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Mucho más que pasta
La pasta es la reina de la alimentación de los italianos. Se trata de un alimento de gran
sabor y sano, que une a su natural capacidad de dar un toque de alegría a la mesa,
importantes propiedades dietéticas que muchas veces pasan desapercibidas.
En efecto, la pasta italiana es un alimento muy sencillo: masa de sémola de trigo y agua,
a la que se le da una forma determinada. Se puede dejar secar (pasta seca) o agregarle
huevo y comerse fresca (pasta fresca). La buena pasta italiana se distingue por su color
amarillo brillante, por una buena resistencia a la cocción y por su masticación firme, es
decir, que hay que utilizar bien los dientes... de ahí proviene la expresión “pasta al
dente”.
En el mercado español se mantiene al alza gracias a su gran versatilidad: es uno de los
productos con más aplicaciones en la cocina, con una admirable capacidad de
adaptación y no menos aceptación. Y es que la pasta va con todo, se mueve con soltura
en la alta gastronomía y, a la vez, es una incondicional de las despensas domésticas.
Este todoterreno culinario, símbolo de la gastronomía italiana no ha cesado en su
intenso ritmo de desarrollo y creatividad, ya que innova constantemente desde sus
orígenes, ofreciendo un soporte ideal en manos de los nuevos talentos de la
gastronomía. Así, no deja de sorprender la gran variedad de pastas existentes en el
mercado: más de 300 tipos distintos.
A parte de las destacadas cualidades culinarias, la pasta italiana es uno de los alimentos
más recomendados y saludables que existen. Su principal activo son los hidratos de
carbono, además de su importante contenido en proteínas. Por cierto, la pasta no
engorda; en todo caso lo hacen sus compañeros del plato: quesos, salsas, bechameles,
etc. En este sentido, una ración de 100 gramos de pasta (abundante) contiene menos de
un gramo de grasa y, aproximadamente, una cuarta parte de las necesidades de hidratos
de carbono de la dieta ideal.
Además, se trata de un producto de fácil digestión por la lenta asimilación, lo que
retrasa el estímulo del hambre y el deseo de comer.
En definitiva, ¿quién puede resistirse a un buen plato de pasta?