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Recuperar el sentido de la vivienda social. Gustavo Queralt; Agustín Pascual Sanz. En términos generales, es indiscutible que entre las familias habitantes de nuevos barrios de viviendas sociales, persisten graves problemas asociados a la pobreza y exclusión (sólo pensemos en uno de nuestros emblemáticos casos, el de “Fuerte Apache” o el brasilero “Ciudad de Dios”). Si bien la vivienda nueva mejora la calidad de vida de las personas, los deseos de superación de la pobreza se topan con la evidencia de una realidad que, contra las expectativas de la gente, no propicia procesos de movilidad social. Página 1/5 Los ingresos siguen siendo los mismos, las deudas y los gastos mayores, el nuevo barrio tiende a deteriorarse rápidamente, generando un hábitat igual o peor al que se dejó atrás, el espacio de la familia se ha hecho más restringido; la urgencia de la sobrevivencia sigue siendo tanto o más central que antes en la vida de las familias. La vivienda social “llave en mano” se ha caracterizado por ser construcciones de tipo estándar, en cuyo proceso no siempre se consideran las especificidades del entorno geográfico ni de quienes la habitaran, situación que genera problemas que afectan a diferentes dimensiones del individuo y su familia; problemas de bienestar, de apropiación de la vivienda y del espacio urbano, de incorporación a un nuevo escenario, de desarraigo por perdida de redes sociales y familiares, que afectan significativamente al individuo y familia en las relaciones que se configuran en torno a ella. Tampoco ha habido, en general, un esfuerzo de diseño pensando en producir productos ”lindos”. Página Apropiarse de un lugar es establecer con él una relación, integrarlo en las propias vivencias, enraizarse, dejar en él la propia impronta y devenir en actor de su transformación. 2/5 Por esto, entendemos que en Políticas de Hábitat Popular, es tan importante el Proceso como el Producto. Por esto, se debe trabajar así también, en la apropiación y asociatividad de los beneficiarios. Los factores culturales son elementos esenciales en el proceso de desarrollo, por lo cual es sumamente importante la sociabilidad en los procesos urbanos. La construcción y la forma de hacer ciudad debe necesariamente conjugar conceptos y dimensiones entre apropiación de la vivienda y asociatividad, estableciendo las vinculaciones y determinaciones que entre ellos se dan. A partir de múltiples formas de asociatividad las personas ponen en práctica su dimensión de ciudadanos activos en su empeño por ser sujetos y beneficiarios del desarrollo. El desarrollo humano implica la participación de las personas en todas aquellas instancias que puedan afectar su vida. Por otra parte, la mudanza a un nuevo barrio, conlleva cambios a veces dramáticos en la adaptación de los beneficiarios a una nueva vivienda, un gran desplazamiento hacia un sector urbano predeterminado, generalmente alejado de su residencia anterior, una ruptura con un medio socioespacial y un desafío por recomponer la vida cotidiana en un hábitat residencial compuesto por vecinos desconocidos, con los cuales no los liga una historia común. Página Asimismo, en los casos de carencia o insuficiencia de equipamiento comunitario, se contribuye al aislamiento social, en términos de dificultades de acceso a servicios urbanos esenciales como los de salud, educación, comunicación, vigilancia policial, plazas, espacios deportivos y sedes comunitarias, que dificultan la expresión de la sociabilidad 3/5 Por lo general, no se toma en cuenta los modos de vida, la construcción social de familias extensas, el sentido de uso de los espacios públicos, lo que lleva a la pérdida de identidad y a la inadecuada apropiación que hacen los usuarios de planes de vivienda. vecinal y obstaculizan la concreción de potencialidades de participación social e integración. Así, para nosotros, no basta, para solucionar el problema del déficit habitacional, la construcción de gran cantidad de viviendas, porque los efectos urbanos –segregación, fragmentación- y los efectos sobre las familias o las personas –inseguridad, difícil convivencia, hacinamiento- crean nuevos, caros y serios problemas a la gente, a la sociedad y al Estado. Los temas de la calidad del entorno de los conjuntos habitacionales, de la flexibilidad de las unidades de vivienda, de la convivencia entre los residentes, de la localización, el diseño –entre otros- no son considerados al formular políticas habitacionales. Entendemos que los destinatarios de estas Políticas no deben ocupar un papel pasivo de receptor de una vivienda sobre la que no tiene posibilidad de opinar, donde la entrega de las viviendas aparece como fruto de la generosidad de alguien que circunstancialmente está en un puesto en el Estado. Además es necesario considerar la diversidad (que es lo que enriquece la vida urbana), tanto en realidades regionales, como culturales, en el momento de tomar decisiones referidas a Proyectos de Vivienda. Esto se vincula por otra parte con el tema de la ciudadanía, entendiéndola en términos de una ciudadanía integral, que implica que las personas puedan acceder armoniosamente a sus derechos cívicos, sociales, económicos y culturales. Se trata de que las personas ocupen el lugar que les corresponde en la ciudad, y puedan participar efectivamente en las tomas de decisiones que afectan su desarrollo. El problema de la vivienda social debe ser situado en el contexto de la ciudad y en relación con el tema de la ciudadanía, tanto por parte de los propios pobladores como del resto de la sociedad. Es necesario promover la construcción de una ciudad y viviendas con criterios de mayor equidad, integración y participación social, es de responsabilidad pública e involucra no sólo al Estado y sus políticas, sino también a la sociedad civil, a sus actores y organizaciones que, desde distintos ámbitos, pueden ejercer sus influencias a través de acciones que permitan una mayor incidencia en las decisiones de interés común. Página Esta integración social requiere participación, la cual debe ser observada en sus dos dimensiones: como derecho a la inserción y como deber de implicación. A través de la participación los grupos, a la vez que satisfacen las necesidades básicas vinculadas al hábitat encuentran satisfacción a otras necesidades también elementales como sentido 4/5 Por esto, creemos firmemente que las políticas del hábitat popular no deben ser vistas solamente desde la perspectiva de la planificación urbana y la obra pública, sino que deben formar parte del conjunto de las políticas sociales. Es así que las políticas de salud, empleo e ingresos, protección de grupos vulnerables, etc, deben complementarse modificando la situación del hábitat de los destinatarios, dentro de un proceso de integración social. de pertenencia, de desarrollo de sus capacidades, de ser reconocido como actores sociales y protagonistas de los procesos que los incumben. Los proyectos de vivienda popular deben movilizar a la comunidad; lograr que los vecinos se apropien del hábitat que se construye; lograr el intercambio grupal y el fortalecimiento de los vínculos interpersonales entre los vecinos. Por esto, palabras claves como participación, integración, respeto a la diversidad, fortalecimiento del capital social y los entramados sociales y promoción de ciudadanía deben estar en las formulaciones (y las acciones) de todo Programa de Viviendas. Página 5/5 ZÁRATE, PROV. DE BUENOS AIRES, ARGENTINA; Marzo de 2016