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Actas Odontológicas
Martínez Menchaca, H. R.; García Luna, E.; Garza Covarrubias, G.;
Escamilla Ocañas, C.; Treviño Alanís, M. G.; Rivera Silva, G.
Dime qué comes y te diré cómo está tu salud bucal
Dime qué comes y te diré
cómo está tu salud bucal
Tell me what do you eat...
and I will tell you how is your oral health
Autores
Héctor R. Martínez Menchaca
Eduardo García Luna
Departamento de Odontología y Estomatología,
Universidad de Monterrey, San Pedro Garza García,
Nuevo León, México.
División de Ciencias de la Salud, Universidad de
Monterrey, San Pedro Garza García, Nuevo León,
México.
Laboratorio de Ingeniería Tisular y Medicina
Regenerativa, Universidad de Monterrey, San Pedro
Garza García, Nuevo León, México.
Gabriela Garza Covarrubias
César Escamilla Ocañas
Departamento de Odontología y Estomatología,
Universidad de Monterrey, San Pedro Garza García,
Nuevo León, México.
Laboratorio de Ingeniería Tisular y Medicina
Regenerativa, Universidad de Monterrey, San Pedro
Garza García, Nuevo León, México.
Ma. Guadalupe Treviño Alanís
Gerardo Rivera Silva
Laboratorio de Ingeniería Tisular y Medicina
Regenerativa, Universidad de Monterrey, San Pedro
Garza García, Nuevo León, México.
Laboratorio de Ingeniería Tisular y Medicina
Regenerativa, Universidad de Monterrey, San Pedro
Garza García, Nuevo León, México.
Entregado para revisión: 28 de febrero de 2011
Aceptado para publicación: 30 de mayo de 2011
Resumen
Para un estado óptimo de salud se requiere de un buen equilibrio de la condición oral. Una dieta balanceada comprende alimentos
saludables y diversos, lo cual es clave para mantener un buen estado de salud bucodental, debería tomarse en consideración el
limitar el exceso de carbohidratos en las comidas. La dieta afecta la salud oral de muchas maneras como la generación de caries
dental, defectos en el desarrollo del esmalte, erosión dental y enfermedad periodontal y esta situación podría afectar la salud
general dando como resultado la aparición de enfermedades cardiovasculares o infecciosas, entre otras.
Palabras claves: salud oral; dieta; caries; enfermedad periodontal.
Abstract
For an optimal health a good oral equilibrium is required. A balanced diet comprising of diverse and healthy foods is key to
promoting good oral health, limitation of high carbohydrates intake should be taken into consideration. Diet affects oral health
in many ways such as diet include dental caries, developmental defects of enamel, dental erosion and periodontal disease and this
situation could affect general health in many ways like cardiovascular and infectious diseases.
Key words: oral health; diet; caries; periodontal disease.
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Dime qué comes y te diré cómo está tu salud bucal
Por el ritmo de la vida actual no se pone debida
atención en lo que se come, hecho que puede
perturbar la salud. La dieta no sólo es importante
para la salud general, sino también para la salud
oral, por lo que es esencial comer sanamente y
tener una dieta balanceada que incluya frutas y
verduras frescas, así como limitar la ingesta de
azúcar o carbohidratos. Una dieta desequilibrada
puede dar como consecuencia un aumento de peso
excesivo el que a su vez puede conducir a la
diabetes, enfermedades del corazón y otras
enfermedades crónicas o de larga evolución que
son potencialmente debilitantes o mortales.
Además, debe tenerse en consideración que el
estado general de salud influye en la salud oral, y
una mala dieta puede afectar los dientes y las
encías (Moynihan et al, 2009).
Incluso podría resultar contraproducente. Es
decir, una pérdida de la salud oral puede también
comprometer la salud en general. El efecto más
común de la dieta en la salud oral es el surgimiento
de caries de esmalte provocada por el azúcar
contenido en los alimentos. Las bacterias que
forman la placa dentobacteriana se valen de los
azúcares contenidos en los alimentos para producir
ácidos que dañan severamente los dientes
(Rigassio-Raddler et al, 2003). Por otra parte, la
ingesta continua de bebidas cola y carbonatadas
puede producir niveles bajísimos de pH,
ocasionando erosión (corrosión) del esmalte.
Existen grupos de alto riesgo para desarrollar
enfermedades bucodentales tales como los niños,
las mujeres embarazadas y las personas con
necesidad de cuidados especiales de salud.
Asimismo, muchas investigaciones respaldan a una
posible relación entre la incidencia de la
enfermedad periodontal y diabetes, osteoporosis
y enfermedades cardiovasculares y respiratorias
(Berent et al, 2011; Kuo et al, 2008; Lu et al, 2008).
Así pues, es algo más que la cintura en peligro,
cuando se ingieren aperitivos con alto contenido
calórico en forma de carbohidratos.
Conexión corazón-periodonto
Según la Asociación Americana del Corazón, las
enfermedades del corazón y los ataques cardíacos
constituyen el 31,1% de todas las muertes entre
las mujeres hispanoamericanas, superando a
enfermedades como el cáncer, diabetes, neumonía
e influenza combinados. Las enfermedades del
corazón y los ataques cardíacos constituyen el
26,9% de las muertes entre los hombres
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hispanoamericanos, cifra que supera a las muertes
provocadas por el cáncer y el SIDA (American
Heart Association, 2011).
Estudios de investigación han encontrado
evidencias que vinculan a la enfermedad
periodontal con la enfermedad cardiovascular,
como ataques cardíacos y accidentes
cerebrovasculares (Lam et al, 2010). La placa
dentobacteriana no sigue un patrón específico en
su formación (Marganello et al, 1977). En la placa
dentobacteriana subgingival se identificó a tres
microorganismos exclusivos de la cavidad oral
(Porphyromonas gingavalis, Treponema
denticola y Tannerella forsythia), que Socransky
describió como el Complejo Rojo, y que son las
responsables de la enfermedad periodontal
(Socransky et al, 1998; Ximenez-Frvie et al, 2000).
Se demostró que estos microorganismos se
acumulaban en forma de placa en las paredes de
las arterias hasta obstruirlas por completo o bien
se formaba un trombo infeccioso.
Lo anterior fue comprobado en estudio realizado
por Offenbacher y col., que reveló que personas
con enfermedad periodontal tenían el doble de
probabilidades de sufrir de enfermedad arterial
coronaria, en comparación con aquellas sin
enfermedad periodontal. También se encontró que
el 91% de los pacientes con enfermedad
cardiovascular había sufrido periodontitis de
moderada a severa (Offenbacher et al, 2009).
En otro estudio publicado por Shillinger y col.,
en Stroke (órgano oficial de difusión de la
Asociación Americana del Corazón), se reportó
que la pérdida de los dientes causada por la
enfermedad de las encías, puede ser un indicador
de enfermedad cardiovascular, signo que aparece
incluso antes que otros síntomas. Este mismo
estudio demostró una correlación entre el número
de dientes perdidos y la prevalencia de placa de
ateroma en las arterias carótidas. El 45% de los
pacientes a los que les faltaban menos de nueve
dientes, presentaban placa de ateroma en la arteria
carótida, mientras que el 60% de los pacientes con
diez o más dientes perdidos tenían acumulación
de placa de ateroma carotidea (Shillinger et al,
2006).
Aunque la causa exacta de la asociación entre
las enfermedades periodontales y coronarias no
está bien precisada, se debe continuar investigando
para ayudar a los profesionales de la salud dental
y cardiólogos a que entiendan esta correlación
(Lowe et al, 2003).
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DISCUSIÓN
Dieta y salud oral
Cuando se consume cualquier alimento, las
bacterias que ya están presentes en la boca
convierten el azúcar y el almidón del alimento en
ácidos. Estos ácidos, a su vez, atacan el esmalte
de los dientes y comienzan el proceso de
desmineralización, haciéndose notar una “mancha
blanca”. Una correcta limpieza dental desorganiza
la placa dentobacteriana que está en contacto con
el diente, asimismo previene la adherencia y el
contacto continuo. Por otra parte, el flúor, que
podemos encontrar en la pasta dental (además de
frutas, verduras, agua y sal) forma cristales de
fluorhidroxiapatita muy resistentes al ataque ácido,
remineralizando la mancha blanca no cavitada que
es reversible si su superficie no se ha fracturado
(Ten Cate, 2008).
Cuanto más a menudo se ingieren alimentos con
alto contenido en azúcares y almidones, y entre
más tiempo éstos permanecen en la boca antes de
lavarse los dientes, mayor será el riesgo de caries;
sin embargo, existen algunas recomendaciones
para evitarla (Tabla 1).
En cuanto la enfermedad periodontal, es un
cuadro crónico que aparece entre los 20 y 25 años.
La periodontitis clásica tiene una evolución lenta
y puede atacar a cualquier persona sana, si no tiene
los hábitos higiénicos dietéticos adecuados (Van
der Putten et al, 2009). Esta enfermedad aumenta
el riesgo de tener bebés de bajo peso al nacer,
infarto cerebral y diabetes. Existen tres tipos de
periodontitis severas, la prepuberal, que puede
padecerse desde los 2 o 3 años hasta los 12 años;
la juvenil, hasta los 25 años; y la de avance rápido,
hasta los 35 años (Kuo et al, 2008). Como los
microorganismos que causan la periodontitis se
alojan entre la encía y el hueso, frecuentemente
quien la padece no se da cuenta hasta que el
proceso ya está avanzado.
Se debe tener precaución con los llamados
bocadillos “saludables”. Algunos de los aperitivos
que se describen como saludables y nutritivos,
pueden ser tan perjudiciales para los dientes como
un caramelo. Los alimentos masticables y
pegajosos, como las frutas deshidratadas, barras
de “granola”, pan de frutas, debido a su contenido
de azúcar y su consistencia pegajosa, se adhieren
a los dientes hasta que se los remueve
mecánicamente (cepillado, palillos, colutorios, etc.),
y son conocidos como alimentos cariogénicos
(Tabla 2). El contacto directo o retención de los
alimentos no-cariogénicos en las superficies
dentales por un largo período de tiempo, hace que
los alimentos se tornen en “altamente-cariogénicos”
y dañen el esmalte del diente, produciéndose como
primera etapa la mancha blanca, que de continuar
la noxa pasará a la etapa de mancha blanca
cavitada (Budtz-Jorgensen et al, 2001).
Tabla 1
Recomendaciones para reducir la incidencia de caries dental
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Tabla 2
Tipos de alimentos
Los alimentos que son ingeridos durante el
desayuno, la comida y la cena causan menos
perjuicio, ya que se produce una mayor cantidad
de saliva, lo que ayuda a un mejor lavado de la
cavidad oral y de restos de alimentos. Esto
disminuye el efecto de los ácidos, razón por la cual
si se va a ingerir un alimento cariogénico, es
recomendable que se realice durante los períodos
mencionados con antelación como, por ejemplo, el
postre. También se debe tomar en consideración
que el flujo de saliva se reduce notablemente
durante el sueño y el alimento que permanece
durante mucho tiempo en contacto con los dientes
genera un ambiente excelente para la formación
de caries.
Alimentación
Es conocido que el consumo de alimentos y bebidas
que tienen un alto contenido de carbohidratos como
refrescos y jugo de frutas con azúcar añadido, pueden
causar desmineralizaciones o bien producir cavidades
en los dientes. Lo que debe saberse, aunque se evite
los dulces, galletas, etc., es que el azúcar puede
encontrarse en su dieta (por transformaciones
químicas) y de manera silenciosa podría afectar su
salud oral (Anderson, 1997).
El azúcar se encuentra en muchos alimentos,
inclusive en el menos sospechado. Además de ser
un ingrediente de las frutas, los cereales y las bebidas
deportivas, también está oculto en algunos alimentos
tales como la leche, el yogur, aderezos para ensaladas,
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salsa de tomate, en algunas verduras (zanahoria,
remolacha y cebolla, entre otras). Por otra parte, los
jugos de fruta a los que se les agrega azúcar y que
contienen pequeñas cantidades de fruta natural e
inclusive la moderna barra nutricional que se ingiere
para disimular el hambre hasta la cena, tienen un
alto contenido de carbohidratos (Moynihan, 1998).
Se debe tener la siguiente consideración: el azúcar
con cualquier otro nombre sigue siendo azúcar y puede
causar caries dental. Es aconsejable que se verifique
la lista de ingredientes en la caja de “los alimentos
totalmente naturales u orgánicos”, como granola, para
establecer el posible contenido de azúcar que podría
estar disimulado. Entre los nombres de edulcorantes
conocidos pueden citarse la fructosa, dextrosa,
lactosa, glucosa, sacarosa, galactosa, polidextrosa,
jarabe de maíz, miel, jarabe de maíz alto en fructosa
y malodextrin, entre otros (Jones, 2003).
Los niños son, en general, un grupo de edad de alto
riesgo. Sobre todo se debe dar mucha atención a la
salud oral de los lactantes. Si bien éstos no pueden
prescindir de la leche, es necesario tomar algunas
precauciones, como no agregar azúcar a la leche o
al chupete, no darles ningún tipo de líquidos con azúcar
añadida y, sobre todo, no dejar que se duerman con
el biberón en la boca cuando contiene una bebida
azucarada.
El azúcar no es el único ingrediente que se debe
tener en cuenta para el mantenimiento de una buena
salud oral. El almidón es otro elemento que, cuando
se combina con las bacterias en la boca, puede causar
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estragos en dientes y encías. Algunos de los ejemplos
más comunes de los alimentos que contienen almidón
son el pan, cereales, pastas y frijoles. El almidón también
se puede encontrar en alimentos tan inesperados como
plátanos, sopas enlatadas, salsa de espaguetis
preparados, aderezos para ensaladas e incluso en
algunos vegetales (maíz, papas, arvejas, entre otros).
Los alimentos muy ácidos como el limón, los jugos
o zumos de frutas, vinagre y los refrescos o
bebidas carbonatadas cuando se consumen en
exceso, pueden provocar erosión o corrosión del
esmalte debido a un pH menor de 5.5. Debe
tomarse en consideración que existen bebidas con
un pH cercano a 1.
La clave es la moderación y el balance; comer en
exceso de cualquier alimento que no sea nutritivo,
puede causar mucho daño a la salud en general y a
la salud oral en particular. Dentro de las
recomendaciones se encuentra el llegar a una comida
variada, es decir, cuando se ingiere un alimento
cariogénico, se debe combinar con uno nocariogénico (Lingstrom & Moyniham, 2003).
Con una buena nutrición se podrá proporcionar a
los dientes los minerales y vitaminas necesarias para
que se encuentren sanos. Los alimentos lácteos son
esenciales para ello, pues permiten una ingesta
adecuada de calcio (Dorea, 1999; White, 1987).
Asimismo, los alimentos con grasas son también de
utilidad, pues permiten digerir el calcio de los
productos derivados de la leche. Frutos secos, queso,
pescado y otros mariscos (por su contenido del ácido
graso omega 3) aseguran un consumo suficiente y
delimitado de grasas para obtener la adecuada
asimilación del calcio. (Ballou & DePeters, 2008; Mills
et al., 2011)
CONSIDERACIONES FINALES
Finalmente, mencionamos varias recomendaciones
para la prevención de la enfermedad bucodental
provocada por la dieta (American Academy of
Pediatric Dentistry, 2010; American Dietetic
Association, 2003; 2007).
• Limitar la cantidad de alimentos con alto contenido
en azúcares y almidones especialmente entre
comidas, que es cuando se tienen menos
probabilidades de cepillarse los dientes. Si hace
aperitivos de “alto riesgo”, se debe acompañar con
agua, y se recomienda cepillarse de inmediato con
pasta dental con fluoruro, ya que los dientes son
atacados por ácidos durante unos 20 minutos o más.
• Leer las etiquetas nutricionales de los alimentos
que usted compra y tener cuidado con la cantidad de
azúcar y almidón ocultos.
• Es de vital importancia tener como hábito el ingerir
comida variada y saludable. Algunas buenas opciones
son el queso, las verduras y frutas. La fruta crujiente
contiene azúcar, pero también tiene un alto contenido
de agua, que diluye los efectos del azúcar y estimula
el flujo de saliva, lo que favorece el lavado de las
partículas de comida.
• Se debe tener la precaución de lo que se bebe.
Limite la ingesta de refrescos y jugos de fruta. De
beber éstos con frecuencia trate de balancearlos con
alimentos “saludables” como las grasas, proteínas,
frutas y verduras frescas, asimismo con semillas
oleaginosas. Se debe beber el agua suficiente para
ayudar al aclaramiento para que la menor cantidad
de partículas de comida quede entre los dientes. Si
se bebe agua embotellada, prestar mucha atención
al contenido de la misma ya que no toda el agua
embotellada esta fluorada.
• En el caso en que el agua potable no contenga
flúor es recomendable el consumo moderado de sal
fluorada a 250 ppm.
• Cepillarse por lo menos dos veces al día con una
pasta que contenga flúor, siendo la previa al dormir
la más importante.
• Limpiar diariamente entre sus dientes con hilo
dental.
• Visitar al profesional de la salud oral según el
índice de riesgo personal.
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Dr. Héctor Martínez Menchaca
Director del Programa de Médico Cirujano Dentista,
Departamento de Odontología y Estomatología,
Universidad de Monterrey
Av. Morones Prieto 4500 Pte.,
66238, San Pedro Garza García N.L., México.
[email protected]
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