Download 203 Dic - Scherzo
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
AÑO XXI - Nº 203 - Diciembre 2005 - 6,30 € DOSIER OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO 2 Veinte años de música en España 113 Introducción Elisabeth Schwarzkopf 6 Javier Alfaya Arturo Reverter Gestión Santiago Martín Bermúdez AGENDA 8 16 42 58 Auditorios Musicología Paulino Capdepón Verdú Educación Pedro Sarmiento Composición José Luis García del Busto Ópera ENTREVISTA Arturo Reverter Interpretación Rinaldo Alessandrini Enrique Martínez Miura Discos Juan Manuel Viana Jazz Pablo Sanz Discos del mes 126 130 134 136 140 144 148 ENCUENTROS SCHERZO DISCOS 65 116 José Luis Carles y Cristina Palmese 122 ACTUALIDAD NACIONAL ACTUALIDAD INTERNACIONAL “La música de Bach es absolutamente perfecta” María Sánchez-Archidona 64 114 Ian Bostridge Sumario Juan Antonio Llorente 152 LA GUÍA CONTRAPUNTO 156 Norman Lebrecht 160 Colaboran en este número Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Roberto Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Paulino Capdepón Verdú, José Luis Carles, Jacobo Cortines, Rafael Díaz Gómez, Patrick Dillon, Pedro Elías Mamou, Matthias Exner, José Luis Fernández García, Jorge Fernández Guerra, Fernando Fraga, Joaquín García, José Antonio García García. José Luis García del Busto, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Federico Hernández, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Paul Korenhof, Norman Lebrecht, Juan Antonio Llorente, Fiona Maddocks, Nadir Madriles, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Cristina Palmese, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, Justo Romero, Stefano Russomanno, María Sánchez-Archidona, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, Juan Manuel Viana, José Luis Vidal, Carlos Vílchez Negrín, Albert Vilardell. Traducciones Rafael Banús Irusta (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 63 €. Europa: 98 €. EE.UU y Canadá 112 €. Méjico, América Central y del Sur 118 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 VEINTE AÑOS C on este número SCHERZO cumple veinte años. Desde aquel lejano o cercano, según se mire, 1985, han sido más de doscientas citas, mes a mes, con unos lectores que han ido creciendo en número y en exigencia y que nos han dado su voto de confianza para cumplir con los principios que hicieron surgir una nueva revista de música clásica en nuestro entonces más bien escaso panorama. Como la propia vida española, la música ha evolucionado a lo largo de estos veinte años, más deprisa en algunos aspectos, más lentamente en otros, unas veces con viento favorable y otras en contra. El mundo de nuestro arte es, a la vez, simple y complejo. Simple porque consiste tan sólo en que alguien cree un sonido para que otros lo escuchen. Complejo porque el proceso que liga al creador con el destinatario de su trabajo es largo y difícil. En el dosier que ocupa una buena parte de este número de la revista hemos querido revisar todas las partes de ese proceso, empezando por la base sin la cual sería imposible siquiera imaginarlo: la educación. En ella comienza la doble formación del compositor y del oyente, en niveles distintos pero partiendo en ambos casos de la consciencia de cuán necesaria es la música para la vida. Son éstos días complicados para la educación musical en España, el debate acerca del futuro está ahí y de la discusión debiera salir una luz que al fin pudiera ser de esperanza. El otro extremo del arco es el de la creación. Los últimos veinte años han sido entre nosotros los de una eclosión de talentos sin paralelo en mucho tiempo. Si seguimos con atención la nueva música en el resto del mundo podemos comprobar que la calidad de la española no anda a la zaga de ninguna otra y que su menor presencia en el panorama internacional se debe a problemas de difusión o de edición, de apoyos o de promociones, y en modo alguno a su calidad intrínseca. Es un momento difícilmente repetible cuyas enormes posibilidades de irradiación no debieran perderse. Parecido esfuerzo cuesta todavía la entrada y la estancia de los intérpretes españoles en un mundo que los relaciona indefectiblemente con la ópera o con un tipo muy concreto de repertorio. Todavía se sigue hablando de nuestros grandes nombres, que o han muerto o peinan canas, cuando poco a poco van surgiendo en todos los terrenos nuevos intérpretes que piden paso. Lo mismo sucede con nuestras orquestas, tan diferentes entre sí desde su composición hasta su gestión, su organización jurídica o su repertorio. Paralelamente a la consolidación de la red de teatros y auditorios ha crecido el número de orquestas españolas como ejemplo de que la socialización de la cultura desde los poderes públicos es una obligación inmediata y una inversión en calidad de ciudadanía. Con o sin músicos extranjeros, pasando sus diversas crisis, saliendo al exterior, consolidando sus respectivos proyectos, las orquestas españolas han alcanzado un nivel medio impensable hace todavía poco tiempo mientras tratan de dominar los elementos clave para la continuidad de su tarea: atraer financiación y fidelizar a su público, es decir, encarar la doble crisis que tantas formaciones por el mundo adelante sufren en carne propia. Otra muestra de la vitalidad que ha marcado estos años es la abundancia de proyectos discográficos, emprendidos unos por multinacionales con importante ramificación española, pero los más por pequeños sellos cuyos responsables han sabido trabajar en la doble dirección de conseguir apoyo económico e investigar un patrimonio por descubrir y divulgar. En un momento en el que la música grabada busca su salida a una luz distinta para dentro de nada, en el que el comercio del disco parece atravesar una crisis de importancia, en el que internet se impone con la ventaja de ofrecerlo casi todo —a veces pasando por alto los derechos legítimos de la industria y de los creadores— el servicio a nuestra música desde el negocio del disco resulta una aventura tan digna de admiración como necesitada de apoyo. Hay, claro está, carencias que no acaban de ser suplidas del todo por la voluntad y el riesgo de quienes se atreven a ello. Es lo que sucede con la edición de libros de y sobre música española, todavía y como siempre muy en precario en nuestro país, que ofrece un mercado cautivo más aparente que real donde sólo la prescripción suele salvar las ventas de este o aquel título que así pueden sostener el resto del catálogo de unos pocos editores que se resisten a dejarlo. El buen momento de la musicología española, la abundancia de patrimonio a rescatar, de figuras a reconocer necesitaría un esfuerzo editor de parecido alcance por más que no puedan ignorarse las dificultades objetivas del mercado. Empezábamos este editorial con la educación y lo terminamos también con ella, pues la amplitud y la hondura de un panorama editorial mide también la educación de un pueblo, su cultura, que al fin y al cabo es la consecuencia de aquélla. Y aquí permítasenos echar un cuarto a espadas a favor de la labor de las revistas culturales españolas —no sólo de las de música—, que luchan por sobrevivir en un panorama no precisamente favorable, que salen al encuentro de sus lectores reproduciendo una especie de milagro que esta sociedad echaría de menos si algún día dejara de producirse. Las mejores revistas culturales son un pequeño gran reducto de información y de discusión que sirve para que se haga realidad ese proyecto siempre inconcluso de una España más culta y por eso también más libre. El balance, como comprobarán nuestros lectores tras leer este número, es moderadamente optimista. La sensación de vivir un momento propicio es evidente. Tanto como el deseo de no perder esta oportunidad. OPINIÓN La música extremada TRENES DIVERSOS Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director Luis Suñén Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Edición Arantza Quintanilla Maquetación Iván Pascual Fotografía Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Libros: Enrique Martínez Miura Página Web Iván Pascual Consejo de Dirección Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña y Arturo Reverter Departamento Económico José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. [email protected] Relaciones externas Barbara McShane Suscripciones y distribución Alicia Andújar [email protected] Colaboradores Cristina García-Ramos Impresión GRUPO MARTE S.A. Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. D ice una antigua letra flamenca: “Te estoy queriendo yo a ti/con la mismita violencia/que lleva un ferrocarril”. La poesía y el ritmo de los trenes atraviesan la música popular de las primeras décadas del siglo XX, y el letrista anónimo andaluz que descubría la semejanza entre su pasión amorosa y la velocidad trepidante de un expreso es un pariente cercano de los cantantes de blues que asimilaban la cadencia monótona de las ruedas de un tren a la de las guitarras y las tablas de lavar y a la percusión de los pianos de mala muerte que sonaban en los locales de bebida y perdición. Pero los trenes no están sólo en los ritmos del blues, sino también en sus letras unas veces burlescas y otras quejumbrosas hasta el masoquismo. Un hombre se despierta y descubre que la mujer que ama lo ha abandonado y sale a buscarla siguiendo las vías del tren, o va a la estación y pide a los viajeros si saben algo sobre ella. En algunos blues de tema religioso Moisés o Cristo vuelven al mundo para salvar a los justos y llevarlos al Paraíso, pero no se los llevan volando entre nubes de ángeles o en carros de fuego, sino en un tren veloz y milagroso. El silbido del tren anuncia la liberación o la desgracia, la huida del amor o la oportunidad de salir en su busca. En un blues célebre, Trouble in Mind, el narrador no puede imaginar más remedio para su tormento que poner la cabeza en la vía del tren. Los trenes de los blues suelen ser viejos y lentos trenes sureños en los que viajan los pobres. En la que sin duda es una de sus obras maestras, Different Trains, Steve Reich invoca los ritmos hipnóticos de los expresos de lujo que cruzaban América entre Nueva York y los Ángeles en la edad dorada del transporte por ferrocarril, cuando su tecnología había logrado una perfección máxima y aún estaba lejos su decadencia por culpa de los aviones y los coches. Hijo de padres separados, Steve Reich iba del uno al otro en largas travesías de tren acompañado por una gobernanta. Imaginamos al niño atento y formal, mirando los paisajes interminables por la ancha ventanilla, inoculándose de los sonidos, de la monotonía, de la vibración de las ruedas y los metales del tren, forzado a una alternancia entre domicilios, a la escisión binaria entre la costa este y la oeste, entre el padre y la madre, el uno dos uno dos de un viaje constante que confirmaba machaconamente el redoble del tren. Wonge Bergmann Diseño de portada Argonauta Foto portada: Ferrucio Nobile. Naïve Steve Reich Una imagen poética es la que establece o revela el vínculo invisible entre dos sensaciones o dos formas de experiencia que parecía muy lejanas entre sí. Different trains debió de nacer como una iluminación resplandeciente cuando Steve Reich asoció sus viajes en tren de los primeros años cuarenta con los de los millones de deportados que justo al mismo tiempo eran conducidos en tren hacia los campos de exterminio. Oímos sus voces en las cintas grabadas que acompañan la partitura: las escuchamos contra el fondo impetuoso de la versión para instrumentos de cuerda que grabó hace un par de años la Orquesta Nacional de Lyon dirigida los David Robertson. La melodía del habla se traspone nota por nota a la de la música, como en esos pasajes de Janácek en los que la música parece una emanación natural de las inflexiones de la palabra hablada. El viaje confortable del niño judío norteamericano es un eco o una sombra del de aquellos entre sus semejantes que viajaban sepultados en vida en vagones de ganado: el destino pudo ser intercambiable, igual que lo son las repeticiones y las variaciones sutiles de la música. Al final, unos trenes y otros se quedan igual de lejos en el pasado, como las voces de los supervivientes, con sus acentos europeos, como la infancia viajera del compositor. El silencio es muy raro cuando se acaba bruscamente la música, sin crescendo ni aviso, y parece que las voces que la acompañan se han extinguido para siempre. Antonio Muñoz Molina 3 OPINIÓN Prismas GONZALO DE OLAVIDE ace unos años el jurado de un premio importante, quizá el más importante de los premios musicales españoles, el Reina Sofía, fue concedido por el jurado en una rara unanimidad a Gonzalo de Olavide, y así su nombre, que hasta entonces casi nunca aparecía citado en esas odiosas panorámicas de “los más importantes” con las que de vez en cuando se nos agobia en los medios de comunicación, encontró un huequecillo en los periódicos. Olavide, como Soler —autor de diecisiete óperas de las cuales varias han sido representadas en escenarios tan conocidos como el Liceu de Barcelona, que ni siquiera ha sido citado en una de esas impresentables panorámicas (en este caso sobre compositores españoles y la ópera) aparecida en un respetable y respetado diario madrileño— pertenecía a ese grupo de compositores que no ha hecho su H TOSES Y MÚSICA Sr. Director: l pasado 3 de noviembre asistí al concierto de Thomas Quasthoff dentro del ciclo Barbieri de Ibermúsica y al lamentable espectáculo que nos ofreció una más que razonable parte de los espectadores (toses, móviles, aplausos y abandono de la sala precipitados), aunque Quasthoff había rogado con sensibilidad e inteligencia que se evitasen las toses y carraspeos porque “esta música es tan bonita...”. Para mí era, probablemente, el concierto de la temporada porque me declaro apasionado del Lied y seguidor de Thomas Quasthoff en los conciertos que habitualmente ofrece en los Ciclos de Lied del Teatro de la Zarzuela, pero las circunstancias nos impidieron de manera injusta e inaceptable disfrutarlo en toda su extensión. Conocer su participación en el ciclo de Ibermúsica supuso una agradable sorpresa que, en algún sentido, me reconcilió con su programación. Antes de seguir, me gustaría utilizar estas páginas para trasladar al maestro Quasthoff mis disculpas en nombre de los muchos aficionados que nos sentimos apesadumbrados por lo que allí sucedió, lo que les agradezco por anticipado. Me temo que mi reflexión va más E 4 carrera mediante el acreditado sistema de abrirse paso a codazos para salir en la foto. Fue un hombre discreto, amable, riguroso y, además, un extraordinario músico. Es lamentable que se tengan que repetir estas cosas, que haya que clamar una vez más para ese ominoso silencio que parece sobrevolar en este país nuestro sobre cualquier persona de las que antes de llamaban “de mérito” porque hay pocas y además algunas que no lo son se cuelan de matute en el trivial Olimpo ese, el de “los más importantes”. Gonzalo de Olavide ha dejado unas cuantas obras de deslumbrante hermosura en la memoria de quienes nos interesamos por su obra. Apenas existen grabaciones de ellas, como no sea el semisecreto CD publicado por el sello RTVE, que apenas ha circulado por ninguna parte, en el que se encuentran obras tan importantes como Orbe-Variations, Sinfonía homenaje a Falla y Cante In Memoriam Federico García Lorca. En sus últimos años estaba muy enfermo, aparecía pocas veces en público, y cuando hace unos meses unos cuantos de sus amigos (David del Puerto, José Luis García del Busto, Arnoldo Liberman y yo) hablamos en un homenaje que se le hizo en la Residencia de Estudiantes. Parecía ya muy lejos de todo. Estuvo encantador, como siempre, pero era evidente el peso de su enfermedad. Ahora ha muerto. Era una persona excepcional y era un gran músico. A lo mejor ahora alguien se acuerda de él cuando en algún medio de comunicación se les ocurra hacer uno de esos listados de “los más importantes” tan imaginativos con los que nos obsequian de vez en cuando. C A R TA S En su actual enfoque orientado hacia el “mercado”, Ibermúsica puede tener todo el producto vendido, incluso con listas de espera, y, en consecuencia, considerarse un buen negocio, pero existen riesgos estratégicos que debieran considerar: el mayor de ellos poner en peligro su prestigio y credibilidad por parte de músicos y aficionados y convertir los ciclos en lugar de encuentro social del que salir apresuradamente para ir a cenar y donde los interpretes presentan programas de trámite y no se entregan, porque nadie lo va a valorar: la mediocridad. En este sentido, es de lamentar la actitud, cada vez más habitual, de algunos artistas que ejecutan, en todas sus acepciones, interpretaciones descuidadas que se convierten en una falta de consideración hacia el público, pero que se agradecen con grandes algarabías de bravos y aplausos que orientan a los músicos sobre el nivel de exigencia de los asistentes. Hace ya mucho tiempo que soy abonado de Ibermúsica, lo que me permite la licencia de reflexionar públicamente con la máxima sinceridad y respeto, lo que estoy seguro sabrán valorar. Aprovecho la oportunidad para enviarles un cordial saludo. A L D I R E C TO R allá y valoro estos acontecimientos como el resultado de la estrategia que viene desarrollando Ibermúsica respecto al producto: programación y objetivo de clientes: abonados. Vengo observando con tristeza la falta de criterio, rigurosidad, afinidad y, en definitiva, de preparación en el sentido de “estar preparados para” de los abonados de Ibermúsica; compárese, por el contrario, la actitud formada e informada del público del Ciclo de Lied, Liceo de Cámara y Grandes Intérpretes. Lo que sucedió en el concierto de Quasthoff, como en el caso de Barenboim o la “espantada por goteo” durante la Sinfonía Turangalîla de una anterior edición, no es fruto de la casualidad, es el resultado de una acción planificada de marketing, en mi opinión equivocada, que satisface a un determinado tipo de clientes con un determinado tipo de producto. En estas circunstancias, ofrecer una maravillosa Bella molinera por Quasthoff/ Spencer entrañaba un riesgo que se ha mostrado en toda su crudeza. No sería correcto generalizar, pero se podría decir que Ibermúsica tiene los abonados que se merece. Javier Alfaya David González-Delgado Madrid OPINIÓN Música reservata UN ESPÍRITU LIBRE L el que produjo ejemplos admirables sobre textos de Lorca, Machado, Teresa de Cepeda o Juan de Yepes (o de la Cruz), pasando por un exquisito grupo de textos camerísticos. Pese a la gran expresividad y dramatismo de su estilo, Olavide jamás se dejó tentar por la ópera: la aspiración hacia la música absoluta, depurada, esencial, fue una constante definitoria de su itinerario. En fecha tan temprana como 1964, con Indices, una obra para conjunto indeterminado de cuatro grupos instrumentales (cuerda, maderas, metales, percusión) que Stockhausen estrenaría en Colonia el 24 de marzo, con la orquesta de Hochschule für Musik, Olavide materializó una de las realizaciones aleatorias más radicales (pero también más nítidas y legibles) de la música de su tiempo, y también una de las más eficaces desde el punto de vista de la escucha, en que la libertad de elección por parte del intérprete aparece, al tiempo, perfectamente controlada y en donde la flexibilidad de la escritura escapa a toda idea de precomposición serial, pero no al rigor de su concepción formal. Dado que alturas y ritmos están indicadas solo ocasionalmente, Indices es un estudio sobre la instrumentación como génesis de la forma. Aunque el conjunto instrumental es de dimensión no especificada (la mínima formación posible sería de trece intérpretes), la obra está concebida con un criterio absolutamente sinfónico, y cabe considerarla con todo derecho como la primera obra orquestal del compositor madrileño (y también una de las primeras músicas abiertas escrita por un español). Indices arranca con una superposición de dos quintas separadas por un semitono (la-mi/mi bemol-si bemol). ConcertanteDivides, la última de sus composiciones orquestales (que es una especie de poema sinfónico-vocal sobre una inquietante poesía del propio Olavide, autor de la mayor parte de los textos de sus obras cantadas), que José Ramón Encinar estrenó con la soprano Celia Alcedo, el Coro y la Orquesta de la Comunidad de Madrid el 11 de mayo del pasado año, se inicia con la quinta mi-si a la que pronto se añade la formada por fa sostenido-do sostenido. Si Indices, en su nerviosa fulguración de colores y masas cambiantes, es un estudio del color como forma del tiempo, ConcertanteDivides, en su alternancia de secciones flexibles y compaseadas escandidas por volúmenes verticales que se desploman sobre un fondo cambiante e irisado en el que las voces inscriben sus líneas, es un trabajo sobre la liberación del tiempo interno de la propia obra en el que hay una dramática rigidez que tiene algo de pétreo y de solemne: milagro de idéntica estructura interválica que engendra discursos divergentes, discursos que inician y clausuran una de las trayectorias de mayor coherencia y productividad que la música española reciente haya podido ofrecer. Ignacio Evangelista a muerte de Gonzalo de Olavide nos enfrenta con esa clausura definitiva que monumentaliza una creación en la que todo era imprevisible salvo la constatación del talento, del dominio técnico, del más exquisito buen gusto en la elección de los colores, las líneas, las formas. A partir de ahora su obra camina liberada a sí misma, cerrada sobre el arco del sentido, convertida en historia, en discurso cerrado. La música de Gonzalo de Olavide constituía un ejemplo de escritura poética en su más alto extremo, jamás apresurada, inaccesible a las solicitudes de las modas o a las complacencias con los mercadeos, sin otro objetivo que el refinamiento, la claridad, el saber y la ascesis. Una escritura austera, de exigencia absoluta que de manera en apariencia paradójica resultaba especialmente accesible en la escucha, en la calidez de su diálogo final con el oyente. Olavide fue uno de los primeros, entre los españoles, en acercarse a Darmstadt, que visitó por primera vez en 1960: sin embargo, jamás practicó la rigidez del serialismo absoluto, entre otras razones porque la preocupación esencial de su música era el resultado sonoro. La suya jamás fue una obra especulativa en primer grado, pero su fuente y su razón última reposaba en la enseñanza, siempre perceptible, de los más grandes experimentalistas: Webern, Haydn, Ockeghem. No persiguió jamás la originalidad de lo insólito ni el vanguardismo a cualquier precio: sin embargo, pocas músicas más personales y discernibles que la suya, ninguna más puntera en la expresión y la técnica del presente. Olavide rein- Gonzalo de Olavide trodujo las consonancias casi desde el comienzo de su obra: en cierto sentido era un espectralista avant la lettre, entendiendo ese término en el sentido de su valoración en pie de igualdad tanto de la región del cromatismo como de la de los intervalos diatónicos de la resonancia armónica: el núcleo formado por la quinta justa y su fragmentación como tritono y semitono es un elemento central de su interválica desde el comienzo de su trabajo. Trabajo sustentado en una suerte de serialismo libre que se enriquecía en cada nueva composición, pero cuya raíz estaba, en último término, en los polifonistas (pero también en Bach): un serialismo que no reclamaba el total cromático, sino grupos de cuatro, cinco, seis notas, sometidos a constantes permutaciones, retrogradaciones inversiones y trasposiciones. Actuando como pianista, compositor, conferenciante, pedagogo y jurado de algunos de las más relevantes premios de composición europeos, Olavide residió en Ginebra durante un cuarto de siglo, sin regresar a España hasta 1991: aún hoy es más conocido y valorado fuera que dentro de nuestro país. Su catálogo no es muy amplio: no alcanza el medio centenar de composiciones: presidido por el rigor y la sobriedad se extiende desde la electrónica de Clamor o Quatre sons hasta la cantata orquestal, género en José Luis Téllez 5 PROPIO 6 Noventa años muy útiles ELISABETH SCHWARZKOPF Houston Rogers CON NOMBRE CON NOMBRE PROPIO C uando, en el momento en el que se cumplen 90 años de su nacimiento —9 de diciembre— , abrimos la ventana para recibir en loor de multitudes a Elisabeth Schwarzkopf, cabe que nos hagamos la pregunta siguiente: ¿cómo una cantante de voz desigual, de emisión no poco artificiosa, sonoridades a veces entubadas y notas agudas no exentas de asperezas es considerada como una de las más grandes artistas de su especialidad del siglo XX? Son misterios del arte, podríamos decir; y en conexión con ellos se sitúan con frecuencia —aunque éste no sea exactamente el caso; otros más modernos, sí— los manejos publicitarios, las campañas de captación de mercados, el marketing bien programado. Ajeno desde luego a este tipo de enjuagues era el tan característico supuesto de Maria Callas, una intérprete asimismo aquejada de limitaciones y más famosa todavía que la alemana. Pero tanto una como otra fueron eximias artistas, grandes comunicadoras, elaboraron una técnica propia, supieron traducir a sonidos con propiedad y personali- dad unos signos y darles vida, calor, sentido y sentimiento. Pese a aquellos sonidos a veces ásperos, de belleza discutible, a la aparición de zonas en las que el timbre cambiaba en cierto modo de tonalidad, la verdad es que el arte de Schwarzkopf cautivaba por el manejo de una técnica fabulosa, que le servía para ensanchar a voluntad, para regular magistralmente, oscurecer o aclarar, aun a fuer de emitir sonidos desiguales, en ocasiones nada hermosos. El fiato, la administración del aire, su regulación eran sensacionales, y con ello obtenía efectos milagrosos de coloración, de variación cromática, y propiciaba el empleo de una soberana messa di voce —acción de hacer crecer una nota del piano al forte y viceversa— y de unos filados excepcionales —sin la cremosidad de los de una Caballé, muy distinta en casi todos los aspectos. No era raro que con todo ello pudiera esculpir el sonido con tanta elegancia y que su fraseo fuera tan rico, variado y tan dado a las sfumature, con las cuales alcanzaba interpretaciones de una sutileza única. Cierto es que no pocas veces esos modos de frasear, de alquitarar, de medir, de regular, de envolver el sonido podían caer —al menos lo parecía— en una suerte de afectación, de un manierismo que, incluso en uno de sus personajes fundamentales como la Mariscala, alguien relacionaría con lo levemente cursi. Sin negarlo por completo, la prodigalidad en la matización, la humanización a través de la música, hacían que nos olvidáramos de tal cosa. Nos ganaba esa paradójica y extraña naturalidad, esa fenomenal limpidez que la artista, de acuerdo con bastante de lo dicho, alcanzaba gracias a la puesta en práctica de mecanismos, de procedimientos en los que el artificio, fino, delicado, maravilloso, era protagonista. Aunque, a veces, algunos pudiéramos preferir el encanto más espontáneo, más carnal, más humano, puede que más imperfecto, de Lisa de La Casa, que cultivó parecido repertorio. Siempre es útil desde luego practicar una comparación entre ambas sopranos. A ninguna soprano como a ella era posible escucharle una exposición de la primera parte del dúo entre Fiordiligi y Ferrando de Così fan tutte en la que el alma se nos ofrecía palpitante, en carne viva, y el sentimiento a flor de piel. La conversación entra más tarde en una senda en la que el personaje —los personajes, también él, nos dice la música de Mozart— transparenta sus mínimas reacciones; en un crescendo de emociones que culmina con la entrega sin barreras a las demandas Fayer CON NOMBRE PROPIO amorosas. La mejor visión de Fiordiligi, una criatura que, tras su apariencia en principio fría y altanera, es todo fuego y corazón. Lo que está mejor expresado por la cantante en la versión de Böhm con Kraus (1962). Vocalmente no tiene la misma frescura que con Karajan (1955), pero canta con más pasión. Era algo observable a lo largo del tiempo: en sus interpretaciones discográficas de los cuarenta y primeros cincuenta, la soprano era sin duda más perfecta —de emisión, de afinación— y sus sonidos más bellos y bien modulados. Ya en sus Elviras salzburguesas con Furtwängler se empieza a apreciar ese crecimiento. En los últimos años, hasta hace muy poco, doña Isabel —la tía Isabel, como a veces la llaman los viejos aficionados— impartía lecciones magistrales que eran un verdadero lujo. Se lo sabía todo, conocía como nadie las obras, tanto la línea vocal como la de acompañamiento, y contaba, narraba, explicaba, corregía incansablemente con un verbo, una locuacidad y una profundidad únicos. Seguirla en una clase era un acontecimiento, una experiencia irrepetible. ¡Y buenas se las gastaba la señora! Era de una severidad en sus juicios y de una dureza para con los alumnos quizá excesivas; de una sinceridad abracadabrante. Si no veía porvenir en una voz, si no percibía futuro lo decía claramente. ¡Cuántas lágrimas no habrá promovido esa actitud! Pero, también, cuántas vocaciones equivocadas no habrán sido reconducidas. En la hora de la felicitación a esta figura hemos de expresar el agradecimiento que rendimos a los grandes, a aquellos intérpretes que nos han enseñado las verdades del arte, que nos han hecho ver cosas maravillosas y que nos han hecho mejores. Sólo unas líneas más para consignar una seleccionada discografía; nada fácil de elegir en un mar de grabaciones hoy disponibles y, todas ellas, emanadas de las factorías y estudios de la antigua La voz de su amo, la moderna EMI, que hoy publica también en una submarca, Testament. Era lógico: su marido, Walter Legge, era productor del sello. Arturo Reverter DISCOGRAFÍA SELECTA Óperas y operetas completas Recitales BEETHOVEN: Fidelio (Marzelline). Furtwängler, Salzburgo. EMI. 1950. HUMPERDINCK: Hänsel y Gretel (Gretel). Karajan. EMI. 1953. MOZART: Don Giovanni (Elvira). Furtwängler, Salzburgo. EMI. 1954. — Così fan tutte (Fiordiligi). Karajan. EMI. 1955. — Così fan tutte (Fiordiligi). Böhm. EMI. 1962. STRAUSS, J.: El murciélago (Rosalinde). Karajan. EMI. 1955. — Sangre vienesa (Gabriele). Ackermann. EMI. 1954. — El barón gitano (Saffi). Ackermann. EMI. 1954. STRAUSS, R.: El caballero de la rosa (Mariscala). Karajan. EMI. 1956. — Ariadne en Naxos (Ariadne). Karajan. EMI. 1954. — Capriccio (Madeleine). Sawallisch. EMI. 1957. VERDI: Falstaff (Alice Ford). Karajan. EMI. 1956. MOZART: Bodas, Don Giovanni, Rapto, Flauta mágica. Varias batutas. EMI. 1946-1952. — 10 Lieder. Gieseking. EMI. 1953 (+ Arias de concierto). SCHUBERT: 12 Lieder. Fischer, piano. EMI. 1952. STRAUSS, R.: Cuatro últimos lieder. Ackermann. (+ fragmentos de Capriccio y Ariadne. Matacic). EMI. 1953. — Cuatro últimos Lieder y otros Lieder con orquesta. Szell. TESTAMENT. 1965. WOLF: Lieder de distintos cuadernos: Goethe, Mörike, etc. Furtwängler, piano. Salzburgo. EMI. 1953. VV/AA: (Bach, Pergolesi, Haendel, Beethoven, Gluck, Schubert, Wolf, Strauss, Mozart, Schumann). Moore, piano. Salzburgo. EMI. 1956. VV/AA: Libro de canciones de Schwarzkopf. Lieder de 16 autores. Varios pianistas. 3 CD. EMI. Oratorios 3 Discos Testament con interpretaciones no publicadas, años 1946-1964. Cantatas de Bach; arias de concierto de Mozart; arias de ópera de Mozart, Verdi y Puccini; Lieder y canciones de Mozart, Schubert, Schumann, Brahms, Wagner, Strauss, Wolf, Bizet, Flies, Parisotti. BACH: Pasión según san Mateo. Klemperer. EMI. 1960-61. BRAHMS: Réquiem alemán. Karajan. EMI. 1947. VERDI: Réquiem. De Sabata. EMI. 1954. 7 AGENDA AGENDA Fundación Autor ANTÓN GARCÍA ABRIL: LIBRO Y DISCOS L a Fundación Autor acaba de publicar Antón García Abril. Un inconformista, un libro en el que su autor, Andrés Ruiz Tarazona, traza un recorrido por la vida y la obra del músico a través, en buena medida, de quienes lo han interpretado. Para el compositor turolense, el intérprete es el primer destinatario de la obra, el que la redondea, por eso importa tanto aquí el testimonio de quienes han dado realidad sonora a sus partituras. De otra parte, está el reflejo de la evolución de la creación de García Abril, de su camino implacable hacia un lenguaje personal y hacia una libertad de planteamientos que es la que hace a Ruiz Tarazona calificarle de inconformista. El volumen se nutre también de las sustanciosas conversaciones mantenidas por el autor con el compositor para dar, en definitiva, un retrato completo y cumplido de quien es uno de nuestros mejores creadores de hoy. Junto al libro, y con la colaboración del Gobierno de Aragón, acaba de aparecer una caja de doce discos compactos que recoge una muy significativa selección de su obra en versiones de intérpretes especialmente ligados a ella, y entre los que se cuentan nombres como los de Teresa Berganza, María Orán, Leonel Morales o Rafael Frühbeck de Burgos. Magister Musicæ COLABORACIÓN ENTRE EL PRINCIPADO DE ASTURIAS Y LA FUNDACIÓN ALBÉNIZ E 8 l Conservatorio Superior de Música “Eduardo Martínez Torner” y los conservatorios “Profesional Superior de Oviedo” y “Profesional de Gijón” tendrán acceso al sistema Magister Musicæ, un programa de enseñanza de música virtual dirigido a perfeccionar la formación de músicos jóvenes con más elevado nivel. El Gobierno del Principado financiará con 18000 euros el acceso al sistema, subvencionado al 50% por la Fundación Albéniz. Se beneficiarán un total de 195 profesores y 1379 alumnos de grado medio y superior. Magister Musicæ, la “escuela virtual de música” que ha desarrollado la Fundación Albéniz, pone a disposición de los estudiantes 1500 horas de enseñanza musical de primer nivel. Son clases dadas por los mejores profesores del mundo de cada especialidad y están catalogadas por profesor, música y concepto didáctico, lo que permite al usuario buscar aquello que le interesa e incluso confeccionar su propia clase con arreglo a sus gustos o necesidades. En la actualidad el programa está implantado en la Comunidad de Madrid, en sus 19 conservatorios, y en la Comunidad de Galicia. La Comunidad de Cantabria firmará en breve la implantación en sus conservatorios. AGENDA Ante la desaparición del compositor EL NUEVO RETO DE OLAVIDE H a querido la casualidad que dos compositores españoles, vecinos y amigos, conocieran la cara y la cruz casi al mismo tiempo. El más joven, David del Puerto alcanzaba el Premio Nacional de Música y el mayor, Gonzalo de Olavide, nos dejaba definitivamente. Todo ello en el corto plazo de unos pocos días. Y los recuerdo a ambos porque apenas días antes de que conociéramos el triste fallecimiento de uno de los compositores más elegantes y entrañables, Gonzalo de Olavide, fue justamente David del Puerto, su vecino y amigo, el que se encargó de llamar a los amigos para decirnos que Olavide estaba muy mal. Estas noticias siempre se reciben con circunspección y con la secreta esperanza de que no sea para tanto. Pero la noticia definitiva de que la cosa iba en serio la recibimos en el marco del concierto homenaje a los cincuenta años de la Fundación Juan March; como si el destino quisiera recordarnos que la cara y la cruz son siempre parte de la misma moneda, que el éxito y el homenaje no pueden separarse de la definitiva derrota que es la vida. Y para mayor ironía, fueron muy pocos los días que se sucedieron para que supiéramos que el fiel amigo y brillante compositor que es David del Puerto alcanzaba un justo reconocimiento. ¿Reconocemos siempre a los nuestros como merecen?, ¿se lo hacemos saber cuando aún es tiempo? De Gonzalo de Olavide se ha dicho ya lo más importante de lo que se suele decir en notas de urgencia preñadas de dolor. Buen músico hasta la médula, singularísimo como persona, elegante, casi aristócrata si no le traicionara un candoroso toque de persona despistada y abstraída, discreto y poseedor de un encanto al que uno se acostumbraba fácilmente; su sola presencia humanizaba la profesión y, especialmente, a su generación, con frecuencia algo envarada en su espíritu de misión por modernizar la España musical. En el CDMC recordamos especialmente el último concierto monográfico a él dedicado, con una sobresaliente prestación de los miembros de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, hace un par de años; o más especialmente la alegría no exenta de dudas llenas de ternura cuando se enfrentó al encargo de una obra de creación radiofónica con destino a las ya tradicionales series que coproduce Radio Clásica y el Festival de Alicante. Un trabajo que puso de manifiesto la medida de su versatilidad y talento en un terreno muy especial y, por qué no decirlo, algo raro para no pocos compositores. Pero si estos últimos recuerdos son, forzosamente, los primeros y más intensos que vienen a la memoria, no son únicos y la trayectoria de Olavide, o su simple presencia como amigo, ha estado presente en todo momento. Y he tenido ocasión de rememorarlo al repasar fotos y programas antiguos de conciertos y festivales de nuestro Centro. Ahora queda el trabajo más arduo, promover que su trabajo musical alcance el sitio que merece tras su desaparición. Algo que suele ser una auténtica asignatura casi siempre suspendida en la historia de la música española. Esperemos que aquí también el recuerdo solícito de su persona nos ayude a todos a cumplir con lo que, después de todo, es un deber: poner en orden la música española y hacerla disponible a las siguientes generaciones. Jorge Fernández Guerra David del Puerto y Grup instrumental de Valencia Ignacio Evangelista PREMIOS NACIONALES DE MÚSICA U n jurado reunido con tal fin el pasado 7 de noviembre en el Ministerio de Cultura, falló los Premios Nacionales de Música de 2005, que recayeron en el compositor David del Puerto —el de creación— y, el de interpretación, en el Grup Instrumental de Valencia que dirige Joan Cerveró. De este modo, los Premios Nacionales insisten en la línea marcada hace unos años de hacer entrar en su nómina a músicos que, aún jóvenes, gozan ya de una incuestionable madurez y están protagonizando capítulos muy brillantes de la música española más actual. Si el Grup Instrumental de Valencia cuenta entre los conjuntos más rigurosos y con mayor actividad de los que hoy difunden la música contemporánea, desde la de los grandes compositores de la modernidad hasta el estreno de los jóvenes de hoy, el madrileño David del Puerto, compositor en cuya formación tuvieron importancia Francisco Guerrero, Luis de Pablo y el autodidactismo, es reconocido unánimemente como una de las voces más originales, pujantes e interesantes del actual panorama creativo español. Los estrenos recientes de obras tan varias y hermosas como Advenit, Nigredo y, sobre todo, la Sinfonía nº 1 (Boreas) fueron invocados por el jurado a la hora de justificar la concesión a Del Puerto de este galardón. José Luis García del Busto 9 AGENDA Fallece el compositor sevillano MANUEL CASTILLO, MAESTRO DE LA MÚSICA ANDALUZA Y ESPAÑOLA M 10 anuel Castillo, el compositor andaluz más insigne de la segunda mitad del siglo XX y uno de los creadores más respetados de la música española contemporánea, ha fallecido en su domicilio del barrio sevillano de Los Remedios en la misma soledad en la que durante los últimos años le confinó una depresión que no logró superar. Su cuerpo inerte fue descubierto sobre un sofá del salón por una sobrina que acudió al piso alarmada por los vecinos. El óbito se había producido varios días antes, como consecuencia de un fallo cardiaco. Nacido en Sevilla en 1930 e Hijo Predilecto de Andalucía y Premio Nacional de Música en dos ocasiones (1959 y 1990), Manuel Castillo permanecía desde hace años ausente de cualquier actividad pública. Había perdido el interés por todo. Ni siquiera los estrenos de sus obras lograron arrancarle del exilio interior que se había autoimpuesto. La depresión pudo con él. Castillo fue siempre músico dotado de oficio maestro. Desde sus inicios, tan deudores de la herencia de sus paisanos andaluces Manuel de Falla y Joaquín Turina, hasta los devaneos vanguardistas que posteriormente dieron paso a un periodo de autoafirmación en el que la silueta de Dimitri Shostakovich se cruzaba con un lenguaje ineludiblemente propio, toda su obra le afirma como uno de los compositores más virtuosos y mejor preparados de su ilustre Generación. “Músico grande y, por tanto, compositor complejo”, al decir de su biógrafo Tomás Marco, Manuel Castillo pertenecía a la generación denominada “de 1951”, integrada, entre otros, por Cristóbal Halffter, Luis de Pablo (ambos también nacidos en 1930), Ramón Barce o Carmelo Bernaola. Como ellos, el alto oficio, la sólida formación y el respeto distanciado de la poderosa herencia estética de Manuel de Falla marcaron su fecundo hacer, fundamental e imprescindible para comprender cabalmente la evolución de la gran música española durante la segunda mitad del siglo XX. Como sus compañeros de Generación y tras recibir el magisterio de Norberto Almandoz en Sevilla, Castillo completó su formación en Madrid (con Conrado del Campo en composición y Antonio Lucas Moreno en piano), y luego en París, donde trabajó con dos personalidades tan relevantes como Lazare Levy y Nadia Boulanger. En 1954, con sólo 24 años, retornó a Sevilla, para incorporarse al cuadro de profesores del Conservatorio Superior de Música, centro del que posteriormente —en 1968— llegaría a ser director. Por su cátedra de composición pasaron algunos de los más destacados compositores de la actual creación andaluza. Hoy, el conservatorio lleva precisamente su nombre. Sevillano apasionado y universal, nunca quiso alejarse de su ciudad natal. Admirador rotundo de Béla Bartók, de los impresionistas franceses y de sus discípulos, nunca rechazó el influjo de estos compositores. También el de Stravinski. “Y el de Ravel. Mi admiración hacia Bartók, Stravinski y Ravel se debe a una cuestión de pura sensibilidad personal”. Su larga y fecunda carrera queda reflejada en la generosidad y calidad de su catálogo, donde también asoma con nitidez su condición de virtuoso pianista. 151 obras que se extienden desde 1949 (cuando aparecen fechadas, entre otras piezas, Andaluza y Sonatina, ambas para piano) hasta 2003, en que concluye Esplendor de los santos, baile de Seises compuesto sobre pentagramas ya redactados en 1992. En medio, composiciones tan importantes como tres sinfonías, tres conciertos para piano y orquesta y otro para dos pianos y orquesta, el ya citado Preludio, diferencias y tocata sobre un tema de Isaac Albéniz (por el que en 1959 obtuvo el Premio Nacional de Música) y otras páginas no menos sustanciales de la música española, entre las que cabe subrayar sus magistrales composiciones destinadas al órgano, en las que glosó, entre otros, a compositores como Manuel de Falla (Diferencias sobre un tema de Manuel de Falla, de 1975) o su maestro Norberto Almandoz (Variaciones sobre un tema de Almandoz, de 1990). Distinciones y condecoraciones son múltiples en la trayectoria sin fisuras de este artista recto y sabio. Pero en la memoria queda el recuerdo de un hombre solitario quizá a su pesar, un amigo entrañable que siempre quiso comunicarse. Sobre el que, acaso, pesaron más las circunstancias y la realidad de un entorno y una educación cargados de tradición y buenas costumbres. Detrás del comedido y trajeado Manuel Castillo se parapetaba un ser de intensa y activa vida interior, algo que, por fortuna, sí ha logrado trascender en una obra que —como su tercera y última sinfonía— rebosa luz, imaginación y calidad. Un corpus creativo que triunfa en su conciliación entre pasado y futuro, entre tradición y vanguardia, y que perpetúa la memoria de su creador ausente. Justo Romero AGENDA Editado por la Asoción Musical José Cubiles JOSÉ CUBILES POR GARCÍA DEL BUSTO C on el título de José Cubiles: una vida para el piano, acaba de aparecer la biografía que del gran intérprete gaditano ha escrito José Luis García del Busto. El libro repasa la vida y la actividad profesional de Cubiles partiendo de la investigación de fuentes documentales, la recopilación de testimonios de primera mano y el recuerdo personal del autor. Y todo con ese estilo al mismo tiempo ágil y riguroso tan propio de su autor. La figura de Cubiles da pie, además, a García del Busto, para ir desgranando una crónica —que es también un fino análisis crítico— de la situación de la música en la política cultural española de los años posteriores a la Guerra Civil. La abundancia de ilustraciones —alguna sorprendente— contribuye a la sensación que produce la lectura de este libro ejemplar: es mucho más de lo que parece. Cuarta ópera de Tobias Picker UNA TRAGEDIA AMERICANA T en 1925, que ya inspirase una obra maestra del cine, Un lugar en el Sol (George Stevens, 1951). Picker, neoyorquino de 1954, cuenta en su haber con tres óperas, Emmeline (1996), Fantastic Mr. Fox (1998) y Thérèse Raquin (2000). Por lo que se ha comunicado de la nueva ópera, ésta es un drama conmovedor que cuenta con líricas arias. MAQUETA DE ADRIANNE LOBEL eniendo en cuenta que los estrenos de nuevas óperas en el Metropolitan de Nueva York se suceden con cuentagotas, la anunciada con música de Tobias Picker y libreto de Gene Scheer representa todo un acontecimiento. Se trata de An American Tragedy, basada en la novela de Theodore Dreiser publicada Nueva York. Metropolitan Opera. 2-XII-2005. Picker, An American Tragedy. Conlon. Zambello. Racette, Graham, Larmore. 11 AGENDA Del Liceu al Palau LAS MISMAS PROMESAS, LA MISMA REALIDAD E l director japonés Eiji Oue (Hiroshima, 1957) derrochó optimismo, buen humor y entusiasmo en su primera comparecencia ante los medios de comunicación como nuevo titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) a partir de la próxima temporada. Tras un cordial saludo en catalán, Oue se deshizo en elogios sobre la que será su orquesta, a partir de septiembre de 2006, tras la marcha de Ernest Martínez Izquierdo. Como todos los que le han precedido en el cargo, prometió hacer del conjunto sinfónico catalán una orquesta internacional 12 —“podemos hacer que la OBC sea una de las mejores orquestas del mundo”— y continuó transitando por el sendero de las ingenuas promesas: “Creo poder conseguir en tres o cuatro años que Barcelona entre en el grupo de ciudades que atraen a los turistas por la calidad de sus orquestas”. Pues vale. Para los que nos conformamos con tener en casa una buena orquesta, la simple comparación formulada por Oue con el “muy restringido y selecto grupo: Viena, Berlín, Nueva York, Londres y poco más” siempre nos conduce a una profunda depresión. El nuevo titular no des- pejó gran cosa sobre las líneas de programación; variedad, equilibrio, justa atención a la música contemporánea y al clasicismo como pilar del repertorio: “La variedad es fundamental, pero es necesario encontrar el equilibrio. Una orquesta puede tocar música del siglo XX y del siglo XXI, pero es con compositores como Bach, Mozart, Haydn o Beethoven con los que se construye una sólida base”. Oue no ha sido ni más ni menos ingenuo que los anteriores titulares al afirmar que uno de sus principales propósitos es “situarla entre las mejores del mundo”. El problema de este tipo de promesas es que siempre hay algún iluso que se las cree, incluidos algunos políticos y hasta algunos músicos de la plantilla. La OBC nunca ha sido una de las mejores orquestas del mundo y no pasa nada: lo que hace falta es tener la mejor orquesta posible, de un nivel de calidad acorde con su presupuesto y su condición de primera orquesta catalana. Mesura, por tanto, en la planificación de costosas giras cuyo éxito se desva- nece pronto y apuesta por un exhaustivo trabajo en casa para asentar las bases de un futuro que, ojalá, sea algún día referente europeo por la calidad e imaginación de sus propuestas artísticas. Oue asumirá la titularidad en septiembre de 2006 por cuatro temporadas. Le deseamos mucha suerte. Olvidaremos fácilmente algunas promesas, pero no todas, porque formuló algunas muy factibles, de puro sentido común. Algunas, incluso, revelan una espiritualidad muy necesaria para paliar las tensiones que nos sacuden en estos competitivos tiempos que corren: cuando Oue asegura que “emocionar al público con la música es nuestra máxima responsabilidad” y que los espectadores deben hallar en los conciertos “el espacio de música donde poder protegerse de los ruidos de cada día”, es cuando más ilusión despierta. Una pequeña dosis de filosofía zen puede ser el mejor antídoto contra los delirios de grandeza que aún planean en ciertos sectores de la OBC. Javier Pérez Senz Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) AGENDA Una ópera cómica sobre Gogol RAREZA DE MUSORGSKI L a extraordinaria obra maestra lograda por Musorgski en su Boris Godunov acaparó casi toda su fuerza creativa y, de cara a la posteridad, ha eclipsado otros pequeños trabajos líricos. Es el caso de la inacabada —pues sólo llegó a ultimar algunas escenas, desconociéndose si su proyecto era dejar otras como simples diálogos—, La boda, sobre un texto satírico de Gogol, compuesta en 1868. Esta fragmentaria ópera cómica posee un curioso sesgo experimental, con el que Musorgski puso a prueba su técnica de escritura musical para la palabra que llevaría a sus últimas consecuencias en Boris. Este mes se tiene la oportunidad de escucharla por primera vez fuera de Rusia. Londres. The South Bank Centre. 6-XII-2005. Solistas de la Ópera Mariinski. Orquesta Philharmonia. Director: Tugan Sokhiev. Musorgski, La boda, cuadros de una exposición. Exposición en el Museo de Cádiz UN RETABLO PARA MAESE PEDRO E l Museo de Cádiz acoge hasta el 18 de diciembre la exposición Un retablo para Maese Pedro que, organizada por el Festival de Música Española de Cádiz y la Fundación Archivo Manuel de Falla, recoge documentación original sobre el estreno de la obra que le da título. Destaca en ella la selección de los bocetos y figurines de Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Hernando Viñes. Igualmente, la Fundación ha editado una colección de cinco postales alrededor del Retablo, reproduciendo un manuscrito autógrafo de Falla y dibujos de Angeles Ortiz y Viñes. 13 AGENDA Editado el drama de Adalid INÉS E BIANCA U n paso más en la recuperación de nuestro patrimonio musical histórico acaba de darse con la publicación de la partitura de Inés e Bianca, drama lírico en cuatro actos de Marcial del Adalid. Esta ópera, con libreto de Achille de Lauzières que desarrolla un tema histórico del siglo XV, se considera por los editores como la primera ópera gallega. La revisión se debe a Margarita Soto Viso — conocida experta en Adalid— y Juan Durán —director del proyecto—, editándose el trabajo resultante por el Instituto Galego das Artes Escénicas e Musicais. En el ciclo de la ONE SLATKIN Y CAMILO D entro de su política de recuperación de batutas invitadas de prestigio internacional, la ONE presentará a mediados de diciembre al norteamericano Leonard Slatkin, director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington, primer invitado en la Filarmónica de Los Angeles y abandonando la Sinfónica de la BBC tras una etapa en la que las relaciones con la formación británica no fueron buenas. Maestro sólido, capaz de involucrarse a fondo con las músicas que siente especialmente, su programa madrileño incluye obras de Bernstein —esa obra maestra que es la obertura de Candide—, Gershwin y Shostakovich —de éste, la Sinfonía nº 11 en lo que puede ser una excelente versión. En el Concierto para piano y orquesta de Gershwin el solista será Michel Camilo, muy bien conocido por el público español en su doble faceta de intérprete de jazz y de las zonas más ligeras de lo que llamamos clásico. Una pareja que garantiza el dominio del lenguaje y la exactitud del estilo. Madrid. Auditorio Nacional. 16, 17 y 18–XII-2005. Orquesta Nacional de España. Director: Leonard Slatkin. Michel Camilo, piano. Obras de Bernstein, Gershwin y Shostakovich. Como red de intercambio CREADA LA ASOCIACIÓN DE JÓVENES ORQUESTAS D 14 iez orquestas españolas han constituido la Asociación Española de Jóvenes Orquestas con el objetivo de crear una red de intercambio de información y de coordinación de cara a la formación de sus miembros y su posterior integración en las orquestas profesionales o en el sector de la enseñanza. Las jóvenes orquestas miembros de la AEJO son las de Cataluña, Gran Canaria, Comunidad de Madrid, Generalitat Valenciana, Nacional de España, Principado de Asturias, Región de Murcia, Extremadura, Galicia y Tenerife. AGENDA Con su obra Líneas de fuerza CARLOS SATUÉ, PREMIO DE COMPOSICIÓN AEOS Beatriz Beckett entrega el premio AEOS a Carlos Satué Ros E l compositor aragonés Carlos Satué Ros, por su obra Líneas de fuerza, ha sido el ganador de la tercera edición del Concurso de Composición Musical organizado por la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, patrocinado por la Fundación Valparaíso, presidida por Beatriz Beckett. El jurado estuvo formado por Abili Fort, Miguel Groba, Niels Muus, Luca Pfaff y Manel Valdivieso. El galardón está dotado con 18000 euros y lleva implícito el estreno de la obra por todas las orquestas miembros de la AEOS a partir de la temporada 2006-2007. Cierre del año Boccherini ANDREA MARCON CLAUSURA LOS SIGLOS DE ORO Q uince conciertos han constituido este año la propuesta de la décima edición del ciclo Los Siglos de Oro, que organiza la Fundación Caja Madrid con la colaboración de Patrimonio Nacional. Un público fiel ha acudido a espacios siempre adecuados a las propuestas musicales que, esta vez, se han centrado en los centenarios de Corselli, Boccherini y Farinelli, con el añadido de obras de Scarlatti, Conforto y Conti. Para clausurar el ciclo se cuenta este año con Andrea Marcon y su Orquesta Barroca de Venecia, una de las formaciones más interesantes del repertorio a que hace alusión su nombre. El programa incluirá obras de carácter navideño de Boccherini. El Pardo. Capilla del Palacio Real. 20-XII-2005. Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Obras de Boccherini 15 ACTUALIDAD NAC I O NA L 16 Afotunada recuperación de la excelente ópera de Manuel García DON CHISCIOTTE EN LA MANCHA Teatro Circo. 15-XI-2005. García, Don Chisciotte. Rufus Müller, Javier Galán, Cristina Obregón, José Julián Frontal, Jon Plazaola, Sonia de Munc, Marina Pardo, Juan Pedro García Marqués, Pedro Farrés, Aurelio Puente, Tomeu Bibiloni. Con la colaboración especial de Teresa Berganza. Coro Intermezzo. Orquesta de Cámara Galega. Director musical: Juan de Udaeta. Director de escena: Gustavo Tambascio. Decorados y vestuario: Jesús Ruiz. En un breve prólogo filmado, una magnífica Teresa Berganza transmutada en Pauline Viardot hace una evocación sentimental de la figura de su padre, Manuel García, en la que recuerda el momento en que, en 1825, toda la familia zarpó desde el puerto de Liverpool hacia el Nuevo Mundo en busca de otros horizontes. Posiblemente allí se estrenó su ópera Don Chisciotte, aunque no se conocen la fecha ni el lugar exactos de su nacimiento, por lo que también podría haberse ofrecido en París en los últimos años de vida de este cantante, empresario, compositor y padre de una de las dinastías artísticas más legendarias de la historia del arte. Pero, al mismo tiempo, Manuel García es un absoluto desconocido como autor, por lo que esta entusiasta recuperación, que constituye uno de los más sustanciosos platos propuestos por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales en este año conmemorativo de Don Quijote de la Mancha debe considerarse como todo un acontecimiento. Manuel García se conocía al dedillo la música de su tiempo, y sabía muy bien lo que le gustaba a la audiencia. Así, por supuesto, encontramos en su ópera abundantes ecos de Rossini, el autor que causaba furor en toda Europa, pero también de Paisiello, Cimarosa y de tantos otros, e incluso hay pasajes de un dramatismo que anuncia ya a Donizetti, como el gran concertante del primer acto o los dos dúos de amor del acto II, mientras que el primer finale está calcado del Barbero rossiniano (que, no lo olvidemos, estrenó el propio García como Almaviva). En ALBACETE ACTUALIDAD ALBACETE Escena de Don Chisciotte de Manuel García cualquier caso, la música es siempre elegante y animada, y está perfectamente integrada en la acción. La trama combina los amores de Fernando, Lucinda, Dorotea y Cardenio con las aventuras de Don Quijote en la venta, la lucha contra el gigante y el encantamiento al que es sometido. Gustavo Tambascio ha creado un espectáculo muy vivo que, de un modo muy quijotesco, une la realidad y la fantasía, la lucidez y la locura, el barco que lleva a América a los García con la España cervantina. Ha contado para ello con un perfecto cómplice como Jesús Ruiz, que ha llevado ese delirio al extremo con sus monstruos barrocos o vistiendo a Dorotea y a su corte como princesas de un cuento ruso. La obra, de considerables exigencias, requiere un amplísimo reparto. Hay que señalar que, por lo general, todos hicieron un buen papel, resaltando muy especialmente la soprano Cristina Obregón como Dorotea, que hizo justicia a un papel extenso y exigente con una emisión límpida y un timbre muy agradable. José Julián Frontal dio a Fernando su arrogante nobleza, Jon Plazaola mostró como Cardenio una elegante línea y fáciles agudos, Sonia de Munc fue una adecuada Lucinda, al igual que Marina Pardo, Brunirosa de mucho carácter. Un desenvuelto Javier Galán aprovechó al máximo todas las posibilidades de lucimiento que le ofrecía Sancho Panza, y el tenor inglés Rufus Müller, en el papel titular, tuvo que luchar contra una incómoda tesitura de baritenore. Una vez superada la larga aria de entrada, se fue entonando a lo largo de la representación. Su voz fue adquiriendo cuerpo y homogeneidad, que se unieron a una perfecta caracterización escénica. En los demás papeles habría que citar a Juan Pedro García Marqués (Marcelo, el ventero), Pedro Farrés (Auditor) y en especial a un expresivo Aurelio Puente como el bachiller Ferulino, con el que hizo muy buena pareja Tomeu Bibiloni como el barbero Radipelo. El Coro Intermezzo se movió bien y sonó compacto, y muy bien empastada y disciplinada la Orquesta de Cámara Galega bajo la entusiasta batuta de Juan de Udaeta, verdadero protagonista de esta recuperación, quien ha hecho un minucioso trabajo de revisión y reconstrucción de la partitura. Rafael Banús Irusta ACTUALIDAD ALMERÍA III Ciclo de Grandes Conciertos FORMIDABLE INSTRUMENTO Auditorio Municipal Maestro Padilla. 19-X-2005. Gordan Nikolitch, violín; Tim Hugh, violonchelo. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Daniel Harding. Obras de Schumann y Brahms. DANIEL HARDING ALMERÍA La presencia de una de las más importantes orquestas del mundo como es la Sinfónica de Londres en el III Ciclo de Grandes Conciertos, organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Almería, supone elevar al máximo rango sinfónico la categoría de este acontecimiento, más aún teniendo en cuenta el programa ofrecido, dedicado casi en su integridad a una figura esencial del romanticismo alemán. Para tal ocasión se ha contado con una de las jóvenes batutas más relevantes en la actualidad como es Daniel Harding, brillante músico y excelente comunicador. Su amplio y enfático gesto realza el efecto de su doble función de lectura e interpretación. Así se podía apreciar en la obertura Genoveva de Schumann, uno de los grandes compositores románticos alemanes que cultivó más y mejor la amistad de Brahms. La claridad de exposición de los múltiples elementos armónicos y tímbricos de esta intrincada partitura — un pequeño pero intenso allegro de sonata que resume los más destacados motivos de esta ópera fallida—, anunciaba y determinaba la trascendencia artística que iba a tener esta velada sinfónica. Tener entre sus profesores dos músicos de la talla de Gordan Nikolitch y Tim Hugh, como concertino y primer chelo respectivamente, da una idea de la enorme calidad artística de esta centenaria en años formación británica que tiene por titular a unos de los más afamados directores británicos de los últimos cincuenta años, Sir Colin Davis. La compenetración que exhibieron en el Doble Concierto op. 102 de Brahms tuvo la semejanza camerística que convertía a la orquesta en el tercer elemento polifónico de un ideal trío, como puede ser considerada esta preciosa obra. Harding participaba con la destreza que le daba la plena seguridad de un instrumento de alta perfección de sonido. La LSO transmitía conocimiento y entendimiento con la naturalidad de tener incorporado desde décadas los secretos de este doble concierto, estimable referente en el repertorio romántico concertante. La fusión del nervio de Nikolitch y la tensa serenidad de Hugh logró el objetivo estético pretendido con los sinfónicos londinenses como indiscutibles protagonistas. Esto se hizo más patente en la interpretación de la Sinfonía nº 4 op. 98, de Brahms. La orquesta desplegó toda su sapiencia y arte en un alarde de convicción y profesionalidad. Harding se limitaba a conducirla con delectación, recibiendo más de lo que podía transmitirle en una interacción que siempre se manifestaba a favor de los músicos. Con gran respeto, éstos sabían en todo momento lo que recibían desde el pódium, haciendo gozar a un director que experimentaba cómo eran superadas sus propias expectativas. Curiosamente se percibía claramente que la autoridad residía en la orquesta, el director se limitó a sacarla y reflejarla con su gesto en el espacio, descubriendo las evolucionadas esencias clásicas de esta sinfonía, especialmente en su cuarto movimiento. El éxito fue rotundo, quedando el público, que llenaba completamente el aforo del auditorio, con vivo deseo de seguir escuchando este formidable instrumento. José Antonio Cantón 17 ACTUALIDAD BARCELONA OBC STRAUSS EN EL AÑO SHOSTAKOVICH L’Auditori. Temporada de la OBC. 21-X-2005. David Abramovitz, piano. Director: Salvador Brotons. Obras de Debussy, Fauré, Brotons y Shostakovich. 28-X-2005. David Guerrier, trompa. Director: Emmanuel Krivine. Obras de R. Strauss. BARCELONA Pese a que el centenario del nacimiento de Shostakovich se cumple propiamente en 2006, la OBC —que ha incluido obras suyas en cuatro de los 29 programas— ha querido empezar ya la celebración y lo ha hecho con la primera de sus Sinfonías, obra juvenil que sin embargo no deja de tener su carga de ironía, mordacidad, intención y enérgico buen hacer. Salvador Brotons, que dirigió de memoria, optó por asegurar el resultado global de la versión, demandando de la orquesta un alto rendimiento, que obtuvo. Tal vez faltó un mayor equilibrio en el contraste entre los grandes rasgos y los trazos de amplio recorrido, por un lado, y la atención a los detalles y a los recovecos depositarios de las sutilezas y las cargas de profundidad, por otro. Tanto la Petite Suite de Debussy (en orquestación de Henry Büsser) como la Fantasía para piano y orquesta, op. 111 de Fauré fueron resueltas a satisfacción. No se acaba de comprender cómo un pianista de la calidad de David Abramovitz pudo elegir una obra tan discreta, lo que puede justificar que quisiera lucirse después con un bis de Chopin. Finalmente, Virtus, op. 53 de Brotons, que el propio autor dirigió con la partitura en el atril, es un movimiento sinfónico para orquesta que, en torno a las virtudes cardinales, demuestra el oficio, la habilidad y las dotes de intuitivo instrumentador del compositor barcelonés. El primero de los dos monográficos Richard Strauss, bajo la batuta de Emmanuel Krivine, ha servido para demostrar que la OBC ha vuelto bien pronto a su mejor tono, lejos ya el verano, tanto en su conjunto como en sus individualidades, rindiendo generosamente a tope y luciendo con esplendor todos sus solistas. Se trataba nada menos que de oficiar los poemas sinfónicos Don Juan, op. 20 y Así habló Zaratustra, op. 30, que dentro del buen nivel de las respectivas versiones y aun reconociendo algunos rutilantes buenos momentos, dejó un tanto desazonado a quien esto escribe. ¿La causa? Faltó el reposo necesario para que todo tuviera más sentido y fuera aún más hermoso. El estilo nervioso y gesticulante del director, saltitos incluidos, no ayudó a ello. Gratísima sorpresa la presentación del excelente trompa francés David Guerrier, 21 años, miembro de la Orquesta Nacional de Francia, en el bello Concierto para trompa y orquesta nº 2 en mi bemol mayor, con esplendorosa y virtuosística parte solista que Guerrier resolvió con asombrosa y aparente facilidad. ¡Con arte! José Guerrero Martín Palaucent DOHNÁNYI, CON SELLO PROPIO C 18 hristoph von Dohnányi propuso, como si fuera para compensar lo escaso de su presencia en Barcelona, un programa importante. Y de sello personal: por Bartók (Divertimento para orquesta de cuerda) relacionado con las raíces familiares del director, y por Bruckner (Séptima Sinfonía), compositor fundamental en su formación y carrera germánica. Desde luego la orquesta de la NDR dispone de flexibilidad más que suficiente y Dohnányi de inteligencia y rigor sobrados como para recrear en cada momento dos universos sonoros tan alejados. Pero sobre el concierto planeó algo así como el duende de interesantes contaminaciones, de un universo a otro. El virtuosismo contrapuntístico, la incisiva estructura camerística, los perfiles angulosos de la escritura bartokiana en el Divertimento, estuvieron, sin duda, en la versión, pero Bartók sonó un poco demasiado pulido; en cierta manera el sonido salía demasiado pastoso y redondo —es difícil saber si no influyó en ello el hecho de que la dotación orquestal, la cuerda, era excesiva, prácticamente la misma que luego iba a contribuir en la, esta sí, enormemente “redonda” sinfonía bruckneriana. Y, en cambio, Bruckner sonó con perfiles muy abruptos (y, por eso mismo, muy auténticos). La monumentalidad y severidad sonora estuvo plenamente conseguida —sin concesiones a más grandilocuencia que la esencial en esos pentagramas— en la versión de Dohnányi, quien la encajó en una duración relativamente “breve”, 65 minutos, CHRISTOPH VON DOHNÁNYI Barcelona. Palau de la Música Catalana. 10-XI-2005. NDR Symphonieorchester Hamburg. Director: Christoph von Dohnányi. Obras de Bartók y Bruckner. una de las lecturas menos dilatadas que recordamos. Y, no sólo por eso, una versión, con sello propio. Dohnányi puso énfasis en algo muy bruckneriano, la sucesión abrupta de imponentes clímax sonoros y de pasajes en piano o pianissimo, de esplendorosas explosiones del tutti orquestal, coronadas con unos metales rutilantes, y de sencillas cantilenas melódicas; de las sonorida- des germánicas y aun wagnerianas, yuxtapuestas, más que integradas, con el Ländler austriaco. Las enormes secciones de los movimientos fueron opuestas como montañas sonoras cortadas a pico. Pero también estuvo atento el director a ese otro mundo bruckneriano, el de los larguísimos temas expuestos con exquisita plasticidad sonora (el legendario tema inicial del primer movimiento, que sacó con suavísima potencia), el de las tensiones sonoras gradualmente desplegadas sobre obstinados pedales que parecen refrenarlas. Construyó, en suma, una gran arquitectura musical “vasta, seria y toscamente esculpida”. Y eso, Cooke dixit, es una sinfonía de Bruckner. José Luis Vidal ACTUALIDAD BILBAO La ABAO se abre a nuevos repertorios NEREIDAS 20 Daba la impresión hace unos pocos años de que el público bilbaíno desconfiaba de los títulos que proviniesen de más allá de los Apeninos, mas los elogios superlativos que han merecido los últimos estrenos indican que se está procurando una nueva tendencia, un interés por el repertorio menos conocido en nuestras latitudes. Así, el éxito de Rusalka es una noticia espléndida que reivindica las apuestas audaces y contribuye decididamente a impulsar el espacio que la lírica checa está configurando en nuestro país. Antonín Dvorák fue capaz de aunar en su ópera más conocida influencias dispares. Una atenta audición nos llevaría a descubrir líneas melódicas, estructuras armónicas e ideas para construir el discurso musical heredadas de los autores más significativos del romanticismo alemán. También fue un hijo de su tiempo y de su país, por lo que se esperaba de él que fuese capaz de asumir el legado de Bedrich Smetana para ahondar en la definición de una ópera nacional checa; de ahí el empleo de la lengua vernácula y el respeto a la tradición folclórica patria. Rusalka presenta una orquestación muy rica —no en vano Dvorák debe gran parte de su reconocimiento a su producción sinfónica—, una espléndida descripción de ambientes y un melodismo sentido y natural. Todo ello se integra en el mundo mágico y fabuloso de una nereida deseosa de conocer el reino de los hombres, enamorada de un príncipe que la rechaza. Éste acaba sintiendo pesar, muriendo en los brazos de la ninfa mientras ella camina hacia las aguas. Ese lago de agua natural inmerso en un paisaje suges- Moreno Esquibel BILBAO Palacio Euskalduna. 28-X-2005. Dvorák, Rusalka. Sondra Radvanovsky (Rusalka), Michael Myers (Príncipe), Larissa Diadkova (Jezibaba), Hans Peter König (Espíritu de las aguas), Lauren Flanigan (Princesa extranjera). Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director musical: Jiri Kout. Director de escena: Jean Claude Berutti. Producción de la Ópera de Lyon. Larissa Diadkova y Sondra Radvanovsky en Rusalka de Dvorák en la ABAO tivo y hermoso que vieron en escena los dos primeros actos proponía un espacio en el que parecía primar lo visualmente atractivo sobre lo mágico. Ya en el tercero se optó por crear tensión y centrar el drama en los personajes, una idea tal vez acertada a la que pudo faltar hechizo y poesía. Con todo, el contraste entre los dos mundos —el místico del ser elemental y el animado del ser humano— quedó bien descrito. Pocas batutas ofrecen tantas garantías en este repertorio como la de Jiri Kout, quien ya triunfase en Bilbao años atrás con Jenufa. En efecto, el director praguense dio color a la música, la impregnó de fantasía y obtuvo de los profesores de la Orquesta Sinfónica de Euskadi un resultado excelso. La breve interven- ción del coro sirvió al bilbaíno para mostrar una vez más su potencial, pues supo integrarse con arte en ese universo sonoro tan bien traducido por Kout. Para mantener el nivel de la interpretación en cotas elevadas se contó con un lujoso elenco. La soprano Sondra Radvanovsky es dueña de una voz bella, libre de impurezas, voluminosa y pastosa, arropada en la representación por un canto melancólico muy atento al matiz, óptimo para dar vida a la triste ondina. Su saludo final mereció estruendosas ovaciones. Fueron también poderosos y rotundos los medios exhibidos por la mezzo Larissa Diadkova, no tanto los del tenor Michael Myers, un buen cantante e interesante artista limitado por el escaso caudal del instrumento. Se debería alabar la creíble princesa extranjera de Lauren Flanigan, así como las extraordinarias prestaciones de Marta Ubieta, Tatiana Davidova y Francisca Beaumont en la encarnación de las tres ninfas, que bien pudieron parecer un personaje de tres cabezas por la compenetración que alcanzaron. Dejamos para el final la gran sorpresa de la noche, en esta ocasión dada por el Espíritu de las aguas. Y es que tras la imponente y enorme voz de Hans Peter König se descubre un intérprete sensible y musical que hizo justicia a las hermosas líneas que Dvorák reserva a ese duende de sentimientos tan humanos. Su conmovedor canto sumergió al oyente en ese mundo que cuentan las hadas, milagroso, encantador y fantástico. Asier Vallejo Ugarte ACTUALIDAD BILBAO Curtis defiende las óperas de Haendel TRABAJO BIEN HECHO BILBAO Teatro Arriaga. 11-XI-2005. Haendel, Rodelinda. Emma Bell (Rodelinda), David Hansen (Bertarido), Filippo Adami (Grimoaldo), Romina Basso (Eduige), Gerald Thompson (Unulfo), Konstantin Wolff (Garibaldo). 12-XI-2005. Haendel, Lotario. Romina Basso (Lotario), Sonia Prina (Matilde), Cyrille Gerstenhaber (Adelaide), Daniele Maniscalchi (Berengario), Hilary Summers (Idalberto), Antonio Abete (Clodomiro). Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. La programación de dos óperas de George Frideric Haendel requería cierto grado de valentía ya que, como es sabido, no son éstas del gusto de todos los aficionados —muchos dicen encontrarlas monótonas y demasiado estáticas— y quienes las adoran esperan siempre que las interpretaciones, por infrecuentes, sean de altura. La presencia de Alan Curtis permitía confiar en que así iba a ser, pues su pasión por el repertorio operístico del autor de El Mesías lo ha convertido en un garante de adecuación estilística, rigor filológico y brillo. Así lo demuestran sus últimas incursiones en el terreno discográfico, entre las que bien podría destacarse el sobresaliente registro de Rodelinda, una ópera estrenada en 1725 que se adhirió mediado el siglo pasado a la relación de títulos haendelianos entonces revividos. Es meritoria también la labor del director y musicólogo norteamericano de rescatar del olvido partituras tan interesantes como Lotario (1729), llevada al disco en fechas recientes y ya conocida en España tras su inclusión en el último Festival de Úbeda. En Bilbao ambos títulos se presentaron en versiones concertantes semidramatizadas. La formación Il Complesso Barocco nos pareció un instrumento apropiado para dar luz a las lecturas de Curtis, pues fueron éstas tan fluidas y airosas como fácil y garboso el decir de los jóvenes instrumentistas de aquélla. Los repartos fueron sólidos, presentando ambos ciertas sorpresas agradables, especialmente entre las féminas. En Rodelinda defraudó el contratenor Gerald Thompson, más preocupado por transmitir algo de alegría que ALAN CURTIS por controlar una voz mate y destimbrada. Recibieron buenos aplausos el maquiavélico Garibaldo de Konstantin Wolff, la notable Eduige de Romina Basso, el creíble Gri- moaldo de Filippo Adami y el hábil y entregado Bertarido del veinteañero David Hansen, éste algo apurado en el aspecto vocal. Entusiasmó la británica Emma Bell en el papel titular, dado que además de dominar la escena supo adecuar su voz corpórea y extensa a una línea sensual y emotiva. En Lotario, la soprano Cyrille Gerstenhaber fue una Adelaide digna aunque falta de brillo y expresión, convenció en sus arias el tenor Daniele Maniscalchi y cumplió el bajo Antonio Abete. Aquí reinaron, sin embargo, las damas del registro grave. La contralto Hilary Summers atesora gusto y musicalidad, pero la personalidad de Idalberto es menos interesante que la de Matilde, esa Lady Macbeth haendeliana a la que dio vida la también contralto Sonia Prina. Gustó su extraordinaria habilidad para conjugar un timbre rotundo y oscuro con un canto ágil y agresivo al abordar las diabólicas coloraturas de su parte. El trío de reinas se completaba con la mezzo Romina Basso, Eduige en Rodelinda la noche anterior, ahora un Lotario espléndido por medios vocales y artísticos. Incluso el semblante de Alan Curtis en el saludo final nos pareció expresivo, pues en él se intuía la satisfacción de quien disfruta haciendo bien su trabajo. Asier Vallejo Ugarte 21 ACTUALIDAD GRANADA Temporada de la OCG CIENTO DIEZ Y NUEVE ?Vk^Zg YZa GZVa ROSSINI: EL BARBERO DE SEVILLA Florez / Bayo Spagnoli / Raimondi Orquesta y coros del Teatro Real de Madrid Gianluigi Gelmetti 1DVD 004 40074 31115 µ:a VXdciZX^b^Zcid bjh^XVa YZa Vd ?jVc 9^Z\d ;adgZo Zc jcV YZ hjh \gVcYZh ^ciZgegZiVX^dcZh Si deseas más información: [email protected] 22 Segerstam dirigió un programa en que, además de interpretarse la Finlandia de Sibelius y la Octava Sinfonía de Dvorák, estrenó su Sinfonía nº 119. Contrariamente a otros anuncios de este tipo, como el que no hace muchos años proponía el estreno mundial de La canción de la Tierra de Mahler en uno de los festivales de Granada, la fecundidad de Segerstam lo hace perfectamente posible, porque su biografía en el programa de mano asegura que ya ha escrito ciento veintiocho y en alguna página en Internet se le atribuye la marca de componer quince sinfonías en un solo verano. La obra debía ser interpretada sin director, cuyo lugar ocupaba un solitario yunque, mientras que el compositor se sentaba al piano, entendido primariamente como instrumento de percusión. La obra, que constituyó buena pareja de la más breve Finlandia, en otras ocasiones rememoraba sonoridades straussianas a lo Así habló Zaratustra. Tras veintipocos minutos, que no se hicieron excesivamente largos, una de los percusionistas resolvió el enigma del yunque, al descender hasta la parte delantera del escenario y poner fin a la ejecución de una obra que se deja oír con agrado. La interpretación por la OCG de la Octava Sinfonía de Dvorák fue con todo el punto culminante de un concierto que dejó clara la valía de Segerstam como compositor y director, a pesar de su imponente físico brahmsiano y de su punto de malhumor contra las inoportunas toses del público entre movimientos. En el segundo de los conciertos comentados se pudo apreciar la cada vez mayor idoneidad de la OCG SEGERSTAM GRANADA Auditorio Manuel de Falla. 21-X-2005. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Leif Segerstam. Obras de Sibelius, Segerstam y Dvorák. 11-XI-2005. Flavio Oliver, sopranista. OCG. Director: Andrea Marcon. Obras de Vivaldi y Haendel. para el repertorio barroco, a lo que no es ajena una política coherente de invitar a directores que están en la vanguardia de la interpretación con criterios históricos, como Biondi, Marcon o Alessandrini, por no hablar del pionero Hogwood. Andrea Marcon ofreció un bello programa en torno al mundo de los castrati, en el que el único “pero” que se le puede poner es que el invocado Farinelli nada tuviera que ver con las obras interpretadas, dos conciertos de Vivaldi (RV 157 y 208 “Grosso Mogul”, en el que el concertino de la OCG, Breuninger, se mostró cómodo como solista), uno de Haendel (el Op. 3, nº 1), más una amplia suite de piezas instrumentales de Ariodante, y obras vocales del primero (Stabat Mater) y segundo (tres arias de su ópera Giulio Cesare). Flavio Oliver acreditó en el Stabat Mater de Vivaldi el exquisito gusto que ya exhibiera en su interpretación del compungido Orfeo gluckiano en su anterior actuación con la OCG, al que añadió ahora el carácter heroico del Julio César de Haendel en un maravilloso Empio, dirò, tu sei, con variantes bucólicas y cinegéticas en las otras dos arias de la misma ópera, terminando como propina con un sentido Scherza, infida del Ariodante de Haendel. Joaquín García ACTUALIDAD JAÉN VI Festival de Otoño DEL DETALLE A LA EMOCIÓN 24 En la presente edición del Festival de Otoño de Jaén se ha querido realzar el apartado dedicado a la música culta con la inclusión de tres orquestas de estimable calidad, haciendo unos programas atractivos en los que destacaban obras de manifiesta aceptación popular. Así fue con la Segunda Sinfonía de Rachmaninov que interpretó la Orquesta Filarmónica de Moscú, que inició su actuación con Sadko, un irrelevante poema sinfónico de Rimski-Korsakov que no es la mejor página para abrir una velada sinfónica. Se completaba la primera parte con el Concierto para violín y orquesta de Alexander Glazunov, pieza que contó con un joven violinista, hijo de eminentes músicos rusos, como son el director Gennadi Rozhdestvenski y la pianista Viktoria Postnikova. Su interpretación fue correcta en la lectura y plana en la expresión, sin destacar en momento alguno la enorme agitación emocional de su contenido. En la sinfonía, la velada adquirió sustancia y respuesta orquestal con la académica conducción de Yuri Simonov que conoce al detalle la obra y supo llevarla por adecuados conceptos. La música de Richard Strauss se erigió en protagonista de la segunda cita, a cargo de la Wiener Symphoniker bajo la batuta de su principal director invitado, el también ruso Yakov Kreizberg. Su Don Juan no acabó de cuajar a lo largo de toda su interpretación, desaprovechando las indudables cualidades de esta orquesta vienesa de poderosa cuerda, que de sobra tiene asimilado en su repertorio este famoso poema sinfónico. Un positivo cambio se produjo en Till Eulenspiegel, decorativa página de música descripti- Primo Gnani JAÉN Aula Magna de la Universidad. 21, 28 y 29-X-2005. Sasha Rozhdestvenski, violín. Orquesta Filarmónica de Moscú. Director: Yuri Simonov. Sinfónica de Viena. Director: Yakov Kreizberg. Orquesta Sinfónica del Teatro Comunale de Bolonia. Director: Daniele Gatti. Obras de Rimski-Korsakov, Glazunov, Rachmaninov, R. Strauss, Dvorák, Beethoven y Chaikovski. DANIELE GATTI va, que fue traducida con la difícil coherencia que requiere aglutinar sus diversas imágenes sonoras en un todo homogéneo, valiéndose de un intrincado virtuosismo orquestal. La orquesta respondió ante las mecanizadas indicaciones del director, que expresaba el continuo intríngulis de esta obra con todo detalle. El concierto entró en una fase menos brillante con la Octava Sinfonía de Dvorák, que no llegó a las excelencias de las travesuras straussianas. Daniele Gatti es un valor en constante alza, aun encontrándose ya dentro de la elite de las mejores batutas del momento en el mundo. Su destreza técnica y su capacidad de transmisión a músicos y público le llevan a tomar riesgos y permitirse licencias que solamente pueden llevarse a cabo con una poderosa personalidad artística como la que él posee. Su Beethoven, obertura Coriolano y Primera Sinfonía, fueron un alarde de tensión emocional y descripción dramática, en el que fraseo y articulación fueron los ejes de su particular versión, siempre musical, aunque pueda no estarse de acuerdo con sus tempi, proclives a la aceleración, aun en los movimientos lentos. Éstos, en la Quinta Sinfonía de Chaikovski, constituyeron los momentos estelares de esta velada sinfónica, alcanzando un refinamiento de difícil descripción, sólo explicables desde la plasticidad de su extraordinaria elegancia. Sin duda fue el concierto de este ciclo sinfónico, uno de los mayores alicientes de esta edición del Festival de Otoño de Jaén. José Antonio Cantón ACTUALIDAD JEREZ / LA CORUÑA Dos virtuosos del piano LA CARA Y LA CRUZ la primera parte dos sonatas schubertianas poco frecuentadas, las catalogadas como D. 157 y D. 625. Dueño de un juego pianístico inmaculado, sobrado de una ágil naturalidad, el artista ruso supo poner de relieve las cualidades cantables de unas páginas que, aun sin entrar en el exclusivo coto de las “palabras mayores”, tampoco es que naufraguen en las lagunas de la fruslería o la palabrería huera. Con todo, Volodos no llegaría a internarse por los senderos de lo extraordinario sino hasta la segunda parte de su recital, integrada por un maravilloso ramillete de páginas de Liszt extraídas de colecciones diversas. Fue aquí donde su capacidad para gestar atmósferas rebosadas de luz, empuje y colorido, para la pincelada reveladora y el detalle nimio, el matiz y el claroscuro, esplendieron en toda plenitud, haciendo patente la verdad del aserto tantas veces repetido: “La mejor técnica es aquella que no se deja ver”. Ocho días después nos visitaba el italiano Gianluca Cascioli, protagonista de un recital tan brillante en los fuegos de artificio del juego pianístico como perfecta- Rafa Martín JEREZ Cuestión ineludible y capital para todo intérprete musical es, sin duda, la de la elección del repertorio. Del inmenso caudal atesorado a lo largo de los siglos éste debiera afrontar únicamente aquellas páginas que más íntimamente casen con su particular manera de concebir el fenómeno artístico, aquellas que le permitan lucir más en plenitud no sólo sus virtudes técnicas, sino también, y con más realce, su peculiar sensibilidad, su personal visión de aquello que nos traduce, glosa e interpreta. Todas estas cuestiones parece tenerlas meridianamente claras el petersburgués Arcadi Volodos. Su sensacional recital se recordará como uno de los que con mayores fuerza y tino supo pulsar la fibra sensible del público jerezano. Ocupaban ARCADI VOLODOS Teatro Villamarta. 4-XI-2005. Arcadi Volodos, piano. Obras de Schubert y Liszt. 12-XI-2005. Gianluca Cascioli, piano. Obras de Beethoven y Chopin. mente olvidable en su faceta artística. Por muy pulcro y pulido que fuera el lenguaje, por muy bien delineados que estuviesen sus líneas maestras y el armazón del discurso, jamás llega a pulsar la fibra sensible, a conmover ni a convencer. Artísticamente, digo. Ni extraordinariamente regocijante ni tremendamente enfadoso: grato apenas; así, sin más, a secas, meramente. Un Beethoven, por ejemplo, en exceso apagado, sereno y desmayado, sin sangre ni nervio, desprovisto de electricidad y de tensión interior (y tiene pecado esto en la música del genial sordo). Mejor su Chopin, si bien distante de lo antológico. ¿La moraleja?: que una partitura genial jamás debiera semejar un bello cadáver. Ignacio Sánchez Quirós Ciclo de la OSG ENTRE BRAHMS Y LA GUERRA LA CORUÑA Palacio de la Ópera. 28-X-2005. Arabella Steibacher, violín. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Jesús López Cobos. Obras de Strauss, Shostakovich y Hindemith. 3-XI-2005. Nelson Freire, piano. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Brahms. 10-XI-2005. Gérard Caussé, viola. Director: Hansjörg Schellenberger. Obras de Bartók, Mozart y Kodály. 18-XI-2005. Hansjörg Schellenberger, oboe y director. Obras de Octavio Vázquez, Haydn, Bellini y Mozart. La Sinfónica de Galicia ha planteado para esta temporada una programación interesante que alterna dos ciclos: uno, dedicado a Brahms (las cuatro Sinfonías, los dos Conciertos para piano y el Doble Concierto) y otro en torno a la guerra, en un sentido muy amplio. El primer programa del ciclo Brahms incluyó la Segunda Sinfonía y el Segundo Concierto para piano: sendas lecturas apasionadas de Víctor Pablo al frente de una orquesta que sabe traducir al gran compositor alemán; Nelson Freire es un pianista maravilloso, tanto que asombra el descu- brimiento un poco tardío de tan gran artista, capaz de obtener un sonido bellísimo del teclado, que puede acariciar con levedad inusitada (el Intermezzo en si bemol menor, op. 117, nº 2, que ofreció como bis, resultó paradigmático). Una vez más, triunfo de López Cobos, director muy querido por el público de esta ciudad; y también otra intérprete que supo obtener un sonido maravilloso de su violín en el genial Concierto nº 1 de Shostakovich y, de manera especial, en su bis: el difícil Recitativo-Scherzo, de Kreisler; las Metamorfosis de Strauss y de Hindemith com- pletaron este notable acto musical. Los dos siguientes conciertos fueron dirigidos por Schellenberger. En el primero, actuó Gérard Caussé, uno de los primeros violistas del mundo; así lo demostró en el Concierto de Bartók y en el bis: transcripción para viola del Preludio de la Suite nº 2 para violonchelo, de Bach; extraordinaria versión de la Sinfonía nº 44, “Trauer”, de Haydn; un Mozart niño (Sinfonía nº 1) y un Kodály en plenitud creadora (Concierto para orquesta) completaron el programa. En el segundo acto musical, Schellenberger, magnífico oboísta, tocó maravillosamen- te el breve Concierto para oboe de Bellini; y una vez más se mostró como un espléndido director sobre todo en la Sinfonía nº 83, “La gallina”, de Haydn, compositor por el que siente una particular afección; también fue excelente la lectura de Styx, obra del compositor gallego Octavio Vázquez, que posee grandes cualidades como brillante instrumentador y además una notable capacidad para conectar con el público, éste le dedicó grandes ovaciones cuando el joven músico subió al palco escénico para saludar. Julio Andrade Malde 25 ACTUALIDAD LA CORUÑA Tres recitales de canto RECITALES DIDÁCTICOS La Coruña. Universidad. Ciclo La voz humana. 15, 29-X/5-XI-2005. Conchita Fraga, José Antonio Campo, Anna Escala. B ajo la rúbrica La voz humana, la Universidad de La Coruña ha organizado tres recitales para canto y piano que se completaron con una conferencia sobre el lied y el aria de ópera. La mezzosoprano Conchita Fraga, muy bien acompañada por Javier Chao, con su voz perfecta- mente educada, de excelente escuela belcantista, afrontó un programa amplio y variado: desde Bellini, Martín y Soler y Schumann hasta Castillo, Halffter, López Artiga y los gallegos Andrés Gaos y Juan Durán. El tenor José Antonio Campo y el pianista Severino Ortiz plantearon y resol- alemana Ivonne Volmer, ofrecieron un interesante recital de carácter monográfico con obras de músicos que conocieron el exilio o la persecución política: Falla, García Lorca, Mompou, R. Halffter, Hindemith, Eisler y Weill. vieron con acierto un programa con una primera parte de lieder y canciones (Haendel, Beethoven, Schubert, Schumann, Falla, Chané) y una segunda compuesta por arias de ópera y zarzuela (Mozart, Donizetti, Massenet, Cilea, Soutullo y Sorozábal). En fin la soprano Anna Escala y la pianista Julio Andrade Malde XXII Festival Internacional de Órgano Catedral de León VOCES E INSTRUMENTOS 26 La XXII edición del Festival Internacional de Órgano Catedral de León fue de nuevo el espectáculo estrella en el inicio de la programación anual, con 26 conciertos celebrados en León y provincia, así como en las catedrales de Valladolid, Zamora, Astorga, Palencia y León, sede del Festival. Varias obras fueron estrenadas en él por encargo del Festival, y compositores de la talla de José Mª Sánchez Verdú, Antón García Abril o Adolfo Gutiérrez Viejo pudieron escuchar e interpretar —como fue el caso de Viejo— sus obras en los diferentes órganos de las iglesias y catedrales leonesas del maestro a dos pianos. El primero de los 26 conciertos tuvo como protagonistas a La Risonanza, con Fabio Bonizzoni al frente, quienes pusieron en atril un programa sumamente atractivo y desconocido, como fueron las hermosas Sonatas del Rosario de Biber, y como este año era el de la celebración del Quijote, qué mejor cosa que homenajear al autor de la ópera Cristóbal Halffter con una reposición de su obra. Con el maestro al frente, el Coro Nacional de España y la Orquesta Sinfónica de Madrid plasmaron FABIO BONIZZONI una nueva visión quijotesca, diferente si se quiere en algunos sentidos a la de su hijo Pedro, que la estrenó en el año 2000 en el Teatro Real de Madrid. La Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Galicia, con Spadano en el podio, dejó constancia de su buen hacer con la Quinta de Schubert y el Réquiem de Fauré, con las voces de la soprano Mari Carmen Subrido y el barítono José Luis Vázquez. El órgano estuvo presente en la Catedral de Astorga con Giampaolo di Rosa y en la de León acompañando a la excelente soprano leonesa Marta Arce, quien hizo un delicioso recorrido por obras de Bach, Mozart y Haendel, causando sensación con su perfecta vocalidad y fraseo. El Cuarteto de cuerda de Leipzig, el contrabajista Christian Ockert y el organista Johannes Gebhardt desgranaron algunas de las piezas más conocidas de Bach y Mozart. El Coro de Cámara de Lisboa puso el toque luso con obras de algunos autores vecinos y los Ministriles de Marsias protagonizaron un hermoso concierto con varios tientos, recercares y diferencias de autores del XVI. La Sinfónica de Castilla y León, con su titular Alejandro Posada, fue la tercera formación que estuvo presente en el Festival. Benet Casablancas, Villa- Vico Chamla LEÓN Festival de León. 16-IX/22-X-2005. Santa Marina del Rey, La Virgen del Camino, Villafranca del Bierzo, Carrizo de la Ribera, Astorga, Santa Marina la Real de León, Catedrales de Valladolid, Palencia, Zamora y León. Lobos y la Quinta de Mahler fueron suficientes para apreciar el buen trabajo de Posada, aunque esta vez se le echó en falta algo más de profundización en Mahler. El organista cántabro Miguel Bernal fue un lujo dentro del festival por sus brillantes registraciones de Messiaen u Jolivet, mientras que Gutiérrez Viejo y Oscar Candanedo hacían lo propio en el órgano Echevarría de Santa Marina la Real. La adictiva voz de Carlos Mena, acompañada por el organista Carlos García, dejaba un buen sabor a ineluctabilidad en la Catedral tras el denso concierto que propusieron. La guinda del Festival estuvo en la actuación de la Orquesta Barroca de Friburgo, el Collegium Vocale Gent y las voces de Johanette Zomer, soprano, y James Gilchrist, tenor, todos ellos a las órdenes de Marcus Creed, quienes deleitaron a los públicos de Palencia, Valladolid, Zamora y León con los tres Chandos Anthems de Haendel, auténticas gemas del mejor canto coral del autor de El Mesías. Voces privilegiadas acompañadas por una orquesta que poco tiene que envidiar a las inglesas en este repertorio. Miguel Ángel Nepomuceno ACTUALIDAD MADRID Nueva entrega del ciclo Janácek ARTE Y AFLICCIÓN Trata Desde la casa de los muertos temas dolorosos (el campo de concentración, Siberia) que ya hemos glosado en otra parte. Sí será pertinente recordar que es obra de reparto masculino, amplio, una casa de muertos vivos que cumplen condena y que expresan su inmenso dolor mediante el canto. Hay un coro, pero interviene poco como tal. Hay múltiples voces individuales, que cantan muy poco pero que “tienen frases”. De la masa de voces individuales sobresalen seis presos y el comandante del penal. No hay protagonistas, el conjunto es agonista y antagonista. O acaso el antagonista está fuera de campo, y fuera del campo. Tres presos, uno en cada acto, cuentan y actúan su tragedia; más uno, que en el tercero hace lo mismo en pocas palabras, y su tragedia parece menor. Son todos tenores, menos uno. Otros dos forman pareja paternofilial, el burgués ilustrado Gorianchikov (barítono con graves), y el adolescente tártaro Alieia (soprano), la única voz femenina del reparto, salvo la fugaz aparición de una buscona. Es decir, cuatro muertos surgen de entre el conjunto de muertos; y un rebelde culto cuyo objetivo será liberar al pueblo representado por la salvaje inocencia de Alieia. Estas voces y una muy nutrida orquesta con un director analítico en el detalle (hay momentos camerísticos, también en la relación solista vocal-foso) y de poderoso sentido dramático son los elementos que esta ópera pide como condición esencial para que la cosa funcione. Sólo hora y media de acción o situación dramática, una disposición luminosa y al mismo tiempo sobria de colores orquestales, escaso folclore, poco contras- Jesús del Real MADRID Teatro Real. 1-XI-2005. Janácek, Desde la casa de los muertos. José van Dam, Gaële Le Roi, Hubert Delamboye, Jirí Sulzenko, Jerry Hadley, Jeffrey Francis, Johan Reuter. Coro y Orquesta titular del Teatro Real. Director musical: Marc Albrecht. Director de escena: Klaus Michael Grüber. Escenografía: Eduardo Arroyo. Gaële Le Roi y José van Dam en Desde la casa de los muertos de Janácek en el Teatro Real te vocal: eso es Desde la casa de los muertos; aparte de un tema que nadie había tratado antes en ópera. Desde luego, se trata de la edición de Mackerras y Tyrell, lejos de las manipulaciones no siempre benévolas de la partitura vigente hace tiempo. La orquesta y la batuta, mimbres básicos, acertaron a definir el clima angustioso de la casa muerta con una prestación envolvente, virtuosa, “eléctrica”. Marc Albrecht, que pronto será titular de la Filarmónica de Estrasburgo, es un director todavía joven que mantiene incandescente el flujo trágico que tiñe la obra incluso en sus anticlímax. Coincidieron en este caso una espléndida orquesta y un excelente director. El reparto de los solistas fue de gran nivel, pero destacaba la voz poderosa del danés Johan Reuter en su única aparición durante el tercer acto; y la lírica y bella línea de Gaële Le Roi, de frágil presencia, en Alieia. Van Dam, el maestro, retiene tras mucho tener, y dio un Gorianchikov convincente, pero sin la fuerza interior del personaje. Por lo demás, muy buenas actuaciones de Hubert Delamboye en Luka-Filka y Jerry Hadley en Skuratov. La puesta en escena es conocida del aficionado desde que pasó a VHS en Salzburgo (1992). Es la magnífica propuesta de Klaus Michael Grüber, remontada ahora para la Bastille y para el Real, austera, desnuda, sugerente, implacable, sin concesiones, mas también sin vio- lencias gratuitas. Bastante violencia se advierte como para acentuarla. Contados momentos son poco convincentes: el pope es quizá el más lamentable; yo hubiera querido reírme de un pope que bendice a los torturadores, pero era demasiado elemental. Tampoco convence demasiado la doble función teatral, escena muda y orquestal. La muy conocida y celebrada escenografía de Eduardo Arroyo completa con complicidad de artista la visión de Grüber. Los figurines secos, amarillos, de los despersonalizados presos son obra de Eva Dessecker. El Real ha vuelto a ofrecer una obra de arte plena sin grandes resquicios. Santiago Martín Bermúdez 27 ACTUALIDAD MADRID Temporada de la ONE SONIDOS DE GUERRA rica voz de la soprano americana Christine Goerke, los dolientes tonos del barítono alemán Albert Dohmen y, sobre todo, un transfigurado Philip Langridge que supo trascender cada una de sus frases. A la semana siguiente, Antoni Ros-Marbà se puso al frente de la agrupación de la que en tiempos fue titular para brindar un programa perfectamente tradicional que, por eso mismo, ya casi se ha convertido en una rareza. En la primera parte, escuchamos una cuidada interpretación del Concierto Emperador de Beethoven, donde el pianista ruso Nikolai Demidenko fue un solista con suficiente virtuosismo y poderío, no reñidos con un elegante aliento, y que se integró plenamente en el conjunto. Oímos después DEMIDENKO L a temporada 2004-2005 de la Orquesta y Coro Nacionales de España ha tenido un vigoroso arranque con el War Requiem de Benjamin Britten, que obtuvo una lectura de un dramatismo contenido y doliente. Josep Pons mantuvo con firmeza al conjunto orquestal, logrando plantear el sugestivo contraste sonoro entre la masa sinfónica y el conjunto de cámara. Mireia Barrera hizo muy buen papel en su presentación como nueva titular del Coro Nacional, que tuvo una intervención poderosa y expresiva, mientras que las voces infantiles de la Escolanía Nuestra Señora del Recuerdo supieron crear ese toque etéreo e inmaterial con su actuación fuera de escena. Redondeó la versión un excelente conjunto solista, formado por la Jill Fumanowsky Madrid. Auditorio Nacional. 29-X-2005. Coro y Orquesta Nacionales de España. Escolanía Nuestra Señora del Recuerdo. Director: Josep Pons. Christine Goerke, Philip Langridge, Albert Dohmen. Britten, War Requiem. 6-XI2005. Nikolai Demidenko, piano. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Beethoven y Dvorák. 13-XI-2005. Xavier de Maistre, arpa. Director: Josep Pons. Obras de Esplá, Montsalvatge y Stravinski. una magnífica Sinfonía del Nuevo Mundo, con un perfecto equilibrio entre los momentos dramáticos, el aliento popular y un elocuente lirismo. Pons volvió a subirse al podio con otro atractivo y variado repertorio que se abrió con una primorosa lectura de esa pequeña joya de la música española que es Don Quijote velando las armas de Óscar Esplá. El arpista francés Xavier de Maistre tocó con toda brillantez técnica, sentido del ritmo y del color el Concierto-serenata de Montsalvatge, estrenado hace 30 años por la propia ONE, Zabaleta y Frühbeck de Burgos, y una de las partituras más imaginativas del compositor gerundense. El concierto se cerró con una raveliana versión de la suite de El pájaro de fuego de Stravinski, en la versión revisada de 1945 (y más extensa que la habitual de 1915), en la que se resaltó su hedonismo tímbrico. Rafael Banús Irusta Ciclo de la RTVE UNA DE ARCOS T 28 ras un justo homenaje a Armando Blanquer, con su De Profundis de tentación impresionista (e In Memoriam), el chelista noruego Truls Mørk nos emplazó en pleno corazón del Romanticismo. Tenía cierta expectación por oírle en el Concierto de Dvorák, en el que mostró ser un músico de sólida técnica y muy estilizados movimientos. Vibrante y expansivo, en el Adagio fue muy perceptible cómo la rotación de la muñeca, tan suelta, duplicó la elasticidad del arco. Y si es cierto que a veces puede llegar a ser un punto seco, jamás (y esto en rotundo) es frío. Adrian Lea- per, muy imbuido esta vez en lo que hacía, transmitió honesta entrega. El público pidió hasta cuatro salidas, quizá con la aviesa intención de forzar la propina mørkiana. Y, en efecto, como acaso era de esperar, Mørk nos propinó a Bach. No he oído mucho en vivo a Uto Ughi; las ocasiones pueden contarse con los dedos de una mano. Y de la mano de veces que le he oído, ésta fue la mejor. Ante el Concierto para violín nº 2 de Prokofiev se mostró en plena forma, y no lo recordaba siempre así. Lo suyo es cantar con vibración ininterrumpida; hacer brotar a las UTO UGHI Madrid. Teatro Monumental. 21-X-2005. Truls Mørk, violonchelo. Coro de RTVE. Orquesta Sinfónica de RadioTelevisión Española. Director: Adrian Leaper. Obras de Blanquer, Gasparini y Dvorák. 4-XI-2005. Uto Ughi, violín. ORTVE. Director: Yoav Talmi. Obras de Mendelssohn, Prokofiev y Mahler. claras un arte rico en belleza sonora y meridional claridad. También la ORTVE tuvo su mejor día, el más entusiasta, de la mano de Yoav Talmi. En la obertura de Las Hébridas, tocada sin desmayo, pareció más un director de ritmo que de color. Pero en la Primera Sinfonía de Mahler apenas cupo señalar tal reparo. Conductor de pulso firme, fue capaz de articular una versión muy viva, puesto que en ella había sudor y contagio. El Finale fue fragoroso sin perder nunca la medida ni el rumbo. En él desplegó las velas a su gusto. Y el propio Scherzo se debatió en una tensión ansiosa; la aflojó en las danzas de regusto popular, que bendijo con bello rubato. J. Martín de Sagarmínaga ACTUALIDAD MADRID ORCAM. Final del año cervantino DE LO CASTIZO A LO TROPICAL S e dio un programa unificado por la figura de Don Quijote, que arrancaba con la infrecuente obra de Barbieri de igual título, directa y castiza, con loor a Cervantes, bien dicha por el coro e intervención acertada de Cobo. García Román, músico significativamente apegado a los motivos literarios, desarrolla en La resurrección de Don Quijote una obra de patente interés que en rápido ascenso desde el comienzo mantiene un agudo y lacerante ostinato, pasando a oposición con la cuerda grave pulsada, hasta dar desarrollo a un coral para terminar en un breve solo de violín, haciendo resurgir otra vez tumultuosamente el obsesivo agudo. Considerable obra para cuerda, que fue muy bien acogida por el público. Continuaba el programa con las canciones ravelianas de Don Quijote a Dulcinea, dichas por Enric Martínez Castignani con mejor expresión que voz, hablando en valoración bastante por encima de lo digno. Y concluyó Encinar la sesión con una gama amplia (se recogía el tercer acto íntegro) de fragmentos de la obra teatral de Boismortier Don Quichotte chez la duchesse, que obtuvo una buena labor de conjunto al servicio de esta óperaballet de ineluctable barroquismo francés. El segundo concierto que se comenta venía de la mano del nacido uruguayo José Serebrier, con la concurrencia del pianista coreano Yung Wook Yoo, ganador (entre otros) del Concurso Internacional de Piano Paloma O’Shea de 1998. Ya en la obertura de El corsario se dejaron ver las cualidades de esta experimentada batuta: nobleza y canto en un discurso musical bien delineado, obteniendo unos resulta- JOSÉ SEREBRIER Madrid. Auditorio Nacional. 21-X-2005. Pablo Cano, clave; Mercedes Lario, Victoria Marchante, sopranos; Fernando Cobo, Miguel Mediano, Angel Sáiz, tenores; Enric Martínez Castignani, barítono; Fernando Rubio, bajo. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director: José Ramón Encinar. Obras de Barbieri, García Román, Ravel y Boismortier. 2-XI-2005. Yung Wook Yoo, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: José Serebrier. Obras de Berlioz, Ravel y Serebrier. dos cuya nada corriente cualidad tímbrica se puso de evidencia en la exquisita orquestación del Concierto en sol mayor, en el que la orquesta hizo auténticas delicias acompañando al coreano, que denotó sonido de calidad aterciopelada y mecanismo nítido, muy adecuados a la obra. Se cerró esplendorosamente con la Partita (Sinfonía nº 2), obra de juventud del propio Serebrier que, por sus variados motivos y rit- mos y su amplísima y compleja dotación orquestal, podría ser de ahora mismo. En cuatro tiempos y de amplio curso, incide —y es bien patente en su Preludio— en la estética de raigambre latinoamericana, erigiendo sobre ritmos picados un himno en los metales que se transforma a modo de canzonetta. Le sigue una sustanciosa Marcha fúnebre, que adquirió importancia propia en su día y fue estrenada aisladamente por Stokowski. Sigue un interludio con alternancias dinámicas significativas, que encadena con un tiempo final de texturas hasta claramente tropicales, para desencadenar un soberbio solo de batería, que es cortado, para finalizar, por los trombones. La interpretación fue muy aplaudida, éxito que el director compartió con la orquesta. José A. García y García Día Universal del Ahorro ACANTILADOS ESCOCESES Y BOSQUES IMAGINARIOS G ardiner trajo al Día Universal del Ahorro de Caja Madrid un programa centrado en el primer romanticismo. Lo abrió con la obertura de Oberon de Weber, una música que aprecia y conoce a fondo, como demuestra su por otra parte problemática grabación discográfica. Aislada, la obertura sonó con una originalidad admirable, repleta de colores centelleantes. Siguió una sobresaliente versión de la Sinfonía “Escocesa”, que destacó por las contribuciones de los instrumentos de madera, de las violas y los violonchelos, y la finura de los violines. Desafortunadamente y aunque también realizaran prestaciones redondas, los tañedores de trompa no tuvieron precisamente su día. Gardiner consiguió una transparencia más que notable del tejido orquestal y prestó mucha atención a las voces medias. La lectura apareció signada por los aspectos de pintura de la naturaleza y melancolía de lo legendario. La propuesta de la música incidental de El sueño de una noche de verano gozó Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 2-XI-2005. Solistas del Coro Monteverdi. Orquesta Revolucionaria y Romántica. Director: John Eliot Gardiner. Obras de Weber y Mendelssohn. de un mínimo movimiento escénico que le dio una frescura considerable. Las cantantes del Coro Monteverdi se comportaron como actrices consumadas y su canto se benefició felizmente de falta total de afectación. Por su parte, el director extrajo de la orquesta un prodigioso mundo de sonidos mágicos, en especial en la Obertura y en el Scherzo, y otorgó continuidad al conjunto, renovando al fin la extraordinaria singularidad de esta soberbia obra maestra. E.M.M. JOHN ELIOT GARDINER 29 ACTUALIDAD MADRID Homenaje cervantino DELICIOSA AMBIGÜEDAD D entro de los fastos del centenario del Quijote, Jordi Savall rindió su pequeño homenaje, presentando en concierto una selección de su último disco: Miguel de Cervantes y las músicas del Quijote. Ingenioso, como el hidalgo, decidió poner en música los romances y letras que salpican el texto y acompañar el conjunto con recitados extraídos del libro de Cervantes para darle un contenido narrativo al espectáculo. La propuesta es arriesgada. El espectador convencional —acostumbrado al concepto de obra cerrada e inmutable— se tiene que enfrentar a un espectáculo ambiguo: una mezcla de teatro y música, donde las fuentes musicales muchas veces son parciales e inexactas. Y por extraño que pueda parecer, ahí reside la riqueza y el valor de la obra: en el ejercicio de recreación tan bien tramado. La simbiosis de música y texto consigue atrapar al oyente y dotar de sentido los distintos números. Gran mérito tiene la labor de Jesús Fuente y Fran- Rafa Martín Madrid. Teatro Español. 1-XI-2005. Montserrat Figueras, Arianna Savall, Lluís Vilamajó, Francesc Garrigosa, Furio Zanasi, Daniele Carnovich. Hespèrion XXI. Director: Jordi Savall. Miguel de Cervantes y las músicas del Quijote. JORDI SAVALL cisco Rojas, recitantes poco neutrales y llenos de ideas que con sus matices y su sentido del humor hicieron las delicias del público. De Jordi Savall queda ya poco que añadir y se hace complicado aportar nada nuevo. Hizo un brillante —y abnegado— trabajo de recuperación de fuentes antiguas y en el concierto realizó una buena labor como director y vihuelista. La Capella Reial de Catalunya estuvo sobria y elegante. Por desgracia para el elenco, la partitura no ofrecía demasiadas posibilidades para el lucimiento y quedó más de relieve el trabajo de conjunto. Cabe destacar, sin embargo, la brillante labor de Arianna Savall, que sorprendió con un timbre fresco y limpio y una madurez interpretativa impropia de su juventud. Montserrat Figueras realizó también un trabajo fino y correcto aunque poco agradecido. Por último, hay que resaltar la más que notable labor de los cuatro solistas masculinos que nos regalaron una interpretación poco convencional y llena de matices. Federico Hernández Siglos de Oro EL DIABLO EN EL CHELO Madrid. Auditorio del Conservatorio Superior de Música. 29-X-2005. Iagoba Fanlo, violonchelo; Pedro Gadelha, contrabajo. Obras de Boccherini y Porretti. L 30 as conmemoraciones boccherinianas de los Siglos de Oro prosiguieron con una sesión por completo atípica. De una parte, se presentaban las sonatas de violonchelo con el desacostumbrado acompañamiento de un contrabajo, algo bien cimentado en la historia; de otra, se brindaban páginas casi totalmente desconocidas, como la Sonata en do menor, atribuida recientemente al compositor de Lucca, y la Sonata en re mayor, una de las pocas músicas conservadas de Porretti. Iagoba Fanlo demostró ser un consumado violonchelista, que además domina a fondo el estilo de Boccherini. Es cierto que tropezó en algunos momentos con la endiablada escritura del autor, sobre todo en el registro más agudo, pero la línea general fue magnífica, marcada constantemente por una musicalidad sin tacha. Sobresalieron varios instantes: así, las agilidades en el Allegro de apertura de la Sonata en la mayor y la expresividad en el tiempo lento de esta misma obra, y el colorido instrumental en el primer Allegro de la Sonata en mi bemol mayor. Muy bien defendida por ambos intérpretes la Sonata de Porretti, que se reveló como un creador muy interesante, y adecuadamente destacada la originalidad de la Sonata en do mayor, que contó con una notable participación del contrabajo. Excelentes notas de José Carlos Gosálvez Lara en el programa de mano. Un concierto sumamente ilustrativo. Enrique Martínez Miura ACTUALIDAD MADRID Dos visiones del canto NOCHE Y DÍA DAVID DANIELS Madrid. Auditorio Nacional. 3-XI-2005. Ciclo de Orquestas y Solistas del Mundo. Thomas Quasthoff, barítono; Charles Spencer, piano. Schubert, La bella molinera. Teatro de la Zarzuela. 7-XI-2005. XII Ciclo de Lied. David Daniels, contratenor; Martin Katz, piano. Obras de Mozart, Fauré, antiguos españoles, Purcell, Morrison y Ravel. Q uasthoff no necesita presentación. Es su ventaja y su riesgo, porque ha de reverdecer laureles cada vez que aparece. Y esta ocasión ha sido de referencia. No faltan puntos de comparación en materia schubertiana pero el barítono germánico ha cumplido una labor, a la vez, personal y canónica. Aclaró su timbre para hacerlo juvenil, conforme al personaje que actúa en el ciclo, sin perder hondura y señoreando sobre volúmenes desde el ahilado hasta el clamor. Alternó las voces, ligó en los andantes, puso buen humor al principio, drama en el medio y melancolía al final, todo con una inteligencia en el matiz y una limpieza de dicción simplemente ejemplares. Cada canción fue una viñeta y el conjunto, una historia de alegre soledad que se convierte en desolación mediando un amor a distancia que empieza exaltado y acaba patético. A esta parábola sirvió Quasthoff con una sencilla nobleza de medios sonoros y expresivos. Si se tratara de encontrar su pianista ideal, siempre se daría con Spencer, cuya calidez de color se unió a una discreción de volúmenes y una destreza en el canto comparables a los de su ilustre compañero. Daniels ofrece caracteres opuestos, como la noche al día. A la generosa paleta vocal de Quasthoff enfrenta la escasez del contratenor; a la tesitura definida, la híbrida. Es de admirar lo que obtiene con un material escaso, poco audible e inestable en el grave, áspero en el agudo, con avara expansión y timbres desiguales. Él regula volúmenes, redondea notas, intenta ligar y expande sus agilidades. Dice, en general, con claridad. Frasea con cuidado. Obtiene efectos disímiles: sus medios son adecuados para Purcell y los españoles (Mudarra, Daza, de la Torre, Anchieta, Mena), pálidos en Mozart y Ravel, inadecuados para Fauré y el prescindible Theodore Morrison. Lo mejor apareció en las propinas, con Lotti (Pur dicesti), Haendel (Vivi tiranno de Rodelinda) y una hábil síntesis de modernidad y adagio barroco de Vaughan Williams, Orpheus with his lute. Blas Matamoro 31 ACTUALIDAD MADRID Liceo de cámara DUALIDADES Madrid. Auditorio Nacional. 20-X-2005. Elisabeth Leonskaia, piano. Miembros del Cuarteto Alban Berg. Obras de Mozart, Ligeti, Bartók y Kurtág. Rafa Martín E l Cuarteto Alban Berg — sin su segundo violín y junto a la pianista Elisabeth Leonskaia—, residente en el XIV Liceo de Cámara, ofreció su primer concierto en Madrid con Isabel Charisius en calidad de titular del puesto de la viola, un atril en el que tocó tantos años el fallecido Thomas Kakuska. Sirvan estas líneas de recuerdo. Prosiguiendo con el ciclo central de este curso, Mozart, siempre Mozart…, pudieron escucharse los dos cuartetos con piano del autor de Don Giovanni, que enmarcaron obras de compositores húngaros, Ligeti, Bartók y Kurtág. Mozart Elisabeth Leonskaia y los miembros del Cuarteto Alban Berg inauguró un nuevo género con sus obras para piano y trío de cuerdas. Son dos partituras totalmente disímiles, y así las resolvieron los intér- pretes, con una gozosa lectura del K. 493, en la que sobresalieron el primoroso fraseo del Larghetto y un movimiento conclusivo impregnado de gracia, y una totalmente trágica, doliente y apasionada del K. 478. Leonskaia demostró su versatilidad y entrega al enfrentarse a In memoriam Béla Bartók y el Décimo Estudio de Ligeti, páginas de las que rindió aproximaciones impresionantes. Igualmente notable su Sonata de Bartók, expresada en toda su crudeza. Finalmente, los tres instrumentistas de cuerda propusieron Signos, juegos y mensajes de Kurtág, con una interpretación que nos llevó del onirismo a las fronteras mismas del silencio. Enrique Martínez Miura Revista de prensa TRES PARA DOS Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 8-XII-2005. Frank Peter Zimmermann, violín; Heinrich Schiff, violonchelo; Christian Zacharias, piano. Schubert, Tríos. E 32 l ciclo de Grandes Intérpretes correspondiente a 2005 se cerró con una sesión de cámara —algo no del todo desacostumbrado en la serie—, a cargo de tres reputados solistas, el violinista Frank Peter Zimmermann, el chelista Heinrich Schiff y el pianista Christian Zacharias. En programa, dos obras maestras de la especialidad, los Tríos de Schubert. Antonio Iglesias, en su crónica para ABC, señalaba que los músicos “se agrupan en un trío anónimo que sabe ponerse de acuerdo hasta en lo enfático de momentos, midiéndolo y sintiéndolo en una inolvidable unidad interpretativa”. En cuanto al nivel artístico de lo escuchado, el crítico resaltaba: “Quizás hubo una cierta superabundancia, en aras de la mayor nitidez del juego, del recorte de los valores de cada figura, naturalmente vario y de enorme importancia en la Frank Peter Zimmermann, Christian Zacharias y Heinrich Schiff en el Auditorio Nacional comunicación afectiva que, mejor observado, evitaría momentos de una apreciación de sequedad jadeante”. Por su parte, Enrique Franco en El País se refería a la “lección magistral […] dictada [por] tres grandes de nuestro tiempo” al interpretar los Tríos schubertianos, ya que “La versión de ahora enaltece y valora al máximo la herencia, pues el pianista Christian Zacharias (alemán nacido en Jamshedpur, India, 1950), el violinista Frank Peter Zimmermann (Duisburg, 1965) y el violonchelista Heinrich Schiff (Gmunden, 1952) tienen facultades y saberes, sensibilidad y alto estilo. Los tres intérpretes germanos hicieron maravillas y conmovieron al auditorio. No cabe mejor ni más valiosa lección magistral, tan merecedora del aplauso como de la gratitud, después de una tarde musical inolvidable”. ACTUALIDAD MADRID Obra encago a Cruz de Castro CINCUENTENARIO DE LA FUNDACIÓN MARCH E l pasado 4 de noviembre la Fundación Juan March de Madrid hizo la celebración musical del 50º aniversario de su creación. Era justamente el día en que se cumplía el cincuentenario de la escritura de constitución y los estatutos de esta institución que, desde entonces y hasta hoy, ininterrumpidamente, ha atendido a la música como una de las Artes objeto de investigación y difusión y a los músicos como sujetos destinatarios de apoyo. Después de admirar la excepcional exposición de pintura con obras maestras de la pintura del siglo XX —una por autor— debida a los grandes artistas que la FJM ha presentado en sus sedes durante estos cincuenta años, acudimos al salón de actos para asistir a un concierto que bien podría haberse planteado con similar criterio —es decir, seleccionando obras encargadas y estrenadas por la FJM a los más significativos compositores españoles de la segunda mitad del pasado siglo—, pero que, en un ejercicio más de compromiso con la creación actual, los organizadores prefirieron plantear como una sesión con el estreno absoluto de una partitura encargada para tal fin. Y el encargo había recaído en el compositor madrileño Carlos Cruz de Castro, quien presentó una obra representable titulada La factoría, para mezzosoprano, personaje hablado y siete instrumentos. Buscó Cruz de Castro la manera de apuntar hacia las características de la entidad encargante y, así, concibió una pieza escénica que, en el texto y en la representación, se refiere a las distintas artes y reflexiona sobre problemas que atañen a su común esencia: las relaciones espacio-temporales, su mayor o menor comunicabilidad, los rasgos básicos de sus lenguajes… El planteamiento como música con una cierta dimensión escénica, pero por completo al margen de la línea operística, tanto en la música como en el texto y en la forma, nos retrotrae, no sin nostalgia, a años de la “dura vanguardia” en los que Cruz de Castro, junto a tantos otros colegas de su generación y las colindantes, ensayaron propuestas de este tipo que entonces presentaban unos MARÍA JOSÉ MONTIEL Madrid. Fundación Juan March. 4-XI-2005. María José Montiel, mezzo. Grupo instrumental. Director: José Luis Temes. Cruz de Castro, La factoría. caracteres de provocación que —afortunadamente—, cuando aquellas piezas se vuelven a poner en pie hoy (pienso, por ejemplo, en el programa que no hace mucho pudimos ver en el Abadía de Madrid con el teatro musical del Tomás Marco joven), extrañan a cuantos no vivieron el ambiente cultural y musical de los sesenta y los setenta. No es casualidad que, como núcleo conceptual de La factoría, Cruz de Castro tomara una conferencia que él mismo pronunció en una famosa sesión en el Camarote Granados de Barcelona en el seno de una Semana de Música Nueva que se celebró en los primeros años setenta, sobre el recurrente tema (yo diría que infinito, pues carece de principio y de fin) resumido en la frase: “¿Es el autor quien tiene que crear al gusto del público o éste quien tiene que asimilar lo que el autor crea?”. La extensa partitura se organiza en 26 bloques con marcado protagonismo de la mezzosoprano —magnífica en el estreno María José Montiel, dedicataria de la obra—, acompañada por distintos instrumentos y alternando con cadencias a cargo de guitarra (María Esther Guzmán), clarinete (Justo Sanz), violonchelo (José María Mañero), piano (Manuel Escalante), batería (Antonio Domingo), trombón (Elíes Hernandis) y órgano (Presentación Ríos), más la intervención del conferenciante, papel que asumió el propio compositor, todos ellos dirigidos por José Luis Temes y con Javier Jacinto y José Pérez como colaboradores del montaje. El resultado, aplaudidísimo, fue de alto nivel. José Luis García del Busto Presentación del Coro femenino del Teatro Real UN SALUDABLE EJERCICIO Madrid. Teatro Real. 14-XI-2005. Voces femeninas del Coro Titular del Teatro Real. Director: Jordi Casas Bayer. Obras de Brahms, Poulenc, Janácek y Britten. A provechando que los hombres se encontraban participando en las representaciones de Desde la casa de los muertos de Janácek, las mujeres del Coro Titular del Teatro Real han decidido presentarse en sociedad con un bellísimo programa con cuatro joyas de la música polifónica para voces blancas: las Cuatro canciones con acompaña- miento de dos trompas y arpa op. 17 de Brahms, las Petites voix de Poulenc, las Canciones de Hradcany de Janácek y, en la segunda parte, como anticipo navideño, A Ceremony of Carols de Britten. Un programa que evidencia la sensibilidad del actual director de la agrupación, Jordi Casas Bayer, y que constituye un ejercicio muy saludable para quitar tantos vicios. El coro evidenció una ejemplar afinación, una cuidada dicción y un admirable empaste, por encima de algunos tics típicamente operísticos, como un exceso de vibrato (sobre todo en las maravillosas canciones de Brahms, de una desgarradora belleza en su economía de medios) o cierta destemplanza en los ataques en “forte”. Entre las solistas des- tacó la soprano Anne MacMillan en la expuesta tesitura de las preciosas piezas de Janácek, todo un descubrimiento, al igual que las deliciosas bagatelas de Poulenc, que, como siempre en este autor, son mucho menos inofensivas de lo que parecen a primera vista, sobre todo en el aspecto armónico. Rafael Banús Irusta 33 ACTUALIDAD MÁLAGA / MURCIA En medio de una versión sin pulso JUSTIFICACIÓN DE UN DIVO MÁLAGA Málaga. Teatro Cervantes. 26-X-2005. Verdi, Macbeth. Carlos Álvarez, Tatiana Anisimova, Stefano Palatchi, Alejandro Roy, Antonio Torres, Marcella Polidori, Luis María Pacetti. Coro de la Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Daniel Lipton. Director de escena: Ivo Guerra. Pocas veces se pueden justificar tanto las excelencias de Carlos Álvarez como en esta producción escénica de Macbeth del Teatro Comunale de Módena, donde ha tenido que asumir toda la responsabilidad en hacer que esta representación resultara aceptable. Para ello tuvo que sacar lo mejor de su capacidad dramática, haciendo creíble su complejo personaje, derrochando voz y musicalidad. Su presencia en el escenario acaparaba toda la atención de los presentes — actuantes y público—, como referente de un espectáculo demasiado sombrío en lo escénico —idea original de Giancarlo Cobelli—, y desigual en lo musical, en la medida que nunca se alcanzó por el foso la brillantez de orquestación que aquí apunta Verdi como anticipo de las grandes obras líricas que estaban por surgir de su enorme creatividad. El maestro Lipton simplemente se dejó llevar sin mayor trascendencia sin desarrollar esa difícil y primordial función de conducir la acción desde los pentagramas, quedando así de algún modo deteriorada la grandeza dramática de Shakespeare, que en el libreto es desmenuzado en aislados episodios interesantes que se mezclan con páginas convencionales de mero carácter decorativo. Como se desprende de lo expresado anteriormente, sólo la actuación de Carlos Álvarez, repito, rompía al alza con el nivel medio del elenco de cantantes, escasamente motivados desde el foso. Un ejemplo de este hecho es el de Tatiana Anisimova, que no trascendió su personaje de esposa del protagonista, desarrollando una voz estridente en agudos que desnaturalizaba la plasmación dramática de su maléfica influencia en Mac- Tatiana Anisimova y Carlos Álvarez beth, que requiere una voz áspera, sombría y sofocada, como pedía el propio autor Esperados momentos, como el final concertado de primer acto así como algunos declamados, concitatos y ariosi —piénsese en el escena del asesinato de Banquo—, quedaron diluidos sin especial relevancia. Un atisbo de excelencia fue la intervención del tenor Alejandro Roy al final de la primera escena del cuarto acto en un sentido O figli, o figli miei! que recita Macduff, el noble escocés señor de Fiffe. La constante presencia del coro a lo largo de todo el desarrollo de la ópera dispuesto en grada a cada extremo el escenario, cargaba de artificialidad la acción siempre encuadrada con su lúgubre presencia. Una solución de muy relativo acierto que contribuyó a que el espectáculo no terminara de cuajar los ricos efectos plásticos que en esta ópera se pueden lograr desarrollando otro concepto de montaje. José Antonio Cantón Semana Grande de Cajamurcia UN GERSHWIN DE REFERENCIA MURCIA Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 23-X-2005. Terrence Wilson, piano. Orquesta Sinfónica de Baltimore. Director: Yuri Temirkanov. Obras de Gershwin y Dvorák. 34 Ante el sonido de los primeros compases de Un americano en París, de las impresiones parisinas del neoyorquino Gershwin, se podía afirmar que se asistía a una interpretación que resultó ser bella y elocuente. Temirkanov hacía que la música fluyera con la naturalidad propia de una invención improvisada en la que los motivos surgen con facilidad y se hacen familiares al oyente, que veía estimulada su imaginación con brillantes imágenes sonoras de inmenso atractivo. Sin duda, admirábamos un Gershwin de referencia. Esto se superó en sí con la portentosa versión de la Rapsodia, que contaba con la participación del pianista de color Terrence Wilson. Dotado de unas excelentes cualidades, puso una gran musicalidad al servicio de la obra, eliminando de su virtuosismo la perniciosa rigidez y excesiva contundencia de mecanismo que desarrollan otros colegas. Su sonido iba acompasado por un impulso rítmico intangible que recordaba al mejor Bill Evans, permitiendo que la orquesta se transformara en una esplen- dorosa “big band” en su diálogo concertante, estimulado hasta la perfección por la elegante transmisión de un pódium en estado de sabiduría. La emoción crecía entre los músicos con la interpretación, contagiando al auditorio que estalló con clamor en una ovación final. Ante tanto gozo, la también conocida, aunque menos, como Sinfonía “Negra” de Dvorák quedó en un segundo grado de interés dentro del altísimo nivel del concierto. Temirkanov, sin dejar el ambiente americano, tradujo con autoridad y efica- cia el profundo carácter eslavo que encierra esta popular obra. Las esencias de Chaikovski y Brahms fluyeron en su lectura haciendo recordar los contrastados hallazgos que en su interpretación supusieron los conceptos de un Reiner o un Szell. La claridad y densidad de una admirable orquesta —llamada a pertenecer, por méritos propios, a ese exclusivo club sinfónico norteamericano— favorecieron que habitaran los mejores ideales estéticos en este memorable concierto. José Antonio Cantón ACTUALIDAD OVIEDO Pontiggia convence con su concepción escénica EMOCIONANTE BUTTERFLY Carlos Pictures Teatro Campoamor. 16-XI-05. Puccini, Madama Butterfly. Verónica Villarroel, Marina Rodríguez Cusí, María José Suárez, Fabio Sartori, Carlos Bergasa, José Ruiz, Celestino Varela, Luis Cansino, Xavier Mendoza, José Manuel Díaz, Elisabeth Expósito, Paula Lueje, Virginia Vega. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Coro de la Ópera de Oviedo. Director musical: Alain Guingal. Director de escena: Mario Pontiggia. OVIEDO Verónica Villarroel y Marina Rodríguez Cusí en Madama Butterfly de Puccini en el Teatro Campoamor de Oviedo Mario Pontiggia volvió al Campoamor después de haber dejado una excelente impresión con aquella deliciosa Rondine de hace dos temporadas. En este caso trata el tema de Butterfly desde un punto de vista muy personal y simbólico que seduce por la vista, en parte gracias al exquisito gusto que Eduardo Bravo tiene para diseñar la luminotecnia, pero también por los detallistas diseños de vestuario de Shizuko Omachi. Hay muchos momentos bellos, pero entre todos, es de justicia quedarse con el que gustó a todo el mundo, como es el momento del Dúo de las flores, entre Suzuki y Cio Cio San, en el segundo acto. Verónica Villarroel encarnó al ya mítico personaje de Madama Butterfly de una manera soberbia. Es evidente que no posee el timbre de adolescente ideal para el personaje, pero su versión fue de auténtico lujo. Su pasión por él le ha llevado a estudiar profundamente el código gestual de las geishas, ofreciendo una lectura de Cio Cio San contenida, sutil y refinada. La cantante materializa de manera soberbia los diferentes estados psicológicos de su personaje, desde los más íntimos y delicados, hasta los graciosos y más trágicos, y siempre con una perfección y dedicación ciertamente sobrecogedora. Esa sensación no se obtuvo con Fabio Sartori. Se trata de un tenor de calidad contrastada, garante de una aproximación vocal certera, pero que no termina de convencer por varios motivos. Primero, por sus escasas cualidades escénicas, que no hicieron creíble su personaje en ningún momento. Afronta el amplio registro de su rol con seguridad, pero la emisión no es limpia, ni en volumen, ni en articulación. Su fraseo y su gusto interpretativo tampoco convencieron. Se esperaba más brillantez, aunque su trabajo hay que considerarlo en su justa medida, porque el papel es exigente, vocal y escénicamente; y cumplir, cumplió. Otro de los alicientes fue Marina Rodríguez Cusí, una excelente mezzo de bello timbre y notable volumen, que a sus cualidades líricas une las escénicas. Algo de volumen vocal le faltó a Carlos Bergasa, en el papel de Sharpless, aunque su gusto cantando lo compensó, así como su trabajo escénico, que resultó elegante. También gustó la escueta pero expresiva aparición de Luis Cansino como Zio Bonzo, y la de Celestino Varela como el príncipe Yamadori, muy expresivo en su caracterización. Completó el reparto José Ruiz como un Goro más elegante que excéntrico, en un personaje cuya dificultad vocal no siempre se sabe apreciar, y que él solventó con la profesionalidad que caracteriza. El resto del reparto, con menor protagonismo, cumplió bien sus respectivos papeles. Gustó el trabajo de Alain Guingal con la Sinfónica del Principado de Asturias. Es de un director cuidadoso con las voces y con la dinámica, con una concepción del sonido que sí recuerda a un cierto estilo francés del mismo, más interesado en lo brillante y delicado que en potenciar la fuerza expresiva de un Puccini que posiblemente sí necesite de este énfasis. Aurelio M. Seco 35 ACTUALIDAD PALMA / SABADELL Festival MusicaMallorca CONCIERTOS INTERNACIONALES DE OTOÑO PALMA DE MALLORCA Teatre Municipal Xesc Forteza. Auditori del Conservatori. 22-X/11-XI-2005. En el tercer año de su existencia, el Festival MusicaMallorca ha presentado de nuevo un variado programa, con un concierto inaugural especialmente atractivo. Diana Damrau e Ivan Paley, que ya se han presentado con éxito en diversos lugares como dúo, ofrecieron en el Teatre Municipal Xesc Forteza una velada liederística, así como arias y dúos de óperas de Mozart y Rossini, acompañados por el sensible pianista Stephan Matthias Lademann. En la primera parte interpretaron piezas de Schumann, Brahms y Mahler, destacando especialmente los nostálgicos dúos de Schumann, donde las voces se unieron de forma muy armoniosa. La segunda parte se abrió con un preludio al festival del próximo año, dedicado a Mozart en su 250 aniversario, con deliciosas interpretaciones de Diana Damrau de Un moto di gioia y el recitativo y aria de Susanna (Deh vieni non tardar), papel en el que debutará próximamente en la Scala. Por su parte, Ivan Paley fue un enérgico Conde y Don Giovanni. El programa concluyó oficialmente con fragmentos de Il barbiere di Siviglia de Rossini, una versión llena de coquetería de la cavatina de Rosina Una voce poco fa y un expresivo dúo con Figaro (Dunque io son), ambos con una impecable exhibición de coloratura. El concierto se cerró con dos jugosas propinas, el aria del champán de Don Giovanni y el vals de Musetta de La bohème. Entre el público se encontraba Tanja Niemann, cuya exposición Rostros de artistas se inauguraba al día siguiente en la Sala d’Exposicions del Edifici de la Misericòrdia. Esta célebre fotógrafa de Zúrich ha retratado durante muchos años a estrellas internacionales de la música. Otro de los puntos culminantes del festival fueron la gala Viva l’Opera con Birgit Beer, Daniel Magdal y Tomasz Kaluzny y una interpretación del Mesías de Haendel por la Orquestra Barroca de Mallorca, ambas en el Auditori del Conservatori, así como unas clases magistrales con la famosa soprano coloratura Sylvia Geszty. La reapertura del histórico Teatro Principal en 2007 contribuirá a resaltar la brillantez de este encantador festival, nacido del entusiasmo de su director artístico, Toyo Masanori Tanaka, y su director ejecutivo, Wolf D. Brümmel. Bernd Hoppe Ópera en Cataluña INAUGURACIÓN PROMETEDORA SABADELL Teatro La Farándula. 26-X-2005. Mascagni, Cavalleria rusticana. Rosa Mateu, Albert Montserrat, Kyung-Jun Park. Leoncavallo, I pagliacci. Laura Alonso, Josep Fadó, Kyung-Jun Park. Coro Amics de la Opera de Sabadell. Orquestra Simfònica del Vallès. Director musical: Fernando Álvarez. Director de escena: Miquel Gorriz. Producción de amigos de la Ópera de Sabadell. 36 La XXIV Festival de Ópera de Sabadell ha tenido una inauguración prometedora con estas representaciones, que alcanzaron mayor nivel en Cavalleria rusticana, donde Rosa Mateu demostró nuevamente su profesionalidad, expresando de forma clara el sufrimiento de la protagonista, destacando tanto en los momentos más dúctiles como en los de mayor fuerza. Albert Montserrat volvió a mostrar la calidad de su timbre, potente, con un canto valiente y seguro, para desgranar el chulesco personaje, debiendo evitar, sin embargo, algunos sonidos nasales, quedando algo más discreto el barítono KyungJun Park. En I Pagliacci el tenor Josep Fadó mostró buenos medios, pero debe mejorar su fraseo y medir sus fuerzas, ya que al final perdió Cavalleria rusticana e I pagliacci en la Ópera de Sabadell brillantez, mientras que Laura Alonso quedó algo apagada como Nedda y de nuevo Kyung-Jun Park que mejoró su rendimiento, siendo prometedora la actuación de Carlos Daza, como Silvio. La parte musical estuvo a cargo del director argentino Fernando Álvarez, que demostró conocer a fondo las partituras y consiguió unas versiones coherentes, mejor también en Cavalleria, muy pendientes del escenario, con una Orquesta del Vallès que mantuvo la cohesión, mejoró el sonido y dosificó el volumen, y un coro que conservó su buena línea habitual en unas obras en que tiene un cierto prota- gonismo. La producción presentaba la misma escenografía para las dos obras, que enmarcaba suficientemente la acción, con una dirección de escena genérica que sin embargo confundió la procesión del Viernes Santo con el Domingo de Pascua. Albert Vilardell ACTUALIDAD SAN SEBASTIÁN / SANTANDER Temporada de la OSE EL ARTE DEL CARIOCA Era esperado el momento en que el pianista brasileño Nelson Freire se subiera junto a la OSE al escenario del Kursaal. No decepcionó, justo lo contrario, entusiasmó. En el primero de los dos conciertos en la capital guipuzcoana se enfrentó a una partitura que viaja en su equipaje desde hace ya muchos años, el Concierto para piano y orquesta nº 2 en si bemol mayor op. 83. En una charla previa al concierto, el pianista me confesó que para él esa pieza es “una obra magistral, colosal, uno de los conciertos más bonitos que existen para poder interpretar con piano, es algo perfecto, una obra sinfónica y al mismo tiempo muy camerística, además contiene elementos virtuosos y muy espirituales”. Ante tal perspectiva, no hizo sino Rafa Martín SAN SEBASTIAN Kursaal. 10-XI-2005. Nelson Freire, piano. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Cristian Mandeal. Obras de Brahms y Shostakovich. NELSON FREIRE demostrar lo a gusto que se siente interpretando esa música. Fue algo realmente bello el poder observar sus maneras tranquilas, elegantes, sin alardes injustificados y a la vez obteniendo resultados tan destacables como el precioso Andante o la resolución final del Allegretto grazioso. Freire estuvo a la altura de lo que de él se esperaba y como bis ofreció una transcripción de un extracto de Orfeo ed Euridice de Gluck. Si resultó la combinación del carioca con la Sinfónica de Euskadi, las cosas cambiaron ante la magnitud de una partitura como la Sinfonía nº 1 en fa menor op. 10 de Shostakovich. La batuta de Cristian Mandeal fue dinámica, se notaba que el maestro disfrutaba dirigiendo la citada sinfonía, sin embargo su gesto en ocasiones pudo haber logrado el efecto contrario. No fue así, pero llamó la atención que muchos miembros de la cuerda estuvieran mucho más pendientes del gesto del concertino que del suyo. Las cosas no fueron mal, se consiguieron intensas páginas llenas de colorido y contrastes, con un todo orquestal más o menos equilibrado y destacadas intervenciones como las del piano en momentos más que comprometidos. Aunque el público no se mostró nada entusiasmado con la ejecución, a juzgar por la premura con que cesaron los aplausos, cierto es que la OSE logró un óptimo resultado. Íñigo Arbiza Lección pucciniana desde el foso ELEGANCIA Y CLARIDAD SANTANDER Palacio de Festivales de Cantabria. 19-11-2005. Puccini, La bohème. Andrea Dankova, Aquiles Machado, María José Moreno, Juan Tomás Martínez, David Rubiera, Francisco Santiago, Miguel Sola. Coro Lírico de Cantabria. Escolanía Municipal Astillero-Guarnizo. Orquesta de Córdoba. Director musical: Marcello Panni. Director de escena: José Luis Castro. Escenografía: Giuliano Spinelli. Vestuario: Irene Monti. Iluminación: Venizio Cheli. Castro retrotrajo un tanto la acción de la popular partitura, llevándola a finales del siglo XX, lo que le permitió algún que otro detalle original, como la vistosa aparición de Musetta en coche o Rodolfo acompañando a la orquesta con el repiqueteo de su máquina de escribir al principio del acto IV, pero con el peligro de que así faltara la conexión con el París de Luis Felipe al que alude claramente Schaunard, poco después de entrar en escena. Ello no afectó a la concepción global del regista que volvió a mostrar su sello particular de respeto a la obra, elegancia, movimiento acertado de los protagonistas, comparsería y coro, apoyado en unos decorados tan sobrios como bellos y oportunos y con un vestuario a su altura. El punto fuerte, musicalmente hablando, fue la dirección clarísima, contrastada, rica de timbres, de tempi exactos y en perfecto equilibrio con escenario, cantando a la par y a veces con mayor musicalidad que los solistas, de Marcello Panni. Una lección de concepto pucciniano. Machado volvió a brillar con la opulencia de esa voz milagrosa que es una de las más bellas de su cuerda que hoy escucharse puedan (aunque algunas notas agudas sonaran algo forzadas), en un Rodolfo muy matizado de fraseo, más maduro que el escuchado hace pocos años en el Real madrileño. La Dankova, pese a que su registro superior sonó frecuentemente caído de tono, dio a Mimì buenos momentos de canto e interpretación, a destacar el muy emocionante de la muerte. Martínez sacó adelante un Marcello juvenil, vigoroso y animado, como corresponde. Con una voz de bajo que tiene su mejor baza en el registro central-grave, Santiago puso mucha simpatía en Colline y tierno patetismo en la Vecchia zimarra. Mucho jugo extrajo Rubiera a Schaunard, gracias al cuidado minucioso que puso en el fraseo, sobre todo donde más puede hacerlo, en la chistosa narración del acto primero. Sola fue el esperable profesional que lleva años demostrando, sobrio y efectivo en su doble y diferenciada personificación. La Moreno es una Musetta excelente, por tener los medios necesarios para ello y saber aprovecharlos musical y escénicamente. Eficaz acompañamiento del resto del equipo. Fernando Fraga 37 ACTUALIDAD SANTIAGO / SEVILLA Días de piano MODÉLICO MOZART SANTIAGO Auditorio. 27-X-2005. Eldar Nebolsin, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Mozart y Beethoven. La temporada 2005/06 de la Real Filharmonía de Galicia destaca por la anunciada presencia de notables solistas instrumentales, y entre ellos los pianistas tienen un especial relieve, tanto por su número como por su contrastada calidad. Tras la actuación de Rosa TorresPardo en el concierto inaugural del programa de abono, en el siguiente se contó con la de Eldar Nebolsin. El pianista uzbeko tiene cierta vinculación con España, pues en el año 1992 fue el triunfador del Concurso Internacional de Santander y desde hace unos cuantos es profesor en la Escuela Reina Sofía. Reciente ganador de la primera edición del Concurso Sviatoslav Richter, esto quizás añadió un aliciente más a su presencia, aunque innecesario dada su trayectoria. Por otra parte, ésta no era la primera vez que Nebolsin tocaba en Santiago, pues en 1998 lo hizo con un excelente Concierto nº 1 de Chopin, de los que quedan en la memoria, y en 2001 participó en el Festival que organizaba la anterior Xunta de Galicia con uno de los de Rachmaninov. En la presente ocasión interpretó el Concierto nº 19 de Mozart. Como declaró una vez Lazar Berman, en su carrera empezó interpretando a Mozart pero luego se pasó a Liszt porque Mozart era mucho mas difícil. Parece una boutade, pero encierra una gran verdad, pues no estaba hablando de dificultades mecánicas. Nebolsin superó las verdaderas dificultades combinando la elegancia con la naturalidad ANTONI ROS-MARBÀ en los cambios de humor que requieren la plasmación de la música del salzburgués. La actuación de un buen solista puede ser un incentivo para la orquesta, lo que unido al hecho de ser Ros un maestro que pocos pueden igualar en refinamiento musical, hizo que el acompañamiento dado a Nebolsin estuviera a la altura requerida, con una cuerda que sonó plena y un destacado comportamiento de las maderas, básicas en todos los conciertos para piano de Mozart. Ahora bien, el peligro que acecha a músicos bien instalados, con un público mayoritariamente poco exigente y que apenas tiene posibilidades de comparación con otras formaciones visitantes, es el de caer en una cómoda rutina, lo que se nota en bastantes ocasiones y particularmente en las obras de repertorio que cierran los conciertos, como fue el caso de la Cuarta Sinfonía de Beethoven. José Luis Fernández García XI Muestra de Música Antigua ¿EL FINAL DE UN SUEÑO? SEVILLA Olivares. Teatro Municipal. 27/29-X-2005. Armoniosi Concerti. Odhecaton. Hopkinson Smith. 38 Álvarro Garrido, cabeza visible de Zanfoñamovil, la entidad organizadora de la Muestra de Música Antigua de Olivares, se mostraba, al término de su undécima edición, muy pesimista respecto al futuro de una de las citas fijas, al margen de los grandes circuitos, más interesantes del calendario sevillano. Problemas económicos y políticos parecen en efecto condenar a la desaparición a un ciclo que quiso despedirse vistiendo sus mejores galas, con tres conciertos del máximo nivel. Primero fue Juan Carlos Rivera quien sorprendió ofreciendo al frente de los instrumentos de cuerda pulsada de Armoniosi Concerti (tiorbas, guitarras, vandola, tiorbino) un sugerente y delicadísimo PAOLO DA COL recital de música del primer barroco italiano (con un acercamiento a una cantata de Haendel), para el que contó con la voz tersa, brillante y expresiva de la soprano extremeña María Espada, que demostró gran dominio tanto del estilo recitativo como de las disminuciones. El cierre lo puso el gran laudista neoyorquino Hopkinson Smith con un recital con obras de Ballard, Dow- land y Kapsberger, dominado por la sutileza de los matices y el clima de íntima calidez que fue capaz de crear. Entre medias, el conjunto italiano Odhecaton, formado por ocho voces masculinas y dirigido por Paolo Da Col, ofreció un intenso recorrido por motetes marianos de la escuela franco-flamenca. Pese a que la acústica demasiado poco envolvente del Teatro de Olivares perjudicaba el empaste vocal del grupo, Da Col consiguió algunos momentos de impactante profundidad emotiva, como el Sancta mater, istud agas de Peñalosa o, sobre todo, el Salve Regina a 5 de Josquin. Pablo J. Vayón ACTUALIDAD SEVILLA Presentación de Pedro Halffter SALOMÉ EN BLANCO Y GRISES Guillermo Mendo Sevilla. Teatro de la Maestranza. 4-XI-2005. Strauss, Salomé. Nancy Gustafson (Salomé), René Kollo (Herodes), Doris Soffel (Herodías), Samuel Youn (Jokanaán), Joan Cabero (Narraboth), Ursula Hesse von den Steinen (Paje). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director musical: Pedro Halffter. Directora de escena: Sabine Hartmannshenn sobre la concepción original de Willy Decker. A pesar de que Willy Decker reconoce que la Salomé es una de las composiciones más coloristas que nos podamos imaginar, o precisamente por ello mismo, el director alemán ha optado por una puesta en escena sin color: grises con predominio del blanco, intentando así potenciar la luz de la luna, de tan complejo simbolismo en la perturbadora tragedia de Oscar Wilde. Se ha huido también de la terraza palaciega y de la atmósfera oriental para concentrarse en un espacio frío y desnudo, conformado por una gran escalera con una hendidura hacia la derecha como mazmorra del Profeta. Una escenografía, ésta de Wolfgang Gussmann, concebida como un lugar de paso que refleje la inestabilidad de los personajes. Visualmente se agradece el espectáculo arquitectónico, sobrio y simétrico; escénicamente puede presentar dificultades para el movimiento de los actores y restarles potencialidad a las voces. Por fortuna la Sinfónica estaba en buenas manos, en las de su nuevo titular, Pedro Halffter, que tenía ante sí el reto de su “presentación” sevillana, aunque hace años lo hiciera en una fugaz aparición con la Orquesta Barroca en El boticario de Haydn. La Salomé se había representado en este teatro en diciembre de 1995, y muchos de los actuales espectadores recordarían la excelente versión que ofreció entonces Ros Marbà. La del joven Halffter ha sido en su conjunto una lectura minuciosa, clara, expresiva, inteligente y seria. Se jugaba mucho como responsable de la dirección artística del Teatro y como director en el foso de dos títulos de la temporada, este primero con Nancy Gustavson y René Kollo en Salome de Richard Strauss en el Teatro de la Maestranza Salomé y el último que será Lulú; una temporada organizada por él bajo el signo de grandes papeles femeninos: las otras heroínas serán Sonámbula y Manón. En su debut maestrante Halffter ha sabido dosificar bien la densidad y el lirismo de esa partitura de “salvajes pentagramas” y alcanzó momentos de “sórdido esplendor”, aunque en algunos otros la tensión decayera. Creo que el que no hubiese siempre las voces requeridas hizo que la ópera sufriera los altibajos propios de las representaciones. A la Salomé de Nancy Gustafson le faltaba morbidez, sobre todo en los gra- acompaña a tus niños a descubrir la Ópera en www.cuentameunaopera.com cuentos, juegos, entrevistas... ¡Teresa Berganza contesta a tres chavales muy curiosos! ves. Su personaje tiraba más hacia la niña testaruda que al monstruo de crueldad, aunque en su monólogo final con la cabeza de Jokanaan la soprano llegó de verdad a los espectadores. Samuel Youn había cantado bien, con una emisión limpia y sostenida, pero escénicamente resultó un tanto plano. Basta comparar su actuación con la de Doris Soffel, una Herodías, vocal y dramáticamente, espléndida. El personaje mejor conseguido de la noche. Del veterano René Kollo, puede decirse que quien tuvo retuvo, y en este papel del Tetrarca aún tiene qué decir. Cabero como Narrabooth, sin pero alguno; y los restantes personajes en el nivel de una buena versión. En resumen, una Salomé sin pretendido color, pero no exenta de pasión y de drama. Jacobo Cortines 39 ACTUALIDAD VALENCIA Análisis y emoción UN MAHLER MODERNO VALENCIA Palau de la Música. 6-XI-2005. Orquesta Philharmonia. Director: Esa-Pekka Salonen. Mahler, Sinfonía nº 7. Salonen y la Philharmonia, el magnífico instrumento que como él por enésima vez volvió a triunfar en el Palau, se zambulleron en ese océano de clima imprevisible, por lo general tempestuoso, que es la Séptima Sinfonía de Mahler con un arrojo impresionante de principio a fin. El resultado de la aventura fue inmejorable porque se trata de músicos formidables y porque el maestro finlandés sabe como nadie poner y mantener en tensión a una orquesta. Ni un solo detalle de la partitura pasó inadvertido, sin que el empaste sonoro menguara ni con las tesituras más rarefactas. Cada célula rítmica, cada fragmento temático, cada claroscuro ocupó el lugar que le correspondía. El cálculo milimétrico del puntillismo mahleriano que luego será típico de Webern no redundó, sin embargo, en el más mínimo detrimento de la precisa caracterización de las secciones contrastantes que sin respiro se suceden. El trabajo analítico tam- ESA-PEKKA SALONEN poco perjudicó la humanización del discurso dentro de una concepción global resueltamente visionaria y moderna. Así, a todas las frases (por ejemplo, el segundo tema del primer movimiento) se las dotó de energía vital como fruto de un equilibrio dinámico-agógico increíblemente perfecto. Las “músicas nocturnas” se distinguieron por un humor más nostálgico, dulce y distante que chirriante. Y el final tuvo algo de quijotesca conquista de un mundo abstracto cuya vana exuberancia se subrayó con magistral sentido de la progresión. En definitiva, una versión cautivadora, más asequible de lo acostumbrado, por ser inteligentemente personal, es decir, magistral en el pleno sentido de la palabra. Alfredo Brotons Muñoz Esperando la ópera SUCEDÁNEO DE INAUGURACIÓN Valencia. Palau de les Arts. 24-X-2005. Orquesta Filarmónica de Israel. Director: Zubin Mehta. Obras de Beethoven, Mozart y Brahms. 25-X-2005. Beethoven, Sinfonía nº 9. Ingrid Kaiserfeld, soprano; Elina Garanca, mezzosoprano; Robert Dean Smith, tenor; Matti Salminen, bajo. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquesta Filarmónica de Israel. Director: Zubin Mehta. L 40 os dos últimos de los cuatro conciertos con que se ha inaugurado falsamente el que sólo dentro de un año funcionará como teatro de ópera en el Palau de les Arts, han corrido a cargo de la Filarmónica de Israel y Zubin Mehta, orquesta y director que ofrecerán aquí mismo un llamado Festival del Mediterráneo de periodicidad anual para cuya primera edición ya se anuncia oficiosamente media Tetralogía. Para esta sala de mínima reverberación, la amplitud del proscenio y la extraordinaria potencia de la caja acústica resultan tan perjudiciales en concierto como cabe suponer que serán beneficiosas cuando se abra el foso. Como antes había intentado Maazel, pero con soluciones ligeramente distintas para la Coral, Mehta trató de superar estas dificultades jugando con la disposición física de los instrumentos. Los resultados no podían ser buenos porque ni la Filarmónica de Israel ni él mismo pasan por sus mejores momentos. En Leonora III, ni siquiera el último crescendo produjo la esperada sensación de agregación progresiva de intensidades sin incurrir en tirones. Para remontar el vuelo en la Júpiter, hubo de esperar al movimiento final, donde el carácter expresivo es más constante. Algo más convenció una Primera de Brahms, en la que el juicioso criterio en la construcción de los clímax del Andante y en la elección de tempi para los movimientos extremos prendieron chispas de una emoción que a punto estuvo de hacerse continua. De la Novena de Beethoven, toda ella guiada por Mehta desde la rutina, lo más estimable fue la contribución de un coro que únicamente pudo disgustar a quien confunda la fuerza con el grito. Alfredo Brotons Muñoz ACTUALIDAD VALENCIA / VALLADOLID Ciclo de la Orquesta de Valencia DE LA SORPRESA A LA DECEPCIÓN Valencia. Palau de la Música. 1-X-2005. Orquesta de Valencia. Director: Jordi Bernácer. Obras de Weber, R. Strauss y Brahms. 7X-2005. Solistas. Cor de la Generalitat Valenciana. Director: Miguel Roa. Obras de Rodrigo. 21-X-2005. Director: Yaron Traub. Obras de Llácer Pla y Mahler. 28-X-2005. Rubén Marqués, trompeta; Stefanos Spanopoulos, piano. Director: Yaron Traub. Obras de Gerhard, Shostakovich y Dvorák. 11-XI-2005. Karin Adam, violín. Director: Walter Weller. Obras de Glazunov y Bruckner. E n la corta “pretemporada” de la Orquesta de Valencia, el sólido oficio del joven director Jordi Bernácer (Alcoy, 1976) con un programa de gran repertorio pero variado (El cazador furtivo, Don Juan y la Segunda de Brahms) constituyó una grata sorpresa. Muchos menos motivos para el elogio se dieron en el monográfico Rodrigo con que se celebró este año el Día de la Comunidad. En el Aranjuez, la guitarrista japonesa Kaori Muraji, con el instrumento intolerablemente amplificado, pasó por muchos apuros técnicos e insuficiencias expresivas. Sin libreto ni comentarios en el programa de mano, sin las partes habladas y bastante mutilado en el resto, El hijo fingido tuvo un aceptable nivel interpretativo, especialmente en el barítono Manuel Lanza y por la dirección sobria y segura de Miguel Roa. Como primera por él dirigida a la Orquesta de Valencia como titular, Yaron Traub (Tel Aviv, 1964) eligió una obra de Francisco Llácer Pla, el último gran patriarca de los compositores valencianos: la suite sinfónica Aguafuertes de una novela, que la misma formación estrenara hace más de cuarenta años y desde entonces nunca repuesta. En la Quinta Sinfonía de Mahler gustó sobre todo la sensación de haber superado el nivel de la mera ejecución para adentrarse en una versión tan subjetiva como discutible, pero por ello mismo tanto más interesante. Una semana después, otra obra “olvidada” de otro gran “olvidado”, la Tercera Sinfonía de Roberto Gerhard (18961975), precedió a un Concierto para piano con trompeta de Shostakovich en general bien protagonizado por el pianista griego Stefa- nos Spanopoulos y el gran trompetista local Rubén Marqués, y a una Nuevo Mundo de robustez desacostumbrada en el primer movimiento y no muy inspirada en los demás, salvo por los buenos solos de corno en el Largo. Lejos de corregirla, la trayectoria descendente fue acentuada por Karin Adam en el Concierto para violín de Glazunov y Walter Weller en su acompañamiento y luego en una Tercera de Bruckner absolutamente ayuna de carácter distintivo por encima de otras deficiencias. Alfredo Brotons Muñoz Del barroco a la música de cine CONTRASTES VALLADOLID Valladolid. Auditorio Feria de Muestras. 28–X–2005. Vivaldi, La Griselda. Stefano Ferrari, Maria Riccarda Wesseling, Jane Archibald, Philippe Jaroussky, Simone Kermes, Iestyn Davies. Ensemble Matheus. Director: Jean Christophe Spinosi. Teatro Calderón. 25–X–2005. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Paul Weingold. Música de Moross, Korngold, Shostakovich, Rota, Herrmann y Waxman. Dos conciertos magníficos y, en principio, aparentemente antitéticos. El estreno en España de una preciosa ópera vivaldiana, historias de amor y fidelidad, que termina felizmente. Por otra, espléndida música de cine con tres compositores de obras de gran talla que enaltecieron unas partituras que se tenían por secundarias (Korngold, Shostakovich, Rota), tres especialistas que también abordaron con éxito la música de ópera y concierto (Moross, Waxman y Herrmann) cuya preciosa ópera Cumbres borrascosas está esperando su representación en España. En estos dos conciertos se constata la relación de los compositores con su contexto, Vivaldi y sus numerosas óperas y los Herrmann y demás sirviendo a los grandes maestros del cine y al numeroso público que acude a las salas. Más de veinte arias para mezzo, sopranos, tenores y contratenores se van desgranando en La Griselda. Son de toda índole: líricas, heroicas, epitalámicas, amorosas, románticas, elegíacas… para ir exponiendo los diversos conflictos que se suceden, ya que la obra es muy teatral. Todos los solistas están muy bien, desde Weisseling, una mezzo que consigue dar todos los matices del personaje más complejo con una gran fuerza dramática, pasando por las sopranos Archibald y Kermes, el muy buen tenor Ferrari y el excepcional contratenor Jaroussky. Gran homogeneidad e idomatismo en todos con la extraordinaria prestación de un conjunto tan dúctil en los adagios como en los vivaces y un director, casi coreográfico, con una gestualidad tan precisa que da toda una lección sobre la interpretación moderna de un Vivaldi que nos suena precioso y cercano. Por su parte, y con pocos ensayos, en el homenaje al 50 Aniversario de la SEMINCI Paul Weingold consiguió de la Orquesta un sonido rotundo y brillante a la par que matizado en los pianos de Hamlet o Robin Hood. La selección de Julio García Merino incidía en obras ambiciosas de raíz sinfónica pero adaptada espléndidamente a los films para los que se crearon. La suite de Korngold sobre Robin Hood es un bello poema, como la extraordinaria de Shostakovich para la obra de Shakespeare de una fuerza dramática impresionante. ¿Qué decir de Nino Rota y el tema de amor de El Gatopardo o de Bernard Herrmann en Vértigo, uno de los films memorables de Hitchcock con su famoso crescendo en la secuencia del reencuentro Judy-Madeleine y el giro de 360º de la cámara? Un concierto en resumen de gran densidad y altura que reivindica el valor de la música para el cine y su entidad sinfónica. Vivalvi y Shostakovich y demás. Un contraste apasionante. La gran música es de todas las épocas y cuando se interpreta con la calidad de estas versiones permanece en la memoria emocional y resulta siempre contemporánea. Fernando Herrero 41 ACTUALIDAD INTERNACIONAL 42 Vibrante representación de la ópera de Chaikovski SONATA DE LOS ESPECTROS A LA RUSA Monika Rittershaus Oper. 6-XI-2005. Chaikovski, La dama de picas. Mikhail Davidoff, Danielle Halbwachs, Elzbieta Ardam, Rodion Pogossov, Johannes Martin Känzle. Director musical: Sebastian Weigle. Director de escena: Christian Pade. Decorados y vestuario: Alexander Lintl. FRANCFORT ACTUALIDAD ALEMANIA Sebastian Weigle ha ofrecido una Dama de picas al frente de la Frankfurter Museumsorchester que ha constituido una pequeña sensación musical. El director alemán ha desplegado su visión de la ópera como una gran Sinfonía Patética de dos horas y media. Con sonidos oscuramente sombríos, de amarga melancolía y sin la menor concesión, la batuta ha reflejado los claustrofóbicos estados de ánimo del protagonista, sus alucinaciones, sus fantasías y su obsesiva pasión por el juego. Dostoievski ya sabía lo que significaba esto cuando en su novela El jugador, de 1863, sitúa el puro placer por la autodestrucción en primer plano, describiendo la transformación de su personaje en una simple marioneta. El antihéroe del relato de Pushkin La dama de picas, escrito en 1833, termina en un manicomio. El hermano menor de Chaikovski, Modest, que elaboró en 1890 el libreto para la ópera, no permite a su héroe más opción que el suicidio, pues se debate entre el amor a una mujer y su ludopatía. En esta nueva producción, el director de escena Christian Pade coloca a su Herrmann delante del gran escenario giratorio. Encaramado a una silla, aparece exhausto, depresivo y hastiado de vivir. Es una persona destruida, que ve pasar los jirones de su pasado a modo de episodios. Pade asocia el carácter de tres personalidades: Chaikovski, un marginado a causa de sus tendencias homosexuales, el jugador de Dostoievski y el loco de Pushkin. Cuatro esquinas reflejadas en un espejo giran en el interior del escenario. Parece que Herrmann observa un gigantesco juego de cartas, de las Elzbieta Ardam y Mikhail Davidoff en La dama de picas de Chaikovski que salen los personajes. En el centro hay una enorme columna, donde está pintada la Eva de Lucas Cranach, que gira como una ruleta. Es la dama de picas en forma primigenia. Dos hombres aparecen con batas de médico y estetoscopios. Son Chekalinski y Surin. El Conde Tomski es también médico. Un alter ego de Herrmann se desliza por el escenario e imita sus movimientos. El concepto psicológico resulta un tanto sobrecargado. Las imágenes se agolpan en una sucesión excesivamente rápida y pierden su energía. El escenario, siempre giratorio, recuerda también a una ruleta o a un multicolor casino. E incluso los miembros del coro aparecen como figuras de una baraja, en lujosos disfraces de color blanco, rojo y negro. Pero también hubo un momento de emocionante calma, cuando Herrmann se esconde en el dormitorio de la anciana Condesa para arrancarle el secreto de las tres cartas vencedoras, con la casi susurrada romanza Je sens mon cœur qui bat, mais je ne sais pas pourquoi, de la ópera de Grétry Ricardo Corazón de León, que Elzbieta Ardam declamó con una penetrante voz de contralto y una indiscutible elegancia. También destacó la calidez y el bello timbre de Rodion Pogossov como Ieletski, así como la elegante sonoridad de Johannes Martin Känzle como Tomski. Aunque demasiado contenida en escena, la Lisa de Danielle Halbwachs resultó encantadora en su fragilidad. Por el contrario, Mikhail Davidoff decepcionó como Herrmann por su estridente agudo y una evidente falta de carácter, a pesar de sus buenos momentos líricos. Barbara Röder ACTUALIDAD ALEMANIA Chailly inicia su mandato NUEVA ERA CON UN DÉBIL COMIENZO LEIPZIG Suele ocurrir así: cuanto más altas son las expectativas puestas por la prensa ante un estreno, más difícil es cumplirlas para los artistas. Así ha ocurrido con la nueva producción de Un ballo in maschera de Verdi con la que el nuevo Kapellmeister de la Gewandhaus y Generalmusikdirektor de la Ópera de Leipzig, Riccardo Chailly, ha iniciado su mandato. Su dirección musical fue, indiscutiblemente, el acontecimiento de la velada, ya que una y otra vez espoleó la pasión y el dramatismo de la música, llevando la acción con fogosos impulsos y buscando en los concertantes la mayor tensión. La orquesta, con sus sonoras cuerdas, mostró ya en el preludio unos tonos maravillosamente cálidos, pero también supo hacer justicia a los momentos demoníacos de la obra y a sus efectos espectrales, como los cortantes acordes en fortissimo al comienzo de la gran escena de Ulrica, o el turbador dra- Monika Rittershaus Oper. 12-XI-2005. Verdi, Un ballo in maschera. Massimiliano Pisapia, Chiara Taigi, Franco Vasallo, Eun Yee You, Anna-Maria Chiuri. Director musical: Riccardo Chailly. Director de escena: Ermanno Olmi. Decorados y vestuario: Arnaldo Pomodoro. Escena de Un ballo in maschera en la Ópera de Leipzig matismo del aria de Amelia en el patíbulo. Como contraste hirvieron los sentimientos en el dúo de amor, elevándose hasta el éxtasis, y transfiguradas cuerdas subrayaron el adiós de Riccardo. Ciertos desajustes propios del estreno no empañaron una labor que marca un listón y hace esperar grandes cosas en el futuro. Por desgracia, el mediano reparto no alcanzó este nivel. Sólo el barítono Franco Vasallo como Renato logró imponerse con su voz potente y viril, aunque su emisión fue más robusta que noble, destacando especialmente en su expresivo Eri tu. Su esposa Amelia estuvo cantada por la atractiva soprano italiana Chiara Taigi con un timbre oscuro, pero agrio en el agudo, y claramente desbordado en los pasajes dramáticos, faltándole sobre todo la cálida feminidad del personaje y su luminosa espiritualidad. Vocalmente con aplomo, aunque con escasa sustancia en el grave, encarnó Massimiliano Pisapia a Riccardo, al que le faltó una mayor finura canora y, sobre todo, mayor soltura en escena. Eun Yee You fue, por el contrario, un vital paje Oscar. Anna-Maria Chiuri hizo una Ulrica de voz voluminosa y discutible entonación, sin el menor efecto diabólico. Ofrecieron sólidas prestaciones Hermann Wallén (Silvano), Tuomas Pursio (Samuel), Metodie Bujor (Tom) y SeungHyun Kim (Juez y criado). El coro y el coro infantil del teatro (preparados, respectivamente, por Romano Gandolfi y Sören Eckhoff) tuvieron momentos grandiosos en el himno de homenaje a Riccardo en la caverna de la hechicera y en el finale, aunque al igual que los solistas tuvieron escasas posibilidades de movimiento. Y aquí hemos llegado a otro problema de esta nueva producción, ya que el montaje de Ermanno Olmi podría calificarse como una versión semi-escénica. Los cantantes actuaron con gestos muchas veces incómodos, lo que llevó en ocasiones a cómicos resultados. Bernd Hoppe Homenaje a Humperdinck en su 150 amiversario ELOGIO DE LOS NOBLES SENTIMIENTOS MÚNICH Bayerische Staatsoper. 29-X-2005. Humperdinck, Die Königskinder. Annette Dasch, Robert Gambill, Dagmar Peckova, Roman Trekel, Daniel Lewis Williams, Ulrich Ress, Rüdiger Trebes, Heike Grötzinger. Director musical: Fabio Luisi. Director de escena: Andreas Homoki. Decorados y vestuario: Wolfgang Gussmann. La parábola de la dignidad real, que no se adquiere a través del origen ni de la riqueza sino únicamente a través de los nobles sentimientos, podría servir de escuela para una sociedad moderna, y como tal ha entendido su montaje de Die Königskinder (Los hijos del rey) Andreas Homoki. Para ello se sirvió del personaje del Músico (un vocalmente soberano Roman Trekel) como motor de la acción. La interpretación del músico como un invisible espíritu bueno y contrafigura de la Bruja produce sin duda una cierta distancia, pero consigue dar al I acto, situado en el bosque mágico diseñado por Wolfgang Gussmann, un aire didáctico. El acto II cae demasiado en la forzada sátira, pero el III, con el envejecimiento imaginario de la pareja, alcanza un conmovedor efecto catártico. Con Fabio Luisi la representación estuvo musicalmente en las mejores manos. Annette Dasch como Guardiana de las Ocas, lució una redonda voz de soprano, homogénea en todos los registros, y una atractiva presencia juvenil. Roman Trekel fue un soberano Músico. Para Robert Gambill, el papel del Hijo del Rey le llega un poco tarde, puesto que ha perdido algo de bri- llo en el agudo, aunque dominó más que dignamente la elevada tesitura y guardó reservas para los momentos tristanescos del último acto. Dagmar Peckova tuvo una sólida prestación como la Bruja, al igual que Ulrich Ress como el Fabricante de Escobas. Menos acertado, por el contrario, estuvo Daniel Lewis Williams como Leñador. Matthias Exner 43 ACTUALIDAD AUSTRIA Janácek y Puccini UN CÓCTEL EXTRAÑO VIENA Staatsoper. 25-X-2005. Janácek, Osud. Jorma Silvasti, Cornelia Salje, Anja Silja, John Dickie. Directora musical: Simone Young. Director de escena: David Pountney. Escenografía: Stefanos Lazaridis. Puccini, Le villi. Franz Grundheber, Krassimira Stoyanova, José Cura. Directora musical: Simone Young. Directora de escena: Karoline Gruber. 44 Sorprendente cuando menos resulta la elección de dos óperas tan dispares, Osud, de Janácek, y la primera de Puccini, Le villi, para presentarlas juntas en su estreno en la Staatsoper. Alguien ha comentado que tal vez el nexo pueda encontrarse en la fragilidad, por no decir endeblez de los libretos. Arrancaba el programa con la polémica y problemática Osud, que sigue a Jenufa y es tal vez la obra más autobiográfica del músico checo. Janácek la compone en uno de los momentos más críticos de su existencia, tras la muerte de su hija, y no llegará a ver su estreno. Ni siquiera Max Brod, entusiasta valedor del compositor, aceptó defender esta fragmentaria narración de una trágica pasión amorosa y reflexión sobre la creación artística que se encarna en el compositor protagonista, quien se reencuentra con su amante e hijo en una estancia balnearia. Después del montaje de Bob Wilson, quien supo traducir la carga poética de una música que, con su carácter experimental, ya anticipa a La zorrita astuta, el reto era difícil. Sin embargo, el juego de velos de plástico que evocan el carácter onírico de la obra y sirven también para separar acciones que se yuxtaponen, el juego con los no colores —blanco, gris y negro— y el intento de sugerir más que mostrar, recogen en esta producción lo más evocador de la obra. Lástima que los cantantes defendieran sus papeles con dignidad pero sin pasión —a excepción de Anja Silja, la furiosa madre, que todavía, pese a la edad, despliega una gran intensidad dramática. Tampoco la directora, Simone Young, pareció entusiasmarse, de ahí que la interpretación de la orquesta resultara un tanto plana. Y aun así, se produjeron momentos de gran emoción gracias a la fuerza de la partitura. Sonó con brío, en cambio, Le villi. A pesar de tratarse de la primera ópera de Puccini, con reminiscencias de Wagner y Weber, fragmentaria y algo irregular por momentos, el genio ya se desvela y anticipa el lirismo de sus dulces figuras femeninas. Poco importa que la historia —basada en la misma leyenda del ballet Giselle de origen rumano en la que un grupo de sílfides que no son más que almas en pena no pueden encontrar reposo hasta haber llevado a la muerte a sus infieles amantes—, no tenga ni pies ni cabeza. Tampoco el montaje lo tenía. La leyenda de la Selva Negra y las sílfides no da para una reivindicación feminista-ecológico-apocalíptica, aunque sí fuera un montaje independiente de la música, la estética pop de colores chillones y la ironía sobre lo bucólico y folclórico resultaran graciosas. Pero con el insulso libreto y la melodiosa música de Puccini no entraba ni con calzador. Por suerte, la fuerza de la melodía supera la inconsistencia de la acción dramática, y en este reparto, los espléndidos cantantes, con un deslumbrante José Cura, sí sacaron de ella el máximo partido. La velada, como las palabras de Janácek sobre Osud: “Estoy buscando un libreto moderno con un primer acto realista, un segundo en tono de alucinación y un tercero extraño”. Ruth Zauner ACTUALIDAD FRANCIA Montaje abstracto y estetizante UN ANILLO ASCÉTICO PARÍS M.N. Robert Théâtre du Châtelet. 25 y 27-X-2005. Wagner, El anillo del nibelungo: El oro del Rin, La walkiria. Jukka Rasilainen, David Kuebler, Sergei Leiferkus, Franz Josef Selig, Mihoko Fujimura, Peter Seiffert, Stephen Milling, Petra-Maria Schnitzer, Linda Watson. Orquesta de París. Director musical: Christoph Eschenbach. Director de escena y escenografía: Robert Wilson. Vestuario: Frida Parmeggiani. Lo que predomina al término de las dos primeras entregas de este Anillo del Châtelet, nacido en la Ópera de Zúrich entre 2000 y 2002, es una impresión de ausencia de perspectivas, de visión global. A Robert Wilson no parece concernirle el ciclo wagneriano, limitándose a algunos conceptos extraídos a lo largo de treinta años de trabajos propios: escenografía despojada hasta la abstracción, gestualidad minimalista que procura evitar todo contacto entre los protagonistas, dirección de actores confinada a largas poses que acaban en bruscos movimientos casi epilépticos, vestuarios egipcionipones de predominancia azulada, juegos de sombras y violentos cambios de iluminación no siempre ajustados. A Christoph Eschenbach no se le entiende bien el hilo conductor de una dirección que quiere ser refinada, situándose abiertamente tras los pasos de la concepción camerística de Karajan, pero que relaja excesivamente el discurso, al punto de crear largos túneles sin vida pero que, por otra parte, propicia efectos atronadores, como si tomara consciencia de la asfixia a la que, inexorablemente, conduce a sus músicos. Aquí se demuestra la poca familiaridad del director alemán con los fosos operísticos, lo que es más lamentable, pues la Orquesta de París reveló una excelente forma, aun si la sonoridad de conjunto es bastante seca y a veces imprecisa. La intemporalidad del El oro del Rin se adapta mejor a la aproximación de Wilson que La walkiria. Aun así, la dramaturgia queda demasiado distanciada en este prólogo con aspecto de cómic. El desigual reparto sufre ante Escena de El oro del Rin de Wagner en el Teatro de Châtelet todo del Wotan limitado de Jukka Rasilainen. Pero la encantadora Freia de Camilla Nylund, el imperioso Donner de Laurent Alvaro, el Loge penetrante de David Kuebler, el cautivador Alberico de Sergei Leiferkus y el imponente Fasolt de FranzJoseph Selig compensan ampliamente las carencias. Además, Qiu Lin Zhang, grandiosa Erda, y Mihoko Fujimura, de timbre suntuoso y línea de canto admirable, que le permiten lograr una Fricka reivindicativa pero no arpía, suscitan la admiración. En el primer acto de La walkiria, Wilson es incapaz de describir el despertar de la pasión que consume a la pareja; su estetizante puesta en escena cuadra mal con la naturaleza casi salvaje de los personajes. Para colmo, el himno a la primavera es sólo un momento de fría banalidad. Los actos siguientes se acomodan algo mejor a su estilo con la notable excepción de una Cabalgata de las walkirias demasiado impasible. Pero la intervención de Fricka invocando en el segundo acto a su divino esposo a velar por el orden moral establecido, el enfrentamiento entre Brunilda y Wotan del tercer acto, después de que la primera ha desobedecido a su padre, y los adioses a la hija amada son instantes emocionantes en los que el estatismo posee el mérito de dejar expresarse a la música. Es en esos pasajes cuando el Wotan de Rasilainen adquiere, pese a su voz, la dignidad de un dios. A falta de fervor, Linda Watson resulta una Brunilda correcta y sus hermanas no desmerecen. Stephen Milling otorga a Hunding un sorprendente relieve y Mihoko Fujimara aún es una Fricka excepcional. Pese al ardor y la convicción, la pareja Sigmundo-Siglinda está desequilibrada: Peter Seiffert y su timbre de bello metal superan sin problemas a la más banal Petra-Maria Schnitzler. Si no siempre evita el énfasis, Eschenbach encuentra en esta primera jornada un aliento dramático que desearíamos a la vez más nervioso y penetrante. Bruno Serrou 45 ACTUALIDAD FRANCIA Centenario de El mar ALIANZA FRANCO-RUSA Harald Hoffmann/DG París. Palais Garnier. 6-XI-2005. Debussy, La mer. Chaikovski, Romeo y Julieta. StravinskiChaikovski, Joyas (selección). Ballet de la Ópera de París. Jean-Yves Sébillotte, piano. Orquesta del Teatro Mariinski. Directores: Pierre Boulez, Valeri Gergiev. Coreografía: George Balanchine. PIERRE BOULEZ E 46 l centenario de La mer de Debussy se ha celebrado en la Ópera de París con la participación de uno de los más ilustres intérpretes de tan famosa obra. Se trata, en efecto, de una de las partituras fetiche de Pierre Boulez, quien, como nadie hoy día, sabe subrayar su perfección formal y transparencia sonora. Pero al frente de una orquesta que dirigía por primera vez, la del Teatro Mariinski, Boulez no ha podido alcanzar las cumbres que, en tales circunstancias, se esperaban. Pese a sus innegables cualidades, la formación rusa no supo responder a los requerimientos del director, cuya gestualidad fue menos plástica de lo acostumbrado, limitándose sus manos a una batida rigurosa. Nunca El mar había resultado, bajo su dirección, tan frío y distanciado, como envarado frente a la audiencia de happy few reunida en el Palais Garnier para esta velada de gala que inauguraba una “Saison russe” como las que la capital fran- cesa conoció hace casi un siglo, cuando Diaghilev incorporaba en 1908 Boris Godunov al repertorio de la Ópera de París con Fiodor Chaliapin y más tarde los Ballets Russes al Teatro del Châtelet, las mismas instituciones que acogen alternativamente este otoño a la compañía de San Petersburgo dirigida por su titular, Valeri Gergiev. Éste último —como Boulez, al que sucedió en el escenario del Garnier— dirigió sin batuta Romeo y Julieta de Chaikovski, con gestos algo pomposos, mientras la mano izquierda era presa de convulsiones a menudo molestas, pues tenían poco que ver con lo que pasaba en la orquesta. La interpretación fue, sin embargo, fogosa y febril, con una falange petersburguesa que jugaba en su terreno. Para la segunda parte del programa, orquesta y director rusos bajaron al foso, dejando el escenario a los bailarines de la Ópera de París para dos coreografías de Balanchine que Diaghilev había descubierto en 1921, Rubíes y Diamantes, extraídas de un ballet estrenado en 1967 con el título de Joyas. Con una escenografía realizada por Christian Lacroix, naturalmente roja la primera y blanca metalizada la segunda, que extasiaron al público, ambas coreografías acumulan los tópicos de Marius Petipa, director de ballet del Mariinski de 1862 a 1904, lo que contribuyó al regocijo de los numerosos amantes de los tutús. Mientras, en el foso Gergiev dirigía con tempi aparentemente independientes de los bailarines —hasta el punto de originar desajustes— un Capriccio para piano y orquesta, ligero y rítmicamente fluido, y amplios pasajes de la Sinfonía n° 3 de Chaikovski tocados de manera idiomática por una orquesta que sonó como un solo hombre; lo que aún hizo más incomprensible el comportamiento del director que, en los saludos, no dirigió una sola mirada a sus músicos. Bruno Serrou ACTUALIDAD REINO UNIDO Centenario de Tippett LA ESCALERA DE JUNG LONDRES Bill Cooper Royal Opera House Covent Garden. 31-X-2005. Tippett, The Midsummer Marriage. John Tomlinson, Amanda Roocroft, Will Hartmann, Gordon Gietz. Director musical: Richard Hickox. Director de escena: Graham Vick. Dígase lo que se diga de las óperas de Tippett —y muchos de nosotros hemos hecho duros comentarios en algún momento—, éstas tienen siempre una marcada fortaleza lírica y están siempre gobernadas por la música, por muy pobres o tontos que sean los libretos del propios compositor, dibujada amaneradamente a partir de la mitología y la poesía y poblada de arquetipos jungianos. En ningún sitio es esto tan evidente como en The Midsummer Marriage, primera gran ópera de Tippett que tuvo su legendario estreno en el Covent Garden hace medio siglo, cuando Barbara Hepworth fue la escenógrafa y Joan Sutherland se encontraba en el reparto. Una producción más reciente de Graham Vick, de 1996, ha sido recuperada para celebrar el centenario del autor. Esta puesta en escena, con escenografía de Paul Brown y que comprende una geoda explosiva, algunos árboles y una escalera helicoidal al paraíso, va mucho mejor con los caprichos de Tippett que con las necesidades de claridad o transparencia. Parece desordenada, pero tiene sus buenos momentos, a pesar de la completamente incomprensible rudeza en la ejecución de la coreografía. El reparto internacional, antes musicalmente inteligente que individualmente excepcional, estuvo encabezado por John Tomlinson en el papel del orgulloso rey Fisher, con Amanda Roocroft y el tenor alemán Will Hartmann como los amantes Jenifer y Mark, el tenor canadiense Gordon Gietz (Jack) y la soprano holandesa Cora Burggraf, una vívida Bella. La mezzo rusa Elena Manistina, que hizo su debut, resultó opulenta como Sosostris. Qué refrescante cambio escuchar inglés cantado con competencia por no nativos. La verdadera estrella fue el coro, que cantó con pasión esta exigente partitura, sonriendo y emocionando. El director Richard Hickox dirigió acertadamente a una orquesta que disfrutó de muchos solos, todos bellamente ejecutados. Si me hubiesen preguntado antes, hubiese expresado severas reservas acerca de esta pieza, que siempre me ha enfurecido en el pasado por su excéntrica vuelta a la naturaleza y sus asuntos neuróticos. Tan asombrada me sentí por las excentricidades del libreto, como cada vez más embelesada por la música y comencé a revisar toda mi visión de Tippett como compositor de ópera. Es un verdadero enigma. Sólo si Tippett escribiese en una lengua extranjera, el esperanto, ese sueño de los optimistas verdes, hubiera sido apropiado. Fiona Maddocks 47 ACTUALIDAD HOLANDA Dos noches haendelianas DROTTNINGHOLM EN AMSTERDAM AMSTERDAM C&M Baus Teatro Municipal. 29 y 30-X-2005. Haendel, Alcina. Christine Schäfer, Maite Beaumont, Marijana Mijanovic, Ingela Böhlin, Cassandre Berthon, Jeremy Ovenden, Oliver Lallouette. Tamerlano. Sandrine Piau, Patricia Bardon, Kristina Hammarström, Bejun Mehta, Bruce Ford, Lars Arvidson. Les Talens Lyriques. Director musical: Christophe Rousset. Director de escena: Pierre Audi. Escenografía y vestuario: Patrick Kinmoth. 48 Cuando le pidieron a Pierre Audi que montase una de las óperas de Haendel para el pequeño teatro barroco de Drottningholm, parece que en principio aceptó sin entusiasmo. Después de Tamerlano en 2000 cambió de opinión para involucrarse en una especie de romance entre el director y el teatro, así como con la ópera barroca del XVIII. En 2003, volvió a Suecia para montar Alcina, y ese verano puso sus manos sobre la tragedia lírica francesa Zoroastro, de Rameau. En todos los casos, la combinación de la estética de Audi con la propuesta musical de Christophe Rousset y Les Talens Lyriques se convirtió en un triunfo sólo presenciado por el reducido número de privilegiados que tuvo la suerte de asistir a ese íntimo festival. En cualquier caso, ahora la cooperación con la “propia” Ópera de Holanda de Audi ha hecho posible traer las dos óperas de Haendel al Teatro Municipal de Amsterdam. A pesar de que éste es más de un siglo más joven y puede albergar más del doble de espectadores, fue posible crear una atmósfera muy similar a las de las producciones originales. Esto se pudo advertir en primer lugar con la reconstrucción de los decorados de Drottningholm, sino también sugiriendo que incluso la totalidad del escenario del Teatro de Corte, incluidas las paredes de fondo y las puertas, había sido reconstruido en Amsterdam. El efecto fue sorprendente. Condujo a los espectadores a tiempos antiquísimos, y a la vez dio a Pierre Audi la oportunidad de llenar este maravilloso mundo de fantasía con imaginativas producciones, que sugirieron sin duda una calidad atemporal. Escenas de Alcina (arriba) y Tamerlano de Haendel en la Ópera de Holanda La secuencia de dos óperas de Haendel en noches consecutivas no sólo creó dos sesiones de longitud wagneriana, también enfrentó a los oyentes con una diferencia acusada y dramática entre dos obras de un compositor que más de una vez ha sido acusado de escribir “música intercambiable”. En la producción de Pierre Audi, Alcina estuvo dominada por la estética escenográfica, así como por la del bel canto. Quizá Christine Schäfer sonó demasiado aniñada como para ser una hechicera con un gran conocimiento de la vida, pero en su gran aria del segundo acto mostró las cualidades vocales necesarias para sembrar el teatro de aplausos. Durante las dos primeras representaciones, una indispuesta Alice Coote fue reemplazada con gran entusiasmo por Silvia Tro Santafé (cantando en el foso con un ayudante del director interpretando el papel de Ruggiero sobre el escenario) y durante las siguientes representaciones el canto fue llevado al mismo nivel por Maite Beaumont. Las partes más pequeñas quedaron a cargo de Marijana Mijanovic, ella misma un Ruggiero excelente, pero en esta producción un ardiente Bradamante, e Ingela Bohlin como una sanguínea Morgana. Christophe Rousset y Les Talens Lyriques contribuyeron vívidamente interpretando ambas óperas, pero especialmente en Alcina uno podía esperar una mayor exactitud tonal por parte de los vientos. El verdadero drama hu- mano tuvo en Tamerlano su punto álgido, donde el contratenor Bejun Metha interpretó el papel protagonista y el tenor Bruce Ford a su oponente Bajazet. Juntos llevaron el espectáculo con el Haendel cantado más apasionado, combinado esto con actuaciones de gran compromiso. Ellos convirtieron el segundo acto de esta tragedia en una emocionante sucesión de emociones, que alcanzaron otra cumbre del soberbio lirismo de Sandrine Piau y el vehemente Andronico de Patricia Bardon. Aquí la producción de Audi se volvió también cada vez más emocionante, como si el director se hubiese permitido a sí mismo ser llevado por un excelente grupo de solistas. Paul Korenhof 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 49 ACTUALIDAD IRLANDA Rincones del repertorio operístico NOVEDAD Y VALENTÍA El Festival de Wexford de este otoño fue tanto una recepción como una despedida y algunas cosas salieron de forma intencionada y otras no tanto. Paul Hennessy, el nuevo gerente, lanzó la temporada 2005 con un director artístico también nuevo, David Agler, el sustituto del ilustre personaje que siempre despertaba fuertes emociones encontradas, Luigi Ferrari. También esta temporada será la última en el pequeño e incómodo aunque entrañable Theatre Royal a punto de ser derribado para construir uno más grande (relativamente) y moderno en el mismo lugar. Lo totalmente inesperado fue la repentina muerte del muy querido presidente ejecutivo del festival, Jerome Hynes, que sufrió un derrame cerebral el 18 de septiembre en el escenario; para cualquiera que le haya conocido bien, o incluso sólo superficialmente, durante sus 18 años en Wexford, el festival es casi inimaginable sin él. Gracias a los nuevos y valientes intérpretes, la temporada resultó ser, según la opinión general, sorprendentemente buena. Agler renunció a sus deberes de director musical para dedicarse a tareas administrativas, pero consiguió un sólido sustituto, Christopher Larkin. El festival se inauguró el 20 de octubre con Maria di Rohan (1843), una fuerte y concisa obra tardía de Donizetti que merece ser mejor conocida, aunque cualquier admirador de Montserrat Caballé tiene que conocer el aria de la heroína del último acto, Havvi un dio, que la gran diva española grabó en su primer recital en 1966. Eglise Gutiérrez, que cantó el papel de Maria en Wexford, ganó hace unos años el concurso vocal Caballé pero aún le queda mucho para llegar al nivel artístico de la diva. Tiene una bonita voz, presencia y gran habilidad, pero se le nota el esfuerzo al cantar, lo que hace preguntarse cuánto tiempo puede durar esta potencial prima donna del bel canto. El tenor Yeghishe Manucharyan resultó impresionante con su fuerte y atractiva voz lírica y buena presencia, aunque él también necesita pulir un poco su voz. El más refinado de los cantantes principales fue el barítono canadiense James Westman, que cantó espléndidamente. Roberto Polastri dirigió bien y con fuerza. Charles Edwards, que hizo a la vez de director de escena y de escenógrafo, podía haber cumplido mejor en las dos tareas. Hubo algunas imágenes absurdamente literales y de su cronología (un reloj que aparecía de vez en cuando y se movía de izquierda a derecha a medida que avanzaban las horas) y una puesta en escena que en ciertos momentos convertía una escena dramática en casi cómica. Pero, con todo, la representación fue una gran oportunidad de ver esta ópera raramente escenificada. Gabriel Fauré escribió sólo una ópera, Pénélope, que tiene encanto para el oído pero que no es un buen relato de la familiar vuelta a casa del héroe de la Odisea. Fauré no supo llevar a buen puerto el recibimiento en casa, la fidelidad matrimonial, el reconocimiento e incluso el inicial conjunto de sirvientas. La producción de Wexford resultó singular porque era la primera vez en mi vida que he entrado en un teatro y he encontrado una declaración de intenciones escrita por el equipo creativo colocada en todos los asientos. Sin embargo, no era muy probable que sin esa declaración no se hubieran entendido las referencias CARLISLE FLOYD WEXFORD Festival de Ópera. Theatre Royal. Donizetti, Maria de Rohan. Fauré, Penélope. Floyd, Susana. bastante claras a las relaciones entre hombre y mujer a largo plazo y las dificultades de mantenerlas vivas. Dentro de la caja inclinada de André Barbe de una cocinasala de estar moderna, el director Renaud Doucet tenía a la paciente Penélope atareada con los quehaceres de la casa, mientras el marido, en camiseta y sentado ociosamente en un sillón raído, con una cerveza en la mano, salta continuamente de un canal de televisión a otro con su mando a distancia. El núcleo central de la ópera se podría reducir a la mujer imaginando a su marido como héroe rescatándola del trabajo pesado de su vida cotidiana. Desde luego, Barbe y Doucet produjeron un espectáculo mucho más animado de lo que se podía haber esperado de la estática partitura de Fauré, y se agradecía su inventiva teatral, con los exquisitos diseños coloreados del cielo y el mar que merecieron ser reconocidos como las joyas visuales del festival. Desde un punto de vista musical, no hubo ningún reparo: en las diestras manos de Jean-Luc Tingaud, la orquesta y los cantantes dieron lo mejor de sí. La joven mezzo Nora Sourouzian cantó con una oscura y elocuente belleza, mientras el tenor Gerard Powers parecía muy cómodo con el exquisito estilo francés de Fauré. Entre los papeles secundarios, destacaron Lorena Scarlata Rizzo como Euryclée y Paul Carey Jones y David Curry como los dos pretendientes más persistentes. En general, fue la tercera ópera la que proporcionó el mejor equilibrio entre una partitura que funciona bien para escena y su interpretación. Susannah de Floyd (1955) es una ópera muy conocida en los Estados Unidos, pero en Europa sigue siendo una relativa rareza y el público pareció responder con ganas a sus muchas virtudes: una historia sencilla contada convincentemente con personajes reconocibles, un lenguaje musical accesible y una escritura agradecida para la voz. El libreto de Floyd transplanta la historia bíblica de Susana y los viejos al sur rural de los Estados Unidos a mediados del siglo XX y la convierte de nuevo en relevante. John Fulljames dirigió la ópera con sencillez y los decorados de Conor Murphy mostraban una modestia similar, aunque fueron un poco grises y sosos. Emily Pulley fue una buena Susana, firme y musical, aunque su aspecto físico era demasiado maduro para el papel y Stephen Kechulius fue un fuerte y matizado Blitch. El tenor irlandés Simon Neil también estuvo excelente en el papel de Sam, el hermano de Susana, y el estilo cariñoso y elegante de dirección musical de Christopher Larkin hizo que todo formara un sólido conjunto. Patrick Dillon 49 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 50 ACTUALIDAD ITALIA Lección teatral NERÓN EN UNA ROMA SOÑADA CREMONA Teatro Ponchielli. 15-X-2005. Monteverdi, L’incoronazione di Poppea. Anna Caterina Antonacci, Sonia Prina, Roberta Invernizzi, Ángeles Blancas Gulín. Accademia Bizantina. Director musical: Ottavio Dantone. Director de escena: Thomas Moschopoulos. Escenografía: Dionisis Fotopoulos. Vestuario: Ellie Papageorgakopoulou. También para L’incoronazione di Poppea, como para las precedentes óperas de Monteverdi, el Teatro Ponchielli de Cremona ha colaborado con otros teatros “menores” (los de Como, Brescia, Ferrara, Pavía y Rávena), con un éxito digno de la importancia de la propuesta: una lección para los teatros líricos italianos convertidos todos en fundaciones, que disponen de medios muy superiores e ignoran (o casi) la ópera de la era barroca. El año pasado para Il ritorno di Ulisse in patria se retomó el notable espectáculo de Adrian Noble, nacido en el Festival de Aix-en-Provence, este año L’incoronazione di Poppea se ha confiado a la dirección de Thomas Moschopoulos. No han sido sustituidos, en cambio, ni Ottavio Dantone ni la Accademia Bizantina. En L’incoronazione di Poppea tocaba un grupo reducidísimo, como se acostumbraba en la Venecia del siglo XVII, formado por seis arcos y los instrumentos del bajo continuo, a los que se sumaban de cuando en cuando flautas de pico y traveseras. Manteniendo tempi flexibles y equilibrados, trabajando con una compañía zi; un poco desigual, en cambio, la Poppea de Ángeles Blancas Gulín. Bueno el nivel de los otros papeles, debiendo señalarse sobre todo a Gemma Bertagnolli (Drusilla) y a Emanuela Galli (Virtù y Damigella). La escenografía elegante, sobria y esencial de Dionisis Fotopoulos y el vestuario de Ellie Papageorgakopoulou sugerían la antigua Roma de modo estilizado, y bajo el signo de una moderna estilización se colocó con persuasiva eficacia aun la dirección de Moschopoulos. estilísticamente consciente, Dantone ha obtenido un buen resultado global, aun si tal vez pudiera haber dado mayor relieve a la variedad de las situaciones dramáticas de la última obra maestra de Monteverdi. Anna Caterina Antonacci cantó la parte de Nerón (después de haber sido Poppea hace años) con gran intensidad, con una individualización del personaje tan eficaz que hacía olvidar algunos acentos quizá no del todo pertinentes por su estilo. Sobresalieron también el excelente Ottone de Sonia Prina y la doliente Ottavia de Roberta Inverniz- Paolo Petazzi Szymanowski en Sicilia CAMINO DE LIBERTAD 50 Para abrir la nueva temporada del Teatro Massimo de Palermo se escogió una obra maestra rarísima, Król Roger (1918-24) de Szymanowski, rapresentada hasta ahora en Italia sólo en 1949 y 1992, siempre en Palermo y no por azar, dado que la acción está ambientada en la Sicilia de Roger II. En una trama toda interior, onírica y visionaria, el encuentro de Roger con Dionisos evoca las Bacantes de Eurípides; pero el rey normando no entra en conflicto con el misterioso Pastor que predica un dios de belleza, sensualidad y libertad. De esta experiencia, Roger extrae nietzscheanamente fuerza y libertad interiores, identificando a Dionisos con el sol y superando así el conflicto mismo entre apolíneo y dionisíaco. La suntuosa fantasía colorística de Szymanowski se manifiesta en esta breve pero Franco Lannino / Studio Camera PALERMO Teatro Massimo. 15-XI-2005. Szymanowski, El rey Roger. Wojteck Drabkowicz, Elzbieta Szmytka, Roy Stevens, Ludovit Ludha. Director musical: Jan Latham-Koenig. Director de escena y escenografía: Yannis Kokkos. Elzbieta Szmytka y Wojteck Drabkowicz en El rey Roger de Szymanowski densísima ópera con extraordinaria variedad y riqueza: puede abandonarse desenfrenada a las evocaciones más seductoras del canto y de la danza, ligadas a la ebriedad dionisíaca, tanto como sugerir una severidad arcaica cuando en escena se encuentran los cristianos que desean la condena del Pastor. La figura de Roger crece en el curso de la historia desde la posición de observador desorientado a la consciente seguridad conclusiva, que conduce también a un eficacísimo atenuarse y clarificarse de la inquietud y de las tensiones del lenguaje armónico de la ópera. El relieve fundamental de los colores de la orquesta fue iluminado en Palermo por la convincente dirección de Jan Latham-Koenig y el estupendo esfuerzo de la orquesta. El reparto estuvo bien equilibrado, el sobresaliente barítono Wojteck Drabkowicz (Roger autorizadísimo), Elzbieta Szmytka (noble pero un poco delicada Rossana), y Roy Stevens (válido Edrisi); por desgracia, débil y vocalmente poco seductor el tenor Ludovit Ludha (el Pastor). Yannis Kokkos firmó una escenografía admirable en su sobria elegancia y una dirección no tan convincente en su cautela un poco cohibida. Paolo Petazzi 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 52 ACTUALIDAD ITALIA En coproducción con el Festival Barroco de Viterbo VIENTOS, ROSAS... Y POLÍTICA Riccardo Musacchio Roma. Auditorium Parco della Musica. 26-X-2005. Scarlatti, Il giardino di rose. Lea Pasquel, Eufemia Tufano, Marianna Pizzolato, Filippo Adami, Luigi De Donato. Il Complesso Barocco. Director: Alan Curtis. ROMA Alan Curtis, Marianna Pizzolato, Eufemia Tufano y Lea Pasquel 52 Por segundo año consecutivo, la inauguración de la temporada de música de cámara de la Academia de Santa Cecilia se ha confiado a la música del XVIII. Hace un año, fue el Silla de Haendel; ahora, el oratorio en dos partes de Alessandro Scarlatti Il giardino di rose en su primera ejecución moderna. Esta obra fue interpretada el día de la Pascua de 1708 en el Palazzo Ruspoli de Roma, donde el príncipe, un gran mecenas, solía ofrecer conciertos en el período de la Cuaresma, sobre todo oratorios claro está. Además, en aquella época los espectáculos y los carnavales habían sido prohibidos durante cinco años por las autoridades ciudadanas, con la ratificación del papa Clemente XI, a continuación de un violento terremoto que había incluso destruido parte del Coliseo. Cinco son los personajes: Borea, Carità, Penitenza, Religione, Speranza. Asunto alegórico: el jardín de rosas alude al Rosario de la Virgen; las espinas representan las penitencias para gozar del jardín salvífico y las tempestades, movidas por Bóreas, el viento del norte, los asaltos demoníacos. Pero también queda sugerida una interpretación política: Religión-Clemente XI, jardinero del huerto-Iglesia, Bóreasemperador austriaco José I. En el marco de la guerra de sucesión española, los dos entraron en conflicto. La batuta de Curtis iluminó la partitura con sobria elegancia. Estupendos los solistas, sobre todo los de viento, en los momentos descriptivos y onomatopéyicos, que evocan ya el mar, ya un temporal, ya gorjeos canoros, anticipadores del jilguero vivaldiano. Reparto no homogéneo: perfectamente centrada Marianna Pizzolato, sublime en su aria Starò nel mio boschetto, magnífico Filippo Adami, convincente tenor de fraseo musical; mientras que Lea Pasquel y Eufemia Tufano parecieron estilísticamente inadecuadas; Luigi De Donato sustituyó a Vito Priante, que lo habría hecho mejor. Franco Soda 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 53 ACTUALIDAD ITALIA El comienzo de El anillo vuelve a Roma ALUCINACIÓN BAJO LAS AGUAS C. M. Falsini Roma. Teatro dell’Opera. 25-XI-2005. Wagner, Das Rheingold. Ralf Lukas, Filippo Bettoschi, Cesare Ruta, Christian Franz, Hartmut Welker, Peter Keller, Johann Tilli, Philip Kang, Katja Lytting, Elisabete Matos, Hanna Schwarz. Director musical: Will Humburg. Director de escena, escenografía, vestuario, vídeo e iluminación: Pier’Alli. Escena de El oro del Rin en la Ópera de Roma E l público romano ha debido esperar cuarenta y cuatro largos años para poder asistir a una representación de Das Rheingold. Una generación entera no ha tenido ocasión de aproximarse a la obra maestra de Wagner, ¡a despecho del papel cultural del teatro cívico! Pero cuarenta y cuatro años son mucho tiempo: en este nuevo montaje, todos los elementos — dirección de orquesta, voces, dirección de escena, escenografía, vestuario y luces— estuvieron por una vez en su sitio. A la obra total según Wagner, se contrapuso la… Gesamtkunstwerk di Pier’Alli, a quien se debió la unidad de dirección de escena, vestuario y hasta diseño de luces. Pier’Alli imagina un mix alucinógeno de escenas fijas y proyecciones que se confunden unas con otras y la rotación hipnótica de un pozo (¿agujero negro?) que introduce al mundo épico del mito y de las leyendas germánicas; una sucesión de escenas oníri- cas, casi subacuáticas, y grandiosos frescos corales. Will Humburg es un director valiente: filtra todas las partituras a través de su espíritu crítico y su sensibilidad musical, ofreciendo una interpretación siempre original, que con un gran aliento privilegia los tempi veloces y la delicadeza de sentimiento. La orquesta lo siguió diligente. El reparto fue apropiado: Hartmut Welker, excepcional Alberich; Ralf Lukas, sólido Wotan; Christian Franz, Loge comme il faut… Entre las intérpretes, estupenda Hanna Schwarz (Erda). Algo baja de voz Elisabete Matos (Freia). Tampoco estuvieron mal los otros e incluso fue buena la dicción alemana del texto, ¡rara avis! Se espera que no tenga que pasar otro medio siglo para que Das Rheingold vuelva a la escena romana, sino que sobre todo sea el preludio de la ejecución completa de la Tetralogía, ya que Wagner así lo imaginó. Franco Soda 53 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 54 ACTUALIDAD PORTUGAL Malagnini en su primer Otello LA VIVENCIA EXTERIOR DE UN DRAMA INTERIOR LISBOA Alfredo Rocha Teatro Nacional de São Carlos. 31-X-2005. Verdi, Otello. Mario Malagnini (Otello), Dimitra Theodossiou (Desdemona), Carlo Guelfi (Iago) Carlos Guilherme (Cassio). Director musical: Antonio Pirolli. Director de escena: Nicolas Joël. Escenografía: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapino. Iluminación: Venicio Cheli. La temporada de ópera del Teatro Nacional de São Carlos, en Lisboa, abrió sus puertas con el Otello, de Verdi. La producción era originaria de Toulouse, en cuyo Capitole se estrenó hace cuatro años con puesta en escena de Nicolas Joël, el mismo que ahora se hizo cargo de la escena en Lisboa, y tres elementos de la escuela de Strehler: Frigerio, Squarciapino y Cheli. En Lisboa, Antonio Pirolli fue el responsable por la dirección musical y los principales papeles fueron atribuidos al tenor Mario Malagnini, en su primer Otello, la soprano Dimitra Theodossiou, el barítono Carlo Guelfi y finalmente el tenor Carlos Guilherme. La puesta en escena de Joël tenía como base un historicismo estilizado, patente en el ambiente y en el guardarropa (ambos bellísimos, dominados por tonos pastel, mientras Desdémona usaba un blanco contrastante). A lo largo de la ópera, logró un equilibrio entre la mobilidad en todo el escenario y la concentración en aquellos puntos privilegiados de mejor proyección sonora. En la composición del espacio, Joël prefirió las paredes/murallas (actos I-III), que se abrían o fracturaban según las exigencias dramatúrgicas, creando de esta forma vários planos Mario Malagnini y Dimitra Theodossiou en Otello de Verdi espaciales y de luz. En el acto IV, la cámara de Desdémona parece la cripta de una basílica, impresión reforzada por la cama, que se parece a una tumba. En relación a la construc- ción de los personajes, hubo algunos desequilibrios: Malagnini abusó de un lenguaje corporal adecuado en un Trovador pero desajustado en este tardío Otello — porque aquí el drama es esencialmente interior—, haciendo sobresalir las explosiones de ira y de celos que se suceden a lo largo de la obra. Guelfi no se puso de acuerdo con respecto a la naturaleza de Iago: ¿un cínico discípulo de Maquiavelo o un ser mefistofélico? Puede decirse que su interpretación osciló entre los dos campos. Theodossiou fue una Desdemona perfecta, logrando una armonía de fragilidad y madurez. Carlos Guilherme, por su parte, hizo de Cassio un bufo, cuando solamente es un débil. Malagnini se portó bien en el aspecto vocal, aunque su voz de tenor es todavía “demasiado” lírica para un Otello. Theodossiou sumó un triunfo más en Lisboa y Guelfi podría haber mantenido la variedad y sutileza de articulación que demostró en el primer acto. En el foso, la Orquesta Sinfónica Portuguesa tuvo un desempeño razonable, al que le faltó mayor seguridad en las cuerdas, sobre todo en el registro agudo. Pirolli supo extraer colores, ímpetu y densidad siempre que fue necesario. Buenas también las prestaciones del Coro del Teatro S. Carlos y de los Pequeños Cantores de la Academia de Amadores de la Música. Bernardo Mariano VII CONCURSO DE VIOLIN, VIOLA-CELLO “VILLA DE LLANES” 2005 (Edición Nacional) 22, 23 y 24 de agosto de 2006 XIX CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 16 al 31 de Agosto de 2006 Violín: José Ramón Hevia, Serguei Fatkulin, Anna Baget, Aitor Hevia *, Cibrán Sierra * Viola: Thuan Do Minh, Lander Etxebarría * Cello: Lluis Claret, Adolfo Gutiérrez, Helena Poggio * Orquesta: Pablo González * Cuarteto Quiroga Asociación de Músicos de Asturias. C/ Monte Gamonal, 21-6º D. 33012 Oviedo España Información: 985 08 46 90 / 985 25 62 87. Web : www.llanesmusica.com E-mail: [email protected] EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 54 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 55 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 56 ACTUALIDAD SUIZA Un nuevo triunfo de Nello Santi LA FUERZA DE LA MÚSICA Suzanne Schwiertz Opernhaus. 16-X-2005. Verdi, La forza del destino. Joanna Kozlowska, Vincenzo La Scola, Leo Nucci, Matti Salminen, Stefania Kaluza. Director musical: Nello Santi. Director de escena: Nicolas Joël. Decorados: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapino. ZÚRICH Stefania Kaluza y Leo Nucci 56 En 1958, un joven director de origen italiano se puso por primera vez al mando de la orquesta de la Ópera de Zúrich: Nello Santi. Y lo hizo con una ópera de Verdi, La forza del destino. Desde entonces se ha convertido en un favorito del público suizo, y también en el aplaudido centro de esta nueva producción de la ópera verdiana. Cada vez más dominador de los medios musicales, pero siempre lleno de temperamento y pasión, el maestro, que ha declarado que su compositor favorito es y seguirá siendo Verdi, ha logrado combinar la pulsión de los sentimientos internos con la brillantez de las escenas de masas. No evita el efecto, pero éste deriva de la propia dramaturgia de la música. Santi dirige la obra sin ningún corte; la única variación que permite es trasladar la espectacular obertura a modo de interludio entre los actos I y II — porque para entonces, según Santi, “la orquesta se ha calentado”. Y, naturalmente, tiene razón… En lo canoro, esta dignamente distribuida Forza está dominada por las voces graves masculinas: Matti Salminen, con su cálido y sonoro timbre, es un auténtico lujo para el noble Padre Guardiano. Leo Nucci se abrasa literalmente en el personaje de Don Carlo di Vargas. En realidad, a sus 63 años resultaría demasiado mayor para este joven impulsivo y sediento de venganza — pero su carnoso color baritonal se mantiene tan bien aún, que no tiene ningún problema en lo musical. En la infortunada pareja de enamorados, dos experimentados cantantes debutaron en sus respectivos papeles. Pese a sus excelentes materiales, tanto Joanna Kozlowska en Leonora como Vincenzo La Scola en Don Alvaro tendieron a una cierta rigidez, con un marcado vibrato. En cualquier caso, afrontaron sin esfuerzo los escollos de la partitura, y especialmente la soprano mostró al final de la obra algunos tonos delicados y contenidos. Hace exactamente veinte años, el director de escena francés Nicolas Joël —Intendente del Capitole de Toulouse— montó en Zúrich La traviata, y provocó un escándalo con sus atrevidas ideas. En esta ocasión ha hecho justamente lo contrario, limitándose a ilustrar la poderosa historia con pinturas de género, sin tomar posición alguna frente a temas como la venganza, la violencia o el racismo. Es un montaje como de antes de ayer, con rígidas escenas de masas (que el Coro de la Ópera cantó excelentemente) y sin el menor atisbo de un estudio psicológico. Los cantantes se encuentran a menudo abandonados a sí mismos, y el maestro Santi es su único punto de referencia. Sólo la poderosa roca que pende sobre el escenario y se inclina en el trágico final puede considerarse una indicación simbólica de un funesto destino. Mario Gerteis EL PIANO DEL SIGLO MADRID, DEL 12 DE DICIEMBRE DE 2005 AL 9 DE ENERO DE 2006 4 EDITH PEÑA, XXI JONATHAN GILAD, PIANO VENEZUELA - ESPAÑA Organizado por la FUNDACIÓN SCHERZO y el TEATRO DE LA ZARZUELA, con la colaboración del diario EL PAÍS, el INAEM del Ministerio de Cultura y la Fundación Hazen Hosseschrueders ALEXEI VOLODIN, PIANO 1 PIANO RUSIA FRANCIA 3 2 Patrocina: Turismo Austriaco en España-Mozart 2006 DISEÑO: ARGONAUTA / COORDINACIÓN EDITORIAL: VÍCTOR PAGÁN LUNES, 12 DE DICIEMBRE DE 2005. 20 H. MARTES, 20 DE DICIEMBRE DE 2005. 20 H. JOHANN SEBASTIAN BACH Suite inglesa n.º 2 en la menor, BWV 807 SERGUEI PROKOFIEV Sonata n.º 3 en la menor, op. 28 WOLFGANG AMADEUS MOZART Sonata n.º 10 en do mayor, K 330 [300h] LUDWIG VAN BEETHOVEN Sonata n.º 3 en do mayor, op. 2, n.º 3 LUDWIG VAN BEETHOVEN Sonata n.º 23 en fa menor, op. 57, «Appassionata» FRYDERYK CHOPIN Nocturno n.º 2 en re bemol mayor, op. 27 [KK. 357-369] Nocturno n.º 1 en do menor, op. 48 [KK. 688-701] Scherzo n.º 2 en si bemol menor, op. 31 [KK. 505-509] FRANZ LISZT Sonata en si menor, op. 143, S 178 Edith Peña. Nació en Venezuela. Comenzó sus estudios musicales con la profesora Lyl Tiempo. Tras actuar como solista con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, se trasladó a Filadelfia para estudiar con Susan Starr y luego con Sergei Babayan en Cleveland. Ha ganado importantes concursos como el Philadelphia Orchestra Young Artists' Competition, W. Lippincott Award, D'Angelo International Competition, Upper Darby Center for the Arts Artists' Competition. Fue invitada por la Orquesta Sinfónica de Venezuela y la Orquesta Sinfónica de Maracaibo como solista en sus giras por Europa y Estados Unidos. Ha actuado en numerosos festivales internacionales como Aspen Music Festival, Mozart on the Square, Chamber Music Festival of Sarasota, Festival Cervantino, Festival Internacional del Hatillo, Festival Internacional de la Colonia Tovar, Festival Internacional de Montpellier, Incontri D'Estate y Dreieicher Musiktage. Ha actuado como solista con todas las orquestas profesionales de su país natal, así como The Miami Chamber Orchestra, KGH Orchester Freiburg, Lansdowne Symphony Orchestra, The Chamber Orchestra of Philadelphia y la Orquesta de Filadelfia. Jonathan Gilad. Nació en 1981 en Marsella (Francia). Comenzó a estudiar piano a la edad de cuatro años. Estudió en el Conservatorio Nacional de Marsella con Pierre Pradier. En 1992 obtuvo el Primer Gran Premio de la Ciudad de Marsella en piano y la Medalla de Oro en música de cámara. En 1991 recibió el premio especial del jurado del Concurso Mozart, de París, y en 1992 el primer premio del Concurso Internacional Premio Mozart de Ginebra. Ese mismo año consiguió el premio de la Academia de Verano en Salzburgo. También ha sido laureado por la Fundación Natexis en 2002. Desde 1991 es alumno de Dmitri Bashkirov y continúa sus estudios en Madrid y Salzburgo. De 1999 a 2001 estudió en la Fundación Internacional de Piano de Cadenabbia (Italia), donde ha trabajado con Karl-Ulrich Schnabel, Leon Fleisher o Fou-Tsong. Ha sido invitado a numerosos festivales y ha ofrecido recitales en varias salas de concierto. Ha tocado con distintas orquestas bajo la dirección de Daniel Barenboim, Seiji Ozawa, Zubin Mehta, Yuri Termirkanov, Sandor Vegh, Sir Neville Mariner, Kazimiers Kord, Eiji Oue, Vladimir Spivakov y Jesús López-Cobos. LUNES, 9 DE ENERO DE 2006. 20 H. FRANZ PETER SCHUBERT 4 Impromtus, op. 90, D 899 FRYDERYK CHOPIN Polonesa-fantasía en la bemol mayor, op. 61 [KK. 815-821] SERGUEI RACHMANINOV 9 Études-tableaux, op. 39 IGOR STRAVINSKI 3 Movimientos de «Petruchka» Alexei Volodin. Nació en 1977 en San Petersburgo (Rusia). Comenzó a estudiar música a la edad de nueve años. Un año después, se trasladó a Moscú, donde estudió con Chaklina y posteriormente con Zelikman en la Gnessin Music School. En 1994 se incorporó a las clases magistrales de la profesora Elisso Virsaladze en el Conservatorio de Moscú. Posteriormente, en el año 2001, estudió en la Fundación Internacional de Piano Theo Lieven en Como (Italia). Ha sido galardonado en diversos concursos internacionales, destacando el Primer Premio en la novena edición del Concurso Géza Anda de Zúrich en el 2003, galardón que supuso la proyección internacional de su carrera. Ha ofrecido recitales en Rusia, Japón, España, Francia, Noruega, Alemania, Italia, Holanda, República Checa, Australia y Suiza. Además, ha actuado con prestigiosas orquestas, entre las que destacan la Russian State Academy, Northern Sinfonia, Sinfónica de Sydney, Filarmónica de Belgrado, Orquesta de Cámara de Viena, Sinfónica de la Radio de Stuttgart y Tonhalle de Zúrich. Ha actuado bajo la dirección de Hogwood, Pommier, Fürst, Guschlbauer, Blunier, Albrecht, Rizzi, Zinman y Fedoseyev, entre otros. TEATRO DE LA ZARZUELA PRECIO DE LOS ABONOS Y LAS LOCALIDADES ZONAS A B C D ABONOS 18 € 15 € 12 € 9€ LOCALIDADES 10 € 8€ 6€ 4€ sch rzo VENTA DE ABONOS Y LOCALIDADES 1.- VENTA DE ABONOS hasta el 10 de octubre de 2005 en el teléfono 91.725.20.98 (de 10 a 15 horas de lunes a viernes, excepto festivos), por fax en el número 91.726.18.64, por e-mail en la dirección [email protected] las 24 horas del día. 2.- VENTA DE LOCALIDADES para los tres conciertos del ciclo a partir del 30 de noviembre de 2005 en las taquillas del Teatro de la Zarzuela, Red de teatros del INAEM y Serviticket 902.33.22.11 (de 9 a 24 horas), Servicaixa, Servicajeros de la Caixa y en internet www.servicaixa.com. ORGANIZAN: COLABORAN: e a tro de PARA MÁS INFORMACIÓN TEATRO DE LA ZARZUELA Teléfono: 91.524.54.00 / 72 (De 12 a 18 horas, excepto los días de representación que será hasta las 20 horas) http://teatrodelazarzuela.mcu.es FUNDACIÓN SCHERZO Teléfono: 91.725.20.98 (De lunes a viernes, excepto festivos, de 10 a 15 horas) www.scherzo.es AVISO: TODOS LOS PROGRAMAS, FECHAS E INTÉRPRETES SON SUSCEPTIBLES DE MODIFICACIÓN. 058_062 Pliego 4 25/10/10 11:55 Página 58 ENTREVISTA Rinaldo Alessandrini ”LA MÚSICA DE BACH ES ABSOLUTAMENTE PERFECTA” E Sabemos que suele centrarse en el repertorio italiano de los siglos XVII y XVIII. De hecho, y más concretamente, Monteverdi ha sido abordado por usted en muchas ocasiones. Tras adentrarse tanto en la música de este autor, ¿qué significa enfrentarse de nuevo a L’incoronazione di Poppea? Digamos que el trabajo que hemos realizado durante algunos años sobre la música de Monteverdi ha sido bastante duro. Ahora lo interesante es disfrutar de este trabajo; es el momento de la aplicación de todo lo que hemos podido sacar como resultado a todos los niveles, en cuanto a musicología, aplicación práctica de la música… nos dedicamos más a todo lo que podría ser considerado decoración y no trabajo de base, porque ese trabajo de base ya lo hemos hecho, sobre las obras más grandes (Poppea entre ellas), tenemos Orfeo como proyecto para 2007… está bien, es un autor con el cual se aprende mucho sobre el equilibrio entre música y palabra, sobre cómo gestionar de la forma más clara posible la expresividad de la música… me parece que efectivamente el desafío de su vida fue justamente reformar todo, el poder dar a la música su función en relación a las demás artes. En ese sentido, el libreto de Poppea tiene muchas posibilidades… Fue Monteverdi quien tuvo muchísima suerte al poder trabajar sobre este libreto. Este texto tiene muchísimas posibilidades porque es un libreto muy bien escrito y muy bien estructurado… es un libreto que le ha permitido un gran trabajo, por lo menos en los fragmentos de música que han sido compuestos por Monteverdi, que no son tantos en Poppea. Es cierto, hay partes de otros autores. 58 Sí, hay muchísimas partes de Cavalli, una última parte que es de Sacratti… pero cuando podemos reconocer las partes originales de Monteverdi, normalmente la música es de un gran nivel. Podría ser considerado realmente el punto más alto de sus principios de composición. La imitación de las pasiones, la adecuación de la música al Fotos: Ferrucio Nobile n una Salamanca muy activa culturalmente, Rinaldo Alessandrini, director e intérprete habitual en las salas españolas, presentó el pasado mes de julio su visión de L’Incoronazione di Poppea de Monteverdi. Con la vitalidad musical y personal que le caracterizan, sus versiones constituyen una defensa apasionada de la música barroca. Entre sus últimos logros se encuentra la grabación de los Conciertos de Brandemburgo; de esto y de otras inquietudes y proyectos nos habla a continuación 058_062 Pliego 4 25/10/10 11:55 Página 59 ENTREVISTA RINALDO ALESSANDRINI texto… todo está muy detallado en la partitura. Usted ya ha trabajado anteriormente con las dos fuentes que hay de esta partitura, ¿Cómo se ha planteado este trabajo de reconstrucción? No se puede reconstruir una versión porque son dos fuentes totalmente distintas, donde hay algunas partes comunes y otras que no corresponden. En general, hay una disposición del texto y de la música bastante distinta, por lo que el trabajo consiste más en elegir una versión o la otra, según los pasajes; es un problema más bien de gusto o de escoger lo que funciona mejor pero, en cualquier caso, son dos versiones diferentes. En esta producción usted debuta como director de escena. ¿Qué podría contarnos de su experiencia? Me ha parecido bastante necesario en este momento de mi vida, porque yo ya he dirigido muchísimas producciones de Poppea, algunas veces con resultados interesantes, otras veces con resultados un poco, digámoslo así, “blandos” para todo lo que tiene que ver con el escenario. Las tres óperas de Monteverdi, y en general estas óperas del XVII, necesitan una puesta en escena que vaya en la misma dirección que la música. Tenemos muchísimos directores de escena con muy buenas ideas. Hay otros que tienen miedo de esta música, de la música en general; tienen, como decimos en latín, “horror vacui”, son muy pesados. En general me parece que se podría dejar un poco más de lugar a la música en las puestas en escena, confiando un poco más en la música, en el hecho de que la música es al final lo más importante. Me ha gustado muchísimo trabajar la puesta en escena porque finalmente he podido dejar todos los detalles ir juntos, tanto respecto a la música como a todo lo que el libreto sugiere, en cuanto a actitudes de los cantantes, de los personajes, de lo que se entiende que va a ocurrir… los directores de escena piensan que cambiar o transformar una situación dramática es un signo de genio; digamos que es bastante arriesgado, que para hacer que eso sea cierto tenemos que “ser” genios. Y no siempre es así… Y no siempre es así, no siempre es así. A veces algunos espectáculos resultan muy pesados porque no hay ninguna correspondencia entre lo que se ve y lo que se oye. Es el problema del teatro de hoy, me parece, y creo que los músicos… bueno, yo hablo como director de orquesta, yo lo sufro muchísimo, porque hay veces que hay un contraste tan grande que no se puede arreglar. En esta situación, en un traba- jo de conjunto tan bien estructurado como el trabajo de una ópera, que haya ganadores y perdedores es una pena. Creo que en el espectáculo todo debe salir ganando, la música y el escenario. Pero cuando empieza esta lucha no es buen signo; no, absolutamente. monio musical que refleja toda su historia, sus orígenes, etc. Bien, pues pasando a otras cosas, he visto que también trabaja autores como Scarlatti y Vivaldi; no sé si le gustaría hablarnos un poco de las relaciones entre estos músicos… Scarlatti es del sur pero trabaja en Roma, Vivaldi se mueve por otros lugares… ¿Cómo cree que afectaron las interrelaciones de estos compositores a su música? ¿Cómo entiende usted este hecho o cómo repercute en su interpretación? Tenemos dos proyectos más para 2007: una ópera, Armida, y la grabación de las dos versiones del Gloria, ya que una ya la hemos hecho pero vamos a grabarla otra vez. Por ahora tenemos solamente esos dos proyectos, pero hemos hecho mucho; hubo un momento en el cual estuvimos grabando sólo Vivaldi, nada más. Por eso he decidido cortar un poco con eso, ya que si por una parte está bastante bien porque se profundiza muchísimo, por otro lado es peligroso al perder contacto con el resto del repertorio. Por eso hemos decidido grabar Monteverdi y los Conciertos de Brandemburgo de Bach, que van a salir en otoño. Ciertamente, decir las palabras “música italiana” no tiene ningún sentido, porque la música italiana en este siglo casi no existe. A mí me parece que la forma en que se toca, qué le voy a decir yo, la música napolitana, no puede ser la misma con la que tocamos la música romana, como la de Corelli u otras músicas de este período. En este momento, está bastante clara la idea de que tenemos que gestionar estilos diferentes. Y sabemos que las relaciones entre músicos y compositores en este tiempo, sobre todo entre los de ciudades diferentes, no era tan frecuente, con la excepción de algunos que han viajado muchísimo, como Alessandro Scarlatti, por ejemplo, a Roma, a Nápoles, o a Florencia… pero Vivaldi se quedó casi todo el tiempo en Venecia, organizando sus obras desde allí. Algunas veces, muy pocas, hemos encontrado obras de Vivaldi en Roma, y hemos de considerar este hecho. Por otro lado, es verdad que los cantantes y los instrumentistas normalmente viajaron muchísimo, por lo que tenían más clara la idea de estas diferencias entre los estilos, básicamente entre Venecia, Roma y Nápoles. Y son cosas que tenemos que tener en cuenta en el Stabat Mater de Pergolesi o el de Vivaldi. Son cosas diferentes. Los músicos viajaban y su música también. La música viajaba de una forma que a día de hoy probablemente no comprendemos. Viajaba fundamentalmente la música impresa, algunas veces los compositores con sus propias óperas, los cantantes con sus arias preferidas… pero los archivos quedaban en los lugares en los que los compositores creaban sus óperas; por eso es por lo que tenemos muchísimas óperas en Venecia, por ejemplo, gracias a los teatros que abrieron en el XVII. Cada ciudad tiene un patrimonio peculiar, que refleja en cierto modo su visión. Es una excepción que toda la música de Vivaldi esté en Turín, porque ha sido vendida en unas circunstancias bastante raras, pero cada ciudad tiene su patri- Hablando de los fondos de Turín, usted participa en un proyecto de Naïve en el que se edita la obra de Vivaldi que está en esa biblioteca. ¿Tiene la intención de volver a grabar con ellos? Entonces hablemos de Bach y de sus Conciertos de Brandemburgo, que será su próximo lanzamiento en España. Resulta algo sorprendente que se sigan grabando tantas y tantas versiones de estas obras. ¿Qué ha querido aportarnos usted con su versión de estas piezas?; ¿qué ha buscado nuevo? Nada especial. Yo no creo que actualmente, a nivel de interpretación, se pueda añadir algo que nunca haya sido escuchado antes. No se puede. Me parece que lo que puede ser interesante o importante es el hecho de que un conjunto que tiene una identidad bastante marcada, bastante fuerte, se acerque a esta música. Creo que los conjuntos de música antigua tienen personalidad, muchísimo más que las orquestas tradicionales. Nosotros tenemos un sonido que es nuestro; los conjuntos de música antigua se pueden reconocer por su sonido o por su forma de tocar, de actuar; es decir, que hay un estilo que es propio de cada conjunto. Yo personalmente tengo muchísimas dificultades para escuchar una sinfonía de Brahms y decir: esto es la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Viena o la Orquesta Sinfónica de Chicago, no sé. Siempre tengo la sensación de que en todas las orquestas se toca de una forma tradicional que, aunque esté en un buen nivel, en realidad no es una tradición sino una manera de no tomar riesgos. Por eso es por lo que digo que en los Conciertos de Brandemburgo aportamos nuestro sonido, que es un sonido probablemente italiano, el resultado de nuestra forma de hablar. Pero está claro que hablamos exactamente del mismo tema del cual han hablado todos los conjuntos que han grabado ya estos conciertos. No podemos cambiar la música, la música es la música de Bach, y sobre todo es una música 59 058_062 Pliego 4 25/10/10 11:55 Página 60 ENTREVISTA RINALDO ALESSANDRINI que obliga un poco, es una música que no deja muchísimas oportunidades para aportar soluciones, las soluciones ya están dadas en ella. Nosotros aportamos los medios, que son diferentes: los sonidos, algunos tempi, alguna forma de articular… y decimos que la música está filtrada a través de nuestra forma de tocar. En cuanto a la interpretación, no he pensado en hacer nada particularmente original, porque es una música que en sí misma ya es absolutamente perfecta. Pero, si decidimos tocarla, debemos hacerlo de forma que sea agradable, muy placentera, porque es música para el oído. Tiene estas dos caras: por una parte es música para el oído, por otro lado es música intelectual… y justamente la gestión de estos conciertos debe comenzar de una forma intelectual para terminar en una forma de placer puro. El hecho de escuchar estas obras tiene una cualidad, la de hacernos olvidar un poco los datos intelectuales de esta música. Es un trabajo bastante complicado para nosotros, porque, como italianos que somos, estamos más acostumbrados a tocar conciertos donde hay un protagonista absoluto, que es el solista, y una orquesta que más o menos acompaña pero sin apenas una individualidad marcada. En los conciertos de Bach creo que todo es distinto, porque hay un diálogo y una dinámica muy especial… la concepción de la conversación entre los instrumentos es fundamental, y el gestionar esta dimensión dialéctica entre instrumentos, el poder crear un equilibrio perfecto, es bastante difícil en general y para nosotros todavía más difícil. Por eso, antes de grabar hemos tocado estos conciertos durante un año y hemos aprendido muchísimo. Entonces, ¿Bach ha sido satisfactorio?, ¿va a haber más grabaciones de Concierto Italiano con Bach? Ahora no sé, sobre todo porque este proyecto de los Brandemburgos ha gastado muchísima energía, muchísima. Nuestros proyectos discográficos de este año son más de Monteverdi; ahora en noviembre tenemos que terminar el libro octavo de Madrigales, y grabar/regrabar el libro sexto. Creo que también vamos a preparar los Conciertos para órgano de Haendel, los dos proyectos de Vivaldi de los que hablé antes, una Misa para Navidad de Alessandro Scarlatti, y el Orfeo de Monteverdi. Y, no sé, en esa lista estaban también los Concerti Grossi de Corelli… pero todavía no lo sabemos, porque estoy hablando con Naïve para ver lo que podría ser más interesante. Por ahora, en noviembre, vamos a grabar el sexto libro de Monteverdi y terminar el octavo. Porque ya han grabado una parte. Sí, sí, porque ya hemos empezado, y siempre hemos dicho: esperamos, 60 Y, ya que han dado este salto a Bach, ¿cómo ve la posibilidad de abrirse a otros repertorios? Por ejemplo, el repertorio español. No, no, desafortunadamente no. A Bach, músico alemán, lo hemos tocado mucho en concierto. A mí me gustaría tocar música francesa, eso sí, pero no se puede hacer mucho más que tocar algo de música de cámara, en el sentido de que, en cuanto al campo operístico, las óperas francesas se tocan solamente en Francia. He intentado proponer una ópera de Rameau en Italia, pero no, allí no funciona. Eso me gustaría muchísimo. Música española, no, nada más que alguna cosa de polifonía del Siglo de Oro, Victoria, Morales… pero no hemos tocado nunca música para orquesta… ¿Y músicos afincados en España de origen italiano? ¿Scarlatti, por ejemplo? Bueno, de Scarlatti ya ha grabado bastantes obras… Nos habla del placer de escuchar esta música, pero, ¿sobre el placer de interpretarla? Por ejemplo, el Quinto Concierto, que es una obra fundamental en el repertorio clavecinístico. El Quinto Concierto es una obra muy transparente, con muy pocos instrumentos. Es bastante antiguo, creo que fue compuesto alrededor de 1715-17 pero, al contrario de lo que cabría suponer por esto, tiene una dimensión absolutamente galante en su concepción musical. Es un concierto muy cercano a unas ideas que llegan más tarde, en los años 40-45, como la elegancia de las líneas melódicas y del desarrollo… contrariamente al Concierto nº 3 que es un concierto más antiguo, me parece, en cuanto a estilo. pueda ser entregado en esta edición Vivaldi, y en la otra ocasión el disco tenía obras diferentes. Pero no se puede, o al menos para mí no resulta interesante, grabar siempre lo mismo. Hay músicos que lo han hecho, que han grabado dos, tres veces la misma cosa, sí. esperamos… y hasta ahora. Ahora sonará muy diferente después de tanto tiempo. No, no sé… probablemente sí, pero… los discos son documentos, entonces tampoco tienen fecha, son documentos de la actividad de un grupo o un músico. No podemos estar grabando otra vez todo lo que ya se ha grabado. Algunas veces ocurre; por ejemplo, lo haremos ahora con el Gloria, pero es un problema diferente, porque tenemos que grabar un CD que A mí como clavecinista, Scarlatti me provoca muchas sospechas. Tiene muchas obras que me gustan y otras un poco menos; por ejemplo, me parece un poco arriesgado considerar todas sus sonatas como obras maestras, eso no lo creo. Es lo que ocurre siempre cuando se habla de la música de Verdi, no todas sus óperas son interesantes, hay alguna espectacular, otras que se pueden tirar a la basura. De Scarlatti hay ciertas obras que me gustan; nosotros hemos grabado y tocado muchas veces el Stabat Mater, que es una obra del período romano muy interesante… Y, a Boccherini nunca lo hemos tocado; es un autor del que he interpretado algunas sonatas de cámara con violín, en trío, pero en este momento no es un autor que me interese. Ya que ha mencionado a Verdi, recuerdo también una grabación de Rossini con María Bayo que se sale un poco más de su repertorio habitual. Sí, yo tengo bastante actividad como director de orquesta dirigiendo sobre todo a Mozart, o cosas así, entonces acercarse a Rossini resulta bastante natural. Este fue un proyecto muy interesante, sobre todo porque es una música que, desafortunadamente, no se toca 058_062 Pliego 4 25/10/10 11:55 Página 61 ENTREVISTA RINALDO ALESSANDRINI Julio César lo hizo también en Madrid. Eso depende. Normalmente el trabajo con otras orquestas puede ser muy interesante en el momento en que las orquestas tienen buena disposición para trabajar. En estos últimos meses he tenido una muy buena experiencia por ejemplo con la orquesta del Teatro de Oslo, donde he dirigido Giulio Cesare de Haendel. La orquesta ha reaccionado de una forma absolutamente perfecta, sin ningún problema, con un gran nivel de adecuación a todos los detalles de estilo. Han tocado muy bien. Otras orquestas, no quiero decir cuáles, han sido bastante más problemáticas. Decía que han hecho Julio César. Sí, hemos trabajado Julio César en febrero. El año próximo voy a dirigir La clemenza di Tito con ellos y tenemos más proyectos en los próximos años. LMG2066 LMG2067 ESCORIHUELA: Villancicos Harmonia del Parnàs VERDAGUER y el lied catalán M. Teresa Garrigosa LMG2068 Como siempre está al frente de su formación Concerto Italiano, cuando tiene que dirigir a otras orquestas, barrocas o modernas, ¿se siente libre y cómodo? www.lamadeguido.com NORD VERSUS SUD Rubato Appassionato Cambiando de tema, usted viene mucho a España, ¿qué nos diría del público español, por ejemplo? El público español está bien, la música le interesa mucho. Sobre todo lo que es más interesante en este momento en España es que, contrariamente a lo que ocurre en otros países de Europa, la música está más favorecida. ¿Quizás ocurra así porque aquí hay un cierto boom de este repertorio barroco? Hay más posibilidades para la música en España que en Italia, Francia, o Alemania. En Alemania empiezan a cerrar orquestas, en Francia hay menos dinero que en el pasado para la música, en Italia hemos tenido recortes en las subvenciónes muy importantes. LMG2071 casi nunca con instrumentos de época, y yo quería que fuese así porque creo que es la única solución para respetar de una forma integral las indicaciones del autor. Tocando a Rossini con la orquesta de instrumentos modernos solemos tener problemas de equilibrio entre las cuerdas, los vientos, etc., siempre hay que arreglar un poco la partitura para intentar solucionar problemas que surgen al tocar en instrumentos no originales. Por el contrario, con instrumentos de época todo es absolutamente perfecto, y, para mi gusto, suena bastante mejor, más detallado, con más color, y a la vez con más interés. Sí, hace ya dos, tres años. No estuvo mal, sobre todo porque cuando se toca esta música con orquestas que están acostumbradas a hacer este repertorio un poco pesado, las pequeñas modificaciones son importantes. A mí me gusta muchísimo cuando hay cosas que se mueven, es un signo bastante importante. Claro, digamos que un trabajo de unas seis semanas, que es el tiempo de trabajo normal para una ópera, es una pena que deba pararse al final y olvidar todo tras la última representación, porque eso significa que la próxima vez tendremos que empezar otra vez desde el principio… Pero desafortunadamente esta ópera se hace muy poco, todo lo que una orquesta puede aprender en seis semanas se olvida muy rápidamente; es una pena pero es así. Todo eso depende de la capacidad de los músicos y depende también de la capacidad de los directores artísticos, que tienen que programar por lo menos una ópera barroca cada año. A mí me parece un poco extraño que no sea así, en el sentido de que no es verdad que tocar siempre la misma música sea una forma para mejorar el nivel, en absoluto; una orquesta tiene, necesita desarrollar su capacidad de adecuarse a estilos diferentes. Hoy en día, las buenas orquestas son aquellas que pueden tocar bien Mozart, Bach, Haendel, Verdi, Puccini y Schoenberg, todos los compositores con un sentido de estilo preciso. Entonces, tocar a Verdi puede ser posible, pero tocar a Haendel con el mismo estilo de Verdi no funciona. NADALES I CANÇONS Lieder Càmera. Josep Vila Historiador Maians 7 Bajos 08026 Barcelona Tel. 934355441 Fax. 934330506 e-mail: [email protected] www.gaudisc.com 61 058_062 Pliego 4 25/10/10 11:55 Página 62 ENTREVISTA RINALDO ALESSANDRINI España sigue siendo un lugar bastante importante en este momento. Si miramos lo que ocurre aquí, en Salamanca, es increíble; es la tercera vez que venimos y me parece que todo lo que esta fundación ha podido organizar para esta fiesta de la Plaza Mayor es absolutamente único. No sé cómo han podido reaccionar los salmantinos pero esto es un lujo, un lujo increíble. Es importante, porque, como siempre ocurre, cuando en un país la cultura baja de nivel, es la vida en general la que baja de nivel. Debemos cuidar que la cultura sea un momento privilegiado de la vida; no solamente la música, ¿eh?, el arte en general, todo lo que es música, teatro, libros, museos, porque es la forma de que nuestro cerebro siga funcionando. La conciencia civil de un país empieza sobre todo con la cultura, antes que con la política o cualquier otra cosa. Eso es importante. En este momento España parece que está viviendo un camino muy adecuado. Muy positivo. Sí, muy positivo. En otros países es un poco más problemático. Por ejemplo, en este momento en Italia tenemos problemas políticos bastante complicados; estamos esperando que el año próximo sea un año de cambio definitivo y radical porque así no se puede; no se puede avanzar, no, absolutamente. Su suerte es poder salir, que los grupos de música puedan seguir trabajando fuera… Sí, nosotros a lo mejor tenemos la suerte de que somos embajadores de una cultura que no tiene nada que ver con la Italia de hoy. Hablamos de una cultura de hace 300 años, y ésta es nuestra suerte, que tenemos la libertad de gestionar la difusión de esta cultura, somos llamados como embajadores de una Italia que no existe ni existirá más, que es la Italia de la música del diecio- cho, del teatro, de la pintura… es ésta la Italia que nosotros representamos. Si un día tengo la posibilidad de cambiar de país, si Italia siguiera en esta situación probablemente lo haría. Y, ¿cuál sería su destino?, ¿lo ha pensado ya? España probablemente, sí. Porque es el país más parecido a Italia, con las ventajas de una estructura más sencilla, más humana. Es una pena porque Italia es un país muy atractivo; yo vivo en Roma, es una ciudad que me encanta, pero ahora todo está un poco dejado a la iniciativa privada. Tenemos muchísimas responsabilidades en Italia; es decir, que si en Italia hay cosas que funcionan es porque las personas las hacen funcionar, no el Estado; el Estado nos ha dejado totalmente sin ningún camino. Estamos un poco en suspenso, esperando que vaya a pasar algo interesante. María Sánchez-Archidona DISCOGRAFÍA Las referencias pertenecen a la firma Naïve y en todas ellas, excepto en las señaladas con asterisco, en la que Alessandrini aparece en solitario al clave, dirige a Concerto Italiano. J. S. BACH: A la maniera italiana. Piezas para clave. OP30258. * — Conciertos para clave BWV 1052, 1057, 1054, 1044. OP30153. — El arte de la fuga. Conciertos para clave BWV 1052, 1057, 1054, 1044. 2 CD OP20011. — Conciertos de Bramdenburgo. OP30412. MARENZIO: Madrigali a quatro voci. OP30117. — Secondo libro dei madrigali. OP30245. MONTEVERDI: Musica sacra & Le passioni dell’anima. 2CD OP20005. — Concerti per archi. OP30377. — Concerti & Cantate. MINGARDO, VICARI, PIOVANO. OP30181. — Magnificat. Gloria. Concerti. MINGARDO, YORK, BICCIRE. OP30195. — Secondo libro dei madrigali. OP30111. — Quarto libro dei madrigali. OP3081. — Quinto libro dei madrigali. OP30166. — Ottavo libro dei madrigali (I). OP30187. — Ottavo libro dei madrigali (II). OP30196. — Vespro della Beata Vergine. INVERNIZZI, PICCININI, MINGARDO, SPAGNOLI, ZANASI, ABETE, DORDOLO. OP30403. — Vespre per l’Assunzione di Maria J. S. BACH, VIVALDI, MARCELLO: Vergine. BERTAGNOLLI, INVERNIZZI, SIMBOLI, MINGARDO. 2CD OP30383. — Las cuatro estaciones (+ retrato de Concerto Italiano). 2CD OP30363. — Stabat Mater. Concerti sacri. Clarae Stellae. MINGARDO. OP30367. Concerti italiani. OP30301. BUXTEHUDE: Piezas para clave. E 8534. * MONTEVERDI, HAENDEL, VIVALDI: Arie, madrigali & cantate. MINGARDO. OP30395. FRESCOBALDI: Arie Musicale, PERGOLESI & A. SCARLATTI: secondo libro. OP30106. — Fiori musicali. 2 CD OP20003. — Il primo libro dei madrigali. OP30133. ROSSINI: Arias de ópera y oberturas. GESUALDO, LUZZASCHI, MONTELLA, NENA, DE MONTE: O dolorosa gioia (Madrigales). OP30238. HAENDEL: Il trionfo del Tempo e del 62 Disingano. YORK, BERTAGNOLLI, MINGARDO, SEARS. 2CD OP30321. Stabat Mater. OP30160. BAYO. E 8853. A. SCARLATTI: Cantate per la notte di Natale. OP30156. D. SCARLATTI: Stabat Mater. Missa quatuor vocum. OP30248. VIVALDI: La Olimpiada. INVERNIZZI, MINGARDO, NOVARO, PRINA, KULIKOVA, GIORDANO, FORESTI. 3 CD OP30316. 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 63 049_064 Pliego 4 25/10/10 11:40 Página 64 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE DICIEMBRE DE 2005 La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACH:Toccatas BWV 910-916. BLANDINE RANNOU, clave. ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT050501. Un disco sobresaliente, absolutamente recomendable en todos sus aspectos. No se lo pierdan, que esta francesa está en plena forma. R.O.B. Pg. 79 BRITTEN: La vuelta de tuerca. OLIVIER DUMANT, MIREILLE DELUNSCH, GREGORY MONK, NAZAN FIKRE, HANNA SCHAER, MARLIN MILLER. MAHLER CHAMBER ORCHESTRA. Director musical: DANIEL HARDING. Director de escena: LUC BONDY. BEL AIR BAC008. Un reparto modélico. El conjunto es una versión de referencia, una lección de ópera. C.V.W. Pg. 105 CHAIKOVSKI: Cuarteto de cuerda nº 3 op 30. Movimiento de cuarteto en si bemol mayor. CUARTETO PÁRKÁNYÍ. PRAGA PRD/DSD 250 215. Uno de esos discos que atesoramos por la obra, por la interpretación, por el sonido. Por todo. S.M.B. Pg. 85 MOZART: Sonatas para piano K. 281, 282, 576. Fantasía K. 396. ALFRED BRENDEL, piano. SACD PHILIPS 475 6199 PSA. Un Mozart natural, espontáneo y expuesto con un gusto exquisito, sonriente y luminoso. R.O.B. Pg. 90 MOZART: Sonatas para piano y violín K. 301, 304, 376 y 526. HILARY HAHN, violín; NATALIE ZHU, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5572. Hahn posee una de las carreras individuales más coherentes de las últimas décadas. Si los ángeles tocan a Mozart, será así. A.B.M. Pg. 92 RACHMANINOV: Vísperas op. 37. CORO DE CÁMARA FILARMÓNICO DE ESTONIA. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 807384. Delicado empaste de las voces y perfecto equilibrio sonoro. Una versión soberana y toda una lección de canto. C.V.N. Pg. 94 64 RAMEAU: Les indes galantes. DE NIESE, FERNANDES, AGNEW, CROFT, HARTELIUS, RIVENQ. LES ARTS FLORISSANTS. Director musical: WILLIAM CHRISTIE. Director de escena: ANDREI SERBAN. 2 DVD OPUS ARTE OA 0923 D. La labor de Les Arts Florissants es sensacional, acorde a la elegante e incisiva dirección de Christie. E.M.M. Pg. 106 SAINTE-COLOMBE: Piezas de viola. PAOLO PANDOLFO, viola da gamba; THOMAS BOYSEN, tiorba y guitarra barroca. GLOSSA GCD 920408. Después de sus referenciales acercamientos a Marais, Paolo Pandolfo vuelve a sentar cátedra con su último disco. P.J.V. Pg. 96 TÁRREGA: Transcripciones para guitarra de obras de Chopin, Bach, Iradier, Mendelssohn, Gounod, Verdi, Chapí, Beethoven, e.a. FERNANDO ESPÍ, guitarra. VERSO VRS 2022. Fernando Espí se sitúa con esta grabación entre los más brillantes intérpretes actuales de las seis cuerdas. J.P. Pg. 99 LA CANTADA ESPAÑOLA EN AMÉRICA. Obras de Nebra, Torres, Xaraba y Bruna. CARLOS MENA, contratenor. AL AYRE ESPAÑOL. Director: EDUARDO LÓPEZ BANZO. HARMONIA MUNDI HMI 987064. Un CD bellísimo que documenta la difusión que alcanzó la música española del Barroco al otro lado del Atlántico. P.J.V. Pg. 102 CANTADAS DE PASIÓN. Obras de Durón, Lima de Serqueira, Sanz, Hidalgo, Cabanilles, Navas, Ruiz de Ribayaz, Veana, Marín y anónimas. MARÍA LUZ ÁLVAREZ, soprano. ACCENTUS A USTRIA . Director: T HOMAS W IMMER . ARCANA A 333. Interpretaciones de una intensidad y un dramatismo que se ajustan estupendamente a las piezas seleccionadas. P.J.V. Pg. 103 DISCOS Rafa Martín ANNE-SOPHIE MUTTER ANDREW MANZE Harald Hoffmann ELINA GARANCA PIERRE-LAURENT AIMARD Rafa Martín Año XXI – nº 203 – Diciembre 2005 Algunos anticipos del año Mozart EL QUE DA PRIMERO SUMARIO ACTUALIDAD: El que da primero... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 ESTUDIOS: Naxos Música Judía Norteamericana. P.E.M. . 66 REEDICIONES: EMI Great Artists of the Century. E.P.A.. . . . . . 67 EMI The Karajan Collection. E.P.A. . . . . . . . . 69 Harmonia Mundi Mozart Edition. E.M.M. . . . 70 EMI Great Recordings of the Century. E.P.A.. 71 Berlin Eterna. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Testament. R.D.G. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 EMI Gemini. J.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Naxos Historical. R.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Walhall Eternity. F.F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Philips Colección Jessye Norman. B.M. . . . . . 76 Naxos Great Singers. B.M. . . . . . . . . . . . . . . . 77 Arts Archive. D.A.V.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 78 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 EL BARATILLO. Nadir Madriles . . . . . . . . . 112 R eediciones y novedades —no muchas, bien es cierto— se anuncian estos días como prólogo al año mozartiano que ya se avecina. Entre las primeras, y ambas en Harmonia Mundi, los Conciertos para violín a cargo de Andrew Manze con el English Concert y un programa “parisino” por la Orquesta Barroca de Friburgo (Sinfonía nº 31, Sinfonía concertante, Concierto para flauta y arpa). Pierre-Laurent Aimard se enfrenta a los Conciertos para piano nºs 6, 15 y 27 dirigiendo desde el teclado a la Orquesta de Cámara de Europa (Warner) así como Brendel y Mackerras, al frente de la Orquesta de Cámara Escocesa, hacen lo propio con los Conciertos nºs 12 y 17. En el terreno vocal, la mezzo lituana Elina Garanca debuta en su primer recital para Virgin con diversas arias del músico salzburgués; también es Virgin la encargada de publicar los Conciertos para violín nºs 1 y 3 con Fabio Biondi y los Conciertos para piano nºs 17 y 20 con Piotr Anderszewski. Por su parte Deutsche Grammophon, además de incorporar a Mozart en los nuevos recitales pianísticos de sus estrellas orientales Yundi Li y Lang Lang, cuenta con Anne-Sophie Mutter y un proyecto tripartito que, junto a los recién editados Conciertos para violín, incluye las Sonatas en compañía de Lambert Orkis y una selección de Tríos en compañía de su marido André Previn y Daniel Müller-Schott. Por último, Jordi Savall y Le Concert des Nations abren en Alia Vox el año mozartiano con un registro que incluye músicas nocturnas y el Gallimathias musicum. En cuanto a las reediciones, además de la caja de 20 CDs The Mozart Collection editada por Universal, a la que acompaña la interesante recuperación de la Jubilee Edition publicada originalmente por DG en 1956 —con algunos inéditos en CD—, dos sobresalen especialmente: la 250th Anniversary Edition de Warner, que bucea en sus catálogos (con especial hincapié en Harnoncourt) para elaborar una caja de 90 CDs distribuidos en 9 álbumes y, aún mayor y a un precio sin posible competencia, la monumental integral Brilliant (170 CDs) que acoge reediciones procedentes de numerosos sellos (Channel, Olympia, Koch, Accent, EMI Electrola, Orfeo, Telarc, Claves, Hungaroton, Denon, Bis, Ricercar, Opus, Vox…) y —lo que es más importante— grabaciones nuevas efectuadas recientemente, algunas de ellas con instrumentos originales como las Sinfonías a cargo de la Mozart Akademie Amsterdam y Jaap Ter Linden. 65 D I S C O S ESTUDIOS Naxos Música Judía Norteamericana ¿PARA QUÉ POETAS? SCHOENFIELD: Concierto para viola y orquesta. Cuatro Motetes. The Merchant and the Pauper (fragmentos del acto II). ROBERT VERNON, viola. ORQUESTA SINFÓNICA DE SEATTLE. BBC SINGERS. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LA UNIVERSIDAD DE MICHIGAN. Directores: YOEL LEVI, AVNER ITAI, KENNETH KIESLER. NAXOS 8.559418. DDD. 57’41’’. Grabación: Berlín, Londres, Ann Arbor (Michigan), 2000-2001. Productores: W. Nehls, D. Frost y S. Weir. Ingenieros: H. Thaon, C. Hugues, M. Roberts, B. Kornacher, T. Lazarus. Distribuidor: Ferysa. N PE Directores: GERARD SCHWARZ, AVNER ITAI, JORGE MESTER. NAXOS 8.559425. DDD. 68’. Grabaciones: Seattle, Viena, Londres, Barcelona. 1998- 2000. Productores: A. Stern, S. Weir. Ingenieros: A. Swanson, S. Weir, C. Hugues, B. Kornacher. Distribuidor: Ferysa. N PE AMRAM: Sinfonía “Cantos del alma”. Shir L’erev Shabat (fragmentos). The Final Ingredient (escenas 5, 9 y 10). SOLISTAS VOCALES. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BERLÍN. BBC SINGERS. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LA UNIVERSIDAD DE MICHIGAN. Directores: CHRISTOPHER WILKINS Y KENNETH KIESLER. NAXOS 8.559420. DDD. 63’. Grabaciones: Berlín, Londres, Ann Arbor (Michigan), 1999 y 2001. Productores: W. Nehls, D. Frost y S. Weir. Ingenieros: T. Monnerjahn, C. Hugues, T. Lazarus. Distribuidor: Ferysa. N PE ÓPERAS JUDÍAS. Vol. I. Ellstein: The Golem, acto II, finals. Strassburg: Chelm (escenas 2 a 5). Tamkin: The Dybbuk (fragmentos). SOLISTAS VOCALES. CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE LA UNIVERSIDAD DE MICHIGAN. CHAMBER OPERA ENSEMBLE. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO ESLOVACA. Directores: KENNETH KIESLER, PAUL HOSTETTER Y STEPHEN GUNZENHAUSER. POEMAS SINFÓNICOS JUDÍOS. Avshalomov: Cuatro cuadros de la Biblia. Silver: Shirat Sara. Meyerowitz: Sinfonía Midrash Esther. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE BERLÍN. ORQUESTA SINFÓNICA DE SEATTLE. Directores: GERARD SCHWARZ, YOEL LEVI. NAXOS 8.559426. DDD. 63’19’’. Grabación: Berlín, Seattle. 1999-2000. Productor: W. Nehls, A. Stern. Ingenieros: T. Monnerjahn, A. Swanson, H. Thaon. Distribuidor: Ferysa. N PE NAXOS 8.559424. DDD. 64’19’’. Grabaciones: Ann Arbor (Michigan), Nueva York, Bratislava. 1998-2001. Productores: D. Frost, E. McKinley. Ingenieros: T. Lazarus, Radio de Bratislava. Distribuidor: Ferysa. N PE TRADICIONAL. The First S’lihot. Servicio de la media noche del sábado antes del Año Nuevo. BEZION MILLER, cantor. SCHOLA HEBRAICA. Director: NEIL LEVIN. 2 CD NAXOS 8.559428. DDD. 116’50’’. Grabación: Londres, 1998, 2001. Productor: S. Weir. Ingenieros: C. Hugues, M. Roberts, B. Kornacher. Distribuidor: Ferysa. N PN S WEISGALL: T’kiatot: Rituales para 66 Rosh Hashana. Psalm of the Distant Dove para soprano y piano. Four Choral Etudes. A Garden Eastward para soprano y orquesta. ANA MARÍA MARTÍNEZ, PHILLYS BRYN-JULSON, sopranos; KRISTEN OKERLUND, piano; STEVEN OVITSKY, shofar. ORQUESTA SINFÓNICA DE SEATTLE. BBC SINGERS. ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA. e pregunta Heidegger “¿para qué poetas?”, en la fecha exacta del descubrimiento de los campos de exterminio, pero no para reflexionar sobre ello (ni una palabra en toda su obra) sino para hablar de poesía. A medida que los días pasan, se sabe, cada vez con más precisión, su pertenencia activa al régimen nazi: ya no se ignora, no se puede ignorar, como hace veinte años cuando los filósofos intentaban rescatar la figura de su colega nazi, sus redacciones de discursos de Hitler entre 1932 y 1933, su apología de la “visión del mundo” de Hitler, su total acuerdo (al igual que Junger, dicho de paso) con el aniquilamiento total de los judíos asimilados considerándolos como “los enemigos escondidos del pueblo alemán” (no por ello dejaba de engañar a su mujer, también nazi, con su alumna judía, la joven Arendt), la inclusión de sus discursos nazis en su Obra completa (eso, antes de la victoria aliada, claro está), su correspondencia con Junger publicada con cuentagotas en la que legitima la selección racial mediante eliminación de los elementos no-puros es decir, judíos, gitanos, asiáticos, negros, italianos, españoles, pues para el filósofo (?) esta selección racial es “metafísicamente necesaria”. ¿Puede un filósofo (Heidegger, en este caso) escribir que la “motorización de la Wehrmacht es un acto metafísico”?; ese salpicar de revelaciones, inmundicias, es lo que los norteamericanos llaman “The shit hits the fan” (“the fan” es el ventilador). Ni siquiera la pregunta de Heidegger “¿Para qué poetas?” es suya, sino de Hölderlin: “¿Para qué poetas en tiempo de miseria?”. Al seguir leyendo un par de estrofas más del mismo poema, el nazi hubiera encontrado la respuesta de Hölderlin: “El poeta aporta a los que sufren sin dioses una traza de los dioses desaparecidos”. A esa pregunta, la de Hölderlin, había ya contestado Etty Hillesum antes de ser asesinada en Auschwitz: “Un poeta es necesario en un campo de exterminio, para vivir como poeta esa vida (¡sí, incluso esa vida!) y poder cantarla”. Eso es lo que hacen los autores presentes en esa tercera entrega de los Archivos Milken de la Música Judía Norteamericana. La música de Paul Schoenfield, nacido en 1947, pertenece al repertorio internacional, y creo haber ya reseñado su Rondó klezmer y las Cuatro parábolas para piano y orquesta en esta misma revista hace más de una década. Situado, en esa época, en una línea bartokiana del tratamiento de los elementos tradicionales (en su caso, judíos), Schoenfield parece navegar en el universo más ecléctico alrededor de Schnittke o Raskatov: su música que ya no parecía tener como meta la relajación, quiere hoy (según su autor) hacer sudar no sólo a los intérpretes sino a la audiencia. Su Concierto para viola, escrito hace cinco o seis años, pertenece ya al repertorio: la mezcla de lirismo y furor, la polifonía a lo Ives (o Schnittke) de cantos de niños en una guardería son algunos de sus aciertos. Excelente es la interpretación del solista, de la orquesta y de Yoel Levi, excepcional director de la Sinfónica de Atlanta, hace años, que hoy trabaja en Bélgica. La sorpresa de esta colección podría ser sin embargo el CD Jewish Tone Poems, principalmente por la obra de Sheila Silver, exacta coetánea de Schoenfield. Shirat Sara, es decir Canto de Sara, es una obra de juventud, de 1968, inspirada, de factura muy personal (como pudo serlo Ruth Crawford en su época, y el género femenino no es sino una coincidencia provocada por mi admiración hacia esas dos compositoras): la polifonía de Schoenfield evocando los juegos de niños es, en el primer movimiento de Shirat Sara, elevada a una suerte de paisaje sonoro y lejano; una ciudad de Israel durante las horas que preceden la fiesta de shabat. El delicado tratamiento armó- D I S C O S ESTUDIOS / REEDICIONES nico (no sé cómo llamarlo) mezclando tonalidad y atonalidad en el segundo movimiento es magnífico. La obra de madurez (1986) T’kiatot, Rituales para el Año Nuevo, de Hugo Weisgall me parece magistral: inscrita en la estela de los vieneses y luego de Stepan Wolpe, esta música, espesa, severa, compleja, con un contrapunto exaltado, va y viene entre el atonalismo y la tonalidad; habla en primera persona. Excelente también es el CD de David Amram, muy célebre y con mucha razón, en los Estados Unidos. Hablar de eclectismo, en su caso, no significa nada, pues es una suerte de Gaudí que esconde su inmenso arte de constructor bajo los fragmentos de cerámicas del Parque Güell. Músico de jazz, actúa con su quinteto en clubes y festivales de Nueva York o de Dakar, escribe para el cine (Esplendor en la hierba), es autor de formidables obras como Native American Portraits o En Memoria de Chano Pozo (el percusionista cubano que tocó con Gillespie y que fue celebrado por Antonio Molina en esta revista). Su atracción por lo raro, su pasión por el exotismo se percibe en el primer movimiento de su Sinfonía Shirei Ne shama (cantos del alma), basado en un canto de los falasha de Etiopía, comunidad judía que desciende directamente —se dice— del autor del Eclesiastés. Entre las óperas presentadas, sobre temas judíos, destaca Chelm del recién desaparecido Strassburg, por el carácter jocoso y cómico heredado de la gran tra- dición del teatro yiddish que no tiene ni una arruga, mientras el CD dedicado al servicio que precede al Año Nuevo (judío) presenta otro vertiente de la vida judía, una historia del canto sinagogal centroeuropeo desde la Edad Media hasta los años 1950: corpus doble, pues a las obras generosamente adornadas y compuestas por toda una generación de cantores virtuosos (Rosenblatt, Schorr, Kusevitzki…) se superpone la tradición del canto improvisado y transmitido por vía oral; superposición escrito/oral que garantiza, en el pensamiento judío, ahuyenta el anquilosamiento y permite la “permanencia viva”, en este caso de la música. Pedro Elías Mamou EMI Great Artists of the Cetury CLÁSICOS Y NUEVAS INCORPORACIONES N uevo lanzamiento de otra excelente colección de EMI que titulábamos en la última edición Viejos amigos. Éstos siguen apareciendo ahora, basta mirar y ver que estamos ante Horowitz, Milstein, Cluytens, Tortelier, Solomon y Karajan. Pero la colección se enriquece con otras incorporaciones, y así pueden escuchar a los nuevos artistas de este sello con la suficiente prestancia y peso específico como para aparecer sin que desentonen en una colección al lado de los citados: el tenor Ian Bostridge, el flauta Emmanuel Pahud, la soprano Natalie Dessay o la célebre pianista Martha Argerich acompañan a los clásicos en grabaciones extraordinarias que, como verán, no tienen nada que envidiar a las de aquéllos. Los diez ejemplares de este lanzamiento los comentamos brevemente por orden alfabético de artistas. Martha Argerich toca un atractivo programa compuesto por obras de Schumann, Ravel y Ginastera (76849, grabaciones de 1978 y 2002): Concierto de piano, Piezas fantásticas, Gaspard de la nuit y Danzas argentinas nos ilustran del modus operandi de este verdadero animal pianístico, de elocuencia, virtuosismo, brillantez, sutileza y fuego desbordante, sin olvidarnos de su intrepidez y fantasía, un bellísimo recital en el que las Piezas fantásticas y Gaspard de la nuit (alucinante Scarbo) merecen los más sinceros elogios. El justo acompañamiento en el concierto de Schumann corre a cargo de la Orquesta de la Suiza italiana dirigida por Alexandre Rabinovitch-Barakovski, que sigue la impetuosísima y a veces desbocada recreación de la pianista argentina con general buena fortuna. Curiosas las desconocidas danzas de Ginastera, especialmente la delicada Danza de la moza donosa. Ian Bostridge es un afamado tenor inglés nacido en 1964 cuyos recitales han llegado a ser acontecimientos muy esperados en la capital inglesa. Desde su contrato en exclusiva con EMI, su nom- LISZT: Sonata para piano en si menor, Funerales. CHOPIN: Estudios, Nocturnos, Mazurcas e Impromptu. SCHUMANN: Arabesca, Presto apassionato. DEBUSSY: Estudio nº 11. VLADIMIR HOROWITZ, piano. EMI Great Artists of the Century 4 76857 2. Grabaciones: 1932-1935 y 1951. bre ha traspasado las fronteras nacionales y actualmente es una de las voces europeas con más proyección. Hombre inteligente, sensible y cultivado (tiene la licenciatura en Historia por Oxford y el doctorado por Cambridge), ha refutado no obstante el calificativo de intelectual aplicado a su forma de cantar, tratando de conseguir en sus aproximaciones musicales la combinación ideal entre pensamiento y emoción. Aquí nos lo encontramos en un precioso recital con 25 de los más célebres Lieder de Schubert acompañado excelentemente por Julius Drake (76851, grabaciones de 1996 y 2000): dentro de su entusiasmo interpretativo entran toda una serie de características en las que destacan su espontánea naturalidad, perfecta dicción, singulares efectos expresivos, variedad de matices y exquisito trata- miento del fraseo, a veces quizá un punto afectado de más, inconveniente que se ve paliado, como bien comenta John Steane, por el extraordinario equilibrio conseguido entre lo íntimo y lo terrorífico en algunos de estos Lieder (El rey de los Alisos, El enano). De André Cluytens, un sobresaliente director frecuentemente tratado en estas páginas, nos llegan unos magníficos Ravel y Debussy con el Dafnis y Cloe completo más el poema danzado Juegos, ambas obras con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio (76853, grabaciones de 1962 y 1963), dos típicas partituras idóneas para los modos de Cluytens, para su minucioso concepto del desarrollo sinfónico en una y para las chispeantes visiones tímbricoarmónicas en la otra. A la altura de los mejores tanto por concepto como por realización, indispensables para cualquier amante de estos dos grandes compositores. Excelentes grabaciones. En cuanto a Natalie Dessay, soprano soubrette y coloratura con excelentes actuaciones en páginas de Mozart, Offenbach y Richard Strauss (los tres músicos en cuyas obras más suele destacar, a pesar de que, según sus propias palabras, “después de cincuenta Reinas de la noche, setenta Olympias y otras tantas Zerbinettas, creo que ya era hora de meter estos papeles en sus cajas”), el caso es que aquí nos la encontramos en un CD conteniendo ocho Arias de concierto mozartianas de difícil tesitura para las que se requiere un registro superior extraordinario, más un color y una expresividad muy especiales (76855, grabaciones de 1994), requisitos que cumple sobradamente muy bien acompañada por Guschlbauer al frente de la Orquesta de la Ópera de Lyon. Vladimir Horowitz. El no va más del virtuosismo romántico nos llega en recreaciones históricas de los años treinta con obras de Liszt, Chopin, Schumann y Debussy (76857, grabaciones de 19321935 y 1951). La lisztiana Sonata en si 67 D I S C O S REEDICIONES menor siempre fue uno de sus platos fuertes, como bien demuestra en esta grabación de estudio hecha en Londres el 12 de noviembre de 1932, por cierto, de muy buen sonido a pesar del temprano año de grabación. A destacar, además de su consabida y prodigiosa facilidad, el colorido, la amplia sonoridad, su inimitable y peculiar cantabile, las espectaculares frases, la claridad de planos y, en fin, su maestría volcánica para levantar todo el imponente edificio sin la menor duda o vacilación. Además de los Funerales, de las Armonías poéticas y religiosas, también de Liszt, el CD se completa con doce piezas más de Chopin (Estudios, Nocturnos, Mazurcas y un Impromptu), Schumann (Arabesca, Presto passionato) y Debussy (Estudio nº 11), una antología muy atractiva de este inimitable creador de colores y matices, verdaderas maravillas de delicadeza y audacia. El inevitable Herbert von Karajan nos llega con un programa Ravel: Alborada del gracioso, Rapsodia española, La tumba de Couperin, La valse y el Bolero, todas con la Orquesta de París exceptuado el Bolero (éste con la Filarmónica de Berlín. 76859, grabaciones de 1971 y 1977). Recordaba como nefasto el LP que salió en España con estas obras a principios de los setenta, de muy mal prensado, y que no daba ni siquiera una ligera idea del sensacional sonido que extrae Karajan de la Orquesta de París, refinado, brillante y alquitarado hasta parecer una nueva Filarmónica de Berlín; no tienen más que comprobarlo en estas magníficas grabaciones. Por otra parte, hay que sufrir ese punto de decadente amaneramiento en algunos pasajes de La valse que no es fácilmente soportable, otra versión de las posibles no apta para todo el mundo, desde luego. Al magistral Bolero, soberbiamente tocado, una obra maestra de gradación sonora y colorido orquestal, le falta el aire de danza y es más un refinadísimo y obsesivo ritmo orquestal a tempo absolutamente inmutable que otra cosa; de todas formas, fascinará a todos los que adquieran esta grabación. De indudable interés. Nathan Milstein interpreta un programa íntegro dedicado a Prokofiev: los 2 Conciertos para violín y la Segunda Sonata. Le acompañan la Philharmonia dirigida por Giulini y la New Philharmonia a las órdenes de Frühbeck. El pianista acompañante en la obra de cámara es Artur Balsam (76861, grabaciones de 1962, 1965 y 1955 respectivamente). El 68 BEETHOVEN: Sonatas para piano Nº 29 “Hammerklavier” y Nº 32. SOLOMON, piano. EMI Great Artists of the Century 7243 4 76865 2 8. Grabaciones: 1951 y 1952. gran violinista adoraba el Primer Concierto de este autor, que juzgaba como “uno de los mejores conciertos para violín de los tiempos modernos, una obra de genio, posiblemente la mejor de Prokofiev. Por su frescura y originalidad puede compararse a los conciertos de Mozart”. El sonido luminoso y cálido de Milstein apoyado por la efusiva, refinada y lírica dirección de Giulini hacen de esta versión una de las más conseguidas de toda la discografía. El Segundo Concierto “es también una obra excelente, pero debe más al oficio que a la inspiración”; aquí la escuchamos en una irreprochable lectura en la que, como ya advertía el violinista, parece afectar al propio intérprete y carece de la convicción de la anterior. Buen acompañamiento de Frühbeck. La Segunda Sonata (una transcripción para violín de una sonata de flauta que Prokofiev hizo por encargo de David Oistrakh), una obra de sonoridades clásicas, claras y transparentes, recibe una recreación lírica, concentrada y coherente de este gran violinista muy bien acompañado por su partenaire de tantos años Artur Balsam. Volvemos a los nuevos, en esta ocasión el flauta suizo Emmanuel Pahud (Ginebra, 1970), que lleva una doble carrera como solista y como parte integrante de los prestigiosos instrumentos de viento de la Filarmónica de Berlín. En este disco interpreta obras de los dos Haydn y de Leopold Hofmann acompañado por el Conjunto Haydn de Berlín dirigido por Schellenberger (éste, como es sabido, oboe de la Filarmónica) (76863, grabaciones de 1997). Aunque en las principales obras de este disco, los Seis Scherzandi de Joseph Haydn, especie de sinfonías en miniatura, la flauta sólo aparece en los tríos de los Minuetos, podemos disfrutar ampliamente del sonido dulce, elegante y vivo de este sensacional instrumentista en los Conciertos de Michael Haydn y Leopold Hofmann, con una paleta tímbrica viva y sutil que hace de él el traductor idóneo de estas obras. Solomon interpreta aquí dos sonatas de Beethoven, la Hammerklavier y la última de la serie, la Op. 111, en dos grabaciones ya comentadas en anteriores lanzamientos (76865, grabaciones de 1951 y 1952). Recordemos su maestría expresiva, su luminosidad aristocrática y su precisa técnica en las dos obras, cuyos movimientos lentos en sus manos, el Adagio sostenuto de una y la Arietta de la otra, son verdaderas cumbres pianísticas de toda la fonografía. Finalmente, Paul Tortelier, otro de los grandes artistas de este sello, interpreta un variado repertorio de obras de chelo con acompañamiento de orquesta que eran habituales en sus conciertos (las Variaciones Rococó de Chaikovski, Elegía de Fauré, Concierto nº 1 de Saint-Saëns y Concierto de Lalo). Le acompañan Herbert Menges y la Philharmonia, y Louis Frémaux y la Orquesta de Birmingham (76867, grabaciones de 1955, 1974 y 1975). Este programa francés (hasta las Variaciones de Chaikovski podrían ser francesas sin desentonar) goza de la suprema elegancia de este chelista único sin que falte el lado enérgico, cálido y apasionado de su temperamento, cuatro recreaciones extraordinarias que son un hito en la discografía del violonchelo acompañado de orquesta (no se pierdan cualquiera de sus tres interpretaciones grabadas del Don Quijote de Strauss, las tres con Rudolf Kempe y siempre en este sello). En fin, atractivo lanzamiento en el que todo tiene interés, aunque todo dependerá de la elección personal de cada uno. A gusto del firmante, los clásicos citados, esto es, Cluytens, Horowitz, Karajan, Milstein, Solomon y Tortelier son imprescindibles sin menoscabo de las excelentes cualidades del resto. Grabaciones muy buenas, artículos bien informados en los idiomas habituales, correcta presentación y precio medio. Enrique Pérez Adrián D I S C O S REEDICIONES EMI The Karajan Collection KARAJAN ATACA DE NUEVO E MI nos presenta una nueva colección de 25 CDs con varias de las muchas grabaciones hechas por Herbert von Karajan para el sello británico con sus tres habituales orquestas: las Filarmónicas de Viena y Berlín, y la Philharmonia de Londres. Todos los registros sin excepción habían sido publicados anteriormente en otros lanzamientos y comentados puntualmente desde estas páginas, por lo que no nos extenderemos mucho sobre el particular y brevemente los repasaremos haciendo hincapié en sus particularidades esenciales. Bartók, Beethoven, Bruckner Dos suntuosos Bartók en primer lugar, el Concierto para orquesta y la Música para cuerdas, percusión y celesta, ambas obras con la Filarmónica de Berlín en grabaciones de 1974 y 1957 respectivamente (76897), de efectos sonoros realmente espectaculares y calidad tímbrica deslumbrante. Al mismo o superior nivel instrumental que las interpretaciones que este mismo director había hecho para la Philharmonia de Walter Legge unos años antes. Hay varios Beethoven: la Novena que grabó en Viena en 1947 con la Filarmónica y un cuarteto vocal de campanillas (Schwarzkopf, Höngen, Patzak y Hotter), posiblemente su mejor versión de la obra en estudio, bien regulada y contrastada, de difícil unidad si tenemos en cuenta que todavía en ese año las tomas de sonido en 78 rpm no podían sobrepasar los cinco minutos de duración (76878). Otros dos discos dedicados a este compositor nos traen los Conciertos Tercero y Quinto (76885) y el Cuarto acoplado con el Triple Concierto (76886). Las versiones con Weissenberg de solista tienen poco interés: ultra expresiva orquesta, gélido teclado, una extraña combinación de temperamentos tan dispares que desde luego no favorecen en nada a estas obras. Richter, Oistrakh y Rostropovich protagonizan la célebre grabación del Triple, demasiado solemne y ampulosa para nuestro gusto (independiente de que la obra no sea del mejor Beethoven), pero el conjunto es una impecable realización instrumen- tal. Tres sobresalientes Bruckner, Cuarta, Séptima y Octava, las tres con Berlín, vienen a continuación (76887, 76888 y 76901, grabaciones de 1970, 1970-1971 y 1957 respectivamente), un prodigio orquestal en los tres casos, de coherencia y equilibrio ejemplares, aunque la batuta parezca más preocupada por el contenido técnico e instrumental que por el expresivo, un Bruckner brillante y epidérmico que sin duda encontrará también fervorosos partidarios. El doble álbum de la Octava se completa con oberturas de Weber, Mendelssohn, Wagner y Nicolai, siempre con la Filarmónica de Berlín. sobre un tema de Frank Bridge, de Britten, y la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis, de Vaughan Williams, acopladas con la Música acuática de Haendel (en arreglo de Harty). La orquesta es la Philharmonia y los años de grabación 1952 y 1953 (4 76880 2). Las interpretaciones son impecables a pesar de estar muy alejadas de la herencia cultural del director, de habituales elegancia y precisión, de colorido orquestal muy atractivo y reveladoras de múltiples detalles (el acoplamiento de la edición anterior con el Juego de cartas de Stravinski nos parece más acertado que la suite acuática de Haendel-Harty). Haydn, Brahms, Strauss, Schumann, Dvorák, Britten, Vaughan-Williams Mozart Tres Sinfonías de Haydn (nºs 83, 101 y 104), de nuevo con Berlín, forman el CD dedicado al gran sinfonista en grabaciones de 1971 y 1975 (76889), las tres brillantes e impecablemente tocadas, aunque con efectivos demasiado amplios y estilo discutible, algo grandilocuente, desde luego no aptas para todos los gustos. Más acertado el CD compuesto por obras de Brahms (Segunda), Mozart (Música para un funeral masónico) y Strauss (Metamorfosis), tres producciones de Walter Legge hechas en 1947 con la Filarmónica de Viena, de las primeras grabaciones de Karajan después de la guerra. Vibrante y lírica la página de Brahms, convincente aunque algo amanerada y afectada la obra de Strauss y de especial sonoridad y unción la memorable música fúnebre mozartiana, con la sonoridad idónea de la orquesta vienesa (78677). Otra sinfonía de Brahms, la Cuarta, viene acoplada en esta ocasión con la Cuarta de Schumann, la una con la Philharmonia y la otra con la Filarmónica de Berlín (76881, grabaciones de 1955 y 1957), dos sobresalientes interpretaciones desconocidas para el firmante que nos recuerdan y desde luego son dos de las recreaciones más conseguidas de Karajan, con mención especial para una viva y transparente sinfonía de Schumann extraordinariamente tocada por los berlineses independientemente de que la versión de Furtwängler hecha con esta misma orquesta cinco años antes que ésta permanezca sin destronar. Dos brillantes y espectaculares versiones de dos Sinfonías de Dvorák vienen a continuación, Octava y Novena con Berlín (4 76898 2, grabaciones de 1979 y 1977 respectivamente), de un lujo sonoro impactante y también con ciertos amaneramientos (portamenti) que no impiden que nos olvidemos de Kubelik con esta misma orquesta. Dos obras de música británica, junto con Los planetas de Holst y la Primera Sinfonía de Walton las únicas obras grabadas por Karajan de compositores de esa nacionalidad, se reeditan ahora en esta colección: las Variaciones Mozart está excelentemente representado en esta colección además del Funeral masónico ya citado: Sinfonías nºs 29, 33, 35, 36, 38, 39 (dos versiones, una con Viena y la otra con Berlín), 40 y 41, Conciertos de oboe y fagot, Conciertos de piano nºs 21 y 24, Serenata K. 525, obertura de Las bodas de Fígaro, Adagio y fuga K. 546 y finalmente el Adagio del Divertimento, K. 334. Como siempre, las orquestas son las Filarmónicas de Viena y Berlín, la Philharmonia y la Orquesta del Festival de Lucerna para el Concierto nº 21. Los solistas son Dinu Lipatti y Walter Gieseking (pianos), Lothar Koch (oboe) y Günter Piesk (fagot). Las grabaciones abarcan un espacio de 25 años, desde 1946 hasta 1971. Tempi muy rápidos y movidos, insólito virtuosismo instrumental, fluida narración, orquesta de grandes efectivos, claridad de texturas, estilo sinfónico siguiendo la línea de sus predecesores o colegas contemporáneos (Beecham, Furtwängler, Walter, Klemperer, Böhm, Krips), ritmos intensos y vigorosos (los Minuetos algo grandilocuentes en general), y, en fin, sonido rico y suntuoso, el sempiterno sonido made in Karajan utilizado siempre en todas sus grabaciones y para todas las obras sin una clara diferenciación de estilos, son las características principales de este Mozart. Las magníficas grabaciones y el opulento brillo orquestal atraerán a cualquiera que no pida nada más que estas particularidades técnicas, en ese sentido disfrutarán enormemente de todos estos registros (los cinco CDs tienen las siguientes referencias: 76884, 76876, 76890, 76891 y 76892). Sibelius, Strauss, Johann y Josef Strauss Ya hemos visto en otra colección de EMI (Grandes Grabaciones del Siglo) el enorme director sibeliano que era Karajan, un verdadero apóstol del compositor finlandés. Ahora nos lo volvemos a encontrar aquí con la reedición de dos CDs dedicados a Sinfonías: Segunda y Quinta (76882, grabaciones de 1960) y Cuarta y Séptima (76883, grabaciones de 69 D I S C O S REEDICIONES 1953 y 1955, este último con el añadido de Finlandia). Interpretaciones brillantes e intensas, dramáticas y contrastadas, concentradas y de atractiva sonoridad (aquí sí) que se vería mejorada aunque no superada por sus grabaciones posteriores en Berlín para DG. Magníficas versiones, de convincentes enfoques interpretativos, flexibles, controladas e imaginativas, de lo mejor de este lanzamiento. Otra indiscutible marca de la casa: el doble álbum Richard Strauss (Don Quijote, Vida de héroe y Sinfonía doméstica) con la Filarmónica de Berlín y Rostropovich de solista en el primero de los citados (76903, grabaciones de 1973-1975). Poco que añadir a las consabidas claridad, variedad de acentos, lujo sonoro y tono arrebatado de la batuta para estos poemas sinfónicos, de los que siempre fue un consumado recreador. El disco de Valses y polcas de los Strauss con la Filarmónica de Viena (76879, grabaciones de 1946-1949), de transparencia, colorido y refinamiento únicos, merece figurar en el Olimpo de toda la abundante discografía dedicada a Johann II y Josef Strauss: Karajan amaba estas músicas que eran para él verdaderas afinidades electivas dentro de su extenso repertorio, y aunque Clemens Krauss e incluso Boskovsky eran más idiomáticos y de un encanto muy especial, hay que escu- char detenidamente el CD que se comenta para saborear los valses y polcas tocados por esta orquesta única a las órdenes de esta distinguida, elegante, ligera y brillante batuta. Wagner, Chaikovski, clásicos populares Disco no demasiado conseguido el dedicado a páginas orquestales de Wagner con la Filarmónica de Berlín (ya comentado en la edición anterior de Grandes Grabaciones del Siglo), es decir, como siempre estamos ante un producto perfectísimo y de un refinamiento exagerado que en ocasiones llega a cargar. Eso por un lado, porque por el otro la contundencia y brutalidad son desmedidas (obertura del Holandés errante). Estas páginas, grabadas por todos los directores importantes y de las que existen miles de opciones en la fonografía, no son desde luego el mejor legado sinfónico de Karajan (76896, grabaciones de 1974). Sin embargo, las tres suites balletísticas de Chaikovski (Lago de los cisnes, Bella durmiente y Cascanueces) con la Philharmonia, están maravillosamente tocadas y expuestas, posiblemente las más atractivas de las tres veces que las grabó (76899, grabaciones de 1952 y 1959). El CD de clásicos populares es sensacional, lo mismo el Vals de los pati- nadores (Waldteufel), que España (Chabrier), o que la obertura de Orfeo en los infiernos (Offenbach) o la de Caballería ligera (Suppé), por no hablar de páginas diversas de Leoncavallo, Borodin, Berlioz o Weinberger, el conjunto es una magnífica muestra del talento de Karajan para esta música ligera que en sus manos suena viva, brillante, refinada, elegante e impecablemente tocada, en todos los casos con la Philharmonia (76900, grabaciones de 1958-1960). En fin, atractiva colección, de excelente sonido, magníficas reconstrucciones en los casos de las grabaciones antiguas, buenos artículos y correcta presentación, con algunas fotos del director un tanto estomagantes (pilotando un helicóptero, con un automóvil deportivo, una avioneta, un yate, etc.), que de todas formas son un mal menor dentro de la colección. En conjunto, todo tiene interés (en algún caso, como el de Wagner, haciendo un esfuerzo), aunque para el que suscribe, Novena de Beethoven, Cuartas de Schumann y Brahms, algún Mozart, todo Sibelius, todo Richard Strauss, el CD de Valses y polcas y los clásicos populares merecen la minuciosa atención que siempre demanda este gran director en sus horas altas. Enrique Pérez Adrián The Harmonia Mundi Mozart Edition MOZARTIANA H 70 armonia Mundi ha seleccionado varias grabaciones de su fondo de catálogo, algunas de ellas muy recientes, para poner en marcha su particular Edición Mozart, de cara a las inminentes celebraciones del año 2006, caracterizada por una lujosa presentación con formato de libro-disco. La primera entrega, consistente en cinco ejemplares, presenta interpretaciones en general de gran altura y conceptos muy modernos del estilo mozartiano. Empezando por la ópera, la lectura de René Jacobs de Così fan tutte (HMX 2961663.65, grabación de 1998), con Véronique Gens (Fiordiligi), Bernarda Fink (Dorabella), Werner Güra (Ferrando), Marcel Boone (Guglielmo), Pietro Spagnoli (Don Alfonso) y Graciela Oddone (Despina), con el Kölner Kammerchor y Concerto Köln, aporta una visión cortante, nerviosa e infatigable. La dirección de Jacobs saca a la superficie muchos recovecos psicológicos de ópera tan compleja, sin por ello perder de vista el hilo de la cruel comedia, pero comedia al fin. Versión siempre muy personal que consigue involucrar al máximo a los cantantes. No puede haber una Edición Mozart que se precie si no contiene el Réquiem, aquí junto al Kyrie K. 341, por Sybilla Rubens, soprano; Annette Markert, contralto; Ian Bostridge, tenor; Hanno Müller-Brachmann, barítono, con La Chapelle Royale, el Collegium Vocale Gent y la Orquesta de los Campos Elíse- os, dirigidos por Philippe Herreweghe (HMX 2961620, grabación de 1996). La versión cuenta con un soberbio trabajo coral, una exposición de planos muy limpia y un equilibrio global muy medido, si bien todo ello un tanto en detrimento del factor dramático. Los cantantes, en especial Bostridge, están magníficos. La dirección de Herreweghe sobresale en el subrayado rítmico y la atención a los elementos contrapuntísticos de la escritura mozartiana. El propio Herreweghe se pone al frente del grupo de viento de la misma orquesta, la Harmonie de l’Orchestre des Champs-Élysées, para recrear las Serenatas nºs 10 “Gran partita” y 12 “Nacht Musique” (HMX 2961570, grabación de 1995). Las versiones son deliciosas, aunque las contribuciones instrumentales destaquen probablemente más en los solos —señaladamente el primer oboe y el primer clarinete— que como conjunción tímbrica total. También incide en el género de la serenata el muy reciente disco de Andrew Manze y The English Concert, en el que se mezclan los favoritos mozartianos con las rarezas: Eine kleine Nachtmusik K. 525, Adagio y fuga en do menor K. 546, Minueto y trío en do mayor K. 485a, Serenata en re mayor K. 239 y Una broma musical K. 522 (HMX 2967280, grabación de 2003). Incluso una obra tan tocada como la Serenata K. 525 suena distinta en manos de Manze; el Adagio y fuga K. 546 queda expuesto con tensión mantenida. El Minueto y trío no pasa ciertamente de ser una curiosidad, pero la Serenata K. 239 cobra dimensiones poco menos que sinfónicas y derivaciones concertantes. La Broma es “música pésima” deliberada, mas a Manze le faculta para indagar en las disonancias y en los efectos tímbricos, que resultan en su interpretación especialmente efectivos. El disco que contiene las interpretaciones de menor interés es el del Quinteto con clarinete y el Trío para piano, viola y clarinete, por Michel Portal, clarinete; Régis Pasquier y Roland Daugareil, violines; Bruno Pasquier, viola; Roland Pidoux, chelo; y Jean-Claude Pennetier, piano (HMX 2961118, grabación de 1983). Lo mejor se encuentra en las intervenciones del propio clarinetista, pero sus colegas no están todos a la misma altura, sobre todo el violonchelista, de sonido muy ahogado. Enrique Martínez Miura D I S C O S REEDICIONES EMI Great Recordings of the Century LOS MEJORES DE LA CASA D ecimocuarto lanzamiento de esta excelente colección con diez interesantes documentos que se suman a los 150 ya publicados y que continúan dando a conocer lo más interesante e importante del inagotable sello británico. Vamos por orden alfabético de compositores; en primer lugar comenzamos por la Misa en si menor de Bach en la versión que Klemperer grabó en 1967 con un envidiable elenco vocal: Giebel, Baker, Gedda, Prey y Crass más los Coros de la BBC y la New Philharmonia (4 76184 2). Naturalmente que no es una lectura para todos los gustos en el aspecto estilístico, ya que suele ser considerada como el final de una época. En el libreto se dice que Klemperer era hombre de fe que, como Bach, había experimentado numerosas creencias: judío educado en el protestantismo de la Alemania del Norte, había abrazado el catolicismo romano a los treinta y tres años para finalmente volver al judaísmo en 1967. Ya dijimos en la edición anterior de esta versión que su concepto arquitectónico y objetivo de Bach era algo distinto de los enfoques románticos, utilizando aquí un coro de 48 voces y otros tantos instrumentistas entre los que se encontraban el órgano, el chelo y el fagot para el continuo. El tratamiento de la obra es profundamente reflexivo, dramático y emocionalmente muy intenso. No obstante, nos parece más acertada la reciente y magnífica versión de Celibidache (también EMI), aunque éste carecía del soberano equipo vocal que podemos escuchar en esta versión (el Agnus Dei cantado por Janet Baker es uno de los momentos más grandes de toda la fonografía). En suma, para los que no se conformen sólo con la filología: una concepción imponente, catedralicia, soberbiamente realizada y distanciada de lo políticamente correcto en interpretación barroca. Aun así, merece la mayor de las atenciones. Con las Sonatas y Partitas para violín solo (4 76808 2), también de Bach, tenemos otro ejemplo similar: Itzhak Perlman las grabó entre los años 1986 y 1987 con un estilo, si no totalmente ajeno a las nuevas corrientes, sí muy claramente inclinado por los patrones tradicionales, aunque su destreza técnica, brillantez, fuerza estructural e inmensa amplitud arrastrarán y convencerán a cualquiera. El libreto nos cuenta que Perlman toca con dos violines, un Guarnerius del Gesù “Ex-Sauret” de 1740 y un Stradivarius “Soil” de 1714, este último para las Sonatas en la menor y en do mayor. Si bien estas aproximaciones son irreprochables en cuanto a técnica y musicalidad, fuera del código barroco el gusto del firmante se decanta antes por Milstein o Szeryng (ambos DG), siempre teniendo en cuenta el altísimo magisterio desplegado por Perlman en estas magníficas grabaciones. Otro álbum sensacional es el que nos trae los Últimos Cuartetos de Beet- hoven en la interpretación del Cuarteto Alban Berg (3 CD 4 76820 2) en grabaciones hechas en vivo durante el mes de junio de 1989 en la Konzerthaus de Viena: excelente planificación, exactitud en los ataques, sutil dinámica e incisividad tímbrica son características primordiales de estas versiones, exponiendo de manera ejemplar el complejo entramado polifónico que hace plena justicia a estas obras visionarias, todo ello con un sonido muy cálido (aunque a veces también casi expresionista, por ejemplo en la imponente Gran fuga) que atraerá y fascinará a cualquiera que se acerque a estas versiones. Al nivel de los mejores, es decir, a gusto del firmante, Cuarteto Italiano (Philips), LaSalle (DG) o el primitivo Cuarteto Húngaro (EMI, 1953), y además, magníficamente grabados. Imprescindibles. No dejamos a Beethoven, ya que el siguiente CD son los Conciertos Cuarto y Quinto por Emil Gilels y la Philharmonia dirigida por Leopold Ludwig en grabaciones de 1957 (4 76828 2), dos registros debidos al infalible olfato de Walter Legge y en los que encontramos al eminente pianista soviético en estado de gracia, de un color, transparencia y perfección técnica superlativa. Ludwig acompaña muy bien, y el conjunto es, a pesar del trilladísimo repertorio, de inestimable valía: música, sólo música, creada sin el menor exceso o estudiada originalidad, una de las más bellas contribuciones a la fonografía de este gran pianista que grabó tres veces el ciclo de los Conciertos de Beethoven. El estilo cambia por completo en el siguiente álbum, ya que nos trae la versión completa que Simon Rattle grabó de Porgy and Bess, de Gershwin, en 1988 con la Filarmónica de Londres y un destacado y competente grupo de cantantes: Willard White, Cynthia Haymon, Harolyn Blackwell y Damon Evans en los principales papeles, más una larga lista de experimentados cantantes-actores que bordan sus respectivos cometidos con suma eficacia y convicción a raudales (EMI también filmó en película esta ópera, sirviendo de banda sonora la publicación que ahora se comenta. Disponible actualmente en DVD). Rattle dirige con emoción, sensualidad y brillante exuberancia rítmica, capta perfectamente el peculiar lenguaje del autor y sabe extraer la esencia jazzística de esta música con juvenil dinamismo. La Filarmónica de Londres se pliega como un guante a sus exigencias, los cantantes son magníficos (soberbio Willard White) y el conjunto supera sin dificultad a su otra competidora más célebre, la dirigida por Lorin Maazel para Decca (todavía pendiente de su trasvase a CD), bien grabada e interpretada pero más académica y sin esa inspirada chispa que atrae irresistiblemente en esta versión que comentamos. Extraordinario sonido y libreto con el texto de la ópera sólo en el idioma original. Volvemos a los clásicos, Mozart en esta ocasión, con un precioso disco de arias de óperas (Il re pastore, Idomeneo, Rapto en el serrallo, Bodas de Fígaro, Don Giovanni y Flauta mágica) cantadas por Elisabeth Schwarzkopf en los primeros años de su carrera después de la Segunda Guerra, con la Philharmonia dirigida por Pritchard (9) y Braithwaite (1), y la Filarmónica de Viena con Krips (3) y Karajan (1) (4 76844 2, grabaciones de 1946-1948 y 1952). Ya es sabido que Schwarzkopf aportó a sus papeles mozartianos “una aristocracia de la voz, un estilo y una comprensión absoluta”, como bien apunta John Steane en el libreto, y su virtuosismo, precisión, diversidad expresiva, madurez emocional y soberbia caracterización vocal, constituyen todo un tratado de canto mozartiano. Las versiones no están extraídas de las óperas completas, sino que fueron concebidas en origen como páginas aisladas y aquí son reeditadas como una preciosa antología. Hay curiosidades muy interesantes, como la interpretación de arias de los tres personajes femeninos de Don Giovanni (Zerlina, Donna Elvira y Donna Anna) y tres de Las bodas de Fígaro (Condesa, Susanna y Cherubino), y otras rarezas muy discutibles como cantar en inglés la célebre aria de Pamina de La flauta mágica. En conjunto, no obstante, un extraordinario recital, 14 arias que podemos considerar como verdaderas e inolvidables joyas en toda la discografía mozartiana. A pesar de que el nivel de acompañamiento (salvo Krips y Karajan) no está a la altura de otros grandes registros de Mozart con esta misma soprano (recordemos las Arias de concierto con Szell), en conjunto merece toda la atención de los buenos catadores operísticos. A destacar los buenos reprocesados de las grabaciones originales y el estupendo artículo del citado John Steane. Sibelius está representado en este lanzamiento por partida doble. En primer lugar, una grabación ya legendaria de su Concierto de violín con la malograda Ginette Neveu (1919-1949), violinista francesa fallecida a los treinta años en accidente de aviación y que también toca en este CD el Concierto de Brahms. La Philharmonia acompaña en los dos casos dirigida por Issay Dobrowen (Brahms) y Walter Susskind (Sibelius); 71 D I S C O S REEDICIONES las grabaciones, otras dos producciones de Walter Legge, son de 1945 y 1946 (4 76830 2). Al lado de Menuhin, Renardi, Prihoda o Taschner, Ginette Neveu formaba parte del muy restringido círculo de niños prodigio de fulgurante carrera que desgraciadamente se vio truncada por el accidente citado. Tocó con los directores más importantes (Mengelberg, Jochum, Kusevitzki, Scherchen, Munch, Karajan), y su fuego, sensibilidad, temperamento y rica sonoridad definían a la que podía haber sido una de las mejores violinistas de todos los tiempos. Su energía juvenil y emoción son características esenciales de las dos obras de este CD, estupendamente acompañadas por los citados Dobrowen y Susskind, dos directores de otros tiempos más preocupados por el mensaje expresivo que por la precisión de la orquesta. Buen sonido a pesar de los primitivos años de grabación. El otro CD Sibelius lo forman una serie de poemas sinfónicos (Finlandia, En Saga, El cisne de Tuonela, Karelia, Vals triste y Tapiola) dirigidos por Karajan a la Filarmónica de Berlín en 1976, 1980 y 1981 (4 76846 2). El refinamiento expresivo y el bello sonido de esta orquesta fabulosa hacen plena justicia a la música del compositor finés, no en vano era este director uno de sus principales apóstoles. A pesar de que alguien pueda preferir otras recreaciones más cálidas y efusivas e igualmente muy bien interpretadas (Barbirolli también en EMI, inolvidable), este disco de Karajan es un bello testimonio sibeliano que seguramente se completará con varios registros de Sinfonías que hizo para este sello. Finalizamos con el apartado dedicado a los recitales. En primer lugar nos encontramos con la inevitable Callas en un CD que se llama Lyric & Coloratura Arias, ya reeditado en otras ocasiones: los fragmentos son de Cilea, Giordano, Catalani, Boito, Rossini, Meyerbeer, Delibes, Verdi, Cherubini y Spontini. En todos los casos, el acompañamiento siempre eficaz y competente de Tullio Serafin con la Philharmonia y la Orquesta de La Scala (4 76842 2, grabaciones de 1954 y 1955). Las arias aquí grabadas, de una excepcional exigencia técnica y expresiva para la voz y de estilos musicales contrastados, nos demuestran el virtuosismo y poderío dramático de la legendaria soprano, por no hablar del exacto color vocal para cada papel y la perfecta preparación en el arte de la técnica coloratura. En el caso de no repetir (ya que los discos de Callas se reeditan constantemente), imprescindible para cualquier operófilo. Por último, otro artista importante de la casa, el violinista Fritz Kreisler (1875-1962) interpretando composiciones originales (11 obras) y arreglos de compositores varios como Bach, Schubert, Chaikovski, Dvorák, Falla y otros (13 obras) (4 76840 2, grabaciones de la década de los treinta). Recordemos que Kreisler aportó contribuciones esenciales en la interpretación del violín: en primer lugar, el cálido vibrato; en segundo, el colorido del instrumento, y en tercero, su propia serie de composiciones (tuvo alguna salida de tono, como aquella de 1935 en la que sorprendió a todo el mundo diciendo con toda seriedad que las obras barrocas que tocaba eran composiciones propias). Como bien apunta Tully Potter en el libreto, las piezas de música ligera vienesa escritas por el propio Kreisler demostraron una maestría innata en el rubato y una técnica de arco muy sobria. Todo el CD, tanto sus obras como las transcripciones, tiene un sonido excelente y está perfectamente reprocesado, parece increíble que todas estas obritas fuesen grabadas entre 1930 y 1938. Una forma de tocar ya pasada, pero que en definitiva aportará muchas cosas sobre todo a los profesionales y estudiantes del instrumento. En resumen, como siempre sucede con esta colección, excelentes registros que requieren toda la atención de los buenos aficionados. A gusto del firmante, Bach-Klemperer, Beethoven-Cuarteto Alban Berg, Mozart-Schwarzkopf, Sibelius-Karajan y las arias por Maria Callas son imprescindibles. El resto, según los gustos de cada cual. En todos los casos, grabaciones técnicamente ejemplares, buenos comentarios en los idiomas de rigor, óptima presentación y precio medio. Enrique Pérez Adrián Berlin Eterna RECUPERACIONES L 72 a serie Eterna de Berlin Classics (Distribuidor: Gaudisc) ofrece cuatro óperas completas obtenidas en la segunda mitad del siglo pasado. De referencia puede ser definida la grabación de El holandés errante wagneriano dirigida en 1960 por Franz Konwitschny con la Capilla Estatal de Berlín (2 CD 0032922 BC). Tras una obertura resuelta líricamente, el director entra de lleno en una narración tensa y minuciosa, limpia de timbres y planos, contrastada de atmósferas como exige esta obra que va de la tiniebla demoníaca a la claridad burguesa de cada día. En un papel, en principio, inadecuado a sus medios de barítono lírico, Dietrich Fischer-Dieskau, ensombreciendo el timbre y ahuecando la tesitura, compone un personaje de héroe maldito, atormentado y sensible, partiendo de su consabido dominio vocal, su musicalidad infalible y una dicción desgarrada de gran actor. Gottlob Frick aporta su nobleza de timbre y su autoridad magistral como Daland, en tanto Marianne Schech hace una Senta expresiva, solvente en lo vocal y de un canto especialmente digno. Los papeles menores son cubiertos por primeras figuras: Rudolf Schock, Fritz Wunderlich y Sieglinde Wagner. Las masas, suntuosas de sonoridad y ajuste. Con la misma orquesta, Otmar Suit- ner borda un mozartiano Così fan tutte resuelto en el intimismo del estilo galante y como susurrado a media voz para acentuar el efecto sinfónico de los conjuntos (2 CD 0032992 BC, grabación de 1969). Celestina Casapietra, de avara discografía, resuelve una Fiordiligi de primera calidad, lujosa de cálidos registros, fina de emisión, sutil de matices y resuelta de agilidades. Le vale de contrapartida perfecta una mezzo lírica y juvenil como Annelies Burmeister. Silvia Geszty abrillanta con esmalte una deliciosa Despina. Los muchachos están a la altura. Son el tenor Peter Schreier y el barítono Günther Leib. El viejo cuenta con la autoridad de Theo Adam. No habría venido mal un ajuste de dicción italiana. No resulta sucia pero sí, a veces, extranjera. Mozartiano competente, Suitner firma un Rapto en el serrallo fechado en 1961, esta vez en Dresde (2 CD 0032932 BC). Como en la ópera anterior, el maestro conduce con vivacidad, humor, sentimentalismo o burla, sin perder los estribos, coloreando y equilibrando con dominio. Del elenco sobresale el antológico Osmín de Arnold van Mill, opulento de voz, con una dicción intencionada y de mil matices, y un mozartismo señorial en la línea de canto. Buena sorpresa da el tenor Rolf Apreck, nítido en su línea de canto (a veces, de incómoda escritura), de exquisita musicalidad y emisión desenvuelta. Las dos sopranos cumplen con dignidad, respetando la unidad estilística impuesta con inteligencia por Suitner y sorteando las espinosas dificultades de tantos pasajes, en especial en el papel de Constanza (Jutta Vulìus) y menos en Blonde (Rosemarie Rönisch), donde los sobreagudos y fiorituras exhiben cierto apuro. Bien, el segundo tenor, Jürge Förster, en Pedrillo. En Judas Macabeo de Haendel (2 CD 0032962 BC, grabación de 1966) hay un poco de todo. El elenco vocal es brillante, a contar desde la prestación celestialmente resuelta por Gundula Janowitz: los tenores Ernst Häfliger y Peter Schreier, los bajos Theo Adam y Siegfried Vogel y la mezzo Hertha Töpper. Las masas de la Radio de Berlín, en especial el coro, trabajan con excelencia. El director Helmuth Koch, quizá confundiendo a Haendel con Bach, sin conseguir a ninguno de los dos, ofrece una lectura sin contrastes, de una sonoridad apelmazada y un fraseo machacón y mecánico. Haendel propone una acción dramática, opone atmósferas y exige canto suntuoso (estamos en el barroco). Otra vez será. Blas Matamoro D I S C O S REEDICIONES Testament MUCHO Y BUENO N os referimos a los últimos lanzamientos de Testament (distribuidor: Diverdi). Del violinista Alfredo Campoli (1906-1991) el sello de la T ofrece seis de las Sonatas op. 1 de Haendel (cuatro de ellas consideradas actualmente apócrifas) y la Chacona de la Segunda Partita de Bach (SBT 1358). Formado con su padre, también violinista, y muy marcado por la influencia de su madre, soprano, que le impulsó desde niño a imitar con su instrumento los registros de los grandes cantantes italianos, su repertorio abarcaba desde la música ligera hasta los grandes conciertos virtuosos. Radicado en Gran Bretaña, fue a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando se centró en el repertorio “serio”. Las sonatas, con el acompañamiento al clave de George Malcolm, también director de coro y pionero de la interpretación de la música antigua en el Reino Unido, fueron grabadas en 1952, mientras que la Chacona en 1948. En las primeras se pone de manifiesto el sonido espeso, profundo, pero a la vez limpio, vital y de una energía contagiosa de Campoli. La lectura de la obra de Bach es severa y monumental. El fruto discográfico de la colaboración entre los polacos Szymon Goldberg (violín, 1901-1993) y Artur Balsam (piano, 1906-1994) fueron las tres sonatas de Brahms y la Sonata en la menor de Schumann. La referencia SBT 1357, que no decepcionará a quien la escuche, contiene las obras de Brahms, registradas en mayo de 1953. Perfecto el entendimiento entre un pianista ducho en el arte camerístico (veinte años acompañante de Milstein, también lo fue de Francescatti, Menuhin o Szigeti entre otros) y un violinista de líneas dulces, líricas y nobles, capaz de hacer música con una fluidez sorprendentemente natural. Quizá esa sensación que transmite de equilibrio entre respeto y alegría esté en relación con su azarosa vida, que tan certeramente resume T. Potter en las notas de la carpetilla. Para mayor gloria del imperio (británico y de la música) tenemos el disco a cargo del Cuarteto Griller y del clarinetista Frederick Thurston (SBT 1366). El conjunto liderado por Sydney Griller estuvo en activo cinco décadas y fue una institución en la Gran Bretaña. A comienzos de 1930 iniciaron su relación con Decca, y muestra de sus primeros frutos son los Quintetos con clarinete de Brahms Op. 115 y de Bliss que ahora rescata Testament. La comprensión que de estas obras demuestran los cinco músicos es profunda, a pesar de las reticencias del clarinetista con respecto a los resultados del registro de la de Brahms. Cohesión, limpieza en la ejecución de todas las líneas e igualdad expresiva son sus galas. El que fuera clarinete solista y fundador de la orquesta de la BBC luce su sonoridad pastosa y su prodigiosa forma de respirar las líneas melódicas en la Sonata para clarinete en mi bemol mayor de Brahms, acompañado de Myers Foggin al piano. Y pasamos al repertorio orquestal. El último concierto de Szell con la Filarmónica de Berlín tuvo lugar el 26 de junio de 1969, un año antes de la muerte del director. Asociado su nombre a la Orquesta de Cleveland, de la que fue titular durante treinta y cuatro años, nunca cesó en sus contactos con Europa. A la filarmónica berlinesa la dirigió por primera vez en 1916. Ya por entonces Richard Strauss estaba apoyando su carrera. La lectura que hace Szell del Don Juan de su mentor en ese último concierto es deslumbrante. Claridad, precisión, un infalible sentido de la tensión temporal que es conducido con riendas firmes y una musicalidad plena caracterizan también sus versiones de la Segunda Sinfonía de Schumann, compositor a quien Szell adoraba, y de la Obertura trágica de Brahms (SBT 1378). En lo que atiende a precisión y severidad tampoco iba mal servido el húngaro Fritz Reiner (1888-1963). Lo demuestra notablemente en sus grabaciones de 1954 de la Pequeña serenata nocturna, y de los divertimentos K. 334 y K. 251 de Mozart, las dos primeras obras con la Orquesta Sinfónica de Chicago y la tercera con la de la NBC. Sobre todo con la orquesta de Chicago, Reiner consigue hacer que un grupo de cuerdas demasiado nutrido suene nítido y homogéneo, musculado y ágil al mismo tiempo. El perfil de los fraseos es perfecto. Testament ya ha editado hazañas similares de la misma época a cargo de Wand o de Maag (SBT 1379). Encontramos a un Karajan pletórico al frente de Philharmonia londinense en grabaciones de entre 1951 y 1954 de poemas sinfónicos de Strauss (Till Eulenspiegel, Don Juan y Muerte y transfiguración) y la música del Venusberg de Tannhäuser. Convence completamente la narratividad del director austriaco, atenta a cada detalle sin perder de vista en ningún momento la visión global de unas obras servidas con lujos nada gratuitos (SBT 1383). El norteamericano John Browning (1933-2003) aborda la integral de los conciertos para piano de Prokofiev, la primera llevada al disco, en registros que se efectuaron entre 1965 y 1969. Además se incluye el Primer Concierto para violín del compositor ruso, con el Erick Friedman, discípulo de Galamian, Heifetz y Milstein, como solista (1964), en una versión de colores limpios y certeros. A la batuta Leinsdorf al frente de la Boston Symphony Orchestra. La integral posee mucho más que interés histórico, ya que hoy sigue siendo magistral. Toda una lección pianística de poderío, color, fuerza dramática, todo un abanico de articulaciones, desde lo masivo a lo liviano, con una parte orquestal lujosa y precisa. Difícil resultará a quien haya dado comienzo a la escucha de cualquiera de sus movimientos detener la marcha del disco hasta que haya acabado (SBT 1376). El héroe del siguiente registro es el violonchelista Gregor Piatigorski y las propuestas variadas. El Concierto de Schumann en versión de 1934 con la Filarmónica de Londres y Barbirolli, el único registro del solista de un concierto antes de la guerra, es sencillamente arrebatador. El Primer Concierto de SaintSaëns, de 1951, resulta tan bueno en la parte de Piatigorski como en la que gobierna Reiner al frente de la Sinfónica de la RCA Victor. Y la versión de Schelomo de Bloch, con Munch y la Sinfónica de Boston (1957), es como poco incendiaria. Un gran disco (SBT 1371). Acabamos con una ópera y un ecléctico. La primera es la versión de estudio (RCA, 1956) de La traviata dirigida por un octogenario Monteux y con Carteri, Valletti y Warren en sus principales papeles, ya comentada en estas mismas páginas cuando la reeditó Myto. Volveremos a reseñar que el soberbio Giorgio Germont que construye Leonard Warren es uno de sus atractivos más destacados. Y el ecléctico es David Munrow. En el doble compacto (SBT1368) titulado El arte de la flauta dulce asistimos a un repaso histórico de obras dedicadas a este instrumento desde la Edad Media hasta el siglo XX (excluidos Clasicismo y Romanticismo), así como a una guía didáctica de los instrumentos medievales. Muy interesante. Rafael Díaz Gómez 73 D I S C O S REEDICIONES Gemini LOS TESOROS DE EMI M 74 uchísima y variadísima música la que nos ofrece el nuevo lanzamiento de dobles compactos de EMI de la serie media Gemini (con subtítulo significativo, The EMI Treasures) en versiones igualmente diversas tanto por concepción de lo interpretado como por su intrínseca calidad, y todo ello, como ya sabemos, reediciones, en buena parte procedentes de una serie anterior muy similar, Double Forte. Para no entrar en molestas y discutibles clasificaciones de mejor a peor, iremos dando cuenta del presente lanzamiento siguiendo un orden más o menos cronológico de los autores aquí convocados, de modo que empezaremos por Bach. Del venerado maestro alemán encontramos dos referencias bien distintas. Por un lado tenemos las Suites para violonchelo solo por Schiff y por otro la Misa en si menor por Jochum. Las Suites por Schiff (5 86534 2) merecen situarse entre las versiones modernas más recomendables (Casals está en otra galaxia) por representar una opción sensata y equilibrada, a medio camino entre la tradición y el historicismo, acaso con tendencia manifiesta a situarse más cerca de esta última corriente pero sin obviar lo que grandes maestros han dejado dicho de estas Suites. Además, queda en evidencia la cercanía de Schiff hacia la música contemporánea por un rigor y una concepción bachiana de lo más estilizada, primando lo abstracto aunque nunca se pierda el carácter danzable de muchos de los movimientos de estas geniales Suites grabadas en 1984. Cuatro años anterior es la versión de la Misa en si menor, por un Jochum de casi 78 años al que tan sólo quedaban siete años de vida y en cuya larga trayectoria destacó como gran bruckneriano, pero del que muchos recordamos sus grabaciones bachianas como algo tan entrañable como monumental, intensamente expresivo, y de una profundidad que no siempre hallamos cuando obras como ésta son abordadas en nuestros días. Con un equipo de solistas de lujo (Donath, Fassbaender, Ahnsjö, Hermann y Holl) y los efectivos corales y orquestales de la radiodifusión bávara, Jochum nos ofrece aquí un Bach de esos de toda la vida que para muchos será obviable (e incluso combatible) pero que a algunos, todavía hoy, nos inspira respeto y es capaz de emocionarnos. No es éste un Bach para todo el mundo, pero hubo un tiempo en que muchos aprendimos a Bach con grabaciones tan maravillosas como ésta (5 86537 2). Después, escuchamos dos dobles volúmenes con las Suites para teclado de Haendel (5 86540 y 5 86543 2) a cargo de dos virtuosos de marcada personalidad a los que el historicismo y la interpretación históricamente bien informada (y actualmente, ya, incluso, políticamente correcta) parece importarles un pimiento y, sencillamente, se encargan de brindarnos un Haendel personalísimo, heterodoxo y, en más de un momento, alucinante. Pura filigrana a la vez que puro nervio este Haendel de Gavrilov y Richter. Completa minutaje, como quien no quiere la cosa, una sensacional versión de la Sonata “La tempestad” de Beethoven por un Richter en estado de gracia. Y para heterodoxia (y subjetividad, y escándalo de muchos) el Haendel de Beecham (5 86516 2), con su propia edición de Solomon y con un ballet propio creado a partir de fragmentos de obras de Haendel titulado Love in Bath. Beecham se despachó a gusto cuando editó este Solomon: hizo cortes importantes en la partitura, a la cual sometió a una revisión en profundidad que le llevó a sustituir la parte del contratenor por un barítono, y a convertir un oratorio barroco en una poderosa obra coral victoriana de innegable aspecto romántico, con un incuestionable protagonismo del coro y con una orquesta suntuosa y espectacular, guiados por una batuta caprichosa que en nuestros días sería, todo ello, una provocación. A este encantador e irreverente despropósito le sigue el ballet de Beecham sobre fragmentos de Haendel que es más de Beecham que de Haendel, y cuya orquestación (sabia y colorista, por supuesto) y efectismo en todos los sentidos resultan del todo extraños al espíritu barroco. Ahora bien, los oyentes abiertos a todo y sin complejos ni prejuicios, pasarán un buen rato con esta música tan especial. Mucho más adecuados y respetuosos con la concepción original de lo interpretado son las versiones de Marriner de las misas de Haydn a las que se añade una Cäcilienmesse con Gerhard Wilhelm igualmente interesante y muy, pero que muy convincente, como el resto a cargo de Marriner que cuenta con la participación de solistas de altura como son Vaness, Holl, Murray y Hendricks. Dos dobles compactos (5 86519 2 y 5 86546 2) que merecen la recomendación más entusiasta. Siguiendo con el clasicismo nos encontramos con los Conciertos para violín y orquesta de Mozart más la Sinfonía concertante K. 346 con Spivakov al violín y dirigiendo (y con Bashmet a la viola en la sinfonía). Versiones excelentes e intachables que unos encontrarán algo asépticas por faltarles subjetividad y que a otros les parecerán trasnochadas por romantizantes y por exceso de subjetividad; pero, la verdad, es que resultan de lo más equilibrado y son un muy buen Mozart, del todo disfrutable (5 86528 2). Igualmente interesante es el volumen dedicado a conciertos de trompa clásicos con algún acercamiento al barroco y alguna prudente entrada en el primer romanticismo. Obras de Telemann, Cherubini, Förster, Weber, Leopold Mozart, los hermanos Haydn y Punto (pseudónimo de Johann W. Stich), con el gran Barry Tuckwell como solista y Marriner a la batuta (5 86558 2). Al llegar a Beethoven (Sinfonías nºs 2 y 7, y Misa en do, más extractos de Las ruinas de Atenas) nos volvemos a encontrar con Beecham, que realizó estas grabaciones (5 86504 2) poco antes de retirarse en 1960 para pasar tranquilo el último año que le quedaba de vida. las tomas proceden de entre 1957 y 1959 y son de lo mejor de Beecham, que ya es decir (genial, sobre todo, la Séptima). Como es habitual en este tipo de series, el romanticismo está bien nutrido y bien representado, de modo que tenemos versiones referenciales de obras religiosas de Rossini por Muti y Cleobury a la batuta (5 86552 2). Interesante el programa Chopin por Garrick Ohlsson (5 86507 2) que es una de las sorpresas del presente lanzamiento (pianista buenísimo desconocido para muchos, incluido el que suscribe). Más piano, ahora de Liszt, por tres pianistas distintos (Earl Wild, David Wilde y Sylvia Kersenbaum) en el que hay originales y transcripciones, de modo que en un par de compactos (5 86522 2) puede apreciarse la riqueza y la diversidad creativa y estilística del maestro húngaro. Todo un festival Grieg, con Barbirolli, Berglund, Beecham y Tortelier, que abordan obras orquestales de lo más popular del compositor nórdico (sin Peer Gynt) a las que cabe añadir ocho piezas líricas en la versión del pianista Daniel Adni (5 86513 2), y que es muy recomendable. Ahora bien, al llegar a Chaikovski (Sinfonías nºs 2 y 6, más Francesca da Rimini y Romeo y Julieta) nos encontramos con una joya, con un Giulini inspiradísimo D I S C O S REEDICIONES (tomas de entre 1956 y 1959) al frente de la Philharmonia Orchestra (5 86531 2) al que todo elogio es poco (sobre todo la Patética es de libro). Igualmente apetecible resulta la integral de Debussy y Ravel para dos pianos y piano a cuatro manos (con Béroff y Collard), a la que se añaden obras de Bizet y Dukas para la misma formación (5 86510 2), y el muy representativo programa Barber (5 86561 2) con lo más célebre de este autor en versiones de interés (Slatkin, Oliveira…). Gardelli y Marriner hacen lo que pueden (que es mucho) con el efectismo del Respighi orquestal más popular (5 86549 2), y nombres ilustres como Kontarsky, Gervase de Peyer, Béroff, Donohoe y Rattle se unen en un sensacional programa Messiaen (Turangalîla, Cuarteto y Le merle noir) que es la mejor introducción para los recién llegados a este autor (5 86525 2). Y para terminar, el famoso doble compacto con obras de Ravi Shankar que cuenta con la entusiasta defensa del propio Shankar, de Previn, de Mehta, de Rampal, de Menuhin y otros (5 865555 2), un disco al que nunca está de más volver a visitar. Josep Pascual Naxos Historical GRANDES ARTISTAS DE LA PRIMERA MITAD DEL XX C on regularidad casi metronómica prosigue Naxos (distribuidor: Ferysa) su exploración y edición de los registros de los grandes artistas cuyos derechos han pasado a dominio público, transcurridos 50 años desde su realización. Tres CD dedicados al violonchelo, otros tantos al piano y uno al violín forman esta nueva remesa. Joseph Szigeti, nombre familiar en estas crónicas, reaparece con un programa integrado por Conciertos de Tartini y Bach. Szigeti fue un buen violinista, un artista de gran categoría y un incansable investigador de nuevos repertorios, pero en ninguno de estos registros se halla en forma óptima. Las dos transcripciones de Conciertos para teclado de Bach aquí incluidas tuvieron, a buen seguro, interés mucho mayor en su época que hoy. Sorprende sobremanera que Szell se prestase, en 1954, a dirigir el arreglo de G. Schreck del Concierto para clave BWV 1056, enfático e hinchado más allá de lo tolerable; mucho mejor resulta el de Reitz del Concierto en re menor BWV 1052, y con cierta emoción se escucha al maestro Carl Flesch haciendo de segundo violín en el Doble Concierto BWV 1043, en el que dirige Walter Goehr, al igual que en el Concierto de Tartini, que completa este CD (8.110979, grabaciones: 1937-54). Recientemente comenté en estas páginas tres CDs dedicados a Casals; la serie continúa ahora con otros dos. El primero de ellos incluye una muy emotiva versión del Concierto de Elgar, con la Orquesta de la BBC y Boult en 1945 y un Kol Nidrei de Bruch de altísimo nivel, con la Sinfónica de Londres y Landon Ronald (1936) por fin completo: Casals lo había grabado ya en precedentes ocasiones, pero con cortes. Bastan estos dos registros, históricos en el pleno sentido de la palabra, para recomendar un CD (8.110305, grabaciones: 1936-45) que incluye otros dos frustrantes, especialmente considerando lo corto que es el legado de Casals en obras grandes: el Concierto en do mayor de Haydn —sin el final, no grabado— y el de Boccherini en si bemol mayor, en el (des)arreglo de Grützmacher. Pero aun con estas limitaciones, Casals sigue siendo un paradigma de cómo hacer música con un violonchelo. En el otro CD lo escuchamos en obras breves, grabadas para la Columbia americana en 1916, a menudo con fuerte ruido de fondo, y en 1920. De nuevo es preciso recordar lo que signifi- có Casals para el violonchelo en la época: la excepcional calidad de su sonido, engalanado por un vibrato trabajadísimo y muy personal, el legato comprable al de los mejores artistas vocales de la época, la capacidad de hacer cantar al chelo con una expresividad aun hoy asombrosa (Canción de la estrella vespertina, de Tannhäuser), todo ello era inusitado en 1916 (8.110986). Y una gratísima novedad, para cerrar el capítulo de cuerda: el gran chelista ucraniano Gregor Piatigorski, en un atractivo programa. Dos espléndidas versiones de los Conciertos de Schumann y del Primero de SaintSaëns enmarcan un sugerente recital de miniaturas. Aquél, bellamente dirigido por Barbirolli en 1934 a la London Philharmonic; éste, con un intensísimo Reiner y la Sinfónica RCA en 1950. Uno y otro muestran a un gran artista, con una imponente presencia sonora, apoyada en su bello timbre, cálido y noble, estupendamente proyectado y, como sucedía con Casals, poseedor de una comunicatividad extraordinaria, que se ratifica en el recital de doce piezas cortas, en el que colabora muy bien Ralph Berkowitz al piano. La magia evocadora de Piatigorski se recrece en las piezas eslavas de Rubinstein (la célebre Melodía en fa), Rachmaninov (bellísima Vocalise), Rimski-Korsakov y Chaikovski, de este último, un Vals sentimental op. 51, nº 6 realmente memorable. Gran artista Piatigorski, capaz de lo mejor tanto en el formato pequeño como el grande. (8.111069, grabaciones: 1943-1950). En el capítulo de teclado, dejemos constancia de los volúmenes 10 y 11 que completan la serie dedicada a Schnabel como intérprete de la música para piano solo de Beethoven: el primero con las Variaciones Op. 34 y 35 (Heroica), las Bagatelas op. 33, la Fantasía en sol op. 77, Para Elisa y otras obras breves; el segundo, con las Variaciones Diabelli, las Bagatelas op. 126 y el Rondó op. 129 (8.110764 y 65, grabaciones: 1937-38). También Schnabel se movía con el mismo acierto en ambos formatos; las versiones aquí incluidas son todas admirables y ambos discos se recomiendan sin la menor reserva, al igual que el dedicado a William Kapell (1922-1953) pianista de corta carrera, truncada por un accidente aéreo. Kapell grabó un buen puñado de discos que RCA publicó hace pocos años en un álbum antológico. Salvo error, este es el segundo volumen que le consagra Naxos, e incluye un excelente Concierto nº 2 de Beethoven, dirigido por Golschmann en 1946, la Sonata para chelo op. 19 de Rachmaninov, con Edmund Kurtz (1947) y una deliciosa antología de Valses de Schubert (8.110767). Una variada representación del arte de Kapell que, con 30 años o menos era un artista completo, técnica y musicalmente, destinado a convertirse en uno de los grandes del teclado en el siglo XX. Recordémosle con estos estupendos registros que, como los demás citados en este comentario, gozan del reprocesado ejemplar de Mark ObertThorn y de Ward Marston. Según es habitual en esta serie histórica, se ofrecen comentarios muy informativos sobre los artistas y su legado fonográfico de Tully Potter, Jonathan Summers y Brian Thompson. Salvo el CD dedicado a Szigeti, y aun considerando las limitaciones expuestas sobre los dos en que figura Casals, recomendabilidad general. Roberto Andrade 75 D I S C O S REEDICIONES Walhall Eternity WALHALL CABALGA DE NUEVO E l sello Walhall Eternity Series (distribuidor: LR Music) sigue imperturbable agrandando la discografía pirata, en épocas al parecer poco propicias para el medio, a menudo a base de tomas radiadas muchas de ellas de origen alemán e inéditas, que entrevera con otros títulos ya publicados por otras marcas de similar formato. El Rienzi de Leipzig de 1937 (Walhall WLCD 0111), en versión abreviada por suerte dada la latosa partitura de tan escasa imaginación, es una novedad pese a que la famosa plegaria del protagonista en el acto V ya se pudo conocer por una previa edición en Lebendige Vergangenheit. Dirigida por Hans Weissbach con la honestidad y el oficio de un típico kapellmeister, cuenta con una apreciable interpretación del tenor August Seider, más por riqueza de sonido que por loa monótona acentuación. Ferdinand Frantz (el Wotan de Furtwängler en la Scala y en la RAI de Roma) apenas se luce en el personaje de Raimondo, al contrario que Margarete Klose cuyo Adriano es asombrosamente enérgico y conveniente. Su Gerechter Gott es lo mejor de esta resumida lectura, que por ello permite la inclusión como bonus de algunos momentos de un Tristan, cantado de nuevo por un voluntarioso y anodino Seider y la discreta Isolda de Margarethe Baumer. Además del dúo de Filippo II y Posa (en alemán) de un Don Carlo de 1943 en Leipzig, a cargo de dos cantantes preferentemente wagnerianos, con lo que esto conlleva más en contra que a favor de Verdi: Theodor Horand y Friedrich Dalberg. También es primicia la pucciniana Tosca (WLCD 0117) dirigida en Rio de Janeiro en 1954 con su proverbial habilidad por Oliviero de Fabritiis y que reúne a un trío de intérpretes bien afectos a sus respectivos papeles, por ello discográficamente ya bien documentados. La Tosca de Renata Tebaldi gana en vivo, sus momentos dramáticos son de mayor vibración y agudeza dentro siempre de una matización encuadrada dentro de la tradición verista. Por supuesto que las partes líricas brillan a través de esta voz de belleza extraordinaria, manejada con una seducción y una destreza realmente únicas. Vocalmente está gloriosa, inclui- dos los a menudo conflictivos agudos (escúchese el desprendido Io quella lama gli piantai nel cor). Giuseppe Di Stefano, fiel a sí mismo, sabe discernir el doble aspecto psicológico de Cavaradossi, con un canto franco y generoso (repite su magnífico, mórbido E lucevan le stelle), capaz de poner en pie entonces al respetable y ahora al oyente, que le pasa por alto algunas imperfecciones técnicas, inocuas tratándose de un artista de tamaña entidad. Giuseppe Taddei fue con Gobbi uno de los Scarpias referenciales de su generación y, por si alguna duda existiera de ello, aquí está dominando el recitativo pucciniano con una claridad de intenciones y de exposición capaces de sacar a la luz toda la definición y el contenido del protervo personaje. Giuseppe Modesti en Angelotti es un dato positivo a considerar, así como el digno nivel de los comprimarios del Teatro Municipal de la capital brasileña. La toma sonora es sólo discreta. El Ballo in maschera del Metropolitan de enero de 1955 (WLCD 0104) es conocido sobre todo por razones extramusicales, pues supuso la primera aparición en el escenario norteamericano de una cantante negra: Marian Anderson. Contralto más afecta a otros repertorios, da a Ulrica sin embargo un relieve especial, de una cierta sugestión dramática, por las características intrínsecas de su voz y por un canto lleno de misterio y magnetismo. La voz de Peerce no es agradable, ni brillante o atractiva, pero está servida por un intérprete de nivel que erige un Riccardo notablemente perfilado. El Renato del barítono alemán Josef Metternich suena un tanto pintoresco, porque su vocalidad, aunque meritoria, y el estilo remiten a otros universos líricos. Una década después de la lectura también metropolitana (1944, con Bruno Walter), Milanov aparece un tanto mermada. El centro sigue siendo bello, pulposo y cálido y algunos pianissimi conservan su mágico terciopelo, pero el registro agudo es una verdadera calamidad, gritado, corto o calante. Dato curioso, el Giudice es un James McCracken y Nicola Moscona y Norman Scott destacan las intervenciones de Samuel y Tom. La dirección de Mitropoulos es excelente, por el clima dramático y la intensidad teatral, sin dejar de lado el despliegue lírico cuando éste corresponda. Eric Kleiber para el Maggio Musicale Fiorentino rescató I vespri siciliani en 1951, año del cincuentenario de la muerte de Verdi. Ello propició que la magnífica partitura comenzara a retornar paulatinamente a otros escenarios italianos. La RAI de Turín la programó en 1955 y, tras figurar en otros sellos, hela aquí de nuevo en Walhall (WLCD 0108), a cargo de un cuarteto vocal muy interesante. En primer lugar por la Elena de Anita Cerquetti, auténtica soprano spinto, dotada en demasía por todos los ángulos juzgables, a más de poseer un solvente talento dramático. Lectura muy bien coordinada por Mario Rossi en la que Boris Christoff vuelve a encontrar en Procida un personaje adaptado perfectamente a su personalidad y posibilidades. Su O Palermo sigue siendo un modelo de imperioso canto verdiano y algunas frases, inolvidables, de los actos IV y V son insuperables por autoridad y poderío. No se hallaba Carlo Tagliabue en su mejor momento vocal, pero su clase de barítono noble y “clásico”, de fraseo aristocrático y matizado, otorga a Monforte la estatura apropiada. Que Mario Ortica como Arrigo mantenga el tipo y no quede ofuscado por sus compañeros ya supone un juicio positivo a su favor. La voz es atractiva y el intérprete valiente, pudiendo así sacar con provecho los dos formidables dúos con el barítono y al aria del acto tercer, que remata convenientemente con esa frase tan verdianamente arrebatada (“La morte è men crudel che il tuo disprezzo”). La versión viene con algún corte, el más ostentoso el del ballet. Fernando Fraga Philips Colección Jessye Norman EL MUNDO DE JESSYE I mposible me resulta, al observar la Colección Jessye Norman que ofrece Philips y la fecha que me señala el almanaque, no evocar mi primer encuentro con la soprano de Atlanta. Un atardecer de primavera, en Buenos Aires, en 1974. Aquella lenta aparición oscura, hierática, transfigurada en la 76 agonizante reina Dido de Purcell, se impuso inmediatamente. Desde luego, también nos cantó los valses de Satie (Je te veux) y de Poulenc (Les chemins de l’amour) y así hasta el día de hoy. Esta antología, captada en la mejor época vocal de la cantante (1977/1984) explora todos los campos de su labor en la plataforma de conciertos. Su riqueza de registros, desde un agudo plateado hasta un grave abismal y volcánico, se une al dominio de los volúmenes y la destreza idiomática. En la canción francesa, por ejemplo (475 6380) demuestra, una vez más, que algunos de sus mejores intérpretes (Maggie Tate, Victoria de D I S C O S REEDICIONES Naxos Great Singers DIVAS Y DIVOS E n su serie Great Singers, el sello Naxos (distribuidor: Ferysa), sobre la tarea de remasterización del señero Ward Marston, continúa haciendo resonar las voces del pasado, las que se oyeron en la primera mitad del siglo XX. Vaya por delante Maria Callas (8.111082) con unos registros tomados en la plenitud de sus medios, entre 1949 y 1954. La variedad psicológica y dramática de la gran actriz le permitía ir desde la leve tesitura de Lucia y Elvira hasta la cavernosa de Gioconda, sin eludir a Isolda, cuya Muerte de amor en italiano grabó en 1952. Desde luego, también aparecen Norma, Tosca y Violetta, tres de sus personificaciones más trajinadas. En el segundo volumen de sus registros americanos (1909-1910), Nelly Melba (8.110335) ofrece el batiburrillo habitual de su repertorio. Brilla en los alardes de Lucia, Violetta y Ofelia, exhuma polvorientas y encantadoras romanzas de nuestras abuelas y trata, en vano, de ponerse de acuerdo con la afinación al meterse en papeles netamente líricos como Desdémona o Mimí. En cambio Beniamino Gigli siempre cumple con la música, a la que sirve, de joven a viejo, con una de las voces tenoriles más bellas que se recuerdan. Podrá, a veces, discutirse su estilo en páginas clásicas, o cierta abundancia de suspiros y quejidos en los momentos de mayor dramatismo, pero jamás nos encontraremos ante una falta de sentido en la interpretación. Los volúmenes 9 y 10 de su colección reúnen registros de Milán, Berlín y Londres fechados entre 1936 y 1940 (8.110270 y 8.110271). Desfilan sus consabidos personajes favoritos, más romanzas, canciones napolitanas, páginas de cámara no siempre en lengua original (Schumann, Schubert, Grieg) y dúos donde se oye a Maria Caniglia en dos papeles inopinados en ella (Violetta y Mimí) y a Cloe Elmo en una antológica Azucena. No falta Giovinezza, el himno fascista que tantos cantaron con leal o fingida convicción. Otro metal memorable, el de Jussi Björling, resuena en un menú de canciones de cámara captadas entre 1939 y 1952 (8.110789). Es notable observar cómo esa voz expansiva, luminosa y pregnante, se puede adecuar al formato y la intimidad del Lied, a veces convertido en cantata de bolsillo como es el caso de Adelaïde de Beethoven. La lista del tenor sueco es generosa y no cabe repetirla puntualmente. Baste apuntar que se lo oye en páginas de su mundo escandinavo (Grieg y Sibelius), en el repertorio alemán (Schubert y un antológico Richard Strauss) hasta la melodía latina por antonomasia, Paolo Tosti. Sensibilidad, mimo en el decir, afinación y reguladores, vienen al solo nombre del gran artista. Blas Matamoro Arts Archive CONVINCENTE Y PERSONAL S in llegar al extremo de Brilliant, con reediciones en muchos casos excepcionales a precio de saldo, el sello Arts (distribuidor: Diverdi) le sigue de cerca, destacando su serie Arts Archives; los tres discos que ahora nos ocupan tienen como denominador común la batuta flexible, llena de magnetismo y personalidad del director suizo Peter Maag. Al frente de la Sinfónica de la RAI de Turín y con Lazar Berman al piano, encontramos un CD (43041-2) con el Concierto nº 1 de Liszt, el Vals Mephisto y la Héroïde funèbre (poema sinfónico nº 8), registrados en conciertos públicos de 1976 y 1978. El amplio vuelo lírico y la perfecta compenetración director/piano de la versión se sobreponen a una orquesta que aun estando lejos de las grandes formaciones, consigue ganar muchos ente- ros dejándose llevar por el ímpetu de los dos excelentes artistas; Berman, justamente reconocido como magnífico intérprete de la música de Liszt, manifiesta su técnica pianística de alta escuela y la comprensión profunda del espíritu romántico del autor. En otro de los discos (43032-2) Maag confirma su especial afinidad con Mozart en grabaciones de finales de los 80, ahora con la Sinfónica de la RAI de Roma interpretando la Sinfonía concertante K. 297b y las Sinfonías nºs 25 y 29. Ligereza, galantería y dramatismo alternándose adecuadamente, y un carácter flexible y muy comunicativo impregnan las notas de estas piezas; le falla un poco la prestación orquestal, que resiente la claridad contrapuntística y la pureza de líneas, lo que impide que se trate de versiones a los Ángeles) no son franceses. En el repertorio alemán quien mejor le queda es Strauss (475 6377) por su intensidad expresionista alterada por amplios despliegues voluptuosos y un piano casi sinfónico. En nada desmerece las incursiones de Jessye en Brahms (al margen de su integral con Fischer-Dieskau) y, especialmente, en Schumann, con un antológico Amor y vida de mujer (475 6374). Ya en lo racial y lugareño, hay una extensa muestra de música religiosa negra y sagrada universal donde la concentración y el arrebato de Jessye conocen una solidez conmovedora (475 6386) para luego distenderse en melodías mundanas y comedias musicales (475 6383). En todos los casos, las compañías son ilustres: Geoffrey Parsons, Dalton Baldwin o John Williams al piano, y especialistas del podio como Colin Davis en Berlioz o Kurt Masur en Strauss. Blas Matamoro situar entre las mejores. El último de los CDs (43036-2) nos lleva a la Viena del vals, a diversas piezas de entre las más populares de Johann Strauss hijo que se reparten como en el primer disco las RAI de Roma y Turín; registros de 1975 y 1993 (la mayoría), todas grabadas en vivo, que nos muestran a un director con enorme sentido del humor, en traducciones vibrantes, con una gracia e intensidad admirables. Hablamos pues de tres buenos ejemplos del estilo de uno de esos directores que desde un relativo segundo plano, tienen casi siempre cosas interesantes que decir. Lo que aquí nos cuenta vale la pena. Daniel Álvarez Vázquez 77 D I S C O S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS BACH-BUSONI BACH: Variaciones Goldberg. MARTIN STADTFELD, piano. SONY SK 93101. DDD. 66’07’’. Grabación: Kaiserlautern, X/2003. Productora: Sabine Fallenstein. Ingeniera: Angela Öztanil. Distribuidor: Sony-BMG. N PN Cuando Glenn Gould grabó en 1955 su revolucionaria visión de las Variaciones Goldberg de Bach tenía 21 años, una personalidad desbordante y una voluntad indudable de epatar en el ambiente musical de su tiempo. Sin embargo, el inmenso talento del artista canadiense emanaba entonces de cada una de las notas que salían de su instrumento, sobrepasando su visión con mucho el mero deslumbramiento ocasionado por la extravagancia. Martin Stadtfeld (Coblenza, 1980) parece buscar un impacto similar con este registro hecho a sus 23 años, pero juega en clara desventaja con respecto a Gould. Y es que cincuenta años después, la huella de las Goldberg está firmemente anclada en el cerebro de todos los melómanos del mundo, merced a los cientos de grabaciones de todo tipo que en este tiempo han inundado el mercado, por lo que resulta extremadamente difícil decir algo original a la vez que profundo y renovador de la obra. Puesto en esta tesitura, el joven pianista alemán se muestra audaz, pero termina ofreciendo una interpretación que se desliza hacia el peligroso terreno del efectismo, sin que las Goldberg ganen especialmente con ello. Caprichoso con las repeticiones (supongo que el hecho de hacer unas y despreciar otras tendrá un sentido profundo que, sinceramente, se me escapa), Stadtfeld toma decisiones dudosas en cuestiones de tempi: así, la variación nº 7, una giga, suena lentísima, como la nº 13 o el canon a la quinta de la nº 15, que convierte más que nunca en el parteluz de la colección, poniéndola en directa relación con el canon a la séptima de la nº 21 y, sobre todo, con el Adagio de la variación 25, de subyugante introspección; el resto está dominado por una impetuosidad y una rapidez que puede llegar a ser fulgurante (así el canon a la cuarta de la nº 12, la obertura de la 16 o el Quodlibet de la 30), como si el pianista alemán las entendiera sólo como elementos de enlace para volcar en las variaciones lentas toda la fantasía de su fraseo, que en las notas largas resulta de una extrema sobriedad ornamental. Muy comedido con los matices dinámicos y con el empleo del pedal, el discurso de Stadtfeld resulta de suficiente claridad, aunque no alcance la cristalinidad que obtuvo Gould en su día, sobre todo por lo que hace a las voces medias. Con todo, para muchos, lo más discutible puede ser la voluntad de conseguir contrastes de color mediante una pulsación leve que Stadtfeld emplea de forma puntual, incluso en el aria de salida, lo que roza el amaneramiento más vulgar. En definitiva, una interpretación con puntos de interés pero de inescrutable concepto global y dudoso buen gusto general y que habrá que juzgar con más detenimiento en función de la evolución del concepto bachiano de este joven pianista, sin duda atrevido y talentoso. P.J.V. BACH: Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann. CHRISTOPHE ROUSSET, clave (Johannes Ruckers, 1632-1745). 2 CD AMBROISIE AMB 9977. DDD. 43’14’’ y 61’07’’. Grabación: Neuchâtel, XI/2004. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniero: Jens Jamin. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN No es muy habitual que nos llegue el Cuaderno de clave para Wilhelm Friedemann en disco, entre otras cosas porque muchas de las piezas que lo componen, bien que en más de una ocasión en un estado más maduro de elaboración, aparecen en otras colecciones más difundidas, como las Invenciones a dos y tres voces, Pequeños Preludios y Fugas o el mismísimo Clave bien temperado. Es por ello magnífica la ocasión que brinda este álbum para conocer de un tirón las obras de las que Bach se valía para instruir a su primogénito, muchas de ellas en estado de “primera idea”. Dicho esto, en este álbum, brillantemente interpretado por Rousset, hay que apuntar un par de cosas en el debe: en primer lugar, que no se aporta ninguna información sobre el hermoso instrumento de Ruckers, restaurado en 1987 (obviamente no en 1787, como dice el texto: dudo que von Nagel ya viviera por entonces) por Reinhard von Nagel. Apenas una pequeña foto y la información de que se conserva en el Museo de Arte e Historia de Neuchâtel. El otro pero es más personal: dudo que Bach esperara de su hijo en estas piezas TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 78 D I S C O S BACH-BUSONI de instrucción una ejecución tan brillante como la que ofrece el consumado virtuoso Rousset, que despliega unos tempi fulgurantes en más de una ocasión, como en la que luego sería Invención a 2 voces nº 8, aquí Præambulum nº 14; o en el que luego sería el segundo preludio del primer libro del Clave bien temperado, aquí Præludium BWV 847, verdaderamente arrolladores. Por lo demás, su lectura es ágil, su articulación, prodigiosa, y su exposición nítida, pero quien esto firma echa en falta la serena autoridad, la capacidad de inflexión en el cantable que el gran Leonhardt despliega como nadie en el fraseo bachiano. Rousset es desde luego brillantísimo y virtuosista, aunque su expresividad es desde luego más rígida que la que nos suele ofrecer el gran maestro holandés, quizá por una excesiva concepción de estas obras como ejercicios. Lo son, desde luego, pero ello no debiera conducir a una interpretación demasiado mecánica. Escúchese la Fantasía 11 (posteriormente Invención a 3 voces nº 9) y se podrá apreciar a Leonhardt en toda su intensidad para esta obra de visionario recorri- do armónico, donde Rousset se queda algo corto de expresión. En todo caso, la del francés es una contribución apreciable, magníficamente realizada y grabada, en un instrumento bellísimo del que hubiéramos querido tener más información e ilustraciones. No obstante, como apunté al principio, la discografía no ofrece muchas ocasiones de hacerse con esta colección, por lo que se trata de un álbum que puede recomendarse a todos los bachianos de pro. R.O.B. Blandine Rannou FANTASÍA BACH: Toccatas BWV 910-916. BLANDINE RANNOU, clave (A. Sidey, 1988, sobre Ruckers-Hemsch, 1636 - 1763). ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT050501. DDD. 76’53’’. Grabación: Bruselas, I/2005. Productor e ingeniero: Franck Jaffrès. Distribuidor: Diverdi. N PN Prosigue Blandine Rannou su andadura bachiana para Zig Zag, en esta ocasión con un monográfico de las Toccatas. Y lo hace con el gusto, brillantez, equilibrio y elegancia que han caracterizado hasta ahora sus acercamientos bachianos. Extrema claridad en las fugas, cuidada variedad, sin distorsionar, en el empleo de los registros del estupendo instrumento debido a Anthony Sidey, y clima de fantasía improvisatoria más que adecuado en las toccatas. Y, por encima de todo, hay que resaltar que el discurso de esta joven clavecinista francesa nunca suena forzado ni mecánico. BACH: Concierto italiano BWV 971. Obertura francesa BWV 831. Fantasía cromática y fuga BWV 904. 4 Dúos BWV 802-805. LUCY CAROLAN, clave. SIGNUM SIGCD030. DDD. 67’43’’. Grabación: Hammersmith, VIII/2000. Productor: Andrew Keener. Ingeniero: Mike Clements. Distribuidor: LR Music. N PN Rannou tiene la habilidad de dejar fluir la música de Bach con tanta fantasía como espontaneidad, de forma que el mensaje capta la atención no tanto por la brillantez técnica (que la hay) sino por su forma elegante y expresiva de decir a Bach, rica en colorido y ritmo, sin perder grandeza cuando se requiere. Escúchese la forma en que expone y crea tensión en los episodios intermedios de la BWV 912, con una fluidez en su carácter que realmente hace que pensemos que está improvisando, para finalmente arrastrarnos a la brillante fuga final, nunca hipertrofiada en brillantez, los registros y los tempi sabiamente elegidos. Una versión, en suma, tan equilibrada como atractiva, que convence por completo, y que es una opción más que considerable frente a otras notables lecturas de la discografía, como las de Gilbert o incluso la del maestro de la francesa, van Asperen, éste más rápido y austero de expresión. muy bien contrastados los tiempos rápidos del Concierto italiano con un muy elegante Andante central, excesivamente mecánica la Fuga del BWV 904, rítmicamente impecables las danzas de la Obertura francesa, con una articulación muy marcada en el Echo final, si bien la Sarabande resulta demasiado prosaica y las gavotas algo adustas y metronómicas. P.J.V. BACH-BUSONI: P opulares piezas bachianas para el teclado son las que nos ofrece en este disco Lucy Carolan: el Clavierübung II (esto es, Concierto italiano y Obertura a la francesa), los 4 dúos del Clavierübung III y la Fantasía cromática y fuga BWV 904, obra sólo publicada tras la muerte de Bach. Un repertorio que ha sido llevado muchísimas veces al disco en instrumentos de todo tipo y con criterios muy diversos. La clavecinista escocesa emplea aquí una copia de un Mietke de hacia 1704 y nos ofrece versiones ágiles de manos y de texturas claras, Preludio, fuga y Allegro. Fantasía, adagio y fuga. BUSONI: Fantasía sobre Bach. Preludio, fuga y fuga figurada. Fantasía en modo antiguo op. 33b, nº 4. 3 Hojas de álbum. ANDREA PADOVA, piano. STRADIVARIUS STR 33657. DDD. 65’52’’. Grabación: Saarbrücken, VII/2003. Productor e ingeniero: Andrea Dandolo. Distribuidor: Diverdi. N PN T ras vencer en el Concurso Bach en 1995 y registrar algunas obras del Cantor en este mismo sello, el italiano Andrea Padova (1962) ofrece ahora un recital dedicado a Busoni con considerables resonancias bachianas, no sólo por los arreglos del compositor alemán sino por De hecho, y a falta de una versión íntegra del gran Leonhardt, la de Rannou sería ahora mismo mi primera recomendación. Toma sonora modélica para un disco sobresaliente, absolutamente recomendable en todos sus aspectos. Esta francesa está en plena forma. Rafael Ortega Basagoiti las propias obras aquí representadas, impregnadas de la solemnidad y grandeza de los corales bachianos o, como en el caso del Preludio, fuga y fuga figurada, del Clave bien temperado (el Preludio y la Fuga son en realidad el quinto del primer libro). Música romántica impregnada de contrapunto, en todo caso, bien traducida por un artista que evidencia una articulación clara, un sonido poderoso y de atractivo color, y una claridad de exposición notable. Su gama dinámica parece amplia y está en general sabiamente graduada. Su línea expresiva parece relativamente contenida en las partes más bachianas de la música, adentrándose de forma algo más decidida en lo romántico cuando Busoni entra más en juego (como en la Fuga figurada). Es la suya, en este sentido, una aportación notable, que evita la grandilocuencia excesiva en música que de vez en cuando tiende a ella. Su interpretación de las 3 Hojas de álbum es, en ese sentido, modélica, cuidada en el matiz (con un inteligente empleo del pedal), y con un fraseo de sentido lirismo. R.O.B. 79 D I S C O S BARTÓK-BERNAOLA BARTÓK: BARTÓK: Música para piano vol. 4: Para niños Sz 42. JENÖ JANDÓ, piano. NAXOS 8.5559998. DDD. 76’19’’. Grabación: Budapest, IX/2002. Productor: Ibolya Tóth. Ingeniero: János Bohus. Distribuidor: Ferysa. N PE Conciertos para piano nºs 1 y 2. El mandarín maravilloso, suite. ZOLTÁN KOCSIS, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BUDAPEST. Director: GYÖRGY LEHEL. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director: NEVILLE MARRINER (Mandarín). CAPRICCIO Continúa la que parece que será inte- 71044. DDD. 70’22’’. Grabaciones: Budapest y Stuttgart, 2005. Distribuidor: Gaudisc. N PN BEETHOVEN: Vuelve Zoltán Kocsis a los Conciertos Cuartetos en mi bemol mayor op. 127 y la menor op. 132. CUARTETO HAGEN. gral pianística de Bartók por Jandó, que nos ha dado tanto un Beethoven como un Mozart de mucha categoría. Es obligada la riqueza de matices, de humores, de sentidos al seguir la secuencia de 79 piezas (dos libros; se trata de la revisión que Bartók hizo al final de su vida) de estas obras que son “para niños” pero que no se tocan más que cuando uno ha dejado de ser niño. Estas piezas no siempre son estrictas miniaturas y plantean, además de una progresiva dificultad, una creciente demanda de densidad en el discurso. Jandó consigue esto, por la delicadeza del toque, el dominio de las gamas, la capacidad de sugerencia. No hay competencia abundante, pero sí abrumadora en este repertorio. Jandó tendrá que habérselas con Sandor, Zempleni, Kocsis, Ránki y algunos más, y saldrá airoso aunque no vencedor, si es que se trata de una pugna, y no de una búsqueda del sentido de las piezas del grandísimo compatriota. Con esta nueva entrega podemos estar ya seguros de que el ciclo Bartók de Jandó va a ser una cosa muy grande y muy seria. S.M.B. pianísticos de Bartók, ahora sólo a los dos primeros, ahora en su propio país y con acompañamiento de György Lehel. Kocsis sigue siendo una fiera bartókiana en el ataque, en la carrera, en la introspección y en el lirismo. Es decir, en la noche y en el día, en lo que le echen, pero de manera que se reconozca la autoría del grandísimo húngaro, del que Kocsis es uno de los profetas más acreditados. Lehel, por su parte, ha dirigido mucho a Bartók, y aunque no sea un genio sí es un acompañante eficaz y riguroso. Atención a ese misterioso abrirse del Adagio del Segundo Concierto, en el que Lehel le brinda a Kocsis un paisaje sonoro en que desgranar la vacilante introducción del piano. No estamos ante referencias absolutas, pero sí se trata de propuestas de muy elevado interés. Este CD es coproducción, y de Budapest saltamos a la Radio de Stuttgart, con dirección de Marriner, que consigue un muy expresivo y diáfano Mandarín maravilloso, en la versión limitada a la suite de concierto. Tampoco aquí se van a romper moldes ni referencias, pero el interés es muy elevado, en especial en las escenas violentas, que abundan en esta partitura, que todavía hoy es provocadora y cáustica. S.M.B. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5705. DDD. 75’07’’. Grabación: Mondsee, XI/2003; Wiesloch, III/2004. Productor: Sid McLauchlan. Ingeniero: Hans-Ulrich Bastin. Distribuidor: Universal. N PN El plan conceptual —que a grandes rasgos podría definirse como una radicalización de las lecturas del Cuarteto LaSalle— parece haber traicionado al Hagen en las versiones de estas dos obras. Su visión supuestamente ultramoderna del legado beethoveniano ha transformado lo que de revelador tuvo el acercamiento del conjunto norteamericano en algo forzado, de musicalidad cuestionable y que por momentos roza la caricatura. El Maestoso-Allegro del Op. 127 despliega una energía indudable, mas a costa de durezas y desequilibrios entre las cuatro partes. Hay algo más de serenidad en el Adagio-Andante, incluso un cuidado sotto voce del primer violín, pero el violonchelo flaquea y la progresión final de los cuatro instrumentos incurre en lo fallido. La sonoridad se hace francamente hiriente en los fortísimos del Scherzo, movi- Paul Lewis INICIO DE CICLO BEETHOVEN: Sonatas para piano vol. 1. Sonatas nº 16 op. 31, nº 1, nº 17 op. 31, nº 2 “La tempestad” y nº 18 op. 31, nº 3. PAUL LEWIS, piano. HARMONIA MUNDI HMC901902. DDD. 73’55’’. Grabación: Berlín, IV/2005. Productor: Martin Sauer. Ingeniero: Philipp Knop. N PN Inicio del ciclo beethoveniano (sí, han leído bien, otro más a incorporarse a la larga nómina de los Arrau, Barenboim, Brendel, Kempff, Backhaus, Schnabel, Gulda y compañía) del joven Paul Lewis para Harmonia Mundi, en paralelo con sus interpretaciones en vivo del ciclo, que llevará a cabo en Europa y EEUU entre 2005 y 2007. El tiempo dirá si esta aventura, arriesgada tal como están las cosas y con nombres en la discografía como los citados con anterioridad, más de uno con más de un integral beethoveniano a sus espaldas, tiene o no éxito. Comienza el británico por la mitad del ciclo, las Op. 31. A la primera de ellas se acerca con un tiempo no excesivamente vivo, con un carácter a menudo más gracioso que temperamental, pero muy 80 bien contrastado y ejecutado con notable claridad y elegancia. Su línea cantable se muestra con notable éxito en el muy bien dibujado, elegante y sentido Adagio gracioso. Expone el rondó final a un tempo tranquilo, que le permite un fraseo galante, bien cantado y de gran claridad. Una lectura que mira más al Beethoven del último clasicismo que al “rompedor” que está a punto de abrir una nueva etapa a partir de la Waldstein. Hay más fuego, aunque siempre con la impresión de no desbocarse, en la Tempestad. Lewis parece seguir, en este sentido, una tendencia objetiva en la línea de su maestro Brendel. Como éste, tiende a veces a los pedales largos, con gran efecto en algunos momentos (el pasaje recitativo del primer tiempo, antes del desarrollo). Su intensidad quizá no alcanza la temperatura del mejor Richter (EMI, Praga), pero es en todo caso notable, con una línea cantable estupenda en el segundo tiempo. El Allegretto final brilla más por el lado del canto, muy bien expuesto, que por el de la tensión. En este sentido, su aproximación parece un tanto galante, en un momento en que quizá podría pedirse algo más de tensión. La obra que cierra este grupo se desarrolla en la misma línea: objetivismo elegante, con excelente sentido cantable, impecablemente realizado y bien matizado. En resumen, un comienzo interesante, aunque en absoluto preferible a las opciones citadas al principio de este comentario. Rafael Ortega Basagoiti w w w. s c h e r z o . e s D I S C O S BARTÓK-BERNAOLA miento precipitado y embrollado. La sonoridad del Finale se vuelve agria. Y con esta misma cualidad comienza el Op. 132; claro que hay frases sueltas, instantes aislados, como el tema lírico, de no mucho vuelo, pero que al menos nos devuelve a lo mejor del chelista Clemens Hagen. En el clímax y en la coda, por desgracia, los violines suenan muy metálicos. En el Allegro ma non tanto, parece haberse tomado la decisión de no dejar respirar a la música; es ésta una parte que puede comunicar urgencia, mas no confusión, que es lo que aquí se impone. En el trío, la desorientación es palpable. Todo el asombroso movimiento lento está planteado como una progresión fallida y lo que es peor la claridad obtenida lo es a costa de una inconcebible insulsez expresiva. Imperdonable en semejante música. Tras el trivial Alla Marcia, un crispado Allegro appassionato cierra esta disparatada aproximación a uno de los cuartetos más grandes de la historia. E.M.M. BEETHOVEN: Concierto para piano nº 5. Oberturas de Coriolano y Fidelio. EMIL GILELS, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE COLONIA. Director: GÜNTER WAND. PROFIL PH04052. ADD. 55’02’’. Grabaciones: Colonia, 1974-1976 (en vivo). Coproducción con la WDR. Distribuidor: Gaudisc. N PM Fenomenal versión del Emperador por su nervio, intensidad, brillantez y claridad, tanto en el teclado como en la orquesta, en la línea interpretativa que el propio Gilels hizo con Szell en estudio (EMI). La compenetración Gilels-Wand es idónea, y la imponente construcción de la obra y su elaborado desarrollo sinfónico son magistralmente seguidos por este binomio excepcional. A la altura de los mejores dentro de este criterio de objetividad, aunque, como es sabido, estamos ante una obra con cientos de grabaciones. A pesar de ello, intenten escucharla y seguramente se comprarán el disco a renglón seguido. Las dos oberturas, magníficamente concebidas y tocadas, intensas y dramáticas, nos hacen lamentar que no haya más dirigidas por este maestro, si bien esto lo solucionará próximamente este sello dentro de esta excelente Edición Günter Wand. Muy, pero que muy interesante. E.P.A. BEETHOVEN: Sinfonía nº 2. BRAHMS: Sinfonía nº 2. REAL ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: MARISS JANSONS. SACD RCO Live 05002. DDD. 71’50’’. Grabación: Ámsterdam, X/2004 (en vivo). Productor e ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Diverdi. N PN A pesar de que este no es el repertorio habitual del nuevo titular de la Concertgebouw, el SACD que origina esta reseña nos trae el notable resultado de dos tomas de dos conciertos celebrados en Ámsterdam los días 27 y 28 de octubre de 2004 con dos sinfonías de repertorio, ambas, como es sabido, grabadas hasta la saciedad. La versión de Beethoven, precisa, ligera, juvenil, de radiante optimismo y extraordinariamente bien tocada, nos desvela a un Jansons que quizá tenga cosas nuevas que decir en el sinfonismo más famoso y trillado de la historia, si bien, en opinión del firmante, su interpretación de la Segunda quede por detrás de la más refinada, virtuosa y brillante versión de Abbado en su segundo ciclo con la Filarmónica de Berlín (DG), por citar uno de los últimos ciclos Beethoven grabados. En cuanto a Brahms, la recreación de la archigrabada Segunda es de notable claridad, soleada, elaborada, exultante y, como en el caso anterior, muy bien tocada, aunque la brutal competencia haga que no nos olvidemos de Carlos Kleiber (DVD Philips), nuevamente Abbado con Berlín (DG) e innumerables batutas muy afortunadas en la traducción de esta obra. Buenas recreaciones, en suma, en las que se pone de manifiesto sobre todo la espectacularidad interpretativa de la Concertgebouw, echándose de menos una aproximación más personal por parte de la batuta, a la que deseamos escuchar pronto en un repertorio más afín (nórdicos y eslavos sobre todo). Buenas grabaciones. E.P.A. BEETHOVEN: Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor op. 55. KORTE: Historia de flautas. GEZA NOVÁK Y FRANTISEK CECH, flautas. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: LOVRO VON MATACIC. SUPRAPHON 3803-2. ADD. 68’06’’. Grabación: Praga, III/1959 (Beethoven); II/1968 (Korte). Productores: Miloslav Kuba (Beethoven), Eduard Herzog (Korte). Ingenieros: Miloslav Kulhan (Beethoven), Frantisek Burda (Korte). Distribuidor: Diverdi. N PM Un tanto abandonada por los estudios de grabación, la figura del director checo Lovro von Matacic (1899-1985) mantiene intacto un prestigio forjado en su labor como destacado intérprete de obras de ámbitos muy diversos en una época difícil y de fuerte competencia. Coetáneo de ilustres como Clemens Krauss, Otto Klemperer, Erich Kleiber, Wilhelm Furtwängler o Hans Knappertsbusch, no los alcanzó en fama, tampoco en reconocimiento. Tal vez fuera justo, mas conviene admitir que en no pocas de sus propuestas alcanzó el nivel de aquéllos. De su legado discográfico se infiere que fue un excelente bruckneriano, guardián de la forma y de la tradición, traductor óptimo de una Séptima con la Orquesta Filarmónica Checa (Supraphon) y de una Cuarta con la Orquesta Philharmonia (Testament), amén de otras lecturas merecedoras de atención. Fue también un destacado director de ópera, y no pocos aficionados lo asociarán a alguna que otra grabación de las que hiciera para el sello EMI; entre ellas, el impagable registro de la opereta de F. Lehár La viuda alegre (con E. Schwarzkopf, E. Wächter y N. Gedda) que el sello británico incluyera en la serie Great Recordings of the Century. Hizo mucho, al igual que su compatriotas Karel Ancerl y Rafael Kubelik, por dar a conocer y exportar la música de su país, y no ya sólo títulos de autores mayores como Smetana, Dvorák, Martinu o Janácek, sino también otros bastante menos conocidos. Es el caso del drama sinfónico Historia de flautas (1949-58), de Korte (n. 1926), una partitura en la que se precisa una variada paleta de colores y cierto entusiasmo lírico para subrayar unas líneas de indudable sabor checo, fácilmente digeribles —no hay apenas atonalidad en el lenguaje— y frescas. Las ideas de Matacic son muy bienvenidas ya que no es habitual degustar tal pericia colorista, ni lo es hallar una fluidez idiomática tan espontánea. La respuesta de los profesores de la Orquesta Filarmónica Checa es idónea; recordemos que en 1968, año del registro de esta obra, la formación se hallaba en un momento de esplendor, tras casi dos décadas de Ancerl en la titularidad. Más interesante aún se presenta, en acusado contraste, la lectura de una Heroica que se puede incluir, digámoslo sin ambages, entre las más apasionantes, sugerentes e intensas de la discografía. El director checo siente la música de Beethoven, la respira y la hace fluir con irresistible naturalidad sobre un enfoque poco colosal de la partitura, muy sentido, febril, de una energía sincera, precisa y apropiada. Se suman un agudo sentido del ritmo y el sonido rico de los filarmónicos checos, también envolvente y compacto, particularmente sombrío en el segundo movimiento. La audición es una experiencia en sí misma, y es que cuando se trata de exposiciones tan emocionantes las palabras no alcanzan a describirlas, se quedan cortas. Esta Heroica hay que escucharla. A.V.U. BERNAOLA: Rondó. Clamores y secuencia. Sinfonía nº 3. ASIER POLO, violonchelo. ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID. Director: JOSÉ RAMÓN ENCINAR. AUTOR SA00971. DDD. 64’58’’. Grabaciones: Madrid, 2001-2003 (en vivo). Productor: Santiago Lanchares. Ingenieros: Miguel Ángel Barcos y Lucho Alonso. N PN Tres obras de la última madurez de Bernaola componen este interesantísimo compacto. Primero escuchamos Rondó (1992), creada como expresión, según advirtió en ella Enrique Franco “de las vivencias madrileñas de un vasco”. Y algo debe haber de cierto tal como el propio Franco escribió al justificar sus palabras dado que en ella se halla “un aire de seguidillas y otro de espatadantza que dialogan, charlan, discuten y se 81 D I S C O S BERNAOLA-BRUCKNER entremezclan con los estribillos, mientras desfilan por las coplas los rincones y grupos que trenzan el tejido social de la música y sus alrededores en Madrid”. Es una música festiva y de gran atractivo, realmente apta para todos los públicos, con resonancias populares, del sonido de la banda y de los ritmos folclóricos que evoca el autor, y con sonoridades mágicas, entre tensas y plácidas según la ocasión. Una gran obra, sin duda. Le sigue Clamores y secuencias (1993-1999) para violonchelo y orquesta, también de cierto contenido autobiográfico como la anterior por la inclusión de líneas melódicas gregorianas que tienen su razón de ser si se conoce la vida del compositor sobre la cual no nos extenderemos ahora. Esta es una de esas obras que fascinan de entrada a cualquiera (repetimos, a cualquiera) y se trata (y esto es una apreciación personal) de la composición más bella de Bernaola que el que suscribe conoce. Juega a su favor no sólo la belleza de la melodía gregoriana (especialmente intensa e incluso emotiva cuando el violonchelo de Asier Polo se queda solo) sino también el dramatismo propio de una pieza casi programática, rica en imágenes y sensaciones. Y termina el programa con la Sinfonía nº 3 (1990) que, de algún modo, recoge el clima de las dos obras precedentes, alusiones al folclore incluidas (evocaciones de zortzico, sobre todo hacia el final) y también con un dramatismo que no llega a acercarse aquí a lo programático sino que es un ejemplo de abstracción de gran entidad musical, de modo que las explicaciones y/o justificaciones de por qué esta música es como es están de más. Basta con escucharla, que ya es mucho. Un excelente compacto que pone a disposición de un público amplio la interesantísima música de un gran compositor. J.P. BERTALI: Il valoroso.. RICERCAR CONSORT. Director: PHILIPPE PIERLOT. MIRARE MIR 9969. DDD. 79’20’’. Grabación: Bras-sur-Lienne, IX/2003. Productor e ingeniero: Rainer Arndt. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN De “valoroso (valiente) en el violín” se 82 llegó a apodar a Antonio Bertali (16051669) en la corte vienesa de Leopoldo I de Habsburgo. Allí Bertali, además de destacar como instrumentista, se encargaba de cubrir la demanda de melodramas y música sacra. En otras palabras, su presencia garantizaba un alto porcentaje de música italiana, tan a la moda por aquel entonces en gran parte de Europa. Profundo conocedor de los nuevos lenguajes instrumentales, el músico cultivaba con gran habilidad la sonata tanto solista como para más instrumentos. El presente disco ofrece un amplio muestrario de posibilidades, desde la sonata a 2 hasta la sonata a 6. Hábil para compaginar el virtuosismo de las diminuzioni con los injertos contrapuntísticos, Bertali cultiva un estilo flo- rido y expresivo en la estela de Castello y Marini, a la que añade cierta austeridad y solemnidad austríaca más evidente en las sonatas de plantilla amplia. Muy bellos los diálogos entre violín y viola de gamba en la Sonata a 2, los ecos sureños de la primera Sonata a 3 o el equilibrio de la segunda y tercera Sonata a 3, que parecen anticipar a Corelli. La brillantez de la Sonata a 6 “Tausend Gulden” y la célebre Chacona —sin duda la obra más conocida de Bertali— ratifican la predisposición de nuestro músico hacia el virtuosismo instrumental. Excelente por técnica y ponderación la prueba del Ricercar Consort con una mención de honor para Luis Otavio Santos (violín) y Philippe Pierlot (director y viola da gamba). Con la acostumbrada calidez y calidad interviene el contratenor Carlos Mena en el Regina Cœli, una pieza de Leopoldo I para la que Bertali escribió el acompañamiento de las violas. En resumidas cuentas: una de las mejores introducciones al arte del músico italiano. S.R. BLISS: Mêlée fantasque. Checkmate. REAL ORQUESTA NACIONAL DE ESCOCIA. Director: DAVID LLOYD-JONES. NAXOS 8.557641. 65’03’’. Grabación: Glasgow. VIII/2004. Productor: Tim Handley. Ingeniero: Phil Rowlands. Distribuidor: Ferysa. N PE Recoge este disco un par de ballets de Arthur Bliss, compositor que fuera Maestro de Música de la Reina, artista de producción irregular y del que el aficionado puede ya hacerse una idea bastante cumplida gracias a los discos que Naxos le ha dedicado en su serie de música inglesa. Quizá sea en la orquesta donde Bliss se sintiera más a gusto, como lo demuestran composiciones como A Colour Symphony o Adam Zero y los dos ballets que ahora se recoge en disco. La breve Mêlée fantasque (1921) es una partitura llena de colorido, fresca y ligera, tan sin pretensiones como bien resuelta. Checkmate (1937) es más ambiciosa y la estrenaron en París nada menos que Frederic Ashton y Margot Fonteyn con Constant Lambert dirigiendo a la Orquesta Lamoureux. El argumento tiene que ver con el ajedrez al que tan aficionado era el autor. La escritura sinfónica es la de un magnífico artesano, bien trabada, claramente escénica, con un notable sentido dramático. No llega a la altura de las dos obras citadas antes pero demuestra que a veces Bliss bien merece una revisión. David LloydJones, como siempre, dirige estupendamente a la excelente Real Orquesta Nacional de Escocia. C.V.W. BLONDEAU: Cuartetos de cuerda según Sonatas para piano de Beethoven en la mayor (Sonata op. 2, nº 2), do mayor (Sonata op. 2, nº 3), fa menor (Sonata op. 2, nº 1). CUARTETO AD FONTES. ALPHA 072. DDD. 64’15’’. Grabación: París, II/2004. Productor e ingeniero: Hugues Deschaux. Dsitribuidor: Diverdi. N PN C omo bien explica Michelle GarnierPanafieu en su comentario al disco, el parisino Pierre-August-Louis Blondeau (1786-1863), compositor de mérito, alumno del violinista Baillot y de Méhul, siguió, en paralelo, una profusa labor de transcriptor, de arreglista, a lo largo de un camino muy transitado a partir de 1770. Era frecuente, en efecto, y no sólo en Francia, preparar para un instrumento solo (clave o fortepiano) o para una formación camerística obras apreciadas por el público, desde sinfonías a extractos de ópera, que podían tener así una mayor difusión y fomentar un repertorio entre particulares. Había auténticos especialistas, magníficos recreadores e impulsores de las partituras más importantes, que cultivaban esta técnica que se extendió a lo largo de todo el siglo XIX y aun del XX. Las transcripciones pianísticas nos han permitido a algunos, en tiempos ya lejanos, aproximarnos a las óperas más conocidas a través de las interpretaciones caseras de madres, tías o vecinas. No hay por tanto que rasgarse las vestiduras ante estas operaciones de cirugía musical. Escuchando esta grabación no se aprecian modificaciones fundamentales entre las tres primeras sonatas beethovenianas para piano y sus correspondientes versiones para cuarteto de cuerda. Blondeau actuaba con el máximo respeto a lo escrito. Se explotan sin duda las nuevas posibilidades expresivas considerando la heterogeneidad de los cuatro instrumentos y la lógica necesidad de dar cauce a sus diversas voces, lo que concede una mayor amplitud sonora, un tejido contrapuntístico inevitable. El arreglista francés calibró bien la dialéctica de la fusión y de la disociación, una de las propiedades principales del cuarteto, y varió hábilmente el reparto dinámico de los motivos —reproducidos literalmente—, así como la distribución de voces y texturas. No hay duda de que las innegables potencialidades sinfónicas que ya albergaban, aunque fuera mínimamente, las primeras sonatas del compositor de Bonn, quedan aquí subrayadas al poder expandirse las voces. Blondeau no respetó estrictamente el orden original y situó la obra en menor, la nº 1, en tercer lugar. La interpretación que nos ofrece el Cuarteto Ad Fontes nos permite seguir, a veces divertidos, ese proceso transcriptor: tocan con aplicación y conjuntados, aunque a su sonoridad le falte dulzura y suavidad y resulte en ocasiones estridente, de un espectro poco atractivo. Sus componentes —Alice Pierrot y Enrico Parizzi, violines, Monica Ersham, viola, y Reto Cuonz, chelo— solventan con discreción, no más, las dificultades de ejecución en pasajes rápidos. Las agilidades no siempre son limpias. Ejemplo: Presto non troppo del Cuarteto nº 3. A.R. D I S C O S BERNAOLA-BRUCKNER Carole Farley y William Bolcom CANTO TEATRAL BOLCOM: You cannnot have me now. Night make my day. The digital Wonder watch. My father the gangster. The last days of Mankind. Songs to dance. I will breathe a mountain. Tillinghast Duo. Mary. 3 Songs from The wind in the willows. Then we built the church. CAROLE FARLEY, soprano; WILLIAM BOLCOM, piano. NAXOS 8.559249. DDD. 63’42’’. Grabación: Suffolk, XII/2004. Productor e ingeniero: Tim Handley. Distribuidor: Ferysa. N PE Después de darnos unas cuantas alegrí- as con su ópera A view from the bridge (Panorama desde el puente, New World Records) y su ciclo vocal Songs of Innocence and of Experience (Naxos, en formato CD y también en DVD), nos llegan ahora 34 sabrosísimas canciones de William Bolcom (Seattle, 1938), compuestas a lo largo de unos cuarenta años. Bolcom acepta todas las influen- BORODIN: Cuarteto nº 2 en re mayor. Serenata alla spagnola. CHAIKOVSKI: Andante cantabile. RACHMANINOV: Romanza. SCHUBERT: Quartettsatz. WEBERN: Langsamer Satz. CUARTETO BORODIN. ONYX 4002 DDD. 66’30’’. Grabación: Moscú, 2005. Productora: Olga Barabash. Ingeniero: Piotr Kondrashin. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN cias, todos los legados, desde el Schoenberg de Pierrot Lunaire hasta Bernstein, Crumb, Weill y la vanguardia. Y, desde luego, la música ligera de su país (y de la América Latina de los boleros, sambas y cosas así), sin olvidar parentescos concretos, aquí y allá con el jazz (no demasiados, esa es la verdad). Pero hay, además, un uso teatral del canto, porque las canciones están destinadas a menudo a una actriz que cante. Es el caso de Carole Farley, soprano de ópera y de sala de conciertos (fue Lulu en el Met a los 19 años, caramba), que “se marca” un recital impresionante acompañado por el embobado Bolcom, que está encantado con su cantante. En este repertorio en que el humor es invitado de honor, aunque no único, Farley es un auténtico instrumento virtuoso del tipo (no exageramos) de Cathy Berberian. Lo ha demostrado a menudo con funciones teatrales y registros con su marido, el director José Serebrier. Este recital que Borodin integra en esta secuencia de pequeñas joyas exquisitas. No desdeñemos ni la bella Romanza de Rachmaninov ni el cierre, la breve y entrañable Serenata alla spagnola. Porque contribuyen, como las demás lecturas, a la inmaterialidad de este programa de belleza sencilla, sugerente y rica en lirismo inmediato, en canto explícito. S.M.B. Este CD se presenta con el lema 60 años del Cuarteto Borodin. En la foto de la portada está el chelista Valentin Berlinski, junto con los otros componentes del grupo, mucho más jóvenes, mucho más recientes. Berlinski cumplía 80 años en 2005, al tiempo que su agrupación festejaba los 60 desde su fundación en aquella URSS que concluía su guerra patriótica. Para la ocasión, hemos tenido la suerte de verlos y oírlos en el Liceo de cámara de Caja Madrid. Para redondear el aniversario, grababan en Moscú este precioso recital en el que prima lo delicado, lo cantabile, lo adagio. De nuevo, el Borodin da una lectura de referencia, expresiva y sugerente, del Segundo Cuarteto de (precisamente) Borodin, y nos da la impresión de que no les importa que todo gire alrededor del conocidísimo y popular Notturno; no creen que eso sea concesión, y la verdad es que no lo es. Siguen piezas más breves que redondean la propuesta y le dan sentido. Hay tres obras que se nos presentan como corazón del recital: una bellísima lectura del Andante cantabile de Chaikovski, del Primer Cuarteto; una preciosa versión del Langsamer Satz, el movimiento lento del joven Webern que cada vez llama más la atención de los grupos; en medio de ambos, la misteriosa y sugerente Pieza de cuarteto de Schubert, solitaria propuesta que el BOTTESINI: Obras completas para contrabajo: Conciertos. GERGELY JÁRDÁNYI, contrabajo. SINFÓNICA DE CÁMARA DE BUDAPEST. Director: JÁNOS ÁCS. HUNGAROTON HCD 32230. DDD. 68’33’’. Grabación: Budapest, I-IV/2004. Productor: Tibor Alpár. Ingeniero: János Györi. Distribuidor: Gaudisc. N PN Muy conocida fue la maestría de Giovanni Bottesini (1821-1889) con el contrabajo y su dedicación a él como ejecutante y como compositor, aunque también dirigió. Comenzó con el violín, pero antes de cumplir los catorce años tuvo su primer contacto con el contrabajo y dio con él su primer concierto a los dieciocho. El Concierto de bravura, primero que contiene este disco, es un trabajo juvenil, y tiene espontaneidad, al tiempo que refleja un magnífico dominio de los recursos del instrumento. Su Concierto en si menor es la más conocida de sus obras y está en el programa de estudio de todos los contrabajistas. Es una obra esplendorosa si nos atenemos a los cánones de época e instrumento (se estrenó en París en 1857), con una buena instrumentación para la parte orquestal. Más original es el Grande Allegro di Concerto alla Mendelssohn, donde Bot- ahora recibimos es todo un retrato de Bolcom, un compositor del que es preciso conocer más y más cosas. Un disco magnífico. Santiago Martín Bermúdez tesini sigue los conceptos armónicos del nombrado. Escrito en origen con acompañamiento de piano, aquí se registra con acompañamiento de orquesta, y es el primer registro donde así se hace. Por su parte, el Gran Concierto para contrabajo responde a su nombre tratándose de una obra madura, extensa y complicada: forma evidentemente concertante que también conoce versiones con piano y con orquesta, siendo esta última la que se reproduce en la presente ocasión. Las interpretaciones de los artistas húngaros son competentes y entusiastas. J.A.G.G. BRUCKNER: Sinfonía nº 4. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: KURT SANDERLING. PROFIL PH05020. DDD. 71’02’’. Grabación: Múnich, 1994. Coproducción con la Radio Bávara. Distribuidor: Gaudisc. N PM A Sanderling le recordamos dos excelentes interpretaciones brucknerianas con orquestas españolas: una Séptima con la ONE en el Auditorio y una Tercera con la Sinfónica en el Teatro Real, ambas tuvieron buena acogida de público y crítica. Su discografía de este autor no es muy extensa: una Tercera con la Gewandhaus (Berlin Classics) y una Séptima con la Radio de Stuttgart (Hänssler), quedando todavía pendiente de trasvasar a compacto (salvo error) otra Séptima con la Radio Danesa publicada originalmente en LP Unicorn. Ahora, estos cortos testimonios son ampliados con esta Cuarta que Profil Hänssler nos trae procedente de una grabación hecha en 1994 por la Radio Bávara que, como 83 D I S C O S BRITTEN-CAMPRA Ian Bostridge y Simon Rattle MÚSICA Y LETRA BRITTEN: Las iluminaciones op. 18. Serenata op. 31. Nocturno op. 60. IAN BOSTRIDGE, tenor; RADEK BABORÁK, trompa. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: SIR SIMON RATTLE. EMI 5 58049 2. DDD. 74’55’’. Grabación: Berlín. : N PN Poco a poco Ian Bostridge va cumpliendo la tarea de grabar la obra vocal de Britten en un ejercicio que pareciera obligatorio para quien es hoy la cabeza de los tenores ingleses en ese repertorio. Tras Peter Pears y Anthony RolfeJohnson, le tocaba al cantante exquisitamente formado en Oxford y Cambridge tomar el relevo. Curiosamente, repite en este disco con una obra que ya había grabado nueve años atrás —con MarieLuise Neunecker y la Sinfónica de Bamberg dirigida por Ingo Metzmacher, también para EMI—, la Serenata para trompa, tenor y cuerda. Se trata, creemos, sobre todo, de requintar aún más su concepto de la obra, pues en lo vocal el avance es más expresivo que de color o de facultades, y la voz —no especialmente bella ni poderosa— tampoco luce mejor que en su primera grabación. 84 en el caso de la reciente Tercera protagonizada por Tennstedt en este mismo sello, no se nos dice si está hecha en vivo o en estudio (también hay otra Cuarta por Sanderling que no conocemos, interpretada dos años después que esta que comentamos y publicada en el sello Bells of St. Florian). Estamos ante una versión sólida, firme y poderosa, de tempi amplios, relativamente cuidada, efusiva y de buena ejecución orquestal (hay un error al principio, en 0’47’’, en la repetición del tema de la trompa por las maderas, en donde faltan dos notas. Se ve que hubo un fallo de ejecución y al ingeniero de turno no se le ocurrió otra cosa que suprimirlas directamente a posteriori). No se dan en ella, como ya habrán adivinado, ni el refinamiento estilístico de un Celibidache (EMI y DG), ni la transparencia y análisis de un Wand en su versión con la Filarmónica de Berlín (RCA), a pesar de lo cual estamos ante una versión que sigue fielmente la senda de la tradición germánica, de encomiables lirismo y expresividad sin que falten ni la coherencia constructiva ni la claridad en el tejido sinfónico, una notable interpretación en la línea de los Jochum, Böhm, Kubelik e incluso Klemperer, con quien mantiene semejanzas en cuanto a la solemne majestuosidad catedralicia de muchos pasajes (en el Finale sobre todo) y a la limpieza y claridad de su discurso. Una versión de interés, en suma, apoyada en una aceptable grabación que sin la chapuza comentada hubiese estado mucho mejor. Justos, acertados y breves comentarios en alemán e inglés en el libretillo. Un testimo- Precisamente por eso, por la expresividad, por la extraordinaria comprensión de los textos —propia de alguien que circula con soltura por el mundo del lied— es por la que valen igualmente las versiones que Bostridge ofrece aquí del Nocturno y Las iluminaciones, extraordinariamente dichas las dos, dotadas de esa personalidad que el tenor da a lo que tiene que ver con la literatura, de esa forma de actuar sin escena que es una de sus mejores características. Esta grabación sitúa a Bostridge a la altura de sus pares masculinos y hasta de alguna femenina, si tenemos en cuenta lo maravillosamente bien que hace este repertorio la soprano Felicity Lott. Cuenta para ello Bostridge con un formidable cómplice en la persona de Sir Simon Rattle, quien obtiene una magnífica prestación orquestal por parte de la Filarmónica de Berlín. Partiendo de esas bases puramente vocales, Bostridge actúa con una eficacia que hace olvidar sus limitaciones, en la línea canónica de Peter Pears, que con Britten al mando de la orquesta sigue firmando las versiones imprescindibles (Decca). nio bruckneriano de un gran director especialmente indicado para expertos en las obras de este sinfonista único. E.P.A. BRUCKNER: Sinfonía nº 8. (VERSIÓN DE 1890, EDICIÓN ROBERT HAAS). REAL ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: BERNARD HAITINK. 2 CD SACD RCO Live 05003. DDD. 85’45’’. Grabación: Ámsterdam, II/2005 (en vivo). Productor e ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Diverdi. N PN Si mal no recordamos, Haitink tiene tres versiones oficiales más de la Octava de Bruckner, dos con la Concertgebouw (1969 y 1981) y una tercera con la Filarmónica de Viena (1995), todas en Philips, aparte de alguna que otra en vivo con la Orquesta Juvenil Europea (1989) y con la Staatskapelle de Dresde (2002) en grabaciones privadas. Esta que ahora nos llega procedente de un montaje de dos conciertos celebrados en Ámsterdam los días 18 y 20 de febrero de este 2005, de excepcional finura orquestal, bien estructurada y equilibrada, como corresponde a un director tan familiarizado con este mundo, tiene no obstante algún problema puntual como la artificiosa respiración de la línea melódica y unos tempi demasiado amplios que en ocasiones no son sostenidos con la adecuada tensión interna. Por lo demás, hay algún movimiento como el sublime Adagio, el centro neurálgico de la obra, excelente- Así este disco, más que una lectura generacional que rompa con lo conocido, es la aportación de un cantante que dice como pocos a un panorama corto pero suficiente. No rompe la tradición, no sobrepasa a sus antecesores pero los complementa desde una expresividad, un buen gusto y una pertinencia técnica dignas de todo elogio. No rompe el escalafón pero lo enriquece. Claire Vaquero Williams mente tocado y expuesto, si bien tengamos que decir que, en líneas generales, la primera versión con la Concertgebouw y la de la Filarmónica de Viena superan a ésta por su mayor introspección, flexibilidad y contrastes. La grabación SACD no es gran cosa a pesar de que, en teoría, es el no va más en toma de sonido, quedando por detrás de cualquiera de las tres oficiales citadas más arriba. En conjunto pues, una notable lectura que no decepcionará a ningún seguidor del director holandés, si bien, como saben, hay recreaciones (entre ellas las tres citadas del propio Haitink, y además, Horenstein, Tennstedt, Wand, Celibidache y un sinnúmero de versiones) mejores que ésta, un buen concierto en vivo seguramente inolvidable para los que asistieron in situ y que puede servir para los demás y para las generaciones venideras de modelo histórico para saber cómo se tocaba a Bruckner en Ámsterdam a principios del siglo XXI. E.P.A. BUTLER: Fixed Doubles. O Rio. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Directores: MARTYN BRABBINS (Fixed Doubles) y ARTURO TAMAYO (O Rio). NMC D047M. DDD. 26’50’’. Grabación: Londres, 1996. Productores: David Mottley y Colin Matthews. Ingenieros: Geoff Miles y Mike Hatch. Distribuidor: Diverdi. N PM Es una pena que este disco no sea más largo. Ha sido filosofía de la casa NMC esto de los discos cortos, concisos y en D I S C O S BRITTEN-CAMPRA apariencia suficientes. Pero es que después de escucharlo apetece conocer más música de Martin Butler (Romsey, 1960), un compositor inglés de menos nombradía que algunos de su generación pero dueño de un lenguaje muy interesante, muy personal, fresco y pulido y del que estaría bien seguir su evolución con nuevas muestras. Este disco presenta un par de obras casi coetáneas, pues Fixed Doubles es de 1989 y O Rio del año siguiente. La primera la define muy bien su autor como una toccata para orquesta, un moto perpetuo en el que melodía, ritmo y color se adueñan de un discurso que crece desde la suave repetición de una línea que tiene algo de minimalista. O Rio parte del deseo del autor por usar modos tomados de la música latinoamericana y hay en ella algo de danza, de anhelo participativo desde un lenguaje que no renuncia ni al rigor ni a la estructura. Las versiones son excelentes y el disco una muestra estupenda de un talento del que nos gustaría saber más. C.V.W. CAGE: 44 Harmonies. Cheap imitation. CUARTETO ARDITTI. 2 CD MODE 144-45. DDD. 70’28’’ y 64’40’’. Grabación: Francfort, VII/2000. Productor: Brian Brandt. Ingeniero: Rüdiger Orth. Distribuidor: Diverdi. N PN E s este un Cage raro. El trazo fuertemente melódico que atraviesa las dos obras aquí grabadas por los Arditti puede hacer pensar, en un principio, que estamos ante un Cage más abordable de lo habitual. Al contrario, hay tanto radicalismo aquí como en cualquier otra de sus propuestas. Lo raro es el material de partida: las canciones e himnos de inspiración religiosa en la América del siglo XVIII y la línea melódica que preside el Socrate de Erik Satie. Sabemos del interés no ya apropiacionista sino de ensamblaje de músicas diversas y ajenas por parte de Cage; pues bien, en estas dos piezas está ampliamente ejemplificado. Tal vez no se trate de un tipo de transgresión como existe en el montaje que hace Cage en Rozart mix o en las Europeras, pero el resultado sonoro al que se llega en 44 Harmonies, sobre todo tras el arreglo preciosista de los Arditti, es más que atractivo. El problema con el que se enfrenta el receptor es la extrema duración de la pieza, que supera la hora y media, con lo que el embotamiento en la escucha está casi garantizado; aunque no se podrá negar el buen gusto de la propuesta, más aún si ésta llega en las manos de un cuarteto, el Arditti, que parece moverse a sus anchas en un material tan extraño e insólito. Las cuarenta y cuatro Harmonies que conforman la primera pieza se basan, a su vez, en un tema del propio Cage, Apartment house 1776, que nace como homenaje al bicentenario de Estados Unidos en 1976. Cage proponía ahí un Musicircus, es decir, la superposición de diversas músicas ajenas, como haría igualmente en Roaratorio. El material de partida no entra, precisamente, entre los favoritos de Cage: arias derivadas de danzas, solos de percusión, melodías e himnos de iglesias. Finalmente, Cage resumiría la obra en las cadencias de cada tema allí empleado y montaría la nueva obra que ahora conocemos de mano del Cuarteto Arditti y con el nombre de 44 Harmonies. El oyente percibe un aire indiscutible del siglo XVIII, pero es imposible, sin previo aviso, determinar el auténtico origen de los temas. El resultado es sorprendente, si bien, como quedó dicho, se malogra por una duración excesiva. En cuanto a Cheap imitation, se trata de un trabajo de orfebrería por parte de Cage, quien despoja una música ya de por sí bastante austera, como el Socrate de Satie, y nos brinda el armazón de la pieza original, la línea vocal de la obra (la melodía predominante en la parte orquestal de la obra de Satie), y la transporta sistemáticamente más alta o más baja en diferentes modos. Al resolverse la pieza en un ejercicio para violín, el sonido se hace especialmente duro. Las florituras desaparecen a favor de una severa obra homofónica. Cage consigue trasplantar a la —nueva— obra el sabor genuino con que nació el viejo Socrate: el espíritu medievalista. F.R. CAMPRA: Petits Motets. COUPERIN: Petits Motets. PAUL AGNEW, tenor. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE, órgano y dirección. VIRGIN 5 45720 2. DDD. 72’52’’. Grabación: Manche (Francia), VII/2004. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniera: Mireille Faure. Distribuidor: EMI. N PN Escrito para voz y bajo continuo (sostenido a veces por uno o dos instrumentos), el petit motet constituye un oasis de lirismo íntimo y reservado dentro de la música sacra francesa del período barroco. Sin embargo, el petit motet es producto de aquel mismo Versalles que también alentó la cara espectacular del grand motet. En la dimensión privada, se podía incluso tolerar aquel gusto italiano que en ámbitos más exteriores era rechazado con displicencia. Efluvios italianizantes envía por ejemplo Florete prata, de Campra, cuyo rebosar de imágenes naturales es traducido por medio de líneas vocales pujantes y floridas. Pero la extroversión de un motete como Florete prata es compensada por la tendencia —genuinamente francesa— a colorear de forma sutil el texto por medio de refinados juegos armónicos. En el Salve Regina, Campra demuestra cómo el petit motet, pese a las infiltraciones italianas, lograba mantener un espíritu autónomo. Una sensibilidad más refinada todavía irradia de los motets de Cuarteto Párkányí EQUILIBRIO CHAIKOVSKI: Cuarteto de cuerda nº 3 op 30. Movimiento de cuarteto en si bemol mayor. CUARTETO PÁRKÁNYÍ. PRAGA PRD/DSD 250 215. DDD. 53’41’’. Grabación: Deventer (Holanda), XII/2003. Productor e ingeniero: C. Jared Sacks. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN El aficionado sabe que hay unas cuantas referencias necesarias, acaso imprescindibles, de los tres Cuartetos de cuerda de Chaikovski. Y en especial del op. 30. No es necesario evocarlas, sobre todo cuando recibimos esta maravilla, rematada además por una conmovedora lectura de la solitaria Pieza en si bemol. Los cuarenta minutos del Op. 30 se componen de cuatro maravillosas secuencias desiguales en duración y equilibradas en propuesta. Es el milagro que consigue este espléndido Cuarteto Párkányí, compuesto por cuatro musicazos de varios países, capitaneados por el húngaro István Párkányí, que le da nombre al conjunto. El amplio, desarrolladísimo primer movimiento, tripartito, pródigo en humores y cambios de talante, es de una riqueza de matices difícil de igualar en cuanto a puesta en sonido, a interpretación, a vivencia de episodios y de situaciones. Contrasta el breve Scherzo, que es alegre, sí, pero elegante hasta transformar la broma en comedia, alta comedia. El Andante es de un intensidad conmovedora, una secuencia que suspende. El muy corto Finale es un típico movimiento de vivacidad no irresistible, sino medida, elegante de nuevo, sobrio y sin embargo de poderoso nervio. El Movimiento de cuarteto es como una generosa propina de un cuarto de hora después de tan extraordinaria traducción sonora del Op. 30. Uno de esos discos que atesoramos por la obra, por la interpretación, por el sonido. Por todo. Santiago Martín Bermúdez 85 D I S C O S CAMPRA-DURUFLÉ François Couperin. La línea melódica se flexibiliza de manera casi invisible, renuncia a cualquier alarde de virtuosismo pero sabe obtener de la palabra (latina, pero pronunciada a la francesa) una amplísima paleta cromática, como en esa larga meditación que es Audite Omnes. Paul Agnew se erige en protagonista absoluto de esta grabación. Su hermoso y delicado registro de haute-contre sabe traducir con propiedad estilística tanto los momentos más introvertidos como los pasajes más dramáticos. Pero, aunque la flexibilidad de acentos exhibida por Agnew sea muy notable, no resulta del todo acertada la decisión de confiar todo el programa del disco a un único cantante. Una mayor alternancia entre voces, timbres y registros diversos hubiera añadido más variedad a un repertorio que por su propia naturaleza carece de contrastes llamativos. En esta dirección han actuado otros directores (por ejemplo Christophe Rousset en un monográfico de motetes de Couperin editado por Virgin) con resultados que —sin superar en calidad estas óptimas versiones de Christie— sí resultan finalmente de escucha más amena para quienes no son incondicionales de este tipo de repertorio. S.R. CHAIKOVSKI: 86 rige por criterios interpretativos similares, y similares son los resultados. Se puede pedir más a un conductor de la altura de Gatti, cuya saludable gestión al frente de la Royal Philharmonic Orchestra debería quedar reflejada en registros más afortunados. Veremos si sorprende favorablemente con la Sexta. A.V.U. CHOPIN: Nocturnos. Impromptus opp. 29, 36 y 51. Fantasía-Impromptu op. 66. ANGELA HEWITT, piano. 2 CD HYPERION CDA67371/2. DDD. 132’53’’. Grabación: Alemania, XI/2003. Productor: Ludger Bökenhoff. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Tras su excelente incursión en el mundo de Couperin, la siempre elegante pianista británica se sumerge ahora en el intimismo recogido y profundamente romántico de los Nocturnos de Chopin. Lo hace desde la profunda convicción de que estas piezas están escritas para ser interpretadas en la intimidad del salón de tu casa, alejados del mundanal ruido, para lograr el clima de evocación necesario para la perfecta audición de los mismos. Al margen de sonoridades y evocaciones, las lecturas de Hewitt resultan de una claridad cristalina. No es la pianista muy dada a adornar unas lecturas que siempre se han caracterizado por su sobriedad, siempre justa en la medida, y por su negativa a la exhibición. Estos Nocturnos (y los Impromptus) siguen a pies juntillas estos principios. En su concepción tienen ciertas semejanzas con los de Maria João Pires (DG), sobre todo en lo referente al sonido y a esa indefinible sensación de lo hogareño, de estar escuchando, como comentamos antes, en el salón de casa. Pero al mismo tiempo, al igual que la pianista lusa, se echa de menos un mayor aliento romántico, ciertas dosis de pasión que nos transporte, de forma más contrastada, al universo ensoñador de estos Nocturnos. Los Impromptus, por su parte, combinan la fragilidad expresiva con la solidez de un concepto bien asimilado en los que todo está donde debe estar y como debe estar. C.V.N. Zarabanda CORELLI Sinfonía nº 4 en fa menor op. 36. Capricho italiano op. 45. ROYAL PHILHARMONIC ORCHESTRA. Director: DANIELE GATTI. CORELLI: HARMONIA MUNDI HMU 907393. DDD. 53’39’’. Grabación: Londres, XII/2004. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. N PN 2 CD WARNER 5046791142. DDD. 145’51’’. Grabación: Madrid, XII/2004. Productora: Ana Gómez. Ingeniero: Bertram Kornacher. N PN Avanza el compromiso de Daniele Gatti de grabar para Harmonia Mundi las tres últimas sinfonías de Chaikovski con su Royal Philharmonic Orchestra. Tras una discutida Quinta, el director italiano propone una Cuarta en la que no acierta a definir las ideas que le sugiere la partitura, lo que posiblemente se deba a un aferramiento casi obsesivo a la literalidad del texto, alcanzando una singular lectura, agitada, distante y un tanto vacía. A cambio, el instrumento funciona, se extrae de la orquesta un sonido brillante, hermoso, en ocasiones óptimo, por lo que la música se deja escuchar sin llegar a cansar. En cualquier caso estas virtudes son insuficientes cuando se trata de una sinfonía tan presente en el mercado discográfico, donde la competencia es feroz y extremadamente cruel con opciones de valor limitado. Así llegamos a resolver que sin ser una mala versión, hay numerosas alternativas superiores — citemos las de Abbado y Bernstein en la era digital, por no retroceder demasiados lustros— que reducen considerablemente las posibilidades de este registro que, no obstante, viene acompañado de una presentación cuidada en apariencia y contenido, con documentadas notas de George Gelles. Completa el disco una traducción del Capricho italiano que se Si convenimos en llamar imaginación a la suma de fantasía y rigor, al dominio de la primera por el segundo o a la flexibilidad del segundo en su relación con la primera, lo que en este disco derrocha el flautista Álvaro Marías es indiscutible imaginación. El rigor se aprecia sobre todo en las sólidas explicaciones que sobre las fuentes empleadas da en la carpetilla, la fantasía al oír las versiones que ofrece del Op. 5 de Corelli. Del original para violín (el instrumento del compositor), se puede recomendar sobre todo la integral del Trio Sonnerie liderado por Monica Huggett (véase SCHERZO nº 90, pág. 85), donde la alternancia entre clave y órgano y la colaboración extraordinaria de Nigel North a las cuerdas pulsadas constituyen valores añadidos difíciles de superar. Zarabanda limita el acompañamiento al violonchelo de Miguel Jiménez y el clave de Rosa Rodríguez, pero la combinación de precisión en la ejecución, belleza en los timbres, musicalidad en los fraseos y juiciosa ubica- Sonatas para flauta dulce op. 5, nºs 112. Sonatas para flauta dulce Anh. 34 y 35. ZARABANDA. ción de sus respectivas líneas en el espectro sonoro hace que no se eche nada de menos en este respecto. En cuanto al solista, que lo es de hasta siete flautas dulces contralto diferentes, en todo momento parece comprender, y así lo transmite especialmente en las sonatas da camera (las seis últimas), el impacto más inmediato, no tan relamido y así más rústico por así decir, que estas transcripciones demandan de él por comparación con las versiones violinísticas. Si los catálogos no engañan, esta es la primera integral para flauta de esta colección capital en la historia de la música barroca y no será fácil que le salga competencia seria. Alfredo Brotons Muñoz www.scherzo.es D I S C O S CAMPRA-DURUFLÉ Piezas para clave. SOPHIE YATES, clave. CHANDOS Chaconne CHAN 0718. DDD. 79’51’’. Grabación: Somerset, VI/2004. Productor e ingeniero: Gary Cole. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN S obrino del Gran Couperin, ArmandLouis (1725-1789) pasó una existencia apacible y libre de preocupaciones graves en el ambiente rococó de la Francia de los luises. Su muerte violenta (en un accidente de circulación) el mismo año del estallido de la Revolución parece simbolizar el decisivo cambio de época que se avecinaba. Organista en SaintGervais, siguiendo la tradición familiar, y casado con Elisabeth-Antoine Blanchet, organista en Montmartre y miembro de una de las más destacadas familias francesas de constructores de claves, Armand-Louis dedicó atención preferente al teclado. Su música es en general tranquila y serena, aunque no exenta de virtuosismo y más volcada hacia el pasado representado por sus mayores que al futuro. Sophie Yates ofrece en este disco una amplia e interesantísima selección con una copia de un instrumento fabricado por Goujon hacia 1749, que posee un registro de plectros forrados en cuero que utiliza en pasajes de especial dulzura, como en la segunda gavota. Las interpretaciones son musicales y precisas, flexibles rítmicamente y bien contrastadas desde el punto de vista expresivo. De entre las danzas, sobresale una nostálgica Allemande, así como el sentido de la picaresca que parece ocultarse tras los minuetos. Entre las piezas de carácter, La Turpin es intrépida, La Grégoire, atrevida, y Les Tendres Sentiments resultan de una refinadísima dulzura melancólica que parece remitir a Louis Couperin, el célebre tío-abuelo de Armand-Louis. P.J.V. DEBUSSY: Preludios I y II. PASCAL ROGÉ, piano. ONYX 4004. DDD. 77’42’’. Grabación: La ChauxDe-Fonds (Suiza), I/2004. Productor: Christopher Pope. Ingeniero: Jean-Claude Geberel. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN La discografía de los Preludios de Debussy, como ya hemos visto en más de una ocasión, es amplia, rica y de altísimo nivel. Recordábamos hace tiempo 25 referencias luminosas. Creemos que ésta que recibimos ahora puede ser la número 26, por orden de llegada, no de méritos, que son muchos. Tal vez no esté entre las primerísimas, pero sí en ese amplio grupo escogido. Rogé, el gran traductor sonoro de Poulenc y otros compositores franceses de esa cuerda y cuerdas contiguas, vuelve por donde solía, pero reforzado por un amplio arco cromático: por el cantabile claro y neto de exposición diáfana (Colines, Sérénade, Puerta del vino), por la sugerencia basada en un toque preciso que a veces renuncia a la elocuencia para mejor plantear el matiz (La fille aux cheveux de lin, Brouillards, Feuilles mortes, Les fées, Ondine), por el poematismo decidido en el que cabe a veces una sugerencia de caos sonoro al socaire de un crescendo (Vent d’ouest, Cathédrale, Feux d’artifice), incluso por el humor (y aquí no hará falta prodigar ejemplos). El resultado es un par de ciclos muy contrastados, ricos en insinuaciones, cuando no en plena afirmación, una secuencia de 24 poéticas complementarias y distintas. No sorprenderán a quien escuche este CD las palabras del propio Rogé a propósito de estas dos series: “De repente, entendí los ‘colores’ que había dentro de mí. El piano ya no era un instrumento percutivo, mecánico. Se había convertido en algo parecido a la paleta de un pintor. Por primera vez veía yo imágenes, auténticas imágenes, al ponerme a tocar”. En fin, una nueva referencia para los Preludios, piezas exquisitas donde las haya para un exquisito pianista. S.M.B. ingrávida, por lo que no alcanza con ideal ligereza el registro sobreagudo, hecho menor ante la exquisita musicalidad y expresividad que despliega en sus distintas intervenciones. Giulio Fioravanti entona un formidable Lei perduta, in core escondo, mientras el Coro y la Orquesta de la RAI milanesa cumplen sobremanera bajo la batuta del profesor Bruno Rigacci. Los entusiastas del belcanto encontrarán en este disco un verdadero tesoro donizettiano. A.V.U. DURUFLÉ: Requiem. Notre Père. Messe cum Jubilo. POULENC: 4 petites prières de Saint François d’Assise. Laude de Saint Antoine de Padoue. MESSIAEN: O Sacrum Convivium. CHRISTIANNE STOTIJN, mezzo; MATTIJS VAN DE WOERD, barítono; ERWIN WIERSINGA, órgano; QUIRINE VIERSEN, chelo. VOCAL ENSEMBLE THE GENTS Y CORO FEMENINO. Director: PETER DIJKSTRA. DONIZETTI: Pia de’ Tolomei. GIULIO FIORAVANTI, barítono (Nello); LELLA CUBERLI, soprano (Pia); BENEDETTA PECCHIOLI, contralto (Rodrigo); RENZO CASELLATO, tenor (Ghino); ALFREDO ZANAZZO, bajo (Piero). CORO Y SINFÓNICA DE LA RAI DE MILÁN. Director: BRUNO RIGACCI. 2 2 CD CHANNEL CCS SA 22405. DDD. 85’20’’. Grabación: Rhede (Alemania), VII/2004. Productores: C. Jared Sacks y Peter Dijkstra. Ingenieros: C. Jared Sacks y Hein Dekker. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN CD BONGIOVANNI GB 2379/80-2. ADD. 105’59’’. Grabación: Milán, 1976. Distribuidor: Diverdi. R PN na. Que la luz eterna brille sobre ellos. Sobre los muertos. Es una parte del Réquiem. Una plegaria, una oración, un ruego. Se habla con Dios. Y con Dios se habla como a lo largo de estos dos bellos discos: con recogimiento. Duruflé (1902-1986) es una continuación de Fauré con medios muy semejantes. Hay eso: recogimiento, dulzura, asombro ante las inmensidades; la muerte, una de ellas. Pero no sólo tenemos ese amplio y precioso Réquiem que ocupa todo el primer disco, también tenemos un Padre nuestro y una Misa jubilosa. Poulenc, tres años mayor que Duruflé, es una continuación de Fauré por medios distintos. Poulenc es el humano pavor ante todo, y también ante la muerte y ante Dios. Se identifica con Blanche La Force, la monjita aterrorizada, y con el pobre de Asís: aquí están sus 4 plegarias. Y con las alabanzas de Antonio, el de Padua. Tal vez porque ambos predicaban a los animales y ocupaban un destacado lugar en el imaginario popular. Terminamos con los cinco bellísimos minutos de O Sacrum convivium, de Messiaen, que no es la continuación de ninguno de ellos porque su reino es de otro mundo. El conjunto holandés The Gents y la dirección de Peter Dijkstra consiguen algo que no es un milagro, sino el resultado de un trabajo duro muy bien hecho: ese estado de piedad y meditación, como si no hubiera técnicas por medio. Acompañados por tan sólo un órgano y un chelo, y sobre los que se destacan una mezzo y un barítono, todos ellos profesionales de altura, estos musicazos consiguen un recital que conforta el alma y humedece los ojos. DONIZETTI A. L. COUPERIN: Los últimos años de Gaetano Donizetti en Nápoles fueron especialmente difíciles para el compositor, pues diversos factores hicieron de su vida una cruel pesadilla: a la pérdida de sus familiares más directos en un espacio de dos años hubo de añadir la tiranía de la clase política, el demonio de la censura y, para colmo, el fracaso de diversos estrenos, por lo que no tardó en desplazarse a París, donde durante un tiempo se reconciliaría con el éxito. Entre los estrenos que no alcanzaron la buena acogida esperada de la época napolitana se halla el de Pia de’ Tolomei (1837). Se trata una obra de madurez, con todo lo que ello conlleva: influencia ya lejana de Rossini, ritmo, nobles y suntuosas melodías, talento teatral, importantes escenas corales y de conjunto, y lucimiento para la heroína. El presente registro —una edición para la radio— es estupendo y hace justicia al atractivo contenido de la partitura. Todos los miembros del reparto se adecuan a sus papeles, siendo obligado destacar la eminente presencia de una Lella Cuberli (Pia) entonces en los comienzos de su trayectoria como destacada intérprete del repertorio belcantista. La voz no es El lema de este doble CD es Lux æter- S.M.B. 87 D I S C O S DVORÁK-JONGEN DVORÁK: Los 4 Tríos con piano. TRÍO BORODIN. 2 CD CHANDOS CHAN 241-24. DDD. 155’30’’. Grabaciones: Londres, Essex, VI/1983, VI/1985, VI/1992. Productor: Brian Couzens. Ingenieros: Ben Connellan (1 y 2), Ralph Couzens (3 y 4). Distribuidor: Harmonia Mundi. R PN N o constituyen novedad estos registros, pero sí una referencia sin (creemos) posible discusión. Estos dos discos generosos en tiempo desgranan lecturas hondas, ricas en canto y danza, mas también sugerentes y precisas de un repertorio que al menos en su segunda mitad es demasiado conocido como para traer sorpresas. Y aun así, las trae, porque son versiones que se alejan de lo tradicional, lo habitual, lo sabido. Podríamos decir que estos tres músicos rusos enfocan su Dvorák mirando hacia el este, pero esto sería demasiado sencillo, aunque algo de ello encontremos en estos casi 160 minutos de música. La gravedad del Op. 65 en sus cuatro movimientos (podríamos decir que incluido el Scherzo, ese singular Allegretto grazioso); la implacable secuencia del Op. 90, el conocidísimo Dumky, que a veces, en determinados momentos cadenciosos, no reconocemos del todo; el lirismo soñador que a menudo traspasa a las dos obras tempranas... Todo parece indicar que estamos ante propuestas muy diferentes a lo conocido. Este Dvorák es menos alegre, menos animado, menos vivaz. Pero no menos cantabile, y sí más poético y soñador, más melancólico en general, más doliente en algunos momentos concretos que resultan de una belleza penetrante que el aficionado habitual de este repertorio agradecerá por contraste y por enriquecimiento del concepto. Estos dos discos, este bello programa que ya tiene sus años, merecería un detalle mayor en el comentario. Baste por el momento con esta invitación. Empiecen por el Op. 65 y escucharán un Dvorák distinto. ¿Mejor? Quién sabe. Diferente, intenso, profundo. Magistral. S.M.B. FELDMAN: Christian Wolff in Cambridge. Chorus and Instruments II. For Stefan Wolpe. WOLPE: Two chinese epitaphs. Four pieces for mixed chorus. THE CHOIR OF SAINT IGNATIUS OF ANTIOCH. Director: HAROLD CHANEY. NEW WORLD 80550-2. DDD. 61’53’’. Grabación: Nueva York, VI/2000. Productor: Harold Chaney. Ingeniero: Adam Abeshouse. Distribuidor: Diverdi. N PN Antes de la edición en el sello Hänssler 88 en 2002, la única grabación disponible de For Stefan Wolpe, la obra de Morton Feldman para coro y dos vibráfonos, era la del sello norteamericano New World. Ahora, este disco se distribuye en España y es la ocasión de comprobar la excelencia de la versión del SWR Vokalensemble de Stuttgart, su luminosa espacialización del sonido, con la lectura mucho más cerrada que hace el coro de Saint Ignatius of Antioch en la propuesta de New World. Ese tema feldmaniano pone el broche final a un registro muy cuidado en cuanto a la elección del programa y a la inserción de un texto verdaderamente lúcido de Steven Johnson (el editor del esclarecedor libro The New York schools and visual arts) en el cuadernillo que acompaña al disco. Dos obras de Stefan Wolpe y otras dos pequeñas piezas de Feldman completan, en efecto, una grabación interesante más por lo novedoso y lo insólito del repertorio que por los resultados artísticos globales. Las piezas de Wolpe no son especialmente afortunadas (demasiado plegadas al estilo de canción/coro de protesta que tanto predicamento tuviera en compositores como Eisler), mientras que la versión, como quedó dicho, del tema For Stefan Wolpe no aporta demasiada luz sobre el discurso feldmaniano. El disco merece la pena por las dos pequeñas obras que se incluyen del propio Feldman, que, en conjunto, apenas superan los seis minutos de duración: Christian Wolff in Cambridge (que también figuraba en el disco del SWR Vokalensemble) y Chorus and Instruments II pertenecen al período “medio” del autor y, sobre todo Chorus, participan plenamente de las características de ese estilo. Chorus, en particular, se sitúa en el catálogo de Feldman entre Four Instruments y la obra maestra que es Between categories. Estamos, pues, ante un material sonoro muy concentrado, en donde la unión entre las voces, la tuba y las campanas tubulares es tan absoluta que casi habría que hablar de un instrumento solo. La extrema quietud, la disposición aislada de los acontecimientos sonoros, la orientación vertical del discurso hacen de la escucha de Chorus and Instruments II y, finalmente, de Christian Wolff in Cambridge, una extraordinaria experiencia, lo que no se puede decir de la interpretación, como ya quedó apuntado, de la, por otra parte, hermosa y extensa For Stefan Wolpe. Y es que el coro neoyorquino se fuerza aquí en aprisionar el material hasta dejarlo sin respiración. Una simple escucha de la versión alemana (sello Hänssler) deja ver claramente las diferencias. Lo que hay de ocupación perfecta del espacio sonoro en la versión de Stuttgart, con su vívida lectura de la pieza, se reduce a una interpretación casi oscurantista en la prestación del coro de Nueva York. Aunque la obra, en su resplandeciente belleza (y muy asequible para todo tipo de oyentes), se basta a sí misma, siempre es preferible paladearla en las mejores condiciones y esas no están, precisamente, en el registro de New World. F.R. GOLDBERG: Conciertos para clave en re menor y en mi bemol mayor. JACQUES OGG, clave. ORQUESTA BARROCA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. Director: JACQUES OGG. VERSO VRS 2025. DDD. 65’54’’. Grabación: Salamanca, XI/2003. Productores e ingenieros: Pilar de la Vega y José Miguel Martínez. Distribuidor: Diverdi. N PN T riste destino póstumo el de Johann Gottlieb Goldberg (1727-1756): ser mundialmente famoso por una obra (las Variaciones “Goldberg”) escrita por otro, el mismo además al que durante siglos se ha atribuido la única composición bien conocida (la Sonata en trío en do mayor, BWV 1037). Visto desde el lado opuesto y con espíritu de “no hay mal que por bien no venga”, sin la falsa atribución o el destino también cuestionable del BWV 938 (Goldberg sólo contaba catorce años en el momento de su composición) no parece probable que por ejemplo un disco como este hubiera visto nunca la luz. Lo ha hecho en Salamanca, seguramente al calor de una capitalidad europea que, junto con el valor que en sí mismo constituye el redescubrimiento de un compositor mundialmente olvidado, hace más soportable la idea de que, en el estado de abandono en que todavía se encuentra nuestro propio patrimonio musical, se dediquen fondos públicos (de la universidad en este caso) a la promoción de otros. Las interpretaciones se caracterizan por aquella corrección objetiva un tanto perversa por cuanto, aquí sobre todo en los movimientos lentos, excluye el punto de inspiración subjetiva que las haría positivamente distintivas. Por otro lado, la sonoridad pareja de solista y acompañamiento resulta absolutamente increíble. A.B.M. GRAUN: Sinfonia Grosso en re mayor. Conciertos para violín en re menor y la mayor. Concierto para viola da gamba en la mayor. ILJA KOROL Y DANIEL SEPEC, violines; VITTORIO GHIELMI, viola da gamba. WIENER AKADEMIE. Director: MARTIN HASELBÖCK. CPO 999 887-2. DDD. 68’38’’. Grabación: Viena, XI/2002. Productor: Burkhard Schmilgun. Ingeniero: Stephan Reh. Distribuidor: Diverdi. N PN Tal vez menos conocido que su hermano pequeño Carl Heinrich, Johann Gottlieb Graun (1702-1771) ocupó un relevante papel en la corte prusiana de Federico el Grande, llegando a ser miembro destacado de su orquesta (era un virtuoso violinista) y maestro de capilla. Autor esencialmente de música instrumental, este disco de la Wiener Akademie nos ofrece de ella una significativa muestra que incluye una sinfonía en tres movimientos, dos conciertos para violín y uno para la viola da gamba, instrumento que se resistía a desaparecer de la práctica profesional en Alemania, cuando ya lo había hecho prácticamente del resto de Europa. Escrita para dos flautas, dos oboes, dos fagotes, dos trompas, tres trompetas, timbales, cuerda y continuo en la brillante tonalidad de re mayor, la sinfonía es una obra de primer rango dentro del estilo preclásico y en ella se recrea la Wiener Akademie con una impetuosidad rítmica y un equilibrio tímbrico extraordinarios. Los conciertos son formalmente D I S C O S DVORÁK-JONGEN vivaldianos, aunque de desarrollos más amplios que los típicos del barroco. Los solistas están soberbios. Tanto Ilja Korol en el Concierto para violín en re menor como Daniel Sepec en el otro concierto de violín o Vittorio Ghielmi en el de viola da gamba se pliegan con virtuosismo y musicalidad sobradas al concepto exuberante, contrastado y vitalista que marca Haselböck. Especialmente sugerente resulta el tiempo lento del Concierto para viola, en el que Ghielmi consigue una variedad de matices y una profundidad de sonido en verdad subyugante. P.J.V. HAENDEL: Oberturas, arias y dúos amorosos. SUZIE LEBLANC, soprano; DANIEL TAYLOR, contratenor. Arion. Director: STEPHEN STUBBS. ATMA ACD 2 2260. DDD. 57’30’’. Grabación: Mirabel (Quebec), I y VIII/2002. Productora e ingeniera: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN Van siendo ya moda antigua (sobre todo entre sopranos, mezzosopranos y contratenores) las selecciones de números extraídos de las óperas de Haendel. En esta son una soprano y un contratenor de los actualmente más renombrados en el repertorio barroco los que se entregan a una extraordinaria exhibición sobre todo de hermosos timbres y musicalidad cantabile, aunque los pasajes de agilidad ni faltan ni desmerecen. No se ocultará que el auxilio de los técnicos de sonido, con una estudiada ubicación de cada línea, cada frase y a veces hasta cada nota en el lugar más adecuado del espectro, se antoja importante para la consecución de la resultante belleza, pero si en el estadio actual de casi omnipotencia en que se encuentran los medios materiales de tratamiento del sonido una grabación es como nunca antes lo fue la expresión más acabada posible de un ideal interpretativo, se ha de reconocer que aquí se está muy cerca del ideal. Queda con ello dicho a quienes todavía prefieran aquel punto de imperfección que crea la impresión de vida palpitante (el cual por otra parte también puede ser artificialmente logrado, no se olvide) el reconocimiento de los motivos objetivos de admiración que aquí encontrarán no les inducirá el deseo de volver a pulsar la tecla de play con la misma fuerza que a los por desgracia cada vez más numerosos melómanos que prefieren gastar su dinero en las tiendas discos que en las salas de conciertos. A.B.M. HAYDN: Tríos con piano. Vol. 5. TRIO 1790. CPO 999 828-2. DDD. 74’44’’. Grabación: Colonia, III/2000; III/2001. Productores: Burkhard Schmilgun y Wolf Werth. Ingenieros: Martin Renz, Doris Benden. Tríos con piano. Vol. 6. TRIO 1790. CPO 999 829-2. DDD. 76’26’’. Grabación: Colonia, III/2000; III/2001. Productores: Burkhard Schmilguny Wolf Werth. Ingenieros: Martin Renz, Doris Benden. Distribuidor: Diverdi. N PN Los volúmenes quinto y sexto de la integral realizada por el conjunto Trio 1790 en CPO recoge los tríos con piano de la madurez de Haydn. El quinto reúne los Hob. XV: 24-26 y 31-32. El sexto los Hob. XV: 27-30. Hay entre ellos no pocas joyas en las que el compositor parece mirar conjuntamente al pasado, presente y futuro de la historia de la música. Algo que pocos compositores parecen hacer tan bien como Haydn. Trio 1790, formado por Annette Wehnert (violín), Mercedes Ruiz (violonchelo) y Harald Hoeren (fortepiano), recurre a instrumentos originales, lo que adelgaza las sonoridades y los empastes entre las cuerdas y el piano. Las piezas salen como en filigrana: ligeras, brillantes, recuperando un sentido de entretenimiento que otras lecturas “modernas” han borrado en pos de una mayor severidad de concepto. Pero ello no significa que la presente versión sea superficial. Alguna partitura parece requerir un peso específico que los instrumentos de la época todavía no pueden garantizar (Trío en fa sostenido menor Hob. XV: 26), pero en general destaca la imagen de un Haydn capaz de entretener y entretenerse haciendo de paso gran música. Los componentes de Trio 1790 suenan con buena técnica y cohesión. Su integral haydniana representa sin duda el punto álgido de su discografía. Pero los retos en este campo, incluso para un conjunto con instrumentos históricos, son aún muchos. Queda Mozart, queda Beethoven… y sólo hemos nombrado a los más grandes. S.R. HAYDN: Ariadna en Naxos. BEETHOVEN: Cuatro arietas italianas op. 82. Ecco quel fiero istante WoO 124. In questa tomba oscura WoO 133. Arias de Sarti, Caldara, B. Marcello, Sarro, Haendel, Lotti, Mozart y Porpora. DAVID DONG QYU LEE, contratenor; YANNICK NÉZET-SÉGUIN, piano. ornamenta con gusto. Muy sugerente el Pur dicesti o bocca bella de Lotti. Correcto el Lascia ch’io pianga del Rinaldo haendeliano, magníficamente articulado, pero más contenido de la cuenta. Ridente la calma Kv. 152 de Mozart nos llega en toda su amable ligereza y las arietas y canciones de Beethoven resultan directas y francas. El también joven pianista canadiense Yannick Nézet-Séguin acompaña con un instrumento moderno, atentísimo a la respiración y las inflexiones del cantante. Un interesante descubrimiento. P.J.V. HELLER: Estudios para piano opp. 45, 46 y 47. JAN VERMEULEN, piano. BRILLIANT 92506. DDD. 69’34’’. Grabación: Bélgica, XII/2003, VII/2004. Productor e ingeniero: Jimmy Quintens. Distribuidor: Cat Music. N PE Heller fue húngaro y sólo dos años posterior a Liszt en nacimiento y muerte (1813-1888). Estudió con Carl Czerny y Anton Halm, debutando a la edad de quince años, con dos frenéticos años de actividad a continuación, residiendo luego en Augsburgo, donde estudió composición. Con veinticinco años recaló en París, paseando Liszt sus obras por Europa. Entre sus muchas obras destacan los Estudios que en estos dos discos expone, sin brillo especialmente destacable el pianista belga Jan Vermeulen. Los estudios se agrupan en tres Opus, dos de ellos constan de veinticinco estudios y otro de treinta. No sólo van a tratar la cuestión o el problema técnicos, sino que Heller, al igual que Chopin —aunque no alcance la brillantez del polaco— sino que el húngaro, considerado mucha veces francés, no descarta la envoltura en exposición musical, buscando que el ejercicio técnico sea también grato al posible oyente. Colección importante y ofrecida a precio medio, debe de ser digna de atención por parte de los practicantes y de los aficionados al piano. ATMA ACD 2 2326. DDD. 67’49’’. Grabación: Quebec, II/2004. Productora e ingeniera: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN A sus 27 años, el contratenor coreano afincado en Vancouver David Dong Qyu Lee ha desarrollado su carrera básicamente en Canadá y Estados Unidos, donde ha cosechado premios y éxitos continuados. Aquí hace su presentación discográfica con un programa que tiene como plato fuerte la cantata Arianna a Naxos de Haydn, que interpreta con encendidos acentos y convincente dramatismo. La voz de Lee fluye con naturalidad, clara, amplia, brillante, verosímil desde el punto de vista dramático, pues el cantante es elegante, musical y siempre muy expresivo. Los recitativos haydnianos están trabajados hasta exprimir el último matiz textual y en las arias Lee resuelve los pasajes más peliagudos con aparente facilidad, lo cual vuelve repetir en piezas tan comprometidas como el Alto Giove del Polifemo de Porpora, que J.A.G.G. JONGEN: Comala, cantata del Premio de Roma para orquesta, coro mixto y solistas op. 14. Clair de lune op. 33 (versiones para piano, de 1908, y para orquesta, de 1915). SOPHIE MARIN-DEGOR, soprano; MARC LAHO, tenor; ROGER JOAKIN, barítono; MARCELLE MERCENIER, piano. CORO SINFÓNICO DE NAMUR. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LIEJA Y DE LA COMUNIDAD WALLONIA-BRUSELAS. Director: JEAN-PIERRE HAECK. MUSIQUE EN WALLONIE MEW 0214. DDD/ADD. 55’24’’. Grabaciones: Bruselas, II/2003 (Comala), IX/2003 (Clair, orquestal), 1973 (Clair, piano). Productores: Roland van der Hoeven, Christophe Pirenne, Laurette Prête. Ingeniero: Pierre-Joseph Renquin. Distribuidor: Diverdi. N PN Es Comala obra de un compositor dotadísimo de 25 años. El belga Joseph Jongen compone para la variante de su país 89 D I S C O S JONGEN-MOZART nivel. Haeck dirige con rigor, con fuego, con fuerza, mas también con claridad. Con un viejo registro de Marcelle Mercenier se completa el disco; es una lectura sugerente y hasta doliente de la versión original para piano solo del Claro de luna, obra que formaba díptico con Sol al mediodía allá por 1908. Un nuevo jalón en el rescate de la obra de Joseph Jongen, grandísimo compositor belga al que ya hemos tenido oportunidad de dedicarle atención en esta revista. S.M.B. MILHAUD: Suite symphonique nº 2 d’après “Protée” op 57. SINFÓNICA DE SAN FRANCISCO. Director: PIERRE MONTEUX. Grabación: 14-IV-1945. Le boeuf sur le toit op 58. SINFÓNICA DE MINNEAPOLIS. Director: DIMITRI MITROPOULOS. 2-III-1945. Cuarteto de cuerda nº 7 op 87. CUARTETO GALIMIR DE VIENA. París, 18-XI-1935. Suite provençale op 152a. SINFÓNICA DE ST. LOUIS. DIRECTOR: VLADIMIR GOLSHMANN. 15-IV1942. Suite d’après Corette op 161b. TRÍO DE LENGÜETAS DE PARÍS. París, I/1938. Sinfonía nº 1 para gran orquesta op. 210. SINFÓNICA DE LA RADIO COLUMBIA. Director: DARIUS MILHAUD. Nueva York, 8-I1947. Introduction et Allegro op. 220. MILHAUD del Premio de Roma esta obra simbolista, wagneriana, cuya fuente literaria es el apócrifo de Ossian. Si es wagneriana, se trata del Wagner joven o de primera madurez, el anterior a la irresistible tentación y búsqueda cromáticas. Si es simbolista, tiene mucho que ver con la operística del momento (Reyer, Massenet, Chabrier, Lalo, d’Indy), esas óperas olvidadas o poco recordadas hoy; mas también con cierta iconografía plenamente simbolista o acaso prerrafaelita. Leyenda, medievalismo, tono heroico, lirismo, dúo de amor, grandes coros, orquestación límpida, de muy rico color. Una belleza que es preciso saborear forzando un poco nuestra sensibilidad, alejada de aquellos platos fuertes. En cambio, Clair de lune, para piano solo, es bella en un sentido más moderno. Es debussysta, sin duda, pero sobre todo en lo armónico, no en el tratamiento de los temas. La orquestación convierte el original en otra obra, en algo más perfecto, más sensual, más debussysta aún, o acaso raveliano. No importa la exactitud de esto, se trata de sugerir cuál es el sentido del sonido de esta obra magnífica, que aquí escuchamos en sus dos versiones. Sorprende que el belga Jongen no se sienta especialmente atraído por las enseñanzas del belga Franck. No van por ahí estos sonidos, no tienen gran cosa que ver con la Schola, aunque en su momento no desdeñara a d’Indy o a Magnard. Pero con el tiempo prefirió a la competencia, y en especial a Ravel. Y se nota. El programa suena espléndidamente: un trío vocal de altura, con la voz especialmente bella de la soprano Sophie Marin-Degor; un coro en excelente forma y una orquesta de muy buen SINFÓNICA DE ST. LOUIS. Director: VLADIMIR GOLSHMANN. 1941. Quatre chansons de Ronsard op. 223. LILY PONS, soprano. ENSEMBLE ORCHESTRAL. Director: ANDRÉ KOSTELANETZ. Nueva York, 2-IV-1947. Le bal martiniquais op. 249. ROBERT y GABY CASADESUS, pianos. Nueva York, 18-IV-1941. Suite française op 248b. FILARMÓNICA DE NUEVA YORK. Director: DARIUS MILHAUD. 13XI-1944. Deux marches op. 260 “In memoriam for Pearl Harbor Day”. SINFÓNICA DE LA RADIO COLUMBIA. Director: DARIUS MILHAUD. Nueva York, 8-I-1947. 2 CD CASCAVELLE Flash Back Music Collection. 138’45’’. Distribuidor: Gallicant-Gaudisc. N PN Hay que reconocer que este doble CD encierra demasiado artista legendario como para no detenerse en él, aunque a este o a aquel aficionado pueda no interesarle una parte mayor o menor de la música seleccionada. Ahí está la voz de bellísimo timbre y penetrante vibrato de Lily Pons. Ahí están Monteux y Mitropoulos, en Estados Unidos, cuando la guerra va a terminar. El nervioso Boeuf de Mitropoulos es de lo mejorcito de esta secuencia histórica. Junto con las Canciones de Ronsard de Lily Pons y esas dos piezas del Le bal martiniquais de los Casadesus, que están soberbios en aquel lejano 1945 (aquí, la guerra ya ha concluido). Domina el Milhaud neoclásico por encima del brasileiro, y también está presente el pintoresco (lo diremos así, mejor que folclorista). Hay obras de encanto clasicista innegable, como el couperiniano doblete Introducción y Allegro, como la Suite Corette para trío de lengüetas (oboe, clarinete, fagot), por tres musicazos allá en el París de 1938. Hay obras Alfred Brendel ELEGANCIA Y MADUREZ MOZART: Sonatas para piano K. 281, 282, 576. Fantasía K. 396. ALFRED BRENDEL, piano. SACD PHILIPS 475 6199 PSA. DSD. 55’15’’. Grabación: Viena, VII/2004. Productora: Martha de Francisco. Ingeniero: Jean-Marie Geijsen. Distribuidor: Universal. N PN Este nuevo disco de Sonatas de Mozart por Brendel trae un nuevo ejemplo (que pueden disfrutar en sonido envolvente quienes posean el reproductor correspondiente de Super Audio CD, además del correspondiente amplificador 5.1) de la exquisita madurez del moravo, que se acerca a esta música con la envidiable sencillez y elegancia propias de quien ya ha recorrido una larga andadura pianística y vital. Encuentra así la gracia y galantería de una música que en sus manos canta de forma extraordinaria, y que no necesita artificio alguno para llegar al oyente. Un Mozart tan natural, espontáneo y expuesto con un gusto exquisito, son- 90 riente y luminoso, matizado con mimo, dibujado con precisión y detalle, pero nunca en exceso analítico ni frío, tampoco relamido ni afectado, y, ni que decir tiene, articulado con absoluta claridad. Escúchese la ligereza y alegría del primer tiempo de la K. 281, el delicioso canto del Andante amoroso de la misma obra, o la gracia del encantador Adagio que abre la K. 282. La más madura K. 576 (1789) obtiene también una interpretación modélica, elegante y expuesta con una nitidez y elegancia extraordinarias. Escúchese el maravilloso desarrollo del primer tiempo de esta Sonata, todo un ejemplo de lo que acabo de comentar. Para cerrar el disco, Brendel se traslada con igual éxito al mucho más enigmático clima de la Fantasía K. 396, un movimiento de sonata fechado en 1782, incompleto y que por momentos parecía destinado incluso a la combinación con violín. Una obra en todo caso apasionante, de una fantasía indudable (el título, aunque no es de Mozart, responde en este caso a la realidad), en más de un pasaje evidentemente visionaria, y de una belleza irresistible. Su carácter es más oscuro, con tintes y modulaciones que tienen cierta carga dramática, y de nuevo Brendel los ofrece con una clarividencia extraordinaria. Una toma sonora estupenda redondea un disco sensacional. Rafael Ortega Basagoiti D I S C O S JONGEN-MOZART que han perdido mucho del encanto que acaso tuvieron, como la Suite ‘Protée’, como la Suite Provençale, como la Suite française. Pero no es desdeñable escuchar ese registro neoyorkino de 1946 dirigido por el propio Milhaud. Este doble álbum sirve para rememorar en su salsa el ambiente sonoro de cuando Milhaud parecía uno de los indiscutibles. Hoy, más de treinta años después de su muerte, ha menguado bastante. Quedan algunas obras de gran interés, y dentro de las obras menos interesantes algunos momentos, ideas y movimientos magníficos, como la Britania o la Alsacia-Lorena de la Suite francesa y no pocas más. Milhaud huyó del romanticismo y de la herencia “impresionista”. Le salió bien la cosa en la inspiración brasileira o incluso ligera. Curiosamente, le sale muy bien cuando regresa a algo parecido a aquellas dos. Esta antología permite comprobarlo, o al menos reflexionar sobre ello. Porque son registros “de entonces”. S.M.B. Maria João Pires CANTA EL PIANO MOZART: Integral de las Sonatas para piano. Fantasías K. 475 y K. 397. Rondós K. 485 y K. 511. MARIA JOÃO PIRES, piano. 5 CD BRILLIANT 92733. DDD. 59’09’’, 63’37’’, 66’10’’, 65’56’’ y 66’35’’. Grabación: Tokio, III/1974. Distribuidor: Cat Music. R PE Brilliant Classics recupera, a precio de orillo, el ciclo mozartiano que Pires grabó para Denon a mediados de los 70. A costa del ahorro en algunas repeticiones, el ciclo ocupa 5 CDs frente a los 6 que componen su segundo registro para DG, y ello pese a que este último no ofrece los Rondós K. 485 y 511, ni la Fantasía K. 397. A cambio, la toma sonora, en todo caso notable, no alcanza la presencia, anchura dinámica y espacialidad de la de DG, registrada en 1989-90. En cualquier caso, la ocasión la pintan calva: la portuguesa lleva la música de Mozart en las venas, y el ciclo que ahora se ofrece es sencillamente primoroso (como lo fue el segundo). Una delicia de elegancia, gracia, articulación cristalina, claridad de exposición (con un medidísimo pedal) y cuidadísima, formidable diferenciación de las inflexiones de fraseo y acentuación. En suma, cualquier cosa menos un Mozart cuadrado. La esencia de lo que Pires consiguió en su segundo ciclo ya está presente en éste, incluso el atípico (por inhabitual) tempo del Allegretto alla turca en la K. 331, que en sus manos adquiere el carácter de un delicioso, nada arrebatado juego. La forma de cantar que tiene esta mujer en esta música es impagable, por lo que toda ocasión de acercarse a estas interpretaciones a este precio no debe desperdiciarse. Hay en la discografía otras notabilísimas aportaciones, en su modo muy atractivas, desde Barenboim (EMI) a Gieseking (mismo sello), pasando por la soberbia de Brendel (Philips, en curso), pero estos dos ciclos de Pires son, insisto, una maravilla. Y cuando a uno le ofrecen un manjar como éste a precio de ganga, pues ya se sabe lo que toca: a por él sin dudarlo. Rafael Ortega Basagoiti Mark Steinberg y Mitsuko Uchida MOZART POR LOS CUATRO COSTADOS MOZART: Sonatas para piano y violín en do mayor K. 303, en mi menor K. 304, en fa mayor K. 377, en la mayor K. 526. MARK STEINBERG, violín; MITSUKO UCHIDA, piano. PHILIPS 475 6200. DDD. 70’36’’. Grabación: VIVII/2004. Productor: Andrew Cornall. Ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Universal. N PN D os sonatas de las Palatinas (1778), una de las Aurnhammer (1781) y otra de las Vienesas (1784-1788) ofrecen un panorama muy cabal no únicamente de la capital contribución de Mozart a uno de los géneros que con craso error la tradición considera en él menor, sino de la evolución de su genio en la última más que larga década prodigiosa de su vida. Y ello es especialmente así en las extraordinarias versiones conseguidas por Steinberg y Uchida. El violinista es estupendo porque posee el color sonoro, la ductilidad de fraseo, la precisión en la digitación y el control de la dinámica perfectos, además de una inteligencia mucho más que suficiente para sólo en muy contados pero especiales momentos cargar moderadamente las tintas con un vibrato fugaz. La maravilla de las maravillas la aporta, sin embargo, una pianista de excepción. Dotada en un grado quizá sólo compartido por Maria João Pires de aquella gracia mozartiana que, sin la más mínima pérdida de caudal, siempre encauza el discurso hacia el equilibrio entre el refinamiento cantabile y una emotividad que puede llegar a ser incluso prerromántica, los principios de buen gusto y moderación expresiva nunca se ven ni siquiera remotamente amenazados. En la difícil selección entre los innumerables pasajes en que se podrían concretar los elogios generales, no pueden faltar, de la K. 304, el dramatismo Sturm und Drang del primer movimiento, ni la deliciosa nana del trío del segundo; de la K. 377, la sorpresa de descubrir a Mozart como inventor del tango en la segunda parte de la segunda variación del segundo movimiento (pista 2, 3’22’’), ni la pertinencia con que se negocia desde la tercera a la quinta el arco de tensión (y de volumen); de la K. 526, el eficaz contraste que se consigue entre la meditación del Andante y la fogosidad del Presto. Ninguna de estas obras figuraría probablemente en ninguna lista de las que hacen de Mozart uno de los más grandes compositores de la historia, pero todas ellas desbordan Mozart por los cuatro costados cuando cuentan con intérpretes adecuados. Como estos, por ejemplo. Alfredo Brotons Muñoz 91 D I S C O S MOZART-PIERNÉ MOZART: Sonatas de juventud. Sonata en do mayor K. 279, Sonata en sol mayor K. 283, Sonata en re mayor K. 311. LUDWIG SÉMERJIAN, fortepiano (J. A. Stein, Augsburgo, 1788). ATMA ACD2 2248. DDD. 56’30’’. Grabación: Nuremberg, IV/2004. Productora e ingeniera: Anne-Marie Sylvestre. Distribuidor: Gaudisc. N PN S émerjian utiliza un piano de época, restaurado por Georg Ott, con lo que nos acerca tanto a la sonoridad esperable de las obras cuando éstas fueron compuestas como a las limitaciones mecánicas del momento. El timbre del Stein se revela algo metálico, pero a cambio el intérprete consigue arrebatarle colores y claroscuros sumamente atractivos. El fraseo en el Andante de la K. 279 parece extraído de las propias dificultades mecánicas del instrumento, mientras que el ejecutante consigue una gracia evidente en el Finale de esta misma obra. De nuevo, Sémerjian lucha con la materia en el Allegro de apertura de la K. 283, cuyo Andante expone con ingenuidad. Muy cantado y elegante el tiempo lento correspondiente a la K. 311; en el juguetón Rondeau conclusivo, el pianista evidencia una admirable agilidad en sus digitaciones. E.M.M. El presente disco recoge tomas en directo de dos conciertos celebrados en Múnich en las que el director alemán muestra sus características esenciales. Las dos sinfonías de Mozart gozan de una lectura clara en lo conceptual, aunque tiende a resultar demasiado espeso en la articulación y en la conjunción de los planos sonoros. Se nota, principalmente en la juvenil Primera, que requiere un espíritu absolutamente clásico y fresco, de ligereza casi etérea, para que funcione realmente bien. Si tomamos, por ejemplo, el Allegro Spiritoso inicial, nos damos cuenta de la falta de chispa y la necesidad de buscar una nueva forma de interpretar el lenguaje. Son interpretaciones de otro tiempo, a pesar de su intensa musicalidad y un muy estudiado orden estructural. No es que sean malas lecturas, es que resultan anticuadas. El Concierto de Sibelius destaca por su visceralidad. El vehemente maestro, casi siempre tendente a dejarse llevar por sus impulsos (lo que le convertía, por otro lado, en un músico tremendamente personal) se desmelena aquí con una versión hiperromántica de esta obra acompañando a un Yuval Yaron que cumple con solvencia. Sólo se añora el mismo nivel de personalidad en el instrumento solista que en el podio. Aun así, una versión estimable. C.V.N. MOZART: Sinfonías nº 1 K. 16 y 32 K. 318. SIBELIUS: Concierto para violín y orquesta op. 47. YUVAL YARON, violín. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: KLAUS TENNSTEDT. PROFIL PH05004. DDD. 48’13’’. Grabaciones: Múnich, 1977 (Mozart) y 1978. Distribuidor: Gaudisc. N PM MUSORGSKI: Cantos y danzas de la muerte. RACHMANINOV: Danzas sinfónicas. DIMITRI HVOROSTOVSKI, barítono. FILARMÓNICA DE SAN PETERSBURGO. Director: YURI TEMIRKANOV. WARNER 2564 62050-2 DDD. 53’55’’. Grabación: Londres, Royal Albert Hall, 24-VIII2004 (en vivo). Productora: Ann Barry. Ingenieros: Mike Hatch y Neil Pemberton. N PN U n acoplamiento sorprendente, pero advirtamos que se trata de una toma en vivo durante los Proms de 2004. Sólo parece unir ambas obras el que sus autores denominen danzas a las piezas que forman cada ciclo. Hay algo más, a poco que miremos: la letra y el espíritu del canto ruso popular. Si persistimos en desdeñar a Rachmaninov el epígono valiéndonos de Musorgski el genio progresivo-a-pesar-suyo, podremos perdernos algunos valores importantes de este disco. Podremos perder de vista las diferencias insalvables entre ambas obras acopladas: el carácter sobre todo sinfónico de las danzas de Rachmaninov; la índole sobre todo vocal de las de Musorgski. ¿Hay algo más alejado de unas páginas sinfónicas que la pureza, intimidad y expresividad de un recital de canto como el propuesto en la orquestación de Shostakovich de esas cuatro obras maestras del compositor de Boris Godunov? Eso afecta también a las calidades, desde luego. El ciclo de Rachmaninov es magistral; el de Musorgski, genial. Y disculpen la simplificación. El ciclo de Rachmaninov lo interpreta una magnífica orquesta y un director sensacional. El de Musorgski lo canta un barítono-bajo fuera de serie, Dimitri Hvorostovski. Y le acompañan la misma orquesta y la misma batuta. Las cualidades de Hvorostovski lucen y relucen aquí: voz soberbia, timbre vigoroso, enérgico alcance, de gran anchura, con capacidad para bellas frases, de amplia tesitura hacia abajo; y gran capacidad histriónica en ese deslizarse hacia lo patético cuando es fronterizo de lo gro- Hilary Hahn y Natalie Zhu COMO LOS ÁNGELES MOZART: Sonatas para piano y violín K. 301, 304, 376 y 526. HILARY HAHN, violín; NATALIE ZHU, piano. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5572. DDD. 69’52’’. Grabación: Nueva York, II y XI/2004. Productor: Thomas Frost. Ingeniero: Stephan Flock. Distribuidor: Universal. N PN A sus veinticinco años, Hilary Hahn puede presumir de tener ya a sus sólo en apariencia frágiles espaldas una de las carreras individuales no sólo más exitosas sino, lo más importante y difícil, más coherentes y por tanto provechosas de las últimas décadas. Cuando a tantos jóvenes intérpretes se ha visto simplemente dejarse llevar por el tirón inicial para procurarse un renombre de cuyas rentas seguir viviendo al compás de los vaivenes más o menos azarosos del marketing, esta violinista norteamericana ha sabido aprovechar los márgenes de libertad que siempre procura el favor del público para, por ejemplo, tener ya grabados, y muy bien grabados, no solamente dos discos Bach y tres (Beetho- 92 ven, Mendelssohn y Brahms) de los cuatro grandes conciertos románticos (falta Chaikovski), sino también los de Barber, Elgar, Meyer, Shostakovich y Stravinski entre otras piezas más o menos infrecuentes. Esta honestidad en la elección de los repertorios se ve refrendada y aumentada por sus actuaciones en directo, donde además se puede comprobar algo tan raro como que el altísimo nivel de excelencia logrado en los estudios de grabación aún se ve superado por el demostrado en directo. La confianza que de ahí se desprende en la ausencia, por innecesaria, de cualquier ayuda por parte de los técnicos de sonido hace sin duda mucho más satisfactoria la audición de un disco como este, en el que por cierto incluye dos de las sonatas de Mozart interpretadas en el inolvidable recital ofrecido en la Sala Rodrigo de Valencia el 9 de noviembre de 2003. Sólo el recuerdo de aquella ocasión irrepetible hace pensar que aún es posible conseguir un timbre, una nitidez y un fraseo más adecuados para tocar a Mozart. Lo que, sin embargo, no palidece sino que por el contrario refuerza tanto como es reforzada es la calidad musical de Natalie Zhu, sin duda una de las pianistas con más refinamiento en el control de la pulsación y en la claridad de la digitación que seguramente pueda encontrarse en la actualidad. Si los ángeles tocan a Mozart, será así. Alfredo Brotons Muñoz D I S C O S MOZART-PIERNÉ tesco; cuando la tragedia y la farsa, sin confundirse, se muestran contiguas. Esta voz sorprendente protagoniza lo que es el plato fuerte de este CD, ese prólogo de 20 minutos con cuatro canciones de Musorgski; sin menospreciar esa pequeña maravilla que son las Danzas sinfónicas de Rachmaninov en una lectura no sólo solvente, sino también muy inspirada, con la orquesta que fue de Mravinski, y a la que tan vinculado ha estado siempre el maestro Temirkanov. S.M.B. MYSLIVECEK: La Passione di Nostro Signore Gesu Cristo. SOPHIE KARTÄUSER, soprano; JÖRG WASCHINSKI, soprano; YVONNE BERG, contralto; ANDREAS KARASIAK, tenor. DAS NEUE ORCHESTER. CHORUS MUSICUS KÖLN. Director: CHRISTOPH SPERING. 2 SACD CAPRICCIO 71 025/26. DSD. 102’04’’. Grabación: Colonia, IV/2004. Productor: Ludwig Rink. Ingeniera: Ingeborg Kiepert. Distribuidor: Gaudisc. N PN El texto de Metastasio puesto en música por Myslivecek tuvo un éxito extraordinario, hasta el punto que fueron varios los compositores de primer orden que lo revistieron de sonidos. Spering, empeñado en llevarlos todos al disco —de lo que ya fue un paso la obra de Salieri, comentada en SCHERZO de octubre de 2004—, ha recalado ahora en el oratorio de Myslivecek. Éste se revela en la obra como cualquier cosa menos un autor de importancia menor; su Pasión denota un dominio muy completo de las peculiaridades de la lengua italiana y una notable hondura dramática. Por cierto que la ópera está muy cerca, pero no deja de haber elementos que corresponden a las necesidades de la música en la iglesia. Spering equilibra estos dos factores con su dirección tensa, incisiva y nerviosa, que nos devuelve una obra injustamente desatendida. Desafortunadamente, el reparto vocal es modesto aunque no le falte efectividad. Endeble el sopranista Jörg Waschinski en el aria Giacchè mi tremi in seno y muy poco sobrada de medios la contralto Yvonne Berg en las suyas. Sobresale, en cambio, el trabajo del tenor Andreas Karasiak. Disco muy interesante aun con sus limitaciones. E.M.M. NEBRA: Stabat Mater y otras obras religiosas. CAPILLA PRÍNCIPE DE VIANA. Director: ÁNGEL RECASENS. CLARA VOX 5.1846. DDD. 66’34’’. Grabación: Gante, I/2003. Productor: Albert Recasens. Ingenieros: Michel Bernstein y Charlotte Gilart de Keranflec’h. Distribuidor: LR Music. R PN Otro de los discos patrocinados por la Comunidad de Madrid con la Capilla Príncipe de Viana (hoy, La Grande Chapelle) de Ángel Recasens que se reedita en 2005. En este caso, se trata del dedicado a José de Nebra con motivo del ter- cer centenario de su nacimiento, un CD singular. En principio, llama la atención la presencia del matrimonio Bernstein (propietarios del sello Arcana) en los mandos técnicos, pero también resulta extraordinaria la presencia de las sopranos Greta de Reyghere y Kateline van Laethem en la plantilla del grupo de Recasens. La contralto Petra Noskaia, el contratenor Vincent Grégoire, el tenor Philip Defranck y el bajo Jan van der Crabben completan el notable elenco vocal. El conjunto instrumental, formado igualmente por músicos belgas y holandeses, es también de primer nivel. Con estos sólidos mimbres, Recasens hace un Nebra lírico y elegante, pero demasiado alicaído y plano. De Reyghere canta un par de Lamentaciones con agilidad en los melismas e intensidad en los acentos, pero apoyada en un acompañamiento sin apenas relieve y menos transparente de lo deseable. Algo similar ocurre en el responsorio Beata viscera y en los Himnos a San Juan y San Pedro. El Stabat Mater, una de las piezas más destacadas del CD, resulta algo más contrastado y efusivo, y cuenta en la instrumentación con un par de flautas verdaderamente muy inspiradas. El motete Circumdederunt me y una serie de tres salmos en estilo antiguo, que alterna el gregoriano con la polifonía, son cantados a cappella de forma muy austera, pero con gran delicadeza y refinamiento, convirtiéndose en los momentos álgidos de un disco de gran interés por lo poco frecuentado y la calidad del repertorio, pero algo irregular desde el punto de vista interpretativo. P.J.V. NEUWIRTH: Akroate hadal. Quasare. Risonanze. Ad auras. Incidendo/Fluido. Settori. CUARTETO ARDITTI. NICOLAS HODGES, piano. KAIROS 0012462KAI. DDD. 62’32’’. Grabación: Colonia, VII/2001. Productor: Stephan Schmidt. Ingeniero: Mark Hohn. Distribuidor: Diverdi. N PN Tras dos registros presididos por piezas claramente inspiradas en temas literarios (Climanen y Bählamms Fest), Kairos edita un tercer disco de Olga Neuwirth (n. 1968) consagrado a música puramente abstracta. El programa de música de cámara, que viene servido por unos intérpretes que son inasequibles al desaliento, como los miembros del Cuarteto Arditti más el pianista Nicolas Hodges, presenta al desnudo la senda estilística que toma Neuwirth, la inspirada en el trabajo sobre el sonido de un Helmut Lachenmann. En efecto, una pieza como la inaugural Akroate Hadal, de 1965, para cuarteto de cuerdas, ofrece ya toda esta galería de técnicas: las cuerdas pinzadas, la potenciación del sonido-ruido, abundancia de superficies rugosas, rupturas brutales en los contrastes, heterogeneidad en las mezclas de timbres… Neuwirth toma el cuarteto de cuerdas como un objeto sonoro en sí mismo y opera, como Lachenmann, como si hiciera explotar el sonido instrumental desde el interior. Esa búsqueda de lo matérico y la exclusión de cualquier halo expresivo, lleva a un hermetismo más que notable, sobre todo teniendo en cuenta que, al revés de lo que sucede precisamente en Lachenmann, las diferentes técnicas empleadas no obedecen a ningún planteamiento transgresor. No hay ninguna idea brillante en este programa que trascienda el mero objeto sonoro. Casi da igual, en este caso, que Neuwirth opte por una técnica u otra: el resultado es siempre el mismo: el sonido por el sonido. Los Arditti se encuentran a gusto en un ámbito como éste, pero la uniformidad de las propuestas es excesiva y, sobre todo, se tiene la sensación de haber sido escuchadas ya en otros contextos, en otras manos. Un tema como Incidendo/Fluido¸ que dispone un material raro, como la línea pianística por un lado y, por el otro, el sonido proveniente de un CD que, situado en el mismo instrumento, emite sonidos de Ondas Martenot, ni siquiera llama la atención al incrustarse en un conjunto de obras en las que la técnica es el único argumento del que se vale aquí Neuwirth. F.R. PIERNÉ: Trío con piano op. 45. FAURÉ: Trío con piano op. 120. TRÍO HOCHELAGA. ATMA ACD 2 2355. DDD. 60’40’’. Grabación: Montréal, VI/2004. Productor: Jacques Boucher. Ingeniero: Martin Léveillé. Distribuidor: Gaudisc. N PN Por edad, es lógico que Gabriel Pierné sea espiritualmente un franckiano decidido, y así lo demuestran algunas obras suyas. Es cierto que es un año menor que Debussy, con quien coincide en el Conservatorio de París (con maestros como Massenet y el propio Franck), pero no todo el mundo en Francia supo enfrentarse a tan abrumador legado de obra y discípulos. Pierné, premio de Roma, fue director de orquesta de gran importancia, tanto como para tener que ver en su edad madura con los Ballets Rusos (él estrenó El pájaro de fuego) y dirigir los Conciertos Colonne, en los que defendió obras modernas. Su Trío op. 45 es de 1922, y lo estrenó él mismo al piano, con nada menos que Enesco al violín, y con Gérard Hekking al chelo. Del año siguiente es el Trío op. 120 de Fauré, que para entonces tenía casi 80 añitos y estaba en plenitud de facultades. Le quedaba un año de vida. Desde su juventud había desarrollado un estilo propio, pero muy francés sin ser del terruño, que opuso a aquel abrumador padre llamado César Franck. Y ahí reside el espléndido contraste de este recital: el viejo Fauré sigue oponiendo una estética antifranckiana, o al menos ajena a lo franckiano, mientras el maduro Pierné, pese a su obra como batuta, continúa en la línea de sus amigos de la Schola. En fin, el Trío de Pierné es una obra de gran interés, mientras que el de Fauré es una obra maestra (crepuscular, como dirían algunos; pero fresca como 93 D I S C O S PIERNÉ-RUBBRA PITFIELD: de primera madurez). Pero en este CD, la rareza la constituye Pierné, frente a la amplia selección de lecturas en disco del Trío de Fauré. Muy interesantes y bellas propuestas, en ambos casos, del excelente Trío Hochelaga, agrupación canadiense de Québec que demuestra un exquisito gusto camerístico. Conciertos para piano y orquesta nº 1 y 2. Estudios sobre una danza popular inglesa. Arietta y Finale. Toccata. Sonata para xilofón. ANTHONY GOLDSTONE Y PETER DONOHOE, pianos. ORQUESTA DEL ROYAL NORTHERN COLLEGE OF MUSIC. Director: ANDREW PENNY. NAXOS 8.557291. 54’41’’. S.M.B. Grabación: Manchester, XII/2003. Productor e ingeniero: Tim Handley. Distribuidor: Ferysa. N PE El nombre de Thomas Pitfield (Bolton, 1903-Bowdon, 1999) dice muy poco a los aficionados a la música inglesa, pues a pesar de su actividad como compositor, de escribir obras para solistas célebres y hasta de inventar un instrumento, el patterphone, que imitaba el sonido del ferrocarril, su producción no se interpreta hoy prácticamente nada. Y, sin embargo, Pitfield fue un Leif Ove Andsnes y Antonio Pappano A GRAN ALTURA RACHMANINOV: Concierto nº 1 para piano y orquesta en fa sostenido menor. Concierto nº 2 para piano y orquesta en do menor. LEIF-OVE ANDSNES, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: ANTONIO PAPPANO. EMI 748132. DDD. 58’32’’. N PN A juzgar por las muestras de aprecia- ción que estallan al finalizar el Segundo Concierto, se trata de tomas en directo, en las que se recoge una labor musical de mucha altura. Nada más irrumpir el comienzo del Concierto nº 1, porque este concierto irrumpe más que empieza, se detectan la contundencia y, en la exposición del tema en las cuerdas, la maleabilidad y la expresión en las partes más líricas. Fogosidad, pues, y calidez en el canto, adecuadas en los dos conciertos. La batuta de Pappano goza, además de estas bases de un sentido dramático bien demostrado en sus grabaciones de ópera, de la flexibilidad rítmica sufi- ciente para saber rubatear con acierto. Leif-Ove Andsnes se ha ido situando como pianista de inatacable solidez, a quien quizá —a través de recitales y grabaciones— no se le había visto demasiado la disposición romántica. En estos dos conciertos se presta a una construcción cálida, con un estudio de las dinámicas intachable, claridad, fraseo y buen empleo del pedal. Ahí están para atestiguarlo los dos últimos tiempos del Concierto nº 2. La expresión convence, después de la clara reproducción de la estructura, y ambos intérpretes decantan un notorio entendimiento en la línea musical: no hay desajustes ni sobresaltos y sí un quehacer juntos en busca de un resultado justo y bello. A él se suma la Filarmónica de Berlín, orquesta que hace disfrutar siempre al escucharla. Se puede buscar —en estas obras— alguna orquesta con más terciopelo en la cuerda, pero, de verdad, no se echa de menos. Alta calidad musical en estas grabaciones de obras archimanidas, sobre todo el Segundo Concierto, en versiones directas a las que no les falta nada, y que pueden parangonarse con las mejores conocidas. José Antonio García y García w w w. s c h e r z o . e s Paul Hillier AIRES DE RENOVACIÓN RACHMANINOV: Vísperas op. 37. CORO DE CÁMARA FILARMÓNICO DE ESTONIA. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 807384. DDD. 53’56’’. Grabación: Haapsalu, V/2004. Productora: Robina G. Young. Ingeniero: Brad Michel. N PN Rachmaninov escribió estas Vísperas en 1915, y pronto se convirtió en una de las cumbres del canto ortodoxo. Y sorprende que, a pesar de ello, siga siendo una de las grandes desconocidas del repertorio del compositor ruso. El canto ortodoxo, anquilosado en una tradición de siglos, disfrutó de un proceso de renovación a principios del siglo XX, y esta obra supuso su culminación y máxima expresión. El canto es sobrecogedor. Combina al mismo tiempo la brillantez vocal y expresiva con el ascetismo del canto litúrgico, bañado por el caos y la necesidad de reflexión que supuso la I 94 Guerra Mundial. La obra, compuesta para formar parte del rito litúrgico aunque se encontró con la oposición frontal de la iglesia ortodoxa rusa, combina textos de dos de los oficios, Vísperas (que incluye 6 números) y Maitines (con 9 números). Lo curioso es que Rachmaninov no era un creyente en el sentido estricto de la palabra. No pisaba una iglesia desde hacía años. Se sintió atraído, más bien, por lo que de tradición tenía. Le permitía aproximarse a las raíces bizantinas del culto y ahondar en el folclore que tanto le fascinaba. La aproximación de Hillier al frente de este modélico coro estonio ahonda en todo esto y mucho más. Lo primero que destaca es la profundidad expresiva que alcanza en momentos gloriosos, como Ven, Adoremos; Bendecido está el Hombre o Perdón, en el nombre del Señor. Aunque eso es quedarse corto. El delicado empaste de las voces y su perfecto equilibrio sonoro, la intensidad del canto de un conjunto maduro y de una solidez estructural envidiable, o la perfecta línea de canto son otras características que se podrían destacar. Es una versión soberana y toda una lección de canto. Carlos Vílchez Negrín D I S C O S PIERNÉ-RUBBRA C.V.W. ROSSI: Toccate e Correnti. SERGIO VARTOLO, clave. NAXOS 8.557321. DDD. 79’31’’. Grabación: Fumane, V/2003. Productor e ingeniero: Matteo Costa. Distribuidor: Ferysa. N PE A veces ocurre. Compositores durante muchísimos tiempo olvidados concitan la atención casi simultánea de varios intérpretes. Es lo que acaba de suceder con Michelangelo Rossi (1602-1656), hasta ahora conocido casi en exclusividad por su Toccata Settima (que se incluía en multitud de discos con música del siglo XVII por sus pasajes cromáticos que sonaban notablemente extravagantes), y de pronto protagonista de dos monográficos, el que le ha dedicado Jörg Andreas Bötticher en Alpha y este disco que comentamos de Sergio Vartolo para Naxos. El clavecinista italiano interpreta completas las Toccate e correnti d’Intavolatura d’organo e cembalo, única obra conservada del músico, de la que han quedado cuatro copias distintas, la primera de ellas perteneciente a una edición datable en torno a 1634. El trabajo de Vartolo, que emplea una copia de un clave italiano con un solo teclado de fines del siglo XVI para las diez tocatas y una espineta para las diez correntas, es estupendo. El carácter experimental, manierista, de las tocatas está exprimido al máximo, con unas secciones extremas de notabilísimo virtuosismo, mientras que las centrales son reposadas, minuciosas en el detalle de color y articulación y siempre muy expresivas y de absoluta transparencia polifónica. Las correntas son vivaces, acaso algo rígidas rítmicamente. P.J.V. Ángel Recasens UN RÉQUIEM PARA CERVANTES ROMERO: Missa pro defunctis. LA GRANDE CHAPELLE. SCHOLA ANTIQUA. Director: ÁNGEL RECASENS. LAUDA LAU002. DDD. 59’52’’. Grabación: Cuenca, II/2005. Productor: Albert Recasens. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor: LR Music. N PN C on el título de Réquiem para Cervantes, el nuevo disco de Ángel Recasens ofrece la Misa de difuntos a 8 de Mateo Romero (c. 1575-1647), precedida por un salmo y un responsorio de maitines del mismo compositor y seguida por las Absoluciones, que forman piezas de Pedro Ruimonte (15651627) y un Libera me, Domine atribuido al propio Romero. El motete Tota pulchra es de Sebastián López de Velasco (1584-1659) cierra el disco. La misa (que se interpreta según la fórmula alternatim, con secuencias de canto llano entre las partes polifónicas) está escrita a ocho voces, para dos coros, al igual que el Libera me y el motete de López de Velasco. El resto de piezas lo son a 4, 5 6 y 7 voces. El repertorio escogido muestra la encrucijada en la que se encontraba la música a principios del siglo XVII, con el recurso a la policoralidad como salida a la polifonía clásica en el ámbito eclesiástico y el uso del bajo continuo, que confirma la llegada de los nuevos tiempos barrocos. La Grande Chapelle, formada aquí por un escogido grupo de cantantes (belgas, en su mayor parte) y por un conjunto instrumental de corneta, dos sacabuches, bajón, viola da gamba, tiorba, violón y órgano RUBBRA: Concierto para violín y orquesta op. 103. Improvisación para violín y orquesta op. 89. Improvisaciones sobre piezas para virginal de Giles Barnaby op. 50. KRYSIA OSOSTOWICZ, violín. ORQUESTA DEL ULSTER. Director: TAKUO YUASA. NAXOS 8.557591. 57’40’’. Grabación: Belfast, V/2004. Productor: Mike Purton. Ingeniero: Tony Faulkner. Distribuidor: Ferysa. N PE RUBBRA creador bien dotado, un correcto asimilador de influencias varias entre las que destacan las de Ravel, Poulenc y Gershwin y un excelente conocedor de la escritura para piano, que es lo que se refleja en este disco. Sus dos conciertos para este instrumento —terminados en 1947 y 1960 respectivamente— son breves, animados, ligeros y dejan un gusto inequívoco a obra bien hecha, sobre todo el Segundo, con su precioso primer movimiento en cabeza. Las piezas para piano solo que recoge este disco añaden a las fuentes citadas el uso de viejas melodías inglesas y hasta la intención de fomentar un virtuosismo de buena ley, como ocurre en la concentrada Toccata. Una curiosidad es la Sonata para xilofón, imprescindible hoy en el repertorio de este instrumento y que aquí, como curiosidad, toca el pianista Peter Donohoe. Él, Anthony Goldstone y una orquesta de estudiantes dirigida por el siempre eficaz Andrew Penny aportan a este disco la frescura interpretativa que requiere una música que no quiere ser trascendente y que resulta muy, muy agradable. Poco a poco, y gracias a los discos, la obra de Edmund Rubbra va siendo conocida por el aficionado español, así como su lugar, un poco aparte, en el desarrollo de la música británica del siglo XX. Este disco nos trae su producción para violín y orquesta, sobre todo su Concierto (1960), pleno de ideas a la vez que muestra de unas cuantas influencias —la de Shostakovich por positivo, se muestra muy atenta al contenido retórico de los textos, que desmenuza en interpretaciones equilibradas y muy expresivas, merced, en gran parte, a que el empaste de las voces no resulta un obstáculo para la claridad de los timbres ni para el énfasis individual cuando la ocasión lo requiere. Así, dentro del tono grave consustancial a la música fúnebre destacan puntuales estallidos de luz (como en Qui Lazarum resucitasti de Ruimonte, muy volcado hacia las tesituras agudas, o en el Libera me). Discreto (en el mejor sentido del término) el acompañamiento instrumental, que no amenaza en ningún momento la transparencia de las texturas. La Schola Antiqua de Juan Carlos Asensio da vida al canto llano con el refinamiento y la delicadeza de contrastes acostumbrados. Muy interesante. Pablo J. Vayón encima de cualquier otra— que se fueron sumando a la evidente personalidad del compositor. Su tiempo lento es ciertamente memorable, basado en unos versos de Leopardi y digno por sí solo de asegurarle a su autor un pequeño lugar en la posteridad. La Improvisación, op. 89 (1956) fue un encargo de la Orquesta de Louisville y en ella el papel del solista se eleva a las alturas de una suerte de rapsodia trascendente que va más allá de lo que su título sugiere. Las Improvisaciones, op. 50 son un arreglo para orquesta de piezas escritas para virginal por Gilles Farnaby (1563-1640), lo que le incardina en la tradición tan cara a buena parte de la música escrita en las Islas a lo largo del siglo XX. Todo el conjunto muestra a un compositor que merece una atención mayor, algo más que la que se suele prestar a alguien que, en buena medida, quedó eclipsado por algunos de sus contemporáneos más brillantes. Excelente prestación de la violinista Krysia Osostowicz y la Orquesta del Ulster bajo la dirección de quien fuera hasta este año su principal director invitado, el japonés Takuo Yuasa. C.V.W. 95 D I S C O S SAINTE-COLOMBE-SKALKOTTAS Paolo Pandolfo LA VIOLA ROMÁNTICA SAINTE-COLOMBE: Piezas de viola. PAOLO PANDOLFO, viola da gamba; THOMAS BOYSEN, tiorba y guitarra barroca. GLOSSA GCD 920408. DDD. 68’44’’. Grabación: Namur, I/2005. Productor e ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. N PN D espués de sus referenciales acercamientos a Marais, Paolo Pandolfo vuelve a sentar cátedra con su último disco para Glossa, dedicado a Monsieur de Sainte-Colombe, quien fuera durante unos pocos meses maestro de aquel joven que “en poco tiempo nunca encontraría a nadie que le aventajase” (es decir, de Marais). Nunca sabremos, en cualquier caso, lo que habría pensado Sainte-Colombe de haber tenido la oportunidad de escuchar a los gambistas de nuestros días, entre los que Pandolfo es no sólo uno de los más conocidos y brillantes, sino de los que más se ha destacado defendiendo un estilo de interpretación gambístico que, según las (pocas) referencias que nos han quedado del pasado, se acerca al del propio Sainte-Colombe, un estilo íntimo, sencillo, melódico y afectuoso, que huye del virtuosismo más vacuo y exhibicionista tanto como del alicaído tono permanentemente elegíaco a través del cual el compositor consiguió hace años efímera fama, más cinematográfica que auténticamente musical. Pandolfo ha seleccionado veintiocho piezas que ha agrupado en cuatro suites, como solía ser habitual en la Francia del siglo XVII, acompañándolas en ocasiones de un continuo (tiorba o guitarra, en exclusiva) que no figura casi nunca en los manuscritos originales, pero que sin duda era usual emplear en aquel tiempo. El violista italiano obtiene una increíble variedad de matices de todo tipo, con dinámicas amplísimas, que se escalonan por debajo del mezzoforte casi hasta el infinito, con colores tan diversos que cuesta creer que el instrumento que toca el Preludio en sol sea el mismo del de la Vielle en re o el de la Chansonette en do. Si las danzas más lentas tienen un tono introspectivo y, por momentos, acongojante por sus referencias quejumbrosas (las dos Sarabandes en re), las rápidas pueden ser fulgurantes chispazos de luz en el aire (así, la primera Gigue en sol o la Courente en re, con su irrefrenable double). Las dos chaconas (en re y en do, la segunda de ella con unos rasgueos de Boysen en la guitarra de clara inspiración popular) terminan resultando esenciales para penetrar en el sentido último de estas versiones: elegante flexibilidad rítmica, que nos aproxima al gusto que Pandolfo tiene por la improvisación, y virtuosismo siempre orientado a satisfacer las subjetivas exigencias expresivas de una música que se nos presenta así revestida de una sugerente pátina romántica. Pablo J. Vayón Les Voix Humaines CONTRASTES SAINTE-COLOMBE: Conciertos a dos violas iguales. Vol. III: Conciertos XXXVI-L. LES VOIX HUMAINES. 2 CD ATMA ACD 2 2277. DDD. 48’28’’, 52’25’’. Grabación: Quebec, X/2003 y II, III y V/2004. Productora e ingeniera: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN E l tercer volumen (y, suponemos, penúltimo) de la integral de los 67 Conciertos para dos violas de Monsieur de Sainte Colombe que Les Voix Humaines (esto es, Margaret Little y Susie Napper) están grabando para el sello canadiense Atma alcanza el mismo nivel de excelencia que los dos anteriores. Toca en este caso el turno a los Conciertos 36 a 50, que, como en los casos anteriores, son suites compuestas por entre uno y SCHEIDT: Hymnus Christe qui lux es et dies SSWV 151. Cantio Belgica-Ach du feiner Reuter SSWV 111. Hertzlich lieb hab ich dich, o Herr SSWV 130. Hymnus Vita sanctorum decus angelorum SSWV 152. Toccata super In te, Domine, speravi SSWB 138. Fantasia super Io son ferito lasso SSWV 103. Alamande/Also gehts also stehts SSWV 137. Hymnus O Lux beata Trinitas SSWB 154. KEVIN KOMISARUK, órgano. 96 ATMA ACD 2 2317. DDD. 77’32’’. Grabación: siete movimientos de danzas y/o piezas de carácter. Las interpretaciones se basan en la profundidad de sonido y en Toronto, VII/2004. Productora e ingeniera: AnneMarie Sylvestre. Distribuidor: Gaudisc. N PN Si por un lado la figura de Samuel Scheidt (1587-1654) constituye un punto de contacto entre la escuela holandesa de su maestro Sweelinck y la del norte de Alemania, por otro su Tabulatura Nova, de donde proceden todas las piezas incluidas en este disco, suponen la apertura, a través de la notación italiana entonces devenida internacional, a todo el continente musical euro- el contrastado tratamiento, perfectamente individualizado, de cada pieza, con danzas que pueden alcanzar una notable estilización (como la Sarabande de Le meslé) o convertirse en vibrantes invitaciones al baile (como la enigmática Gavote de Les récits o la juguetona Gigue de Dalain) y piezas representativas cuyo último sentido reposa tanto en sus concretas referencias descriptivas (Le Cor, Le pianel, Le brun) como en una expresividad mucho más abstracta y universal, perfectamente ejemplificada en el Tombeau Les regrets, cuyo evidente tono elegíaco apenas resulta enfatizado por una interpretación delicadísima y elegante. Pablo J. Vayón peo durante la primera mitad del siglo XVII. Especialmente por la sistematicidad que se aplica al tratamiento de la variación, lo que se adivina detrás de esta selección es un compendio cabal de un enfoque de esa forma cuya evolución, como la de tantas otras, se encamina aquí claramente hacia el colosal poliedro refractante que para la música occidental vino a ser Johann Sebastian Bach. La interpretación de Komisaruk se caracteriza por la lucidez de una dicción que, respetando escrupulosamente D I S C O S SAINTE-COLOMBE-SKALKOTTAS la voluntad de una imitatio violistica por parte del compositor, permite al oyente una percepción inmediata y completa de cada página musical. Se ha de subrayar además la habilidad y la mesura extremas en el manejo de los registros del estupendo instrumento construido por Hellmuth Wolff en el Knox College de Toronto, siempre huyendo de la tentación de sustituir los significados del contenido por una grandilocuencia absolutamente fuera de lugar. A.B.M. Nikolaus Harnoncourt SIEMPRE DISTINTO SCHUBERT: Sinfonías. Oberturas en estilo italiano. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM. Director: NIKOLAUS HARNONCOURT. 4 CD WARNER 2564 62323-2. DDD. 75’21’’, 69’01’’, 77’43’’, 58’23’’. Grabación: Ámsterdam, V y XI/1992. Productor: Helmut Mühle. Ingeniero: Michael Brammann. R PM Era poco menos que obligado que este soberbio ciclo de las sinfonías de Schubert volviera a estar disponible en el mercado. Aunque con una orquesta “tradicional” —bien que no una cualquiera, sino la de todo punto extraordinaria Concertgebouw de Ámsterdam—, Harnoncourt indagó en los manuscritos schubertianos —como hiciera Abbado por medio de un musicólogo— a la busca de la mayor fidelidad posible a lo dispuesto por el compositor. Las correcciones que proceden de este origen, unidas a la multitud de detalles interpretativos hacen de estas lecturas algo por completo aparte del resto de la ciertamente numerosa discografía de las obras. Una cosa es segura: Harnoncourt lee las sinfonías de manera diferente a la de cualquier otro director. Por lo demás, consigue de la orquesta un soniSCHUMANN: Variaciones Abegg op. 1. Noveletten op. 21. Drei Fantasiestücke op. 111. KOTARO FUKUMA, piano. NAXOS 8.557668. DDD. 63’30’’. Grabación: Ontario, Canadá, VIII/2004. Productores: Norbert Kraft y Bonnie Silver. Ingeniero: Norbert Kraft. Distribuidor: Ferysa. N PE Un recital en el que interpreta obras de R. Schumann da inicio a la carrera discográfica de Kotaro Fukuma. El pianista japonés, quien en 2003 se hizo a sus veintidós años con el primer premio en el Concurso de Cleveland, se descubre como un músico impulsivo, no muy sensible, que se deja guiar por sus propias ideas —en exceso academicistas— y que posee la técnica y el sentido del ritmo adecuados para expresarlas con nitidez. Canta y juega en las Variaciones Abegg, en un acercamiento voluntarioso y eficaz al ingenuo y aún algo escolástico estilo del primer Schumann. Ya en las Noveletten y, sobre todo, en las tres Fantasiestücke el academicismo se recibe con menos agrado, ya que se echan en falta trazados de dibujos, contrastes de colores y fantasía. Consigue, no obstante, poner en peligro la integridad física del oyente al proponer algunas lecturas que por fuego, nervio y energía acercan a cualquiera al borde de la silla. No cabe duda de que do inaudito en sentido estricto; dotado de una transparencia asombrosa, aun en los pasajes de mayor descarga energética. Hasta las partituras presuntamente más endebles cobran nueva vida en sus manos; así, la manera de cantar el tema lírico del primer tiempo de la Primera, la admirable ligereza del comienzo o la exposición susurrada del Andante de la Segunda. En obras como ésta, Harnoncourt saca un gran partido de la dualidad schubertiana, que le hizo moverse entre Mozart y Beethoven. En la Terceal tratarse de una grabación en estudio ese mérito es menor. La opción es interesante, pero en el mercado las hay que lo son más. Sería aventurado tratar de augurar qué camino tomará la ya brillante carrera de este pianista japonés que, en todo caso, forma parte de esa extensa relación de artistas orientales cuyo importante peso en el panorama internacional es cada vez más significativo. A.V.U. SENFL: Was ist die Welt? (Canciones, motetes, Misa Nisi Dominus). ENSEMBLE ORLANDO FRIBOURG. Director: LAURENT GENDRE. CASCAVELLE VEL 3034. DDD. 68’33’’. Grabación: Sâles (Suiza), III/2001. Ingeniero: Joseph Rotzetter. Distribuidor: Gallicant-Gaudisc. N PN El suizo Ludwig Senfl (c.1490-c.1543) fue uno de los más prolíficos compositores de canciones de toda el área germánica a comienzos del siglo XVI, pero como compositor del emperador y de la corte ducal de Múnich dejó también abundantes obras religiosas, especialmente motetes. Este disco recoge cinco de esos motetes (entre ellos, uno de los más conoci- ra, se administran energía y claridad en un equilibrio portentoso. Llegamos a un mundo muy distinto con la Cuarta, apasionada y melancólica, dotada de un Finale en ebullición. La Quinta es fina, pese a que el Scherzo no carezca de vigor y el Allegro vivace conclusivo despida auténticas chispas. Cuerdas y maderas brindan un intercambio seductor en el Andante de la Sexta, cuyo Finale, dicho más pausadamente que de ordinario, produce un efecto nuevo y convincente, que le da más profundidad al movimiento. La Octava es un prodigio de contrastes y planificación dinámica; en el desarrollo del primer tiempo, se impone una grandeza de clara inspiración beethoveniana —a la Harnoncourt, naturalmente—; lirismo y potencia alternan en el Andante. La Novena suena también distinta, palpitante de detalles e ideas secundarias. Harnoncourt la esculpe secamente, eludiendo toda anacrónica referencia prebruckneriana. El Finale es simplemente glorioso. Ligeras y simpáticas las dos Oberturas. Discos imprescindibles para conocer el sinfonismo de Schubert. Enrique Martínez Miura dos, el magistral Ave rosa sine spinis) y la Misa Nisi Dominus, que interpreta a cappella el Ensemble Orlando. El resto del disco está ocupado por canciones (tanto de Senfl como de otros contemporáneos), que se interpretan también a cappella, mezclando voces e instrumentos (conjunto de flautas dulces, bombarda, clave, órgano) o en tablaturas para teclado (habitualmente un clave italiano del siglo XVII, que no se antoja demasiado apropiado ni en color ni en posibilidad de matices para esta música). Las versiones son en general correctas, homogéneas y bien empastadas, aunque las piezas religiosas adolecen de un exceso de severidad y cierta falta de claridad de las voces medias. P.J.V. SKALKOTTAS: Concierto nº 2 para piano y orquesta. Tema con variaciones. Pequeña suite para cuerdas. Cuatro imágenes. GEOFFREY DOUGLAS MADGE, piano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA BBC. Director: NIKOS CHRISTODOULOU. BIS SACD-1484. DDD. 70’04’’. Grabación: Londres, IV/2004. Ingeniero: Thore Brinkmann. Productor: Robert Suff. Distribuidor: Diverdi. N PN 97 D I S C O S SKALKOTTAS-TOURNEMIRE Los tres conciertos dodecafónicos para piano de Nikos Skalkottas fueron anteriores al Concierto para piano de Schönberg, y su Concierto nº 1 —compuesto en Berlín en 1931— es históricamente el primer concierto para piano en la técnica dodecafónica. Se reúnen en este CD cuatro obras del compositor griego de avales tan relevantes, que por orden cronológico —que no es el seguido en el disco— nos ofrece el Concierto nº 2, obra de 1937, escrita dentro de un personal método dodecafónico: en lugar de utilizar una sola serie maneja un grupo de ellas a modo de simientes temáticas mientras que los segmentos de series sirven verticalmente como células armónicas periódicas. El piano tiene un papel relevante, de rico y amplio espectro expresivo, no en vano el autor fue un declarado partidario de este instrumento. De 1942 es la breve Pequeña suite para cuerdas, en la que cada uno de sus tres movimientos presenta una forma enteramente desarrollada pero forzosamente condensada: está escrita en un idioma atonal libre, sin series dodecafónicas. Sigue en el tiempo Cuatro imágenes, de 1948 (aquí en primera grabación mundial), perteneciente al periodo último del compositor en que compuso obras casi exclusivamente tonales, excepto en el último año de su existencia, como veremos en la composición que cierra el CD. Con la tonalidad, pues, entramos en el reino melódico, una línea melódica de la mejor ley, con toques muy personales y efectos orquestales de gran belleza. Finalmente, Tema con variaciones, de 1949, última composición de Skalkottas (en primera grabación mundial), está basada en un grupo de dieciséis series dodecafónicas que aparecen en un orden fijo. También aquí demuestra tener el autor un concepto personal de la for- ma, pues el tema mismo ya implica en sí una variación al ser la segunda mitad una repetición variada de la primera donde la respuesta variada de la primera parte se convierte en principal y viceversa. En conjunto, estamos ante una música de gran fuerza y vitalidad, provista además de una indudable belleza. El tratamiento personal del dodecafonismo le permite a Skalkottas, lejos de cualquier dogmatismo o concepción reductora y asfixiante, ser flexible y maniobrar dentro de unos amplios límites. Sin rigideces, repeticiones ni monotonías, su obra está muy alejada de lo árido. Desmintiendo así tanto tópico negativo y tanto prejuicio sobre el mundo del dodecafonismo. La muy solvente Sinfónica de la BBC, bajo la batuta de Christodoulou, es instrumento decisivo en el buen resultado de este CD. J.G.M. Evgeni Mravinski APASIONANTE, PERTURBADOR SHOSTAKOVICH: Sinfonías nºs 5, 6, 7, 8, 10, 11, 12 y 15. El canto de los bosques. FILARMÓNICA DE LENINGRADO. Director: EVGENI MRAVINSKI. 6 CD MELODIYA MEL CD 10 00770. ADD/stereo y mono. 425’50’’. Grabaciones: Leningrado, 1953 (7), 1954 (5 y Bosques), 1959 (11), 1961 (8 y 12), 1965 (15), 1972 (6), 1976 (10). Distribuidor: Diverdi. R PE No fueron abundantes las visitas a nuestro país de Evgeni Mravinski con la Filarmónica de Leningrado. Los madrileños recordamos aquellos conciertos auspiciados por Alfonso Aijón allá por la primera mitad de los 80, los últimos años de la vida del maestro, cuando dirigía sentado, desde lo alto de un taburete, sin batuta, con las manos, con los puños. Impresionantes, conmovedores, turbadores aquellos Chaikovski, aquel Prokofiev. Pero ¿y la Quinta de Shostakovich? Aquellas vacilaciones que teníamos con respecto al movimiento final desaparecieron desde entonces. Era eso. No eran las masas revolucionarias en avance imparable, no era la autocrítica de un compositor ante unos reproches sensatos de sus buenos camaradas. No era una concesión después de tres espléndidos movimientos. No. Era aquello una marcha escarnecedora, de sentido profundamente doloroso, pero nada triunfal, nada exaltada, sino expresión del aplastamiento de un hombre, un grupo, un pueblo, una sociedad. Pues bien, este álbum viene a darnos ese sentido que veíamos en la Quinta de hace algo más de veinte años en el Teatro Real, a la sazón sala de conciertos. Atención: salvo el oratorio El canto de los bosques, se trata de obras únicamente orquestales. No se incluye aquí ninguna de las sinfonías vocales de Shostakovich, no aparecen ni la Trece ni la Catorce. Más atención: quien conozca 98 Testimonio, las memorias de Shostakovich recogidas por Solomon Volkov, sabe que el compositor negaba que Mravinski fuera su gran intérprete. Uno lee con desazón esas páginas. Porque ahí están estos registros, y otros muchos, como testimonio del enorme talento de Mravinski para traducir a Shostakovich en sonidos. Shostakovich y Mravinski fueron artistas cómplices y amigos durante casi tres décadas, pero la cosa se rompió a principios de los años 60, al parece porque Mravinski se negó a estrenar la Sinfonía nº 13. ¿Cuestiones religiosas, acaso miedo, todavía en plena época del deshielo de Jrushov? En la edición española, su autor, José Luis Pérez de Arteaga, añade más testimonios al Testimonio, y aporta más detalles sobre el lamentable distanciamiento entre ambos artistas. No es cuestión de referirnos de manera detallada al contenido de estos seis discos, no es cuestión de ponderar el estremecimiento que provocan esos inquietantes movimientos lentos, ni de evocar la angustia que inducen algunos allegros. No sorprenderá que nos fijemos especialmente en esta Octava, que Mravinski estrenó, que Mravinski grabó una y otra vez, hasta esa referencia final que es el registro de 1983. Pero el que aquí se incluye, anterior en 22 años, no es sino otra muestra más del magisterio insuperable, por lo emotivo y lo inquietante, del grandísimo Mravinski y la orquesta de esa ciudad que ha vuelto a llamarse San Petersburgo. Si por escribir esto hay que pedirle perdón al ánima de Shostakovich, quién sabe si todavía atormentada, lo haremos con gran contrición, aunque sin arrepentimiento. En ese mismo libro, Shostakovich desautoriza con razón a cierto musicólogo experto en el propio Shostakovich; en rigor, lo acusa de chivato, uno de tantos en un régimen y una sociedad que los propiciaba a millones. Pero la descalificación de Mravinski, caramba, nos parece injusta y, además, fuera de lugar. El creador es usted, Dimitri Dimitrevich, pero el grandísimo intérprete de sus obras de usted fue Evgeni Mravinski, aunque ya sabemos que no fue el único, en absoluto. Y aquí tenemos un álbum impagable para demostrar lo que hacía Mravinski con el sinfonismo de Shostakovich. Aunque falten las primeras cuatro sinfonías (vocales dos de ellas, así que probablemente faltarían en cualquier caso), aunque falte la Novena, estrenada en 1945 por el propio Mravinski. Eso sí, hay dos ausencias estruendosas: la Trece, con coro, y la Catorce, con soprano y bajo, estrenadas por Kondrashin y por Barshai; y hay que interpretarlas como indicios claros de esa lamentable enemistad de la década final del compositor. La Quince la estrenó Maxim Dimitrevich en 1972, en vida de su padre. Este registro de Mravinski es de 1976, ya fallecido el compositor, y quién sabe si no es una reconciliación tras la muerte del genio y un regreso de Mravinski al Shostakovich que de veras le gustaba, el que no utilizaba palabras, poemas, textos en las obras denominadas Snfonías. Santiago Martín Bermúdez D I S C O S SKALKOTTAS-TOURNEMIRE SOLER: Fandango. Sonatas nºs 4, 9, 16, 24, 25, 60 y 63. DAVID SCHRADER, clave. CEDILLE CDR 90000 004. DDD. 73’51’’. Grabación: Chicago, IX/1990. Sonatas. Vol. 2: nºs 1, 2, 3, 8, 10, 62, 70, 74, 81. DAVID SCHRADER, clave. CEDILLE CDR 90000 009. DDD. 75’58’’. Grabación: Chicago, IX/1991. Productor: James Ginsburg. Ingeniero: Bill Maylone. Distribuidor: LR Music. R PN Reedición de dos antiguos discos dedicados al padre Antonio Soler en grabación del clavecinista estadounidense David Schrader, que toca un instrumento fabricado en 1989 según un modelo de Giusti de 1681 (vol. 1) y otro construido en 1983 y basado en un DumontTaskin (vol. 2). El sonido es en los dos casos punzante, agresivo, hasta el punto de que puede llegar a hacerse molesto si se escucha cualquiera de los dos discos de un tirón. Lo mejor de la interpretación es sin duda la energía, el vigor rítmico, la fuerza inagotable de unos dedos que se mueven con prodigiosa rapidez por el teclado. Pero el Fandango resulta un tanto errático, sin que Schrader haya parecido captar la esencia rítmica que está en la base de su éxito. En las sonatas, el clavecinista de Chicago no se permite el más mínimo respiro. Las ornamentaciones están dibujadas con esmero y precisión (óiganse por ejemplo los ejemplares trinos de la Sonata nº 1 o de la nº 8) y las líneas son suficientemente claras pese a la general, y por momentos atosigante, rapidez, sólo algo mitigada en algunos momentos de la elegante Sonata nº 3, en la nº 24 o en el Andantino inicial de la nº 60, pero el fraseo resulta lineal y frío, abrumadoramente mecánico (ese Andantino es buena muestra), una sensación que no se pierde ni siquiera en el magistral Cantabile que abre la Sonata nº 63 o en el Allegretto expresivo de la nº 62, ayuno de reposo y sensualidad, si bien hay algunos instantes (como en las Sonatas nº 10 y 16) en los que Schrader logra una más que notable y estimulante gracia expresiva. P.J.V. TOURNEMIRE: 12 Préludes-poèmes. LISE BOUCHER, piano. ATMA ACD 2 2329. DDD. 60’48’’. Grabación: Saint-Irénée (Québec, Canadá), III/2004. Productora e ingeniera: Anne-Marie Sylvestre. Distribuidor: LR Music. N PN La letra es más bien Debussy, aunque un Debussy que se hubiera vuelto más nítido, más claro y explícito; esto es, menos Debussy. El espíritu es franckiano, un César Franck presente sobre todo por la llamada forma cíclica, esto es, la repetición como motivo conduc- tor, como motivo propulsor y como motivo genitor; y, sobre todo, como motivo de unidad de sentido, de objetivo y de estructura. El bordolés Charles Tournemire compuso este ciclo en París en 1932, cuando contaba con 62 años (moriría pocos después, en 1939). Es poematismo, desde luego, pero matizado por la experiencia de Fauré, Debussy y Ravel (poco que ver con Poulenc o sus compañeros de generación). Ese poematismo está cargado explícitamente de alusiones católicas (no ya sólo religiosas). Por ello, es normal que se vea esta docena de piezas como obra a mitad de camino entre el impresionismo y Messiaen. Atma vuelve a sorprendernos. Un nuevo compositor francés poco menos que desconocido, oculto o descuidado. Unas obras de altura sorprendente. Y Lise Boucher, una espléndida pianista de Québec que desgrana este rosario de piezas que no son en modo alguno miniaturas, y que les da sentido humano… y del otro. Como acaso habría querido Tournemire, aunque parece ser que este buen compositor era un tipo especialmente difícil. En cualquier caso, es una importante recuperación, aunque no parece que esta excelente, matizada y medida lectura de Lise Boucher sea primicia en disco. No por eso dejamos de recibir este CD como una auténtica novedad. S.M.B. Fernando Espí MÚSICA PARA DISFRUTAR TÁRREGA: Transcripciones para guitarra de obras de Chopin, Bach, Iradier, Mendelssohn, Gounod, Verdi, Chapí, Beethoven, Malats, Schumann, Berlioz, Albéniz, Haendel, Di Capua, Wagner y Schubert. FERNANDO ESPÍ, guitarra. VERSO VRS 2022. DDD. 64’17’’. Grabación: Valencia, V/2004. Productores: Pilar de la Vega y José Miguel Martínez. Ingeniero: Evaristo Valentí. Distribuidor: Diverdi. N PN En nuestro tiempo, las adaptaciones y transcripciones no gozan de buena prensa. Por un lado, está el prestigio actual de lo auténtico que supone un desprestigio de lo que no lo es (ya saben: para tocar a Bach en un piano hay que escribir un montón de justificaciones para que los ayatolás de turno no vayan a morderle a uno, pero hay más y un día de estos hasta la Filarmónica de Viena tendrá que disculparse por tocar música de Beethoven) y por otro el hecho de que la discografía permite conocer los originales, de modo que las transcripciones de arias de época o las reducciones de obras sinfónicas resultan prácticamente innecesarias. Todo esto es un hecho y lo dejaremos aquí para no entrar en polémica porque lo que realmente nos interesa es con- vencer al hipotético lector de estas humildes líneas de las bondades de este disco sensacional. Primero está el repertorio, que es una auténtica delicia, con un puñado de composiciones celebérrimas asumidas por Tárrega (sin complejos y con exquisito mimo y muchísimo respeto) como propias y que parece que estuvieran concebidas realmente para su instrumento; y después, el guitarrista de Xixona Fernando Espí (n. 1975), que se sitúa con esta grabación entre los más brillantes intérpretes actuales de las seis cuerdas. Así, lisa y llanamente. Atención a este señor que dará que hablar. Su sensibilidad sólo puede parangonarse a la seguridad de su técnica, y su virtuosismo a su toque poético, de modo que su nombre viene a sumarse a la actual generación de guitarristas, a los ilustres Romero, Williams, Russell, Babiloni, Bitetti, Ramírez, Parkening, Ogden y otros, incluido, ya, Espí por derecho propio y, sobre todo, por este disco sin desperdicio que permite apreciar su gran altura interpretativa. Mucho de lo contenido aquí no es apto para sesudos musicólogos ni para historicistas militantes, tan sólo se dirige a los que aman la música, así de sencillo, así de difícil en nuestro tiempo. Olvídense de que si este Bach esto o de si este Haendel lo otro, o de que si Wagner por una guitarra esto o de si el pianismo de Beethoven en las seis cuerdas lo de más allá; disfruten de lo que escuchan, por favor, no le den más vueltas. Es un disco precioso interpretado con un inmenso amor por unas obras de grandes maestros revisitadas por un gran compositor que sabía mucho en esto de escribir para guitarra y que hizo mucho por dignificar y por ampliar el repertorio para su instrumento. Además, más de uno que conozca bien los originales apreciará la creatividad de Tárrega. Josep Pascual 99 D I S C O S J. L. TURINA-VARIOS J. L. TURINA: VIVALDI: Concierto para piano y orquesta. GUILLERMO GONZÁLEZ, piano. Concierto para violín y orquesta. VÍCTOR MARTÍN, violín. ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE. Director: VÍCTOR PABLO PÉREZ. Concierto para violín, cuerdas y continuo en fa mayor RV 292. Concierto para violín, órgano, cuerdas y continuo en fa mayor RV 542. Concierto para violín, cuerdas y continuo en re mayor RV 212 “fatto per la Solennità della S. Lingua di S. Antonio in Padova”. Concierto para violín, violonchelo, órgano, cuerdas y continuo RV 554a. Laudate pueri Dominum RV 600. Salve Regina RV 617. MHAIRI LAWSON, soprano; ADRIAN CHANDLER, violín; SARAH MCMAHON, violonchelo; ROBERT HOWARTH, órgano. LA SERENISSIMA. Director: ADRIAN CHANDLER. COL LEGNO WWE 20241. DDD. 68’10’’. Grabaciones: Las Palmas de Gran Canaria, IX/1989; I/2000 (en vivo). Productor: Wulf Weinmann. Ingenieros: Antonio Miranda y Martin Compton.Distribuidor: Diverdi. N PN A partir de la idea de la “imposibilidad sinfónica del piano”, concepto de Turina que se refiere a la disparidad tímbrica entre el piano y la orquesta (esto es, a la imposibilidad de fusión y confusión entre los timbres de la orquesta y el piano, que, necesariamente, siempre destacará y su lugar es el del solista), este autor plantea una obra en la que el enfrentamiento propio del género concertante es su principal característica. Aun así, el oyente percibirá cómo Turina intenta acostumbrarnos desde el mismo instante en que empieza la obra a timbres orquestales sutiles que permiten que los distintos instrumentos y secciones de la orquesta parezcan uno sólo, como si de los distintos registros de un inmenso órgano se tratara. No es hablar por hablar, escúchenlo: verán que una secuencia empieza en un instrumento y termina en otro, y todo ello resulta tan lógico como si de pasar del más profundo de los graves del piano al más cristalino de sus agudos se tratara, casi al modo de juegos de colores que se mezclan. Igualmente pasa con las texturas, que se densifican y se simplifican en la orquesta por un lado y en el piano por otro. Así pues, la brillantez y el virtuosismo se halla tanto en la parte solista (excelentemente defendida por González, como en él es habitual, con ese buen gusto que le caracteriza en cualquier repertorio) como en la orquesta (con Víctor Pablo Pérez a la batuta, que es toda una garantía). Junto a esta composición bastante reciente (de entre 1996 y 1997) encontramos otro concierto con el violín en la parte solista, una obra que viene a ser una especie de resumen de la actividad creativa en cuanto a planteamientos y procedimientos de su autor datada en 1987. Aquí la idea del enfrentamiento persiste, pero esta vez se enfrentan “el ruido” (la orquesta, con un significativo inicio a cargo de la percusión) y “la música” (representada por el violín). Atonalidad más o menos libre, con acercamiento al dodecafonismo y algunas tentativas tonales explican su lenguaje. La versión es excelente, con Víctor Martín haciendo cantar a su instrumento, a veces en medio de un paisaje sonoro tenso y angustioso. J.P. www.scherzo.es 100 AVIÉ AV 2063. DDD. 79’56’’. Grabación: Salehurst, XI/2004 . Productor e ingeniero: Simon Fox-Gál. Distribuidor: Gaudisc. N PN N uevo disco vivaldiano del conjunto del joven violinista británico Adrian Chandler. La soprano Mhairi Lawson canta un par de obras bien conocidas del veneciano con impecable línea, elegancia, frescura y notable dominio de las agilidades, de lo que es magnífica prueba el Amen del Laudate pueri o el primer número de la Salve Regina, cuyo singular carácter, con un violín obligado en el acompañamiento, es convenientemente resaltado en una interpretación muy íntima y delicada, que combina acertadamente refinamiento y teatralidad (ese agitado y palpitante Ad te clamamus), aunque Lawson resulte menos convincente en un Eja ergo acaso demasiado enfático. Espléndido siempre el violín ágil y brillante de Chandler, que da muestras de efervescente virtuosismo en los conciertos, especialmente en las cadencias del RV 212, una reconstrucción del propio violinista británico. Son versiones moderadas en contrastes, de articulaciones precisas y ágiles, con acentos bien marcados, pero no agresivos y suficientemente claras, sobre todo, si tenemos en cuenta que son dieciséis los instrumentistas de La Serenissima. Como empieza a ser habitual en muchos otros conjuntos historicistas enfrentados a Vivaldi, diapasón en 440. P.J.V. WEINGARTNER: La tempestad (obertura y suite). Serenata para orquesta de cuerdas. Sinfonía nº 4 en fa mayor op. 61. ORQUESTA SINFÓNICA DE BASILEA. Director: MARKO LETONJA. CPO 777 098-2. DDD. 67’49’’. Grabación: Basilea, VIII-IX/2003. Productores: Burkhard Schmilgum y Rolf Grolimund. Ingeniero: Andreas Werner. Distribuidor: Diverdi. N PN Tras el primero (véase SCHERZO nº 197, pág. 103), el segundo volumen de la integral dedicada a Felix Weingartner (18631942) por la orquesta cuya titularidad desempeñó durante sus últimos quince años de vida incluye como pieza mayor la Cuarta Sinfonía, compuesta en 1916. Calificada extraoficialmente de “bucólica” por el propio autor, me he impuesto una decena de audiciones antes de atreverme a juzgar como inconmensurable la distan- cia que la separa de sus dos modelos inmediatos, la Sexta de Beethoven y la Segunda de Brahms. Si una merece calificarse de “música de director”, esta desde luego es una candidata muy cualificada. Con acaso y apenas el Comodo, grazioso que hace las veces de Scherzo como el movimiento con algo más de interés, el resto es en su impenitente optimismo tan previsible como por ello mismo aburrido. Teniendo en cuenta la obra a la que va destinada (quiere decirse que no puede aspirar a una vida musical independiente, como sucede con El sueño de una noche de verano de Mendelssohn), la música incidental para La tempestad de Shakespeare y, paradójicamente por la modestia de sus pretensiones, la juvenil Serenata para orquesta de cuerdas resultan bastante más satisfactorias por el superior ajuste entre medios y fines que presentan. La recomendación es sólo entusiasta para los interesados en rellenar esta laguna del repertorio, pues nada de lo antedicho empaña la magnífica labor que vuelven a desarrollar la orquesta y su director. A.B.M. XENAKIS: La legende d’Eer. GÉRARD PAPE, realización electrónica. MODE 148. DDD. 47’04’’. Grabación: París, VI/2004. Productor: Brian Brandt. Ingeniero: Gérard Pape. Distribuidor: Diverdi. N PN Sólo quince obras de Xenakis están elaboradas con medios electroacústicos. Tan reducido número de opus quizás pueda extrañar en un compositor que tanta influencia ha ejercido en este campo a partir de su pieza Diamorphoses, de 1957; pero esa influencia no se ha debido tanto a la insistencia del compositor en ese terreno como a la contundencia de su aportación, con obras que son verdaderos hitos de la electroacústica, como Concret PH, Orient-Occident o la salvaje y ciclópea Bohor. El mérito de Xenakis, además, ha consistido en saber aprovechar las ocasiones en las que ha podido exponer sus obras en un espacio ideal, como lo fueron en su momento los Polytopes, en donde el autor daba rienda suelta a su sueño de combinar sonido, arquitectura y espectáculo de luces. Mas no es menos cierto que, a partir de contar con la posibilidad de difundir sus obras electrónicas en espacios creados al efecto, la calidad de las propuestas baja bastantes enteros en relación con la vorágine sonora de las obras iniciales, sin duda de calidad irrepetible, pues son, también, fieles transposiciones de las conquistas de Xenakis en el campo de la música orquestal (Metastaseis, pero sobre todo Pithoprakta, Syrmos y Terretektorh). Con el primer Polytope, el de Montreal, de 1967, que es un espectáculo de luz y sonido, y los Polytopes de Cluny y, posteriormente, el Diatope exhibido en la explanada del Centro Pompidou de París en 1978, el sonido de masas de Xenakis pierde algo de pujanza, probablemente porque el autor es consciente de que un discurso mucho más amplio, con una D I S C O S J. L. TURINA-VARIOS duración generosa, exige demasiado al oyente. La música resultante de esta Légende d’Eer, que pertenece al ciclo Diatope de París, fluctúa entre el sonido granulado, el sonido-ruido y la variación de texturas propia del discurso instrumental, aprovechando aquí Xenakis el sonido de las guimbardas africanas y de los buzumis japoneses. La división en tres partes, con una exposición, desarrollo y lenta disolución del material, ayuda a situarse al receptor, al que, por supues- to, le falta en el CD el componente visual, tan necesario en este tipo de experiencias. El CD, no obstante, restituye satisfactoriamente el complejo entramado sonoro original. Toda la génesis de la obra, más un detallado análisis de sus secciones, viene espléndidamente servido en un libreto modélico, firmado por Makis Solomos, uno de los expertos en la obra del músico greco-francés. Ahí se podrá leer uno de los textos que da pie a la obra, La leyenda de Er, tomada del final de La República de Platón. Es una rareza que Xenakis se base tanto en textos literarios como en esta composición (originales de Platón, pero también de Jean-Paul, Pascal y Hermes Trismegisto), pero eso sin duda se entiende si consideramos que estamos ante un Xenakis que busca una fusión o síntesis entre las artes: música, espacio arquitectónico, tecnología, imágenes y texto. F.R. RECITALES RENÉE FLEMING. Soprano. Canciones sacras. SUSAN GRAHAM, mezzo. LONDON VOICES. REAL ORQUESTA FILARMÓNICA. Director: ANDREAS DELFS. DECCA 475 6925. DDD. 58’51’’. Grabación: Londres, IV/2005. Productor: Chris Hazell. Ingeniero: Tom Lazarus. Distribuidor: Universal. N PN Un menú curioso sostiene al presente compacto, donde se unen obras con textos litúrgicos de Bach y Bach-Gounod, Schubert, Mozart, Franck, Fauré y Poulenc, junto con arias de oratorios de Haendel y Berlioz, y un dúo de Hansel y Gretel de Humperdinck. En todas ellas luce la previsible suntuosidad vocal de Fleming, su esmalte en todos los registros, la generosidad del caudal y la extensión y un natural glamour sonoro, cualidades dignas de la diva sopranil de nuestros días. Fleming canta con seguridad y resuelve las alturas y las agilidades con señorío. Como intérprete, en este caso, no excede una buena lectura, ni demasiado atenta a las intenciones ni demasiado variada en los estilos y las épocas. La orquesta secunda con corrección, al igual que la masa coral y la pasajera intervención de Graham. B.M. VARIOS Jordi Savall ARTE DE LA FOLÍA ALTRE FOLIE. 1500-1750. Obras anónimas y de Cabezón, Mudarra, Ruffo, Piccinini, Falconiero, Playford, Corbetta, Sanz, Corelli, Cabanilles, Albicastro, Murcia y Vivaldi. HESPÈRION XXI. Director: JORDI SAVALL. ALIA VOX AV 9844. DDD. 77’15’’. Grabación: Cardona, III y VI/2005. Productor: Nicolas Bartholomée. Ingeniero: Nicolas de Béco. Distribuidor: Diverdi. N PN Segundo disco que dedica Savall en Alia Vox a obras construidas sobre el bajo de la folía, danza portuguesa documentada ya en el siglo XV y que a través de España se introdujo en Europa, generando durante el Renacimiento y el Barroco una amplísima producción instrumental. Al frente de Hespèrion XXI, el director y violagambista español se encuentra aquí en su salsa, pues las posibilidades que muchas de estas obras ofrecen para escoger las instrumentaciones y para ofrecer interpretaciones con un alto margen de improvisación se ajustan especialmente bien a los intereses y el estilo de Hespèrion XXI. Junto al célebre tratamiento que de la folía hicieron Corelli y Vivaldi (la Op. 5, nº 12 de Corelli ya apareció en el anterior disco, aunque entonces fue con el propio Savall de solista a la viola y ahora es el violinista Manfredo Kraemer quien ofrece la versión original de la pieza), el CD recoge algunas obras para instrumentos de cuerda pulsada (entre ellas, la famosa Fantasía X de Mudarra, que interpreta al arpa Arianna Savall, así como piezas de Piccinini, Corbetta, Sanz y Murcia, que toca Rolf Lislevand), otras para clave solo (Storace y Cabanilles) tocadas por Michael Behringer y el resto para formaciones variables, entre el trío (Sonata poco conocida pero soberbia de Albicastro o una Division de John Playford) y el sexteto. Las versiones tie- nen el impulso rítmico, la sensualidad tímbrica, la calidez, la cercanía y el sentido improvisatorio caros a Savall, quien se rodea de un equipo magnífico, entre los que se cuentan algunos jóvenes valores de la música antigua española, como el gambista Fahmi Alqhai, la violonchelista Mercedes Ruiz, el contrabajista Xavier Puertas o el clavecinista y organista Carlos García-Bernalt. En cualquier caso, el peso del CD recae fundamentalmente sobre la viola de Savall y sobre el violín de Kraemer (con Mauro Lopes de segundo violín en las folías de Vivaldi y Falconiero), que imprimen a todas las obras su sello personal, marcado por las articulaciones ágiles, la flexibilidad rítmica, los ataques y los acentos impetuosos y la exuberancia ornamental. Magnífico en general todo el CD, aunque si tuviera que elegir me inclinaría por destacar la sorprendente Faronell’s Division de Playford y su estimulante mezcla tímbrica y la Sonata de Albicastro, de figuraciones interminables en un violín que recorre una y otra vez arriba y abajo su completa tesitura apoyado con solidez en un continuo excepcional. Pablo J. Vayón 101 D I S C O S VARIOS BAROQUE REFLECTIONS. BachBusoni: Tocata y fuga BWV 565. Marcello-Bach: Concierto BWV 974. Bach-Siloti: Preludio. Bach-Hess: Coral de la Cantata nº 147. Liszt: Zarabanda y Chacona de Almira de Haendel. Rachmaninov: Suite de la Partita BWV 1006 de Bach. Variaciones sobre un tema de Corelli op. 42. ALESSIO BAX, piano. WARNER 2564 61695-2. DDD. 69’18’’. Grabación: Snape, V/2004. Productora: Anna Barry. Ingeniero: Mike Hatch. N PN Alessio Bax, ganador del concurso de Leeds en 2000, utiliza, para este cuidado disco de transcripciones, un sonido netamente pianístico. No encontraremos reminiscencias del clave, ni en la sonoridad ni en el estilo. Es, pues, un trabajo de acercamiento en el que la fidelidad estilística, tal y como la concebimos hoy en día, no es lo principal. A la postre, no es más que un homenaje a un género en desuso hoy en día, pero que contó con innumerables adeptos durante gran parte del Siglo XX, además de los anteriores. Superado este principio, hemos de confirmar que hay mucha música, y bien hecha, en este disco. El joven pianista se arriesga con unas transcripciones que, en la inmensa mayoría de los casos, suponen un reto a todos los niveles. Mención aparte merecen las piezas de Rachmaninov y Liszt, más acordes con el virtuosismo pianístico al uso y cuya traducción resulta exultante por su capacidad expresiva y técnica. La Zarabanda del húngaro es difícil ejecutarla con más brío y soltura, mientras las Variaciones Corelli supuran belleza y sencillez. La Tocata y fuga transcrita por Busoni resulta crispada e hipnótica. Posee fuerza e intensidad, a la vez que imprime transparencia a los planos sonoros en la búsqueda de una mayor ligereza estructural. Ésta es una constante que se repetirá tanto en el Concierto como en la algo afectada transcripción de la coral Jesu bleibet meine Freude de la Cantata nº 147 y en el resto de las piezas, incluida el emocionante Preludio adaptado por Alexander Siloti. C.V.N. BODAS BÚLGARAS. Música del siglo pasado. VELICHKA TRENDAFILOVA-GIREVA, voz; TRIFON TRIFONOV, saxofón. STANIMAKA. WINTER & WINTER 910100-2. DDD. 66´. Grabación: Burdeos, 2004. Productor: S. Winter. Ingeniero: A. von Ripka, J. Wohlleben. Distribuidor: Diverdi. N PN 102 Con las palabras “¡soy puro!” se iba el difunto del Antiguo Egipto en su gran viaje. El antídoto contra la muerte parece por lo tanto residir en la impureza, en el compromiso. Nada que sea puro pues, ni poesía pura que no mezclase prosa o didáctica, nada de música pura que no tuviese literatura o pintoresquismo, nada de lengua pura que excluyese términos extranjeros, nada de placer puro o percepción pura sin recuerdos como lo quieren Platón o Bergson, sino algo como el mar cuya agua, dice Heráclito, es a la vez pura e impura. Esa mezcla, esa vida, las consiguen la cantante Velichka Trendafilova-Gireva, el saxofonista Trifon Trifonov y la banda Stanimaka; han aprendido de boca a oído, y a veces con la ayuda del papel pautado esas canciones de bodas y de héroes muertos por la patria, el siglo pasado, no se sabe si el XX o el XIX, en realidad no pararon de morir por una patria aun cuando no existía, de casarse, de amarse, superponiendo textos búlgaros (patrióticos), armonías turcas (los enemigos), acento gitano (nómadas/arraigados), ritmos vernáculos y cojos, instrumentos de todas partes del mundo. Y el todo cacarea, estalla, explota a veces, o por el contrario languidece en una interminable queja pronto desmentida por el barrito salvador o irónico de una trompeta. Y todo eso ocurre entre viñas, en un Festival llamado Taller de nubes, y la presentación es de Winter & Winter, es decir plateada, chirriante y algo fluo. P.E.M. CANCIONERO DE TURÍN. Romances, villancicos y canciones del Siglo de Oro. MUSICA FICTA. Director: RAÚL MALLAVIBARRENA. ENCHIRIADIS EN 2013. DDD. 60’20’’. Grabación: Villanueva del Pardillo (Madrid), II/2005. Productor: Raúl Mallavibarrena. Ingeniero: Antonio Palomares. Distribuidor: Diverdi. N PN Conservado en la capital del Piamonte y editado por Miguel Querol en 1989, el Cancionero de Turín incluye 46 piezas a dos y tres voces escritas hacia 1600 sobre romances, villancicos y canciones del Romancero, Lope de Vega y otros poetas del Siglo de Oro. Salvo dos obras compuestas de forma indubitable por el guitarrista sevillano Juan de Palomares, el resto es anónimo, aunque seguramente Palomares sea responsable de algunas más. La música es sencilla y directa, y en ese aspecto incide la límpida y fresquísima interpretación de 17 de estas piezas presentadas por Musica Ficta, que para la ocasión cuenta con las voces de Ruth Rosique, Marta Infante, Miguel Bernal y Eduardo López Banzo ESPAÑA EN GUATEMALA LA CANTADA ESPAÑOLA EN AMÉRICA. Obras de Nebra, Torres, Xaraba y Bruna. CARLOS MENA, contratenor. AL AYRE ESPAÑOL. Director: EDUARDO LÓPEZ BANZO. HARMONIA MUNDI HMI 987064. DDD. 61’19’’. Grabación: Zaragoza, III/2005. Productor e ingeniero: JeanDaniel Noir. N PN Cuatro cantatas españolas dedicadas al Santísimo y conservadas en el archivo de la catedral de Guatemala es lo que propone el nuevo disco de Eduardo López Banzo, que ha contado para el empeño con una de las voces más destacadas del panorama internacional, la del contratenor vitoriano Carlos Mena. Las cuatro obras están escritas para voz de alto, con acompañamiento de oboe, dos violines y bajo continuo y se encuadran dentro del típico estilo italiano de la época, con alternancia de recitativos y arias da capo, aunque en las dos piezas, más arcaicas, de José de Torres (c.1670-1738) pueden hallarse explícitos rastros de la tradición española, pues en Vuela abejuela encontramos unas seguidillas, mientras que Panal de amor divino se cierra con unas coplas. Alumno de Torres, Nebra se aproxima en ocasiones al estilo clásico, en especial en Bello pastor, con el elegantísimo y estilizado minué de su última aria. Dulzura espiritual presenta dos arias muy bien contrastadas, lenta, dramática, melancólica la primera, ágil y muy ornamentada la segunda. Las interpretaciones son extraordinarias. López Banzo opta por una opción minimalista, con un instrumento por parte (violonchelo, violone, chitarrone o guitarra y clave en el continuo), que se ajusta a la perfección al carácter intimista de las obras. Carlos Mena pare- ce hoy por hoy la voz ideal para esta música. Con un entendimiento perfecto de la retórica de los textos, el cantante sale tan airoso de las arias más expresivas como de las más virtuosas, en las que resuelve con pasmosa facilidad los pasajes de agilidad. La elección de tempi resulta irreprochable, los vitalistas contrastes dinámicos y agógicos parecen siempre los idóneos y el acompañamiento, en el que brilla tanto el primer violín de Olivia Centurioni como el oboe de un hasta ahora desconocido para mí Jasu Moisio y el flexible y muy expresivo bajo continuo, es del todo punto admirable. Eduardo López Banzo completa el disco interpretando al clave una obra anónima de segundo tono que él mismo atribuye casi con toda seguridad a Diego Xaraba y Bruna (c.16501716), quien fuera maestro de Torres, lo que termina de redondear un disco que además de bellísimo sirve para documentar la difusión que alcanzó la música española del Barroco al otro lado del Atlántico. Pablo J. Vayón D I S C O S VARIOS Luis Vicente, acompañados por los instrumentos de cuerda pulsada (vihuela, guitarras renacentista y barroca y tiorba) de Rafael Bonavita, con puntuales intervenciones de instrumentos de percusión que toca el director del grupo, Raúl Mallavibarrena. La claridad de texturas, el cuidado en la pronunciación (modernizada) y la delicadeza en los contrastes están en la base de unas versiones que buscan la variedad en las diferentes asociaciones tímbricas tanto como en la riqueza de matices textuales de unos poemas centrados en la temática amorosa que asumen con notables dosis de originalidad buena parte de la tradición de tópicos del Renacimiento (del Carpe Diem a la malcasada, del Beatus ille al Locus amœnus). El disco se completa con una suite anónima de danzas italianas de la época que interpreta Rafael Bonavita a la tiorba. P.J.V. MÚSICA FRANCESA PARA FLAUTA. Poulenc: Sonata. Messiaen: Le merle noir. Sancan: Sonatine. Jolivet: Chant de Linos. Dutilleux: Sonatine. Boulez: Sonatine. PATRICK GALLOIS, flauta; LYDIA WONG, piano. NAXOS 8.557328. DDD. 59’35’’. Grabación: Ontario, VI/2003. Productores: Nobert Kraft y Bonnie Silver. Ingeniero: Norbert Kraft. Distribuidor: Ferysa. N PE A caso la obra más conocida de esta selección sea la de Poulenc. Es, desde luego, uno de los platos fuertes. Algo parecido sucede con el sugerente y espléndido Mirlo de Messiaen. Pero se agradece que se nos traiga la desconocida Sonatine de Pierre Sancan, obra de 1946 en la que la tradición impresionista se une a los humores de los Seis; de Poulenc, en especial. O, de nuevo, el Chant de Linos de Jolivet, compositor que a menudo expresó lo humano a través del aliento de los instrumentos de soplo. Y la Sonatine de Dutilleux, no desconocida, pero bastante oculta para el aficionado, como la anterior. Y, desde luego, ese fruto temprano del joven Boulez, que no anuncia lo que este músico va a ser, pero que hoy se puede ver como una primera ruptura vanguardista, en especial en la permanente ruptura de la frase (pero no de insinuaciones melódicas reconocibles), en el relativo radicalismo de la concepción serial, pero todavía dentro de la tradición, sin siquiera una especial insolencia interválica. Aquí, y que Boulez nos perdone, todavía estaría en la línea de Jeune France. Hay una secuencia progresiva en la selección de Gallois, aunque no exactamente en el orden que se nos presenta. Se detiene esa secuencia algo después de que Boulez compusiera su Sonatine, pero con esta obra se cierra el recital, como si se nos indicara que más allá se trataría de otros sonidos. Patrick Gallois es un espléndido virtuoso, y con esta selección francesa de flauta y piano tan siglo XX consigue con la estupenda pianista Lydia Wong algo más que un exce- Thomas Wimmer PASIÓN ESPAÑOLA CANTADAS DE PASIÓN. Obras de Durón, Lima de Serqueira, Sanz, Hidalgo, Cabanilles, Navas, Ruiz de Ribayaz, Veana, Marín y anónimas. MARÍA LUZ ÁLVAREZ, soprano. ACCENTUS AUSTRIA. Director: THOMAS WIMMER. ARCANA A 333. DDD. 64’49’’. Grabación: Viena, IV/2004. Ingeniera: Elisabeth Reithofer. Distribuidor: Diverdi. N PN La recuperación y revalorización de la música del Barroco español es un proceso abierto y en plena efervescencia, como muestra este disco que Thomas Wimmer ha organizado en torno a cantadas, tonadas, tonos y solos humanos de algunos de los más grandes maestros de la época, de Durón a Marín, de Hidalgo al portugués Lima de Serqueira. Pese a que algunas de estas obras tuvieran carácter paralitúrgico (como el Ay, que me abraso de amor en la llama, cantada al Santísimo de Durón, o Ay, Amor, solo al Santísimo de Matías Venosa), tras todas ellas alienta no sólo la música teatral, sino un sentido profundamente humano (y en ocasiones muy sensual) del sentimiento amoroso. El conjunto Accentus Austria completa el repertorio vocal con algunas danzas y piezas instrumentales de Sanz, Cabanilles y Ruiz de Ribayaz. La mayoría de estas obras estaban pensadas para un acompañamiento de continuo (en el que no solían faltar varios instrumentos de cuerda pulsada, arpas o violas) con el añadido, en contadas ocasiones, de un par de violines como voces superiores. Wimmer es bastante respetuoso con las instrumentaciones, aunque las figuraciones de la flauta dulce en los Canarios de Gaspar Sanz puedan resultar exageradas lente recital de virtuosos: logra una muestra de progresión, un despliegue de estéticas basado en la economía de unos medios sonoros limitados. Belleza, virtuosismo y valentía. S.M.B. LOS ROMANCES DEL QUIJOTE. ANTONI ROSELL, voz, zanfona y percusiones; BASILIO LOSADA, recitado; XAVI LOZANO, instrumentos de viento y percusión; ANTONIO SÁNCHEZ B., instrumentos de percusión; CHEMA PUENTE, rabel. 2 CD COLUMNA MUSICA 1CM0139. DDD. 116’47’’. Grabación: Almagro, 1995. Productor: Antoni Rosell. Ingeniero: Albert Moraleda. Distribuidor: Gaudisc. N PN Como por otra parte era de esperar, el cuarto centenario del Quijote ha provocado algunas intervenciones desde el mundo de la música muy traídas por los pelos. No es el caso de este álbum doble. En él, a la certificada erudición literaria de fondo se une un envoltorio sonoro con alto grado de verosimilitud, ello por lo que refiere tanto al contenido a más de uno. En cualquier caso, las interpretaciones del conjunto austriaco resultan no sólo acertadas en el estilo, sino de una intensidad y un dramatismo que se ajustan estupendamente a las piezas seleccionadas, que no son de las más repetidas de este repertorio. Con ser todo lo dicho hasta ahora bueno, lo mejor está sin embargo en la voz de María Luz Álvarez, miembro desde hace muchos años del Coro Barroco de Amsterdam de Ton Koopman y que aquí nos deslumbra como solista, con una voz de material acaso no excepcional, pero sensual, homogénea, cálida, expresiva, de línea impoluta y una delicadísima claridad en la pronunciación. Su forma de acentuar la retórica de los textos, sus inflexiones levemente enfáticas sobre los términos claves, el empleo exquisito de los reguladores terminan por colocar este repertorio en un lugar privilegiado de la composición europea de su época. Un disco importante para la música española. Pablo J. Vayón como a la forma de presentarlo. La idea es recoger una serie de pasajes de la novela y confrontar su recitado con el canto de los romances que directa o indirectamente (más lo primero que lo segundo) inspiraron probablemente a Cervantes. Las reconstrucciones de las melodías allí donde ha sido menester quizá pueda parecer no muy imaginativa y sí monótona, pero se ha de tener en cuenta que los romances son lo que son, lo cual dista bastante por ejemplo de los villancicos. Las ejecuciones se distinguen por el ajuste entre medios y fines; es decir, por la renuncia a aparentar una brillantez imposible. Sin embargo, los halos ambientales creados por los sonidos naturales resultan absolutamente pertinentes y la sensación global que se obtiene finalmente es la de haberse aproximado a la figura del hidalgo desde un ángulo nuevo y seductor. Los amantes de la obra literaria pasarán un buen rato; los demás, sobre todo si vienen desde la melomanía, pueden encontrar aquí una vía de acceso muy interesante. A.B.M. 103 D V D 104 BELLINI: CRÍTICAS de la A a la Z D V D BELLINI-MOZART I puritani. GIANNA D’ANGELO, soprano (Elvira); LUCIANO SALDARI, tenor (Arturo); AGOSTINO FERRIN, bajo (Sir Giorgio); DINO DONDI, barítono (Sir Riccardo); MAJA ZINGERLE, mezzosoprano (Enrichetta). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO VERDI DE TRIESTE. Director musical: ARTURO BASILE. Director de escena: WALTER BOCCACCINI. Director de vídeo: VITTORIO BRIGNOLE. HARDY 4018. 140’. Grabación: Trieste, III/1966. Subtítulos en inglés, francés, italiano, español y japonés. Distribuidor: Dial. R PN T ratándose de un documento de esta categoría, los comentarios aconsejarían una vía distinta de lo habitual en estos casos. El planteamiento escénico es acorde a la época, en decorados y vestuario (con un derroche en ambos casos muy por encima de la media en un teatro italiano de provincias), perfectamente convencional, pero con algo muy importante a su favor: cuenta claramente la ópera belliniana y no agobia al espectador con lecturas estrafalarias o pretenciosamente profundas, de tal modo que uno se hace eco sin esfuerzo de los problemas amorosos de Elvira, de la generosidad de Arturo, de los conflictos sentimentales de Riccardo y de la aristocrática nobleza y paternalismo de Sir Giorgio. La toma televisiva no cuenta con los recursos y la experiencia de la actualidad, pero es capaz de transmitir dignamente el espectáculo. El cuarteto vocal es común a cualquier teatro del momento que quisiera montar con provecho la última partitura del catanés. D’Angelo (que un año más tarde cantaba la ópera en Madrid junto a Kraus), de voz bella y cristalina responde perfectamente a concepto virginal y cándido de Elvira, añadiendo una coloratura trabajada y un registro agudo suficiente, aunque a veces un tanto apretado. Alta, esbelta y elegante es un placer renovado el disfrutarla, sobre todo en la escena de locura. Saldari era famoso por la liberalidad de su registro superior, de ahí que nos lo encontremos en numerosos repartos de Puritani. No disfrutaba de la línea de un Kraus o de un Gedda, ni de la aparatosidad vocal de un Raimondi, sus colegas más cualificados de los sesenta, pero plantea bien el papel, es pródigo de intenciones (más bien por el lado heroico) y acaba resolviendo tan arduo personaje con bastante provecho. Dondi, tras pasar bastante incómodo el aria (donde omite la primera frase del recitativo, uno no sabe por qué), piedra de toque belcantista para muchos barítonos disciplinados en otros repertorios, va entrando en el meollo de Sir Riccardo hasta estar a la altura de las exigencias en el patriótico dúo con el bajo. Este es Ferrin, que hizo de Sir Giorgio uno de sus caballos de batalla (una década después lo grababa para EMI al lado de Kraus). Como muestra de tal dominio y señoría, he ahí su interpretación del aria Cinta di fiore. Modélica. Un cuidado equipo de secundarios ayuda a redondear la función (una cita a favor de la Enrichetta, papel ingrato donde los haya, de la Zingerle) dirigida con el oficio asociable a un profesional de la categoría de Arturo Basile. En fin, un beneficioso viaje lírico hacia atrás en el tiempo. Como complemento, Danilo Formaggia, un tenor formado por Magda Olivero (y del que Hardy ya nos había ofrecido previamente unas muestras de su arte junto a su insigne maestra), ofrece con mucho entusiasmo y primor (salvo el ciertos criticables agudos) tres arias bellinianas, pertenecientes a Bianca e Fernando, Il pirata y Capuleti, acompañado sabiamente al teclado por Vincenzo Scalera. Tratándose de una grabación reciente ahora la imagen es en color. F.F. LEHÁR: La viuda alegre. DAGMAR SCHELLENBERGER, soprano (Hanna Glavari); RODNEY GILFRY, barítono (Danilo); UTE GFRERER (Valencienne); PIOTR BECZALA (Camille de Rosillon). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA DE ZÚRICH. Director musical: FRANZ WELSERMÖST. Director de escena: HELMUT LOHNER. Decorados y vestuario: ROLF LANGENFASS. Director de vídeo: ANTON REITZENSTEIN. ARTHAUS 100541. 125’. Grabación: Zúrich, 2004. Distribuidor: Ferysa. N PN Por fin, una puesta de opereta que no intente llevarnos al planeta Júpiter o a la Guerra de los Treinta Años con fines alegóricos o de corrección política. Aquí los salones parisinos son de París y los vestidos regionales de Pontenegro o Pontevedro son rigurosa y balcánicamente falsos, según pide la comedia. El restaurante Maxim’s corresponde al can-can y las zafadurías de las grisetas que lo pueblan. Suntuosidad de buena ley en trajes y ambientes permiten una gozosa recorrida por aquella Europa que consumía sus últimos años de paz perpetua. La dirección orquestal pone energía pimpante, buen efecto en los conjuntos y equilibrio sonoro, en consonancia con una puesta llena de añadidos, algo de sal gruesa y un buen humor que los comediantes se trasladan y que compromete a un público dispuesto a marcar ritmos con las palmas. El elenco es de buen nivel, aunque no de prestaciones homogéneas. El tenor Beczala es quien mejor cumple vocalmente, con un órgano de parejos registros y de buena sonoridad. Los otros protagonistas destacan más en lo visual que en lo musical, aunque nadie por debajo de lo digno. Las chicas son monísimas, elegantes y glamurosas. Sus decolletés en primer plano valen por toda un aria de bravura. El galán Gilfry es guapo, buen mozo y estupendo comediante. Las partes cómicas, viradas hacia la caricatura, equilibran el vodevil con el sainete. La filmación muestra la habilidad de los actores para la corta distancia y la solidez de los decorados, que parecen reales como la vida misma. Hay pequeños añadidos, morcillas fritas con oportunidad y que vienen pedidas por la tradición. B.M. D V D BELLINI-MOZART Daniel Harding DRAMA INTERIOR BRITTEN: La vuelta de tuerca. OLIVIER DUMANT (Prólogo), MIREILLE DELUNSCH (La Institutriz), GREGORY MONK (Miles), NAZAN FIKRE (Flora), HANNA SCHAER (Mrs. Grose), MARLIN MILLER (Peter Quint), MARIE MCLAUGHLIN (Miss Jessel). MAHLER CHAMBER ORCHESTRA. Director musical: DANIEL HARDING. Director de escena: LUC BONDY. Director de vídeo: VINCENT BATAILLON. BEL AIR BAC008. 108’. Productor: François Duplat. Formato imagen: DVD 9 PAL 16:9. Formato sonido: Dolby Digital 5.1 Stereo. Código región: todas. Subtítulos en español. Grabación: Aix-en-Provence, 2001. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Recoge este DVD la producción de La vuelta de tuerca que dirigieron Luc Bondy en lo escénico y Daniel Harding en lo musical en el Festival de Aix-enProvence de 2001. Una producción que el escenógrafo belga concentra en la abstracción del marco en el que suceden los hechos —escasas pero significativas referencias: una casita como de muñecas, un pupitre, un caballo de cartón— para que estos reboten de continuo en la conciencia de los protagonistas. La ausencia de elementos, por así decir, decorativos sirve tanto a la interiorización del drama como a evidenciar que la ópera de Britten soporta perfectamente una lectura de este tipo, aparenMONTEVERDI: Il ritorno d’Ulisse in patria. ANTHONY ROLFE JOHNSON ( Ulises), GRACIELA ARAYA (Penélope), TOBY SPENCE (Telémaco), DIANA MONTAGUE (Minerva). BAROQUE ENSEMBLE. Director musical: GLEN WILSON. Director de escena: PIERRE AUDI. Director de vídeo: HANS HULSCHER. 2 DVD OPUS ARTE OA 0926 D. 176’. Grabación: Ámsterdam, Nederlandse Opera, 1998. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN L’incoronazione di Poppea. CYNTHIA HAYMON (Popea), BRIGITTE BALLEYS (Nerón), NING LIANG (Octavia), HARRY VAN DER KAMP (Séneca), MICHAEL CHANCE (Otón). LES TALENS LYRIQUES. Director musical: CHRISTOPHE ROUSSET. Director de escena: PIERRE AUDI. Director de vídeo: HANS HULSCHER. 2 DVD OPUS ARTE OA 0924 D. 219’. Grabación: Ámsterdam, Nederlandse Opera, 1994. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN E stas dos filmaciones para televisión pertenecen al ciclo monteverdiano de la Ópera de Ámsterdam, cuya unidad se centra en las puestas en escena de Audi, en tanto que la parte musical aparece encomendada a distintos grupos y directores. Audi propone montajes estilizados, sin recurrir al tópico de cambio de época, y con una escena casi desnuda de objetos, tendente a la monocromía y las penumbras. En todo caso, se revela como suficientemente funcional para acoger ambas narraciones. En la primera de las óperas, destaca la pareja temente alejada del elemento gótico que posee el relato de Henry James pero haciendo que la tensión generada por éste y por la música de Britten trame un tejido que crece en profundidad a medida que avanza. Es una puesta en escena propia de un inteligente hombre de teatro que ama la obra de que se trata y que sabe sacarle el máximo partido sin traicionar en modo alguno su esencia, ni siquiera cuando va más allá de las acotaciones escénicas, como sucede en la Variación VIII —en el Segundo Acto—, al introducir a los niños tras el coloquio de Peter Quint y Miss Jessel en una escena literalmente turbadora. Digamos que trabaja con lo esencial para hacerlo aún más patente. Admirable labor la suya. En lo musical, nos encontramos con un reparto modélico. Comenzando por la sensacional Institutriz de Mireille Delunsch, tan gran cantante como actriz y a la que no perjudican en absoluto los primeros planos que protagoniza a lo largo de la producción videográfica. La pareja de espectros responde a esa maldad pensada por James que los sitúa en la frontera de lo humano y tanto Marlin Miller como Marie McLaughlin están espléndidos en sus respectivos papeles. Como Hanna Schaer, que hace una Mrs. Grose exacta en su equilibrio entre la bondad y la bobería. Los dos niños que protagonista: el lírico Ulises de Rolfe Johnson, en excelente estado vocal, y la oscura, atormentada Penélope de Graciela Araya. A buen nivel igualmente la Minerva de Montague y el Telémaco de Spence, así como los pretendientes, mientras que el rendimiento decrece en el resto de los papeles secundarios. Demasiado histriónico y hasta soez — aunque esto habrá que achacárselo a Audi— el Iro de Alexander Oliver. La realización musical de Wilson, bien que con algunos momentos de pérdida de tensión, va ganando fuerza al llegar a la escena de la prueba del arco y la subsiguiente matanza de los pretendientes. En la versión de la otra ópera, en cambio, la pareja protagonista (Nerón, Popea), se mantiene tan sólo en un aceptable nivel de corrección, siendo de una extraordinaria dureza la pronunciación italiana de Haymon. Sensacionales, por su lado, tanto el Otón ambiguo y torturado de Chance como el noble Séneca de van der Kamp. Extraordinarios, Jean-Paul Fouchécourt como Arnalta y Dominique Visse como la nodriza. Rousset y sus Talens Lyriques parecen hacer más justicia a las partes ligeras o humorísticas de la obra que a las dramáticas. Las realizaciones televisivas no son demasiado imaginativas, con tomas en Popea en las que los instrumentos se interponen en la visión de los personajes. E.M.M. hacen de Miles y Flora —Gregory Monk y Nazan Fikre— están soberbios, sobrecogedores, actúan y cantan maravillosamente. Daniel Harding dirige con una maestría que nace, sin duda, de una preparación a fondo de la obra. Disecciona la partitura hasta el último átomo y su sentido de la emoción, de la presencia de lo inquietante sin forzar nunca la mano hace que no se caiga jamás en lo truculento. El conjunto es una versión de referencia de La vuelta de tuerca, una lección de ópera. Claire Vaquero Williams MOZART: Idomeneo. RICHARD LEWIS (Idomeneo), BOZENA BETLEY (Ilia), JOSEPHINE BARSTOW (Elettra), LEO GOEKE (Idamante), ALEXANDER OLIVER (Arbace), JOHN FRYATT (Gran Sacerdote), DENNIS WICKS (Voz de Neptuno). CORO DE GLYNDEBOURNE. ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: JOHN PRITCHARD. Director de escena: JOHN COX. Director de vídeo: DAVE HEATHER. ARTHAUS 101 079. 125’. Grabación: Glyndebourne, 1974. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. R PN Con motivo de la reciente publicación en DVD de la versión de Trevor Nunn y Bernard Haitink (1983), señalábamos que Idomeneo contaba con una larga historia en Glyndebourne, y que, ya en los años 50 del pasado siglo, el festival británico había contribuido decisivamente a la recuperación de esta importante ópera mozartiana. Nos llega ahora, en el mismo formato audiovisual, una producción fechada casi una década antes, y que cuenta con el particular aliciente de tener en el foso a Sir John Pritchard, que ha llevado al disco la obra en tres ocasiones, dos de ellas, precisamente, en sendas producciones de Glyndebourne (1956 y 1964), y la tercera en una lujosa versión en estudio para Decca (1988). El maestro inglés, al frente de los excelentes conjuntos titulares (la Filarmónica de Londres y el coro del festival), da buena muestra de su concepto dramático y capacidad estilística. John Cox, por su parte, propone un espectáculo sólido, 105 D I S C O S MOZART-VERDI con un cuidado movimiento de las masas y un evidente olfato teatral en la composición de los personajes, aunque la estética del montaje quizá resulte hoy en día algo anticuada. Aunque lo más sorprendente es que la obra se ofrezca sin el primer acto (¿resultaba demasiado larga en aquella época?). Como protagonista, el mismo Idomeneo de las dos ediciones precedentes, el tenor Richard Lewis, un artista muy sensible que, si bien no posee la frescura de antaño, se defiende con mucha corrección y da al papel una vulnerabilidad ausente en intérpretes más jóvenes del papel. En Glyndebourne, el papel de Idamante ha sido incorporado tradicionalmente por un tenor, aquí Leo Goeke, de timbre claro y grata línea de canto. Bozena Betley, una soprano lírica polaca que incorporó varios papeles mozartianos por estas tierras, es una delicada Ilia, y Josephine Barstow hacía ya presagiar como Elettra su excelente trayectoria en papeles de fuerte carácter. En suma, una buena opción en DVD, aunque, por desgracia, la falta de primer acto no la hace excesivamente recomendable. R.B.I. Bruno Bartoletti UN TROZO DE VIDA PUCCINI: La bohème. CRISTINA GALLARDO-DOMÂS (Mimì), HEI-KYUNG HONG (Musetta), MARCELO ÁLVAREZ (Rodolfo), ROBERTO SERVILE (Marcello), NATALE DE CAROLIS (Schaunard), GIOVANNI BATTISTA PARODI (Colline), ALBERTO FRASCHINA (Parpignol), MATTEO PEIRONE (Benoît), ANGELO ROMERO (Alcindoro). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO ALLA SCALA DE MILÁN. Director musical: BRUNO BARTOLETTI. Director de escena: FRANCO ZEFFIRELLI. Director de vídeo: CARLO BATTISTONI. TDK DV-OPBOH. 134’. Grabación: Milán, Teatro degli Arcimboldi, II/2003. Subtítulos en español. Distribuidor: JRB. N PN F ranco Zeffirelli presentó su producción de La bohème en la Scala de Milán en 1963, siendo llevada al cine poco después bajo la batuta de Herbert von Karajan, con una Mimì de auténtico ensueño: Mirella Freni. Posteriormente, el director italiano presentaría su visión de la ópera pucciniana, más o menos ampliada, en Viena y Nueva York, y en todos estos teatros se ha mantenido en el repertorio hasta hoy, al igual que en el coliseo milanés. Lo cual es un hecho de absoluta justicia, puesto que se trata no sólo de uno de sus mejores trabajos, sino también de una de las más logradas producciones de esta ópera (el tercer acto, en su sencillez para captar la atmósfera del invierno parisiense, es sencillamente modélico). En esta ocasión, Zeffirelli ha cuidado personalmente la reposición en el Teatro degli Arcimboldi, y hay que señalar que el montaje no ha perdido un ápice de su encanto al ser trasladado a este moderno escenario. Esto ocurre también gracias a la veracidad que saben dar a sus personajes los principales intérpretes. Cristina Gallardo-Domâs es una Mimì de medios quizá menos espectaculares que muchas de sus colegas, pero que llega a conmovernos con sus acentos, en especial en el acto III. Encuentra una excelente pareja en Marcelo Álvarez, un Rodolfo realmente romántico y juvenil, de muy hermoso timbre y expresiva dicción. Roberto Servile como Marcello encabeza un muy creíble grupo de bohemios que completan Natale de Carolis como Schaunard y Giovanni Battista Parodi en Colline, y Hei-Kyung Hong es una Musetta un tanto exótica pero nada estridente. Entre los acerta- dos secundarios, hay que señalar el Alcindoro de Angelo Romero, que ha sabido pasar de personajes de mayor envergadura a los de carácter. Otro de los puntos decisivos en la calidad global es la dirección de Bruno Bartoletti, una de las batutas más familiarizadas con el universo pucciniano. En suma, y como pretendían los veristas, un auténtico trozo de vida. Rafael Banús Irusta William Christie FIESTA PARA OJOS Y OÍDOS RAMEAU: Les indes galantes. DE NIESE, FERNANDES, GABAIL, CAVALLIER, PANZARELLA, AGNEW, BERG, AZZARETTI, CROFT, HARTELIUS, RIVENQ, CORO Y ORQUESTA LES ARTS FLORISSANTS. Director musical: WILLIAM CHRISTIE. Director de escena: ANDREI SERBAN. Escenografía y vestuario: MARINA DRAGHICI. Coreografía: BLANCA LI. Director de vídeo: THOMAS GRIMM. 2 DVD OPUS ARTE OA 0923 D. 244’. Grabación: Ópera de París, 2003. Productor: Yves Rolland. Subtítulos en español. Distribuidor: Ferysa. N PN Esta ópera-ballet de Rameau —ofrecida aquí en la versión ampliada, en cuatro entradas— presenta una inconexa sucesión de estampas con un mínimo pretexto argumental que da pie a las danzas y a la asombrosa partitura. Así y todo, el magnífico trabajo de Christie y la brillante puesta en escena consiguen otorgar coherencia al conjunto. Inspirándose 106 lejanamente en las escenografías barrocas, Serban propuso este espectáculo colorista, luminoso, imparable y divertido, sorprendente e irónico. Distintos colores chillones caracterizan cada episodio y nos llevan a un mundo regido por la imaginación que nada o muy poco tiene que ver con el real. Las danzas tampoco tratan de reproducir los bailes barrocos, pero aportan humor y originalidad, con movimientos pseudopop o casi acrobáticos en ocasiones. El ballet los resuelve con soltura, salvo algún accidente, como la caída de la solista —rápidamente disimulada— en el Ballet de las flores. La labor de Les Arts Florissants —tanto del coro como de la orquesta— es de todo punto sensacional, siempre refinada y estilista, de una admirable plasticidad en su respuesta a la elegante e incisiva dirección de Christie, que destila una especial vivacidad en las danzas. El reparto vocal es una verdadera antología de lo mejor del canto barroco francés en nuestros días: Agnew, Berg, Rivenq, Petibon… que están sencillamente portentosos. En definitiva, la filmación recoge una velada inolvidable. Enrique Martínez Miura D I S C O S MOZART-VERDI Carlos Kleiber UN CLÁSICO STRAUSS: El caballero de la rosa. GWYNETH JONES (Mariscala), BRIGITTE FASSBAENDER (Octavian), MANFRED JUNGWIRTH (Ochs), LUCIA POPP (Sophie), BENNO KUSCHE (Faninal), ANNELIESE WAAS (Leitmetzerin), DAVID THAW (Valzacchi), GUDRUN WEWEZOW (Annina), FRANCISCO ARAIZA (Cantante). CORO Y ORQUESTA DE LA ÓPERA ESTATAL DE BAVIERA. Director musical: CARLOS KLEIBER. Director de escena: OTTO SCHENK. Director de vídeo: KARLHEINZ HUNDORF. 2 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4072. 186’. Formato imagen: NTSC / Color / 4: 3. Formato sonido: PCM Stereo / DTS 5.1. Código región: 0. Grabación: Múnich, Nationaltheater, VVI/1979. Subtítulos en español. Distribuidor: Universal. R PN Reedición en DVD de esta legendaria producción de la Ópera de Múnich, vista ya en cine y publicada antes en VHS y Láser Disc. Se supone que ahora estamos ante el mejor soporte de todos los hechos hasta la fecha, pudiéndose escuchar en sonido DTS 5.1 y con la imagen muy mejorada con respecto a la edición anterior en LD. Si la traducción española se hubiese revisado (recomendaríamos que así se haga para futuras reediciones), estaríamos ante la grabación ideal de una ópera en DVD, uno de los trabajos maestros de Carlos Kleiber, superior incluso a la también excepcional recreación en la Ópera de Viena de quince años más tarde (1994) y disponible asimismo en DVD Deutsche Grammophon. Por lo que aquí respecta, repitamos que la puesta en escena tiene unos decorados espléndidos que reflejan adecuadamente los diferentes ambientes, habiendo también un soberbio manejo de las cámaras y una dirección de actores realmente extraordinaria. Aquí nos encontramos con el acostumbrado Kleiber, refinado, impetuoso, vital y apasionado, imponiendo tempi diabólicos pero sin descuidar nunca el fraseo intenso y elegante, por no hablar de su exquisito arte del rubato. La orquesta está sensacional, entregada absolutamente, lo mismo que el excepcional equipo de cantantes-actores: una Gwyneth Jones que vista así nos da la sensación de estar ante la Mariscala ideal, mejor intérprete (soberbia actriz) que cantante, pero que en esta velada está irreprochable. Lo mismo cabría predicar de Fassbaender, que da perfectamente la ambigüedad y las medias tintas que el personaje demanda, con unos medios vocales e interpretativos esplendorosos. Zafio, vulgar y grosero el Ochs de Manfred Jungwirth, es decir, interpretación ideal de este personaje magníficamente recreado por el bajo austriaco (algunos prefieren la interpretación más refinada, rica y sutil de Kurt Moll). Excelente, como siempre, la Sophie de Lucia Popp, y correcto Araiza (a pesar de un ligero gallo) en su corto papel de Cantante italiano. El resto del equipo, homogéneo y equilibrado, responde admirablemente a pesar de algunos apuros vocales (el Faninal de Benno Kusche). En fin, una obra maestra de la ópera en cine, un clásico que sin duda debe figurar en cualquier videoteca musical. Al nivel o incluso por encima de cualquiera de los grandes en estos pentagramas, llámense Erich Kleiber, Knappertsbusch, Krips o Karajan (vaya, póker de Kas). Vean y asómbrense: por poco que les guste El caballero de la rosa acabarán entusiasmados con este DVD (y además está de oferta). Enrique Pérez Adrián Yutaca Sado DRAMA DE DESOLACIÓN VERDI: La traviata. MIREILLE DELUNSCH (Violetta Valéry), MATTHEW POLENZANI (Alfredo Germont), ZELJKO LUCIC (Giorgio Germont), DAMIANA PINTI (Flora Bervoix), GENEVIÈVE KAEMMERLEN (Annina), OLIVIER HERNÁNDEZ (Gastone), ENRICO MARABELLI (Barone Douphol), JOSZEF DENE (Marchese d’Obigny), JANNE SUNQVIST (Dottor Grenvil), JÉRÔME AVENAS (Giuseppe). EUROPACHORAKADEMIE. ORQUESTA DE PARÍS. Director musical: YUTAKA SADO. Director de escena: PETER MUSSBACH. Director de vídeo: DON KENT. BEL AIR BAC 005. 130’. Grabación: Aix-en-Provence, VII/2003. Subtítulos en español. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN P lanteada a modo de coproducción con la Staatsoper berlinesa (donde se estrenó bajo la dirección musical de Daniel Barenboim y con Christine Schäfer y Rolando Villazón como protagonistas), esta representación de La traviata fue la única que pudo realizarse en el Festival de Aix-en-Provence en el verano de 2003, debido a la huelga del personal de los teatros franceses (al año siguiente se repuso, y pudieron darse todas las representaciones). Este dato puede parecer anecdótico, pero sin duda contribuye al carácter de urgencia y desolación que transmite la grabación. La obra se interpreta sin interrupción, en un espacio único, un decorado frío, dominado al fondo por una especie de túnel. Un lugar sin salida donde todos los personajes actúan como fantasmas, creando un clima muy inquietante debido también a la espectral iluminación. Un viaje hacia ninguna parte, que se centra de manera agobiante en el extraordinario trabajo de los tres protagonistas, y en especial de Mireille Delunsch. La soprano francesa está soberbia como actriz, y llega a hacernos olvidar sus limitaciones vocales gracias a la vulnerabilidad que transmite a su personaje, una especie de Lady Di que es víctima de los mass media, con su traje de raso blanco y su pelo de color rubio platino, y que logra arrastrar a todos los demás integrantes del elenco hasta girar en torno a ella, que es a su vez la víctima de la sociedad, siendo utilizada por ésta hasta su (auto)destrucción. Una Traviata no apta para todos los públicos, pero sin duda estremecedora, de una modernidad apabullante. Rafaél Banús Irusta 107 D V D VERDI-RECITALES VERDI: VERDI: Aida. HERVA NELLY, soprano (Aida); RICHARD TUCKER, tenor (Radames), EVA GUSTAVSON, mezzosoprano (Amneris); GIUSEPPE VALDENGO, barítono (Amonasro); NORMAN SCOTT, bajo (Ramfis); DENNIS HARBOUR, bajo (El rey). CORAL ROBERT SHAW. ORQUESTA SINFÓNICA NBC. Director: ARTURO TOSCANINI. URANIA DVD 300. I vespri siciliani. SUSAN DUNN (Elena), LEO NUCCI (Guido di Monforte), VERIANO LUCHETTI (Arrigo), BONALDO GIAOTTI (Giovanni da Procida), ANNA CATERINA ANTONACCI (Ninetta), SERGIO BERTOCCHI (Danieli). CORO Y ORQUESTA DEL TEATRO COMUNALE DE BOLONIA. Director musical: RICCARDO CHAILLY. Director de escena y de vídeo: LUCA RONCONI. Escenografía: PASQUALE GROSSI. Grabación: Nueva York, HI, IV/1949. Restauración: Estudios Universal Video Corporation SLR. En B. y N. Sin subtítulos. Distribuidor: LR Music. R PN Aparte del valor documental, tratándose de la única ópera completa en imágenes del mítico Toscanini, pasando por alto el hecho de que es una interpretación concertística que no tiene el valor ni el alcance de una representación teatral, esta Aida, ya conocida a través del disco, presenta también un considerable interés musical. Desde luego, en primer lugar por la puntillosa lectura toscaniniana, en la que el sonido orquestal denso, agresivo, contundente se desliza a través de una narración dramática de enorme vigor dramático. Octogenario, el director italiano, pequeño pero de una vitalidad asombrosa, mueve sólo brazos y manos, fulmina con la mirada y hace que solistas e instrumentistas respondan a su impulso como una perfecta maquina al servicio suyo y de Verdi. Vocalmente, por material, canto y concepto, el cantante más destacado es Tucker, uno de los mayores Radames consignados en disco. Físicamente imperturbable, extrae del valiente egipcio todo el heroísmo del guerrero y todo el lirismo del enamorado, con una generosa voz de auténtico tenor spinto. Como impone el rígido director termina el Celeste Aida con la solución alternativa al hecho de no emitir el si bemol morendo. De la Nelly, protagonista en otras óperas grabadas por Toscanini, se ha dicho de todo, normalmente en contra. Es cierto que en la época, el director podría haber elegido a cualquier otra estrella del cercano Met más dotada o conocida (Zinka Milanov, especialmente), pero la Nelly a una voz mediocre pero segura y de suficiente extensión añade un respeto por la partitura realmente ejemplar, sin duda debido al trabajo concienzudo con el maestro (igual que con el resto de los solistas, por lo demás), que le impone un fraseo muy cuidado y un canto igualmente muy elaborado. Añade como intérprete emoción y credibilidad. Lo mismo ocurre con la Gustavson, que vive literalmente el papel en expresiones faciales y corporales, metiéndose en el personaje pese a tratarse de una ejecución en concierto. Esta expresividad y comunicabilidad la contagia a su concepción y a su canto, por medio de una voz que resulta poco mezzosopranil, algo corta de graves. El señorial Valdengo es un Amonasro de manual, de clarísima dicción, autoritario acento y rico en intenciones. Scott y Harbour cumplen con suficiente corrección. La sacerdotisa es la futura Nannetta para el sucesivo registro de Falstaff por Toscanini, iniciando así una excelente carrera que se decantaría especialmente hacía Mozart y Strauss. 108 F.F. NVC ARTS 504678029-2. 171’. Grabación: Bolonia, 1986. Subtítulos en español, inglés, alemán, francés e italiano. N PN Nunca ha sido considerada esta caudalosa grande opéra, escrita por Verdi para París en 1854, como de las mejores del autor. Con razón, pues resulta demasiado larga, desigual, muy en routine en bastantes momentos y no poco acartonada de expresión y de asunto. Claro que Verdi… es Verdi y hay siempre instantes de arrebato lírico excepcional, espléndidas melodías y conjuntos, hermosos contrapuntos vocales y un pulso dramático incuestionable pese a los convencionalismos. El talento narrativo del compositor acaba por ganarnos, particularmente si se nos entrega con convicción y con mimbres adecuados. No cabe duda de que en esta representación boloñesa, que ofrece la obra en su versión italiana —con algunos ostensibles cortes—, encontramos algunos de esos atractivos: hay un reparto vocal que funciona y un foso que mueve, imanta y contagia gobernado por un fogoso y a pesar de todo equilibrado Chailly, que distribuye muy bien los volúmenes y da cauce a la realización de un canto verdiano de alto voltaje. Sorprende la soprano norteamericana Susan Dunn, una estrella un tanto fugaz, treintañera en ese tiempo, que después de una cavatina con coro más bien exangüe, falta de ímpetu, de plenitud, de definición en las difíciles agilidades y de ascensos bastante comprometidos a la zona aguda, nos entrega, luego de un acto segundo pasable, un cuarto (no canta en el tercero) soberbio, con una delineación impecable y una coloratura sensacional en su gran dúo con Arrigo. En particular, la cadencia (optativa) en la frase “m’attende il ciel mi serba fe”, que realiza casi a la perfección —con un pequeño corte—, con elevación al do5 y cierre en un bello trino apianado delicadamente. La voz, no especialmente rica, era de soprano lírico-spinto, ancha, robusta y bien coloreada, antes que de dramática de agilidad. Canta bien pero sosamente el Bolero del acto quinto. Pobre como actriz, con dificultades para mover su gran humanidad. Luchetti siempre fue un tenor como a medio hacer, con un timbre exento de belleza, de auténtica vibración y un canto parvo; un poco en la línea del recordado Filippeschi, aunque menos basto que éste y, también, sin sus agudos formidables. Cumple sin más. Como lo hace Nucci, que exhibe una aceptable línea verdiana, fácil en la zona alta, de acusado sabor tenoril, y corto en la baja. Pero es —hoy en día aún canta con soltura— un artista solvente, funcional. Giaotti era un bajo de los de verdad, compacto y sólido, sufi- ciente en la zona grave, resuelto en la superior; pero desarrollaba un canto escasamente refinado, monolítico y desperdicia una de sus bazas de lucimiento, el aria O tu, Palermo, de la que no reproduce la hermosa cadencia verdiana, con descenso al fa grave. Los demás cantantes del reparto ofrecen un poco de todo. Observamos no pocas destemplanzas en algunos. Bien una todavía muy joven y ya prometedora Antonacci en el breve cometido de Ninetta. Los coros y la orquesta poseen el relieve necesario. También lo tiene la dirección escénica de Ronconi —que hace una realización para el vídeo sólo discreta—, que no rechaza, sino todo lo contrario, lo que de más convencional alberga la ópera, con su soldadesca, campesinado, bailes populares, espadas y demás atrezzo. No se nos propone nada nuevo ni original; pero no puede discutirse la belleza de unos decorados que nos brindan una Sicilia —esa que invadían los franceses en el siglo XIII— curiosamente vegetal: en toda la función abundan las flores y plantas sobre unos fondos de colores muy bellos y unos telones que van y vienen delimitando espacios y situaciones. Todo ello hecho con gusto y agilidad. Un bonito espectáculo a ratos bien cantado, bien sazonado y presentado. A.R. WAGNER: El anillo del nibelungo (+ Documental Cómo se hizo el Anillo). MC INTYRE, ZEDNIK, BECHT, SCHWARZ, JERUSALEM, SALMINEN, ALTMEYER, HOFMANN, JONES, SCHNAUT, JUNG, HÜBNER, MAZURA, KILLEBREW. CORO Y ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director musical: PIERRE BOULEZ. Director de escena: PATRICE CHÉREAU. Director de vídeo: BRIAN LARGE. 8 DVD DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4057. 832’ (Documental: 54’). Grabación: Bayreuth, 1980. Formato imagen: NTSC / Color / 4 : 3. Formato sonido: PCM Stereo / DTS 5.1. Código región: 0. Subtítulos en español. Coproducción de la Radiodifusión Bávara y Unitel. Distribuidor: Universal. R PN E n su día, ya hablamos extensamente de esta célebre producción del Anillo del centenario cuando fue publicada en una caja de 7 DVD del sello Philips. El escándalo original de 1976, como es sabido, se ha diluido totalmente (recordemos que las necedades de unos, que llamaban reaccionarios a los wagnerianos de toda la vida, o las indignadas protestas de otros, que clamaban contra la superficial y hueca parroquia progresista, han quedado en simple anecdotario del Festival). Y también hay que decir que, visto de nuevo, nos reafirmamos en lo expuesto anteriormente, es decir, que lo que más interés tiene es la dirección de Boulez: su orquesta es liviana y transparente, en ocasiones con milagrosa claridad de texturas, y, además, brillante, colorista, precisa y refinada cuando la ocasión lo demanda, recordándonos quizá más a Debussy que al propio Wagner. El elenco vocal, sin embargo, tiene carencias evidentes, D V D VERDI-RECITALES si bien, en conjunto, se logra que el espectáculo llegue a su fin con general buena fortuna (ello no obsta para poner de relieve la peligrosa tendencia al grito, la desafinación y el molesto vibrato de Gwyneth Jones —Brunilda—; la tosquedad y poca sutileza interpretativa de Manfred Jung —Sigfrido—; o, en fin, la limitada discreción vocal de Donald Mc Intyre —Wotan—, eso en el aspecto negativo, ya que en el positivo hay que destacar recreaciones fenomenales como Peter Hofmann y Jeanine Altmeyer —Sigmundo y Siglinda—, Heinz Zednik —Loge, Mime—, Hermann Becht —Alberich— o Matti Salminen — Fasolt, Hunding—). La escena, después de haberla visto tantas veces, ya nos resulta familiar y el trabajo de Chéreau ha quedado como un clásico en el actual panorama escénico de esta vasta epopeya, aunque, vista su forma de trabajar en el documental, da la impresión de no saber muy claramente por dónde van los tiros ni lo que tiene que hacer. A pesar de todas las pegas, hay un buen movimiento teatral, todos los cantantes son actores excepcionales, e independientemente de la belleza escénica más o menos conseguida (recordemos que se reproduce la estética decimonónica propia de la Revolución industrial), estamos ante un buen espectáculo que puede servir de complemento a otras aproximaciones más tradicionales del Anillo (Levine/Schenk, también en DVD DG). El Documental (Bonus DVD) que se adjunta en esta misma caja, es un relato para la televisión de los entresijos de esta producción del centenario firmada por Patrice Chéreau, interviniendo en el mismo los cabezas principales de las representaciones: el propio Chéreau, Boulez, Brian Large, algunos cantantes y diversos componentes de la familia Wagner: Friedelind y Wolfgang. La narración, ágil y atractiva de Grizzard y Ardoin, dará idea clara al espectador de lo que se pretendía con la filmación de este espectáculo, pudiendo ver también el trabajo minucioso y preciso de Brian Large (que, según dice en la película, es la realización de la que se siente más orgulloso — aunque de eso han pasado ya casi treinta años—). La presentación ha mejorado la primitiva editada por Philips, y este Anillo se presenta por primera vez con subtítulos en español en general bastante bien traducidos, en nuestra opinión más claros y exactos que otros de más prestigio que tratando de hacer justicia al texto wagneriano, pecan muchas veces de confusos y arcaizantes. En suma, reedición oportuna la de este discutible Anillo mejorada y con más información que la publicación anterior en Philips. Con defectos, que los tiene, es un espectáculo que puede ampliar y variar las perspectivas y el concepto que cada uno tenga de esta epopeya maestra. Nuestra opinión es que no se cierren ante este panorama interesante y distinto; seguramente hasta lo encontrarán extrañamente atractivo, exactamente igual que le ha pasado a quien esto les cuenta. E.P.A. WAGNER: El ocaso de los dioses. JOHN TRELEAVEN (Siegfried), FALK STRUCKMANN (Gunther), GÜNTER VON KANNEN (Alberich), MATTI SALMINEN (Hagen), DEBORAH POLASKI (Brünnhilde), ELISABETE MATOS (Gutrune, Tercera Norna), JULIA JUON (Waltraute, Primera Norna), LEANDRA OVERMANN (Segunda Norna), CRISTINA OBREGÓN (Woglinde), MARÍA RODRÍGUEZ (Wellgunde), FRANCISCA BEAUMONT (Flosshilde). CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DEL GRAN TEATRE DEL LICEU. Director musical: BERTRAND DE BILLY. Director de escena: HARRY KUPFER. Director de vídeo: TONI BARGALLÓ. 3 DVD OPUS ARTE OA 0913 D. 284’. Formato imagen: 16:9 Anamorphic. Formato sonido: LPCM Stereo. Digital DTS Surround. Código región: 0. Grabación: Barcelona, VI/2004 (en vivo). Subtítulos en castellano y catalán. Distribuidor: Ferysa. N PN Última entrega del Anillo del Liceu con un muy opinable Ocaso que en manos de Kupfer y de Billy se hace la jornada más larga y tediosa que imaginarse pueda, sobre todo en el desafortunado aspecto escénico, prosaico y desangelado hasta decir basta, con grúas y andamios que no facilitan para nada el desarrollo de la acción ni dejan cantar con naturalidad. La orquesta, siempre imprescindible en Wagner y en este caso vehículo esencial, rige con relativa buena fortuna, aunque la batuta se aburre y los profesores más: ejecución musical y realización escénica dan como mucho el mínimo exigible, algo totalmente insuficiente en una obra como ésta. Vocalmente, el naufragio es casi absoluto: el Sigfrido de Treleaven, desafinado y forzadísimo, nos hace añorar a Manfred Jung, con eso está dicho todo. Polaski, tremolante, dura, con mala emisión y dificultades arriba, tampoco va mucho más allá. Struckmann, timbre feo y afinación no siempre ortodoxa, saca adelante como puede su vulgar Gunter. En nuestra opinión, solo von Kannen y Salminen están a cierto nivel, el resto se defiende mal que bien y el coro, inseguro y vacilante, se nota que no está en su medio. Para más INRI, y como en el caso de las tres jornadas anteriores, el álbum tiene un DVD más que el resto de los competidores del mercado, lo cual encarece notablemente la publicación. Obviamente y para no prolongar más este sufrimiento, versión sin ningún interés: pro- ducto caro y poco competitivo que no tiene nada que hacer en el actual panorama wagneriano en DVD. Quizá recomendable sólo para recuerdo de los asistentes a esta velada. Los demás, abstención absoluta. WAGNER: E.P.A. La Walkyria. POUL ELMING (Siegmund), NADINE SECUNDE (Siegliende), MATTHIAS HÖLLE (Hunding), JOHN TOMLINSON (Wotan), ANNE EVANS (Brünnhilde), LINDA FINNIE (Fricka/Siegrune), EVA JOHANSSON (Gerhilde), RUTH FLOEREN (Ortlinde), SHIRLEY CLOSE (Waltraute), HITOMI KATAGIRI (Schwertleite), EVA-MARIA BUNDSCHUH (Helmwige), BRIGITTA SVENDÉN (Grimgerde), HEBE DIJKSTRA (Rossweise). ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BAYREUTH. Director musical: DANIEL BARENBOIM. Director de escena: HARRY KUPFER. Director de vídeo: HORANT H. HOHLFELD. 2 DVD WARNER 2564 62319-2. 237’09’’. Formato imagen: Color. NTSC 16: 9. Formato sonido: LCPM Stereo. Dolby Digital 5.1 Surround. DTS 5.1 Surround. Código región: NTSC 2345. Grabación: Bayreuth, VI-VII/1992. Subtítulos en español. R PN Reedición en DVD de esta Walkyria ya comentada desde estas páginas en dos ocasiones más, cuando salió en soporte compacto unida al resto de la Tetralogía y al ser publicada posteriormente en VHS en iguales condiciones. No hay mucho más que añadir a lo ya dicho en esas dos oportunidades, pues tanto en lo musical como en lo escénico los juicios siguen siendo los mismos. Recordemos que el discreto reparto vocal (inadecuada Evans, tirante y desafinado Tomlinson, convincente pareja Elming-Secunde, rocoso y efectivo Hölle), la apasionada pero algo tosca, poco refinada y no siempre precisa dirección musical, y finalmente la discutible puesta en escena de Kupfer (mejor aquí que la desafortunada del Liceu que hemos padecido recientemente), forman la columna vertebral de esta producción a la que habría que añadir una correcta filmación. Buenos subtítulos en español y mejor visión aquí que en la anterior edición en VHS. A nuestro juicio, tanto en general como entrando en detalles, Levine o Boulez (ambos DG) tienen más interés. E.P.A RECITALES - VARIOS ALDO CICCOLINI. Pianista. ALDO CICCOLINI. Pianista. Satie: Gymnopédie nº 1. Croquis et agaceries d’un gros bonhomme en bois. Embryons desséchés. Debussy: Suite bergamasque. Ravel: Pavane pour une infante défunte. Rachmaninov: Allegro non tanto del Concierto para piano y orquesta nº 3 en re menor op. 30. ORQUESTA DE RADIO CANADÁ. Director: ERNESTO BARBINI. VAI 4338. 52’. Grabación: TV canadiense, Homenaje a Debussy. Rêverie. Masques. La plus que lente. L’Isle joyeuse. Suite bergamasque. 2 arabesques. Ballade. Danse. Pour le piano. DVD VAI 4353. 77’. 5-I-1956 (Rachmaninov), 4-II-1979 (resto). Monoaural. Formato: 4:3. Código región: 0. Sin subtítulos. N PN Grabación: Teatro alla Scala, Milán, concierto, 1987 (en vivo). Monoaural. Formato: 4:3. Código región: todas. Sin subtítulos. Distribuidor: LR Music. N PN L os DVD de la Televisión de Canadá empiezan a ser abundantes. Estos dos dedicados al arte de Aldo Ciccolini recogen tres momentos distantes. Por una 109 D V D RECITALES Roberto Alagna PLETÓRICO ROBERTO ALAGNA. Tenor. Live en Paris. Páginas de Bizet, Mozart, Rossini, Massenet, Puccini, Donizetti, Leoncavallo, Halévy, Buzzi-Peccia, De Curtis y tradicionales. ORQUESTA DE CONCERTS LAMOUREUX. Director: ANTON GUADAGNO. Director de vídeo: JEAN-MARIE NIZAN. Grabación: París, I/2001. SEVENSTARS-DEUTSCHE GRAMMOPHON 476 739 7. 86’. Productor: Jean-Pierre Satire, Dominique Bandez, Emily Zinth de Kentzingen, Frédéric Sevestre. Sin subtítulos. Distribuidor: Universal. N PN En la acogedora Salle Gaveau parisina, Alagna, pletórico de facultades, ofrece este recital, con un repertorio que puede resumir su carrera hasta el momento, a la vez que rinde tributo, quizás involuntario, a sus orígenes (Italia) y a su lugar de nacimiento (Francia). En efecto, hay momentos donizettianos de L’elisir y de Lucia, el primero con la Furtiva en esa versión alternativa que tanto gusta al tenor pero que resulta menos patética y efectiva que la original, junto a las páginas más representativas de personajes con una vocalidad más pesada como Don José y Canio. Alagna añade, como ofertas que nos coge desprevenidos, la canción de Arlequín de Payasos (que escuchada al lado del Vesti la giubba 110 parte, un movimiento del endiablado Tercer Concierto de Rachmaninov. Uno se pregunta por qué sólo uno. El acompañamiento queda un poco difuminado, es discreto y nada memorable. Sin embargo, Ciccolini se muestra virtuoso y valiente, aunque no estemos ante una referencia indiscutible. El recital francés vale sobre todo por el excelente Satie de Ciccolini, y también aquí nos quedamos con la miel en los labios, porque sólo hay una Gymnopédie; luminosos, nada vaporosos, los Croquis y los Embryons. La Suite bergamasque está muy bien tocada, con muchas sugerencias y espléndida técnica, pero es una obra relativamente convencional. Lo mismo puede decirse de la Pavana de Ravel, siempre encantadora y menor en el itinerario de quien compondrá Gaspard de la nuit. Este DVD deja que desear a veces en cuanto a calidad de imagen. El segundo DVD, el de la Scala, tiene un interés superior por el carácter monográfico del recital y por la propia evolución de Ciccolini, que no deja de ser perceptible. Es una pena que falten precisamente las piezas más importantes del pianismo debussyano pero lo que hay es excelente. Mejor aún la Suite bergamasque que en 1976, más sugerente, más sutil, más refinada todavía. Espléndido el arranque de esas cuatro piezas, desde Rêverie hasta la bravura de L’isle joyeuse. Ciccolini se desdobla en el virtuoso de la Toccata de Pour le piano y la delicadeza de toque de la Sarabande del mismo tríptico, en el de los dos produce un inquietante respingo) y otra serenata, la mozartiana de Don Giovanni, una sugestiva lectura ya conocida por un disco precedente. No falta tampoco su tan querida aria de Eléazar en La judía que el tenor canta con imponente intensidad, alineada a la página más difundida del Marcello de Leoncavallo (Testa adorata) y al Non piangere, Liù del pucciniano Calaf, una bienvenida novedad discográfica. Sin perder un ápice de su lujurioso colorido instrumental, ya hace cuatro años, se observa en la voz del tenor mayor densidad tímbrica y algo más de anchura central. Aunque en algunas notas agudas parece fugazmente insinuarse algún signo de debilidad, el cantante inmediatamente controla el problema. La musicalidad sigue manejando esta voz dotada y seductora, carismática y envolvente. La vehemencia de sus interpretaciones se extiende, incluso, a páginas de menor enjundia digamos dramática, como las dos canciones finales de De Curtis (Senza nisciuno, Tu ca nun chiagne), planteadas también con un talento ajeno a la más mínima vulgaridad. Su conexión inmediata con el público es otro de los milagros conseguidos por Alagna. La parte orquestal del acto, bien dirigida por Guadagno, está representada por el intermedio del humores distintos de los dos Arabescos. Siempre refinado, siempre sugerente, el Debussy de Ciccolini es claro, diáfano, de una modernidad que se traduce en claridad de exposición y en la huida de cualquier tentación brumosa. S.M.B. THE MAKING OF WEST SIDE STORY. KIRI TE KANAWA, JOSÉ CARRERAS, TATIANA TROYANOS, KURT OLLMAN. Director musical: LEONARD BERNSTEIN. Director de vídeo: CHRISTOPHER SWANN. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4054. 88’. Grabación: Nueva York, IX/1984. Formato: NTSC color 4:3. Formato sonido: PCM Stereo. Código región: 0. En inglés. Subtítulos en alemán, francés, español y chino. Distribuidor: Universal. RPN Parece mentira, pero hace ya 21 años que Bernstein grabó su propia lectura de West Side Story (1984), 27 años después de su estreno en Broadway y 23 más tarde de la película. Lo hacía para DG, y con cantantes de ópera, que es lo que él quería. Además, podía prescindir de determinadas consideraciones ajenas al sonido grabado puro, y acaso se quitaba una espinita por no poder hacer una ópera con un tema tan operístico como el ideado por Robbins para el libreto de Arthur Laurents. No hay que olvidar, sin embargo, que la lectura de Bernstein para DG con este formato operístico no acto IV de Carmen (no por la obertura según consta en carátula) y por la deliciosa meditación de Thais, en la que se luce la violinista de la orquesta. El DVD se completa con una entrevista (en francés y sin subtítulos), con la discografía del tenor, un vídeo-clip con la canción siciliana Carretiere (donde aparecen sus dos hermanos tocando la guitarra) y la dirección de club de fans. Y se añade, de regalo, en disco aparte un avance de las últimas publicaciones en DVD por parte de DG. Fernando Fraga tuvo unánime aceptación. No era fácil prescindir del icono abrumador de la película de Wise (con arreglos musicales de Previn, recordémoslo; en 1984, con Bernstein orquestan también Sid Ramin e Irwin Kostal). Hoy, sin embargo, nos parece un clásico que muy bien puede estar al lado de la opción Broadway. Este DVD contiene un film muy conocido, que es un documento de primer orden. La película se ha visto por televisión y ha estado en otros soportes audiovisuales. No importa que las cosas estén un poco idealizadas, que en apenas una hora y media se nos resuma todo el programa de ensayos, grabación y realización de aquella toma de 1984. El caso es que vemos a Bernstein dirigir, incluso enfadarse con el equipo y con José Carreras; y éste con él. Y oímos la admiración hacia esta música de esos cantantes (Carreras, Kanawa y Troyanos), que crecieron con ella, con su presencia habitual, con su éxito, a partir del inolvidable film de 1961. Asistimos al complejo proceso de grabación, a los cuidados del productor John McClure, del ingeniero Neagler, del director de grabación David Stahl. Magníficos esos jets capitaneados por el joven Kurt Ollmann. Puede que se trate de un DVD prescindible si pensamos que no contiene una obra completa, ni siquiera un recital; pero es un bello documento, y como tal es una maravilla. S.M.B. ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Alagna, Roberto. Tenor. Obras de Bizet, Mozart y otros. DG. . . . . . 110 Altre folie. Savall. Alia Vox. . . . . . 101 Amram: Sinfonía. Kiesler. Naxos. . . 66 Argerich, Martha. Pianista. Obras de Schumann, Ravel y otros. EMI. . . . 67 Arte de la flauta dulce. Munrow. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Bach: Concierto italiano y otras. Carolan. Signum. . . . . . . . . . . . . . 79 — Cuaderno de tecla para W. F. Rousset. Ambroisie.. . . . . . . . . . . . 78 — Misa en si menor. Klemperer. EMI. . . . . . . . . . . . . . . 71 — Misa en si menor. Jochum. EMI. . 74 — Sonatas y Partitas. Perlman. EMI. 71 — Suites para chelo. Schiff. EMI. . . . 74 — Toccatas. Rannou. Zig Zag. . . . . 79 — Variaciones Goldberg. Stadtfeld. Sony. . . . . . . . . . . . . . . . 78 Bach-Busoni: Preludio y otras. Padova. Stradivarius.. . . . . . . . . . . 79 Barber: Obras para orquesta. Slatkin. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Baroque reflections. Bax. Warner. 102 Bartók: Conciertos para piano 1, 2. Kocsis/Lehel. Capriccio. . . . . . . . . 80 — Música para piano. Vol. 4. Jandó. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Beethoven: Concierto para piano 5. Gilels/Wand. Profil.. . . . . . . . . . . . 81 — Conciertos para piano 4, 5. Gilels/Ludwig. EMI.. . . . . . . . . . . . 71 — Cuartetos opp. 127, 132. Hagen. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 — Sinfonía 2. Brahms: Sinfonía 2. Jansons. RCO. . . . . . . . . . . . . . . . . 81 — Sinfonía 3. Matacic. Supraphon. . 81 — Sinfonías 2, 7. Beecham. EMI.. . . 74 — Sonatas para piano. Vol. 1. Lewis. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . 80 — Últimos cuartetos. Berg. EMI. . . . 71 Bellini: Puritani. D’Angelo, Saldari/Basile. Hardy. . . . . . . . . . 104 Bernaola: Rondó. Clamores. Sinfonía 3. Encinar. Autor. . . . . . . . . . . . . . . . 81 Bertali: Valoroso. Pierlot. Mirare. . . 82 Björling, Jussi. Tenor. Obras de Beethoven, Grieg y otros. Naxos. . 77 Bliss: Mêlée. Checkmate. Lloyd-Jones. Naxos. . . . . . . . . . . . 82 Blondeau: Cuartetos. Ad Fontes. Alpha. . . . . . . . . . . . . . 82 Bodas búlgaras. Trendafilova-Gireva/ Stanimaka. Winter & Winter. . . . 102 Bolcom: Canciones. Farley/Bolcom. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Borodin: Cuarteto 2. Serenata. Borodin. Onyx. . . . . . . . . . . . . . . . 83 Bostridge, Ian. Tenor. Obras de Schubert. EMI.. . . . . . . . . . . . . . . . 67 Bottesini: Conciertos para contrabajo. Járdányi/Ács. Hungaroton. . . . . . . 83 Brahms: Quinteto con clarinete. Thurston/Griller. Testament. . . . . . 73 — Sonatas para violín y piano. Goldberg/Balsam. Testament. . . . . 73 Britten: Iluminaciones. Serenata. Nocturno. Bostridge/Rattle. EMI. . . 84 — Vuelta de tuerca. Dumant, Monk/Harding. Bel Air. . . . . . . . . 105 Bruckner: Sinfonía 4. Sanderling. Profil. . . . . . . . . . . . . . 83 — Sinfonía 8. Haitink. RCO. . . . . . . 84 Butler: Fixed Doubles. O Rio. Brabbins/Tamayo. NMC.. . . . . . . . 84 Cage: Harmonies. Arditti. Mode. . . . 85 Callas, Maria. Soprano. Arias. EMI. . 72 — Obras de Ponchielli, Wagner y otros. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Campra: Motetes. Christie. Virgin. . 85 Cancionero de Turín. Mallavibarrena. Enchiradis. . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Cantada española en América. López Banzo. H. Mundi. . . . . . . . 102 Cantadas de pasión. Wimmer. Arcana. . . . . . . . . . . . . 103 Casals, Pablo. Violonchelista. Obras de Elgar, Haydn y otros. Naxos. . . . . . 75 Chaikovski: Cuarteto 3. Movimiento. Párkányí. Praga. . . . . . . . . . . . . . . 85 — Sinfonía 4. Gatti. H. Mundi. . . . . 86 — Sinfonías 2, 6. Giulini. EMI. . . . . 74 Chopin: Nocturnos. Hewitt. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . 86 — Obras para piano. Ohlsson. EMI. 74 Ciccolini, Aldo. Pianista. Obras de Satie, Ravel y otros. VAI. . . . . . . . 109 Cluytens, André. Director. Obras de Debussy y Ravel. EMI. . . 67 Conciertos para trompa. Obras de Telemann, Cherubini y otros. Tuckwell/Marriner. EMI. . . . . . . . . 74 Corelli: Sonatas para flauta. Zarabanda. Warner. . . . . . . . . . . . 86 Couperin, A. L.: Piezas para clave. Yates. Chandos. . . . . . . . . . . . . . . 87 Debussy: Obras para piano a 4 manos. Béroff/Collard. EMI.. . . . . . . . . . . . 75 — Preludios. Rogé. Onyx. . . . . . . . . 87 Dessay, Natalie. Soprano. Obras de Mozart, Offenbach y Strauss. EMI. 67 Donizetti: Pia de’ Tolomei. Fioravanti/Cuberli. Bongiovanni.. . 87 Duruflé: Réquiem. Dijkstra. Channel. . . . . . . . . . . . . . 87 Dvorák: Tríos. Borodin. Chandos. . . 88 Feldman: Christian Wolff in Cambridge. Chaney. New World. . . . . . . . . . . 88 Fleming, Renée. Soprano. Canciones sacras. Decca.. . . . . . . . . . . . . . . 101 Gershwin: Porgy and Bess. White, Haymon/Rattle. EMI. . . . . . . . . . . . 71 Gigli, Beniamino. Tenor. Obras de Schumann, Schubert y otros. Naxos.. . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Goldberg: Conciertos para clave. Ogg. Verso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Graun: Conciertos. Haselböck. CPO. . . . . . . . . . . . . . 88 Grieg: Obras orquestales. Barbirolli e. a. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Haendel: Judas Macabeo. Haefliger, Töpper/Koch. Berlin. . . . . . . . . . . . 72 — Oberturas y otras. Leblanc, Taylor/Stubbs. Atma. . . . . . . . . . . . 89 — Solomon. Beecham. EMI. . . . . . . 74 — Sonatas op. 1. Campoli/Malcolm. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 — Suites para tecla. Gavrilov/Richter. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Haydn: Ariadna en Naxos. Lee/NézetSéguin. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . 89 — Misa de Santa Cecilia. Wilhelm. EMI.. . . . . . . . . . . . . . . . 74 — Tríos. 1790. CPO. . . . . . . . . . . . . 89 Heller: Estudios. Vermeulen. Brilliant. . . . . . . . . . . . 89 Horowitz, Vladimir. Pianista. Obras de Liszt, Chopin y otros. EMI. . . . . . . 67 Jongen: Comala. Haeck. Wallonie. . 89 Kapell, William. Pianista. Obras de Beethoven Schubert y otros. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Karajan, Herbert von. Director. Obras de Ravel. EMI.. . . . . . . . . . . . . . . . 68 — Obras de Beethoven, Mozart y otros. EMI.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Kreisler, Fritz. Violinista. Obras de Bach, Schubert y otros. EMI. . . . . . 72 Lehár: Viuda alegre. Schellenberger, Gilfry/Welser-Möst. Arthaus. . . . . 104 Liszt: Obras para piano. Wild e. a. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . 74 Maag, Peter. Director. Obras de Liszt, Mozart y otros. Arts. . . . . . . . . . . . 77 Making of West Side Story. Bernstein. DG. . . . . . . . . . . . . . . 110 Melba, Nelly. Soprano. Obras de Donizetti, Verdi y otros. Naxos. . . 77 Messiaen: Turangalila. Rattle. EMI. . 75 Milhaud: Antología. Varios. Cascavelle. . . . . . . . . . . . . 90 Milstein, Nathan. Violinista. Obras de Prokofiev. EMI. . . . . . . . 68 Monteverdi: Incoronazione di Poppea. Haymon, Balleys/Rousset. Opus Arte. . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 — Ritorno d’Ulisse. Rolfe Johnson, Araya/Wilson. Opus Arte. . . . . . . 105 Mozart: Arias. Schwarzkopf/Krips. EMI. . . . . . . . . 71 — Conciertos para violín. Spivakov. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . 74 — Così fan tutte. Burmeister, Schreier/Suitner. Berlin.. . . . . . . . . 72 — Così fan tutte. Gens, Güra/Jacobs. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 — Divertimentos. Reiner. Testament.73 — Gran Partita. Herreweghe. H. Mundi. . . . . . . . . 70 — Idomeneo. Lewis, Barstow/Pritchard. Arthaus.105 — Rapto en el serrallo. Mill, Apreck/Suitner. Berlin. . . . . . 72 — Réquiem. Rubens, Bostridge/Herreweghe. H. Mundi.. 70 — Quinteto con clarinete. Portal e. a. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 — Serenatas. Manze. H. Mundi. . . . 70 — Sinfonías 1, 32. Tennstedt. Profil. 92 — Sonatas para piano. Brendel. Philips. . . . . . . . . . . . . . . 90 — Sonatas para piano. Pires. Brilliant.. . . . . . . . . . . . . . . . 91 — Sonatas para piano. Sémerjian. Atma.. . . . . . . . . . . . . . 92 — Sonatas para violín y piano. Steinberg/Uchida. Philips. . . . . . . . 91 — Sonatas para violín y piano. Hahn/Zhu. DG.. . . . . . . . . . . . . . . 92 Música francesa para flauta. Gallois/Wong. Naxos. . . . . . . . . . 103 Musorgski: Cantos y danzas de la muerte. Hvorostovski/Temirkanov. Warner.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Myslivecek: Pasión. Spering. Capriccio. . . . . . . . . . . . . 93 Nebra: Stabat Mater. Recasens. Clara Vox.. . . . . . . . . . . 93 Neuwirth: Quasare y otras. Arditti. Kairos. . . . . . . . . . . . . . . . . 93 Norman, Jessye. Soprano. Obras de Strauss, Schumann y otros. Philips. 76 Óperas judías. Kiesler. Naxos.. . . . . 66 Pahud, Emmanuel. Flautista. Obras de Haydn y Hoffmann. EMI. . . . . . . . 68 Piatigorski, Gregor. Violonchelista. Obras de Schumann y Saint-Saëns. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Pierné: Trío. Hochelaga. Atma. . . . . 93 Pitfield: Conciertos para piano 1, 2. Goldstone/Penny. Naxos. . . . . . . . 94 Poemas sinfónicos judíos. Schwarz. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . 66 Prokofiev: Conciertos para piano. Browning/Leinsdorf. Testament. . . 73 Puccini: Bohème. Gallardo-Domâs, Álvarez/Bartoletti. TDK. . . . . . . . 106 — Tosca. Tebaldi, Di Stefano/Fabritiis. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Rachmaninov: Conciertos para piano 1, 2. Andsnes/Pappano. EMI.. . . . . 94 — Vísperas. Hillier. H. Mundi. . . . . 94 Rameau: Indes galantes. Agnew, Berg/Christie. Opus Arte. 106 Respighi: Pinos e. a. Gardelli. EMI. . 75 Romances del Quijote. Rosell/Lozano. Columna Música. . . . . . . . . . . . . 103 Romero: Misa pro defunctis. Recasens. Lauda.. . . . . . . . . . . . . . 95 Rossi: Toccate e correnti. Vartolo. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . 95 Rossini: Obras religiosas. Muti. EMI. 74 Rubbra: Concierto para violín. Osostowicz/Yuasa. Naxos. . . . . . . 95 Sainte-Colombe: Conciertos a dos violas. Voix Humaines. Atma. . . . . 96 — Piezas. Pandolfo. Glossa. . . . . . . 96 Scheidt: Obras para órgano. Komisaruk. Atma. . . . . . . . . . . . . . 96 Schoenfield: Concierto para viola. Vernon/Levi. Naxos. . . . . . . . . . . . 66 Schnabel, Artur. Pianista. Obras de Beethoven. Naxos.. . . . . 75 Schubert: Sinfonías. Harnoncourt. Warner.. . . . . . . . . . 97 Schumann: Concierto para chelo. Piatigorski/Barbirolli. Testament. . . 73 — Sinfonía 2.Y otros. Szell. Testament. . . . . . . . . . . . . . . 73 — Variaciones Abegg y otras. Fukuma. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . 97 Senfl: Canciones. Orlando. Cascavelle.. . . . . . . . . . . 97 Shankar: Concierto para sitar. Shanker/Previn. EMI. . . . . . . . . . . . 74 Sibelius: Concierto para violín. Neveau/Susskind. EMI. . . . . . . . . . 71 — Poemas. Karajan. EMI. . . . . . . . . 72 Skalkottas: Concierto para piano 2. Madge/Christodoulou. BIS. . . . . . . 97 Shostakovich: Sinfonías. Mravinski. Melodiya. . . . . . . . . . . 98 Soler: Sonatas. Schrader. Cedille. . . 99 Solomon. Pianista. Obras de Beethoven. EMI.. . . . . . . 68 Strauss: Caballero de la rosa. Jones, Fassbaender/Kleiber. DG. . 107 — Don Juan e. a. Karajan. Testament.. . . . . . . . . . . . 73 Szigeti, Joseph. Violinista. Obras de Tartini y Bach. Naxos. . . 75 Tárrega: Transcripciones. Espí. Verso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Tortelier, Paul. Violonchelista. Obras de Chaikovski, Fauré y otros. EMI. 68 Tournemire: Preludios. Boucher. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . 99 Tradicional. Servicio del sábado antes de Año Nuevo. Miller. Naxos.. . . . 66 Turina, J. L.: Conciertos. González, Martín/Pérez. Col Legno.. . . . . . . 100 Verdi: Aida. Nelly, Tucker/Toscaninni. Urania. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 — Ballo in maschera. Anderson, Peerce/Mitropoulos. Walhall. . . . . 76 — Traviata. Carteri, Valletti/Monteux. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 — Traviata. Delunsch, Polenzani/Sado. Bel Air. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 — Vísperas sicilianas. Cerquetti, Christoff/Rossi. Walhall. 76 — Vísperas sicilianas. Dunn, Nucci/Chailly. NVC. . . . . 108 Vivaldi: Conciertos. Chandler. Avié. . . . . . . . . . . . . . . 100 Wagner: Anillo del nibelungo. McIntyre, Jones/Boulez. DG.. . . . 108 — Holandés errante. Schock, Wunderlich/Konwitschny. Berlin. . 72 — Ocaso de los dioses. Treleaven, Struckmann/De Billy. Opus Arte. 109 — Rienzi. Seider, Klose/Weissbach. Walhall. 76 — Walkyria. Elming, Secunde/Barenboim. Warner. . . . 109 Weingartner: Sinfonía 4 y otras. Letonja. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . 100 Weisgall: Rituales. Schwarz. Naxos. 66 Xenakis: Leyenda de Eer. Pape. Mode. . . . . . . . . . . . . . . . . 100 111 EL BARATILLO GRACIAS A TODOS E 112 pero también con la satisfacción del deber cumplido. Me ste mes, ya ven ustedes, SCHERZO cumple veinte han insistido mucho en SCHERZO para que siga pero creo años, y durante unos cuantos de ellos El Baratillo ha que los lectores que han seguido esta sección desde su initratado de acompañar a sus lectores con consejos, cio saben muy bien valerse por sí solos, como lo demuesconsideraciones y recomendaciones sobre cómo comprar tran en sus correos electrónicos con los que tan frecuentemás barato. Al principio de nuestra andadura, el panorama mente se comunican conmigo. Y no sólo eso, sino que de lo que llamábamos entonces “circuito asilvestrado” era muchas veces han sido ellos quienes me han aconsejado abundante y, por encima de todo, divertido. Sellos corsadiscos, lugares donde comprarlos, páginas de internet, toda rios, aventuras de una cutrez casi conmovedora, retornos clase de claves para proseguir en esta tarea, que para mí ha insólitos, hacían que la esencia de esta sección —la bússupuesto una satisfacción inmensa, de aconsejar y, sobre queda— fuera un ejercicio que daba gusto compartir con todo, compartir desde esta página. los lectores. No me quiero despedir sin dar un último consejo, y la Pero los tiempos han cambiado. Son otros y, desde lueocasión la ha puesto calva la propia redacción de SCHERZO go, mucho menos divertidos. A la posibilidad de ejercer de cuando me dijo que le dedicaban un recuerdo a Elisabeth zahorí le ha sustituido el piñón fijo de estar a lo que sacan Schwarzkopf, que este año ha casas que se mueven en los cumplido los noventa y que habituales circuitos comerciaha sido una de las mujeres de les. Han desaparecido tiendas mi vida desde que la escuchade discos que surtían de ganra por primera vez, allá en los gas inesperadas, que daban tiempos del cólera. Luego la lugar a la sorpresa del hallazvi en Madrid, con la ONE dirigo, por ejemplo en Madrid, gida por Nicolai Malko, en el donde sin los viejos MF — Monumental Cinema, en un queda uno que Dios guarde concierto que no olvidaremos por muchos años— y Madrid jamás ninguno de los que Rock, resta muy poco que estuvimos allí, con su Susandejar a la sorpresa. Recuerdo na, su Dorabella, su Agata y mis sábados por la mañana a su Elisabeth. Tiempos aquela busca y captura, con mi itillos y no precisamente del nerario bien hecho, cogiendo cuplé. el metro y el autobús, enconLa casa Andrómeda ha trando cosas en aquellos sitios publicado, con el título de A —en La Metralleta también, Tribute, un álbum de tres disdonde había que rebuscarlo cos en el que se incluyen gratodo pero siempre se enconbaciones de los años 1946 a traba algo, sobre todo los 1954, incluyendo un recital desechos del quiosco—, y lledado en Aix-en-Provence con gando a casa casi a mesa Hans Rosbaud al piano. La puesta, escondiendo mis ópera incluye muestras hallazgos debajo de la gabarELISABETH SCHWARZKOPF. mozartianas —Il re pastore, El dina para que mi mujer no me A Tribute. Grandes grabaciones (1946-1954). ORQUESTA rapto en el serrallo, Don Giovolviera a recordar que ya no FILARMÓNICA DE VIENA. ORQUESTA PHILHARMONIA. GERALD MOORE Y vanni, Las bodas de Fígaro—, había sitio para más discos. Y HANS ROSBAUD, piano. Directores: JOSEF KRIPS, HERBERT VON KARAJAN, Verdi —La traviata—, Charluego, el placer de contarlo, lo JOHN PRITCHARD, ALCEO GALLIERA, ISSAI DOBROWEN, OTTO ACKERMANN. pentier —Louise— y Puccini que le debo a quien me con- 3 CD ANDROMEDA ANDRCD 5006. ADD. 213’18’’. Grabaciones: 1946—La bohème y Madama Butvenció para escribir en 1954. Distribuidor: Diverdi. R PE terfly. En la opereta —donde SCHERZO, mi admirado y viese suman las voces de Nicolai Gedda y Erich Kunz—, jo amigo José Luis Pérez de Arteaga, que creyó en esta secencontramos páginas de Johann Strauss II —Sangre vienesa, ción y le dio alas con la complicidad de Antonio Moral. El murciélago, El barón gitano, Una noche en Venecia— y Hoy las cosas han cambiado. Los suministradores de Franz Lehár —La viuda alegre. Unas cuantas canciones de discos baratos son casas que hacen una benemérita labor Schubert, Schumann y tradicionales se añaden antes de pero que se centran, sobre todo, en la recuperación histórientrar en el recital dado en Aix-en-Provence el 29 de julio ca con mejores o peores resultados técnicos y hasta artístide 1954. En él hay obras de Bach, Gluck, Beethoven, cos. En este aspecto me da la sensación que también a Mozart, Pergolesi, Martini, Haendel, Schubert, Schumann, algunos se nos notan los años y a veces valoramos más lo Brahms y Hugo Wolf. Todo muestra a la Schwarzkopf de viejo por viejo que por bueno. Y aunque uno ande ya cirsus mejores años, que fueron esos que siguieron inmediataculando con amplitud por eso que se llama la tercera edad, mente a sus inicios durante la Segunda Guerra Mundial, a no acaba de gustarle que se le queden las ideas un poco partir sobre todo de su relación con Walter Legge y su prioxidadas. En fin, que esas recuperaciones, disponibles sin mera gira por Inglaterra. En 1947 vendría el debut en Salzproblemas en las tiendas que quedan o en internet, están al burgo, en fin, esas cosas que en voz más autorizada pueden alcance de cualquiera, no hay que pescarlas después de ustedes leer en estas mismas páginas. El álbum es, en resuechar la caña días enteros sino sentaditos cómodamente men, la muestra de un arte de una personalidad única, de frente al ordenador, en el que si yo me desempeño —como una de las voces que marcaron la historia del canto —y del diría un americano— con rapidez y solvencia es gracias, disco— a lo largo de la segunda mitad del siglo. precisamente, a este Baratillo que felizmente me obligó a Y nada más. Muchas gracias a todos. ello para estar al día. Sí, efectivamente, es lo que están pensando: me despiNadir Madriles do. Digo adiós a mis lectores con la pena propia del caso, 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 113 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA E n diciembre de 1985 veía la luz el número cero de esta publicación. Transcurridos dos decenios de aquella no tan lejana fecha, se hace necesario un balance de la situación de nuestro arte. En general, parece que habría motivos para sentirse optimistas, porque a tenor de las páginas que siguen, la música en España goza de una vida mucho más sana, en sus aspectos creacionales, organizativos y de interpretación, que cuando SCHERZO salió a la calle. El presente Dosier, que de forma extraordinaria desborda sus límites de espacio habituales, se consagra a intentar reflejar la realidad de los cambios habidos en la música española en los últimos veinte años. 113 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 114 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA HA VALIDO LA PENA Todo empezó, al menos para mí, con Antonio Moral dando paseos a grandes zancadas, los brazos cruzados sobre el pecho, de un extremo a otro de un piso del antiguo Teatro Real, presidido por la sombra ominosa una pintura mural pseudo-vanguardista. Monologaba sobre el proyecto de una revista de música y yo le escuchaba entre escéptico y encantado de que alguien todavía creyera posible un proyecto cultural en este país cuyo fin no fuera vivir de las subvenciones. Al final me convenció y me alisté en la idea. Después vinieron no sé cuantas reuniones y por fin nació la revista. E ramos nueve los fundadores: Domingo del Campo, Santiago Martín Bermúdez, Arturo Reverter, Enrique Pérez Adrián, Manolo Franco, Gerardo Queipo de Llano, Agustín Muñoz —que se marchó enseguida—, Antonio y yo. Después vino Enrique Martínez Miura, nuestro redactor jefe, y siguió una sucesión de amigos que se convirtieron en colaboradores asiduos —José Luis Pérez de Arteaga, Ángel Mayo, Ana Mateo, Roberto y Julio Andrade Malde, Justo Romero, Luis Suñén (que ahora es director de la revista), Paco Ramos, Pérez Senz, Blas Cortés, Ebbe Traberg, Federico González, J. M. Viana, Pedro Elías. A. Vilardell, Fernando Fraga, Blas Matamoro, J. M. de Sagarmínaga, Jorge de Persia, Pablo Queipo de Llano, J. L. García del Busto, J. L. Téllez, R. Ortega Basagoiti, S. Salaverri, Javier Roca, Rafa Banús, Rafa Martín y tantos otros. Más los Ramón Barce, Josep Soler, Antonio Gallego, Enrique Franco, Juan Ángel Vela del Campo, Tomás Marco, etc., menos asiduos pero no menos amigos. Y quienes han tenido a su cargo la administración, confección y publicidad: Cristina García Ramos, Arantza Quintanilla, Barbara McShane, Inés Andión, Cristóbal y José Antonio Andújar, Iván Pascual, Magdalena Manzanares, Daniel de Labra… El paso de los años se nos llevó para siempre a Domingo y a Gerardo, a Ángel, a Ebbe y a Federico, a los que nunca olvidaremos. La revista echó a andar y poco después con ella aquel Festival Mozart que durante diez años trajo a Madrid todas las óperas del genio salzburgués. El Festival atrajo artistas de primer orden, entre ellos a dos grandes intérpretes ya fallecidos que tuvieron con nosotros una relación especialmente intensa: Lucia Popp y Peter Maag. Fueron unos años memorables, que eran la realización de un viejo sueño de Antonio, que más tarde tuvo su prolongación en el ciclo de Grandes Intérpretes. Volviendo la vista atrás hay que recordar que la España en que nació nuestra revista era bastante distinta a la de hoy. Nadie hubiera aventurado, en 1985, que llegaría a haber una treintena de orquestas en el país de un nivel medio más que decoroso. La España de esos tiempos era musicalmente pobre: había pocos auditorios y la música parecía patrimonio de una minoría que se diría incapaz de renovarse. La realidad ha cambiado, sin duda. Muchos de los problemas estructurales de la música en España siguen vivos —entre ellos, y el más sangrante, el de la enseñanza— pero al menos hoy en una gran parte del territorio estatal, en ciudades y pueblos, es posible escuchar buena música sin necesidad de viajar. No es poca cosa. Las recapitulaciones siempre dejan cabos sueltos y sin duda en una rememoración de lo que fue hay nombres y hechos que se quedan en el tintero. Pido disculpas por ello. Veinte años es una cantidad respetable de tiempo para comprimir en un par de folios, aunque permite evocar rostros y palabras que forman parte de un patrimonio intelectual y afectivo. Esta revista tiene ese patrimonio. Creo que en la vida de todos los que trabajamos de un modo u otro en ella SCHERZO ha supuesto bastante o tal vez mucho, según los casos. Por fortuna, hemos tenido y tenemos un público fiel, 114 que nos ha acompañado, como suele decirse, en los momentos buenos y en los momentos malos. Y, sin duda, ese público ha hecho que lleguemos hasta aquí, hasta hoy, y que todavía nos queden ánimos para continuar. Para ese público, para esos amigos y amigas, nuestro agradecimiento y la promesa de que seguiremos intentando no defraudarles. Personalmente, recuerdo los paseos de Antonio por aquel piso del Real —donde está ahora su trabajo, que él puede hacer mejor que nadie en este país, y lo hará—, cuando monologaba ante mí sobre esa idea suya de fundar una revista de música y pienso que no me equivoqué haciéndole caso. Han sido veinte años que han valido la pena. Veinte años además en los que quienes empezamos esta revista hemos discutido y hasta peleado algunas veces, pero también en los que ha prevalecido la voluntad de entendimiento y la amistad. No es cuestión de darnos la enhorabuena en este vigésimo aniversario —porque “toda afectación es mala”, dice Maese Pedro al Trujamán… pero si de afirmar que estamos satisfechos porque las cosas han salido razonablemente bien. Javier Alfaya Presidente de la Fundación Scherzo 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 115 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 116 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA DIÁLOGOS CON G. O LOS MODELOS DE GESTIÓN El protagonista de La possibilité d’une île, recentísima novela de Michel Houellebecq que cuando llegue este artículo al lector sin duda estará ya publicada en España, escucha por casualidad una emisión cultural en la televisión española, y dice: “Aquello en realidad era más que una casualidad, era un milagro, ya que son raras las emisiones culturales en la televisión española, a los españoles no les gustan nada las emisiones culturales, ni la cultura en general, es un campo que les resulta profundamente hostil, uno tiene la impresión, hablando de cultura, de que les infliges algo así como una ofensa personal” (pp. 312-313). GESTIÓN No se enfaden ustedes porque sea un gabacho quien lo dice. Demuestra la suficiente simpatía por nuestro país como para situar casi toda la acción de la novela en él. Partamos de ahí, que es un buen punto por mucho que nos fastidie, y veamos qué ha pasado en los últimos veinte años en eso de la gestión cultural. Me permitirán, eso sí, que prescinda de nombres. No me gusta ofender a nadie, aunque ellos a veces me ofendan a mí y a la ciudadanía con su modelo de gestión. Tampoco quiero que parezca que elogio a los amiguetes, aunque uno tenga amigos como Antonio Moral o Patrick Alfaya que sí son auténticos gestores. Nada de nombres, pues. Lo recuerdo bien: en la primavera de 1987 se inauguraba en Valencia el Palau de la Música, obra del entrañable Pepe García de Paredes, especialista en este tipo de arquitectura además de maravillosa persona. Allí acudió el Coro Nacional de España a participar de la inauguración dentro de una versión de concierto de La vida breve. Dirigía Manuel Galduf. Jesús López Cobos y la Orquesta Nacional de España hacían lo propio dos semanas después. Era la primera muestra del ambicioso y flamante Plan Nacional de Auditorios, que dio varias entregas inmediatas y que ha cambiado de formato, de objetivos y de compromisos institucionales a lo largo de estas dos décadas. El Plan establecía que tres o cuatro administraciones interesadas aportarían cantidades determinadas para la construcción de cada auditorio: Administración General del Estado, Comunidad Autónoma, Diputación Provincial (cuando la Comunidad Autónoma no era uniprovincial) y Administración Municipal. A eso había que añadir otro plan ambicioso y de enorme interés: el del entonces llamado Ministerio de Obra Públicas y Urbanismo (MOPU) para la rehabilitación de teatros públicos. Al principio se rehabilitación varios antiguos teatros de este tipo sin tener en cuenta las necesidades puramente escénicas de los locales. Muy pronto, el Ministerio de Cultura (a través de INAEM) aportó su técnica y su experiencia, y también pequeñas cantidades para escenario, iluminación, camerinos y otros elementos no contemplados en el plan original. Así, con criterios adecuados para el funcionamiento de cada edificio como auténtico teatro, se pusieron en marcha gran cantidad de teatros históricos de titularidad pública en toda España. Los teatros del plan del MOPU acogieron actividades musicales y teatrales. Atención: al unirse la unión de la gestión teatral y la musical en la Administración del Estado, la autonómica mimetizó el organigrama y ambas parecen unidas para siempre de manera inevitable. Por eso, a veces hablaremos de ambas cuando aquí lo que interesaría es la música. Pero lo que ha unido el Ministerio en Madrid que no lo separe este cronista en la periferia. En fin: nuestro país era un erial en materia de infraestructuras para música, y al cabo de unos pocos años cambió por completo en este sentido. A los españoles no les interesa la cultura, según parece. Pero en estos momentos tienen 116 auditorios y teatros por todas partes, y otros esperan ser terminados e inaugurados. De hecho, la Red de Teatros cuenta con 485 salas, sin contar auditorios y casas de cultura. Malos tiempos para la lírica Ese ha sido el milagro de estos veinte años. Valga lo dicho como canto de alabanza. Lamentablemente, lo que no cambió fue la política de destrucción de tejido social desde las administraciones en materia de creación cultural. Hay que advertir que es difícil destruir tejido creativo sin la complicidad de personalidades del gremio de que se trate. La política de destrucción de creación teatral (de autores vivos, para entendernos) propiciada por aquel mismo INAEM que creaba infraestructuras de manera tan loable necesitó de profesionales del medio, algunos de los cuales siguen administrando, gestionando culturalmente. Pero siempre es fácil encontrar quien esté dispuesto a ello. Los auditorios podían albergar mucha música o mucho teatro, ópera o ballet, pero demostraron durante años no tener posibilidad de inducir creación contemporánea; o acaso no hubo ningún gestor ni ninguna administración que considerase de interés propiciar esa creación. De repente, gestores y administraciones se volvieron partidarios del laissez faire. Si la sociedad no es capaz de crear, no son las instituciones las que van a hacerlo, parecían decir, o lo decían claramente. Desde luego que las administraciones no están para componer, ni para escribir piezas teatrales. Pero, caramba, tampoco para impedirlo. ¿Pero nosotros lo impedimos? Sí, lo impiden. Más a menudo de lo que ustedes creen. Si programan a tal falso compositor, lo hacen en detrimento del verdadero. Si programan a tal comicastro o cual “actor” mediático lo hacen en detrimento del auténtico creador. De nada me vale que en la reunión “solemne” de la Red todos los gestores juren que no programarán a ese comicastro, a esa estrella rutilante o a tal compositor protegido por la omertà, si al final aparecen en cartel porque alguna presión los ha introducido ahí. ¿Dónde está el laissez faire? En busca del gestor La gestión cultural está llena de gente con vocación. Prefieren ese tipo de trabajo de gestión a otro. He conocido muchos funcionarios que prefieren ganar poco en el área de Cultura que bastante en el área de (pongamos) Hacienda. Pero la gestión cultural está llena de otro tipo de gestores, que lo mismo podrían estar (pongamos) en Hacienda. Ahora bien, en más de una ocasión he oído algo que me pone los pelos de punta y que sin duda no sabe Houellebecq: “el que vale, vale, y el que no, a Cultura”. He hablado con gestores durante años y años. Y en especial en los últimos tiempos, para deducir un poco el pulso de eso que se llama gestión cultural. He asistido a 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 117 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA tión. Se dan casos y casos: gestores ignorantes pero con vocación administran cursos, encuentros, mesas redondas, viajes de escritores. Y cuando creen consolidado su puesto, un cambio de viento político (no de partido, no hace falta llegar a tanto) los arroja por la ventana. Y otro gestor de idénticas características lo sustituye, y también él o ella creen que van a estar ahí siempre. Hasta que se repite el proceso. Qué diferencia con otros sectores de la misma administración. Una oficina de recursos, por ejemplo. Ahí los cambios se producen por defección o por simple efecto de la cruel madre naturaleza. En cultura, los que suben la escalera y creen llegar, encuentran el precipicio al otro lado de la meta. A estos gestores culturales, mas también a los que se ocupan de las infraestructuras abiertas en estas dos décadas, les recomendaría la lectura de Baltasar Gracián y del Cardenal de Retz. No es garantía, pero puede ser útil. Una última advertencia: que el señorito político no se entere de que su gestor cultural lee demasiado. No ya eso, sino cualquier lectura. El hombre G. Casa de las siete chimeneas, sede del Ministerio de Cultura. espectáculos, y he visto en ocasiones el porqué de programarse eso en lugar de eso otro. Y la mayor parte de las veces no tiene nada que ver ni con el interés cultural o artístico de la propuesta, ni con las sacrosantas leyes de mercado (la taquilla, desbordada o abandonada por el consumidor soberano), ni con la inducción de tejido social artístico, ni con el apoyo al gremio de músicos o cómicos. Sino con el poder de efectividad de determinadas estrategias de presión política. El comicastro no cuenta con el gestor, sino con el señorito de éste mediante actitudes de acción directa. Y, como el comicastro, los demás. Y es que los modelos de gestor cultural (más que de gestión cultural) son varios, y tienen que ver con el mayor o menor peso de la política en la configuración del puesto y en la actitud del gestor. Al decir política nos referimos a la dependencia del profesional con respecto al político, no a políticas puramente culturales. No hay política cultural. ¡Viva el laissez faire! Vivimos en el reino de la libertad de expresión de quien puede expresarse. Es una manera piadosa de referirse a la confusión. Si las administraciones socialistas cuidaron la creación de infraestructuras, indujeron la muerte por inanición de los autores teatrales, el sometimiento de los actores al director de escena (esto es, a su aliado político), la precarización de la profesión de actor (hay directores que, de manera deliberada, eligen repartos de nivel inferior) y el mantenimiento de un tipo de composición autoconsiderada de vanguardia y de progreso que ya era estética oficial a finales del franquismo. En cuanto a las del otro partido, carecen de estrategia de cultura; como si les ofendiera de veras la palabra cultura. He hablado con gestores, decía… De todos ellos, he conseguido (inducido) uno, una especie de síntesis. Depende de su señorito político, y a él le debe el puesto. O tal vez no del todo; depende de él, pero el puesto se lo debe a otro. Permanece porque ha sabido hacerse o fingirse necesario, hasta imprescindible. La movilidad de la gestión cultural en la Administración central no parece afectarle, aunque afecta a otros gestores de festivales y teatros. No a él, caramba. En algunas administraciones, ya lo vimos, la gestión cultural es cosa de vocación: no la cultura, sino la ges- En casos así, la política es otra cosa. O pauta siciliana o modelo feudal. El señor feudal, enfeudado a su vez a una instancia superior, enfeuda sus dominios. Tiene a su gente, a sus hombres, que se le entregan mediante la ceremonia del beso feudal. Y esos hombres, sus hombres, le dan auxilium en la guerra y consilium en la paz. Eso se espera de ellos, y no que revitalicen la creación cultural del país. Si algo falta, hombre de Dios, se trae de por ahí, de fuera. Se importa. Ahí tenemos el último bombazo valenciano. En fin, decía que he conseguido uno, un modelo, una síntesis. — Lo malo de la gestión cultural —dice G.— es que vale cualquiera. ¿Y eso lo dice él? Caramba. — Hay dos tipos de gestor cultural. El señorito y el currante. El señorito programa, se relaciona, coquetea y eventualmente actúa como los reyes magos. El currante administra el personal, los recursos, las cuestiones financieras, elabora los presupuestos, los pelea. En los momentos de huelga de técnicos o tramoyistas, es quien tiene que dar la cara y evitarle al señorito los malos tragos. El señorito no puede delegar todos los malos tragos, pero lo intenta. El currante es despedido cuando las cosas están a punto de estallar. Es la cabeza del pequeño bautista político-administrativo que suele ofrecerse a la Salomé sindical. Por eso, vale cualquiera para señorito; también como gestor, pero éste tiene que trabajar. Nadie le pide que haga esto o lo otro, que sea eficaz en tal o cual sentido. Les basta con que las butacas del teatro estén razonablemente ocupadas, con que haya espectáculos brillantes con que obsequiar a los superiores del partido o de otra instancia de poder, con que no haya una voz más alta que otra; incluso lo provocador y lo rompedor es bien recibido si resulta positivo al eje del poder. Para eso hace falta algún periodista local o nacional que esté dispuesto a decir que aquello es una arriesgada apuesta, y dé a entender que no hay que perdérselo, o que si usted no lo entiende es que un “desgraciao”. No sé si esta síntesis de gestor me ha salido un poco cínica. Pero esto se oye, y muchos saben que ofrece una imagen de la realidad que, si no es exacta, sí es tan sintética como mi gestor G. A veces fingimos cinismo para disculpar nuestros harapos. — Vale cualquiera. Pero no lo hace cualquiera. Exige una tensión tan fuerte con el área del señorito y la de la tropa que te quedan pocas fuerzas para la gestión cultural propiamente dicha. 117 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 118 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA G. ha tenido responsabilidades aquí y allá. Es un superviviente de diversas administraciones y partidos. “Me finjo invisible”, dice. “Procuro no ocupar la zona vídeo y me limito a la zona audio”. Que no me vean, pero que necesiten oírme. Muy ingenioso, le digo. No lo he inventado yo, responde, pero no me desvela la fuente. Estrategias en el reino de Liliput 118 Le pregunto si es cierto que cuando estuvo en X un directivo que procedía de la vanguardia musical desaconsejó subvencionar cierta obra teatral de un dramaturgo porque un estreno anterior de éste había sido un fracaso. Me pide detalles. Se los doy. Ríe. Sí, es cierto, pero aquello sólo era una pequeña venganza personal. Los compositores así van bien arropados; una obra suya, entre otras cuatro o cinco, velada única. El local no se llena, pero se ocupan muchas butacas con las familias de los compositores y los músicos. Se graba, y lo da y lo repite más tarde Radio Nacional de España. Una buena reseña de un amigo en un periódico, y ya está. Has estrenado, eres compositor. Y entonces uno de esos tipos llega a directivo y dice que una obra teatral que sólo tuvo 25000 espectadores de pago y 1000 invitados fue un fracaso. — Ahí está mi dilema moral —dice G., con una sonrisa que desmiente cualquier moralidad—, espero de él cualquier cosa. Vienes tú y me dices que si creación contemporánea por aquí, que si compositores vivos por allá. Y yo te pregunto: ¿tengo derecho a gastar el dinero público en composiciones que no le interesan a nadie? Vuelve a sonreír. De la misma manera cínica. — ¿Había una demanda social de auditorios —le pregunto—, o ha sido la Administración la que ha propiciado la oferta, de manera que ahora se ve como lo más natural? ¿No sería lo mismo con los compositores? — Las infraestructuras son política ilustrada. Lo de la creación es otra cosa. La música contemporánea es un arte distinto a otros. La podemos programar, pero con discreción. Tampoco los capos del gremio piden mucho más. Para eso tienen el CDMC (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea). — Sí, me consta. El CDMC por fin alcanza su plena madurez como institución y tiene una programación espléndida. — Tampoco quieren que se les note mucho —continúa G.—; la música se ha distanciado del público desde determinado momento del siglo XX, y sobre todo con la vanguardia de Boulez, Nono y toda esa gente, esos que a ti tanto te gustan, Santiago, no digas que no. Pero yo no puedo programar pensando en mi amigo Santiago. Tu admirado Harnoncourt dice además que la composición de nuestro tiempo ha perdido enormemente en creatividad. El caso es que se han encerrado en una torre de cristal, en un gueto, en un gremio con reglas muy estrictas en las que ha primado el ingenio insulso sobre la creatividad alegre. Yo, como gestor, no puedo gastar en eso más dinero que el necesario para disimular. — ¿Puedo citarte? — Sin decir mi nombre ni dar señas que me localicen. — Cobarde. — Eres un cachondo, Santiago. — ¿Algo que añadir en cuanto a creación contemporánea? — Sí, algo que vale tanto para la música como para el teatro y el ballet; y para la ópera, claro está, sobre todo para las propuestas escénicas que ahora abundan: una cosa es la modernidad y otra la gesticulación, amigo Santiago. Si tengo que programar un gesticulador, que me lo alabe la prensa, que es lo que le gusta a mis superiores. Si no, ¿por qué habría de hacerlo? Que vistan a los coros con uniformes Taquilla del Palau de la Música Catalana, con mosaicos de Lluís Bru. nazis ya no le sorprende a nadie, por favor. Al contrario, todo eso irrita por la poca imaginación que se demuestra. — Vaya, un gestor metido a crítico. — No, un gestor que lee a los críticos. A veces es útil. — ¿Cuándo? — Cuando te dan razones que te dan la razón. — ¿Y cuando no…? — Entonces, no. Le pregunto a G. si es cierto lo que me dice determinado director de orquesta: no me programan en los ciclos porque no soy titular de una orquesta, luego no puedo corresponder con una invitación a un ciclo mío; no tengo ciclo, no existo. G. se lo piensa un momento, vuelve a sonreír y responde: es totalmente cierto, pero eso no es cosa mía, del gestor, sino del batuta. Felizmente, no se puede generalizar. Más risas. Esperaba que lo negase, esperaba tener que discutírselo, esperaba ponerle ante una evidencia: una, al menos. No ha hecho falta, maldita sea. Lo ha admitido con todas las de la ley. Es más, me informa sobre algo que me sonaba vagamente pero que desconocía en su detalle: los responsables de no sé cuántos locales públicos producen por su cuenta un espectáculo y se lo ofrecen a sus colegas de otros teatros y auditorios, que los aceptan, porque a su vez ofrecen los suyos y son aceptados por aquéllos, y así una y otra vez. A su vez, niegan el acceso de otros espectáculos tras los que no hay gestores de locales… salvo que un político “sugiera” que los acepten. Todo ello, pagado con dinero público. Desde luego, yo había oído hablar de cierto fenómeno, el cortijismo o el síndrome de la caseta de la feria, pero se refería sobre todo a teatro, y sobre todo a teatro dirigido por artista, no por aparcero. Un artista al frente de un presupuesto puede ser genial o puede ser temible. Siempre será arbitrario, parcial, sectario. Landowski nos advirtió de ello en aquel bonito libro. En fin, hablar con G., o con los diversos g. que dan la G., resulta muy instructivo. Patrocinadores y blindajes Me informa G. de algunas cuestiones de gran interés. Por ejemplo, que el patrocinio privado tiene debilidad por la música culta (admite la contemporánea en pequeñas 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 119 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA dosis) y por las artes plásticas, pero siente prevención ante el teatro. En artes plásticas admite la vanguardia, las instalaciones más chocantes, lo que haga falta. A los patrocinadores les encanta la ópera, sobre todo la italiana del siglo XIX y hasta Puccini, y se deshacen por la posesión de un palco como símbolo de estatus y “efecto demostración”. Eso es lo que ellos quieren patrocinar, sobre todo. Da glamour. Thorstein Veblen ya se había referido a ello a su manera. — Recuerdo un artículo tuyo en el que incluías una cita muy interesante —me dice G., y lo dice en un tono que puede ser un paso previo a la guasa total; busca en el ordenador y saca la cita—; es una cita de Lionel Trilling, que a ti tanto te gusta; dice así, según tu propia transcripción: “La nuestra es la primera época en que abundan grandemente los hombres que aspiran a los más altos logros en el ejercicio de las artes, y que, al frustrarse, forman una clase de desheredados, una clase que cruza las antiguas barreras de las demás, hombres que constituyen un proletariado del espíritu”. Pues bien, esa época ya ha pasado. Ahora los proletarios del espíritu se han unido y han expulsado a los aristócratas, salvo que les rindan pleitesía. Ahora hay muchísimos creadores, una enorme cantidad. Pero la cantidad no garantiza la calidad. Ahí tienes la narrativa, un club en el que no cabe ni uno más; y si entra uno, tiene que salir otro. En cuanto a la música y el teatro, qué te voy a contar. Nos reímos. La verdad, no sé por qué nos reímos. Le hablo de un teatro nacional de carácter lírico cuyo gestor se queja de eso, de la cantidad de propuestas que le llegan. Una vez más, la cantidad actúa contra la calidad. Al final, no hay garantía de programar a los mejores. Al final, Fulanito habla con el Ministro y le programan a él. Si hubiera pocos proyectos, habría algo más de objetividad. — En música y ópera se da bastante, pero en teatro es excesivo hasta lo contraproducente. Recibimos tantas propuestas que al final nos blindamos, no respondemos al teléfono, vamos por la calle sin mirar a los que nos saludan, cosas así. Date cuenta: en esta sociedad hay más necesidad de hacer teatro que de verlo. Hay mucha gente que vive del teatro, y de ella muchísima que vive mal, pero parece no importarles. Para ser un mal músico hay que estudiar muchos años. Pero para salir a escena, basta con que tú y yo nos decidamos y, hala, somos actores. Y eso miserabiliza el sector. Tú mismo dices que a los directores de ahora les encantan los actores malos, así no tienen rivales en su propuesta plástica. — Yo no he dicho eso. — No lo has dicho así, Santi, pero lo que has querido decir es eso. No, no lo he dicho, pero G. insiste. Me empieza a cargar este G., me parece que se cree muy listo. Las cuatro vías de la cultura — Al público se le pueden imponer cuatro cosas —continúa G. Uno, el porvenir, y ahí está eso que tú llamas la creación contemporánea. Dos, la belleza del pasado, y ahí están los grandes músicos que hacen a Mozart o a Beethoven, incluso a los clásicos del siglo XX. Los admitimos a todos, pero que sean pasado, parece decir el público; a unas malas, podemos admitir el pasado reciente. Ahora bien, tres, también se les puede imponer la rutina, y la rutina no es más que lo anterior pero hecho por profesionales de peor nivel y con un repertorio todavía más estrecho, para un público al que le chirría la Salomé de Strauss o las obras para piano de Debussy. Por último, cuatro, se le pueden imponer las vías muertas. No será necesario decirte que es una continuidad de la anterior por medios todavía más chabacanos. La vía muerta se distingue de las anteriores en que lleva a la muerte, desde luego, pero sobre todo en que 119 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 120 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA quien la emprende no sabe que es vía muerta. Los que emprenden las otras tres, lo saben de sobra. El gestor o director artístico que emprende una vía muerta cree que emprende una de las otras, o acaso las tres a la vez. Los dioses pierden a quienes quieren cegar. Los dos últimos modelos están condenados antes o después, pero pueden durar mucho tiempo, el tiempo que un público autosatisfecho que detesta la cultura necesite de ese espejo para seguir mirándose en él. Si la cultura no es cultura, es más llevadera. Y el gestor puede sentirse seguro. O al contrario, puede perder el puesto porque lo ambicione otro más influyente en el partido o en la organización; eso lo hago yo igual o mejor, diría el aspirante, y tendría razón. — ¿No se meten contigo los periódicos de tu ciudad? — Tendríais que ver en Madrid o en Barcelona la que puede armarse en una provincia, incluso importante, cuando se produce el nombramiento de un gestor cultural de cierto relieve. Todo nombramiento de uno supone el final de las expectativas y esperanzas de otros. Entonces, apoyados en medios amigos y propicios, los despechados arremeten contra el nombrado, lo denuncian, lo vilipendian, amenazan al señorito que los ha nombrado, buscan al menos una compensación. Lamentablemente, vuestro gremio de periodistas musicales se ensucia a veces las manos con ese trajín y ese tráfico. Lo malo de los periodistas —también el gremio de profesores cojea de ese pie— es que queréis un puesto de gestor cultural a dedo, y a veces os sentís tentados a conseguirlo mediante amenazas en la prensa escrita. A veces conseguís el puesto, y al perderlo os conformáis con convertiros en escritores. ¡Una novela! Una novela es el consuelo de quien ha perdido poder. Cualquier poder, no sólo el de la gestión cultural. Modelo y contramodelo 120 — ¿Crees que existe un modelo de gestión musical? ¿De orquestas sinfónicas, por ejemplo? En estos veinte años se han disparado los ciclos orquestales un poco por todas partes. — Más que un modelo, hay un antimodelo. Sí, es cierto, se han disparado los ciclos sinfónicos, y también los instrumentales y de cámara. Y hasta los ciclos de ópera. Magnífico. Desde luego, la Filarmónica de Berlín no va a ir a todas partes, es imposible casi para cualquier presupuesto. Pero al menos han surgido numerosas orquestas, no siempre nutridas por músicos importados. ¿Y sabes lo que se ha intentado la mayor parte de las veces a la hora de diseñar el modelo? Muy fácil: se fijan en lo que es la Orquesta Nacional de España y tratan de que la nueva orquesta sea todo lo contrario. Ya sé que no te va a gustar esto, Santi, tú pasaste por la Nacional y le tienes cariño, pero no se trata de criticar a esa venerable centuria, sino de describir un fenómeno real: la Orquesta Nacional de España es el modelo a no seguir, por el corporativismo de sus miembros, porque no graba discos, porque tiene un sistema muy rígido de ensayos, porque tienen régimen funcionarial para unas cosas y de mercado para otras, porque es la más inflexible de las orquestas, porque acostumbran a acosar bélicamente a los directores generales responsables, por eso y por otras cosas. Mira la discografía de la Nacional y mira la abundancia de discos de otras orquestas surgidas recientemente. No es de recibo, Santiago, tienes que admitírmelo. Le pido que no siga por ahí. Me resulta demasiado doloroso. Si le dejo seguir, no sé dónde puede llegar. Le reprocho a él, aunque él no sea más que uno entre muchos, la tendencia siciliana de algunas administraciones autonómicas. — El sistema autonómico español no inventó la sicilianización de nuestro país, pero se ha mostrado favorable — Detalle de la ampliación del Museo Reina Sofía responde. La tendencia a la racionalización de las administraciones públicas de finales del franquismo naufragó en el archipiélago de la creación de un ejército de fieles en cada fronterita diseñada por el mapa autonómico. No siempre se consiguió que fueran fieles, pero sí que fueran ejército. En un país con tanto paro, las nuevas administraciones no podían renunciar a crear grandes burocracias digitales. Leo en un periódico una ironía; o un sarcasmo: “El pesebrismo político necesita tener en su mano los controles fiscales y administrativos, pero también una Justicia que no dé sustos”. ¿Qué es la cultura, pobreta mía, en comparación? — Pero en ciertos cometidos —continúa G.— es necesario tener conocimientos técnicos. En la cultura no hace falta. Vale cualquiera. Eso sí, hay grandes teatros (qué sé yo, el Real y el Liceu, aunque no sólo esos dos) que precisan de grandes profesionales al frente, gente que tenga un conocimiento equilibrado del mercado artístico y de los valores artísticos. Pero, en general, no es necesario. El que más y el que menos tiene a mano esos mágicos profesionales, los agentes, que a menudo hacen la programación por nosotros. Por eso hay excelentes teatros con gestores excelentes o gestores de los otros, sin que sepas bien por qué. — ¿Tú eres excelente… o “de los otros”? — Digamos que soy más bien excelente… aunque con el estigma de nacimiento de que me nombraron por parecer uno “de los otros”. Seguimos, y seguimos. G. no necesita que yo le espolee demasiado. Habla, habla. Es un descargo de conciencia, aunque no como el de Laín. Pero este artículo tiene que terminar ya, de una buena vez. Acaso lo apuntado hasta aquí es más que suficiente. Sobre todo porque el tema tiene algo de inédito y hasta ahora se ha enfocado (digamos) de muy otra manera. Rompamos el idilio y acaso sea un progreso. Santiago Martín Bermúdez 121_Publi Caja Madrid 25/10/10 12:43 Página 1 X CICLO Los iglos de S Oro Bajo la presidencia de honor de SS. MM. Los Reyes CONCIERTO EXTRAORDINARIO DE NAVIDAD LUIGI BOCCHERINI (1743-1805) Sinfonía en re mayor, G 490 (del oratorio Il Giuseppe riconosciuto) Villancico a 4 al Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, G 539 Sinfonía en re mayor, G 509 Gloria a 4to voci con sinfonia, G 530 ORQUESTA BARROCA DE VENECIA María Espada, soprano Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano Lluís Vilamajó, tenor Pau Bordas, bajo-barítono Andrea Marcon, director Capilla del Palacio Real de El Pardo Martes, 20 de diciembre de 2005, 20.00 horas Venta de localidades Desde el día 12 de diciembre en horario de 8.00 a 24.00 horas hasta completar aforo. Precio de las localidades: 12 Euros. VENTA TELEFÓNICA 902 226 822 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 122 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA ESPACIOS PARA LA MÚSICA AUDITORIOS Uno de los hitos más espectaculares de lo acontecido en el panorama musical español en estos 20 años es sin duda el crecimiento de las infraestructuras musicales, la recuperación y la creación de espacios para el disfrute de la música. Han sido cuantiosos los auditorios y teatros que se han construido y adaptado para la música sinfónica en este periodo, unos rescatados del olvido o de la demolición, otros, creaciones de nueva planta, importante reto acústico, musical y arquitectónico planteado en el ambicioso Plan Nacional de Auditorios. Precisamente el año en que comenzó su andadura esta publicación, 1985, coincide con la puesta en marcha del denominado Programa de Teatros, un ambicioso acuerdo de colaboración, con la firma por la Administración del Estado y con la participación de ayuntamientos y comunidades autónomas, acuerdo que contemplaba la recuperación de numerosos edificios en toda España. Este Programa despertó pronto el interés de los Ayuntamientos para rehabilitar los teatros de sus localidades ampliándose el acuerdo con sucesivas Paredes responsable de los Auditorios de Madrid (proyecto de 1982 inaugurado en 1988) de Valencia, Cuenca y Granada. Desde entonces se ha configurado una red de auditorios y salas de concierto que han ampliado considerablemente el número de ciudades medias que cuentan con equipamientos musicales adecuados. Este Plan Nacional de Auditorios, promovido por el Ministerio de Cultura en colaboración con las CC AA y corporaciones locales, ha permitido proyectar y construir nuevas instalaciones (Sevilla, Valencia, Zaragoza, Murcia, Barcelona, Cuenca, Lérida, Madrid, Málaga, Salamanca, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, etc.). En la actualidad el Plan continúa con un presupuesto para 2006 de 10,7 millones de euros que duplica el de 2005 (5,1 millones de euros) para nuevos auditorios. Entre otros, hay que señalar las dotaciones para las construcciones de nuevos Auditorios en Barcelona, Gerona, Vitoria, Málaga, Burgos y Lugo. Estos planes suponen además de la rehabilitación de una parte importante y singular del patrimonio histórico, un renacimiento de los sectores del teatro, la música y la danza y sirven de paradigma de las políticas de descentralización y democratización cultural. Seguramente, con estas políticas, la red de auditorios necesaria para dar soporte a las necesidades de la música clásica en nuestro país para los próximos años quede completada. En nuestro propósito de revisar este recorrido por las infraestructuras musicales en estos 20 años, además de reflejar una parte importante de la evolución musical de nuestro país trataremos de reflexionar acerca de la capacidad de los auditorios construidos para responder a las necesidades provenientes del mundo de la música, y especialmente a las nuevas formas de hacer escuchar música. El proceso musical Boceto de Santiago Calatrava para el Auditorio de Tenerife 122 actualizaciones y ampliaciones (1992, 1994, 1996, 2004) hasta el punto de que cerca de un centenar de teatros ha sido, está siendo o será rehabilitado mediante la aplicación del 1% cultural para financiar el Programa de Teatros. Junto a esta recuperación de teatros públicos hay que señalar el no menos ambicioso Plan Nacional de Auditorios, iniciado también por aquellas fechas y que significa un cambio fundamental en nuestro país, en lo que se refiere a equipamientos musicales. El Plan de Auditorios de Música se inició con la construcción de nueve salas de conciertos —Auditorios— con un presupuesto medio por auditorio de 3000 millones de pesetas. En esta primera fase hay que destacar el trabajo del arquitecto José María García de Cada año pasan por nuestro país grandes figuras internacionales de la música; nuestros auditorios son puntos de paso obligado para las mejores orquestas, directores, agrupaciones y solistas provenientes de todo el mundo. Este aumento de las infraestructuras se ha producido además de manera equilibrada y difusa por todo el territorio nacional corrigiendo en parte la concentración de los actos musicales tradicionalmente centrada en Madrid y Barcelona. Con ello cualquier ciudadano en cualquier región de nuestro país puede disfrutar en condiciones óptimas de grandes formaciones sinfónicas. Esta fase de creación de infraestructuras significa un paso importante en las posibilidades de la oferta musical. La creación de orquestas propias con temporadas estables es otro elemento clave que además conlleva otro elemento positivo, el de la incorporación a las orquestas de jóvenes músicos surgidos de nuestros conservatorios. Sin embargo, el proceso de consolidación y profesionalización de las agrupaciones musicales es lento y costoso y muchas veces se tienen dificultades para presentar una programación de nivel. Se han producido en este sentido algunos acuerdos de colaboración (tipo master-clases) entre orquestas y conservatorios para formar estudiantes, como la Joven Orquesta Nacional y otras. Asimismo hay que destacar la 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 123 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA importante consolidación de voces solistas y la aparición de nuevas voces que han podido saltar a la escena internacional apoyándose en estas nuevas infraestructuras de nuestro país. En cuanto a la gestión, la Red Española de Teatros y Auditorios Públicos reúne espacios escénicos de titularidad pública con infraestructura técnica y capacidad presupuestaria para realizar una programación continuada; integrada por cerca de un centenar de espacios escénicos y 11 circuitos de Comunidades Autónomas, es la plataforma de distribución de las artes escénicas más importante de España. Ello facilita la viabilidad de un gran número de proyectos y ha permitido optimizar las inversiones y rentabilizar al máximo las programaciones, tanto cultural como económicamente, de los locales adscritos al proyecto. Este panorama alentador del desarrollo de los espacios escénicos en nuestro país no debe ocultar importantes déficit. A pesar de la importancia de este proceso y del considerable esfuerzo económico, ello no ha servido para clarificar, como luego señalaremos, algunos aspectos en los que se sigue reflejando nuestro retraso científico y tecnológico especialmente evidente en terrenos de carácter interdisciplinar como el que afecta a las interacciones entre música y arquitectura. Un trabajo multidisciplinar La creación de estos espacios ha permitido recuperar y consolidar un patrimonio arquitectónico con la recuperación de numerosos teatros del s. XIX y de principios del s. XX: consolidación de estructuras, restauración de fachadas reparación de cubiertas, renovación de pavimentos recuperación de pinturas murales y otros elementos decorativos son las operaciones mas habituales además de la conveniente y completa renovación de las instalaciones (eléctrica, fontanerías, climatización…), tratándose con respeto y rigor histórico las características originales del edificio. Las intervenciones han supuesto además la modernización del equipamiento escénico con lo que junto a la recuperación de un patrimonio arquitectónico se ha contribuido a la mejora del equipamiento cultural de muchas de nuestras ciudades con un patrimonio funcional y actualizado, mejorado con desarrollos técnicos principalmente en materia de acústica de salas. El crecimiento de las infraestructuras musicales ha permitido normalizar la situación y recuperar en parte el terreno perdido en el campo musical con respecto a los países occidentales y coincide con la reafirmación progresiva del concierto público y la progresiva especialización de los auditorios como espacios destinados al mismo. Queda sin embargo mucho camino por recorrer en nuestro país. En el caso de los auditorios la complejidad de los requerimientos sonoros debería haber sido un acicate, una motivación para un trabajo auténticamente pluridisciplinar, un trabajo conjunto de arquitectos, músicos y técnicos en búsqueda de soluciones para el espacio sonoro. Sería especialmente necesaria una mayor cooperación y experimentación entre el mundo de la arquitectura y el de la música. Normalmente el papel de la acústica viene siendo el de dar soluciones a unos planteamientos arquitectónicos preestablecidos sin que existan perspectivas de experimentación y de exploración de nuevas posibilidades y de nuevas soluciones integrando efectivamente espacio y música. La arquitectura, cada vez más autorreferencial, parece haber interrumpido cualquier relación con la música; se construyen monumentos utilizando tipologías ya obsoletas y aplicando la acústica como una mera intervención técnica más, sin considerar que una de las innovaciones más importantes en la música es precisamente la que se refiere al espacio, al lugar de representación y a la puesta en escena de la música. El arquitecto Renzo Piano, con ocasión de su colaboración con el compositor Luigi Nono en la ópera Prometeo, se dio cuenta de la importancia de respetar el protagonismo de la música sin olvidar la arquitectura (“un espacio inexistente, un espacio muerto, nunca es un buen punto de partida”), la cual debe estar atenta a una interpretación lo más equilibrada posible de la relación que se pretende entablar entre las diferentes disciplinas en juego. Las salas de concierto exigen unas condiciones acústicas estrictas; además, pero junto a estas restricciones acústicas se presentan exigencias estéticas altamente subjetivas difíciles de traducir al mundo físico. Desde un punto de vista físico, la principal característica del auditorio es que responda adecuadamente a la excitación sonora producida por los instrumentos; las características físicas del recinto están determinadas (forma, volumen, capacidad, superficies, materiales…) estableciendo unas variables físicas como el tiempo de reverberación, el retardo de las primeras reflexiones o los niveles sonoros relativos del sonido directo y del sonido reflejado en un proceso complejo. Pero un auditorio posee sobre todo una respuesta estética y por tanto fuertemente subjetiva; así un auditorio puede calificarse como noble, y la música en él puede sonar clara, limpia, cálida… la acústica de un auditorio puede calificarse como brillante, suave, resonante, rápida, oscura, vacía, seca… la valoración de un auditorio depende de una serie de parámetros subjetivos difíciles de medir. Existen, en este sentido, en el campo científico métodos que permiten estudiar estos componentes psicoacústicos. Se trata de variables que ponen en relación las propiedades físicas del auditorio y el comportamiento del sonido en el mismo con la respuesta estética de nuestro oído. Normalmente en el diseño acústico de estas salas se aplican fórmulas estandarizadas; apenas si se tienen en cuenta en el diseño de salas los nuevos avances en métodos psicoacústicos, no existiendo en nuestro país ninguna experiencia innovadora a resaltar en cuanto a la búsqueda y el desarrollo de nuevos espacios, en un momento en el que la música ha desbordado claramente el marco convencional del escenario clásico. Así, como ejemplo, el papel de la electroacústica que permite crear espacios de escucha de una gran especificidad, está todavía por descubrir en este campo en nuestro país. Discusión 1. La incorporación de nuevos públicos A pesar de todos los logros señalados, el elevado coste económico que supone la creación de tantos auditorios y la existencia de formaciones musicales clásicas (principalmente sinfónicas y líricas), sumado a las deficiencias de los sistemas de formación musical, han causado dificultades en el mantenimiento y mejora de la oferta musical clásica. Un estudio sobre la situación de las Artes Escénicas de la Red Española de Teatros y Auditorios públicos señala que las entidades escénicas deben enfocar sus políticas para fomentar la asistencia de jóvenes y mayores, que son los que menos acuden a espectáculos. Luis Suñén en la introducción al anuario de la música española 2005 de la SGAE señala asimismo que “el reto actual de la música clásica en España es el de atraer publico nuevo, si no lo conseguimos la sucesión natural de las generaciones no va a ser suficiente y esos espectadores de edad más que madura que acuden a nuestras propuestas van a encontrarse sin su sucesión natural. Tal ha de ser nuestro trabajo y el resultado por lo que toca a la cultura española debe ser necesariamente positivo si no queremos que se nos muera en las manos”. María José Quero sostiene que “es necesario reforzar las estrategias de educación escolar con políticas que fomenten el consumo familiar y de grupos de referencia que resultan ser las más cercanas e influyentes en el comportamiento del consumidor, con el fin de educar en el consumo de las artes escénicas desde los círculos más cercanos al individuo”. 123 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 124 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA García de Paredes y García Pedrosa: isométrica del Auditorio Víctor Villegas de Murcia estancos. El compositor Luciano Berio lo señaló planteando la interacción irrestricta de música y arquitectura, de teatro y escultura, de danza y artes plásticas… El desarrollo de las nuevas tecnologías aplicadas a la música, los nuevos sistemas electroacústicos, el vídeo, la radio, los medios digitales han abierto perspectivas nuevas. Frente a la unificación de la geometría de las salas de concierto clásicas que privilegian un solo punto de escucha, el frontal, cabe buscar nuevas experiencias espaciales. El compositor Luigi Nono considera que la aglutinación de la experiencia musical en teatros y salas de conciertos ha obviado la espacialidad propia de lugares del pasado como San Marcos de Venecia o Notre-Dame de París, lugares llenos de multiplicidad arquitectónica, en los que innumerables geometrías se entrecruzan sorprendiéndose continuamente. Para Nono el teatro de ópera a la italiana produce una neutralización total del espacio. Pero lo que él considera importante es, según sus propias palabras “la relación incierta entre sonido y espacio, cómo el sonido se compone con otros sonidos en el espacio; cómo aquellos se recomponen en éste… lo que significa: cómo el sonido lee el espacio; y cómo el espacio descubre, desvela el sonido”. 2. Nuevos desarrollos en materia de espacios musicales 3. El problema de la difusión de un repertorio actual 124 El proverbial retraso científico y tecnológico de nuestro país se hace especialmente evidente en los temas, como el que aquí nos ocupa, de marcado carácter interdisciplinar. Adecuadas investigaciones acerca de las nuevas posibilidades en las teorías y en las técnicas acústicas y psicoacústicas deberían conducir a una mayor liberación de los modelos tradicionales heredados del pasado fundamentalmente del teatro y de la ópera. La experimentación conjunta entre música y arquitectura y un mayor espíritu innovador deberían aportar soluciones acústicas que den paso a nuevas configuraciones de salas con resultados sonoros innovadores adaptando diferentes tipos de música a un determinado tipo de espacio. La interacción entre arquitectura y electroacústica permitiría crear espacios específicos de escucha para cada tipo de música, siendo otra asignatura pendiente en nuestro país apenas experimentada en ocasiones puntuales. Todo ello es de especial importancia si se tiene en cuenta además que muchas de los auditorios que se están construyendo se hacen con una vocación multiuso, que requieren una mayor complejidad y dificultad acústica y arquitectónica (sistemas de paneles intercambiables en las paredes con diferentes coeficientes de absorción para cambiar el tiempo de reverberación, utilización de métodos electroacústicos para variar la reverberación…). Actualmente el concepto de espacio para la música no debe someterse a la idea del auditorio clásico desarrollado durante el auge de la música sinfónica, debiendo evolucionar de la mano de las nuevas ideas y experimentos de las composiciones de vanguardia. En este sentido tenemos ejemplos de músicas, ya clásicas, ya que algunas se remontan a más de medio siglo, en cuya elaboración hay una conexión y una correspondencia con el espacio en el que ésta se representa (Stockhausen, Xenakis, Varèse, Boulez, Nono…). Además, la esfera artística en la que se crea la obra musical contemporánea se extiende cada vez más y se hace más pluridisciplinar. Así en muchos casos música, teatro, artes plásticas, danza, cine, arquitectura, diseño, informática, electrónica… empiezan a abandonar sectorialismos y a tender puentes de unión entre compartimentos hasta ahora Finalmente, en este breve repaso, no podemos dejar de señalar un problema endémico en nuestra música, muy relacionado con lo dicho anteriormente. Basta bucear un poco en los datos estadísticos recogidos en los anuarios de música clásica que elabora cada año la SGAE, para comprobar la exigua difusión del repertorio contemporáneo, problema que se agrava por la inexistencia de industrias editorial y discográfica que contribuyan a la difusión de la música contemporánea española. En definitiva, han sido 20 años de avances espectaculares en materia de infraestructuras musicales, fruto de un gran esfuerzo administrativo y económico (esencialmente público, sin apenas colaboración de entes privados), pero ha sido también una oportunidad perdida para situar a la música española en la vanguardia de la experimentación musical, de la experimentación arquitectónica y espacial con relación al sonido. José Luis Carles y Cristina Palmese REFERENCIAS Arquitecturas para la música. Pabellón de España. VI Muestra Internacional de Arquitectura, Venecia, 1996. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1996. Le Corbusier. Verso una architettura. Editado por Pieluigi Cerri y Pieluigi Nicolin. Milán, Longanesi, 1984. Forsyth. Building for music. Londres, Cambridge University Press, 1985. María José Quero, Marketing Cultural. El enfoque relacional de las artes escénicas. Red Española de Teatros, Auditorios y Circuitos de titularidad pública, Universidad de Málaga. SGAE. Anuario de la Música Española. www.sgae.es. Storia e progetti di teatri. Monográfico Zodiac 2. Milán, segundo semestre de 1989. Verso Prometeo di Luigi Nono. Editado por Massimo Cacciari. Milán, Ricordi, 1984. El catálogo del sello Brilliant Classics recoge la obra de los grandes compositores de la música clásica, en cajas multi-CDs. Ya a la venta en los centros CARREFOUR. 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 126 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA RAZONES PARA EL OPTIMISMO Expondré a continuación una breve visión sobre la evolución de la musicología española entre 1985 y 2005. El balance general no puede ser más que optimista, si comparamos la situación actual con el estado de la musicología en nuestro país hace veinte años. MUSICOLOGÍA Sin embargo, aquel año de 1985 supuso, en mi opinión, un antes y un después para nuestra musicología. Se conmemoraba el Año Europeo de la Música y como culminación de los actos programados tenía lugar un acontecimiento digno de mención, que iniciaría una revitalización de la investigación musical española: la celebración del Congreso Internacional España en la Música de Occidente, que se desarrolló en Salamanca entre el 29 de octubre y el 5 de noviembre de 1985, bajo la dirección de José López-Calo, Ismael Fernández de la Cuesta y Emilio Casares. Por otra parte, 1985 contemplaba el regreso de la musicología a la Universidad con la implantación de la primera Especialidad de Musicología en la Universidad de Oviedo. Asimismo, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, bajo la dirección de Antonio Martín Moreno, dedicaba un apartado especial a la recuperación de la música histórica española, y así por ejemplo se reestrenaban a nivel mundial dos óperas barrocas fundamentales en la historia de la música española: La guerra de los gigantes, de Sebastián Durón, y Los elementos, de Antonio Literes. También en 1985 se publicaba el libro Historia de la música española. Siglo XVIII, cuyo autor fue el citado profesor de la Universidad de Granada, Antonio Martín Moreno (con el cual se completaba los siete volúmenes de la citada Historia editada por Alianza): se trataba del primer intento de recopilar todo lo que se conocía hasta el momento sobre la música española dieciochesca, una época de extraordinaria creatividad musical. Las opiniones del autor sobre la necesidad de investigar y dar a conocer la producción musical de una parte significativa de los compositores españoles de aquel siglo siguen plenamente en vigor hoy día, pese a los veinte años transcurridos desde entonces. Por último, en 1985 se fundaba una nueva revista de musicología que venía a completar el parco panorama español en este campo: Nassarre. Revista aragonesa de Musicología. La enseñanza 126 En España son dos las instituciones que contemplan la musicología como titulación independiente: el conservatorio superior de música y la universidad. La musicología podía cursarse en el conservatorio como titulación superior desde 1966. Sin embargo, fue en los últimos años cuando tuvieron lugar dos hechos de gran relevancia para las aspiraciones de los estudios superiores de musicología en el conservatorio: por una parte, la equivalencia del título superior de conservatorio con el de licenciado universitario “a todos los efectos”, una reivindicación que otorgaba por fin el reconocimiento académico y social largamente esperado a los estudios musicales, abriendo con ello la posibilidad de que el titulado superior en musicología pudiera acceder al doctorado; en segundo lugar, la implantación de la LOGSE en el año 2000 (de manera experimental se aplicó la nueva titulación de musicología en el Conservatorio Superior de Salamanca en 1999) significó afianzar y consolidar definitivamente los estudios musicológicos, después de años de retraso en la entrada en vigor de dicha ley. Esta titulación, puede cursarse en los Conservatorios Superiores de Madrid, Salamanca, Murcia, Zaragoza y Sevilla, y está dividida en cuatro cursos, durante los cuales se estudian en calidad de “conocimiento central de la especialidad” cuatro asignaturas de Historia de la Música y otras cuatro de Análisis, correspondientes a los diferentes períodos históricos; como conocimientos comunes a otras especialidades se deben superar materias como Acústica, Armonía, Contrapunto, Estética musical u Organología, Coro/orquesta, entre otras; en tercer lugar, un grupo de asignaturas específicas de la especialidad como Archivística, Canto gregoriano, Notación, Metodología de la investigación, Piano complementario o segundo instrumento así como asignaturas etnomusicológicas (Fundamentos de etnomusicología y Música de tradición oral); por último, 33 créditos de asignaturas optativas y 20 de libre elección completan los 230 créditos en total que incluye la especialidad de musicología. La segunda especialidad de etnomusicología sólo puede cursarse en la actualidad en los conservatorios de Salamanca y Zaragoza. Uno de los retos aún pendientes y por resolver, contemplado asimismo en la LOGSE, es la realización del tercer ciclo de musicología en el propio conservatorio, para lo cual sería necesario establecer un acuerdo con una universidad que otorgara carta de naturaleza a los títulos de doctorado. Por lo que se refiere a la musicología en la universidad, desde mediados del siglo XIX, cuando fue suprimida por real decreto la cátedra de música que regentaba Manuel José Doyagüe en la Universidad de Salamanca a la muerte de éste en 1842, la enseñanza de la música había estado ausente de nuestra universidad. Si bien a lo largo de la segunda mitad del siglo XX se fundaron cátedras y aulas de música con el objetivo de difundir la cultura musical entre el estudiantado, no es hasta 1985, tal como mencionaba en la introducción de este artículo, cuando la enseñanza musicológica regresó a la universidad española. Ello generó una serie de controversias con el conservatorio, que por fortuna desde hace bastantes años están totalmente superadas, como lo prueba la composición de la actual junta directiva de la Sociedad Española de Musicología, donde están presentes tanto profesores del conservatorio como de la universidad. Si en 1985 los estudios de musicología en la universidad ofrecían el carácter de “Especialidad” en dos años, es a partir de 1995 cuando se reconoció por el Gobierno (Orden del Ministerio de Educación del 21 de septiembre de 1995, publicado en el BOE nº 232 de 28 de septiembre de 1995) el carácter de licenciatura de segundo ciclo dividida en dos cursos bajo la denominación de Historia y Ciencias de la Música: el actual título contempla asignaturas troncales tales como Historia de la Música (cuatro cursos), Notación musical (dos cursos), Etnomusicología, Tecnología musical, Historia del Pensamiento Musical, Métodos y Técnicas de investigación musicales, y Patrimonio Musical español e iberoamericano, así como asignaturas obligatorias y optativas que varían según la universidad pero todas incorporan el análisis musical. La carga total lectiva de esta licenciatura se eleva a 127, 5 créditos, que algunos docentes universitarios consideran insuficiente. Las universidades que en la actualidad ofrecen el título de Historia y Ciencias de la Música son Oviedo, Salamanca, Granada, Valladolid, Autónoma de Barcelona, La Rioja, Complutense de Madrid, 126 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 127 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Autónoma de Madrid y San Vicente mártir de Valencia. Sí quisiera hacer una mención especial a la novedad que representó la implantación de la carrera de Historia y Ciencias de la Música en 1999 en la Universidad de La Rioja por su carácter no presencial. En efecto, los alumnos siguen los estudios utilizando los medios que posibilitan las nuevas tecnologías y sólo tienen que desplazarse a Logroño para examinarse. Del éxito de esta iniciativa da cuenta el actual número de alumnos que están matriculados en los dos cursos: en torno a los 750, procedentes de toda España. Sin embargo, una gran preocupación se ha cernido entre los profesionales de la musicología en la Universidad. Cuando se creía que después de diez años de aplicación el título de Historia y Ciencias de la Música estaba plenamente consolidado, la aplicación del Convenio de Bolonia ha suscitado la intranquilidad debido a la posibilidad de que los títulos de segundo ciclo se reconviertan en masters, con lo que la duración y la carga lectiva se reducirían. Una tercera vía de enseñanza musicológica viene dada por la reciente creación de la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), si bien más cercana en sus planteamientos y en la duración de la carrera de musicología (cuatro años) al Conservatorio que a la Universidad. Presenta un plan de estudios muy atractivo que lo acerca a los grandes centros de estudio europeos y norteamericanos y sobre todo, la posibilidad de llevar a cabo prácticas externas en un organismo durante los dos últimos cursos (radio, estudio de grabación, monasterio, archivo, biblioteca, etc.). Su carga lectiva total asciende a 325 créditos y puede cursarse tanto la especialidad de Musicología histórica como la de Etnomusicología. La implantación por primera vez en un centro español de un departamento de música antigua, donde pueden estudiarse la totalidad de los instrumentos históricos, supone asimismo una novedad significativa por sus implicaciones con la musicología. La investigación Durante estos últimos veinte años es indudable que ha aumentado el apoyo de entidades públicas y privadas a la recuperación, edición y grabación del patrimonio musical hispano, que Higinio Anglés no dudó en calificar de “glorioso”. Sin embargo, tal apoyo se ha revelado totalmente insuficiente por parte de los organismos oficiales y no se ha podido traducir en la urgente recuperación de la música española histórica, aunque en estos últimos años se ha avanzado notablemente, sobre todo gracias a la labor de la Sociedad Española de Musicología (Sedem), el Instituto Complutense de Ciencias Musicales, la sección de música antigua de la Institución Fernando el Católico, la Fundación Caja Madrid, el Centro de Documentación Musical de Andalucía, la Fundación Juan March, etc. En un esclarecedor artículo publicado en la Revista de Musicología en 1995 (Teoría, análisis, crítica: reflexiones en torno a ciertas lagunas en la musicología española), Miguel Ángel Roig Francolí afirmaba que la investigación española se caracterizaba por un exceso de positivismo, basado en la acumulación, presentación y observación de textos y datos, al margen de su interpretación crítica, centrándose en esquemas cronológicos evolutivos y lineales. Un modelo que ha sido cuestionado —Joseph Kerman ha sido uno de los autores que más ha discutido los problemas y limitaciones de este método— y que ha caído en desprestigio. Aludía Roig Francolí a la falta de interés por cuestiones analíticas que sufre la musicología hispana y abogaba para que se otorgara mayor atención al análisis musical en la enseñanza de la musicología. Aunque todavía se publican trabajos de esta naturaleza (un reciente ejemplo lo encontramos en un libro de 600 páginas sobre la capilla de música en la Catedral de Toledo entre 1700 y 1760, que no contiene ¡ni una sola nota musical!), lo cierto es que se está imponiendo cada vez más enfoques que optan por una visión crítica y analítica de nuestra historia musical, encuadrando el fenómeno musical en su contexto histórico, compositivo e intelectual. Nadie duda de la necesidad de seguir recopilando datos o transcribiendo las partituras de los diferentes maestros de capilla y compositores españoles pero sin olvidar que ello no constituye el objetivo final sino el medio para llegar a conclusiones que nos permitan un mejor conocimiento y profundización en un estilo y período musical concreto. Como tareas pendientes de la investigación musicológica española cito las siguientes: 1) Completar la catalogación de los fondos musicales de archivos, bibliotecas, colecciones particulares, etc. que se encuentran aún inéditos. Sin esta labor previa, la transcripción, estudio, análisis, interpretación y grabación del inmenso repertorio musical que todavía está por recuperar se revela imposible. A este respecto, sí quisiera citar la magna labor llevada a cabo por el padre José López-Calo, pionero en la difícil pero necesaria tarea de catalogación de los fondos musicales de nuestras catedrales: gracias al decidido apoyo de la Fundación Juan March, el padre López-Calo pudo finalizar la catalogación de las obras musicales así como la transcripción de las actas capitulares conservadas en los archivos catedralicios de Castilla-León. Ello ha permitido la realización de numerosos trabajos de investigación y tesis doctorales. 2) Transcribir y publicar la opera omnia de los principales compositores españoles. Es sintomático que de ningún maestro de la Real Capilla de Madrid entre el siglo XVI y XX se hayan publicado sus obras completas. 3) Establecer una mayor relación entre musicólogos e intérpretes. El trabajo de investigación del musicólogo español debería tener una mayor aplicación práctica. Ello se debe a la falta de acuerdos con las agrupaciones musicales y entidades (auditorios y teatros) de nuestro país y a la falta de interés de éstas por recuperar un patrimonio que quizá no sea tan popular o conocido como el repertorio tradicional. En este sentido, constituye una excepción y un ejemplo a imitar que buena parte de las zarzuelas y óperas españolas editadas por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales sean representadas en el Teatro de la Zarzuela. 4) Dedicar mayor atención a la música española del siglo XX. El conocimiento y evaluación de la música contemporánea de nuestro país —viable mediante la interpretación y el estudio analítico— está aún por realizar, pese a los meritorios esfuerzos que hasta el momento se han llevado a cabo. 5) Concienciar a la sociedad española y a las principales instituciones públicas y privadas (fundamentalmente las fundaciones de carácter cultural) para que apoyen decididamente la recuperación y difusión del patrimonio musical de España mediante una labor de mecenazgo. Pese a estas carencias, es indudable que la investigación 127 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 128 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA musicológica en España ha dado un giro radical en los últimos veinte años. Baste como botón de muestra que en 1985 la lectura de una tesis doctoral sobre música en cualquier universidad española constituía todo un acontecimiento académico por lo inusual, pero veinte años después se ha elevado a la categoría de normal el hecho de defender una tesis doctoral de temática musical en cualquier facultad española. Por otra parte, no se puede olvidar al estímulo que para la investigación musical española supuso la fundación en 1977 de la Sociedad Española de Musicología (Sedem), compuesta en la actualidad por 800 socios. Esta asociación científica y cultural aglutina a la mayoría de los musicólogos españoles y ha llevado a cabo una labor esencial para fomentar y divulgar la musicología española. Los diferentes presidentes de la Sedem (Samuel Rubio, Ismael Fernández de la Cuesta, Dionisio Preciado y, en la actualidad, Rosario Álvarez) han desarrollado una labor ingente a favor de nuestra musicología que se ha traducido en publicaciones, la edición de una revista, la organización de congresos y encuentros, la convocatoria de un concurso de investigación, y la más reciente novedad de la Sedem, consistente en una interesantísima serie de grabaciones de discos (El patrimonio musical hispano) relativos a la música española, gracias a la cual se han dado a conocer obras fundamentales de nuestra historia, tales como los cuartetos de Canales, misas de José de Torres, obras de José de Nebra y Carlos Patiño, etc. Por otra parte, la Sedem ha organizado varios congresos con gran afluencia de asistentes, cuyas actas han sido asimismo publicadas, y fue la anfitriona del XV Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología, celebrado en Madrid en 1992. Asimismo ha organizado simposios y encuentros sobre temas concretos (Alfonso X el Sabio y la Música, La música para teatro en España, Musicología y Música contemporánea, o el más reciente sobre Luigi Boccherini, que se habrá celebrado cuando estas páginas salgan a la luz). Es lamentable que el apoyo institucional y económico a la Sedem nunca se ha correspondido con la ingente labor realizada desde 1977. En mi opinión, nunca se ha realizado tanto con tan pocos medios. Siempre gozó la Sedem del apoyo económico del Ministerio de Cultura pero tal apoyo ha sido y es sencillamente raquítico. Uno de los hitos más relevantes de la investigación musical española fue la publicación entre 1999 y 2002 de los diez volúmenes del Diccionario de la música española e hispanoamericana, quizá la aportación más ambiciosa y significativa de la musicología española en los últimos tiempos: dicha obra constituye el fruto del trabajo científico de más de 600 musicólogos procedentes de todo el mundo que, bajo la dirección y coordinación de Emilio Casares, redactaron los diferentes artículos a lo largo de once años. La edición 128 La primera impresión que se tiene en la actualidad del estado de la edición musical en nuestro país no puede ser sino optimista. Son numerosas las instituciones tanto públicas como privadas que se han mostrado interesadas en apoyar las diferentes propuestas de la investigación musical española. Varios problemas sin embargo impiden que las aportaciones de los musicólogos españoles y de los hispanistas tenga una mayor repercusión y proyección internacional: 1) La distribución, quizá el mayor reto al que se enfrenta la edición musical española y que todavía no se ha solventado; creo que es significativo de lo que estoy afirmando que la principal distribuidora de libros musicales españoles ni siquiera tenga una página web propia, lo cual limita la difusión y conocimiento a nivel internacional de nuestra música. 2) La escasa presencia editorial española en las diferentes ferias musicales internacionales, si la comparamos con otros países de nuestro entorno. 3) La escasa tirada y la mínima propaganda de algunas publicaciones musicológicas, cuya difusión se limita al ámbito geográfico en el que está situada la editorial o institución que patrocina dichas publicaciones. En los años de la postguerra española, la única iniciativa editorial relevante de la musicología española estaba protagonizada por los excelentes Monumentos de la música española, publicados por el Instituto de Musicología (CSIC), fundado por Higinio Anglés en Barcelona. Sin embargo, el panorama de la edición musical española en estos últimos veinte años se ha transformado de manera radical pues, como dije anteriormente, son numerosos los organismos públicos y entidades privadas que se han sumado a la recuperación de nuestro patrimonio. Necesitaría varias páginas para poder glosar las realizaciones que han llevado a cabo diversas entidades como es el caso de la citada Sociedad Española de Musicología, con varias series de publicaciones de primera línea, gracias a las cuales se ha recuperado la obra de compositores esenciales de nuestra historia musical (Sebastián López de Velasco, Francisco de Peñalosa, Antonio Soler, Carlos Baguer, José de Torres, etc.), a la cual se añade la ya citada serie de grabaciones: creo que se trata esta última de una iniciativa digna de todo elogio, pues en algunas ocasiones las ediciones musicales en nuestro país tienen una repercusión muy limitada al circunscribirse a la propia edición en papel. No quisiera dejar de citar, aunque sea brevemente, la labor realizada por la sección de música antigua de la Institución Fernando el Católico, la cual ha desempeñado un papel preponderante en la difusión y conocimiento de la producción musical de los compositores aragoneses. Por su parte, el impresionante catálogo de obras publicadas por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales ha significado la recuperación y la reposición de un gran número de zarzuelas y óperas entre los siglos XVII y XX, sin olvidar las reducciones para voz y piano, la música instrumental, estudios y manuales de gran utilidad, reedición de obras clásicas de nuestra musicología, etc. Asimismo, la Fundación Caja Madrid viene desarrollando un ambicioso plan de publicaciones bajo el título de Patrimonio musical español: 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 129 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA la música en los monasterios reales de Madrid, el Códice de Madrid, el Códice de las Huelgas o la música inédita de Cristóbal de Morales, son sólo un ejemplo de sus realizaciones, algunas de las cuales han visto asimismo la luz pública gracias a su grabación sonora. Las revistas La revista decana es Anuario Musical, órgano de la Unidad Estructural de Investigación-Musicología del CSIC, con sede en Barcelona. Durante muchos años el Anuario Musical fue la única voz de la musicología hispana, por lo que su labor fue fundamental en una época sumamente difícil, dado el escaso apoyo e interés que suscitaba la investigación musical española. Gracias a la tenaz labor de Higinio Anglés, Anuario Musical se convirtió en el único medio que aglutinaba las escasas investigaciones que sobre nuestra música se desarrollaban en nuestro país. Afortunadamente, en estos últimos veinte años el panorama de las revistas musicológicas españolas ha variado notablemente. Creada en 1978, de la Revista de Musicología, órgano científico de la Sociedad Española de Musicología, se han editado hasta el momento 27 volúmenes. El buen estado de salud de nuestra musicología queda patente por el prestigio alcanzado por esta revista, en la que colaboran reconocidos musicólogos españoles y extranjeros. Además de los propios artículos científicos, cuenta con secciones fijas dedicadas a textos históricos, catalogación de fondos musicales, reseñas, tesis doctorales, bibliografía y noticias. Ya cité en la introducción que la fundación de la revista Nassarre en Zaragoza, en 1985, supuso, entre otros factores, un despegue decisivo para nuestra musicología. Publicada por la Institución Fernando el Católico, a pesar de tratarse de una Revista aragonesa de musicología, ha sabido convertirse en un eficaz y prestigioso medio para el mejor conocimiento y divulgación de la historia musical española. Diez años después, alumbraron tres revistas. Por una parte, la revista Música, editada por el Real Conservatorio Superior de Música, y más concretamente su Departamento de Musicología, de la cual se han editado hasta el presente seis volúmenes; una de las cualidades de esta revista es la incorporación de partituras inéditas. Asimismo, en 1995 nació la revista Quodlibet, publicada por el Aula de Música de la Universidad de Alcalá de Henares: aunque incide en temas pedagógicos, no excluye artículos de contenido musicológico e incluso ofrece traducciones al español de artículos publicados originalmente en otras revistas, como la inglesa Early Music. Por último, la revista Cuadernos de música iberoamericana, publicada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales, ha editado hasta el momento nueve volúmenes y plantea un amplio marco de investigación al abarcar la tantas veces olvidada música de los países de Hispanoamérica. No quisiera finalizar esta breve reseña sobre las publicaciones periódicas sin dejar de citar otras revistas, que sin ser musicológicas, han aportado su grano de arena a la notable mejoría de nuestra investigación musical: me estoy refiriendo en concreto a los dosieres de la revista SCHERZO, algunos de los cuales ofrecen un alto nivel de especialización (temas dedicados por ejemplo a Antonio de Cabezón, a las capillas reales, a la tonadilla, al teatro musical hispano del barroco, a la música hispanoamericana, a Ramón Carnicer, a Boccherini, etc.). Por último, el éxito internacional de la revista especializada en música antigua Goldberg —con ediciones en español, inglés y francés— demuestra que las iniciativas editoriales que parten de España pueden tener una gran aceptación cuando se llevan a cabo desde la seriedad. Paulino Capdepón Verdú 129 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 130 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA VIVA LA GENTE EDUCACIÓN Los españoles merecemos una nota alta a la vista de las mejoras habidas en la educación musical en los últimos veinte años. Hay que felicitarse, pero también respirar hondo y reconocer lo mucho que queda por avanzar. En el plano político, pese a los visibles avances de diversas administraciones públicas, algunos gobiernos no han estado a la altura de las circunstancias. Yanira es una joven violinista que ha estudiado cuatro años en la Guildhall School of Music and Drama y que ahora viaja de vez en cuando a Londres para dar una clase con su profesora, a la que profesa una evidente admiración. SCHERZO no celebra en este número su 125 aniversario, como la Guildhall, sino “sólo” 20 años de trayectoria. Cuando salió a la calle el primer número de SCHERZO, Yanira tenía cuatro añitos. Podríamos imaginar cómo sus padres, en la isla de La Palma, pensaron un día que sería bueno que su hija aprendiese a tocar un instrumento. La matricularon en la Academia Insular de Música, hoy Escuela, y desde entonces la chica no ha parado. De la pequeña escuela de música pasó al Conservatorio de Tenerife, después al de Madrid y después a Londres. Ha tocado tres años en la JONDE y lo que más le apetece ahora es encontrar un trabajo de profesora en una escuela de música, con lo que el círculo se cierra y a la vez se abre para que nuevas “yaniras”, en este curso o en el siguiente, se acerquen por primera vez al violín, al trombón, al canto o a la batería, y echen a volar su imaginación sobre qué harán con la música cuando sean mayores. Han sido veinte años decisivos para Yanira y para mucha gente que ha visto cómo aumentaban sus opciones a la hora de acercarse a la música como profesionales y como aficionados, como intérpretes y como público, como profesores y como alumnos. No cabe duda de que en estos veinte años la educación musical ha mejorado en muchos niveles. De hecho, uno de los principales avances ha sido el de abrir el número de opciones y de niveles dentro de la educación musical. Hoy se puede estar en contacto con la música de muchas y nuevas formas: hay cientos de escuelas de música en las que los alumnos son mayoritariamente aficionados, ha crecido muy visiblemente el número de conservatorios, se imparte la asignatura de música a lo largo de toda la enseñanza obligatoria, las universidades incluyen cursos de música dentro de su oferta de cursos de humanidades, ha aumentado el número de coros, de auditorios, de orquestas, conciertos, tiendas de discos, etc. La democracia ha traído consigo esta democratización de la enseñanza y de la cultura musical, que ha consistido en que hoy el menú de posibilidades es más amplio y responde mejor a lo que queremos como sociedad. De todos los colores 130 El balance, por lo tanto, no puede sino ser optimista. Sin triunfalismos, pero optimista. De hecho, titulamos este balance con un explícito “viva la gente” porque este evidente impulso ha nacido, principalmente, de las personas. La necesidad de mejorar, en el sentido más amplio, el acceso a la cultura y al conocimiento ha sido el motor de los cambios, y algunos frenos, algunas lentitudes o cierta desidia han venido de los gobiernos, grandes y pequeños, de algunos ministerios y de algunas consejerías o ayuntamientos que han mirado para otro lado cuando toda la sociedad les pedía que mirasen al frente. No se puede pintar, ni mucho menos, un cuadro en blanco y negro, porque una de las grandes mejoras del acceso a la educación musical la han protagonizado los políticos: numerosos ayuntamientos, a menudo pequeños, han creado, con el apoyo de los gobiernos autonómicos, unas bien merecidas escuelas de música. También hay numerosos casos en los que los ciudadanos han mostrado los dientes a ciertos cambios políticos que con el tiempo se ha visto que iban por el buen camino. Un ejemplo claro de esto es el actual deporte nacional consistente en denostar la LOGSE, como si una ley de educación pudiera cambiar hasta el sabor del gazpacho. Si está usted inquieto, preocupado, quede con un grupo de amigos y critique la LOGSE. Verá qué a gusto se queda. En el campo de la música, la LOGSE supuso la entrada de la asignatura de música en la enseñanza obligatoria por la puerta grande, un avance artístico que muchos países desarrollados no han alcanzado y que se debe sopesar bien antes de despreciarlo con la vehemencia con la que algunos lo hacen. También recuerdo cómo alguna escuela de música pasó por momentos difíciles, con los vecinos más que enfadados y en contra, cuando hoy todos se felicitan y enorgullecen de su centro. Organicemos, por lo tanto, estos veinte años en algunas parcelas, un tanto artificiales pero convenientes para tener una imagen de un periodo tan prolongado y prolífico en novedades. Arte y ley Es habitual oír decir que importa poco a la gente enterarse de cómo son las leyes por dentro, y cualquiera entiende que leer el BOE no es una de las cosas más entretenidas que hay, pero lo cierto es que los cambios legislativos han abierto puertas y ventanas en un entorno legislativo en el que hacían falta grandes cambios, porque nuestro marco legal venía de la época de Franco, y a veces de la época del bisabuelo de Franco. Las leyes son como los zapatos: llega el día en que ya no valen suelas nuevas y hay que comprar unos nuevos. Por otra parte, la importancia de los cambios legales se ve cuando es tarde y la ausencia de legislación entorpece o impide aquello que a todos nos parecería razonable. Hay muchos ejemplos, pero insistiré en uno que me importa especialmente: los aspirantes a profesores de música, como los de idiomas o deportes, deberían ser, lógicamente, personas que han pasado una prueba de aptitudes y actitudes, y no alumnos que han sacado la nota x en selectividad. Si aspira usted a ministra o ministro de educación, acuérdese de esto por favor cuando acceda al cargo, porque nos haría a todos un gran favor. Los interesados en leer un análisis histórico y meticuloso del desarrollo de las leyes y normas referidas a educación musical deben dirigirse a la serie de artículos publicados por Elisa Roche en diversos números de la revista Doce Notas (www.docenotas.com), que describen con gran detalle qué ha pasado en la educación musical desde el punto de vista normativo. Dentro del mundo de la educación musical se ha criticado con mucha dureza la LOGSE, pero pocos quieren reconocer que el esfuerzo de trabajo realizado en aquellos años por diferentes equipos ministeriales está aún por igualar. 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 131 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Independientemente de los criterios y de la orientación ideológica, ha habido gobiernos que han puesto medios para trabajar en este campo mientras que otros han sido preocupantemente ineficaces. Los cambios que había que acometer eran de gran envergadura, porque heredábamos un sistema legal muy anticuado y había que inventar uno nuevo. Después de aquello, el PP hizo un verdadero alarde de pasividad y de incompetencia, llegando a aprobar toda una nueva ley que ninguneaba a un importante sector de la enseñanza de la música al no dignarse ni siquiera a mencionarlo. Atrás queda un esfuerzo normativo que dio lugar, por ejemplo, a una nueva regulación del Grado Superior de Música, es decir, los estudios que hay que cursar para dedicarse profesionalmente a la interpretación, composición, enseñanza, etc. De nuevo, las críticas son abundantes, pero rara vez tienen en cuenta el gran paso dado para que estos estudios dejaran de ser un auténtico esperpento conceptual dentro del sistema educativo general. Los españoles ya no tenemos que ir explicando por el mundo esa rareza de que la carrera de piano dura diez años, ni otras lindezas de las que nos ha librado una decisión política valiente, si bien hoy es fácil decir que era evidente. Sería interesante proponer una vuelta a cómo era exactamente el plan de estudios derogado y ver cómo reaccionarían los que tan poco aprecian el actual. Los últimos pasos del PSOE son, por el contrario, decepcionantes, sobre todo cuando se comparan con los que el mismo partido tuvo el valor de dar en circunstancias menos favorables que las que hoy vivimos. Al lado de aquellos grandes pasos, alla Arantxa Argüelles, estos no son ni pasitos de chotis. Tal vez las circunstancias permitan hoy menos cambios fulgurantes, pero hemos visto recientemente que la práctica totalidad de los Premios Nacionales de Música consideraban miope y carente de ambición el planteamiento gubernamental de la nueva ley de educación para la enseñanza superior de la música. Obligatoria, especial o superior La enseñanza de la música se reparte, a grandes rasgos, en tres sectores: el de los colegios/institutos, el de las escuelas de música y conservatorios, y el de la enseñanza superior en conservatorios/escuelas superiores y universidades. En todos ellos los cambios son notables y las mejoras visibles. Sin embargo, al ser un sector sujeto a las disposiciones legales, a los vaivenes políticos o a la distribución territorial de competencias, pocos de los protagonistas del sector se muestran abiertamente satisfechos. Esa falta de satisfacción tiene algo de predisposición crónica a la queja, algo que desde estas páginas hemos querido siempre combatir. No hay nada más dañino para el sector de las enseñanzas artísticas que las actitudes victimistas basadas en prejuicios y conceptos manoseados. A menudo estas quejas provienen de personas, grupos o instituciones que se sirven de ellas para ocultar problemas propios. Nosotros apostamos por el optimismo y en este caso es fácil hacerlo, puesto que los cambios y los avances son innegables. En la enseñanza obligatoria hemos vivido una universalización nunca antes imaginada del acceso a la música como asignatura. Se ha sido muy crítico con este sector de la enseñanza obligatoria y a veces simplemente se ha ignorado su importancia. Sin embargo, cualquiera que tenga un hijo en el colegio sabe que una clase de música bien dada proporciona a los niños una “normalidad” artística, desde el punto de vista de sus aptitudes más básicas, difícil de superar. Podemos decir que gracias a ese paso dado en los años 80 hoy nos damos cuenta de lo injusto que sería privar a los niños españoles de una formación musical básica. El problema de esta enseñanza musical, sin embargo, no queda resuelto con un número determinado de horas de clase. Al igual que ha sucedido con la enseñanza de los idiomas, la música no ha calado como asignatura práctica. Dicho de otra forma, pese a los esfuerzos, no hemos aprendido a preguntar por el metro en inglés ni a entonar Asturias, patria querida. Sobre la enseñanza en general ha pesado el enfoque teórico y se ha descuidado preocupantemente el enfoque práctico. De hecho, muchos músicos hoy piensan todavía que lo más importante de una buena formación musical es aprender a leer partituras, como si las partituras nos enseñasen a escuchar, a entonar, a desarrollar el gusto, la concentración, el discernimiento o la memoria musicales. La analogía con el inglés nos vale para decir que los niños deberían aprender la gramática hablando, no mirando un libro. Las escuelas de música son los centros que han permitido decir que los españoles podemos ya considerar la música una afición normal. Hoy parece increíble, pero hasta que no hubo escuelas de música no existía una fórmula legalmente contemplada para crear un centro en el que la mayoría de los alumnos estudiase música por el gusto de hacerlo. Es decir, que antes para estudiar por afición había que engañar al profesor y decirle que sí, que la niña se lo estaba tomando muy en serio y que se iba a aplicar por aquello de que la carrera de música es tan exigente, bla bla, bla, etc. Qué alegría poder sonreírnos, y sin embargo, qué agradecidos debemos estar a quienes lo han hecho posible, desde los ministerios, consejerías, diputaciones, ayuntamientos y asociaciones de vecinos hasta los mismísimos alumnos. Dentro de este atractivo panorama, las grandes ciudades suspenden. Madrid, por ejemplo, ofrece una cantidad de plazas en escuela de música que sería aceptable en León, pero que en la gran ciudad es insignificante. Ni siquiera existe un plan de crecimiento que asuma la dimensión de esta carencia. Una pena y, por qué no decirlo, un retrato patente de principios políticos visiblemente mejorables. 131 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 132 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Festivales, cursos, publicaciones 132 SCHERZO y sus diversas secciones son un claro exponente de lo que es hoy la oferta de conciertos, de cursos, de CDs, DVDs, disco-libros y cómo no, de publicaciones especializadas. Algunas instituciones apostaron hace años por enriquecer el panorama educativo y pusieron en marcha cursos que con el paso de los años han demostrado ser necesarios y respetados. Un ejemplo conocido son los cursos de especialización musical de la Universidad de Alcalá, pero hay otros: la Caixa, la Universidad de Granada, la Universidad Menéndez Pelayo. Entre todos han elevado notablemente la calidad de la oferta educativa especializada, han suplido carencias y han prestado atención a la formación de profesores, algo que siempre hemos necesitado. También han aumentado, para alegría de varias generaciones de jóvenes músicos, los cursos de verano, los seminarios, los talleres y en general las clases que hacen hoy normales cosas que no lo eran hace veinte años. Por ejemplo, un curso de percusión india, unas clases magistrales de clave, un seminario de composición contemporánea, un curso de flamenco en Radio Nacional, o cualquier cosa que ya no llama la atención, por suerte, pero que hubo momentos en los que eran para unos pocos afortunados. Menos vistosos, pero tan necesarios como el agua, han sido los cursos de formación del profesorado que se han celebrado por cientos y hasta miles en todos los rincones de España. Unas veces como profesor y otras como alumno he podido festejar la naturalidad con que todos aceptaban lo importante que era seguir formándose. Se ha perdido, afortunadamente, el sabor de ocasión irrepetible que al principio destilaban algunos de estos cursos. Se ha ganado en calidad de la oferta, y, cómo no, en la mejor formación del profesorado. Tal vez el mayor valor de una actividad formativa para un profesional, por abstracto que parezca, sea la posibilidad de reflexionar sobre lo que hace en diálogo con otros. Para el gerente de una cadena de supermercados esta parece una necesidad completamente prescindible, pero en el caso de la música no debemos olvidar dos cosas. La primera, las lagunas formativas de un sistema aún no articulado debidamente. La segunda, y con ello volvemos a Yanira, la escandalosa falta de previsión de un sistema educativo que necesita un 80% de profesores y pone en la puerta de sus centros superiores el cartel de “se necesita un 80% de solistas”. Este escándalo es generalizado en el mundo en el sentido de que el principal reclamo de las más prestigiosas escuelas sigue siendo la carrera de solista, mientras que la realidad muestra que un porcentaje muy elevado de los alumnos acaban desarrollando carreras docentes. En España tenemos un buen ejemplo con algunos alumnos aventajados de la Escuela Reina Sofía. Incluso una escuela tan selectiva y orientada a la interpretación produce músicos como los integrantes del Cuarteto Casals, hoy reputados intérpretes y a la vez profesores en conservatorios o escuelas superiores de España. Mientras que la formación pedagógica tiene sentido incluso en ese entorno, seguimos pegados a un modelo en el que los centros superiores casi se avergüenzan de ofrecer una buena formación para futuros profesores. Cosas que pasan. Yanira, al igual que muchos de sus compañeros de generación, tiene vocación, le gusta dar clases y busca trabajo como profesora. Sin embargo, ¿cuántos de los centros por los que han pasado Yanira y sus amigos ha puesto alguna vez el acento en la formación de futuros profesores? No es nada fácil que un centro de formación musical superior asuma la contundente realidad de la estadística y proclame como principal objetivo la formación de un ochenta por cien de sus alumnos como futuros profesores. Así, más o menos es como están las cosas. Sin embargo, sí debería ser fácil que un gobierno promoviese o incentivase decisiones en este sentido. Seguimos creyendo en la teoría del pelotazo pedagógico, que se puede formular más o menos como sigue: “para ser un buen profesor hay que ser un buen músico, y punto”. El punto es muy importante, porque claro que hay que ser un buen músico, pero ¿dónde se aprende lo demás? Estudiar en el extranjero La elección de Yanira para presentar este balance no es casual. Estudiar una carrera o parte de la misma en otro país europeo no es necesariamente sinónimo de carencias ni de nada parecido. De hecho, España es uno de los países que más alumnos Erasmus recibe y sería difícil demostrar que se deba a una notable superioridad universitaria frente a Inglaterra, Francia o Alemania, por ejemplo. En la mayoría de los estudios superiores hemos alcanzado una normalidad que no es tan sorprendente, puesto que tenemos una tradición universitaria que nos ha dado fuerza para superar altibajos político-económicos, por intensos o prolongados que estos hayan sido. Sin embargo, no sucede lo mismo en los estudios superiores de música, nunca consolidados en la historia moderna de España y, lo que es más llamativo, aún hoy tratados como “problema” en los planes de un modernísimo Ministerio de Educación. Yanira, como tantos otros, ha elegido irse a otro país nada menos que después de terminar sus estudios superiores en España, para obtener un título probablemente equivalente en valor académico, pero notablemente superior en resultados tangibles. La comparación internacional es una 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 133 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA prueba necesaria para la evaluación de un sistema de enseñanza superior que forma a profesionales que compiten en la esfera internacional. Desde ese punto de vista, no debería existir ningún motivo por el que un alumno tuviera que aceptar que su formación superior vale menos fuera de su país que dentro del mismo. Está bien mirar con optimismo los grandes avances, los notables esfuerzos y los evidentes logros, pero ahora nos quedamos con el lado oscuro de la moneda: parece una broma pesada que tardemos más de veinte años en enderezar esta situación y parece de una gran ineficacia proponer, en 2005, una reforma legal que no se atreve a mirar al futuro. La educación desde salas de conciertos y festivales Hoy contemplamos con normalidad cómo nuestros hijos asisten a conciertos didácticos, pero esta normalidad es también el resultado de un proceso que ha llevado tiempo y que necesita seguir su expansión. Dentro de esta modalidad hay ejemplos bien conocidos en la televisión, pero también una importante labor desarrollada en numerosos puntos de la geografía española. Los hay para todos los gustos y edades y, lo que es más interesante, en algunas ocasiones van acompañados de materiales, actividades, grabaciones y otros documentos que les confieren un carácter menos efímero y que los hacen accesibles a un público más amplio. Si alguien piensa que un concierto destinado a niños o a jóvenes es algo raro, que se detenga antes a pensar en lo “raros” que son los conciertos habituales, destinados a públicos cuya media de edad supera los sesenta años. Este es un campo fértil y abierto a la innovación. La entrada de otros estilos musicales, la mayor implicación de todos los integrantes de las orquestas o grupos musicales y de las instituciones que las representan, la cooperación entre diversos actores del entorno público y privado, y la adaptación a las preocupaciones de nuestros niños y jóvenes tienen el futuro abierto a un deseable florecimiento de estas iniciativas. Una espinita menos La composición de las orquestas tal vez siga siendo, como lo era hace veinte años, abundantemente extranjera. Sin embargo, las cosas han cambiado y mucho. Ha aumentado el número de orquestas y auditorios como cualquier lector de SCHERZO ha podido comprobar sobradamente. No sólo han crecido las orquestas profesionales, sino que nos interesa especialmente el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las jóvenes orquestas. Mientras que hace veinte años nos preguntábamos tal vez de dónde saldrían los jóvenes músicos suficientemente preparados para esta tarea, hoy vemos que se forman con toda solvencia conjuntos orquestales jóvenes en numerosas comunidades autónomas. Hay que reconocer al sistema educativo y muy especialmente a los conservatorios de grado medio y superior su excelente labor. Gracias en gran parte a su trabajo y a sus aciertos nos podemos quitar hoy la espinita de la falta de músicos capaces para tocar en estas orquestas y, paulatinamente, en las orquestas profesionales. Yanira La historia de Yanira representa a muchos que como ella han tenido una trayectoria musical distinta de la que tuvimos en los 50, 60, 70…, pero lo más importante es que hoy están naciendo muchas yaniras y yaniros a los que tenemos entre todos la responsabilidad de ofrecer un contacto con la música cada vez más rico. Suerte a todos. Pedro Sarmiento 133 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 134 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA FE EN LA CREACIÓN COMPOSICIÓN Me pide SCHERZO que comente el recorrido de la música española contemporánea a lo largo de los veinte años de vida de esta publicación. Entre otras probables limitaciones, me faltan tiempo y sosiego para desarrollar un ensayo con el rigor que el tema merece, pues, efectivamente, es tan rico que hasta podría ser argumento interesante de libro. Han pasado muchas cosas, sí, no sólo las lógicas y naturales que el paso del tiempo lleva consigo, sino también otras fruto de cambios profundos que, al lado de la normal evolución de la vida musical y concertística, apuntan a caracteres estéticos, sociales y de política musical. 134 Un hecho ejemplifica lo que acabamos de señalar. En 1965, cuando el autor de estas líneas llegó a Madrid y comenzó a personarse en esto de la música, asistiendo a todas las convocatorias —entonces se podía ir a todo, y aún había días en blanco—, la música del momento era un revoltijo tan embarullado como apasionante. Vivían y componían Óscar Esplá, Federico Mompou, Joaquín Rodrigo, Ernesto Halffter, Xavier Montsalvatge, Francisco Escudero…, representantes de opciones estéticas enraizadas bastante atrás (todos los cuales, salvo el primero, han fallecido en la era SCHERZO) mientras que, a la vez, pugnaban por hacer oír sus voces jóvenes compositores que encontraban muy serios obstáculos: no ya por jóvenes, sino por practicantes de un lenguaje nuevo que provocaba extrañeza, a menudo rechazo y hasta, en ocasiones, indignación. Entre unos y otros, dos generaciones intermedias un tanto ocultas por el fragor de la batalla entre los extremos. Fueron los tiempos de la fractura, una fractura de la que se sigue hablando, en mi opinión por inercia, pues creo que ahora no hay tal. Ahora hay, por supuesto, músicas de ayer que se quieren oír siempre, sobre las cuales hay “demanda”, y músicas de hoy que nacen porque sus creadores sienten necesidad de escribirlas, no porque el público las necesite: innegablemente, hay un público para ellas, pero es un público reducido; el “grande” las oye cuando se las encuentra, con el recelo que en cualquier materia provoca lo nuevo y desconocido, y, oídas, unas veces las recibe con desprecio o con indiferencia y otras con discreta cortesía o incluso —en ocasiones— con aplauso franco. Pero reina en el ambiente de los filarmónicos más despegados de la profesión —los oyentes “puros”— una sensación de que estrenar no es una amenaza ni una provocación, sino un hecho cultural que no se puede taponar, salvo en las actividades programadas al margen por completo de la Administración y de cualquier línea de acción político-cultural, que son muy pocas. Esto no es guerra, ni fractura, sino algo muy distinto: cuestión de gustos, preferencias, tendencias e inercias, algo que nunca ha faltado ni puede faltar y que, por lo tanto, es perfectamente calificable como normal. Pues bien, en 1985, cuando SCHERZO echó a andar, estaba comenzando ese deseable proceso de normalización en el que se ha progresado a lo largo de estos veinte años y en el que ahora estamos. Al margen de que la situación de la actual música —los compositores, sus obras y la difusión concertística de éstas— nos parezca mejor o peor, más o menos alejada del ideal utópico, creo que hay datos objetivos para ver con optimismo y juzgar positivamente el caminar de la vida musical española en general y, en particular, la de la música de nuestro tiempo en este período del que la revista SCHERZO ha sido observadora privilegiada. Me resulta imposible tratar de este tema obviando, ni siquiera distanciándome de vivencias muy intensas y contrapuestas experimentadas en las últimas semanas, incluso horas. Me referiré primeramente a las tristes, incluso lacerantes: cuando distábamos de habernos repuesto del golpe de la muerte de Manuel Castillo en Sevilla, se produce la de Gonzalo Olavide en Manzanares el Real. Dos maestros, dos grandes compositores…, dos amigos. Poco antes se habían ido Amando Blanquer y Ángel Oliver; y, un poco más atrás, pero como quien dice ayer, Carmelo Bernaola. Todos ellos eran miembros destacados de la actual generación de maestros, nacida en el entorno de 1930. Pero, si estos fallecimientos han sido prematuros, mucho más lo fueron otros de los que SCHERZO ha dejado noticia en su andadura: Enrique X. Macías, Paco Guerrero, Jep Nuix, María Escribano, Manolo Balboa…, murieron jóvenes, muy lejos de haber dado todo cuanto tenían. Vitalidad Pero me refería arriba a vivencias recientes y sólo he mencionado las tristes. De otras se pueden derivar comentarios significativos: de delante a atrás, el estreno de una amplia obra encargada a Carlos Cruz de Castro por la Fundación Juan March en conmemoración del cincuentenario de esta institución; la inauguración de una nueva y excelente sala en el Museo Reina Sofía; el estreno de la Sinfonía que la Orquesta Sinfónica de la RTVE encargó a Jesús Torres; y las representaciones, en la Bienal de Venecia, de óperas de José Manuel López López, Luis de Pablo y Jesús Rueda. Con respecto a la primera, cabe felicitarse de que algunas iniciativas privadas potencien entre nosotros la creación de música nueva, siendo la Fundación March una auténtica campeona, tanto por la largura de su trayectoria —estaba muy sola cuando empezó e hizo sola un buen tramo del recorrido—, como por la vitalidad que muestra cincuenta años después al no marginar la música de sus actos conmemorativos y, sobre ello, al renunciar a proponer, en el día señalado, cualquiera de las docenas de hermosísimos programas que hubiera podido plantear con obras nacidas por iniciativa suya a lo largo de este tiempo, en beneficio de un nuevo encargo y estreno. Del formidable concierto del Cuarteto Arditti en el Reina Sofía —con obras del llorado Guerrero, de su más cualificado discípulo (Alberto Posadas) y de dos veteranos maestros, felizmente en plena forma, Cristóbal Halffter y Luis de Pablo— derivo un positivo comentario hacia las magníficas posibilidades que ofrece la nueva sala, encuadrada en un centro de arte moderno como el Reina Sofía y que será sede natural de los conciertos del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC), que tiene su oficina y su laboratorio de música electroacústica en ese Museo y que, según todos los indicios, va a tener en el nuevo marco un trampolín para relanzar su actividad concertística y potenciarla. Del estreno de la Sinfonía de Torres por la ORTVE y su titular, Adrian Leaper, se desprenden varios aspectos que implican una real conquista fraguada a lo largo de estos veinte años de normalización: el hecho de encargar una obra para una celebración de la propia Orquesta (su cuadragésimo aniversario); el que se hiciera a un compositor de la generación ya maestra, pero aún joven; y el que se presentara con profesionalidad y esmero por unos intérpretes que hicieron del estreno —y no de la obra de repertorio que seguía— el verdadero núcleo de aquel concierto, algo 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 135 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA do que las composiciones orquestales —que antaño nacían gota a gota, a la vista de las escasas posibilidades de su difusión— formen parte natural de los catálogos de los jóvenes compositores. Por lo demás, la política de encargos se ha extendido considerablemente y, además de las Músicas para la escena orquestas, participan también de ella los festivales de mayor cartel: aparte de los dedicados a ello —como el Festival de Finalmente, había apuntado a las presencias operísticas de Alicante—, los tradicionales han visto el interés y la convetres compositores nuestros en la prestigiada Bienal de Veneniencia del encargo y el estreno a lo largo de los últimos cia, síntoma inequívoco de la ganancia en internacionalilustros. Así, la Quincena Musical Donostiarra en su últimas dad que nuestra música ha cobrado en los últimos lustros, ediciones dedica todo un capítulo a la música actual; el Fespero también de otra cosa que viene a cuento destacar aquí, tival de Granada ha promovido interesantes estrenos; en porque, en efecto, uno de los aspectos más llamativos de la mayor número se ha dedicado a ello el de Santander y, otro música contemporánea española en el período de que tratamás joven, el de Canarias, hace años que presenta como mos ha sido la abundante, incontenible avalancha de especuna de sus señas de identidad el estrenar en cada edición táculos músico-teatrales, incluso de “óperas” en el sentido una o varias obras nuevas de envergadura y con solistas, más historicista y convencional del término, que se han proorquestas y directores de relieve nacional e internacional. ducido desde un día que alguna vez he señalado como una Hasta en los concursos de interpretación se ha potenciado de las “fechas clave” en el devenir de la música de nuestro la presencia de la música nueva, y no tiempo: el 16 de abril de 1983, fecha en la son pocos los que incluyen, entre sus que, en el Teatro de la Zarzuela de pruebas finales, la obligatoriedad de Madrid, se estrenó Kiu, primera ópera de interpretar una obra previamente encarLuis de Pablo. SCHERZO aún no había gada a un compositor para tal fin: el nacido, pero lo hizo poco después, a Premio Jaén, el concurso de Santander tiempo de observar y contar un feliz (el “Paloma O’Shea”), el “José Iturbi” de goteo de óperas de cámara y “grandes”, Valencia…, hasta llegar al premio “Comasí como de espectáculos músico-teatrapositores Españoles” de Las Rozas, que les del más vario planteamiento, en un lleva el nombre de un compositor actual desfile en el que han participado compoen cada convocatoria, compositor que sitores de todas las generaciones en actiforma parte del jurado y cuyas obras vo y de todas las tendencias y que habla pianísticas han tenido que conocer los a las claras de la potencialidad operística concursantes para escoger al menos una que había (hay) en la música española que habrán de interpretar en una de las actual, no explotada hasta hace poco, pruebas más selectivas y exigentes. sino, al contrario, reprimida por la carenEn estos veinte años, la composición cia de medios para afrontar las represenespañola actual se ha beneficiado de taciones. Las obras en este campo que he una mejora enorme, inmensa, en lo que podido presenciar y aplaudir en estos se refiere a la calidad interpretativa con veinte años incluyen a Luis de Pablo, la que es servida. Por supuesto, siempre Antón García Abril, Cristóbal Halffter, ha habido esforzados y meritísimos gruJosep-Maria Mestres-Quadreny, Leonardo Balada, Joan Guinjoan, Carlos Cruz de Portada del programa de La Biennale de Venecia pos, solistas y directores que se han ocupado de ella, y no pocas veces con Castro, Tomás Marco, Carles Santos, solvencia, pero la calidad que hoy muestran los intérpretes Albert Sardá, Eduardo Polonio, José García Román, Jorge llamados “especializados” está facilitando la comunicación Fernández Guerra, Alfredo Aracil, José Ramón Encinar, entre autores y audiencia y está estimulando considerableEduardo Pérez Maseda, Jacobo Durán-Loriga, Manuel Balmente a los creadores. boa, Marisa Manchado, Alberto García Demestres, José Luis Todo esto, y tantas cosas más, conforman un panorama Turina, José Manuel López, Mauricio Sotelo, Jesús Rueda, que nada tiene que ver con la cutrez en que se desenvolvieCésar Camarero, David del Puerto, José María Sánchez-Verron en sus comienzos los maestros que hoy contemplan ese dú…, relación que está hecha de memoria (lo que implicará, panorama desde sus sillones en las Reales Academias, adesin duda, algún olvido) y que no supone una obra por autor, más, naturalmente, de disfrutar y de formar parte activa del pues los hay “reincidentes”; hago notar, por otra parte, que mismo: ellos son los que constituyen la más veterana de las salvo en dos de los autores mencionados, se trata de obras generaciones que hoy crean y conviven en el ambiente representadas, no versiones de concierto. Por lo demás, es musical español. Cuando nació SCHERZO, ésta y la siguienobvio que he tenido noticia —y en alguna ocasión he podite estaban ya en sazón y empezaba a asentarse con autorido oír grabación— de otras, especialmente de la órbita catadad una tercera, la de los José Luis Turina, Benet Casablanlana: Josep Soler, Xavier Benguerel… cas, Zulema de la Cruz… En su trayectoria, nuestra revista El aumento de fe en la creación contemporánea y el ha visto llegar a su madurez y encaramarse a los puestos de consecuente crecimiento de los medios puestos a disposiresponsabilidad y magisterio a esta hornada, así como ha ción de la expansión de la nueva música que ha permitido podido hacer crónica de la gozosa arribada de un cuarto la floración operística a la que me acabo de referir, tiene su grupo generacional en el que abunda el talento y que ya correlato en otros campos. En los veinte años de su existenforma parte, y brillantísima, de la historia de la moderna cia, SCHERZO ha sido testigo de la consolidación de varias música española: la de los Sotelo, Rueda, Torres, Del Puerorquestas que habían nacido al compás de la España de las to, Sánchez Verdú, Posadas, Torre, Jurado, Lazkano, ErkoreComunidades Autónomas e incluso a la creación de alguna ka… La composición camina a buen paso en nuestro país y otra, hasta completarse un mapa orquestal realmente notaSCHERZO, tras la celebración de los veinte años, tendrá que ble y que, en todo caso, ha hecho crecer exponencialmente seguir ahí para contarlo. la vida sinfónica española en estos años. Desde luego, la música contemporánea no ocupa una parte sustancial de las programaciones, pero sí tiene presencia, y esto ha implicaJosé Luis García del Busto que ya no es raro en nuestro ambiente musical y que considero como una de las bazas esenciales que la música contemporánea ha ganado en el último cuarto de siglo. 135 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 136 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA ÓPERAS Y VOCES ÓPERA Transcurridos los años, tras una larga etapa de sequía productiva, a lo que contribuyó por supuesto la falta de teatros —tan abundantes en el XIX y principios del XX—, entre ellos, como faro emblemático el Real, recuperado para el género en 1997, han ido apareciendo, aquí y allá, señales, muestras, intentos, en muchos casos estimables y aun excelentes, que, no obstante, no han cambiado demasiado el panorama, entre otras cosas porque, faltos de tradición reconocible, de una herencia homogénea, los compositores, que tienen tras de sí tantas cesuras, se las han tenido que arreglar, a veces con una loable disposición, para rescatar del pasado, incluso de los siglos de oro, elementos que, en otros campos, emplearían los músicos de la generación de la República. Javier del Real que se hayan producido grandes cambios a mejor. El hecho Y en ocasiones, hemos de decir, con una dignidad y un de que haga ya más de diez años que han desaparecido sentido dramático de entidad, si bien, y eso sí que es aquellos encargos del CDMC y del CNNTE (Centro Nacional sintomático y hasta cierto punto lógico, sin ese conocide Nuevas Tendencias Escénicas) hechos a jóvenes autores miento que da la costumbre, sin esa técnica específica y que se presentaban en el Teatro Olimpia, es, sin duda, un que dan el uso y la tradición para el manejo adecuado dato negativo, aunque se hayan podido abrir otros conducde las voces, para dibujar su trazo, para ubicarlas, dentro de tos. Musicadhoy, Alicante, Real, Liceo, Teatro de la Abauna línea constructiva coherente, en el diálogo con la día… Lo que a todas luces es insuficiente. orquesta. La mayoría de nuestros músicos, que han escrito Esos encargos empezaron a funcionar, a iniciativa de ópera en los últimos 20 o 25 años, andan más bien exentos esos dos organismos, en 1987, no mucho más de un año de imaginación para el trabajo vocal, que frecuentemente después de que se fundara esta publicación. La idea de termina por ser una suerte de plano recitativo, una especie pedir una ópera de cámara a un de salmodia o un parlato tirando compositor joven era excelente, a aburrido. No hablamos ya, por aunque ello suponía con cierta fresupuesto, de construcción melódicuencia que los productos no termica, de un juego recordable de naran de cuajar. No es fácil compolíneas horizontales, más o menos ner una primera ópera, que solía ser onduladas, sino de un sustento el caso, y que sea una obra maestra. consistente, de una vía expresiva ¿Cuántos años tardó Verdi en lograr por la que circulen sin altibajos y un producto redondo? La bisoñez, la de manera musical, sin olvidarse mencionada falta de tradición pesadel sostén instrumental, por la ban en estos músicos, que aun así que puedan desenvolverse esas lograron obras muy estimables, bien voces humanas, sin las cuales, y que desiguales. Recordemos Sin sin el texto que han de enunciar, demonio no hay fortuna de Jorge difícilmente podrá levantarse ese Fernández Guerra, cargada de sana edificio en el que se dan cita ironía; Fígaro de José Ramón Enciambos elementos. Algo básico, en nar, hábil y bien ordenado collage definitiva, para otorgar animación en torno a Beaumarchais; Francesca y sentido narrativo a la historia o el infierno de los enamorados de que se cuenta. Claro que en Alfredo Aracil, irreal y estática, una muchos casos, lo que es perfectarefinada evocación de Dante; Timón mente admisible en un arte tan de Atenas de Jacobo Durán Loriga, cambiante y que corre con los colorista pintura shakespeareana, de tiempos, los planteamientos se tintas fuertes; Luz de oscura llama alejen de aquellos que han caracde Eduardo Pérez Maseda, una sereterizado a la ópera hasta no hace na actualización de San Juan de la mucho. Pero el caso es que, por Enrique Baquerizo en Don Quijote de C. Halffter Cruz; El bosque de Diana de José lo general, los autores de hoy, los García Román, expresionista trabajo sobre pasiones y suenuestros desde luego, mantienen el formato tradicional. ños, con texto de Muñoz Molina; El secreto enamorado de Planteaba Cristóbal Halffter en estas mismas páginas Manuel Balboa, aproximación al eros; El cristal de agua hace 10 años —en el número que dedicábamos a los dos fría, con libreto de Rosa Montero, de Marisa Manchado, que primeros lustros de SCHERZO— que si en los próximos se mueve en el mundo de la irrealidad. años “pudiésemos aumentar o mantener la expansión y dar ocasión a que nuestros compositores mostrasen en las mejores condiciones lo que son capaces de hacer poniendo Los puntales en ellos la confianza y estímulos suficientes, empezaremos a equilibrar una balanza en la que de un lado está la enorUn nombre fundamental en la moderna historia de nuestra me calidad de nuestros creadores y en el otro las escasas ópera es el de Luis de Pablo, músico muy completo, que ocasiones que tienen de mostrar sus obras”. Las cosas han estrenó en 1983 la que es seguramente su obra más lograda mejorado sin duda y el CDMC trabaja a destajo para dar vía en este campo, Liu, una narración obsesiva, de alto contenia nuevas composiciones, al tiempo que se han abierto algudo dramático y psicológico sobre una obra de Alejandro nos otros caminos en festivales y programaciones, en los Vallejo, que tuvo la fortuna —algo poco común en este que, como es lógico, sigue prevaleciendo, de manera a país— de ser repuesta, con montaje diverso (en este caso veces exagerada, el repertorio de siempre. En la ópera, parde Nieva), diez años más tarde. Las óperas posteriores de cela en la que el propio Halffter ha sido beneficiado, no es este autor, que nunca ha tenido problemas para estrenar, 136 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 137 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA no han llegado a ese nivel de coherencia y concisión: El viajero indiscreto (1990), La madre invita a comer (1993), La señorita Cristina (2001) y Un parque, obra de cámara sobre una narración oriental, en la que se juega con la fantasía y la realidad. La magnífica labor orquestal, el detallismo refinado conseguido por De Pablo en estas obras no es del todo suficiente para concederles la temperatura dramática y la lógica expositiva que nace de la adecuada fusión foso y escena. Menos activo ha resultado ser en lo escénico el mencionado Cristóbal Halffter, un hombre de la misma generación, dado que sólo ha tenido una experiencia, aunque, eso sí, de una potencia extraordinaria, de un lenguaje vigoroso, lleno de citas de músicas pretéritas bien amalgamadas: la ópera —o cantata— Don Quijote, estrenada en el Real hace cuatro años y hace poco repuesta en versión de concierto en Valladolid y León. Un homenaje a la figura del Hidalgo, a la que también quiso cantar, con unos planteamientos más agresivos y propiamente teatrales, José Luis Turina con su D. Q. presentada en el Liceo el mismo año. Este músico sorprendió gratamente en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con una fantasiosa ópera corta, llena de magia, La raya en el agua. Otro de los que no cesan, bien que en la parcela lírica haya estado menos presente, es Tomás Marco, uno de los nombres que siempre han acompañado a los dos primeros, aunque es bastante más joven. El antiguo director del CDMC repuso en estos últimos 20 años su ópera Selene, una obra contemplativa y metafórica de 1973, y estrenó, en programa doble, Ojos verdes de luna, versión escenificada de una composición vocal sobre Bécquer, y El viaje circular, en torno a la Odisea. Esta última obra había visto la luz en Alicante en 2002. A finales de este año Marco verá el estreno de su última ópera, El caballero de la triste figura, un acercamiento camerístico al Quijote. Un gran veterano, el turolense Antón García Abril, vio el estreno de su Divinas palabras, ópera compacta, colorista, variada, que no desconoce los trazos abiertamente melódicos, en el Real en 1998. Una atractiva, aunque no del todo profunda pintura del mundo de Valle Inclán. Veterano también, e incansable constructor de ambiciosas óperas, el catalán Josep Soler, de muy sólidos criterios y de lenguaje sobrio y trabajado, emanado del serialismo, pero de originales y evolucionados planteamientos armónicos. Sus óperas La bella y la bestia (1982), Jesús de Nazaret (1985), Nerón (1985), Macbeth (1989), Murillo (1990), El sueño de una noche de verano (1992), Frankenstein (1996), Las bodas de Herodiade (1997) y El jardín de las delicias (1998) esperan ser estrenadas. Lo mismo que La sombra del inquisidor de Carlos Cruz de Castro, que ha puesto en música, con rectilíneo y expresionista lenguaje, un libreto de Javier Alfaya. Una ópera encargada por el INAEM, que hasta el momento se ha llamado andana. Esperó también durante 14 años Joan Guinjoan que el Liceo abriera las puertas a su Gaudí, que finalmente vio la luz en 2004. Amando Blanquer, recientemente desaparecido, tuvo más suerte, porque aguardó muy poco a que la entidad solicitante, la Generalitat Valenciana, le estrenara El trionf de Tirant en 1992. De muy diferente carácter es la delicada, exquisita y concisa ópera lorquiana Belisa de Miguel Ángel Coria, sobre libreto de Antonio Gallego, estrenada en Madrid en 1992. Savia nueva Hoy asistimos a un pequeño despliegue en el que destacan una serie de artistas más jóvenes, en cualquier caso, muy dotados, que intentan edificar obras escénicas de distinta ambición, tratando de asimilar técnicas diversas y de pintar un paisaje nuevo donde sólo intermitentemente, como vamos viendo, han surgido obras estimables. Jesús Rueda, nuevo en el género y ducho ya en lo sinfónico y camerístico, parece iniciar con buen pie su camino con un fragmento de un Orfeo que será presentado de aquí a un par de temporadas por el Real. Lo visto, en la Biennale de Venecia, tiene buen aspecto: intensa y vigorosa evocación del mito a lo largo de un lamentoso crescendo. En paralelo se sitúa José Manuel López López, fino analista y tempestuoso pintor de las turbulentas gestas de Hernán Cortés en su La noche y la palabra, escrita a petición de Musicadhoy, también demandante, con la Consejería de Andalucía, de la sugestiva Horizonte cuadrado, breve y severa, enjuta muestra lírica estrenada en 2001 en Sevilla y Madrid, trazada por la nerviosa mano de César Camarero, cuarentón como los dos anteriores. De parecida quinta es David del Puerto, discípulo, como Rueda, de Francisco Guerrero. Su Sol de invierno (2001) posee una rara capacidad de fascinación pese a determinadas irregularidades de trazo. Atención especial conviene prestar al gaditano José María SánchezVerdú, que acaba de estrenar ópera en Alemania y prepara un título para el Real. Músico fino y explorador de sugerentes ambientes sonoros. Entre la ópera y la farsa demencial, el collage y la comedia musical se sitúa el siempre provocador —aunque cada vez esté más visto su lenguaje acústico-visual— y en todo caso ameno y sugerente, libérrimo y deslenguado Carles Santos. Sus iconoclastas espectáculos han circulado por todas partes contribuyendo a la sana diversión del personal: La pantera imperial, Asdrúbila, Ricardo i Elena, Tansfer, La meua filla soc jo… Los instrumentos Las óperas mencionadas han sido dadas a conocer por voces en su mayoría españolas, que en ocasiones han realizado denodados esfuerzos para estudiar un lenguaje con frecuencia nada cómodo, con escasos asideros para la memorización, consistente por lo común en un recitativo dramático irregular que discurre por una vía independiente de la que transita el conjunto instrumental. El tenor Manuel Cid, ahora casi siempre en labores pedagógicas, ha sido uno de los paladines de estas nuevas músicas. Recordamos sus prestaciones en Liu o El viajero indiscreto de De Pablo. Otro artista impagable para nuestros autores es el barítono Enrique Baquerizo, que anda últimamente algo fatigado. Sin él no hubieran subido a escena con cierta altura alguna de las óperas citadas, como el monumental Don Quijote de Halffter; y sin él tampoco hubiéramos podido seguir en toda su dimensión la complicada parte cómica de Don Isaac en La dueña de Robert Gerhard, recuperada y presentada en el Teatro de la Zarzuela en 1992. En la ópera de Halffter hacía un lírico y musical Cervantes ese artista dúctil que es Josep Miquel Ramón, asimismo protagonista de diversas aventuras en el campo de la nueva creación; un barítono ligero a veces en misiones de bajo; como el también barítono Iñaki Fresán, espléndido liederista, presente en el estreno de Francesca de Aracil. Los tenores Emilio Sánchez, vigoroso Sancho en la ópera halffteriana, y Antoni Comas, muy ligado a Carles Santos, la soprano y al tiempo excelente compositora Pilar Jurado, que luce habitualmente una impecable coloratura y que ha estado conectada con varias partituras depablianas, son artistas habituales. La última ha prestado su fina voz a creaciones de Marco, Rueda y López. El bajo-barítono David Rubiera participa activamente en estas escaramuzas, al igual que las mezzos María José Suárez, Marta Knörr (muy buena su actuación en la operita de Camarero) y la soprano Celia Alcedo. Ha estado también muy dispuesta para los pentagramas 137 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 138 D O S I E R 138 BROS LANZA M. J. MORENO SILVIA TRÓ A. M. SÁNCHEZ ISABEL REY de nuestros autores la soprano María José Montiel, una de los timbres más frescos y redondos, más tersos e irisados de la actualidad. Su interpretación engrandeció Ojos verdes de luna de Marco. En la actualidad ha decidido pasarse a la cuerda de mezzo, de matiz muy lírico sin duda, en la que puede expandir con naturalidad el sonido. Sorprende que esté tan poco solicitada por nuestros teatros para cometidos de cierto fuste. Sí lo están dos sopranos que podríamos considerar de campanillas, muy distintas: la lírica plena Ana María Sánchez, musical e inteligente, de metal algo falto de brillo y penetración, y la lírico-ligera, tendente a lo lírico, María Bayo, de emisión irregular y no siempre bien apoyada, pero dispuesta a cualquier aventura, case o no con sus medios. La muy experimentada María Orán, lírica, actualmente más dedicada al concierto, que conserva casi intacto su timbre de cristal bien que acuse evidentes limitaciones en la zona superior. María José Moreno, afinada, pulcra, valiente y segura, ha perdido hoy quizá algo de brillo y facilidad en la zona alta, al tiempo que ha ganado en anchura lírica. Allá arriba, en el agudo y sobreagudo, campea a voluntad, la granadina Mariola Cantarero que, tras su contacto en Viena con Ruthilde Boesch, maestra de Edita Gruberova, ha ensanchado y ganado en robustez. Su carrera parece consolidarse. Lo mismo que, a un nivel menos espectacular, la de Milagros Poblador, voz igualmente alígera, pero menos contundente. Pudimos contemplarlas a ambas en un Don Pasquale. Por su parte, la tolosarra Ainhoa Arteta, lírico-ligera de innegables cualidades tímbricas y musicales y extensión suficiente, que venía pegando muy fuerte, parece haberse estancado, perjudicada quizá por un lanzamiento en falso y un vibrato excesivo, aunque últimamente está volviendo por sus fueros y cantando mejor. La portuguesa Elisabete Matos, que está haciendo su carrera entre nosotros y que, como aquélla, ha sido alentada e impulsada por Plácido Domingo, se revela como una soprano de molde lírico consistente, de hechuras importantes, aunque no tanto como para salir absolutamente indemne de la dura prueba de Margarita la tornera en el Real, que exigía una dramática, que abordó con cierto esfuerzo la más áspera Inmaculada Egido. Ángeles Blancas (hija de Angeles Gulín y Antonio Blancas) gana en amplitud, robustez y afinación, aunque no pueda evitar ciertas irregularidades de emisión. Pero es artista de raza y puede todavía sorprender. Son ya casi veteranas, también en la cuerda de sopranos, la aragonesa Marta Almajano, que ha mostrado siempre indudables cualidades para sumergirse, con tesón, musicalidad y finura, a despecho de una dicción poco clara, en el mundo, cada vez más difundido, de nuestra música barroca, clásica y romántica, y la valenciana Isabel Rey, SALA ALMAJANO CARLOS ÁLVAREZ PALATCHI MARÍA BAYO J. M. RAMÓN MONTIEL MACHADO BLANCAS CASARIEGO VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA situada en puesto envidiable en la Ópera de Zúrich, líricoligera ideal para Mozart y aventuras en las que se precise un timbre claro y penetrante. Está en fase de recuperación de un pequeño bache. Enunciemos ahora los nombres de realidades hace poco llegadas y que siguen en cierto modo la estela de la anterior, como ella procedente de las aulas de la profesora valenciana Ana Luisa Chova. Ofelia Sala, por ejemplo, que triunfa en Alemania y que pudo exhibir en la presentación en Madrid de L’Upupa de Henze maneras muy firmes de lírico-ligera. Más fresco y cálido es, sin embargo, el timbre de Isabel Monar, siempre que no tenga que ascender al sobreagudo, en el que se desenvuelve con soltura y un volumen más reducido la muy fina Elena de la Merced (esposa de Josep Miquel Ramòn). De más fuste lírico es Sandra Ferrando, aún casi por descubrir. Tiene presencia, física y vocal, y maneras. Pilar Burgos, lírico-ligera de facilísima coloratura, de agudo cristalino, y María Rey-Joly, de instrumento más ancho y consistente y buen arte expresivo, ambas premiadas en el Concurso de Jerez, no parecen haber despegado del todo, aunque la segunda, mientras pierde tersura, va defendiéndose en papeles de zarzuela. Junto a ellas la gallega Laura Alonso, de hermoso caudal lírico y timbre provisto de indudable carnosidad, pulidas prácticamente ciertas gangas, premiada en el Kraus, una de las varias cantantes españolas que se baten el cobre en el extranjero. Los oteadores, suponiendo que los haya, a veces no se enteran. Citemos, entre los muchos nombres de jóvenes que luchan por salir a flote, Sonia Munc, Cristina Obregón, María Ruiz y la muy tierna María Teresa Alberola. Muy firme musicalmente y con una voz de mezzo lírica que va creciendo, es Silvia Tro Santafé. Otra valenciana es Marina Rodríguez Cusí, cada vez más segura y que ha despegado ya de sus iniciales papeles de característica. Se mantiene la inteligente asturiana Lola Casariego, cuya voz se ha hecho más plena y que conserva una muy bella sonoridad en el centro y un fino arte de canto que le permite abordar con soltura el campo del lied. Elena Gragera, de notorio vibrato pero de musicalidad cierta, surca con fortuna repertorios novedosos y, también, el apartado de la canción, en el que se ha hecho un sitio indudable. Timbres masculinos En lo más alto se encuentran dos barítonos. El primero, Manuel Lanza, es muy lírico, de timbre rico y maneras propias de un brillante rossiniano o mozartiano (antes que donizettiano). El segundo, Carlos Álvarez, de tinte más oscuro y emisión más cupa, exhibe un instrumento potente, 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 139 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA REZ RÓ recio, penumbroso y una articulación y maneras que han de pulirse. De todas formas, aun así, el cantante malagueño, siempre entregado y vigoroso, arrasa allá por donde va. Miguel Ángel Zapater era un bajo auténtico. Lástima que las posibilidades de desarrollo que ofrecía su voz parezcan hoy cerradas al haber perdido consistencia y colorido. Un bajo, muy lírico cuando ganó, en 1999, el Concurso Kraus, al que hay tener muy en cuenta, y no sólo, como hasta ahora, en papeles secundarios, es Felipe Bou, que ha acrecido su sonoridad, robustecido su timbre y redondeado su emisión. El algo rudo y rotundo Miguel López Galindo, de torrencial pero algo destemplado instrumento, ha de ser mencionado como estupendo característico. Siempre solvente, con un manejo inteligente de su muy lírica y algo hueca voz grave, es Alfonso Echeverría. Entre los barítonos jóvenes, hay que anotar a Carlos Bergasa, de timbre tenoril pero pastoso, y a José Julián Frontal, de vibrato más acusado y más mate de sonoridad pero de expresividad más reconocible. Y, más recientemente, tras largos años de brega en el coro del Teatro de la Zarzuela, a Juan Jesús Rodríguez, sólido, compacto, todavía algo rígido en la dicción y en el matiz. Y a José Antonio López, de timbre oscuro y buen metal, otro alumno de Chova, que se empieza a desempeñar en cometidos de importancia. Todavía colocaríamos a otra joven voz, la de Javier Galán, de timbre brillante y muy fácil emisión. Los tenores aparecen representados hoy fundamentalmente por Aquiles Machado y José Bros. El primero, de origen venezolano, antiguo discípulo de Kraus y Mariategui, poseía un instrumento luminoso y bien asentado, rico y pleno de lírico-ligero. Los pasos que ha dado le están haciendo perder las primitivas frescura y luminosidad. El segundo, al contrario, se ha ido afirmando a partir de una voz de menor empaque, de menor riqueza. Su seguridad musical le está permitiendo defenderse incluso en un repertorio de más amplitud. La falta de seguridad y la entrega a un repertorio pesante le impidió prosperar al también alumno de Kraus Jorge Elías, asimismo muy lírico, caluroso y temperamental, a veces en exceso. Tienen buena encarnadura tenores que vienen pujantes, sobre todo el granadino José Manuel Zapata, de voz clara, extensa, fácil, bien esmaltada. En cuanto supere ciertas desigualdades, asiente la emisión y perfeccione el apoyo podrá dar aún mejor juego del que está dando. Menos radiante, de instrumento más lleno, es Gustavo Casanova, que ha de afirmar su tesitura de lírico y olvidarse de aventuras spinto nada productivas. Emilio Sánchez, ya citado, y Luis Dámaso, de voz fresca y extensa, que ha de eliminar algunos apoyos espurios, son otros dos tenores en ascenso. Luchan también por un puesto, dentro de lo muy lírico, el seguro y expresivo Eduardo Santamaría, buen característico, el esforzado Francesc Garrigosa —destacable su intervención en La señorita Cristina de De Pablo—, de emisión algo gangosa, y Antonio Gandía, vencedor en el Kraus, de timbre muy atractivo, entonado aunque todavía algo tímido. Se están haciendo un sitio Ángel Rodríguez Rivero, de medios limitados pero bien utilizados y, poco a poco, Manuel de Diego, de voz pequeña pero impostada. Enrique Viana, de relativa calidad vocal y acusado vibrato pero de interesantes planteamientos técnico-estilísticos, un donizettiano de pro, se dedica ahora más al espectáculo cómico-operístico. El espacio ya no da más de sí. Evidentemente, muchos nombres, quizá alguno importante, se habrán quedado fuera; tanto en lo que respecta a los compositores de ópera y sus títulos cuanto a los cantantes de estos 20 últimos años. Nos hemos querido referir en este caso a los más significativos dentro de las nuevas hornadas. Arturo Reverter 139 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 140 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA RECUPERANDO EL PULSO Veinte años de la vida musical de un país suponen un lapso temporal muy significativo; algo más de una generación, sea cual sea el criterio que sigamos para esta compartimentación obligadamente artificial. En el caso español, el período 1985-2005 representa, por un lado, la recuperación de un pulso interior y en cierta medida una presencia internacional como no se conocían desde el despertar cultural de los años treinta; por otro, una extensión geográfica del hecho musical en gran medida nunca antes vivida. INTERPRETACIÓN ROS MARBÀ PÉREZ LÓPEZ COBOS Es obvio que este último factor aparece íntimamente unido a la división territorial del Estado, estructura política que ha propiciado la descentralización de la actividad musical en radical contraposición a la práctica bipolaridad —Madrid, Barcelona— experimentada durante la dictadura. Pero si hoy casi todas las Comunidades Autónomas cuentan con una orquesta sinfónica propia se debe también al corte del nudo gordiano — ¿primero el público, primero la oferta?— que supuso el Plan Nacional de Auditorios, que entra de lleno en la época considerada y es sujeto de otro artículo de este mismo Dosier. Orquestas y batutas 140 PONS MENA ENCINAR Las orquestas sinfónicas se han repartido con extraordinaria celeridad por prácticamente toda la geografía nacional y ahora una inmensa mayoría de las Comunidades Autónomas cuentan con uno o varios conjuntos sinfónicos que llevan adelante una temporada estable de conciertos. Hay, sin embargo, dolorosas excepciones: así, Castilla La Mancha, Cantabria y La Rioja no cuentan con orquestas propias y Aragón debe contentarse con una de cámara, por mucho que ésta —el Grupo Enigma, la orquesta del Auditorio de Zaragoza, que dirige Juan José Olives— realice un trabajo tan valioso como imaginativo. Tampoco las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla poseen orquestas. La floración de las centurias sinfónicas ha producido un doble efecto que globalmente considerado no puede ser visto sino como beneficioso: de un lado, ha llevado la música sinfónica a zonas que antes no eran más que páramos musicales: Andalucía, que cuenta con cuatro orquestas, aunque la de Córdoba esté sumida en una crisis de la que parece empezar a salir, Asturias, Castilla y León, Extremadura o Murcia. Del otro, hoy ya no es sostenible que las orquestas de las ciudades más grandes sigan manteniendo la primacía artística. En este sentido, las dos orquestas con más probabilidades para aspirar con garantías a salir airosas en la competencia del escalafón internacional son las Sinfónicas de Galicia y Tenerife. El proceso ha obligado a las formaciones con más historia a un ejercicio de adaptación, forzado por los efectos provechosos de la competencia. Han salido reforzadas del mismo la Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, la Orquesta de Valencia, y parece que también finalmente la propia Orquesta Nacional de España. Otras, en cambio, han hecho de la inseguridad existencial y los rendimientos irregulares poco menos que un modo de vida, caso, por ejemplo, de la Orquesta de RTVE, cuya desaparición —algo que nadie en su sano juicio debería ni mencionar— ha sido un rumor recurrente en estos veinte años. Obviamente, la vida de las orquestas está fuertemente marcada por las figuras de los directores a su frente. Los maestros veteranos, como Jesús López Cobos y Antoni Ros Marbà, siguen ligados a la actividad musical del país luego de avatares diversos. Por su parte, Rafael Frühbeck se ha situado en una especie de Olimpo honorario, habiendo reducido considerablemente sus actuaciones invitadas tras un accidente. El primero de los anteriormente citados es hoy el direc- tor musical del Teatro Real, lo que simboliza una suerte de reparación histórica por la traumática ruptura con la Orquesta Nacional de España, una quiebra de graves consecuencias y que supuso el fracaso de toda una política de la Administración en materia de música desde la restauración de la democracia. El segundo desarrolla un proyecto sumamente valioso con la Filharmonía de Galicia. Dirige precisamente ahora la ONE Josep Pons, uno de los directores más sólidos y mejor preparados de los aparecidos en el período que se observa. Su labor, de todo punto ejemplar, a la cabeza de la Orquesta Ciudad de Granada le catapultó a la que debiera ser primera centuria del país y que hoy comienza a salir de un sopor de años. Con pocas dudas, Víctor Pablo Pérez es la otra batuta en su primera madurez que marca también, por su trabajo con las Sinfónicas de Galicia y Tenerife, parte de lo más notable del balance. Otros directores deben ingresar seguidamente en la nómina, como Juanjo Mena con la Orquesta Sinfónica de Bilbao o Edmon Colomer con la Sinfónica de Baleares, cuya titularidad acaba de abandonar, por la puesta a punto de estos conjuntos. Dos batutas fuertemente ligadas a la música contemporánea han seguido caminos divergentes. Arturo Tamayo no se ha incorporado a la vida musical española y sólo es posible escucharle muy de cuando en cuando en colaboraciones concretas. Por su parte, José Ramón Encinar encabeza la admirable revitalización de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, cuya programación es una de las más equilibradas y atractivas de todo el paisaje español. Podrían señalarse asimismo algunas hipotéticas personalidades emergentes: Jesús Amigo (Orquesta de Extremadura), José Miguel Rodilla (Sinfónica de la Región de Murcia o 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:24 Página 141 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Manuel Hernández Silva, que acaba de asumir la titularidad de la Orquesta de Córdoba. El crecimiento orquestal se enfrenta acaso a diversos problemas por lo que respecta al repertorio. Por un lado, mientras se actualiza la sonoridad apropiada para el barroco, como hacen la Orquesta Ciudad de Granada y la de la Comunidad de Madrid colocando a especialistas en el pódium para ese tipo de obras, y el clasicismo, caso de la OBC con su Festival Mozart, las orquestas más jóvenes aún deben dar en primeras audiciones las obras fundamentales de la especialidad, empezando por las sinfonías de Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms o Chaikovski. Las más experimentadas, en cambio, se atreven ya con ciclos Mahler, Bruckner y Shostakovich que son todo un síntoma de que la normalización de la vida sinfónica se va extendiendo lentamente por la mayor parte del país. Otra cuestión es el porcentaje de música española en las temporadas, que por el momento debe valorarse como totalmente insuficiente, en tanto que el peligro del aldeanismo parece asomar la cabeza en algunos casos. Solistas y cámara Dentro de la familia de los solistas instrumentales, son los pianistas los que presentan un balance más esperanzador, aunque sólo sea por una cuestión estadística de porcentaje de dedicación del alumnado a este instrumento. Hay toda una pléyade de valiosas jóvenes figuras, como Javier Perianes, Iván Martín o Alba Ventura, pero sería tal vez prematuro afirmar que ya se cuenta con quien habrá de sustituir a los maestros en trance de abandonar la carrera, Alicia de Larrocha, o en la cúspide de su más soberana madurez — Joaquín Achúcarro— y aun de aquellos que como Rafael Orozco la vieron interrumpida demasiado pronto por la muerte. Siguen en la brecha, claro está, y dueños de una admirable profesionalidad, artistas de la solidez de Josep Colom y Ricardo Requejo. La penuria tradicional en los instrumentos de cuerda se ha paliado en parte, pero sólo ha producido un intérprete de talla mundial, el chelista Asier Polo. A su vez, la riqueza en lo cuantitativo de los nuevos ejecutantes de maderas y metales se ha refinado entregando al menos un clarinetista de excepción, Joan Enric Lluna. Por desgracia, el campo de la música de cámara no presenta una situación muy favorable, aunque una tímida luz parezca alumbrar al final del túnel. Está claro que el problema tiene muchas implicaciones que afectan por igual a los gustos y demandas del público y al escaso nivel de atrevimiento de los programadores. Desde luego que la circunstancia era incluso peor hace unos quince años, porque casi no existían ciclos de música de cámara de calidad. Hoy tales series prosperan cuando menos en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, mas se nutren de los grandes nombres internacionales en cuanto a cuartetos, tríos y dúos se refiere. El caso contrario puede observarse en la programación de fundaciones e instituciones locales o autonómicas, que por un presupuesto totalmente loable incluyen con frecuencia grupos españoles, pero tales conjuntos cuando no son una reunión azarosa de músicos cuentan con una actividad anual bastante restringida. Proliferan todo tipo de ensembles y ensambles con las denominaciones más pintorescas topográficas, musicales o pictóricas. Una situación que obviamente afecta a la calidad de los resultados, si bien hay que reconocer que la labor de estas agrupaciones más o menos ocasionales no es totalmente ineficaz, puesto que atienden tanto al patrimonio hispano como a las manifestaciones más recónditas del repertorio internacional. 141 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 142 D O S I E R Se cuenta con dos cuartetos de cuerda muy notables, el Casals y el Canales, si bien este último acaba de pasar por una crisis al renovarse la mitad de su plantilla. Otras formaciones padecen el gran mal del género en España, la no dedicación a tiempo completo al cuarteto, compatibilizando sus miembros la pertenencia al mismo con actuaciones en orquestas u otros grupos. Pero si la situación del cuarteto de cuerda no es precisamente como para sentirse optimistas, la del quinteto de viento —que dispone también con un repertorio histórico muy importante— no puede definirse sino como catastrófica. Pese a todo, sería injusto olvidar a un conjunto tan notable como el Quintet Cuesta. Por lo que respecta al trío con piano, desaparecido o al menos inactivo el de Barcelona, el Trío Mompou realiza una buena labor, si bien es el Trío Arbós al que debe considerarse como el más dinámico en la defensa del patrimonio propio, de Granados y Turina a Rueda, Torres e Igoa. SAVALL VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA CUARTETO CASALS LÓPEZ BANZO EMILIO Y JOSÉ MIGUEL MORENO 142 Es interesante resaltar que no sólo se ha producido el natural relevo generacional —en medidas variables, eso sí— en áreas cruciales como la dirección de orquesta, los solistas instrumentales o los grupos de cámara, sino que también se ha asistido a una tan sana como necesaria renovación de las ideas. En líneas generales —y sin entrar por razones obvias en el eterno debate de si existe o no “progreso” en arte—, puede definirse esa puesta al día como un avance fundamental, una modernización de los conceptos interpretativos manejados por los músicos españoles que los ha colocado en sintonía con los manejados en el resto de Europa y los Estados Unidos. Naturalmente, esto no habría sido posible sin una mejora técnica paralela. En el campo de la música antigua es probablemente donde se aprecia el avance más espectacular. De una situación de retraso estimable en décadas con respecto a los países más avanzados de Europa se ha pasado a una de evidente explosión de las actividades. Por supuesto que los últimos setenta y primeros ochenta no eran un total desierto, pues apareció en la escena Hespèrion XX —ahora XXI—, fundado por Jordi Savall, que sigue no ya en activo, más de treinta años después, sino que aún representa la punta de lanza de la reconsideración del patrimonio histórico en este país. Otros grupos y solistas —algunos desgajados del de Savall o cuando menos nacidos al amparo de su magisterio— se han ido sucediendo para centrar su marco de acción en épocas y estilo concretos, como La Romanesca, que dirige José Miguel Moreno, en el caso del Renacimiento, o la orquesta El Concierto Español y el grupo más reducido La Real Cámara, impulsados por Emilio Moreno, por lo que respecta al barroco y el clasicismo. Ahora bien, resulta forzoso reconocer que el conjunto que más resonancia internacional ha disfrutado ha sido Al Ayre Español, creado por el clavecinista y director Eduardo López Banzo, un proyecto de éxito fulminante que si en un principio se centró en el barroco español, del que ha rescatado tesoros inapreciables, hoy se amplía a las músicas de, por ejemplo, Haendel y Mozart. Otros empeños han visto reducida su área de actuación a un plano más localista, mas no por ello deja de ser valiosa, por ejemplo, la labor de la Orquesta Barroca de Sevilla o la Capella de Ministrers. Un terreno en el que queda todavía mucho por hacer es el de la música vocal, en especial en lo concerniente a la polifonía renacentista, si bien existen ya grupos que efectúan un trabajo no desdeñable, caso de Musica Ficta, que dirige Raúl Mallavibarrena, pero sigue siendo éste un repertorio en el que las realizaciones más señeras continúan MIGUEL SÁNCHEZ Músicas del pasado y del futuro MENA VILLA ROJO MARTÍNEZ IZQUIERDO debiéndose a intérpretes extranjeros. Por el contrario, los logros más estimables se sitúan en el canto gregoriano y la música medieval, merced al esfuerzo del Grupo Alfonso X el Sabio —Luis Lozano—, Schola Antiqua —Juan Carlos Asensio— y Alia Mvsica —Miguel Sánchez. Si no sobresalen instrumentistas de primerísimo orden, fuera obviamente del citado Savall, sí que hay al menos un cantante —aunque invadamos por un instante la zona de otro artículo de estas páginas— que forma parte de lo más selecto de las últimas promociones de contratenores: Carlos Mena. En el otro extremo del repertorio, el de la música contemporánea, se ha producido una transformación igualmente drástica. Desde los tiempos heroicos de los años sesenta, en que abundaban las interpretaciones tan voluntariosas como insuficientes, hasta el presente el camino recorrido ha sido gigantesco. Algún grupo pionero se mantiene en activo como un clásico, como le sucede al LIM, dirigido por Jesús Villa Rojo, cuya labor de difusión y promoción de la nueva música española en sus tres decenios de vida es de todo punto impagable. Otros conjuntos y solistas se han situado en el panorama nacional como garantes de un alto nivel de competencia profesional en la recreación de las partituras de la vanguardia histórica o de última hornada. En primera línea de esta renovación deben citarse el Proyecto Gerhard —ahora Proyecto Guerrero—, Barcelona 216, que dirige Ernest Martínez Izquierdo, o el Grup Instrumental de València, que tiene a su frente a Joan Cerveró. Enrique Martínez Miura 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 143 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 144 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Grabaciones españolas: panorámica de dos décadas UN PASO DE GIGANTE Propongamos un ejercicio de memoria musical para discófilos que —como poco— frisan hoy la cuarentena: echemos la vista veinte años atrás, exactamente hasta diciembre de 1985, el mismo mes en que esta revista que hace ahora balance de dos décadas sacaba a la calle su esbelto nº 0 (62 páginas numeradas de las que poco más de 8 estaban dedicadas a crítica discográfica). DISCOS El paisaje de las grandes compañías del sector era muy diferente del actual: las futuras alianzas, fusiones y absorciones entre multinacionales no se habían producido; CBS era todavía CBS; los bordes rojos de los discos de EMI repetían como un eco La voz de su amo; los cuadernillos y textos de contracarpeta estaban, casi sin excepción, traducidos a la lengua de Cervantes ¡libretos operísticos incluidos!; existían Telefunken e Hispavox; lo que aquí llegaba de las grandes firmas era sólo una parte —presumiblemente la más vendible— de sus extensos catálogos y para hacerse con los fondos de muchos pequeños sellos había que atravesar la frontera; otros eran distribuidos aquí por compañías que ya ni existen y no pocas veces las deficiencias de prensado —porque el LP aún era el rey de las discotecas privadas— hacían irreconocible el sonido del vinilo original fabricado en Inglaterra, Alemania o Estados Unidos. El disco compacto, ese objeto que para muchos parece a punto de entrar en fase terminal, llevaba cinco años implantado en un mercado internacional en plena expansión mientras por aquí comenzaba tímidamente a compartir los anaqueles de las tiendas de discos (y ésta sí que es una especie, sin ninguna duda, en vías de extinción) con los debilitados LPs, un formato al que las discográficas comenzaban paulatinamente a renunciar en favor del pequeño y plateado CD. Ante este panorama, que para los más jóvenes —acostumbrados a adquirir sus discos en la red con rutinaria normalidad— puede parecer de música-ficción, el comprador de música clásica “enlatada” que quisiera llevarse a su hogar alguna muestra de nuestro rico —y, por entonces, desconocido— patrimonio musical no lo tenía demasiado fácil. Selecciones de cantigas y cancioneros medievales, un puñado de maestros de la polifonía (Victoria, Morales, Guerrero), los vihuelistas acostumbrados en transcripciones a veces poco respetuosas, algunas antologías organísticas del Renacimiento y el Barroco, unas contadas sonatas del padre Soler, ciertas migajas románticas, guitarra (bastante, eso sí), los grandes nombres del piano nacionalista —Albéniz, Granados y, aun así, con las páginas de siempre y enormes piélagos, más que lagunas, sin explorar—, los títulos más populares del género zarzuelero, Falla, Turina, algo de Guridi y Esplá, bastante más de Rodrigo, un silencio casi absoluto con respecto a los músicos de la Segunda República y un salto hasta la actualidad con registros voluntariosos, muchas veces estimables, que cumplían una encomiable labor de divulgación de nuestro patrimonio más reciente… cuando podían encontrarse en los puntos de venta. Y poco, muy poco más, como las cuatro novedades ¡todo un lujo! de Juan Bautista Plá, Joaquín Montero, Félix Máximo López y Gaspar Cassadó que nuestro compañero Manuel García Franco comentaba en las págs. 30 y 31 del citado nº 0. Empeños y limitaciones 144 Con sus carencias y sus virtudes de entonces, el empeño de Hispavox con su Colección de Música Antigua Española — en cuyo fondo de catálogo podía encontrarse, por ejemplo, a Jordi Savall y Genovena Gálvez juntos en torno a las Recercadas del Tratado de Glosas de Diego Ortiz—, jugó un importante papel de difusión de un repertorio en el que casi todo estaba por hacer. Lo mismo cabe decir de la desaparecida Etnos de Gabriel Moralejo, indispensable para conocer nombres olvidados como los clasicistas Manuel Canales, Carlos Ordóñez, Mariana Martínez, los románticos Teobaldo Power, Eduardo Ocón, Miquel Capllonch o, ya en el siglo XX, el pianismo de Donostia, Gaos, Rodolfo y Ernesto Halffter. Algunos magníficos registros propiciados por Antonio Armet en Ensayo (los Albéniz, Falla y Turina de Esteban Sánchez, Mompou por Mompou, los Cuartetos de Guridi por el Enesco, el Chueca de Ros Marbà, Arriaga por López Cobos) se suman a una oferta a la que deben añadirse los pocos ejemplos (Falla, Rodrigo…) aportados por una discografía internacional anclada en el color local, las grandes voces y los compositores de siempre. El repertorio contemporáneo había que rastrearlo entonces en colecciones como ACSE y, sobre todo, EMEC, sellos como Grabaciones Accidentales (Marco, Cristóbal Halffter…), además de contribuciones anteriores —casi agotadas o de muy difícil localización— a cargo de RCA, Hispavox y la ya extinta Movieplay. Otros registros más tangenciales, de distribución casi confidencial, apenas conseguían traspasar las fronteras de la ciudad de origen cuando no quedaban, en el peor de los casos, almacenados en las dependencias del organismo patrocinador, lo que no impidió disponer de algunas aportaciones valiosas al raquítico panorama de novedades. En los primeros meses de vida de SCHERZO vieron la luz interesantes propuestas de Diapason/Dial (Félix Máximo López por María Teresa Chenlo), el Arriaga vocal desconocido por López Cobos (Discobi) —que también firmaría entonces un monográfico orquestal Antonio José con la ONE—, páginas corales de Donostia y Guridi por Ansorena (Eresbil-Elkar), los Preludios de Barce por Eulalia Solé (Etnos), el piano a cuatro manos de Marcial del Adalid por Miguel Zanetti y Fernando Turina para el mismo sello o las Canciones de Mompou por Bustamante y Bravo (PDI), al tiempo que las voces contemporáneas encontraban eco en los discos promovidos por el Círculo de Bellas Artes —con José Luis Temes y su Grupo Círculo— y que contaron con algunas referencias notables como la electrónica Cefeidas de Francisco Guerrero o, en medio de los fastos sin huella del 92, la ambiciosa serie de Música española contemporánea (Gasa) con 11 títulos monográficos consagrados a Guinjoan, Fernández Guerra, Aracil, De Pablo, Llanas, Turina, Marco, Garrido, López López, Halffter y Charles 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 145 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA en la que, además del Grupo Círculo, intervenían orquestas nacionales (Sinfónica de Tenerife) y foráneas (Filarmónicas de Londres y Poznan, Gulbenkian). Orquestas emergentes La creación y consolidación de nuevas orquestas autonómicas fue uno de los factores que agilizó el inicio de algunas iniciativas discográficas de mayor calado. A la excelente Sinfónica de Tenerife —con un importante disco sinfónicocoral dedicado a Ernesto Halffter— siguieron la Orquesta de Castilla y León o la ORCAM. El éxito de crítica, incluso a escala internacional, del saludable y renovador ciclo Falla de Josep Pons con la Orquestra de Cambra Teatre Lliure para Harmonia Mundi, el Albéniz de la Orquesta de Valencia para Auvidis o el Falla de la JONDE y Colomer para el mismo sello confirmaban que —mientras las multinacionales reeditaban su fondo musical español (Splendour of Spain de Philips, la vistosa colección Música española de Decca o las viejas grabaciones de Larrocha para Hispavox, ahora EMI)— algo comenzaba a moverse, siquiera tímidamente, en nuestro renqueante patrimonio discográfico. El globalmente excelente ciclo Turina (5 CDs) registrado por la casa suiza Claves —que inaugura la Orquesta Ciudad de Granada con Udaeta y al que se suman María Bayo, Ricardo Requejo y el Cuarteto Sine Nomine— corrobora el interés por profundizar en un legado en buena parte ignorado. En poco tiempo, la presencia de músicos españoles en discográficas extranjeras se acelera. Si Ruiz-Pipó o Guinovart dedican sesiones de grabación en Koch y Harmonia Mundi al Albéniz desconocido, Esteban Elizondo hace lo propio con el importante legado organístico de Guridi para Aeolus, Galduf reivindica la Sinfonía Aitana de Esplá (Sony) y Rostropovich graba en Erato a Cristóbal Halffter (Concierto para violonchelo nº 2 “No queda más que el silencio”), Víctor Pablo Pérez hace lo mismo con Marco (Sinfonía nº 4 “Espacio quebrado”) en Col Legno; Luis de Pablo monopoliza un excelente registro de Paul Méfano con su Ensemble 2e2m para la desaparecida Adda y el Cuarteto Arditti inicia su atención a la creación española más reciente con una antología (De Pablo, Mira, Ramos, Marco, Halffter) en Montaigne. Y si Mandala presta especial interés a nuestro piano (Granados y la integral de Manuel Blancafort por Antoni Besses, Falla y Mompou al completo por Josep Colom o los dos monográficos consagrados a Ruiz-Pipó), ASV y la Filarmónica de Gran Canaria con su entonces titular Adrian Leaper consagran media docena de atractivos álbumes al legado orquestal de Granados, Turina, Del Campo, Ernesto Halffter, Obradors, Rodó y Montsalvatge. Por su parte, dos de nuestras batutas más internacionales, López Cobos y Gómez Martínez, cultivan en sus grabaciones para Telarc, Teldec, DG y MDG un repertorio que combina lo español (Falla, Turina) con lo foráneo (Bizet, Honegger, Mahler, Rossini, Woyrsch), a la vez que nuestro repertorio llama la atención de no pocos artistas extranjeros. Como mínima muestra el precioso y revelador registro de Concerto Köln con sinfonías de Arriaga, Pons, Nonó y Moreno, los Tríos de Turina, registrados en poco tiempo por los Tríos Beaux-Arts (Philips), Múnich (Calig) y Parnassus (MDG), el notable ciclo que consagra Jean-François Heisser al pianismo español en Erato, la Sinfonía en re mayor —grabada incluso por Mackerras (Hyperion)— y los Cuartetos de Arriaga, objeto de repetidas grabaciones, Granados y Albéniz por Martin Jones (Nimbus), Granados (Hänssler) y Falla (Profil) a cargo de la suaba afincada en Madrid Uta Weyand, el piano completo de Ernesto Halffter por Adam Kent (Bridge) y una muestra de su sinfonismo por la Sinfónica de la Radio de Francfort (CPO), la antología Mompou de Stephen Hough o la reciente Iberia albeniciana de Marc-André Hamelin, ambas en Hyperion. A la inversa, no es raro contemplar discos de orquestas o artistas españoles en repertorios ajenos. Es el caso de Arturo Tamayo que, vía Timpani y Stradivarius —dos inteligentes sellos menores que no han parado de crecer con lucidez y rigor—, consigue excelentes resultados artísticos en sus versiones de Klaus Huber, Ivo Malec, Xenakis, Ohana, Auric, Donatoni o Petrassi; Liszt y Schubert por el desaparecido Rafael Orozco (Valois); la soprano valenciana Ofelia Sala en la integral liederística de Franz Schreker (Channel); el Octeto Ibérico de Violonchelos de Elías Arizcuren (Channel, Etcetera); Colomer dirigiendo a Ginastera en la recién desaparecida Assai; la ubicua Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, que lo mismo graba en el sello suizo Pan, con Ronald Zollman y Karl-Andreas Kolly, los dos Conciertos para piano de D’Albert —¿acaso porque fuera quien transformó en ópera Terra baixa?— que aparece en numerosas referencias de la estupenda colección de música judía del Archivo Milken para Naxos o, la última llegada a escena, una Orquesta de Extremadura que, con su titular Jesús Amigo, acaba de estrenarse en el sello canadiense Disques XXI-21 con un programa portugués integrado por obras de Luis de Freitas Branco y Braga Santos. Proyectos ambiciosos Aunque dos de los proyectos más estimulantes nacerán de la colaboración entre la Fundación Caja Madrid y el sello francés Auvidis: de una parte, la cuidada serie de zarzuelas iniciada con Doña Francisquita (Kraus, Bayo, Tenerife, Ros Marbà) y seguida, entre otras, por Marina, El barberillo de Lavapiés y La verbena de la paloma. De otra, el admirable ciclo consagrado a Roberto Gerhard —figura fundamental en la evolución de la música española del pasado siglo y vergonzosamente olvidado durante décadas— que incluía sus cuatro sinfonías, el oratorio La peste, el ballet Don Quijote y otras páginas vocales e instrumentales a cargo de la Sinfónica de Tenerife, JONDE, OBC, Víctor Pablo Pérez y Edmond Colomer. La “fiebre” Gerhard se incrementó gracias a otras discográficas nacionales y extranjeras: a modo de ejemplos, Harmonia Mundi (Cancionero de Pedrell con Pons), Stradivarius (Trío con piano, Sonata para violonchelo y piano, Concierto para ocho, Libra, Nonet, Hymnody y Leo 145 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 146 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA a cargo de Martínez Izquierdo y el grupo Barcelona 216), La mà de guido (Trío con piano, Sonata para violonchelo, Gemini), Largo (Soirées de Barcelone), Anacrusi (Canciones por el dúo Gragera/Cardó), Chandos (un nuevo ciclo sinfónico-concertante con Matthias Bamert y la Sinfónica de la BBC y, sobre todo, la primera grabación de La dueña dirigida por Ros Marbà). En los últimos años ha sido Naxos la encargada de ofrecer al oyente, por medio de su colección Spanish Classics, una amplísima antología de nuestra música. La colaboración con orquestas repartidas por todo el territorio nacional (ORCAM, Sinfónicas de Barcelona y Nacional de Cataluña, de Bilbao, Asturias, Castilla y León o del Vallés) ha dado ya importantes frutos que han puesto a disposición del aficionado un buen número de partituras sinfónicas de autores como Arámbarri, Guridi, Isasi, Rodrigo, Rodolfo Halffter, Antonio José, Serra o Balada, además de ejemplos pianísticos de Albéniz, Granados, Guridi o Blancafort, e incluso incursiones en el repertorio polifónico renacentista (Anchieta por la Capilla Peñaflorida). A escala más reducida pero también con buenos resultados generales, la Colección de música vasca de Claves ha alcanzado ya los nueve títulos con sendos homenajes monográficos a Guridi, Usandizaga, Arámbarri, Isasi, Escudero, Sorozábal, Donostia, Garbizu y Madina de mano de la Sinfónica de Euskadi bajo diversas batutas. En el terreno lírico la entente entre la Comunidad de Madrid y Decca ha propiciado, hasta el momento, la exhumación de Merlín y Henry Clifford, las dos grandes óperas de Albéniz; un decisivo y meritorio trabajo de difusión cultural que, en el caso de la primera, ha disfrutado incluso de los favores del DVD a raíz de su tardío estreno escénico en el Teatro Real madrileño. También apreciables, los rescates efectuados por Marco Polo de Mendi-Mendiyan de Usandizaga y Amaya de Guridi, ambos con la Sinfónica de Bilbao. Música antigua: de aquí y de allá 146 Pero donde el panorama discográfico español ha dado un vuelco decisivo y espectacular a lo largo de los últimos veinte años ha sido, sin duda, en el terreno de la música antigua. La indudable riqueza de nuestro patrimonio sonoro renacentista y barroco, oculto durante décadas en catedrales, bibliotecas y archivos y expuesto poco a poco a la luz de la investigación y la posterior interpretación ha propiciado —con retraso, es cierto, respecto a lo ocurrido en Francia o Italia— el nacimiento de algunos conjuntos que ¡por fin! cantan en su árbol genealógico. A la casi solitaria presencia discográfica de Jordi Savall, a mucha distancia el más internacional de nuestros intérpretes de música antigua y protagonista de tantos excelentes registros efectuados para Auvidis (Ortiz, Cererols, Milà, Morales, Guerrero, Victoria, Enzina, Cancioneros de la Colombina, Palacio, Medinaceli o Duque de Calabria) en las décadas de los ochenta y noventa, han venido a sumarse otros notables solistas y agrupaciones gracias a los cuales el repertorio hispano grabado ha ensanchado considerablemente su campo de acción. Paralelamente, la nómina de artistas extranjeros que han buceado con excelentes resultados en nuestro pasado musical ha contribuido a incrementar la presencia hispana en los catálogos de no pocas discográficas. Así, los Codex Calixtinus y Codex Las Huelgas del grupo Sequentia (Deutsche Harmonia Mundi), el Ensemble Dædalus con el Cancionero de la Catedral de Segovia (Accent), Robledo y Ruimonte por The Scholars (Accento Records), el Coro de la catedral de Westminster y sus versiones de Morales, Peñalosa y Victoria para Hyperion, los Victoria de The Tallis Scholars (Gimell) y The Sixteen (Coro), los premiados discos de Morales, Victoria y la Música para el Duque de Lerma por Paul McCreesh y su Gabrieli Consort en Archiv, el Codex Las Huelgas o las Ensaladas de Mateo Flecha y el Salve Regina de Diego Ortiz con el Libro de Tientos de Correa de Arauxo, todos ellos a cargo de Paul van Nevel (Sony, Ricercar), los maravillosos Narváez (Los seys libros del Delphín de música) y Mudarra (Tres libros de música en cifras) del vihuelista Hopkinson Smith (Astrée), la pionera —y, hasta el momento, única— integral clavecinística de Soler a cargo de Bob van Asperen (Astrée), Cantigas de Santa María por el grupo Antequera (Alpha), El Misterio de Elche por el Ensemble Gilles Binchois (Virgin), la Missa in Granada de Pedro de Escobar por el Ensemble Cantus figuratus con Dominique Vellard (Chistophorus), Cantadas de pasión del conjunto Accentus Austria (Arcana), El maestro de baile y otras tonadillas por el Ensemble Elyma y Gabriel Garrido (K617) o las infrecuentes Sonatas y Pastorelas de Manuel Blasco de Nebra por Carole Cerasi (Metronome). Por el buen camino La aparición de nuevos grupos estables, el interés del público por conocer obras arrinconadas —refrendado por el constante incremento de conciertos, ciclos y festivales de música antigua a lo largo y ancho de la geografía— y la progresiva atención de patrocinadores y gestores culturales en ayudar a difundir un legado emergente y lleno de atractivos han tenido como resultado la creación, sin precedentes hasta la fecha, de un abultado número de firmas discográficas independientes (modestas unas, otras en paulatina y merecida expansión), en las que las casi inevitables limitaciones económicas se suplen con audacia, sabiduría y ganas por ofrecer un “producto” cultural atractivo, competitivo y de calidad. Como aleccionador ejemplo, el sello escurialense Glossa, creado en 1992, ha sabido edificar —desde sus dos primeros álbumes, Música en tiempos de Velázquez y Canto del Cavallero— un catálogo riguroso y selecto en el que a sus iniciales artífices, los hermanos José Miguel y Emilio Moreno, han venido a sumarse una plétora de magníficos intérpretes sin distinción de fronteras: Marta Almajano, Nuria Rial, Carlos Mena, Patrick Cohen, Paolo Pandolfo, Emma Kirkby, Eric Hoeprich, Wilbert Hazelzet, Jacques Ogg, Jaap ter Linden, Claudio Cavina, La Venexiana, Frans Brüggen, Hervé Niquet, Fabio Bonizzoni, Enrico Gatti, Richard Cheetham o Michael Noone. El sello Almaviva, a través de la colección Documentos sonoros del patrimonio musical de Andalucía promovida por el Centro de Documentación Musical de esta comunidad autónoma, fue otro de los pioneros en este campo. Morales, De la Puente, Correa de Arauxo, Narváez, Vásquez, Guerrero, Rodrigo de Ceballos o Fernando de las Infantas han encontrado ilustres valedores en intérpretes como el Hilliard Ensemble, López Banzo y Al Ayre Español, Marta Almajano y Juan Carlos Rivera, la Capilla Peñaflorida o los Ensembles Gilles Binchois y Plus Ultra. Aunque el caso paradigmático sea indudablemente el protagonizado por Jordi Savall, creador en 1998 de Alia 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 147 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Vox, productora y editora de todas las nuevas grabaciones que el infatigable músico de Igualada realiza con sus diversos grupos (Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations), y en la que ha revalidado sus anteriores éxitos con Auvidis. Casi medio centenar de cuidadas grabaciones —Cabanilles, Marín, El Cancionero de Montecassino…—, producidas a un ritmo vertiginoso, muchos y ambiciosos proyectos para los próximos años y unas cifras de ventas sin precedentes avalan su brillante trayectoria. A su sombra, la presencia de pequeños editores como Verso (Calendas de Jerónimo de Carrión y Ecos y afectos de Miguel de Irízar por la Capilla Jerónimo de Carrión con Alicia Lázaro), Arsis (Terra Tremuit con Los músicos de su Alteza), los valencianos EGT y CDM (consagrado a los registros de Carles Magraner y la Capella de Ministrers), el andaluz Lindoro, Enchiriadis, los catalanes Discant (Sonatas, tocatas y fandangos del barroco catalán por Maria Lluïsa Cortada) y La mà de Guido o Pneuma (con la música andalusí y las Cantigas de Eduardo Paniagua y el gregoriano de Schola Antiqua con Juan Carlos Asensio) enriquece un paisaje al que muy recientemente han venido a sumarse Lauda, con las grabaciones de Albert y Ángel Recasens y La Grande Chapelle y Música Antigua Aranjuez, al amparo del conocido Festival de la localidad madrileña. Ampliando repertorios La creación de nuevas discográficas ha logrado también que, en coincidencia con la generación ascendente de nuevos compositores y el nacimiento de conjuntos de cámara especializados, el repertorio del pasado siglo XX y el estrictamente contemporáneo goce de una atención impensable hace tan sólo unos pocos lustros. A los registros de la Fundación Autor (Rodríguez Albert, Homs, Bernaola, De Pablo, Marco y, mirando atrás, Conrado del Campo y Pedrell), RTVE Música (Antonio José, De Pablo, Bernaola, De Olavide, la colección del Premio Reina Sofía de Composición Musical), LIM, Tritó (las Sinfonías I, II y Viaje imaginario de Jesús Rueda, el Montsalvatge orquestal de Noseda), Anacrusi (el piano de Josep Soler por el autor, el de Ricard Lamote de Grignon, Juli Garreta y Enric Morera y Música de la II República por Jordi Masó, el de Nin-Culmell por Atenelle, las obras religiosas de Homs), La mà de guido (Toldrá, Blancafort, Benejam), Ars Harmonica (Mestres Quadreny), Edicions Albert Moraleda (el piano de Josep Cercós), Columna Música (Gols, Nin y Nin-Culmell, Homs, Guinjoan, Oltra, Benguerel, Casablancas, Aracil, una interesante serie Montsalvatge), Almaviva (La Generación musical del 27, Castillo, Zayin de Guerrero por el Cuarteto Arditti), Calando (canciones de Albéniz), EMEC u Ópera Tres, entre otros, se han sumado hace muy poco los monográficos consagrados a César Camarero, Tomás Garrido, Santiago Lanchares y Tomás Marco en Verso (que también ha prestado atención a la obra de creación de Fernández Arbós). A pianistas como Bernaldo de Quirós se debe la disponibilidad de la obra completa de Rodríguez Albert (DCL), Antonio José y Rodolfo Halffter (Piccolo). Algunas ediciones periféricas — tan meritorias como restringidas, salvo excepciones, en su distribución— han logrado que conozcamos la obra orquestal de Julián Orbón (Fono Astur, más tarde en Naxos), la de cámara de Dúo Vital (Fundación Marcelino Botín) o Julián Menéndez (Dahiz), el Cuarteto cromático de Evaristo Fernández Blanco (DCL), la obra para violín y piano de Andrés Gaos (RDC Musigalia), el piano del mallorquín Torrandell (Blau) o el de Ángel Oliver (Delicias discográficas), la obra de cámara de Teresa Catalán (Ars incognita) o la de Rafael Mira y César Cano (Patrimonio Musical Valenciano). Es de justicia resaltar la labor de Diverdi no sólo en la distribución de algunas de estas discográficas sino también por su participación en la producción de algunos discos concretos —el máximo ejemplo sería el Don Quijote de Cristóbal Halffter en Glossa— y, lo que es más importante para la difusión internacional de nuestro patrimonio, en la incorporación de autores españoles en sellos especializados como, por ejemplo, Col Legno. La presencia de Francisco Guerrero (su trascendental integral sinfónica a cargo de Encinar y la Sinfónica de Galicia), Luis de Pablo, Tomás Marco (Cuartetos por el Arditti), José Luis Turina, Cruz de Castro o Alfredo Aracil en dicho catálogo alemán así como la de Cristóbal Halffter o Joaquim Homs en Marco Polo, Marco en BIS (que cuenta también con el ciclo Albéniz en marcha de Miguel Baselga), la Sinfonía nº 2 “En las montañas de Galicia” de Gaos por Víctor Pablo Pérez (BMG, después Arte Nova), las sonatas para cuerdas y piano de Lluís Benejam (ASV) o la desconocida música coral de Albéniz, Granados, Falla, Vives o Pedrell por el Coro Cervantes (Guild) pertenecen ya a ese síntoma de “normalización” que explica las apuestas de Warner por Álvaro Marías y de Harmonia Mundi por artistas como Claret, Guinovart, Lluna, Colom, el grupo Alia Mvsica de Miguel Sánchez (con cinco grabaciones en su haber), la inclusión en su catálogo de compositores como Guinovart o De Pablo, el salto al repertorio internacional de Pons (Ginastera, Stravinski, Bizet, Rota) y el Cuarteto Casals (Debussy, Zemlinsky, Mozart) o los fichajes de Marta Almajano, Juan Carlos Rivera (Silva de Sirenas) y López Banzo, que amplía a otros territorios (Colpa, Pentimento e Grazia de Alessandro Scarlatti, A batallar estrellas) sus anteriores logros en Deutsche Harmonia Mundi (Barroco español, Los elementos de Literes, Cantadas de Torres). El reciente regreso del proyecto de zarzuelas de Fundación Caja Madrid, anteriormente con Auvidis, retomado hace un año por Universal con El dúo de la africana y ahora proseguido con La Gran Vía y El bateo, el ciclo Los Siglos de Oro (Glossa y otros sellos) patrocinado por la misma entidad madrileña y la aparición en DVD (Opus Arte) de diferentes montajes efectuados en el Teatro Real y el Liceo de Barcelona subrayan el gran momento por el que atraviesa la difusión discográfica de nuestro legado musical. Es indudable que aún queda mucho, muchísimo por hacer. Hay huecos por cubrir en el Siglo de Oro, todavía falta por escuchar gran parte del repertorio dieciochesco, apenas se ha rascado la corteza de nuestro desprestigiado Romanticismo, la Generación de los maestros y la de la República —¿se publicará algún día el monográfico Julián Bautista grabado hace años con Ros Marbà para el sello Autor y a día de hoy inédito?— esperan aún una merecida rehabilitación y bastante música del último medio siglo continúa ayuna de grabaciones. Pero aun así, si volvemos la mirada veinte años atrás, el balance que arrojan estas dos décadas de grabaciones españolas bien merece calificarse, sin temor a incurrir en falsos optimismos, como positivo y esperanzador. Juan Manuel Viana 147 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 148 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA TODO Y NADA La industria jazzística española nos emplaza ante una realidad en la que el todo y la nada se reparten los titulares. Aquí, ya se sabe: o no llegamos o nos pasamos. Así lo demuestra el paso de esta música por las dos últimas décadas, en las que, tras la bonanza de los ochenta, luego llegó la sequía de principios de los noventa. Hoy, traspasado el umbral del nuevo siglo, el jazz atraviesa uno de los momentos más felices de toda su historia, asistiendo al crecimiento de todos los activos que conforman su cadena industrial: discográficas, festivales, productores, programadores, representantes, medios de comunicación, músicos y espectadores. JAZZ Al margen de los movimientos del mercado —unos caprichosos y otros interesados—, esta valoración positiva descubre justos argumentos en la actual madurez creativa de nuestros jazzistas; su latido artístico hoy suena orgulloso y sin complejos en todos los escenarios del mundo. No obstante, al jazz español todavía le queda mucho camino por recorrer, ya que sigue siendo una tarea heroica reservada para unos pocos privilegiados. La mayor de las razones se antoja evidente: la insensibilidad de las instituciones públicas para con esta música. Hace tiempo que el jazz dejó de ser una “música norteamericana y de negros”, convirtiéndose en cultura universal. Hoy su eco resuena en cualquier rincón del mundo y nadie puede apropiarse de su exclusividad. Nuestros políticos no han entendido este nuevo escenario, por lo que, en el mejor de los casos, siguen destinando sus esfuerzos y ayudas para músicas autóctonas como el flamenco. Toda iniciativa privada acostumbra a moverse entre aguas comerciales, por lo que la mayor deuda pendiente que tiene nuestro jazz es, precisamente, la salvaguarda institucional. En este sentido, y tomando como ejemplo el modelo francés, efectivamente queda mucho camino por recorrer: reconocimiento académico en los conservatorios, programa de becas, ventajas fiscales, ayudas a la producción y promoción, apoyo a los carteles con cuotas nacionales, difusión en los medios de carácter público… Actualmente, este tipo de acciones resultan inconcebibles, pero nadie está reclamando que el panorama cambie de la noche a la mañana; sí es posible, no obstante, la exigencia a las instituciones públicas de un mínimo compromiso para con el jazz a través de una mejora paulatina de todas estas demandas. Y de una mejora inteligente, bien planificada. Un ejemplo: el pasado mes de noviembre en Madrid, tras una dolorosa ausencia jazzística de varios meses, coincidieron a la vez tres festivales: el genérico de Madrid, el de Ciudad Lineal (ligado a una de las juntas municipales de la ciudad) y el universitario Jazz San Juan Evangelista. La coexistencia de estos carteles no supone irregularidad alguna, al contrario, siempre será bienvenida; la anomalía reside en su antes y después, ya que no es normal que la afición jazzística sólo pueda satisfacer su apetito de tarde en tarde y de manera ocasional. “El pelotazo” de los ochenta 148 En la década de los ochenta, el jazz formó parte de buena parte de las programaciones culturales municipales, gracias a una serie de ayudas económicas promovidas por el Ministerio de Cultura. Sin embargo, aquella iniciativa tuvo como principal argumento el flujo de dinero, ya que el jazz tampoco se escapó a lo que popularmente se conoció como “cultura del pelotazo”; muchos de los promotores que vivieron aquella época hoy continúan su actividad con las arcas bien llenas, evidenciando su único y verdadero interés: el negocio. Ahora andan a la gresca con las instituciones lamentando la falta de ayudas, pero su voz pierde todo valor en esos Chano Domínguez objetivos puramente mercantilistas. Evidentemente, el Estado ha de preservar nuestro patrimonio cultural, pero con una política de subvenciones coherente y sostenida, para que, como ha sucedido en estas dos últimas décadas, no convirtamos el pan de hoy en hambre para mañana. En cuanto a los hechos musicales, la evolución artística de nuestros jazzistas a lo largo de esta década se retrata por sí sola. Hace veinte años, el movimiento de nuestro jazz quedaba reducido casi exclusivamente, a la actividad de clubes legendarios como los madrileños Whisky Jazz y, luego, Café Central (el mencionado Club de Música y Jazz San Juan Evangelista, que ahora cumple 35 años de vida, siempre ha sido un caso aparte). Así, sólo unos pocos nombres lograban auparse a festivales líderes como los de Madrid, Barcelona, Vitoria-Gasteiz o Donostia-San Sebastián, caso de Tete Montoliú o Pedro Iturralde, o el de jazzistas extranjeros afincados en nuestro país como Jean Luc-Vallet, Dave Thomas, Donna Hightower, o Lou Bennet. Las propuestas jazzísticas de aquel tiempo eran un reflejo del modelo norteamericano, con lo que lo mejor aún estaba por llegar. 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 149 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Jazz-flamenco Con la perspectiva que concede el tiempo, hoy parece claro que el gran crecimiento jazzístico en nuestro país tuvo como principales responsables a artistas como Chano Domínguez y Jorge Pardo y su llamado jazz-flamenco. Este nuevo lenguaje encontraba justos antecedentes tanto en los apuntes foráneos de popes ilustres como Miles Davis, Coltrane o Chick Corea, como en las aventuras cercanas de Pedro Iturralde o Tete Montoliú, pero fueron ellos dos los encargados de dar verdadero sentido a la expresión “jazzflamenco”. La pareja no se limitó a combinar estilos, sino que construyó un todo estético personal e indivisible, en el que la rumba o la soleá se leían con palabras de jazz, mientras evocaban la memoria de Ellington o Monk a ritmo de bulerías. La cercanía de este nuevo latido jazzístico, al margen de sus singularidades técnicas e interpretativas, provocó el apoyo del público a nuestros músicos, repercutiendo directamente en la industria de nuestro jazz. Así, a discográficas veteranas como Nuevos Medios, Fresh Sound o Nuba/Karonte, en este periodo se han sumado otras compañías y distribuidoras como Satchmo, New Mood Jazz, Xingra, Distrijazz, Errabal/Hotsak, Omix Records, Lola Records, Énfasis/Índigo, Maui Music o Quadrant Records, recientemente incorporada al mercado. En el caso del saxofonista y flautista madrileño y del pianista gaditano la aventura echaba raíces en sus proyectos anteriores, Dolores y Paco de Lucía, y Decoy e Hixkadix, respectivamente; pero la constatación pública de sus sueños llegó con la publicación de los discos A mi aire, Las cigarras son quizá sordas y Veloz hacia su sino (Nuevos Medios, 1991, 1992 y 1993), por parte de Pardo, y Chano y Hecho a mano (Nuba, 1993 y 1996), por parte de Domínguez. La conexión de ambas inspiraciones quedaría fijada a mediados de los noventa en ese álbum compartido y de título revelador, 10 de Paco (Nuevos Medios, 1995), y se prolongaría después en los trabajos individuales del pianista (En directo, Imán y Oye cómo viene,) y del saxofonista (2332, Mira y Vientos flamencos, al margen de sus registros junto a la pareja Benavent/Di Geraldo y el Trío D’3). La irrupción de este sentimiento jazzístico exclusivo animó y contagió a buena parte de los compañeros de Pardo y Domínguez, que inmediatamente se sumaron a esta intención creativa. Ahí están los casos del bajista Carles Benavent (Agüita que corre y Fénix, Nuevos Medios, 1995, 1997); los guitarristas Chema Saiz (Mi carro, SRP Discos, 1997) y Ángel Rubio (Jazzjondo, NMP, 1998); el pianista Pedro Ojesto (Lo mejor que tengo, Alía, 1998); la formación Addax de Kike Perdomo, Francis Pose y “Roper” (Pa’ mi gitana, Fresh Sound, 1999); el grupo Amalgama (Encuentro, Nuba 1995) o los bateristas y percusionistas Guillermo McGuill (Los sueños y el tiempo, El Europeo, 1999) y Tino Di Geraldo (Bulerías y Flamenco lo serás tú, Nuevos Medios, 1994, 1997). Y para confirmar la buena salud del llamado jazz-flamenco, el tándem Michel Camilo-Tomatito se hacía con un Grammy Latino gracias a su Spain (Lola Records, 2000). El éxito de estas series discográficas se vio reflejado en unas cifras de ventas más que aceptables y en la cada vez mayor presencia de jazzistas españoles en las distintas programaciones de festivales y conciertos. Su efecto sobre el resto de la escena española fue expansivo y concéntrico, y como consecuencia de su buen crédito —nunca como resultado— los distintos sectores de la industria musical descubrieron un mar de intereses en el gremio jazzístico, que aprovechó esta receptividad para mostrar todos sus nombres y apellidos. Superada la fiebre del jazz-flamenco —que también supuso un lastre artístico, en la medida en que la mayoría de las direcciones estilísticas sólo apuntaban hacia allí—, nuestros artistas se entregaron por fin a su propia verdad musical. Nuestro jazz, a finales de los noventa, era un hervidero de creatividad desnuda y personal, gracias al cual hoy P. Manzano Este tiempo sirvió para que público y músicos pulsaran en directo todos los perfiles del jazz en su formulación estadounidense, aunque, ya se ha dicho, poco o prácticamente nada se hizo por lo nuestro. No obstante, este proceso de aprendizaje abierto a todos los ciudadanos del jazz español fue la semilla que más tarde iba a germinar en la siguiente década; si los ochenta fueron años de adiestramiento, los noventa fueron la consecuencia artística y natural de todas esas noches de trabajo vividas anteriormente. Sin lugar a dudas, la explosión creativa que hoy experimenta nuestro jazz surgió en esta década, ya que nuestros músicos entendieron que el jazz, para tener entidad propia, debía contarse en primera persona. Esta situación fue compartida por el resto de jazzistas europeos, que, antes que nosotros, comprendieron que el jazz se hace universal a partir de un pensamiento y un corazón propios (algunas de estas reflexiones ya se recogieron en el número de SCHERZO del pasado mes de diciembre bajo la primera entrega de la serie titulada Lo nuestro). Jorge Pardo asistimos al libre movimiento de las ideas jazzísticas de nuestros músicos. De este modo, buena parte de los miembros de la generación intermedia de nuestro jazz empieza a contar su música con un marcado carácter personal, alcanzando cotas artísticas de gran valía. Aquí surgen nombres como el armonicista Antonio Serrano; los saxofonistas Perico Sambeat, Josetxo Goia-Aribe y Víctor de Diego; los contrabajistas Baldo Martínez, Gonzalo Tejada y Javier Colina; los guitarristas Joaquín Chacón, Ximo Tébar, Dani Pérez y Ángel Rubio; los pianistas Iñaki Salvador, Alberto Conde y Albert Bover; o las cantantes Paula Bas, Celia Mur, Carme Canela o Amelia Bernet. Al tiempo, viejos capitanes como Pedro Iturralde, Vlady Bas, Lluís Vidal, Joan Albert Amargós, Horacio Icasto, Víctor Merlo, Max Sunyer, Carlos González “Sir Charles” o Pedro 149 113_150 Pliego 8_9_10 25/10/10 12:25 Página 150 D O S I E R VEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑA Llibert Fortuny Ruy Blas, recuperaron en esta época la primera línea de fuego, colocando encima de la mesa su larga y sofisticada sabiduría musical. Generación Naranjito Todo este legado jazzístico obtuvo justa respuesta durante el segundo lustro de los noventa. Si en Estados Unidos surgió una estirpe de jóvenes jazzistas encabezada por Roy Hargrove y Antonio Hart bajo la vitola “The Young Lions”, aquí, en España, los escenarios empezaron a cobijar las propuestas de una pandilla de músicos avanzados y urgentes que nosotros acostumbramos a presentar bajo la marca “Generación Naranjito”. El ciclo se cerraba, y tras años de laboriosa cosecha llegaba el momento de la recogida… El jovencísimo pianista Albert Sanz está llamado a ser uno de los grandes embajadores del jazz español, tras ese lúcido breviario discográfico firmado junto al contrabajista David Mengual, Des d’ aquí (Satchmo Records, 1999); Mengual, por su parte, desató con insólitos resultados toda la sinceridad jazzística de sus cuerdas en Monkiana (Fresh Sound, 1997); el pianista valenciano, tinerfeño de adopción, Polo Ortí, prestó algunas de sus composiciones a los mismísimos Gary Burton y Pat Metheny, recogidas ahora en su homónimo Polo (Producciones Sorondongo, 1998); el saxofonista José Luis Gutiérrez le puso denominación de origen a su jazz castellano en Núcleo y el Ojo de la aguja (1997 y 2000); los hermanos Rossy, bajo la tutela privilegiada de Brad Mehldau, elevaron al mundo la nueva voz del jazz español; los saxofonistas vascos Mikel Andueza, Iñaki Askunce, Ion Robles y Gorka Benítez ampliaron con acierto sus respectivos catálo- gos discográficos; y el trompetista Benet Palet y los bateristas Xavi Maureta y Marc Miralta prestaron generosos servicios a todo jazzista que movía ficha en tierras catalanas. Igualmente, en este periodo aparecen colectivos de gran mérito, como la Iruña Big Band, la Pirineos Jazz Orchestra, la Granada Big Band o la Big Band de Ramón Cardo, bajo cuyos entramados se aglutinaron parte de los talentos diseminados por nuestra geografía jazzística. Por último, la última hora está firmada por jovencísimos artistas que amplían el futuro de nuestro jazz. Entre los más destacados caben reseñar los pianistas Abe Rábade (Babel de sons, Simetría, Ghu! Project), Jordi Berni y Jon Urrutia (Home Made); la cantante Esther Andújar (Celebrating Cole Porter); los trompetistas Raynald Colom (My Fifty One Minutes) y David Pastor (Introducing); los saxofonistas Llibert Fortuny (Un Circ Sense Lleons y Revolts), Santi Ibarretxe (Primital) y Javier Vercher (Introducing The Javier Vercher Trio); los contrabajistas Pablo Martín, Tom Warburton y Paco Charlín; los bateristas Marc Ayza, Borja Barrueta y Ramón Ángel Rey; o las bandas Dead Capo o John Pinone. La nómina de nuevos talentos, afortunadamente, es larga, y convendría recordar que aquí aparecen los ejemplos más destacados bajo el humilde criterio del que abajo firma. Tampoco deberíamos olvidar las sustanciosas aportaciones de músicos extranjeros residentes o habituales en nuestro país, caso de Fabio Miano, Joshua Edelman, Malik Yaqub, Bobby Martínez, Bob Sands, Andzrej Olejniczak, Robert Borde, James Kashishian, Ove Larsson, Horacio Fumero, Jeff Jerolamon. Carlos Carli, Nirankar Khalsa, Chris Kase, David Herrington, Pablo Rivero, Federico Lechner o Peer Wyboris. Todos ellos, como el que más, han escrito con impecable trazo la historia reciente de nuestro jazz; del mismo modo, aunque con trazo periodístico, esta misma historia nos fue contada y retratada a través de la literatura urgente de compañeros, hoy añorados, como Pío Lindegaard y Don Hillegas, o Ebbe Traberg y Federico González, dueños morales de las páginas de jazz de SCHERZO. En definitiva, el jazz español camina con paso firme hacia delante, aunque todavía a golpe de riñón por culpa de la insensibilidad institucional y la estrechez de mirada de ciertos agentes de la industria musical. Un remite de última hora corrobora esta reflexión, ya que la suite jazzística Proyecto Minho, del contrabajista gallego Baldo Martínez, todavía sigue sin padrino discográfico a pesar de ser una de las obras más ambiciosas e inteligentes de los últimos años. Ya lo dice el tango: “…si veinte años no es nada…”. Pablo Sanz SUGERENCIAS DISCOGRÁFICAS PARA RESUMIR DOS DÉCADAS Catalonian nights. Vol. 1 y 2. TETE MONTOLIÚ (Steeple Chase, 1980). Los ojos de Eva. PEDRO ITURRALDE (Hispavox, 1983). The music I like to play. Vol.1, 2 y 3. TETE MONTOLIÚ (Soul Note, 1986). Anís del Gnomo. XIMO TEBAR (Difusió Mediterránea, 1990). Punto de partida. PERICO SAMBEAT, TETE MONTOLIÚ Y WALLACE RONEY (EGT, 1991). D’ aquí pa’allá. DECOY (Marsellas Grabaciones, 1991). Las cigarras son quizá sordas. JORGE PARDO (Nuevos Medios, 1992). Chano. CHANO DOMÍNGUEZ (Nuba/Karonte, 1993). Veloz hacia su sino (Nuevos Medios, 1993). When I Fall in Love. BRAD MEHLDAU & ROSSY TRIO (Fresh Sound, 1994). 10 de Paco. JORGE PARDO Y CHANO DOMÍNGUEZ (Nuevos Medios, 1995). Encuentro. AMALGAMA (Nuba/Karonte, 1995). Hecho a mano. CHANO DOMÍNGUEZ (Nuba/Karonte, 1996). Monkiana. Tribute to Thelonious Monk. DAVID MENGUAL (Fresh Sound, 1996). 150 Hello Mr. Bennett. XIMO TÉBAR (WEA, 1997). 2332. JORGE PARDO (Nuevos Medios, 1997). Núcleo. JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ (Fresh Sound, 1997). Juego de niños. BALDO MARTÍNEZ GRUPO (Karonte, 1998). Des d’aquí. ALBERT SANZ Y DAVID MENGUAL (Satchmo Records, 1999). Los sueños y el tiempo. GUILLERMO MCGILL (El Europeo/Karonte, 1999). Piano solo. IÑAKI SALVADOR (Satchmo Jazz Records, 2000). Introducing. DAVID PASTOR (Omix Records, 2002). Per l’altra banda. RAMÓN CARDO BIG BAND (Xábia Jazz, 2002). Jam en el Kursaal. PERICO SAMBEAT Y BIG BAND (Satchmo Jazz Records, 2002). Live in Sevilla. OAM TRÍO + MARK TURNER (Lola Records, 2003). Friendship. PERICO SAMBEAT (ACT/Karonte, 2003). Ghu! Project. Vol. 1. ABE RÁBADE & GHU! PROJECT (Karonte, 2004). Un Circ Sense LLeons. LLIBERT FORTUNY QUARTET (Nuevos Medios, 2004). Oraindik Ametsetan. VÍCTOR DE DIEGO GROUP (Hotsak, 2005). My fifty one minutes. RAYNALD COLOM QUINTET (Fresh Sound, 2005). Tusitala. BALDO MARTÍNEZ GRUPO (Karonte, 2005). scherzo_200x280 14/10/05 10:30 Page 1 Tune in to the people who make music move at Midem Classique & Jazz CLASSIQUE JAZZ CONTEMPORAIN TRADITIONNEL Classical and jazz music are seeing new opportunities, and only one event lets you tap into their rich potential: MIDEM, the world's music market. Over 9300 professionals attended last year and figures are already up for 2006. Plus MidemNet Forum has been expanded. To find out more and register now, go to www.midem.com Alternatively call Cornelia MUCH on 49 7631 176 80 or e-mail: [email protected] Meet the widest range of indie and major labels. You'll be able to make contact with publishers, along with technology, mobile and audio/video sectors as well as the thriving live music industry - all at our special 40th anniversary edition. MIDEM: 22-26 January 2006 • MidemNet & MidemNet Mobile: 21-22 January 2006 Palais des Festivals, Cannes, France • www.midem.com ENCUENTROS Ian Bostridge DIEZ AÑOS DESPUÉS A los treinta años, edad con la que algunos tenores comienzan a despuntar, Ian Bostridge (Londres, 1964), doctorado en Filosofía e Historia por Oxford y Cambridge, decidió dejar de lado las salidas habituales de su formación universitaria y enrolarse profesionalmente en la carrera del canto. Una actividad que le acompañaba desde la infancia en grado de amateur, brindándole, con doce años, la posibilidad de ser en escena uno de los niños revoltosos del Werther de Massenet. En 2000, en el ecuador de su actividad musical y coincidiendo con su debut en Madrid, SCHERZO tuvo ocasión de conversar con él. Ahora, Sir Ian, por la Gracia de su Majestad Británica desde el pasado diciembre, es ya un artista maduro — casado con la escritora Lukasta Miller y padre de un hijo, Oliver—, convencido de su decisión de hace una década, y agradecido por el peso que han tenido en su vida Julius Drake, Deborah Warner y Hans Werner Henze. Después de haber pisado como liederista las tablas del Real y coincidiendo con su regreso al Teatro de la Zarzuela que le abrió sus puertas, acepta retomar aquel diálogo, pasando revista a cuatro décadas de vida. ¿Qué balance hace Sir Ian Bostridge, apurando los últimos días de sus 40 años? 152 En este momento, cuando se cumplen también mis diez años Como cantante a tiempo completo, vuelvo la vista atrás y me siento muy satisfecho. Cuando puse en marcha esta aventura, nunca pude suponer que, una década más tarde, pudiese encontrar un hueco para mí en este mundo de la voz, y que todo funcionase tan bien como está funcionando. Ahora, a medida que me voy haciendo más mayor, creo que las cosas van incluso a mejor día tras día. Y eso que tuve miedo de que, al pasar de los treinta a los cuarenta, la voz se resintiese y las cosas pintasen peor, pero, por el contrario, he podido constatar que a medida que envejezco está mejor que antes. Una de sus mayores dudas en sus comienzos fue si debía renunciar a las salidas que le brindaba su flamante formación universitaria ¿No se arrepiente del cambio? Creo que hice bien con mi decisión, pero no he me quitado de la cabeza el seguir adelante con esas cosas, digamos intelectuales, porque las echo en falta. Me gustaría poder dedicar más tiempo, sobre todo a la escritura, no en pequeñas dosis, sino a un nivel más alto. Hace mucho que intento escribir un libro sobre no sé qué materia. Pero en estos momentos es imposible de todo punto. Espero llegar a hacerlo cuando avance más en mis cuarenta. Tenía uno pendiente sobre música… Y pendiente sigue, porque ni lo llegué a comenzar. Empezar a cantar de un modo profesional sabía que significaba renunciar a la escritura. Aun así, pensé que podría simultanear ambas actividades en alguna medida. Pero me fui dando cuenta de que can- ENCUENTROS IAN BOSTRIDGE tar y escribir me resultaban actividades incompatibles. Un libro es una cosa muy importante, y acabarlo es más difícil aún que empezarlo a escribir. ¿Es el único que tiene en mente en alguna medida? No sólo ese. Estaba pensando también en otro en el que ordenase una colección de ensayos que en su momento escribí, y que me apetece revisar desde un punto de vista histórico y musical. Incluso en otro podría ser sobre Haendel. En este caso, sería un trabajo académico en torno a la irrupción de Haendel en el siglo XVIII, el que más me interesa musicalmente. Había escrito un ensayo a propósito de la relación de Haendel con la Ilustración, y me parece un proyecto interesante para desarrollar en el futuro. Una de las salidas de su formación habría sido la enseñanza. ¿En algún punto se ha propuesto ejercerla desde la música, durante sus diversas estancias en régimen de artista en residencia? Cuando estuve centrado en la actividad de historiador y académico, di algunas clases y aquello me pareció una experiencia muy positiva desde el punto de vista analítico. Partiendo de esa consideración, enseñar a cantar podría ser también una buena vía de estimulación intelectual. Ese podría ser el motivo por el que, en las pocas ocasiones en las que lo he hecho, particularmente en América hace unos cuantos meses, disfruté muchísimo. Fueron experiencias aisladas, y mi papel no fue estrictamente el de enseñante. Otra cosa sería si centrase mi actividad como un auténtico profesor, porque en esos casos eres consciente de la gran responsabilidad que adquieres frente a tus alumnos. ¿En esos casos repite las fórmulas que vio a sus maestros, como Fischer-Dieskau? Me propongo hacer las cosas de una manera personal. Para empezar, en contra de lo que se suele hacer en las clases magistrales yo nunca canto, porque eso inhibe a los alumnos. Me da la impresión de que con esa actitud no se les ayuda mucho. ¿Qué es lo más importante de todo lo vivido en estos últimos diez años? Par empezar valorando mi experiencia humana, diré que, sin duda, lo más importante me sucedió hace cinco años, cuando tuve a mi primer hijo, Oliver. Aparte de esto, serían varias las emociones a destacar, porque son muchas las cosas que he vivido en este tiempo. Empezando por el modo en que se han intensificado mis apreciaciones musicales, como suele comentar Julius Drake, el pianista que prácticamente siempre me acompaña. O la posibilidad de haber encontrado otros compañeros de trabajo, como reciente- mente Mitsuko Uchida o Leiv Ove Andsnes, y directores como Toni Pappano o Daniel Harding. Con todos ellos he establecido una relación muy divertida tanto en lo musical como en el aspecto personal. Cuando trabaja con pianistas de la talla que ha mencionado, ¿no surgen celos, cuestionándose a cuál de los dos va a ver el público? Hasta el momento al menos no ha surgido ningún problema en particular. Pero antes de nada hay que diferenciar las numerosas audiencias, con diferentes gustos dependiendo del sitio donde actúes. Con todo y con eso, creo que la gente que acude a un recital de lieder, lo hace porque se siente atraído por las canciones en sí, al margen del nombre de los intérpretes. Cuando recibió el nombramiento de Comander del Imperio Británico ¿disfrutó más la persona o el artista? Es difícil de explicar, pero disfruté más como alguien comprometido con la música clásica, que en Gran Bretaña no suele ocupar los puestos de prioridad de las agendas oficiales, ni siquiera en el apartado de la cultura. No está de moda en Inglaterra en el mundo ejecutivo, entre la intelligentsia, en una palabra, entre las élites metropolitanas de la sociedad o como se las quiera llamar. Y es una pena, porque la música no puede sobrevivir apartada de la cultura oficial, donde parece sólo importar lo que tenga relación con lo visual y con el ocio. La música clásica está en este momento en la periferia de las decisiones. Por esa razón me ilusionó recibir como premio el nombramiento. Pero también me ilusiona el hecho de que durante un par de semanas una nueva ópera como La tempestad, de Thomas Adès pudiera convertirse en centro de atención de todos los medios culturales. En momentos así me pongo contento, porque me gusta que esas cosas continúen sucediendo. Se lamenta que la música clásica no esté de moda, y sin embargo su lanzamiento tuvo algo similar al de las figuras del pop, con fans intercambiando datos en Internet. Pero esa actitud hace ya tiempo que desapareció. Cuando apareces te ven de un modo, que va cambiando, al ver tu ritmo de trabajo del día a día, imagino. ¿Lo rechaza? No, porque soy consciente de que ese tipo de comportamientos ayuda al negocio, y la música clásica sobrevive gracias a la venta de tus discos y de entradas para llenar los auditorios donde programan tus conciertos. Debes ser consciente de ello y colaborar en la medida de lo posible, dejándote fotografiar y concediendo entrevistas cuan- do sea necesario, porque es el único modo que tienes de ayudar. A otros niveles, es como cuando un actor rueda una película, y en el contrato acepta con su firma entregarse en la promoción, y a veinte encuentros con la prensa al día cuando le toquen, sólo que en la música clásica es menos duro. ¿Echa algo en falta en estos años, o se lamenta de algo? Uf, habitualmente no me quejo de nada. Pero si lo pienso, tal vez lo que más me duele es tener que pasar mucho tiempo fuera. Me gustaría en alguna medida ser dueño de mis días, y no tener que alejarme tanto de mi familia. Especialmente esos largos periodos cuando tengo que preparar la producción de una ópera, para que al final no me quede satisfecho con el resultado. Entonces lamento el tiempo perdido en preocuparme en cómo cantarla. Es curioso que hable de múltiples escapadas quien aspiraba a centrarse en 20 o 25 conciertos por temporada. Es lo que pensé en un primer momento. Pero ahora son muchos más que esos. Diría que unos 65 de media. Por eso pienso que con 10 o 15 menos, para quedarme en 50 o 55 me daría por satisfecho. El año en que nació mi hijo canté 44, y en esa cifra aproximadamente me podría mover con comodidad, y podría parar más en casa. Pero, por encima de todo, lo que más temo son esas grandes producciones de ópera en el extranjero en las que me obligan cada vez a ocho o nueve semanas de entrega. También el capítulo operístico pensaba reducirlo a una o dos producciones al año. Y en esa idea continúo, pero es difícil mantenerse al margen del mundo operístico que obliga a aceptar todas sus exigencias. Así se comprende que no pueda terminar el libro, porque me estoy volviendo perezoso a la hora de escribir. Su primera cita mozartiana en 2006 será en Viena. Eso es. En enero tengo que cantar allí un Don Giovanni, y ya empiezo a pensar que la fecha está ya ahí, y que se echa encima el periodo de ensayos. ¿Será su único homenaje a Mozart en los 250 años del nacimiento del compositor? Casi, si exceptuamos un concierto en Hamburgo también en enero, donde cantaré algunas arias suyas. Creo que eso es probablemente todo. Pero por otra parte tengo programado mucho Schumann, otro compositor también con aniversario, en este caso los 150 años de su muerte. Además, usted parece estar más cerca de Schumann que de Mozart. Digamos que hasta cierto punto sí. 153 ENCUENTROS IAN BOSTRIDGE Sheila Rock Pero eso no quita que Mozart me parezca también maravilloso, y muy sereno a la hora de cantarlo. Salvo en el caso de Idomeneo, donde toda esa serenidad desaparece. Don Giovanni no tiene tampoco nada de sosegada, aunque la parte de tenor en Don Ottavio es muy hermosa y muy calmada a la vez, con unas arias cargadas de magia. Muy liederísticas. Esa es la impresión que me producen. ¿Con Don Giovanni zanja el capítulo operístico del año? Sí. Bueno, creo que sí. Pero en 2007, cuando tengo pendiente la reprise de La tempestad y cuando cantaré también Billy Budd en versión de concierto, llegará al fin el momento de mi primera Muerte en Venecia. ¿Billy Budd con Harding en el foso, como usted quería? Eso es, y en La muerte en Venecia, programada por la English National Opera en el English Coliseum de Londres. volveré a trabajar con Deborah Warner, lo que me parece maravilloso. Si unimos a Billy Budd y Muerte en Venecia el disco suyo que en estos días aparece con obras de Britten, se diría que se encuentra sumergido en el universo de este compositor. Hablamos de un disco en el que he reunido sus tres ciclos de canciones en un volumen dentro de un proyecto de música del siglo pasado. Estas serían obras del siglo XX, para tenor en inglés. Me parece una elección preciosa porque todos los temas son muy melódicos, y al tiempo de resultar muy próximos son muy modernos en lo que respecta a la sensibilidad del compositor, lejos de la idea del kitsch o del pastiche. Son lieder fantásticos, o al menos así me lo parecen, con una música prodigiosa, y muy extrema desde el momento en que suscita emociones muy profundas. Con Rimbaud por medio. Un punto añadido a alguien como usted, casado con una escritora. También por eso es importante para mí interpretar obras que tengan una clara dimensión literaria. En ese punto, uno se encuentra grandes sorpresas en Britten. En esa combinación de músico sublime y práctico a la vez. Un creador supremo en el modo de cuidar el aspecto literario en sus obras, contado para todas ellas con textos de peso. ¿Considera a Britten el último liederista? 154 En muchas cosas, sí. Sin ir más lejos, en el modo de escribir para voz y piano, siguiendo la tradición de Schubert, Schumann o Wolf. En parte porque, como en el caso de su colega contemporáneo Francis Poulenc, Britten estaba acostumbrado a interpretar en casa al piano el repertorio tradicional del siglo XIX, además de a acompañar en concierto a Peter Pears. De ese modo, se creó un buen entorno en el que producir canciones de gran calidad que conseguían la aprobación general del público. No como sucede en la actualidad con muchos compositores que, o son demasiado complejos y profundos, o totalmente kitsch, Porque hoy se hace mucha música kitsch. ¿A la música francesa llegó por su grabación con el Cuarteto Belcea? No la descubrí entonces, había llegado a ella muchos años atrás —hablo de mis comienzos— cuando tuve como profesor a Pierre Bernac, que había sido también cantante en sus tiempos. Él me descubrió ese repertorio, que he cantado muchas veces en recital. Sobre todo, el sublime Tel jour telle nuit, que Poulenc escribió sobre poemas de Paul Élouard, que me parece uno de los ciclos de canciones más extraordinariamente importantes de los escritos nunca. Sin embargo, a pesar de todas esas incursiones en sus dos visitas hasta ahora a España: la de Galicia a principios de mes y la del Teatro de la Zarzuela de Madrid seis días antes de su cumpleaños (nació un día de Navidad), repite Schubert, como en su debut en Madrid. ¿Es su eterno compañero de viaje? Con bastante frecuencia al menos. Pero es que Schubert, con su catálogo de 600 canciones, se ofrece como un perfecto desafío cuando te planteas la posibilidad de diseñar un nuevo concierto a base de música de un solo compositor. El programa que traigo a Madrid es el segundo de los que he confeccionado de principio a fin con música de Schubert, y el resultado creo que es interesante. Después de su debut en Madrid en el Tearo de la Zarzuela, regresó para cantar en el Teatro Real. ¿Por sus dimensiones en ENCUENTROS IAN BOSTRIDGE qué espacio se siente mejor? Con el tiempo empiezas a adaptarte a todas la circunstancias a la hora de cantar, y eso me parece bien. El tener que cantar hoy de un modo distinto a como lo hice el día anterior, ya me parece interesante. Empiezo por planteármelo de distinto modo, porque sé que el resultado también va a ser distinto. He tenido la oportunidad, por ejemplo, de cantar el Viaje de invierno de Schubert en un teatro con dos mil quinientas personas, y también en un espacio para solo un centenar. Y así como el resultado es diferente, las reacciones en uno ayudan a preparar el otro. Para eso es preciso planteártelo por tu parte de manera distinta en cada caso. Hace años me inclinaba por las pequeñas audiencias. Actualmente no me decanto por un tamaño de teatro, prefiero adaptarme al distinto comportamiento de cada espacio y para cada público. ¿Le atrae el Metropolitan? Al día de hoy no tengo ningún plan para cantar en el Met, ante todo porque el modo de trabajar allí tiene poco que ver conmigo. ¿Hasta dónde recurre a su formación cultural en los conciertos? Es importante haber establecido contacto con todo los antecedentes que rodean a la música que estás cantando. Buscar las referencias del entorno en que se escribieron. Conocer en qué circunstancias se hizo la música, qué pensaba quien escribió el texto y la gente que lo escuchaba para después plantearme hasta qué punto todo eso continúa teniendo vigencia en nuestros días. Entendiendo el legado, el viaje a través del tiempo, el mensaje urgente que transmitir, me resulta más fácil definir el modo en que debo interpretarlo. En un momento pensó que un día podría cantar Wagner. Y sigo pensando que tal vez un día, pero no lo voy a hacer por ahora, aunque hay quien ya me lo sugiere, como Toni Pappano, por ejemplo, que me ofrece cantar con él Loge como una posibilidad. Pero tengo que pensármelo más a fondo, porque no me encuentro todavía en él. Me parece que se debe cantar en una tesitura demasiado baja para mí en este momento, y en esos casos debes tener mucho cuidado. Otro papel con el que me quiero enfrentar es con el de Pelleas, pero creo que no es el momento. Los haré cuando comprenda que mi voz es apta para interpretarlos. Tampoco le ha llegado ese momento de dirigir escénicamente. También eso lo he dejado aparte por el momento, por el respeto que tengo a los grandes actores con los E l auténtico intérprete, en toda la extensión del término, es el que no se asusta a la hora de cambiar algo para transmitir más emoción. que he trabajado, y de modo muy especial a Deborah Warner. Pero algún día daré el paso. ¿Aplicará el “método Warner”? Espero en ese momento ser yo mismo, tomando prestado algo de lo que he visto hacer a los demás y, por otra parte, regresando a mis experiencias en los tiempos universitarios, cuando dirigí algunas obras teatrales. Lo recuerdo como vivencias fascinantes en las que se combinaba lo intelectual y lo estético como modo de acercarte a la esencia de la obra teatral. Sí, definitivamente quiero volver a repetir la experiencia. ¿Cómo lleva la parte del actor? Bien. Todo consiste en encontrar dentro de ti algo que puedas utilizar, siempre que el director me ayude en el cometido. Porque no se trata de ser otra persona sino de sumergirte en ti mismo y sacar de tu interior el personaje. Es un proceso muy interesante en el que a veces llegas a sorprenderte con todo lo que vas descubriendo. Puestos a enfrentarse con una ópera ¿con cuál de los directores sería? Depende. Pero si trabajo con un director escénico con quien me siento realmente a gusto, me siento mucho mejor a la hora de hacer la música. También me pasa con los buenos directores de orquesta, aunque con frecuencia estos se puedan convertir en un impedimento. Me acuerdo de la experiencia que viví cuando coincidieron en una producción Deborah Warner y Sir Colin Davis. Aquello se convirtió en un campo de batalla. Aunque al final el resultado fue bueno, y todos quedamos satisfechos. En todo quiere ser usted mismo ¿no hay un riesgo en el canto al aplicar excesivamente la personalidad sobre una obra ajena? Es cierto. Pero si lo miramos desde el lado contrario nos damos cuenta de que es peor quedarse corto ante la música. Se necesita siempre responder con la fuerza de la personalidad como modo de llegar a interesar a la audiencia. Ceñirse de una manera estricta, no es lo mejor ni significa ser más respetuoso con la música. Lo mejor es entregarte a ella y al compositor, brindándole tu modo personal de interpre- tarla, porque en el papel está escrita sólo la mitad de la música. Están las notas, pero no algunos elementos de las dinámicas, ni el espíritu con que debes defenderlas. Te das cuenta cuando ves cómo los compositores vivos valoran lo que haces con sus trabajos. Aportando tus cambios con tal de lograr hasta donde puedas que la música cobre vida. Miras hacia atrás y comprendes que es la misma sensación que experimentaría Schubert ante el calor que aportaba a su música el joven Johann Michael Vogl. Se quedó fascinado al escuchar cómo cantaba sus obras. Porque Vogl era el auténtico intérprete en toda la extensión del término: el que no se asusta a la hora de cambiar algo para transmitir más emoción. En eso radica todo. Sin limitarte a ser una vasija transparente. Esa relación la ha establecido usted con Henze, con Adès… ¿con alguno más? Básicamente son ellos los dos compositores actuales con los que he trabajado más de cerca. Especialmente con Henze, como prolífico compositor en el terreno vocal, especialmente en la ópera. Un creador que se ha caracterizado por el efecto global de la obra en todos sus detalles. A la hora de escribir un ciclo de canciones, se lo plantea como un hecho teatral, pensando ante todo en el impacto que pretende lograr en la audiencia transmitiéndole una experiencia, y no estrictamente en lo allí escrito. Kurt Weill es otro de esos caminos que quiere transitar. Ya he cantado algunas cosas suyas, y me he divertido mucho. Lo que me gustaría volver a hacer alguna vez es su Ópera de tres peniques, que me resulta familiar porque incluso dirigí una puesta en escena en la Universidad hace 25 años. Lo estoy pensando desde entonces. Me gustaría escuchar reunidos a Thomas Quasthoff en el papel de señor Peachum, Dorotea Röschmann como Polly y Angelika Kirchschlager haciendo de Jenny. Sería maravilloso trabajar con un reparto así. Después de eso y de haber grabado un disco con canciones de Noel Coward, ¿se animaría a seguir los pasos de Bryn Terfel, otro de los compañeros que usted admira, y dar un paso más hasta el musical? Aunque admito que es una música con la que me divierto, me parece bien sólo para cantarla alguna que otra vez, no para dedicar a ello la parte principal de mi actividad. También debo decir que ese ejercicio te brinda la posibilidad de cantar otras música, como el lied, de un modo menos solemne, menos distante, más íntimo. Sobre todo en el disco. Juan Antonio Llorente 155 GGUUÍ A ÍA LA GUÍA DE SCHERZO BARCELONA CARRERAS 2,3,4-XII:: Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Rumon Gamba. Ängel Jesús García, violín. Adams, Weill, Schurmann, Ravel. (Auditori. www.auditori.org]). 12: Stefan Vladar, piano. (Euroconcert. Palau [www.palaumusica.org]). 13: Wiener Virtuosi. Mozart, Haydn, Beethoven. (Palau 100). 17,18: Sinfónica del Capitolio de Toulouse. Tugan Sokhiev. Dukas, Stravinski, Chaikovski. (Auditori). 22: Josep Carreras, tenor. City of London Sinfonia. David Giménez. Concierto de Navidad. (Palau 100). GRAN TEATRE DEL LICEU WWW.LICEUBARCELONA.COM SEMIRAMIDE (Rossini). Frizza. Kaegi. Takova, Barcellona, Flórez, Alaimo. 2,3,5,9,12-XII. WOZZECK (Berg). Weigle. Bieito. Hawlata, Denoke, von Kannen, Goldberg. 30-XII. BILBAO SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 1,2-XII: Gloria Isabel Ramos. Guillermo González, piano. Bartók, Shostakovich. 15,16: Juanjo Mena. Mahler, Sexta. 22,23: Sociedad Coral de Bilbao. Juanjo Mena. Diener, Parry, Peña. Bruckner, Misa 3. TEATRO ARRIAGA WWW.TEATROARRIAGA.COM 15-XII: María Bayo, soprano. Al Ayre Español. Eduardo López Banzo. CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM JESÚS AMIGO 16,18-XII: Jesús Amigo. Raquel Lojendio, soprano. Mozart, Mahler. EUSKADI SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEUSKADI.ES 12,14-XII: Libor Pesek. Smetana, Mi patria. (San Sebastián. 13: Pamplona). 156 GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA WWW.ORQUESTACIUDADDEGRANADA.ES 18,19-XII: Coro de la Orquesta. Jean-Jacques Kantorow. Alexis, Pardo, Raftery, Martín-Royo. Haendel, Mesías. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM 2-XII: Ara Malikian, violín; Daniel del Pino, piano. Ravel, Arbós, Sarasate. 17: Il Fondamento. Paul Dombrecht. Kiehr, Dugardin, Daniels, Claessens. Telemann, Cantatas. DOMBRECHT NACIONAL LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICA DEGALICIA.COM 2-XII: Víctor Pablo Pérez. Eliso Virsaladze, piano. Brahms. 9: Víctor Pablo Pérez. Coro de la OSG. Brahms, Britten, Shostakovich. 16: Carlo Rizzi. Andrea Lucchesini, piano. Penderecki, Beethoven, Shostakovich. MADRID 1-XII: Lyra Baroque Orchestra. Jacques Ogg. Raffaella Milanesi, soprano. Boccherini. (Siglos de Oro. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. Colegio de Médicos). 1,2: Orquesta Sinfónica de Euskadi. Gilbert Varga Nikolai Luganski, piano. Arriaga, Chaikovski, Rimski-Korsakov. (Teatro Monumental). 2,3,4: Orquesta Nacional de España [www.ocne.mcu.es]. George Benjamin. William Dazeley, tenor. Debussy, Benjamin, Boulez. (Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 7: Orquesta de Cámara Polaca. Kennedy, violín. (Juventudes Musicales CENTRO PARA LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA TEATRO DE LA ZARZUELA TEATRO REAL Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: Venta anticipada de 12 a 17 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Información: 91 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: www.teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 516 06 96. La verbena de La Paloma. de Tomás Bretón. Del 10 de diciembre de 2005 al 22 de enero de 2006 (excepto lunes, martes y días 24, 25 y 31 de diciembre) a las 20:00 horas. miércoles 4 y 18 de enero (matinés en familia o para niños y jóvenes) y domingos, a las 18 horas. Dirección Musical: Miguel Roa. Director de Escena y Audiovisuales: Sergio Renán. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. XII CICLO DE LIED. Lunes 19 de diciembre, a las 20 horas. Ian Bostridge, tenor. Julius Drake, piano. Programa: Lieder de F. Schubert. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. IV CICLO DE JOVENES INTÉRPRETES DE PIANO. Lunes 12 de diciembre, a las 20 horas. Edith Peña, piano. Programa: A. Ginastera, J. S. Bach. S. Prokofiev, L. van Beethoven y F. Chopin. Coproducen: Fundación Scherzo y Teatro de La Zarzuela. Martes 20 de diciembre, a las 20 horas. Jonathan Gilad, piano. Programa: W. A. Mozart, L. van Beethoven y F. Liszt. Coproducen: Fundación Scherzo y Teatro de La Zarzuela. XVI Premio Jóvenes Compositores 2005 En colaboración con la Fundación Autor. Modus Novus. Director: Santiago Serrate. Obras de Sergio Rodríguez, Cristina Pascual, Eduardo Lorenzo, Alejandro Román. Jueves, 1 diciembre 19, 30 horas. Auditorio Nacional (Sala de Cámara). Academia de Música Contemporánea de la JONDE Director: Juan José Olives. Obras de Gubaidulina, Del Puerto, Schreker, Webern. Domingo, 11 diciembre 11, 30 horas. Auditorio Nacional (Sala de Cámara). ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID Ciclo de la Comunidad Jesús López Cobos Heidi Grant Murphy, soprano Cecilia Díaz, mezzosoprano Klaus Florian Vogt, tenor Attila Jun, bajo Coro de la Orquesta Sinfónica de Madrid Orquesta Sinfónica de Madrid Sinfonía nº 9 en re mayor, op. 125 “Coral” de L. van Beethoven ÓPERA LUISA MILLER de Giuseppe Verdi. Diciembre: 1, 4, 8, 12, 14, 17, 20, 23. 20:00 horas. Domingos a las 18:00 horas. Director musical: Jesús López Cobos. Directora de escena: Francesca Zambello. Escenografía: Michael Yeargan. Solistas: Fiorenza Cedolin, Marcelo Álvarez, Roberto Frontali, Giacomo Prestia, Philip Ens, Elisabetta Fiorillo, Itxaro Mentxaka. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). DIE ÄGYPTISCHE HELENA de Richard Strauss. Diciembre: 9, 11*. 20:00 horas.* A las 18:00 horas. Ópera en versión de concierto. Director musical: Leon Botstein. Solistas: Deborah Voigt, John Treleaven, Lyubov Petrova, Wolfgang Brendel, Kresimir Spicer, Arantxa Armentia, Itxaro Mentxaka, Leandra Overmann. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). CAFÉ DE PALACIO TENOR, VIVO… Y AL ROJO. Diciembre: 29, 30. 20:00 horas. Monólogo lírico-alternativo en dos actos (y varios homenajes…). Tenor y guionista: Enrique Viana. Pianista: Manuel Burgueras. Obras de Gounod, Donizetti, Wagner, Bizet, Mascagni, Lehár, etc. ACTIVIDADES PARALELAS DOMINGOS DE CÁMARA, Nº 2. Diciembre: 4. 12:00 horas. Obras de J. Turina, A. Previn y P. I. Chaikovski. [www.juvmusicales-madrid.com]. A. N.). 12: Edith Peña, piano. Bach, Beethoven, Prokofiev, Chopin. (Jóvenes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es. Teatro de la Zarzuela [www.teatrodelazarzuela.mcu.es]). 15: Wiener Virtuosi. Mozart, Haydn, Beethoven. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A. N.). 15,16: Coro y Orquesta de Radiotelevisión Española [www.rtve.es]. Antoni Ros Marbà. De la Merced, Mansilla, Peña, Ramón. Haendel, Mesías. (T. M.). 16: Cuarteto de Tokio. Philip Ying, chelo. Mozart, Kodály. (Liceo de Cámara. A. N.). 16,17,18: ONE. Leonard Slatkin. Michel Camilo, piano. Bernstein, GGUUÍ A ÍA SANTIAGO DE COMPOSTELA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID CORO Y ORQUESTA CLÁSICA SANTA CECILIA 14 de diciembre de 2005, miércoles a las 22, 30 horas Director: Ignacio Yepes Solistas: Celia Alcedo, soprano; Maria José Suarez, mezzosoprano; Miguel Ángel Tallante, órgano ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Lunes, 19 de diciembre de 2005. 19,30 horas Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Ruth Rosique, soprano María Ricarda Weseling, mezzosoprano Antonio Abete, barítono Jordi Casas Bayer, director del coro Eduardo López Banzo, director G. F. Haendel El Mesías ABONO B 4 W. A. Mozart (1757-1791) Ave verum Corpus, Motete G. F. Haendel (1685-1759) And the Glory of the Lord, Behold the Lamb of God, Halleluja, Worthy is the Lamb (del Oratorio “El Mesías”) A.Vivaldi (1678-1741) Gloria en re mayor. Venta de localidades: Taquillas del Auditorio Nacional de Música Venta telefónica: Servicaixa 902332211 Gershwin, Shostakovich. (A. N.). 17: Capilla Real de Madrid. Oscar Gershensohn. Corselli, Farnace (versión de concierto). (Ciclo Complutense [www.fundacionucm.es]. A. N.). 20: Jonathan Gilad, piano. Mozart, Beethoven, Liszt. (Jóvenes Intérpretes. Fundación Scherzo. Teatro de la Zarzuela). 21: Orquesta Barroca de Venecia. Andrea Marcon. Boccherini, Corselli. (Siglos de Oro. Capilla del Palacio Real de El Pardo). MURCIA AUDITORIO WWW.AUDITORIOMURCIA.ORG 23-XII: Orquesta Philharmonia de Praga. Alexander Vedernikov. Zhaniya Aubakhirova, piano. Chaikovski, Prokofiev. OVIEDO AUDITORIO PRÍNCIPE FELIPE WWW.PALACIOCONGRESOS-OVIEDO.COM 1-XII:: Arkadi Volodos, piano. Schubert. 12: Horacio Lavandera, piano. Sinfónica Ciudad de Oviedo. Josep Vicent. Arrieta, Hummel, Prokofiev, Piazzolla. ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Martes, 20 de diciembre de 2005. 19,30 horas Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Anne Marie North, violín Laura Hernández, arpa Giuseppe Mancini, director E. Halffter Dos Bocetos sinfónicos M. Ravel Tzigane M. Ravel Introducción y allegro R. Vaughan Williams Cinco variantes de “Dives & Lazarus” (*) Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia www.auditoriodegalicia.org www.realfilharmoniagalicia.org 2-XII: Real Filharmonía de Galicia. C. Bolsi. P. Velev, violonchelo. Boccherini. 15: Real Filharmonía de Galicia. M. Valdivieso. P. Mainetti, bandoneón; L. Vidal, piano; H. Fumero, contrabajo. Milhaud, Piazzolla. 22: Real Filharmonía de Galicia. Cor de Cambra del Palau de la Música. A. Ros Marbà. J. Rodgers, soprano; H. Summers, contralto; A. Prunell Friend, tenor; D. Wilson-Johnson, barítono. Haendel, El Mesías. SEVILLA SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 1,2-XII: Pedro Halffter. Julia Fischer, violín. Sánchez-Verdú, Berg, Rachmaninov. 22,23:: Coro de Amigos del Teatro. Gerd Albrecht. Lee. Pardo, Elsner. Sánchez-Verdú, Beethoven. Z. Kodaly Danzas de Galanta (*) Estreno en España ABONO A 4 PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 8-XII:: Evgeni Kissin, piano. Beethoven. 14:: Daniela Barcellona, mezzo; Alexandro Vitello, piano. Vivaldi, Haendel, Gluck, Rossini. 15,16: Orquesta Pablo Sarasate. Salvador Mas. Haydn, Brahms. 30: Orfeón Pamplonés. Orquesta Pablo Sarasate. Carl Davis. Mozart, Gounod, Chaikovski. SAN SEBASTIÁN FUNDACIÓN KURSAAL WWW.KURSAAL.ORG 19-XII: Gabrieli Consort & Players. Paul McCreesh. Bach, Oratorio de PAUL MC CREESH J. S. Bach (1685-1750) Jesus bleibet meine Freude (Coral de la cantata nº 147) Jesu, meine Freude, (Coral del Motete nº 3) SANTIAGO DE COMPOSTELA Navidad. TEATRO CAMPOAMOR WWW.OPERAOVIEDO.COM SANTANDER PALACIO DE FESTIVALES WWW.PALACIOFESTIVALES.COM JENUFA (Janácek). Valdés. Carsen. Obiol, Margita, Storey, Barstow. 13,16,19-XII. DON GIOVANNI (Mozart). Armiliato. López. Kwiecien, O’Flynn, Ibarra, Chausson. 15,17-XII. TEATRO DE LA MAESTRANZA Días 14, 16 y 18 de diciembre MANON de Jules Massenet Director musical: Ralf Weikert Director de escena: Nicolas Joël Director del Coro: Rainer SteubingNegenborn Reposición de la puesta en escena: Stéphane Roche Escenografía: Ezio Frigerio Vestuario: Franca Squarciapino Iluminación: Vinicio Cheli Principales intérpretes: Alexia Voulgaridou, Elena Monti, Marisa Roca, Inés Moraleda, José Bros, Piero Guarnera, Riccardo Ferrari, Ángel Rodríguez, Marco Moncloa Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza Coproducción del Teatro Capitole de Toulouse y el Teatro alla Scala de Milán Días 27 y 28 de diciembre ÁNGEL CORELLA y las estrellas del American Ballet Doble Programa Día 27 de diciembre Con Shakespeare (La fierecilla domada, Romeo y Julieta, Hamlet y Sueño de una noche de verano) Día 28 de diciembre Caught (cor. David Parson), Liturgy (cor. C. Wheelon), Apollo (cor. G. Balanchine), Who cares? (cor. G. Balanchine), Polyphonia (cor. C. Wheelon) y Suite Don Quijote. ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE www.ost.es <http://www.ost.es> Información: 922 239 801 Teatro Guimera 1 y 2-XII: T. Ollila/T. Papavrami. Trujillo, Chaikovski y Scriabin. 15 y 16-XII: Günther Herbig. Schubert y Bruckner. Muelle de Santa Cruz (organiza: Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife) 25-XII: Víctor Pablo Pérez/O. Savova/Capela Estatal de Jurlov. Chaikovski y Prokofiev. Auditorio de Tenerife 26-XII: Víctor Pablo Pérez/O. Savova/M. Orán/A. Polo/C. Matthews/Capela Estatal de Jurlov. Poulenc, García Abril y Prokofiev. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM 1-XII: Deborah Voigt, soprano; Brian Zeger, piano. Strauss. D. VOIGT Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música XXXIII Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música TENERIFE ORCAM 2: Orquesta de Valencia. Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados. Christian Badea. Mihoko Fujimura, mezzo. Mahler, Tercera. 12:: Jean-Yves Thibaudet, piano. Schumann, Ravel. 14:: Wiener Virtuosen. Mozart, Haydn, Beethoven. 15:: Cuarteto de Tokio. Mozart, Kodály, Brahms. 18: Orquesta Barroca de Friburgo. Coro del Clare College de Cambridge. René Jacobs. Bardon, Zazzo, Pittsinger. Haendel, Mesías. 22:: Orquesta de Valencia. Coro de la Generalitat Valenciana. Miguel Ángel Gómez Martínez. Patane, Chernov, Burchuladze, Palacios. Verdi, Nabucco (versión de concierto). VALLADOLID SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN WWW.ORQUESTACASTILLAYLEON.COM 15,16-XII:: Rubén Gimeno. Fazil Say, piano. Debussy, Mozart, Say. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM 14-XII:: Solistas de Cámara y Coro Filarmónicos Checos. Petr Fiala. Bach, Oratorio de Navidad. 16:: Joaquín Achúcarro, piano. Programa por determinar. 21,22:: Coro Amici Musicæ. Sinfónica del Conservatorio Superior de Aragón. José Luis Martínez. Musorgski, Borodin, Orff. 157 GUÍA AMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL MEHTA 1,2,3-XII:: Zubin Mehta. Bruckner, Octava. 7,8,9,11:: Herbert Blomstedt. Mitsuko Uchida, piano. Beethoven, Schumann, Reger. 15:: Iván Fischer. Barry Douglas, piano. Liszt, Bruckner. 22,23,25:: Mariss Jansons. Coro de la Radio de Holanda. Bernstein, Henze, Poulenc. / Jean-Yves Thibaudet, piano. Bernstein, Gershwin, Poulenc. DE NEDERLANDSE OPERA WWW.DNO.NL THE BASSARIDS (Henze). Metzmacher. Stein. Randle, Cox, Roth, Merritt. 4,7,11,14,17,21,25,28-XII. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 1,2,3-XII:: Seiji Ozawa. Schoenberg, Beethoven. 7,8,9,10:: Mariss Jansons. Weber, Hindemith, Bruckner. 15,16,17:: Daniel Barenboim. Webern, Stravinski, Chaikovski. 18:: Zubin Mehta. Mozart, Stravinski. 21,22,23:: Giovanni Antonini. Haendel, Mozart, Kraus. 29,30,31:: Simon Rattle. Mozart. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (Wagner). Barenboim. Kupfer. Holl, Pape, Heppner, Samuil. 1,4XII. TURANDOT (Puccini). Ettinger. Dörrie. Valayre, Schmidt, Fischesser, Farina. 9,13,16-XII. BORIS GODUNOV (Musorgski). Barenboim. Cherniakov. Pape, Schwartz, Priew, Petrenko. 11,14,18, 22,27,30-XII. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Salemkour. Everding. Reiter, Breslik, Kurzak, Queiroz. 17,19,26,28-XII. BOLONIA TEATRO COMUNALE WWW.COMUNALEBOLOGNA.IT ASCANIO IN ALBA (Mozart). Dantone. Znaniecki. Ciofi, Bonitatibus, Norberg-Schultz, Forte. 16,18,20, 21,22,23-XII. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE 158 DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Ono. Cassiers. Silins, Kampe, Reiter, Kerl. 6,9,11,13,15,17, 18,20,22,29,31-XII. BUDAPEST PALACIO DE LAS ARTES WWW.MUPA.HU 7-XII: Les Arts Florissants. William Christie. Rameau, Les paladins (versión de concierto). DRESDE SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE ELEKTRA (Strauss). Boder. Berghaus. Behle, Schnaut, Anthony, König. 1XII. SALOME (Strauss). Rennert. Mussbach. Herlitzius, Schmidt, Pecková, Rasilainen. 2,5,9-XII. DIE LIEBE DER DANAE (Strauss). Luisi. Krämer. Ketelsen. Homrich, Nasrawi, Schwanewilms. 3,11-XII.. CAPRICCIO (Strauss). Schneider. Marelli. Isokoski, Bär, Homrich, Butter. 4,8-XII.. ARABELLA (Strauss). Schneider. Hollmann. Kuhn, Mayer, Denoke, Fandrey. 6-XII.. DER ROSENKAVALIER (Strauss). Schneider. Laufenberg. Wilson, Rydl, Vondung, Ketelsen. 10-XII.. CARMEN (Bizet). Delacôte. Lauterbach. Smith, Belobo, Gertseva, Christensen. 14,17,19,26-XII.. TOSCA (Puccini). Humburg. Berghaus. Fantini, Porretta, Rasilainen, Büsching. 16,18,23-XII.. DIE FLEDERMAUSS (J. Strauss). Zimmer. Krämer. Ketelsen, Nylund, Dorn, Papoulkas. 27,29,31-XII.. FILADELFIA ORQUESTA DE FILADELFIA WWW.PHILORCH.ORG 2,3-XII:: Christoph Eschenbach. Colin Currie, percusión. Beethoven, Higdon. 8,9,10: Rossen Milanov. Leila Josefowitz, violín. Rossini, Adams, Shostakovich. FLORENCIA TEATRO COMUNALE WWW.MAGGIOFIORENTINO.COM WWW.GENEVAOPERA.CH TOSCA (Puccini). Pidò. Laufenberg. Tamar, Fraccaro, Lafont, Anisimov. 16,17,18,20,21,22,23,27,28,29, 30,31-XII. LAUSANA OPÉRA DE LAUSANNE WWW.OPERA-LAUSANNE.CH LA VIE PARISIENNE (Offenbach). Chalvin. Savary. Dudziak, Defontaine, Meunier, Longbois. 22,23,26, 27,29-XII. LES CONTES D’HOFFMANN (Offenbach). Minkowski, Pelly. Delunsch, Bonitatibus, Furlan, Naouri. 4,7-XII. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Peskó. Strehler. Barainsky, Ford, Seo, Kristinsson. 9,11,13,15,17-XII. IDOMENEO (Mozart). Harding. Bondy. Davislim, Bacelli, Tilling, Bell. 7,11,13,16,18,20,22-XII. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MUENCHNERPHILHARMONIKER.DE LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.LSO.CO.UK 1-XII: Sinfónica de Londres. Marin Alsop. James Ehnes, violín. Bernstein, Chaikovski, Brahms. 4: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Midori, violín. Elgar, Sibelius, Walton. 11,13:: Coro y Sinfónica de Londres. Colin Davis. Von Otter, Heppner, Milnes. Elgar, Dream of Gerontius. THE SOUTH BANK CENTRE WWW.SBC.ORG.UK 15,16:: Filarmónica de Londres. Alexander Briger. Penelope Thwaites, piano. Mozart, Mahler. 17,20:: Orquesta Philharmonia. András Schiff, director y piano. Haydn, Bartók, Dvorák. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Mackerras. Martone. Margison, Stemme, Hvorostovski, Blythe. 3,7,10,13,16-XII. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Elder. Leiser-Caurier. Spence, Petean, DiDonato, Praticò. 19,21,30-XII. LOS ANGELES LOS ANGELES OPERA WWW.LAOPERA.COM 8,9,10-XII: Ingo Metzmacher. Anne Schwanewilms, soprano. Reger, Berg, Hartmann. 15,16,18: Jukka-Pekka Saraste. Mahler, Sexta. 30,31: Christian Thielemann. Waltraud Meier, mezzo. Reznicek, Ravel, Strauss. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE 1-XII: Orquesta Philharmonia. Vladimir Ashkenazi. Barbara Bonney, soprano. Shostakovich, Mozart. 2,7: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Simon Trpceski, piano. Haydn, Shostakovich, Bartók. 4: Simon Trpceski, piano. Scriabin, Debussy. 5:: London Sinfonietta. Oliver Knussen. Mense, Cole, Anderson. 6,11:: Orquesta Philharmonia. Tugan Shokiev, piano. Musorgski. 7: Sequentia. Apocalipsis. 10:: Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski. Stravinski, Pärt, Mozart. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE GINEBRA GRAND THÉÂTRE LYON OPÉRA NATIONAL DE LYON WWW.OPERA-LYON.COM MILÁN TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG LA TRAVIATA (Verdi). Palumbo. Comencini. Devia, Tramonti, Trevisan, Pons. 1,3,4,6,7,9-XII. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Debus. Loy. Damrau, Mathey, Marsh, Quest. 1,4,12,16,21,31-XII. PIKOVAIA DAMA (Chaikovski). Weigle. Pade. Halbwachs, Davidov, Kränzle, Pogosov. 2,10-XII. KÁT’A KABANOVÁ (Janácek). Zagrosek. Weber. Backlund, Ardam, König, Lazar. 3,18-XII. LA BOHÈME (Puccini). Böer. Kirchner. Calleja, Webster, Petean, Bailey. 15,22,26-XII. WERTHER (Massenet). Franci. Decker. Jepson, Stallmeister, Beczala, Webster. 11,14,17,23,25,30-XII. FAUST (Gounod). Debus. Loy. Dunaev, Szabó, Backlund, Plock. 29-XII. TOSCA (Puccini). Nagano. Judge. Urmana, Licitra, Ramey. 1,4,7,10,15, 18-XII. PARSIFAL (Wagner). Nagano. Wilson. Domingo, Dohmen, Salminen, Watson. 3,8,11,14,17-XII. LISBOA TEATRO SÃO CARLOS WWW.SAOCARLOS.PT V. JUROWSKI INTERNACIONAL ELEKTRA (Strauss). Schneider. Wernicke. Henschel, Schnaut, Dussmann, Grundheber. 1-XII. GIULIO CESARE IN EGITTO (Haendel). Bolton. Jones. Murray, Rieger, Prina, Sindram. 3,6,9-XII. MANON LESCAUT (Puccini). Luisi. Homoki. Fantini, Lucic, Smith, Bayley. 4,7,12-XII. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Joel. Duncan. Damrau, Lubchanski, Rensburg, Rydl. 5,8-XII. HÄNSEL UND GRETEL (Humperdinck). Luisi. List. Gantner, Vilsmaier, Sindram, Gabler. 11,17,18-XII. PRÍHODY LISKY BYSTROUSKY (Janácek). Märkl. Rose. Volle, Grötzinger, Conners, Kuhn. 13,16,21-XII. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Holfstetter. Everding. Rootering, Kaufmann, Humes, Vargicová. 22,25,28-XII. XERXES (Haendel). Bickett. Duncan. Murray, Robson, Stutzmann, Chiummo. 23,27,30-XII. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Mehta. Lehberger. Allen, Fontana, Kuhn, Robson. 31-XII. NÁPOLES TEATRO DI SAN CARLO WWW.TEATROSANCARLO.IT FIDELIO (Beethoven). Netopil. Servillo. Charbonnet, Villars, Macco, Schulte. 4,6,9,11,13,15-XII. NUEVA YORK METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG ROMÉO ET JULIETTE (Berlioz). De Billy. Dessay, Pérez, Vargas, Degout. 1-XII. AN AMERICAN TRAGEDY (Picker). Conlon. Racette, Graham, Larmore, Zajick. 2,5,8,12,16,21,24,28-XII. LA BOHÈME (Puccini). Auguin. GUÍA Hong, Deshorties, Aronica, Chernov. 3,6,9,15-XII. CARMEN (Bizet). Jordan. Swenson, Kitic, Berti, Chaignaud. 3,7,10,14.17-XII. RIGOLETTO (Verdi). Fisch. Netrebko, Herrera, Villazón, Guelfi. 10,13,17-XII. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Lacombe. Skovhus, Petersen, Lotric, Patriarco. 19,22,26,29,31-XII. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Müller. Futral, Filionati, Taylor, Relyea. 20,23,30-XII. WOZZECK (Berg). Levine. Dalayman, Forbis, Clark, Fink. 27,31-XII. PARÍS 1-XII: Orquesta de París. John Axelrod. Anne Gastinel, chelo. Prokofiev, Haydn, Mozart. (Sala Gaveau). 2:: Filarmónica de Radio Francia. Myung-Whun Chung. Gil Shaham, violín. Brahms. (Teatro de los Campos Elíseos). 3: Vadim Repin, violín; Bruno Canino, piano. Hindemith, Beethoven, Franck. (T.C.E.). 4: Orquesta de Cámara de Moscú. Constantine Orbelian. Arenski, Rimski-Korsakov, Donizetti. (T.C.E.). 5: Le Parlement de Musique. Maîtrise de Bretagne. Jean-Michel Nöel. Bach, Oratorio de Navidad. (T.C.E.). 6: Hilary Hahn, violín; Natalie Zhu, piano. Mozart, Beethoven, Ysaÿe. (T.C.E.). 7:: Ensemble 415. Chiara Banchini. Veselina Kasarova, mezzo. Vivaldi. (T.C.E.). — Orquesta de París. Jeffrey Tate. Mozart, Bach-Webern, Strauss. (S. G.). 8,9: Ensemble Matheus. Jean-Christoph Spinosi. Bohlin, Ferrari, Ricci, Pisaroni. Mozart, La flauta mágica (versión de concierto). (T.C.E.). 10:: Filarmónica de Radio Francia. Valeri Gergiev. Vadim Repin, violín. Bruch, Chausson, Brahms. (T.C.E.). 11:: Cecilia Bartoli, mezzo. Orquesta de Cámara de Basilea. Haendel, Scarlatti, Caldara. (T.C.E.). 12,13:: Orquesta Barroca de Friburgo. Coro del Clare College de Cambridge. René Jacobs. Bardon, Zazzo, Pittsinger. Haendel, Mesías. (T.C.E.). 14:: Le Concert d’Astrée. Emmanuelle Haïm. Barbara Bonney, soprano. Bach. (T.C.E.). — Orquesta Nacional de Francia. Vladimir Jurowski. Hélène Grimaud, piano. Schnittke, Schumann, Shostakovich. (T.C.E.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR LIUBOVK TRIOM APELSINAM (Prokofiev). Cambreling. Deflo. Rouillon, Workman, Minutillo, Antoine. 1,5,11, 15,17,19,21,23,26,29-XII. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Gergiev. Sellars. Forbis, White, Gasteen, Gubanova. 3,6-XII. THÉÂTRE DE CHÂTELET WWW.CHATELET-THEATRE.COM BORIS GODUNOV (Musorgski). Gergiev. Kramer. Teatro Mariinski de San Petersburgo. 9,11,13-XII. IL VIAGGIO A REIMS (Rossini). Gergiev. Maratrat. Teatro Mariinski de San Petersburgo. 12,15,16-XII. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 1-XII: Cuarteto Artis. Stefan Vladar, piano. Mozart. 2,4:: Thomas Quasthoff, barítono; Charles Spencer, piano. Heine-Lieder. 3,4:: Sinfónica de Viena. Krzysztof Penderecki. Rudolf Buchbinder, piano. Mozart, Penderecki, Dvorák. 8: Filarmónica de Viena. Zubin Mehta. Mozart. 9,10,11:: Concentus musicus Wien. Coro Arnold Schoenberg. Nikolaus Harnoncourt. Röschmann, Invernizzi, Lippert, Boesch. Mozart. 14:: Hilary Hahn, violín; Natalie Zhu, piano. Mozart, Beethoven, Ysaÿe. 18,19:: Sinfónica de Viena. Singverein der Gesellschaft der Musikfreunde. Adam Fischer. Haydn, Honegger, Brahms. 21,22,23:: Armonico Tributo Austria. Coro Arnold Schoenberg. Erwin Ortner. Damrau, Taylor, Boesch. Haendel, Mesías. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Haider. Salje, Gruberova, Pieczonka, Kerl. 1-XII.. LA TRAVIATA (Verdi). Armiliato. Del Alba, Dvorsky, Bruson. 2,5-XII. LOHENGRIN (Wagner). Bichkov. Isokoski, Grünberg, Botha. 3,7,11,15, 19,22-XII. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Haider. Massi, Moroz, Shicoff. 9,13,17,21-XII. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Ozawa. Merbeth, Lisnic, Kirchschlager, Tezier, Álvarez. 10,14,16,18XII. FALSTAFF (Verdi). Gatti. Stoyanova, Lisnic, Henschel, Hampson. 20,23, 27,30-XII. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Armiliato. Garanca, Siragusa, Sramek, Nucci. 29-XII. DIE FLEDERMAUS (J. Strauss). Haider. Schörg, Kirchschlager, Damrau, Meyer. 31-XII. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH FIERRABRAS (Schubert). WelserMöst. Guth. Banse, Robinson, Friedli, Liebau. 1,3-XII. ELEKTRA (Strauss). Dohnányi. Kusej. Baird, Lipovsek, Diener, Pessatti. 4XII.. TOSCA (Puccini). Carignani. Deflo. Valayre, Shicoff, Raimondi, Kálmán. 4,9,16-XII.. HARLEY (Rushton). Cleobury. Asagaroff. Friedli, Chaiker, Kohl, Kaluza. 8,10,18,22-XI.. PETER GRIMES (Britten). WelserMöst. Pountney. Magee, Nikiteanu, Kallisch, Ventris. 11,13,15,17,21, 23-XII.. COSì FAN TUTTE (Mozart). Harnoncourt. Flimm. Nylund, Nikiteanu, Naef, Drole. 18,20-XII.. DON PASQUALE (Donizetti). Santi. Asagaroff. Rey, Raimondi, Flórez, Widmer. 27,30-XII.. LES INDES GALANTES (Rameau). Christie. Spoerli. Hartelius, Liebau, Petibon, Strehl. 29,31-XII.. BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio…………..…………………………….. .......................................................................... CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...……………………….…………… E-mail……………………………………………… VISA. Nº: …………………………………………… Caduca … /… /… Firma………..…………… Con cargo a cuenta corriente ………… ………… …… ………………………………… (No utilice este boletín para la renovación, será avisado oportunamente) El importe de la suscripción será: España: 63 € Europa: 98 € por avión. Estados Unidos y Canadá: 112 € America Central y del Sur: 118 € El precio de los números atrasados es de 6,30 € Tratamiento automatizado de datos personales.- Los datos recabados formán parte de los ficheros de la empresa, y son necesarios para la formalización de las suscripciones, su facturación y seguimiento posterior. Los datos se tratarán y protegerán según la LO. 15 /1999 de 13 de diciembre de Datos de Carácter Personal y el titular de los mismos podrá ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición ante las oficinas de la Sociedad sita en Madrid, calle Cartagena nº 10 1º C, 28028 Madrid. 159 CONTRAPUNTO OJO AL PAVAMINGO N 160 o hace falta buscar al próximo Pavarotti: le está puesto. Bryn Terfel, con sus 40 años, necesita otro reto. mirando en esta misma página. Bryn Terfel, a punto Debe aprovechar ese gran cumpleaños para evaluar dónde de cumplir los 40 años, ha vendido más discos que está profesionalmente en este momento y hacerse las preBig Lucy en el mismo período de su carrera, cantaguntas pertinentes. ¿Qué quiere conseguir al entrar en la do más canciones y conmovido más corazones. Tiene una período álgido de su evolución? ¿Sabe adónde va? ¿Le viene de esas esplendorosas personalidades que trascienden todo bien a su carrera cantar tantas frivolidades? lo que hacen, además de unos entusiastas admiradores, y Terfel eclipsa a los barítonos de todos los géneros, aprovecha bien su aire campechano y simpático que tanto dejando que sus rivales minen los nichos menores —Hvoles encanta a los hombres y a las mamás. Y aparte de sus rostovski en los papeles eslavos, Matthias Goerne en los virtudes comerciales, es un barítono clásico de exquisito abstrusos modernismos, Thomas Quasthoff en Brahms y refinamiento y registro. Simon Keenlyside en la sombra de Bryn. Ningún barítono ha ¿Un barítono puede suceder a Pavarotti? Puede ser. Terejercido tanto dominio desde los tiempos de Dietrich Fisfel ha vendido más de medio millón de copias de su ultimo cher-Dieskau hace medio siglo, cuando los teatros de ópera álbum, una mezcla de pop y música clásica, titulado Bryn, y nunca hacían el reparto del Ring de Wagner sin antes ver Deutsche Grammophon está haciendo su agosto con las fechas con él, que tenía el derecho de ser siempre el primeventas prenavideñas de la muy pregonada continuación del ro en rechazar el papel de Hans Sachs de Die Meistersinger. primero, Simple Gifts, un fárrago de himnos y canciones Sachs es para Terfel una cima que aún tiene que consentimentales en fáciles arreglos. Terfel tiene la misma sinquistar como aún tiene que madurar su Wotan que inició el cera falta de gusto que Pavarotti. En año pasado en el Covent Garden y el nuevo CD canta un Panis Angelillegará a su fructificación cuando en cus cómico —acompañado desatina2007 se haga todo el Ring. Después damente por el niño tenor Aled de haber cantado casi todo el repertoJones, que marca tarde pero dulcerio habitual desde Mozart hasta mente el compás—, una lamentación Richard Strauss, Terfel no optó, como del compositor publicitario Karl Jenhizo Fischer-Dieskau, por cantar los kins y un atroz arreglo de la cancionhéroes menores de Henze, Reimann y cilla The Deer Hunter, que deja la Pfitzner, sino que se decidió por los boca machacada. musicales de Broadway y la canción Al igual que Pavarotti, Terfel dirige inglesa. Cantó Sweeney Todd en la un festival de verano, un fin de semaÓpera Lírica de Chicago, y ha grabana en su casa de campo galés —Faedo varios recitales de canciones pasnol—, donde se mezcla candorosatorales inglesas de compositores mente con gente como Van Morrison como Butterworth y Britten, eliminany Alison Moyet. Protagoniza una nuedo los modos blandengues, estranguva ópera, que saldrá en Sony este lados y preciosistas con que habitualmes, un cuento panorámico de la mente se cantan. Es en la intimidad revolución francesa que tardó 16 años de la canción —suele acompañarle al en ser escrito, compuesto por Roger Bryn Terfel en el papel de Don Giovanni piano Malcolm Martineau— donde Waters, el guitarrista de Pink Floyd. reluce Bryn. Su articulación es cristaliMontada con destreza, Ça ira no pone a prueba las habilidana en cuatro idiomas y su control del volumen microscópides vocales de Terfel, sino que aprovecha su celebridad. Al camente sutil, adentrando al oyente cada vez más en el abisigual que Pavarotti, Terfel es un chico rural que tiene los ojos mo emocional del Erlkönig de Schubert y los Kindertotenlieclavados en las grandes oportunidades. der de Mahler, con sus colores oscuros y vívidos. ¿Pero por qué sólo suceder a Pavarotti cuando Terfel En ópera, Terfel puede ser un Falstaff o un Figaro. En la también podría ser el próximo Domingo? La Welsh National canción tiene la fragilidad de la porcelana Meissen y la fuerOpera está buscando un gerente y se habla de Terfel como za del acero. Nunca ha existido un cantante de Lied como el nuevo director ejecutivo. Si el tenor español puede con él, y este es el aspecto de su arte que está descuidando sus 63 años cantar Verdi y Wagner en dos continentes y a la mientras toma el camino del crossover. La mayoría de los vez dirigir los teatros de ópera de Los Angeles y Washingconciertos que da Terfel hoy son galas espectaculares y de ton D. C., no hay ninguna razón por la que Bryn no pueda Navidad. Poder oírle cantar unos Lieder es un aconteciorganizar una temporada en Cardiff durante su tiempo miento infrecuente y festivo y las calidades que trae a la libre. Casado con una chica de su pueblo y padre de tres canción artística empiezan, juzgando por su último álbum, a chavales, pasa más tiempo en su casa que la mayoría de atrofiarse debido al descuido. estrellas de ópera. Con un ayudante ejecutivo y una banda Simple Gifts es una simplonería, a menudo monocroma ancha en su laptop, podría buscar fondos para la Ópera y mundana, en la que casi no hay sombreado del fraseo. Nacional Galesa y dar el papel de Fidelio a algún cantante Perezoso, hastiado o festejado hasta el riesgo de la autosamientras descansa durante algún ensayo en el Met. O eso es tisfacción, Terfel está despilfarrando sus dones en cancionlo que se dice. cillas blandengues. Si añora ser el próximo Pavamingo, es Podría parecer una atractiva solución, pero las personas el camino acertado. Pero si Bryn quiere que le recuerden que admiran los raros dones de Terfel y se preocupan por como una leyenda de la canción, el Merlín del Lied, tendrá la integridad de la compañía intentarán detener a los foroque tomar un descanso de cumpleaños para volver a la verfos de Bryn. Lo que necesita la Ópera Nacional Galesa son dadera sencillez del recital y dejarse de otras distracciones personas con unas capacidades directivas inflexibles como más mundanas. Nicholas Payne (antes en el Covent Garden y la ENO) y John Evans (ex Aldeburgh y BBC), los más creíbles para el Norman Lebrecht