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19
LA MUSICA CONTEMPORANEA Y SUS PROBLEMAS
Una ojeac:la panorámica de loe
Por último, la música se halla
nuestra sensibilidad? ¿Es que te-
problema. ante loe cuales tiene que
enfrentarse la música contemporánea. no puede, hacerse sino en
forma muy sucinta, tratando de
6ometida, quizá más que ningún
otro arte, al desarrollo de la téc-
nemos nuestros sentidos embotados
para los p:uroe goces de la belleza
artística?
Lo cierto es que la experiencia
musical no afecta · ya a los estratos
más profundos de nuestro yo. En
encararlos desde un punto de vista general. Eetoe problemas derivan de caueae qu~ pueden englobarse en tres núcleos principales :
a) cuestiones de índole estética:
b) factores económicos: y e) problemas de carácter técnico.
Ea de toda evidencia que una
revisión de lae cuestiones musicales
de la actualidad tendrá que partir
de la relación existente entre el
compositor. la obra de arte y el
público al cual va destinada. En
un estudio previo (1), hemos expuesto, con algún detalle, lae modificaciones que en eea situación ~e
han operado desde comienzos de
siglo, modificaciones que alteran
profundamente el sentido y el concepto con que la obra ea producida
por el artista y recibida por el
oyente.
Al mismo tiempo, lae difíciles circunstancias económicas por que
atravesamos, influyen en modo decisivo en lae actividades musicales.
Piénsese en la crisis y bancarrota
de lae principales organizaciones
musicales de Europa y América,
para apreciar en cuánto depende
de factores económicos el que la
música siga uno u otro camino,
o aborde determinada tendencia.
Tampoco ea de despreciar la influencia de lae organizaciones editoriales y teatrales, que influyen
en forma decisiva en el quehacer
musical de hoy.
(1) Cfr. mi cEat6táca de la m<aaica
oont8mpor,u.a.
nica mecánica. El advenimiento
del disco, de la radio y la película
sonora han determinado y determinarán más tod·avía en el futuro,
profundas modificaciones en la actividad artística y en el ejercicio
del arte musical.
Estos diferentes núc:leos de cuestiones tampoco eet'án desvinculados entre sí: por el contrario,
puede notaree que cualquiera de
ellas influye sobre las demás y
obliga a nuevas orientaciones y
rumbos en la acción que realizan
todos loa que participan de la vida
musical, ya sea como productores
o como consumidores.
nin¡ú.n momento nos sentimos radicalmente afectados ror nuestra
percepción auditiva.
1
No podemos désconocer que para
el público contem¡:oráneo, el escuchar música es una actividad
que no aflora máe que las capas
eu¡:erhcialee de ¡;u emotividad. Sabemos que somos pert:onae cultas,
y esta condición nos im¡:one ciertas obligacione11. Entre fil!lae obligaciones eeti la de asistir a loe conciertos, v'mos, pues, a loe conciertos, cumpliendo un deber que nos
imponemos a nosotros mie-moe, y
En un ensayo publicado hace
algunos años, Ortega y Gaseet
allí aplaudimos, más o menos distraídamente, todas lae manifestaciones que se nos ofrecen, las bue-
eefialaba ya el hecho de que salimos de los conciertos íntimamente
desilusionados. Habíamos concurrido con la eecreta esperanza de
experimentar allí una serie de emociones profundas, cardinales y nos
nas y las malae: las buenae, porque nos parecen tales. y lae malas,
¡:orque sabemos que muchas veces ¡;úblicoe torpu han rechazado
obras que al poco tiem¡o han sido
reconocidas universalmente como
retiramos defraudados. Hemos escuchado música, buena o mala, y
magistrales, y preferimos aplaudir
lo malo antes de. pasar ¡::or igno-
cate hecho apenas si ha rozado
nuestra epidermis eene1hva. ¿A
qué se debe esta singular observación? Si leemos crónicas musicales
del siglo paeac'o, nos encontramos
que para esos hombree, tan próximos a nosotros, la música significaba mucho máe: para ellos, era
una aventura terrible y deliciosa,
una devastadora y liberadora sacudida del alma. ¿Es que nuestra
condición de hombree modernos,
nos habrá hecho perder parte de
rantes o ¡::oco comprensivos. No
olvidamos lo ocurrido oon Wagner,
Dehussy y tantos otros, que han
sido negados primeramente. por el
público para de11puée ser reconocidos como maestros auténticos.
La culpa no es exclusivamente
nuestra. Proviene también de la
clase de música que noe ea dado
Cllcuchar. Todos Uds •• habrán hecho esta observación, que nos sentimos más vinculados con. la música del pasado, con compositores
20
que no responden a la sensibilidad
En cambio, la ·música contem-
de hoy, que con la música contem-
poránea deja en pa:z nuestra apti-
po ránea,
proveniente de
pecto accidental y nunca eEUlcial
en la obra misma.
artistas
tud patética. Los sectoree de lo pa-
que se sienten y proclaman los in-
tético en nuestra alma permanecen
cainbio acarrea, y la más grave, es
térpretes del ho~hre actual. ¿Por
' quietos y c allados. Sólo entra en
la de que el hombre-masa se del!en-
La primera consecuencia que este
qué un composit'~r antiguo es más
juego una especial manera de sen-
tiende de la · música culta. En la
fácil de entender que uno moderno?
tir y juzgar la obra de arte, que es
música de
El desconcierto. la perplejidad que
la actitud estética.
bía, como hemos visto, esa vincu-
tipo sentimental, ha-
sentimos ante la música de hoy,
Entre otros aspectos, e~ta acti-
lación cordial , esa identidad entre
¿proviene de una ruta equivocada
tud se caracteriza por la autono-
las intenciones de la obra y la ap-
seguida por el artista, o de nuestra
mía de sus vivencias.
El sujeto
titud intuitiva del ·alma que nos
propia incapacidad para seguirlo?
distingue cuidadosamente entre las
hacía sentirnos íntimamente vin-
La rare.za, lo insólito de las fo~as
vivencias provenientes de la acti-
culados a la obra y, por su inter-
musicales,
de
vidad estética y su vida sentimen-
medio, con su creador; ¡:ero en la
una necesidad interior del artista,
tal. En ningún momento se siente
música de hoy, que no Ee basa más
cm los es t ados
que en la solución de determinados
¿deriva
realmente
o es un subterfugio
para ocultar
llamado a participar
su carencia de inspiración y poder
de alm~ del artista, y aun cuando asr
proble mas estéticos de forma,· eea
creador?
ocurra, no depone jamás su posi-
vinculación desaparece. Una mú-
ción crítica. Ante la música de hoy,
sica de este carácter requiere cier-
Todos estos interrogantes y muchos otros nos
aealtan cada ve.z
nos sentimos, espectadores y no
to nivel de cultura artística para
que nos e• dado escuchar música
colaboradores no participamos en
ser captada; hay
contemporánea. Es la prueba de
el juego emotivo a que nos invitan
cuidadosamente entre lo puramen-
que se ha producido un cambio,
las formas musicales, y desconlia-
te estético y lo sentimental o emo-
que distinguir
y que ya las relaciones entre la
moe de nuestra emoción. Aun más,
cional. y esa distinción no puede
obra y el oyente no son t~n fáci-
si esas formas nos incitan reitera-
hacerla el hombre de la calle.
les y corrientes como lo era'n an,tee.
damente a que las sigamos en su
¿Cómo ex plicar este hecho sin-
deducimos
De allí que las preferencias mu-
de
sicales de este hombre no discurran
gular? Se trata de que la música
ello que el nivel artístico de esa
ya por las vías de la múeica sino
ha cambiado de sede en nosotros.
música es inferior.
que recaigan en la música popular,
El músico de antaño se dirigra a
viaje sentimental.
Nuestra posición ante la música
y que entre estas dos variedades
un
ha cambiado,- pues, fundamental-
de la actividad musical haya sur-
sector determinado de esa sensibi-
mente: en el pri~er caso, es decir,
gido un abismo que se aho nda y
lidad: a nueetra capacidad de sim-
ante la música antigua, estábamos
ensancha cada día más.
patía, de penetración cordial. Me-
en actitud de recepción simpática ;
La música popular y la culta
diante ciertas modalidades de for-
ante la música moderna, nos re-
estaban antes' ·e strechamente em-
ma, conseguía que el oyente vi-
plegamos en actitud crítica.
nuestra sensibilidad,
pero
a
brara o se emocionara en la forma
parentadas. Mo.zart, Beethoven y
Naturalmente que en este cam-
aun Wagner tomaban a menudo
deseada por él. El artista tradu-
bio ha influido · en forma decisiva
sus materiales de esa vena popu-
cía su vida anímica por medio de
la nueva estructura de la música.
lar e incluían en sus obras cancio-
la obra y cuanto más grande era,
Cuando un músico de h¿y escribe
nes y melodías
más lograba interesar en ella al
una obra, trata de dar forma orgá-
versa. Había una endósmosis con-
oyente. En la obra de arte veíamos
nica, coherente, a los materiales
tinua entre lo popular y lo culto;
palpitar la vida
populares y vice-
patética de un
que le suministra su imaginación
pero ahora, el divorcio que existe
hombre, sus amores, odios, esperan-
creadora; el músico de antaño, por
entre ambas hace que el hombre-
zas,
masa se vea excluido de los círculos
En-
el contrario, tra taha de dar con
tregarnos a la vivencia estética,
exaltaciones,
una forma que le permitiera ex-
cultos, y que no en tienda ni haga
era presuponer que rhamoe a su-
presar y transmitir sus. estados de
nada por entender la música que
mergirnos en una serie de emociones,
alma. En la estructura de la música
esos círculos cultivan.
a participar de la vida interior del
de hoy, el papel de los estados de
Esto no signilicaría una · cues-
· alma es nulo, o constituye un as-
tión grave, st este hombre-masa
artista.
tristezas.
21
permaneciera como
antes en la
bre-masa, esta aptitud no le es ne-
medios de conservar el favor de
periferia del acontecer histórico,
pero no ocurre así. Ortega y Gas-
cesaria, puesto que él satisface sus
necesidades sentimentales con la
sus protectores. El artista se debe
a ISU clientela, al grupo o cenáculo
set y otros pensa.d ores contempo-
música popular, en la cual los va-
que lo apoya, formado por lo ge-
ráneos han señalado como un~ de
las más importan.tes revoluciones
lor~s estéticos están en un segundo
plano. El público vive hoy muy
neral por gentes «bien pensantes », que no están dispuestas a to-
sociales de nuestro tiempo, el he-
bien servido por una abundante
lerar que el artiiSta se aparte de los
cho que el hombre-masa haya asomado a los primeros puestos de la
música popular, y le es totalmente
superllu a y hasta molesta lá exis-
cánones y principios que profesan,
y mucho menos que difunda ideu
historia y que determine el acontecer wocial. La vida de estos años
tenca de una música culta.
u obras que puedan constituir una
amenaza contra sus intereses. El
se caracteriza por este suceso in-
conver tirse
aólito, que el hombre <s tandard »
arte para minorías • . para unos po-
estéril del arte por el arte,
tiene acceso a aquellos sitios antes
cos, perdidos aquí y allá entre el
muy tímidamente y a costa de mu-
reservados a una clase o casta : a
inmenso
lo popular.
chos sinsabores ¡:odrá hacer oír su
la alta hnanza, a la alta política,
mal acogida por los «connaisseurs»
terminado, a la vez que un enorme
De esta situación se derivan algunas consecuencias graves.
¿Qué · apoyo ofrecen al artista
incremento en el volumen de estas
actividades, una .declinación en su
esas minorías selec tas. cambio del
perdido favor popular? Ya en ese
Además, si esos medios le proporcionan honores, riquezas, viajes,
a la alta vida social. Esto ha de-
La música actual ha debido, pues,
forzosamente
número de
en
un
a
artis t a, o se conhna en el campo
o sólo
voz auténtica, que será siempre
de arte.
calidad y estilo. Además, ha seña-
divorcio con el pueblo hay un gra-
publicidad, etc., es a cambio de
lado un despego y hostilidad hacia
vísimo riesgo para el porvenir del
la alta cul tura, sobre todo hacia
arte mismo. Un arte no puede vi-
satisfacer los gustos y apetitos de
las personas que los forman. Tie-
aquellas formas de la cultura que
vir substraído a lo popular, en el
ne que hacerse un múeico a la moda,
no están orientadas hacia un hacer
buen sentido de la palabra, porque
única forma de interesar
práctico inmediato.
pierde su vitalidad, ese aliento hu-
<snobs » y mantener su prestigio
reina y domina en todos los sec-
~ano que surge de lo profundo de
la vida de todos los hombres, y se
entre ellos. Esto lo conseguirá tratando de estar siempre al día, no
tores de lo social, ha perdido inte-
convierte en preciosidad, en cosa
dejándose sobrepasar por nadie en
rés po~ la música culta, y el artis-
de vitrina o de c: boudoir».
materia de innovaciones audaces.
Así, el hombre-masa que hoy
a
los
ta sabe por anticipado que perma-
Las minorías, a su vez, tratan de
Tendrá que sorprender con su mú-
necerá sordo a su llamado. Huérfa-
distanciarse en todo lo posible de
sica, que deci~ siempre coslltl insó-
no de apoyo en la mayoría del
la masa, ahondando las distancias
litas, y decirlas de la maner a más
público, el artista debe refugiarse
que las separa de las gentes vulga-
estridente
en lo que se ha llamado «minorías
res. El mismo género de vida que
El resultado de todo esto ya se ha
selectas :o .
y esca'ndalosa posible.
llevan sus componentes tiende a
visto de sobra en la música con-
¿Cómo se forman esas minorías?
desvincularllltl de la realidad social,
temporánea; las tres cuartas par-
En lo que respecta a la música,
esta selección está determinada pre-
a abstraerlas de la vida dura y áspera de la fábrica, del campo, del
épater le
cisamente por la aptitud para la vi-
aula; y como la aptitud estética
afin de lo audu, de lo temerario
vencia estética a que antes aludimos. Es decir, la constituyen per-
constituye el rasgo determinante
por el cual se distinguen y reunen
hasta el límite de lo tolerable. Las
disonancias se exacerban; las estri-
sonas que han tenido oportunidad
sus miembros, el apoyo y acogi-
dencias se acumulan, se dislocan
de acostumbrarse a contemplar y
miento~ al arte contemporáneo ~ue­
l~~.t~ formas y se buscan todas l11.t1
escuchar las obras de arte como
le ser su posición característica.
excentricidades
merlltl obras de arte, y a distinguir
El arte en general- y la música
sus vivencias estéticlltl del resto de
en particular-tiene que seguir fa-
tes de ell~ han sido escritas «pour
bourgeois:o .
Llevan el
posibles.
El
ar-
tista se debe. en cuerpo y alma, a
sus públicos c:de v~nQ'uardia»,
las
talmente ese movimiento y hacer-
¿Cómo hacer que 1..: música culta
capacita para entender y gustar de
se cada vez más esotérico y exqui-
actual retome contacto con el pue-
la música contemporánea, Al hom-
sito. Tiene que tratar por todoaloa
blo, surja de lo popular y vuelva a
sus estados
psíquicos.
Esto
22
él, sin perder por ello las calidades
intransferibles, convirtiendo en for-
cia los mismos.
que la distinguen precisamente co-
ma hasta sus defectos, sus tics y
ha notado, en l~s épocas de mayor
mo música culta? El problema es
manías: debe sacar la obra de sí
imposición de
extraordinariamente
cambio, se
parte del Estado,
y
mismo, en una completa servidum-
un descenso general en el nivel
sólo podemos aquí revisar ligera-
bre hacia las normas y principios
artístico. En los años en que ha si-
mente algunas de las soluciones
del arte que cultive, como hacia
do más fuerte la presión del Esta-
posibles.
las del material que emplee. Pero, en
do para que la .música rusa sirvie-
cambio,
ni
ra a la causa del proletariado, me-
cuenta del peligro que implica esta
imposiciones de fuera. El arti~ta,
nor e inferior ha sido la producción.
desviación de la música hacia las
para crear, debe sentirse en un
Y a la in versa, cuando el Estado
minorías selectas y han tratado de
estado de libertad absoluta. Cuando
ha dejado a los artistas en libertad
dar
presentando
se propone o se le obliga, servir una
para expresarse
obras que tienden a despertar de
linalidad social determinada, cuan-
gura, inmediatamente se ha nota-
nuevo el interés de la masa. Pero · do quiere hacer marxie:mo o hitle-
do una mejora en el nivel de la
Algunos
complejo,
En
artistas se
máquina
atrás,
han
dado
no
tolera sujeciones
con mayor hol-
no pueden conseguir esto sino a
rismo con su música, el resultado
producción musical,
di~imular
sus valores artísticos. Es el defecto
común a todas las artes llamadas
es
riosa- el
populist~s. dirigidas deliberamente
cosa más inútil que puede haber
al pueblo :< como no pueden obligar
en el mundo.
costa
de
disminuir
y
contraproducente,
porque
la
arte
y-cosa cu-
ha
adquirido
obra es siempre mediocre: y el
sabor revolucionario
arte mediocre y _socializante es la
tico.
más
un
autén-
El mismo fenómeno se ha operado en Alemania. Las imposiciones
a la masa a elevarse a la percepción
En este sentido, puede decirse
y exclusiones musicales del hitle-
de los puros valores estéticos, de-
que toda linalidad política aplica-
rismo, han dado como resultado
ben rebajar éstos hasta el nivel de
da vol un tariamen te al arte ha sido
un descenso inmediato en las acti-
lo popular y el resultado es, desde
un fracaso. Tenemos un ejemplo
vidades
el punto de vista artístico, comple-
en los músicos rusos: desde un
aparte de que con las persecucio-
musicales
de este
país:
tamente anodino. Es un arte bien
punto de vista puramente artís-
nes rac:ales, han tenido que alejar•
intencionado, pero pobre en sus re-
tico, la música que se escribe en
se de él. o enmudecer, gran nú-
sultados.
Rusia por los compositores sovié-
mero de compositores y ejecutan-
ticos es más conservadora, menos
tes de primera lila.
Algunas
veces, esta
vuelta
al
pueblo ha sido impuesta a los artistas
por
vol un t~d
del
Estado.
Una de las particularidades de las
revolucionaria que la
que escri-
Y esto se explica fácilmente. El
ben músicos netamente reacciona-
artista q1.:e accec!e a someterse a
rios como
una
Stravinsky o
Marke-
imposición
del
Estado
en
cuanto a su arte, y crea obras cu-
formas últimas de gobierno que se
vitch. Compositores comunistas co-
han implantado en el mundo, ha
mo Mossolof, Chostakovitch y Me y-
yas leyes de sentido no derivan de
sido la de someter la actividad ar-
tus- para no hablar más que de
su propia personalidad sino de los
tística a la coerción social. Tanto el
aquellos de quienes conocemos al-
decretos o mandatos del gobierno
comunismo como el fascismo, para
go- tratan de servir a su causa
es, por lo general, el artista medio-
citar los tipos extremos, han pre-
describiendo o inspirándose en la
cre, del cual nada bueno cabe es-
tendido encauzar la actividad ar-
obra de la revolución, esto es, la
perar. Sólo artistas de segundo o
tística, hacerla servir a los linee
mecanización y la social zación del
terce~ orden son los q1.:e pueden
políticos y sociales que persiguen.
aguantar semejan tes imposiciones,
Pues bien, el resultado ha sido con-
trabajo, la usina, las fundiciones
de . acero, las obras de riego del
tra proqucen te.
Dnieper,
arte en general se resiente.
etc.
Pero
el
lenguaje
a cambio de medrar con ellas: y el
que emplean, la estruc-
La ~cción del Estado puede tam-
tividad humana. El artista, es, en
tura armónica de sus obras, es
bién dirigirse · hacia la educación
cierto sentido, el menos libre de los
menos avanzada que la de otros
del pueblo, capacitándolo para la
hombres: debe obedecer ciegamen-
compositores de la Europa capi-
comprensión de las formas su pe-
te a los impulsos de su yo, debe for-
talista. Hay diferencia en los asun-
riores de la música. Aquí también
mar su estilo y su obra respondien-
tos-y eso relativamente- pero el
tropezamos con dilicultades insal-
do a sus necesidades más ín tim~s e
lenguaje, la estructura son en esen-
vables,
Es que el arte es una curiosa ac-
musical
provenientes
del
escaso
23
valor de toda actividad artística
cuando no pueda. en un momento
utilidad de una acción prolongada
dirigida o propiciada por el Es-
dado, seguir a los grandes artistas
en eu vuelo creador : aun cuando se
encuentre del!fo rÍenta do ante .l a ori-
e inteligente en el terreno de la edu-
der que sus esfuerzos, aunque bien
ginalidad de un compositor, es per-
con respecto a sus relaciones con el
intencionados, fracasen
por falta
ceptible la simpatía que tiene siem-
de un crÍ terio seguro de selección,
pre por el artista que le habla sin-
¡:úblico. No deberá olvidar en ningún momento que al crear su obra,
que en esta materia es indispen-
tado. El político es mal conocedor
en materia de arte, y puede suce-
cación. Pero el artista. y esto ea
esencial. debe modihcar su actitud
sable.
La. actividad estatal puede con-
cera y cordialmente.
Ad~más, la historia de la música
realiza una obra de utilidad social.
Pertenece a una colectividad y tie-
ee en este punto suficientemente
ne un puesto del!ftacado en ella.
cretarse a la formación de un me-
explícita.
dio musical apropiado, difundiendo
encontrado siempre mayor resis-
De esta manera. sin violentar en
lo más mínimo su libertad creado-
la enseñanza de la música y fomen-
tencia en el crítico profesional o
ra, podrá proveer ~ su obra de
tando, por todos los medios las
en el profesor de arte, que en el
aquellos elementos que, sin dejar
actividades musicales cultas. En
aquellos países en que la tranl!mi-
pueblo mismo. Desgraciadamente,
estos paráeitos actúan como inter-
de estar regulados por una pura
conciencia artÍI!ftica, ten¡tan vali-
sión radiotelefónica es una función
del Estado, posee éste un vaiioeo
mediarios entre la obra y la com-
dez y rel!onancia en la intuición
prensión popular. y muchas veces
artística del pueblo.
El
artista o riginal
ha
instrumento para llevar a las ma-
la retardan y confunden. En lo que
sas el conocimiento directo de la
-¡:odemos saber de estas co~:a e , to-
para aclarar esta posición,
Viene
bien
música que producen los com positores contemporáneos: entre nos-
da forma o estilo nuevoe se han
difundido en el pueblo a pcear de
monos en la obra de Juan Sebastián Bach y, dentro de ella, en sus
otros no sucede así, pero el Estado
puede colaborar en esta obra dis-
la reeistencia del artista oficial o
del crítico pedante e ignaro. En
célebres
poniendo
que los institutos ofi-
la miema burla con que el pueblo
de los oficios musicales de la igle-
ciales realicen una obra de vulgarización. Lo importan te es ir for-
suele acoger lo insólito en arte. hay,
sia de Santo Tomás, de Leipzig,
sin embargo, más simpatía
que
• cantor», como antes se le llama-
mando lenta~ente al público. En
desdén. Por ello eería de suma im-
ba y aun se le designa. Para estos
y
aquí
un ejemplo,
magníficas
Fijé-
cantatas.
Ju~n Sebastián Bach fué director
todas partes. la existencia de un
portancia que si alguna función
oficios el!cribía sus cantatas: las
público es la condición indispen-
directiva se pudiera ejercer en eetae
escribía él. o ejecutaba l~s de otros
sable para la subsistencia de una
co11as, se vigilara celosamente el
compositores. Lo hacía como algo
bella arte, y no hay artista que pueda llegar a la masa sin la interven-
ejercicio de la crítica y de la do-
inherente a su cargo y a su vocación de artista. Sin proponérselo,
ción de públicos formados previamente y por lo ¡tener~} urbanos.
cencia artística.
¿Cómo podrá, pues. el arte ser
al escribirlas se satisfacía a sí mis-
popular, sin dejar de ser arte ele-
mo y prestaba a su vez un servicio
vado? Este no es para nosotros un
problema de t~olución inmanente,
social y religioso. Estas cantatas
eran grandes obras de arte, pero
ro. será restablecer el perdido con- .
o. dicho de otro modo, no es po-
eran aeimi11mo obras de utilidad
tacto entre el pueblo y el arte su-
sible salir de él moviéndonos dentro de loe datos actuales del 1miemo,
social. · En ese concepto se las es. cuchaba una o dos veces, y des-
restablezca. es necesario suponer
Para llegar a un avenimi~nto to-
pués Ee las archivaba. En la utilidad
capacidad en la masa para enten-
tal, plenamente ea tisfactorio, sería
religiosa y social se agotaba el fin
der a los músicos cultos y la crea-
menester
ción de obras que reunan, en una
la estructura social actual : pero sin
inmediato de la obra miema. y ni
su creador ni los feligreee~ lo en-
convivencia estética, a composito-
recurrir a esta eolución extrema,
res y oyentes. Veamos qué posibi-
puede buscar5e dentro de los medios
El problema más difícil que tendrán ante sí los músicos del futu-
perior. Para que ese contacto se
lidades h"ay de lo uno y lo otro.
Es innegable que el pueblo--o
si se quiere, nuestro pueblo- tiene un fino sentido artístico. Aun
una
transformación de
que se nos ofrecen en la actualidad,
tendían de otra manera. A Juan
Sebastián Bach le hubiera resul-
la manera de temperar y suavizar
tado sumamente extraña nuestra
manera de entender sus cantatas
esta tensión y hostilidad.
con un crÍ terio puramente artís-
Ya nos hemos re;ferido antes a la
tico, dadas en los conciertos por
24
gente especializada y escuchadas
penor, consiste · en reconstruir ese
va a encontrar su puesto en la
por públicos a los que no mueve
antiguo sentido social del arte. El
artista deberá entender su tarea
comunidad y sin a~dicar de su
· peuonalidad, que es lo que puede
justificar su creación desde el pun-
otro i ncen tivo que el de gozar de
sus
Nosotros
como una actividad social, que le
abstraemos de la cantata todos
bellezas musicales.
está encomendada y que debe rea-
to de vista artístico, sepa responder
aquellos ingredientes sociales, reli-
lizar de la manera más bella posi-
a lae necesidades, a los anhelos y
giosos, humanos que la integra-
ble. El individualismo moderno ha
aspiraciones de su medio y de su
ban y no a tendemos más que a
los puros valores artísticos, y, co-
sido fatal en este punto: ha escindido de una manera nociva al ar-
tiempo.
En esta forma, sin esperar a que
rrelativamente, la masa del pueblo
tista y su medio y ha vuelto incom-
nuevas y problemáticas condiciones
que antes concurría al templo y
patible lo que el artista debe a sí
sociales planteen esta cuestión en
entendía y gustaba de estas obras,
mismo y lo que debe a la comuni-
nuevos términos, imprevisibles pa-
ya no las escucha ni quiere enten-
dad. Dando absoluta prioridad al
yo sobre todo orden de valores, se
ra nosotros,
derlas.
Si
alguna función social
podremos
conseguir
que el pueblo acceda paulatina-
cumple todavía la audición de una
ha aislado orgullos~mente, y ahora
mente
cantata de Bach, es la muy indi-
está pagando caras las con5ecuen-
nueva música, lograremos que el
recta que proviene de su condición
cias de este aislamiento.
de obra bella: pero para nuestro
compositor, ese era sólo uno de sus
aspectos.
Ahora bien, el camino
directo
Si es
necesaria,
la
comprensión
de
la
artista se reintegre a la colectivi-
para realizar
este acercamiento, la creación de
formas musicales nuevas, el artista deberá inventarlas. Lo im-
que yo hallo para una reconcilia-
portante es que el artista, hoy re-
ción entre el pueblo y el arte au-
cluido en la soledad de su yo, vuel-
cCcmenterio de la Chacarita •, relieve funerar:o
a
dad, y no consuma sus días en una
soledad
angustiada
y
rencorosa.
LEOPOLDO HURTADO
(eontinuará)
Olivia l"avarro.
(Soc. Argentina de Artistas Plásticos)