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El capital social, aportes para su
operacionalización
Rafael Rey1
La noción de capital social tiene una larga tradición en los estudios sociológicos y
políticos. En los últimos años se ha producido cierta revitalización del debate acerca
de sus alcances y los mecanismos más adecuados para su operacionalización. Tras
los clásicos trabajos de Bourdieu (1998), Coleman (1990) y Granovetter (1995), más
recientemente encontramos en la producción sociológica internacional, una interesante acumulación teórica y empírica, en especial a partir de los desarrollos de Lin
& Erickson (2001), Burt (2005) o Pizzorno (2003), entre otros. La propuesta de este
artículo es discutir estos nuevos aportes con la intención de articularlos a futuros
trabajos sobre inserción laboral y mercado de empleo.
Capital social: conceptualizaciones recientes
Las teorías sobre el capital social al día de hoy pueden agruparse básicamente de
acuerdo a los criterios de robustez y distancia: por una parte los autores que privilegian
la cercanía y densidad de las redes (Coleman, 1990, Putnam, 2000, Bourdieu, 1998)
como factor clave en la conformación del capital social, o en cambio aquellas que argumentan que las “conexiones puentes” y la baja densidad de las relaciones (Burt, 2005,
Lin, 2001, Granovetter, 1995) pueden hacer más operativo al capital social.
En el primer grupo se privilegia la interdependencia entre los actores, las expectativas y obligaciones recíprocas. Aumentando la densidad de las redes, éstas dependerían del grado de cercanía de la unión entre los individuos, con niveles importantes
de cohesión y cerrados a la desviación de los intereses y las relaciones estrechas, que
permiten mantener la confianza dentro de éstas.
En el segundo grupo destacamos la posición de Burt, que aporta la idea de
“bridge connections” (2008: 35), concepto emparentado con la noción de Granovetter
de “lazos débiles”, acuñado en su célebre artículo The strength of weak ties (1973),
pero Burt, a diferencia de Granovetter, hace hincapié en la calidad de las relaciones y
no tanto en la cantidad, donde resultaría más relevante el acceso a información, cuando
los sujetos por sí solos no tienen acceso.
1
Licenciado y Magíster en Sociología. Doctorando en Ciencias Sociales, opción Sociología. Profesor
Asistente del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la
República. [email protected]
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Rafael Rey
Granovetter aporta dos interesantes estudios que resulta importante consignar:
el referido The strength of weak ties (1973) y Getting a Job a study of contacts and carrers (1974). Este segundo trabajo entendemos que resulta de mayor relevancia para el
estudio del acceso al empleo y acerca del mercado de empleo. En este trabajo se centra en cómo la información que facilita la movilidad está enquistada y difusa. Encontró
que los profesionales se basan principalmente en su sistema de contactos personales
para obtener información sobre las oportunidades de cambio de trabajo, en lugar de
rutas más formales o impersonales. Remite en sus conclusiones a la teoría económica
clásica de los mercados laborales, que establece que una cantidad dada de la demanda
dará lugar a un cierto nivel de empleo. Estudios anteriores habían demostrado que los
mecanismos formales de asignación de empleos rara vez representan más del 20% de
las colocaciones. La mayoría de los trabajos se encuentran de manera informal a través
de amigos o por medio de la aplicación directa.
Principalmente la gente se entera de nuevos puestos de trabajo a través de
sus contactos personales. No importa cuán grande sea la ventaja neta de una nueva
oportunidad, la persona no puede tomar ventaja si no está enterada de su existencia. Los individuos utilizan básicamente tres métodos para obtener información sobre
oportunidades de trabajo: los medios formales, contactos personales, y de aplicación
directa. Medios formales incluyen publicidad, agencias de empleo públicas y privadas,
las ofertas de empleo patrocinadas por las universidades y asociaciones profesionales.
Cuando se apela a los contactos personales, en la mayoría de los casos no se trata de
un intermediario entre la persona y el empleador, los contactos personales son aquellos
individuos que el sujeto ha llegado a conocer por razones distintas a la búsqueda de un
empleo. Aplicación directa significa que la persona ha ido directamente a la empresa y
no a raíz de una convocatoria específica.
Siguiendo esta línea de trabajo, Pizzorno (2003), explica que la novedad de este
concepto consiste en mirar los fenómenos que tradicionalmente analizaba la sociología
en sus relaciones estructurales pero de un modo nuevo, es decir, asumiendo que el actor trata las relaciones sociales en las que se mueve como medio para la consecución
de determinados fines. En este sentido el capital social, constituido por las relaciones
sociales que posee una persona, conforma un conjunto de recursos que éste puede
utilizar para la mejor consecución de los propios fines. Por tanto, las relaciones que se
consideran como portadoras de capital social, “son aquellas relaciones en las que es
posible que la identidad más o menos duradera de los participantes sea reconocida y
que además hipoteticen formas de solidaridad o reciprocidad”. (Bagnasco A., Piselli, F.
Pizzorno, A., Triglia, C. 2003: 24).
Pizzorno, distingue en su planteo dos tipos de capital social: al primero lo denomina “capital social de solidaridad” y al segundo “capital social de reciprocidad”.
El capital social de solidaridad, se basa en el tipo de relaciones sociales que surgen
gracias a grupos cohesionados, cuyos miembros están ligados uno a otro de un modo
fuerte y duradero y por tanto es previsible que actúen según los principios de solidari-
El capital social, aportes para su operacionalización
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dad del grupo. Por su parte, el capital social de reciprocidad, no necesita de un grupo
cohesionado que intervenga para asegurar la operatividad de la relación social, sino
que, basta con que una persona instaure una relación de cierta permanencia con otro.
En este sentido, es previsible que se den determinados intercambios de ayuda o de
información entre ambas partes.
Otro destacado autor que en los últimos tiempos ha realizado importantes aportes a la conceptualización del capital social es Nan Lin. En su libro: Social Capital, a
theory of social structure and action (2008), enumera cuatro características a través de
las cuales los recursos integrados a las redes mejoran las chances de los individuos.
La primera de ellas hace referencia al flujo de información facilitado por las redes: las
relaciones personales consiguen suministrar información que de otra manera no se hubiese conseguido. En segundo lugar, los vínculos disponibles pueden ejercer influencia
sobre terceros individuos. En tercer lugar, los lazos logran operar como garantía frente
a otros contactos a los que el sujeto pretende acceder. Finalmente, los vínculos de un
individuo ayudan a reforzar la identidad y el reconocimiento, el capital social operaría
en este caso como garantía de que el sujeto comparte valores e intereses con determinado grupo en cuestión.
Para Lin, en resumen, el motivo fundamental por el que el capital social tiene éxito
está relacionado a la posibilidad de acceder por este medio a individuos mejor posicionados en una determinada jerarquía. Es por ello que al operacionalizar este concepto,
recurre al position generador: mecanismo de medición, que veremos más adelante,
vinculado al prestigio ocupacional de los miembros de una determinada red.
Por último, como mencionábamos más arriba, otro de los referentes actuales de
las teorías del capital social es Ronald Burt (2005). Este autor, al igual que Granovetter
y Lin, toma como punto de partida el supuesto básico de las teorías del capital social:
la estructura social puede constituirse en un capital que le permite a ciertos individuos generar una ventaja en la consecución de metas. Las personas mejor conectadas
contarían con mayores oportunidades, aunque las diferencias aparecerían cuando nos
preguntamos qué es “estar mejor conectado”.
El flujo de información juega un rol clave para Burt: “la apropiación de la información y el control de la misma es la base del capital social en los agujeros estructurales”
(2005: 19). Aquellas personas que pueden constituirse como un puente sobre el agujero estructural de la red, podrán ocupar una posición relativamente ventajosa, fruto de
ese rol de intermediación entre las partes. Los agujeros estructurales no implican necesariamente una distancia física entre los individuos, sino fundamentalmente diferencias
culturales o simplemente desconocimiento de las actividades del otro. Al ser grupos
separados, la posibilidad de comunicarse entre ambos necesita de un intermediario
(broker) que permita la circulación de la información proveniente de ambos sectores.
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Rafael Rey
La estimación del tamaño de las redes personales
El segundo aspecto que resulta crucial para la caracterización de nuestro objeto
de estudio, y que se encuentra estrechamente vinculado al anterior, es el problema que
se deriva de las estrategias para estimar el volumen de capital social que disponen los
actores. En la literatura comparada podemos encontrar una serie de procedimientos
ideados para este fin, los tres instrumentos más empleados han sido el name generator, el position generator y el resource generator. A pesar de que estos instrumentos
se centran en el mismo tipo de información, la colección de recursos en las redes
sociales difieren en la forma en que los individuos se acercan a esos recursos, y en
las estrategias para recuperar esta información entre los posibles entrevistados. El
primero de ellos consiste básicamente en diseñar un cuestionario que proporcione una
serie de nombres de personas relacionadas a través de algún vínculo con el sujeto que
es interrogado, para luego pasar a detallar las características de las personas mencionadas, los más difundidos son los módulos reticulares empleados por Laumann (1973),
el generador de Fischer (1982), las fichas reticulares diseñadas por Willmott (1987) y
el General Social Survey diseñado por la Universidad de Chicago para sus encuestas
anuales (Cf. Requena, 1997).
El segundo procedimiento es el desarrollado por Lin (2001), en este caso el mecanismo es inverso al generador de nombres, primeramente se presentan una serie de
posiciones sociales y luego se asignan los nombres a las posiciones. Este mecanismo
entendemos que resulta más adecuado para el estudio del acceso al empleo y los flujos en el mercado de trabajo, dado que operacionaliza más adecuadamente la noción
de capital social para los estudios de inserción y trayectoria laboral. Generalmente la
potencialidad de los vínculos con mayor capacidad de intermediación, comparten una
característica central: su posición clave en una escala ocupacional, además de la cercanía de su actividad con la del contacto que moviliza este recurso.
Para poder medir de forma adecuada el capital social definido como “recursos de
que dispone un actor a través de sus relaciones sociales con otros y que contribuyen al
logro de objetivos instrumentales o expresivos” (Lin, 2001: 21), es necesario conocer
las posiciones sociales de los alter por una parte y el nivel de acceso existente por la
otra (es decir, si el acceso a esos recursos es completo, parcial o inexistente al ser
una relación débil). Para ello Lin propuso medir el capital mediante un generador de
posiciones sociales en lugar de los generadores de nombres comúnmente utilizados.
En efecto, los recursos sociales se hallan desigualmente distribuidos a partir de
posiciones sociales dispuestas en forma piramidal. Por tanto, a partir de una muestra
conveniente de las profesiones y posiciones ocupacionales existentes en una estructura social dada, y preguntando sobre el número de personas conocidas en cada una de
las posiciones, es posible obtener una aproximación al capital social potencialmente
accesible. Si, además, se dispone de información sobre la intensidad de la relación con
la persona que ocupa esa posición, se puede predecir el capital social movilizable en un
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El capital social, aportes para su operacionalización
momento dado por una acción intencional del ego. Lin (2001) ejemplifica el generador
de nombres de la siguiente forma:
Cuadro I. Generador de posiciones
De la siguiente lista de trabajos (mostrar ficha de empleos), ¿podría decirme si conoce
personalmente a alguien?*
1.
2. ¿Cuánto
¿Conoce
hace
a alguien que lo/la
que
conoce?
tenga ese
(Nº de
años)
Trabajo empleo?
3. ¿Cuál
es su
relación
con esta
persona?
4. ¿Cómo
de
próximo
se siente
con esa
persona?
5. ¿El
sexo
de esta
persona
es…?
6.
¿Trabaja
en?
7. ¿Podría
encontrar
a una
persona 8. Repetir
así a
2-6 para
través
la persona
de un
M.
conocido?
(persona
M)?
*En caso de conocer a más de una persona piense en la que lleva más tiempo en ese trabajo o la primera
que le viene a la memoria.
Fuente: Lin, N. (2001). Traducción propia.
Dado que el acceso a posiciones sociales superiores es un buen indicador de
capital social, Lin ha desarrollado un indicador de upper accesibilitiy (acceso a posiciones superiores) para permitir la comparación. La administración de este instrumento es
fácil y rápida, y su cuestionario se puede sistematizar ajustándolo a diferentes poblaciones mediante el uso de escalas de prestigio jerárquicas adecuadas. Sin embargo,
estas medidas sólo contienen información indirecta sobre el recurso real contenido de
acceso al capital social, sobre información específica poco o nada se suministra. Su
interpretación, casi en su totalidad, gira en torno a la importancia teórica del prestigio
del empleo. La investigación de los objetivos y la especificidad del capital social, referido a múltiples asuntos y a usos específicos del capital social, es menos posible con
este instrumento.
El generador de posiciones, por tanto, es un instrumento muy utilizado en investigación social en los últimos años. Se trata de un mecanismo teóricamente bien
fundado, que es especialmente útil para las comparaciones al interior de una población
concreta. En la actualidad el número de estudios sobre capital social que utiliza el generador de posiciones está creciendo rápidamente.
Para superar las desventajas de los instrumentos antes descritos, Van der Gaag
y Snijders (2003a) propusieron un instrumento de medición que combina los aspectos
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Rafael Rey
positivos del generador de posiciones (validez interna y economía) y del generador de
nombres (información detallada de los recursos disponibles): el generador de recursos.
Este instrumento indaga sobre el acceso a los recursos, y tiene la misma estructura de
un cuestionario básico similar al generador de posiciones: una lista fija de recursos en
la que cada uno representa un subgrupo concreto de capital social, y que en conjunto
abarcan varios ámbitos de la vida. Del mismo modo, la disponibilidad de cada uno de
estos recursos está marcada por la medición de la fuerza del vínculo a través del cual
se accede a los recursos, indicado por el papel de estas relaciones: familiares, amigos
o conocidos. Este instrumento puede ser administrado rápidamente, y también da lugar
a representaciones válidas y fácilmente interpretables del capital social.
Si bien está diseñado para relevar varios indicadores de capital social en términos globales, también ofrece posibilidades de uso en investigaciones específicas de
capital social como puede ser el acceso al empleo (Van der Gaag y Snijders, 2003a).
El Social Survey of the Networks of the Dutch (SSND) fue el primer caso de recolección
de datos con este instrumento. Dado que la interacción social y la formación de redes
sociales son muy dependientes de la cultura, la construcción del generador de recursos requiere algún apoyo teórico en este sentido. Dentro de cada población a estudio
se debe considerar en el relevamiento de datos, que los recursos de capital social
sean efectivamente útiles o atractivos para la consecución de determinados objetivos
vitales de los individuos, entre ellos el empleo. No hay una fórmula para resolver este
problema, pero tanto los estudios sobre cultura, así como dispositivos empleados por
la psicología social, pueden ser útiles en la composición de las colecciones de objetos
a ser considerados como componentes del capital social (Van der Gaag y Snijders,
2004). Por lo tanto, el generador de recursos es especialmente útil para estudios
dentro de una determinada población y para comparaciones entre subpoblaciones.
En los cuadros II y III vemos el set de preguntas utilizado en el SSND para construir el
generador de recursos.
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El capital social, aportes para su operacionalización
Cuadro II. Generador de recursos I
¿Conoces a alguien que …
No Familiar
Amigo
¿Y esa persona es…
1) ...puede reparar un automóvil, una moto,
bicicleta, etc.?
2) ...tiene un automóvil?
3) ...puede realizar reparaciones sencillas en el
hogar?
4) ...puede hablar y escribir en un idioma
extranjero?
5) ...sabe manejar una computadora?
6) ...puede tocar un instrumento?
7) ...tiene conocimientos de literatura?
8) …terminó la educación media superior (6º de
liceo o UTU)?
9) ...lee revistas especializadas?
10) ...es militante de un partido político?
11) …tiene varias propiedades (casas, terrenos,
comercios)?
12) …trabaja en la administración pública?
13) …gana más de $ 40.000 mensuales?
14) ...es dueño de una casa de vacaciones?
15) ...a veces tiene posibilidad de contratar
personas para trabajar?
16) ... sabe mucho en cuestiones de derecho
(leyes y decretos)?
17) ...tiene buenos contactos con un periódico,
radio o canal de televisión?
18) …sabe de fútbol?
19) ...tiene conocimiento sobre cuestiones
financieras (por ejemplo, impuestos, subsidios,
etc.)?
Fuente: Flap, Van der Gaag y Snijders (2004). Traducción propia.
Conocido
¿Y
tú?
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Rafael Rey
Cuadro III. Generador de recursos II
Asunto/ayuda
No Familiares Amigos Conocidos
1) Encontrar un trabajo para un miembro de la
familia
2) Asesoramiento en relación con un conflicto en el
trabajo
3) Ayudar a una mudanza (empaque y/o transporte)
4) Ayudar con pequeños trabajos en torno a la casa
(carpintería, pintura, etc.)
5) Hacer sus compras cuando usted (y los
miembros de su familia) están enfermos
6) Dar consejos de salud cuando usted no está
satisfecho con su médico
7) Prestarle una suma importante de dinero (por
ejemplo USD 4000)
8) Prestarle una casa para alojarse en las
vacaciones
9) Consejos en relación con un conflicto con
miembros de la familia
10) Discutir qué partido político votar
11) Dar consejos en materia de derecho (por
ejemplo, problemas con el propietario de la casa
que alquila, con el jefe, con el municipio)
12) Dar una buena referencia para solicitar un
puesto de trabajo
13) Cuidar de los niños
Fuente: Flap, Van der Gaag y Snijders (2004). Traducción propia.
Algunas interrogantes pendientes
Si bien los avances más recientes intentan resolver en términos prácticos la
operacionalización del capital social, algunas de las dimensiones que conceptualmente
emergen de su problematización, dejan pendientes aspectos a reconsiderar, tanto a
nivel teórico, como metodológico. Entre otros destacamos tres, en primer lugar la
noción de volumen, a qué se hace referencia cuando se habla de cantidad de vínculos
y si es posible establecer un volumen apelando sólo a las cantidades o es necesario
corregir por algún criterio; en segundo lugar la noción de la variedad, cuál es el aporte
específico de contar con una red de relaciones variada y diversa y cómo establecer los
criterios para clasificar la variedad y en tercer lugar la noción de calidad, ¿es suficiente
apelar a las posiciones ocupacionales y a la fortaleza del vínculo vía escala de prestigio
o es necesario refinar más esta dimensión, conceptual y operativamente?
El capital social, aportes para su operacionalización
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Recientemente, características de la personalidad han comenzado a ser considerados como determinantes adicionales de la formación de las relaciones, lo que
sugiere que algunos de los rasgos de la personalidad tradicionalmente distinguidos en
la psicología tendrían un impacto considerable en la formación de redes personales
(Van der Gaag y Snijders, 2003a).
Finalmente, ¿qué ocurre con la percepción que los sujetos tienen de su propia
red social?, cómo opera el deseo de tener más contactos sociales o, inversamente, la
plena satisfacción con la red actual. Cómo se integran los diferentes tipos de relaciones
en la red. Cómo juegan las expectativas y la propensión a movilizar los recursos sociales. Y qué ocurre con la propensión a hacer nuevos contactos. Una serie de cuestiones
que ameritan continuar explorando este interesante y renovado constructo sociológico.
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