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Alimentos mexicanos de alto aporte nutrimental La alimentación humana es un proceso voluntario, consciente y educable, aunque una vez ingerido el alimento se inicia con otro proceso que se vuelve involuntario e inconsciente; la digestión de los alimentos. La energía que toda persona necesita para realizar cuanta función sea imaginable la obtiene de los nutrimientos, pero no todos los alimentos contienen la todos ellos ni mucho menos las cantidades exactas, adecuadas según las necesidades de cada persona. La alimentación y por tanto la nutrición es diferente no sólo como individuos sino también como sociedad, en los países y grupos de población, “el origen de la energía alimentaria guarda una relación con el ingreso. Pero no tiene el gasto una relación directa con el aporte calorífico”. (Martínez y Villezca, 2003) “En México existen numerosos patrones o modelos de alimentación, muchos de los cuales tienen una historia milenaria y son producto de la interacción de varias culturas. Es un país que heredó una de las tradiciones culinarias más notables, ricas, vigorosas y saludables que existen en el mundo actual.” (alianzasalud.org.mx) La comida mexicana se caracteriza por una gran diversidad de platillos típicos, por ejemplo el pozole, mole, tlacoyos de frijol con nopales, entre otros (Imagen 1.1). Lo destacado de estos platillos es que para su preparación se utilizan ingredientes que al combinarse, proporcionan los principales nutrimentos. La alimentación de los mexicanos puede ser diversa, pues nuestro país tiene una vasta diversidad de plantas y animales, comestibles que por siglos ha permitido a las personas aprovechar los recursos naturales para alimentarse. En el México antiguo la domesticación de especies como el maíz (Imagen 1.2), el frijol, jitomate, la calabaza, el amaranto y el cacao permitió el desarrollo de las culturas que poblaron nuestro territorio. De forma natural crecían nopales y quelites. Además aprovechaban la carne de animales como el conejo, el venado, armadillo, iguanas, de mariscos, pescados, huevecillos de algunos organismos e insectos comestibles, estos últimos ricos en proteínas. La mayoría son muy nutritivos y si se combinan correctamente puede lograrse una dieta correcta y benéfica a nuestra salud. El maíz es la principal fuente alimentaria para muchos mexicanos, se clasificó como cereal y está compuesto aproximadamente por 87% de carbohidratos, 8% de proteínas, además de minerales como el calcio y el hierro. También aporta vitaminas del grupo B, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso. El frijol tiene un alto contenido de proteínas y fibra, es rico en vitamina B, hierro, calcio, potasio y fósforo. El amaranto contiene aún más proteínas que el maíz y el frijol, además de ser rico en vitaminas A,B,C,B₁, B₂, ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo. El chile es rico en vitaminas A y C, contiene potasio, minerales como el hierro y el magnesio, estimula el apetito y la actividad de glándulas salivales y mucosa en boca y estómago. Estimula la producción de jugos gástricos. Aguacate, fuente importante de vitaminas. Contiene más de 25 nutrientes esenciales. Contiene gran cantidad de potasio que para equivalencia de lo que aporta sólo uno es necesario consumir tres plátanos. Cantidades importantes de lípidos lo hace una buena fuente de estos nutrientes. El cacao (Imagen 1.3) en forma de chocolate, es fuente de energía y ha cobrado importancia por la cantidad de polifenoles poderosos agentes antioxidantes que contiene. Además tiene ácidos grasos, como el esteárico, que no aumenta el colesterol. Sus componentes son: grasa 57%, minerales 4%, fibra 3%, nitrógeno 2%. Estos y otros alimentos son idóneos para los requerimientos de los mexicanos. Pero lamentablemente la modernización del país hace que el modelo alimentario que se adopta actualmente es ajeno, costoso, nocivo para la ecología […] expone la ya precaria soberanía alimentaria, hace perder la identidad cultural de la población la identidad cultural de la población y pone en riesgo nuestra salud”. (alianzasalud.org.mx) Se ha disminuido el consumo de frijol y de tortilla, ello se debe a cambios de hábitos que favorecen una dieta rica en carbohidratos y grasas. Según lo comenta Amanda Gálvez Mariscal (Imagen 1.4) “La dieta tradicional mexicana ayudaría a mitigar los dos extremos de la problemática alimentaria: la mala nutrición […] y la desnutrición, principalmente en comunidades que viven en pobreza. Por su elevada calidad nutrimental […] el Programa Universitario de Alimentos (PUAL) de la UNAM propone revalorarla.” (http://www.dgcs.unam.mx/). En noviembre de 2010 la UNESCO reconoció a la cocina autóctona mexicana oficialmente como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. “Desde el año 2000 Luis Alberto Vargas pertenece al Movimiento Internacional Slow food, dedicado a la conservación del patrimonio alimentario de la humanidad […] El doctor Vargas y José Uturriaga, también experto en la cultura alimentaria…” fueron incansables promotores de la comida mexicana para su reconocimiento por sus magníficas aportaciones al mundo de la nutrición (Salcedo, 2008). Díaz García Alba Elena Fuentes consultadas Pamplona R. (2003) El poder medicinal de los alimentos, APIA. López, A. (2002) Alimentos funcionales: salud a la carta, ¿Cómo ves? No. 42 Salcedo Meza, C. (2008) ¿Quién es Luis Alberto Vargas?, ¿Cómo ves? No. 119 S/A (s.f.) Aguacate, alimentos.org.es S/A (s.f.) Dieta tradicional, alianzasalud.org.mx S/A (s.f.) La deliciosa combinación cultural, lacienciaenlasecundariayalgomás. files.wordpress.com