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Revista Computadorizada de Producción Porcina
Vol: 11 No. 1 2004
INFLUENCIA DE LA FRECUENCIA DE PODA Y LA ÉPOCA SOBRE LOS
RENDIMIENTOS DE BIOMASA DE LA MORERA (Morus alba)
F. García Soldevilla y R. Fernández
Unidad de Investigaciones
Instituto Politécnico Agropecuario “Villena–Revolución"
La Habana, Cuba
RESUMEN
Se hicieron estudios de frecuencia de cortes (45, 60, 75 y 90 días de poda), de morera
(Morus alba), en un diseño de bloque al azar con 4 bloques y 4 réplicas por tratamiento,
para estudiar el rendimiento de follaje y su valor nutritivo.
No se encontró efecto significativo (P<0.05) en ninguno de los índices examinados para la
interacción época x frecuencia de corte. Se halló que las proporciones de las distintas
fracciones de la planta (hojas, tallos comestibles y no comestibles) fueron
significativamente diferentes (P<0.01) entre sí, disminuyendo de la menor a la mayor
frecuencia de las hojas y los tallos comestibles, con valores entre 49.95 a 66.55 y 9.50 a
32.89% respectivamente. Los tallos no comestibles crecieron considerablemente de la
menor a la mayor frecuencia en ambas épocas desde 0.59 hasta 40.54%
respectivamente.
Lo rendimientos de biomasa total fueron significativamente diferentes (P<0.01) entre las
frecuencias de poda, pero no lo fueron así en el período lluvioso (18.18 y 20.93 t MS/ha
anual). Como resultado, los rendimientos anuales fueron de 25.12 y 32.34 t MS/ha anual
respectivamente para 75 y 90 días de poda. La misma tendencia se obtuvo con los
rendimientos de biomasa comestible: 70 contra 60, producto del rendimiento total para
75 y 90 días de poda.
De acuerdo con los resultados del presente estudio, se sugiere que la frecuencia de
mejor comportamiento en condiciones como las aquí descrits sean de 75 y 90 días de
poda para seca y lluvia respectivamente. Por otra parte, se obtiene un follaje con 20 % de
proteína y 70% de digestibilidad de la MS, con un 70% de biomasa comestible como
promedio. Es de sugerir también avanzar en otros estudios agronómicos de este árbol
forrajero en Cuba.
Palabras clave: morera, Morus alba, frecuencia de corte, rendimiento
Título corto: Agronomía de morera (Morus alba)
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Revista Computadorizada de Producción Porcina
Vol: 11 No. 1 2004
INFLUENCE OF FREQUENCY OF CUTTING AND SEASON ON FOLIAGE YIELD IN
MULBERRY TREES (Morus alba)
SUMMARY
A random block design with four blocks and four replications per block was employed to
study cutting frequency (45, 60, 75 and 90 days) and season of the year (dry and rainy)
effects on foliage yield and nutritive value.
There was not significant interaction season x cutting frequency in any of the examined
indices. It was found that proportion of different plant fractions (leaves, edible and non
edible stems) were significantly (P<0.01) among them. Leaves and edible stems
decreased its value with increasing cutting frequency, with means ranging from 49.95 to
66.55, and from 9.50 to 32.89 respectively. Non edible stems increased considerably from
the shortest to the highest cutting frequency, from 0.59 to 40.54% respectively.
Biomass yield were significantly different (P<0.01) among frequency of cutting, which in
turn were no different amongst then during the rainy season (18.18 and 20.93 t/ha
respectively) thereby determining annual yields of 25.12 and 32.34 respectively for 75 and
90 days of cutting intervals. The same trend was observed for yields of edible biomass (70
and 60 of total yield for 75 and 90 days of cutting intervals.
According to the present results, it is suggested a cutting frequency or 75 and 90 days for
dry and rainy season, respectively. On the other hand, protein content and DM digestibility
in mulberry foliage may be 20% and 70% respectively. Edible biomass in mulberry may be
70%. It is also suggested the conduction of further agronomic investigations of this fodder
tree in Cuba.
Key words: mulberry, Morus alba, cutting frequency, yield
Short title: Agronomy of mulberry (Morus alba)
INTRODUCCION
Es bien sabido que lo que limita la producción de leche y carne en los trópicos son los
bajos niveles de proteína y energía de los pastos tropicales, lo que se agrava en el
período seco, por los bajos rendimientos de los mismos que solo alcanzan 20-30 % del
total anual. Para cubrir este déficit, se utiliza la suplementación con concentrados, pero el
costo es muy elevado y en ocasiones no están disponibles. Este panorama obliga a
buscar formas alternativas para cubrir los déficit con alimentos de bajo costo y de mejor
balance de proteínas y energía. La introducción de los árboles forrajeros en la
alimentación animal abre un capítulo en el logro de cubrir los déficit nutricionales en los
trópicos.
En reiterados momentos, se ha recomendado el uso de árboles forrajeros como fuente
proteica abundante y localmente disponible en ambiente tropical (ver por ejemplo, Botero
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Revista Computadorizada de Producción Porcina
Vol: 11 No. 1 2004
1988; Murgueitio 1990; D’Mello 1992). En este sentido, la morera (Morus alba) es uno de
los árboles forrajeros que aparentemente es de los más prometedores.
El cultivo de la morera fue inciado hace cientos de años en Asia oriental con vistas a la
alimentación del gusano de seda con hojas de morera (ver por ejemplo, Tingzung et al
1988), y desde entonces, ha sido práctica usual utilizar los órganos de sostén, tales como
los tallos, en la alimentación de rumiantes, efectuando de facto un sistema de producción
morera-sericultura-ganado vacuno (ver Sánchez 2000; Benavides 1999).
Estudios hechos en América han sugerido que tanto tallos como hojas de morera ueden
ser utilizados exitosamente en la producción de animales rumiantes (Benavides 1999).
Sin embargo, es probable que una solución empírica milenaria haya conducido a obtener
ejemplares de morera con características foliares cada vez más adecuadas para la
nutrición de Bombyx mori, que obviamente es una especie animal con un sistema
digestivo relativamente simple y sin mucha simbiosis con microorganismos celulolíticos, y
donde la estrategia digestiva inicial probablemente fue el aprovechamiento de la proteína
foliar durante un rápido tránsito de digesta. En este sentido, observaciones iniciales
hechas en Camboya, sobre el valor nutritivo del follaje de morera en cerdos (Ly et al
2001; Chiev Phiny et al 2003) y en Mesoamérica y México sobre el uso exitoso de morera
en cerdos en engorde (Trigueros y Villalta 1997) y cerdas gestantes (Muñoz 2003),
permiten suponer que la morera es también un alimento muy promisorio en nutrición
porcina.
De hecho, Sánchez (1999) y Benavides (1999) han hecho hincapié en el potencial de la
morera como una fuente proteica integrable a cualquier sistema de producción animal.
Esto parece ser así, tal comose ha obserado en estudios hechos con cabras (Jegou et al
1994), vacas (Yao et al 2000), conejos (García-Soldevilla 2001) y cerdos (Trigueros y
Villalta 1997; Ly et al 2001; Chiev Phiny et al 2003; Christian 2003).
El propósito de integrar el cultivo de la morera como especie perenne con cortes
periódicos en ambiente tropical, a la producción en finca de especies animales de
variadas especies, merece un examen concienzudo de las alternativas agronómicas de la
morera. Existen algunas experiencias al respecto, relacionadas con la fertilización de la
plantación (Benavides et al 1994; Espinoza y Benavides 1996), la edad al primer corte
(Alonso et al 2000), frecuencias y alturas de corte (Benavides et al 1986), distancia de
siembra y altura de corte (Blanco 1992) y alturas de corte y tipo de variedad cultivada
(Alonso et al 2000; Nguyen Xuan Ba y Le Duc Ngoan 2003), entre otras.
El objetivo de este presente trabajo es informar sobre un estudio cubano relativo a la
influencia de la época del año sobre características del rendimiento del follaje de morera y
su valor nutritivo. Un informe preliminar fue hecho ya (Martín et al 1999).
MATERIALES Y METODOS
Este trabajo se realizó en una plantación de morera de 3.5 años de establecida, sobre un
suelo ferralítico rojo típico con 4.08 % de materia orgánica, un valor de pH mayor o igual a
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7.5. El contenido de P2O5 fue 1.23, y el de K2O, 3.20 meq/100 g de suelo,
respectivamente.
Se utilizó un diseño experimental de bloques al azar completamente aleatorizado para
estudiar 4 frecuencias de corte 45; 60; 75 y 90 días de poda con 4 bloques y 4 réplicas
por tratamientos. La parcela experimental fue de 5 m2 con un total de diez plantas
sembradas en hilera, en la que se muestreronn 8 plantas/tratamiento, al eliminarse la
primera y la última para neutralizar el efecto de borde. El experimento se condujo en
condiciones de secano, y se aplicó entre 1.5 y 3 kg de materia orgánica procesada como
compost. Se efectuaron labores para el control de maleza, tales como escardado manual
alrededor de las estacas plantadas, hasta que las plantas alcanzaron una altura promedio
de 1.0-1.5 m. La poda de establecimiento que se había hecho en la plantación
experimental se realizó al año de efectuarse la siembra, y se hizo mediante un corte de la
planta a 40 cm del suelo.
La cosecha se efectuó de manera manual. El corte de las plantas se hizo a una altura
entre 35 y 45 cm del suelo. En el momento de la cosecha se seleccionaron se tomaron
las ocho plantas por parcela para las determinaciones de la proporción de hojas, tallo
comestible y tallo no comestible.
Para el análisis bromatológico, se tomaron muestras representativas de las distintas
partes del follaje así como del mismo sin fraccionar, para determinar el contenido de MS
y proteína bruta (Nx6.25) por procedimientos reconocidos correspondientes a secado en
estufa hasta peso constante y uso del procedimiento Kjeldahl respectivamente (AOAC
1995). En muestras secas y apropiadamente molidas se efectuó la solubilidad en KOH,
como índice representativo de la digestibilidad de la materia orgánica de los distintos
materiales examinados (Kesting 1977). Todos los análisis de laboratorio se llevaron a
cabo por duplicado.
Los datos fueron evaluados mediante un modelo lineal general estándar en el que se
determinó el efecto de época del año (lluvia o seca), la frecuencia de poda, y la
interacción épocaxfrecuencia de poda. Las medias fueron contrastadas mediante la
técnica de análisis de varianza convencional (Steel y Torrie 1980), y cuando se encontró
efecto significativo (P<0.05), estas medias se separaron mediante la aplicación de la
dócima de Duncan (1955).
RESULTADOS
,
No se halló efecto significativo (P<0.05) en la interacción épocaxfrecuencia de corte en
las medidas evaluadas. Se apreció que los por cientos de hojas disminuyeron en la
medida que aumentaba la frecuencia de corte (tabla 1), con mayor intensidad en el
período lluvioso. En ambos períodos del año esta disminución fue significativa (P< 0.01),
al disminuir desde 66.40 hasta 55.93%, y desde 66.55 hasta 49.95 % para las
temporadas de seca y lluvia respectivamente.
La influencia de la época del año en el porcentaje de tallos comestibles mantuvo la misma
tendencia significativa (P<0.01) que el de las hojas, desde 32.89 hasta 16.82 %, y desde
29.60 a 9.50% en momentos de seca y lluvia respectivamente, cuando se pasó de una
frecuencia de corte de 45 a 90 días. El por ciento de tallo no comestible creció con la
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edad de poda desde 0.59 hasta 27.72 % y desde 4.85 hstaa 40.54 % en ambas
temporadas de seca y lluvia.
Tabla 1. Frecuencia de corte y proporción de hojas y tallos en follaje de morera
Frecuencia de corte, días
Epoca
45
60
75
90
EE ±
a
b
a
66.40a
63.09
55.93
Hojas, %
Seca
63.33
0.894***
a
b
c
c
66.55
58.64
54.30
49.95
Lluvia
0.976***
Tallos
32.89a
21.71b
19.85bc
16.82c
Comestibles, %
Seca
1.053***
29.60a
22.51b
15.91c
Lluvia
9.50d
0.826***
c
b
b
a
0.59
16.64
16.80
27.72
No comestibles, %
Seca
1.825***
4.85d
18.84c
29.78b
40.54a
Lluvia
1.440***
*** P<0.001
abcd Medias sin letra en común en la misma fila difieren significativamente entre sí (P<0.05)
En el período de seca (tabla 2) se obtuvieron los más bajos rendimientos (P<0.001) de
biomasa para las dos frecuencias de corte más bajas, con respecto a los cortes de 75 y
90 día. En este último tratamiento se cosechó la mayor cantidad de follaje (11.41 t MS/ha
anuales).
En el período lluvioso se observó la misma tendencia que en el período de seca, pero no
fueron diferentes entre sí la frecuencias de 75 y 90 días. Los rendimientos anuales
mayores se produjeron con 75 y 90 días de poda con (25.12 y 32.34 t MS/ha/año). El
efecto general fue el de un rendimiento significativamente (P<0.001) mayor con una
frecuencia de corte de 90 días.
Tabla 2. Influencia de la época del año en el rendimiento de biomasa total de follaje
de morera (t MS/ha por año)
Frecuencia de corte, días
EE ±
Época
45
60
75
90
Seca
4.47a
4.53a
6.93b
11.41c
0.41***
Lluvia
6.36a
9.99b
18.18c
20.93c
1.12***
a
a
b
Total anual
10.84
14.52
25.12
32.34c
1.23***
*** P<0.001
abc Medias sin letra en común en la misma fila difieren significativamente entre sí (P<0.05)
En la tabla 3 se presentan los resultados de rendimiento de biomasa comestible
significativos. Este índice se halló una tendencia a que fuera significativamente mejor
(P<0.01) en las dos épocas evaluadas, a favor de la frecuencia de corte de 90 días. Los
valores hallados fueron de 7.58 t MS/ha en seca y en período lluvioso, 11.70 t MS/ha. No
obstante, no se apreciaron diferencias significativas (P>0.05) para 75 y 90 días de poda
con 11.88 y 11.70 t MS/ha en la época de lluvia.
En lo referente al rendimiento total anual, los resultados fueron similares para 75 y 90
días de poda, y evidentemente diferentes con respecto a 60 y 45 días entre cortes en la
plantación examinada.
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Tabla 3. Influencia de la época del año en el rendimiento de biomasa comestible de
follaje de morera (t MS/ha por año)
Frecuencia de corte, días
EE ±
Época
45
60
75
90
Seca
4.41a
4.15a
5.61b
7.58c
0.35***
Lluvia
6.03a
7.76b
11.88b
11.70b
0.72***
a
a
b
Total anual
10.45
11.92
17.50
19.28b
0.76***
*** P<0.001
abc Medias sin letra en común en la misma fila difieren significativamente entre sí (P<0.05)
En la tabla 4 se presentan los valores de concentración de proteína bruta influenciada por
la época y la frecuencia de corte de la planta entera y sus fracciones.
Tabla 4. Influencia de la frecuencia de corte y la época del año en el contenido de
proteína del follaje de morera
Frecuencia de corte, días
EE ±
45
60
75
90
Epoca de seca
Planta entera
24.07a
16.00b
14.74c
15.63cb
0.280*
a
b
b
Hojas
26.91
24.36
23.62
21.39c
0.360*
Tallos comestibles
11.49a
10.83a
11.19a
8.94b
0.420*
Tallos no comestibles
11.77a
9.24b
7.56c
0.040*
Epoca de lluvia
Planta entera
19.53a
17.38a
13.76b
12.32b
0.133**
Hojas
27.02a
26.63a
20.07b
21.89b
0.088**
Tallos comestibles
8.86
8.36
8.14
8.55
0.348
Tallos no comestibles
5.94a
6.90a
4.88b
5.30a
4.22
* P<0.05; ** P<0.01
abc Medias sin letra en común en la misma linea difieren significativamente entre sí
(P<0.05)
Se notó una influencia significativa tanto en la época de seca (P<0.05) como de lluvia
(P<0.01) en el contenido de proteína bruta de la planta entera, con los valores más altos
para 45 días de poda y con una disminución notabla en la medida que aumentaba la
frecuencia de poda. Se observó el mismo efecto significativo para las fracciones de hojas
y tallos comestibles, más acentuadamente en los meses de lluvia (P<0.01) que en los de
sequía (P<0.05). En el período lluvioso no hubo diferencias significativas para la
concentración de proteína bruta en los tallos no comestibles por influencia de la
frecuencia de corte. En contraste, en los meses de la temporada seca la concentración
proteica también disminuyó significativamente (P<0.05) cuando la poda se hizo con un
mayor intervalo de tiempo.
Como aspecto digno de ser resaltado, el contenido proteico de las hojas de morera fue
sostenidamente muy alto, con independencia de los factores estudiados en el presente
experimento.
En la tabla 5 se presentan los datos referentes a la influencia de la frecuencia de poda y
de época en la digestibilidad de la MS. No se halló efecto significativo (P>0.05) de
tratamiento para la digestibilidad de la MS cuando se determinó esta medida en la planta
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entera. En lo referente a la muestra foliar, en el período seco hubo diferencias
significativas (P<0.05) a favor de las dos frecuencias menores de poda, con valores
superiores a los de la frecuencia de poda de 75 y 90 días. En el período lluvioso, no
existió diferencia significativa entre las frecuencias de poda destacándose valores de
72.16 y 70.19 para las frecuencias de 60 y 90 días de poda; para 45 y 60 de 68.02 y
66.68 respectivamente. Tanto en seca como en lluvia la digestibilidad de los tallos
comestibles fue significativamente (P<0.05) diferente, con valores en el período seco
entre 49.70 y 55.57% y en el período lluvioso entre 40.80 y 45.52% respectivamente.
Tabla 5. Influencia de la frecuencia de corte y la época del año en la digestibilidad
in vitro (solubilidad en KOH, en %) del follaje de morera
Frecuencia de corte, días
EE ±
45
60
75
90
Epoca de seca
Planta entera
63.80
62.27
67.83
65.45
1.080
Hojas
73.68a
73.12a
70.17b
70.18b
0.660*
Tallos comestibles
51.57b
55.57a
53.71ab
49.70b
0.750*
Tallos no comestibles
55.35a
52.12ab
48.02b
0.08*
Epoca de lluvia
Planta entera
54.83
56.42
51.15
52.79
1.987
Hojas
68.02
72.16
66.68
70.19
0.089
Tallos comestibles
40.80b
44.29a
43.50ab
45.52a
0.933*
Tallos no comestibles
33.32
39.24
38.03
43.26
2.13
* P<0.05
ab Medias sin letra en común en la misma línea difieren significativamente entre sí
(P<0.05)
DISCUSION
Rendimiento de biomasa
Los resultados que se hallaron en el presente estudio para el rendimiento total de
biomasa de morera fueron similares a los obtenidos por otros investigadores en el
continente americano (Benavides et al 1994; Sougines 1999). Como ilustración,
Benavides et al (1994) estudiaron los rendimientos de follaje con frecuencias de corte de
60, 90 y 120 días, y encontraron que el mayor rendimiento de MS fue con 120 días como
intervalo entre corte. En oposición a estos resultados, en otro experimento hecho en el
trópico seco guatemalteco, Rodríguez et al (1994) hallaron que la producción de biomasa
aumentó acortando la frecuencia de poda desde 84 hasta 42 días, pero al unísono se
halló que estos resultados fueron influidos por el nivel de fertilización. Por otra parte,
Martens (1999) informó niveles inferiores de rendimiento a los obtenidos en el presente
trabajo, para 45, 60, 90 y 120 días de poda.
Nguyen Xuan Ba y Le Duc Ngoan (2003) encontraron en Vietnam que la producción
estimada anual de biomasa de morera de variedades locales, pudiera ser de 40-45 t/ha,
con cinco cortes por año, cuando hicieron evaluaciones de rendimiento a dos alturas de
corte y una frecuencia de nueve semanas entre corte. En este trabajo, el espacio inter
árboles fue de 0.2x0.5 m (Nguyen Xuan Ban y Le Duc Ngoan 2003), y la cosecha se
efectuó tres veces después del primer corte de establecimiento (ocho meses).
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Valor nutritivo
Nguyen Xuan Ba y Le Duc Ngoan (2003) encontraron que tanto la degradabilidad ruminal
de la MS como la producción de gas fueron altas en el follaje y las hojas de morera.
Igualmente se halló por estos investigadores vietnamitas que como promedio, el
contenido de proteína bruta de hojas u hojas y tallos jóvenes fue más bien alto (24.3 y
22.6% en base seca, respectivamente), mientras que el de fibra cruda fue francamente
bajo para estas dos fracciones vegetales (9.5 y 9.6% en base seca, respectivamente).
Los datos de Nguyen Xuan Ba y Le Duc Ngoan (2003), así como los de otros estudios (Ly
et al 2001; Chiev Phiny et al 2003), en cuanto al contenido proteico foliar, tienden a ser
similares a los encontrados en el presente estudio cubano, a pesar de las evidentes
condiciones experimentales diferentes.
La disminución que se halló en el presente trabajo para la disminución en el contenido de
proteína con el aumento del intervalo entre corte pudo indicar una mayor lignificación y un
mayor contenido de fibra.
Por otra parte, si se toma en cuenta que la producción de follaje de morera puede
alcanzar 9.5 t MS/ha durante el período de seca, con una biomasa que contenga 15.6%
de proteína cruda como lo que aquí se halló, es posible que con estas condiciones, que
no son las más favorables, se pueda obtener un estimado de 1.5 t proteína/ha. Si se
calcula la producción anual de proteína a partir de la morera, esto pudiera indicar que en
las mejores condiciones de cultivo de soya, que no es perenne y eminentemente
estacional, solamente se pudiera cosechar anualmente grano de esta leguminosa
ascedente a un tercio de la proteína que se puede lograr a partir de árboles como la
morera, en términos de una hectárea.
De acuerdo con los resultados del presente estudio, se sugiere que la frecuencia de
mejor comportamiento en condiciones como las aquí descritas sean de 75 y 90 días de
poda para seca y lluvia respectivamente. Por otra parte, se obtiene un follaje con 20 % y
70% de digestibilidad de la MS, con un 70% de biomasa comestible como promedio. Es
de sugerir también avanzar en otros estudios agronómicos de este árbol forrajero en
Cuba.
AGRADECIMIENTOS
Los autores están sumamente agradecidos a todo el personal del Instituto por la
colaboración entusiasta brindada durante el transcurso del presente estudio. Igualmente
expresan su agradecimiento a los colegas de la Estación Experimental de Pastos y
Forrajes “Indio Hatuey”, por su abnegada participación en la preparación y evaluación de
los resultados. Por último, se agradece la ayuda desinteresada del Instituto de
Investigaciones Porcinas, en partícular de sus bibliotecarias, en la redacción y revisión del
manuscrito.
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REFERENCIAS
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