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Conservas
Porto-Muiños
Descubriendo
un manjar desconocido
Cómo contactarnos
Nuestro equipo
Santa María de Vigo
15659 Cambre (A Coruña)
Tlf. 981 671 224
Fax. 981 671 547
Dirección
Antonio Muiños
Exportación
Jorge Krey
La fantasía
de las algas
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Conservas Porto-Muiños no era una empresa desconocida para mí. Cuando decidí escribir sobre esta
empresa familiar gallega sabía de su trayectoria y de
sus logros. Podía haber contado los avatares y los éxitos con la sola referencia de los informes y reseñas. La
historia no me era ajena, en absoluto, pero sentía
curiosidad por conocer también sus personajes.
Qué hacemos
Conservas Porto-Muiños es
una pequeña e innovadora
empresa que ha
conseguido elevar un
producto tan desconocido
e ignorado como las algas
marinas al emporio
internacional de la
gastronomía y la salud
humanas.
Esta es la gran innovación
y apuesta de Porto-Muiños:
recolectar estas “verduras
del mar” para elaborar todo
un mundo de fantasía
gastronómica. Toda una
panacea para mejorar
la salud y la calidad de vida
que Porto-Muiños sabe
convertir en auténticas
delicatessen y en alimentos
elaborados.
Mar Castro, –con la seguridad que le proporcionan su atalaya en el ICEX y sus
conocimientos, pero también desde esa profunda intuición que se eleva por encima del análisis–, me había dicho, cuando por primer vez hablamos de este libro,
que “siempre detrás de una empresa que triunfa hay un gran emprendedor”.
Y tampoco aquí se equivocaba. Como me ha ocurrido con muchos de los hombres y mujeres que ilustran los relatos de estas páginas, el trato personal con
Antonio Muiños me hizo comprender que la calidad humana es parte y condición
fundamental de su calidad como empresario.
Situada a orillas del Atlántico, en las proximidades de la llamada Costa de la
Muerte, tan castigada por los desastres ecológicos, Porto-Muiños es una pequeña
e innovadora empresa gallega que ha conseguido elevar un producto tan desconocido e ignorado como las algas marinas al emporio internacional de la gastronomía y la salud humanas.
Las algas son uno de los recursos naturales más abundantes de las costas gallegas
y, desde épocas remotas, se han utilizado con fines agropecuarios e industriales.
Pero jamás se habían utilizado en la cocina. Esta es la gran innovación y apuesta
de Porto-Muiños: recolectar estas “verduras del mar” para elaborar todo un mundo
de fantasía gastronómica que, hoy, empieza a encontrarse ya en los principales establecimientos comerciales y forma parte de las cartas y menús de los grandes cocineros españoles, como Ferrán Adriá, y también de Italia y del Reino Unido.
Porque, además de ser un producto biológico, agradable al paladar y que admite
múltiples formas de preparación, las algas tienen un alto valor nutricional como
elemento esencial de una dieta saludable. Son alimentos hipocalóricos, con alto
contenido en yodo, pobres en grasas pero proporcionalmente ricos en ácidos grasos insaturados que ayudan a reducir los niveles de colesterol y su incorporación
a la dieta habitual ayuda compensar las carencias en vitaminas, minerales y fibra.
Toda una panacea para mejorar la salud y la calidad de vida que Porto-Muiños
sabe convertir en auténticas delicatessen.
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“En el agua del mar se encuentra todo lo necesario para el desarrollo de la vida
y el alga se nutre de ello”, explica Antonio que ha involucrado en su proyecto
a las universidades de A Coruña y de Santiago y al Instituto Español de
Oceanografía. Instituciones con las que colabora de forma activa en programas
de investigación tecnológica y de desarrollo de la acuicultura de algas como método para contribuir a la regeneración ambiental de las zonas costeras y a la preservación del medio ambiente.
Claro que el mérito no es sólo encontrar un producto nuevo y apreciable. “Hay
que esforzarse en venderlo”. Y, en esta tarea, Antonio y su esposa Rosa María
Mirás –que comparte con él las labores de gestión y dirección– tenían ya experiencia en sacar al mercado un producto de consumo poco usual y sabían lo que
era apostar por un proyecto difícil y de rendimiento a largo plazo.
Aunque las algas no eran la primera aventura de su vida laboral. El origen de
la actual Porto-Muiños está en Aldeca, otra pequeña sociedad creada por Antonio
Muiños, a principios de la década de los ochenta, para la producción de setas,
hongos, champiñones y otros productos de los bosques. Las setas no sólo eran
despreciadas en Galicia sino que, como recuerda el propio Antonio, el argot
popular las había bautizado “con denominaciones peyorativas como matacandiles”. Sin embargo, la intuición, el conocimiento y la perseverancia son virtudes
que adornan al emprendedor y que, con esfuerzo, consigue superar las barreras
de la tradición y la superstición.
Había que introducir una “cultura de las setas” en Galicia. Y para ello Antonio
y Rosa no dudaron en sacrificar tiempo y rentabilidad a corto plazo para ganar
después. Montaron una pequeña conservera en casa, regalaban las setas a los restaurantes para que las probaran y las dieran a probar, prepararon recetarios, y organizaron excursiones de colegios a su “granja” donde, al término de la visita, regalaban
cestas de setas a los escolares y recetas para su preparación. En pocos años la
demanda de setas y hongos frescos se multiplicó hasta cubrir prácticamente toda
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la capacidad de producción de la empresa. Ganaban dinero y la pequeña fábrica
de conservas que habían construido para aprovechar los remanentes se quedaba
parada durante la mayor parte del año.
Fue así como en 1999 surgió la idea de las algas. Era necesario rentabilizar la instalación derivando la actividad hacia otros productos que, como había ocurrido
con las setas, tuvieran escasa o ninguna competencia.
La “cultura de las algas” se difundió con el mismo método utilizado en el caso de
las setas. “Los niños son nuestra mejor publicidad. No tienen prejuicios alimentarios, las prueban, les gustan y, a través de ellos, llegan a sus padres”.
Pero, además, Antonio Muiños se confiesa un “encubierto profesional de la cocina”
y siempre ha mantenido excelentes relaciones con los chefs y las gentes del mundo
gastronómico. Así, desde el primer momento, se preocupó de organizar jornadas de
cocina con algas, participar en las primeras ferias internacionales de alimentación y,
de algo que considera primordial, “testear cada uno de los alimentos”.
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Cada nuevo producto que sale al mercado tiene que estar probado y aceptado por
los profesionales de la cocina antes de llegar hasta el consumidor. Sólo así se consiguen la calidad y la garantía necesarias para ganar y convencer.
Porto-Muiños trabaja hoy 22 especies de algas, cada una con sabores diferentes
y tipos de cocción distintos. Son productos naturales y en las conservas sólo se
añaden aquellos aditivos que permiten las técnicas de agricultura ecológica. Pero
su apuesta por la innovación y su capacidad de adaptación a los nuevos usos
y formas de vida de la sociedad le ha llevado a entrar también en el campo de los
alimentos elaborados. “Las familias hoy tienen poco tiempo para cocinar, había
que responder a nuevas necesidades y dar mayor valor añadido a nuestra oferta”.
Nacen así platos “de diseño” como bacalao con algas, empanadillas con algas
y berberechos, mejillones con algas, pastas con algas, las galletas de algas y cuatro tipos diferentes de té elaborados con algas. Una variedad de productos que
Antonio y su equipo califican eufemísticamente como “Cocina de I+D” y que incluye también otros tesoros de las aguas de Galicia como los erizos de mar, las hortigas de mar y el hígado de rape.
Y tras la “colonización” del mercado nacional, Antonio y Rosa afrontaron el desafío
de la internacionalización. En 2004 entraron con el ICEX en el Programa PIPE
“que nos quitó el miedo al exterior y nos enseñó a vender fuera”. Porque, aunque
las técnicas de comercialización son parecidas, en los mercados exteriores “es fundamental disponer de un distribuidor de confianza y, sobre todo, perder mucho
tiempo en enseñar a los clientes y saber que los beneficios no son inmediatos,
pero llegan si se persevera”.
Hoy Conservas Porto-Muiños factura en torno a 1,5 millones de euros anuales,
de los que el 30% corresponden a ingresos por exportación. Sus productos triunfan en mercados tan exigentes como Japón, Francia, Italia, Alemania, Grecia,
Reino Unido, Dinamarca, Suiza, República Checa y Portugal. Está presente en los
grandes eventos mundiales de la alimentación y de productos ecológicos. Sus ins30
talaciones se han modernizado y automatizado, lo que no es óbice para que mantenga 17 puestos de trabajo fijos y otros treinta más eventuales para las campañas de recolección.
Un colectivo del que Antonio Muiños gusta de presumir, “por su calidad y su cualificación”. En su plantilla hay biólogos, especialistas en logística y promoción exterior
y técnicos en alimentación. Tanto él como su esposa son unos convencidos de la formación continua, y promueven cursos de especialización y capacitación. Pero, sobre
todo, tienen algo muy claro y asumido: que el factor humano es el elemento fundamental para el desarrollo del proyecto empresarial. Una cultura que, en los tiempos
que corren, también sería conveniente ayudar a exportar y difundir.
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