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Seguridad, Democracia y Ciudades:
el Manifiesto de Aubervilliers y
Saint-Denis
En el momento que Europa y el mundo estamos atravesando una crisis económica que puede
poner en peligro el patrimonio social y cultural del siglo XX, las autoridades locales, las
instituciones y representantes de la sociedad, reunidos bajo los auspicios del Efus en
Aubervilliers y Saint Denis, desean reafirmar, como demuestran los hechos, que las políticas de
prevención son eficaces en materia de lucha contra la violencia y la delincuencia. En este sentido
se quiere recordar que las políticas de prevención son menos costosas que otro tipo de políticas
contra la delincuencia y por ello son más eficientes humana y socialmente.
Por ello el Efus decidió elegir “el futuro de la prevención”, como tema central de su sexta
conferencia, después de las celebradas en Montreal, Barcelona, París, Nápoles y Zaragoza. En
esta conferencia, celebrada los días 12, 13 y 14 de diciembre de 2012, se han reunido más de
900 personas, incluyendo representantes de 200 ciudades y 40 países de los cinco continentes.
La conferencia adoptó el siguiente Manifiesto, al cual deberán añadirse las recomendaciones
asumidas en las diferentes sesiones temáticas de la Conferencia.
Este Manifiesto, lejos de ser un reporte de la Conferencia, quiere ser expresión de los principios y
valores planteados y debatidos a lo largo de las sesiones de trabajo, asimismo, una vez más
refuerzan los principios de valores de la comunidad del Efus. El Manifiesto tiene como voluntad
ser una fuente de apoyo e inspiración para las autoridades locales en el diseño y la promoción de
sus políticas de seguridad. También tiene como objetivo llevar la voz de las ciudades, hacia las
instituciones nacionales, europeas e internacionales.
Toma en consideración y se siente participe de:
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La Declaración de Delhi sobre Seguridad de las Mujeres "Construyendo ciudades
inclusivas y comunidades", Mujeres y Ciudades Internacional, noviembre de 2010,
Nueva Delhi.
La Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles, mayo de 2007, Leipzig.
Seguridad, Democracia y Ciudades, El Manifiesto de Zaragoza, noviembre de 2006,
Zaragoza.
Manifiesto de Nápoles, diciembre de 2000 Nápoles.
La Carta de Aalborg para el desarrollo sostenible, Naciones Unidas, 1994 y 2004,
Aalborg.
Las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención del Crimen, Naciones Unidas,
2002.
La Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad, mayo de 2000,
Saint Denis.
La Carta Urbana Europea, Consejo de Europa, Conferencia Permanente de Poderes
Locales y Autoridades Regionales de Europa, 1992.
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Retos para Europa
Los retos a los que nos enfrentamos sitúan nuestro futuro ecológico, social, económico y
financiero, en un estado de desarrollo internacional convulso.
Europa está experimentando importantes desequilibrios y disparidades, en particular un fuerte
aumento del desempleo, que ha sumido a la ciudadanía europea en un estado de ansiedad que
debilita el tejido social y su confianza en el futuro. Frente a la globalización sin control y cuando
las oportunidades no están siendo aprovechadas al máximo por todos, Europa tiene tendencia a
fragmentarse y a encerrarse en sí misma; en este marco, la crisis pone en peligro la cohesión
social, la solidaridad, emergiendo el egoísmo y el individualismo.
Los sentimientos de inseguridad limitan las relaciones entre la ciudadanía y la política,
aumentando la desconfianza e impidiendo y limitando su capacidad de transformación social.
La delincuencia organizada y financiera, relativamente ausente de la agenda de las políticas
públicas, representan una amenaza para el equilibrio social y para nuestras bases democráticas.
Europa no está a la altura de estos desafíos, el proyecto social y económico propuesto por las
instituciones europeas no se corresponde suficientemente con las expectativas de la ciudadanía
de Europa reduciendo el apoyo y adhesión al proyecto.
Si bien se han realizado progresos considerables, especialmente la paz a lo largo de estos últimos
65 años, Europa no provoca hoy un sentimiento de pertenencia en sus ciudadanos, lo que impide
una mayor transformación colectiva.
El riesgo de autoritarismo
Frente a estos desafíos, existe un riesgo importante de tratar sólo los síntomas más visibles de
los desequilibrios sociales: las manifestaciones de la pobreza, los disturbios urbanos, el tráfico de
personas, el desarrollo de conductas adictivas, la violencia de género, la violencia juvenil, las
incivilidades.
A corto plazo, las respuestas autoritarias ofrecen visibilidad a determinados síntomas, no
obstante a largo plazo este enfoque tiene importantes en costos sociales y económicos,
asimismo, a menudo, pone en riesgo espacios de derechos y libertades.
Puede prevalecer la razón
Teniendo en cuenta los desafíos sociales, económicos y ambientales a los que deberemos hacer
frente en un futuro cercano, es necesario buscar el equilibrio entre el corto y el largo plazo en
nuestras decisiones que afecten el futuro de nuestras comunidades. Ello nos obliga a reexaminar
prioridades, reinventar nuestros métodos de acción, al tiempo que nos ofrece una oportunidad
para la innovación.
El debate democrático, alimentado por la ciencia y el conocimiento nos lleva a medir mejor las
consecuencias financieras y económicas de nuestras decisiones para el futuro.
Nuestras reacciones al malestar actual deben seguir este camino difícil y exigente. Más que
nunca, la seguridad debe basarse en el equilibrio entre sanción y prevención.
Las ciudades deben garantizar que las autoridades públicas respondan de manera coherente
tanto a la microdelincuencia como a las organizaciones criminales internacionales.
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Prevención: una opción para el futuro
Al centrar su trabajo en la conferencia sobre el futuro de la prevención, las ciudades del Efus
optan por la promoción de una dinámica optimista para contrarrestar el sentimiento paralizante
del miedo. Rechazando el fatalismo vinculado a los momentos de crisis económica, asumimos
como responsabilidad nuestra identificar e invertir en espacios donde existan margen de
maniobra y oportunidades para el desarrollo.
Reivindicamos la opción de la prevención como una elección racional y estratégica que aporta la
mejor relación costo - beneficio.
En un contexto, en los próximos años, de reestructuraciones de presupuestos y restricciones, los
operadores de la seguridad deberemos combinar creatividad y pragmatismo. Buscando el un
aumentar el nivel de cooperación entre los operadores públicos, del tercer sector y privados para
conseguir aumentar la eficiencia reforzando la asociación y las relaciones de trabajo, en el marco
de proyectos compartidos.
Seguridad y el desarrollo sostenible
Aplicando los principios de la Carta de Alborg las ciudades del Efus anhelan una alta calidad de
vida para todos. Rechazan la gestión de emergencias inmediatistas y a corto plazo, promoviendo
políticas sostenibles.
Las ciudades privilegian la necesidad actual de invertir en prevención para garantizar que la
seguridad, sea un elemento básico en la calidad de la vida urbana y un derecho fundamental para
las generaciones futuras.
Los ciudadanos, en el corazón
Las políticas de seguridad deben ser diseñadas y construidas en torno a las necesidades
individuales y colectivas de los ciudadanos, y no de acuerdo con las instituciones públicas. Para
ello, la participación es un eje transversal y principio de acción que permite a la sociedad civil
participar en todas las fases de diseño, implementación y evaluación de las políticas.
La prevención a futuro sólo puede concebirse y lograrse con la plena participación de los jóvenes
que, con demasiada frecuencia, son estigmatizados y víctimas de la violencia. Objetivos concretos
y medios de expresión necesitan ser restaurados para unir a los ciudadanos europeos en un
proyecto político común. Esta forma activa de construir ciudadanía incluye la participación de
los ciudadanos en la seguridad, en particular a través de la educación en los valores de la
legalidad y la distribución equitativa de la justicia y la democracia.
Una política formada
Toda política debe tener en cuenta los últimos conocimientos técnicos y científicos y crear las
condiciones para la producción del conocimiento.
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Para ello, las ciudades deben encontrar formas de asegurar que sus políticas sean definidas y
guiadas por datos cualitativos y cuantitativos, y no fundadas en prejuicios o posturas ideológicas.
Deben comprometerse con una evaluación sistemática de sus acciones de prevención, con el fin
de aumentar la eficiencia y por lo tanto llevar la prevención a una nueva etapa de
profesionalización.
La Europa de las ciudades
Las ciudades europeas se caracterizan por la existencia de espacios públicos que son
compartidos por diversos grupos de población. Las mismas desean preservar y desarrollar esta
característica urbana. Por lo tanto se otorga prioridad a la creación de lazos sociales y a la
convivencia: la seguridad no tiene por objeto enajenar a los ciudadanos entre sí, sino crear
espacios compartidos en los que se garanticen la seguridad de todos. El espacio público encarna
la cohesión social y simboliza la relación entre el ciudadano y su ciudad.
Las instituciones europeas y nacionales ya reconocen a las ciudades como socios esenciales.
Siendo el ámbito más cercano a los ciudadanos, en ellas se combinan las competencias de
solidaridad y prevención como así también de sanción, a través de la experiencia en la gestión de
los problemas cotidianos. La asignación de recursos financieros y humanos refleja la distribución
de competencias y reconoce las asociaciones y colaboraciones entre los estados, las ciudades y la
sociedad civil.
Ciudades "del vivir juntos"
Las ciudades abogan por una Europa abierta al mundo, respetuosa de los reglamentos y leyes, y
logrando el máximo provecho de la diversidad de su población.
Las ciudades expresan su deseo de hacer de la seguridad un bien público, basado en el respeto de
los derechos fundamentales, garantizados tanto en el espacio público y como en el privado,
compartidos tanto por individuos y grupos.
Esta seguridad es compleja y debe basarse en una asociación de muy largo alcance. Se diseña e
implementa a través de la combinación de políticas de prevención, sanción y solidaridad.
La promoción de los derechos de la mujer y la igualdad de género deben ser sistemáticas y
constantes. Las políticas proactivas de promoción de la convivencia y la convivencia son vitales
para nuestras sociedades, de lo contrario se impondrá la tentación de un retraernos en nosotros
mismos.
Una ciudad justa es una ciudad más segura.
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