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El mejor aliado en la conservación de alimentos en el hogar es, sin duda, el refrigerador,
ya que el frío que genera mantiene fresca la comida, retrasa la aparición de la mayoría de
los microorganismos nocivos y no modifica las características nutricionales de los
alimentos. Sin embargo, para que este electrodoméstico cumpla su cometido
adecuadamente se deben seguir algunas normas de uso:

Compruebe y ajuste la temperatura cada temporada; recuerde que en primavera y
verano se necesita más frío que en otoño e invierno.

Asegúrese de que la puerta del refrigerador esté siempre bien cerrada, ya que
únicamente así es posible mantener la temperatura ideal al interior del aparato.
Cuando abra la o las puertas procure que sea sólo en caso necesario, y ciérrelas lo
antes posible.

Limpie este electrodoméstico con regularidad, auxiliándose con detergente ligero o
bicarbonato y un paño húmedo. Para que el congelador no acumule malos olores,
puede asearlo con una solución de agua caliente con un chorrito de vinagre.

En modelos antiguos trate de que no se genere mucha escarcha en el congelador,
pues el hielo acumulado resta funcionalidad al refrigerador y le quita espacio a la
comida.
La organización de los alimentos también es importante, ya que al interior del refrigerador
hay distintas temperaturas que deben aprovecharse:

El sitio más frío es el estante que se encuentra justo debajo del congelador, donde la
temperatura es, aproximadamente, de 2º centígrados. Ahí deben situarse alimentos
más susceptibles a la acción de bacterias, como carne y pescado frescos.

Coloque en los estantes de en medio (entre 4 y 8° centígrados) embutidos, derivados
de la leche (yogurt, crema), huevos, pasteles, alimentos preparados y todo producto
que especifique en su etiqueta “consérvese en refrigeración una vez abierto”.

Los cajones inferiores, con temperaturas de 10° centígrados o un poco mayores, están
diseñados para frutas y verduras, ya que podrían estropearse con temperaturas más
bajas.

Los compartimentos de la puerta son los menos fríos (hasta 15º centígrados) y están
destinados a almacenar productos que requieren refrigeración ligera, como refrescos,
salsas, mostaza, mayonesa, cátsup, mermeladas, café de grano, leche y mantequilla o
margarina para untar.

No sobrecargue al refrigerador, ya que la falta de espacio evita que el aire circule y,
por tanto, la distribución de la temperatura se verá afectada.

No introduzca objetos calientes, pues alteran la temperatura.
Algunos consejos para mantener en buen estado sus alimentos son los siguientes:

Si adquiere alimentos congelados, trate de que éstos nunca alcancen la temperatura
ambiental. Es preferible que, al ir al supermercado, sean los últimos que tome y, al
llegar a casa, los primeros en colocar dentro del congelador.

Todo alimento congelado debe deshelarse al interior del refrigerador (ubíquelo en una
de las charolas inferiores, varias horas antes usarse) en el microondas o introduciendo
el paquete que lo contiene en agua fría. Tome en cuenta que cuando permanece
sobre superficies a temperatura ambiente puede contaminarse con bacterias.

Todo alimento no envasado o empacado debe protegerse en recipientes adecuados y
limpios para evitar su contaminación.

Si almacena frutas y verduras en bolsas de plástico, cámbielas cada 3 o 4 días para
evitar que la humedad generada por la respiración de los vegetales se almacene y sea
aprovechada por microorganismos.

Lechuga, espinaca, col, acelgas y otras hortalizas de hoja se conservan mejor en bolsas
de papel.

Leche, mantequilla o pasteles han de conservarse aislados de alimentos que despiden
olor, ya que éstos absorben los sabores.

Nunca deje los alimentos en contacto directo con el piso, aunque estén envasados o
empacados.

Cuando introduzca alimentos en el refrigerador, sitúe los productos recién comprados
detrás de los que ya estaban dentro; así se asegurará de que la comida no caducará.

Los productos enlatados que han sido abiertos pueden conservarse en el refrigerador,
sólo que es necesario cambiarlos de envase a otro que cierre herméticamente.

Todos los alimentos envasados tienen fecha de caducidad, de modo que no está de
más verificar las fechas indicadas en la etiqueta para asegurarse de que están en buen
estado. Cuando tenga dudas acerca de un alimento o no sabe cuánto tiempo ha
estado en el refrigerador, deséchelo.

En cuanto a los alimentos no envasados o empacados, su tiempo de vida es
aproximadamente el siguiente: pescado fresco y carne molida, dos días; carne y
pescado cocidos, 2 a 3 días; leche abierta, postres caseros y verdura cocida: 3 a 4 días;
carne cruda cortada en piezas, 4 a 5 días; huevo fresco, 2 a 3 semanas, y verdura
cruda y conservas abiertas, 4 a 5 semanas.

Por supuesto, deseche todo alimento que presente mal olor, cambio de color,
viscosidades, zonas mohosas o cambio de textura. Todo esto indica que su
descomposición ha comenzado.

Tenga en cuenta que no todos los alimentos necesitan refrigeración, e incluso pueden
perder su calidad con las bajas temperaturas: los plátanos se ennegrecen, el pan se
estropea rápidamente y las frutas y verduras que necesitan madurar permanecen
“verdes”.
Por lo que respecta al almacenamiento de platillos preparados o sobrantes de comida, las
medidas a seguir son las siguientes:

Guárdelos siempre en envases limpios y bien tapados para que no pierdan sabor y
frescura. Cerciórese de que ningún recipiente gotee.

Deje enfriar los alimentos a temperatura ambiente antes de guardarlos, ya que un
plato caliente eleva la temperatura al interior del refrigerador y favorece el riesgo de
contaminar otros productos.

Si dispone de poco tiempo y no puede esperar a que la comida se enfríe sola, póngala
a baño María con agua fría.

Haga lo posible por no dejar juntos alimentos crudos y cocinados, a fin de evitar que
se transmitan gérmenes de un producto a otro.
Esperamos que estos consejos le ayuden a evitar intoxicación por consumir alimentos en
mal estado, sin olvidar que el seguimiento de estas medidas le ayudará a aprovechar
mejor los nutrientes de frutas, verduras, carnes y lácteos, lo cual beneficiará,
indudablemente, a toda su familia.