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MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA
CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA CIUDADANA
EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
TRELLES CRUZ, Martín Eduardo
Licenciado en Ciencias de la Comunicación
Universidad de San Martín de Porres, Lima-Perú.
Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación
[email protected]
Grupo de trabajo 2: Lectura crítica de los medios y la participación ciudadana.
Palabras claves:
Medios de Comunicación, periodismo, espacio público, sociedad en crisis, transición
democrática, agenda ciudadana.
Resumen:
El núcleo de la ponencia lo conforman los siguientes ejes temáticos: en la
primera parte nos centramos en describir el contexto sociopolítico del Perú en la en la
etapa de transición democrática. Luego de revisar algunas teorías sobre la influencia y
rol de los medios en la sociedad optamos por la postura de la responsabilidad social de
los medios. A partir de este enfoque se plantea una agenda ciudadana respecto a temas
que incidan en la gobernabilidad, la democracia y el debate cívico. Pese a la inoperancia
de los medios, debido a la
falta de credibilidad y la escasa participación de la
ciudadanía se propone que los medios articulen y recuperen el espacio público a través
de una agenda como iniciativa de la sociedad civil, que permita el diálogo entre medios
y ciudadanía sin intervención estatal. La recuperación del espacio público no debe
generar ni intervensionismos estatales ni prerrogativas que nos devuelvan al control de
los medios por parte del estado.
1
1. APROXIMACIONES AL CONTEXTO ACTUAL
Los cambios políticos, económicos y culturales han reconfigurado la presencia
de los medios de comunicación en las sociedades democráticas. La democracia
participativa constituye un paradigma ineludible para contextualizar a los medios de
comunicación. De acuerdo a Francis Fukuyama, luego de la caída del Muro de Berlín y
tras el fracaso de las ideologías totalitarias ya no existen rivales para la democracia
liberal1. Esto coincide con la ola democratizadora en América Latina, que según el
politólogo Samuel Huntington2, viene acompañada de una contraola antidemocrática. Es
por ello que la participación ciudadana, al menos en América Latina, resulta inestable.
Otros de los signos de la época actual es la crisis de los grandes discursos y que
algunos estudiosos como Vattimo, Jameson y Lyotard conocen como posmodernidad.
En La Condición posmoderna, Francoise Lyotard sostiene que los grandes relatos de la
modernidad ya no pueden explicar los cambios actuales y es preciso consolidar nuevos
“saberes” par comprender el mundo actual3. En esta línea, Gilles Lipovetsky, estudioso
de la sociedad posmoderna, vislumbra una “era del vacío” , dónde no existen grandes
compromisos y «los medios como la prensa y el cine, la televisión y la publicidad han
difundido en todo el cuerpo social las normas de la felicidad y el consumo privados, de
la libertad individual del ocio y los viajes, del goce erótico: la plenitud íntima y los
deleites privados han pasado a ser ideales de masas que se exaltan sin cesar»4.
Al mismo tiempo, los medios de comunicación, en medio de la posmodernidad y
la ausencia de grandes relatos, se desvanecen en imágenes y expresiones. Tiene razón el
sociólogo Alain Touraine cuando dice que «las sociedades complejas y de cambio
rápido, en cambio, poco a poco dejan de ser sociedades de intercambios, de la
comunicación y de la argumentación, para ser cada vez más sociedades de la expresión.
La unidad de comunicación entre el emisor y el receptor se va quebrando.
1
FUKUYAMA, Francis: EL Fin de la Historia y el Último Hombre; Argentina; Editorial Planeta; 1996.
HUNTINGTON, Samuel: La Tercera ola. La democratización a finales del siglo XX; España; Paidós; 2000.
3
LYOTARD, Jean-Francois: La Condición Postmoderna; España; Editorial Cátedra; 2000; p. 73.
4
LIPOVETSKY, Gilles: Metamorfosis de la cultura liberal. Ética, medios de comunicación, empresa; España;
Anagrama; 2003; p. 103.
2
2
Cada vez menos tratamos con comunicadores y cada vez más actores, de modo
que éstos dan una creciente importancia a la pragmática a las formas de expresión
verbales y no verbales por las cuales se manifiesta lo que no es comunicable, lo que no
requiere respuesta, pero que es expresión unilateral, manifestación de una intención o de
un sentimiento»5. Esto coincide con la sociedad teledirigida de Giovanni Sartori, donde
el homo videns” (hombre que ve) ha perdido toda capacidad de abstracción y consume
imágenes6. Tenemos, ante nosotros, una nueva sociedad conducida y globalizada por los
medios. Una sociedad en crisis de representación, por la fragmentación social y que
necesita, recuperar los espacios sociales de comunicación.
Norbert Lechner identifica 5 megatendencias que caracterizan a la sociedad
civil: el proceso de globalización; el redimensionamiento del Estado nacional, como
efecto de la globalización; el protagonismo del mercado y el surgimiento de una
sociedad de mercado para muchos el consumo se vuelve el eje de la vida social; la
mediatización de la vida social, un modo de vida, por ende, que se parece más a una
secuencia de actos autistas que a una trayectoria capaz de integrar diversos elementos en
una perspectiva común y el proceso de individualización; la abstracción de los procesos
es decir cierta desmaterialización de los procesos sociales dónde impera e tema de lo
virtual y simbólico en la interacción social7.
2. UNA SOCIEDAD EN CRISIS
Según Alfredo Barnechea, el país en el que nacimos ya no existe8. Los cambios
nos presentan un país distinto y a veces incierto. En la sociedad peruana la crisis social
ha sido permanente. Algunos rasgos que distinguen al Perú como una sociedad en crisis
es la ausencia de discursos políticos que legitimen las propuestas ciudadanas; la
economía neoliberal, que lejos de liberalizar los mercados, convirtió los monopolios
estatales en privados, vendió las empresas públicas sin reinvertir el capital obtenido.
5
TOURAINE, Alan: Comunicación política y crisis de la representatividad; en MARC FERRY, Luc; WOLTON,
Dominique y otros: El nuevo espacio público; España; Editorial Gedisa; 1998; p. 54.
6
SARTORI, Giovanni: Homo Videns. La Sociedad Teledirigida; México; Editorial Taurus; 1998.
7
Cf. LECHNER, Norbert: La transformación de la sociedad civil; en CASTAÑEDA, Marisol; ALFARO, María
(ED): ¿Concertación o vigilancia? Relaciones entre Estado y Sociedad Civil; Perú; Calandria; 2003; pp. 11-13.
8
BARNECHEA, Alfredo: La República Embrujada. Un caso en la pobreza de las naciones; Editorial Aguilar; 1995;
p. 23.
3
El sociólogo José Matos Mar se orienta a explicar los cambios sociales a partir
de las inmigraciones de la sierra a la costa. Afirma Matos Mar: «El desaborde en
marcha altera la sociedad, la cultura y la política creando incesante y sutilmente nuevas
pautas de conducta, valores, actitudes, normas, creencias y estilos de vida, que se
traducen en múltiples y variadas formas de organización –social, económica y
educativa- lo cual significa uno de los mayores cambios de todas nuestra historia»9.
Como resultado de estas inmigraciones, el autor sostiene el surgimiento de un “nuevo
rostro” producto del acercamiento de la cultura andina en la costa. En su obra El Otro
Sendero (1986) como en El Misterio del Capital (2001), el economista Hernando de
Soto suscribe la tesis del cambio social de Matos Mar, a partir de la informalidad en la
economía. De Soto sostiene que “el nuevo rostro del Perú” son los informales, aquellos
que viven al margen de la legalidad y que buscan nuevas formas de canalizar sus
objetivos económicos. Por ello afirma De Soto: «Los más pobres y descontentos no
están dispuestos a aceptar una sociedad en la cual las oportunidades, la propiedad y el
poder son distribuidos arbitrariamente. De una manera u otra, las personas perciben que
las instituciones legales del país no les permiten realizar expectativas racionales, ni les
otorgan límites mínimos de facilidades y protección. Todo lo cual les produce una
frustración tal que puede desembocar fácilmente en violencia, en su encubrimiento, o en
una relativa indiferencia frente a ella»10. El sociólogo Julio Cotler, equipara la tesis de
Matos Mar y De Soto en una sola: la del rechazo y resistencia a las instituciones
anacrónicas. Mientras –sostiene Cotler- para unos la “informalidad” se debía a las
políticas económicas liberales, para José Matos Mar (1984) y Hernando de Soto (1984)
se trataba de una manifestación de la resistencia y el rechazo de amplios sectores
populares frente a las estructuras institucionales anacrónicas, que coactaban las
iniciativas y la creatividad tanto individuales como colectivas. Por tal motivo, De Soto
planteó la necesidad de eliminar las disposiciones legales que favorecían prácticas
“mercantilistas” de grupo rentistas, a fin de fortalecer el mercado y la sociedad civil11.
Informalidad, desborde popular, sociedad fragmentada.
9
MATOS MAR, José: Desborde Popular y Crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en la década de 1980;
Instituto de Estudios Peruanos; 1987; p. 17.
10
DE SOTO, Hernando: El Otro Sendero. La Revolución Informal; Colombia; Instituto Libertad y Democracia;
1987; p. 266.
11
Cf. COTLER, Julio: Crisis política, outsiders y autoritarismo plebiscitario: el fujimorismo; en Política y Sociedad
en el Perú. Cambios y continuidades; Instituto de Estudios Peruanos; Perú; 1994; p. 184.
4
A partir de este contexto, la sociedad peruana fue reconfigurada. Se transformó
el espacio público y aparecieron nuevas formas de participación ciudadana. Luego de la
década de los 80, en que se produjo la crisis del estado, debido a estos cambios sociales
surge el fujimorismo, como nueva alternativa para la participación, tanto de informales,
la gran mayoría, como los inmigrantes o el “nuevo rostro del Perú, producto del
desborde popular. Sin embargo, el régimen de Fujimori, fue la continuación sofisticada
del control social desde el estado. Por ello la herencia del fujimorismo, lleva tras de sí
algunas décadas de ausencia de participación ciudadana. La comunicación tuvo algunos
rasgos de manipulación que se acentuaron durante el régimen y que para
la
investigadora Marisol Castañeda «se caracterizó por la manipulación de escenario
massmediático, la personalización del poder y de la imagen, la proactividad en la
creación de agendas públicas desde el gobierno, la invisibilización de la sociedad civil,
una ciudadanía sumisa y una participación ciudadana centrada en encuestas. La
demanda de diálogo era un punto a negociar en las pocas plataformas de lucha que el
régimen fujimorista permitía»12.
Fue necesario que tras el colapso del fujimorismo, los políticos, periodistas y
ciudadanos no sólo se esforzaran en reorientar sus discursos hacia la democratización
institucional, recuperación del control de los medios de comunicación, sino ha
desmontar el aparato represivo heredado del régimen, la cultura autoritaria, que lleva
siglos de historia; los espacios ficticios de participación, que fueron espejismo de
democracia y toda la maquinaria de intervención mediática. Durante la transición
democrática de Alejandro Toledo, los medios dejaron atrás la maquinaria autoritaria,
pero en cambio no dejaron de lado el colaboracionismo con el gobierno de turno y la
falta de voluntad de consolidar una sociedad democrática participativa.
12
CASTAÑEDA, Marisol: Relaciones entre Estado y sociedad civil en el proceso de transición. Balance de los
modelos de comunicación; en CASTAÑEDA, Marisol; ALFARO, María (ED): ¿Concertación o vigilancia?
Relaciones entre Estado y Sociedad Civil; Perú; Calandria; 2003; p. 43.
5
3. MEDIOS DE COMUNICACIÓN. ENFOQUES TEÓRICOS.
¿Qué tan importantes son los medios para la consolidación de sociedades
participativas? Existe por una parte, el enfoque teórico funcionalista, que sostiene la
influencia limitada de los medios en la sociedad. El medios de comunicación actúa
según del modelo de la “aguja hipodérmica”, término forjado por el propio Laswell para
denominar el efecto o el impacto directo e indiferenciado sobre los individuos
atomizados13. De acuerdo a Lazarsfeld «la influencia personal de los líderes de opinión
resultó ser semejante a la de los medios de masas: las personas prefieren discutir sobre
todo con aquellos con los que están de acuerdo. La mayoría de las discusiones políticas,
según se advirtió, se llevan a cabo entre individuos con características semejantes en
cuanto edad, ocupación y tendencias políticas14. Las personas tienden a exponerse
selectivamente a las comunicaciones que armonizan con sus puntos de vistas previos,
evitado comunicaciones de matiz contrario; por lo general alteran aquellas opiniones
que no corresponden con sus puntos de vista. Los medios de comunicación de masas
probablemente funcionan aún en forma predominante, aunque con menos consistencia,
como agentes de refuerzo, y el carácter económico de dichos medios y de la sociedad en
que actúan puede hacer que tal situación se a inevitable15.
Por otra parte, tenemos el enfoque teórico de la Escuela de Francfort, que en su
teoría crítica explican la influencia, perniciosa de los medios en la vida social. Los
teóricos críticos adoptan una postura radicalmente distinta a la de los positivistas. Antes
de estudiar la comunicación, analizan las características de las sociedades actuales y
cuestionan las desigualdades económicas, educacionales, de control y de poder entre
ricos y pobres y entre las elites políticas y los grupos subalternos, se preguntan sobre el
rol que juega la comunicación en la preservación de sistemas tan inadecuados y tan
injustos como los actuales16. Los medios de comunicación ejercen una influencia
limitada y actúan en función de los otros componentes del espacio público: los
periodistas, los políticos y la ciudadanía.
13
Cf. MATTELART, Armand; MATTELART, Michele: Historia de las teorías de la comunicación; España; Paidós;
1997; p. 28.
14
LAZARSFELD, Paúl; MENZEL, Herbert: Medios de comunicación colectiva e influencia personal; en
SCHRAMM, Wilbur: La ciencia de la comunicación humana; México; Editorial Grijalbo; 1980; p. 122.
15
Cf. KLAPPER, Joseph: Efectos de las Comunicaciones de Masas. Poder y Limitaciones de los Medios Modernos
de Difusión; España; Aguilar; 1974.
16
LOZANO, José Carlos: Teoría de la Comunicación e Investigación de Masas; México; Alambra Mexicana; 1997;
p. 23.
6
4. PRENSA Y ESPACIO PÚBLICO
En su obra La Condición Humana, Hannah Arendt sitúa al espacio público como
aquel lugar donde tiene lugar el diálogo entre los ciudadanos17. De acuerdo a Cándido
Monzón, «este espacio, como sistema abierto, se alimenta de todos los sistemas que lo
rodean, pero, especialmente, de las agendas de los medios de comunicación, de las
informaciones que tienen su origen en la estructura de poder y de los temas que circulan
por el clima de opinión»18. «Los medios son los que mejor reflejan este espacio público
y también crear un falso espacio que, aunque se utilice como referente, se aleja de la
realidad»19. Para Wolton, «el espacio público donde se realiza el intercambio de
discursos o triangulación de poderes entre: los políticos, los periodistas y la opinión
publica a través de los sondeos»20. En el espacio público contemporáneo los que ponen
los temas son los medios de comunicación, también en combinación con los hechos que
producen los políticos»21. En cambio para Ramonet «ese triángulo se ha transformado
en un eje. En un punto está el acontecimiento y en el otro está el ciudadano. A mitad de
camino ya no hay un espejo sino simplemente un cristal transparente. Por medio de la
cámara, del aparato de fotos o del reportaje, todos los media (prensa, radio, televisión)
intentan poner al ciudadano directamente en contacto con el acontecimiento»22.
Para Anthony Smith «el periodista del siglo XX llegó a heredar dos conjuntos
opuestos de deberes: por un lado, era ahora el agente de la opinión, el soldado de la
batalla social de las ideas, el empleado de una prensa libre que vivía de la controversia;
por el otro, había venido a atarse a una ética de puros hechos; se esperaba que
antepusiera a todo la verdad. Había adquirido responsabilidades sociales, a la luz de las
cuales el modo como se desempeñaba, en tanto que empleado del dueño de un
periódico, frecuentemente se volvía objeto de ataque»23.
17
ARENDT, Hannah: La Condición Humana; España; Paidós; 1993.
MONZÓN, Cándido: Opinión pública, comunicación y política. La formación del espacio público; España;
Editorial Tecnos; 1996; p. 339.
19
Ibid; p. 339.
20
WOLTON, Dominique: La comunicación política: construcción de un modelo; en MARC FERRY, Luc;
WOLTON, Dominique y otros: El nuevo espacio público; España; Editorial Gedisa; 1998; P. 31.
21
MIRALLES, Ana María: Periodismo, opinión y agenda ciudadana; Colombia; Norma; 2002; p. 46.
22
RAMONET, Ignacio: La Tiranía de la Comunicación; España; Temas de Debate; 1998; p. 49.
23
SMITH, Anthony: La política de la información. Problemas de política en los medios de información modernos;
México; Fondo de Cultura Económica; 1984; p. 240.
18
7
Estas dimensiones del periodista, que describe con profundidad Anthony Smith,
nos muestran los conflictos del comunicador. Un rol social, que a veces pareciera
anteponerse a lo que el medio les encomienda. Algunos teóricos han perfilado esta
cualidad intrínseca del comunicador. Para Wilbur Schramm, la teoría de la
responsabilidad social definida se presenta como superadora de las limitaciones de la
teoría liberal ante la creciente influencia del poder económico sobre la libertad de
expresión. La teoría de la responsabilidad social se basará en el hecho de que el “rasgo
característico de la responsabilidad social, consiste, precisamente, en que la definen los
periodistas y no se hace cumplir en absoluto. Si fuera decidida y llevada a la práctica
por el Gobierno, no sería más que un sistema autoritario disfrazado24. Para John Merril
los modelos son autoritario y libertario, con diversos matices. Hachten agrega los
modelos de revolucionario, desarrollista y occidental. «El autoritarismo constituye el
concepto más viejo y extendido y ha sufrido dos modificaciones en lo que del siglo
veinte: los conceptos comunista y desarrollista. El concepto occidental, bajo el cual
funciona generalmente la prensa en las democracias occidentales representa una
alternativa fundamental al concepto autoritario y contiene elementos tanto del
liberalismo del siglo dieciocho, como la visión desarrollada en torno a la
responsabilidad social en este siglo. El concepto revolucionario tiene un rasgo en común
con el concepto occidental: ambos tratan de operar fuera de los controles
gubernamentales»25. Sobre la base de enfoques filosóficos y económicos, Altschull
clasifica a la prensa como de mercado, marxista y en progreso. «En el primer modelos
tiene primacía la información; en el segundo la propaganda y en el tercero su función es
de ser un instrumento para salvaguardar el orden social como para educar a las personas
a cambiar ese orden social, siempre que sea necesario»26.
24
Cf. MORAGAS, Miquel de: Teorías de la Comunicación. Investigaciones sobre los medios en América y Europa;
México; Ediciones G. Gili; 1981; p. 63.
25
HATCHTEN, William: El Prisma mundial de las noticias. El cambio en los medios y la confrontación ideológica;
México; Prisma; 1987.
26
Cf. ALTSCHULL, J. Herbert: Agentes de Poder. La influencia de los medios informativos en las relaciones
humanas; México; Publigrafics; 1988; p. 287-308.
8
Picard, R.G en La prensa y el declive de la democracia, distingue en la categoría
de modelos occidentales una versión social democrática distintiva de la teoría de la
prensa que, a diferencia de las teorías de responsabilidad social y libertaria (de mercado
libre), proporciona una legitimación de la intervención pública, o incluso de la
propiedad colectiva, a fin de asegurar una verdadera independencia respecto a los
conflictos de intereses, acceso y diversidad de opiniones27.
Para Dominique Wolton el periodismo atraviesa por tres crisis. La primera se
sitúa en el campo de la economía, la segunda es de carácter técnico y la tercera le
concierne a la política. Respecto a lo económico, Wolton manifiesta que los periodistas
se sienten incómodos frente a este lugar creciente de la lógica económica, porque no
disponen ni de palabras ni de referencias para batirse en ese terreno. Cuando más
cómodos están en la lucha política, no la que comparte las referencias, más molestos y
contrariados están con las restricciones económicas. Para Bernard Miege, «la debilidad
de la prensa podría explicarse por el aumento de poder de los grupos de comunicación y
por el establecimiento de vigorosas redes que, al acelerar la velocidad de circulación de
las informaciones, y al favorecer la concentración y la competencia, serían la causa de
las deficiencias comprobadas en la verificación de las fuentes o en la difusión
apresurada y “espectacularización” de las noticias»28.
En este sentido Raul Kraiselburd, presidente del directorio del Instituto de
Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa, menciona que «el desafío también pasa
por superar las pésimas condiciones que genera la crisis económica los medios de
Latinoamérica. Ello hasta produce también que no se puedan pagar los salarios que
debería corresponderles a los periodistas. La prensa, que depende exclusivamente de los
mercados internos de cada país, sufre duramente las angustias materiales surgidas de la
pobreza asentada en la región»29.
27
Cf. McQUAIL, Denis: Introducción a la teoría de la comunicación de masas; España; Paidós; 2000; p. 212.
MIEGE, Bernard: El espacio público: más allá de la esfera política; en GAUTHIER, Gilles; GOSEELIN, André;
MOUCHON, Jean (ED): Comunicación y Política; España; Gedisa editorial; 1998; p. 56.
29
KRAISELBURD, Raul: La Responsabilidad y el papel del periodismo ante los cambios y efectos sociales;
Seminario Internacional Libertad de prensa: Responsabilidad ética y legal en el periodismo; Fundación Konrad
Lima; Perú 20-21 de Mayo de 2004; www.medioslatinos.com/index_biblioteca.asp?id_categoria_biblioteca=8
28
9
La crisis de la prensa, empero, se encuentra en la forma cómo se realiza. Para
Christopher Lasch, «No sabemos qué es lo que necesitamos saber hasta que hacemos las
preguntas correctas, y sólo podemos identificar las preguntas correctas sometiendo
nuestras ideas sobre el mundo al test de la controversia pública. La información, que
suele considerarse la condición previa necesaria de la discusión, se entiende mejor como
su resultado. Cuando participamos en discusiones que enfocan y atraen completamente
nuestra atención, nos convertimos en ávidos buscadores de la información pertinente.
De lo contrario recibimos la información pasivamente, si es que en realidad la
recibimos»30. Más allá de las críticas, el periodismo en nuestros país no presenta signos
de unificación y capacidad de realizar campañas conjuntas de participación. Es una
“prensa mosaico” de intereses, orientaciones, acciones erráticas sin poder asumir
verdaderos compromisos sociales. Para que la prensa y los medios en general, puedan
consolidar un espacio público es necesario el trabajo conjunto, la inclusión de expertos
en comunicación que orienten a los medios.
5. HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA CIUDADANA EN LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La transición democrática, con sus vaivenes y demoras en consolidar una
democracia participativa, aún no se ha completado, por lo que los medios de
comunicación continúan en una situación de reformas. Según Marisol Castañeda,
Directora Ejecutiva de la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria, sugiere seis
rutas estratégicas para consolidad el proceso de transición: Institucionalidad y
visibilidad de los procesos y sus resultados; generación de opinión pública y agenda
política ciudadana31. De acuerdo a la agenda política ciudadana, se requiere la voluntad
de los que dirigen los medios de comunicación, para articular con las asociaciones
civiles para que estas agendas incluyan los temas de democracia, institucionalidad,
respeto a los valores democráticos, fórmulas para evitar el ruido comunicacional y
ampliar el debate cívico.
De acuerdo a Raúl Kraiselburd, «una gran parte de los habitantes no tiene acceso
a las mínimas condiciones de vida y los problemas económicos que afectan a esos
30
31
LASCH, Christopher: La Rebelión de las élites y la traición a la democracia; España; Paidós; 1996; p. 142.
Cf. CASTAÑEDA, Marisol: Op.Cit; pp. 47-48.
10
sectores se han profundizado. Ese grupo social desposeído tiene dificultades también
para acceder y expresarse a través de la prensa por problemas culturales y también
económicos»32. Es por tal motivo que los medios de comunicación específicamente en
la sociedad peruana, no constituyen todavía un eje que articule los distintos discursos
políticos, promueva agendas ciudadanas y genere debate cívico. En este sentido, la
investigadora Rosa María Alfaro, Fundadora de la Asociación de Comunicadores
Sociales Calandria, sostiene que ante este entorno, «los medios de comunicación no
contribuyen a construir intereses comunes ni perspectivas de cooperación; no ayudan a
procesar tolerancias mutuas, más bien privatizan lo público y resultan las
intransigencias; la discrepancia necesariamente lleva a la contienda; los problemas
sociales son procesados abriendo espacios de opinión a cada actor encerrado en su
interés específico. La preeminencia de la noticia define nuestras preocupaciones como
una maquinaria de acontecimientos que nos eslabonan y que finalmente no es posible
tematizar. Nos cuesta procurar una agenda pública, concepto deformado por la noción
de “agenda setting”, cono si fuese un resultado espontáneo de la exposición pública»33.
Sin embargo, pese a este aserto, la autora «considera que los medios han
permitido profundas transformaciones culturales y políticas, redefiniendo la trama de la
propia acción pública y de la construcción del poder. Y han hecho de la política algo
más cercano a la gente, sacrificando para ello –lamentablemente- el debate y la
construcción de una agenda colectiva»34. En un trabajo multidisciplinario, desarrollado
por la Asociación Agenda Perú sobre las condiciones de una sociedad democrática y
participativa, los autores asumen las ideas de que «los medios masivos de comunicación
podrían complementar eficazmente las iniciativas para crear espacios de diálogo y
debate, explorando nuevas formas de involucrar a la ciudadanía en la discusión de temas
asociados a la gobernabilidad democrática y el buen gobierno»35.
32
KRAISELBURD, Raul: La Responsabilidad y el papel del periodismo ante los cambios y efectos sociales;
Seminario Internacional Libertad de prensa: Responsabilidad ética y legal en el periodismo; Fundación Konrad
Lima; Perú 20-21 de Mayo de 2004; www.medioslatinos.com/index_biblioteca.asp?id_categoria_biblioteca=8
33
ALFARO, Rosa María: Medios de comunicación y esfera pública democrática; en CASTAÑEDA, Marisol;
ALFARO, María (ED): ¿Concertación o vigilancia? Relaciones entre Estado y Sociedad Civil; Perú; Calandria;
2003; p. 108.
34
ALFARO, Rosa María: Una relación perversa entre medios y poder político; en Cuestión de Estado; Instituto de
Diálogo y Propuestas; N° 30; 2002; p. 78.
35
SAGASTI, Francisco; PATRON, Pepi; Lynch, Nicolás; HERNÁNDEZ, Max: Democracia y Buen Gobierno.
Informe final del Proyecto Agenda Perú; Perú; Editorial Apoyo; 1996; p. 123.
11
Para el investigador Erick Torrico «la gran contribución que está al alcance del
periodismo en beneficio de una democracia comunicada y una ciudadanía informada y
participante, y por ende del proceso de desarrollo humano, consiste en que abra canales
equilibrados para la interacción de los actores de la sociedad, ayude responsablemente a
transparentar la gestión pública, desarrolle su agenda sin desvincularse de los temas de
interés colectivo y aliente la intervención activa y documentada de los ciudadanos en la
deliberación sobre los asuntos de afectación generalizada»36. Por ello es necesario
consolidar el triángulo que conforma el espacio público. Es decir, los políticos, los
periodistas y los ciudadanos. Sin buenos políticos no se generan las ideas; sin
periodistas acuciosos es imposible informar, explicar y contextualizar la noticia y sin
una ciudadanía crítica no se produce el debate cívico. La ciudadanía no debe mantenerse
inerme ante el espectáculo mediático de los políticos. Se debe abandonar la apatía y la
actitud acrítica de del consumidor pasivo de los medios y ahondar en los temas de
interés ciudadano. Tal vez el problema no gravite solamente en la construcción de
agendas ciudadana o promover la participación ciudadana. Hay algo más que es la
desarticulación de la sociedad civil, la inoperancia de los medios de comunicación, que
muchas veces aluden a la espectacularización a los actores políticos que consolidan
formas verticales de comunicación. Los cambios en la sociedad peruana nos lleva a
resolver el problema siguiendo nuestra idiosincrasia. Por ello, sostenemos, que el
trabajo ha realizar debe ser en conjunto, que integre a los comunicadores sociales y sus
respectivos centros de investigación; a las fuerzas políticas, como actores del espacio
público capaz de cohesionar las decisiones partidarias; los dueños de los medios de
comunicación, que equilibrando los objetivos empresariales con la responsabilidad
social más atenta con los problemas de su entorno y por supuesto la sociedad civil, que
debe agruparse en asociaciones y permitir un diálogo más fructífero. Nuestro país
presenta condiciones favorables para hacer realidad el proyecto de una sociedad
participativa. Las condiciones democráticas están presentes. Solo queda el esfuerzo
conjunto de los componentes mencionados en una sociedad que espera que sus medios
de comunicación los inviten a participar.
36
TORRICO, Erick: Medios e informadores en la conflictividad democrática; Sala de Prensa; Agosto 2003; Año V,
Vol. 2; http://www.saladeprensa.org/art476.htm#1
12
6. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
1. La sociedad peruana está en crisis permanente. Las causales políticas, sociales y
económicas nos permiten la articulación y cohesión social. Los medios de
comunicación se han orientado en una línea sinuosa de acuerdo a los vaivenes
sociales.
2. La crisis del espacio público en nuestra sociedad se debe a la falta de
compromiso de los medios de comunicación en articular agendas ciudadanas y
alentar debate cívico. El diagnóstico social del Perú no muestra una sociedad
fragmentada, sin discursos políticos que cohesionen las decisiones políticas y
una sociedad civil cada vez más frágil sin canales adecuados de comunicación.
3. Las orientaciones teóricas de la influencia de los medios de comunicación
divergen en dos corrientes: la corriente críticas, que sostiene la influencia de los
medios en el orden social y la corriente funcionalista, que atenúa la influencia de
los medios. Aunque ambos enfoques teóricos constituyen una referencia para
entender la función de los medios esto no nos permite determinar el impacto que
ejercen en la sociedad peruana.
4. Ante esto, es preciso el esfuerzo de la esfera política, ciudadana y periodística.
En este último componente, los medios de comunicación deben asumir una tarea
más ordenada, eficiente y sistemática en la articulación del espacio público.
Recoger los temas ciudadanos. Monitorear la recepción de sus programas, no
valiéndose del éxito cuantitativo, que es comprensible que como empresas deban
aspirar, sino de aspectos cualitativos. Los medios de comunicación deben incluir
en sus objetivos la articulación del espacio público. Para ello es requiere que la
sociedad civil se organice. Que desarrolle una influencia, no intervensionista
sino persuasora hasta lograr el diálogo propicio para un mejor entendimiento.
13
5. Para alcanzar esto se debe desterrar el mito del intervensionismo de los medios o
de la conspiración contra la empresa libre. Los comunicadores sociales deben
agruparse en asociaciones más comprometidas. La experiencia en nuestro país
de la Asociación de Comunicadores Sociales, Calandria, Veeduría Ciudadana y
asociaciones civiles como Trasparencia constituyen valiosos ejemplos del
trabajo conjunto, que debería multiplicarse en todo el país, para reivindicar la
participación ciudadana. Las universidades y los centros de investigación pueden
orientar sus trabajos hacia temas de agenda ciudadana y afianzar una corriente
académica sólida, responsable con el entorno social. El trabajo ha realizar es
integral y no exclusivamente de alguna de las partes.
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