzo de la década del 90 era el tercer productor y el mayor exportador
de circuitos integrados a escala mundial.
Dentro de la crisis
La génesis de la crisis que atravesó Malasia la encontramos en la crisis cambiaria de
Tailandia en mayo de 1997 y en la libre flotación de su moneda a principios de julio,
factores que catalizaron las fuertes presiones especulativas que se expandieron sobre su
moneda nacional, el ringgit, y otras monedas regionales. Irremediablemente, el ringgit tuvo
también que flotar abiertamente un mes después, sufriendo en poco tiempo una
depreciación considerable, con la pérdida entre julio y agosto de 1997 de un promedio de
hasta 12 por ciento de su valor en relación con el dólar.
La percepción del mercado respecto a los riesgos del sistema financiero malasio resultó
más negativa de lo esperado, provocando una considerable liquidación de las inversiones de
portafolio por parte de los inversionistas extranjeros y una fuerte caída de la Bolsa de
Valores de Kuala Lumpur (KLSE)43.
Este evento produjo una desaceleración económica, y aunque el país obtuvo un crecimiento
del 7,5 por ciento, este era menor que el promedio alcanzado en años anteriores.
El hecho de mantenerse el crecimiento económico durante 1997, hace que el gobierno
malasio centre sus esfuerzos en la reducción del déficit de la cuenta corriente y en la
contención de las presiones inflacionarias en medio de una región económicamente débil,
que lo lleva a instrumentar políticas económicas (fiscal y monetaria) restrictivas durante
los primeros meses de la crisis, en consonancia con sus vecinos.
En 1998 las consecuencias de la crisis se hacen más evidentes a través de una profunda
recesión que arrastró a los países del área y parte de la región asiática.
43
El Índice Compuesto de la Bolsa de Valores de Kuala Lumpur (KLSE CI) cayó un 79.3 por ciento de un
nivel de 1 271.57 puntos en febrero de1997, hasta un nivel de 262.70 puntos el 1ro. de septiembre de 1998.
64
Los programas restrictivos inicialmente establecidos provocaron que el PIB de Malasia
cayera abruptamente en 1998, con registro de –7,5 por ciento, poniendo fin a una etapa de
12 años de crecimiento económico sostenido.
Los primeros ocho meses de 1998 fueron los peores para la economía malasia. La moneda
tuvo fuertes pérdidas, alcanzando su mínimo histórico el 7 de enero de 1998, al cotizarse al
cambio de 4,88 ringgits por dólar, un 85 por ciento menos que en julio de 1997. Además,
las pronunciadas caídas de los mercados bursátiles y cambiario, así como sus secuelas
adversas en la posición financiera de las empresas, propiciaron una significativa
contracción del gasto de los sectores público y privado. Se incrementó el desempleo y
crecieron las presiones inflacionarias.
Otro rasgo significativo del agravamiento de las condiciones económicas de Malasia fue el
incremento de la cartera vencida de las instituciones financieras del país. Los problemas de
pago se concentraron principalmente en los préstamos concedidos para la compra de bienes
raíces y acciones bursátiles que, en conjunto, representaban el 54,6 por ciento del
incremento total de la cartera vencida en el sistema bancario.
Cambios en la política económica
Ante la gravedad de la contracción económica y el deterioro de la posición del sistema
financiero, las autoridades de Malasia decidieron replantear su política económica, por lo
que en el segundo trimestre de 1998 el gobierno aplicó las primeras medidas fiscales de
corte anticíclico: inyección de fondos presupuestarios a la economía para elevar el gasto
social destinado a los segmentos más vulnerables de la población y recortes impositivos,
entre otras. La reducción de los ingresos y el aumento del gasto originó una reducción del
superávit presupuestario.
A mediados de 1998, con el anuncio del Plan Nacional de Reactivación Económica, se
profundizó la política fiscal expansionista. Entre sus puntos más sobresalientes incluía una
asignación adicional de fondos destinados a infraestructura como apoyo a pequeñas y
medianas empresas y para elevar de manera significativa la promoción del sector social;
además de reducir la carga tributaria de las actividades económicas prioritarias. De acuerdo
con esta política, el gobierno modificó nuevamente la meta de su saldo presupuestario para
situarlo esta vez en un déficit.
En cuanto a la política monetaria, la existencia de un entorno internacional desfavorable y
el aumento sistemático de la tasa de interés no sólo carecía de eficacia para estabilizar la
paridad cambiaria, sino que agravaba el panorama de las instituciones financieras del país,
al propiciar el incremento de la cartera vencida y el riesgo de quiebra.
El banco central de Malasia decidió entonces abandonar su política monetaria restrictiva e
inyectó liquidez directamente en el sistema financiero, con la finalidad de reducir las tasas
de interés y favorecer una eficaz intermediación en medio de un difícil ambiente
económico. Esta medida no logró el efecto esperado al drenarse una buena parte de esos
fondos al exterior.
65
Las autoridades decidieron, entonces, aplicar una estrategia diferente mediante la reducción
del encaje legal de las instituciones financieras, por la cual se flexibilizaba el crédito y con
ello se expansionaba la economía. De esta manera, el porcentaje de activos líquidos que las
instituciones financieras debían mantener en el banco central tuvo varias reducciones,
pasando de 13,5 por ciento a 4 por ciento. También el banco central disminuyó de manera
sostenida la tasa de interés de un 11 por ciento a 5,5 por ciento anual.
Como otra medida integral para revitalizar la intermediación financiera, las autoridades
malasias instrumentaron un plan para sanear la actividad bancaria y corporativa del país,
por lo que crearon tres dependencias especializadas: Danaharta (junio de 1998) surgió con
la finalidad de adquirir, manejar y financiar la cartera vencida de las instituciones
bancarias; Danamodal (agosto de 1998) se creó para recapitalizar las instituciones
bancarias; y el Comité para la Reestructuración de la Deuda Corporativa (agosto de 1998)
completó el modelo integral para enfrentar las dificultades financieras de Malasia, como un
instrumento de mediación para que deudores y acreedores alcanzaran acuerdos voluntarios
para la reestructuración de la deuda de las empresas no financieras.
Por otra parte, en la estrategia del gobierno para mejorar la actividad financiera y la
confianza del mercado se tuvo presente evitar que las pequeñas y medianas instituciones
financieras con problemas quebraran, poniéndose en práctica el método de las fusiones que,
junto al trabajo de Danaharta, Danamodal y CDRC, permitió lograr el objetivo propuesto
en un ambiente financiero depurado.
Sin embargo, la flexibilización de la política monetaria que facilitó la reducción de las tasas
de interés domésticas, provocó la reactivación de los ataques especulativos contra el ringgit.
El incremento en el diferencial de las tasas de interés entre los mercados interno y externo
estimuló a que importantes cantidades de ringgits salieran de Malasia con la intención de
colocarse en centros financieros del exterior (principalmente en Singapur)44. Al
incrementarse la salida de ringgits al exterior en busca de mayores beneficios, se agudizó la
negativa de los bancos domésticos a mantener la reducción de las tasas de interés, lo cual
redujo el margen de maniobra de las autoridades malasias.
La persistente volatilidad de los mercados y la profundización de la recesión productiva,
unido a la desestabilización de los mercados financieros globales por los sucesos
acontecidos en Rusia, hicieron que las autoridades replantearan la estrategia anticrisis ya
adoptada.
La gran cantidad de ringgits en el exterior en combinación con la presencia de mercados
financieros volátiles y la inestabilidad económica del área, creaba un extraordinario
potencial especulativo y hacía muy vulnerable la política monetaria del banco central de
44
A diferencia de otras monedas regionales, el ringgit era aceptado como divisa para transacciones en el
exterior, y aunque Malasia había reducido las posibilidades de empréstitos en su moneda para operaciones de
derivados financieros, los fondos en ella estaban disponibles en bancos en Singapur, que llegaron a ofrecer
tasas de interés para depósitos entre un 20-30 por ciento, y en ocasiones hasta más, competencia difícil de
soportar por los bancos malasios que no podían ofertar más de un 11 por ciento de interés.
66
Malasia. Era necesario eliminar con toda urgencia la disponibilidad de los “ringgits fuera
del país” para de esta forma cortar de raíz la financiación a la especulación y restaurar la
estabilidad financiera tan necesaria para el despegue económico.
El 1ro de septiembre de 1998 se anuncia oficialmente la imposición de un programa de
medidas selectivas de control de cambio, con la finalidad de aislar a la economía del país de
los efectos desestabilizadores de los flujos de capital especulativo y restablecer la
independencia de la política monetaria. Solo de esta forma las medidas de política
económica adoptadas en función de la recuperación de la economía podían tener efecto; de
otra forma cualquier esfuerzo resultaría estéril.
Medidas selectivas de control de cambio en 1998
Las principales medidas de control de cambio selectivo fueron:
ƒ
Control de la transferencia de fondos de los no residentes en instituciones financieras
malasias, para inmovilizar la comercialización del ringgit extraterritorialmente.
ƒ
Control de los préstamos en ringgit a no residentes.
ƒ
Prohibición de la retirada de los fondos de los no residentes malasios por un período de
12 meses.
ƒ
Limitación de la cantidad de ringgit que podía importarse o exportarse y la cantidad de
divisas que podía ser exportada.
En sentido general se controlaron:
No se controlaron:
ƒ
ƒ
Las transacciones de la cuenta corriente en ringgits.
Flujos de salida de capital a corto plazo (se establece
un período de retención por un año).
ƒ Importación y exportación física de ringgits portados
por viajeros residentes o no residentes (los viajeros sólo
podían portar hasta 1 000 ringgits por persona al
momento de ingresar o salir del país, además los
viajeros malasios necesitaban autorización para portar
en moneda extranjera un monto superior al equivalente a
10 000 ringgits al abandonar el país).
ƒ Exportaciones físicas de divisas.
ƒ Flujos de salida limitados para inversiones en el
exterior.
ƒ Transacciones de la cuenta corriente
denominadas en divisas.
ƒ Flujos de entrada y salida de inversiones
extranjeras directas.
ƒ Repatriación de ingresos, intereses,
dividendos, capital, ganancia por
cualquier tipo de inversiones, tanto a
corto como a mediano y largo plazo.
ƒ Pagos
generales
por
residentes,
incluyendo para la educación en el
exterior.
Finalmente, con la intención de detener la volatilidad del mercado cambiario y generar un
ambiente de mayor certidumbre para el conjunto de las actividades productivas, el gobierno
decidió fijar la tasa de cambio frente al dólar a 3.80 ringgits, a partir de las 11 de la mañana
del 2 de septiembre de 1998. Esto representó una reevaluación de 10,5 por ciento respecto
67
al valor alcanzado en los últimos días del mes de agosto, y constituyó un paso necesario
para evitar una reacción de pánico del mercado ante las medidas de
"desinternacionalización" del ringgit.
Estos controles de cambio afectaron sólo a los flujos a corto plazo, foco de inestabilidad de
las finanzas, no así las inversiones extranjeras directas (mediano y largo plazo)
consideradas importantes para reactivar la economía real.
Reanimación económica
La política anticíclica instrumentada por el gobierno de Malasia empezó a mostrar signos
alentadores a partir del II trimestre de 1999, después de cinco trimestres de retrocesos
consecutivos (todo el año 1998 y el I trimestre de 1999).
Se hacía evidente que las medidas aplicadas a mediados de 1998 estaban dando frutos; la
economía comenzaba a despegar en 1999 cerrando ese año con un crecimiento del 5,4 por
ciento en el PIB, por encima del pronóstico oficial de 4,3 por ciento.
Es importante destacar que la reactivación de la economía malasia se desarrolló en un
entorno caracterizado por inflación moderada (2,8 por ciento en 1999 de 5,3 por ciento en
1998). La cuenta corriente de la balanza de pagos mostraba una significativa mejora, al
pasar de un déficit de –5,6 por ciento del PIB en 1997, a un excedente del 12,9 por ciento
del PIB al cierre de 1998, dando como resultado una fuerte posición en cuanto a reservas
internacionales netas.
Antes de la implementación de los controles en septiembre de 1998, las reservas externas
eran de 20 200 millones de dólares, suficientes para financiar 4 meses de importaciones, y
ya al cierre de 1998 daban cobertura ampliamente a 5,7 meses, con 26 100 millones de
dólares, lo que cubría más de tres veces la deuda a corto plazo.
Flexibilización de los controles
Cinco meses después de adoptarse los controles, la economía había reaccionado por sí
misma sin interferencia de agentes externos y sin los vaivenes desestabilizadores del capital
especulativo, con una pujanza proveniente de sus propias fuerzas, condicionando a su vez
la flexibilización y liberalización posterior de estas restricciones de forma reiterada,
aspectos que permitieron oportunidades reales de inversión y que fueron percibidas por los
agentes económicos de forma positiva.
A partir del 15 de febrero de 1999 se da la primera flexibilización de las medidas selectivas
de control de cambio, con la aplicación de un “gravamen de repatriación” que sustituyó a la
regulación de la “prohibición de salida de los fondos durante 12 meses”. A partir de
entonces el sistema impositivo permitió a los inversionistas de cartera extranjera repatriar el
monto del capital o principal de su inversión sin limitación, pero sujeto al pago de una
escala reducida de impuesto de repatriación (del 30 al 10 por ciento) aplicable solamente a
las ganancias recibidas por la inversión en el tiempo de permanencia dentro del país.
68
Para los capitales que habían entrado al país antes del 15 de febrero, y que estaban
inmovilizados, se estableció la imposición de gravámenes a la salida de los mismos, dando
cierto nivel de flexibilización al movimiento de ese capital. Si el principal era repatriado
dentro del período de un año de retención, estaría sujeto a impuestos con una tasa
decreciente, en dependencia del tiempo de permanencia, como sigue:
Período de retención del capital
Hasta 7 meses
De 7 a 9 meses
De 9 a 12 meses
Tasa de impuesto
30%
20%
10%
El sistema impositivo proveyó flexibilidad a los inversionistas y estaba encaminado
directamente a estimular a los inversionistas de cartera a tener una perspectiva de inversión
a largo plazo en Malasia.
Esta modificación fue favorable, si lo juzgamos por la entrada de flujos netos de fondos de
no residentes, que ascendieron a 1 053 millones dólares durante el período del 15 de febrero
de 1999 al 31 de agosto de ese mismo año. Estos fondos fueron canalizados
fundamentalmente en el mercado de acciones.
Con un año de aplicadas las medidas selectivas de control de cambio, el 21 de septiembre
de 1999, se hizo una mayor flexibilización de las mismas, quedando el impuesto de
repatriación reducido únicamente al 10 por ciento de las ganancias.
La tendencia positiva de los indicadores macro se fortaleció en el transcurso del año 2000,
la economía mostró vitalidad y fortaleza en su desempeño, lo que ha hecho reflexionar a
más de uno de los detractores de la estrategia emprendida por las autoridades malasias para
enfrentar la crisis, así como de las medidas complementarias que ha adoptado para que el
país sea menos vulnerable a estos eventos.
Reflexiones a tomar en cuenta de la experiencia de Malasia
Como medidas restrictivas, los controles de cambio siempre han sido tomados con mucha
reticencia por la comunidad financiera, motivando polémicas en relación con la
interpretación de sus resultados, más ahora en tiempos donde prevalecen las doctrinas
neoliberales
En el récord de controles existen los que tratan la entrada y los que atañen a la salida de
capitales. En el primer caso hay países como Chile, conocido por la efectividad de su
experiencia para frenar una afluencia excesiva de capitales no beneficiosa a sus condiciones
económicas internas, mientras que los controles sobre los flujos de salida, generalmente han
tendido a ser difíciles de administrar y han contado con una mayor oposición. Por
consiguiente, existía la percepción bastante generalizada de que las medidas introducidas
por Malasia para estabilizarse económicamente, espantarían a los inversionistas extranjeros
y crearían distorsiones en la economía, con graves implicaciones en el mediano y largo
plazo.
69
Sin embargo, los positivos resultados obtenidos por este país después de su aplicación,
constituyen el mejor estimulo para reflexionar sobre su efectividad y sus enseñanzas para el
futuro. Para muchos la pregunta podría ser ¿cómo un país tercermundista azotado por una
crisis financiera como la asiática de mediados de 1997, pudo ser el único que aplicara esta
estrategia e, incluso, lo decidiera hacer un año después?
Realmente, en Malasia prevalecía en ese momento un conjunto de condiciones y
circunstancias idóneas para que la aplicación de los controles selectivos de cambio fueran
introducidos con perspectivas exitosas para lograr los objetivos de estabilidad y
recuperación económica.
ƒ
En primer lugar, históricamente los controles de capital han sido impuestos por países
que enfrentan grandes apremios en sus balanzas de pago y presentan una débil posición
de reservas externas, por lo que establecen restricciones sobre todas o la mayoría de
transacciones con no residentes.
Éste no fue el caso de Malasia, por el contrario, su fortaleza económica subyacía,
independientemente de que se detectaron problemas estructurales y de que los estragos de
la crisis se expandieron a todos los sectores y actividades económicas, llevando al país a la
recesión. Las medidas correctivas adoptadas a priori por las autoridades, tanto las
relacionadas con la economía real, como las que tuvieron que ver con el saneamiento del
sistema financiero, permitieron una significativa mejora en la cuenta corriente de la balanza
de pagos, así como una fuerte posición en sus reservas, allanando en general el terreno para
que los controles actuaran contra las fuentes desestabilizadoras, en particular la fuerte
especulación desatada contra el ringgit. Es por ello que a diferencia de la mayoría, Malasia
mantuvo un libre movimiento de todas las transacciones de cuenta corriente en divisas, y
sólo limitó el uso del ringgit en el pago de las importaciones y compra de activos.
ƒ
En segundo lugar, muchos de los países que en algún momento impusieron controles al
libre movimiento del capital lo hicieron cuando enfrentaban importantes fugas de éste,
principalmente de divisas. En general, Malasia no experimentó importantes salidas de
divisas del tipo y magnitud de los experimentados por otros países. Su situación se trataba
de la salida de flujos denominados en ringgits; de aquí el hecho de que las mayores
restricciones estuvieran dirigidas al control de los mismos, por ser el ringgit fuente de
especulación y, por ende, de desestabilización financiera, debido a su alto grado de
“internacionalización”.
ƒ
En tercer lugar, se contaba con un ambiente de baja inflación y de relativamente poca
exposición en cuanto a deuda externa. La deuda externa en el momento de la imposición
de los controles ascendía a 39 600 millones de dólares; de ella la deuda a corto plazo era
sólo el 18 por ciento, o sea, el 25,3 por ciento de las reservas totales, lo que en relación
con otras economías de la región, constituía una situación privilegiada.
A medida que los objetivos económicos fueron cumplidos, no demoraron las
modificaciones progresivas y sustantivas, lo que propició la recuperación de la confianza de
70
los inversionistas e, incluso, el reconocimiento por parte de muchos de que las medidas
fueron atinadas en su administración.
Como se ha mostrado, la experiencia de Malasia no responde a los factores generales
presentados por la gran mayoría de los países que en algún momento han tomado esta
decisión. Sus medidas tuvieron objetivos, condiciones y circunstancias sui generis, no
repetidas en ningún otro caso. Por otra parte, el enfoque dado a las medidas y el carácter
flexible y temporal de los controles han constituido sus mayores y mejores éxitos.
Lo aprovechable de su experiencia para los países de economías emergentes radica en el
cuidadoso diseño y la buena administración de las medidas, así como en el nivel de
adaptación y respuesta a los objetivos trazados. Su eficiencia comienza en su oportuna
factura, en la que se denota seriedad y responsabilidad.
Causas de los controles de cambio en Cuba y consideraciones en relación con los de
Malasia
También Cuba ha recorrido este camino. El establecimiento de medidas de control de
cambio data de los primeros momentos en que la Revolución triunfante el 1ro de enero de
1959 se afianzó en el poder como genuino representante y defensor de los intereses del
pueblo cubano.
Durante el período prerrevolucionario el Banco Nacional de Cuba, que entre sus funciones
de banco central debía asumir el de ser “albacea del erario público”, se caracterizó por su
incondicionalidad a los intereses de la clase capitalista nacional y por servir de sostén a la
camarilla gobernante en detrimento de los más genuinos intereses del pueblo. Sus prácticas
nada ortodoxas trajeron como resultado que, al ser derrocada la dictadura batistiana por el
ejercito rebelde, el pueblo conociera de una herencia voluminosa en deuda pública y en
pérdidas de activos internacionales netos.
Al triunfo de la Revolución cubana el 1ro de enero de 1959, el gobierno revolucionario se
encontró ante un difícil escenario financiero. Según informe del Fondo de Estabilización
de la Moneda y el Banco Nacional de Cuba, en los siete años en el poder el régimen
dictatorial depuesto redujo en un equivalente a 424 millones de dólares los activos
internacionales de la nación, lo que para todos los efectos prácticos constituyó el despilfarro
de las reservas en oro y dólares acumuladas por la nación entre 1941 y 1952.
Específicamente al cierre del año 1958 se poseían activos internacionales en oro y dólares
por un total de 373.058 millones de pesos cubanos; de ese total el 70,3 por ciento constituía
obligaciones contraídas con bancos extranjeros, y sólo el 29,7 por ciento era de reservas
libres. De acuerdo con la Ley del Banco, esas existencias disponibles de reservas
internacionales se encontraban en 60 millones de pesos cubanos, por debajo del nivel
mínimo legal.
En resumen, el nivel de reservas bancarias en ese momento resultaba tan bajo, que impedía
mantener el libre cambio de la moneda. La situación cambiaria de la nación requería de la
adopción de medidas inmediatas para frenar la fuga de capitales por parte de funcionarios y
71
colaboradores del régimen depuesto, y de esta forma proteger la estabilidad de la moneda
nacional, superando la crisis cambiaria legada.
Las autoridades revolucionarias deciden que la nueva dirección del Banco Nacional de
Cuba comenzara la necesaria aplicación de un sistema de control de cambios y pagos
internacionales, así como otras medidas de control monetario de inmediato.
En sentido general, era necesario evitar operaciones relacionadas con transacciones de
divisas dentro del país, o que provocaran su salida indebida al exterior. En principio, se
establecen restricciones encaminadas a ello, pero que resultaron insuficientes al no surtir el
efecto esperado, por lo que se tuvo que radicalizar más el proceso. A partir de noviembre de
1959 el Comandante Ernesto “Che” Guevara pasó a ocupar la presidencia del Banco
Nacional de Cuba, con lo que la dirección de la institución adquirió un verdadero carácter
revolucionario en defensa de los intereses populares y en correspondencia con los cambios
estructurales que se gestaban en toda la economía cubana, como fue la nacionalización de
la banca y de todos aquellos intereses extranjeros y privados relacionados con el sector
corporativo.
La realidad vivida por Cuba desde el triunfo revolucionario estuvo también estrechamente
relacionada con la hostilidad desarrollada por los gobiernos norteamericanos, lo que llevó a
la aplicación de medidas cada vez más radicales y extensivas en el tiempo.
En el caso de Cuba, la situación financiera en el país existente al arribo de la Revolución
fue definitoria para la aplicación de las medidas de control de cambio, pues se necesitaba
imperiosamente detener la fuga de capitales y proteger los intereses soberanos del pueblo.
Luego, el carácter social del proceso revolucionario en defensa de los intereses nacionales,
así como también la actitud de hostilidad y hostigamiento que ha caracterizado a los
distintos gobiernos norteamericanos, radicalizaron el proceso y han provocado que éste se
mantenga por más tiempo en correspondencia con las condiciones históricas concretas que
ha enfrentado el país.
Evidentemente, cada nación tiene sus particularidades en la adopción de estas medidas
restrictivas, ya sea en cuanto a las causas que lo provocan, las condiciones económicas
existentes, los objetivos perseguidos y las formas que adoptan.
Con una diferencia de cerca de cuatro décadas, el contexto económico, social e histórico en
cuanto a la adopción de los controles recién analizados de Malasia y los asumidos entonces
por Cuba, son bien diferentes. Tampoco los objetivos principales en relación con las
restricciones tienen puntos de contacto, sólo en el hecho de que en sus respectivos
contextos se asumieron posiciones valientes por parte de las autoridades, y que las medidas
han sido para defender los intereses económicos de ambas naciones, propósito que enaltece
a sus pueblos y apabulla a los acérrimos defensores a ultranza del neoliberalismo.
Hacia una nueva arquitectura financiera internacional
La crisis asiática ha subrayado la necesidad de que los países fortalezcan sus sistemas
económicos y financieros para reducir su vulnerabilidad a los shocks externos. En este
72
sentido, los continuos esfuerzos de Malasia en la reestructuración financiera y corporativa
transitan por un largo camino hacia el aseguramiento de que su economía surja más fuerte y
resistente a los acontecimientos externos.
La crisis también ha demostrado que la búsqueda de políticas sólidas a nivel del país no es
una garantía de que las economías individuales no vayan a ser abrumadas por la excesiva
especulación de los participantes en el mercado. Malasia ha sido víctima de ello, y es por
eso que ha estado entre los primeros países en llamar a un consenso global para reformar el
sistema financiero internacional y contrarrestar las actividades desestabilizadoras de los
especuladores monetarios y las instituciones altamente apalancadas.
En particular, Malasia ha enfatizado en distintos foros regionales e internacionales la
necesidad de una mayor transparencia de los participantes en el mercado. Específicamente,
instando a una mayor revelación de información por parte de centros financieros
internacionales y otros participantes en el mercado y a la creación de un mecanismo global
de supervisión de los mercados financieros internacionales para neutralizar las actividades
especulativas en las pequeñas economías de mercado emergente.
Este mecanismo global supervisor actuaría con una capacidad similar a la de los órganos de
regulación nacionales, con la función de asegurar un funcionamiento ordenado de los
mercados financieros internacionales y controlar los movimientos de los flujos de capital a
corto plazo. Específicamente, Malasia había llamado a tomar medidas para evitar las
actividades manipuladoras transfronterizas en los mercados financieros, regulaciones contra
el acorralamiento de los mercados financieros y normas internacionales apropiadas para las
instituciones financieras con respecto a la exposición a fondos de cobertura y otras
instituciones financieras apalancadas.
Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es la necesidad de un mecanismo para hacer que
las agencias de clasificación sean más responsables de sus acciones, particularmente
cuando sus clasificaciones tienen sobre un país un impacto adverso significativo, más del
que hubiera sido garantizado por los fundamentos económicos. La experiencia reciente
sugiere que las agencias de clasificación, a pesar de ser provistas de información amplia y
oportuna, han fallado en cuanto a hacer valoraciones objetivas, con consecuencias
negativas en las economías emergentes.
A raíz de la crisis Malasia había enfatizado en la necesidad de un enfoque más ordenado de
la liberalización de los movimientos de capital. El ritmo de la liberalización debe ser en
proporción con el estado de desarrollo de la economía nacional y el sistema de regulación
financiera. Malasia también había destacado la importancia de medidas de protección
prudenciales contra la excesiva volatilidad de los flujos de capital, incluyendo los méritos
de controles de cambio temporales y bien dirigidos.
Cuando Malasia hizo por primera vez el llamado a realizar reformas en la arquitectura
financiera internacional, era una opinión minoritaria. A causa de las nefastas consecuencias
de las crisis financieras ha surgido un consenso internacional sobre la necesidad de
reformas para mejorar la transparencia de los participantes en el mercado, en particular, de
las instituciones altamente apalancadas, así como también para lograr un mecanismo que
73
evite la toma de riesgo excesivo por parte de los participantes en el mercado, incluyendo
medidas para asegurar que los inversionistas privados asuman una parte justa de los costos
del control y solución de la crisis, y que la liberalización de la cuenta de capital sea gradual
y ordenada; al respecto se percibe el reconocimiento del uso de controles temporales como
medidas de protección prudenciales contra excesos en el mercado financiero, entre otras.
Como las economías afectadas por la crisis asiática se han recuperado de forma acelerada y
la estabilidad volvió a los mercados financieros, independientemente de que han existido
situaciones de crisis localizadas en Rusia, Brasil, Turquía y Argentina, hay preocupación
de que se produzca cierta complacencia y se demoren los esfuerzos globales para reformar
la arquitectura financiera internacional. Al respecto las autoridades de Malasia han hecho
explicita su voluntad de continuar participando activamente en los foros internacionales
para mantener el ímpetu de reforma y asegurar que dichas reformas tengan en cuenta
debidamente la diversidad económica y social entre los países del orbe.
Mecanismos de integración y defensa frente a las crisis
El 6 de mayo del 2000, en el marco de la reunión anual del Banco Asiático de Desarrollo, el
grupo de la ASEAN+3, formado por los diez países miembros de la ASEAN45 junto a
Japón, Corea del Sur y China, decidieron estudiar y analizar la posibilidad de establecer un
arreglo de financiación regional que contemplara la creación de un fondo de contingencias
entre estos trece países, capaz de complementar los medios internacionales existentes en
caso de ataques especulativos o dificultades monetarias y, al mismo tiempo, fortalecer la
cooperación entre las autoridades monetarias de la región.
Este acuerdo bautizado con el nombre de “Iniciativa Chiang Mai46”, fue apoyado y
estimulado por Malasia como un sistema coordinado de vigilancia financiera y económica
para avizorar con mayor precisión aquellas situaciones de crisis monetarias. Surgió como
idea alterativa a las instituciones financieras multilaterales ante la desconfianza por el
accionar del Fondo Monetario en la recién terminada crisis del Sudeste Asiático de los años
1997-1998.
Recientemente, a un año de la “Iniciativa Chiang Mai” y durante el XXXIV Encuentro
Anual del Banco Asiático de Desarrollo, Malasia propuso la creación definitiva de un
"fondo monetario asiático” para proveer de fondos a sus miembros, con más flexibilidad y
menos condiciones que el FMI. Las ventajas de integrar un frente común ha ido ganando
adeptos entre los países del Este Asiático, y cada vez más parece que los gobiernos
persiguen la cooperación regional.
45
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) fue fundada en el año 1967 por los
representantes de Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia con el objetivo de acelerar el
crecimiento económico y fomentar la paz y estabilidad regional. En el año 1984 se sumó Brunei y,
posteriormente, Vietnam, Laos, Camboya y Myanmar (Birmania). En enero de 1992 los miembros de la
ASEAN acordaron establecer una zona de libre comercio, así como reducir las tarifas a productos no agrícolas
durante un periodo de 15 años, que comenzó en 1993.
46
Chiang Mai, localidad tailandesa, donde se realizó el Encuentro del Banco Asiático de Desarrollo en mayo
del 2000.
74
En principio, los diez países del Este de Ásia miembros de la ASEAN han acordado
estrechar los lazos de cooperación monetaria para ayudarse mutuamente ante un posible
ataque especulativo desde el exterior, y para ello pactan acuerdos monetarios bilaterales por
los que se intercambiarían divisas bajo condiciones ventajosas. Este paso ha sido calificado
como el primero enfocado a una mayor cooperación regional, que podría desembocar en
una unión monetaria del Este de Ásia.
Consideraciones finales
El caso de Malasia en relación con los controles de cambio requiere un análisis distinto,
dadas las características “sui generis” de sus finanzas, en especial, el grado de
“internacionalización” de su moneda y la apertura de su cuenta capital, aspectos que le
propiciaban un alto grado de vulnerabilidad frente a la especulación desatada por la crisis.
Los controles financieros que conformaron parte de la estrategia de política económica
diseñada por las autoridades para superar la crisis y recuperar al país, le permitieron poner
orden y lograr tranquilidad en los mercados, facilitando que los flujos de entrada y salida de
capitales llegaran a atemperarse a las necesidades de la economía, neutralizando las
posibilidades de desestabilización financiera.
La mayor estabilidad alcanzada en la moneda, los mercados de valores y el sistema
financiero también contribuyeron al renacimiento de la confianza del consumidor y el
inversionista. La tasa de cambio fija generó negocios con un grado de predicción bajo el
cual se podían planificar los mismos.
El 1ro de septiembre de 1999 expiró la regulación de retención por un año de las inversiones
en cartera, permitiendo a los fondos que estaban en Malasia bajo esas condiciones salir
libremente del país. Contrariamente a las expectativas, los flujos de salida fueron
relativamente pequeños, dadas las positivas perspectivas económicas y la tendencia
flexibilizadora de las medidas de control. Un reconocimiento velado de los inversionistas a
la estrategia aplicada.
En sentido general, los resultados pueden ser evaluados de positivos ante la evidencia de la
recuperación de los distintos sectores de la economía, pero más aún, aspecto que resulta
muy importante, es el hecho de que esta recuperación se ha logrado mediante la
movilización de sus propias potencialidades, lo que se traduce en un costo mínimo en
términos sociales y económicos. Malasia no enfrentó altas tasas de inflación, desempleo
masivo, ni se produjeron desórdenes sociales; además, el costo fiscal no se convirtió en una
deuda masiva, ni en una carga para las futuras generaciones.
La efectividad lograda en el manejo de la crisis financiera asiática de mediados de 1997
hace del caso de Malasia una experiencia inigualable y un ejemplo a tomar en cuenta que
trasciende el ámbito económico. Se antepone al resto de los países asiáticos en crisis, que
optaron por el blindaje financiero dado por el FMI como “tabla de salvación”, lo que si bien
les permitió el socorrido financiamiento, también los ató a compromisos económicos de
repercusión social incalculable y al fardo de una mayor deuda externa.
75
La política independiente asumida por Malasia y sus resultados exitosos prueban una vez
más la necesidad de que cada país tome decisiones acordes con sus características y
realidades, como en su momento y bajo otras circunstancias también lo hizo Cuba, incluso,
rompiendo paradigmas y desobedeciendo los cánones disciplinarios de los organismos
financieros internacionales.
La mayor enseñanza de esta experiencia está dada en el hecho de haber sido en un
momento considerada un insulto a la doctrina neoliberal esgrimida por los grupos de poder
mundial; sin embargo, ha tenido que ser reconocida –aunque no explícitamente– como una
alternativa positiva de sobrevivencia y, más aún, de solución a una situación de crisis de las
más dañinas sufridas en la historia.
76
¿LA BANCA OFFSHORE Y LOS
PARAÍSOS FISCALES: LA MISMA
COSA?∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el Boletín Letra de Cambio de la Dirección de Estudios Económicos y Financieros del BCC.
Febrero del 2001.
77
¿LA BANCA OFFSHORE Y LOS PARAÍSOS FISCALES: LA MISMA COSA?
Aunque con frecuencia se identifican banca offshore y paraísos fiscales, parece distinguirse
cierta diferencia entre ambos conceptos. Realmente, las definiciones no resultan muy claras
y en ocasiones están sujetas a una gran variedad de criterios contrapuestos.
Lo cierto es que existe un conjunto de entidades ubicadas en lugares lejanos y que no
siempre aparecen definidas en los ámbitos legales económicos y financieros de los
diferentes países, pero que cuentan con una manera muy particular de operar.
Un paraíso fiscal es aquel territorio en el cual existe un “régimen tributario que favorece a
los residentes extranjeros o a las sociedades en él domiciliadas con impuestos bajos o
nulos”47.
La banca offshore, en cambio, hace referencia a un “territorio concreto, generalmente muy
reducido, que a efectos de la legislación cambiaria, financiera y fiscal... como se aprecia es
mucho más general... se encuentra fuera de los límites de dicho territorio o Estado”48. De
modo que son aquellos centros, donde se facilita la actividad de la banca mediante la
aplicación favorable y/o flexible de la legislación en dicha materia, los controles de cambio
o la estructura impositiva, y en los cuales el volumen de negocio no guarda relación alguna
con la dimensión y necesidades del correspondiente mercado doméstico.
Estos centros financieros son jurisdicciones que eximen a las instituciones financieras de
una amplia gama de requisitos que normalmente se imponen las instituciones que operan
dentro de su territorio49. Normalmente, los bancos extraterritoriales operan con otras
instituciones financieras no residentes y efectúan transacciones al por mayor en una
moneda importante distinta a la propia.
Técnicamente hablando, offshore significa operación realizada fuera del territorio, fuera de
costa, por tanto, la presencia de una actividad económica offshore no presupone
necesariamente que entre la misma figure la banca. Los productos que ofertan los centros
offshore pueden ser actividades industriales, servicios financieros offshore, servicios
empresariales offshore y registro de buques, entre otros.
Sin embargo, cuando se trata de servicios financieros, habría que considerar la existencia
misma del euromercado como parte integrante de la banca offshore. De hecho, el mercado
de euromonedas es aquel, donde se realizan operaciones con divisas que se encuentran
fuera de las fronteras del país que las emitió y, en consecuencia, quedan libres de todo tipo
de control. Visto de esta forma, los dólares depositados en Londres pudieran figurar como
dólares offshore.
47
Tamames, Ramón. Diccionario de economía y finanzas.
Ibid
49
Por ejemplo, los depósitos no están sujetos a las normas de encaje legal, las transacciones bancarias reciben
un trato fiscal favorable, en muchos casos a los bancos extraterritoriales tampoco se les fiscaliza la liquidez o
la suficiencia de capital, etc.
48
78
No obstante, los centros financieros offshore a los cuales hace referencia el presente
artículo y donde los paraísos fiscales ocupan un lugar cimero, no deben confundirse con la
actividad general de la banca offshore, aunque es indiscutible que ambos conceptos están
estrechamente vinculados. Hay países como Estados Unidos (en 1981) y Japón (en 1986)
que han introducido las llamadas “facilidades bancarias internacionales”50, con el propósito
de atraer los capitales, que de otra forma se irían a los centros financieros offshore o al
euromercado mismo. “Estas facilidades, en realidad, no tienen consistencia propia, ya que
se trata simplemente de un conjunto separado de cuentas dentro de una determinada entidad
bancaria”51 cualquiera, pero lo cierto es que ponen a competir las operaciones territoriales
con las extraterritoriales, con lo cual la distinción entre unas y otras se desdibuja cada vez
más.
Dicho de otra manera, un centro financiero offshore del tipo de los paraísos fiscales
normalmente constituye plantaciones de bancos en el medio del mar, o sea, está ubicado en
islas catalogadas como plazas financieras libres de impuestos, de muy baja fiscalidad, un
secreto bancario absoluto, una rigurosa preservación del anonimato de los propietarios de
empresas y sociedades y una cooperación fiscal y judicial con otros países prácticamente
nula.
El euromercado, en cambio, no tiene una plaza fija definida. En la actualidad, cualquier
banco comercial opera con divisas extranjeras y transa con no residentes del país en
cuestión; de hecho, no existen carteles lumínicos que identifiquen los eurobancos. Desde
luego, también habría que considerar que con la desregulación financiera que ha venido
teniendo lugar en las dos últimas décadas, se hace un tanto difusa la frontera entre los
grandes centros financieros internacionales, como el euromercado de Londres y los centros
offshore aquí tratados.
De cualquier manera, lo que interesa destacar es que entre estos centros offshore hay sus
diferencias; muchos son realmente centros operativos, donde se efectúan depósitos y se
arreglan empréstitos y funcionan como eslabones entre los distintos centros financieros.
Otros entre los que se encuentran los paraísos fiscales, son en realidad centros financieros
de estafeta, conocidos también como centros de estacionamiento de fondos, donde se
registran operaciones que, de hecho, se realizaron en alguna otra localidad, pero que por
consideraciones fiscales o de cualquier otro tipo conviene su registro en dicho centro.
Una clasificación que se ha hecho ya clásica de los centros offshore es la que se refiere a
los llamados centros de papel, en los cuales se registra sólo contablemente, pero en
realidad, no se efectúa la actividad bancaria clásica y centros funcionales en los que sí se
lleva a cabo una actividad bancaria real de captación de depósitos o de concesión de
préstamos.
50
También conocida como banca onshore offshore.
Ontiveros Emilio, Bergez Ángel, J.Valero Francisco. Internacionalización de la banca; el caso español.
Página 182.
51
79
Definitivamente la actual internacionalización y globalización de la actividad financiera no
ayuda mucho a esclarecer estos conceptos, más bien los complica en la medida que se va
perdiendo progresivamente la línea divisoria entre las diferentes instituciones financieras y
los servicios que éstas prestan mezclándose las funciones históricamente asignadas a cada
una de ellas.
Por tanto, más que intentar encontrar una definición exacta para estos centros financieros,
lo que se pretende es ubicar algunos de ellos y, al mismo tiempo, destacar el nivel de
actividad que se mueve en los mismos y para lo que realmente se prestan estos lugares
paradisíacos, que evidentemente se han constituidos en casas blanqueadoras de dinero y en
vehículos importantes para estimular y atraer actividades financieras de carácter ilícito.
Actualmente existen alrededor de 69 centros extraterritoriales en todo el mundo, cuyos
activos exteriores crecieron a una tasa del 6% aproximadamente entre 1992-1997. Dentro
de ellos se consideran unos 42 paraísos fiscales que acaparan unos 5 mil millones de
dólares, el 3% de la riqueza del planeta. Se calcula que esas plazas financieras blanquean
entre 500 mil y 800 mil millones de dólares procedentes del crimen organizado.52
Estas cifras, sin embargo, habría que tomarlas con suma cautela, ya que se refieren a datos
que estos mismos bancos suministran al Banco de Pagos Internacionales y, en
consecuencia, no revelan la verdadera magnitud de las actividades que realizan. Sin dudas,
estas estadísticas, que parecen ya exageradas y respetables, están muy por debajo de las
reales.
Las actividades de estos centros financieros son por naturaleza menos transparentes que las
operaciones transfronterizas normales y son, además, de carácter predominantemente
interbancario, ya que las transacciones en euromonedas constituyen el grueso de las
operaciones bancarias extraterritoriales.
¿En qué consiste el blanqueo de dinero?
Existen diferentes métodos53 que, por demás, no son excluyentes:
9 El smurfing consiste en efectuar múltiples depósitos en efectivo, todos inferiores a la
cantidad por encima de la cual es obligatorio notificar la transacción a las autoridades.
9 La facturación falsa de exportaciones y la falsificación de cartas de crédito para la
importación y de declaraciones de aduanas, pueden ocultar transferencias
transfronterizas, por ejemplo, los beneficios del tráfico de drogas.
9 El trueque. Es posible intercambiar objetos robados (antigüedades o automóviles, por
ejemplo) a través de las fronteras o dentro de los países, por sustancias ilegales.
9 Las transferencias telegráficas interbancarias tal vez no tengan que notificarse
obligatoriamente en relación con el blanqueo de dinero; así, el soborno de empleados de
banca puede facilitar la ocultación de importantes transferencias ilícitas entre cuentas.
52
CIBE. Boletín informativo No. 694. Año III. 29-5-2000.
Quirk Peter J. El blanqueo de capitales enturbia la macroeconomía. En Finanzas y Desarrollo. Marzo de
1997. Página 8.
53
80
9 Los instrumentos derivados que reproducen oportunidades de aprovechar información
privilegiada (por ejemplo, una versión sintética de títulos de una empresa en proceso de
fusión o adquisición) pueden utilizarse para evitar la detección de un cambio inusual del
precio de cotización de las acciones.
Llama la atención, la sofisticación con que operan esos bancos. En los años 70, un
incremento de la actividad delictiva hacía aumentar la demanda de divisas; sin embargo, a
partir de los 80, particularmente a inicios de los 90, los incrementos de la actividad
delictiva suponen reducciones de la demanda de divisas. De modo que las formas de
blanqueo de capitales se han apartado del sistema bancario y de las transacciones en
efectivo para pasar a los mercados financieros paralelos, complejos instrumentos no
monetarios, como los derivados financieros y el trueque entre otros.
“El posible traslado del lavado de dinero al mercado paralelo, es decir, con una contabilidad
a cargo de cuasibancos ilegales organizados, a través de Internet, por ejemplo, tendría
notables consecuencias para la lucha contra el blanqueo, que tradicionalmente se ha
concentrado en la actividad delictiva en el punto en que las ganancias afloran a la economía
no sumergida”.54
Desde el punto de vista macroeconómico, ¿qué efectos tiene el blanqueo de capitales?
Los delitos económicos, la actividad sumergida y el blanqueo de capitales son fenómenos
bien difíciles de estimar, pero al mismo tiempo tienden a distorsionar y falsear los datos
económicos y complicar la gestión de la política económica. Supongamos que a causa del
blanqueo la demanda de dinero parezca trasladarse de un país a otro; esto no sólo
distorsionaría las estadísticas monetarias, sino que provocaría inestabilidad en los tipos de
interés y de cambio, particularmente en las economías dolarizadas, al hacerse más incierto
el seguimiento de los agregados monetarios.
Por otra parte, la actividad delictiva, de hecho, pudiera reorientar el ingreso del ahorro de
alta calidad por llamarle de alguna manera, al ahorro de baja calidad, o de inversiones
consistentes y estables a inversiones imprudentes y deficientes, lo que indiscutiblemente
redundará en el crecimiento económico.
54
Quirk Peter J. Obcit. Página 8.
81
“PATENTE DE CORSO FINANCIERA”
BAJO LA ÉGIDA NEOLIBERAL∗
Ángela Rodríguez Morejón
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del BCC. Julio-septiembre del 2001. No. 3.
82
“PATENTE DE CORSO FINANCIERA” BAJO LA ÉGIDA NEOLIBERAL
Con lumínicos de “libre de impuesto”, “no hay control de cambio” y “confidencialidad a
toda prueba”, entre otros, los paraísos fiscales se hacen irresistibles desde hace tiempo para
esconder capitales y “secretos bancarios”, máxime ahora catalizados por la globalización
neoliberal que propugna la desregulación de los mercados financieros y con el avance de la
tecnología al servicio de las finanzas, que permite camuflar muy bien fondos de dudosa
reputación en menos de lo que dura un pestañazo.
Si pudiéramos ver a través de los 48 paraísos fiscales repartidos por todo el mundo55, como
“bola de cristal”, encontraríamos los escondites de fondos ilícitos que se visten de legalidad
gracias al blanqueo, y otros que se evaden del circuito oficial para evitar el pago de tributos,
además de saber la cantidad de dinero que se invierte en los mercados internacionales desde
los conocidos Offshore Financial Center o Tax Haven.
Paradisíacas islas del Caribe como Bahamas, Caimán y Barbados, entre otras, o remotas
jurisdicciones de Ásia y el Pacífico como Samoa, Islas Cook y Macao, se utilizan a menudo
como ejemplo, cuando se habla de lugares que le dan cobertura al dinero sucio o de oscuro
origen. Sin embargo, para encontrar uno de estos paraísos fiscales no hace falta irse tan
lejos; en el mismo centro del Primer Mundo existen lugares como Andorra y Gibraltar,
además de los tradicionales y harto conocidos: Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo o
Suiza.
Según informe de las Naciones Unidas, Suiza “ya no es lo que era” y en los últimos
tiempos ha sido llevada a adoptar medidas para hacer más transparente su sistema bancario
ante la presión internacional y el temor a la infiltración del crimen organizado ruso. En
cuanto a Luxemburgo, uno de los principales centros a nivel mundial por el volumen de
activos en divisa extranjera y porque, además, cuenta con alrededor de 220 bancos, también
está sumido a fuertes presiones y estuvo acusado por Bélgica de atraer capitales “no en
regla”, procedentes de África. Como alternativas más atractivas se levantan Liechtenstein y
países como Austria y la República Checa, que utilizan como gancho nuevas modalidades
de cuentas bancarias anónimas.
Algo de historia
En cuanto a lo de paraísos fiscales, siempre hubo lugares en los que el dinero ilícito ha sido
acogido con los brazos abiertos; los primeros ejemplos se registran en el siglo XVII,
cuando las ciudades-Estados mediterráneas se disputaban la atracción de los barcos piratas
55
Según el informe de la ONU: Financial Havens, banking secrecy and money laundering, los 48 paraísos
fiscales son; Andorra, Antillas Neerlandesas, Aruba, Barhein, Brunei, Chipre, EAU, Gibraltar, Hong Kong,
Bahamas, Barbados, Bermuda, Islas Caimán, Islas Cook, Dominica, Granada, Fiji, Islas del Canal, Jamaica,
Malta, Islas Malvinas, Isla Man, Islas Marianas, Mauricio, Montserrat, Nauru, Islas Salomón, San Vicente y
Granadinas, Santa Lucia, Trinidad y Tobago, Islas Turcas y Caicos, Vanatu, Islas Vírgenes Británicas, Islas
Vírgenes de EE.UU, Jordania, Líbano, Liberia, Principado de Liechtenstein, Luxemburgo, Macao, Mónaco,
Omán, Panamá, San Marino, Seychelles, Singapur.
83
e, incluso, ofrecían incentivos a los bucaneros para que instalasen en ellas sus residencias,
una vez llegada la edad de retiro.
Si bien el término de dinero blanqueado o dinero lavado surge en los años 20 por las mafias
norteamericanas, que utilizaban sobre todo lavanderías para camuflar el origen de los
ingresos obtenidos por la venta del alcohol cuando la “Ley Seca”, ya que existía la
prohibición oficial de su comercio, no obstante, la acción de blanquear el dinero se remonta
a los tiempos de la Edad Media, cuando la iglesia católica convirtió la usura en “pecado
mortal”. Los mercaderes, comerciantes y prestamistas católicos tuvieron entonces que
diseñar complejas artimañas contables para poder ocultar sus ganancias y no ser
condenados al infierno. Surgieron fórmulas sorprendentes para encubrir el origen de los
intereses, como fue la creación de epígrafes ficticios de “prima de riesgo” o “penalización
por pago atrasado”, también se “inflaban los tipos de cambio” cuando se trataba de
operaciones transfronterizas, y desde entonces había quien creaba “compañías fantasmas”
que aportaban beneficios, a pesar de no realizar operación alguna.
Luego, muchas de las formas actuales de enmascaramiento del dinero sucio por su forma
de procedencia ilegal y corrupta, como es el caso del tráfico de drogas, no son nada
originales y tienen antiquísimos antecedentes, sólo que ahora los métodos son más
sofisticados y facilitan el propósito.
Lo que sí resulta reciente (mediados de la década de los 80) es la criminalización del
blanqueo de dinero, delito consistente en una serie de actividades que por sí mismas no son
delictivas, como es el caso de ingresar dinero en una cuenta bancaria, transferencia y otras,
pero que, sin embargo, se convierten en criminales por el origen de los fondos. La
preocupación de algunas naciones ante el cáncer que constituye para las sociedades
modernas el tráfico de drogas y estupefacientes, la prostitución, la pornografía y otras
lacras que laceran profundamente a la humanidad, ha provocado una serie de medidas para
prevenirlas, controlarlas y tratar de erradicarlas, entre ellas, acuerdos de carácter
internacional entre los países.
Situación actual
La tendencia neoliberal prevaleciente en la política económica de la mayoría de los países
del orbe en las últimas décadas, estimula la desregulación de los mercados financieros a
nivel internacional. La supresión de barreras provoca que muchas naciones bajen los
estándares de control para poder atraer capitales, lo que, a su vez, trae aparejado una mayor
competencia por las fuentes de financiamiento, con el consiguiente aumento en la oferta de
servicios y disminución de sus precios, propiciando de esta forma la entrada de fondos de
las más disímiles procedencias con amplias garantías, e imprimiéndole un sello de
legitimidad.
No debe perderse la objetividad del problema; hay que tener presente que cuando la
transferencia de capitales es libre, como lo estimula y defiende el sistema neoliberal, lo es
para todo tipo de capital, tanto para el dinero legal, como para aquellos fondos de dudosa
procedencia, que encuentran idónea cobertura a su origen y naturaleza. En otras palabras,
una especie de “patente de corso” en los tiempos modernos.
84
Según estadísticas de Naciones Unidas, el tráfico de drogas mueve más de 400 mil millones
de dólares al año, pero de esta cifra las autoridades sólo pueden recuperar una pequeña
suma de entre 100 y 500 millones de dólares. Consideran que estos pobres resultados se
deben a toda una serie de trabas a las tareas de investigación, que van desde el alto volumen
de transacciones financieras mundiales superiores a los 2 mil millones de dólares diarios,
hasta los avances tecnológicos que imprimen alta velocidad y gran poder de
enmascaramiento a las operaciones, ayudado por la liberación del mercado de capitales y
las leyes de secreto corporativo y bancario.
Este organismo internacional ha destacado la “importante proliferación”, en la segunda
mitad del siglo XX, de jurisdicciones con secreto bancario que acogen todo tipo de capital.
La opinión pública a menudo identifica los centros financieros offshore como lugares en
los que se establecen bancos que operan transacciones interbancarias de entidades no
residentes y que ofrecen una gran diversidad de servicios muy competitivos con los
paraísos fiscales, y si bien no son equivalentes, pues, como lo dice su nombre, estos
lugares ofrecen toda una serie de prebendas y facilidades fiscales que los hacen una especie
de “edenes financieros” para la evasión de capitales y el lavado de dinero ilegal. Hasta la
ONU reconoce la posibilidad de que en ocasiones coexistan, como ocurre en la realidad.
Estos territorios libres de restricciones al capital, donde los ricos guardan su dinero a salvo
de Hacienda y en los que, gracias al secreto bancario y la fiscalidad favorable, resulta
sencillo lavar dinero, cumplen de forma bastante general con toda una serie de condiciones
muy propias, entre ellas:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
No tener acuerdos de intercambio de información fiscal con otros países.
Leyes de secreto corporativo.
Excelentes comunicaciones electrónicas que permiten hacer transacciones en tiempo
real.
Permitir la creación instantánea de corporaciones.
Amplio mercado turístico que ayude a explicar el origen de los flujos masivos de
efectivo.
Utilización de divisas fuertes, muy frecuentemente el dólar estadounidense.
Estabilidad política y existencia de un gobierno que responda a estos intereses.
Buena ubicación geográfica que facilite los viajes de negocios hacia y desde países
vecinos.
Disposición de una red de abogados, asesores, sociedades fiduciarias y banqueros
conectados con grupos y organizaciones internacionales.
Entre los paraísos fiscales encontramos a menudo países que han visto entrar en crisis sus
tradicionales industrias, como es el caso de la agricultura y la pesca en el Caribe, y que
adolecen de falta de recursos alternativos con la potencial opción del desarrollo del turismo
y las finanzas, actividades del sector terciario. Este es el caso de las Islas Caimán, uno de
los más destacados y conocidos en el ámbito mundial.
85
Islas Caimán, un megaparaíso financiero
Enclave británico en el Caribe, cuenta con una población cercana a los 35 000 habitantes.
Desde el punto de vista económico, su tasa anual de crecimiento es del 5 por ciento y el
PIB per cápita asciende a 24 400 dólares. En la estructura de su economía el sector terciario
representa el 95,4 por ciento del PIB, seguido por el secundario que aporta el 3,2 por ciento
y el primario con el 1,4 por ciento restante.
Islas Caimán es uno de los principales centros financieros del mundo. En un área de sólo
259 Km2 hay registradas 35 000 empresas (una por habitante), y se concentran casi 600
bancos junto a unas 400 compañías de seguros. La gran mayoría de estas entidades
financieras tienen licencia para realizar operaciones de banca tradicional, de inversión y, en
especial, de custodia (trust), ya que en este caso no existe ningún impuesto directo ni
siquiera sobre la transmisiones hereditarias. De igual forma, cada año acude gran cantidad
de gestores de fondos, en especial, los conocidos hedge funds, ya que al radicarse en estos
lugares se libran de los requisitos de capital que exigen las legislaciones de sus países de
procedencia.
Por el desarrollo alcanzado en cuestiones financieras propias de los paraísos fiscales, este
archipiélago caribeño compite entre los principales sistemas bancarios del mundo.
Actualmente acapara alrededor de un tercio del total del dinero que la banca mundial
mueve para realizar operaciones de activos en este “mundo paradisíaco” unos 608 mil
millones de dólares. Además, fue el noveno destino a escala internacional de las
operaciones de mayor riesgo crediticio asumidas en el 2000 por la banca internacional, con
unos 243 813 millones de dólares56, que incluían préstamos, créditos, subscripciones de
títulos y compras o tenencias de acciones.
Si bien la lucha por erradicar el tráfico de drogas y el lavado de dinero a través de
campañas y compromisos oficiales, se ha intensificado últimamente por la gran mayoría de
los países de la comunidad internacional, haciendo decaer a la mayoría de los centros
offshore ante el aumento de la supervisión y los controles estatales, en los últimos cinco
años, sin embargo, Caimán se ha visto en auge como refugio seguro y eficiente a la altura
de estas incidencias, y también por las crisis financieras de cierre de siglo, en especial, la
del Sudeste Asiático de mediados de 1997 y la de Rusia en 1998.
56
Es superada en orden de importancia por EE.UU., Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Francia, Suiza, y
Holanda. Tomado del artículo Caimán, nueva referencia para la industria financiera mundial, que hace
referencia como fuente original al Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS).
86
LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DEL
ALCA∗
Mercedes Y. García Armenteros
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Editado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral julio-septiembre del 2001. No. 3.
87
LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DEL ALCA
El Área de Libre Comercio de las Américas, conocido como ALCA, es un proyecto de
acuerdo que intenta crear un mercado único en el continente americano. De aprobarse,
estaría integrado por los 34 países miembros de la Organización de Estados Americanos
(OEA).
Cuba quedó excluida del acuerdo por mandato de los EE.UU., al ser considerada “país no
democrático”. En el marco del ALCA, esta categoría se puede aplicar a aquellos países que
no se plieguen a los intereses norteamericanos y que, como Cuba, se opongan al
establecimiento del comercio desigual, por lo que el país que ostente esta clasificación
quedará excluido de las negociaciones.
El ALCA persigue objetivos anexionistas; los países que lo acepten quedarán bajo el yugo
de la gran potencia no sólo en el ámbito del comercio, sino también en el plano económico,
financiero y político. Por tal razón, Cuba nunca formará parte de ningún acuerdo que
contribuya al fortalecimiento del poderío estadounidense y que incremente la injusticia, la
desigualdad y la pobreza en la región.
Cuba siempre ha estado a favor de la integración regional, pero América no necesita de un
ALCA con esas características; realmente debe continuar desarrollando su empeño por
lograr una integración que amplíe los mercados internos, que contribuya al desarrollo
científico, técnico y tecnológico en la región, y que coadyuve a un mayor acceso de los
países a los mercados internacionales.
La formación del ALCA significaría la aparición del mayor bloque comercial del mundo,
con casi 800 millones de habitantes y un Producto Interno Bruto (PIB) de aproximadamente
12,0 billones de dólares estadounidenses (USD), lo que equivale al 40% del PIB mundial.
Sin embargo, el área agruparía a naciones con desiguales niveles de desarrollo económico y
social, en los que sobresalen países altamente industrializados como Estados Unidos y
Canadá, los que contrastan con otros países con serios problemas de subdesarrollo y
pobreza como el caso de Haití.
El ALCA tiene su antecesor en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN), iniciado en 1989 entre Estados Unidos y Canadá, extensivo a México a partir del
1ro. de enero de 1994. El gobierno mexicano de aquel entonces condujo al país a realizar
grandes sacrificios para entrar en el TLCAN, concediendo la eliminación de los aranceles a
los productos estadounidenses, el incremento de las compras de maíz, la apertura del sector
petrolero mexicano a los inversores extranjeros y la instauración de una reglamentación
rigurosa en materia de seguridad laboral y de normas de protección del medio ambiente.
En la Primera Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en Miami en diciembre de 1994, los
jefes de Estado y de gobierno de los 34 países acordaron el establecimiento del ALCA,
acuerdo que pretende eliminar progresivamente las barreras arancelarias al comercio y a la
inversión, y cuyas negociaciones deberán finalizar en el año 2005. Sus decisiones se
encuentran en la Declaración de Principios y el Plan de Acción de la Cumbre de Miami.
88
Durante la fase preparatoria del proceso del ALCA se realizaron cuatro reuniones
ministeriales:
1ra - Denver, Estados Unidos de América, en junio de 1995.
2da - Cartagena, Colombia, en marzo de 1996.
3ra - Belo Horizonte, Brasil, en mayo de 1997.
4ta - San José, Costa Rica, en marzo de 1998.
Sobre la base de la Declaración de San José, en la Segunda Cumbre realizada en Santiago
de Chile en 1998, se aprobó el lanzamiento oficial del gran acuerdo continental de
comercio, con el objetivo de comenzar a aplicar los mecanismos de liberalización del
intercambio en el año 2005, a más tardar. Los dirigentes acordaron que el proceso de
negociaciones del ALCA sería transparente y tomaría en cuenta las diferencias en los
niveles de desarrollo y tamaño de las economías de América, con el fin de facilitar la
participación plena de todos los países.
En la última reunión los ministros recomendaron a los jefes de Estado y de gobierno el
inicio de las negociaciones y establecieron la estructura, así como los principios y objetivos
generales para guiarlas.
La Quinta Reunión ministerial, la primera desde que se iniciaron formalmente las
negociaciones, tuvo lugar en Toronto, Canadá, en noviembre de 1999. En dicha reunión los
ministros instruyeron a los grupos de negociación a preparar un borrador de texto de sus
respectivos capítulos para ser presentados en la Sexta Reunión Ministerial en Buenos Aires,
en abril del 2001. En ésta última, los ministros de comercio de los 34 países acordaron el
calendario para crear el ALCA.
Las etapas fijadas por los ministros para el proceso de creación del ALCA abarcan hasta
diciembre del año 2005. El primero de abril del 2002 deberán estar listos los métodos y
procedimientos de negociación arancelaria; el calendario y la metodología para la
eliminación de los subsidios a las exportaciones que afecten el comercio de productos
agrícolas, para definir los productos y eliminar las barreras no aduaneras, entre otras.
El 15 de mayo del 2002 deben comenzar las rondas formales de conversación para alcanzar
un acuerdo. Se deben fijar, además, las fechas de reducción gradual de las barreras
aduaneras y el tiempo en que se tardará en liberar por completo el comercio desde Alaska
hasta la Tierra del Fuego, como se propuso en 1994 en la Cumbre de Miami. En diciembre
del 2005 los acuerdos deben estar ratificados por los parlamentos para que, como límite, el
último día del año el ALCA comience a funcionar y sea una realidad a partir del primer día
del año 2006.
La Tercera Cumbre de las Américas, que concluyó el 22 de abril del 2001 en Québec,
Canadá, fijó el compromiso de los 34 presidentes (todos los del continente, con la exclusión
de Cuba por mandato de EE.UU.) de instaurar en el 2005 un bloque continental de libre
comercio, y dio lugar a la firma de un acuerdo para excluir de sus reuniones a gobiernos
considerados por ellos “no democráticos”.
89
Principios rectores de las negociaciones del ALCA
Entre los principios rectores de las negociaciones se incluyen:
♦ Las decisiones se adoptarán por consenso.
♦ Las negociaciones estarán regidas por el principio de transparencia.
♦ El ALCA será congruente con las reglas y disciplinas de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) y se elaborará sobre la base de estas disciplinas, cuando ello sea
posible y pertinente.
♦ El ALCA constituirá un compromiso único (single-undertaking).
♦ El ALCA puede coexistir con otros acuerdos bilaterales y subregionales, y los países
pueden negociar o aceptar las obligaciones derivadas del ALCA en forma individual, o
como miembros de grupos de integración subregionales.
♦ Se prestará particular atención a las necesidades de las economías más pequeñas.
Estructura y organización de las negociaciones del ALCA
Las negociaciones del ALCA se desarrollarán de acuerdo con una estructura establecida
por sus miembros, que deberá garantizar una amplia representación geográfica de los países
participantes. Esta estructura prevé la rotación de la presidencia del proceso, de la sede de
las negociaciones y de los presidentes y vicepresidentes de los grupos de negociación y de
los otros comités y grupos.
Presidencia de las negociaciones: será rotativa cada 18 meses o en el momento de la
conclusión de cada reunión ministerial. Se han designado sucesivamente a Canadá,
Ecuador y Brasil, y los Estados Unidos en forma conjunta, como presidentes del proceso
del ALCA.
Los ministros responsables del Área de Comercio tendrán a su cargo la supervisión final de
las negociaciones. Generalmente, se reúnen cada 18 meses, y desde que se iniciaron las
negociaciones lo han hecho en el país que lleva la presidencia del ALCA, al momento de
las reuniones.
Los vicepresidentes responsables del Área de Comercio, en su calidad de Comité de
Negociaciones Comerciales (CNC), tienen un papel central en la administración de las
negociaciones del ALCA. El CNC orienta el trabajo de los grupos de negociación y de los
otros comités y grupos, y tiene el poder de decisión sobre la estructura general del acuerdo
y otros temas institucionales. El CNC, además, es responsable de asegurar la participación
plena de todos los países en el proceso del ALCA, asegurar la transparencia de las
negociaciones, supervisar la tarea de la Secretaría Administrativa y supervisar la
identificación e implementación de medidas de facilitación de negocios. El Comité se
90
reúne tantas veces como sea necesario y, como mínimo, dos veces al año en forma rotativa
en diferentes países del continente.
Existen nueve grupos de negociación del ALCA que poseen determinados mandatos de los
Ministros y del CNC para negociar en diferentes áreas especificas, los cuales se reúnen
regularmente a lo largo del año:
Grupos de negociación
1. Agricultura
Objetivos:
♦ Los objetivos del grupo de negociación de acceso a mercados deberán aplicarse al
comercio de productos agrícolas. Los temas relativos a las reglas de origen, los
procedimientos aduaneros y las barreras técnicas al comercio se tratarán en el grupo
de negociación de acceso a mercados.
♦ Asegurar que las medidas sanitarias y fitosanitarias no se apliquen de manera que
constituyan un medio de discriminación arbitraria o injustificable entre países, o una
restricción encubierta al comercio internacional, a los efectos de prevenir las
prácticas comerciales proteccionistas y facilitar el comercio en el hemisferio. En
forma congruente con el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias de la OMC (Acuerdo MSF), dichas medidas sólo serán aplicadas para
lograr el nivel adecuado de protección de la salud y vida animal y vegetal, estarán
basadas en principios científicos y no se mantendrán sin suficiente evidencia
científica. La negociación en esta área comprende la identificación y el desarrollo
de las medidas necesarias para facilitar el comercio, siguiendo y examinando
profundamente las disposiciones contenidas en el Acuerdo MSF de la OMC.
♦ Eliminar los subsidios a las exportaciones agrícolas que afecten el comercio en el
hemisferio.
♦ Identificar otras prácticas que distorsionen el comercio de productos agrícolas,
incluidas aquellas que tengan un efecto equivalente al de los subsidios a las
exportaciones agrícolas, y someterlas a una mayor disciplina.
♦ Los productos agrícolas cubiertos serán aquellos referidos en el anexo 1 del
Acuerdo sobre Agricultura de la OMC.
♦ Incorporar los avances de las negociaciones multilaterales en materia de agricultura,
que se sostendrán de conformidad con el artículo 20 del Acuerdo sobre la
Agricultura, así como el resultado de las revisiones del Acuerdo MSF de la OMC.
91
2. Compras del sector público
Objetivos:
General:
♦ Ampliar el acceso a los mercados para las compras del sector público de los países
miembros del ALCA.
Específicos:
♦ Lograr un marco normativo que asegure la apertura y la transparencia en los
procedimientos de las compras del sector público, sin que implique necesariamente
el establecimiento de sistema idénticos de compras del sector público en todos los
países.
♦ Asegurar la no discriminación en las compras del sector público dentro de un
alcance que será negociado.
♦ Asegurar un examen imparcial y justo para la resolución de las reclamaciones y
apelaciones relativas a las compras del sector público por los proveedores, y la
implementación efectiva de dichas resoluciones.
3. Inversiones
Objetivo:
♦ Establecer un marco jurídico justo y transparente que promueva la inversión a través
de la creación de un ambiente estable y previsible que proteja al inversionista, su
inversión y los flujos relacionados, sin crear obstáculos a las inversiones
provenientes de fuera del hemisferio.
4. Acceso a mercados
Objetivo:
♦ En forma congruente con las disposiciones de la OMC, eliminar progresivamente los
aranceles y las barreras no arancelarias, así como otras medidas de efecto
equivalente, que restringen el comercio entre los países participantes.
5. Subsidios, antidumping y derechos compensatorios
Objetivos:
♦ Examinar maneras de profundizar, si correspondiera, las disciplinas existentes que
figuran en el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC, y
lograr un mayor cumplimiento de las disposiciones de dicho Acuerdo.
♦ Llegar a un entendimiento común para mejorar, cuando sea posible, las reglas y
procedimientos relativos a la operación y aplicación de las legislaciones sobre
dumping y subvenciones, a fin de no crear obstáculos injustificados al comercio del
hemisferio.
92
6. Solución de controversias
Objetivos:
♦ Establecer un mecanismo justo, transparente y eficaz para la solución de
controversias entre los países integrantes del ALCA, tomando en cuenta, entre otros,
el entendimiento relativo a las normas y procedimientos por los que se rige la
solución de diferencias de la OMC.
♦ Diseñar medios para facilitar y fomentar el uso del arbitraje y otros medios
alternativos de solución de diferencias para resolver controversias privadas en el
marco del ALCA.
7. Servicios
Objetivo:
♦ Establecer disciplinas para liberalizar progresivamente el comercio de servicios, de
modo que permita alcanzar un área hemisférica de libre comercio, en condiciones de
certidumbre y transparencia.
8. Derechos de propiedad intelectual
Objetivo:
♦ Reducir las distorsiones del comercio hemisférico y promover y asegurar una
adecuada y efectiva protección de los derechos de propiedad intelectual. Se deberán
tomar en cuenta los avances tecnológicos.
9. Política de competencia
Objetivos:
General:
♦ Garantizar que los beneficios del proceso de liberalización del ALCA no sean
menoscabados por prácticas empresariales anticompetitivas.
Específicos:
♦ Avanzar hacia el establecimiento de una cobertura jurídica e institucional a nivel
nacional, subregional o regional que proscriba la ejecución de prácticas
empresariales.
♦ Desarrollar mecanismos que faciliten y promuevan el desarrollo de la política de
competencia y garanticen la aplicación de las normas sobre libre competencia entre y
dentro de los países del hemisferio.
Existen tres comités especiales y grupos que se encargan de temas relevantes para las
negociaciones.
93
El Grupo Consultivo sobre Economías más Pequeñas sigue la evolución de las
negociaciones, evaluando las inquietudes e intereses de las economías más pequeñas y
formula recomendaciones al CNC. Este grupo ha procurado identificar las necesidades de
las economías más pequeñas para brindarles asistencia técnica en materia de comercio,
cuando participan en las negociaciones del ALCA, y diseminar información sobre otras
fuentes de asistencia técnica.
Los ministros crearon el Comité de Representantes Gubernamentales sobre la Participación
de la Sociedad Civil, con el objetivo de recibir los puntos de vista de la sociedad civil en
relación con el proceso del ALCA. El comité también fue creado para facilitar la
participación de la comunidad empresarial y de grupos de trabajadores, protección del
medio ambiente, académicos y otros grupos que desean presentar sus puntos de vista, de
manera constructiva, sobre los temas objeto de negociación y otros temas comerciales. El
ALCA es el primer proceso de negociación comercial significativo, donde se ha establecido
un grupo de estas características desde el inicio de las negociaciones.
El Comité Conjunto de Expertos del Gobierno y del Sector Privado sobre Comercio
Electrónico se creó para estudiar cómo ampliar los beneficios que se derivan del mercado
de comercio electrónico en el hemisferio y cómo manejar este tema en el marco de las
negociaciones.
En Toronto, Canadá, se creó un grupo de expertos ad hoc para que informara al CNC sobre
la implementación de medidas de facilitación de negocios relacionados con asuntos
aduaneros. Estas medidas están diseñadas para facilitar el intercambio comercial en las
Américas, beneficiando a todas las partes, no necesitan aprobación legislativa y pueden ser
implementadas administrativamente.
Apoyo técnico y analítico: El Comité Tripartito, integrado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), brinda
apoyo técnico, analítico y financiero al proceso del ALCA. Las instituciones
individualmente también brindan asistencia técnica en temas relacionados con el ALCA,
especialmente a las economías más pequeñas.
Apoyo administrativo: La Secretaría Administrativa del ALCA está localizada en la misma
sede de las reuniones de los grupos de negociación. La Secretaría apoya las negociaciones
desde el punto de vista logístico y administrativo y provee servicios de traducción e
interpretación de documentos; es financiada por el Comité Tripartito.
Sede de las negociaciones: También es de carácter rotativo. Se han designado tres países
anfitriones: Estados Unidos (Miami) desde mayo de 1998 hasta febrero del 2001; Panamá
(Ciudad de Panamá) desde marzo del 2001 hasta febrero del 2003, y México (Ciudad de
México) desde marzo del 2003 hasta diciembre del 2004.
94
Inversión extranjera directa y comercio regional
La inversión extranjera directa (IED)
La IED es uno de los indicadores económicos más importantes en el desempeño de las
economías de América Latina y el Caribe. Es la vía mediante la cual los países obtienen
tecnología extranjera, mercados y capital, así como habilidades de dirección y gestión
empresarial y otros métodos para integrarse al mercado internacional, con el fin de mejorar
la competitividad de las empresas. Dentro del proyecto del ALCA las inversiones ocupan
un lugar importante.
El tema relativo a la inversión extranjera directa (IED) en el ámbito del ALCA tiene su
origen en el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), propuesto en el año 1995 en el
seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que reúne
a los países desarrollados. Este acuerdo era altamente desequilibrado, y las negociaciones
transcurrieron en el más absoluto secreto, a espaldas de los gobiernos, con el fin de que,
una vez aprobado por los países más ricos del planeta, se impusiera al resto a través de la
Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las negociaciones del AMI se interrumpieron en diciembre de 1998. Este acuerdo había
motivado, principalmente en los países desarrollados, un fuerte movimiento de rechazo
encabezado por las organizaciones no gubernamentales que defienden el medio ambiente,
la cultura nacional y los consumidores, ya que el AMI otorgaba todos los derechos a los
inversionistas, a las transnacionales, a las grandes corporaciones y reducía el papel de los
gobiernos.
Algunas de las cláusulas del AMI se repiten en el acuerdo del ALCA. Los Estados Unidos
de América, en su avidez de expansión y lucro, tratan de eliminar las limitaciones
nacionales al comercio extranjero y a la libre circulación de capitales.
En materia de inversiones, la aprobación del ALCA constituye un grave peligro para los
países latinoamericanos, ya que favorece a las empresas transnacionales, fundamentalmente
a las norteamericanas, deja a merced del desamparo a las industrias y a los intereses de las
naciones, lo que puede incrementar el desempleo, la pobreza y agravar los problemas
socioeconómicos existentes en el área.
En 1999, como resultado de la expansión mundial de las empresas transnacionales, los
flujos mundiales de IED alcanzaron los 1,7 billones de USD, correspondiendo 0,9 billones
a los flujos recibidos y 0,8 billones de USD a los emitidos. En el período 1995-1999 las
entradas de IED han crecido a una tasa promedio anual del 27%, en tanto que las emitidas
lo han hecho a un 22%. Ambos flujos han favorecido a los países desarrollados, los cuales
en 1999 emitieron el 91,5% de ellos y recibieron el 73,5% del total mundial,
respectivamente.
Durante los últimos años la economía global se ha caracterizado por un fuerte movimiento
de fusiones y adquisiciones concentradas principalmente en países desarrollados. Los
recursos destinados a dichas fusiones y adquisiciones de empresas privadas durante el
95
período 1999-2000 fueron principalmente a servicios, con una menor participación en el
sector primario y más baja en el sector manufacturero. En el sector financiero se destacan
las fusiones de bancos, entre ellas, las operaciones de bancos españoles (BSCH y BBVA)
en Argentina, Brasil, Chile y México.
Es importante señalar que los flujos de IED emitidos por países desarrollados y por los
Estados Unidos actúan como una centrífuga, pues se dirigen hacia los propios países
desarrollados (fundamentalmente europeos) y hacia los Estados Unidos de América.
Las rivalidades entre los grandes centros de poder económico también se manifiestan en las
IED. En 1999 el segundo país con mayor emisión de inversión extranjera directa a escala
mundial fue Estados Unidos de América con el 18,9% después de Inglaterra (24,9%); sin
embargo, esta supremacía se está viendo amenazada por la Unión Europea (UE), a la cual
le correspondió el 63,7% del total de los flujos de emisión de IED57.
La aprobación del ALCA, lógicamente, brindará beneficios a los Estados Unidos de
América, a la vez que creará un serio problema a la UE. La región americana puede
convertirse en un mercado cerrado para la UE, producto del papel dominante que pasarán a
desempeñar los Estados Unidos, y la fuerte competencia que ello traería como
consecuencia.
Del total de los flujos mundiales de IED recibidos, en 1999, el continente americano
concentró el 45,2%, colocándose los Estados Unidos de América como el principal receptor
y emisor del continente con el 70,5% y el 77,0%, respectivamente.
La región de América es principalmente receptora de IED, por lo que los montos de
emisión son muy pequeños. A éstos sólo correspondieron en 1999 el 13,9% del total
emitido por la región.
57
UNCTAD. World Investment Report, 2000.
96
SALIDAS DE IED (Flujos)
ENTRADAS DE IED (Flujos)
Mundial
América
América Latina y el Caribe
865,5
900
799,9
687,1
700
680,1
700
600
600
377,5
391,1
331,8
281,8
300
100,8
32,8
69,2
45,9
400
390,8
357,5
300
186,4
140,0
471,9
500
473,1
500
100
América Latina y el Caribe
800
800
200
América
900
1000
400
Mundial
200
73,8
90,5
0
110,9
100
7,3
0
1995
1996
1997
1998
1999
1995
103,3
5,8
1996
137,1
15,1
1997
186,8
196,0
27,3
9,4
1998
1999
Fuente: UNCTAD. World Investment Report, 2000.
Fuente: UNCTAD. World Investment Report, 2000
Durante el período 1995-1999 los flujos de IED hacia América han reportado una tasa
de crecimiento del 41,0%, sobresaliendo Estados Unidos con el 47,0%. Las inversiones
con destino a América Latina y el Caribe tuvieron una tasa de crecimiento del 29,0%.
IED RECIBIDAS
(Flujos, en millones de USD)
América
Estados Unidos
Canadá
América Latina y el Caribe
1995
100845
58772
9257
32816
1996
139981
84455
9636
45890
1997
186421
105488
11761
69172
1998
1999
281788 391079
186316 275533
21705 25061
73767 90485
Tasa de
crecimiento
1995-1999
41.0
47.0
28.0
29.0
Fuente: UNCTAD. World Investment Report, 2000.
En 1999 el 52,0% de la inversión extranjera directa emitida por los Estados Unidos tuvo
como principal destino el área de Europa, en tanto que hacia América se dirigió el
14,0%, fundamentalmente hacia México, Brasil, Bermuda y Panamá. Asimismo, el
grueso de la IED recibida por los Estados Unidos fue de origen europeo (86,5%),
principalmente de Inglaterra, y sólo el 6,0% procedió de países latinoamericanos y del
Caribe, entre los cuales también se destacan México, Bermuda y Panamá58.
Dentro del área de América Latina y el Caribe, en el año 2000 se destacaron como
principales receptores de IED los siguientes países:
58
Federal Reserve USA. Survey of Current Business.
97
¾
Brasil: concentrados en la reestructuración de los servicios de telecomunicaciones y de
generación y distribución de electricidad.
¾
Argentina: fundamentalmente por dos grandes operaciones, la adquisición de YPF en
Argentina por la española Repsol, y de la empresa Endesa por Endesa España.
¾
México: inversiones en el sector manufacturero y adquisiciones en el sector financiero.
La inversión extranjera de los Estados Unidos promueve sus intereses en los países
receptores, la cual está encaminada a convertir a los últimos en fuentes de materias primas,
de mano de obra segura y barata, lo que le permite a las grandes transnacionales competir
en los mercados mundiales y obtener grandes sumas de ganancias.
Las cláusulas del ALCA favorecen a los Estados Unidos, que como gran emisor de IED se
podría adjudicar el control de las inversiones en el continente. Los gobiernos
latinoamericanos quedarían a merced de las grandes corporaciones transnacionales, la
región se convertirá en una enorme zona franca sin obstáculos para la entrada del capital
norteamericano, incluyendo los flujos financieros especulativos que pueden agravar aún
más la situación de las economías de la región.
El comercio regional
Las inversiones extranjeras directas guardan una estrecha relación con el comercio
internacional. Los países producen mercancías, servicios y otros activos que se exportan y
reexportan hacia unos y otros, sin que necesariamente el mercado de capital original sea el
punto de partida o de retorno.
El intercambio comercial del conjunto de países que integran la OEA (presuntos miembros
del ALCA) alcanzó al cierre de 1999 los 2,8 billones de USD. Excluyendo a Canadá y los
Estados Unidos, en el período 1990-1999 las exportaciones del resto de los países se
incrementaron en un 115,3%, en tanto que las importaciones crecieron un 181,1%. La
balanza de bienes total de estos países pasó de un superávit de 29 994,7 millones de
USD al cierre del año 1990, a un déficit de 8 701,1 millones de USD en 1999, y el déficit
de la cuenta corriente se incrementó 26 veces.
Si se incluyen en el análisis a Canadá y a los Estados Unidos, la balanza de bienes
presenta un déficit de 330 765,1 millones de USD. Este déficit en los últimos 9 años ha
tenido un incremento de un 367,8% (70701,3 millones en 1990), como consecuencia del
comercio desigual a que están sometidos los países, fundamentalmente los de economías
más pequeñas, al ser el comercio un instrumento que también favorece a los países
desarrollados.
98
C O M E R C IO R E G IO N A L Y B A L A N Z A D E P A G O S
(E x c lu y e a C a n a d á y E E .U U .)
350
1990
1999
3 1 2 .7
3 0 4 .1
300
250
200
150
1 4 1 .3
1 1 1 .3
100
50
3 0 ,0
2 3 .8
0
,
-6 .2
-8 .6
-2 .1
-5 0
-5 6 .1
-1 0 0
E x p o rta c io n e s
Im p o rta c io n e s
B a la n z a d e
b ie n e s
B a la n z a d e
b ie n e s y
s e rv ic io s
S a ld o d e
c u e n ta c o rrie n te
F u e n te : F M I. E s ta d ís tic a s F in a n c ie ra s In te rn a c io n a le s , 1 9 9 7
F M I. E s ta d ís tic a s F in a n c ie ra s In te rn a c io n a le s , A g o s to 2 0 0 0
Asimismo, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de este grupo de
naciones en 1999 alcanzó los 397 199,3 millones de USD, incrementándose en un
233,8% con respecto a 1990. Entre los principales factores que incidieron de forma
positiva o negativa en el desempeño comercial de los países se destacan:
¾
La actividad económica mundial creció con respecto al año anterior, por lo que se
registró un incremento de la demanda externa de productos en la región.
¾
La continuación del ciclo recesivo iniciado en los mercados mundiales de productos
básicos con la crisis asiática, lo cual contrajo las exportaciones. Sólo unos pocos
productos como la carne vacuna, el níquel y el petróleo incrementaron sus precios
medios en 1999. El petróleo aumentó considerablemente los ingresos originados por
las ventas de los exportadores del producto, así como también los desembolsos de los
países importadores.
¾
La frágil actividad económica de la región incidió negativamente en la demanda de
importaciones, que sufrieron una baja generalizada en los países con débil
desempeño económico.
¾
La disminución de los precios del banano, café y el azúcar que afectó a los
exportadores de los productos.
Los países importadores de petróleo de la región sur vieron caer los valores unitarios de sus
exportaciones y la relación real del intercambio, lo que redujo el valor de las exportaciones
totales, con excepción de Brasil, Chile y Perú. Por el contrario, los países cuyo producto
principal de exportación es el petróleo (Colombia, Venezuela y Ecuador) se beneficiaron
con el alza del precio del hidrocarburo, al aumentar los ingresos por exportaciones y la
relación real del intercambio.
99
En países como Honduras, Nicaragua y Guatemala, que sufrieron los efectos del devastador
huracán “Mitch”, aumentó el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
Con la entrada en vigor del ALCA, este comercio puede volverse cada vez más desigual e
injusto, teniendo en cuenta el papel dominante que tendrán los Estados Unidos en el
proceso de transnacionalización de la región -proceso en el cual las grandes empresas
transnacionales han alterado la base industrial y los flujos comerciales en una gran parte del
área-, donde los competidores locales quedarían eliminados, principalmente los de las
economías menos avanzadas.
El ALCA no es un simple acuerdo de liberalización comercial, como se pretende aparentar,
y su firma traería para los Estados Unidos de América muchas ventajas relativas y muy
pocas para el resto de los países latinoamericanos. Este proyecto significaría:
Desde el punto de vista comercial:
•
La región constituiría un mercado único y abierto a la libre exportación de bienes y
capitales estadounidenses, donde las grandes empresas transnacionales no pagarían
impuestos e impondrían sus leyes en el mercado.
•
Los EE.UU. llenarían los mercados nacionales con productos norteamericanos más
baratos y de mayor calidad, dando lugar al empobrecimiento de las industrias
nacionales, a la vez que constituiría un freno al establecimiento de políticas comerciales
e industriales propias.
•
En el ALCA las pequeñas y medianas empresas de los países miembros pueden
competir “en igualdad de condiciones” con las grandes empresas y monopolios
transnacionales. En la práctica lo que sucederá es que las últimas absorberán a las
primeras, acelerando el proceso de quiebras de las pequeñas y medianas empresas y la
destrucción de las industrias locales.
•
El ALCA significaría un freno al comercio con Europa, fundamentalmente con los
países de la Unión Europea, visto no sólo desde la óptica de la competencia y la
rivalidad entre ambas regiones, sino también por el abaratamiento que se produciría en
los costos por la transportación.
•
A diferencia del acuerdo de la UE que se estableció en un marco de economías
similares, en América Latina los desniveles son enormes, por lo que no se puede
concretar un acuerdo equitativo, ya que las grandes empresas transnacionales y los
grandes capitales eliminarían a las más pequeñas. Los países pasarían a convertirse en
meros suministradores de materias primas y de mano de obra cada vez más barata, en
comparación con los salarios que pagan las empresas transnacionales; en creadores de
bienes primarios y de grandes ganancias para el capital transnacional.
100
Desde la óptica financiera:
•
Un mayor acceso al mercado norteamericano contribuiría al incremento de las
importaciones de los países latinoamericanos y a la obtención de mayores flujos de
inversión extranjera directa y de capitales, lo que significaría un incremento del
endeudamiento externo en el largo plazo, ante la imposibilidad de pago que tendrían las
naciones dependientes.
•
Disminución del riesgo país.
•
Incremento de la ya millonaria deuda externa de la región, debido a la dependencia
económica y financiera que tienen de Estados Unidos los países latinoamericanos y del
Caribe, y a la fuga de capitales hacia bancos norteamericanos.
•
La entrada de capitales de los EE.UU. supondría una disminución considerable del
financiamiento por parte de los países europeos.
En el ámbito social:
•
La paulatina eliminación de las industrias nacionales podría aumentar el desempleo a
niveles incalculables, a la vez que las grandes corporaciones transnacionales tendrían el
derecho a seleccionar su personal, acogiendo a profesionales burgueses de alta
calificación o lo que quede de las burguesías locales, dejando los empleos más duros o
menos remunerados para los trabajadores latinoamericanos y caribeños, lo cual sería
causa también del incremento del desempleo.
•
El crecimiento demográfico continúa siendo un gran obstáculo para la reducción, a
largo plazo, del número de pobres en la región, que cada día aumenta como
consecuencia de la globalización neoliberal que hace concentrar las riquezas en un
círculo reducido de personas. Las altas tasas de mortalidad infantil, de mortalidad
materna, de analfabetismo; los barrios insalubres, la marginalidad, la desigualdad en la
distribución de las riquezas y otros problemas sociales que asechan principalmente a los
países de menor desarrollo económico, seguramente no encontrarán en el ALCA las
vías oficiales para su solución. La población pobre tendrá menos acceso que hoy a los
servicios de salud, de educación y a otros servicios básicos.
Desde el punto de vista político:
•
La creación del ALCA significa la firma de un “acta de anexión directa” de los países
latinoamericanos y caribeños a los Estados Unidos de América.
•
Los Estados Unidos de América lograrían la supremacía militar en la región.
101
Otras consideraciones
En los últimos años, la teoría de la dolarización ha ganado adeptos en el seno de
instituciones financieras internacionales como el FMI y el BM, y han tomado fuerzas las
concepciones de algunos gobiernos que consideran que este proceso es la vía más efectiva
para eliminar los males económicos que aquejan a nuestras naciones. Países como Panamá,
Ecuador, El Salvador y Guatemala han adoptado como moneda oficial el dólar
estadounidense.
Con seguridad, una vez entrado en vigor el acuerdo del ALCA, comenzarán a desaparecer
las monedas nacionales del resto de los países miembros del acuerdo y éstas serán
sustituidas por el dólar estadounidense. Esto significa que el país que adopte la moneda
estadounidense perderá el control de su política monetaria, ya que la Reserva Federal de los
EE.UU. sería la encargada de dictar dicha política, lo que significa la subordinación total a
los intereses de los Estados Unidos en materia monetaria.
Por todo lo anteriormente expuesto resulta imprescindible que los países latinoamericanos
tomen conciencia y analicen el peligro que representa la aprobación del ALCA, por las
consecuencias que de ella se derivan. Hoy más que nunca, en el contexto de un mundo cada
vez más globalizado, se hace necesario aunar esfuerzos para buscar una integración que
verdaderamente contribuya a la ampliación de los mercados internos; que favorezca el
intercambio justo entre países, y que coadyuve a la adopción de políticas para el desarrollo
económico de cada una de las naciones.
102
II- BALANZA DE PAGOS
103
¿HASTA QUÉ PUNTO RESULTA
CONVENIENTE LIBERALIZAR LA
CUENTA DE CAPITAL?∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el boletín Letra de Cambio de la Dirección de Estudios Económicos. Diciembre del 2000.
104
¿HASTA QUÉ PUNTO RESULTA CONVENIENTE LIBERALIZAR LA CUENTA
DE CAPITAL?
La liberalización de la cuenta de capital no es más que la ausencia de prohibiciones a las
transacciones en la cuenta de capital y financiera de la balanza de pagos, así como la
eliminación de los controles cambiarios. Esto, sin embargo, no implica la imposibilidad de
establecer ciertos tipos de restricciones tales como encaje legal para el capital a corto plazo,
impuesto a los movimientos de capital, etc.
La libre movilidad de los flujos de capitales supone ciertos beneficios, pero al mismo
tiempo considerables riesgos, y aunque tanto los beneficios como los costos de esta
estrategia variaran de un país a otro, en función de las condiciones iniciales, de los
objetivos económicos de cada país en cuestión y del grado necesario de liberalización que
requiera, se intentarán generalizar algunas ideas al respecto.
Beneficios
1. Favorece la afluencia de capitales al país receptor, mejorando su balanza de pagos y
reduciendo el costo del endeudamiento.
2. Ayuda a encausar recursos hacia los fines más productivos cuando se trata de corrientes
de capital en forma de inversión extranjera directa, lo cual estimula el crecimiento
económico.
3. Crea al inversionista oportunidades de diversificación de carteras y de riesgo, lo cual le
permite obtener mayores tasas de rentabilidad, estimulando el ahorro y el crecimiento
económico.
Costos
1. Exacerba el riesgo de crisis financiera y de perturbaciones sistémicas como resultado de
una salida abrupta de los capitales por la volatilidad que caracteriza su movimiento.
2. Genera inestabilidad presionando sobre la política monetaria y cambiaria. Con la
liberalización de los movimientos de capitales, las tasas de interés internas de corto
plazo, por ejemplo, cada vez están más determinadas por el comportamiento de las tasas
de interés externas y las expectativas de variaciones a corto plazo del tipo de cambio.
3. No siempre se logra una asignación eficiente de los recursos por la debilidad e
inadecuada supervisión de los sistemas bancarios y financieros de los países
desarrollados.
4. Los beneficios que obtienen los participantes directos, con demasiada frecuencia van en
detrimento del bienestar general.
5. La práctica ha demostrado que normalmente se atrae capital a corto plazo altamente
volátil e inversión extranjera directa en activos estables ya existentes, que se privatizan,
de manera tal que su efecto sobre el crecimiento real y el desarrollo del país en cuestión
es altamente cuestionable.
6. De no existir un balance adecuado entre inversión extranjera directa e inversión en
cartera, se incrementa la vulnerabilidad del sistema financiero, ya que el capital de corto
105
plazo puede abandonar el país de manera impredecible, desestabilizando en tiempo
récord hasta el más sólido de los sistemas financieros.
Con frecuencia se alude que en el contexto de una economía globalizada resulta
prácticamente imposible no abrir la cuenta de capital, lo cierto es que desde que se impuso
la tendencia en los mercados internacionales de desregulación y liberalización de los
mercados de capitales, cada vez son más los que deciden la apertura indiscriminada y
desordenada de su cuenta de capital y las consecuencias no han tardado en echarse a ver, tal
como se apreció durante las crisis asiática, la rusa, la de Brasil, etc.
Actualmente el 95%59 de los movimientos de capitales se realiza en el marco de un régimen
liberalizado, aunque indiscutiblemente los países industrializados concentran un porcentaje
desproporcionadamente grande de esta cifra. Aunque está claro que ni los países altamente
desarrollados escapan a los efectos adversos de la apertura de la cuenta de capital, las
economías subdesarrolladas son más vulnerables a perturbaciones y riesgos de crisis
financiera, precisamente por no contar con sólidos sistemas financieros, con un entorno
macroeconómico favorable y un adecuado gradualismo y coherencia en la apertura de su
cuenta de capital. Como elemento adicional habría que considerar que en la mayoría de los
casos ha sido el FMI quien ha obligado a estos países a abrir su cuenta de capital como
parte de los programas de ajuste que imponen.
De cualquier manera, las experiencias recientes indican algunas cuestiones interesantes:
1. Es esencial que la liberalización financiera vaya acompañada de medidas apropiadas
que disminuyan la excesiva inestabilidad que genera. Se admite que la aplicación de
una política macroeconómica bien concebida es clave para mantener la estabilidad
financiera, pero ésta no es suficiente; se requiere también una política igualmente
coherente para el sector financiero.
2. La liberalización de la cuenta de capital debe constituir una etapa tardía del programa
de reforma económica. Resulta muy peligroso eliminar las restricciones a las
transacciones en la cuenta de capital sin abordar antes los problemas del sistema
financiero: prácticas de contabilidad, auditoria y divulgación de datos inadecuada en los
sectores financiero y empresarial, garantías públicas implícitas que promuevan una
excesiva e insostenible afluencia de capital, inadecuada supervisión y regulación
prudencial de las instituciones y los mercados internos que abran paso a la corrupción,
especulación, etc. Igualmente se necesita de un banco central fuerte y autónomo.
3. Se impone abordar un enfoque gradual, no es una cuestión de todo o nada; hay tantos
métodos para instrumentar una liberalización como instrumentos financieros y tipo de
transacciones de capital. La selectividad puede conllevar una ordenada liberalización
en función de los intereses propios del país en cuestión, lo cual le permitiría ir
eliminando distorsiones medulares.
Aunque se plantea que la liberalización de la cuenta de capital debe ser audaz en la visión,
pero prudente en la ejecución, lo cierto es que hay toda una serie de cuestiones pendientes
en torno al tema como, por ejemplo, determinar cuando una economía está suficientemente
59
FMI. Boletín No. 6, volumen 27. Marzo de 1998.
106
preparada con respecto a las condiciones previas para arriesgarse a la apertura de su cuenta
de capital, así como el problema de la institucionalidad, donde el debate es grande en torno
a si al FMI se le debe conceder o no jurisdicción sobre los movimientos de capital (para lo
cual habría que enmendar el Convenio Constitutivo), o sólo debería seguir respaldando ese
proceso de liberalización en el marco del actual convenio.
Respecto al primer aspecto, la experiencia sí ha demostrado con creces que si no se da una
serie de condiciones previas, la liberalización puede resultar extremadamente peligrosa, ya
que puede sacar a la luz deficiencias del sistema financiero que pudieran haberse corregido
si las autoridades le hubieran dedicado más tiempo a reforzar el sistema antes de liberalizar.
La crisis asiática fue un ejemplo de la falta de atención a los problemas estructurales que
afloraron con el libre flujo de capitales, y de una desordenada apertura de la cuenta de
capital. Los países de la región con cuentas de capital más liberalizadas (Hong Kong y
Singapur) combatieron mucho mejor la crisis que Indonesia, Corea y Tailandia, que
contaban con un entorno macroeconómico más inestable y un marco institucional
inadecuado para implementar la liberalización.
Respecto al tema de la institucionalidad, parecen quedar bien claras, las ya conocidas
intenciones del FMI; su apuesta es por seguir liderando el mundo de las finanzas. Sin
dudas, la jurisdicción legal le permitiría aplicar los principios de la liberalización a todos
los países en el ejercicio de la supervisión; esto significa seguir inmiscuyéndose en terrenos
que no son de su competencia. Liberalizar o no la cuenta de capital y la forma de
implementarla es una decisión que sólo le compete a los gobiernos. ¿Por qué entonces
aceptar ese protagonismo?
Finalmente, una reflexión obligada. Con independencia de los países industrializados,
donde las transacciones de cartera se han liberalizado sustancialmente, no debe perderse de
vista que algunos países mantienen controles moderados o altos sobre los movimientos de
capital que le han permitido sortear la inestabilidad que provoca el ya irreversible libre flujo
de capitales en el resto del mundo.
No todo está perdido frente a la globalización financiera. Si bien los mercados seguirán
siendo volátiles, el riesgo no se podrá controlar del todo y las crisis seguirán gestándose; las
autoridades monetarias tienen ante si el gran reto de intentar moderar la inestabilidad de
los mercados, reducir la intensidad de las crisis financieras y perfeccionar las técnicas de
control de riesgo.
El capital seguirá su lógica de siempre, más ahora que se derrumban hasta las barreras
artificiales, pero de alguna manera se puede estimular y/o desestimular su entrada y salida
selectivamente a partir de la fijación de determinados impuestos sobre depósitos a corto
plazo, coeficientes de reserva obligatoria, establecimiento de licencias y procedimientos de
aprobación para compra de títulos por extranjeros, límites al crédito al consumidor, tipos de
cambio duales para restringir las salidas y períodos obligatorios antes de permitir la
repatriación de capitales.
107
En el caso de Chile, las autoridades han impuesto controles a las entradas de capital con
evidente éxito, lo que le ha permitido una continua reducción del endeudamiento a corto
plazo.
Malasia, por su parte, impuso un control selectivo de cambio para aislar la economía de los
efectos desestabilizadores de los flujos de capital especulativo y mantener independencia en
el manejo de la política económica, y los resultados fueron positivos. De hecho, esta
decisión le posibilitó salir de la crisis.
Indiscutiblemente, la imposición de controles eficaces sobre la salida de capitales permite
ganar tiempo para implementar políticas económicas y reformas más sólidas; es cierto que
son difíciles de administrar, pero al menos en una primera etapa tienden a neutralizar la
volatilidad de los movimientos de capital, sólo que deben complementarse con políticas
macro apropiadas para reducir al máximo los costos de imponer este tipo de controles:
desaliento de los flujos de capital, conformación en los agentes económicos de una opinión
negativa sobre el país, lo que dificultaría el financiamiento externo y lo encarecería a su
vez, y la postergación de reformas que son necesarias por la miopía que genera la
imposición misma de determinados controles.
108
AMÉRICA LATINA: EL COSTO DE
LAS PRIVATIZACIONES∗
Ana Mari Nieto Misas
Directora de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del BCC. Publicación trimestral abril / junio 2000. No. 2.
109
AMÉRICA LATINA: EL COSTO DE LAS PRIVATIZACIONES
El año 1999 es considerado el peor año de la década de los 90 en el desempeño económico
de América Latina. La caída del Producto Interno Bruto de la región, más aguda en el
percápita por habitante, refleja ciertamente el movimiento cíclico en el proceso
reproductivo de la economía latinoamericana, poniendo de manifiesto que aun cuando se
aceptara que está surgiendo una “nueva economía” en algún país rico –cuestión ésta muy
discutible y poco demostrada–, la misma no sería asequible a los países del Tercer Mundo,
sea cual fuere su tamaño o importancia en la economía mundial.
Dado el carácter abierto de la economía latinoamericana, la causa de su deterioro se explica
en el discurso oficial, por la presencia de shocks externos vinculados a la caída de los
precios de los productos básicos que generan un deterioro de los términos del intercambio –
atribuible en parte a la crisis del Sudeste Asiático–, y por una contracción en la entrada de
capitales foráneos, derivada también en parte de la misma crisis.
Pero, ¿son éstas las únicas causas que determinan la situación de estancamiento que
escenificó la región en 1999? La respuesta la brinda en buena medida el análisis de la
balanza de pagos de América Latina y el Caribe en los años 90, y particularmente en el
último trienio.
Para una mejor comprensión de lo que aquí se expone es preciso explicar previamente
algunos conceptos.
La balanza de pagos constituye un estado estadístico que resume las transacciones
económicas entre una economía y el resto del mundo en un período de tiempo dado.
La balanza de pagos está compuesta de dos partes: la cuenta corriente y la cuenta de capital
y financiera. En la primera se incluyen las exportaciones e importaciones de bienes y
servicios, así como entradas y salidas por concepto de renta (utilidades e intereses y otras
remuneraciones) y transferencias unilaterales. En la segunda se reflejan los movimientos de
activos y pasivos financieros que se originan como contrapartida de las transacciones en
cuenta corriente o por intercambios de activos y pasivos financieros.
La cuenta corriente de la balanza de pagos de América Latina, según cifras de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), refleja un déficit sostenido de
magnitudes variables en los años 1990/96, con niveles particularmente más elevados en el
período 1997/99. Si en 7 años –1990/96– el déficit acumulado ascendió a 215,7 miles de
millones de dólares para un promedio anual de 30,8 miles de millones, entre 1997 y 1999 –
sólo 3 años– alcanzó los 206,5 miles de millones, 68,8 como promedio en cada año.
Dicho en pocas palabras, la magnitud del déficit de la cuenta corriente de América Latina
ha mostrado un agravamiento en los últimos años de la década.
Conviene recordar que un déficit sostenido en la cuenta corriente de la balanza de pagos es
considerado generalmente por los especialistas como un signo de comprometimiento de las
potencialidades económicas en términos de generación de ahorro futuro, por lo tanto, salvo
110
que ese déficit se emplee en incrementar la capacidad productiva, se torna una carga que se
hace insostenible con el tiempo y determina la insolvencia de un país.
Teniendo en cuenta este principio elemental de análisis es menester delimitar los factores
que subyacen tras el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de la región y lo
alimentan.
El análisis de los componentes de la balanza de pagos de América Latina, si bien con un
comportamiento diferenciado por países, muestra que “la verdadera causa del déficit de la
cuenta corriente no se encuentra en la evolución desfavorable de la balanza comercial
(exportaciones menos importaciones de bienes y servicios), como muchos se empeñan en
enunciar, sino en la cuenta de renta” que, como ya se explicó, es la que refleja la
transferencia neta de recursos hacia o desde el exterior por concepto de intereses y
utilidades. (Fidel Castro Ruz. Intervención en la sección inaugural de la Cumbre Sur,
anexo 1)
Seguidamente, se inserta un cuadro que refleja claramente la composición de la cuenta
corriente de la balanza de pagos de América Latina y el Caribe en el periodo comprendido
entre 1990 y 1999.
Balanza de pagos de América Latina y del Caribe-cuenta corriente
-en miles de millones de dólares-
Balanza comercial
Cuenta de renta
Transferencias
Unilaterales
Cuenta corriente
-153.3
-399.5
1990/96
A / Cifras absolutas
-52.5
-245.2
130.6
-422.2
82.0
-215.7
48.6
-206.5
Balanza comercial
Cuenta de renta
Transferencias
Unilaterales
Cuenta corriente
-15.3
-40.0
B / Promedios anuales
-7.5
-35.0
-33.6
-51.4
13.1
-42.2
11.7
-30.8
16.2
-68.8
1990/99
1997/99
-100.8
-154.3
El análisis del cuadro precedente refleja el papel protagónico, en términos absolutos, de la
cuenta de renta en el déficit recurrente de la cuenta corriente de la balanza de pagos de
América Latina y en el agravamiento de la situación financiera externa de la región.
“En el decenio 1990-99, según cifras de CEPAL, el déficit acumulado de la cuenta
corriente de América Latina ascendió a 422 miles de millones de dólares. El resultado
negativo de la cuenta de renta representó el 95 % de ese déficit”. (Fidel Castro Ruz.
Intervención en la sección inaugural de la Cumbre Sur, anexo 1)
111
La evolución de la cuenta de renta se asocia al comportamiento de la deuda externa y de la
inversión extranjera, tanto indirecta (también llamada de portafolio) como directa. Si bien
no se cuenta con la apertura por indicadores de la cuenta de capital y financiera de la
balanza de pagos de América Latina para el periodo analizado, se han publicado algunos
datos y estimaciones estadísticas que permiten arribar a algunas conclusiones empíricas:
•
La inversión extranjera directa creció de 11,1 a 70,3 miles de millones de dólares
entre 1991 y 1999, casi septuplicando su nivel en esos años.
•
La deuda externa bruta desembolsada aumentó de 458,8 a 749,3 miles de millones
de dólares en igual periodo.
Al analizar estos datos se aprecian elementos cualitativos que no deben ignorarse: “Muchas
de las inversiones registradas en la balanza de pagos son resultado de privatizaciones y
reflejan cambios de propiedad de activos en explotación pertenecientes a residentes de la
economía que se constituyen en acervo de no residentes” (extranjeros). “Esas inversiones,
que se reflejan inicialmente como un ingreso en la cuenta de capital y financiera de la
balanza de pagos por una sola vez (cuando se registra el cambio de propiedad) tienen
después un reflejo sostenido y creciente en la cuenta de renta como egresos por remesas de
utilidades hacia el exterior, descapitalizando al país que recibió la inversión y agravando los
problemas de su sector externo”. (Fidel Castro Ruz. Intervención en la sección inaugural
de la Cumbre Sur, anexo 1)
El impacto de este flujo de recursos en la economía es diferente en dependencia de la forma
que adopte. Cuando se realiza a cambio de reducción de deuda se produce una reducción
del financiamiento externo recibido; cuando se destina al mercado interno en la producción
de bienes de consumo se registra una salida neta de divisas por concepto de remisión de
utilidades; cuando se destina a generar más divisas porque se vincula al sector exportador
de bienes y servicios el efecto es mucho menos traumático.
El deterioro de los términos del intercambio y los efectos de la crisis sobre el comercio se
perciben en el crecimiento acelerado del desbalance comercial, particularmente agudo en el
último trienio. Es de señalar que este déficit comercial se financió en buena medida con los
ingresos derivados de las transferencias unilaterales.
De manera sucinta puede concluirse que:
Con independencia de cualquier éxito que haya podido lograr la región en materia de
crecimiento económico, inflación y disciplina fiscal, la vulnerabilidad de la economía de
América Latina frente a los vaivenes del mercado externo no ha cambiado sustancialmente,
y es que la región demanda cambios estructurales en su aparato productivo.
Las privatizaciones, aspecto medular del modelo neoliberal, no promueven esos cambios ni
dan respuesta a las verdaderas necesidades de la economía latinoamericana. La suma de los
óptimos individuales no basta para lograr el óptimo colectivo si lo individual se concentra
en pocas manos. La profundización de la pobreza en América Latina, la fragilidad de la
economía para enfrentar shocks externos y la terrible desigualdad que prevalece en la
112
región, son signos irrefutables de que las políticas neoliberales no son la respuesta a sus
problemas, son en suma la prueba más contundente que pueda tenerse del fracaso del
neoliberalismo.
113
III- DOLARIZACIÓN
114
APUNTES PARA UN ANÁLISIS EN
TORNO A LA DOLARIZACIÓN∗
Carlos Pérez Soto
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral octubre-diciembre del 2000.
No. 4.
115
APUNTES PARA UN ANÁLISIS EN TORNO A LA DOLARIZACIÓN
La difusión y enfoque de la creciente globalización de la actividad económica
internacional, enmarcada en los estrechos cauces neoliberales, desde los grandes centros de
poder económico y financiero, han tenido como propósito presentar la economía mundial
como algo cada vez más similar a un área monetaria óptima. Esto ha propiciado que la idea
de una dolarización total, incluso a escala regional, haya avanzado rápidamente como
forma eficaz de eliminar inestabilidades y vulnerabilidades presentes en las economías
subdesarrolladas.
Los que propugnan estas concepciones “obvian” las grandes diferencias en cuanto a
desarrollo económico-social presentes en el diseño actual del orden económico-financiero
internacional, que han sido perpetuadas y profundizadas, luego de más de dos décadas de
afianzarlo bajo los paradigmas de la globalización neoliberal.
Esta situación y los reales niveles de dolarización existentes en las economías
subdesarrolladas, como una de las manifestaciones de los problemas estructurales de las
mismas en la coyuntura internacional actual, ponen de manifiesto la necesidad de
profundizar el conocimiento de la naturaleza de los procesos de dolarización en todas sus
dimensiones, con el propósito de poderlos manejar en función de la elaboración de modelos
económicos que realmente respondan a los intereses nacionales de estos países.
Conceptualmente la dolarización es un proceso a través del cual las funciones60 que
normalmente cumple la moneda nacional pasan a ser desempeñadas, total o parcialmente,
por el dólar norteamericano.
En la actualidad, el concepto suele utilizarse libremente para señalar los diferentes
esquemas posibles de dolarización, generalización que puede originar lamentables
confusiones e imprecisiones para lograr una plena comprensión del fenómeno e, incluso, su
adecuada interpretación política y manejo económico.
La definición de los términos total o parcial cobra relevancia a la hora de determinar el
nivel de dolarización en que se encuentra la economía y sus implicaciones en cuanto a
políticas monetaria, cambiaria e incluso de alcance social, así como las posibilidades reales
de su reversión posterior. Es también importante tener en cuenta el ámbito legal o
institucional en que está siendo asimilada económica y socialmente.
Estas reflexiones se centrarán en lo que se conoce como dolarización total
institucionalizada, opción que se refiere a la decisión política deliberada de sustituir
totalmente la moneda nacional por el dólar. En otra ocasión será conveniente profundizar
en el análisis de la dolarización parcial o dualidad monetaria, puntualizando su carácter
inevitable en determinadas coyunturas, sus potencialidades dinamizadoras cuando es
insertada dentro de una estrategia de desarrollo que privilegia los intereses nacionales y, a
partir de ahí, las posibilidades reales de lograr su posterior reversibilidad.
60
Funciones del dinero: unidad de cuenta, medio de intercambio y reserva de valor.
116
La aparición de la dolarización es sólo una de las manifestaciones y no la causa de los
desequilibrios fiscales y monetarios subyacentes, reflejados tanto en déficit fiscales y
comerciales crónicos, como en políticas monetarias acomodaticias, que desembocan en
escenarios caracterizados por altos índices inflacionarios que profundizan la debilidad de la
moneda nacional, propiciando una progresiva falta de confianza en la misma.
Las evidencias prácticas demuestran que la institucionalización de la dolarización se realiza
a partir de un reconocimiento oficial de la presencia del dólar en un entorno económico
determinado, lo cual pone a relieve que la dolarización surge y no se establece desde un
comienzo como resultado de una medida de política económica.
Por lo general, los niveles de dolarización de la economía llegan a límites tales, que sería
absurdo no reconocerlos e institucionalizarlos en busca de una mejor conducción del
escenario económico. Sin embargo, este reconocimiento oficial puede profundizar el nivel
de dolarización realmente existente en una economía, e incluso puede totalizarlo.
Actualmente, quienes abogan por la profusión de la idea de la dolarización total como
alternativa promotora del desarrollo y la estabilidad económica de los países emergentes, en
particular de los latinoamericanos, resaltan en lo fundamental las siguientes ventajas:
•
•
•
•
Una reducción relativamente automática de los niveles de inflación, llegándose a una
evolución similar a la experimentada en los Estados Unidos.
Mayor credibilidad en las autoridades económicas, a partir de la importación de la
credibilidad y reputación alcanzada por la Reserva Federal, es decir, a partir de la
renuncia a la soberanía monetaria.
Reducción también casi automática de las tasas de interés, y el comienzo de una era en
que los rendimientos de los instrumentos de deuda pública de países que adopten la
medida, tengan niveles muy similares a los bonos del tesoro estadounidense, lo cual se
fundamenta a partir de la ya citada reducción de los niveles de inflación y la
desaparición del riesgo cambiario, al perderse toda posibilidad de ejercer la política
cambiaria.
Imprimiría un mayor impulso a la integración económica, comercial y financiera.
A continuación se expondrán un conjunto de argumentos dirigidos a demostrar la fragilidad
de estos planteamientos.
La dolarización en su versión total y, por supuesto, institucionalizada, implica el abandono
de una herramienta fundamental de regulación por parte del Estado: la política monetaria.
Con ella el ciclo económico de los países emergentes que la adopten se volvería más
dependiente del flujo de divisas. Cuando el precio de las exportaciones es alto y fluye
capital financiero, las economías viven una fase de auge. Pero frente a un entorno adverso,
con la salida de capitales se frena brutalmente la economía, disminuyendo la cantidad de
dinero y aumentando el costo del crédito.
117
Si las finanzas públicas son sanas y las arcas fiscales tienen reservas, las autoridades
monetarias pueden evitar la recesión en un esquema dolarizado, aumentando el gasto
público para sostener la demanda interna.
Al contrario, la situación se vuelve francamente catastrófica cuando el gobierno está ya
con déficit elevado y el sistema financiero es frágil. En esta configuración,
desgraciadamente muy común en la región, la recesión económica y la retirada de los
depósitos bancarios aumentan el riesgo de una crisis financiera, sin que las autoridades
tengan la posibilidad de inyectar liquidez para evitar quiebras bancarias y el empeoramiento
de la situación general de la economía, lo que no descarta la aparición de ciertas presiones
inflacionarias y su consiguiente transmisión al comportamiento de las tasas de interés.
Similar razonamiento serviría para ilustrar las dificultades que tendría cualquier gobierno
para emprender programas sociales en esas condiciones.
La afirmación vinculada a la eliminación del riesgo cambiario, es necesario acotarla, pues
al ceder la política monetaria y, por ende, cambiaria, se importan los riesgos cambiarios de
las propias decisiones de la Reserva Federal en cuanto al comportamiento del dólar con
respecto al resto de las divisas internacionales.
Por otra parte, la dolarización total no sería suficiente para alcanzar las tasas de interés de
los Estados Unidos, pues el riesgo cambiario, eliminado relativamente por la imposibilidad
de devaluar respecto al dólar, no es el único factor que influye en la determinación del nivel
de las mismas.
El llamado riesgo soberano contribuye en gran medida al surgimiento de un diferencial
entre las tasas de interés del país que toma la medida y las de Estados Unidos. Como tal se
refiere a la evaluación que hacen los mercados de la probabilidad de que un país emisor de
deuda incumpla con sus compromisos financieros; es una percepción de la solvencia de un
país que en realidad poco depende de la moneda que se haya adoptado como especie legal,
y que más bien depende de las condiciones económicas y políticas fundamentales que
permitan una gestión ordenada del endeudamiento de un país.
Una circunstancia que potencialmente puede aumentar el riesgo soberano es que, al
dolarizar, no será posible licuar la deuda doméstica mediante inflación, algo que en
situaciones especificas ha sido una solución coyuntural para el problema de la deuda en los
países emergentes.
Con la cesión de la soberanía monetaria, el banco central también pierde la función de
prestamista de última instancia y su capacidad de obtener señoriaje. En relación con esta
función, el nuevo entorno sería complejo para la adaptación de autoridades monetarias
acostumbradas a esta opción, en aras de rescatar sistemas financieros que se han
caracterizado por su debilidad. No obstante, hay que reconocer que hasta la fecha se ha
abusado de esta función y que en alguna medida su propia existencia ha contribuido a la
debilidad ya mencionada.
118
La desaparición de la función de prestamista de última instancia exigiría automáticamente
una mayor disciplina del sistema financiero, mayor rigor de la supervisión bancaria, así
como de los mecanismos de autorregulación de las instituciones financieras. La cuestión
sería identificar si el ambiente financiero de dicho país está preparado para enfrentar ese
nuevo entorno de manera abrupta. En estas condiciones la dolarización total traería
implícita la apertura a la participación extranjera en el sector bancario, lo cual no sería
realmente preocupante, pues lo esencial radica en que en un panorama como éste se
estarían creando todas las condiciones para que la banca nacional fuera absorbida por la
banca extranjera.
De hecho, las evidencias empíricas apuntan a que la aplicación de la dolarización total en
escenarios de gran debilidad en el sistema bancario y financiero, está apegada a un proceso
de confiscación del ahorro de la población a través de la congelación de los depósitos, pues
una condición esencial para atenuar el impacto estructural que genera un proceso de este
tipo es la necesidad de tener como reservas una cantidad superior a los agregados
monetarios ampliados. Lo contradictorio de esto es que la dolarización total aparece como
opción ante un déficit profundo de la balanza de pagos y, por consiguiente, grandes
restricciones en cuanto a reservas internacionales, entre otras situaciones.
En relación con el señoriaje no cabe duda de que la dolarización total unilateral conduce a
su entrega plena a la Reserva Federal. Una solución a este fenómeno sería la dolarización
bilateral, es decir, que el proceso sea reconocido oficialmente por los Estados Unidos, lo
que conllevaría inevitablemente la aceptación de condicionamientos, que seguramente
sobrepasarían el ámbito monetario y obstaculizarían el diseño de estrategias de desarrollo
social que responderían a las verdaderas necesidades de estos países.
La dolarización no exime al país que la asume de la posibilidad de desequilibrios en la
balanza de pagos, más bien aumenta su vulnerabilidad, sobre todo, cuando la economía está
sujeta a la influencia de choques externos provocados por devaluaciones respecto al dólar
de otros socios comerciales, caída de los precios internacionales de los productos básicos
exportables, fuga de capitales y otros.
En ese caso, al no poder absorber vía tipo de cambio el ajuste requerido por un impacto de
esta índole, necesariamente éste tendrá que ser compensado a través de una contracción de
la actividad económica y del empleo.
La competitividad de las exportaciones no podrá ser fortalecida a través de posibles
devaluaciones, sino que deberá alcanzarse a través de un mejoramiento en la productividad,
disminución de los costos e incorporación de tecnologías de avanzadas.
Lo anterior es positivo; sin embargo, es un proceso que no depende de la dolarización y que
debe existir independientemente de la alternativa cambiaria prevaleciente. Adicionalmente,
existe la posibilidad de pérdida de competitividad de las exportaciones, si la inflación local
no llega realmente a converger con la inflación internacional.
119
Algunos que defienden a ultranza la dolarización total han señalado que será una ventaja
para los asalariados ganar en dólares. Esto es falso, pues los salarios se determinan en
función de la demanda y oferta laboral y, por supuesto, de la productividad alcanzada.
Si la dolarización total se produce de manera abrupta y no se han resuelto los problemas de
fondo de la economía real, la medida por sí sola no cambiaría las condiciones del mercado
de trabajo, más bien profundizaría los desequilibrios estructurales existentes. En este
aspecto habría que advertir que un proceso de este tipo, según sus defensores, requiere la
conocida flexibilidad laboral, que no busca otro objetivo que debilitar las fuerzas de los
sindicatos y, con esto, desmantelar trascendentales conquistas laborales alcanzadas en
décadas anteriores. Lo más seguro es que luego de la dolarización total y en nombre de la
“afamada y necesaria” flexibilización laboral aumente el número de desempleados, a
cambio de una ligera mejoría en una minoritaria y selecta masa laboral asociada a aquellos
sectores relacionados con los intereses del capital foráneo.
La puesta en marcha del programa de dolarización total depende en gran medida de la
disponibilidad y mantenimiento de los ingresos fiscales. Si dichos ingresos no son seguros
o son vulnerables a factores internos o externos, puede generar una recesión, desempleo,
caída del salario real y nominal e, incluso, profundizar las desigualdades sociales y la
concentración de beneficios en favor de la cúspide de la pirámide social.
Toda la argumentación anterior permite señalar que la credibilidad “automática” que genera
la dolarización total, según sus defensores, y que vinculan con la reducción drástica de los
niveles de inflación y la caída de las tasas de interés, entre otros factores, dependerá en la
práctica de las condiciones concretas en las que se aplique la medida y no de la medida en
sí; estas condiciones pueden relacionarse con factores internos y externos.
El problema radica en que dentro del debate actual la dolarización total se concibe para
países con profundos y graves problemas estructurales, por el lado interno; desde el punto
de vista externo, esta credibilidad dependería, por un lado, de la propia disposición de los
organismos financieros internacionales y Estados Unidos para apoyar estos procesos,
mientras que, por otro, esta disposición estaría fundamentada en las corrientes neoliberales
predominantes en el proceso globalizador actual.
El mantenimiento de una economía estable, la existencia de un sistema financiero sano, el
desarrollo de una industria competitiva a nivel internacional, superávit fiscal, acumulación
de fondos de contingencia, estabilización y consolidación de la deuda externa para ampliar
los plazos de amortización, fortalecimiento de la supervisión bancaria, así como lograr un
alto consenso social alrededor de las principales fuerzas políticas que gobiernan el país y
promueven el cambio de moneda, entre otras, conforman las condiciones que sus
defensores estiman deben prevalecer para que una dolarización total resulte exitosa.
Sin embargo, no es ocioso pensar que los países que puedan cumplir estos requisitos
tendrán pocos incentivos para adoptar el dólar y sujetar su economía a decisiones
monetarias sobre las cuales no tendrían ninguna influencia. Todo hace suponer que bajo
este escenario la moneda nacional sería estable y estaría en envidiables condiciones para
asumir adecuadamente sus funciones.
120
Precisamente el reto político, económico y social de los países latinoamericanos en
particular, y de los países en vías de desarrollo en sentido general, es lograr sino todos, la
mayoría de los requisitos esbozados en el párrafo anterior, para lo cual la dolarización total
no constituye la vía por no promover per se los cambios estructurales que realmente
brindarían una respuestas a las verdaderas necesidades económicas y sociales de estos
países.
Los argumentos expuestos con anterioridad indican que luego de adoptar la dolarización
total, se amplifica y perpetúa la necesidad de financiamiento externo de estas economías,
convirtiendo en indispensable las “buenas relaciones” con los organismos financieros
internacionales y con quienes en ellos deciden, lo que inevitablemente aumenta la
dependencia y subordinación a sus intereses y, por ende, facilita la implantación de los
enfoques unilaterales y homogéneos que estos promueven.
Estos enfoques se caracterizan por la imposición a ultranza de cláusulas de condicionalidad,
que interfieren en las estrategias de desarrollo social de los gobiernos, creándoles graves
problemas internos que generan inestabilidades y en muchas ocasiones han impedido
obtener de manera expedita los recursos financieros para poner fin a la crisis en los
momentos en que más se han necesitado.
De esta manera se explica el sentido en que la entrega de la soberanía monetaria que
inicialmente tiene implícita la decisión de la dolarización total, finalmente se traduce en la
pérdida, al menos parcial, de la soberanía política61.
Con respecto a la aportación que propiciaría la dolarización total a los procesos de
integración económica, comercial y financiera, habría que decir que no coadyuvaría a la
modificación, sino más bien al reforzamiento del enfoque neoliberal que actualmente
distingue a estos procesos como instrumentos de dominio de los países ricos, factor de
perpetuación y acentuación de desigualdades y escenarios de fuertes pugnas entre los países
desarrollados por controlar los mercados.
La dolarización total está encaminada a reforzar la inserción a la economía internacional a
partir de la adaptación de débiles sistemas financieros y monetarios a las reglas de juego
prevalecientes en la actual arquitectura financiera internacional. En otras palabras,
privilegia esta inserción por el lado monetario financiero y no por el lado de la economía
real. Con ello se propicia una profundización de la separación existente o falta de
correlación entre los sectores real y financiero, la misma que propicia un estrangulamiento
de la propia economía real, que desde el enfoque neoliberal trata de resolverse con el
recorte del sistema.
Sobre el tema mucho se ha escrito, evidenciándose las distorsiones generadas por estos
enfoques, que dejando a un lado las asimetrías existentes entre países ricos y pobres y
61
Cabe recordar que las 18 decisiones en las materias más importantes del FMI requieren una mayoría del
85 % del poder de voto, siendo el caso de que Estados Unidos posee aproximadamente el 18 por ciento, de
manera tal que por esta vía pueden ejercer el derecho al veto en esta organización que, por supuesto, utilizan
en función de sus propios intereses.
121
adoleciendo de propuestas para su gradual eliminación, las han perpetuado y ensanchado.
Desde este punto de vista, la dolarización total se uniría cualitativamente a las ideas
promovidas por los enfoques neoliberales que han llevado a los países en desarrollo a la
eliminación unilateral de instrumentos de protección de sus mercados internos, a la
eliminación de los esquemas diseñados para defender la relación de intercambio de los
productos básicos, sin la posterior obtención de las reciprocidades adecuadas y, mucho
menos, de las medidas compensatorias necesarias.
Asimismo, facilitaría y de cierta manera complementaría la desregulación financiera
neoliberal y su tan preconizada liberalización de la cuenta de capital, otorgando
posibilidades ilimitadas de participación extranjera, especialmente norteamericana, en el
sector financiero, al eliminar los obstáculos que origina la existencia de monedas
nacionales que, aunque débiles, representan una de las posibilidades reales de ejercer y
defender la soberanía en el actual proceso de globalización.
Una integración alrededor del dólar, facilitaría que la misma estuviera dirigida más a
favorecer los intereses hegemónicos de los Estados Unidos, que a resolver los problemas
estructurales acumulados por muchas décadas en los países latinoamericanos y, en general,
del tercer mundo.
La dolarización regional no conllevaría una integración multilateral y armónica para los
países del sur del continente, como realmente exige y supone la teoría de la zona monetaria
óptima; más bien facilitaría la preponderancia del dólar sobre otras divisas como el euro y
el yen, entorpeciendo los esfuerzos diversificadores que realizan muchos países
latinoamericanos, al privilegiar a las empresas e inversiones estadounidenses.
De igual manera, la adopción por uno o más países de este esquema de dolarización
agravaría considerablemente las dificultades de los procesos de integración intrarregional
que tanto preocupan a los Estados Unidos, por las potenciales capacidades negociadoras
que los mismos podrían proveer a los países latinoamericanos.
La dolarización total en el contexto económico internacional prevaleciente, profundizaría
las actuales contradicciones que en sí mismo contiene el inevitable y complejo proceso de
globalización; marginalizaría las posibilidades de cooperación, equidad económica, justicia
social, restauración ambiental, así como también dificultaría aún más las posibilidades de
retener el control nacional sobre las decisiones claves, obstaculizando la necesidad de llevar
a cabo transformaciones estructurales diseñadas endógenamente, que propicien a las
economías más atrasadas su inserción en estadios superiores de las cadenas productivas y
de servicios internacionales, dinamizando las exportaciones, especialmente la de alto valor
agregado.
Ante esta situación, todo parece indicar que desde la óptica de los actuales centros de poder
financiero la dolarización total, más que una vía para lograr la estabilidad de las economías
emergentes latinoamericanas, constituye un instrumento de dominación política y
económica concebido en el marco de la globalización neoliberal.
122
La dolarización parcial institucionalizada como opción real para lograr la estabilidad
económica
La dolarización no es un proceso homogéneo, puede darse en diferentes dimensiones de
acuerdo con el nivel de absorción de las funciones del dinero por parte del dólar en una
economía determinada, así como en diversos contextos, según su nivel de legalización o
institucionalización.
En aras de mayor precisión debe señalarse que la dolarización puede manifestarse en dos
entornos desde el punto de vista institucional o legal. Primero, como un proceso
espontáneo, gradual y sostenido, en el que el público abandona en alguna medida y con
cierta velocidad la moneda nacional, debido a la incertidumbre que comienza a percibir
sobre el futuro de la misma. Aunque la moneda nacional conserva normalmente sus
funciones de medio de cambio y de unidad de cuenta para casi todos los bienes no
perdurables, se convierte en una moneda de segunda clase y poco confiable,
fundamentalmente en lo referido a su función como reserva de valor.
Esta pérdida de confianza se debe a la manifestación simultánea e interrelacionada de un
grupo numeroso de factores. Los más comunes son:
• Largo historial de altas tasas de inflación; incluso en países con resultados satisfactorios
y hasta impresionantes, pero recientes en el combate contra la inflación, no se logra
restablecer la credibilidad necesaria en el carácter perdurable de la función de reserva de
valor de la moneda nacional.
• Factores externos con influencias negativas en la estabilidad económico-financiera
interna.
• El público percibe que las políticas económicas inevitablemente afectarán la estructura
de precios, a partir de una ampliación del déficit fiscal y la probabilidad de su
monetización.
• Expectativas de una devaluación a partir del incremento masivo del servicio de la deuda
o cualquier otro suceso que disminuya el tamaño de las reservas internacionales.
En términos más generales, y como ha ocurrido en América Latina, que los agentes
económicos aprecien que las políticas del gobierno y la autoridad monetaria no aseguren o
salvaguarden la estabilidad de la moneda nacional. De esta manera, la aparición de la
dolarización es sólo una de las manifestaciones, y ciertamente no la causa de los
desequilibrios fiscales y monetarios subyacentes, que se reflejan en déficits fiscales
crónicos y políticas monetarias acomodaticias.
En un entorno de este tipo es conocida como dolarización de facto. Además de darse de
manera espontánea, se produce de manera informal y no legal, lo que no significa
necesariamente su ilegalidad; es un fenómeno muy común, donde el dólar no llega a
cumplir en forma generalizada con las tres funciones básicas del dinero. En otras palabras,
la presencia del dólar en la economía se da de manera extraoficial.
123
En las condiciones actuales de la economía internacional aparece como algo natural e
inevitable que exista algún grado de dolarización en las economías de los países
emergentes. Incluso, en momentos en que estas economías transiten por coyunturas
favorables estará latente la posibilidad de la presencia de adversidades futuras o, al menos,
la incertidumbre sobre sus ocurrencias, debido al historial reciente de las mismas, situación
que mantendrá el atractivo de una moneda extranjera estable, en este caso el dólar, para
proteger el valor de los activos financieros del público.
También hay que considerar las actuales exigencias que son impuestas por la acelerada
globalización de los servicios financieros y las transacciones comerciales. En fin, para que
el nivel de dolarización de una economía sea totalmente nulo tendrían que darse
condiciones excepcionales, muy difíciles de encontrar en el mundo de hoy.
No obstante, puede afirmarse la existencia de una alta correlación entre los mayores grados
de dolarización y economías que atraviesan o están saliendo de severos desequilibrios
estructurales.
La peculiaridad en estas economías es el incremento progresivo de su grado de
dolarización, situación que no puede ser ignorada por las autoridades monetarias y
económicas, pues este proceso informal va generando tensiones en áreas claves de la
economía. Las más evidentes son:
• Inestabilidad en la demanda de dinero. En economías altamente dolarizadas de manera
informal, se hace muy complejo fijar un objetivo intermedio de política monetaria
porque la cantidad de dinero está afectada por la presencia de dólares que no son
susceptibles de ser controlados. El dólar es una parte importante del concepto de dinero
y, por ende, se hace muy difícil deducir a priori la composición de la demanda de
dinero. De esta forma el objetivo final de controlar la inflación mediante la oferta
monetaria se convierte en un problema de aproximación, y el manejo de la política
monetaria se vuelve empírico.
• Se generan presiones sobre el tipo de cambio en la medida que aumenta la demanda por
moneda extranjera. De hecho, si el público cambia a la moneda extranjera
repentinamente, podría ocasionar que la moneda local se depreciara y que afloren las
condiciones para el inicio de una espiral inflacionaria.
• Se da un deterioro en el poder adquisitivo de los ingresos denominados en moneda
local: sueldos, salarios, pensiones, intereses fijos. Esto se agudiza en la medida que la
moneda local se deprecia y se extiende la aparición de mercados de bienes valorados en
dólares.
• Puede afectarse considerablemente el sector financiero, debido a la inestabilidad
generada por el propio avance de la dolarización de facto. Se distorsionan las tasas de
interés, pues las autoridades financieras las elevan considerablemente, con el objetivo
de estimular en la población el ahorro en moneda local. Estas altas tasas de interés y las
devaluaciones constantes que las establecieron, provocan aumentos permanentes en la
cartera vencida de los bancos, comenzando un proceso de desconfianza en el sistema
bancario que puede conducir a la liquidez e insolvencia de éste.
124
• Se reduce la posibilidad de generar ingresos por señoriaje y se dificulta el cobro del
impuesto inflacionario.
• Comienza a manifestarse una reestructuración no siempre adecuada de la economía
nacional, desvalorizando actividades fundamentales, sobre todo, desde una perspectiva
económica social; esta situación va acompañada de migraciones laborales, que afectan
desde una óptica macroeconómica la efectividad del sistema económico y político en
sentido general.
Por lo general, los niveles de dolarización de la economía llegan a límites tales que sería
absurdo no reconocerlos e institucionalizarlos en busca de una mejor conducción del
escenario económico. Sin embargo, este reconocimiento oficial puede profundizar el nivel
de dolarización realmente existente en una economía.
Ante esta situación las autoridades monetarias pueden optar por buscar una dolarización
total, o establecer algunas medidas que permitan de manera legal la doble circulación
monetaria. No obstante, es evidente que la profundidad con que se manifiesten las tensiones
antes descritas tiene mucho que ver con la capacidad de reacción y adaptación que hayan
tenido las autoridades. La respuesta retardada o inapropiada ante un proceso creciente de
dolarización informal, profundiza estas tensiones y reduce la posibilidad de encontrar
alternativas a la instauración de la dolarización total.
De esta manera, el segundo entorno está relacionado con la toma de una decisión política,
donde los conceptos claves son la oficialización o legalización de la dolarización, es decir,
establecer dentro de un marco institucional el traslado total o parcial de las funciones de la
moneda nacional al dólar, dando lugar a la dolarización institucionalizada.
Las evidencias prácticas demuestran que esta manifestación se da a partir de un
reconocimiento oficial de la ya definida dolarización de facto, es decir, la dolarización
surge y no se establece desde un comienzo como resultado de una medida de política
económica.
La existencia de la dolarización de facto no es el centro del debate actual, pues, como ya se
ha manifestado tradicionalmente, ha existido la posibilidad de buscar refugio o protección
en el dólar en tiempos de inestabilidad e incertidumbre. La polémica se desarrolla en torno
a la dolarización como una decisión política consciente y las alternativas en que ásta puede
ser concretada:
•
•
Dolarización total institucionalizada.
Dolarización parcial institucionalizada.
En su caso, la dolarización parcial institucionalizada se produce cuando el Estado opta por
formalizar e, incluso, profundizar el nivel de dolarización de facto existente, sin llegar a
sustituir totalmente la vigencia de la moneda nacional en el entorno económico en cuestión.
125
Se concreta a partir de reformas financieras que autorizan los depósitos en dólares en el
contexto financiero doméstico, así como la legalización de las transacciones en esa divisa
en diferentes mercados, reconociendo oficialmente la doble circulación.
Es decir, ocurre cuando de manera oficial el dólar circula junto a la moneda nacional,
compartiendo ésta en alguna medida sus funciones con la divisa estadounidense. Este
escenario existe en muchos países del actual orden económico mundial, especialmente en
Latinoamérica, y también es conocido como bimonetarismo o dualidad monetaria.
En el proceso de dolarización parcial, el agregado monetario relevante está compuesto no
solamente por el dinero emitido por el Estado y sus sustitutos más próximos denominados
en moneda nacional, sino que también incluye billetes emitidos por Estados Unidos y
depósitos denominados en dólares. En el caso de la dolarización total, el agregado
monetario relevante sólo incluirá la divisa estadounidense.
Desde esta perspectiva, como coeficiente de dolarización puede definirse la relación entre
los depósitos en dólares, y la suma del dinero en su sentido amplio (M2) más los propios
depósitos en dólares. Otro indicador alternativo sería determinar el porcentaje de las
transacciones en dólares dentro del total de éstas en la economía. La conveniencia de uno u
otro estaría en función del nivel de desarrollo de los instrumentos de pago.
La diferencia esencial con la dolarización total radica en que la legalización de la dualidad
monetaria busca restablecer la credibilidad en la moneda nacional a través de la
recuperación integral de la economía, mientras que la total busca importar credibilidad
ajena, desechando su moneda nacional y sobre esta base lograr la recuperación de la
economía.
En el caso de la parcial, el programa de ajustes se dirige en lo fundamental al sector real de
la economía y a partir de la corrección de sus desequilibrios, y en función de ellos se
corrigen los desequilibrios monetarios financieros, claro está, sin perder de vista la
adecuada correlación que debe existir entre ambos polos de una economía. No significa otra
cosa que respetar un principio económico básico que plantea que a pesar de la aparente
autosuficiencia del mercado monetario-financiero, su base de sustentación es la economía
real.
Obviar lo anterior y realizar una liberalización excesiva y desproporcionada del sector
monetario y financiero, sin previa preparación de sus bases de sustentación,
inevitablemente traería presiones para la economía real, surgiendo la necesidad de un
recorte del sistema, situación que ha propiciado la aparición de las crisis y los estallidos
sociales como sucesos recurrentes en la realidad de las economías emergentes de las
últimas dos décadas. Actualmente, la inserción de estas economías al contexto internacional
se distingue más por el lado de sus conexiones financieras, que por otra cosa.
La dolarización total fortalecería este esquema, lo que supone un reforzamiento del
planteamiento anterior. La dolarización parcial al menos intentaría su corrección. En este
sentido, la voluntad nacional es fundamental, aunque hay que reconocer que la actual
arquitectura financiera internacional y el enfoque globalizador prevaleciente conspiran en la
126
consecución de este intento, o al menos lo hacen mucho más complejo y costoso en
términos políticos, económicos y sociales.
En este sentido, se está hablando de una dolarización parcial pensada en función de la
coyuntura económica que se vive, defendiendo la importancia de mantener una autoridad
monetaria capaz de preservar cierta flexibilidad para conducir la política monetaria y
cambiaria.
Aunque es realmente tentador y posiblemente muchos lo esperan, sería ilusorio pretender
esbozar los aspectos específicos que contendría un programa de reajuste estructural,
complementado con cierto nivel de dolarización institucionalizada; constituiría un ejercicio
arriesgado e incluso inapropiado, pues la viabilidad de un programa de este tipo depende en
lo fundamental de las particularidades del entorno económico del que se hable y su validez
estará estrechamente relacionada con la capacidad de recoger de manera integral las
características, contradicciones y problemáticas de la economía en cuestión.
No obstante, esta articulación puede estar matizada por objetivos de carácter general y que
deben estar dirigidos a estimular las siguientes potencialidades:
•
•
•
•
Mayor control, ordenamiento y capacidad de ejercer una adecuada política monetaria, y
con éste restablecer sus funciones dentro del panorama económico.
Reactivación del sector financiero, imprimiéndole una mayor eficiencia y capacidad de
intermediación financiera a partir del propio ordenamiento del entorno monetario, luego
de la institucionalización de la dolarización parcial.
Facilitar el funcionamiento del sector exportador en busca de propiciar que la
recuperación de éste ejerza un efecto multiplicador para el resto de la economía.
Encauzar las articulaciones económicas por un camino armónico y que realmente se
produzca una integración económica que contribuya no sólo al crecimiento económico,
sino también al desarrollo, entendiendo éste como la manifestación al unísono de
crecimiento económico e incremento del bienestar social.
Por consiguiente, las medidas que permiten la coexistencia del dólar se insertan dentro de
un programa integral de ajuste y se estructuran como complemento del mismo. En otras
palabras, consiste en la institucionalización del bimonetarismo en busca de aprovechar su
potencial dinamizador en función de alcanzar la estabilidad económica y, con ella, mayor
bienestar social y, en definitiva, preservar la soberanía nacional. Su instrumentación desde
otra perspectiva desembocaría inevitablemente en la dolarización total.
Un aspecto trascendental y ciertamente complejo es la articulación de este programa de
ajuste estructural con el seguramente indispensable financiamiento externo. La obtención
del mismo no debe afectar los intereses nacionales fundamentales, es decir, el carácter
endógeno del referido programa, en cuanto a desarrollo económico integral y estabilidad
política.
Como fuente de financiamiento debe privilegiarse, de acuerdo con las posibilidades, la
proveniente de la inversión extranjera directa, la misma que cualitativamente debe estar
127
matizada por su colocación en los objetivos priorizados por el programa económico
establecido, evitando que sea el propio financiamiento externo el que determine estos
objetivos, pues esto provocaría que dicho programa quedara subordinado a los intereses
extranjeros y no a los nacionales. En todo caso debe haber una integración de ambos, pero
siempre a favor de estos últimos.
Debe evitarse al máximo las provenientes del capital especulativo, pues en la práctica se ha
demostrado que estos capitales dejan de actuar productivamente y propician que el propio
accionar del sector financiero mine las bases más profundas del sistema.
La dolarización parcial no significa la renuncia tácita, ni mucho menos, a una integración
económica-financiera con el contexto internacional, sino que debe proponerse cambiar la
lógica y el contenido cualitativo de las formas de lograrla; esa inserción debe buscarse a
través de la economía real y que su contenido financiero sea un complemento de lo anterior.
La inserción financiera resulte una consecuencia y complemento de la inserción de la
economía real al contexto internacional.
Para la adecuada comprensión de lo que se está exponiendo hay que tener presente que en
una economía no se puede perder de vista la correlación entre los polos en que ésta se
desdobla. Por supuesto, existen márgenes de autonomía para cada uno de ellos, pero
también están establecidos los límites de distanciamiento entre estos.
Estos planteamientos ponen en evidencia la vigencia y, al mismo tiempo, la urgencia de
conformar una nueva arquitectura financiera internacional, así como de sustituir el enfoque
neoliberal predominante en el proceso globalizador por otro que garantice mayor
cooperación internacional y esté dirigido a supeditar el capital financiero al verdadero
desarrollo del capital humano.
Todo lo anterior pone de manifiesto que un enfoque de este tipo requiere de un Estado que
se erija como una autoridad regulatoria eficiente, con visión de largo plazo y que no se
desempeñe pasivamente ante el mercado; en otras palabras, que trabaje y se guíe bajo el
principio de humanizar las políticas económicas.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que aunque este tipo de dolarización puede jugar un
papel dinamizador dentro de un programa de ajuste más abarcador e integral, le incorpora
al mismo distorsiones adicionales que deben ser atendidas cuidadosamente.
Por lo general, estas distorsiones estarán relacionadas con la probabilidad de derrame de los
niveles de dolarización previstos inicialmente y la tendencia de transformar en permanentes
los mecanismos y situaciones que deben ser transitorios.
Esta realidad exige que la institucionalización de la dolarización parcial no solo persiga el
objetivo de potenciar sus efectos dinamizadores coyunturales, sino también de encontrar
vías para la regulación, ordenamiento e, incluso, contención del proceso de dolarización de
facto que, como se dijo, es el origen de la oficialización del bimonetarismo.
128
Su objetivo esencial debe estar encaminado a desestimular una presencia desproporcionada
del dólar en el orden táctico y evitar su predominio desde el punto de vista estratégico. Lo
anterior resalta que en situaciones especificas cierto nivel de presencia del dólar es
beneficioso e, incluso, necesario.
La credibilidad necesaria para lograr el éxito de cualquier programa de ajuste económico,
en especial, uno que incluya la dualidad monetaria legalizada, radica esencialmente en el
grado de coherencia que éste logre transmitir.
Por supuesto, es importante la credibilidad intrínseca que tenga el gobierno o equipo
económico que lo patrocine. En este sentido, debe comenzarse por el redimensionamiento
del Estado en busca de estructuras e instituciones públicas eficientes y no corruptas,
enmarcadas en un entorno legal diáfano y adecuado.
De igual manera, es indispensable crear mecanismos de redistribución del ingreso nacional
a través de programas sociales para que la sociedad pueda soportar los costos reales del
ajuste inevitable que requiere la economía.
Si se logra un escenario como el descrito, cuando se experimente determinada recuperación
de la economía real y se restablezcan en algún grado los desequilibrios monetarios, en el
área financiera pueden tomarse medidas que induzcan a los agentes económicos a retornar a
los depósitos en moneda nacional, en vista de mayores tasas de rentabilidad real sobre los
activos nacionales, sustentadas en una menor inflación y tasas de interés más congruentes
con las exigencias del mercado.
En estas condiciones no sería exagerado pensar en la reversión paulatina del nivel de
dolarización alcanzado por una economía en sus momentos más críticos, como una
posibilidad real e, incluso, hasta cierto punto natural. Como es lógico, la solidez del proceso
de reversión del nivel de dolarización estará siempre en relación directa con la integridad de
la recuperación económica alcanzada. Es decir, la lucha contra la dolarización tiene poco
sentido si se lleva a cabo con medidas artificiales, que no aborden los desequilibrios
macroeconómicos básicos.
129
ARGENTINA.
¿HACIA DÓNDE PODRÍA CONDUCIR
LA CONVERTIBILIDAD?∗
Guillermo Gil Gómez
Especialista
Dirección de Política Monetaria
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral octubre-diciembre del 2000.
No. 4.
130
ARGENTINA. ¿HACIA DÓNDE PODRÍA CONDUCIR LA CONVERTIBILIDAD?
Desde el momento mismo que comenzó a funcionar el régimen de caja de conversión en
Argentina (1 peso = 1USD), llamado también “convertibilidad”, las opiniones de los
economistas a favor o en contra de dicho régimen siempre han existido, pero en los últimos
dos años este debate ha subido de tono, especialmente desde el mes de enero del presente
año.
Según se afirma, la convertibilidad le permitió a Argentina remontar las crisis de
hiperinflación que sufrió durante los últimos años de la década del 80, mantener la inflación
bajo control, lograr cierta estabilidad macroeconómica y mejorar la eficiencia del sistema
financiero y de la economía en general.
En este análisis es necesario mencionar, además, que la economía argentina se encuentra en
una cuerda floja año tras año, debido a los flujos de capitales externos que necesita el país
para sostener la convertibilidad, cuyo destino depende totalmente de las expectativas que
tengan los inversionistas extranjeros sobre este país, en particular, y los mercados
emergentes, en general.
A esa cuerda floja se le sumó recientemente la devaluación del real brasileño, y podría
añadírsele también una subida pronunciada de las tasas de interés en EE.UU. ¿Por qué?
La rigidez cambiaria en Argentina no le permite responder ante devaluaciones de sus países
vecinos y menos de Brasil, que posee una economía mucho más grande, máxime cuando
los niveles de productividad del país son todavía bajos para suplir el efecto devaluatorio
sobre las empresas. Estas devaluaciones producen en Argentina una pérdida de
competitividad, que provoca el cierre temporal o definitivo de sus industrias, o el traslado
de sus actividades hacia Brasil (principalmente en el sector de las pequeñas y medianas
empresas de autopartes); aumentando el desempleo, disminuyendo la actividad económica
y golpeando las exportaciones del país. En consecuencia, provoca la caída de la economía
en períodos recesivos.
El otro elemento, la elevación de las tasas de interés en Estados Unidos, podría hacer más
difícil la salida de la recesión (prevista para este año) originada en la crisis del real, y la
explicación es la siguiente: la subida de las tasas de la Reserva Federal aumenta los
intereses de pagos de la deuda, mientras que la capacidad exportadora del país (generadora
de divisas) se mantiene. Además, la recuperación económica se hace más lenta al encarecer
el financiamiento al sector privado; el endeudamiento del gobierno aumenta, provocando
una mayor necesidad de divisas, con la consiguiente búsqueda de mayores fuentes de
financiamiento externo en los organismos internacionales o en la banca privada extranjera.
Adicionalmente, hace tan solo unos meses (enero) un importante dirigente sindical declaró
que la convertibilidad estaba dañando la competitividad de la economía, y planteó la
posibilidad de realizar una devaluación del peso para evitarlo.
131
Estas declaraciones provocaron diversas reacciones dentro y fuera del país: temor, sorpresa,
ira y ciertas dudas sobre la sostenibilidad de la convertibilidad. Sin embargo, las razones
principales de lo que está sucediendo son las siguientes:
• Evidente vulnerabilidad de la economía argentina ante los shocks provenientes de la
economía mundial.
•
Creciente necesidad de financiamiento externo y, por lo tanto, dependencia excesiva del
capital internacional.
•
Pérdida de competitividad, sobre todo a partir de la devaluación del real brasileño.
•
Necesidad de una férrea disciplina fiscal que no atente contra el régimen monetario,
pero, al mismo tiempo, bastante difícil de respetar en las frágiles condiciones de la
economía argentina.
•
Alta tasa de desempleo, que llegó a mediados de este año al 15.5%.
Los elementos anteriormente mencionados representan, en general, los principales
problemas que ha enfrentado el régimen de convertibilidad prácticamente desde sus inicios,
los cuales han salido en estos días a la luz pública con gran fuerza.
Obviando el forcejeo político que existe en relación con esto, lo cierto es que tras la
devaluación del real brasileño en enero de 1999 las dudas de los mercados internacionales
en cuanto a la sostenibilidad de la caja de conversión en Argentina, han aumentado. Lo
anterior se puede corroborar en las declaraciones del economista jefe del BBV-Banco
Francés, Ernesto Gaba, quien dijo: “El problema más serio que enfrenta la convertibilidad
es que se encuentra en estado de sospecha, principalmente porque los analistas externos ven
con preocupación la falta de competitividad para generar mayores recursos mediante
exportaciones y no depender tanto de los capitales internacionales. Esta preocupación
aumentó luego de la devaluación de Brasil”.
En medio de toda esta situación las autoridades iniciaron conversaciones cruciales para
lograr la recuperación del crecimiento económico y sostener el régimen monetario; una de
ellas con el FMI y la otra con Brasil.
Con el FMI las negociaciones incluyen las metas fiscales para el año 2000, las cuales son
extremadamente duras y supondrán un fuerte ajuste fiscal, tanto de las cuentas federales
como de las provinciales, así como un intento de lograr que el FMI actúe en un futuro como
garante del sistema financiero argentino, es decir, asuma el papel de prestamista de última
instancia en caso de un shock externo. Estas negociaciones con el FMI están en gran parte
concluidas, aunque continúan en la actualidad.
132
Las negociaciones con Brasil apuntan hacia un acuerdo sobre los aranceles de importación
y exportación de autos, entre otros temas comerciales. Por otro lado, y como parte de las
medidas estructurales anunciadas por el gobierno de Fernando de la Rúa, se discute también
la propuesta de reforma laboral, con el objetivo de dotar de mayor flexibilidad al mercado
de trabajo.
Después de repasar brevemente lo que está ocurriendo en Argentina, es válido realizar un
breve análisis de la situación y tratar de establecer los rumbos que podría tomar su
economía a mediano y largo plazo.
La actual situación es bien delicada. Por un lado, los resultados de las conversaciones con
el FMI y Brasil son definitorios para esclarecer el financiamiento externo y lograr acuerdos
con éste último, que disminuyan la presión competitiva sobre el país. Por el otro, la
situación interna provocada por el temor a la devaluación, el ajuste fiscal y la reforma
laboral, puede conducir a la toma de decisiones drásticas por parte del gobierno argentino
en cuanto a la dolarización de la economía.
En el orden interno el anunciado plan de ajuste fiscal va a gravitar desfavorablemente en la
magnitud de los gastos del Estado, especialmente los sociales, destinados a resolver
problemas tan cruciales como la pobreza, la educación, el subsidio a las capas más frágiles
de la población, entre otros, con la agravante de que en esta ocasión se va a extender a las
provincias. Además, hay que agregar el posible enfrentamiento entre sindicatos y gobierno,
debido a la propuesta presentada sobre una nueva reforma laboral y las consecuencias de la
salida de empresas al Brasil.
Toda esta situación para la economía argentina es más de lo mismo: mayor austeridad
fiscal, más privatizaciones, más desempleo, mayores impuestos y realmente un futuro
bastante incierto, sobre todo en un país con una situación social catalogada por ellos
mismos de grave, y con un 75% de la población económicamente insegura.
En el exterior la tarea del gobierno argentino no será menos dura. A costa del sacrificio de
la población, tendrá que convencer a las instituciones e inversores internacionales de la
disciplina fiscal y financiera del país para despejar las dudas que existen sobre la
convertibilidad, y llegar a un acuerdo con Brasil en temas comerciales que limite el actual
éxodo de empresas.
Todo esto teniendo como supuesto que la devaluación del real no sea mayor y que (en
opinión del economista jefe del BBV-Banco Francés) las tasas de interés en Estados Unidos
no suban más allá de un punto porcentual. Si esto ocurre, la economía argentina (como ya
se mencionó) se vería con tasas de interés aun más altas y la recuperación económica se
haría más lenta, el endeudamiento del gobierno sería más caro y el financiamiento al sector
privado disminuiría.
En adición, hay un elemento de importancia y es la posibilidad de que el FMI asuma la
responsabilidad de prestamista de última instancia; habría que ver si esto avanza, porque la
necesidad de Argentina ante una crisis del sistema financiero es superior a los 10 000 MM
133
USD y, como se sabe, dicha institución no tiene una posición muy holgada en cuanto a
disponibilidad financiera.
En otro orden, las condiciones que pediría el FMI exigirían del gobierno argentino una
disciplina total en el manejo económico y, por lo tanto, la supeditación a las políticas del
Fondo sería completa.
Después de todo, resulta curiosa la fuerte reacción del gobierno y, en mayor o menor
medida, de la sociedad ,en general, en contra de la devaluación del peso. Es verdad que no
pueden crear dudas, ya que corren el riesgo de que estalle una crisis de confianza y una
corrida de capitales hacia el exterior, que ponga en serio peligro la estabilidad monetaria
del país, y también se tiene mucho miedo a la aparición de otro brote inflacionario; pero
cada día que pasa se hace más alto el costo de sostener la convertibilidad y aumenta la
incertidumbre en torno a ella. Por tanto, se puede estar acercando el momento de tomar una
decisión sobre su continuación o abolición.
Y es aquí cuando se le dará respuesta a la pregunta que le da titulo a este trabajo.
La sostenibilidad de la convertibilidad pasa por la afluencia de capitales, y en la actual
coyuntura internacional es bastante difícil pensar que siempre se van a encontrar los
capitales necesarios; aun cuando se haga lo imposible para ello. Y eso es precisamente lo
que ha hecho Argentina con la política de privatizaciones, que en su aplicación no ha
conocido limites.
No obstante, el rompimiento de la convertibilidad y el paso a una flotación del peso
argentino vs. dólar está casi descartada por las consecuencias que tendría para la economía
y la sociedad en general. Esto significaría romper la actual estabilidad monetaria y, por lo
tanto, entrar en un proceso, donde seguramente habría un impacto en los precios
(aumentándolos), todas las empresas o individuos que se han endeudado en dólares
sufrirían un golpe muy fuerte que podría provocar quiebras masivas y agravar la situación
social, al disminuir el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, jubilados y del
Estado (vía impuestos), colocando la economía en un proceso recesivo de profundidad
imprevisible.
Pero no sólo internamente el impacto de la devaluación sería negativo, sino que
internacionalmente provocaría una salida abrupta de los capitales y una turbulencia
financiera que afectaría al resto de las economías latinoamericanas y los mercados
bursátiles, arrastrándolos a la baja y poniendo en peligro la frágil recuperación de la
economía mundial después de la crisis asiática de 1997 y la crisis brasileña de 1999.
Por lo tanto, quedan dos alternativas para la economía argentina si deja la convertibilidad:
una es la adopción del dólar y la otra, la adopción de una moneda única propia, al menos
con Brasil, primeramente en el seno del MERCOSUR.
Sobre la opción de adoptar el dólar, no es primera vez que se habla; desde la propuesta
presentada por Menem hace poco más de un año se ha tratado el tema hasta la saciedad, por
lo que solamente se hará una breve referencia al mismo.
134
En los círculos financieros de Argentina existe, con pocas excepciones, un consenso de que
la única salida que tiene el país, si la convertibilidad estalla, es la dolarización oficial.
Según ellos, con la adopción del dólar la economía argentina dejaría de ser una “economía
en riesgo” y se importarían todas las supuestas ventajas de tener como moneda nacional el
dólar de Estados Unidos. Incluso, aspiran a que el gobierno de ese país los tenga en cuenta
a la hora de hacer la política económica.
Desde luego que eso es lo que se dice. Habría que ver si en la práctica ocurre así, porque lo
que se está viendo es precisamente todo lo contrario. Basta con analizar el contenido del
proyecto de “Ley para la Estabilidad Monetaria Internacional”, que en estos momentos se
analiza en el Congreso para conocer lo que hará Estados Unidos con los países que deseen
la dolarización oficial.
En este tema hay que señalar que el actual gobierno argentino no ha acogido muy
calurosamente la idea de la dolarización oficial, al menos en su agenda pública.
La segunda alternativa permitiría conservar la soberanía de Argentina y tendría grandes
ventajas económicas, al propiciar la integración con el resto del Mercosur (ya que Brasil ha
rechazado tajantemente la dolarización oficial) y la posibilidad de devaluar la moneda,
ganando en competitividad y minimizando los riesgos de inestabilidad económica.
Desde luego, el camino para echar a andar esta variante no es corto y se requiere mucho
esfuerzo y voluntad política por parte de los gobiernos de los países integrantes del
MERCOSUR, empero valdría la pena y se le estaría asestando un golpe demoledor a todos
aquellos que pretenden anexar América Latina a los Estados Unidos.
Durante los momentos más inciertos de la crisis de Brasil, algunos economistas argentinos,
brasileños y de instituciones internacionales de gran fuerza, plantearon la integración
monetaria del MERCOSUR y el nacimiento de una moneda única propia para el bloque
como una fórmula viable, económica y política, con el fin de encaminar las economías de la
región y, al mismo tiempo, aumentar el poder de defensa y negociación del MERCOSUR
ante el resto del mundo, propiciando también la futura entrada de otros países de América
Latina.
A manera de conclusión, se puede decir que dada la situación actual de la economía
argentina el escenario es muy incierto y puede llevar al gobierno a tomar decisiones
inflexibles, que provoquen estallidos sociales de gran envergadura, incrementando la
inestabilidad en la región. Podría afirmarse que estamos ante un resultado de la aplicación
desmedida de las políticas neoliberales que buscan, primero que todo, los equilibrios
macroeconómicos, sin importar los costos sociales que de ello se derivan.
135
SITUACIÓN ACTUAL DE ARGENTINA
Y
SUS PERSPECTIVAS∗
Guillermo Gil Gómez
Especialista
Dirección de Política Monetaria
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Julio-septiembre del 2001. No. 3.
136
SITUACIÓN ACTUAL DE ARGENTINA Y SUS PERSPECTIVAS
Durante los años 80 (la llamada década perdida)la economía argentina sufrió varias crisis
monetarias que entre marzo de 1989 y marzo de 1990 la llevaron a tasas de inflación del 20
mil por ciento, provocando una salida del entonces austral (hoy peso argentino) y un
deterioro económico considerable.
Ante ello, el entonces presidente Carlos Menem implementó, junto al economista Domingo
Cavallo, el conocido Plan de Convertibilidad, que consistió, en términos generales, en
aplicar un tipo de cambio fijo con regla monetaria en las transacciones financieras,
cambiarias y comerciales del país, donde el tipo de cambio se situó en 1x1.
En el momento de su implementación, el régimen de convertibilidad dotó de cierta
estabilidad monetaria a la economía, al controlar drásticamente la inflación, y propició que
la misma creciera entre los años 1991 y 1994 a un 7 por ciento anual como promedio. Este
crecimiento estuvo determinado, en gran medida, por el intenso programa de
privatizaciones iniciado en esos años y que formaba parte del modelo económico.
No obstante, el sistema financiero no tenía la solidez necesaria como se pensaba, y en 1995,
tras la crisis del Tequila, la economía argentina tuvo un considerable decrecimiento,
producto del efecto contagio y de una corrida bancaria de gran envergadura.
Después de la crisis del Tequila se tomaron determinadas medidas para fortalecer el sistema
financiero, entre las cuales sobresalió el establecimiento de un respaldo por 5 mil millones
de dólares por parte de un grupo de bancos extranjeros, los cuales junto al encaje en el
banco central garantizaban un respaldo bastante sólido a los bancos.
Sin embargo, durante los años 90, fundamentalmente desde 1994, el crecimiento de Estados
Unidos se refuerza y el dólar comienza a apreciarse en los mercados internacionales de
divisas. Al mismo tiempo, la economía argentina, a pesar de recuperarse después de la
crisis mexicana, recibe el impacto de la crisis financiera asiática y sufre directamente el
golpe proveniente de la crisis rusa en agosto de 1998. A partir de ese momento la economía
comienza a ir mal y cae en recesión en el segundo semestre de 1999.
Como se observa, se da una situación contradictoria entre la economía y el tipo de cambio.
Por un lado, el peso argentino se aprecia considerablemente al estar ligado al dólar y, por el
otro, la economía cae en recesión. Esto golpea fuertemente el sector externo y provoca que
dicha recesión sea aún más profunda y prolongada en el tiempo.
En este punto es necesario señalar que el proceso de privatizaciones iniciado en el año
1991, y que propició una alta entrada de recursos al Estado por las ventas de las empresas y
bancos argentinos, se había agotado hacia el año 1998. Por esa causa, a partir de 1999 el
Estado argentino no cuenta con los recursos necesarios para enfrentar la recesión y
comienza una espiral de endeudamiento acelerado insostenible en los mercados
137
internacionales, que ha culminado con este último ajuste de “déficit cero”, aprobado
recientemente y del cual se hablará mas adelante.
Desde que comenzó la recesión en el 2do semestre de 1999 el país ha pasado por momentos
de gran incertidumbre, que van desde los intentos de dolarización total y sucesivas
minicrisis de carácter político en el seno de la alianza gobernante, hasta los ocho duros
ajustes fiscales realizados a partir de 1999, más este último ya mencionado. Pero, desde
febrero de este año la situación económica del país se ha venido agravando seriamente.
Cuando Domingo Cavallo llega al poder en marzo de este año, comienza a tomar medidas
dentro de la llamada “Ley de Competitividad”, dirigidas a mejorar la competitividad de la
economía y a aumentar los ingresos fiscales que posibilitarían ajustar el déficit fiscal que,
según el régimen cambiario existente, estaba fuera de control y ponía en peligro el
financiamiento externo al país.
Dentro de ellas la más controvertida fue la reforma de la Ley de Convertibilidad con la
inclusión del euro. Esta medida de modificar la Ley de Convertibilidad consistió en incluir
el euro en la determinación del tipo de cambio del peso. Esto garantizaría cierta flexibilidad
del peso en relación con el dólar y, por tanto, desligar el peso de la fortaleza del dólar.
El mecanismo funcionaría de forma bastante sencilla. Una vez alcanzada la paridad dólar /
euro en los mercados internacionales, se pasaría a la nueva convertibilidad ampliada y la
forma de determinación del tipo de cambio peso / canasta dólar -euro es la siguiente:
•
En la canasta, al llegar a la paridad dólar-euro, 1 peso será igual a 0,50 centavos de
dólar + 0,50 centavos de euro; suponiendo una devaluación del euro hasta 0,90, el
valor del peso argentino sería el siguiente:
1 peso = 0,50 usd + el 50% de 0,90
1 peso = 0,50 usd + 0,45 euro
El valor del peso con respecto al dólar en ese momento será de 0,95.
O sea, el peso argentino, producto de la devaluación del euro en un 10%, se devaluaría
un 5%, exactamente la mitad, debido a que el otro componente es el dólar que quedaría
fijo. Es decir, el movimiento del peso argentino depende del comportamiento del euro.
Las reservas estarían conformadas por las dos monedas.
Esta medida de Cavallo inició, en ese momento, un proceso de cambios en la línea de
política económica del gobierno, tendiente a alejar el escenario de la dolarización total de la
economía y tratar de incluir el euro en la convertibilidad para darle cierta flexibilidad al
régimen cambiario del país.
Al mismo tiempo, aparentemente dejó entrever la posibilidad de no realizar un ajuste fiscal
más en la economía y resolver el problema del déficit fiscal por la vía de aumentar los
ingresos y disminuir los gastos en infraestructura, políticos, administrativos, etc.
138
Esta actitud y las medidas de política económica que tomó entre los meses de abril y mayo,
destacándose el megacanje de bonos de deuda externa, que vencían en los próximos tres
años, por bonos a más largo plazo, hicieron que la confianza de los inversionistas y de los
sectores económicos argentinos se recuperara considerablemente.
Sin embargo, las propias características del modelo hicieron que las cosas se complicaran.
Sin política monetaria, sin la posibilidad de expandir el gasto y con el peligro de
endeudarse cada vez más, la salida de la recesión se dilataba demasiado y los mercados
comenzaron a presionar para que se redujera drásticamente el déficit fiscal y se eliminara
de esa forma la posibilidad de cesación de pagos.
En ese entorno y para tratar de darle un impulso a la economía, a mediados de junio el
gobierno argentino optó por adelantar la ampliación de la convertibilidad con el euro,
exclusivamente, al sector externo. ¿Que significó esto?
La medida introdujo a los importadores y exportadores en una flexibilización del tipo de
cambio que, supuestamente, ayudaría a aumentar la competitividad de las exportaciones
argentinas hacia el MERCOSUR y otras áreas geográficas.
No obstante, por un lado, el sector agrícola y de alimentos no fue beneficiado, debido a las
altas barreras arancelarias que Europa mantiene en este sector y también a la existencia en
EE.UU. de barreras similares y, por el otro, la ansiada competitividad no duró mucho, ya
que durante la reciente crisis de principios de julio el real brasileño sufrió una fuerte
depreciación (mas del 30%) que anuló las ventajas de la citada medida.
Es necesario añadir que existe una diferencia sustancial entre este adelanto para el comercio
exterior y la Ley de inclusión del euro que se aplicará cuando éste alcance la paridad con el
dólar; y es que ahora la flotación del tipo de cambio es sólo para el sector externo, y el resto
de las relaciones financieras de la economía continúa con el 1x1. Pero, cuando la ley entre
en vigor, toda la economía se afectará por la flotación del tipo de cambio y entonces las
relaciones financieras y crediticias también sufrirán los cambios en la cotización del peso.
Durante los primeros 10 días de julio la situación financiera de Argentina empeoró. El
déficit fiscal no se lograba disminuir y el gobierno argentino necesitaba una nueva
financiación en los mercados internacionales.
En un viaje realizado por Europa, el Ministro de Economía Domingo Cavallo se encontró
con la negativa de los mercados a adquirir nuevas emisiones de bonos del gobierno
argentino. Esto significaba cero financiamiento para la Argentina durante el segundo
semestre del año, en un entorno donde se avecinaban nuevos vencimientos de letras y
bonos del tesoro emitidos el pasado año por un valor de 8 mil millones de dólares.
Es en este momento cuando estalla la actual crisis, la cual alcanzó su punto más álgido
alrededor del día 12 de julio.
El financiamiento al gobierno, a través de los bancos, se encareció hasta el 14% en un clima
de alta incertidumbre, los depósitos en el sistema bancario comenzaron a caer
139
drásticamente en esa semana, disminuyendo en alrededor de 1 700 MM USD y las reservas
en unos 3 200 MM USD (11.83%). Es de destacar que el 25% de los depósitos son de
inversores institucionales y el resto, del público. En principio, estos inversores
institucionales fueron los que sacaron parte de los depósitos de los bancos en la corrida.
Aun cuando parece pequeño el porcentaje de los depósitos en manos de estos
inversionistas, las decisiones que ellos tomen son claves porque con ellas “arrastran” al
resto de los depositantes.
En este tema debemos apuntar que las Reservas Internacionales de Argentina son altas
(alrededor de 22 MM USD) y que cuentan con el respaldo suficiente para “aguantar” un
golpe transitorio en los depósitos. No obstante, un nuevo elemento le ha proporcionado
fragilidad al mecanismo de la convertibilidad y es el siguiente:
El respaldo de la Caja de Conversión está compuesto por las Reservas Internacionales y un
33% de títulos públicos nacionales a valor de mercado, con la limitante de que la
adquisición de dichos títulos no puede ser superior al 10% anual.
En términos más sencillos sería así:
La base monetaria es equivalente a las Reservas Internacionales + un 33% de títulos
públicos nacionales a valor de mercado.
La fragilidad está en el hecho de que ese 33% de títulos públicos ha disminuido su valor,
debido a la caída de los valores del Estado en los mercados internacionales. Esto está
limitando seriamente la posibilidad de financiamiento al sector financiero y el posible
otorgamiento de redescuentos.
Ante la actual crisis la respuesta del gobierno fue el anuncio del plan de “déficit cero” de
Domingo Cavallo. Este plan es un objetivo del gobierno para equilibrar el llamado déficit
primario (sin intereses) y no es más que obligar al Estado a gastar sólo lo que ingresa. Para
ello se anunció un plan de ajuste fiscal (el noveno en dos años), que fue duramente
discutido y aprobado por el Congreso.
Este plan de ajuste fiscal se sostiene sobre tres pilares fundamentales: la elevación del
impuesto al valor agregado (IVA) y su conformación no según la facturación, sino en el
cobro; la implementación del impuesto a la ganancia, y una reducción del 13% de los
salarios de los trabajadores estatales y de las pensiones de los jubilados. Además, todos los
pagos de salarios, pensiones y jubilaciones se harán a través de los bancos, buscando con
ello que el grueso de la recaudación impositiva se realice a través de estas instituciones.
Conjuntamente con ello, el gobierno le pidió a un grupo de bancos y empresas extranjeras
que adelantaran un monto de dinero por concepto de impuestos correspondientes al 2002 y
2003 para poder hacer frente a los pagos de vencimientos de deuda en este segundo
semestre.
140
Según Cavallo, una vez realizado el ajuste y llegado al “déficit cero”, la economía
comenzaría a crecer, ya que el financiamiento se reactivaría nuevamente y el sector privado
se reanimaría. En este tema del “déficit cero” es imprescindible realizar una valoración
técnica de lo que ello significa.
Cuando en 1991 se implementó la Ley de Convertibilidad, el gobierno argentino perdió casi
totalmente la posibilidad de hacer política monetaria, con lo cual el accionar sobre la
economía, sobre todo en momentos de crisis, era extremadamente limitado, quedándoles
solamente la política fiscal a través del manejo de impuestos y de la emisión de deuda
pública. Ésta era una regla sencilla que, según Cavallo, permitiría desterrar la inflación y
crecer de forma sostenida, lo cual se cumplió en lo referido a la inflación, pero provocó
otros efectos no deseados que han hecho insostenible el modelo.
Pues bien, ahora Cavallo 10 años después anuncia otra regla, el “déficit cero”, mediante la
cual aspira a sacar la economía de la recesión y “sostener” el régimen cambiario al menos
por un tiempo. Una regla que significa la pérdida de la política fiscal, debido a que no se
puede expandir el gasto y no se emitirían más títulos de deuda pública.
Es evidente que sin la posibilidad de endeudarse en los mercados y sin la posibilidad de
expandir el gasto para remontar períodos de crisis como el que ocurre desde 1999, el
margen de maniobra de política económica del gobierno argentino es casi nulo. Más aún, el
“déficit cero” es relativo porque depende no sólo de gastar lo que se ingresa, sino que el
Estado tiene gastos devengados y pagados. Los gastos devengados son pagos atrasados que
hay que hacer en los próximos meses y posiblemente generen déficit.
Lo que se discute hoy es ¿cómo Cavallo piensa sacar la economía argentina de la recesión
sin política monetaria y fiscal? ¿Cómo va, según él, a disminuir la pobreza en el país sin la
posibilidad de expandir el gasto?
No hay que ser un gran economista para percatarse de que es prácticamente imposible
remontar una recesión disminuyendo los salarios, cobrando mas impuestos, disminuyendo
el gasto público y entregándole el poder a los bancos y empresas extranjeras. Sólo en las
concepciones neoliberales es posible imaginarse que a través de las fuerzas del mercado
libre se logre reanimar una economía en el estado en que se encuentra la economía
argentina.
La situación que enfrenta Argentina es sumamente grave y puede desembocar en varios
escenarios, que van desde la dolarización total de la economía hasta la devaluación del peso
y el abandono de la convertibilidad.
Económicamente el país está en una recesión que lleva ya dos años y que lejos de atenuarse
se profundiza cada vez más, lo cual tiene cierta lógica, dadas las condiciones del modelo
económico vigente.
Desde 1999, con el objetivo de calmar a los mercados y ganarse la confianza de los
inversionistas, se han realizado en el país 9 ajustes fiscales consistentes en reducir los
gastos y aumentar los ingresos vía impuestos con las consiguientes rebajas salariales.
141
Hoy, Argentina es un país casi sin política económica, con un Estado sin poder ninguno,
con casi todos los activos (bancos, empresas, comercios) en manos de extranjeros y con una
economía cada vez más depauperada y fuera de control de las autoridades económicas; un
país donde, además, los extranjeros que adquirieron esos bancos y empresas desafían al
gobierno y llegan al punto de boicotear o no aceptar las medidas económicas que se tomen.
Esta crisis económica ha desatado también una incertidumbre en los mercados emergentes,
especialmente en Brasil y el resto del MERCOSUR, con la posibilidad real –en caso de un
agravamiento– de impactar de forma directa en los mercados financieros internacionales.
Téngase en cuenta que Argentina posee el 24% de los títulos emitidos por los países
emergentes.
En el ámbito político y social la crisis también ha golpeado fuertemente. Los políticos, casi
sin excepción, tratan de resolver la situación a costa de las clases más pobres, en las que ya
no sólo están los analfabetos o los descendientes de los indios, sino también miles de
profesionales que forman parte del 16.4% de desempleados, adicional al 14.9% que está
subempleado. Estos políticos se gastan millones de dólares en campañas políticas, mientras
el Estado no puede pagar el subsidio a los medicamentos de los jubilados y los salarios
atrasados de miles de trabajadores.
Para que se tenga una idea, la rebaja de los salarios estatales y pensiones a los jubilados
significa perder la posibilidad de adquirir alimentos, medicinas o, sencillamente, de enviar
a la escuela un hijo de cualquier ciudadano argentino que está en el 75% de la población
económicamente insegura.
Además, sólo en Buenos Aires hay ya casi 4 millones de pobres, lo que representa el 33%
de la población de la ciudad, con un aumento de 700 personas diarias en el ultimo año. Si se
proyectan estos datos al resto del país la pobreza alcanza el 40% de la población, un 3%
más que el pasado año.
En este contexto no sólo los trabajadores estatales son los golpeados por la crisis. Las
“famosas” Administradoras de Fondos de Pensiones que, según los genios neoliberales,
fueron creadas para aumentar las pensiones de los trabajadores mediante un sistema de
capitalización privada, han perdido altos porcentajes del valor de sus activos en la actual
crisis financiera, y las pensiones de los trabajadores que colocaron su dinero ahí se han
reducido más de la mitad. A ello hay que sumarle los despidos y las rebajas salariales de las
grandes multinacionales, por causa de la crisis.
Sobre esto es bueno exponer algo muy llamativo y que ilustra lo que está viviendo el
ciudadano común argentino. En la semana del 17 al 20 de julio la Junta de Galicia de
España abrió una oficina para captar profesionales, y el primer día la cola que se hizo
alcanzó alrededor de 3 000 personas, lo cual denota la gravedad de la situación. Esto ocurre
en un país donde, según el gobierno, hay libertad, oportunidades para todos, democracia y
es ejemplo de éxito económico del neoliberalismo para el resto del tercer mundo.
142
Ahora bien, ¿qué podría pasar en un futuro? En el mediano al largo plazo Argentina podría
ir hacia una reestructuración de la deuda externa a gran escala y a una devaluación del peso,
lo cual se realizará más tarde o más temprano, de acuerdo con la situación política reinante.
Cada vez más los políticos argentinos, empresarios y hasta banqueros están convencidos de
que la convertibilidad tiene los días contados.
Eso sí, una devaluación significará un golpe enorme sobre toda la economía, ya que, por
citar dos ejemplos, el 93% de la deuda pública está denominada en dólares y el 60% de los
préstamos al sector no financiero también es en dólares. De ahí la conjunción
reestructuración de la deuda-devaluación para atenuar el golpe.
Hoy, la posibilidad de dolarización total está bastante alejada porque no existe consenso en
los círculos políticos, económicos y sociales para avanzar en ella. Además, desde el punto
de vista técnico sería algo peor que la convertibilidad para el manejo de la economía.
Actualmente, este manejo está extremadamente limitado; con dolarización total lo
perderían por completo.
Por cierto, los mismos que aplaudieron la adopción de la convertibilidad, estimularon y
forzaron la aplicación del neoliberalismo salvaje que vive Argentina, hoy toman posiciones
dubitativas y de “vista gorda” ante lo que está pasando. Funcionarios del FMI y EE.UU.
han llegado a declarar que Argentina va bien, que el ajuste fiscal dará resultados y siguen
recetándoles más de lo mismo. Más rebajas salariales, más privatizaciones, más deuda, más
desempleo y más pobreza; en fin, más neoliberalismo.
Ahora, al parecer, por la gravedad de la situación, EE.UU. y el FMI han organizado un
nuevo préstamo para que el gobierno argentino pueda salir de la crisis en que se encuentra.
Esto significa que si bien no habrán más blindajes (grandes préstamos para sostener las
finanzas del país), EE.UU. no se arriesgará a que América Latina sucumba ante una crisis
financiera.
Por supuesto, esta ayuda es condicionada y Argentina tendrá que cumplir las condiciones
que le impongan. El resultado será un empeoramiento de la situación social y política del
país porque todos conocemos hacia dónde conduce la condicionalidad del FMI para otorgar
“ayudas financieras”.
Pero lo que sí resulta insólito después de todo lo que esta pasando, es que aún en el tercer
mundo existan economistas que lleven a un país a la destrucción por el solo hecho de
pensar como se piensa en los círculos más retrógrados de Occidente. En 1991 Domingo
Cavallo le dio un golpe casi mortal al Estado argentino, cuando aplicó la convertibilidad y
privatizó la casi totalidad de los activos del Estado. Ahora el mismo Cavallo le acaba de dar
el tiro de gracia con la idea del “déficit cero”.
Alguien que no conozca lo que es el neoliberalismo, podría pensar que es imposible que
todo esto ocurra en un país. Sin embargo, basta con pisar suelo argentino para comprobar
las consecuencias del neoliberalismo en América Latina. Quien tenga dudas del fracaso del
neoliberalismo puede ir a Argentina y comprobarlo tanto desde el punto de vista
económico, político, como social.
143
ECUADOR: LA VÍCTIMA MÁS
RECIENTE DEL NEOLIBERALISMO
GLOBALIZADOR∗
Ramón Muñoz Pérez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral abril-junio del 2000. No. 2.
144
ECUADOR: LA VÍCTIMA MÁS RECIENTE DEL NEOLIBERALISMO
GLOBALIZADOR
Durante el año 1999 Ecuador atravesó por una de las peores crisis de su historia, llegando a
una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del orden del 7%, la quiebra del sistema
financiero, una inflación del 60.7%, un incremento de su deuda externa hasta situarse en 16
mil millones de USD (más de tres veces las exportaciones de bienes del país durante 1999)
y, por consiguiente, una reducción drástica del nivel de vida de la población.
Antecedentes de la crisis
En este proceso incidieron aspectos de gran relevancia para el desenvolvimiento económico
de este país, como son los efectos devastadores del fenómeno natural conocido como El
Niño, la crisis financiera que comenzó en el Sudeste Asiático, problemas con la industria
camaronera y la caída de los precios del petróleo durante el año 1998 y más de la mitad del
año 1999.
A esta situación hay que añadirle el proceso de apertura económica que se viene
produciendo en el Ecuador desde inicios de los años 90, caracterizado por la total
liberalización de la cuenta corriente y la cuenta de capital y financiera de la balanza de
pagos.
Las causas más inmediatas de esta crisis económica fueron los gravísimos problemas
financieros, que tuvieron su momento más agudo en el congelamiento de los depósitos de la
población en marzo de 1999.
La génesis de esta problemática se ubica en el año 1998, cuando por dificultades de
solvencia se liquidaron dos bancos y entraron en reestructuración y saneamiento otros tres,
uno de ellos el más grande del país, el Filambanco.
Debido a esta delicada situación y a la posibilidad de una fuerte corrida bancaria en este
mismo año se creó la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), con la intención de
garantizar los recursos de los depositantes y dar un mínimo de seguridad al sistema
financiero.
En el año siguiente la AGD continuó saneando, reestructurando o interviniendo los bancos
con problemas. Durante los tres primeros meses de 1999 entraron en dificultades seis
bancos, entre ellos, el segundo más grande del país, el Banco del Progreso, el cual fue
motivo de debate nacional, no sólo por su importancia y tamaño, sino también por sus
manejos fraudulentos. En varios medios de prensa se ha comentado que su Presidente
Fernando Azpiazu sacó al exterior alrededor de 700 millones USD.
Otra señal de la caótica situación por la que atravesaba el país fue la vertiginosa pérdida de
valor de la moneda local, la cual se depreció en un 80% entre el 1ro de enero y el 5 de
marzo de 1999 (el tipo de cambio pasó de 6811 a 12273 sucres por dólar estadounidense),
hasta acumular durante todo el año una depreciación total de 367%.
145
El proceso de salvataje por parte de la AGD continuó durante todo el año 1999 y alcanzó la
cifra de alrededor de 3000 millones de USD.
La depuración del sistema bancario concluyó con 16 bancos intervenidos, de un total de 40;
de ellos, 5 de los 7 bancos más grandes del país, representando en su conjunto más de las
dos terceras partes del total de los activos del sector.
Producto del proceso de saneamiento e intervención del sistema bancario por parte del
Estado se abrieron 52 procesos judiciales contra diferentes banqueros, iniciados desde 1998
por supuestas irregularidades en el sistema financiero, tales como falsificación, peculado,
fraude, entre otras.
El congelamiento de los depósitos
Esta situación financiera originó pánico en la población, lo que trajo como resultado la
retirada masiva del dinero de los depositantes de los bancos. Como respuesta, el 8 de marzo
de 1999 el gobierno decretó un feriado bancario y una semana después, el congelamiento
de los depósitos, que imposibilitó la operación de las cuentas bancarias por parte de sus
titulares, dándo la posibilidad a los bancos de mejorar en algo la situación por la que
atravesaban y cubrirse de una posible corrida bancaria. Esta medida estuvo vigente hasta el
mes de febrero del presente año, en que se comienza a revertir definitivamente, aunque
algunos bancos fueron descongelando sus depósitos en la medida de sus posibilidades.
El proceso de descongelamiento se inició casi un año después, en el mes de febrero del
2000, concibiéndose de la siguiente forma:
•
A los clientes de la tercera edad con depósitos en bancos abiertos, se les pagó en
efectivo hasta 20000 USD y, a partir de este saldo, en bonos del gobierno a 5 años
con un 7.5% de interés. Al resto de los clientes con cuentas en bancos abiertos se les
pagó hasta 4000 USD en efectivo y la diferencia en bonos del gobierno de 3 a 5
años con intereses que oscilan entre 7% y 7.5%.
•
Para los clientes de la tercera edad con depósitos en bancos cerrados, se estipuló un
limite de 7000 USD en efectivo. Los restantes clientes en bancos cerrados se les
pagó hasta 1000 USD. El resto de los pagos los reciben en función de un
cronograma mensual de la AGD.
Es fácil comprender el terrible impacto de estas medidas. Se impidió a los dueños legítimos
de los depósitos la posibilidad de disponer de un dinero que les pertenece, precisamente en
el momento que más lo necesitaban. El efecto de esta medida ha sido devastador tanto para
la población, como para la economía en general, pero especialmente para el propio sistema
financiero, que a partir de ese momento paralizó gran parte de sus operaciones, además de
perder por mucho tiempo su activo más importante, la confianza del público.
146
Las tasas de interés
A este penoso cuadro se le debe agregar el comportamiento de las tasas de interés, que
crecieron desmesuradamente, al punto de que la tasa referencial básica del banco central
llegó a alcanzar en diciembre de 1999 el valor de 199.97%. Este crecimiento desmesurado
de las tasas de interés coadyuvó a un mayor deterioro de la situación por la que atravesaban
los bancos, los cuales comenzaron a reprogramar los créditos de forma automática al
término de su vencimiento para poder presentar un balance aceptable. No obstante, la
cartera vencida de la banca privada creció de 2,8 a 18,6 millones de millones de sucres del
año 1998 a 1999, reflejando un crecimiento del 652%.
Como resultado de las presiones de los distintos agentes económicos, se fijó un tope
máximo a las tasas de interés internas, calculado como la suma de la tasa LIBOR más un
margen operativo de los bancos comerciales de hasta un 4%, adicionándole una prima por
el riesgo país, este último es fijado por el banco central en función de la calificación del
país en los mercados internacionales.
El impuesto de circulación de capitales y las alternativas fiscales
A esta situación de crisis hay que sumarle que el gobierno, ante una situación fiscal difícil,
decreta a partir del 1ro de enero de 1999 la aplicación del impuesto de circulación de
capitales (ICC), consistente en el cobro a través del sistema bancario del 1% sobre el saldo
medio anual de cuentas corrientes y de ahorros, así como de los depósitos a plazos, cobro
de cheques, pagos y giros al exterior y desembolsos de operaciones de créditos. Este
impuesto sustituyó en aquel momento al impuesto sobre la renta, y es considerado una de
las causas que provocaron el incremento de la desintermediación financiera y la fuga
masiva de los capitales del Ecuador.
Como consecuencia de la depreciación del sucre, del proceso inflacionario y del incremento
de los subsidios a algunos productos como el combustible, se experimentó una caída de los
ingresos y un incremento de los gastos fiscales, agudizándose la situación presupuestaria.
Esto obligó al gobierno a volver a introducir el impuesto sobre la renta sin retirar el
impuesto a la circulación de capitales, el cual se disminuyó del 1% al 0.8%.
Como estrategia para contrarrestar esta situación, actualmente se discuten e implementan
varias medidas de orden fiscal, como son: la elevación del 2% del impuesto al valor
agregado (IVA), la eliminación de algunas exenciones al impuesto a la renta, la
disminución del impuesto de circulación de capitales del 0.8% al 0.2%, una campaña
intensiva contra los evasores de impuestos y una mayor veracidad de las declaraciones
impositivas, la elevación del precio de los combustibles y la energía eléctrica, y la
indiscriminada y total privatización de los activos estatales, incluidos aquellos que son más
estratégicos para el país, como es el caso del petróleo, la electricidad y las
telecomunicaciones.
El incremento del precio de los combustibles permitirá reducir en 441 millones de
USD el subsidio de 540 millones de USD, que el gobierno otorga a estos productos.
Estos incrementos superarán en casi todos los casos el 100% del precio actual. Para las
147
gasolinas especiales y de aviación el incremento será mucho mayor. Esta medida es el
inicio de un proceso de incremento de estos precios hasta que alcancen los niveles
internacionales, lo cual se pronostica suceda en el año 2001.
A partir del 1ro de junio comenzó a funcionar una nueva tarifa de la energía eléctrica, que
incluye un incremento del 71% de estos precios a escala nacional. Uno de los objetivos
fundamentales de estas nuevas tarifas es hacer más atractivo el sector energético a la
inversión privada.
El proceso de dolarización
Toda esta situación trajo como resultado el abandono paulatino de la moneda local por otra
más fuerte y estable, el dólar estadounidense. Este proceso abarcó todos los sectores de la
sociedad, en mayor o menor medida. Al cierre de diciembre de 1999, del total de los
depósitos de ahorro el 42.3% estaba nominalizado en dólares, y del total de valores
emitidos por los bancos privados, más del 85% se realizó en esta moneda.
Debido a esto comienzan a utilizarse de forma creciente los precios en dólares,
fundamentalmente de los artículos y bienes más suntuosos que, por consiguiente, encierran
mayor valor, tales como apartamentos, autos, efectos electrodomésticos, equipos de
computación y otros.
En la sociedad ecuatoriana se venían escuchando algunas voces que clamaban por un
proceso de dolarización total de la economía y por la implementación de un modelo
neoliberal a ultranza.
Apoyándose en estos sectores y ante una inminente explosión social y política, el 11 de
enero del presente año el depuesto presidente Mahuad anunció la dolarización oficial y
unilateral del país, como una medida desesperada de última instancia, para la cual no se
había realizado estudio ni preparación alguna, tomando por sorpresa a toda la sociedad,
incluso, a la propia directiva del banco central. Esta medida fue aprobada por el Congreso
de la República el 1ro de marzo de este año.
A partir del 1ro de abril se adoptó el uso del dólar como moneda de curso legal para todas
las transacciones, comenzando la introducción, por el banco central, del billete verde en la
circulación.
Los efectos de la dolarización
La dolarización impide la utilización de la política monetaria como parte de la política
económica del país, de manera tal que el banco central pierde toda prerrogativa en esta
esfera y queda sólo como emisor de moneda fraccionaria, responsable del funcionamiento
del sistema de pagos y administrador de reservas de contingencias.
El proceso de dolarización emprendido se ha convertido en un punto de debate en la
sociedad ecuatoriana. Algunos aducen que es positivo porque evita que el banco central
emita dinero como respuesta a la presión que ejercen los diferentes grupos de poder de la
148
nación. Sin embargo, la dolarización lo que realmente provoca es la eliminación de la
posibilidad de que el Estado implemente una política monetaria propia y con está influya en
el desenvolvimiento de la economía del país.
Entre defensores y detractores de esta medida el abanico de opiniones abarca los más
diversos criterios. Entre políticos y representantes de cámaras de la costa del Pacífico la
posición a favor de la dolarización es extrema, planteando que ésta es la única medida
posible en la actualidad ecuatoriana para resolver los problemas por los que atraviesan. Al
respecto aducen que las tasas de interés descenderán y la inflación se situará a niveles de
los Estados Unidos. Pero, sobre todo, se percibe que la confianza en esta medida está
fundada en la ingenua y peligrosa convicción de que el gobierno de los Estados Unidos
bajo ningún concepto permitirá que el primer proceso de dolarización total en
Latinoamérica fracase. Incluso, albergan la ilusión de que en el curso de unos años todos
los países latinoamericanos se verán obligados a asumir esta moneda y Ecuador se situará
precisamente a la vanguardia.
Es de señalar que esta medida tiene también un impacto en la política externa de Ecuador.
Por ejemplo, la concesión de la base militar de Manta a los Estados Unidos, como enclave
estratégico de esta nación en el área, juega para ellos un papel determinante para obtener
apoyo del gobierno norteamericano al proceso de dolarización.
A pesar de la dolarización, los precios deben continuar creciendo en el 2000 aún más que
en el año anterior, en el entorno del 100%, lo cual afecta de forma directa el bolsillo del
ecuatoriano común.
La deuda externa
Un aspecto a tener en cuenta en el análisis de la situación ecuatoriana es su deuda externa,
que al cierre de diciembre de 1999 alcanzaba la cifra de 16.2 miles de millones de USD; de
ésta el 84% es deuda pública.
Ante la imposibilidad de cumplir con los servicios de la deuda, el gobierno decretó en
septiembre de 1999 una moratoria unilateral de la deuda en bonos Brady y eurobonos. En
el mes de octubre del propio año extendió también la medida a la deuda contraída con el
Club de París. Estas decisiones agravaron aún más la precaria situación financiera del país,
pues a partir de este momento se cerró toda posibilidad de obtención de préstamos externos,
excepto los provenientes de los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo).
A esta elevada deuda externa hay que sumarle la existencia de una deuda interna
nominalizada en sucres equivalentes aproximadamente a 3.0 miles de millones de USD, la
cual, con el proceso de dolarización, se debe también pagar en dólares.
La negociación con el FMI
El pasado 19 de abril se firmó una carta de intención con el FMI, que contempla una serie
de medidas de orden fiscal, como la reducción del déficit hasta menos del 4% del PIB y un
149
crecimiento económico del 0.9% en el año 2000. Para esto el gobierno está comprometido a
reducir los subsidios mediante el incremento de los precios, la disminución de los gastos, el
incremento de los ingresos, la venta de empresas estatales, la reforma laboral, así como un
proceso total de modernización del Estado (entiéndase una menor participación de éste en
la vida económica del país) y el compromiso de continuar adelante con el proceso de
dolarización emprendido con anterioridad.
Este grupo de medidas condiciona la entrega, durante los próximos tres años, de un paquete
de ayuda financiera por un valor de 2045 millones de USD, en el que también participan el
Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de
Fomento.
La reforma laboral
Uno de los aspectos más importantes de las transformaciones que se vienen llevando a cabo
en el Ecuador es la reforma laboral, que incluye dos tópicos fundamentales: la unificación
salarial y la contratación por horas. El sistema salarial en Ecuador era uno de los más
complejos de América Latina, pues se componía de disímiles conceptos, que complicaban
extraordinariamente cualquier análisis sobre este tópico y, por supuesto, las decisiones de
los distintos agentes económicos.
La unificación salarial permitirá al trabajador conocer con más claridad el pago que recibe,
así como al empleador, conocer con más facilidad sus costos por este concepto. No
obstante, en el caso de la contratación por horas, el problema es mucho más complicado, ya
que con esta medida se pretende flexibilizar el mercado laboral, dándole la posibilidad a las
empresas de poder despedir o contratar a media jornada con más facilidad y en función de
los requerimientos propios de la producción.
Es fácil comprender que esta medida tendrá un efecto extraordinariamente adverso para los
trabajadores, para quienes no habrá ningún tipo de seguridad en lo que se refiere a su
puesto de trabajo, y permitirá encubrir el desempleo, que ya es hoy de aproximadamente un
17%.
El problema social
La situación social en Ecuador no puede ser más crítica. Seguidamente se mencionan
algunos datos que lo tipifican:
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•
•
El 56% de la población (6.5 millones de habitantes) se encuentra por debajo de la
línea de pobreza.
Son considerados indigentes el 20% de la población total del país (2.3 millones de
personas).
La esperanza de vida es de solo 64 años.
De la población mayor de 15 años, el 12% es analfabeta y el 25% es analfabeta
funcional.
En el período 1990-97 el gasto público en salud alcanzó solo el 2% del PIB.
150
¿Hacia dónde se dirige Ecuador?
El proceso que se ha desatado en este pequeño país latinoamericano tiende a profundizar
aún más la desregulación de la economía, que es precisamente lo que la ha llevado al punto
crítico en que hoy se encuentra. La decisión de asumir el dólar norteamericano como su
moneda, la desregulación del mercado laboral y la privatización de los activos estatales,
unido a la apertura al movimiento de capitales y a las facilidades de inversión extranjera
que se venían desarrollando ya con anterioridad, tienen como objetivo convertir a Ecuador
en un “paraíso” para las grandes transnacionales.
Sin embargo, en un mundo globalizado donde la brecha tecnológica se agranda cada día
más, a los países subdesarrollados les corresponde un papel secundario de proveer mano de
obra barata para industrias de baja intensidad de capital. Esto puede traer como
consecuencia que lo que verdaderamente se logre con estas medidas sea convertir al país en
una gran zona franca.
Un reflejo del sentimiento que inspira un proceso de dolarización total como el que se ha
llevado a cabo en este país, es que el solo anuncio de esta medida por parte del entonces
presidente Jamil Mahuad, provocó un fuerte movimiento de rechazo de diferentes sectores
de la sociedad, que culmino con su inmediato derrocamiento.
Es preocupante escuchar lo que expresan algunos observadores con respecto a la
experiencia ecuatoriana, al considerar la implantación de la dolarización total como un
laboratorio que medirá las consecuencias y viabilidad de este proceso.
Ecuador es un ejemplo de la implantación de un modelo neoliberal por más de 10 años y
los resultados son más que elocuentes: profunda crisis económica y social. Resulta
paradójico que sea precisamente la profundización del neoliberalismo la solución dada a los
problemas que presentan en la actualidad, cuando éste ha sido el mal real que los ha
originado.
151
ESTADOS UNIDOS Y LA
DOLARIZACIÓN EN AMÉRICA
LATINA∗
Guillermo Gil Gómez
Especialista
Dirección de Política Monetaria
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el periódico El Economista, mayo-junio del 2000. Revista Bohemia, octubre 6/2000.
152
ESTADOS UNIDOS Y LA DOLARIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA
En meses recientes, en el Congreso de Estados Unidos se ha comenzado a discutir un
proyecto legislativo denominado Ley para la Estabilidad Monetaria Internacional (conocido
por su sigla en inglés como IMSA). Este proyecto fue presentado por el senador
republicano por la Florida, Connie Mack, destacado por sus posiciones reaccionarias y
ultraderechistas.
El IMSA expone, en primer lugar, las supuestas ventajas de adoptar el dólar como moneda,
tales como:
•
•
•
•
•
•
Estabilidad monetaria.
Reducción de la inflación y de las tasas de interés hasta los niveles de Estados
Unidos.
Mayor crecimiento económico que estimule los ahorros y las inversiones;
Disciplina fiscal.
Contribución al fortalecimiento del sistema financiero.
Menor volatilidad de las tasas de interés y la inflación.
Más adelante explica lo que debe hacer un país que decida adoptar el dólar62 como moneda
nacional, la manera como actuarían las autoridades de Estados Unidos ante dicha situación,
y expone por qué la dolarización total de América Latina es importante para Estados
Unidos. Las razones que argumenta son las siguientes:
•
•
•
•
•
Ayudaría a estabilizar los mercados exportadores y hacer que crezcan más
rápidamente.
Proporcionaría a los inversores norteamericanos la posibilidad de reducir la
necesidad de los costos de cobertura contra el riesgo por tipo de cambio, cuando
inviertan en mercados emergentes.
Podría reducir la carga de los contribuyentes al disminuir la ayuda financiera a
países con problemas monetarios financieros.
Incrementaría las ganancias por señoriaje de Estados Unidos.
Complementaría los esfuerzos de Estados Unidos para fortalecer la arquitectura
financiera internacional.
El IMSA especifica los pasos que habría que dar para acometer la dolarización en América
Latina o cualquier otra región.
62
Se refiere al dólar estadounidense.
153
Primeramente, el Secretario del Tesoro debe dar el visto bueno al país en cuestión para que
Estados Unidos respalde el proceso de dolarización total. Esta aprobación depende de que
el país cumpla con determinadas condiciones, entre las cuales se encuentran:
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•
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La apertura total del sistema financiero a los bancos extranjeros y la aceptación de
los principios bancarios internacionales.
Cese de la emisión de moneda doméstica.
Destrucción de los materiales (placas y troqueles) usados para producir monedas.
Eliminación de una porción sustancial de la moneda doméstica en circulación,
según sea más factible.
Eliminación del status de curso legal a la moneda doméstica.
Otorgamiento del status de curso legal al dólar de Estados Unidos.
Cese de la aceptación de moneda doméstica, excepto en cambio por dólar.
Cese de los pagos del gobierno en moneda doméstica.
Redenominación sustancial de los precios, los activos y pasivos a dólares.
Comprometerse a hacer consultas con el Secretario del Tesoro para determinar si el
país es un buen candidato para la dolarización oficial.
Cooperación con Estados Unidos respecto a la prevención del lavado y falsificación
del dinero.
Además de las anteriores consideraciones, el Secretario del Tesoro puede agregar factores
adicionales que considere relevantes para el otorgamiento de la certificación. En el mismo
orden, la ausencia de una o más de las consideraciones antes descritas, no impide que el
Secretario pueda emitir la certificación aprobando la dolarización total. Esta certificación
debe ser emitida por escrito, explicando por qué el país ha sido elegido.
Los países que buscan la certificación son estimulados para que cooperen con la Reserva
Federal e impidan el incremento artificial de la moneda local en circulación antes de la
certificación, de esta forma se trata de manipular los beneficios que podrían derivarse del
incremento. En ausencia de la certificación del Secretario, los países son libres de
dolarizarse unilateralmente.
La adquisición de los billetes y monedas de dólar por parte del país que acepte la
dolarización no sería a través de un suministro directo de la Reserva Federal (FED), sino
que tendría que llevar a cabo el siguiente mecanismo: primero, compraría bonos del Tesoro
de Estados Unidos en los mercados, y más tarde los vendería a la FED por billetes y
monedas.
En la actualidad, la FED controla la cantidad de dólares en la circulación vendiendo billetes
a cambio de bonos del Tesoro. La FED gana intereses sobre esos bonos y usa una pequeña
porción de dichos intereses para costear sus operaciones; el resto lo envía al Departamento
del Tesoro.
Si un país se dolariza oficialmente, la FED emitiría más dólares a cambio de más bonos. El
IMSA establece que una parte de los intereses que la FED obtenga como resultado de la
compra de esta mayor cantidad de bonos, sería transferido al país que se dolarice.
154
Con lo anterior se soluciona una de las actuales desventajas de la dolarización, que consiste
en la pérdida, por parte de los países que se dolarizarían, de los rendimientos que ganarían
por la colocación de las Reservas Internacionales. Esta cesión de ganancias por intereses es
a discreción del Secretario del Tesoro. El país que decida dolarizarse recibirá este ingreso
sólo si sustituye su moneda nacional por el dólar; en cualquier otro caso no tendrá derecho
a recibirla.
Esta parte de las ganancias depende del menor de los montos entre la cantidad de dólares
que el país obtenga de la FED al venderle los bonos del Tesoro, y el valor en dólares de la
moneda nacional en circulación antes de recibir la certificación (C), de las tasas de interés a
corto plazo (i), y los cambios en el nivel de precios de Estados Unidos (P1 y P2); su cálculo
se realiza mediante la fórmula C*i(25%)*(P2/P1)*(85%), y los pagos se harán
trimestralmente.
El gobierno de Estados Unidos debe comprometerse, excepto en los casos que se
determinen en esta ley, a extender legalmente cualquier pago estipulado bajo la misma. El
Secretario puede hacer pagos bajo esta ley, fuera de las ganancias que provengan de los
depósitos de los bancos de la FED.
Si la cantidad de dólares en circulación en un país certificado es tal que los pagos bajo esta
ley impondrían una pérdida neta de ingresos para el gobierno de Estados Unidos, el
Secretario, a discreción, puede reducir el pago al país, pero sólo después de haber emitido
una declaración pública explicando las razones.
En otro orden, el IMSA especifica con claridad algunos puntos importantes para el país que
decida dolarizarse oficialmente:
•
•
•
•
•
No cambia la estructura de la Reserva Federal, ni los procedimientos y objetivos de
la política monetaria de Estados Unidos.
No compromete a la Reserva Federal, en materia de política monetaria, con la
conducción de las economías que decidan dolarizarse oficialmente.
Estados Unidos no se compromete a ser prestamista de última instancia. El país
dolarizado oficialmente podría establecer un prestamista de última instancia en la
banca privada extranjera y utilizar las ganancias por señoriaje como colateral ante
una línea de crédito de emergencia. En adición, el Secretario del Tesoro podría, si lo
considera conveniente, extender líneas de créditos especiales.
La supervisión de las instituciones financieras en los países dolarizados permanece
bajo la responsabilidad de ellos.
Si el país oficialmente dolarizado utiliza los dólares para comprar bonos de
cualquier otro país y mantenerlos en reserva, o si utiliza los dólares para comprar
otra moneda (euro) y la adopta como moneda oficial, entonces pierde el derecho a
obtener las ganancias por señoriaje. Este derecho es una “compensación” por usar el
dólar como moneda oficial.
Esta es, en síntesis, la esencia del contenido del IMSA.
155
Consecuencias de esta iniciativa
Al hacer una valoración del IMSA, lo primero que llama la atención es la forma clara en
que se expresan las intenciones de Estados Unidos y la manera, más clara aún, de explicar
lo que deben hacer los países que decidan dolarizarse oficialmente.
Evidentemente, como se deja ver en el documento, la dolarización total de América Latina
aseguraría a las empresas norteamericanas la existencia de mercados seguros para sus
productos, con un mínimo de riesgos y una plaza igual de segura para las inversiones.
Además, representaría la hegemonía total del dólar en la región, en detrimento del euro, por
lo que se puede inferir fácilmente que ésta es también una respuesta de Estados Unidos al
incremento de la presencia europea en América Latina y significaría una gran desventaja
para las empresas y bancos europeos. Y algo muy importante, constituiría el arma más
eficaz para destruir los bloques comerciales en Latinoamérica y evitar, de hecho, el
surgimiento de una moneda común y la integración total de la región.
Por otra parte, y ya adentrándonos en el mecanismo de aplicación de esta ley, la fórmula
que propone el senador Connie Mack es muy sencilla: los países no están obligados a
dolarizarse, pero si lo hacen tienen que cumplir una serie de condiciones que van más allá
de la simple apertura del sistema bancario a la banca internacional. Cualquier economista
sabe bien que dicha apertura trae como consecuencia la pérdida del control del gobierno
sobre la economía, ya que se pierde la política monetaria; y la política fiscal estaría atada
totalmente a la estricta disciplina fiscal que exigiría Estados Unidos. Es decir, los países
perderían la posibilidad de expandir la base monetaria para remontar una coyuntura
económica adversa.
En ese mismo sentido, ¿cómo se podrían implementar, por ejemplo, políticas de corte social
o de disminución del desempleo si los países no tienen moneda propia y dependen de la
política monetaria de Estados Unidos? La respuesta es obvia, sería prácticamente imposible
lograrlo. Además, si se intenta realizar a través del libre mercado, como argumentan los
neoliberales a ultranza, la posibilidad sería nula.
Por último, para no dar lugar a dudas, Estados Unidos no se compromete a tomar en cuenta
a los países que hayan aceptado la dolarización a la hora de llevar a cabo su política
monetaria, y tampoco sería prestamista de última instancia; los gobiernos tendrían que usar
sólo el dólar (se puede inferir comerciar casi o totalmente con Estados Unidos), y la más
“brillante” y prepotente de las ideas expuestas por el senador, el Secretario del Tesoro
tendría discreción absoluta para decidir qué país podría acceder a la dolarización y cuál no
podría, e incluso revocarle la certificación concedida.
Por lo que se ha expuesto en el presente trabajo, los gobiernos latinoamericanos que
acepten este engendro de ley, se convertirían en gobernadores provinciales de segunda
categoría; el papel del Estado en dichas economías no se reduciría, sino que se eliminaría, y
los países se convertirían en las colonias que dejaron de ser hace muchos años. Esa es
precisamente la verdadera intención de este proyecto de ley: la colonización monetaria de
América Latina y más tarde la completa anexión a Estados Unidos. En palabras bien
sencillas: todas las ideas de integración e independencia latinoamericanas expresadas por
156
Simón Bolívar y José Martí volarían en pedazos, y la palabra soberanía prácticamente se
excluiría del diccionario para estos países.
Desde luego, esta acta es una propuesta al Congreso de Estados Unidos, donde debe ser
discutida, por lo que recorrerá un largo camino hasta ser aprobada o no. Por cierto, tanto la
Reserva Federal como el Departamento del Tesoro han mostrado algunas reticencias en
cuanto a la conveniencia para Estados Unidos de aplicar esta iniciativa.
Es difícil imaginar que se esté hablando de dolarización e, incluso, se estén dando pasos en
concreto en esa dirección (sirva de ejemplo Ecuador) y que Estados Unidos de forma
explícita no haya rechazado tales intenciones. Para nosotros es impensable la idea de que
estas iniciativas se estén realizando a espaldas del gobierno de Estados Unidos y, mucho
menos, que se lleven a cabo sin su consentimiento.
157
IV- DEUDA EXTERNA
158
EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
DEL MUNDO SUBDESARROLLADO:
¿NUEVAMENTE DE MODA?∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Versión del artículo publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Publicación trimestral abril- junio
del 2000. No. 2.
159
EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO DEL MUNDO SUBDESARROLLADO:
¿NUEVAMENTE DE MODA?
El crecimiento de la deuda externa de los países subdesarrollados (PSD) sigue tomando
impulso. El stock de la deuda se incrementó en 1998 en un 6.4% respecto al año anterior, y
el total de la deuda a fines de 1998 alcanzaba la cifra de 2 465.1 miles de millones de
dólares, 1 839.1 mil millones más que en 1982, cuando se desató la crisis de pago. Su ritmo
de crecimiento promedio anual fue de 11.6% entre 1982-90 y de un 6.7% en lo que va del
actual decenio.63
Esta deuda es fundamentalmente de largo plazo (el 79.4%) y pública o públicamente
garantizada (el 83.6%), aunque la privada sin garantía de gobierno se ha venido acelerando
en los últimos años a ritmos sorprendentes, lo que se explica, entre otros factores, por los
cambios en el patrón de financiamiento a escala internacional, que se comenzaron a dar
desde los años 80.
Ásia y América Latina en conjunto absorben casi el 64.8% de la deuda total64. América
Latina sigue siendo la zona geográfica más endeudada del mundo subdesarrollado, debido a
los stocks de deuda acumulados y nuevamente vuelve a ser la principal región receptora de
flujos de deuda, posición que ocupó Ásia durante casi toda la primera mitad de la actual
década.
Para Ásia y América Latina el segmento más dinámico de la deuda es el de la privada no
garantizada, la cual en 1997 se incrementó en el caso de Ásia en un 20% respecto al año
anterior, mientras que la deuda pública y públicamente garantizada creció, pero sólo
moderadamente. Sin embargo, en 1998 esta tendencia marcó un punto de inflexión, ya que
esta última aumentó en un 34% en el continente asiático, al tiempo que la privada no
garantizada disminuyó en algo más de un 35%.
En América Latina la deuda puramente privada acumuló en 1997 las dos terceras partes del
incremento de la deuda, mientras que la pública y públicamente garantizada absorbió
aproximadamente una tercera parte65. Esta situación se viene manteniendo desde comienzos
de la década; el crecimiento promedio anual de la deuda privada no garantizada para la
región latinoamericana ha sido de un 25% entre 1990-1997. Al igual que para Ásia, en
1998 se observa un punto de inflexión; la deuda pública crece en un 6.1%, mientras que la
privada lo hace sólo en un 1.6%.
No obstante, por los montos acumulados de deuda pública garantizada, para ambas regiones
ésta sigue siendo la de mayor peso dentro de los totales.
63
No debe perderse de vista que hacia el interior de las economías subdesarrolladas existe una gran
heterogeneidad, e, incluso, también dentro de las diferentes regiones, lo que significa que si se excluyen
algunos países el panorama general de endeudamiento puede cambiar. Fuente: Cálculos hechos por la autora a
partir de: Banco Mundial. Global Development Financial 1999.
64
Banco Mundial. Global Development Financial 1999.
UNCTAD. Informe del Secretario General. Debt Situation of the developing countries as at mid-1998.
Pag. 4.
65
160
Tendencias Recientes en materia de renegociación de deuda
Club de París
Existe un consenso bastante generalizado sobre la necesidad de proporcionar un alivio a la
deuda de los países más pobres. En mayo de 1998, en la Cumbre de Birmingham el Grupo
de los 8 recomendó condonar toda la deuda concesional (ODA)66 de los países más pobres,
o adoptar acciones comparables en favor de aquellos países que han logrado “progresos” en
la implementación de sus reformas económicas.
En noviembre de 1996 se aprobaron los Términos de Lyon, que definen la participación del
Club de París en la Iniciativa para el alivio de la deuda de los países más pobres y
endeudados del mundo (HIPC’s), promovida por el FMI y el BM. La iniciativa supone un
nuevo enfoque frente al problema de la deuda al involucrar a todos los acreedores, tanto
multilaterales como bilaterales, en el manejo internacional del endeudamiento. Los
términos de Lyon contemplan una reducción del 80% de la deuda de los países beneficiados
por esta Iniciativa, frente a una reducción del 67% que suponía los Términos de Nápoles.
La innovación de la Iniciativa consiste en poner a los países elegibles en una posición
sostenible en lo que respecta al pago de la deuda, como estrategia para que pudieran
saldarla con independencia de las medidas de alivio que hubiera que aplicar. Esta, como
todas las grandes ideas de las instituciones de Bretton Woods, supone el ajuste primero y el
financiamiento después.
Por lo tanto, es motivo de preocupación que la implementación de dicha Iniciativa se
enlentece cada vez más. Casi tres años han transcurrido y pese a que se ha estudiado la
situación de nueve países, sólo cuatro de ellos han alcanzado el punto de decisión –este es
el momento en el que se le confirma la elegibilidad del país analizado–, y solamente
Uganda logró el punto de culminación –instante en el que se aplican plenamente los nuevos
mecanismos de alivio de la deuda. Según indica el calendario de implementación, al menos
tres países deben ser considerados anualmente y eso es algo aún por resolver. Queda
también por resolver la flexibilización de los rangos y criterios, así como el alcance del
concepto de sostenibilidad de la deuda, para evitar excluir de la Iniciativa países que
verdaderamente necesiten una reducción sustancial de su deuda.
La actividad del Club de París en 1997 fue moderada en comparación con años anteriores;
sólo 7 países renegociaron. En cambio, hasta julio de 1998 ya 6 países lo han hecho. Esta
lentitud indica que un gran número de países o bien ha modificado su proceso de
renegociación, o bien ha recibido un acuerdo de reestructuración multianual.
66
La deuda concesional de los países más pobres al final de 1997 ascendía a 16 mil millones de dólares,
alrededor del 13% de su deuda externa total de largo plazo, UNCTAD. Obcit. Pág. 9.
161
Club de Londres
Entre 1989-1997 los programas oficialmente apoyados y asociados a las operaciones
SWAP redujeron la deuda de los países subdesarrollados con bancos comerciales en 53.2
mil millones de dólares, alrededor del 23% de los 231.2 miles de millones de la deuda
elegible con bancos comerciales. Dieciocho países de bajos ingresos cancelaron 12.6 mil
millones de 18.2 mil millones de principal e intereses pendientes de pago con bancos
comerciales, bajo las facilidades de reducción de deuda de IDA, y más recientemente con el
Plan Brady. Por otra parte, 15 países de bajos ingresos han reducido el 20% de su deuda
con bancos comerciales, equivalente a 213 mil millones de dólares.67
Comentarios finales
1. El tema de la deuda está convirtiéndose nuevamente en un problema candente de la
agenda internacional. Durante los años 90 se ha venido asistiendo a un nuevo
proceso de endeudamiento que, de hecho, apunta a ser más peligroso que el que se
gestó en la década del 70: no se trata de un endeudamiento soberano, es una deuda
básicamente titularizada, los montos son diferentes y el contexto macroecómico
también es diferente, por citar sólo algunas características que lo tipifican.
2. Los principales indicadores de la deuda, vistos para el grupo de países
subdesarrollados, reflejaron una notoria mejoría hasta 1997, con una marginal
declinación en los coeficientes de servicio de la deuda sobre exportaciones y del
stock sobre el PIB, y una gran caída del stock de la deuda sobre las exportaciones.
Sin embargo, en 1999 todos los indicadores de la deuda se dispararon nuevamente;
sin dudas, los montos acumulados de la deuda no permiten todavía que la misma sea
manejable por parte de los deudores.
3. A pesar de los esfuerzos realizados por tratar de ganar flexibilidad tanto en el Club
de París, como en el de Londres, éstos aún no están en correspondencia con la
magnitud del problema. La implantación de los Términos de Nápoles y más
recientemente los de Lyon, por un lado, hasta el momento muestran un alto grado de
incertidumbre en lo concerniente a su capacidad para proporcionar un alivio
substancial a los deudores; y la posibilidad del Plan Brady de contribuir al
saneamiento financiero por el otro, es realmente incierta por la falta de recursos para
apoyar las operaciones de reducción de la deuda, la ausencia de soluciones para la
deuda oficial bilateral y con organismos financieros internacionales, y la voluntad
en manos de los acreedores para la ejecución del mismo.
4. Para los países de bajos ingresos, altamente endeudados, la parte rígida de la deuda
–que no es susceptible de ser renegociada– va en aumento y, por tanto, la solución
del problema en muchos casos está fuera de los marcos tradicionales de
reprogramación. Además, la necesidad de un tratamiento stock es quizás el
elemento más importante a considerar por la estrategia acreedora para no seguir
hipotecando el futuro de las economías subdesarrolladas.
67
UNCTAD. Obcit. Pág. 14-15.
162
5. Las bases para que los procesos de renegociación de la deuda se traduzcan en un
verdadero alivio para las economías endeudadas no pueden ser otras que la
condonación de una parte sustancial de la deuda, para lo cual es necesario
flexibilizar los criterios referidos al alcance del término sostenibilidad de la deuda,
el acceso a dinero fresco para poder garantizar la continuidad el proceso de
crecimiento económico y una mayor apertura a los mercados financieros
internacionales.
6. No se trata de que la condonación de una parte la deuda, aunque sea a los países
más pobres, sea la solución a los problemas que encaran dichas economías que, por
demás, son múltiples. Es cierto que la condonación aliviará la carga de la deuda,
pero la misma no reducirá la dependencia de asistencia financiera externa; en
consecuencia, hay que abogar por un orden económico mundial racional que sume y
no que reste a los pobres y a la pobreza.
163
LA INICIATIVA HIPC’s PARA LA
REDUCCIÓN DE LA DEUDA∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Ponencia presentada en el III Encuentro Internacional sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.
Enero del 2001.
164
LA INICIATIVA HIPC’S PARA LA REDUCCIÓN DE LA DEUDA
La estrategia acreedora frente al problema de la deuda ha sido siempre objeto de profundas
críticas por el poco alcance e ineficacia en cuanto a la implementación de los programas
propuestos para aliviar la carga de la deuda.
Ni el Plan Baker, ni el menú de opciones para la reducción de la deuda, ni el Plan Brady,
han logrado siquiera acercarse a un manejo coherente y efectivo del endeudamiento del
mundo subdesarrollado.
En septiembre de 1996 el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)
proponen laIniciativa HIPC’s (Heavily Indebted Poor Countries)68, con el supuesto
objetivo de llevar a niveles sostenibles el endeudamiento externo de los países más pobres
altamente endeudados, que estuvieran desarrollando programas adecuados de ajuste
económico y reformas estructurales. La deuda de este grupo de países (205 miles de
millones de dólares)69 representa sólo el 8% de la deuda total de los países
subdesarrollados, o sea, que estamos haciendo referencia a prácticamente el 1% del PIB del
Grupo de los 7.
El criterio de sostenibilidad de la deuda considera sólo unos pocos coeficientes que, a juicio
de los diseñadores de esta propuesta, son fieles indicadores de la capacidad de pago de un
país. Entre algunos de ellos tenemos la relación deuda/exportaciones, servicio de la
deuda/exportaciones, deuda/ingresos fiscales, todos en términos de valor neto actualizado70.
Bajo los supuestos inicialmente establecidos (ver cuadro No. 1), los países potencialmente
elegibles se reducían sólo a 20 de los 41 que conforman el grupo HIPC’s. El resto, como se
consideraba que podía manejar sus niveles de deuda, quedaba excluido de entrada.
Ciertamente, lo novedoso de la Iniciativa era que por primera vez involucraba, aunque en
diferentes formas, a todos los acreedores: bancos y acreedores oficiales tanto bilaterales,
como multilaterales. Pero, el objetivo de la propuesta iba encaminado desde un inicio a la
reducción de la deuda oficial bilateral de carácter concesional, el tratamiento al resto de las
categorías de deuda quedaba a la voluntariedad de los acreedores.
El mecanismo de implementación de la propuesta era complicado y no respondía a la
urgencia del problema. Luego de una fase preparatoria o de calificación, donde el país
adopta programas de ajuste y reforma del FMI y el BM por tres años, sin recibir ningún
otro beneficio adicional que no sea lo que cada uno lograra renegociar en el marco del Club
68
Incluye un total de 41 países, aquellos con un PNB per cápita en 1993 de 695 dólares o menos, una
relación deuda/exportaciones superior al 220%, y una relación deuda/PNB mayor al 80% en términos de valor
neto actualizado en 1993.
69
Fuente: Banco Mundial. Global Development Finance. 1999.
70
Se define como la sumatoria de todas las obligaciones futuras del servicio de la deuda descontada a las tasas
de interés de mercado, lo que en cierta forma indica el grado de concesionalidad que le otorgan a la
propuesta. (VNA)
165
de París bajo los términos de Nápoles, se fijaban entonces los aspectos fundamentales de la
Iniciativa: punto de decisión, punto de culminación, objetivos de endeudamiento y
necesaria reducción de la deuda.
El punto de decisión no es más que el momento en que se confirma la elegibilidad del país;
al final de la fase preparatoria se decide a partir del análisis de sostenibilidad de la deuda si
el mismo califica o no para la Iniciativa71. Empieza entonces un nuevo período de tres años
más, donde –excepto en casos excepcionales– no se recibía ningún beneficio adicional de
los que propone la Iniciativa.
En el punto de culminación ya se comienzan efectivamente a aplicar las nuevas
condiciones: la reducción del 80% de la deuda negociada en el Club de París bajo los
Términos de Lyon72 y otorgamiento por parte del resto de los acreedores de un tratamiento
equivalente para las otras categorías de deudas.
Finalmente, una última fase supone un reparto equitativo del esfuerzo entre los acreedores
para lograr un nivel adecuado de sostenibilidad de la deuda.
Como la implementación de la Iniciativa se tornaba lenta y resultaba totalmente inefectiva,
en septiembre de 1999, en la Reunión Conjunta del FMI y el BM se decide reforzar la
misma73, planteándose la reducción de 100 mil millones de dólares del monto total
acumulado por los países más pobres altamente endeudados. De modo que en ningún
momento, y esto es algo engañoso, se habla de eliminar la deuda de este grupo, sino nada
más que de reducirla a prácticamente la mitad.
Los aspectos claves –según sus promotores– que distinguen esta nueva versión conocida
como HIPC’s ampliada, son:
•
Establecer un marco para la disminución de la pobreza vinculada a la reducción de la
deuda. De modo que ahora se necesita, además del análisis de sostenibilidad de la
deuda, la elaboración de una estrategia para la reducción de la pobreza, que deberá ser
chequeada por las instituciones financieras internacionales. Una vez formulado el
informe sobre la estrategia que se propone, puede tener lugar el punto de decisión, pero
el de culminación necesitará de que dicha estrategia muestre progresos en su
implementación.
71
Sólo países susceptibles de recibir financiamiento excepcional del Fondo para ajuste estructural (SRAE:
Servicio Reforzado de Ajuste Estructural) y de Agencia Internacional de Desarrollo (AID), la ventanilla
concesional del Banco Mundial (BM), países que estuvieran por encima de los “niveles de sostenibilidad”
planteados, países que cumplieran satisfactoriamente los programas de ajuste económico y reformas
estructurales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BM, y países para los cuales los
mecanismos de alivio tradicionales han sido insuficientes para alcanzar una situación de sostenibilidad del
endeudamiento.
72
Suponen una reducción del 80% de la deuda frente a un 67% que representaban los Términos de Nápoles.
73
Y teniendo como base los acuerdos logrados por el G-7 en la Cumbre de Colonia en materia de
involucrarse más en la Iniciativa.
166
•
Proporcionar un rápido alivio de la carga de la deuda, logrando que entre el punto de
decisión y el de culminación se garantice una real reducción de la misma, e
introduciendo, además, un punto de culminación flotante, que dependa más de los
logros y resultados concretos, que del cumplimiento de un período preestablecido.
•
Garantizar un profundo y amplio alivio del peso de la deuda, flexibilizando los
supuestos umbrales de sostenibilidad, con lo cual se ampliaba el número de países
potencialmente elegibles a 32, y otorgando un mayor grado de condonación de la
deuda, 100% para la deuda concesional y 90% para la comercial.
Respecto al costo y al financiamiento, vale la pena destacar que antes de que fuera revisada
la propuesta, era de 12,5 miles de millones de dólares en términos de valor neto
actualizado; ahora es de 28,6 mil millones. Dentro de esto se planteó que 6.3 mil millones
serían aportados por el BM, más de 2 mil millones por el FMI74 y el resto debería ser
contribuciones de países. Además, se habló que desde el punto de vista de los recursos, se
considerarían ventas parciales de oro del FMI, así como colocación de nuevos Derechos
Especiales de Giro.
Se creó un fondo en fideicomiso administrado por la Agencia Internacional de Desarrollo
del Banco Mundial, que se encargaría de implementar la reducción progresiva de la deuda,
ya sea vía reducción de la misma y su servicio a través del Club de París, recompra en los
mercados secundarios, operaciones de conversión y/o cancelaciones. A este Fondo irían las
contribuciones de instituciones financieras y de acreedores bilaterales.
CUADRO No. 1
HIPC’s
Niveles de sostenibilidad de la deuda*
- Deuda/exportaciones
- Servicio de la deuda/ exportaciones
- Deuda/ ingresos fiscales
- Exportaciones/PIB
- Ingresos tributarios/ PIB
Niveles de condonación de la deuda
(200 y 250%)
(20 y 25%)
< 280%
< 40%
< 20%
HIPC’s ampliada
(150%)
(15 y 20%)
< 250%
< 30%
< 15%
100% AOD
90% Deuda oficial
con carácter comercial
Hay que destacar que las constantes críticas por la inefectividad y lentitud de la iniciativa,
laPaíses
necesidad
de un alivio elegibles
rápido de la carga del20
endeudamiento, el récord acumulado
por los
potencialmente
34
países beneficiados en materia de cumplimiento de programas de ajuste del FMI y del BM,
y Costo
la urgencia
los problemas pendientes, resultaron
en que en la práctica33se flexibilizara
de la de
Iniciativa
12,5
un(VNA,
tantomiles
-aunque
de
manera
muy
tímidala
implementación
de la propuesta y sin que
de millones USD)
transcurriera necesariamente, el tiempo previsto para pasar de una fase a otra, se empezaron
* Los datos relacionados
con la deuda
están calculados
de la misma.
a proporcionar
algunos
beneficios.
Es respecto
decir, alseVNA
vieron
obligados a acelerar todo el proceso.
74
80%
FMI -Banco Mundial. Informe de la situación de la Iniciativa para los PPME. Septiembre del 2000.
167
A cuatro años de puesta en práctica la iniciativa HIPCs, la situación es la siguiente: Hasta
septiembre de 1999, sólo 9 países habían alcanzado el punto de decisión, es decir, el punto
de elegibilidad. De ellos sólo 4 habían logrado el punto de culminación (Uganda, Bolivia,
Guyana y Mozambique) y el alivio proporcionado a los mismos equivale a 7 420 miles de
millones de dólares en términos nominales, para Uganda representa una reducción del 20%
de su deuda, para Bolivia el 13%, Guyana el 24% y para Mozambique el 63%.75
Bajo la HIPC’s reforzada, sólo dos países han llegado al punto de culminación ( Bolivia y
Uganda), y se estima que el alivio en términos de reducción de la deuda sea de 2305
millones de dólares (VNA) y de 4010 millones (VNA) por concepto de servicio de la
deuda.
En septiembre del 2000 ya eran 12 los países que habían llegado al punto de decisión.
Considerando en general el total de asistencia aprobada para esos 12 países, se estima que
el alivio ascenderá a 17,4 miles de millones de dólares, menos de 10 mil millones en
términos de valor neto actualizado, lo que equivaldría una reducción del 40% de su deuda.76
Para los acreedores, sin embargo, esta cifra representa apenas el 0.5% de las exportaciones
del G-7 y menos del 3% de sus reservas internacionales.
A fines del 2000 diez países más alcanzaron el punto de decisión, y en el 2001 uno más lo
logra, con lo que totalizarían 23 (aunque para algunas fuentes 24) los clasificados hasta el
momento en ese punto. Con esta nueva ampliación las promesas contenidas en la Iniciativa
en términos de alivio se elevarían a alrededor de 34 mil millones de dólares, es decir, casi
18 mil millones en VNA77, que les permitirán a estos países reducir alrededor de un 37% de
su deuda.
75
FMI-Banco Mundial. Informe de la situación de la Iniciativa para los PPME. Septiembre del 2000.
ibid
77
ibid
76
168
TABLA No. 1
(miles de millones de dólares)
Valor nominal
Países
Deuda total
Reducción
VNA (1999)
%
Deuda total Reducción
%
Países Grupo 1 (2)
Países Grupo 2 (3)
Total (1+2)
Otros PPME
38
32
70
55
16
17
34
18
42.11
53.13
48.57
32.73
23
26
49
49
9
9
18
11
39.13
34.62
36.73
22.45
TOTAL
126
51
40.48
98
29
29.59
(1)Fuente: FMI y BM. Informe de situación sobre la Iniciativa para los PPME. Septiembre 2000.
(2) Benin, Bolivia, Burkina Faso, Honduras, Mali, Mauritania, Mozambique, Senegal, Tanzania, Uganda.
Faltaría Guyana y Costa de Marfil, que ya habían clasificado en la HIPC's original.
(3) Camerún, Chad, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Guyana, Malawi, Nicaragua, Rwanda, Zambia.
¿De qué estamos hablando en realidad?
La HIPC’s reforzada sigue siendo una propuesta insuficiente, tímida e irónica por varias
razones:
•
No guarda relación alguna con la magnitud del problema, involucra sólo al 8% de la
deuda total de los países subdesarrollados y en ningún momento se propone reducir
ese pequeño monto, sino sólo la mitad.
•
Es doblemente excluyente: excluye primero a los países de medianos ingresos
altamente endeudados –que son los que acumulan los montos mayores– , y también
excluye dentro de los más pobres, a aquellos que a juicio de los diseñadores de la
propuesta, están todavía en condiciones de administrar su endeudamiento. Por
tanto, ya no estamos hablando de reducir el 8% de la deuda total de los países
subdesarrollados, sino de reducir menos del 5% del total de la deuda.
• El objetivo de la propuesta es incoherente en sí mismo. Se trata de lograr un nivel
sostenible de la deuda, pero se obvia la incapacidad de estos países para lograr una
sostenibilidad de la deuda a largo plazo, precisamente por el elevado peso que
tienen los factores externos sobre la evolución futura de la deuda (comportamiento
de las tasas de interés, tipos de cambio, variación en la Relación de Términos de
Intercambio, y la propensión de los países industrializados a mantener medidas
proteccionistas, por sólo citar algunos).
• Los criterios de sostenibilidad de la deuda no deben reducirse a unos cuantos
indicadores numéricos arbitrarios, que poco tienen que ver con la capacidad de
pago. La misma varía mucho de un país a otro en función de los niveles de ahorro
interno, la evolución de los precios de los principales productos exportables, la
dependencia que tengan de las importaciones, etc. Además, es muy cuestionable el
169
hecho de que la deuda externa se convierta en sostenible, llegada a un nivel
determinado. Sin lugar a dudas ese análisis deja fuera la consideración de un
conjunto de factores determinantes como la infraestructura propia para atraer
inversiones de largo plazo y las condiciones de los nuevos flujos financieros que se
reciban, entre otros. El proceso hacia la sostenibilidad de la deuda es muy complejo
y mucho más abarcador; limitarlo como lo hace la Iniciativa es desconocer la
integralidad de los problemas estructurales que han padecido y padecen estas
economías.
Por otra parte, la Iniciativa exalta este criterio de la sostenibilidad, tomándolo como
única vía para llegar a una aproximación de la magnitud a cancelar, obviando que
un tratamiento integral a este problema debe abarcar criterios históricos, políticos y
morales.
• No queda claro si se trata de condonación o de SWAP78 en alguna de sus variantes,
puesto que lo que se acordó en la Cumbre de Colonia, no parece haber sido una
simple cancelación de la deuda concesional, ya que el país deudor debería, en
cambio, proporcionar la contraparte del monto cancelado en moneda nacional para
ser invertida en proyectos destinados a reducir la pobreza. Sin embargo, la pregunta
es ¿qué recursos podrían los países liberar, si están atrapados en una crisis social sin
precedentes? De modo que no se está hablando de condonar la deuda en términos
literales, sino de una operación que si bien permite reducir la carga de la misma,
tiene un costo para el deudor; de hecho, se está sustituyendo un pasivo externo por
uno interno con un riesgo inflacionario implícito, puesto que en la práctica los
gobiernos terminan inyectando dinero a la circulación ante la imposibilidad de
disponer de esa suma en el momento en que se precisa. En muchos casos este
planteamiento, que de cierta manera es el principio para combatir la pobreza,
termina siendo una farsa.
•
Importantes acreedores de este grupo de países como Francia y Reino Unido
plantean que efectivamente condonarán la deuda bilateral de los países que
clasifican en la HIPC’s, solo que hay un detalle importante, los gobiernos exigirán
el pago de la deuda, y los recursos que se reciban se congelarán en un fondo
especial que será devuelto tan pronto como lleguen al punto de decisión. Otra vez
se cae en la misma trampa, ¿con qué van a pagar si están atrapados en un círculo
vicioso donde para reembolsar sus deudas tienen que transferir al exterior cada vez
más de los mismos únicos recursos de que disponen para su consumo, su inversión
y para su desarrollo? Definitivamente, los gobiernos no están en condiciones de
pagar deudas, más bien necesitan con urgencia un importante flujo de dinero fresco
en términos concesionales, y este problema no lo resuelve la Iniciativa.
•
Los niveles de condonación planteados hasta el momento cada vez tienen más
limitaciones e interpretaciones diferentes. En términos aritméticos, 100% significa
78
No es más que una permuta financiera; puede ser la conversión de la deuda externa de un país por títulos de
deuda de otro país, o la conversión de instrumentos de deuda denominados en una divisa determinada por
títulos de deuda denominados en moneda doméstica, o un canje de deuda por acciones, bonos, etc.
170
todo, completo, pero para los acreedores condonar el 100% de la deuda oficial
bilateral concesional no indica cancelar el stock de ésta; de hecho, algunas
limitaciones al volumen de la deuda susceptible de ser cancelada como, por
ejemplo, el establecimiento de determinadas fechas de corte para privilegiar solo
una parte del monto total. Por otro lado, en el lenguaje tradicional, condonar,
significa cancelar, perdonar, eximir, olvidar, pero curiosamente para los acreedores,
al parecer, tiene una acepción diferente, con frecuencia lo identifican con reducción
o con cualquier permuta financiera que permita lograr reducir los niveles de deuda.
¿Es que acaso el mundo rico y los organismos financieros internacionales se van a
atribuir también el derecho de cambiar a su antojo el alcance del significado de
estos conceptos?
•
El mecanismo de implementación de la propuesta se diseñó desde el primer
momento de forma confusa, contradictoria, complicada y tecnocrática, tal pareciera
como si el propósito en sí mismo fuese que no se implementara. Para llegar a un
alivio hay que vencer tantos obstáculos, muchos de ellos acompañados de la ya
conocida condicionalidad de los programas de ajuste del FMI y el BM, que
prácticamente se hace inalcanzable. Definitivamente, fue algo lanzado en un
momento determinado para entretener a la comunidad internacional, distraer su
atención y hacerle creer que se empezarían a dar pasos concretos para finalmente
resolver el problema de la deuda.
•
La HIPC’s reforzada se inserta igualmente en la estrategia tradicional del FMI de
ajustarse primero para poder acceder al financiamiento después. Además, bajo las
condiciones actuales la carga del servicio de la deuda no incluida en la Iniciativa
(vía nuevos préstamos, reestructuraciones, acumulación de atrasos, etc.) sigue
alimentando el círculo vicioso del endeudamiento externo frenando aun más las
posibilidades de desarrollo de estos países. De hecho, la Iniciativa no constituye una
solución de largo plazo para la crisis social que azota a estos países; más bien es una
maniobra solapada del FMI y el BM para mantener el control e interferir sobre las
políticas nacionales de desarrollo de los países más pobres y endeudados, como vía
de asegurar la inserción de éstos en la economía global bajo patrones neoliberales.
•
La concepción de los programas de ajuste es igual de rígida para todos, ya sean
países que están tratando de resolver crisis humanitarias en gran escala, producto de
los efectos de la guerra y el genocidio (Ruanda, Sierra Leona), o que estén
enfrentando las consecuencias de desastres naturales (huracán Mitch en Honduras y
en Nicaragua), o del SIDA (Zambia). Para estos países, las condicionalidades de
ningún modo pueden seguir siendo los factores determinantes para beneficiarse de
medidas de alivio de la deuda. Aunque en la HIPC’s reforzada se anuncia el
establecimiento de diferencias entre países en cuanto al ritmo, secuencia y
contenido de las reformas en función de las necesidades específicas de cada país, es
muy poco lo que se ha logrado en ese sentido.
•
Respecto al costo y financiamiento de la propuesta prevalece aún una gran
incertidumbre. En cuanto a las ventas parciales de oro para este fin, promesa
171
realizada desde septiembre de 1996 por la gerencia del FMI y respaldada más tarde
por el G8, se ha presentado un “ligero” problema, estrechamente vinculado al
carácter antidemocrático de este organismo. Las ventas de oro del FMI constituyen
una de las decisiones que requieren de mayoría calificada de votos; en este caso
necesita un 85% de aprobación. Estados Unidos, que tiene el derecho al veto al
acumular el 17,5% de los votos, hasta este momento sólo ha dado el visto bueno
para aportar un porcentaje ínfimo de esas ventas. De manera que la tan cacareada
venta de oro para apoyar la Iniciativa de alivio de deuda de los países más pobres
sigue siendo más ruido que nueces.
Por otro lado, la emisión de nuevos Derechos Especiales de Giro fue desechada
como solución desde el mismo instante en que fue propuesta, alegándose la
inconveniencia que podía crear al sistema monetario internacional otorgar liquidez
solamente a un grupo de acreedores, cuando las emisiones de DEG deben hacerse
para todos los miembros del FMI y en proporción a su cuota. Sin embargo, esta
desproporción ya existe, toda vez que los países que entraron después de la última
emisión de DEG, una quinta parte de los miembros, no han tenido posibilidades de
adquirirlos. Una nueva emisión dependería de que se aprobara una cuarta enmienda
al Convenio Constitutivo del Fondo y eso es algo que está por definir.
Respecto a las aportaciones comprometidas por los acreedores bilaterales al Fondo
Fiduciario, las mismas totalizan hasta el momento 2,5 miles de millones de dólares,
de los cuales al G-7 corresponden alrededor de 1.7 miles de millones (70%).
Mientras que el promedio de cumplimiento de los aportes es de casi un 37%, el G-7
sólo ha aportado el 15,8% de su obligación. Ver anexo No. 1.
A Estados Unidos, por su parte, le cuesta 570 millones de dólares reducirle la deuda
a los países que clasifican en la HIPC’s de los cuales él es acreedor, y llevada esta
cifra a valor neto actualizado se reduce a apenas 120 millones, y considera
únicamente la deuda acumulada hasta 1987. Sin embargo, el Congreso sólo aprobó
para tal fin la ridícula cifra de 33 millones, cuando el superávit presupuestario del
mes de diciembre de los Estados Unidos superó los 32000 millones de dólares79. El
costo de esta acción para el Tesoro es sencillamente insignificante.
El alcance de la Iniciativa, tal y como se ha dicho, es insuficiente respecto al total
de la deuda de los países subdesarrollados. Igual conclusión aportaría un análisis
enfocado a medir la disposición real de los acreedores y, en especial, de los
patrocinadores de la Iniciativa de llegar a una solución integral para este problema,
pues saltarían a la vista cifras tan ilustrativas como que el costo total de la misma
para el G-7 no va más allá del 0.31% del Producto Interno Bruto, o que dichos
acreedores tendrían que destinar menos del 9% de sus reservas internacionales para
que 32 países pobres puedan reducir el 40% de su deuda. Ver anexo No. 2.
En relación con los programas de alivios de la pobreza la situación bajo algunos
escenarios resultaría paradójica, pues muchos de estos países tendrían que continuar
79
Página web Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
172
endeudándose para disponer de los recursos que la Iniciativa contempla sean
asignados en función de los mismos, ante la inefectividad de los mecanismos
SWAPs sugeridos. No puede olvidarse que el funcionamiento y la viabilidad de
estos programas se establece como requisito para el avance y feliz término de lo
ofrecido por la Iniciativa.
Resulta contradictorio que los diseñadores de esta Iniciativa pretendan que para la
lucha contra la pobreza se utilicen recursos, que reconocen no existen, al establecer
la insostenibilidad de esa deuda como condición básica para formar parte de la
Iniciativa.
Dicho de otro modo, la propuesta va encaminada a reducir la pobreza con los
mismos escasos recursos con que supuestamente tendrían que pagar sus deudas, o
sea, con recursos virtuales, con recursos que no existen. ¿No es esta una manera
muy sutil de entretener al mundo y hacer creer que efectivamente se está haciendo
algo definitivo para encarar el problema de la deuda? ¿Cómo se traduce esa
reducción del 40% de la deuda de 12 países en términos de reducción de la pobreza?
¿Cómo cuantificar los avances en materia de reducción de la pobreza hasta el
momento como resultado de la HIPC’s? Definitivamente, esto da idea de la poca
seriedad que le atribuyen al tema de la pobreza. Reducir la pobreza necesita 10
veces más de lo que involucra la Iniciativa.
•
Si realmente se quiere lograr que los recursos liberados por la reducción de la deuda
sean canalizados hacia áreas de urgente necesidad humana, especialmente en salud
pública y educación, el FMI tiene que ceder su rol protagónico en el monitoreo de
los programas implementados a otras instituciones; se requiere que este proceso sea
lidereado por organizaciones internacionales claves con responsabilidad en estas
esferas, como la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, FAO y el Programa
de Desarrollo de Naciones Unidas. ¿Y está realmente interesado el FMI en afrontar
el problema desde este ángulo, cediendo su tradicional protagonismo?
En general, el nuevo paradigma surgido de los últimos encuentros anuales entre el FMI y el
BM son “crecimiento y pobreza”, como dos procesos que se retroalimentan mutuamente.
Según esta concepción, mayores niveles de crecimiento económico permitirían mayores
reducciones de la pobreza. Este cambio de lenguaje, sin embargo, es sólo a nivel de
discurso.
Indiscutiblemente, el lenguaje ha cambiado a niveles y ritmos sorprendentes. Ahora no se
habla por parte de las instituciones financieras internacionales de aumentar los gastos
militares, sino de reducirlos; no se habla de recortar los gastos sociales, sino de
aumentarlos. Se habla de condonar hasta un 100% de la deuda oficial bilateral concesional,
se retoma la palabra desarrollo e, incluso, se presenta una agenda de los aspectos que
debería contener una supuesta arquitectura del desarrollo80.
80
1. Mayor cooperación entre los diferentes actores internacionales: las Naciones Unidas, los gobiernos, los
organismos multilaterales, el sector privado y la sociedad civil. 2. Vínculo entre la reducción de la deuda y
la reducción de la pobreza. 3. Sistema comercial justo, que funcione; se convoca a una Ronda para el
173
Con razón las organizaciones no gubernamentales (ONG) plantean que “nos han robado
nuestro discurso”; sin embargo, no debe aturdirnos el exceso de optimismo, no debemos
aceptar ese cierto grado de complacencia que se saborea en los mercados financieros, y esa
falsa creencia de que la crisis ya pasó y de que no hay que emprender reformas profundas y
sólidas porque sólo basta con algunas que otras enmiendas. Tal es así que ya ni se habla de
la tan comentada nueva arquitectura financiera internacional que estuvo en el centro del
debate internacional después de la crisis financiera asiática y hasta fines de 1999.
Los mercados todavía están muy lejos de normalizarse,;nuevamente comienzan a volverse
esquivos y predomina el nerviosismo entre los inversionistas, especialmente por todo lo que
se especula sobre el desempeño futuro de la economía norteamericana.
Por otro lado, aunque se está planteando una reforma institucional del FMI y del BM, ésta
es al estilo propio de los accionistas principales de esas instituciones; tal es así que el
propio Michel Camdessus (entonces presidente del Directorio Ejecutivo del FMI) dejó bien
claro al término de la reunión de octubre de 1999, que el acuerdo logrado de condonación
de una parte de la deuda era “verdaderamente excepcional y que sólo se hacía una vez”;
descartó desde un inicio que éste fuera el comienzo de un proceso más ambicioso de
condonación de deuda. James Wolfensohn –presidente del Grupo del Banco Mundial-, por
su parte, mostró también preocupación sobre lo que representaría una condonación total en
términos de derrumbe del sistema.
¿Qué hacer entonces?
Es tiempo ya de acometer acciones diferentes para encarar el problema de la deuda con una
visión estratégica e integral. En diferentes foros internacionales Cuba ha planteado sus
puntos de vista en torno a lo que considera la verdadera y única solución que se le podría
dar al fenómeno de la deuda, que año tras año sigue rodando y alimentándose a sí mismo
como una bola nieve que cae por una pendiente cada vez más inclinada.
1. Creación de un club de deudores para poder lograr la adopción de posiciones de
grupo y romper definitivamente el tradicional tratamiento de caso a caso. De
manera aislada no se podrá jamás llegar a una solución definitiva del tema de la
deuda, sólo a meros paliativos. Los deudores tienen que tener voluntad política para
adoptar una posición más agresiva y coordinada ante esta situación que les hipoteca
su futuro.
2. Anulación total de la deuda oficial bilateral y multilateral de todos los países
subdesarrollados.
desarrollo en el próximo milenio. 4. El tema del medio ambiente y su ausencia de barreras.
5. Democratización de la salud. 6. Revolución de la información, que sea verdaderamente universal.
174
3. Anulación de la deuda privada de aquellos países con un PIB por habitante inferior
a los 2 mil dólares.
4. Anulación del 50% de la deuda privada de los países subdesarrollados con un PIB
inferior a los 6 mil dólares y con un piso de 2 mil dólares. Los recursos para la
anulación de la deuda privada deberán ser aportados por los gobiernos de los países
acreedores.
5. Compensación a los deudores por los profundos desequilibrios económicos y
sociales generados en sus países como resultado de las políticas que se han visto
obligados a implementar para manejar el endeudamiento externo.
6. Diseño de una nueva arquitectura financiera internacional que redefina los
patrones de funcionamiento del actual sistema monetario y financiero internacional
y que se inserte en un nuevo orden económico internacional.
7. Fortalecer los esquemas de integración regional para garantizar que los países
subdesarrollados tengan una real inserción en el nuevo mundo global.
8. Concretar el papel que deberían jugar los organismos del sistema de Naciones
Unidas y su vinculación con las instituciones financieras internacionales.
Es cierto que hay que ver con satisfacción el hecho de que cada vez se abre más paso la
idea de la condonación de la deuda y se impone como una verdad irrefutable, pero no debe
perderse de vista que la condonación por sí sola no resuelve el problema medular del
fenómeno del endeudamiento; si bien constituye un respiro muy necesario para los
deudores, si la misma no va acompañada de mecanismos que garanticen un flujo de
recursos sostenido en condiciones concesionales y una verdadera inserción en una
economía mundial cada vez más global, el problema tiende a multiplicarse en el tiempo.
De modo que se necesita la condonación, pero se necesita además un nuevo “orden
económico internacional más justo y equitativo, que garantice a los países subdesarrollados
mejores condiciones de mercado, mejores precios para los productos básicos, estabilización
de los tipos de cambio y tasas de interés, acceso a los mercados financieros y de capitales,
corrientes apropiadas de nuevos recursos financieros y un acceso más fácil a la tecnología
de los países desarrollados”81.
Se impone diseñar una nueva arquitectura financiera internacional que responda a las
exigencias de una economía global y que inserte y no excluya a los países subdesarrollados.
El rediseño de esta nueva arquitectura tiene que ofrecerle un espacio a este grupo de países;
los subdesarrollados no pueden mantenerse al margen de los debates ni de las
negociaciones, por el contrario, deben fortalecer su posición como grupo y convertir el
G-24 en un verdadero foro de discusión juiciosa sobre los temas financieros.
81
ONU. Comisión de Derechos Humanos 56 ¼ período de sesiones, 2000. Consecuencias de las políticas de
ajuste estructural y de la deuda externa para el goce efectivo de los derechos humanos, y especialmente de los
derechos económicos, sociales y culturales.
175
No puede haber soluciones parciales al problema de la deuda, la deuda es un problema
político y, por tanto, exige una solución política. Indiscutiblemente, es un “instrumento
ideológico y político para la explotación y el control de nuestros pueblos, recursos y países
por parte de aquellos que concentran la riqueza y el poder en el sistema capitalista
global”82. La solución, por tanto, tiene que ser política.
No puede eliminarse la extrema pobreza sin que se elimine la riqueza extrema.
La riqueza de las tres personas más ricas del mundo es superior al conjunto del Producto
Interno Bruto de 48 naciones, que reúnen a más de 600 millones de personas83. El mundo
gasta anualmente 800 miles de millones de dólares en fines militares y 400 mil millones en
narcóticos; los países de la OCDE subvencionan su agricultura con 350 mil millones
anuales84. De modo que lo que falta no son precisamente recursos, sino voluntad política
para encarar conscientemente el problema del freno que significa la deuda externa para el
desarrollo de un grupo de países, donde vive hoy el 84% de la población mundial.
A pesar de las reprogramaciones y de iniciativas como la HIPC’s, los países siguen
pagando más de lo que reciben. No puede seguir exigiéndose el pago de una deuda que en
buena lid es ilegítima, inmoral, pero que, además, ya se ha pagado con creces.
Que nadie dude que la deuda de los países subdesarrollados ha sido un excelente negocio
para la banca acreedora. En 1990 el mundo subdesarrollado debía alrededor de 1,4 millones
de millones de dólares y ya para 1999 esa cifra era de 2,5 millones de millones. Sólo por
concepto de servicio de la deuda se pagó entre 1990 y 2000 casi 3 millones de millones de
dólares, es decir, una cifra superior al incremento de la deuda en ese período85.
A pesar de que estas cifras hablan por sí solas, “tenemos que aceptar” que se nos presente
una iniciativa HIPC’s para la reducción de la deuda, como si esta fuera realmente
excepcional, como si la misma constituyera una salida definitiva a los problemas
acumulados en materia de deuda.
La HIPC’s es una burla, una manera de distraer la atención, la HIPC’s no refleja otra cosa
que la voluntad explícita de los acreedores de no resolver el problema de la deuda, sino de
seguir conviviendo con él mientras le siga significando un negocio lucrativo.
82
Sánchez, Miguel Angel. La cancelación de la deuda externa y la lucha contra la pobreza en el año jubilar.
Ponencia. Coalición Jubileo 2000.
83
ibid
84
Castro Fidel. Anexo Deuda externa. Cumbre Sur.
85
Cálculos realizados a partir de estadísticas del BM. Global Development Finance. 1998-1999-2000.
176
ANEXO 1
Fondo fiduciario
(Diciem bre, 18 del 2000)
( millones de dólares en valor nominal)
PAÍS
Total Fondo
Total G-7
Estados Unidos
Francia
Japón
Alemania
Italia
Reino Unido
Canadá
com prom isos
pagado
2525.0
1768.0
600.0
181.0
200.0
226.0
153.0
306.0
102.0
924.0
280.0
0.0
0.0
56.0
24.0
22.0
76.0
102.0
%
36.6
15.8
0.0
0.0
28.0
10.6
14.4
24.8
100.0
G-7/co mpro miso to tal
70.02
G-7/pago s to tales
30.30
Fuent e: FM I, Desiciones de los directorios del FM I y el BM . Document os PPM E provisionales.
Página Web. Diciembre 2000.
177
ANEXO 2
(miles de millones de dólares)
PAIS
Estados Unidos
Francia
Japón
Alemania
Italia
Reino Unido
Canadá
Total Grupo
PIB
9256.1
1350.2
4847.1
1991.5
276.1
550.5
663.7
18935.2
Export.
Rvas. Int.
998.3
351.9
501.8
581.6
64.1
142.0
287.0
2926.7
no. Hab.( 1 )
136.4
67.9
293.9
93.4
45.3
35.8
28.7
701.5
273.1
59.1
126.5
82.1
57.3
58.7
30.5
687.4
Fuent e: FM I. Estadíst icas Financieras Internacionales. Agost o 2000.
(1) M illones de personas: estimaciones de mediados de año
.
Peso de la deuda respecto a indicadores macroeconómicos del G-7.
Año 1999
Indicadores
Porcentaje respecto indicadores G-7 Per cápita G-7
mm usd
Deuda total PPME
PIB
EXP.
RES.
( expresado en usd)
205
1.08
7.01
29.22
301.13
97
0.51
3.31
13.83
141.11
-Alivio mecanismos tradicional
46
0.24
1.57
7.27
66.92
-Alivio mecanismos Iniciativa
51
0.27
1.74
6.56
74.19
61
0.32
2.08
8.70
88.74
-Alivio mecanismo tradicional
32
0.17
1.09
4.56
46.55
-Alivio mecanismo Iniciativa
29
0.15
0.99
4.13
42.19
17.4
0.09
0.58
2.42
25.31
9.8
0.05
0.34
1.43
14.26
34
0.18
1.16
4.85
49.46
18.23
0.10
0.62
2.60
26.52
Total del alivio deuda nominal 32 países
Total del alivio deuda VNA(1999) 32 países
Total asistencia aprobada sep. 2000, valor nominal (1)
Total asistencia aprobada sep. 2000, VAN (1)
Total asistencia esperada dic. 2000, valor nominal (2)
Total asistencia esperada dic. 2000, VAN (2)
PIB 1999 de G-7
18935.2
27546.12
Fuente: FMI. Estadísticas Financieras Internacionales. Agosto 2000.
FMI y BM. Informes de situación sobre la Iniciativa PPME y los DELP. Septiembre 2000.
(1)Involucra a 12 países: Benin, Bolivia, Burkina Faso, Honduras, Malí, Mauritania, Mozambique, Senegal, Tanzania, Uganda, Cote d'Ivoire y Guyana.
178
LA INICIATIVA HIPC’s: ¿EL COSTO
PARA QUIÉN, PARA LOS DEUDORES
O PARA LOS ACREEDORES?∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en forma de plegable y distribuido durante el III Comité Preparatorio. Reunión de Alto Nivel
sobre Financiación y Problemas del Desarrollo. Nueva York, del 15 al 19 de octubre del 2001.
179
LA INICIATIVA HIPC’s: ¿EL COSTO PARA QUIÉN, PARA LOS DEUDORES O
PARA LOS ACREEDORES?
La deuda sigue creciendo
•
•
•
•
•
•
•
1990
deuda total, 158.4 miles de millones de dólares.
1996
deuda total, 205.5 miles de millones. (surge la Iniciativa HIPC’s)
1990-96 ▲ en un 30% como promedio anual.
1999
transferencia neta de la deuda negativa.
2000
deuda total, 208 miles de millones.
1996–1999▲ en un 25% los pagos por servicio de la deuda.
Estimaciones realizadas hasta el 200586 indican que la reducción del servicio de la
deuda es sólo marginal, y que la deuda nueva que comienza a acumularse no es nada
despreciable. La misma aumenta en cinco años en más de 8 veces.
PROYECCIONES DEL SERVICIO DE LA DEUDA
(millones de dólares)
Multilateral
Bilateral
Comercial
Nueva deuda
2000
1108
847
13
30
Total
después 2271
HIPC’s II
2001
834
682
22
61
2002
799
838
22
93
2005
842
848
8
264
1710 1854
2152
Entonces, ¿la intención es realmente la reducción de la deuda? ¿El beneficio propuesto es
para los acreedores o para los deudores? Definitivamente, a la larga lista crítica que se le
puede hacer a la Iniciativa habría que agregarle una: su incoherencia total en cuanto a los
objetivos declarados y la intencionalidad subyacente.
Composición de la deuda
• Es en lo fundamental de carácter oficial multilateral.
• Aumenta el papel de la bilateral con acreedores pertenecientes al Club de París.,
• Preocupa que la de carácter comercial tiende a aumentar (23% del total de la deuda en
el 2000)
• Los acreedores que no pertenecen al Club de París, acumulan 35 mil millones87, cifra
inferior, pero no muy lejana de la del resto de los acreedores bilaterales.
¿Quién garantiza que los acreedores den igual tratamiento a esta deuda?
86
Estudio realizado para los 23 países que han alcanzado el punto de decisión.
Eurodad Debt Listserve.
87
Esta cifra incluye a Rusia, ya que tardó en pronunciarse respecto a la HIPC’s.
180
PANORAMA DE LA DEUDA OFICIAL DE CARÁCTER BILATERAL
Total stock
deuda
HIPC’s
De la
pendiente cual
de pago
AOD
Japón
Francia
EE. UU.
Alemania
R. Unido
Italia
España
Canadá
Total
11100
9542
6035
4677
2240
2206
2019
715
38534
7678
3244
2336
1918
89
684
865
8
16822
De la
cual
crédito a
las exp.
3422
6298
3699
2759
2151
1522
1155
707
21713
No predomina el carácter concesional de los flujos de deuda. La AOD representa sólo algo
más del 40% del total de la deuda acumulada por estos 8 países. Esto es expresión del
deterioro que ha sufrido la AOD durante el último decenio. Si para este grupo de países el
componente concesional no es el determinante en la consideración de los flujos oficiales, la
situación del resto de los países en desarrollo es aún más crítica.
PESO DE LA DEUDA DE LOS HIPC’S EN DETERMINADOS INDICADORES DE LOS PAÍSES
ACREEDORES
%
PIB
Japón
Francia
Estados Unidos
Alemania
Reino Unido
Italia
España
Canadá
Total
2.3
7.1
0.7
2.3
4.1
8.0
3.9
1.0
2.0
Exportaciones
22.1
27.1
6.0
8.0
15.8
34.4
17.6
2.5
12.7
Los recursos que se necesitan solamente para atenuar el problema de la deuda son
sencillamente mínimos si se compara con las riquezas y los gastos de los acreedores. La
contribución del FMI a la Iniciativa HIPC’s desde 1996 hasta el 2000 gira alrededor de los
400 millones de dólares; esta cifra es inferior al costo anual de remuneración salarial a 2300
empleados de dicha institución. Los problemas, por tanto, no son de falta de recursos, sino
de falta de voluntad política.
181
Estados Unidos con apenas destinar el 1% de su PIB y el 6% de sus exportaciones, podría
asumir su compromiso con la Iniciativa. Sin embargo, el Congreso sólo ha aprobado para
tal fin la ridícula cifra de 33 millones de dólare, cuando el superávit presupuestario de los
Estados Unidos supera los 32 mil millones de dólares.
Si antes de los sucesos terroristas en el país no había coherencia en la estrategia de la
administración norteamericana frente a la deuda externa de los países en desarrollo, ahora
no es de esperar que se le conceda prioridad alguna a este tema; todo apunta a que quedará
pendiente por mucho tiempo en la agenda internacional de los Estados Unidos que es, por
demás, el principal accionista del FMI y el Banco Mundial.
La deuda sigue siendo un problema político y exige una solución política. La Conferencia
Internacional de Alto Nivel sobre Financiamiento al Desarrollo, debería proponerse abordar
este tema desde una perspectiva más coherente, integral y con un sesgo marcadamente
político.
182
¿RETORNA EL FANTASMA DE LA
DEUDA EXTERNA EN AMÉRICA
LATINA?∗
Marlén Sánchez Gutiérrez
Gerente de Investigaciones
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en forma de plegable y distribuido durante el Tercer Comité Preparatorio. Reunión de Alto Nivel
sobre Financiamiento para el Desarrollo. Nueva York, del 15 al 19 de octubre del 2001.
183
¿RETORNA EL FANTASMA DE LA DEUDA EN AMÉRICA LATINA?
La deuda externa de la región creció durante la década a una tasa promedio anual del 5.6%.
En el 2000, después de 11 años consecutivos de crecimiento sostenido de la deuda, la
misma disminuye marginalmente. Desde luego, si se excluye a Brasil y México de este
total, la deuda regional en efecto crece y en algo más del 1%.
D e u d a e x t e r n a y s u s e r v ic io
180
160
140
120
100
S e r v ic io d e la D e u d a
F lu jo N e t o d e d e u d a
80
60
40
20
0
1990
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Fuente: CEPAL. Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe.
2000.
El servicio de la deuda, al igual que en los 70, está creciendo más rápido que la deuda
misma, 14% como promedio anual entre 1990-1999. En este mismo período América
Latina pagó solamente por este concepto 1 044 279 millones de dólares y debe todavía casi
800 000 millones, de modo que asistimos a un círculo vicioso donde mientras más se paga,
más se debe.
No obstante, pese al incremento de la deuda, los indicadores de su carga mostraron hasta
1997 una tendencia a la disminución, pero en 1998, por primera vez durante la década, los
mismos sufren un considerable y generalizado deterioro como consecuencia del
estancamiento de las exportaciones de bienes y servicios. De hecho, la relación intereses
devengados/exportaciones se disparó nuevamente a los límites de 1994, algo más de un
17%, cuando ya había logrado tocar la barrera sicológica del 15.5% (niveles de precrisis); y
la relación deuda/exportaciones, que ya se ubicaba por debajo del 200% a fines de 1997,
volvió nuevamente a subir a casi un 224%. A partir de 1999 estos indicadores mejoran,
pero se mantienen muy por encima de los niveles alcanzados en la segunda mitad del
decenio.
De cualquier manera, no debe perderse de vista que esta relativa mejoría apreciada en los
indicadores de la deuda para los países de la región es todavía cuestionable; de hecho, hay
que verla con satisfacción, pero no con complacencia. Como se sabe, hacia el interior de
América Latina existe una gran heterogeneidad, y si bien los promedios regionales arrojan
184
una relación deuda/exportaciones del orden de 180% para el 2000, hay países como
Nicaragua, por ejemplo, donde la deuda representa más de 700% de sus exportaciones, o
Argentina con una relación del 473%, y hasta el mismo Brasil –principal deudor– con
366%.
Por otro lado, no es nada alentador que Argentina todavía arroje una relación entre los
intereses devengados y sus exportaciones de bienes y servicios del orden del 38%, ni que la
de Brasil sea de casi un 28%. Indiscutiblemente, son cifras respetables para el tamaño de
esas economías y, por tanto, preocupantes.
Como se aprecia, en los 90 aparece un nuevo endeudamiento que pudiera resultar muy
peligroso para las economías del área; es como si sobre una carga ya pesada –la "deuda
vieja"– se le incorporara una más pesada aún, dado que esta nueva que se está concertando es
mucho más difícil de reestructurar por su propia naturaleza.
Cabría entonces preguntarse si el nuevo fenómeno de endeudamiento pudiera devenir en
crisis o no, algo que sin dudas es motivo de preocupación en la actualidad.
Aunque sobre el tema existen múltiples consideraciones y criterios, todo indica que se corre
un riesgo si, por un lado, América Latina no es capaz de reabsorber eficientemente los
recursos captados y, por el otro, si se produjera una eventual salida masiva de capitales, que
por demás no pudiera ser compensada por el mejoramiento económico regional. En este
contexto pudiese percibirse un escenario de nueva crisis de deuda, especialmente si se
cumplen dos hipótesis básicas:
Primero, si el ritmo de crecimiento del capital "golondrina" supera al de inversiones de largo
plazo y productivas. Ya se ha visto que para la región, si bien la inversión de cartera no ha
logrado superar a la inversión extranjera, ambas vienen creciendo a un dinamismo muy similar
y, por tanto, es algo a seguir muy de cerca.
Segundo, si aumentan las tasas de interés de Estados Unidos, lo cual no sólo provocaría un
efecto "sustitución" desviando nuevamente los capitales al norte, sino que también incidiría
sobre la capacidad de pago de la región, en términos de servicio de la deuda.
Afortunadamente para los deudores las tasas de interés internacionales del Grupo de los 7
vienen mostrando desde comienzos del decenio una tendencia a la baja88, en comparación con
el decenio anterior, pero esto hay que tomarlo con cautela, porque por un lado puede ser
coyuntural y, por el otro, puede nuevamente incentivar un flujo masivo de capitales a los
diferentes países de la región, incentivados sólo por los diferenciales de tasas de interés.
88
En el caso de Estados Unidos se produce en 1995 un punto de inflexión y desde entonces no han logrado
alcanzar los niveles de la primera mitad de la década, más bien se mantienen altas. La tasa interbancaria se
mantiene hoy al 6.5%, el mayor nivel de los últimos 9 años.
185
No obstante, habría que considerar que existe toda una serie de elementos que difieren del
contexto en que se desató la pasada crisis, y que de alguna manera pudieran servir para
amortiguar los efectos de una eventual crisis de pago:
1. El anterior proceso desembocó en crisis cuando los mercados de valores regionales no
funcionaban o no existían. Esta vez el hecho de que el endeudamiento tiene una
composición diferente ha movilizado y dinamizado los sistemas financieros regionales, lo
cual ha resultado un auge de los mercados de valores, actualmente piezas claves del
sistema.
2. Si bien la inversión extranjera en cartera involucra mayores riesgos para el inversionista,
también le ofrece mayores rendimientos y mayor movilidad y margen de acción.
3. Los sectores privados resultan estar más endeudados que el sector oficial, o sea, las
estructuras de propiedad están cambiando en forma profunda, el sector público de la
economía sigue disminuyendo y esto tiene otra lectura, y es concretamente que permite un
flujo masivo de inversionistas en actividades económicas estratégicas, que hasta el
momento sólo habían sido privilegio del Estado. No se trata sólo de un flujo intrarregional,
sino sobre todo mundial, y precisamente las instituciones bursátiles para que estos flujos se
materialicen ya están creadas.
4. Se mantiene la presunción de que en caso de "crisis" tendrán prioridad aquellos títulos
vinculados al servicio de la deuda, al estar inscritos en una estrategia oficial de renegociación de deuda que es el Plan Brady y considerando, además, que los acreedores ahora
ya no son bancos comerciales, sino organismos oficiales, fondos de pensión y de inversión
de países industrializados, entre otros.
Hasta el momento, el único país que ha incurrido en una moratoria parcial sobre los bonos
Brady, es Ecuador. Las autoridades ecuatorianas decidieron no pagar los intereses
correspondientes a los bonos Brady garantizados por títulos del Tesoro de Estados Unidos y
sólo honrar los títulos sin garantía.
Aunque el monto no era grande, indiscutiblemente se sentaba un precedente. La deuda Brady
de América Latina asciende a 106 000 millones de dólares y, como se sabe, la misma sirvió
para reestructurar las obligaciones crediticias de la región en la década de 1980.
Lo cierto es que el mercado dio por descontado el incumplimiento y afortunadamente la
comunidad financiera internacional percibió los acontecimientos muy circunscritos a
Ecuador, ya que la percepción del riesgo de la región y su acceso a los mercados de
capitales no tuvieron la reacción que inicialmente se pensó. La evolución en los últimos
meses de los diferenciales de los eurobonos latinoamericanos en el mercado secundario es
una muestra de ello.
En síntesis, aunque la deuda latinoamericana durante el 2000 logró disminuir, el problema
del endeudamiento externo dista mucho de haber sido resuelto. América Latina sigue
atrapada en el círculo vicioso que supone la deuda y, por tanto, la solución definitiva se
sigue diluyendo en el tiempo.
186
LAS TASAS DE INTERÉS,
UN INSTRUMENTO DE POLÍTICA
MONETARIA
(I Parte)∗
Guillermo Gil Gómez
Especialista
Dirección de Política Monetaria
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el periódico Trabajadores, 17 de septiembre del 2001.
187
LAS TASAS DE INTERÉS, UN INSTRUMENTO DE POLÍTICA MONETARIA
(I Parte)
El siguiente trabajo sobre las tasas de interés, por su importancia, será dividido en dos
partes: una primera con una explicación sencilla de las tasas de interés en una economía de
mercado, y la segunda parte, donde hablamos de las tasas de interés en la economía cubana.
Durante los últimos cuatro años, desde la crisis asiática, en numerosas ocasiones hemos
podido leer en la prensa o ver por la televisión noticias referentes a la marcha de las
economías de distintos países; y en cada una de ellas se menciona la elevación o
disminución de las tasas de interés, por el banco central, como una medida para contener,
evitar una crisis o simplemente impulsar el crecimiento económico.
Pero antes de ver los motivos por los que el banco central de un país mueve las tasas de
interés, es necesario conocer qué son estas tasas, qué significan y cuál es su impacto en la
economía.
La tasa de interés no es más que el precio del dinero, un costo que una empresa, banco o un
ciudadano tiene que pagar por pedir dinero prestado o, en el caso de los bancos, también
por recibir un depósito de las empresas, personas y otros bancos. Éstas se clasifican en tasas
activas y tasas pasivas.
Las tasas activas son aquellas que los bancos cobran por prestar dinero, y las pasivas son
las que los bancos pagan por recibir un depósito. Las activas siempre son mayores que las
pasivas, ya que de esta forma los bancos obtienen una remuneración por su gestión; las
mismas dependen de si son a corto plazo (1, 3, 6, 12 meses) o de largo plazo (más de 1 año)
y tienen, entre otras, las siguientes características:
Generalmente, las tasas activas son más altas en el corto plazo que en el largo porque son
prestamos comerciales, y como el tiempo de pago del préstamo es tan corto, el riesgo es
mayor; además, estos préstamos en numerosos casos son los que se otorgan a clientes que
no gozan de una alta confianza por parte del banco. Sin embargo, se puede dar el caso de
clientes confiables que pidan prestado a corto plazo, en este caso los bancos aplican tasas
algo mas bajas que las anteriores y sin grandes primas de riesgo. ¿Qué es esta prima de
riesgo? Es un porcentaje adicional que se cobra por encima de la tasa de interés, en
dependencia del grado de confianza del que recibe el préstamo.
En el largo plazo los préstamos tienen tasas más bajas porque son dirigidos a inversión, y se
supone que los clientes que los reciben tienen una situación financiera favorable y son
altamente confiables para el banco, por lo que las primas de riesgo son menores.
Igualmente, existe una tasa de interés llamada “de mora”. Ésta es la que un banco cobra por
encima de la tasa de interés del préstamo, cuando una empresa o una persona no paga en el
tiempo acordado.
188
En relación con las tasas pasivas, a medida que el plazo del depósito es mayor, mayor es la
tasa de interés; así, por ejemplo, las tasa de interés de un depósito a 6 meses es menor que
la tasa de interés de uno a 3 años. Esto se hace porque los bancos buscan tener una mayor
cantidad de fondos en el largo plazo, para poder prestar ese dinero mientras dure el período
del depósito.
Ahora bien, ¿qué sucede en una economía cuando suben o bajan las tasas de interés? ¿Ante
qué situación el banco central sube o baja dichas tasas? La respuesta a estas dos preguntas
es importante para entender lo que pasa en una economía.
Es fácil inferir que si las tasas de interés suben, los préstamos se hacen más caros, y si
bajan, el crédito (préstamo) se hace más barato. En el primer caso, a las empresas y
personas se les hace más costoso el financiamiento para desarrollar sus actividades en la
economía; a las empresas se les eleva el costo de las inversiones (compra de equipos,
construcción de nuevas plantas, compra de tecnología), y a las personas se les hace más
caro comprar una vivienda, un auto, etc.
Por lo tanto, al suceder lo anteriormente expresado, las empresas producen menos, las
inversiones comienzan a disminuir y aumentan las posibilidades de despidos de
trabajadores; también las personas consumen menos y se les hace más difícil reponer un
auto, la casa, etc. En el caso de que las tasas de interés bajen, sucede prácticamente lo
contrario.
En aras de simplificar la explicación, no profundizaremos en detalle en el mecanismo de las
tasas de interés y su impacto en la economía, ya que requiere de un análisis más complejo y
quedará, quizás, para otro trabajo más extenso.
Ahora, ¿por qué suben o bajan las tasas de interés? ¿ Cuándo se toma esta decisión? Para
exponerlo tomaremos dos ejemplos de la realidad que, aunque de manera muy simplificada,
ilustran el papel de las tasas de interés en la economía.
En el pasado año la economía norteamericana venía creciendo muy fuerte desde la mitad de
la década de los 90 y la demanda amenazaba con superar la oferta de bienes y servicios, lo
que podía producir una subida de precios (inflación)*. En ese momento la Reserva Federal
de Estados Unidos (banco central) decidió subir las tasas de interés para “frenar” el
crecimiento de la economía y alejar la posibilidad de la inflación. ¿Que pasó? El dinero se
hizo más caro, las empresas disminuyeron la demanda de créditos, cayó la actividad
económica y las personas consumieron menos.
Sin embargo, al comenzar este año la economía estaba dejando de crecer significativamente
y el consumo estaba disminuyendo, entonces la Reserva Federal bajó las tasas de interés,
con el objetivo de estimular la economía, es decir, abaratar el crédito, y que las empresas
aumentaran su producción y las personas el consumo.
Éste es un pequeño y simplificado ejemplo de como las tasas de interés sirven para frenar o
estimular el crecimiento en una economía de mercado.
189
También hay otra arista del manejo de las tasas de interés y es el que tiene que ver con el
sostenimiento de las Reservas Internacionales de una economía; estas reservas constituyen
la cantidad de divisas y oro que un banco central mantiene para respaldar su moneda. Un
buen ejemplo de ello es lo sucedido en los países que cayeron en crisis en 1997, con la
denominada “crisis asiática”.
Estos países, producto de ataques especulativos a sus monedas (salida de capitales al
exterior), vieron disminuidas sensiblemente sus Reservas Internacionales. Ante esta
situación decidieron elevar las tasas de interés de los bonos emitidos en sus monedas por
encima de las del dólar para atraer inversionistas que cambiaran los dólares por las
monedas nacionales; de esta forma aumentan las reservas internacionales y respaldan las
monedas domésticas.
Éstos han sido dos ejemplos de como el manejo de las tasas de interés impactan en una
economía, siendo necesario señalar que son procesos con una alta vinculación y que las
autoridades tienen muy en cuenta a la hora de tomar las decisiones de política económica.
*En una economía cuando la oferta de bienes y servicios es menor que la demanda,
entonces los precios se elevan para lograr el equilibrio Oferta = Demanda.
190
LAS TASAS DE INTERÉS,
UN INSTRUMENTO DE POLÍTICA
MONETARIA
(II Parte)∗
Guillermo Gil Gómez
Especialista
Dirección de Política Monetaria
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en el periódico Trabajadores. 24 de septiembre del 2001.
191
LAS TASAS DE INTERÉS, UN INSTRUMENTO DE POLÍTICA MONETARIA
(II Parte)
Después de haber visto en la primera parte de este artículo que son las tasas de interés y
0cual es su funcionamiento en economías de mercado; en esta segunda parte explicaremos
igualmente de forma sencilla, las tasas de interés en la economía cubana.
Podemos decir que las tasas de interés en la economía cubana durante el período
revolucionario han tenido, en esencia, dos maneras de funcionamiento. Una primera antes
de la reforma en el sistema financiero y del surgimiento del Banco Central de Cuba,
ocurrida en el año 1997, y otra posterior a ella.
Hasta el año 1997 en nuestro país las tasas de interés en su estructura y funcionamiento no
cumplían una función totalmente económica. En las tasas pasivas –las que los bancos pagan
por recibir un depósito–, a medida que el plazo del depósito era mayor, menor era el interés
que pagaba el banco y viceversa. En el caso de las tasas activas –las que los bancos cobran
por prestar dinero–, éstas eran muy bajas y prácticamente no tenían relación con el tipo o el
riesgo del préstamo.
Sin embargo, a partir de las transformaciones ocurridas en la economía cubana a principios
de los años 90, así como de la reforma del sistema bancario y del surgimiento del Banco
Central de Cuba, la estructura y funcionamiento de las tasas de interés cambiaron.
Las tasas de interés pasivas pasaron a ser menores en el corto plazo y mayores en el largo
plazo, mientras que las tasas activas comenzaron a fijarse en función de la eficiencia y del
riesgo del crédito que otorgan los bancos. No obstante, dadas las características que tiene
nuestra economía, las tasas de interés presentan algunas peculiaridades.
En efecto, la existencia de la doble circulación monetaria hace que las tasas de interés
dependan del tipo de moneda: dólar, peso convertible y peso cubano. En este sentido, las
tasas pasivas en dólares y pesos convertibles son menores que las del peso cubano. Esto se
hace con el objetivo de estimular el ahorro en moneda nacional y contribuir, vía monetaria,
al fortalecimiento de la misma.
En el caso de las tasas activas, éstas se aplican por los bancos teniendo en cuenta el análisis
de riesgo de cada prestatario, el objetivo del crédito, el plazo del mismo y, por lo tanto, de
la confianza que el banco tenga en dicho prestatario, según el cumplimiento de los
compromisos anteriores. Estas tasas se pueden conocer en cualquier sucursal bancaria.
En moneda nacional, las tasas dependen de si el crédito es para personas naturales o
empresas y se aplican de la siguiente forma:
Los préstamos a las empresas tienen una tasa de interés del 5% si son a corto plazo y del
7% si son a mediano o largo plazo; esta última podrá incrementarse o rebajarse en un 2%,
según los análisis de riesgos antes mencionados.
192
Asimismo, existen tasas especiales del 1% para determinados tipos de créditos como los
otorgados a las microbrigadas y a la vivienda. Los créditos para vivienda de las UBPC y
CPA son del 3% para el llano y 2% para la montaña.
En el caso de las personas naturales, existen diferentes tasas de interés máximas de acuerdo
con el tipo de préstamo:
•
•
•
Para el consumo: 8% anual
Para las inversiones: 9% anual
Préstamos en efectivo: 9% anual
Estas tasas de interés son revisadas periódicamente en el Comité de Política Monetaria del
Banco Central de Cuba.
Es necesario destacar que en nuestro país el manejo y control de las tasas de interés por
parte del banco central se hace buscando que el crédito llegue a todos los sectores de la
economía, y que dichas tasas tengan niveles razonables. Esto permite que los bancos no
apliquen tasas excesivamente altas que impidan la toma de créditos por parte del público
(empresas y personas), y que, al mismo tiempo, no se dañe la rentabilidad de las
instituciones bancarias.
193
V- ECONOMÍA CUBANA
194
CUBA: DESEMPEÑO ECONÓMICO
EN EL PERÍODO 1995-2000.
PRINCIPALES LOGROS
ALCANZADOS∗
Mercedes Y. García Armenteros
Especialista
Dirección de Estudios Económicos y Financieros
Banco Central de Cuba
∗
Editado en la Revista del Banco Central de Cuba (abril-junio del 2000. Año 4, No. 2) y en el periódico
Opciones (Año 8, No. 242, del 28 de octubre del 2001.
195
CUBA: DESEMPEÑO ECONÓMICO EN EL PERÍODO 1995-2000. PRINCIPALES
LOGROS ALCANZADOS
En los primeros años de la década de los años 90 la caída de la URSS y del resto de los
países socialistas de Europa del Este asestó un duro golpe a la economía cubana y agravó
aún más los problemas económicos y financieros que confrontaba la isla; a ello se sumó el
recrudecimiento del injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los
Estados Unidos de América. A partir de 1990 la economía cubana comenzó a adentrarse en
una de las crisis más profundas de su historia.
El corte abrupto de las fuentes estables de suministros de recursos materiales y financieros
provenientes del campo socialista, los cuales garantizaban la continuidad del proceso
productivo, provocó un vertiginoso descenso del Producto Interno Bruto (PIB), que alcanzó
su mayor caída en 1993, con una reducción del 34,8% en comparación con los niveles
alcanzados en 1989 (año previo a la crisis). Esta situación se tradujo en una drástica
disminución de todas las actividades económicas que componen el PIB.
Para contrarrestar los efectos de la crisis, el Estado y el gobierno cubanos adoptaron un
programa de medidas, que se ha venido aplicando de forma gradual desde que se
avizoraron los primeros síntomas de la crisis, con vistas a revertir la tendencia decreciente
del PIB, corregir los desequilibrios macroeconómicos existentes y minimizar el costo social
que traía aparejado.
En 1995 comienza la tendencia sostenida a la recuperación económica, después de haber
finalizado el año 1994 con un discreto crecimiento del PIB del 0,7%. El año 2000 concluyó
con una expansión de la economía del 5,6%, manteniéndose la tendencia recuperativa por
séptimo año consecutivo.
E V O LU C IÓ N D E L P IB *
(P orcentajes anuales de variación)
10
7,8
5
6,2
2,5
2,5
0,7
5,6
1,2
0
-2,9
-5
-10
-10,7
-11,6
-15
-14,9
-20
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
* A precios constantes de 1981.
F uente: O ficina N acional de E stadísticas (O N E ).
196
1997
1998
1999
2000
A pesar de la difícil situación financiera que ha pesado sobre la isla durante los difíciles
años del “período especial”, y no obstante las infructuosas maniobras realizadas por los
EE.UU. para tratar de aislar a Cuba de la comunidad internacional, el país ha obtenido
resultados positivos en el comportamiento de sus principales indicadores
macroeconómicos. Este logro no hubiese sido posible sin la disposición y la enorme
capacidad de resistencia del pueblo cubano.
Comportamiento de los principales indicadores macroeconómicos
Æ Evolución del PIB
El país no sólo ha crecido en términos de índices de volumen de la producción, sino que la
misma se ha obtenido con mayor eficiencia, productividad y racionalidad en el uso de los
recursos materiales, financieros y humanos de que ha dispuesto, y con un menor consumo
energético. El año 2000 finaliza con un aumento en la productividad del trabajo de un
4,6%, un incremento en la efectividad de las inversiones (relación entre las que se ponen en
explotación y las que se ejecutan en el año) de un 5,8%, y con una reducción del
coeficiente de intensidad energética de un 3,4% con respecto al año anterior, indicadores
que desde 1999 vienen evolucionando de forma favorable.
Durante el período 1995-2000 la economía cubana creció a un ritmo promedio anual del
4,7%, alcanzando sus mejores resultados en los años 1996, 1999 y 2000, con incrementos
del PIB del 7,8%, 6,2% y 5,6%, respectivamente.
Los sectores que más se destacan por su aporte al crecimiento económico durante el
período de recuperación de la economía son:
•
La agricultura y la pesca. La rama agrícola logró incrementar notablemente la
producción de viandas y hortalizas, cuyos volúmenes actuales son muy superiores a los
alcanzados en 1989. También se observan incrementos en las producciones de frijoles y
de frutas no cítricas.
La aprobación de nuevas formas no estatales de producción en el sector agrícola, el
surgimiento del mercado agropecuario, la introducción de esquemas de autogestión y
autofinanciamiento en divisas para las principales producciones agroindustriales
vinculadas a la exportación, la adopción de mecanismos de estimulación al trabajo,
entre otras medidas, incentivaron la producción de esta rama económica, a la vez que
fueron desarrollando la base alimentaria de la población.
En los últimos cinco años la captura bruta en la actividad pesquera también ha
alcanzado crecimientos sostenidos y resultados importantes en la acuicultura, muy
alentadores para el futuro inmediato.
•
La minería, cuyos resultados constituyen récords históricos en la extracción de petróleo
crudo y de su gas natural asociado, así como en la del mineral de níquel. Crece también
la extracción de oro, cobre, cromo y zinc, entre otros, así como la actividad de
197
explotación de canteras, que constituye una fuente importante de materias primas para
la industria de materiales de construcción.
•
Las industrias manufactureras, con resultados nunca antes registrados en la producción
de petróleo crudo, gas natural, níquel y en la generación de electricidad. Además, crece
la producción de cemento, tabaco torcido, televisores en colores, textiles, conservas,
acero, envases metálicos, cables eléctricos y telefónicos y las producciones de alto valor
agregado, vinculadas a los servicios informáticos y a la biotecnología.
•
La construcción, el sector más afectado durante la primera etapa del “período especial”,
ha dado un gran aporte al crecimiento económico en los últimos cinco años, con la
reparación y construcción de nuevas obras sociales, viviendas, instalaciones turísticas,
obras viales, hidráulicas y marítimas, así como la instalación de redes de transmisión o
distribución de energía eléctrica y comunicaciones.
•
La actividad de turismo sobresale como el sector más dinámico de la economía, no sólo
por ser el mayor aportador de divisas convertibles al país, sino por ser el motor
impulsor del desarrollo de otras ramas de la economía y un gran generador de nuevas
fuentes de empleo.
Æ Estabilidad del déficit fiscal en su relación con el Producto Interno Bruto (PIB)
La política fiscal ha jugado un papel muy importante durante el proceso de recuperación de
la economía. Sus resultados no sólo se evidencian en el mejoramiento de los indicadores
fiscales, sino también en el saneamiento financiero interno, en el control de la inflación y
en el incremento de la productividad y la eficiencia de las empresas estatales.
La política fiscal ha tenido como objetivo fundamental la estabilidad de las finanzas
públicas, manteniendo el control sobre el desbalance de los ingresos y gastos en magnitudes
manejables, pero sin afectar aquellas actividades a las que el Estado da absoluta prioridad
como la salud pública, la educación, la seguridad y asistencia social y las relacionadas con
la satisfacción de las necesidades comunitarias de la población. Ello permitió que en los
últimos años no se afectara el superávit corriente del presupuesto estatal, a pesar del
impacto que sufrieron los gastos presupuestarios por la adopción de medidas salariales para
un grupo de sectores de la economía, que al cierre del año 2000 sobrepasaron los 860,0
millones de pesos.
A partir de las medidas de saneamiento financiero interno implementadas en mayo de 1994,
el déficit fiscal comenzó a disminuir considerablemente, manteniendo desde 1995 valores
muy inferiores al registrado en 1989.
La brecha fiscal en su relación con el PIB logró reducirse en la misma medida en que
aumentaba el producto, logrando su estabilidad a partir de 1996 con valores que oscilan
entre un 2,0 y un 2,4%, inferiores a los niveles proyectados para cada año (3,0%).
198
DÉFICIT
FISCAL / PIB
(por ciento)
0
-5
-10
-3,5 -2,5
-7,3
-15
-2,0 -2,3 -2,4 -2,4
-7,4
-10,0
-20
-25
-23,2
-30
-35
-32,7 -33,5
19
99
20
00
a)
a) Estimado
Fuente: Informe Económico 2000 del Banco Central de Cuba
19
98
19
97
19
96
19
95
19
94
19
93
19
92
19
91
19
90
19
89
-40
En los años 1996, 1997, 1999 y 2000 el indicador déficit fiscal/PIB registró porcentajes
inferiores al crecimiento de la economía, lo cual constituye un síntoma de estabilidad
económica.
Los subsidios por pérdidas entregados a las empresas irrentables se han reducido
considerablemente, lo cual significa que la rentabilidad y la eficiencia en el sector
empresarial se han incrementado. Al finalizar el año 2000 la cifra entregada por el Estado
por este concepto representó sólo el 8,5% del valor transferido en 1993. En esta
disminución han incidido la recuperación gradual de la economía, la aprobación de la Ley
Tributaria que estableció nuevas relaciones financieras entre las empresas estatales y el
fisco, y que ha sido un factor importante en el incremento de la rentabilidad, así como el
proceso de perfeccionamiento empresarial que se lleva a cabo en un conjunto de empresas
del país.
El Sistema de Perfeccionamiento Empresarial, método de gestión que transforma la
organización y dirección de la economía, en el cual el eslabón fundamental es la empresa
estatal, ha posibilitado el incremento de la eficiencia, la rentabilidad y un salto cualitativo
en los registros contables de aquellas entidades que se encuentran operando bajo el sistema.
Esto constituye un reto en medio de tanta propaganda a la empresa capitalista y, como
afirmara Carlos Lage, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, “el
perfeccionamiento empresarial es el más profundo, extenso y trascendente cambio
económico que ha tenido lugar en la economía cubana, marca la etapa de consolidación del
proceso de recuperación y deberá sentar bases definitivas para el desarrollo de la mayor de
las Antillas”.
Æ Control de la liquidez monetaria en poder de la población y estabilidad del tipo de
cambio en el mercado informal
La drástica disminución de las importaciones cubanas y el rápido descenso de la
producción nacional, ocurridos entre los años 1990-1993, provocaron una férrea restricción
199
de la oferta de bienes y servicios a la población, que trajo como resultado un incremento
sustancial de la liquidez en poder de la misma. En 1993 la liquidez acumulada representó
un 73,2% del PIB, mientras que en el año 2000 este indicador alcanzó el 38,0%.
La estabilidad macroeconómica necesita de una correcta interrelación entre la política
monetaria y la política fiscal para evitar el surgimiento de procesos inflacionarios en la
economía. En 1994 se adoptaron medidas de carácter fiscal y de precios, que posibilitaron
una disminución considerable del excedente monetario en poder del público, y hasta la
creación del Banco Central de Cuba (entre mayo de 1994 y mayo de 1997) se reportó una
reducción de más de 2,0 mil millones de pesos.
COMPORTAMIENTO DE LA LIQUIDEZ EN PODER DE LA POBLACIÓN
30000
PIB
Millones de pesos
25000
20000
15000
10000
5000
Liquidez
0
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
Fuente: Banco Central de Cuba.
A partir de la creación del Banco Central de Cuba la política monetaria implementada ha
permitido alcanzar los objetivos económicos planteados por el país, y ha estado encausada
hacia la utilización de instrumentos financieros que regulan la oferta monetaria, tales como
el encaje legal, las tasas de interés, el control de los créditos, la aprobación de cuentas para
depósitos a plazo fijo, entre otros.
El uso de tales instrumentos ha hecho posible que la liquidez monetaria se mantenga bajo
control, ya que resulta aconsejable que la oferta monetaria guarde una debida relación con
el crecimiento de la economía.
Los servicios bancarios y financieros ofertados por el sistema bancario y financiero
nacional se han incrementado desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, con un alto
grado de diversificación de sus operaciones. Actualmente, el país cuenta con un sistema
bancario y financiero mejor estructurado, más ágil y universal en la realización de sus
operaciones que hace apenas 5 años.
200
El financiamiento otorgado a las empresas nacionales por los bancos e instituciones
financieras del sistema durante el año 2000 alcanzó aproximadamente los 2,0 mil millones
de dólares, contribuyendo así al desarrollo económico del país.
En materia cambiaria el peso cubano se fortaleció 7 veces entre los años 1994 y 2000,
manteniendo valores estables que oscilan entre 20 y 21 pesos por dólar estadounidense
desde finales de 1996. En ello incidió favorablemente la creación de la entidad Casas de
Cambio S.A. (CADECA S.A.) como ente regulador del mercado cambiario en el sector de
la población.
Æ Estabilidad de precios
A partir del año 1995 se produjo una disminución considerable de los precios de libre
formación de los productos que se ofertan en el mercado agropecuario y en el informal. En
ello incidió a revalorización de la moneda nacional, la aparición del mercado
agropecuario y del artesanal e industrial, y el surgimiento de nuevos espacios dedicados a la
venta de productos a la población, tales como la ampliación del trabajo por cuenta propia.
Æ Disminución de la tasa de desempleo
Otro de los logros importantes alcanzados durante la etapa de recuperación económica ha
sido la paulatina disminución de la tasa de desempleo, la cual registró en el año 2000 la más
baja del período con un 5,5%.
El cierre de fábricas y la paralización de determinadas producciones durante los primeros
años de la crisis, así como la reorganización del aparato estatal en 1994, trajeron como
resultado un crecimiento de la tasa de desempleo. Medidas como la ampliación de la
aprobación del trabajo por cuenta propia, la aprobación de formas no estatales de
producción en la agricultura y el desarrollo del turismo, han creado nuevas fuentes de
empleo, posibilitando así una paulatina reducción de la tasa de desempleo.
Æ Logros en la esfera social
Al referirse a la economía cubana, no se pueden dejar de mencionar los avances obtenidos
en la esfera social. Cada año el Estado cubano dedica cuantiosos recursos a las actividades
que garantizan el bienestar de la población, tales como la educación, la salud pública, la
cultura y el arte, el deporte y la cultura física, la seguridad y asistencia social y los servicios
comunales.
Los logros alcanzados en estas esferas sitúan a Cuba en los primeros lugares de la región
latinoamericana, siendo comparables con los de países desarrollados, específicamente, los
registrados en el ámbito de la salud y la educación.
201
IN D IC AD O R E S S E L E C C IO N AD O S D E L D E S AR R O L L O S O C IAL
C o n cep to
P rom edio de habitantes por m édico
T asa de m ortalidad infantil
E speranza de vida al nacer
T asa de escolarización por edades
de 6 a 11
de 6 a 14
P rom edio de alum nos por personal docente
prim er nivel de enseñanza
segundo nivel de enseñanza
G asto público en porcentaje del P IB
en educación
en salud
1990
275
10,7
74,7
2000
172
7,2
76,0
99,7
97,7
99,1 a)
98,2 a)
13,0
9,0
12,5
11,9
8,2
4,8
7,6
6,1
F uente: O ficina N acional de E stadísticas (O N E ), M inisterio de S alud
P ública (M IN S A P ) y M inisterio de E ducación (M IN E D ).
a) A l cierre de 1998.
El año 2000 culmina con una tasa de mortalidad infantil de 7,2 por cada mil nacidos vivos,
la menor tasa de América Latina y comparable con la de países desarrollados, y entre las
cinco más bajas en toda la historia de Cuba. Este indicador, conocido internacionalmente,
mide de forma sintética el bienestar y desarrollo de una nación, pues abarca condiciones
sociales, económicas, biológicas, políticas, demográficas y sanitarias de la población.
TASA DE MORTALIDAD INFANTIL
(Defunciones por cada mil nacidos vivos)
15
11,1
10,7
10,7
10,2
10
9,4
9,9
9,4
7,9
7,2
7,2
7,1
6,4
5
0
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999 2000a)
a) Preliminar.
Fuente: Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Cuba registra avances importantes en el deporte, que se evidencian con los resultados
obtenidos en las Olimpiadas de Sidney’2000, donde el país ocupó el 9no lugar en el
medallero internacional.
En el ámbito de la cultura y el arte, el país se destaca igualmente por la formación de
profesionales y nuevos talentos reconocidos a nivel internacional.
202
RETOS EN LA MODERNIZACIÓN DEL
SISTEMA FINANCIERO CUBANO∗
Ángela Rodríguez Morejón
Especialista
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba. Año 3. No. 3 (julio-septiembre del 2000).
203
RETOS EN LA MODERNIZACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO CUBANO
Detenerse a meditar sobre las posibilidades de diversificación del ahorro y las alternativas
de nuevas formas de financiamiento que apoyen el desarrollo económico y el bienestar de
la sociedad, conduce obligadamente a reflexionar acerca del papel que debe asumir el
sistema financiero en la economía de un país.
El tratamiento de tan importante temática constituye un sugerente punto de partida para
reflexionar sobre las potencialidades existentes en el sistema financiero cubano, que de
hecho, constituyen nuevos retos para la modernización de las finanzas y la banca en
correspondencia con las condiciones sui generis de la economía cubana y con el principio
de defensa de las conquistas alcanzadas por la Revolución.
Este artículo comienza con una introducción conceptual, que trata los sistemas financieros
desde la óptica de sus componentes y algunas de sus características, allanando el camino
para abordar el sistema financiero cubano y sus transformaciones más sobresalientes,
propias de la dialéctica de la economía ante el contexto internacional hostil y cada vez más
globalizado que enfrenta.
Es precisamente la celebración del 50 aniversario de la banca central en Cuba, en
noviembre del 2000, el marco propicio para un recuento histórico que abarque el actual
desempeño bancario y que, además, permita hacer consideraciones acerca del futuro
desarrollo de este medular sector de la economía cubana.
Generalidades
Como forma introductoria resulta interesante retomar algunos aspectos conceptuales, por
muchos conocidos, pero que siempre ayudan a refrescar y lograr un mejor entendimiento
del tema a tratar. Esto es la respuesta a preguntas como: ¿En qué consisten los sistemas
financieros y de dónde provienen? ¿Cuál es su objetivo esencial y en qué reside su
trascendencia económica y social?
Precisamente, la génesis de los sistemas financieros se encuentra condicionada por el
surgimiento del dinero como medio de intercambio generalizado en la economía de un país,
y la misma reside fundamentalmente en el importante desarrollo de mecanismos y formas
de ahorro e inversión.
La propia evolución de la humanidad lleva al surgimiento de economías monetarias, en las
que existen agentes económicos con excedentes financieros –ahorro– interesados en recibir
un determinado beneficio por la cesión temporal de sus superávits; a la vez, existen otros
agentes económicos deficitarios y necesitados de recursos monetarios para intervenir en la
economía real –inversión–, que están dispuestos a pagar una cierta cantidad de dinero por
disponer de los mismos de forma transitoria.
Este simple proceso de oferta y demanda de recursos financieros desde sus más primitivas
formas hasta las más sofisticadas, conduce a vislumbrar que la misión fundamental del
sistema financiero está dada en captar el excedente de los ahorradores y canalizarlo hacia
204
los prestatarios públicos o privados lo que resulta vital por dos razones: la primera es la nocoincidencia, en general, de ahorradores e inversionistas; la segunda es que los deseos de
ahorradores e inversionistas tampoco necesariamente coinciden, ya sea respecto al grado de
liquidez, seguridad o rentabilidad de los activos emitidos por estos últimos, por lo que los
intermediarios han de llevar a cabo una labor de transformación de activos89,
convirtiéndolos en otros más aptos a los deseos de los ahorradores.
Es por ello que la trascendencia del sistema financiero hay que situarla en relación con los
efectos que se derivan de su actuación sobre oferentes y demandantes de fondos, lo que
condiciona las mutuas e intensas implicaciones entre economía real y sistema financiero. Si
una estructura financiera determinada acelera el crecimiento económico y mejora su
funcionamiento general, al facilitar la movilidad de los fondos hacia su mejor uso, el grado
de desarrollo económico de un país igualmente condiciona de manera sustancial el de sus
sistemas de financiación tanto en la renovación técnica, como en la diversificación de
instituciones y activos financieros.
Sin embargo, no debe perderse de vista que la consistencia de un sistema financiero se
puede encontrar en la capacidad de generar confianza en los distintos agentes económicos,
en especial, en los oferentes de financiamiento, para de esta forma lograr que se capte un
mayor ahorro por parte de los intermediarios; es por ello que si bien debe facilitar el acceso
a éste de las diferentes entidades intermediarias, también debe mantener siempre en alto la
guardia y velar por que se guarden ciertas garantías de solvencia al administrar recursos
ajenos.
En resumen, un sistema financiero es un todo estructurado, formado por el conjunto de
instituciones, activos y mercados, que permite canalizar el ahorro hacia la inversión. De
esta forma se intervinculan como unidad dialéctica las esferas de las finanzas y de la
economía real.
Cada componente del sistema financiero se interrelaciona con el resto; sus funciones se
complementan otorgándole vida, y de esta forma se conforma un mecanismo complejo y
bien estructurado. Es por ello que la salud financiera de este ente depende
indefectiblemente del estado y comportamiento de cada una de sus partes.
89
Un ejemplo de transformación de activos es la actividad bancaria, pues los ahorradores prefieren depositar
su dinero a plazos cortos, mientras que los prestatarios lo solicitan a plazos largos. El banco debe ser capaz
de satisfacer los intereses de ambos clientes y para ello debe desarrollar sus propias técnicas.
205
Interrelación de los componentes del sistema
Instrumentos de Ahorro
Agentes
deficitarios
de recursos
financieros
Instrumentos de inversión
Instituciones
financieras
Agentes
superavitarios
de recursos
financieros
Mercado financiero
Permite interactuar a los agentes a través de instrumentos
que intermedian las instituciones financieras
El flujo excedente de recursos financieros de un grupo de agentes económicos puede ser
transformado en desarrollo de la economía, mediante la actuación de las instituciones
especializadas, que en su labor de intermediación los captan en forma dispersa y en
cantidades atomizadas de la sociedad, transformándolos en caudal de financiamiento de
aquellos otros agentes carentes de recursos para ampliar o acometer nuevas inversiones
económicas.
De forma general, los agentes participantes de un sistema financiero son todas aquellas
instituciones que realizan intermediación financiera o prestan servicio de apoyo o vigilancia
al mismo, y que de una u otra forma necesitan estar en contacto con los protagonistas de
este gran mecanismo, responsables directos de la oferta y demanda de recursos financieros;
en otras palabras, con las emisoras de valores y los inversionistas, quienes representan las
entidades deficitarias y superavitarias de la economía, razón de ser de cualquier sistema
financiero.
Entre las instituciones que acometen la intermediación financiera cabe destacar el sistema
bancario y un grupo de instituciones financieras no bancarias, entre las que encontramos el
sistema bursátil y otras que realizan actividades específicas como: las casas de cambio, las
aseguradoras, las arrendadoras y las empresas de factoraje.
Asimismo, dentro del sistema financiero se encuentra el banco central, institución que no
realiza intermediación financiera, pero que por su importancia y particularidades se le
confiere cierta deferencia. Es precisamente su objetivo esencial una de las particularidades
que lo distingue, pues éste no radica en la maximización de beneficios en términos de
206
ingresos y egresos, sino que se refiere más bien a un concepto etéreo relacionado con el
bienestar social.
Entre sus características muy específicas en el ámbito financiero sobresalen las de ser la
entidad que controla el funcionamiento bancario y el sistema monetario de un país,
teniendo una trascendencia que abarca todo el sistema y de forma indirecta toda la
economía. Su misión fundamental consiste en preservar la estabilidad del valor de la
moneda, y entre sus múltiples funciones90 sobresale la de definir y ejecutar la política
monetaria91 del país, dada su incidencia en el desarrollo económico y en el bienestar de la
sociedad.
Otro de los componentes esenciales del sistema financiero son los medios o soportes, sobre
los cuales recae la tarea de canalizar los excedentes de ahorro y satisfacer las necesidades
de financiamiento, en otras palabras, los activos o instrumentos financieros. Estos son
títulos emitidos por los agentes económicos deficitarios para recabar financiamiento, que
constituyen un medio de mantener riqueza para quienes los poseen, y un pasivo para
quienes los generan.
Todo activo financiero tiene tres características principales, que deben tenerse en cuenta
por su potencial comprador en el momento de tomar una decisión de inversión; éstas son:
la liquidez92, el riesgo93 y la rentabilidad94. Las tres pueden darse en diversos grados, lo
que hace que los inversionistas a la hora de elaborar su cartera de inversión, busquen una
combinación adecuada para satisfacer mejor sus necesidades.
En resumen, se puede decir que los activos financieros son ofertados, demandados e
intermediados por los agentes participantes, y el contexto en el que se negocian es
precisamente los mercados financieros.
90
Cada banco central tiene diferentes márgenes de maniobra y responsabilidades que se adecuan a las
particularidades de su entorno económico, pero en general, todos cumplen las siguientes funciones: ser
agente emisor y financiero del gobierno, así como administrar las reservas internacionales; actuar como banco
de bancos frente a problemas transitorios de liquidez, llegando a fungir como prestamista de última instancia
en el caso que la situación lo requiera; controlar el sistema bancario y financiero del país; garantizar el buen
funcionamiento del sistema de pagos de la economía; diseñar y dirigir la política monetaria del país,
controlando la oferta monetaria y emitiendo las unidades monetarias necesarias para el buen funcionamiento
de la economía.
91
Política monetaria, conjunto de decisiones de política económica que asume el banco central, con el
objetivo de sostener la actividad económica, proporcionando a los agentes financieros la liquidez y los
créditos indispensables para consumir, invertir y producir. Se formula sobre la base de los niveles deseados de
oferta monetaria y de tipos de interés. Para garantizar los objetivos monetarios y, en especial, afectar la
liquidez del sistema, el banco central dispone de un conjunto de instrumentos, dentro de los cuales los más
utilizados son: reservas mínimas obligatorias o encaje legal, ventanilla de descuento, operaciones de mercado
abierto.
92
Facilidad y certeza que tiene un activo financiero en su realización a corto plazo, sin sufrir pérdidas. El
dinero sería el activo plenamente líquido de la economía, ocupando el extremo opuesto de los activos reales.
93
Probabilidad de un activo de que a su vencimiento el emisor cumpla sin dificultad las cláusulas de
amortización; es por ello que está relacionado directamente con la solvencia del emisor y las garantías que se
le incorpore al título.
94
Capacidad de un activo de generar ingresos para su tenedor como pago por ceder temporalmente su
capacidad de compra y de asumir, también temporalmente, un determinado riesgo.
207
Mercados financieros
Constituyen el mecanismo o lugar a través del cual se establece contacto entre los diversos
agentes interesados en negociar activos financieros, o sea, es el medio idóneo donde
interactúan compradores y vendedores para intercambiar activos y dinero, y de esta forma
canalizar el ahorro de la sociedad hacia sectores productivos o de servicios, con
necesidades temporales de recursos.
Para que un mercado financiero sea eficiente debe cumplir una doble función; por un lado,
proporcionar liquidez a los activos, ya que en la medida en que se amplíe y desarrolle el
mercado de un nuevo activo, se logrará con mayor facilidad convertirlo en dinero sin
pérdida y, por otro, disminuir al mínimo posible el tiempo que media desde el momento
que la operación se acuerda hasta que queda totalmente liquidada, es decir, lograr agilidad
operativa.
Existen diversos criterios para clasificar los mercados financieros, entre los que responden
a: forma de funcionamiento, grado de organización, contexto en el que se realicen las
operaciones, fase en la negociación de los activos y características de los activos
negociados.
CRITERIOS DE CLASIFICACION DE LOS MERCADOS FINANCIEROS
FORMA DE FUNCIONAMIENTO
Mercado directo: cuando los intercambios de activos financieros se realizan directamente entre los
demandantes últimos de financiamiento y los oferentes últimos de fondos, es decir, los agentes –compradores y
vendedores– se encargan por sí mismos de buscar su contrapartida, con una información limitada y sin ayuda
de agentes especializados, aunque, como consecuencia de la existencia de un gran volumen de operaciones, en
ocasiones aparecen en estos mercados agentes especializados, brokers –comisionistas–, que tienen la función de
relacionar a los oferentes y demandantes de activos mediante el cobro de una comisión.
Mercado intermediado: cuando al menos uno de los participantes en cada operación de compra o venta de
activos es un intermediario financiero. Este tipo de mercado es imprescindible para desarrollar los procesos de
inversión en las pequeñas y medianas empresas, ya que la captación de fondos de forma directa está más al
alcance del sector público o de las grandes empresas de reconocida solvencia. En estos mercados es
fundamental el papel que juegan los intermediarios financieros en su función de colocar y más aún de
transformar los activos, convirtiéndolos –una vez adquiridos por ellos– de títulos primarios a títulos indirectos
o secundarios, emitidos por ellos mismos, con una serie de bondades nuevas que los hacen más aptos y
atractivos para su aceptación por las unidades superavitarias. Los bancos son considerados los operadores por
excelencia del mercado intermediado.
208
GRADO DE ORGANIZACIÓN
Mercados organizados: en los que se comercia con muchos títulos de forma simultánea, en un solo lugar
generalmente, y bajo una serie específica de normas y reglamentos; como ejemplo están, las bolsas de valores,
el mercado de divisas y el interbancario.
Mercados no organizados: aquellos en los que sin sometimiento a una reglamentación estricta se intercambian
activos directamente entre agentes o intermediarios, sin necesidad de definir el sitio donde tiene lugar la
transacción, ya que las condiciones de precio y cantidad las fijan libremente las partes y no se precisa la
intervención de un agente mediador, aunque ésta pueda existir.
CONTEXTO EN EL QUE SE REALIZAN LAS OPERACIONES
Mercado interbancario: se refiere a mercados mayoristas y primarios en los que sólo se cruzan operaciones
entre entidades de crédito, el banco central y, en algunos casos, otras instituciones de carácter financiero, con
el propósito de negociar activos a muy corto plazo con un elevado grado de liquidez. La creciente importancia
de este mercado en la actualidad no sólo viene dada por el gran número de entidades que en él participan, y por
los altos volúmenes negociados entre ellas, sino también porque constituyen indudablemente el punto de
referencia básico para la formación de los precios en los diversos mercados financieros.
Mercado no interbancario: los intermediarios que actúan pueden ser no bancarios y también pueden participar
los bancos, ya que las relaciones se extienden entre participantes que no son puramente bancarios.
FASE EN LA NEGOCIACIÓN DE LOS ACTIVOS
Mercados primarios: en los que se intercambian activos financieros de nueva creación, y mercados secundarios,
en los que se comercia con los activos financieros ya existentes, cambiando la titularidad de los mismos, tantas
veces como se admita por el plazo de vencimiento del título.
Mercado secundario: no supone la existencia de un nuevo financiamiento para el emisor, pero es de gran
importancia para garantizar la liquidez de los activos, permitiendo la circulación de éstos entre los agentes y la
diversificación de su cartera, y contribuyendo al fomento del ahorro de la colectividad.
CARACTERÍSTICA DE LOS ACTIVOS NEGOCIADOS
Mercado monetario o de dinero: es un mercado a corto plazo en el que se negocian activos de elevada liquidez,
bajo riesgo y, por consiguiente, menor rendimiento relativo, aunque éste tiene la ventaja de ser fijo.
Mercado de capitales: se negocian activos financieros a medianos y largos plazos, y sus activos pueden generar
rendimientos fijos o variables (dependen de la existencia y reparto de beneficios en la entidad emisora).
Por el importante desarrollo alcanzado de las innovaciones
mencionarse como parte de esta clasificación, el mercado de
contratos de instrumentos de cobertura, ante posibles riesgos de
interés, tipos de cambio u otros tipos de precios de los activos.
financieras95
95
financieras en los últimos tiempos, debe
derivados, que trata la negociación de los
mercado, ya sea por la variación de tasas de
Ejemplo de ellos: los futuros y las opciones
Los derivados financieros son instrumentos que “derivan” sus precios de los rendimientos registrados por
los activos subyacentes en los mercados monetarios, de divisas y bursátiles. Un futuro es un compromiso de
compraventa de un activo aplazado en el tiempo, donde tanto el comprador como el vendedor del contrato
asumen obligaciones de concluir la operación, mientras que la opción es un contrato que da exclusivamente al
209
Los mercados financieros se han desarrollado vertiginosamente a escala internacional
durante las tres últimas décadas influyendo decisivamente en ello el auge de los sistemas de
cómputo y comunicaciones, la alta volatilidad de las tasas de interés96 y los procesos de
desregulación y liberalización financiera. Estos factores han favorecido el desarrollo de los
mercados bursátiles y el intercambio de los activos financieros por medios electrónicos.
Asimismo, el proceso de globalización ha favorecido la internacionalización de los
mercados financieros, con efectos positivos y negativos como es, en el primer caso, el
desarrollo de un gran movimiento internacional de dinero de forma inmediata, que pudiera
significar rápido financiamiento y, en el segundo caso, la ampliación de los canales de
transmisión a través de los cuales se difunden a todo el mundo efectos no deseados como
son desequilibrios y crisis, que sacuden inicialmente a un país y terminan por afectar en
menor o mayor grado a la mayoría de los países.
En resumen, el desarrollo de la economía mundial en la actualidad presenta el mercado
financiero como un haz de mercados, en el que afluyen distintos tipos de actividades que,
sin perder su esencia, presuponen la participación de otras, desdibujándose los limites entre
unos y otros; este es el caso de que un mercado puede ser primario (colocación de la
emisión de un titulo), a la vez organizado (actuación del banco central al realizar una
subasta de valores) y monetario (letras del Tesoro a seis meses). Asimismo, este principio
se cumple en la interrelación y dependencia de los participantes en los mercados
financieros, que se superponen y fusionan, al punto que surgen nuevas entidades como son
los grupos financieros97, capaces de asumir un abanico de ofertas de servicios tan variados,
que les permite competir más eficientemente, aprovechando al máximo las economías de
escala que de esta forma se generan.
Antecedentes históricos y evolución del sistema financiero cubano
El nacimiento del sistema financiero cubano se produjo hace 167 años, a través de las casas
que realizaban operaciones de ahorro, préstamo y descuento. Sin embargo, transcurrieron
dos décadas para que se crearan los primeros bancos, entre ellos: la Real Caja de
Descuentos y el Banco de Comercio, en 1854. Dos años más tarde, aparece el Banco
Español de La Habana, que incorpora a la Real Caja de Descuentos y se convierte en 1881
en el Banco Español de la Isla de Cuba, con facultad de emisión. El proceso de creación de
nuevos bancos y casas comerciales continuó hasta finales del siglo, aunque paralelamente
comprador de la opción, previo pago de una prima, el derecho y no la obligación a ejercer la misma al término
del contrato.
96
La alta volatilidad de las tasas de interés, que se inició a partir del colapso del sistema monetario de
Bretton Woods en 1971, generó que los participantes de los mercados financieros internacionales perdieran
interés por instrumentos no líquidos y, en consecuencia, se incrementó significativamente el volumen operado
y el rango de los instrumentos disponibles en los mercados de dinero.
97
Los grupos financieros pueden incluir una institución de banca múltiple o universal (realiza actividades de
banca tradicional y de banca de inversiones), una casa de bolsa y operadoras de sociedades de inversión. En
general, un grupo financiero se puede integrar a partir de una sociedad controladora y al menos tres de las
entidades señaladas.
210
tuvo lugar la quiebra de muchas de ellas, llegando al final del siglo XIX, con solo dos
bancos sobrevivientes.
Desde inicios del siglo XX, establecer una moneda propia constituyó una aspiración
nacional, es por ello que en 1914 surge la ley que daría vida al sistema monetario nacional
y que tenía como base el oro y como unidad el peso, no previéndose la emisión de papel
moneda, con lo que de inicio se ratificó la vigencia de la moneda norteamericana.
Durante los primeros veinte años, particularmente en el período 1914-1918 en que se
desarrolla la Primera Guerra Mundial, se produce un auge de la producción azucarera y
con ello se estimula la creación de alrededor de 38 nuevos bancos, la mayoría con una
fuerte presencia de capitales extranjeros; entre ellos, el Banco de La Habana (1906), creado
con capitales norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes.
En 1920 se produjo una crisis que duró más de una década, provocada por el descenso
súbito del precio del azúcar y el “crac bancario interno” que trajo consigo. Esta etapa
estuvo caracterizada por la quiebra de la mayoría de los bancos cubanos, entre ellos el
Banco Nacional de Cuba (1901-1921), debido a la insolvencia de sus deudores y por el
predominio de los bancos extranjeros, que por el respaldo de sus casas matrices pudieron
sobrevivir a la crisis.
Asimismo, en 1934 se desmonetiza el oro y se establece la plata como nuevo patrón
metálico con fuerza liberatoria ilimitada. Entonces, se emiten los primeros billetes que
fueron designados como certificados de plata en virtud de su respaldo, y que finalmente
resultan desmonetizados en 1953.
No es hasta mediados de los años treinta que comienza a observarse cierta reanimación en
la economía, la cual cobra fuerza durante los años de la Segunda Guerra Mundial (19411945), con el resultado de un incremento en la actividad crediticia vinculada
fundamentalmente a la producción azucarera y al comercio importador, estimulando el
resurgimiento de la banca privada nacional. En 1941, aún cuando existían 77 entidades
bancarias, el grueso de las operaciones prácticamente se realizaban por 10 grandes
empresas bancarias comerciales, seis de ellas extranjeras y sólo cuatro cubanas98.
En 1939 la necesidad de un control de cambio determina la creación del Fondo de
Estabilización de la Moneda, que estableció a los exportadores el trueque por plata de un
porcentaje de sus divisas (dólares) obtenidas, con lo cual el gobierno pagaría
fundamentalmente parte de la deuda externa del país.
No obstante, la inestabilidad del sistema bancario por una parte, así como la del sistema
crediticio y su papel en la dependencia económica, por la otra, se agravaban en cierta
medida por la ausencia de un banco central que regulara y diera flexibilidad al sistema
bancario. Es por ello que a partir de la promulgación de la nueva Constitución de la
98
Los activos de los 10 principales bancos se distribuían de la siguiente forma: tres canadienses con el
43,7%; tres norteamericanos con el 36,9% y tres cubanos con el 19,4%.
211
República de Cuba en 194099, se consigna que la moneda y la banca fueran reguladas y
fiscalizadas por el Estado, encargando a éste la fundación del Banco Nacional de Cuba
como entidad de banca central; sin embargo, los intereses imperantes hicieron que el
proyecto se dilatara ocho años en su aprobación.
Es en 1948 cuando se aprueba finalmente la Ley constitutiva para la creación del Banco
Central, pero no es hasta 1950 que comienza a operar de forma efectiva bajo el nombre de
Banco Nacional de Cuba100, con funciones de órgano emisor de la nación, y con autonomía
orgánica, personalidad jurídica independiente y patrimonio propio. Además, entre sus
características se encontraban: ser el encargado de centralizar las reservas monetarias;
vigilar y regular el crédito; crear y retirar medios de pago; efectuar operaciones de
redescuento; actuar como agente financiero del Fondo de Estabilización de la Moneda,
cooperando con éste en la política cambiaria de la nación, y ser consejero económico del
Estado, entre otras.
En 1950 fue creado el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC) con el
propósito de unificar la política nacional de fomento de la producción y facilitar el
financiamiento de aquellas industrias que obtenían su materia prima de la agricultura.
Entre 1952 y 1955 surgieron otras instituciones financieras como el Fondo de Seguros de
Depósitos Bancarios (1952), la Financiera Nacional, S.A. (1953), el Fondo de Hipotecas
Aseguradas (1953), el Banco Cubano del Comercio Exterior (1954) y el Banco de
Desarrollo Económico y Social (1955).
Por su parte, el Banco Nacional de Cuba, caracterizado por seguir una política monetaria
expansionista, no se limitó sólo al redescuento inmediato y fácil de los créditos a la banca
privada, sino que extendió esa tendencia a diferentes organismos paraestatales, lo que trajo
como resultado la pérdida casi total de los activos internacionales netos y el incremento de
la ya voluminosa deuda pública que tenia su génesis en los déficits presupuestarios.
Entre el 10 de marzo de 1952 y el 31 de diciembre de 1958, los activos internacionales de
la nación sufrieron un drenaje del 79,4 por ciento de las reservas monetarias. Al cierre de
este período el 70,3 por ciento de las reservas monetarias estaban pignoradas en garantías
de préstamos en dólares obtenidos por el Banco Nacional de Cuba y otros organismos de
crédito paraestatales.
A partir del triunfo de la Revolución Cubana de 1959 el Banco Nacional de Cuba
comienza a aplicar las primeras medidas encaminadas a evitar la extracción de fondos por
parte de funcionarios y colaboradores del régimen anterior. El nivel de reservas bancarias
en ese momento es tan bajo que impide mantener el libre cambio de la moneda y establecer
un sistema de control de cambios y pagos internacionales, así como otras medidas de
control monetario.
99
A partir de 1940, el Ministerio de Hacienda fue el encargado de emitir los certificados de plata, situación
que estuvo vigente hasta 1949, en que desaparecen los mismos en virtud de lo dispuesto por la ley que crea al
Banco Nacional de Cuba.
100
Creado mediante la Ley No. 13 del 23 de diciembre de 1948.
212
Durante el año 1960 se produce la extinción de importantes entidades bancarias cubanas y
la nacionalización de la banca norteamericana, así como de las entidades bancarias
nacionales y extranjeras, en casi su totalidad101.
Este proceso de nacionalización condiciona el comienzo, en el Banco Nacional de Cuba, de
la realización de funciones inherentes a la banca comercial, de fomento y de operaciones
con la población, dando lugar con ello a una concentración de funciones y a un sistema
bancario único e integral; sin embargo, no es hasta 1961 que la Ley No. 930 –Ley Orgánica
del Banco Nacional de Cuba– centraliza en un mismo banco las funciones de banco central,
de inversiones, de operaciones internacionales, comerciales y de ahorro, efectuándose
también en ese mismo año el canje obligatorio de los billetes que estaban en uso por otros
con nuevos diseños.
En lo que respecta a las relaciones con los organismos financieros multilaterales, el
gobierno cubano decide no ratificar en 1960 el ingreso de la nación al Banco
Interamericano de Desarrollo. Respecto al Banco Mundial y al Fondo Monetario
Internacional, organismos de los que Cuba fue miembro constitutivo en 1945, se adopta la
misma decisión de retiro en 1960 y 1964, respectivamente.
Durante los años 70 las relaciones del Banco Nacional de Cuba con la comunidad bancaria
y financiera internacional crecen y se fortalecen, fundamentalmente con la entrada de Cuba
en el CAME en 1972 y el acceso a la suscripción de importantes acuerdos de crédito a
mediano y largo plazos. En ese mismo año (1972) se funda en la plaza financiera de
Londres el Havana International Bank Ltd. (HAVINT), subsidiaria del Banco Nacional de
Cuba, con el fin de ampliar las relaciones financieras internacionales del país. Asimismo,
se establecen oficinas de representación en Zurich, Tokio, Madrid y Ciudad de Panamá.
Desde 1980 se comienza a mostrar una contracción en los vínculos financieros con el
exterior, dada en lo fundamental por la reducción de préstamos bancarios, situación
marcada por presiones políticas, pues todas las obligaciones financieras se cumplían con
exactitud. Estas circunstancias, unidas a la reducción de los precios de productos básicos
como el azúcar, y al incremento en las tasas de interés, hacen que Cuba se vea
imposibilitada de cumplir con las obligaciones de pago y la obligan a iniciar un proceso de
reprogramación, lo cual resulta complejo al no contarse con el apoyo de los organismos
financieros multilaterales y tener que afrontar presiones de todo tipo, que obstaculizaban
este proceso.
En el orden interno se producen algunos cambios para hacer más eficiente el sistema
bancario nacional: el primer paso se dio en 1983 con la creación del Banco Popular de
Ahorro, el cual asume las funciones de caja de ahorro de la población, que hasta ese
101
Los bancos estadounidenses nacionalizados fueron: The First National City Bank of New York, The First
National Bank of Boston y The Chase Manhattan Bank. Entre los bancos canadienses que el Banco Nacional
de Cuba adquiere en 1962, se encuentran: The Royal Bank of Canada y The Bank of Nova Scotia. Además,
se incorpora el BANFAIC y el Banco de Desarrollo Económico y Social al Instituto Nacional de la Reforma
Agraria (INRA), y se disuelven: la Financiera Nacional, el Fondo de Hipotecas Aseguradas, el Fondo de
Seguros de Depósitos y el Fondo de Estabilización de la Moneda. Sólo se mantiene operando por un tiempo
más, el Banco Cubano del Comercio Exterior.
213
momento también estaban concentradas en el Banco Nacional de Cuba; el segundo paso
trata de la promulgación, en 1984, de un nuevo Decreto Ley sobre el sistema bancario, en el
cual se acentuaba el papel rector del Banco Nacional de Cuba y se detallaban los
procedimientos para la creación de nuevos bancos. En ese mismo año, sobre las bases de
este documento, se otorga una licencia para el establecimiento del Banco Financiero
Internacional, entidad independiente que opera como banco comercial especializado en
operaciones con el exterior.
A finales de la década del ochenta el mapa geopolítico del mundo comienza a cambiar por
la extinción de los sistemas socialistas de los países de Europa Oriental, proceso que
irrumpe unos años después en la antigua URSS, con la agravante de su desintegración
como estado multinacional y la pérdida de contrapeso del poder norteamericano en las
decisiones de política mundial. Es este el contexto donde los países europeos integrantes
del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) abandonan las prácticas de comercio
internacional mutuo, basadas en términos de intercambio justos y en la igualdad de
derechos de sus integrantes, para sustituirlas por relaciones de competencia y libre
mercado, sacrificando con ello la razón para la permanencia de un organismo multilateral
de colaboración e integración.
La desaparición del CAME lleva a la pérdida de mercados para las exportaciones cubanas,
provocando una merma en los ingresos en divisas, lo que unido a la interrupción del
financiamiento blando de los países ex socialistas europeos, principalmente de la extinta
URSS, impactan negativamente en todo el funcionamiento del país, obligando a una
reorientación de las relaciones económicas internacionales en función de la nueva situación
imperante.
En los primeros años de la década del noventa se inicia el proceso de reorientación de la
economía cubana, el cual implicó, entre otros aspectos, la descentralización de diversas
actividades como la producción agrícola y el comercio exterior. Por otra parte, se
incrementó significativamente el número de oficinas de representación de firmas
extranjeras, que ya suman más de 600, y son más de 300 las entidades con participación de
capital extranjero. Asimismo, más de 70 entidades estatales comenzaron a operar sus
propias cuentas en divisas y se estimuló el trabajo por cuenta propia, que ya es ejercido por
más de 175 mil personas.
Importantes decisiones en el ámbito financiero se producen en este período; una de ellas es
la despenalización de la tenencia de divisas, mediante el Decreto-Ley No. 140 del 13 de
agosto de 1993. A partir de ese momento el sistema monetario cubano tiene la característica
de una doble circulación monetaria entre el peso cubano y el dólar estadounidense, así
como la particularidad de la existencia del peso cubano convertible como sustituto del dólar
para algunas transacciones internas, específicamente por parte de la población.
Los cambios en el contexto en el que se desarrollaba la economía real implicaron nuevas
relaciones monetarias, financieras y crediticias, condicionando la necesidad de llevar a
efecto una reorganización del sistema bancario nacional. Adicionalmente, la necesidad de
acceder a todas las vías posibles de crédito externo requería la existencia de un grupo de
214
entidades bancarias y financieras que ayudaran a las empresas en este propósito y que
actuaran como intermediarias y promotoras de su gestión financiera internacional.
Al respecto las autoridades del país se pronunciaron públicamente, considerando que
específicamente en el sector bancario es grande el reto que aún tenemos por delante, pues
se trata de diseñar e implementar un sistema bancario que se corresponda con las
transformaciones económicas que tienen lugar en el país, que provea canales de pago
rápidos, seguros y efectivos, que viabilice el ahorro hacia los usos donde produzcan un
mayor rendimiento y, en general, que garantice el funcionamiento de la economía, con un
banco central capaz de ejercer una función de supervisión efectiva y proponer e
implementar la política monetaria que permita alcanzar los objetivos económicos que el
país se plantea.102
Reestructuración del sistema financiero
La reestructuración del sistema bancario se visualiza a mediados de los años 90 y se ejecuta
de forma gradual, revelándose totalmente al surgir la banca central y conformarse toda una
estructura del sistema financiero. Este proceso tiene un basamento legal dado en los
decretos leyes No. 172 y 173 de 1997, del Banco Central de Cuba (BCC) y de los bancos e
instituciones financieras no bancarias, respectivamente.
En 1994 el sistema financiero cubano tenía como integrantes el Banco Nacional de Cuba
(aún con carácter de banco central y comercial), el Banco Popular de Ahorro, el Banco
Financiero Internacional S. A., el Banco Internacional de Comercio S.A., y oficinas de
representación de dos bancos extranjeros: el ING Bank N. V. y el Netherland Carribean
Bank N. V.
La reestructuración del sistema bancario cubano se propuso desde un inicio tres objetivos
básicos103:
ƒ
Elevar la capacidad tecnológica y operativa de las agencias bancarias nacionales,
mediante la introducción acelerada y a gran escala de los más modernos medios de
procesamiento automatizado de la información, las comunicaciones y la recalificación
del personal para obtener los mayores resultados de estos medios.
ƒ
Dotar al sistema de un grupo de entidades financieras con la versatilidad de formas
organizativas e institucionales requeridas para responder a las necesidades de crédito y
servicios bancarios del país y apoyar el desarrollo de los vínculos de las empresas e
instituciones con los mercados financieros externos.
ƒ
Dejar establecido un sistema bancario de dos niveles, supervisado por una sólida
institución (su banco central) que, además, sea capaz de ocuparse de la emisión
102
Soberón, Francisco. Intervención en el acto por la conmemoración del 45 aniversario de la creación de la
banca central en Cuba. La Habana, 20 de noviembre de 1995. p. 14.
103
Banco Central de Cuba. El Sistema Bancario y Financiero de Cuba. La Habana: BCC 1998 (3a. ed.).
p. 15-16.
215
monetaria, proponer y ejecutar la política monetaria más conveniente a los intereses del
país y conducir el proceso de normalización de las relaciones financieras
internacionales.
Según la ley, las instituciones financieras cubanas pueden constituirse de dos formas: como
instituciones o entidades estatales y como instituciones no estatales o sociedades anónimas.
Las instituciones financieras estatales tienen carácter autónomo, personalidad jurídica
independiente y patrimonio propio; deben cubrir sus gastos con sus ingresos y no
responden por las obligaciones del Estado, sus organismos, órganos, empresas y otras
entidades económicas, excepto en el caso de que las asuman expresamente, mientras que
las sociedades anónimas deben tener un capital representado por acciones nominativas
suscritas y pagadas totalmente, permitiéndose la aportación de capital extranjero dentro de
los límites (proporción de participación de capitales extranjeros en relación con el capital
total) que establezca el banco central.
La estructura del sistema financiero cubano se ha modificado considerablemente en el
transcurso de los últimos seis años con la presencia no sólo del Banco Central de Cuba,
sino también de un sistema bien delimitado de instituciones financieras bancarias y no
bancarias, así como de un grupo financiero denominado Nueva Banca (NB), que controla
siete de estas instituciones. En resumen, el actual sistema financiero se encuentra
conformado por un banco central, ocho bancos comerciales (tres pertenecen a NB); 14
instituciones financieras no bancarias (cuatro pertenecen a NB); 17 oficinas de
representación, de ellas 13 de bancos extranjeros y cuatro de instituciones financieras no
bancarias.
216
BANCO CENTRAL DE CUBA
BANCO
NACIONAL
DE CUBA
BANCO
POPULAR
DE AHORRO
GRUPO
NUEVA
BANCA S.A.
BANCO DE
CRÉDITO Y
COMERCIO
507
SUCURSALES
BANCO
BANCO
INTERNACIONAL
DE COMERCIO S.A METROPOLITANO S.A.
BANCO
FINANCIERO
INTERNACIONAL
214
SUCURSALES
CASAS DE
CAMBIO S.A.
FINANCIERA
NACIONAL S.A.
BANCO DE
COMPAÑÍA
INVERSIONES S.A FIDUCIARIA S.A.
88
CADECAS
4
SUCURSALES
FIMEL
S.A.
FINALSE
S.A.
FINAGRI
S.A.
PANAFIN
S.A.
FINCIMEX
S.A.
C. F. A,
S.A.
FINANCIERA
IBEROAMERICANA
S.A.
13 Oficinas de
Representación de
bancos extranjeros y
4 de instituciones no
bancarias extranjeras
Instituciones financieras
no bancarias
RAFIN
S.A.
BANCO
EXTERIOR
DE CUBA
ALFI
S.A.
FINATUR
S.A.
NOTA: Al concluir este artículo estaban próximas a ser aprobadas otras instituciones
financieras no bancarias.
217
INTER
HOLDING S.A.
El sistema financiero cubano también incluye un subsector de seguros formado por dos
empresas principales: Empresa de Seguros Internacionales de Cuba, S.A. (ESICUBA) y la
Empresa de Seguro Estatal Nacional (ESEN)104, supervisadas por la Superintendencia de
Seguros, adscrita al Ministerio de Finanzas y Precios. También existe una serie de
financieras vinculadas con asociaciones de productores o uniones empresariales, que
funcionan como departamentos de tesorería de esas agrupaciones.
En estos momentos se mantiene operando el Havana International Bank Limited (HAVINT)
en Londres, y oficinas de representación del Banco Nacional de Cuba en Madrid y Pekín.
Respecto a las particularidades del Banco Central de Cuba, éste surge con las facultades de
autoridad rectora, reguladora y supervisora de las instituciones financieras (bancarias y no
bancarias) y de las oficinas de representación que radican en el país. En su condición de
banco central debe velar por la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional,
contribuir al equilibrio económico y al desarrollo ordenado de la economía, custodiar y
administrar las reservas internacionales del país, asegurar el normal funcionamiento de los
pagos internos y externos, así como ejercer las funciones relativas a la disciplina y
supervisión de las instituciones financieras y las oficinas de representación.
Asimismo, una función de gran importancia que debe desarrollar el Banco Central de Cuba
es la de proponer y aplicar una política monetaria que tenga como objetivo primordial el
control de la base monetaria. Debe puntualizarse que entre sus facultades no está la de
emitir moneda nacional para cubrir déficit entre los ingresos y gastos del Presupuesto del
Estado, salvo que así lo determine el Consejo de Estado, dentro de los límites que dicho
órgano establezca. Además, es de su competencia enfrentar toda la estrategia referida a la
deuda externa del país.
Por otra parte, las instituciones financieras están facultadas por ley a vender, comprar,
custodiar y administrar activos monetarios y otros títulos o valores, así como efectuar
transferencias, inversiones, suscripciones, consultas bancarias, garantías, fideicomisos,
operaciones de compensación, de cambio extranjero y otras operaciones de giro por su
propia cuenta y por cuenta de terceros. La ley confiere solamente a las instituciones
financieras bancarias la autorización de abrir y operar cuentas de depósitos en cuentas
corrientes, de ahorro y a término, así como pagar sus intereses.
Los bancos cubanos, en su mayoría, pueden dar servicios de banca múltiple, por lo que,
además de realizar las operaciones características de la banca tradicional, pueden realizar
las funciones inherentes a un banco de inversión, específicamente la suscripción de valores.
La modernización del sistema bancario nacional se expande, naturalmente, al aspecto
tecnológico. Con este propósito, durante 1995 y 1996 se lleva a cabo el proceso de
automatización de 500 sucursales y casas matrices del sistema bancario nacional, utilizando
104
ESICUBA, se encarga del seguro internacional en operaciones vinculadas con importaciones y
exportaciones de mercancías al cubrir los riesgos de barcos y aviones, mientras que ESEN abarca el mercado
nacional en coordinación con el Banco Popular de Ahorro y se concentra fundamentalmente en los seguros de
automóviles y de cosechas.
218
softwares elaborados por especialistas cubanos, que se fueron ajustando en función de las
necesidades crecientes del sistema bancario105. Para ello se instalaron unas 11 000
computadoras personales y se entrenaron en las nuevas técnicas alrededor de 15 000
trabajadores bancarios.
Desde 1997 comienza a operar una red de cajeros automáticos que en estos momentos
continúa en plena expansión por todo el país. Además, en ese año se comenzaron a hacer
transacciones en tarjetas de banda magnética, que en estos momentos operan tanto en
moneda nacional, como en moneda convertible con una emisión de más de 55 000 y un
haber que supera las 600 mil operaciones. Por otra parte, los bancos cubanos que realizan
transacciones internacionales quedaron conectados al SWIFT106 desde finales de 1998, lo
que constituye una garantía en la transmisión de mensajes financieros tanto por la rapidez,
como por la seguridad de este sistema.
Actualmente, más del 50 por ciento de la red bancaria nacional está interconectada
electrónicamente y se espera que ya en el 2001 se tenga concluida la total interconexión
para el funcionamiento de un sistema de pagos en tiempo real, lo que redundará en mayor
eficiencia, seguridad y dinamismo en la actividad financiera nacional.
En resumen, han sido significativos los logros alcanzados en el cumplimiento de los
objetivos básicos de la reestructuración del sistema bancario, tarea en la que se encuentra
fuertemente involucrado el Banco Central de Cuba. Arduo ha sido el camino recorrido y
profundas las transformaciones realizadas en las finanzas y la banca; fruto de ello es la
existencia de nuestro actual sistema financiero que, aunque insuficiente todavía, se
distingue por no haber perdido la esencia misma del sistema económico que lo nutre en su
intento de insertarse en un mundo cada vez más globalizado y discriminatorio: todo un reto
en el presente y también en el futuro para cualquier nación.
105
El Sistema Automatizado para Banca Internacional de Comercio (SABIC), creado por especialistas
cubanos para el Banco Internacional de Comercio S.A. (BICSA), ha sido utilizado con éxito también por
otras instituciones. El SABIC está compuesto por los elementos imprescindibles para el tratamiento y
contabilización multimoneda y en tiempo real, de las operaciones de una oficina bancaria o institución
financiera, permitiendo ejercer el control de existencia de fondos, requerido para la extracción de dinero de
una cuenta de cliente y, además, conocer en cada momento la posición financiera global de la entidad.
106
SWIFT: Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication.
219
LA OTRA CARA DE LOS SISTEMAS
DE PAGOS∗
Marlié León Simón
Especialista
Dirección de Asesoría Jurídica
Banco Central de Cuba
∗
Publicado en la Revista del Banco Central de Cuba, publicación trimestral julio/septiembre del 2000, No. 3.
220
LA OTRA CARA DE LOS SISTEMAS DE PAGOS
A inicios de la década de los ochenta el tema sobre los sistemas de pagos no ocupaba un
lugar cimero en los objetivos fundamentales de un banco central.
A partir de los noventa estas instituciones reconocieron los vínculos, tanto operacionales
como de política, que existen entre el sistema de pagos y otras responsabilidades
fundamentales de los bancos centrales, colocándose el adecuado funcionamiento y la
correcta salvaguarda de los sistemas de pagos entre las prioridades de estas instituciones.
Por estas razones comienzan a tener una participación más activa, iniciando procesos de
reformas.
Nuestro país no ha estado al margen de este proceso por lo que a partir de 1997 comenzó a
desarrollarse una estrategia encaminada a establecer un moderno y eficiente sistema de
pagos, vinculado con el desarrollo tecnológico de la actividad informática y de
comunicaciones, que se ha logrado en el país, y con las experiencias internacionales en la
materia, en la medida en que son aplicables en nuestras condiciones y peculiaridades.
Este proceso continúa, por lo que todos los participantes en nuestro sistema de pagos, en
especial los trabajadores del sistema bancario, deben conocer el papel y la responsabilidad
que tienen sus instituciones en el diseño, manejo y supervisión del sistema de pagos en
Cuba, por lo que resulta de vital importancia profundizar en conceptos claves relacionados
con este tema.
Evolución y concepto
La concepción de los fenómenos relacionados con los cobros y pagos no se conciben en un
ambiente de caos, el sistema resulta indispensable aun en los estadios menos
evolucionados.
El sistema de pagos es parte integrante del sistema monetario de un país y consiste en un
conjunto de reglas, instituciones, instrumentos utilizados y mecanismos técnicos por medio
de los cuales las obligaciones financieras en las que incurren los agentes económicos son
canceladas mediante trasferencias de valor monetario.
Los sistemas de pagos han evolucionado durante siglos, y con ellos también ha
evolucionado la forma del dinero. Desde los pagos realizados con metales preciosos, papel
moneda, moneda cartular, hasta los modernos sistemas basados en la electrónica, se ha
demostrado en este proceso evolutivo que el sistema de pagos tiene como objetivo
establecer los mecanismos mediante los cuales el dinero pueda cumplir su función como
medio de pago, independientemente de las otras cualidades del dinero.
Estructura y participantes
La estructura del sistema de pagos puede diferir de un país a otro y esto influirá, junto a
otros factores financieros, económicos y políticos, en las funciones asignadas al banco
central. Los factores estructurales más importantes son:
221
) El nivel de expansión y densidad de implantación geográfica del sistema Bancario.
) La oferta de servicios en el segmento de medios de pago y las facilidades de utilización
del dinero bancario, aspecto en el que tiene gran importancia el factor de la tecnología
aplicada correspondiente tanto en materia informática, como de telecomunicaciones.
) La intensidad de empleo del sistema por todos los agentes económicos.
La estructura de un sistema de pagos está formada por los organismos públicos que ejercen
alguna influencia sobre éste y por las instituciones financieras oferentes de instrumentos de
pagos. Aunque es importante señalar que cada vez con mayor fuerza otras entidades,
incluso no financieras, actúan como emisores de instrumentos de pago, haciendo más
compleja la estructura del sistema.
Los usuarios del sistema de pagos son las personas naturales y jurídicas, residentes o no en
el Estado, así como toda clase de instituciones y organismos de las diversas
administraciones públicas, que ocupen una posición acreedora o deudora en las
transacciones económicas.
La jerarquía dentro del sistema de pago
Esta jerarquía se describe como una “pirámide invertida”. En el extremo superior de la
pirámide invertida está la amplia base de actores económicos cuya actividad diaria en la
economía da lugar a las obligaciones de pagos.
Todos los actores económicos en la base de la pirámide invertida tienen una cosa en
común: incurren en obligaciones de pagos y descansan en los bancos para los servicios que
les permiten descargar esas obligaciones. Estas instituciones bancarias conforman
precisamente el próximo nivel más estrecho de la pirámide.
Por último, en el pináculo se encuentra el banco central, que mantiene cuentas para cada
institución bancaria y sirve como autoridad respecto a la liquidación, ya que esta institución
ofrece la liquidación interbancaria final.
Es aceptado universalmente que la liquidación interbancaria final se logra mejor mediante
la transferencia de los saldos como tenencias en las cuentas en el banco central, debido a
222
que esta institución no le ocasiona riesgos de liquidez ni de crédito a sus tenedores de
cuentas.
El banco central y sus funciones en el sistema de pagos
Es evidente que el banco central y el sistema bancario proporcionan la mayor parte de los
medios de pagos aptos para consumar la liquidación de las transacciones económicas y
financieras entre toda clase de agentes económicos.
La creación de dinero bancario, es decir, dinero fiduciario, se realiza a través de los
numerosos instrumentos financieros y depósitos, y aunque es controlada indirectamente por
el banco central, su volumen concreto es el resultado de la actividad de todos los
intermediarios financieros, fundamentalmente el sistema bancario, que a su vez siempre
actúa condicionado por la demanda de fondos de todos los agentes económicos y las
posibilidades de creación del dinero mediante la expansión del crédito y el mencionado
control del banco central.
En sus inicios los bancos centrales tuvieron dos funciones típicas: la emisión de billetes y el
servicio de tesorería y préstamos al Estado. El desarrollo del sistema bancario y de la
circulación fiduciaria obligó a implantar funciones de supervisión y ordenación en toda la
actividad bancaria, entre las cuales se encuentra la de los cobros y pagos con dinero
efectivo y con dinero bancario; y a este sistema se incorporan activos financieros que tienen
la cualidad de ser extremadamente líquidos. Por consiguiente, las funciones de supervisión
y ordenación del sistema de pagos, con diferentes fórmulas y capacidad de maniobra, se
van atribuyendo a los bancos centrales en los principales países.
En la mayoría de las cartas constitutivas de los bancos centrales se establece la obligación
de velar y asegurar el normal funcionamiento de los pagos internos y externos del país.
En lo que respecta a los pagos internos, los bancos centrales tienen funciones de
responsabilidad, de dirección y gestión importantes en el sistema de pagos, porque al
concentrarse en la actividad bancaria e interbancaria la mayor parte de los flujos de activos
líquidos en manos del público, tienen la cobertura legal suficiente para ello. Un banco
central lleva una ventaja comparativa inherente: la de ser liquidador de última instancia, lo
que ninguna otra institución puede hacer.
El comportamiento de la política monetaria, la panorámica de los mercados bancarios y
financieros y la estabilidad del sistema de pagos son partes del mandato global del banco
central. Al aceptar este mandato contribuye a mantener la confianza del público dentro del
sistema financiero del país, aun en los momentos de crisis. Sin eficiencia o desconfianza
por parte de la población con respecto al sistema de pagos, incluso las transacciones
financieras más simples y rutinarias pueden convertirse en una verdadera agonía.
El banco central está directamente comprometido con el funcionamiento fluido del sistema
de pagos, debido a los vínculos existentes entre éste y otras responsabilidades claves que
desempeña. Un sistema seguro y eficiente es imprescindible para el mantenimiento de
223
mercados bancarios y financieros apropiados, y es el canal necesario para poder llevar a
cabo las acciones de política monetaria.
La política monetaria y el sistema de pagos
Si bien el objetivo del banco central debe ser el mantenimiento del valor adquisitivo de la
moneda, un objetivo subordinado y complementario consiste en propiciar el
funcionamiento adecuado del sistema de pagos.
Existe un vínculo directo entre el sistema de pagos y la ejecución de la política monetaria,
debido a la influencia de las operaciones de este sistema en la utilización de la existencia
monetaria por parte del público.
El pago de las transacciones entre los actores económicos en una economía moderna y
desarrollada, a menudo se efectúa utilizando el depósito monetario en los bancos. El
resultado de la compensación y la liquidación de los pagos es que un ejecutor económico
obtiene un depósito bancario, el cual representa un componente de la “moneda” de otro
actor económico. De este modo, el sistema de pagos relaciona la actividad económica y la
moneda. La eficiencia con la que el dinero bancario es utilizado está determinada por la
eficacia del sistema mencionado. Por ejemplo, el tipo de instrumento de pago utilizado, la
longitud y variabilidad de los intervalos de tiempo entre la iniciación y la terminación del
pago, afectan los balances de las partes respecto a las transacciones, así como a los bancos
comerciales. Este fenómeno es conocido como el flotante del sistema de pagos que es una
variable importante en la ecuación de la oferta monetaria:
Oferta monetaria (OM)= m x base monetaria(BM) (1)
donde m es el multiplicador monetario, el cual muestra cuánto cambia la oferta monetaria
por una variación en la base monetaria.
La fórmula de la base monetaria, partiendo de los usos de la base, es:
BM = billetes y monedas en circulación + las reservas de bancos (2)
Esta fórmula no expresa los factores que determinan la base (las fuentes de la base), por lo
que visto desde las fuentes de la base sería:
BM = financiamiento al gobierno + préstamos a bancos + variación de las Reservas
Internacionales + flotante + otros activos del banco central - obligaciones del banco central
(3) La ecuación tres demuestra que de producirse un aumento del flotante interbancario, la
base monetaria se incrementa por tener una relación positiva, lo que, por consiguiente,
produce un aumento de la oferta monetaria, pudiendo presentarse alguna presión
inflacionaria si este flotante es muy elevado, ya que se produce un crédito ilimitado.
Es decir, el flotante que normalmente resulta de las ineficiencias en el procesamiento de los
pagos y el mal funcionamiento de la liquidación y la compensación pueden afectar la
política monetaria.
224
Un ejemplo que pudiera ilustrar la relación entre el sistema de pagos y la política
monetaria, está relacionado con la alta disciplina que deben tener los agentes económicos al
cumplir sus obligaciones de pagos, lo cual puede ejercer una influencia negativa en los
esfuerzos realizados por el banco central al hacer uso de los instrumentos de política
monetaria. Si, por ejemplo, un banco central decide bajar la tasa nominal activa que aplican
los bancos, en aras de fomentar una expansión económica y la inversión haciendo que los
recursos monetarios cuesten menos, no tendría efecto alguno esta medida si los agentes
económicos no se cobran ni se pagan, y al no tener necesidad de pagar, no recurrirán por
consiguiente al crédito bancario.
Por lo tanto, en muchos aspectos el diseño del sistema de pagos se encuentra en el núcleo
de la política monetaria del banco central, ya que los instrumentos y técnicas de política
monetaria están en sí mismos influidos y determinados a menudo por la evolución del
sistema de pagos.
La estabilidad del sistema financiero, la supervisión y el sistema de pagos
Existe una fuerte interacción entre el proceso de pagos y la estabilidad de los sistemas
bancarios y financieros. Las desorganizaciones en el sistema de pagos tienen el potencial
de debilitar la confianza en las instituciones financieras individuales, particularmente en
aquellos casos donde la confianza en una institución se desestabiliza, por esto el sistema de
pagos requiere al menos una cantidad mínima de atención oficial supervisora.
En el establecimiento de estos principios de control y, cuando sea necesario, en la
supervisión juega un importante papel el banco central. Esto se explica por el interés
común existente entre la supervisión y el banco central: la estabilidad del sistema
financiero. Un sistema financiero que engendre la confianza del público por su seguridad y
estabilidad es fundamental para el comportamiento real de la economía. Esta estabilidad
depende, en parte, de la integridad del procedimiento del pago, es decir, de la capacidad del
sistema de pagos para funcionar con seguridad y eficiencia, aun en momentos críticos.
Los bancos centrales y otras autoridades de supervisión bancaria tienen un número de
herramientas a su disposición para asegurar que los problemas financieros que ocurran en
las instituciones financieras no se conviertan en problemas de naturaleza sistémica. Por
ejemplo, los supervisores bancarios pueden vigilar las señales tempranas de alarma de
deterioro de las condiciones de los bancos, particularmente del empeoramiento de la
calidad de los activos. Cuanto más temprano puedan detectarse tales problemas, con mayor
prontitud los supervisores bancarios pueden comenzar a trabajar, a los efectos de dar los
pasos correspondientes para fortalecer las condiciones de la institución bancaria.
En determinados casos poco comunes, el banco central puede optar por extender un crédito
temporal a un banco en problemas, a los efectos de suministrarle al mismo la liquidez
suficiente para enfrentar sus obligaciones durante una crisis. Tal ayuda de liquidez
emergente, suministrada por el banco central en su capacidad de prestamista de última
instancia, puede facilitar que la institución bancaria supere un período de adversidad, bien
hasta que el mismo gane la fortaleza suficiente (y, por ende, la confianza de los
225
depositantes), con el fin de operar de forma independiente dentro del mercado o hasta que
las autoridades financieras puedan ajustarse de forma permanente a una solución ordenada.
No obstante, hay que destacar que las autoridades financieras de un país deben buscar la
forma de administrar con cuidado este particular, con el fin de prevenir su uso excesivo.
Las autoridades monetarias deben estar conscientes del riesgo moral y deben buscar la
forma de proceder a minimizar ese riesgo.
En cuanto a los pagos externos, los bancos centrales deben velar también por su normal
funcionamiento. Se entiende por los pagos externos el conjunto de transacciones que los
residentes de un país realizan con los no residentes, las que a su vez se registran en la
balanza de pagos. Luego, el velar por su normal funcionamiento significa evitar crisis de
balanza de pagos que de alguna manera interrumpan dichas transacciones.
El normal funcionamiento de los pagos externos es de vital importancia para una economía,
sobre todo si es abierta al comercio internacional. Una parte de la producción nacional se
exporta, a la vez que una parte importante de los insumos y bienes de capital necesarios
para la producción interna se importa del resto del mundo. Si por un problema financiero
estas transacciones entre residentes y no residentes se interrumpieran, se produciría un
grave daño a la economía nacional.
Por lo general, las crisis de balanzas de pagos se producen cuando el sector privado,
nacional y extranjero, pierde la confianza en la política cambiaria vigente, traduciéndose
esto último en una escasez de moneda extranjera para llevar a cabo las transacciones con el
resto del mundo. Para evitar que este tipo de situaciones se produzca, el banco central se
preocupa constantemente de que el tipo de cambio refleje la escasez y el valor real de la
moneda extranjera, lo que permite sostener la confianza en la capacidad de pago del país y
mantener equilibradas las cuentas externas.
Los principios básicos para el diseño y operación de los sistemas de pagos
sistémicamente importantes
Aunque estos principios se aplican a sistemas de pagos sistémicos importantes, es decir, los
sistemas que podrían producir o transmitir interrupciones sistémicas en el área financiera,
debido al tamaño o naturaleza de los pagos individuales, o que administrando pagos de
varios volúmenes tengan la capacidad de producir o transmitir interrupciones, deben ser
tenidos en cuenta en la medida de lo posible, con el objetivo de lograr diseñar un sólido
sistema de pagos de acuerdo con la práctica internacional.
Estos principios básicos se establecen como pautas universales tendientes a alentar el
diseño y la operación de sistemas de pagos eficientes en todo el mundo y están dirigidos a
todos los bancos centrales, instituciones responsables de su aplicación y otros organismos
interesados del sector público. En la concepción de estos principios se intenta ser lo
suficientemente amplios en alcance, de manera que puedan aplicarse a una gran variedad de
circunstancias y ser útiles a través del tiempo.
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Estos principios son:
1. El sistema deberá contar con una base legal bien fundada en todas las
jurisdicciones relevantes.
Este principio se refiere a que las normas y procedimientos de un sistema deberán ser
ejecutables y sus consecuencias predecibles. El sistema debe ser legalmente robusto y no
deben existir lagunas legales. El entorno legal relevante a este principio incluye la
infraestructura legal general en las jurisdicciones pertinentes, tales como las legislaciones
referentes a contratos, pagos, valores, bancos, relación deudor/acreedor e insolvencia.
También se deberá especificar claramente la jurisdicción bajo cuyo derecho se deben
interpretar las normas y procedimientos del sistema. En la mayoría de los casos el entorno
legal más importante será el nacional, aunque cuando el sistema comprende elementos
internacionales, tales como participación de bancos extranjeros o la utilización de monedas
múltiples, será necesario también considerar si existe algún riesgo legal sustancial que se
origine a partir de otras jurisdicciones relevantes.
2. Las normas y procedimientos del sistema deben permitir a los participantes
comprender claramente el impacto en el sistema de cada uno de los riesgos
financieros en los que incurren a través de su participación.
Este principio se refiere a que los participantes, el operador del sistema y otras partes
involucradas deberán comprender claramente los riesgos financieros latentes y dónde se
originan. El origen de estos riesgos debe definirse en las normas y procedimientos del
sistema, los cuales contendrán los derechos y obligaciones de todas las partes involucradas.
3. El sistema debe contar con procedimientos claramente definidos sobre la
administración de riesgos crediticios y liquidez, los cuales especifican las
respectivas responsabilidades del operador del sistema y de los participantes, y
brindan los incentivos apropiados para administrar y contener tales riesgos.
Este principio está muy relacionado con el segundo, ya que las normas y procedimientos
deben asignar también a los participantes las responsabilidades de administración y
contención de riesgos, así como que se apliquen límites sobre el nivel máximo de riesgo
crediticio que cada participante pudiera ocasionar.
4. El sistema deberá ofrecer una liquidación final puntual en la fecha valor
preferentemente durante el día y, como mínimo, al final de la jornada.
Este principio se refiere a liquidaciones diarias bajo circunstancias normales. Entre el
momento en que el sistema acepta el pago para su liquidación y el momento en que
realmente se produce la liquidación final, los participantes aún pueden estar expuestos a
riesgos de crédito y liquidez. Una liquidación final puntual facilita la reducción de los
riesgos. Por lo menos un sistema de pagos debe tener como objetivo esta norma mínima al
brindar liquidación final en tiempo real durante el día.
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5. Aquel sistema donde se produzcan neteos multilaterales deberá, por lo menos, ser
capaz de asegurar la finalización puntual de las liquidaciones diarias en el caso de
que un participante con la obligación de liquidación más grande no pueda cumplirla.
Según este principio los sistemas multilaterales de neteo de liquidación diferida (sistema
que efectúa la liquidación de las obligaciones sobre una base neta en un período posterior)
se enfrentan al riesgo de que un participante no pueda cumplir con sus obligaciones de
liquidación, aumentando la posibilidad de que otros participantes se encuentren con
presiones inesperadas de crédito y de liquidez al momento de la liquidación, por lo que los
sistemas requieren estrictos controles para encarar este riesgo de liquidación. Por tal razón
un sistema de neteo debe tener la capacidad de soportar el incumplimiento con el sistema
del deudor neto más grande. Este enfoque es la base de los convenios actuales en muchos
sistemas de pagos que liquidan sobre una base neta para limitar los riesgos y asegurar el
acceso a la liquidez en circunstancias adversas. Este principio no es importante para
Sistemas brutos de liquidación en tiempo real.
6. Los activos utilizados para la liquidación deberán preferentemente constituir un
pasivo para el banco central; donde se utilicen otros activos, los mismos no deberán
implicar ningún riesgo de crédito, o uno muy pequeño.
Teniendo en cuenta este principio, se recomienda que la mayoría de los sistemas involucren
la transferencia de un activo entre los participantes del sistema para liquidar las
obligaciones de pago. La forma más recomendable de tal activo es el saldo de una cuenta
en el banco central, que representa un pasivo para esta institución. El empleo de otros
activos debe contener el mínimo riesgo posible, ya que si el emisor de un activo incumple
con su obligación de pago, el sistema podría enfrentar una crisis de confianza, que pudiera
originar un riesgo sistémico.
7. El sistema deberá garantizar un alto grado de seguridad y confiabilidad operativa
y deberá contar con convenios de contingencia para completar puntualmente el
procesamiento diario.
Para asegurar la precisión e integridad de tales transacciones, debe incorporarse normas de
seguridad comercialmente reconocidas, que sean adecuadas a los valores de transacciones
involucradas. Estas normas deben actualizarse con los avances tecnológicos.
8. El sistema deberá ofrecer un medio para efectuar los pagos, que sea práctico para
sus usuarios y eficiente para la economía.
Los operadores, usuarios y supervisores del sistema tienen interés en su eficiencia. Por lo
general, habrá un dilema entre minimizar los costos de recursos y otros objetivos, tal como
maximizar la seguridad.
Los diseñadores y operadores de sistemas de pagos deben considerar como brindar una
cierta calidad de servicio, en términos de funcionalidad, seguridad y eficiencia, con un
costo mínimo de recursos. Los costos relevantes son aquellos que se trasladan a los
usuarios por medio de recargo del sistema, así como los recursos totales utilizados y sus
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usuarios, al brindar los servicios de pago. Será necesario tener en cuenta cualquier costo
indirecto a los usuarios y los costos de liquidez y garantía.
9. El sistema deberá tener criterios objetivos y de conocimiento público para la
participación, que permitan un acceso justo y abierto.
Los criterios de acceso que alienten la competencia entre los participantes promueven
servicios de pago eficientes y de bajo costo. Esta ventaja se debe sopesar con la necesidad
de proteger los sistemas y a sus usuarios de la participación en el sistema de instituciones
que los exponen a excesivos riesgos legales, financieros u operativos. Cualquier restricción
al acceso debe ser objetiva y basarse en un adecuado criterio de riesgo.
10. Los acuerdos acerca de la forma de gobierno del sistema deben ser efectivos,
responsables y transparentes.
Los acuerdos acerca de la forma de gobierno del sistema de pagos incluyen el conjunto de
relaciones entre la administración del sistema y su órgano de gobierno. Estos convenios
constituyen la estructura por medio de la cual se fijan los objetivos generales del sistema, la
forma de lograrlos y el modo en que se supervisa. Dado que los sistemas de pagos tienen el
potencial para afectar a la mayor comunidad económica y financiera, existe una necesidad
especial de contar con una dirección eficaz, responsable y transparente, ya sea que el
sistema sea dirigido y operado por un banco central o por el sector privado.
Todos los participantes y usuarios deben tener clara comprensión del papel de esta
institución, así como sus responsabilidades y objetivos en relación con el sistema de pagos.
Esto permitirá a las partes operar en un ambiente predecible y actuar consistentemente con
los objetivos y políticas de esta institución.
Otra responsabilidad del banco central es la relacionada con la supervisión del
cumplimiento de los principios básicos por el resto de los participantes del sistema, y debe
asegurarse que cuenta con la experiencia y recursos para llevar a cabo estas funciones de un
modo eficaz.
En general, estos son los aspectos más relevantes que deben ser dominados por los
funcionarios del Banco Central de Cuba y del sistema bancario en aras de tener claramente
definidos el papel y la responsabilidad que tienen estas instituciones en el manejo, diseño y
supervisión de nuestro sistema de pagos.
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