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Q-33s EL VOLUNTARIADO CON LA INFANCIA EN SITUACIÓN DE RIESGO Autores: Carme Panchón y Sandra Costa, subdirectora e investigadora, respectivamente, del Consorcio Instituto de Infancia y Mundo Urbano "... también les queda no decir amén, no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros, les queda respirar, abrir los ojos, descubrir las raíces del horror, inventar la paz, así sea a ponchazos, entenderse con la naturaleza, tender manos que ayudan, abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno; sobre todo les queda hacer futuro". Mario Benedetti PRESENTACIÓN-INTRODUCCIÓN Queremos agradecer la oportunidad que tenemos de poder formar parte del conjunto de publicaciones de la Asociación Internacional de Voluntariado. Compartimos con vosotros el deseo de trabajar y colaborar en la mejora de la calidad de vida de la infancia en general y, especialmente, de la infancia en situación de riesgo, exclusión social o pobreza. En el presente cuaderno se nos brinda la ocasión de presentar la realidad de la infancia que se encuentra en situación de riesgo social, desde la perspectiva del trabajo voluntario. En primer lugar, queremos iniciar esta reflexión, recuperando la definición aparecida en el cuaderno nº 14 de la AIV 1 : ¿Por qué el voluntariado? donde de define al/a la voluntario/a como aquel/lla que "Ante los hechos que le rodean y aunque crea que son otros los principales responsables de solucionar los problemas, da un paso al frente y pone su capacidad y su tiempo disponible al servicio de la justicia". 1 Asociación Internacional de Voluntariado 1 Definición que nos lleva a hacer un pequeño inciso sobre el Estado del Bienestar y las políticas sociales en materia de infancia de un territorio determinado. Estas han sido concebidas para que sea responsabilidad de toda la Administración (local, autonómica y/o estatal) asegurar el futuro de la infancia en contra de toda circunstancia o acción que la ponga en peligro. La consolidación de un Estado democrático y la expansión del sistema de bienestar social han hecho aumentar de manera extraordinaria las demandas de ayuda o de intervención social en diferentes ámbitos. En los últimos años el conjunto de servicios ha tenido que adecuarse a los grandes cambios que se han ido produciendo en nuestra sociedad. Vivimos un momento sociales han ido en aumento difícil acercar diferencias respuestas a ciertos resoluciones paralelas al histórico en el que las desigualdades y en el que cada vez se hace más porque la fragmentación de las problemas crea alternativas y sistema. La gran contradicción es que existen derechos, pero estos derechos no llegan a todos. A finales del siglo pasado, un conjunto de investigaciones referidas a este tema remarcaban que los obstáculos a la igualdad de oportunidades o, lo que es lo mismo, la desigualdad social se pueden sintetizar en tres factores que son: la familia, la escuela y el entorno. Por tanto, es fundamental que estos contextos básicos de desarrollo de las personas, dispongan de la formación y de las condiciones necesarias para poder preparar el futuro camino para todos los niños. Somos concientes de la responsabilidad de todo Estado democrático en el diseño, planificación, y ejecución de las políticas públicas, lo que no implica que únicamente "el aparato del Estado" deba hacerlo absolutamente solo. Los gobiernos han de emprender acciones directamente, pero también han de apoyar la participación de la iniciativa privada. Hace falta diferenciar de entre el conjunto de entidades e instituciones de iniciativa privada, las que actúan con ánimo de lucro y las que actúan sin ánimo de lucro: dentro de estas últimas se incluirían todas las redes informales, la familia, las amistades, el vecindario, los grupos de autoayuda y las diferentes organizaciones de voluntariado. En el trabajo con la infancia y la adolescencia que se encuentra en situación de riesgo social existen muchas entidades y organismos, tanto públicos como privados. La gran mayoría de entidades de iniciativa privada sin ánimo de lucro son las que contemplan entre el equipo humano el conjunto de voluntarios y voluntarias que hacen posible la ejecución de muchos programas y proyectos socioeducativos Existen, también, entidades e instituciones en las cuales convive la tarea profesional con la tarea voluntaria. Y es que lejos de querer establecer una dicotomía entre ambas maneras de trabajar en el ámbito de la infancia en situación de riesgo social hay que hacer memoria de lo que ha sido el trabajo social y educativo con la infancia en situación de riesgo a lo largo de la historia. En todas las épocas ha habido respuestas aisladas o concretas desde sensibilidades y finalidades diversas. Una característica común de todas las expresiones solidarias en favor de la infancia en situación de riesgo social ha sido la convivencia de forma paralela a las acciones desarrolladas por las administraciones. Tal y como lo afirma el profesor Víctor Pérez Díaz hablando del Sistema de Bienestar. "El nuevo siglo XXI conviene que cuente con un conjunto de servicios y prestaciones sociales encaminados a propiciar y garantizar la justicia social y en ésta se tiene que preservar la independencia de la sociedad 2 civil articulada a través del voluntariado, sin que esto libere al Estado de esta responsabilidad constitucional de garantizar un Estado social y democrático." La complementariedad entre el trabajo profesional y el trabajo voluntario en las instituciones y entidades que trabajan con la infancia en situación de riesgo es un requerimiento básico. Pongamos por ejemplo un Centro Abierto gestionado por una Asociación, destinado a niños y adolescentes de 3 a 16 años en situación de riesgo social. La presencia y dirección de expertos profesionales que diseñan, organizan y llevan a término el desarrollo de las tareas socioeducativas de lo cotidiano, convive con la propuesta, por parte de la entidad, de un programa de voluntariado, donde se incluye la bolsa de personas que ejercen una tarea voluntaria, con programas de formación para el voluntariado, soporte y orientación al voluntario/a, programa de sensibilización y consecución de nuevos voluntarios/as, etc. ESTADO DE LA INFANCIA EN SITUACIÓN DE RIESGO SOCIAL El artículo primero de la Convención de Derechos del Niño, adoptada por Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, define al niño como “todo ser humano desde su nacimiento hasta los dieciocho años de edad". Numerosos textos legales reconocen a la infancia una serie de derechos para que pueda vivir y crecer con la ayuda suficiente para la cobertura de sus necesidades básicas, tanto individuales como sociales. El artículo 4 de la Convención de Derechos de los Niños (NNUU, 1989), sobre la Aplicación de los Derechos dice que, "Los Estados miembros han de adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y otras adecuadas para hacer efectivos los derechos reconocidos en esta convención"... Si bien la familia es la institución responsable, en primer lugar, de satisfacer las necesidades de la niñez, hay determinadas situaciones en las que son las diferentes administraciones públicas las que, de manera subsidiaria, tienen la obligación de garantizar el cumplimiento de estos derechos. Cada vez más las funciones que corresponden a la familia, de educación, cuidado y control, se desplazan a otros contextos como la escuela, el Estado, los medios de comunicación y también las nuevas tecnologías (especialmente internet). Cuando el núcleo familiar es incapaz de ofrecer la atención necesaria, las leyes amparan a los niños y jóvenes obligando a actuar a los diferentes niveles de la Administración. En la sociedad del bienestar, la ley actúa a manera de garantía de la universalidad y irreversibilidad de los derechos sociales de la infancia. En este sentido, es también responsabilidad de las administraciones competentes evitar los procesos de exclusión o marginalidad que pueden afectar a determinados colectivos infantiles o juveniles en riesgo o con un grado importante de vulnerabilidad social. 3 En Catalunya, el organismo que tiene atribuídas las competencias en materia de Protección a la Infancia es la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia (DGAIA) que depende del Departamento de Bienestar y Familia del gobierno de la Generalitat. Para poder ofrecer respuestas adecuadas a las necesidades de niños y jóvenes, la administración define los servicios de protección a la infancia y estructura el Sistema Catalán de Protección a la Infancia. Un sistema, que depende de diversas administraciones públicas (locales, comarcales, autonómicas y/o estatales 2 y que también tienen competencia en esta materia. Su finalidad consiste en poner en marcha los mecanismos oportunos para detectar y evitar procesos de exclusión. En este punto, hay que tener muy presente que los diferentes entes públicos cuentan con la colaboración de la iniciativa social. La participación de numerosas entidades y organizaciones que o bien gestionan servicios públicos o bien tienen sus propios servicios y que se rigen por los convenios de colaboración siguiendo el pliego de condiciones que la administración competente hace público en su momento, hace posible dar respuestas a las múltiples necesidades que afectan a la infancia y a la adolescencia que se encuentra en situación de riesgo social. El marco normativo vigente sitúa y define la estructura de los servicios y al mismo tiempo establece el circuito de intervención. Este conjunto de servicios, se clasifican en dos grandes bloques: servicios de atención primaria y servicios especializados. Estos servicios han de ser capaces de dar la respuesta necesaria, precisa y a tiempo, cuando se produce una situación que puede perjudicar de alguna manera a un niño o joven. Especialmente los servicios de atención primaria tienen, entre otras, las funciones de información, de orientación, de detección y de prevención y su objetivo es la acción preventiva. En un segundo nivel se encuentran los servicios de atención especializada, siendo su objetivo fundamental la acción restitutiva. Con esto, lo que se pretende es garantizar una protección social que permita que el acceso a los recursos sociales sea universal. Un objetivo común para los dos niveles de actuación es la promoción de la cooperación social, para dar respuesta a la necesidad de solidaridad social. 2 Locales: Ayuntamientos. Comarcales: Consejos comarcales. Autonómicos: Gobierno de la Generalitat de Catalunya (Consejería de Bienestar y Familia) y Estatal: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. 4 En cuanto a la metodología de intervención, se utilizan una metodología y unos instrumentos específicos para cada nivel de atención. Los servicios de atención primaria, otorgando prioridad a la prevención, han de realizar un abordaje globalizador y polivalente de las problemáticas sociales. Por este motivo se diseña como recurso la consolidación de equipos multidisciplinarios de base que se ubican en diferentes territorios y su intervención se centra sobre todo en la dimensión comunitaria. En el inicio del circuito se encuentran los equipos básicos de atención social primaria (EBASP), para ver si se puede encontrar un recurso, el más normalizado posible y el más cercano a los usuarios. Los servicios especializados atienden las problemáticas que sintomatizan diferentes colectivos y que pueden llevar desadaptaciones sociales. En este sentido, se constituyen equipos multidisciplinares en relación a estas problemáticas. En este segundo nivel se sitúan los equipos de atención a la infancia y a la adolescencia (EAIA) en alto riesgo social. Los EAIA han de hacer el diagnóstico, la evaluación, la propuesta y un plan de trabajo para el niño y su familia y pueden proponer a la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia (DGAIA), la declaración de desamparo de la niña o del niño con la medida protectora que consideren más adecuada. El concepto de desamparo viene definido en la legislación de protección a la infancia y contempla tres consideraciones: - cuando faltan las personas a las cuales por ley les corresponde ejercer la funciones de guarda, o cuando estas personas están imposibilitadas para ejercerlas con grave peligro para el/la menor. cuando se aprecie cualquier forma de incumplimiento o de ejercicio inadecuado de los deberes de protección, establecidos por las leyes para la guarda de los menores o les falten a éstos elementos básicos para el desarrollo integral de su personalidad. cuando el/la menor presenta signos de maltratos físicos o psíquicos, de abusos sexuales o de otros de naturaleza análoga. PERO, ¿QUÉ ENTENDEMOS POR RIESGO SOCIAL? Podemos hablar de riesgo social, cuando se rompen los lazos que vinculan el entorno del niño, principalmente la familia, con el cuerpo social. Este lazo o vinculación se puede ver alterado por diferentes razones, siendo las económicas unas de las más importantes. Por ejemplo, familias con dificultades sociales derivadas del paro, con problemas de extrema pobreza, de drogadicciones, de prisión o de falta de formación por su situación de marginalidad, pueden ser factores de riesgo por carencias. Estos factores de riesgo afectarán posiblemente a los niños o jóvenes a ellas vinculados. Además de los condicionamientos económicos también existen otros elementos de riesgo, vinculados a la infancia y a la adolescencia, como son por ejemplo el entorno social (ya sea el barrio privilegiado o no) o las mismas pandillas de amigos… En las edades infantiles y juveniles, la influencia negativa del barrio, de los amigos y del entorno es tan fuerte que, a veces, la presión social que ejercen sobre los niños y los jóvenes, los convierten en personas especialmente vulnerables a la marginación o a la exclusión social 3 . 3 Definimos la exclusión social como la separación o privación de los canales que posibilitan sentirse miembro de una comunidad. La exclusión social y el proceso de marginación se da cuando hay una serie de rompimiento con los vínculos económicos , territoriales, residenciales y/o sociopolíticos que se van autoalimentando. 5 Para estudiar la situación de riesgo social hay que tener en cuenta los aspectos relacionados con la familia, con los propios individuos y con el entorno. Estas son las principales dimensiones a considerar, si bien en cada una de ellas hay diferentes variables que es necesario tener presentes. En sentido amplio, el contexto y/o el entorno están formados por los elementos naturales y sociales que configuran la comunidad a la cual pertenece un niño y su familia. Son factores constitutivos del contexto las condiciones físicas, ambientales y culturales, así como las condiciones materiales y sociodemográficas de vida de la comunidad que pueden afectar a la vida de sus integrantes. En relación con el entorno destacaremos que la desventaja social tiene una localización geográfica. El urbanismo constituye un elemento de desigualdad social. La concentración demográfica se sitúa en unas zonas de la ciudad muy concretas y en zonas periféricas, donde las condiciones deficitarias del territorio, la poca oferta de servicios y la calidad de vida crean unas subculturas que tienen su funcionamiento al margen de lo establecido, y su mitología propia. Conocer el contexto facilita la planificación social a largo y a corto plazo y, al mismo tiempo, nos permite una evaluación más esmerada de las necesidades de la infancia y de sus causas. De hecho, una correcta visión política, económica y ética del progreso social, se ha de fundamentar en la dignidad humana y en poner la persona en el centro del desarrollo. En este sentido, es prioridad conocer de manera precisa y constante cuáles son las necesidades 4 de la infancia y de una manera específica las que pueden ser generadoras de riesgo. El conocimiento de las necesidades sociales es clave para adoptar decisiones políticas y para el diseño de programas de intervención social que pretendan incidir en la mejora social de nuestra infancia y juventud. En cuanto a la relación entre indicadores sociales y necesidades sociales podemos decir que los indicadores son signos o señales que describen o presentan una determinada realidad social con el afán de conocerla o conceptualizarla. Los indicadores nos informan y sirven de instrumento y de guía para la acción social. Si los indicadores son signos o síntomas de las necesidades, podemos recurrir a ellos para determinar, por ejemplo, las condiciones materiales de vida del contexto y las disposiciones personales de los individuos afectados por estas necesidades. Aspectos tan importantes como la situación económica y el nivel cultural familiar, el desarraigo cultural, la separación de los padres, situaciones de negligencia paterna o 4 Por necesidad social se entiende el conjunto de necesidades que se considera indispensable satisfacer para asegurar un nivel de vida semejante al resto del grupo. 6 materna, ambiente de alcoholismo familiar, prostitución de algún miembro de la familia, problemas de escolaridad, salud física y psíquica, etc., pueden ser mejor conocidos gracias a una buena selección de indicadores sociales. Ante estas realidades que pueden afectar a la infancia se hace necesario: a) Repensar la efectividad de los servicios orientados a ayudar a las familias en situación de dificultad y/o conflicto social lo que requiere mejorar la política y disponer de profesionales suficientes. b) Ampliar el concepto de educación y por tanto que sea el eje fundamental para la promoción personal y social. La educación ayudará a los individuos a poner en marcha sus facultades y recursos individuales para que puedan llegar a incorporarse a la red social normalizada y circular autónomamente. Por tanto, uno de los retos que se le plantean a la escuela, hoy, es la necesidad de tener un proyecto educativo propio, en colaboración y coordinación con otros servicios públicos existentes, y donde sea posible trabajar desde la prevención y la detección de las situaciones de riesgo. La escuela tiene una función social indiscutible y por lo tanto se ha de adaptar más a las necesidades actuales; debería ampliarse la oferta normalizadora de sus funciones, ofrecer tanto elementos para el cuidado de los niños, como para la educación de las familias. El centro educativo ha de proporcionar un modelo de convivencia y de participación que pueda ofrecer respuestas sin discriminar a nadie, sea cual sea su situación personal y social. c) Recuperar el barrio, el territorio, como un contexto de intervención donde los profesionales puedan desarrollar una relación cualitativa, en un medio abierto, en un escenario lleno de relaciones personales e institucionales, donde estos profesionales puedan desempeñar un papel en la promoción de la comunidad en general y donde se pueda conseguir el enfoque de la acción que se considera más preventivo. d) Y finalmente, poner en marcha programas de colaboración y de formación de familias ya sea para ayudarlas en la consecución de sus funciones parentales, como para mejorar las habilidades de comunicación y de relación. La educación y el entrenamiento de las familias en diferentes habilidades normalizadoras son la clave para que, desde dentro, puedan cambiar las situaciones problemáticas a partir de sus propios recursos. Trabajar el nivel preventivo de situaciones que se pueden complicar e, incluso, deteriorar y no recuperarse es pensar en los sujetos ante todo como en personas. La prevención dará soporte a aquellas instituciones de control y de perpetuación de las normas y los valores de la sociedad que son la familia y la escuela, donde radica básicamente la génesis de los conflictos que sufren los niños. La prevención es tan importante como el tratamiento. La prevención de las causas que dan lugar a la existencia de una infancia en riesgo es también un derecho de la infancia y una obligación de las administraciones. EL VOLUNTARIADO Y LA INFANCIA EN RIESGO SOCIAL En nuestras sociedades hay una sobre valoración de la juventud, la estética, la adquisición, la apariencia y donde la juventud encuentra cada vez más dificultades para independizarse de su familia, para encontrar un trabajo que no sea precario y una vivienda a su alcance. Se constata las pocas ayudas de parte de las administraciones para este sector de la población, que por otro lado, es el centro de los mensajes publicitarios del y para el consumo. La sociedad deja de lado lo que representa la vejez, la enfermedad y la dependencia. 7 Vivimos en una cultura que no incorpora la experiencia y el saber de los más viejos, que no valora a las personas mayores como bagaje histórico. Una sociedad en que cada vez habrá más personas desocupadas, por períodos intermitentes o indefinidamente, donde a causa del aumento de los hogares monoparentales, éstos se verán directamente afectados si no se dispone de políticas efectivas de ayuda a estas maternidades responsables. En definitiva, vivimos en una época de cambios políticos, económicos, tecnológicos, demográficos, etc. que afectan a las relaciones humanas y, a fin de dar respuesta a las nuevas exigencias, hemos de leer esta realidad compleja desde la interrelación y la complementariedad del conjunto de servicios y recursos destinados a la infancia. El voluntariado, las ONG, las asociaciones y entidades sin ánimo de lucro no forman un mundo aparte sino que cada vez más se observa la necesidad de crear redes de colaboración entre la sociedad y las administraciones y el llamado tercer sector para seguir atendiendo las demandas sociales. Es importante señalar la distinción entre la red de soporte formal y la red de soporte informal. La primera hace referencia al conjunto de recursos, preferentemente las y los profesionales y servicios de que disponen las administraciones públicas para poder proporcionar ayuda a las personas, a las familias y a la comunidad. Son instituciones oficiales que se organizan con esta finalidad. La mayoría de las veces este soporte formal no puede llegar a dar respuesta a todas las necesidades reales y emergentes en un territorio concreto. Las nuevas situaciones sociales, como hemos comentado anteriormente, generan nuevos problemas y las respuestas preventivas y rápidas, la mayoría de las veces, no se pueden dar desde esta red institucional: pocos recursos materiales y humanos, falta de programas de prevención, prioridades políticas en otros sectores, falta de colaboración y de coordinación trans-institucional, entre otros. Por otra parte, las personas, las familias, la comunidad confían en poder hacer frente a las nuevas situaciones por sí mismas o buscan el soporte cercano de familias, vecinos, amigos, grupos sociales, asociaciones, etc. Cada territorio tiene un potencial de recursos que, conocidos, reconocidos y bien organizados, pueden solucionar muchas problemáticas y contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas. Por tanto, no se puede obviar la importancia del trabajo comunitario para el desarrollo de la red de soporte informal. La tendencia para un futuro inmediato es que las redes de soporte informal tengan un papel clave dentro del proceso de intervención social formal y formen parte de la planificación integral de servicios en un determinado territorio. Para la red de soporte informal, formar parte de la planificación integral de servicios puede convertirla realmente en complementaria de la red de soporte formal; significa también tener presupuesto para poder hacer frente a sus objetivos. En Catalunya no se dispone de un Mapa de recursos y servicios socioeducativos destinados a la infancia y a las familias que integre ambas tipologías de entidades (las que son responsabilidad directa de la Administración pública y las que han ido surgiendo por iniciativas de ciudadanos y ciudadanas) Conscientes de la importancia de gozar de una información precisa sobre los servicios sociales dirigidos a la infancia y a la adolescencia, ya en el primer informe elaborado por el CIIMU: La infancia y las familias en los inicios del siglo XXI, sugeríamos la necesidad de disponer de un Mapa de Recursos actualizado y que aglutinara el sector público y el sector privado. Un mapa de recursos constituye una herramienta básica para planificar. 8 Son muchos los recursos destinados a trabajar con la infancia y la adolescencia que se encuentra en situación de riesgo social. Sólo cuando dispongamos de toda la información, de todo aquello que se hace en el territorio catalán, estaremos en situación de poder planificar y generar políticas sociales justas, coherentes y socialmente rentables. Un mapa que, al mismo tiempo, facilitará la información, ya no sólo de los usuarios sino también del voluntario con el que se cuenta. Hoy en día, todavía se hace difícil saber el número de personas voluntarias que trabajan en el ámbito de la infancia y la adolescencia que se encuentra en situación de riesgo social. Si miramos los datos generales del voluntariado, en el último estudio sobre el mismo publicado por el Institut Català de Voluntariat (2001) se estimaba que el 42% del total realizaban una tarea en el ámbito social. El trabajo con la infancia en situación de riesgo quedaría incluido dentro de este sector. De este mismo estudio se desprende que en segundo lugar, pero a una cierta distancia, siguen las entidades dedicadas al ocio (24,3%), es decir, entidades deportivas, excursionistas o de esparcimiento principalmente. Y en tercer y cuarto lugar, los voluntarios participan en entidades de carácter cultural (20,3%) -de animación sociocultural, formativa, de aficionados o relacionadas con el patrimonio cultural- y de promoción de colectivos (19,5%) -AMPA, movimientos confesionales, de personas mayores, de mujeres o de estudiantes, entre otros. Por lo que respecta a las actividades que puede llegar a realizar una persona voluntaria en el ámbito de la infancia en situación de riesgo, citaremos las actividades de carácter general que también pueden llevarse a término en otros ámbitos y/o sectores del voluntariado. El estudio anteriormente citado presenta esta clasificación ordenada por orden de frecuencia en que tienen lugar estas actividades. a) Tareas sociales de atención y acompañamiento personal (30,7%) b) Tareas formativas y educativas (30,7%) c) Actividades socioculturales y de participación comunitaria (29,8%) d) Otras tareas de soporte (21,4%) e) Comunicación, Internet, informática, webs (11,3%) f) Tareas reeducativas y terapéuticas (6,3%) g) Gestión, administración, asesoramiento (5,9%) h) Estudios, investigaciones, creación, programación, ejecución de proyectos (1,2%) A continuación presentamos posibles actividades realizables desde el perfil de voluntario/a en el ámbito de la infancia y la adolescencia en situación de riesgo social, con la intención de concretar las realidades de los recursos y/o servicios que atienden a este sector de la población y de aproximarnos a ellas. 9 TABLA: ACCIONES REALIZABLES EN RECURSOS Y/O SERVICIOS DONDE SE ATIENDE A NIÑOS Y/O ADOLESCENTES EN SITUACIÓN DE RIESGO SOCIAL. Recurs, servei i/o institució Reforç escolar Escoles i/o IES si Llars d'Infants, Programa suport 0-3 any no Centres d'esplai, Casals, Clubs infantils, caus no Acompanyament a Serveis d'higiene i activitats escolar i/o extra-escolars alimentació Acompanyament Suport i Ajuda a Activitats en situacions de desinternaments lúdiques i tallers de centres malaltia Sensibilització drets infància, informar i conscienciar Estudiar i investigar les condicions de vida de la infància si no si si no si no no si si si no si si si no si si no si si Ludoteca no si no si si no si si Centres Oberts, Casals de dia si si si si si no si si Centres d'Acollida si si si si si si si si Centres Residencials si si si si si si si si Pisos assistits si si si si si si si si Centre Penitenciaris (nadons) no si si si si no si si Centres Hospitalaris si no si si si no si si Associació, Fundació, Ong Observatoris, Universitats i Centres d'Estudis si si no si si si si si no no no no no no si si Seguidamente, y con el propósito de completar la información presentada, mostramos una tabla-resumen del conjunto de servicios y recursos del trabajo voluntario para la atención de la infancia y la adolescencia en situación de riesgo potencial. Destacamos que afortunadamente, existen federaciones de entidades y asociaciones de tipo social que trabajan con la infancia y adolescencia con el interés de ofrecer el mejor servicio a este colectivo y de establecer un puente directo de diálogo con las administraciones. Y también, la especialización hacia este colectivo que numerosas asociaciones de voluntariado van mostrando como un ámbito específico para la infancia y la adolescencia. 10 Mapa de recursos del sistema de protecció de menors a Catalunya Recurs Centres oberts Pretallers Funció Dependència Administrativa Titularitat Professionals Voluntariat (prevenció extra-escolar) Infància i adolescència Institut Català d'Assistència i Serveis Pública i d'iniciativa Si, principalment els de De l'àmbit sòcioeducatiu. Socials (Benestar i privada titularitat privada. Família) (prevenció risc fracàs escolar) Adolescents de 1216 anys Institut Català d'Assistència i Serveis Pública i d'iniciativa Socials (Benestar i privada Família) Adolescents de 1216 anys Depertament d'Educació Unitat d'Escolarització Fracàs escolar i inserció social Externa Equip d'Atenció a la Infància i l'Adolescència (EAIA): Destinataris orientació, diagnòstic, Infància, avaluació i seguiment de adolescència i menors, prevenció, famílies seguiment de nens en risc D'Iniciativa privada Direcció General d'Atenció a la Infància Pública i l'Adolescència (Benestar i Família) Si, principalment els de titularitat privada. Pedagogs/ues, psicòlegs, assistent social, educadors/es socials, talleristes Si, principalment els de titularitat privada. Àmbit sòcioeducatiu, No es contempla psicologia i treball social Serveis de centres d’acolliment (observació i diagnòstic) Infants de 0 a 18 anys Direcció General No es contempla, Pública i d'iniciativa Àmbit sòcioeducatiu, d'Atenció a la Infància excepte algun centre privada psicologia i treball social i l'Adolescència col·laborador. (conveniada) (Benestar i Família) Centres residencials d’acció educativa (guarda i educació) Infants de 0 a 18 anys Direcció General Pública i d'iniciativa Àmbit sòcioeducatiu d'Atenció a la Infància privada (educadors/es socials) i l'Adolescència (conveniada) (Benestar i Família) No es contempla, excepte algun centre col·laborador. Pisos assistits 16-18* (preparació desinternament i autonomia) Joves de 16 a 18 anys Direcció General Pública i d'iniciativa Àmbit sòcioeducatiu d'Atenció a la Infància privada (educadors/es socials) i l'Adolescència (conveniada) (Benestar i Família) No es contempla, excepte algun centre col·laborador. (famílies acollidores) Famílies acollidores i Institut Català de Àmbit sòcioeducatiu, D'Iniciativa privada No es contempla infants suseptibles l'Adopció i l'Acolliment psicologia i treball social d'acolliment Serveis d’integració familiar (suport a professors: Equips d'Atenció necessitats educatives Psicopedagogica (EAP) especials) Adolescents de 1216 anys Ensenyament Serveis de salut mental (diagnòstic i tractament) infantil i juvenil Infants de 0 a 18 anys Institut Català de la Públics i d'iniciativa Psicologia, psiquiatria, Salut (Departament de privada infermeria, treball social No es contempla Salut) (conveniats) i educació social Públics psicopedagogia, psicologia i pedagogia No es contempla Nota: * A partir de diciembre de 2004 se aprueba el Plan de Choque de la DGAIA, en el que se contempla la prolongación a 16-20 años en el llamado Plan Interdepartamental mayores de 18. Pasa a incluirse en el Área de Soporte al Joven. IMPLICACIONES Y ORIENTACIONES VOLUNTARIADO EN ESTE ÁMBITO PARA EL Los últimos encuentros y espacios de confluencia organizados conjuntamente por organizaciones profesionales y de voluntariado subrayan la importancia de la relación entre ambos colectivos. Como resultado del trabajo conjunto a lo largo del año 2004 y fruto de las discusiones sobre este tema, se ha recogido un modelo de decálogo que debería regir la relación entre profesionales, voluntarios y entidades del tercer sector. 11 Este decálogo fue presentado también en los Diálogos "Conferencia mundial del voluntariado", del Forum Barcelona 2004: 1. Pertenencia: profesionales y voluntarios han de estar inscritos en programas de voluntariado amplios donde se definan las coordenadas ideológicas de la intervención. Además, en los proyectos concretos en los cuales también se inscriben, se definen las diferentes características del día a día: objetivos, funciones, temporizaciones... 2. Participación: tanto los profesionales como los voluntarios han de tener un espacio para aportar su opinión y su criterio en el diseño y evaluación del proyecto, servicio o actividad concreta en que están involucrados, teniendo en cuenta que no todos los agentes tienen el mismo nivel de responsabilidad y, por lo tanto, de decisión. 3. Formación: es una herramienta básica para garantizar que todos los agentes (voluntarios y/o profesionales) que intervienen son los adecuados para hacer frente a las necesidades que se han de atender en el proyecto al cual están adscritos. Esta formación ha de ser inicial, óptima, continuada, específica para la tarea concreta a desarrollar y ha de partir de la práctica diaria. La formación ha de incluir los aspectos relacionales, tanto con los beneficiarios, como con los otros agentes de la intervención. 4. Coordinación: es la vía que permite una mejor adecuación o readecuación de las funciones establecidas inicialmente en el proyecto de la actividad. La coordinación es imprescindible para hacer frente, con garantías, a las situaciones cambiantes del día a día que afectan a la tarea que se desarrolla, y poder dar así un mejor servicio a la persona. 5. Utilidad-Finalidad: el sentido final de la intervención tanto del profesional como del voluntario, es garantizar una atención social de calidad, entendida como la búsqueda, desde la responsabilidad de cada uno y de la eficacia de su actuación, en relación con los objetivos planteados en el proyecto a que están adscritos. 6. Regulación: conviene un marco legal que determine y reconozca, además del ideario de la actuación voluntaria, los márgenes de actuación tanto de las administraciones públicas como de las entidades prestadoras de servicios y de los mismos voluntarios. En este marco legal se han de recoger los derechos y los deberes de las personas voluntarias, de las personas beneficiarias del servicio, de las entidades que canalizan este servicio y de la administración pública responsable del ámbito de actuación concreta. 7. Comunicación: la actuación en el día a día de los profesionales y de los voluntarios, en aquellos aspectos en que se complementan, ha de caracterizarse por disponer de canales de comunicación para que circule de forma ágil y eficaz la información necesaria y en sentido bidireccional. 8. Realidad: la intervención de los profesionales y de los voluntarios ha de regirse por una estricta adaptación al contexto social en que se da, con objeto de dotarla de significación y utilidad para las personas que han de ser beneficiarias. Por esto se ha de potenciar que las intervenciones se fundamenten en diagnósticos elaborados desde observatorios de las necesidades sociales. 9. Transparencia: los responsables de las acciones de los voluntarios y de los profesionales han de tener cuidado especial en gestionar estas actuaciones desde el máximo de transparencia, tanto en la gestión de los recursos materiales y humanos como en la ejecución del presupuesto destinado específicamente. 10. Continuidad: en la medida en que las actuaciones de voluntarios y profesionales se basan en la atención directa a personas, se crean vínculos y relaciones con personas beneficiarias que han de ser facilitadores de la consecución de los objetivos propuestos. A fin de evitar que un cambio demasiado frecuente de agentes interfiera negativamente en la eficacia de la acción, debe potenciarse el compromiso de los agentes, por lo que conviene que la organización de que dependen vele por el 12 cumplimiento de este decálogo y por el mantenimiento de la motivación de las personas que intervienen. Este decálogo tiene que ver con la concepción del voluntariado desde la perspectiva de los entes públicos y/o privados que trabajan con diferentes colectivos y realidades sociales. A nuestro entender, se ha de complementar esta visión desde la perspectiva de la persona voluntaria cuya motivación personal y proceso de madurez le han de llevar a tomar decisiones y a asumir responsabilidades como: informarse; conocer y profundizar; tener voluntad de aprender; transmitir un proyecto; coparticipar y colaborar; implicarse; fomentar el respeto; comprometerse personalmente; preservar la privacidad y la confidencialidad; fomentar la creatividad y la imaginación en la relación; mostrar proximidad y afectividad en la relación; evitar paternalismos y dependencias emocionales; actuar con claridad y transparencia con los demás y con la institución; tener claro que la gratuidad no está reñida con el deber; saber relacionar la actuación local con la actuación global, entre otros. En definitiva para hacer de voluntario o de voluntaria en el ámbito de la infancia en riesgo se necesita lo mismo que para hacer de voluntario o de voluntaria con otros colectivos: motivación, implicación, conocimiento, participación, respeto, dedicación y promoción. Se ha de ofrecer al voluntario, en las diferentes asociaciones donde se inscriba para ponerse al lado de la infancia y la adolescencia que se encuentra en situación de riesgo, una organización que lo pueda orientar, asesorar y formar en este tema. Además, y sea cual sea la situación de la persona voluntaria dentro la asociación, todos han de tener muy claro cuál es el compromiso de estas personas, que conjuntamente con otras, han de desarrollar una buena tarea social y qué formación deberían tener. La formación se entiende como un derecho de la persona para poder ejercer su responsabilidad con estos niños y jóvenes y, por otra parte, lado, se entiende la formación como una obligación para la institución. Formación del voluntariado y calidad del servicio es un binomio imprescindible en cualquier entidad. Formación planificada que corresponderá a las diferentes fases de la acción, de mantenimiento de la motivación y de reconocimiento de la tarea. La formación destinada a un voluntario/a que acompañe a niños y jóvenes en situación de riesgo ha de ir orientada a fomentar la reflexión y a dotarle de conocimientos prácticos y concretos que le ayuden a entender las situaciones y realidades con las que se puede encontrar. La formación comprende conocimientos, habilidades, procedimientos, aptitudes y actitudes que ayuden al voluntario a situarse en la institución (tipología, características, finalidades, dependencia, etc.), en el marco legal de referencia (normativa legal vigente en protección a la infancia y la adolescencia, normativa legal que regula el voluntariado, etc.), así como frente a las causas y realidades que provocan situaciones de riesgo o de desamparo. Es decir, se necesita saber tanto sobre temas específicos del colectivo con el que realizará su acción como sobre temas generales tales como: habilidades sociales, de comunicación, conocimiento de los recursos del entorno y sistema de relaciones comunitarias. 13 Bibliografía consultada: Bas, E. (2002). Educadores y voluntarios: algunas reflexiones introductorias. “Pedagogía Social”. Revista Interuniversitaria, nº 9 Gómez, Amalia (2000). "El voluntariado como expresión solidaria en el siglo XXI". Revista de Educación Social, nº 14. Jerez, A. (coord) (1997). ¿Trabajo voluntario o participación? Elementos para una sociología del Tercer Sector. Madrid: Tecnos. Renau, E. et al. (2001). Los catalanes y el voluntariado. Principales resultados. Barcelona: Instituto Catalán del Voluntariado. Departamento de Bienestar y Familia. Generalitat de Catalunya. Yubero, S. y Larrañaga, E. (2002). Concepción del voluntariado desde la perspectiva motivacional: conducta de ayuda vs. altruismo. Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, nº 9. * * * 14