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Transcript
la diaria |
FOTO: VICTORIA RODRÍGUEZ
| [email protected]
www.ladiaria.com.uy
La manera como se escucha, difunde, almacena y distribuye música
ha experimentado un cambio radical en estos últimos diez años, con
ramificaciones y consecuencias aún imprevisibles.
La década del mp3
MONTEVIDEO URUGUAY
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11
09
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UN DISCO POR MES
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11
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Haih... or amortecedor:
Os Mutantes versión 2009
Pa
saron 34 años desde el
último disco de estudio
de la banda, Tudo foi
feito pelo sol, y hasta hace un par de
años este regreso era apenas una
loca idea en la cabeza de los fanáticos que, en el mundo, le otorgaron a
Os Mutantes el estatus de banda “de
culto”. En 2006, un festival-homenaje al movimiento tropicalista en
Londres los puso de nuevo en los
escenarios de la mano de dos de
sus miembros fundadores, los hermanos Arnaldo Baptista y Sergio
Dias (Rita Lee, vocalista original, no
quiso ser de la partida) y sus seguidores-discípulos más renombrados (Beck, Devendra Banhart, Sean
Lennon, Mike Patton, de Faith No
More) vieron cumplido su sueño: Os
Mutantes estaban de regreso. Un
año después, Sergio Dias contaba
a
desde São Paulo (ver suple Nº9,
noviembre de 2007) cómo, tras esa
serie de conciertos, la banda se aprontaba a grabar un nuevo disco, que
sería compuesto a medias entre Dias
y Tom Zé, socio ideal para volver a
la senda primigenia del movimiento
tropicalista, irreverente y rupturista.
El resultado pudo verse recién
en setiembre de este año. Este llamativo delay en el lanzamiento
tiene como una de sus razones el
desinterés del sello Sony/BMG (que
había editado CD y DVD del impresionante recital de Os Mutantes en
el Barbican Theatre de Londres) en
editar un disco de material nuevo.
Haih...or amortecedor fue lanzado por el sello independiente
estadounidense Anti y no hay nada
de azaroso en el accionar.
Desde que su música comenzó
a circular entre los circuitos de universitarios y músicos como David
Byrne (Talking Heads) repararon en
lo original del material (fundamentalmente sus tres primeros discos:
Os Mutantes, de 1968, Mutantes,
de 1969, y A Divina Comedia ou
ando meio desligado, de 1970... una
obra maestra tras otra) la música “mutante”, aunque innegable
hija del movimiento tropicalista
brasileño, no llegó a profetizar en
su tierra y se metió en el mundo
afortunadamente sin entrar en el
deleznable y arbitrario bolillero de
la “world music”. La buena noticia
es que, con cambios en la banda y
a pesar del paso del tiempo, este
disco perfectamente podría haber
sido un continuador de los antes
mencionados. La portada (una foto
con un cuervo en primer plano
mirando implacable al fotógrafo
–el mismo Sergio Dias– cual si fuera
la carroña que está encabezando
una lista de espera) es llamativa
pero devela –a medias– la incógnita del nombre del disco. “Haih”
significa “cuervo” en la lengua de
los indios Shoshone, nativos (norte)
americanos originales de Nevada,
y la provocadora mirada del ave
musa de Edgar Allan Poe pareciera
una síntesis de lo que Os Mutantes
tienen para ofrecer en su nueva
encarnación (“amortecedor” significa “amortiguador” en portugués;
Dias no explica al respecto, como si
hiciese falta). Tras “Hymns Of The
World Pt.1”, una intro de 33 segundos con un discurso en vaya uno a
saber qué lengua (pero que termina en un “hurra” vivado por una
multitud), la banda arremete con
“Querida Querida”. Primera seña del
retorno “mutante”: el estribillo abre
el tema, potente, cantado en forma
tribal y con las primeras y esperadas
pinceladas de acidez e ironía en la
letra (“el pueblo/querida querida/
va a sobrevivir a sus defensores/a
sus canciones de protesta/y a nuestra caridad”) para luego dar lugar
a quiebres, climas creados en base
a sobrecargar la instrumentación y
a un colchón de voces que primero parecen celestiales y segundos
después, durante el crescendo del
tema, parece que pidiesen socorro.
Para esa altura la voz de Dias ya
habrá cedido paso a la de la vocalista Bia Mendes, que culmina una
segunda melodía aullando “Porra!”
(“maldición”). El comienzo no podía
ser más alentador. Si “Teclar” es una
buena forma de evocar la influencia beatle, “2000 e Agarrum” es un
forró desquiciado (buena puerta a
la música del coautor Zé), devenido bolero previo pasaje por música
circense y el clima de parodia que
gana terreno sin perder un ápice de
nivel en la ejecución (todos estupendos instrumentistas, destácandose
Dias, un guitarrista sorprendente,
y Dinho Leme, baterista original de
la banda, siempre detrás de la tríada Lee-Baptista-Dias). Todo suena
diferente y coherente. No hay nada
que una a “Baghdad Blues” y su
aire de vodevil a la perla pop “O
Mensageiro” (si hubiese un track
“radiable” sería éste, sin duda) y
mucho menos a “Samba do Fidel”
evocando a la maravillosa “El justiciero” de los 70. La mención a Fidel
es engañosa, la canción es una
mirada despiadada a los autócratas
y demagogos del mundo y a los primeros a los que no perdona es a los
mismos brasileños (“somos siempre
los grandes pelotudos/a pelota pilota el pais” canta Dias, entre castellano y portugués. En los 13 temas del
disco no queda género por recorrer
y hay guiños y referencias no sólo a
los primeros Mutantes sino a buena
parte del mapa musical mundial...
de los últimos 40 años. Las bases del
Tropicalismo siguen allí: fagocitar
todo para regurgitar algo nuevo.
Haih... or amortecedor es la prueba
de que la capacidad de sorpresa
tampoco tiene fin. 
Christian Font
la diaria |
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MONTEVIDEO URUGUAY
INVENTARIO
2
1
 Aquí está su disco
El Festival All Tomorrow Parties,
que tiene ediciones en Gran
Bretaña y Estados Unidos, cuenta con una interesante sección
llamada Don’t Look Back donde
una banda toca un disco propio en forma completa. En la
próxima edición estadouniden-
2
 Campos magnéticos
Magnetic Fields, el grupo de
Stephen Merritt, anunció la
edición de un nuevo disco llamado Realism, que se editará
a fines de enero 2010. Según se
ha dicho el álbum será bastante
distinto a Distortion, su anterior
trabajo, de 2008, con un sonido
basado en “el pop psicodélico
orquestal de fines de los 60 y
principios de los 70”.
El disco grabado con instrumentos acústicos cuenta entre
sus colaboradores al escritor
se se ha anunciado, con mucha
anticipación, que los invitados
serán nada menos que The
Stooges –que han vuelto una
vez más al ruedo de la mano
de Iggy pop–, que ejecutarán
en forma integra su disco Raw
Power, editado originalmente
en 1973. Para verlos (además de
estar en Nueva York) habrá que
esperar hasta el 3 de setiembre
de 2010. 
Daniel Handler (no confundir
con el actor uruguayo) más
conocido como Lemony Snicket
en acordeón, Johnny Blood en
tuba, e Ida Pearle en violín. 
3
4
 Música en raspadita
La crisis –¿terminal?– del formato CD y del soporte físico de
la música en general ha obligado a las compañías a pensar en
nuevos medios de difusión de
la música. Uno de ellos es una
tarjeta de música digital que
acaba de entrar en el mercado
latinoamericano con un catálogo de artistas de la región
encabezados por Gustavo
Cerati, Shakira y Calle 13, llamada musicpass. Con el mismo
tamaño de una tarjeta de crédito, y un costo aproximado de
4 dólares, es básicamente una
raspadita con un número de
serie y otro de clave que, cargándolos en el sitio musicpassla.com, habilitan la descarga
del disco completo que indica
el pase (desde Britney Spears
hasta Calle 13 y Smitten), en formato mp3 de alta calidad. 
 Más recitales
En el suple pasado dimos cuenta
de la enorme cantidad de recitales que se venían en los últimos meses del año. Pero además de dar erróneamente como
confirmado el recital de Charly
García el 14 de noviembre en el
Velódromo, cosa que no ocurrió,
5
 Vuelve REM
Michael Stipe, líder de la
banda REM, subió algunos
videos caseros a la página
de su banda, donde muestra
a sus integrantes trabajando
en su nuevo álbum, el sucesor
de Accelerate editado en 2007.
El nuevo álbum, al igual que
Accelerate, será producido por
Jacknife Lee. Hace unos días
la banda editó un CD doble
grabado en vivo en el Teatro
Olympia de París. 
Coordinador del suplemento: Andrés Torrón / Fotografía: Sandro Pereyra / Corrección: Cecilia Blezio / Armado: Diego García
otras fechas quedaron en el tintero. Por ejemplo, la vuelta de
Los Traidores, la mítica banda del
rock pos dictadura, que junto a
La Vela Puerca y a Santullo, estará presentándose en el Teatro de
Verano el próximo 12 de diciembre. Unos días antes Supervielle
dará fin al ciclo MOV en al Sala
Zavala Muniz, presentándose en
formato acústico el 7, 8 9 y 10 de
diciembre. 
DIEZ AÑOS DE MÚSICA POR INTERNET
La década del mp3
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11
Es
“Una vez más nos dicen que las
copias caseras están matando
a la música. Pero no es verdad:
existen simplemente como un
gesto del verdadero amor que
significa compartir música
con amigos y amantes. Tratar
de controlar el intercambio de
música cerrando los blogs de
mp3, los sitios P2P o BitTorrent
o cualquier otra tecnología que
surja es como tratar de controlar
un asunto del corazón. Nada va
a detenerlo”.
(Thurston Moore, guitarrista de
Sonic Youth)
Los archivos mp3 comenzaron a
difundirse en la segunda mitad
de la década de 1990. La popularización de las computadoras
con capacidades multimedia, que
hicieron que imagen y sonido fueran algo común en cualquier PC
hogareño y las grandes posibilidades del hipertexto (la combinación de imágenes, sonido, texto
y diversos vínculos) fueron muy
explotadas en internet. Pero el
sonido quedaba siempre restringido por un problema de espacio.
Los archivos de sonido ocupaban
demasiado volumen. Todo comenzó a cambiar con la aparición del
nuevo tipo de archivo.
La sigla es una abreviación
de Motion Picture Experts Group,
Audio Layer III file format. Es una
institución (también conocida
como MPEG) que trabaja para
definir estándares internacionales para almacenar y transmitir
audio y video, y es parte de la
Organización Mundial para la
Estandarización (ISO, por su sigla
en inglés). La gran revolución de
los archivos mp3 fue que tenían
un sonido en principio comparable
en calidad al de la información
digital contenida en un disco compacto, pero ocupaban un espacio
diez veces menor.
pagas se mantienen y su público ha
crecido, es el tráfico gratuito e “ilegal” de música el que ha definido los
tiempos que corren.
Cambios
En estos diez años internet ha pasado a ser el medio principal por el
cual se descubre nueva música, se
hacen éxitos y se crean tendencias.
Los consumidores de música son
quienes han tomado el liderazgo en
estas cuestiones desde foros, blogs
y sitios de intercambio de archivos,
multiplicando por millones la cultura de compartir e intercambiar
música entre pares surgida con el
advenimiento del casete.
Por primera vez, desde que existe el sonido grabado, la industria
discográfica parece haber quedado
por fuera de estos cambios, y es casi
seguro que en esta próxima década
esta industria o deje de existir o
cambie de manera radical.
Nunca se ha escuchado tanta
música como ahora, nunca ha habido tantas propuestas diferentes
accesibles para cualquiera con un
mínimo de inquietud y, aunque el
flujo de información sigue dándose
mucho más en un sentido, como
nunca antes es posible conocer y
también dar a conocer música de y
desde cualquier parte del mundo.
En lo artístico es palpable una
expansión mucho mayor de las
colaboraciones entre músicos y un
gran intercambio de información
entre propuestas en principio muy
diferentes. El hecho de que gran
parte de la música no pase hoy por
los carriles antes tradicionales (hay
mucha música que sí sigue dependiendo de esos medios) permite que
grupos y propuestas no sean tan
rígidos, haciendo florecer “proyectos paralelos” discos y recitales en
colaboración o giras compartidas.
Pero, por otro lado, ya hay una
generación de oyentes acostumbrada a obtener música gratis con sólo
un clic del mouse. También una vuelta a la cultura del simple, a no tener
el álbum de un artista como obra
referente sino colecciones de canciones preferidas de distintos músicos,
la mayor parte de las veces sin saber
a quién pertenece cada tema.
Hay también, como siempre
sucede, movimientos a contracorriente, como el resurgimiento de los
discos de vinilo, que plantean una
cultura casi opuesta a la del mp3.
Si bien el disco nunca fue un
negocio para los aristas –a no ser
que fueran muy exitosos–, la falta
de una cadena comercial que apoye
ese soporte ha hecho que el álbum
sea cada vez más una carta de presentación para las bandas que vuelven a tener en sus actuaciones en
vivo su modo de sustento y su carta
de credibilidad.
El problema es que esta enorme
revolución sigue basándose en el
sonido grabado y las grabaciones
son gratis para los oyentes pero no
para los músicos, que tienen que
buscar, ahora, cuando casi no hay
sellos que apuesten por una nueva
propuesta, nuevos métodos de
financiamiento. Y los derechos de
autor tal cual están planteados son
totalmente inviables.
Es tanto lo que ha cambiado
en estos diez años, que es casi
imposible saber dónde van a terminar esos cambios y cómo van a
resolverse, si es que se resuelven,
los desajustes provocados. Como
no podemos predecir el futuro,
por ahora, bajemos música, compremos discos, veamos recitales,
aprovechando el gran florecimiento musical que vivimos. 
Andrés Torrón
MONTEVIDEO URUGUAY
Breve historia
Si bien esta manera de almacenar y reproducir el sonido no
fue pensada exclusivamente para
la red internet, fue enseguida
notorio que resultaba la manera
ideal de transmitirlo a través de
ella. Todo esto se multiplicó por
mil cuando, en 1998, un joven
estadounidense de 17 años, llamado Shawn Fanning, comenzó a
idear un programa que solucionara el problema de sus compañeros
de cuarto, fanáticos del mp3, que
se quejaban de lo difícil que era
encontrar canciones en internet.
Al joven aspirante a programador
se le ocurrió combinar la tecnología de los motores de búsqueda de internet con la interacción
de las comunidades electrónicas.
Así nació Napster. El programa no
sólo permitía encontrar las canciones más rápido, escribiendo en
la pantalla el título o el autor
buscado, sino que creaba una
comunidad virtual de usuarios y
proveedores de música.
Napster cedió muy pronto a
las presiones de la industria discográfica, que vieron amenazado su
liderazgo, pero plantó la semilla de
los programas de intercambio de
archivos, que se hicieron cada vez
más populares y sofisticados.
En octubre de 2001 salió a la
venta el primer Ipod de Apple, un
aparato del tamaño de una caja
de cigarrillos, que no sólo permitía
escuchar música en formato mp3 (y
en otros tipos de archivos de música
digital) a la manera de un walkman,
sino almacenar miles y miles de
canciones en su mini disco duro, en
un principio de 5 Gigas, hoy de hasta
160. Surgieron los sitios de descarga
paga de música en internet para
alimentar esas discotecas virtuales.
Pero, si bien en el primer mundo
Itunes y otros sitios de descargas
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pilaciones. Y la filosofía del “hazlo
tú mismo” de la cultura del casete
tuvo sus derivaciones musicales en
el punk y el hardcore.
La cultura del mp3 y la utilización
de internet como una casi infinita
discoteca virtual al alcance de todos,
que se fue delineando en los primeros años de este siglo, tiene elementos de todos estos cambios que se
dieron en el siglo XX. Pero los cambios parecen ser aun más radicales.
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Verdadero amor
09
la diaria |
muy probable que esta
década que termina sea
recordada en materia
musical no tanto por sus aportes
artísticos –que los hubo– sino por
los enormes cambios sufridos en la
forma en que se escucha, distribuye
y comparte la música; cambios tan
grandes que aún es difícil avizorar
hacia dónde nos llevarán.
No sería nada novedoso hablar
de estos 10 años como la década del
mp3 (ya lo han hecho varios), ya que
ese formato de audio digital, aunado a la popularización de internet,
ha sido el responsable principal de
estos cambios.
Pero la música popular ha estado marcada siempre por los avances
tecnológicos. El primero de ellos fue,
obviamente, el sonido grabado. Con
esa invención la música pasó a ser
un objeto, que podía ser duplicado
y reproducido infinidad de veces,
cambiando la percepción que se
tenía de ella.
La radio no sólo llevó la música
a sitios distantes al mismo tiempo,
dando a conocer artistas y géneros e
influyendo en gustos y tendencias;
también contribuyó a la evolución
tecnológica del disco y los estudios
de grabación. La invención de los
discos de 45 RPM con un tema de
cada lado, que economizó mucho
el proceso de duplicación de discos,
fue pensada para la rápida difusión
radial de nuevos artistas y fue una
de las razones de la popularización
del rock and roll.
Y hablando de formatos, los LP o
discos larga duración crearon el concepto del “álbum” desde In the Wee
Small Hours of The Day, de Frank
Sinatra, a Sergeant Pepper´s Lonely
Heart Club Band, de los Beatles,
pasando por Blonde on Blonde, de
Bob Dylan, o Dark Side of the Moon,
de Pink Floyd; es probable que estas
obras no hubieran existido sin la
invención de ese formato.
El casete trajo también su revolución propia, posibilitando que
cada uno grabara su música preferida de la radio (o de discos de
amigos) haciendo sus propias com-
3
DOCE DISCOS EN UNA DÉCADA
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la diaria |
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MONTEVIDEO URUGUAY
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4
Rock around Google
Co
mo no podía ser de
otra manera, en la
década de Google y la
fragmentación el foco de atención
sobre géneros y tendencias en el
rock y el pop de estos diez años
cambió muchas veces y muy rápidamente. Comenzamos la década
con una vuelta del rock puro y duro,
casi igual que los 90. Aunque esta
mirada de nuevo siglo apareció en
lo previo mucho más nostálgica del
pasado que su predecesora, casi
calcando sonidos y posturas que
eran totalmente novedosas en la
década del 70 y 80 pero no 40
años después. Igualmente, quedaron algunos discos y artistas a los
que vale la pena prestar atención
(candidatos: Strokes, White Stripes,
Franz Ferdinand).
El electroclash, que unió el pop
y el rock con la música electrónica,
de la mano de Peaches, Miss Kittin
y Fisherpooner entre muchos otros,
también tenía sus grandes deudas
con los 80. Y por más que hubo
mucho de frescura y novedad en
ella, la movida de los cantautores acústicos (Devendra Banhart,
José González, etcétera) también
tiene sus deudas con los años 60
y 70. De Suecia llegó una cantidad
de propuestas que tenían mucho
que ver con los sonidos de décadas
pasadas pero con una mezcla muy
tamizada que las convirtió en cosas
frescas y nuevas, desde el sonido
electro de The Knife al pop rock
de Peter, Bjorn and John pasando
por el pop adolescente de Lykke Li
o la apuesta a la canción de Jans
Leckman.
Y la escena roquera internacional también jugó a la globalización,
con espacio para propuestas de
este lado el mundo, como el funk
carioca de Bonde do Rolé o la vena
mateística de Juana Molina.
Terminando la década, comenzaron a hacerse populares propuestas bien distintas, que, a falta
de una denominación mejor, se
englobó en el vacío título de música indie (por independiente). Tal
vez puedan explicar su entrada a
la fama por la puerta trasera por
los enormes cambios en la manera
como se escucha y distribuye música. Porque no deja de ser raro que
artistas tan disímiles pero a la vez
tan personales como Iron & Wine,
Animal Collective, Dirty Projectors
o Grizzly Bear sean enormemente populares. Lo mejor de todo es
que al terminar la primera déca-
da del siglo hay mucha música,
muy buena, que es escuchada por
mucha gente.
Resumir todo esto eligiendo
unos pocos discos es algo bastante
irresponsable y peligroso. Por eso
no lo hicimos, limitándonos a señalar una docena de álbumes que, por
algún motivo (generalmente subjetivo), nos parecieron relevantes.
Feist – Let it Die (2004)
La canadiense Leslie Feist integró
el supergrupo Broken Social Scene,
cantó con Peaches y sacó un disco
solista que casi nadie escuchó antes
de irse a vivir a París. Allí, ayudada
por Renaud Leutang (el colaborador de Manu Chao en Clandestino)
y Chilly Gonzalez, hizo este disco
lleno de bellas canciones intimistas, propias y ajenas, con excelentes
arreglos, balanceándose entre sonidos acústicos y electrónicos. Pero
además de todo el disco resume
muy bien cierto espíritu de música
indie cosmopolita que ha marcado
esta década.  Andrés Torrón
The Mountain Goats – The Sunset
Tree (2005)
El segundo de los discos más o
menos autobiográficos (y el tercero
grabado en condiciones profesionales) de John Darnielle es también
su obra más emotiva y punzante.
La figura de un padrastro abusivo
flota sobre una serie de canciones
de juventud, dolor y cuentas no saldadas, estremecedoras, líricamente
violentas e inesperadamente espirituales que muestran a uno de los
mejores letristas de la actualidad
en su cenit expresivo.  Gonzalo
Curbelo
N.E.R.D. – In Search Of (2002)
Pharrell Williams y Chad Hugo, más
conocidos como The Neptunes,
son, junto a Timbaland, los productores de pop y hip-hop más famosos e influyentes de la década,
haciendo que en muchos discos su
nombre sea más importante que
el de los artistas que figuran en la
tapa. Bajo el nombre de N.E.R.D.
han desarrollado, además, su propia música. Este disco, de 2002,
es una sorprendente muestra de
rock, funk y hip-hop (es una versión “tocada” con instrumentos
“de verdad” de canciones que tienen también su versión electrónica), con una energía y actitud que
hacen palidecer al más “real” de
los roqueros.  AT
Godspeed You Black Emperor! – Lift
Your Skinny F ists Like Antennas To
Heaven (2000)
Una banda esencialmente instrumental y sin embargo muy comprometida en lo político, estos
canadienses fusionaron timbres
de música clásica con noise y
ambient, generando los impactantes crescendos de las cuatro
extensas composiciones que
componen este disco capaz de
dejar en silencio hipnotizado la
fiesta más ruidosa.  GC
The Strokes – Is this it (2001)
No me parece un graaan disco musicalmente (de hecho, el siguiente de
la banda, Room on Fire de 2003,
es mejor), pero fue el álbum que
hizo posible que durante toda la
década aparecieran bandas de guitarras, bajo y batería. Cada tanto
el rock precisa que se le recuerden
estas cosas y ya habían pasado diez
años desde Nevermind.  Gabo
Rochinotti
Joe Strummer & Mescaleros –
Global a Go-Go (2001)
El último disco editado en vida por
este gran roquero es una muestra
de libertad compositiva, variedad
No sería descabellado nombrar a la de
estos diez últimos años una “década
rock”, donde la música de raíz roquera, casi siempre marginal en Uruguay, se
volvió mainstream, llenó estadios y dio a
luz a fenómenos de popularidad (muchos
venían de antes pero se asentaron en
ese tiempo) como hace años no se veía
en el país. El fenómeno se ha desinflado
un poco pero sigue vigente, al menos en
el imaginario popular. La década tuvo
muchos discos de rock uruguayo. Éstos
son algunos de los que, por algún motivo,
nos parecieron relevantes.
en la áspera y casi desafinada garganta
del vocalista Pedro Dalton. Después de
tres excelentes aunque poco difundidos trabajos –Nunca fui yo (1996), Aire
Rico (1999) y Dendritas contra el bicho
feo (2001)– Amanecer búho confirmó su
maduración artística, su público creció
y Buenos Muchachos encontró su lugar
entre las bandas diferentes de la movida
local, al margen del posterior boom del
rock nacional. Ese disco resume la esencia artística del grupo y abre un camino
que luego profundizaría sin traicionarse
a sí mismo.  Lorena Bello
Dani Umpi – Perfecto (2005)
Todo empezó como un chiste o, para
decirlo de manera más cool, como una
performance multimediática. Lo cierto
es que la música de Dani Umpi y, más
importante aun, su estética sirvieron
para abrir la puerta a una cantidad de
música que se hacía en Uruguay pero
no tenía ningún espacio. Y que es la que
ahora aparece como la veta más interesante de la escena local, con cosas tan
distintas como Closet, Santé Les Amis o
Dormidos al Volante.  AT
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La Vela Puerca – De bichos y flores
(2001)
Resulta extraño hoy ver que De bichos
y flores, el disco emblemático de La
Vela Puerca y que pareció marcar al
rock uruguayo de los grandes festivales,
salió hace tanto tiempo, un par de años
antes de que el boom del rock uruguayo explotara. Y eso muestra cómo el
fenómeno de la banda fue totalmente
independiente de ese boom. El disco
fue el mejor resumen de la época de
“agite y compromiso” del grupo, antes
de internarse en los capítulos más oscuros e introspectivos de A contraluz y El
impulso.  AT
M.I.A. – Kala (2007)
Tal vez todo el ruido generado sobre esta artista británica con ascendencia de Sri Lanka haya
sido excesivo. Pero, más allá de las cosas muy
disfrutables que tiene este álbum, su música
hizo luz sobre una cantidad de movidas artísticas de reciclaje y collage musical que de lo
vanguardista y marginal pasaron a la masividad. También ayudó a darle un toque tercermundista (pero dentro el primer mundo) a la
música pop bailable. AT
José González – Veneer (2003)
La clásica figura del cantautor que se acompaña con su guitarra española, a la que estamos
tan acostumbrados en este lado del mundo,
tuvo de la mano de este sueco hijo de argentinos un inesperado revival que se volvió muy
popular en el Primer Mundo. Más allá de las
buenas canciones de González y de sus –a
veces– aun mejores versiones, su música fue
una de las caras más visibles de la vuelta de
los solistas acústicos que también marcó esta
década y una muestra de la muy saludable y
muy exportada escena musical sueca.  AT
La Teja Pride – Filosofías de insomnios
(2003)
El disco debut de La Teja Pride, una
banda que ya en aquel momento tenía
una larga trayectoria, mostró una mera
distinta de hacer hip-hop en Uruguay.
Es un disco nocturno, con bases bastante hipnóticas y colgadas, pero que
a la vez nunca pierde la actitud contestaria de la banda. Fiel a su género pero
abierto a influencias y con un toque
uruguayo, sin gritárselo a nadie en la
cara.  AT
System Of A Down – Toxicity (2001)
Cuando aún existía MTV y los videoclips
todavía se veían en televisión, la aparición
del video de la canción “Chop Suey”, de
System of a Down, causó una enorme sorpresa. Era una banda de metal que combinaba arreglos vocales que hacían acordar a
Queen, cambios de tiempo a la King Crimson
y un humor (y complejidad instrumental)
con reminiscencias de Frank Zappa. Este
grupo de politizados estadounidensesarmenios abrió toda una nueva faceta para
el metal, que estaba demasiado encajonada
en el Nü metal. Luego de ellos vinieron The
Mars Volta, con igual complejidad y riqueza
musical pero, lamentablemente, tomándose
todo mucho más en serio.  AT
Buenos Muchachos – Amanecer búho
(2003)
Este disco marcó el despegue del grupo,
que recorrió la década de los 90 a la
sombra del casi inexistente mercado
local, con canciones que jugaban a ir
de la calma al estallido, desbordadas
Cuarteto De Nos – Raro (2007)
¿Quién podía pensar que el Cuarteto
de Nos, un clásico uruguayo de lo diferente y del humor freak desde fines de
los 80, se iba a convertir en la segunda
mitad de esta década en un fenómeno
internacional? Y que lo hiciera, además,
Alberto Wolf y los Terapeutas – Hay
cosas que no importan (2006)
Resulta difícil elegir un disco de Alberto
Wolf y Los Terapeutas en lo que fue la
mejor década de una banda (sus tres
mejores discos son de estos dosmiles)
que hasta hace poco no dejaba de sentirse “mestizo en todos lados”, como
decía su álbum debut editado en el
lejano 1987. Con este disco, el grupo hizo
más explícitas sus influencias roqueras
sin dejar de lado su personalidad única,
que ha marcado al rock uruguayo bien
entendido, desde hace bastante más de
diez años.  AT
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Astroboy – Automática (2005)
En pleno momento de reafirmación
nacionalista y de rock comprometido
y humildemente uruguayo, apareció la
propuesta de Astroboy cantada en gran
parte en inglés, con acento en el hedonismo y con actitud arrogante. Más allá
de todo el ruido que hicieron, dando
empuje, además, a toda una movida de
grupos “brit-yoruguas”, también tenían
buenas canciones, como lo demostraron
en este disco.  AT
MONTEVIDEO URUGUAY
Vieja Historia – Doméstico (2009)
Más allá de los temas, son varios gestos:
producir de manera casera y sonar bien,
probar con la distribución gratuita y
tener respuesta, transplantar con salud
instrumentos de raíces confederadas,
cantar en español y conseguir buenas
melodías.  Gabo Rochinotti
The New Pornographers – Challengers (2007)
Hasta ahora la última producción de este
colectivo de artistas, Challengers es, tal vez, su
disco menos impresionante a primera escucha, pero también el más maduro y balanceado. Tanto AC Newman como Neko Case y Dan
Bejar están más sintonizados que nunca y la
mitad de las canciones presentes se pueden
considerar como simplemente perfectas. GC
Bob Dylan – Love and Theft (2001)
Tal vez éste no sea el mejor álbum del Dylan
“maduro”, el candidato a ese título es el estupendo Time Out Of Mind, editado en 1997.
Pero sí es el disco que terminó de volcar las
opiniones hasta llegar a la casi unanimidad
actual de considerarlo como uno de los autores más importantes del siglo XX.  AT
con su disco más roquero, un trabajo
perfecto en el que no sobra ni falta casi
nada.  AT
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Amy Winehouse – Back to black (2006)
Con apenas 26 años, esta inglesa llama la
atención por sus excesos, aunque su talento
vale mucho más. Éste es su segundo disco
–el primero se llamó Frank (2003)–, y la consagró internacionalmente, con lluvia de platinos y premios. Es uno de los pocos casos
de la industria musical donde el éxito se
corresponde con la calidad artística de una
obra. Compositora de la mayor parte de su
obra y dueña de una voz grave y exquisita, Winehouse rompió con los prejuicios
de géneros musicales olvidados, imponiendo
una actitud personal muy punk para el soul
y el jazz de sus canciones. Mediante letras
autobiográficas en las que relata sus excesos
de drogas y sexo –la más popular es “Rehab”,
donde cuenta su negación a ser internada
para desintoxicarse– logró poner nerviosos a
los puristas del género.  Lorena Bello
El capítulo uruguayo
la diaria |
rítmica y maestría instrumental que nada
tiene que envidiarle a los días de gloria de
Sandinista! (1980). La muerte de Strummer
un año después de editarlo le da un particular
toque melancólico a la profunda humanidad
de estas canciones, entre las que se dan el
lujo de hacer una versión instrumental de
“Ministrel Boy” durante 18 minutos y convencer al oyente de que no le sobra ni un segundo.
 GC
THE HANDSOME FAMILY Y EL COUNTRY ALTERNATIVO
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11
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MONTEVIDEO URUGUAY
09
6
La familia oscura
Al
escuchar música country, un uruguayo tiende a hacerse la idea un
poco caricaturesca de un hombre
con sombrero de cowboy cantando sobre caballos, cobardes del
condado y mujeres infieles. Sin
embargo, en una cultura tan móvil
como la estadounidense, ningún
género se estabiliza en una forma
definitiva y el country es, hoy en
día (en realidad siempre lo fue),
mucho más que Kenny Rogers y
los innumerables imitadores de
Hank Williams. Por lo pronto existe un dúo surgido de la industrial
Chicago, que hace canciones de
puro cuño tradicional pero que
tratan de caníbales, de freaks de
la naturaleza, de inventores como
Einstein o Tesla, de ciudades rusas,
tijeras, literatura y locura contemporánea que integra la que posiblemente sea la mejor letrista de
la actualidad. Con ustedes, The
Handsome Family.
De todas las exportaciones
musicales de Estados Unidos
(blues, rock, jazz, hip-hop, etcétera), tal vez la más intransferible y menos popular fuera de sus
fronteras pero, para los estadounidenses blancos al menos, la más
propia es posiblemente el country
& western. También, como suele
suceder con los géneros folclóricos rurales, es el que tiene una
mayor tendencia a lo conservador
o directamente reaccionario, siendo incapaz de dar la imagen de
modernidad e inconformismo que
ha hecho popular en otros países a otros géneros. Sin embargo
algunas de sus principales figuras
–como el gigantesco Johnny Cash
o Willie Nelson– supieron darle
una impronta propia y fusionarlo
con otros géneros, haciéndolo más
cosmopolita y global, y siempre
hay que recordar que fue el country el condimento que Elvis Presley
le agregó al rhytm & blues para
convertirlo en el rock’n’roll tal y
como lo conocemos hoy. De hecho,
varias composiciones de corte
netamente country pueden encontrarse en discos de The Rolling
Stones, Bob Dylan, The Byrds o
The Eagles, y no es raro encontrar
canciones con distintivas progresiones rápidas de acordes y slide
guitars en formaciones de rock
surgidas en sitios tan alejados del
Estados Unidos rural como Dublín
o Buenos Aires.
Pero a principios de los años
90, comenzó a surgir un subgénero conocido como alt-country
o country alternativo (también se
lo suele llamar, algo erróneamente, "americana", término que en
realidad engloba otros géneros
musicales), producido por músicos jóvenes crecidos en los grandes centros urbanos y que estaban fuertemente influenciados
por el espíritu del punk, pero que
al mismo tiempo se conmovían
nativo que combinaba temas del
más furioso punk con canciones
acústicas del más puro estilo rural.
Alrededor de la revista No Depression se fue gestando un grupo creciente de bandas y artistas como
Whiskeytown, Lucinda Williams,
Son Volt, Wilco y Alejandro Escovedo, mientras que simultáneamente se reivindicaban los logros
musicales de los pioneros como
Gram Parsons, Steve Earle y Merle
Haggard. La revista dejó de editarse en el 2008, pero su sitio web
(http://www.nodepression.com/)
sigue sirviendo como nexo de
encuentro e información para ya
numerosísimos cultores del género, y sus responsables suelen organizar giras y festivales de lo que ya
tiene un lugar propio dentro del
variadísimo espectro de la música estadounidense. Pero al igual
que su pariente más convencional,
el country alternativo no es un
estilo particularmente popular o
atractivo fuera de las fronteras de
Estados Unidos, siendo la mayoría
de sus cultores de estricto consumo interno. Una excepción –y una
rareza ya no dentro del panorama
country sino de la música estadounidense en general– es The
Handsome Family.
Una linda pareja
FOTO: MARK OWEN, DIFUSIÓN
por los discos de Johnny Cash
(un auténtico pionero punk en
muchos aspectos), Gram Parsons
o Steve Earle. Paradójicamente, los
más claros pioneros en esta curiosa yuxtaposición musical fueron
un grupo de ingleses intelectuales surgidos del experimentalismo
after-punk y de ideología izquierdista llamado The Mekons. Una
banda de Leeds tan extremista
que su primer simple (Never Been
in a Riot) era una tomadura de
pelo al compromiso político para
ellos suave de The Clash, pero con
una gran amplitud de intereses
musicales que los llevó a publicar
en 1984 el disco Fear & Whiskey,
en el que no sólo hacían un cover
de Hank Williams (cantado con un
distintivo acento británico), sino
que tomaban al country como
base melódica de casi todas sus
canciones, aderezándolas con guitarras disonantes y distorsionadas
e imprimiendo una temática social
(aunque elíptica y de buena calidad poética) en las letras. El disco
no fue un gran éxito –ninguno de
los de The Mekons lo fue, a pesar
de que contienen más hits potenciales que toda la discografía de
Oasis–, pero fue escuchado con
mucha atención por los universitarios del otro lado del Atlántico,
que los tomaron como inspiración
o como compañeros de ruta de
caminos musicales que ya estaban desarrollando por su cuenta
(vale la pena señalar que el primer
tema editado por el maravilloso
Will Oldham, hoy en día tal vez el
principal compositor folk de Estados Unidos, se llamaba “For the
Mekons et al”).
Mientras tanto, en el país de
origen del country algunas bandas
relacionadas con la escena punk,
como Jason & The Scorchers, The
Violent Femmes y The Meat Pup-
pets, habían encontrado en su
velocidad general y su ocasional
temática oscura complementos
ideales para sus canciones urgentes y hostiles, produciendo temas
que no habrían desentonado en
un bar de cowboys de Texas, a no
ser por sus estallidos eléctricos
y sus líricas de confusión sexual,
exploraciones lisérgicas y hostilidad antigubernamental.
Pero, como mencionábamos
antes, fue recién a inicios de los
años 90 que esto comenzó a convertirse en un subgénero más o
menos definido y una escena propia, sobre todo a partir de la aparición de la revista bimensual No
Depression, que tomaba su nombre
simultáneamente de una conocida
canción de The Carter Family y del
disco debut de 1990 de la banda
Uncle Tupelo –en la que militaba
Jeff Tweedy, futuro líder de Wilco-,
un ejemplo claro de country alter-
No debe haber formación menos
roquera que la de The Handsome
Family, y cada una de sus fotos
promocionales –en las que parecen dedicados a imitar el conocidísimo cuadro American Gothic,
de Grant Wood– es una prueba
gráfica. Sin embargo, nada –desde
el nombre del dúo hasta su aspecto campechano– es lo que parece
con el matrimonio Sparks y su
música. Brett Sparks, un músico
de Texas aficionado tanto a las
bandas inglesas posteriores a los
Sex Pistols como a la música tradicional de su estado natal, conoció
a su esposa Rennie (una aspirante
a escritora que provenía de Long
Island) en la industrializada ciudad de Chicago, donde, en compañía de un baterista, decidieron
en 1993 hacer un proyecto musical en el que Rennie escribiría las
letras –haciendo coros ocasionales
y algún arreglo rústico de bajo o
banjo– y Brett se encargaría de
musicalizar los textos, tocar la guitarra y cantar. El más bien ridículo nombre elegido (“la familia
apuesta”) provino de un baterista
particularmente incordiante, que
se había agarrado la costumbre
de decirle a Brett el sobrenombre
irónico de handsome (apuesto o
buen mozo).
The Handsome Family comenzó siguiendo los pasos más o
menos definidos por The Mekons,
y combinando melodías de sabor
country con guitarras distorsionadas y una producción sonora
ruidosa al borde de lo profesio-
buena cantidad de sus ejemplos
más conocidos sino que directamente tituló uno de sus discos
–cuyas canciones todas giran
alrededor de la parca– como
Murder Ballads (1996).
Convencido de que sus brazos
estaban quemándose con electricidad del paraíso
Te acordás cómo te dijo que
los agujeros negros eran como
Jesús
Y que el crucifijo era una batería
que llenaba el aire de fuego.
Galopó alrededor hasta que lo
chocó un auto
Lago Geneva
Estás agazapada frente al fuego
En un parque estatal junto a la
carretera
Y a través de los pesados pinos
los camiones pasan gruñiendo
Como los aullidos de tu tía Barbara
Que se volvió loca en los 70
Le escribió poemas a Jimmy Carter
Pero se olvidó de alimentar a
sus hijos
Pero es la primera vez que estan
juntos
Desde que él salió del hospital
Mapaches en la oscuridad se llevan los panes de tus hot dogs
Pero estás feliz de tan sólo estar
acostada ahí
En una tienda de plástico de Wal
Mart
Con palos y hojas muertas caídas
Para alimentar el fuego del
mundo
Porque, ¿qué es más importante?
¿Consolar a una anciana o ver
visiones de los cielos
en los troncos de los árboles caídos?
Albert Einstein se estremeció
cuando vio que el tiempo era
agua
Filtrándose a través de las vigas
para apagar este mundo ardiente
A la mañana siguiente estás en
la casa de los waffles
Tostadas y huevos y brownies
de hash
Los camioneros fuman Camels
de corrido sobre vasos de jugo
de plástico
Y te acordás cómo él lloró cuando lo ataron a la camilla
(“Lake Geneva”, Milk & Scissors,
1996)
Tanto vino
No tenía nada que decir el día de
Navidad
Cuando arrojaste todas tus ropas
en la nieve
Cuando te quemaste el pelo,
derribaste sillas a las patadas
Yo tan sólo traté de mantenerme fuera de tu camino
Pero cuando te quedaste dormida con sangre en los dientes
Me metí en mi auto y me fui
manejando
Escuchame, mariposa
Hay sólo tanto vino como se
puede beber en una vida
Y nunca va a ser suficiente para
salvarte
Del fondo de tu vaso
Donde comienza la carretera
estatal
Detuve mi auto
Salí y contemplé las estrellas
Mientras los meteoros morían,
disparados a través del cielo
Pensé en tus tristes, brillantes
ojos
Volví por mis ropas cuando el sol
finalmente se levantó
Pero vos seguías desmayada en
el suelo.
(“So Much Wine”, In the Air,
2000)
Borracho al mediodía
Una vez hubo un caniche que
pensó que era un cowboy
Pero vivía en una jaula del tamaño de su pulgar
Y, aunque su caballo blanco era
una caja de palillos de dientes,
A veces yo agito mis brazos como
un colibrí
Tan sólo para recordarme que
nunca voy a volar
A veces me quemo los brazos
con cigarrillos
Tan sólo para fingir que no voy a
gritar cuando me muera
Si mi vida fuera tan larga como
la de luna
Igual estaría celoso del sol
Si mi vida durara tan sólo un día
Igual estaría borracho al mediodía
A veces no puedo esperar a caer
enfermo de cáncer
Al menos podría ver televisión
todo el día
Y en mi lecho de muerte tendría
todas las respuestas
Incluso si todas mis preguntas
me fueron quitadas
Si mi vida fuera tan larga como la
de luna
Igual estaría celoso del sol
Si mi vida durara tan sólo un día
Igual estaría borracho al mediodía
(“Drunk by Noon”, Milk & Scissors,
1996)
Ingrávido otra vez
Paramos a tomar café en el bosque
de Redwood
Hojas gigantes goteando, cucharadas de crema en polvo
Quería besarte, pero no estaba
seguro cómo
Al igual que esos indios perdidos
en la selva
Forzados a arrastrar madera en llamas a dondequiera que fueran
Todos habían olvidado cómo
encender un fuego
Por eso la gente tiene sobredosis
de pastillas
Y salta del puente del Golden Gate
Cualquier cosa para sentirse
ingrávido otra vez
Esos pobres indios perdidos
cálido, rural y celebratorio, desde el
título, del matrimonio y la vida en
pareja, y en el cual los misterios y
las pesadillas están casi ausentes,
haciéndose más evidente el sentido del humor de Rennie Sparks, no
siempre perceptible debajo de los
paisajes melancólicos y desolados
que suele describir.
Cultores de una variable impopular de un género popular, Brett
y Rennie Sparks han generado en
su década larga de carrera una
serie de pequeños clásicos que
se seguirán escuchando durante
muchos años, y a los que cualquier
melómano curioso y sentimental
debería acercarse, particularmente si domina el inglés y tiene la
capacidad de descubrir a una de
las poetas más personales y llenas de matices que haya dado la
música estadounidense desde los
ya lejanos días de gloria de Joni
Mitchell. Rennie Sparks ha descubierto una forma de trabajar con
material del infierno y convertirlo
en apacibles canciones de amor
entre gente rara pero, en ocasiones, extrañamente feliz.
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Gonzalo Curbelo
Cuando los hombres blancos los
encontraron
La mayoría murió de tuberculosis, el resto se volvió loco
En nuestro cuarto de motel estás
bebiendo gin con limón
Leyendo Moby Dick en la otra
cama
¿Te acordás de la primera vez
que dormimos juntos?
Dijiste que se sentía cómo cuando aprendiste a flotar.
(“Weightless Again”, Through
the Trees, 1998)
Mi amigo
Juro que escuché a un pájaro en
lo alto de los castaños
El sol estaba tan brillante que no
podía ver a ese pájaro
No importa dónde me parara no
podía ver pico o ala
Tan sólo ardientes, cegadoras
hojas, árboles quietos y silenciosos
¿Estabas conmigo entonces, mi
amigo?
¿Estás conmigo ahora?
Cuando ese camión de cemento,
con la mezcladora girando lento
Pasó a mi lado goteando el camino
Con ese cuerpo hinchado dando
vueltas en círculos
Me detuve y lo miré girar, girar
y gruñir
¿Estabas conmigo entonces, mi
amigo?
¿Estás conmigo ahora?
Cuando nadé a solas esa noche,
al tardío crepúsculo estival
El aire tan cálido y quieto, el
agua amplia y oscura
Algo se refregó contra mí, chapotée y paté con miedo
Unas manos tan frías sobre mí,
enredaderas submarinas
¿Estabas conmigo entonces, mi
amigo?
¿Estás conmigo ahora?
(“My Friend”, Honey
2009)
MONTEVIDEO URUGUAY
Pero en Singing Bones (2003) el
dúo comenzó a dar algunas señales de repetición y agotamiento. Aunque había varias buenas
canciones, las melodías de Brett
parecían un poco similares a las
ya presentadas en sus obras anteriores e incluso la siempre original
pluma de Rennie parecía caer en
algunos recursos ya empleados.
Esta tendencia se agravó en Last
Days of Wonder (2006), que a
pesar de contener un puñado de
temas perfectos como “Your Great
Journey”, “Tesla’s Hotel Room” y
la inquietante “After We Shot the
Grizzly” –tal vez el único ejemplo
de canción romántica que incluye el canibalismo–, daba más que
nada una sensación general de ya
visto y no agregaba gran cosa a
sus formidables trabajos de principios de la década.
Tal vez por eso se tomaron tres
años de descanso antes de volver
con Honey Moon (2009), un disco
que, sin presentar realmente nada
revolucionario en el ya definido
estilo de los Sparks, introducía
algunos timbres sonoros novedosos y una temática bastante más
luminosa que lo habitual. Un disco
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Muchas de las canciones de The
Handsome Family, banda particularmente obsesionada con la
muerte, se pueden enmarcar dentro de una categoría muy particular del folclore estadounidense
al que se denominan las murder
ballads (baladas de asesinato), y
que cuentan –muchas veces basadas en historias verídicas– tremebundos relatos que inevitablemente narran la muerte violenta
de algún personaje, la huida de
quien cometió el crimen y, generalmente, también culminan con
el ajusticiamiento del homicida.
Las murder ballads son muy propias de la cultura anglosajona y
se pueden rastrear ejemplos en
las culturas escocesa, escandinava e inglesa. No toda canción que
narre una muerte es una murder
ballad; éstas se caracterizan por
estar siempre estructuradas de la
misma forma y por llevar en casi
todas las ocasiones el nombre de
la víctima o del victimario como
título. Entre las más conocidas
en tiempos contemporáneos se
cuentan “Stagger Lee” –versionada por infinidad de artistas desde
Woody Guthrie hasta Nick Cave–,
“Pretty Polly” y la popular composición de Billy Roberts “Hey Joe”.
Bob Dylan realizó una interesante incursión en el género con la
siniestra “The Ballad of Hollis
Brown” (1964), perteneciente a
su etapa de cantante de protesta
pero claramente diferenciada de
sus otras canciones sobre mártires de los derechos civiles. Los
Violent Femmes también hicieron un ejercicio de composición
–casi una demostración práctica de las características propias
de estas baladas– con “Country
Death Song” (1984), basada en la
tremebunda historia –real– de un
padre que por no tener con qué
alimentar a su hija terminó arrojándola a un pozo y luego suicidándose. El a veces lúgubre Nick
Cave es posiblemente el mayor
cultor de esta clase de canciones,
habiendo no sólo grabado una
Brett como arreglador, mientras
que las letras de su mujer eran
más íntimas y personales que
en sus obras anteriores. El disco
fue elegido como el mejor del
género country & western por la
prestigiosa revista UNCUT, y les
concedió a los Sparks una popularidad –incluso del otro lado del
Atlántico– que les permitió dejar
sus trabajos y dedicarse por completo a la música.
Luego de este razonable éxito
llegó In the Air (2000), un disco
similar al anterior y de la misma
calidad, que contenía “So Much
Wine”, un pequeño clásico que
mereció varias versiones de artistas
del género, incluyendo a la inglesa
Sally Timms, la formidable cantante de The Mekons. The Handsome
Family culminaría este período
brillante con Twilight, de carácter
bastante más sombrío que los
anteriores pero no menos impactante. Rennie Sparks comenzó en
este tiempo a escribir en varios
formatos –incluyendo un divertidísimo consultorio sentimental
online–, y a pintar cuadros que
vende desde el sitio web de la
banda.
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Las baladas
de la muerte
enciclopédica sobre fenómenos de
la naturaleza y personajes históricos que son evocados, a veces sin
causa evidente, por el narrador de
la canción, generalmente un personaje en movimiento y más bien
perdido vitalmente. Luego de la
edición de Milk and Scissors, Brett
Sparks sufrió una crisis depresiva
que lo obligó a internarse, experiencia que se vería reflejada en el
siguiente disco de los ahora dúo
(se habían deshecho del baterista
luego de Odessa), llamado Through
the Trees (1998).
Este tercer disco definiría el
sonido del matrimonio Sparks;
ya habían desaparecido las distorsiones y el sonido lo fi (lo
habían grabado en un estudio
móvil prestado por su notorio
fan Jeff Tweedy), aproximándose
más a un sonido country puro,
sin más particularidades que la
exquisita calidad de las canciones, entre las que había futuros clásicos de la banda como
“My Sister’s Tiny Hands”, “Weightless Again” y “The Woman
Downstairs”. Through the Trees,
eliminando el ruido, descubría
una nueva gama de sutilezas de
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nal. Su primer disco, Odessa (1995),
pasó bastante desapercibido pero
el segundo –Milk and Scissors
(1996)– se consiguió un selecto
grupo de seguidores maravillados por temas con olor a clásico como “Drunk by Noon”, “Lake
Geneva” y “Amelia Earhart vs.
the Dancing Bear”). Entre estos
fans estaba el ya mencionado Jeff
Tweedy (Wilco), quien se encargó
de decirle a cuanto periodista se
le cruzara que Rennie Sparks era
la mejor letrista de Estados Unidos. No era una apreciación muy
exagerada; los textos de Sparks
tenían una cualidad literaria fuera
de lo común y yuxtaponían el estilo narrativo clásico del country con
una imaginería totalmente novedosa, llena de referencias científicas y biológicas, y en la que primaba una profunda negatividad –con
muchas referencias a la muerte,
la enfermedad, el alcoholismo y
la locura–, pero extrañamente
desdramatizada y distanciada.
La temática de sus canciones,
entonadas por la voz de barítono algo extraviado de Brett, era
en ocasiones muy violenta, pero
más que nada con una curiosidad
Moon,
(Traducciones: GC)
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30 ANIVERSARIO DE LONDON CALLING, DE THE CLASH
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God save the punk
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MONTEVIDEO URUGUAY
En
1977, el movimiento punk alcanzaba su cúspide en Inglaterra
con el lanzamiento del disco
más paradigmático del género el Nevermind
the Bollocks (Here´s the Sex Pistols). El punk,
trajo consigo un claro y directo mensaje con
la autogestión en el “do it yourself” (hazlo
tú mismo), una patada a todo lo musicalmente ordenado. A la vez que mostraba
cómo no era necesario ser virtuoso para
hacer música, ya que bastaban unos pocos
acordes y algo que decir. Nacido en Estados
Unidos a principios de los 70, con el antecedente de Iggy Pop y The Stooges y la escena
neoyorquina del club CBGB a mediados de
la década, rápidamente cruzó a Europa y se
instaló en una juventud inglesa disconforme y contestataria.
El punk era el estilo y filosofía de vida
de una legión de jóvenes que no cuadraban
dentro de la moral burguesa y querían un
cambio radical del que el rock fue parte
importante. Diversas bandas, tanto en el
Reino Unido como en Estados Unidos, llevaron adelante un sonido y una estética punk,
con algunas diferencias a ambos lados del
océano, pero conservando el mismo espíritu, escupiendo el enojo y el No Future a los
cuatro vientos y oficiando de portavoces de
toda una generación. Sentían que era necesario utilizar al rock como instrumento de
cambio, de denuncia contra las injusticias,
los malos gobiernos, la represión. La música
punk fue un instrumento en tal sentido.
Las letras criticaban de manera directa y
sin eufemismos las instituciones y sistemas
establecidos que imponían sus dogmas, los
estereotipos, las modas, la hipocresía que
resultaba de una sociedad repleta de clichés.
El punk despreciaba el establishment, a la
vez que se abría paso en un camino propio y
outsider, desarrollando una concepción alternativa de la vida, el arte y el rock.
Nacida en Londres en 1976, The Clash
formó parte de esa primera oleada punk.
Sin embargo, no se encasilló musicalmente
y para fines de 1979 editaba lo que luego
sería considerado uno de los mejores discos de toda la historia del rock: London
Calling. Integrada en ese momento por Joe
Strummer en voz y guitarra, Mick Jones en
guitarra y coros, Paul Simonon en bajo y
Topper Headon en batería, London Calling
resultó ser una explosiva mezcla de música,
actitud y, sobre todo, mensaje.
Esto es Londres llamando
Si, comparando con los Beatles, muchas bandas tienen su Álbum Blanco, el de The Clash
es sin dudas London Calling, que, además, es
doble y con un sonido en constante mutación a lo largo de sus 19 canciones.
Luego de sus dos discos anteriores –The
Clash (1977) y Give´em Enough Rope (1978)–,
existía la idea de lanzarla en flexi-disc con
una revista pero Jones, su autor, consideró
la canción demasiado buena como para
quedar afuera, lo que provocó que el tema,
si bien estaba incluido en el disco, no figurara en la contratapa, quedando como un
“track oculto”. Fue bautizado espontáneamente por los fans como “Stand by Me”,
por un fragmento del estribillo. Más tarde,
“Train in Vain” llegó a posicionarse entre
las 30 principales en los Estados Unidos,
para lo cual se reeditó el álbum con la canción con su verdadero nombre impreso en
el listado, aunque con “Stand by Me” entre
paréntesis. En 2004, con motivo de su 25
aniversario, London Calling fue reeditado
nuevamente con un disco extra llamado The Vanilla Tapes, una recopilación de
demos de la banda, que se consideraban
extraviados y que son un conjunto de joyitas para cualquier fanático.
Influencia y legado
su tercer trabajo en estudio, elaborado
durante gran parte de 1979, fue el que los
catapultó de manera definitiva a la popularidad y que los instaló definitivamente
dentro de un estrellato del que siempre
rehuyeron y del cual nunca hicieron alarde.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la BBC,
utilizaba una frase en sus emisiones: This
is London Calling (Esto es Londres llamando), motivo de la designación de la nueva
obra de la banda. La portada también es
de las más icónicas del rock y una postal
de la actitud punk: en ella se puede ver a
Simonon rompiendo su bajo contra el suelo
en el Palladium de New York. La fotógrafa
Pennie Smith, que tomó esa fotografía, así
como Simonon, consideraban descartar su
inclusión, ya que no la creían técnicamente
buena, pero Strummer los hizo cambiar de
idea y hoy es considerada como una de las
mejores portadas de la historia del rock.
Asimismo, la tipografía usada para escribir
el nombre de la obra es la misma que la utilizada en el primer álbum de Elvis Presley.
Con una impresionante mezcla de
géneros musicales, London Calling no es,
en el sentido dogmático, un disco totalmente punk. La ensalada incluye desde el
punk rock más típico, reggae (“The Guns of
Brixton”), rockabilly (“Brand New Cadillac”),
ska (“Wrong´em Boyo”), blues y jazz, incorporando también teclados y una sección de
vientos. Indudablemente habían elevado
musicalmente al punk mucho más allá de
cualquier frontera sonora, en las antípodas de los tres acordes típicos del género.
Grabado en los estudios Wessex de Londres,
Guy Stevens, productor del disco, no pudo
saborear por mucho tiempo las mieles del
éxito devenidas de su trabajo, ya que murió
algunos meses después.
Enarbolando la buena relación y proximidad con sus fans, el grupo logró vender
ese disco doble a precio de uno, cosa que
repetirían con Sandinista!, editado un año
más tarde, en este caso un álbum triple.
Lo político aparece como uno de los
principales tópicos (“The Guns of Brixton”,
“Spanish Bombs”, que trata sobre la Guerra
Civil Española, y el tema “London Calling”),
la sociedad de consumo y la frivolidad
(“Lost in the Supermarket”, “Koka Kola”),
una crítica al fascismo (“Clampdown”) o
la soledad y la pérdida por el uso abusivo
de drogas (“Hateful”). El álbum excede por
cinco minutos la hora de duración, lo cual
era demasiado para un disco punk, principal crítica de los adeptos más conservadores del género. Mención especial merece la
inclusión del tema “Train in Vain”, ya que
Muy conocidos fueron el activismo político de The Clash, su vinculación con causas
sociales latinoamericanas, su discurso opositor al racismo y a los gobiernos dictatoriales, y su apoyo a eventos humanitarios.
Numerosas personalidades de la primera
línea en el rock han confesado haber sido
influidos por Strummer y sus muchachos,
entre los cuales se encuentran U2, Pearl Jam,
Rage Against The Machine, Public Enemy,
Green Day, entre muchos otros. Artistas de
otras disciplinas también han expresado su
admiración, tales los casos del director de
cine Danny Boyle y los escritores Irvine Welsh
(autor de Trainspotting) y Nick Hornby. La
influencia, no sólo del London Calling como
una obra de marcado corte conceptual sino
toda la carrera de la banda, ha sido tomada
como modelo ha seguir por muchos músicos
posteriores que admiten la impronta de The
Clash en algún aspecto. London Calling es
un recorrido por todas las temáticas abordadas por la banda durante toda su trayectoria, haciéndolo no sólo heterogéneo sino
un perfecto manual de “cómo no transar”
con aquello con lo que no estás de acuerdo.
Es, sin dudas, la cumbre creativa de la banda
londinense, que sufrió una pérdida irreparable cuando en vísperas de Navidad de 2002
Joe Strummer murió víctima de una falla cardíaca. Un año después, The Clash ingresaba
al Rock & Roll Hall of Fame.
La música, la estética y, sobre todo, el
mensaje desarrollados en London Calling
lo hacen una obra de indiscutible trascendencia y vigencia, y un motivo de consulta
frecuente para nuevos músicos, que toman
apuntes y agradecen, antes de siquiera
ensayar un acorde. 
Paulo Roddel