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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE MEDICINA
ÁREA SALUD Y SOCIEDAD
BERENA PATRICIA TORRES MARÍN
Reproducido para fines docentes. No copiar.
ESTO QUIERE DECIR QUE APENAS DESEMBARCAMOS EN LA VIDA, QUE VENIMOS RECIÉN
NACIENDO, QUE NO NOS LLENEMOS LA BOCA CON TANTOS NOMBRES INSEGUROS, CON TANTAS
LETRAS RIMBOMBANTES, CON TANTO TUYO Y TANTO MÍO, CON TANTA FIRMA EN LOS PAPELES.
YO PIENSO CONFUNDIR LAS COSAS, UNIRLAS Y RECIÉN NACERLAS, ENTREVERARLAS,
DESVESTIRLAS, HASTA QUE LA LUZ DEL MUNDO TENGA LA UNIDAD DEL OCÉANO UNA
INTEGRIDAD GENEROSA UNA FRAGANCIA CREPITANTE.
PABLO NERUDA, Fragmento de “Demasiados Nombres” Estravagario
LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES: EMPODERAMIENTO DE LOS ACTORES SOCIALES.
El estudio de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS), comporta asumir el conocimiento de distintas
temas relacionados con este fenómeno social, que han suscitado la discusión en las ciencias sociales
al reconocer que los paradigmas clásicos con los cuáles se analizaban los conflictos sociales son
válidos pero insuficientes para entender las realidades planteadas por estos NMS que emergen a
partir de la década del setenta. ¿Se les puede atribuir ser las “nuevas vanguardias” de la
transformación social; ser los nuevos actores políticos que van a incidir en la transformación de
costumbres en el país; es la experiencia colectiva de los NMS la que va a generar una cultura de
participación como de democracia; la variedad de luchas basadas en la pluralidad llevará a multiplicar
espacios reduciendo la distancia entre representantes y representados?.
Estas y muchas otras
preguntas debe responder quién se dedique a reflexionar acerca del tema.
Este breve ensayo se propone mostrar algunos aspectos fundamentales de los NMS necesarios para
la comprensión de este fenómeno social, análisis que se encuentra muy influenciado por las teorías
de los países Europeos y que en Colombia
oscila entre el entusiasmo y el escepticismo.
No
pretende irse muy lejos en las pretensiones puesto que un trabajo con mayores alcances requeriría
un profundo análisis de todos los problemas que conlleva los movimientos sociales y sus diferentes
formas de manifestarse en lo social y que obviamente sobrepasan las intenciones de este escrito.
¿QUÉ SON LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES?
Existen muchas definiciones de este fenómeno, todas determinadas por la influencia filosófica o
política de quien la expresa, encontrándose en todas ellas el reconocimiento a una forma de conflicto
social, y de movilización política, que abre posibilidades de avanzar a una vida social más libre, más
2
democrática, en dónde es indispensable la conciencia de los sujetos como actores, reconociendo así
su carácter plural. Porque resumen de manera clara, concisa y nos permiten desarrollar algunos
puntos de discusión sobre los NMS, transcribo las definiciones de Alain Touraine: “Un Movimiento
Social es simultáneamente un conflicto social y un proyecto cultural... aspira siempre a la realización
de valores culturales y, al mismo tiempo, a obtener la victoria frente a un adversario social.” (1) Y de
Manuel Castells: “...acciones colectivas conscientes cuyo impacto, tanto en caso de victoria como de
derrota, transforman los valores y las instituciones de la sociedad”(2). Los NMS
oponen, pues,
principios morales, religiosos, políticos, o sociales afincados en la conciencia de los sujetos, a una
“sociedad” que define roles cuyo desenvolvimiento se presume determinado. Ello implica revelarse
ante este determinismo abstracto e impersonal que tiene como función la de ordenar una
determinada sociedad de acuerdo a una serie de valores que considera necesarios.
En nuestro país los numerosos conflictos étnicos, sociales, políticos y religiosos, el desempleo, el
deterioro ambiental, la pobreza, violación de derechos humanos;
hacen emerger muchas
movilizaciones como respuesta directa, inmediata y necesaria del movimiento popular ante las
nuevas condiciones económicas, políticas y sociales creadas por las transformaciones del capitalismo
en la actualidad, ¿pero pueden estas considerarse movimientos sociales? Esto depende de la postura
que tenga cada especialista en el tema. Ahora sólo haremos un acercamiento.
¿LA MODERNIDAD UN PROYECTO INCOMPLETO?
Reflexionar sobre la Modernidad como un proyecto no realizado plenamente, conduce a mirar cómo
históricamente se planteó con unas características democráticas, en las cuales a los sujetos se les
garantizaba el disfrute desde lo estético, lo íntimo, lo lúdico entre otros aspectos; se concibió como la
posibilidad de ver a otros, de entender las diferencias; sin embargo, el proyecto de modernidad,
degeneró en modernización producto de la racionalización o irracionalidad instrumental, en dónde la
“democracia” y la “libertad” descansan sobre el mercado.
De hecho todos aceptamos la modernidad, de eso no cabe la menor duda, ya no sirven los discursos
radicales de encerrarnos en tradiciones culturales que solo nos conducirían al aislamiento social, pero
tampoco son válidos los discursos del progreso por etapas, que obligan al rompimiento de las
tradiciones convirtiéndonos en individuos consumidores en una sociedad de intercambios. La forma
en que estemos involucrados en el proyecto de la modernidad, es lo importante de analizar cómo nos
dice Touraine “lo estamos haciendo como remeros de galeras o como viajeros con sus equipajes,
impulsados por una esperanza y conscientes también de las inevitables rupturas” (3).
3
En el proyecto de modernidad como modernización se ha sobrestimado la eficacia de la racionalidad
instrumental por sus logros técnicos que nos han hecho pensar que estos resolverán todas las
necesidades individuales y los conflictos sociales; concepción errada ya que ha faltado su otra parte
constitutiva; el sujeto humano, su libertad, su creación, y el control que este debe ejercer sobre su
situación, su conducta, su vida, el sujeto humano consciente para concebirse como actor social, que
combate a sus propias creaciones cuando estas amenazan con destruirlo. Touraine dice “La
modernidad triunfa con la ciencia, pero también desde el momento en que la conducta humana se
rige por la conciencia, llámese esta o no alma, y no ya por la conformidad con el orden del mundo”(4)
La modernidad no es un modelo y mucho menos el “modelo capitalista” cuyo balance de resultados
es desastroso, bajo sus efectos se han acentuado los problemas, desequilibrios en todos los niveles,
produciendo una mayor concentración de la riqueza, el poder y la toma de decisiones, proliferando
numerosos conflictos; en la sociedad neoliberal el núcleo generador es el mercado, al que debe
subordinarse el resto de las relaciones económicas, sociales y políticas, una visión cuyo único
objetivo es reproducir permanentemente el capitalismo y excluir toda acción social de los actores. La
tendencia del desarrollo actual en medio de éstas contradicciones conduce a que los sujetos se
formen como nuevos actores, y no como simples sujetos diseminados y desarticulados con la misión
principal de legitimar el sistema y el poder del capital.
Touraine nos dice que la emancipación del sujeto se da por su conciencia que se opone a
representaciones y normas impuestas por el orden social y cultural que lo encasilla en el
cumplimiento de deberes sociales, se transforma en actor cuando se inserta en las relaciones
sociales y las transforma, sin identificarse nunca con algún grupo o colectividad de forma
permanente, pues, éstas son una posibilidad entre muchas que tiene, y debe oponerse a toda forma
de dependencia; el actor no es aquel que obra solo con arreglo al lugar que ocupa en la organización
social, sino que está modificando su ambiente material, social en el cual está colocado. (5).
Siguiendo con Touraine nos dice que para hablar de modernidad hay que integrar la razón y el sujeto,
y que la vida social es moderna en la medida en que innova el sistema de producción y consumo, se
abre a los deseos del sujeto por el ahínco con que esta defienda su tradición cultural y afirme su
libertad y responsabilidad, de él y de los otros como creadores y productores de sociedad, no como
elementos de funcionamiento del sistema social cuyos valores, normas y formas de organización se
encuentran establecidos y definidos por el Estado y otras instancias de control social; la vida social
es pues acción, y como movimiento constituye el conjunto de relaciones entre actores sociales del
cambio. (6)
4
No es suficiente qué el sujeto se emancipe y comprenda su responsabilidad de actor social, no
bastan buenas intenciones individuales, ni la denuncia o movilización por reivindicaciones, no bastan
nuevas estrategias, mientras todas estas demandas sigan siendo marginales; mientras no se funde
una política que se oponga al poder establecido, si los NMS siguen despolitizados, quizá sepan lo
que buscan, pero seguirán inseguros e incoherentes respecto a lo que quieren en sus resultados
prácticos, aquí tal vez sea pertinente esta frase muy popular “de buenas intenciones está empedrado
el camino al infierno”.
Para no entrar en pesimismos de lo que debería ser y no es, habrá que hablar de los NMS en tres
niveles: los que se articulan y forman un proyecto de transformación social y política; y los de un
papel significativo que logran transformaciones en temas estratégicos, mostrando nuevos caminos,
en este podemos ubicar al movimiento obrero, feminista, el ecológico, el estudiantil, el pacifista, etc.,
que han logrado posicionarse en muchos países;
como nos dice Laclau, los NMS se han
caracterizado por una politización creciente de la vida social (7), pero no en fundar una política en
contra del actual sistema, y otros como los movimientos populares urbanos, campesinos y de
indígenas que van generando un poco más de conciencia, y han permitido como nos expone
Santana, visibilizar para el conjunto de la sociedad problemas que permanecían ocultos, nuevos
actores y sus luchas.
¿SE ROMPEN LOS VIEJOS PARADIGMAS?
En los análisis que hacen muchos de los autores, queda claro que el debate apenas comienza, y los
puntos de identidad o acuerdos en torno a definiciones de lo que son los NMS, su naturaleza o sus
características aún son muy difusas.
Laclau muestra como la preocupación teórica actual consiste en determinar que es lo nuevo y las
dimensiones de los conflictos sociales, partiendo de unas premisas teóricas; entre ellas lo nuevo se
define por la crisis que causan en los paradigmas tradicionales con los que las ciencias sociales
estudiaron y definieron lo que ahora se denominan los viejos movimientos sociales especialmente las
ideas de unidad características y maneras de asumir los conflictos. (8)
Los viejos movimientos como el sindicalismo, el campesino y los étnicos, su ideal era la unión y la
lucha por la independencia nacional, considerados históricos, expresaron realidades del proceso
productivo, y procesos de formación de identidades;
esto ha sido explicado como paradigmas
clásicos o conceptualizaciones tradicionales de conflicto social, son tres las principales que
mencionan Laclau y Santana:(9)
5
1- La identidad social está relacionada y determinada por la estructura social, y los agentes sociales
están determinados por el lugar que ocupen en ella.
2- El del progreso y la irreversibilidad de la historia. Este ha sido el paradigma clásico de la
modernidad. Un poco como la canción de Pablo Milanés “y al que niegue esta razón la historia
condenará, la historia lleva su carro y a muchos los montará por encima pasará de aquel que
quiera negarlo”.
3- La centralidad de la política que integra los conflictos sociales, la política es la suma o la
representación de intereses.
En las últimas décadas se debilitaron los lazos que unían las diferentes identidades, la unidad del
trabajador como productor, consumidor y político desaparece y toman posiciones aparentemente
autónomas, es este rompimiento lo que se ha considerado el cimiento de los NMS, agentes sociales
desarticulados con posiciones cada vez más indeterminadas, no se pueden concebir en un nivel
único u homogéneo de la sociedad, y su presencia tampoco puede concebirse como una
representación de intereses.
Esta pluralidad de los NMS dependiendo de las diferentes posiciones de los sujetos se va
construyendo en una variedad de formas discursivas, que se convierten en puntos de conflicto o de
movilización. El que estos nos conduzcan a otro tipo de sociedad dependerá de las formas en que se
articulen, sin que sean absorbidos por partidos políticos tradicionales, o proyectos populistas, cómo
ha pasado, pues son presa fácil, esto los hace débiles a la hora de negociar con el Estado, cuando
hacíamos referencia a la despolitización es aquí dónde más se siente, porque si bien tienen en
común algunas reivindicaciones o propuestas, no siguen un plan para una sociedad mejor, no se
profesa una concepción marxista o algo parecido, y este vacío ideológico es claro en la fragmentación
y el localismo, que se constituye en su máxima dificultad a la hora de articular una política coherente.
El cuestionamiento que se da a partir de la década de los ochenta, a la mayoría de los proyectos
políticos que tenían muchos problemas de funcionamiento, especialmente en Latinoamérica,
es
quizá el momento de emergencia de muchos de los NMS, es claro que en un momento la “Lucha de
Clases” era el recurso teórico más importante para explicar cualquier fenómeno social, luego todo fue
asumido por las teorías de los movimientos sociales como sustitutivos de las clases, el mismo Alain
Touraine es claro en hacer esta diferencia, es posible pensar sin tomar aún partido por una u otra
posición en este debate, que si antes nos sentimos ahogados por las estructuras, ahora los sujetos
sociales estamos en el aire, quizá los movimientos sociales expresen fenómenos nuevos y
específicos que rebasan los marcos de la vieja explicación, pero ello no significa invalidar toda esta
teoría para explicar al nuevo actor social. El hecho que los NMS no tengan un referente clasista tan
6
directo como el obrero y el campesino, no puede dar por sentado que la visión de clases sociales
haya perdido sentido, y no sea un aspecto necesario para comprender procesos fundamentales de la
sociedad.
Los elementos que dan identidad a estos nuevos sujetos y los temas en torno a los cuáles se
organizan y se articulan de manera compleja y diversa tienen los ingredientes con los que antes se
denominaban criterios de clase, el empobrecimiento, opresión y explotación, y que es equivalente a
los que detentan el poder que se fortalecen económica y políticamente, es entonces importante lo
que nos dice Santana “los viejos movimientos no han desaparecido y siguen siendo importantes para
democratizar la “sociedad”, los NMS han desfondado los paradigmas, por ello los antiguos
paradigmas son insuficientes”(10)
En esta década que termina en los discursos políticos y en el mundo académico, se aprecia un
intento de rescatar estos enfoques, sin abandonar el análisis de los movimientos, se ha propiciado un
nuevo acercamiento sin que ello pase por innumerables dificultades. Y aquí retomo nuevamente a
Touraine así no sea conveniente unir quizá dos posiciones, cuando dice que es muy importante lo
que hacen los NMS, pero también debe existir proyecto político, que lo que está en crisis y en vía de
desaparición es la función de los partidos políticos como representantes de la necesidad histórica,
puestos por encima de los actores sociales y a menudo contra ellos, el compromiso militante es
importante mientras no degenere en apegos a una organización o a un partido. (11)
¿VENDRÁN TIEMPOS MEJORES?
Si los nuevos NMS no están determinados por la estructura social y económica, esto permite otras
identidades, Castells define unas formas de identidad que nos permite preguntarnos si seguirán
siendo identidades que legitiman la dominación de los actores sociales a través de sus instituciones,
o identidades de resistencia que se repliegan sobre si mismas aumentando su estigmatización, o
identidades proyecto que produce sujetos, que no son individuos, sino el actor social colectivo
mediante el cual los individuos construyen un proyecto de vida diferente, que se expande hacia la
transformación de la sociedad como la prolongación de este proyecto de identidad. (12)
No todos los nuevos actores sociales que conocemos tienen un carácter positivo, incluso muchos
podrían considerarse lo contrario, por ejemplo los movimientos zenofóbicos, neofascistas,
paramilitares, religiosos extremistas o fundamentalistas, movimientos guerrilleros y político-militares,
que tergiversan el contenido de las más legítimas aspiraciones de la vida social, y que por supuesto
no serían el ejemplo de identidad proyecto que propone Castells, aunque el concepto de nuevos
7
actores sociales cuya acción emancipatoria irradia valores de significado positivo, no es de más estar
alertas a estas corrientes que se escudan en floridos discursos nacionalistas y legitimadores del
sistema antidemocrático.
En América Latina una nueva sociedad civil
emerge con importancia en la lucha por la
transformación social, y como escenario del despliegue de nuevos actores sociales, por ejemplo las
propuestas de Desarrollo a Escala Humana, El Desarrollo Humano, La Medicina Social o Salud
Colectiva, han saltado de la teoría a la acción en manos de un sinnúmero de actores sociales que
proponen una recomposición de la sociedad y que buscan espacios para hacer valer sus demandas y
necesidades para construir una sociedad más justa, dónde la igualdad y la libertad tengan una nueva
dimensión.
Considerando que la sociedad civil está conformada por todos las instituciones intermedias que se
forman entre el individuo y el estado,
(sindicatos, gremios, organizaciones estudiantiles, ligas
campesinas, etc.) y por el individuo mismo en cualquier tipo de agrupación, podremos percatarnos del
papel que desempeñan los nuevos actores sociales en la transformación que está llamada a cumplir
la sociedad civil latinoamericana, y si su acción se convierte en legitimadora o impugnadora del
sistema; es importante aclarar que esta definición de sociedad civil la retoma Castells aludiendo a
Gramsci como padre intelectual de este ambiguo concepto (13).
El potencial crítico de estos nuevos actores se da en nuevas formas de concebir la política y el poder
político, como en nuevas perspectivas de renovación de los patrones socioculturales de lo cotidiano,
su efectividad se podrá comprobar en la medida en que obliguen con sus acciones a los gobiernos a
tener en cuenta sus demandas y dar participación en la toma de decisiones sobre aspectos
relacionados de forma directa con sus reivindicaciones, y no sólo de representación en instituciones
estatales.
Esto ha permitido tejer redes nacionales e internacionales caracterizadas por prácticas y formas de
acción nuevas y que han puesto en el panorama también nuevas formas de relación social y de
cultura, digamos que se da en cierto sentido una acumulación política y un proceso articulador,
únicamente con esto se podrá llevar adelante una emancipación de los actores sociales, es necesario
reactivar la iniciativa, la creatividad, y ganar confianza en el campo popular de forma que no
claudique la lucha por la transformación social, esto por supuesto no es nada fácil en ningún contexto.
Hablar de Colombia y su futuro nos hace pensar que ese “deber ser” no está construido
colectivamente y está siendo impuesto por elites con escasa legitimidad y reconocimiento, esto ha
8
desencadenado diferentes formas de violencia, dejando al país sin mecanismos claros de afrontar
monstruos como el de la globalización, expresión clara del ciclo completo del capitalismo, con todas
las consecuencias sociales y políticas que este produce. Según una encuesta realizada por el Centro
Nacional de Consultoría, llamada - En qué creemos los Colombianos - para la revista Cambio 16;
(14) Colombia aparece como uno de los países con mayores niveles de participación por individuo en
grupos u organizaciones sociales por encima de Suramérica, Norteamérica, Europa Occidental y
Asia,
sin embargo,
no se correlaciona la efectividad de la acción que está ligada al grado de
confianza que el colombiano tiene en el país y en sus instituciones, siendo él más bajo de
Suramérica.
Si a esto sumamos el choque con los poderes estatales, como nos dice Santana que casi siempre
reprime en forma violenta, y pocas veces negocia, estos movimientos sociales en su mayor parte
reivindicativos ligados principalmente a las necesidades básicas,
muchas veces ni esperan.(15)
se enfrentan a realidades que
La violencia física o simbólica genera temor, pasividad y exclusión,
no es extraño por ejemplo que muchos intelectuales no quieran trabajar el tema del desplazamiento
forzado, o que los profesionales no quieran irse a ejercer su labor a determinados pueblos, o que se
estigmatice la labor de las ONG, etc.
Pero esto no puede dejar de lado la idea que los movimientos sociales son en buena parte los que
plantean la renovación y recreación de la política, no porque contengan en sí un proyecto político sino
porque el solo hecho de cuestionar o intervenir abiertamente pueden obligar a transformaciones
significativas.
Los intelectuales no pueden olvidar que son un bastión de cambio o al menos de difusión de los
derechos fundamentales y del papel del Estado para que los individuos ejerzan un mayor grado de
ciudadanía. Esto es una labor de todas las personas interesadas en que la democracia y la libertad
se extienda hasta límites insospechados de la utopía. La insumisión, como rechazo pacífico al
imperativo estatal, no es otra cosa que el reconocimiento de la pluralidad de opiniones, creencias y
actitudes que predominan en Colombia. Cuando aprendamos a convivir pacíficamente respetando la
diferencia como derecho, quizá nuestro país pueda respirar un aire distinto.
CITAS
1. Touraine, Alain. Crítica de la Modernidad. 1985, p. 237.
2. Castells, Manuel. La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura.
Identidad. Vol. 2, Alianza Editorial, España 1997, p. 25.
El Poder de la
9
3. Touraine. Ob. Cit. p. 202
4. Ibídem, p. 41
5. Ibídem.
6. Ibídem.
7. Laclau, Ernesto: Los nuevos movimientos sociales y la pluralidad de lo social. Revista Foro No 4,
Noviembre de 1987. Bogotá p. 3-12.
8. Ibídem.
9. Santana, Rodríguez Pedro. Viejos y Nuevos Movimientos Sociales. Revista Comunicación No 18,
Diciembre 1995. Medellín p. 175 – 184. Y
Laclau. Ob. Cit. En esta parte Ernesto Laclau nos
habla de rompimiento con las teorías del conflicto social, y Pedro Santana se refiere a los viejos
paradigmas. Parecen ser dos cosas distintas pero al leer son la misma conceptualización.
10. Santana. Ob. cit
11. Touraine, Ob cit.
12. Castells, Ob. Cit. p. 30
13. Ibídem. P. 31
14. Revista Cambio 16. 17 de Diciembre de 1996. Colombia.
15. Santana, Ob. Cit. p. 180
OTRAS FUENTES CONSULTADAS
 BERIAIN, Josetxo, Representaciones Colectivas y Proyecto de Modernidad. Editorial Antrhopos.
España 1990.
 ESCOBAR, Arturo.
La Invención del Tercer Mundo:
Construcción y Deconstrucción del
Desarrollo. Editorial Norma. 1996. 1ª edición en español 1998.
 GARCÍA, Canclini Néstor.
Consumidores y Ciudadanos. Conflictos Multiculturales de la
Globalización. Editorial Grijalbo 1995, México.
 IPC, Nuevos movimientos políticos: Entre el Ser y el des – encanto. Editorial Relecturas. Medellín
1997
 PÉREZ, Lara Alberto. Los Nuevos Actores Sociales en América Latina. ¿Sujetos del Cambio?.
En:
Las Trampas de la Globalización:
Paradigmas emancipatorios y nuevos escenarios en
América Latina. Editorial José Martí. Cuba, 1999.
 RESTREPO,
Luis Alberto. El Potencial Democrático de los Movimientos Sociales y de la
Sociedad Civil en Colombia. Documento mimeógrafo. Viva la Ciudadanía.
 RIECHMAN, Jorge y FERNÁNDEZ, Buey Francisco. Redes que dan Libertad. Introducción a los
nuevos Movimientos Sociales. Ediciones Paidós. Barcelona, 1994.
10
 Revista Sociológica. Actores, Clases y Movimientos Sociales II. Mayo – Agosto de 1995. Año 10
No 28, Universidad Autónoma Metropolitana.
 URÁN, Omar Alonso.
La Organización y Participación Socio-Política en Colombia. Un
Acercamiento histórico desde las representaciones colectivas y el aprendizaje colectivo.
Documento mimeógrafo. IPC Medellín 1998.
 ---------------------- Representaciones Colectivas – Movimientos Sociales: Praxis Cognitiva. Notas
para la comprensión histórica de la acción colectiva en Colombia. Documento mimeógrafo, IPC
Medellín, 1997.
 URIBE, María Victoria. Restrepo Eduardo. Editores. Antropología de la Modernidad. Instituto
Colombiano de Antropología y Colcultura. 1997 Bogotá.
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