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Teoría de los
Movimientos Sociales.
Las posturas de
Jean Cohen Y
Joe Foweraker
Cohen anexa otras dos siguiendo a
Habermas. Por un lado, la ―acción
normativamente regulada‖, con una
racionalidad que se orienta por valores
comunes —institucionalizados—, ―valores
que tienen una fuerza vinculante
2
general para las relaciones personales.‖
Por el otro, la ―acción comunicativa‖,
cuya racionalidad se expresa en un
proceso intersubjetivo mediante el cual
―los actores establecen sus relaciones
interpersonales y coordinan su acción,
por medio de definiciones negociadas de
la situación (normas) para llegar a un
3
acuerdo.‖
Mtro. Eleazar Ramos Lara
Profesor-Investigador DSyTS-UAT
La contribución principal de Jean Cohen
al debate teórico sobre los Movimientos
Sociales (MS), expuesto en su artículo
1
sobre ―estrategia e identidad‖, se
centra en la recuperación que realiza de
la obra tardía de Jürgen Habermas, en
particular de su teoría de la ―acción
comunicativa‖.
Retomando esta distinción analítica de
Habermas, Cohen sugiere que los
distintos y aparentemente contradictorios
―paradigmas‖ desarrollados para el
estudio de los MS, lo que hacen es
destacar ciertas formas de acción en
detrimento de otras. Razón por la cual,
―es perfectamente concebible que un
movimiento social concreto puede
involucrar todas las formas de acción
[...] Por ello, no hay ninguna razón por
la que en el análisis de las diversas
lógicas de la acción colectiva deban ser
vistas como incompatibles, en tanto que
no están inferidas de una única
racionalidad de la acción colectiva que
4
excluye a otras.‖
En el artículo citado, tras una exposición
concisa de las diferencias y posibles
puntos de encuentro entre los dos
principales ―paradigmas‖ utilizados para
describir y explicar los MS —la teoría de
los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) y
la teoría de la Movilización de Recursos
(MR)—, Cohen observa que la teoría de
la acción comunicativa permite apreciar
que ambos enfoques pueden ser
complementarios en la medida en que
centran su atención en dos tipos
distintos de ―racionalidad de la acción‖;
dos tipos que, por otra parte, coexisten
en todo MS concreto: la racionalidad
subyacente en la ―acción teleológica‖ —
racionalidad
instrumental,
mediosfines— que se encuentra en el centro de
la teoría de MR, y la ―acción
dramatúrgica‖ —racionalidad expresivaintencional de la propia subjetividad—,
propia de los acercamientos de los NMS.
Tras esta toma de postura, Cohen pasa a
rescatar la concepción habermasiana de
que los MS surgen y se conforman como
―reacciones particularistas y defensivas‖
contra la penetración del Estado y del
mercado capitalista en la vida social. Es
decir, constituyen ―reacciones‖ contra
la tendencia de los mecanismos
administrativos y de control del mercado
de asumir las tareas de la ―reproducción
simbólica‖ de la vida social; o en otras
A estas dos formas de ―acción social‖ —
con sus respectivas ―racionalidades‖—
2
1
Cohen, Jean. “Estrategia e identidad. Nuevos paradigmas
teóricos y movimientos sociales contemporáneos”, en
Sociología y Política, México, Nueva Época, Año III, No. 6.
3
4
17
Idem., p. 56.
Ibídem.
Idem., p. 56-57.
palabras, contra la ―colonización del
5
mundo de la vida.‖ Y en este respecto,
Cohen considera esencial aclarar que
para el teórico alemán los NMS no
constituyen —como pudiera parecer— la
defensa de un mundo sociocultural
―tradicional‖.
Por
el
contrario,
representan la defensa de un mundo de
vida ―modernizado‖ incompleto aun. Lo
cual guarda una estrecha relación con la
postura antiposmoderna de Habermas
según la cual, la modernidad es aun un
proyecto inacabado.
los aparatos administrativos. Dicho en
sus propias palabras: ―Por un lado, la
expansión de la regulación legal
involucra
la
protección
de
la
individualidad, de las asociaciones y de
los espacios públicos autónomos del
Estado, mientras que sujetan al Estado
al control formal de las instituciones
políticas democráticas. Por otro lado
[...] la legalización conduce a los
aparatos administrativos hacia áreas
anteriormente libres del control del
Estado, abriéndolas a la burocratización,
monetización
y
manipulación.
La
dimensión que autoriza la regulación
legal lucha contra la dimensión
burocrática-autoritaria de la
intervención estatal creada por la propia
7
legalización.‖
La crítica y principal distanciamiento de
Cohen con respecto a la postura teórica
del autor de Conocimiento e interés, es
el hecho de que para este último los
NMS ―no son vistos como portadores de
una identidad colectiva, como capaces
de institucionalizar los potenciales
positivos de la modernidad o trascender
las políticas particularistas y expresivas.
Habermas
sitúa
las
luchas
contemporáneas alrededor de las
dimensiones de la reproducción cultural,
de la integración social y de la
socialización.
Así,
en
lugar
de
vincularlos
a
los
procesos
de
modernización en estas esferas, los
coloca en el ‗borde entre el sistema y el
mundo de vida‘, como resistencias a la
expansión de los mecanismos de
6
control.‖
Por otra parte, como bien señala
Foweraker —secundando la tesis central
de la sociología del conocimiento de
Karl Mannheim— toda construcción
teórica necesariamente se encuentra
conformada por el contexto social e
histórico en el que se desenvuelven sus
8
creadores. Por ello, resulta pertinaz el
contraste sociohistórico que nos ofrece
entre la teoría de los NMS desarrollada
en Europa Occidental durante los años
sesenta a los ochenta, y la teoría de MR
desarrollada en los mismo años en los
Estados Unidos (EE.UU.).
Cabe observar que, pese a la crítica
anterior, Cohen secunda enteramente la
tesis de Habermas del ―doble carácter
de la composición institucional‖ de la
sociedad civil, la cual refiere a que el
desarrollo de la ―legalidad‖ desde el
Estado constitucional burgués (siglo
XVIII) hasta el Estado de derecho
contemporáneo constituye la historia de
la expansión-protección de la sociedad
civil y de su participación creciente en
Así, se tiene que en el caso del contexto
de la Europa Occidental, los creadores
de la teoría de los NMS se hallaban
enmarcados por el crecimiento del
estado
benefactor,
las
fuertes
tradiciones corporativistas y un
movimiento obrero tradicionalmente
institucionalizado. De aquí el hecho de
que las movilizaciones colectivas a favor
de demandas de corte ecológico,
7
5
6
8
Idem., p. 58.
Idem., p. 61.
Foweraker, Joe. Theorizing social movements, Boulder, Pluto
Press, 1995, p. 2.
Idem., p. 59.
18
pacifista o feminista, fuesen apreciadas
por los teóricos europeos como formas
inéditas de manifestación y se dieran a
la tarea de explicar su ―novedad‖ en
razón de transformaciones estructurales
al nivel de la cultura y sociedad
occidentales.
esos individuos consiguen dirigir la
movilización y otros no. De esta forma,
la teoría se desarrolla a través de una
investigación
concentrada
en
la
movilización de recursos, en la
organización, el liderazgo y la toma de
9
decisiones estratégicas‖.
En contraste con lo anterior, se tiene un
contexto social e histórico como el de
los EE.UU., el cual no contaba con
tradiciones corporativistas y en donde el
movimiento obrero se encontraba lejos
de ser un actor importante en el ámbito
de la política nacional. Así, para los
teóricos estadounidenses las
movilizaciones colectivas fueron
explicadas no tanto en función de
cambios estructurales en la sociedad o
en la cultura, sino por la habilidad de
grupos
marginales
para
movilizar
recursos y obtener representación
dentro del sistema político y económico.
Ahora bien, la razón de Foweraker por
ubicar social e históricamente los
desarrollos de las dos teorías más
recurridas para el análisis de los MS, se
desprende de su interés por dilucidar
cuál de los acercamientos teóricos
representa el indicado para comprender
y explicar los MS en América Latina. De
aquí también, y a diferencia de Cohen,
que la ―vara de medida‖ con que
Foweraker sopesa la centralidad de
ambas teorías sea el anclaje que les
impone para explicar la realidad
10
latinoamericana. Asimismo, del hecho
de que —al igual que Jean Cohen—
reconozca y considere que ambos
acercamientos
teóricos
son
complementarios más que antitéticos.
De hecho, sostiene, la teoría de los NMS
podría ayudar a explicar la creciente
incidencia de movilizaciones sociales en
América Latina; mientras que la teoría
de la MR podría dirigirse a los
constreñimientos
y
oportunidades
políticos, así como explicar los
mecanismos y estrategias de acción.
―En Europa —nos dice Foweraker— la
teoría ha buscado primordialmente
explicar las causas de por qué los
movimientos sociales surgen. Y para
ello, han creado la discreta categoría de
nuevos movimientos sociales, misma que
utilizan para referir a la construcción de
nuevas formas de identidades políticas y
sociales. En este sentido, es la cuestión
de la identidad la que ha llegado a
definir el acercamiento europeo de los
nuevos movimientos sociales. Por el
contrario, en los Estados Unidos la teoría
ha buscado explicar cómo [de qué
manera] los actores sociales se
movilizan, más que el por qué de su
movilización. Dado que todo mundo está
siempre más o menos en igualdad de
carencias [materiales, simbólicas], el
por qué los movimientos sociales
emergen parece evidente en sí mismo.
Cómo ellos lo logran, se convierte en
una doble pregunta: cómo individuos
independientes llegan a transformarse
en un actor colectivo, y cómo algunos de
Y dado que para la explicación del caso
latinoamericano, la teoría de los NMS ha
sido recurrentemente utilizada de
manera mecánica y acrítica, la teoría de
la MR ha sido prácticamente ignorada, la
obra de Foweraker tiene por finalidad
corregir tal desbalance, en mucho,
movido por el hecho de que en el caso
latinoamericano los MS han sido
recurrentemente caracterizados como
―actores democráticos‖ dentro del
9
(Idem).
10
19
Idem
sistema político, lo que en opinión de
nuestro autor representa un análisis
carente de una contextualización
realista de su impacto en el proceso de
11
cambio político en la región.
comprensión de la identidad de los
actores (de los valores de los actores
sociales), no hay forma de explicar
porqué los MS existen, es decir, porqué
ciertos intereses (y no otros) llegan a
convertirse en objetivos de demandas.
Ahora bien, observa Foweraker que si
algunos elementos de investigación
hermenéutica son necesarios para el
estudio de los MS, Cohen advierte de
que este acercamiento metodológico no
debe ser absolutizado, ya que los MS
también deben ser vistos como un
complejo de actores movilizando
recursos e interactuando con el entorno
institucional (social, económico y
13
político).
Cabe observar que para Foweraker, un
MS queda definido en la medida en que
―exhibe una búsqueda de intereses
colectivos y de objetivos políticos
(interpretados en sentido amplio), lo
que requiere la interacción con otros
actores políticos, la mayor parte de las
veces de actores estatales. Y, a
diferencia de los intereses de grupos o
de
ONG‘s
(Organizaciones
No
Gubernamentales),
deben
también
movilizar
sus
partidarios
en
la
consecución de sus metas. Y en el otro
extremo del espectro, los movimientos
sociales
se
diferencian
de
los
movimientos revolucionarios, de los
movimientos políticos armados y de
12
insurrecciones.‖
Observa que Jean Cohen ha intentado
ofrecer una síntesis analítica de los dos
principales enfoques teóricos sobre los
MS, es decir, del acercamiento expresivo
(identitario)
y
del
acercamiento
instrumental (estratégico). Para Cohen,
los dos acercamientos funcionan con
diferentes lógicas de la acción social o
colectiva;
mismas
que
son
complementarias
antes
que
incompatibles. Y en esto ambos autores
coinciden. ―En efecto — Foweraker—
afirma
cualquier movimiento social
puede implicar a la vez la construcción
de identidades individuales y colectivas
(creatividad ―comunicativa‖ en términos
de Habermas), así como actividades
estratégicas e instrumentales. Puede
perseguir a la vez la defensa y la
democratización de la sociedad civil
como la expansión de la sociedad
política y su inclusión dentro de ella.
Dentro de esta ―lógica dual‖, o
―carácter dual de la acción colectiva
moderna‖, el movimiento de los
derechos civiles (en los Estados Unidos)
persiguen
al
mismo
tiempo
la
consecución de los derechos civiles y la
eliminación de normas tradicionales de
Respecto a la evaluación crítica que
Foweraker realiza de la propuesta
teórica de Jean Cohen, nuestro autor
reconoce la centralidad de Cohen al
señalar que las palabras claves que
distinguen la teoría de los NMS de la
teoría de la MR recae en la distinción
entre identidad orientada y estrategia
orientada, por lo cual ambas propuestas
deben
ser
apreciada
como
complementarias y no como antitéticas.
Esta distinción de Cohen, observa
Foweraker, responde a la ausencia que
la primera reconoce y critica de la
propuesta analítica de Alain Touraine,
en la cual permanece ausente la
variable de la ―interacción estratégica‖
de los MS.
Foweraker
reconoce
también
la
centralidad de la propuesta de Cohen al
secundar con ella que sin una
11
12
Idem., p. 4.
Idem.
13
20
Idem. p. 12.
control social, en tanto que el
movimiento feminista aspira a cambiar
las instituciones patriarcales tanto como
a ganar poder político y económico. En
pocas palabras, estos movimientos
sociales contienen a la vez ―reclamos de
la sociedad civil [en general] como
objetivos e intereses de la acción
14
colectiva [en particular].‖
rechaza cualquier interpretración del
―dualismo lógico‖ de los movimientos
sociales como dos etapas en un modelo
lineal de desarrollo, con la primera
etapa centrada en la identidad y la
segunda en la acción estratégica.
Contrario a ello, insiste en que las dos
lógicas coexisten al mismo tiempo
implicando simultáneamente tanto a la
sociedad civil como a la política.
De esta forma, para Foweraker lo
singular de la síntesis analítica
propuesta por Cohen es el hecho de que
se halla construida sobre una relectura
de la teoría de la acción comunicativa
de Jürgen Habermas. Por lo que,
siguiendo a este último autor, Cohen
concibe los MS como universalmente
―defensivos‖, en el sentido de que
representan una protesta contra el
proceso de ―colonización del mundo de
la vida‖ experimentado primordialmente
en el ámbito del mundo occidental.
No obstante la recuperación del
pensamiento de Habermas, Cohen señala
que el teórico alemán ha subestimado el
potencial de ―asociacionalismo‖, el cual
no solamente fomenta nuevas identidades
sino también genera conflictos sobre las
relaciones sociales dentro de instituciones
civiles. ―En esta conexión ‗defensiva‘ los
movimientos pueden promover cambios
institucionales dentro de la sociedad
civil,
mientras
los
movimientos
‗ofensivos‘ buscarán su inserción en la
sociedad política. Pero es axiomático en
Cohen que la mayoría de los
movimientos serán a la vez defensivos y
ofensivos, y que la sociedad civil puede
(y lo hará) influenciar procesos de
15
cambio político y económico.‖
Por último, cabe observar que la
principal crítica que Foweraker le
realiza a Cohen es el hecho de que
14
15
Ibid. p. 21.
Idem., p. 22
21