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Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela de Ciencia Política
“CONSIDERACIONES SOBRE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN
COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA”
TESIS
Presentada al Consejo Directivo de la Escuela de Ciencia Política de la
Universidad de San Carlos de Guatemala
Por:
BORIS ABELARDO CABRERA CIFUENTES
Al conferirle el título de
SOCIÓLOGO
En el grado académico de
LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA
Guatemala, Abril de 2003
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
RECTOR
Dr. Luis Alfonso Leal Monterroso
SECRETARIO GENERAL
Dr. Carlos Enrique Mazariegos Morales
CONSEJO DIRECTIVO DE LA ESCUELA DE CIENCIA POLÍTICA
Director:
Vocal II:
Vocal III:
Vocal IV:
Vocal V:
Secretario:
Lic. Juan Fernando Molina Meza.
Lic. Oscar Rodolfo Gomar López.
P.C. Walter Giovanni Chacón Marroquin.
Br.
Edwin Jahir Dabroy Araujo.
MEPU. Ciriaca Herminia Díaz Tacén.
Licda. Geidy Magalí de Mata Medrano.
TRIBUNAL QUE PRACTICÓ EL EXAMEN GENERAL O TÉCNICO PROFESIONAL
Examinador:
Examinador:
Examinador:
Examinador:
Examinador:
Lic.
Lic.
Lic.
Lic.
Lic.
Manuel Cupertino Rivera Rivera
Jorge Arriaga Rodríguez
Raúl Ancelmo Zepeda López
Jorge Adalberto Ruano Estrada
Juan Fernando Molina Meza
TRIBUNAL QUE PRACTICÓ EL EXAMEN PÚBLICO DE TESIS
Director:
Secretario:
Asesor:
Revisor:
Examinador:
Lic.
Lic.
Lic.
Lic.
Lic.
Juan Fernando Molina Meza
Licda. Geidy Magali De Mata Medrano
Jorge Arriaga Rodríguez
Manuel Cupertino Rivera Rivera
Francisco Ernesto Rodas
Nota: “Únicamente el autor es el responsable de las doctrinas sustentadas en la tesis” (Artículo 74 del
Reglamento de evaluación y promoción de estudiantes de la Escuela de Ciencia Política).
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN/2
I. CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS/6
1.1. Consideraciones sobre el desarrollo científico-social/6
1.2. Los modelos para el estudio del desarrollo del conocimiento social/ 7
1.3. Hacia un modelo explicativo sobre el desarrollo de la interpretación social/15
1.4. El método, la metodología y las técnicas empleadas/16
II. LA SOCIOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA Y GUATEMALA HASTA LA
DÉCADA DEL SETENTA DEL SIGLO XX/18
2.1. El desarrollo de la Sociología en América Latina hasta la década del setenta/18
2.2. El desarrollo de la Sociología en Guatemala hasta la década del setenta/23
III. EL ADVENIMIENTO DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN EN
GUATEMALA EN LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XX/31
3.1. La Sociología en América Latina en la década del ochenta/31
3.2. La Sociología en Guatemala en la década del ochenta/37
VI. HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN
COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA/47
4.1. Consideraciones teóricas sobre la Teoría de la Transición/47
4.2 Principales componentes teóricos de la Teoría de la Transición en el caso guatemalteco/53
4.2.1. Orientación de la práctica científico-social/53
4.2.2. Naturaleza del discurso científico-social/53
4.2.3. Modelo teórico-metodológico/54
4.2.3.1. Diálogo teórico/54
4.2.3.2. Nociones y concepto fundamental/55
4.2.3.3. Rasgos del método/57
4.3. Hacia una valoración de la Teoría de la Transición en Guatemala/59
4.3.1. Respecto a la Teoría de la Transición de alcance mundial/59
4.3.2. Respecto al desarrollo de la Sociología en Guatemala/59
4.3.3. Algunos nudos problemáticos encontrados en la Teoría de la Transición en su
versión guatemalteca/60
V REFLEXIONES FINALES/61
VI BIBLIOGRAFÍA/63
VII APÉNDICES/67
Esquema 1/68
Esquema 2/69
Esquema 3/70
Cuadro 1/74
Cuadro 2/75
Glosario/76
INTRODUCCIÓN
Las ciencias sociales guatemaltecas y particularmente la sociología han venido
experimentado cambios significativos en los últimos veinte años 1. Sin duda han sido
afectadas por el período de cambio político que viene desarrollándose en el país desde
principios de la década del ochenta y que ha sido denominado como transición a la
democracia.
Sin embargo, la preocupación por el estudio de tales transformaciones en su seno, todavía
ocupa un lugar marginal, especialmente en el plano teórico. Es notable la falta de una
evaluación crítica y pormenorizada de los desarrollos más recientes en la interpretación
social guatemalteca.
En ese sentido, uno de los fenómenos más significativos es la ruptura teórica con el
marxismo que se produce a principios de la década del ochenta, particularmente en el
entorno académico que se constituye alrededor de la Universidad de San Carlos de
Guatemala, y que tuvo importantes desarrollos especialmente en la década del sesenta y
del setenta.
La explicación a este cambio de perspectiva tiene determinaciones que pueden ubicarse
en dos momentos. Primero, es el resultado de la violencia política que llega a su punto
máximo en aquellos años, y de la crisis económica, que sin duda afectó a la universidad
como parte del Estado. Segundo, como efecto de los cambios políticos e ideológicos
internos y externos a las disciplinas sociales, que se fueron imponiendo en los años
subsiguientes y que catalizaron dicho proceso.
En el plano teórico e ideológico este momento ha sido explicado vagamente como
resultado del fin de la historia y de las ideologías, del fin de los meta relatos, de la
llegada de la posmodernidad o de la crisis de paradigmas. Sin embargo, en el trabajo de
tesis que se presenta se sostiene que la concepción paradigmática del desarrollo científico
en las ciencias de factura kuniana, con algunas precisiones puede ser válida para explicar
teóricamente la situación que se alude.
Puede afirmarse que el fenómeno señalado, es el resultado de la ruptura del paradigma
marxista de interpretación social que significó la muerte súbita y pacífica de la teoría
marxista, la que fue prácticamente sepultada viva sin el ajuste de cuentas propio de otras
experiencias similares en el desarrollo histórico de las ciencias sociales 2.
1
En el informe de tesis que se presenta, se ha focalizado el estudio de la Sociología como elemento de
referencia de las ciencias sociales, sin embargo algunos de los puntos aquí desarrollados es posible que no
puedan generalizarse.
2
Dos ejemplos. El Estructural-Funciononalismo que se impone como modelo de interpretación en los
Estados Unidos entre los años veinte y cincuenta del pasado siglo, es erosionado por la denominada
sociología del conflicto y finalmente superado. El marxismo alemán es perseguido por los nazis en la
primera y segunda Guerra y logra reconstituirse, aunque con importantes alteraciones en la década del
sesenta a través de la Escuela Crítica de Frankfurt. Véase ANDERSON, Perry. Consideraciones sobre el
marxismo occidental. Siglo XXI, México, 1979, 153 p. y ALEXANDER, Jeffrey. Las Teorías Sociológicas
desde la Segunda Guerra Mundial. Gedisa, Barcelona, 2000, 315 p.
2
El desenvolvimiento de las ciencias sociales a partir de este punto de inflexión puede
enmarcarse en un contexto que se especifica por el proceso de transición democrática. El
fin del exilio y de la criminalización subversiva de los científicos sociales y el paulatino
desplazamiento de las ciencias sociales del ámbito universitario estatal al ámbito privado
son dos de los rasgos más significativos de esta época.
Paulatinamente la sociología se fue reinstitucionalizando y en el clima del reformismo y
la modernización política fue ganando importancia pública e institucional. El científico
social y la investigación social comenzaron a profesionalizarse justo cuando se impuso la
lógica del mercado.
¿Qué fue lo que sucedió posteriormente a esta ruptura en términos teóricos? Un análisis
del material más significativo producido durante los últimos veinte años sobre la región
Centroamericana y especialmente sobre Guatemala, revela una serie de regularidades y
elementos recurrentes 3 que han llevado a confirmar la hipótesis planteada en la presente
investigación de tesis.
En el informe que se presenta, se sostiene la tesis de que desde de principios de la década
del ochenta se viene constituyendo como modelo de interpretación emergente la Teoría
de la Transición, a manera de un consenso relativo hegemónico dentro de las ciencias
sociales guatemaltecas y en particular en la sociología.
Se trata de un modelo teórico cuya influencia es apreciable implícita o explícitamente, no
sólo en el quehacer científico social que se viene desarrollando en el país, sino en el
discurso político y el análisis periodístico.
Es posible afirmar que se trata de un modelo de interpretación social en la medida que los
trabajos inscritos en esta perspectiva se ajustan en mayor o menor grado a los siguientes
criterios: una serie de preocupaciones comunes, un proyecto discursivo particular y un
modelo teórico-metodológico.
Contradictoriamente, la Teoría de la Transición no guarda ninguna relación directa con la
tradición sociológica más genuina, y aunque es perceptible encontrar en sus premisas
teóricas la influencia de M. Weber y de algunas de las teorías sociológicas
contemporáneas, en realidad se trata de una teoría política de manufactura
norteamericana.
La Teoría de la Transición trata de explicar y conducir el paso de un régimen político
autoritario a otro democrático y forma parte del boom de la literatura científica referida al
tema de la democracia, que fue paulatinamente ocupando un lugar destacado dentro de
las ciencias sociales desde la posguerra. Esta teoría cobró renovado ímpetu a partir de
3
Generalmente detrás de un léxico científico social, de ciertas preferencias temáticas, orientaciones y
estrategias metodológicas hay una teoría (y posiblemente un consenso teórico) fundamentada en estudios
que se consideran sus clásicos. Por ejemplo, no es lo mismo citar a N. Poulantzas y A. Cueva que a G.
Sartori o a S. Huntington.
3
experiencias políticas en Europa Mediterránea y Sudamérica. En estos países, desde
mediados de la década del setenta comenzaron a declinar las dictaduras militares.
En su versión guatemalteca la Teoría de la Transición comenzó a perfilarse dentro de la
interpretación social como parte de un proceso de una continuidad en los intereses
temáticos de los análisis de principios de la década del ochenta y que pueden ser
calificados teóricamente como estructural-marxistas, cuyas preocupaciones eran
fundamentalmente políticas y estaban ubicados en el plano de la sociología política 4.
Desde principios de la década del noventa, paulatinamente la Teoría de la Transición se
fue constituyendo en el discurso oficial y dominante de la denominada transición
democrática. Sin duda, el proceso de paz y la a firma de los Acuerdos de Paz (1996)
impusieron una orientación temática dominante que se evidencia en la investigación
social y en el uso de un particular léxico 5.
Es evidente la inflación de estudios sobre los obstáculos que imposibilitan la construcción
de la democracia, y con ella la imposición de un tipo de análisis y de investigación social
de tipo evaluativo, descriptivo y coyuntural, que aunque revela un acento antes no
considerado dentro del análisis social, en muchos casos revela una escasa pretensión
teórica y capacidad explicativa.
La investigación de tesis desarrollada, evidencia en el caso guatemalteco un intento por
superar algunas de las críticas que se le ha hecho a la Teoría de la Transición en el plano
mundial, pero también la continuidad de otros puntos problemáticos dentro de su
argumentación teórica 6.
En el desarrollo histórico de las ciencias sociales estas inconsistencias o sospechosos
consensos han sido abordados por diversas vías, ya sea mediante la crítica a los modelos
de interpretación existentes, la innovación teórica o bien la recuperación de legados
teóricos o pensamientos sociales olvidados. En Guatemala, en general ninguna de estas
4
Existe una diferencia apreciable entre las afirmaciones ¿Quién destapó la caja de Pandora? de principios
de los años ochenta del siglo pasado y “…se destapó el ánfora, y el genio que estaba en su interior salió
definitivamente…” de finales de este siglo. La primera se refiere a la euforia revolucionaria vivida por los
movimientos populares y la segunda a los efectos “disruptivos” que tuvieron las elecciones que llevaron a
civiles al gobierno desde 1985. Véase Revista Polémica No. 13. ICADIS, Costa Rica, 1984, 66 p. y
TORRES-RIVAS, Edelberto y Gabriel Aguilera. Del autoritarismo a la Paz. FLACSO, 1998, 241 p.
5
En una actividad académica una conferencista afirmaba que “las ciencias sociales están en transición…se
manifiesta una crisis y abandono de paradigmas que ya no están de moda y una orientación que imponen
los Acuerdos de Paz…hay un énfasis en el análisis de coyuntura”. Instituto de Estudios Interétnicos.
Universidad de San Carlos de Guatemala. Mesa Redonda: La Investigación en la Universidad de San
Carlos de Guatemala. Guatemala, 11 de Octubre de 2002.
6
Esta circunstancia parece revelar dentro de la misma, el asomo leve de lo que podría llegar a constituirse
en una autocrítica. Al parecer, la importancia de algunas circunstancias imprevistas o condicionantes
estructurales no han sido valoradas suficientemente dentro de sus análisis y con cierto malestar y
pesimismo, se ha llegado a plantear que la ausencia de un control teórico crítico puede llevar a la confusión
conceptual y a su vulgarización. Véase TORRES- RIVAS, Edelberto. Usos y abusos del concepto sociedad
civil. Revista Diálogo No.3, FLACSO, Guatemala, 2001, 8 p.
4
alternativas parece estar explorando, únicamente se ha planteado que la etapa pesimista
que se vive es resultado de que los intelectuales también están en transición 7.
Tampoco se pretende desvalorizar esta producción científico-social y sugerir una
regresión hacia ciertos debates teóricos ya superados. De la misma forma, no se pretende
criticar ninguna institución o persona, aunque los trabajos estudiados estén relacionados
con una entidad y con científicos sociales de su entorno 8.
En realidad, a través de esta producción las ciencias sociales guatemaltecas han venido
desarrollando respeto en el ámbito académico y social, y han adquirido el sentido de
utilidad social y peso relativo en las decisiones económicas, políticas, sociales y
culturales que siempre han procurado las ciencias sociales desde su constitución.
Mediante el análisis de contenido de una muestra significativa de los estudios inscritos en
esta perspectiva, se cubrieron los objetivos planteados, los que corresponden a cada uno
de los capítulos del informe de tesis que se presenta y cuyo contenido a continuación se
describe.
Primero, se presentan las consideraciones teórico-metodológicas del estudio. Segundo, se
caracteriza los antecedentes de la ruptura que se ha descrito, tanto en el ámbito nacional
como regional. Tercero, se caracteriza el contexto en que la Teoría de la Transición se
impone y se explica algunas de las razonas de su rápido ascenso. Cuarto, se expone sus
principales afirmaciones teóricas y se hace una valoración de las mismas. Finalmente, se
presentan algunas reflexiones generales.
Debido a las características de la investigación de tesis desarrollada se deben hacer
algunas precisiones. A pesar de que los ensayos estudiados tienen un enfoque regional el
análisis se ha concentrado en el caso guatemalteco. Se ha considerado el trabajo más
significativo de los científicos sociales nacionales más destacados ubicados por su
filiación como sociólogos 9. La valoración desarrollada no se refiere específicamente a la
validez científica de la propuesta teórica estudiada, por el contrario se optó por una
aproximación desde una serie de problemáticas y debilidades que la teoría presenta en su
conjunto.
Sin duda, por tratarse de un trabajo exploratorio y controversial, quedan aún muchas
interrogantes, las que solamente mediante investigaciones posteriores es posible
responder.
7
POITEVIN, René. Los intelectuales en una época de transición. Revista Diálogo, No. 6, FLACSO,
Guatemala, 2001, 8 p. y TORRES-RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales.
Debate No. 49, FLACSO, Guatemala, 2001, pp 13-43.
8
Peyorativamente se ha calificado a los estudios que constituyen el objeto de reflexión del informe de tesis
que se presenta como transitología o pensamiento flacsoniano.
9
Esto ha representado dejar de analizar a profundidad importantes autores como los politólogos Mario
Solórzano o Gabriel Aguilera, sin embargo sus textos principales han sido considerados.
5
I. CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS
En este capítulo se presentan las consideraciones teórico metodológicas. En primer lugar,
los aspectos relacionados con el desarrollo del conocimiento científico social. En segundo
lugar, se caracterizan algunos de los modelos explicativos que se han planteado dentro de
la sociología para aprehender el desarrollo de la interpretación social. En tercer lugar, se
presenta el modelo explicativo en el que se fundamentó la investigación. Finalmente, en
cuarto lugar, se describe el método, la metodología y las técnicas empleadas.
1.1. Consideraciones sobre el desarrollo del conocimiento científico-social
El conocimiento es un elemento presente en el desarrollo histórico de la humanidad, es
una de las características definitorias del ser humano. En todas las sociedades y culturas,
siempre hay una dosis de conocimiento que muestra cómo actuar sobre el mundo ya sea
natural o social.
La posibilidad de que este conocimiento sea consciente de sí y que se defina como tal
sólo emerge cuando el ser humano comienza a reflexionar la posibilidad de separar lo que
se conoce de lo que no se conoce, el conocimiento del error. Esto le condujo al
planteamiento original sobre la posibilidad del conocimiento, propuesto por los Griegos,
pero que sólo es posible como método y como programa cuando aparece la ciencia en el
Renacimiento Europeo.
Sin embargo, la emergencia de la ciencia no es condición suficiente. Es necesario además
que el conocimiento se problematice y se cuestione hasta el punto de que sea necesario
re-examinarlo para dar lugar así a un conocimiento del conocimiento. Y para esto, es
condición primaria un contexto social donde esa reflexividad teórica resulte relevante e
importante, que tenga un sentido práctico para quienes la emprenden.
Esta condición dentro de las ciencias sociales generalmente se ha considerado una
pérdida de tiempo, que en el peor de los casos supondría una forma de obviar la mirada
hacia otros problemas mucho más relevantes o apremiantes, de índole práctica o teórica,
conectados a problemas sociales más significativos. Sin embargo, a medida que las
ciencias sociales se han desarrollado, se ha manifestado paulatinamente de parte de
algunos autores la preocupación por su orientación, en la búsqueda de su fundamentación
y depuración.
Esta preocupación cobra renovada importancia, toda vez que las ciencias sociales han
arribado al nuevo siglo en un contexto donde cada vez más se cuestiona su status
científico y se demanda de estas disciplinas respuestas inmediatas y prácticas a problemas
concretos. Contradictoriamente, es sabido que los resultados de la investigación social,
aunque reflejan en muchos casos la situación real de la sociedad, generalmente son
desestimados y no se introducen en la práctica social, en la toma de decisiones o en
apoyo para la adopción de leyes y políticas de impacto social.
6
Es evidente que en los últimos años se han venido manifestado cambios significativos en
el espacio donde las ciencias sociales se desenvuelven. En el campo político, económico,
cultural, institucional, laboral, etc., se viene redimensionando el papel del científico
social y de la investigación social ante la sociedad.
Pero también a nivel teórico, las ciencias sociales se encuentran ante muchos desafíos.
Las fronteras disciplinarias entre estas son cada día es más difusas y parece evidenciarse
una tendencia para romper con las clásicas distinciones que se hicieran en su seno,
durante el proceso de institucionalización que experimentaron 10.
Esto evidencia la dificultad endémica que representa el caracterizar a un determinado
estudio como sociológico y la dificultad que implica utilizar la denominación
interpretación social, porque prácticamente desde cualquier disciplina social se puede
hacer una interpretación de esta naturaleza. En la actualidad, pareciera que el criterio para
seleccionar un trabajo como sociológico deba ser la ubicación y formación académica del
autor, antes que la naturaleza del estudio que presenta, esto porque muchos científicos
sociales pertenecientes a otras ramas disciplinarias están haciendo sociología.
En ese mismo sentido, la distinción entre pensamiento social y teoría social también
viene desdibujándose, sobretodo en momentos en que el carácter científico de las ciencias
sociales es cuestionado no solo desde su misma crisis teórica y epistemológica, sino
también desde la crítica posmoderna, cuyo relativismo ha revivido la vieja polémica entre
cultura, política y teoría social.
De la misma forma, esta el hecho de que las ciencias sociales son profundamente
dependientes de la sociedad en que se desarrollan, dado que su evolución no puede saltar
por encima de las condiciones materiales mínimas para su reproducción y que en los
países de la periferia su dependencia externa es un factor considerable en su desarrollo.
Sin duda, parte de un proceso que pueda coadyuvar a la revitalización de las ciencias
sociales implica una reflexión sistemática sobre su desarrollo histórico, epistemológico y
sociológico 11.
1.2. Los modelos para el estudio del desarrollo del conocimiento social
El análisis sobre la construcción del conocimiento social supone una aproximación
compleja a los factores de su ocurrencia histórica y presente, y una difícil precisión de los
elementos fundamentales para su interpretación.
Respecto al modelo a emplear, la tendencia contemporánea parece dirigirse a considerar
que resulta inevitable el pluralismo cognitivo y metodológico para ordenar y estructurar
10
DOGAN, Mattei. Las nuevas ciencias sociales: grietas en las murallas de las disciplinas. Unesco-Munik´at-INAP. Guatemala, 2000, pp 27-47.
11
GONZÁLEZ OQUENDO, Luis J. Las ciencias sociales en América Latina: condiciones y
particularidades. En el desarrollo de las ciencias sociales en América Latina. Contribuciones a un balance.
FLACSO, Costa Rica, 1998.
7
el quehacer sociológico, dada su heterogeneidad y complejidad social. Aunque esto no
significa cuestionar la existencia de un núcleo teórico y metodológico mínimo.
Sin duda, una estrategia propia para el análisis de acuerdo a la investigación de tesis que
se presenta debe atender al estudio interno y externo de los eventos científicos
considerados en su contexto particular, tomando en consideración que no existe siempre
una relación directa y unívoca entre teoría y realidad social. En esta perspectiva, se debe
considerar tanto los factores contextuales de ocurrencia histórica, como los que se
relacionan con los científicos sociales dentro de su grupo social, en sus diversos
ambientes.
Dos ramas o campos especializados dentro de la sociología están directamente
relacionados con la problemática del desarrollo del conocimiento social: la sociología del
conocimiento y la sociología de la sociología.
La sociología del conocimiento 12 surge y se desarrolla al ritmo que lo hace la misma
sociología. Se constituye paulatinamente como un campo especializado, cuyo objeto de
estudio es la ciencia como fenómeno social, indagando las variables que
favorecen/dificultan la construcción y emergencia del conocimiento. Se trata entonces, de
un tipo de conocimiento especial.
La sociología del conocimiento ha enfrentado importantes controversias en su desarrollo,
algunos de ellos aún son objeto de polémica y pueden resumirse en cinco puntos:
a) La posibilidad de romper con el presupuesto de la ciencia moderna que distingue
entre objeto y sujeto del conocimiento.
b) Si el conocimiento como objeto de reflexión engloba el sentido común y el
conocimiento religioso.
c) Si el conocimiento es distorsionado por los valores o la ideología.
d) Si es posible una sociología del conocimiento natural.
e) La naturaleza de la relación que existe o que debiera existir entre la sociología del
conocimiento y la epistemología.
Particular interés cobra la discusión centrada en la relación entre la sociología del
conocimiento y la epistemología, entre la génesis social del conocimiento y su validez
teórica y científica.
12
LAMO de ESPINOZA, Emilio, et. al., La Sociología del Conocimiento y de la Ciencia. Alianza
Editorial. España, 1994, 632 p. Según los autores, actualmente es difícil precisar si es una rama de la
sociología o una problemática central y constituyente de la sociología misma, debido a la creciente
importancia que ha cobrado dentro de la disciplina.
8
Se trata de una aparente contradicción, pues si los conocimientos emergen en condiciones
sociales particulares y concretas porque el sujeto del conocimiento es un sujeto empírico
e histórico, entonces cada forma social generaría sus propios conocimientos
relativamente válidos, por lo que no habría un criterio de objetividad de validez universal,
y por tanto, la sociología del conocimiento no tendría ninguna razón de ser.
Esta controversia se resuelve restringiendo el campo de actividad de la sociología del
conocimiento de la actividad epistemológica, aunque esto no signifique que pueda entrar
en el terreno de la producción de conocimientos nuevos y de la producción de criterios de
demarcación, o sea de las causas que facilitan o dificultan que se reconozca como
verdaderos ciertos conocimientos.
Entonces, aunque los temas de la sociología del conocimiento podrían estar enfocados en
las categorías del conocimiento (presupuestos básicos del conocimiento y de la ciencia) y
los criterios de validez del conocimiento (epistemología), su programa estaría dirigido
fundamentalmente a la génesis histórica de la ciencia (como institución y como stock de
conocimientos), a la distribución del conocimiento científico (canales de información y
circulación), y a las consecuencias de los conocimientos (percepción y conductas).
Por su parte, la sociología de la sociología es un campo más reciente que se ha
constituido dentro de la sociología, ocupado de analizar el quehacer sociológico (una
búsqueda de autonocimiento) indagando el contexto social en el que se genera la
producción sustantiva sociológica 13.
Las preocupaciones de la sociología de la sociología se han enfocado en la reconstrucción
de la manera cómo a partir de la sociología se estudia y concibe la sociedad, y el papel
que esta especialidad puede desempeñar en la depuración del quehacer sociológico y la
fundamentación de la disciplina. Esta última dimensión (epistemológica) aborda las
distintas concepciones que existen sobre el objeto de la sociología, los modelos que
utiliza, las variables privilegiadas, las metodologías que se siguen y las problemáticas
seleccionadas.
Los desarrollos de la sociología de la sociología se han orientado fundamentalmente en:
a) La búsqueda de objetividad dentro de la disciplina sin excluir las valoraciones.
b) La identificación de las más notorias escuelas de pensamiento con propósitos críticos.
c) La comparación entre los diversos modos de hacer sociología, tanto temporal como
geográficamente.
d) El estudio del proceso de estructuración de la comunidad de sociólogos como
colectivo con relación a la sociedad (su actuación pública y producción teórica) 14.
13
14
GINER, Salvador, et. al., Diccionario de Sociología. Alianza Editorial. España. 2001. pp 724-725.
LAMO de ESPINOZA, op. cit., p 581.
9
Descritos algunos de los campos de estudio y problemas sobre el desarrollo del
conocimiento social y sociológico es posible establecer que aunque son muchos los
factores que intervienen en este proceso, es posible focalizar algunos de estos aspectos de
acuerdo a los propósitos de conocimiento que se tengan. En la presente investigación de
tesis se ha enfatizado en aquellos elementos que explican el desarrollo de conocimiento
social a nivel de tradiciones científicas y en aquellos elementos que pueden permitir
caracterizarles y valorarles.
Con este propósito se destacan dos aspectos sobre la base de las consideraciones
presentadas:
a) Analizar el desarrollo del conocimiento social no remite directamente al problema de
su validez científica (epistemológico) aunque no lo excluye.
b) Interesa enfocar el desarrollo del conocimiento social desde la perspectiva de las
orientaciones y modelos de investigación presentes en determinado momento, con
relación a las distintas escuelas o tradiciones científicas.
Los desarrollos de la sociología de la sociología han evidenciado que dentro de la
disciplina se manifiestan distintas tradiciones de investigación, fundamentalmente porque
su actividad se compone de un conjunto de diversas orientaciones ontológicas e
ideológicas y de distintos modelos explicativos; y de diferentes escuelas y colegios
invisibles derivados de los procesos sociales de estructuración de la actividad sociológica.
Los autores de las principales tesis que se han ocupado de estudiar la diversidad de
tradiciones de investigación contemporánea en la sociología, defienden puntos de vista
distintos, aunque convergen en caracterizar a esta ciencia como una actividad científica
que no es independiente del componente plural.
De esa manera, una tradición podría estar definida por la manera como los sociólogos:
a) Conceptualizan los componentes que creen básicos en la ciencia social como la
naturaleza de la acción o el orden social 15.
b) Por los paradigmas que dominan la disciplina 16.
15
ALEXANDER C., Jeffrey, op. cit. El autor construye una tipología basada en la distinción analítica a
partir de lo que las tradiciones sociológicas suponen es la naturaleza de la acción (racional o irracional) y
sobre el problema del orden (individualista o colectivista). Las permutaciones lógicas de estas
presuposiciones integrarían las tradiciones fundamentales de la sociología, dando lugar a teorías racionalindividualistas, racional-colectivistas, normativo-individualistas y normativo-colectivistas. Se trata de
combinaciones que habrían formado parte del abanico de posibilidades de la teoría sociológica clásica.
16
RITZER, G. Teoría Sociológica Contemporánea, McGraw Hill, Madrid, 1993. El autor, basado en la
propuesta de Kuhn, ha identificando tres paradigmas que a su juicio dominan la disciplina sociología: el de
los hechos sociales, el de la definición social y el de la conducta social. Cada uno estaría compuesto por
una imagen del objeto, por un ejemplar, por una concepción metodológica para abordar el objeto de estudio
y por un conjunto de teorías de menor alcance que se encuadra dentro de la definición genérica que de la
práctica sociológica hace cada paradigma. Respectivamente, se preocuparían de las macroestructuras; la
10
c) Por el nivel con que se contemplan y analizan los fenómenos sociales, y los factores
que se consideran independientes o prioritarios en la explicación social 17.
d) Por los elementos ideológicos y organizativos presentes en la práctica sociológica 18.
Queda entonces planteado establecer el mecanismo por el que unas tradiciones son
reemplazadas, sustituidas, relegadas o se convierten en hegemónicas en un momento
determinado.
Es clásico el debate sobre la posibilidad de acumulación de conocimiento o progreso
científico en las ciencias sociales y la determinación de los factores que
favorecen/dificultan ese proceso. Al respecto hay una gran diversidad de opiniones de los
teóricos del método y de la filosofía de la ciencia respecto de la función de los
mecanismos de sustitución en el modo de adquirir conocimientos.
Las proposiciones han ido variando y acomodándose a las distintas aportaciones
individuales, aunque puede distinguirse tres etapas que reflejan modos de ver la
importancia y características del método científico en general y del método sociológico
en particular: la interpretación y concepción de las ciencias naturales del siglo XIX que
impone el método de las ciencias físico-naturales como método científico; la filosofía de
la ciencia que se proyecta en las primeras décadas del siglo XX, en especial con la
aportación del empirismo lógico de K. Popper y del Círculo de Viena; y el momento en
que se comienza a considerar la influencia de los factores sociales en el proceso de
investigación, especialmente a partir de la década del setenta del siglo XX.
El centro de la polémica se ha desarrollado en torno a dos aspectos fundamentales: si
existe similitud o diferencia entre el conocimiento natural y social; y si el desarrollo del
conocimiento obedece a una lógica racional/acumulativa o irracional/sustitutiva 19.
La respuesta a estos problemas se han desarrollado en por lo menos en cuatro visiones
fundamentales 20 que sin ánimo de profundizar pueden resumirse así:
acción, la interacción y la construcción de la realidad social; y la conducta del individuo dentro del grupo
social.
17
LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 589-590. A. Effrat señala el nivel (micro/macro) o sea la acción social
individual a pequeña escala como la estructura social o el régimen político; y las variables materiales,
afectivas, interaccionales e idealistas o simbólicas.
18
Ibid., pp 590-591. J.F. Marsal propone el factor ideológico, que se refiere a la actitud ante el sistema
político dominante (consensualista/disidente) y el factor organizativo al locus institucional (académico/no
académico). El resultado serían cuatro posibilidades de práctica sociológica: las sociologías científica,
profesional o aplicada, humanista y crítica.
19
La tendencia actual se orienta a afirmar que incluso en el conocimiento natural existen causas e
implicaciones sociales. Por ejemplo, A. Einstein fue perseguido por los Nazis debido a su teoría de la
relatividad, la que no tenía ninguna implicación política, cultural o religiosa. Sin embargo su teoría en
relación a los postulados de I. Newton, es uno de los casos típicos dentro de la ciencia en los que aparecen
nuevas teorías que confirman la validez de los resultados derivados de sus antecesores, pero que avanzan en
una serie de nuevas predicciones que permiten establecer distinciones determinantes entre ambas
perspectivas. Ver SAGAN, Carl. El cerebro de Broca. Reflexiones sobre el apasionante mundo de la
ciencia. Grijalvo, México, 1984, 428 pp.
20
PÉREZ ADÁN, José. Sociología. Conceptos y usos. Eunsa, España, 1997, pp. 33-39.
11
a) Racionalista, que asume que la capacidad de ser rebatidas por la experiencia hace
caducas y sustituibles a las proposiciones, de esa manera K. Popper opone la
falsabilidad frente a la verificación.
b) Irracionalista, que plantea que la transmisión de un paradigma a otro es una transición
entre tradiciones científicas irreconciliables, lo que produce revoluciones científicas a
manera de conversiones individuales. T. Kunn atribuye el desarrollo científico a la
sustitución de paradigmas o modelos explicativos.
c) Racionalista-irracionalista, que afirma que una teoría es aceptable científicamente
cuando posee respecto a sus predecesores o rivales, un plus de contenido empírico
probando que facilita el descubrimiento de meros hechos. I. Lakatos introduce el
falsacionismo refinado, basándose en la intuición.
d) Posmoderna, la que parte del hecho de que muchas veces lo que cuenta no son tanto
los argumentos y su consistencia, sino por ejemplo, ciertas formas de presentación. El
relativismo de P.K Feyerabend plantea la contrainducción, o sea el azar.
En el presente informe de tesis se ha privilegiado la posición kuniana, la que con ciertas
consideraciones puede ser válida, en particular sus planteamientos referidos a la dinámica
que experimentan las teorías científicas 21.
Señala Rodrigo Flores que esta propuesta “puede servir de base para explicar por qué el
conocimiento sociocultural, incluyendo sus teorías y muchas de sus metodologías, han
sido creadas, abandonadas y vueltas a recrear para abordar y explicar la vida en
sociedad” 22.
La crítica de Kuhn 23 dirigida contra el positivismo y el racionalismo puede sintetizarse en
tres ideas clave:
a) Privilegia una metodología descriptiva, antes que una prescriptiva o normativa (como
se comportan los científicos sociales antes que en cómo deben hacerlo).
b) Afirma que la acumulación de conocimiento no tiene un carácter lineal o dialéctico,
sino que se debe cambios de percepción dentro de la comunidad de científicos
respecto a la relevancia o irrelevancia de los mismos 24.
21
GOMÁRIZ, Enrique. La crisis de las ciencias sociales. Un estudio comparado. FLACSO, Costa Rica,
1996, p 22.
22
FLORES GUERRERO, Rodrigo. Alcances para una conceptualización constructivista del concepto de
acción social. En La Cinta de Moebio. Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales. No. 2,
Diciembre de 1987. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales.
23
LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 120-122.
24
De esta manera, Kuhn propone que la ciencia no es un fenómeno aislado de la comunidad científica y
que existe una interrelación entre quienes la producen y su contexto inmediato, aspecto fundamental para
situarse en el conocimiento científico.
12
c) Introduce la posibilidad del análisis de la ciencia natural con los métodos de la
sociología del conocimiento.
Desde el punto de vista de Kuhn, el progreso científico se desarrolla sobre la base de la
sustitución de paradigmas o modelos explicativos, como resultado de controversias entre
tradiciones científicas irreconciliables cuyo efecto son revoluciones científicas a modo de
conversiones individuales. Un paradigma estaría definido como “el conjunto de
realizaciones científicas que durante un tiempo proporcionan modelos y ejemplos de
problemas y soluciones a la comunidad científica” 25.
De esta manera, Kuhn combina tanto elementos teóricos y empíricos, ya que la
comunidad científica crea un paradigma pero está también constituida por él. Sin
embargo, enfatiza el aspecto empírico porque la variable clave es la comunidad de
científicos y no las teorías científicas, porque éstas tendrían un carácter más limitado. Los
miembros de una comunidad científica compartirían más que una teoría, una matriz
disciplinar (generalizaciones simbólicas, modelos particulares, valores y ejemplos)
preestablecida como un marco lógico en uso 26.
De esta manera, las revoluciones en el campo científico no se explicarían solamente por
la lógica y la experimentación, porque el ámbito cognitivo del quehacer científico es más
amplio y más profundo que el limitado a las teorías.
En esta perspectiva existen dos factores externos o no racionales presentes:
a) Psicolosociológicos, asociados a la idiosincrasia, la personalidad o la biografía de los
científicos expresados como declaraciones de fe sobre las bondades/maldades de un
determinado paradigma.
b) Sociológicos, cuando las instituciones no satisfacen las necesidades creadas por ellas
mismas.
La propuesta de Kuhn a recibido numerosas críticas, sobretodo por el carácter ambiguo y
polisémico que este autor le dio a términos como paradigma o revolución científica, y
por las definiciones que de los mismos conceptos emplearon autores posteriores. Sin
embargo, sus planteamientos resultan útiles para una investigación de tesis como la que
se presenta, aunque haciéndoles algunas acotaciones.
En primer lugar, es necesario considerar la noción de paradigma, en el caso de las
ciencias sociales (y a diferencia de las naturales) como un consenso hegemónico relativo
y transitorio, porque en estas siempre existen desacuerdos fundamentales. Así, una crisis
25
KUHN, T.S. La Estructura de las Revoluciones Científicas. Fondo de Cultura Económica, México, 2000,
p 13.
26
LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 122-124.
13
de paradigmas se produciría en una coyuntura en la que, incluso esta hegemonía se
rompe 27.
En segundo lugar, parece adecuado precisar que las revoluciones científicas se reducen a
determinados momentos del quehacer científico y que se restringen a rupturas cognitivas
y sociales que de forma conjunta se producen en la vida científica, y que tienen que ver
con la radical y súbita sustitución de una matriz o tradición de investigación por otra 28.
Es evidente que la presencia de un paradigma predominante en las ciencias sociales
condiciona la percepción que se tiene sobre el conocimiento social, el predominio de
ciertas teorías sociales, el carácter de la investigación que se realiza, las orientaciones de
la comunidad de investigadores sociales, la focalización de determinadas preocupaciones,
etc. En algunos casos y momentos, este predominio puede expresarse a través de la
inhibición para abordar determinados problemas económicos, políticos, sociales o
culturales.
Según Enrique Gomáriz 29 existen por lo menos cinco posibilidades fundamentales para
las causas de la muerte de las teorías sociales:
a) Debido cambios permanentes en la realidad social.
b) Por reacción de la propia realidad social (destrucción de la comunidad científica).
c) Por el contagio de crisis desde otras áreas de conocimiento (filosofía o ideología
política).
d) Debido a su enterramiento bajo alguna moda intelectual.
e) Por la pérdida de su capacidad propositiva o uso ideológico, antes que por sus
capacidades de diagnóstico y de explicación.
De manera que es posible que una teoría que explique la realidad social sea abandonada
no porque en su desarrollo haya sido criticada en algunos de sus elementos o porque haya
dejado de explicarla, sino por un conjunto de factores internos y externos, y sin que ello
sea producto de su sustitución por una teoría mejor, es decir un caso de muerte natural.
27
Kuhn también reconoce la existencia de cambios graduales a través de los cuáles avanza la ciencia
normal y que generalmente van agregando nuevos conocimientos a las teorías ya existentes o a nuevas
teorías emergidas de las anteriores. Los cambios revolucionarios por el contrario, generalmente son
antecedidos por crisis que se revelan en la inadecuación entre teoría y el paradigma que la sustenta,
haciendo necesario una especie de conversión hacia un nuevo paradigma. Véase RIVAS HURTADO, Pilar.
Las revoluciones científicas de Kuhn y la teoría moderna de la evolución. Una analogía más allá de la
casualidad. En Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales La Cinta de Moebio. No. 2,
Diciembre de 1997. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales; y GOMÁRIZ Enrique, op. cit., pp
9-11.
28
LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 506-513.
29
GÓMARIZ, Enrique, op. cit. pp 22-26.
14
De la misma forma, puede ser que el deterioro de una teoría social también puede ser
atribuido a su asociación con la voluntad propositiva con que fue planteada, o
simplemente con su uso político. También es posible, como accidentalmente ha ocurrido
en la historia de la sociología, que una teoría operativa ha parecido desaparecer por un
tiempo, para reaparecer después, bien bajo la misma forma que en el pasado o bien con
leves modificaciones.
En ese sentido, Enrique Gomáriz señala que, a menos que quiera confundirse la
capacidad de diagnóstico con capacidad propositiva o uso ideológico, las teorías sociales
deben evaluarse fundamentalmente por su consistencia explicativa, sin dejar de
considerar que toda teoría afronta una situación de crisis, que parte de un complejo
proceso de desarrollo social.
1.3. Hacia un modelo explicativo sobre el desarrollo de la interpretación social
De acuerdo a los aspectos desarrollados en el apartado anterior es posible construir un
marco de lectura integral para estudiar el desarrollo de las ciencias sociales y
particularmente de la sociología, considerando tanto los eventos científicos internos como
externos 30.
En el primer nivel, se encuentran la realidad social, el científico social dentro de su grupo
social y ambiente institucional, y los paradigmas presentes. En el segundo nivel, los
paradigmas, los que son especificados por diferentes interpretaciones cristalizadas en
teorías y modelos de interpretación social, que reúnen tres elementos:
a) Una orientación de la práctica científica enfocada en ciertas preocupaciones (temas y
problemas).
b) La prevalencia de un proyecto discursivo (concepción del mundo y del conocimiento
social).
c) Un modelo teórico-metodológico.
A su vez, cada modelo teórico-metodológico se compone de:
a) Ciertos debates o diálogos teóricos.
b) Ciertas nociones, concepciones y categorías de análisis.
c) La presencia de ciertas técnicas de análisis y recopilación de la información.
30
Se ha integrado este modelo a partir de GONZÁLEZ OQUENDO, Luis J., op. cit. y de AGUIRRE
ROJAS, Carlos Antonio. Convergencias y divergencias entre los Annales de 1929 a 1968; y El marxismo.
Ensayo de balance global. En Construir la historia: entre Materialismo Histórico y Annales. Universidad de
San Carlos de Guatemala, Guatemala, 1993, pp 117-152.
15
De esa forma, se parte del supuesto de que la dinámica del conocimiento social está
limitada dentro de ciertos paradigmas presentes en determinados momentos, por lo que el
análisis debe concentrarse en la forma cómo se estructura la discusión sobre lo social a
partir de dichos paradigmas, analizando la manera en que las prácticas científicas se
organizan en el tiempo. Ver el Esquema 1 y el Glosario de términos en los Apéndices.
1.4. El método, la metodología y las técnicas empleadas
Una vez especificados en la parte introductoria la hipótesis fundamental y los objetivos
planteados, y dadas las características del objeto de estudio propuesto y el tipo de
investigación de tesis desarrollada, a continuación se detallan aspectos relacionados con
el método, la metodología y las técnicas empleadas en su desarrollo.
El método de análisis de la información se fundamentó especialmente en el análisis de
contenido de los materiales documentales seleccionados con el propósito de argumentar
la hipótesis planteada.
Previamente, se construyó un modelo, estableciendo las unidades de análisis que
permitieron estudiar tales documentos. A partir de diferentes argumentos, nociones,
conclusiones o ejemplos desarrollados por los autores y contenidos en los textos
estudiados (párrafos, frases, vocablos, referencias, notas o citas) se estudiaron formas de
tratamiento, puntos de vista o tomas de posición, con el objeto de llegar a ciertas
conclusiones, en la dirección de ilustrar y argumentar las proposiciones planteadas
previamente. Ver el Esquema 2 en los Apéndices.
La selección de la muestra de documentos analizados se fundamentó en los siguientes
criterios:
a) Publicados exclusivamente por autores nacionales cuya filiación profesional explícita
fueran sociólogos.
b) Los más conocidos, referidos y citados en los marcos teóricos de investigaciones,
informes y tesis publicados.
c) Los de mayor contenido teórico.
d) Los publicados en cierta temporalidad, de acuerdo a parámetros previamente
definidos en la hipótesis y objetivos.
Con respecto de este último aspecto, es necesario precisar que los criterios de selección
de los textos analizados estuvieron definidos analíticamente de acuerdo al tiempo en que
fueron publicados esperando que evidenciaran:
16
a) Los rasgos fundamentales de la interpretación social de la década del setenta (t1) 31
b) La discusión teórica de principios de los años ochenta (t2) 32.
c) El viraje teórico que se produce a principios de los ochenta (t3) 33.
d) La agenda teórica e investigativa de finales de los ochenta y principios del noventa
(t4) 34.
e) El aspecto teórico-conceptual más importante dentro del modelo de interpretación
social emergente(t5) 35.
f) El desarrollo los primeros balances sobre el proceso de transición democrática (t6) 36.
En el Esquema 3 que aparece en los Apéndices se encuentra una muestra del análisis
documental desarrollado en los textos seleccionados.
31
TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina en Benítez
Zenteno, Raúl et. al. “Clases sociales y crisis política. Siglo XXI, México, 1977, pp 13-70. Aparece
también en Crisis de poder en Centroamérica. EDUCA, Costa Rica, 1989, 251 p.
32
TORRES-RIVAS, Edelberto. La democracia posible; Escenarios, sujetos, desenlaces. Reflexiones sobre
la crisis centroamericana; y Centroamérica: guerra, transición y democracia. En Centroamérica: la
democracia posible. EDUCA-FLACSO, Costa Rica, 1987, pp 53-74; 113-136; y 139-176.
33
TORRES-RIVAS, Edelberto. Democracias de baja intensidad y La transición autoritaria hacia la
democracia. Cuaderno de Ciencias Sociales No. 36. FLACSO, Costa Rica, 1990, pp 23-51 y 53-75.
34
POITEVIN, René. Los problemas de la democracia. pp 11-45. En AGUILERA PERALTA, Gabriel et.
al. Los problemas de la democracia. FLACSO. Guatemala, 1992, 142 p.
35
GÁLVEZ BORRELL, Víctor. Gobernabilidad e intermediación política: las exigencias de la democracia
en Guatemala. FLACSO-Guatemala, 1994, p57-75. En POITEVIN, René/Comp. Gobernabilidad y
democracia en Centro América. 77 p.
36
TORRES-RIVAS, Edelberto. Los desafíos del desarrollo democrático en Guatemala. Anuario de
Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 1996, p 7-40.
17
II. LA SOCIOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA Y GUATEMALA HASTA LA
DÉCADA DEL SETENTA DEL SIGLO XX
En este capítulo se presentan algunos de los rasgos del desarrollo de la Sociología en
América Latina y en Guatemala hasta la década del setenta del siglo XX, enfatizando en
su desarrollo institucional y en los modelos teóricos que predominaron.
2.1. El desarrollo de la sociología en América Latina hasta la década del setenta
Las ciencias sociales y particularmente la sociología se desarrollan en América Latina de
forma tardía con relación a la experiencia euronorteamericana. Mientras que la
denominada ciencia de los fenómenos sociales se consolidaba plenamente en Europa a lo
largo del siglo XIX, en América Latina sólo en la segunda mitad de dicho siglo puede
hablarse de una fase de pioneros, con alguna pretensión científica.
En esas circunstancias, su desarrollo estuvo condicionado por la dependencia y el atraso
permanente a nivel epistemológico, teórico y metodológico, porque no inicia sobre la
base de un conjunto de teorías autóctonas, sino más bien se desarrolla como corrientes
seguidoras de las tradiciones, teorías y autores europeos primero, y norteamericanos
después. Mientras que por un lado su desarrollo y expansión fue rápido porque principia
con herramientas heurísticas ya desarrolladas, por el otro, su orientación autocentrada
fue limitada porque tuvo que quemar etapas respecto a los desarrollos que tomó de
referencia.
Como resultado, la sociología latinoamericana estuvo matizada desde su inicio por sus
limitaciones teóricas y por su sincretismo metodológico debido a ese entrecruzamiento
cultural. A esto, posteriormente se sumaría su débil autonomía institucional, resultado de
su temprana dependencia del Estado, de los organismos internacionales y de los fondos
de cooperación para el desarrollo, que condicionaron su orientación. Las elaboraciones
teóricas fueron frecuentemente de autores particulares.
Con respecto a este tema, existe consenso entre los autores que lo han estudiado, al
señalar que en este proceso pueden identificarse etapas claramente definidas y que cada
una surge como continuidad o crítica a la anterior.
Si bien las denominaciones pueden tener alguna variación según el autor, en general se
identifican tres etapas: la primera época y la más prolongada es la denominada sociología
de los pensadores sociales, que se proyecta hasta finales del siglo XIX. La segunda, la
sociología científica, que se establece en las universidades al finalizar la Segunda Guerra
Mundial. Finalmente la tercera, la sociología de la dependencia que nace a finales de la
década del sesenta y que declina a finales de la década del setenta 37.
37
WERZ, Nikolaus. Acerca del desarrollo de la Sociología y de la Ciencia Política en América Latina.
Nueva Sociedad, p 107.
18
En cada una de estas etapas, la interpretación social regional estuvo matizada por la
influencia de ciertas escuelas, la presencia de ciertos temas y debates, así como por el
ejercicio de ciertos estilos de investigación social.
Luis González Oquendo 38, afirma que en general y con algunas excepciones, las
corrientes dominantes en las ciencias sociales en América Latina, hasta mediados de los
setenta, se habrían asentado en el paradigma tradicional-moderno. Desde esta
perspectiva, aunque éstas se hayan diferenciado en sus estrategias analíticas y propuestas,
compartieron una misma base epistemológica positivista, así como la idea de promoción
controlada del cambio social hacia sociedades modernas como práctica científica,
fundamentada en una racionalidad modernizante. A continuación se describen algunos
rasgos generales de cada una de las etapas señaladas.
En América Latina, según se afirmaba, sólo hasta la segunda mitad del siglo XIX puede
encontrarse una fase de pioneros y esto en los países que experimentaron procesos de
industrialización en el último cuarto de este siglo, como Argentina, Brasil o México 39.
Estos pioneros eran un segmento de un universo más amplio constituido por los llamados
pensadores sociales (juristas, historiadores, literatos). Se trataba de un grupo sincrético
desde el punto de vista teórico, en el que bajo la línea general del positivismo se
manifestaba un cientificismo de diferentes escuelas organicista-darwinista, sicologista y
analítico-empírica, propio del clima mundial de la época, cuya producción fundamental
era el ensayo, la mayoría de veces interpretaciones sociales y culturales globales de las
sociedades sudamericanas y centroamericanas 40.
Sin embargo, estas lecturas de la realidad latinoamericana no fueron necesariamente
copias del positivismo europeo. Puede observarse en estos autores dos grandes grupos,
que giraban en torno a su toma de posición respecto a lo extranjero con relación a su idea
de América Latina, identificándose los europeizantes y los hispanoamericanos 41.
Según Luis González Oquendo 42 el positivismo fue el primer enfoque claramente
sistematizado en la región como guía para leer la realidad, para la acción política y para
la organización social.
Sus características más fundamentales eran:
a) Una visión empirico-positivista del mundo.
b) Concepción evolutiva lineal para la humanidad desde, lo tradicional a lo moderno.
c) Visión eurocéntrica cuyo referente es la civilización occidental.
38
GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit.
GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 35.
40
Ibid, p 35.
41
WERZ, Nikolauz, op. cit., p 109.
42
OQUENDO GONZÁLEZ, Luis, op. cit. p 25.
39
19
d) Concepción reformista que asume que basta con eliminar los obstáculos que impiden
la transición a la modernidad.
e) Concepción teórica abstracta, en la que todos sus referentes y componentes teóricos
son vacíos de contenido social.
La influencia del positivismo, que se expande rápidamente por el continente, supuso la
inclusión en las ciencias sociales de la región del paradigma tradicional/moderno,
expresado primero mediante la dualidad civilización/barbarie, y luego como
ciudad/modernidad y campo/tradición.
A finales del siglo XIX se manifiesta un proceso embrionario de institucionalización de
las ciencias sociales en la región. Se establecieron en algunos países cátedras de
sociología, pero no se hizo investigación. En este momento aunque se mantiene un rasgo
sincrético de la etapa anterior, con influencia de la sociología europea, siendo la novedad
la introducción de M. Weber.
La sociología científica o de cátedra está asociada al proceso de institucionalización plena
de la sociología como materia universitaria, lo que ocurre durante los primeros cincuenta
años del siglo XX, cuando aparece como materia de diversas carreras y facultades
particularmente en las de Filosofía o de Ciencias Jurídicas.
Esta etapa estuvo marcada por la difusión de autores extranjeros de los Estados Unidos y
por la influencia de científicos sociales europeos exiliados. Se crearon también
instituciones de investigación social como el Colegio de México (1940) o la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO- (1957) e inició la publicación de
revistas especializadas como la Revista Mexicana de Sociología y la traducción al
español de textos de teóricos clásicos por editoriales como el Fondo de Cultura
Económica 43.
En este momento se manifiesta una reacción a las orientaciones filosóficas de la etapa
anterior, en la búsqueda establecer una sociología latinoamericana en el sentido
contemporáneo, sintetizar los conocimientos existentes para pensar la región y
profundizar en una búsqueda epistemológica de sí misma. En esa dirección se observa un
desplazamiento de la sociología hacia el empirismo y particularmente hacia el estructural
funcionalismo neopositivista. La sociología científica se vincularía estrechamente con las
teorías de la modernización en boga en la época.
Sin duda, determinaron esa orientación el auge de la concepción modernizante del
momento, resultado de la inestabilidad que se produce en la región, cuando el acelerado
proceso de industrialización en algunos países encuentra oposición con el problema no
resuelto de la constitución de las sociedades nacionales, y que coincide con la Revolución
Rusa (1917), la crisis económica (1929) o las guerras mundiales.
43
WERZ, Nikolauz, op. cit., pp 110-111.
20
En este acento marcadamente desarrollista contribuyó la fundación de organismos
internacionales como la Comisión Económica para América Latina –CEPAL- (1948),
cuyas proposiciones van adquiriendo progresivamente una visión de lo económico en
relación con las estructuras sociales. La propuesta cepalina asumía que el cambio social y
el desarrollo serían posibles mediante un proceso de promoción estatal que debería
minimizar los efectos inhibidores del crecimiento económico resultado de la inserción
desigual de la región en la economía internacional.
De esta manera, la oposición civilización/barbarie se reconceptualiza como
centro/periferia, y se explica como el resultado del desarrollo desigual entre los estados
industriales y los países exportadores de materia prima. Para superar esta situación era
fundamental el papel activo del Estado por medio de un programa de desarrollo
programado.
A partir del paradigma tradicional/moderno, el cambio social hacia la modernidad se
constituyó en el principal foco de preocupación y en el área temática fundamental. La
tesis de la modernización y después la del desarrollo recogieron las herramientas
heurísticas de la teoría social imperante en Norteamérica, aunque esta vez más
preocupada por el cambio social.
La profesionalización de las ciencias sociales se aceleró en los años treinta, como
respuesta a la necesidad de personal especializado con la capacidad de controlar científica
y racionalmente los procesos de cambio social, particularmente las políticas de desarrollo
implementadas por los Estados de la época. En sus primeros trabajos se percibía un
estado de ánimo optimista que afirmaba que América Latina se encontraba en el paso de
una sociedad agraria y tradicional, a otra industrial, moderna y dinámica. En ese sentido,
la tarea del investigador sería, mediante investigaciones empíricas, interpretar los
momentos inhibitorios y dinamizantes, a fin de acelerar de ese modo el proceso de
modernización que ya se estaba llevando a cabo 44.
Con el tiempo el reduccionismo económico del enfoque cepalino fue cediendo ante
propuestas de análisis que afirmaban que el desarrollo no era posible si se obviaba la
estructura social. Se comenzó a argumentar que el modelo de sustitución de
importaciones promovido por esta entidad tenía que ir acompañado de otros procesos,
como la reforma agraria, la redistribución del ingreso o la planificación de objetivos por
el Estado. A pesar de que dentro del enfoque de la CEPAL a finales de la década del
sesenta surgieron reflexiones de carácter sociopolítico, no pudo escapar a las críticas que
venían gestándose dentro de las ciencias sociales en la región.
De esa manera se reformula la tesis cepalina para las economías periféricas,
argumentándose que el desarrollo desigual de los países estaba relacionado con la
naturaleza del sistema social interno y externo, articulado históricamente en las relaciones
políticas y económicas.
44
WERZ, Nikolauz, op. cit., p 112.
21
Como resultado, se configura la idea de la oposición centro/periferia, que más adelante se
llamó dependencia, y que se constituyó como una propuesta de interpretación histórica y
social, elaborada y defendida por un importante grupo de científicos sociales en la década
del setenta, y que se denominó sociología de la dependencia. La tesis dependentista
planteada como teoría social alcanzaría un consenso amplio desde distintas posiciones
políticas, entre el centro y la extrema izquierda 45.
Es preciso destacar dos fenómenos de este momento. El primero fue la penetración del
estructural-funcionalismo norteamericano con énfasis antropológico, conocido como
cultural funcionalismo, el que se insertó en las ciencias sociales de la región una vez
profesionalizadas.
Según Luis González Oquendo 46 este modelo de interpretación tenía una orientación
claramente empirista, centrado fundamentalmente en la investigación de campo y en la
comprobación de proposiciones asociadas al desarrollo de técnicas y solución de
problemas reducidos y segmentados, sin ocuparse de la sociedad como un todo, así como
por un marcado desprecio hacia la reflexión epistemológica.
El segundo, fue la penetración y difusión desde la década de los sesenta de las teorías
socialistas y marxistas, como resultado de la experiencia cubana, lo que produjo un viraje
importante en la dirección de las ciencias sociales de la región, porque permitió una
nueva jerarquización de temáticas que puso en boga temas ligados a la vida política de la
sociedad como el poder, la lucha contra el imperialismo o la inviabilidad del Estado
populista.
Desde la perspectiva marxista, se desarrolló una fuerte crítica contra el dualismo
estructural de los enfoques de la sociología de la modernización y de la corriente
cepalina, a las que reprochó principalmente el hecho de no haber reconocido el carácter
histórico-cultural del desarrollo de la región y las condiciones externas del mismo. De esa
misma forma, se pronunció en contra de la influencia de las nuevas corrientes
antropológicas norteamericanas mencionadas.
De tal cuenta, dentro de la sociología de la dependencia se identificaron por lo menos dos
grupos: un ala marxista revolucionaria y un ala nacionalista reformista. Ambas tenían
concepciones e interpretaciones diferentes del problema de la dependencia, llegando a
conformar como un todo un bloque teórico bastante heterogéneo, que mezclaba la teoría
leninista del imperialismo, conceptos marxistas aislados y un objetivo totalizante 47.
En su ala marxista llegó a conformar más que una propuesta analítica, un programa
político revolucionario para la izquierda, que hizo posible la convergencia entre el
45
Existe una vieja polémica acerca de sí es pertinente calificar a la dependencia como una teoría social o
simplemente como una noción.
46
GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit., p 36.
47
WERZ, Nikolaus, op. cit., p 122.
22
dependentismo como alegato a favor de la nación, con el marxismo como denuncia
antiimperialista 48.
En muchas de las críticas posteriores a la sociología de la dependencia se argumentó sus
escasos resultados científicos, en detrimento de su compromiso político, debate que se
desarrolló incluso en su propio seno. Se criticó además, su acento economicista, la
sobredimensión del carácter de la dependencia externa y la ausencia de análisis e
interpretaciones concretos en esta perspectiva.
Haciendo un balance de las ciencias sociales y de la sociología hasta la década del
setenta, Enrique Gomáriz 49 señala que evidencian:
Primero, importantes limitaciones, principalmente en lo que se refiere a la articulación
entre los planos teóricos y empíricos. La ausencia de una base cuantitativa no fue resuelta
por el positivismo desarrollista, por su parte la sociología de la dependencia dirigió su
crítica fundamentalmente a cuestiones interpretativas, de neutralidad valorativa y de
lógica metodológica, por lo que no fue frecuente encontrar teorías bien apoyadas por
correctas lecturas empíricas.
Segundo, una obsesión por la temática del desarrollo socioeconómico y por el cambio
social, matizada por un reduccionismo estructural, que desdibujaba la acción social de los
actores sociales, y desvalorizaba los aspectos políticos, culturales y sectoriales.
Tercero, una tendencia a pasar rápidamente del diagnóstico a la construcción de
estrategias posibles para ofertarlas a los actores sociales o a la discusión de la acción
política, afectando su autonomía como disciplinas cognoscitivas. Esto se explicaría por la
natural incontinencia de los científicos sociales de la región a considerarse como
hombres políticos y la dificultad de organizaciones políticas y organismos públicos de
generar sus propios intelectuales orgánicos.
Finalmente, en cuarto lugar, una difícil y lenta formación de la comunidad científica, en
la que las ocasiones para discutir y discernir en el ámbito académico fue muy escaso.
2.2. El desarrollo de la sociología en Guatemala hasta la década del setenta
El desarrollo de las ciencias sociales en el caso guatemalteco hasta la década del setenta,
guarda correspondencia con el desarrollo de las mismas en América Latina, aunque con
algunas especificidades derivadas de su particular desenvolvimiento histórico.
Es importante señalar el evidente retraso en el proceso de institucionalización
universitaria de las ciencias sociales y la sociología. A mediados del siglo XX, la
producción científico social aún se encontraba en un proceso incipiente. Un caso
excepcional será la Antropología, como se verá.
48
TORRES RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales. FLACSO, Guatemala, 2001,
p 7.
49
GOMARIZ, Enrique, op. cit., pp 39-48.
23
Las características del desarrollo social guatemalteco fueron poco propicias para el
desenvolvimiento de las ciencias sociales a todo lo largo del siglo XIX y hasta la mitad
del siglo XX, en la que se sucedieron gobiernos conservadores y liberales, que
encabezaron un Estado dictatorial intolerante.
Alrededor de este tema, existe consenso entre los autores al afirmar que es posible
identificar en este caso, tres etapas claramente especificadas: el positivismo, el
estructural-funcionalismo en su versión culturalista y el marxismo.
El positivismo y el darwinismo social fueron difundidos en la sociedad guatemalteca por
el grupo de intelectuales que dio sustento ideológico a los gobiernos liberales que
ejercieron en el poder a partir de Revolución Liberal (1871).
Este proceso significó cambios sustanciales en la sociedad guatemalteca, entre otros la
separación entre el Estado y la Iglesia, la introducción de la educación laica y la
introducción de ideas democráticas con relación a la etapa anterior. Sin embargo, el
discurso liberal fue siempre contradictorio con el carácter oligárquico y dictatorial con
que los gobiernos liberales ejercieron el poder.
En este caso, se trataba de formas embrionarias de pensamiento social marcadamente
influenciadas por las ideas de A. Comte y de H. Spencer. Se trata fundamentalmente de
crónicas historiográficas con un fuerte acento literario, cuyo objeto de interés fue la
cultura nacional entendida en sentido amplio.
Su principal reflexión radicaba en el desarrollo del país, visto desde la oposición
civilización/barbarie, de allí que dentro de sus preocupaciones principales estuviera el
atraso de la masa indígena y consustancialmente la inmigración extranjera; el carácter de
la educación, la que según esta óptica debía ser laica y empírico-práctica; y su postura
cientificista antifilosófica 50.
El positivismo tuvo marcada influencia en los ámbitos universitarios, pero sobre todo en
la interpretación historiográfica caracterizada por el marcado acento simplista y lineal
con que concibió y desarrolló la historia oficial que apareció en los textos educativos.
En ese sentido, se ha criticado el hecho de que la interpretación positivista de algunos de
hechos históricos deliberadamente no se ajustó a la verdad y que fueron fines ideológicos
de autolegitimación los que llevaron a los liberales a interesarse particularmente por
escribir la historia del país de forma más o menos sistemática 51.
Es preciso enfocar la atención en dos fenómenos de principios del siglo XX, que
especificaron el ulterior desarrollo de las ciencias sociales y que dieron origen a dos
50
MEDINA CIFUENTES, José Roberto. Los modelos sociológicos en la interpretación histórica de
Guatemala. Tesis de Sociología. Universidad de San Carlos de Guatemala, Escuela de Ciencia Política.
Guatemala, 1996, p 5.
51
PINTO SORIA, Julio. Guatemala: de la historiografía tradicional a la historiografía moderna. Revista
Política y Sociedad No. 25-28, Escuela de Ciencia Política, Universidad de San Carlos, Escuela de Ciencia
Política, 1991, pp 159-186.
24
corrientes de interpretación, que incluso llegaron a confrontarse, en los principales
debates teóricos de los años sesenta y setenta: el cultural-funcionalismo y el marxismo.
Un hecho excepcional en el desarrollo de las ciencias sociales guatemaltecas lo
constituye el trabajo de interpretación antropológica de factura norteamericana que se
proyecta desde la década del treinta del siglo XX y que tenía antecedentes en la colonia y
en el siglo XIX.
Con la fundación del Instituto Indigenista Nacional (1944) y el Seminario de Integración
Social de Guatemala (1955) se institucionaliza y desarrolla considerablemente la
investigación antropológica en la perspectiva cultural-funcionalista 52.
Estas instituciones fueron creadas en el marco de los procesos de modernización de la
época, que planteaban fundamentalmente la necesidad de la integración nacional para
alcanzar el desarrollo, en este caso mediante la integración social de los indígenas al
mundo ladino.
El principal planteamiento del culturalismo fue la concepción dual de la sociedad
guatemalteca, escindida en dos mundos distintos con una dinámica diferente, el de los
ladinos y el de los indígenas. La sociedad indígena es concebida como una sociedad
tradicional, compuesta por comunidades delimitadas por el municipio y aunque fueron
constituidas como unidad, con su propia historia, lengua y cultura, estarían atravesando a
través del contacto cultural por un proceso aculturación que paulatinamente las ha ido
transformando y asemejando a la sociedad ladina 53.
Se trataba del efecto de un proceso de movilidad social horizontal, directamente
relacionado con el movimiento geográfico del individuo y la posterior transculturación
inducida a niveles de grupo. Como catalizadores del mismo se consideraban factores no
culturales, como los cambios ambientales y demográficos; y culturales, como los
económicos, políticos, religiosos y las acciones gubernamentales.
Aunque en su momento, esta escuela de interpretación fue conocida y criticada como
adamcismo en honor a uno de sus fundadores, en el terreno teórico-metodológico estos
autores tuvieron marcadas diferencias y filiaciones intelectuales, dentro de las que se
encuentra el evolucionismo, el historicismo y el funcionalismo, aunque su punto de
encuentro fuera algo más amplio, que fue denominado culturalismo 54.
Las principales críticas al cultural funcionalismo desde el lado marxista se orientaron al
hecho de que dicha corriente de interpretación haya sobrestimado la importancia de las
diferencias culturales sobre la diferenciación de clases y que en realidad, con algunas
excepciones no formara discípulos que proyectaran esa escuela de interpretación social.
52
Seminario de Integración Social Guatemalteca. Vol. 1. Guatemala, 1956, p 7. Además de realizar algunos
eventos académicos, esta institución tradujo y publicó diversos estudios editados en idiomas extranjeros
sobre cuestiones sociales y culturales del país.
53
MEDINA CIFUENTES, José, op. cit., p 19.
54
Ibid., p 14.
25
Al parecer, tales planteamientos y apreciaciones fueron cambiando, sobretodo cuando en
la década de los ochenta las comunidades donde habían desarrollado sus estudios estos
antropólogos se vieron presa de la violencia política y de la crisis económica, que se
expandieron en el ámbito nacional 55.
Por otra parte, y en el contexto de las primeras décadas del siglo XX aparecen una serie
de trabajos, algunos de orden estrictamente literario, que plantearon el tema del Estado
oligárquico, el autoritarismo, el terror y la miseria social; y otros de carácter marxista
producidos por intelectuales nacionales y extranjeros marxistas o simpatizantes del
marxismo que estaban o regresaban del exilio.
Carlos Figueroa Ibarra señala que a partir de la Revolución de Octubre (1944) se
propiciaron ciertas condiciones que permitieron el regreso de una buena parte de
exiliados guatemaltecos y el arribo de intelectuales extranjeros, lo que creó un ambiente
de desarrollo intelectual para una nueva generación de intelectuales 56.
Esto explica el hecho de que durante el período revolucionario se hiciera alusión al
resurgimiento del marxismo en Guatemala, sobretodo luego de la fundación del Partido
Comunista de Guatemala (1949), la creación de escuelas de formación política y la
difusión de publicaciones marxistas, que se difundieron profusamente sobretodo en el
ámbito académico universitario.
Con la Contrarrevolución (1954) se interrumpe la línea de desarrollo del marxismo
guatemalteco, debido fundamentalmente a la represión política derivada de la guerra fría,
lo que significó que los trabajos marxistas fueran desarrollados a partir de ese entonces en
el exilio o en la clandestinidad.
En esta etapa de desarrollo de las ciencias sociales guatemaltecas, mientras la vertiente de
la antropología culturalista siguió su desarrollo, el marxismo se trasladó a la
clandestinidad, o salió al exterior del país, y aunque se constituyó en expresión ideológica
de un movimiento político, su influencia en el terreno de la academia fue limitado 57.
Uno de los debates más significativos dentro del marxismo guatemalteco fue el carácter
de la Revolución de Octubre (1944-1954). Se discutió si tal experiencia podía calificarse
como un proceso de reforma o de revolución, en el sentido marxista del término y cuáles
habían sido los errores de concepción y conducción en el seno del gobierno. En esta
perspectiva, se trataba de valorar este hecho histórico con relación al carácter del
programa que el sujeto revolucionario debería enarbolar para aglutinar a grandes
sectores de la población en pro de la revolución 58.
55
CARMACK, Robert M. Guatemala: cosecha de violencias. FLACSO, Costa Rica, 1991, p 17.
FIGUEROA IBARRA, Carlos. Ciencias sociales y sociedad en Guatemala. En Revista de la Asociación
de Estudiantes Universitarios de Guatemala (AEU), Universidad de San Carlos, Año 1, Número 1, eneromarzo, 1988, Guatemala, p 15.
57
Ibid., p 22.
58
Ibid., p 18.
56
26
A principios de los años sesenta se acelera el proceso de institucionalización de las
ciencias sociales, como cátedras específicas en algunas facultades de la Universidad de
San Carlos de Guatemala, contituyéndose un ámbito propicio para su desarrollo.
Como resultado, cabe destacar la conformación un núcleo de desarrollo científico-social
en las facultades de Ciencias Económicas y de Ciencias Jurídicas y Sociales, que
desarrollaron trabajos de interpretación social. Como grupo compartían su simpatía por la
Revolución de Octubre y combinaban posturas keynesianas, marxistas, socialdemócratas,
entre otras.
Es considerable la producción que se desarrolla alrededor del Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales –IIES- (1959) desde la perspectiva socioeconómica, cuyos
órganos de divulgación fueron la revista y el boletín Economía. En esta revista se
abordaron desde 1962 temas como el desarrollo del capitalismo, el desarrollo agrícola e
industrial, la crisis económica, las políticas económicas de los gobiernos, el imperialismo,
la soberanía política, el subdesarrollo, la dependencia, etc. 59
Mientras tanto, en 1968 se iniciarían los primeros cursos de Ciencia Política tanto en la
Universidad de San Carlos (el embrión de lo que fue posteriormente la Escuela de
Ciencia Política) como en la Universidad Rafael Landívar, donde se fundó el Instituto de
Ciencias Político-Sociales (1970) 60.
Otro debate de importancia dentro de las ciencias sociales guatemaltecas se desarrolló a
principios de los años setenta alrededor de la naturaleza étnico-nacional y de las clases
sociales, en el entorno de la universidad estatal, con la publicación de dos textos que
cuestionaban ampliamente la historia oficial guatemalteca.
El primero de estos textos 61 se inscribía en sociología de la dependencia. Se trataba de un
análisis de la sociedad colonial con relación al desenvolvimiento social guatemalteco de
principios de los años setenta. La afirmación principal del trabajo era que el ladino y el
indígena eran las dos clases fundamentales de la sociedad guatemalteca, y que el ladino a
través de su ideología indigenista explotaba al indígena. Por tanto, en la lucha de clases el
indígena era un factor fundamental para la destrucción del orden establecido, en alianza
con el ladino consciente y revolucionario.
Dicho texto suscitó una amplia discusión, sobretodo en los ambientes intelectuales de la
izquierda universitaria, al considerarlo una crítica a la izquierda ortodoxa y colonizada,
aunque también fue calificada por otro sector como divisionista y peligrosa. Según sus
autores, este texto representaba una reacción a la vertiente culturalista que había
sobrestimado lo cultural, por encima de las contradicciones sociales y también contra las
interpretaciones marxistas que habían subestimado la cuestión étnica, al considerarla
59
Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales –IIES-. Catálogo de publicaciones de la Revista
Economía 1962-1998. Universidad de San Carlos de Guatemala, 57 p.
60
THESING, Josef. La introducción de la Ciencia Política en Guatemala. Política y Sociedad No. 40,
Universidad de San Carlos de Guatemala, Escuela de Ciencia Política, 2002, pp 108-117.
61
GUZMÁN BÖCKLER, Carlos y HERBERT, Jean Loup. Guatemala: una interpretación histórico-social.
Siglo XXI, México, 1972, 205 p.
27
irrelevante y confundirla con la cuestión campesina, a la hora de destacar la lucha de
clases.
Casi al mismo tiempo, se publicaría dentro del mismo debate el segundo texto62 que
también desarrollaba una explicación histórica a la cuestión étnica, mediante el análisis
del indígena en la colonia. Según el autor, el indio sería un producto cultural colonial que
sobrevive y se expande a todas las clases sociales que conforman la sociedad y que no
puede identificarse con una clase social particular, como en términos sustanciales se pudo
haber hecho en el período colonial.
Ambos textos son el reflejo de un acalorado debate dentro de las ciencias sociales
marxistas de la región de la década del setenta, cuyo núcleo giraba en torno a la discusión
sobre los modos de producción coloniales 63.
En el caso guatemalteco ambos trabajos llamaron la atención sobre el tratamiento étnico
con relación a lo social y económico; y respecto al sujeto revolucionario, el que hasta
entonces había sido concebido como fundamentalmente proletario y urbano 64.
De esta cuenta, en estos años el proceso de construcción de las ciencias sociales aparece
dentro de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en un complejo debate alrededor
de la naturaleza étnico-nacional y de las clases sociales. Carlos Figueroa Ibarra 65 al
referirse a ese momento señala que debido al escaso desarrollo de las ciencias sociales en
el país, los pioneros de la sociología estaban empleando diversas clasificaciones sociales
que se presentaban como esfuerzos individuales y no como resultado teórico de un
trabajo de equipo.
A lo largo de la década del setenta se producen otros desarrollos en las ciencias sociales
guatemaltecas, entre los que destacan la publicación de revistas especializadas como
Alero o Ciencias Sociales, y el desarrollo de cursos de Sociología de Guatemala en
diversas facultades de la Universidad de San Carlos, en donde se difunde el materialismo
histórico.
En ese sentido, un paso significativo fue la creación de las escuelas de Ciencia Política
(adscrita a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales) e Historia dentro de la
Universidad de San Carlos. De igual forma, la creación en 1976 del Instituto de
Investigaciones Políticas y Sociales –IIPS-, el Centro de Estudios Urbanos y Regionales
62
MARTÍNEZ PELÁEZ, Severo. La patria del criollo. Ensayo de interpretación de la realidad colonial
guatemalteca. Fondo de Cultura Económica, México, 1998, 543 p.
63
S. CARDOSO, Ciro Flamarion. Los modos de producción coloniales: Estado de la cuestión y perspectiva
teórica. Revista Estudios Sociales Centroamericanos. Costa Rica. Enero-abril. 1975, pp 87-105.
64
FLORES ALVARADO, Humberto. El Adamcismo y la sociedad guatemalteca. Piedra Santa, Guatemala,
1973, 399 p; las revistas Economía 41-42; y Alero 1 y 3.
65
FIGUEROA IBARRA, Carlos. El proletariado rural en el agro guatemalteco. Editorial Universitaria de
Guatemala, Guatemala, 1980, p 21-22.
28
–CEUR- y el Centro de Estudios Folklóricos –CEFOL-. En 1979 se creaba la carrera de
sociología dentro de la Escuela de Ciencia Política 66.
En estos años aparecieron numerosos estudios desarrollados en la línea marxista, que
abordaron temas como la conformación del Mercado Común Centroamericano, el
desarrollo del capitalismo en el agro, el proceso de industrialización, y el desarrollo del
movimiento obrero y el sindicalismo.
Estos estudios aparecieron en el marco de la constitución del Mercado Común
Centroamericano, la expansión de la industria y el desarrollo de la clase obrera industrial.
A raíz de este proceso, la inversión extranjera, antes concentrada en los ferrocarriles, el
banano y la electricidad, se traslada a la industria y al comercio, y con ello se incrementó
la base obrero industrial, antes concentrada en las capas medias urbanas.
Algunos de estos temas fueron publicados en artículos en las revistas Política y Sociedad
del Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales –IIPS- y Economía del Instituto de
Investigaciones Económicas y Sociales –IIES-.
En general, en estos trabajos se afirmaba que:
a) La contrarrevolución (1954) no podía considerarse como un fenómeno que tuvo
consecuencias negativas o de estancamiento en cuanto al proceso de desarrollo
capitalista en general.
b) El cuadro de las clases sociales revelaba que el proletariado industrial en sentido
estricto era una minoría en relación a otras formas de subsunción real del trabajo por
el capital, como el proletariado agrícola o el semiproletario (extensa masa de
trabajadores que se confunde con el campesino pobre y medio).
c) El proceso de descomposición de la economía, aunado al lento y dificultoso proceso
de industrialización y la crisis económica estaba aumentando la masa de
desempleados y subempleados, una superpoblación que se expandía sobre las
ciudades y que se aglutinaba informalmente en el subproletariado y el lumpen y d.
que la presencia de las capas medias (trabajadores, intelectuales, oficinistas, maestros,
estudiantes) en la estructura social y en las luchas populares no era despreciable en
relación al incremento de la participación obrera.
A finales de la década del setenta en medio de la crisis económica, el nivel de
confrontación armada y la represión política se incrementó en el país. Las experiencias de
Nicaragua y El Salvador propiciaron un clima favorable para los movimientos de
izquierda armados que buscaban cambiar a un Estado que progresivamente había
incrementado su carácter represivo.
66
CAZALI ÁVILA, Augusto. Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala: Epoca Republicana.
(1821-1994). Editorial Universitaria, Guatemala, 2001, p 423.
29
Este fenómeno se desarrolla al mismo tiempo que se observa a nivel mundial un proceso
de derechización, cuya expresión más significativa fueron los gobiernos conservadores
que se establecieron en la década de los ochenta, fundamentalmente en Estados Unidos e
Inglaterra.
En ese clima, se afirmaba que las orientaciones de las ciencias sociales centroamericanas
en aquella época paulatinamente fueron evidenciando una actitud revolucionaria o anti
imperialista en donde el problema de la democracia era tratado como el problema de la
democracia revolucionaria y que los científicos sociales estaban comprometidos en estos
procesos, vinculados en los programas de diversos partidos y movimientos 67.
En esos años el IIPS publica artículos relacionados con la represión política, las luchas
políticas y sociales, los partidos políticos, al mismo tiempo que diversos documentos
relacionados con la situación política del país y con el triunfo de la revolución Sandinista,
algunos de estos artículos aparecerían publicados a nivel centroamericano 68.
Un balance de las ciencias sociales y de la sociología en Guatemala hasta la década del
setenta parece revelar cierta coherencia con el desarrollo que exhibe América Latina:
a) El positivismo, el cultural-funcionalismo y el marxismo estuvieron asentados en el
paradigma tradicional-moderno.
b) Estuvieron influenciadas por la antropología norteamericana y la economía política
marxista.
c) Se observa su institucionalización plena influenciada por el marxismo, pero
contradictoriamente en un ambiente político y económico cada vez más desfavorable
para su desarrollo.
d) Se percibe un síntoma optimista respecto a que es viable la transición al socialismo.
A finales de los setenta la disciplina se orienta cada vez más a los aspectos políticos
siempre dentro de la perspectiva marxista, influenciada considerablemente por el
marxismo-estructuralista 69. Esta es la línea de desarrollo que se interrumpe y se traslada
abruptamente al exterior del país.
67
CUEVA, Agustín. Ciencias sociales y marxismo en América Latina Hoy. Revista Sociológica, Año 1,
Número 1, 1986, versión electrónica, p 2.
68
Revista de Extensión Cultural de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas –ECA-, El
Salvador, 1978, 560 p.
69
El marxismo estructural es considerado una corriente neomarxista enfocada en el estudio de las
contradicciones y estructuras subyacentes en el sistema capitalista, del concepto de hegemonía y autonomía
relativa, de la reificación y conciencia de clase, y de la relación entre subjetividad y la dialéctica. En ciertos
casos, se ha considerado una postura revisionista del marxismo. Se considera como sus principales
exponentes a L. Althusser y N. Pulantzas. Ver PÉREZ ADÁN, José. Sociología, op. cit., p 60.
30
III. EL ADVENIMIENTO DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN EN
GUATEMALA EN LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XX
En este capítulo se analiza los cambios teóricos e institucionales que experimentan las
ciencias sociales y particularmente la sociología en América Latina y Guatemala, a partir
de la década del ochenta, cuando el marxismo comienza a declinar como modelo de
interpretación por excelencia en ciertos ámbitos académicos.
3.1. La Sociología en América Latina en la década del ochenta
A mediados de la década de los setenta se produce un fenómeno particularmente
interesante en las ciencias sociales latinoamericanas: el abandono repentino del debate en
torno de la dependencia y su concentración analítica en cuestiones políticas, en sentido
amplio.
Este fenómeno se desarrolla al mismo tiempo que la crisis económica mundial de los
años ochenta y que el auge y caída de los regímenes militares en toda la región, y es
acompañado al interior del pensamiento político por el fracaso de la modernización, del
modelo desarrollista de Estado y por la denominada crisis del marxismo.
Mientras en los años sesenta y setenta el debate político-intelectual giraba en torno a la
inviabilidad del modelo capitalista de desarrollo en América Latina y en consecuencia la
necesidad histórica de una ruptura revolucionaria, en los años ochenta el tema central es
la democracia. Esta situación de las ciencias sociales en la región comenzó a
denominarse como crisis de las ciencias sociales o crisis de paradigmas en cuanto se
afirmaba que las corrientes teóricas dominantes eran insuficientes para explicar los
nuevos procesos sociales que estaban aconteciendo.
Entre los autores que han reflexionado sobre este momento de particular importancia en
el posterior desarrollo de las ciencias sociales en la región se manifiestan los siguientes
puntos de vista:
Nikolauz Werz 70 afirma que se trata de un cambio de paradigma y de un nuevo
pragmatismo que condujo a nuevos planteamientos interpretativos y que guarda relación
con los contradictorios procesos políticos (surgimiento de regímenes militares) y por una
crisis al interior del pensamiento político en América Latina.
En ese sentido, Enrique de la Garza Toledo 71 señala que las teorías de la dependencia que
habían prosperado en la década anterior fueron incapaces de predecir el futuro de los
regímenes políticos en la región y mucho menos el carácter de las fuerzas políticas que
contribuyeron a estos cambios, por lo que se trató del agotamiento de un paradigma sin
sustituto inmediato.
70
WERZ, Nikolaus, op. cit., p 138.
DE LA GARZA TOLEDO, Enrique. Historia de la epistemología, la metodología y las técnicas de
investigación en la sociología mexicana. Revista Mexicana de Sociología, 1989, México, pp 130-133.
71
31
Por su parte, Enrique Gomáriz 72 señala que la llegada de los ochenta estuvo marcada por
una crisis de paradigmas, en el sentido general del agotamiento de proposiciones
anteriores, pero que no se trata de una crisis general de la disciplina, porque su
crecimiento orgánico e institucional ha sido considerable. Se trataría de una crisis de
carácter regional en el ámbito de la teoría, cuyo desenlace aún no es predecible.
Finalmente, Luis González Oquendo 73 indica que se trata de un acelerado alejamiento de
las tesis dogmáticas y rígidas para replantear las formas de construcción del
conocimiento social, que se manifestaba como un cierto estado de desencanto respecto de
la sociología de la cuál se aguardaban recetas para un rápido cambio social.
A parecer este cambio no fue abrupto, porque hubo un momento teórico de transición. El
itinerario de esta reorientación fue “de la revolución a la democracia…cuyo punto de
partida lo constituía la crítica a los supuestos propios, generalizantes de los años
sesenta…después de un comienzo con un análisis teórico algo abstracto acerca del
Estado…pasando por el estudio de los movimientos populares…se dirigió hacia un
debate…sobre la política y las formas de gobierno” 74.
De esa manera, con la instauración de las dictaduras militares en casi todos los países de
la región en la década del setenta, proliferaron los estudios sobre el Estado y la
democracia. El golpe de Estado en Chile (1973) llamó significativamente la atención,
incluso de teóricos norteamericanos y europeos.
Según Norbert Lechner 75, el debate sobre el análisis de los orígenes y naturaleza de los
regímenes autoritarios de la década del setenta condujeron directamente a una crítica a la
concepción estatista de la política, vigente hasta entonces.
Según este autor, tres elementos explicarían este posicionamiento:
a) La contraposición de una lógica política a una lógica de la guerra que apuntaba a
romper la concepción amigo/enemigo anterior.
b) La concepción de una política democrática a partir de las diferencias y no de la
unidad social o alguna identidad presocial, que significó la aceptación de la
construcción del orden democrático a partir de la pluralidad de sujetos.
c) Una revisión autocrítica de la izquierda y la ruptura con una concepción
instrumentalista de la política, que condujo a una revalorización de la sociedad civil.
De esa manera, ya no se trataba de conocer la dinámica socioeconómica y de poder de la
realidad latinoamericana, sino las raíces de la derrota histórica de las fuerzas de cambio
72
GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 49.
GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit. p 45-45.
74
WERZ, Nikolaus, op. cit., p 146.
75
LECHNER, Norbert. Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política. Fondo de Cultura
Económica, México, 1995, p 17-22.
73
32
que arrastró consigo al Estado de Derecho. Esto provocaría un cambio de perspectiva y
llevaría a repensar las formas de hacer política, cuestionando la idea firmemente
arraigada dentro de la izquierda latinoamericana de que la ampliación de la intervención
estatal era condicionante de la emancipación social, hecho que fuera cuestionado por las
dictaduras militares.
En los debates de la época se analizaba tales regímenes a partir de las tesis sobre el
fascismo latinoamericano y sobre el Estado burocrático autoritario. En estos trabajos se
aplicó un modelo de análisis sincrético, una novedosa combinación que adoptó una
amplia gama de conceptos que provenían de tradiciones de pensamiento y teorías
absolutamente diferentes, incluso opuestas, como algunas categorías y conceptos de K.
Marx y M. Weber, y la prevalencia de enfoques de las teorías de la modernización y la
dependencia. Paulatinamente, autores como G. O’Donnell o J. Linz se convirtieron en los
teóricos del Estado latinoamericano por excelencia 76.
Al respecto, se señala que estos estudios sobre el Estado y la democracia respondieron a
las obsesiones del momento y que no llegaron a constituirse con entidad suficiente como
para asumir un carácter paradigmático. A finales de los setenta “coexistía en la región la
declinación de la tesis dependentista, con la emergencia de nuevas preocupaciones…las
que desde el principio aparecen sin demasiada capacidad paradigmática” 77.
La corta temporalidad de los estudios sobre el Estado desde esta perspectiva se
interrumpe a principios de la década de los ochenta, por lo que su prevalencia fue
interpretada como un factor de moda de la época que contribuyó a la desorientación
teórica y la diáspora de buena parte de sus teóricos 78.
Con el advenimiento de los procesos de redemocratización o transiciones a la
democracia que se sucedieron en la región desde principios de los ochenta, los estudios
sobre el Estado alteraron considerablemente su dirección. El foco de la atención
paulatinamente se trasladó a los procesos de redemocratización, transición y
consolidación de la democracia y comienza plantearse la necesidad de una Teoría de la
Democracia.
Este fenómeno, por el contrario evidenciaría que “la fuerza y la extensión con que se ha
impuesto el tema de la democracia en América Latina en la última década muestran que
no se trata de una simple moda pasajera. Tanto en el debate intelectual como en la lucha
política estamos en presencia de un cambio histórico cultural de muy profunda
significación…no se trata así, de una reproducción de los antiguos debates sobre la
inestabilidad democrática o política” 79.
76
WERZ, Nikolaus, op.cit., p 142.
GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 55.
78
LECHNER, Norbert, op cit., p 21.
79
GARRETÓN, Manuel Antonio. Reconstruir la política. Transición y consolidación democrática en Chile.
Capítulo I. En Democracia, transición y consolidación un esquema general. Andante, Santiago de Chile,
Noviembre de 1987.
77
33
El denominado reencuentro con el Estado y la revalorización de la democracia
representativa en las ciencias sociales latinoamericanas tuvo un impacto determinante en
su posterior desarrollo y produjo significativos cambios en las formas de problematizar la
realidad en América Latina.
El análisis de la democracia en estos años en América Latina contiene una preocupación
distinta de la que predominó hasta los golpes de Estado de los años sesenta y setenta, en
la medida que “ya no se trata de una reflexión crítica de la democracia burguesa o
formal, ni tampoco de una reflexión centrada en ingredientes ideológicos ligados a un
objetivo de transformación radical de la estructura social y política, identificada con la
revolución…es una reflexión que busca legitimar un tipo de régimen político en las
condiciones especiales de la redemocratización” 80.
De esa forma ¿irreversible? “muchos intelectuales en sus exilios europeos o
latinoamericanos, tomaron distancia rápidamente de sus posiciones anteriores, y bajo
las influencias de los escritos de A. Gramsci, M. Weber y N. Bobbio, entre otros, se
abrieron bastante a las estrategias del consenso democrático” 81.
No se discutieron más los problemas generales del desarrollo político en la región, sino
los casos de cada país y los procesos de transición a la democracia que se llevaban a cabo
en ellos, así las ciencias sociales “fueron paulatinamente alterando su dirección teórica,
soltando temas y técnicas y abandonando modelos conceptuales-ideológicos” 82.
Este momento significa desde el punto de vista teórico la culminación del proceso de
rechazo a las teorías globales y a estrategias revolucionarias con alcance latinoamericano.
Los temas de compilaciones y proyectos de investigación no fueron más el imperialismo,
el sistema mundial capitalista o la dependencia, sino las formas de gobierno, la
democracia, los partidos o la cultura política.
Si transición significa en las décadas del cincuenta y sesenta el paso de un tipo de
sociedad tradicional o dual, semi moderna y semitradicional, a una sociedad moderna,
avanzada, desarrollada o industrial y en la década del setenta el paso del capitalismo al
socialismo, en los ochenta significa el paso a la democracia política 83.
El objeto de preocupación fue acceder a una teoría de la transición, la que extrayendo las
lecciones de experiencias de países como Grecia, España y Portugal que años atrás
80
ZAPATA, Francisco. Democracia en América Latina. Fondo de Cultura Económica, México, 2000, pp
134-139.
81
WERZ, Nikolaus, op. cit., p 146.
82
TORRES-RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales. FLACSO, Guatemala, 2001,
p 12.
83
GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit. Según el autor, la democracia es uno de los regímenes políticos
históricamente conocidos que intenta resolver el problema de la relación institucional entre Estado y
sociedad civil, el de las mediaciones entre ambos. Es decir, cómo se representa la sociedad, cómo esta se
gobierna y qué relaciones se establecen entre la gente y el Estado, o sea la cuestión de la ciudadanía. Sus
rasgos son la vigencia del Estado de Derecho con libertades públicas garantizadas, división de poderes del
Estado, principios de soberanía popular, sufragio universal, elecciones competitivas, alternancia en el poder
y pluralismo político.
34
habían vivido este proceso, posibilitara explicar e impulsar el proceso en aquellos países
latinoamericanos que aún estaban bajo dictaduras militares. Se trata de un nuevo cambio
esbozado en el modo de pensar, donde incluso dentro de la misma izquierda, el
socialismo o la democracia popular paulatinamente se desdibujaron del horizonte utópico
de los proyectos de izquierda 84.
La idea del pacto y la estrategia de concertación comenzó a perfilarse como “una
aspiración generalizada por una institucionalidad estable y participativa, una
restauración de las “reglas del juego” fundamentales, la negociación de un itinerario y
un temario mínimo para la transición, así como el establecimiento de mecanismos de
concertación socioeconómica” 85.
El juego democrático se situó entonces entre la reconstrucción del sistema político, las
exigencias de gobernabilidad y la secularización de la política. De allí que quedara
planteada la tarea central de la democratización como un cambio de la cultura política,
cuyas posibilidades y tendencias estarían condicionadas por los criterios de normalidad y
naturalidad que desarrolla la gente común en la vida cotidiana. Las explicaciones a este
fenómeno varía entre los autores.
Nobert Lechner afirma que fueron cuatro factores, inmersos dentro de la violencia
institucionalizada de la época, los que contribuyeron a modificar la producción intelectual
y a revalorizar la democracia como opción entre los intelectuales de izquierda:
a) La dramática alteración de la vida cotidiana.
b) El exilio y la circulación internacional de los intelectuales antes desconocida.
c) La apertura intelectual ante el dogmatismo de los sesenta.
d) La creciente profesionalización académica de los intelectuales y su menor
compromiso político.
Por su parte, Nikolauz Werz señala como factores explicativos la dependencia de fuentes
externas que empezaron a mantener las instituciones privadas que desarrollaban
investigación social y el hecho de que el desarrollo de las ciencias sociales en las
universidades estatales haya retrocedido como consecuencia del autoritarismo y la crisis
económica.
Mientras, Enrique Gomáriz lo explica a partir de cambios externos como internos a la
disciplina, primero sociopolíticos y luego socioeconómicos, en una coyuntura
relativamente corta, destacando los siguientes factores:
a) La emergencia de nuevas preocupaciones (estudiar las dictaduras) que rebasó (aunque
no superó en un primer momento) la tesis dependentista.
84
85
WERZ, Nikolaus, op. cit., p 148.
Ibid., p 30-32.
35
b) El impacto de la crisis sociopolítica (en una sociología directamente relacionada con
la proposición y la acción política) que provocó en muchos científicos sociales su
desorientación y diseminación teórica
c) El giro en la realidad social debido a la crisis económica regional y la irrupción de la
economía dura (neoliberalismo).
d) Los cambios en el campo valórico y la ideología política relacionado con la crisis
mundial del marxismo y en la izquierda, que afectaron por extensión las ideas
autóctonas del cambio social revolucionario, hizo necesario pensar la realidad desde
la derrota y provocó la revalorización de la democracia representativa.
e) La irrupción del posmodernismo, del humanismo crítico y la percepción artísticocultural que afectó el discurso sociológico al dar lógica al reino de la parcialidad y la
diversidad (con la ventaja de relajar la necesidad de reconocer sentidos y
globalidades); y favoreciendo la idea de que el estado natural de la realidad social es
la desestructuración y que no es necesario ofrecer paradigmas o relatos dotados de
totalidad y sentido.
f) Las transformaciones en la actividad profesional y en el tipo de investigación como
resultado de que el apoyo financiero a la investigación social procede cada vez mas
de fondos privados y de cooperación exterior y menos del Estado y de las
Universidades.
Manuel Antonio Garretón 86 señala que el tema de la tema de la democracia significó una
ruptura significativa con las problemáticas del desarrollo o modernización y la revolución
o transición al socialismo, en las que el tema del régimen político había sido subordinado
y planteado como un reflejo de las transformaciones globales de la sociedad. Esto
significaría el privilegio del problema del régimen político, de lo político de la
creatividad política, de la capacidad de creación histórica colectiva y el distanciamiento
de proyectos globales de sociedad.
Según Luis González Oquendo, las ciencias sociales de la región se encontraron en
aquella época ante el ascenso y predominio de un nuevo paradigma, en respuesta (no en
oposición) al tradicional/moderno, cuyo elemento constitutivo fue plantearse la realidad
social de una nueva forma. Dicho paradigma es definido como relacional/contingente,
porque concibe la realidad social como espacios de construcción en el que los actores o
sujetos juegan un papel fundamental.
Este conjunto de cambios en el cuadro teórico y ejercicio disciplinario tuvo importantes
repercusiones en la sociología latinoamericana. En sentido negativo, dispersión y
eclecticismo teórico y refugio en proyectos delimitados. En sentido positivo, mayor
86
GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit.
36
flexibilidad, apertura teórica y amplitud temática, y menor tendencia a crear teóricamente
esquemas político ideológicos 87.
Se ha señalado que le imprimió “un acento caótico a su desarrollo en cuanto se hicieron
presentes los resultados provisionales, parciales, dispersos que desembocaron en el
relativismo y la noción de indeterminación de los social, a contrapelo de la mejor
tradición sociológica latinoamericana de los primeros fundadores…un nuevo
pragmatismo que privilegia el saber tecnológico sobre el social, en un ambiente donde se
evidencia un síntoma de poca inquietud intelectual y disposición al cuestionamiento…a
partir del consenso alrededor de las bondades de la revalorización de la democracia y de
las nuevas formas de hacer política” 88.
Desde el punto de vista político, las ciencias sociales bajo esta perspectiva comenzaron a
situarse críticamente entre el marxismo ortodoxo y el pensamiento neoliberal,
inclinándose marcadamente hacia el pensamiento socialdemócrata.
Según Enrique Gomáriz 89 el influjo del neoliberalismo operó particularmente en la
economía y en menor grado en la ciencia política, la antropología y la sociología, de
manera que ha sido poco lo que ha producido y parecería excesivo pensar que la
desaparición silenciosa de ciertas temáticas dentro de la sociología latinoamericana
hayan tenido que ver con el influjo indirecto de ese pensamiento.
3.2. La sociología en Guatemala en la década del ochenta
A finales de los años setenta y principios de la década del ochenta, el nivel de la
confrontación en Centroamérica llegó a su máximo nivel. En medio del optimismo
provocado por el proceso revolucionario de Nicaragua y por el desarrollo del conflicto
armado alcanzado en El Salvador y Guatemala, la represión política afectó
considerablemente las ciencias sociales en la región.
Se afirmaba que las orientaciones de las ciencias sociales centroamericanas en aquella
época mantenían todavía “una perspectiva en general revolucionaria, centradas en el
estudio de profundos problemas que van desde las características de la agresión
imperialista hasta los de la organización social y política y desde luego de la
construcción de una nueva sociedad…incluso el problema de la democracia es tratado
en estos casos como el problema de la democracia revolucionaria” 90.
No solamente muchos científicos sociales estaban directamente comprometidos en los
procesos, sino también se manifestaba una marcada influencia de las ciencias sociales en
los programas de los diferentes partidos y movimientos de la época. Se señalaba que
87
SONTAG, Heinz. ¿Nuevos temas, nuevos contenidos? Nueva Sociedad-UNESCO, Venezuela, 1989, pp
132-134.
88
TORRES-RIVAS, Edelberto, Acerca del pesimismo…, op. cit., p 13.
89
GOMÁRIZ, Enrique, op. cit, p 57. Una de las investigaciones pendientes dentro de la sociología
guatemalteca es el análisis del pensamiento neoliberal y su probable constitución en teoría social, en
oposición a la Teoría de la Transición.
90
CUEVA, Agustín. Ciencias sociales y marxismo…, op. cit., p 2.
37
entre 1980 y 1982 que “muy pocos científicos sociales ponían en duda que la
construcción de la democracia en Guatemala sería el resultado de una convulsión
revolucionaria que inauguraría cambios estructurales y que por tanto era necesaria
hacer una revolución para lograrlo” 91.
En Guatemala, debido a la violencia política, muchos científicos sociales e
investigadores, aún de posiciones moderadas fueron víctimas de la represión, algunos
fueron asesinados y otros partieron al exilio. En un primer momento se dio continuidad a
los estudios de sociología política, dentro de la perspectiva marxista-estructuralista que se
venía desarrollando. Muchos de ellos aparecieron publicados principalmente en Costa
Rica en revistas como Polémica y Estudios Sociales Centroamericanos, en los primeros
años de la década del ochenta.
En estos trabajos en general se discutía principalmente dos cuestiones íntimamente
relacionadas con la crisis política centroamericana:
Primero, la naturaleza y el carácter del Estado guatemalteco que se instaura entre 1963 y
1982, buscando explicar la implantación del terrorismo de Estado y la violencia política
como su efecto más significativo. De esa manera el Estado guatemalteco fue calificado
como Dictadura reaccionaria de clase, dictadura militar contrarrevolucionaria o
dictadura militar fascista92.
Segundo, las características de los papeles que cada clase social desempeñaba en proceso
político del país y particularmente en la confrontación, tratando de aplicar el marxismo a
las condiciones concretas de la formación social guatemalteca ante la importancia
creciente de las clases medias y de los indígenas. En una crítica al obrerismo, se definió
como sujeto popular-revolucionario al grupo heterogéneo que se articulaba en torno a la
explotación (no a la dominación) como movimiento social y que no estaba directamente
vinculado a una o varias clases específicas 93.
Un ensayo emblemático de principios de la década de los ochenta (t1) 94 evidencia que la
discusión teórica en este momento giraba en torno a la crisis política regional. Su
contenido puede resumirse en las en las siguientes proposiciones:
a) En el análisis de la crisis latinoamericana se manifiestan tres tendencias explicativas:
como resultado de desequilibrios en la esfera político-ideológica, susceptible de
corregirse con base en el mejoramiento del régimen y satisfaciendo algunos requisitos
de cultura política (autonomía política); como efecto de la imposibilidad estructural
de desarrollo del capitalismo dependiente con una clase dominante débil, corregible
mediante la sustitución de esa dominación más allá del modo capitalista de
producción; y como resultado propio de la sociedad subdesarrollada.
91
FIGUEROA IBARRA, Carlos, op. cit., p 34.
Ibid., p 32.
93
TORRES RIVAS, Edelberto. ¿Quién destapó la caja de Pandora? Reflexiones sobre la crisis y los sujetos
del conflicto en Centroamérica. Polémica No. 13, Costa Rica, 1984, pp 4-15,
94
TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina…op. cit.
92
38
b) La crisis política es resultado del funcionamiento económico-social resultado de las
contradicciones, desajustes y limitaciones del desarrollo capitalista de la región. Esta
debe ser vista en el marco de un proceso histórico a largo plazo para establecer la
forma en que repercuten en la forma y naturaleza de las relaciones políticas.
c) La crisis de 1930 no desembocó en un mayor desarrollo capitalista sino en un
reforzamiento oligárquico a través de golpes militares. En esas circunstancias el
capitalismo se expande en la región para consolidar una economía exportadora y una
burguesía agraria-comercial oligárquica débil, subordinada y dependiente como
resultado de su articulación al sistema capitalista mundial.
d) Posteriormente, la expansión del capitalismo, el crecimiento económico y la
modernización política diversificó la estructura social de manera desigual y
excluyente, produciendo inestabilidad debido a la necesidad de reacomodamiento del
dominio de clase a nivel superestructural (político e ideológico) expresándose como
crisis de hegemonía.
e) Ante la agudización de la lucha de clases y amenaza de una posible salida
revolucionaria debido a la emergencia de los grupos medios y las masas, la burguesía
ha acudió al arbitraje y el reformismo militar para la defensa táctica del sistema
capitalista.
f) En el caso de la burguesía, revela una debilidad económica aparente (que ni la
sustitución de importaciones y el crecimiento industrial resolvieron) porque en
realidad existe una correspondencia (asimétrica) con los grupos económicamente
dominantes en los países imperialistas, principalmente con la fracción más ligada a
las inversiones internacionales.
g) Por su parte, las clases explotadas actúan espasmódicamente como masas sin
organización y cohesión ideológica subordinadas bajo dirección de la clase media
(1944) la que por su parte se conduce como personera de las contradicciones entre las
clases fundamentales (burguesía y proletariado) expropiándoles la política, ya fuera
como actividad guerrillera con ausencia de masas o como apoyo político al orden
social, mediante el reformismo o la contrarrevolución.
h) La revolución guatemalteca (1944-54) evidenció el imposible liderazgo burgués para
dirigir el establecimiento de la democracia liberal y el desarrollo capitalista con
independencia nacional, la capacidad de las masas populares para desafiar el poder no
para tomarlo y la actitud ambigua de la clase media que aunque tomó el poder
oligárquico, finalmente se alió con la burguesía y los intereses extranjeros.
i) En conclusión, la posibilidad de una democracia burguesa en la periferia del
capitalismo no corresponde a la dinámica de su desarrollo interno y a las necesidades
o posibilidades de su estructura económica y social (desarrollo económico con
independencia bajo liderazgo burgués). Aunque dentro de los márgenes del
capitalismo dependiente es posible el crecimiento económico, no puede resolverse la
39
crisis política cuya resolución puede llevar a una alternativa, que desde la experiencia
cubana es el camino de la revolución socialista.
Este estudio puede caracterizarse teóricamente como marxista-estructural, porque a partir
del análisis sobre el Estado capitalista de N. Poulantzas se trata de establecer las
relaciones entre superestructura (poder político) y estructura (económica) mediante la
teoría de las determinaciones estructurales que explica que la crisis política tiene en
última instancia determinaciones estructurales. El análisis está apoyado por trabajos de
A. Cueva, Cardoso y Faletto, F. Weffor, C. Furtado y R. Zavaleta, conocidos
dependentistas de la época 95.
La crítica a ese ensayo 96 puede sintetizarse en los siguientes aspectos:
a) El análisis da un peso excesivo a lo político.
b) Entre la crisis económica y la crisis política no hay una correspondencia causal, sino
mediaciones políticas y económicas.
c) Las transiciones no siempre conllevan una crisis permanente de hegemonía.
d) La contradicción burguesía-proletariado no abre fatalmente una perspectiva socialista.
e) El capitalismo no ha llegado a su madurez plena en toda la región y no se diferencia
del metropolitano solo por ser dependiente.
f) En el análisis no es apropiado buscar originalidades ni estudiarlas como casos sui
generis o aberrantes sino como combinaciones estructurales específicas, a las que la
dependencia imprime modalidades particulares al desarrollo del capitalismo y los
modos de producción subordinados, sin abolir sus leyes fundamentales de
funcionamiento ni sus efectos sobre la estructura y la lucha de clases.
A partir de 1982 en Guatemala, impulsado por fenómenos a nivel mundial y regional, y
por dinámicas internas se comenzó a configurar un proceso que viene siendo denominado
como Reforma y Modernización del Estado. Dicho proceso posibilitó el desarrollo de
diversos cambios en el régimen político guatemalteco, con vías a instaurar una
democracia liberal como alternativa para resolver la crisis del Estado que se produce
desde los años sesenta y que significó la presencia de sucesivas dictaduras militares
represivas.
En ese sentido, se comenzó a plantear la posibilidad de la construcción de la democracia
a través de una transición que trajera consigo la paz política. Con la Constitución Política
95
Se ha afirmado que no todos los científicos sociales Latinoamericanos de la década del sesenta y setenta
pertenecían a la izquierda política y que muchos eran ciudadanos de sistemas políticos destruidos. En el
caso guatemalteco, el uso de marcos teóricos marxistas es evidente.
96
TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina…op. cit., pp 71112. Los comentarios son de Víctor Durand Ponte, Enrique Contreras Suárez y Agustín Cueva.
40
(1985) se comienzan a desarrollar las condiciones para impulsar tales cambios. Además
de crearse las instituciones que facilitarían este proceso, las elecciones generales llevaron
a un civil al frente del gobierno (1986).
En cuanto al desarrollo de las ciencias sociales y particularmente en el campo de la
Sociología en estos años se producen tres fenómenos significativos:
En primer lugar, el estancamiento que presenta la investigación social en el campo de la
sociología en la Universidad de San Carlos, sólo compensado por los proyectos que se
vienen desarrollando en la Dirección General de Investigación –DIGI-, algunos de ellos
publicados como artículos en la revista Política y Sociedad de la Escuela de Ciencia
Política.
En segundo lugar, el paulatino traslado de la investigación social a entidades privadas y
ONGs. Particularmente significativa es la creación en el país de entidades como la
Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales –AVANCSO- (1986) o la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO- (1987).
En tercer lugar, el regreso del exilio de muchos científicos sociales como consecuencia de
la liberalización del régimen y su reincorporación a las actividades académicas, muchos
de ellos en el ámbito privado.
En el plano teórico, puede observarse en el año 1982 un punto de inflexión sumamente
importante para el posterior desenvolvimiento de las ciencias sociales en el país, al
alterarse significativamente la manera como se caracterizó al Estado guatemalteco, ahora
definido como un régimen en transición entre el autoritarismo y la democracia 97.
De esta manera, se consideró como objeto de reflexión las perspectivas de la democracia
en el país, por lo que paulatinamente el tema de la democracia política se convierte en el
centro de su atención. Tomando como referencia la democracia liberal occidental se
comienza a discutir las condiciones necesarias para desmontar la dictadura militar y la
posibilidad de permitir la libre conformación de partidos políticos dentro de la legalidad.
Este fenómeno tuvo importantes implicaciones en el plano teórico y metodológico de las
ciencias sociales guatemaltecas. Paulatinamente se fueron desdibujando en las
interpretaciones sociales las causas estructurales o históricas, y que alteró el desarrollo de
los debates tal y como se venían desarrollando en los últimos años 98.
Respecto de este fenómeno existen pocas explicaciones. Carlos Figueroa Ibarra lo explica
como resultado de un momento en el que, según sus palabras, “el Estado…todavía no ha
podido cooptar a las ciencias sociales y usarlas para construir su visión de mundo que
97
SOLÓRZANO MARTÍNEZ, Mario. Guatemala: entre el autoritarismo y la democracia. Ponencia
presentada ante el VI Congreso Centroamericano de Sociología, Panamá, marzo, 1984.
98
¿Curiosamente? se trata de un viraje que coincide temporalmente con el fracaso de la izquierda armada
de principios de la década, pero no así, con el fracaso del proceso revolucionario en El Salvador, el ocaso
de la Revolución Sandinista o la caída del Muro de Berlín, eventos se suscitaron a finales de dicha década y
comienzos de los noventa.
41
hecha sentido común, irradie por toda la sociedad y se convierta en uno de los
principales sustratos de la estabilidad y vigor estatal” 99.
Sin duda se trata del fin de una etapa en la que el carácter subversivo impregnó a las
ciencias sociales y donde se alteró su relación con determinada concepción política. En
forma retrospectiva se afirma que esta crisis fue resultado de “la pérdida de certeza para
conocer y cambiar la realidad a partir de perspectivas holísticas y del surgimiento de un
pesimismo respecto a la capacidad de explicar una realidad cambiante, que asume que
sólo es posible conocer parcialmente y en fragmentos” 100.
Con el regreso del exilio de muchos de los teóricos se introdujeron en el país a autores y
teorías no marxistas, que años atrás eran consideradas burguesas. Una de las
preocupaciones más significativas de estos años fue la implantación de renovados
sistemas electorales en la región y la realización de elecciones, lo que permitió en
algunos casos la llegada de gobiernos civiles al poder.
Las proposiciones generales de ensayo representativo de este momento (t2) 101 dan cuenta
de la orientación de la discusión:
a) Los intelectuales están retrasados para enfrentar el desafío de la democracia como
régimen político, un hecho que el desenlace de la crisis política regional ha colocado
en el centro del debate teórico.
b) El Estado-de-Excepción y la democracia de fachada (1962/82) fracasaron como
instrumento de legitimidad porque fueron llevados a su límite represivo con el
propósito de obstaculizar la organización institucionalizada de la protesta social, que
llegó a conformarse como movimiento popular revolucionario que articula
vanguardia y masa.
c) La crisis política centroamericana se constituye, a finales de la década del setenta
cuando entra en crisis la democracia de fachada efecto de la fractura dentro del grupo
inter-dominante ejército/burguesía en medio de la crisis económica y de la derrota
táctica de la guerrilla en los primeros años de la década del ochenta-.
d) La manera de iniciar la transición democrática ha estado condicionada por la
necesidad de civilizar el poder convocando a elecciones (1984/85) bajo la tutela
militar, en el marco de la doctrina de seguridad nacional contrainsurgente.
99
FIGUEROA IBARRA, CARLOS, op. cit., pp 34-36. Según el autor, el reformismo, transformismo o
gatopardismo buscaba la centralización y estabilización del Estado con vías a legitimarse y aunque no era
socialismo, tampoco podía ser aceptado por el mundo burgués.
100
TORRES-RIVAS, Edelberto. ¿Es la Economía una ciencia en crisis? Conferencia. Universidad de San
Carlos, Facultad de Ciencias Económicas, 24-01-2003. Señala el expositor que la crisis también es de la
enseñanza, cuando se pretende formar a partir de conocimientos superficiales y prácticos, apartados de una
filosofía de la historia.
101
TORRES-RIVAS, Edelberto. La democracia posible; Escenarios, sujetos, desenlaces…op. cit.
42
e) Si durante la crisis política no hubo un Estado de Derecho, en primera instancia la
democracia posible se satisface con la democracia formal y la oposición tolerada. Sin
embargo, existe un vínculo no unidireccional entre democracia política y democracia
social, ya que la modernización política con diferencias socioeconómicas debilita la
posibilidad de existencia de la ciudadanía.
f) El desenlace está planteado por un período de transición hacia un nuevo tipo de
sociedad ya sea por la vía del mantenimiento del control del Estado a costa de una
inmensa derrota popular, por un desmoronamiento del sistema capitalista (al estilo de
Nicaragua) y en último caso por la intervención norteamericana. Sin embargo, la
concepción de sociedad democrática es sinónimo de socialismo y pertenece al plano
de la utopía.
Puede percibirse en este estudio que, si bien hay continuidad con la discusión de los años
anteriores y que el horizonte socialista todavía está presente, la posibilidad de salida de la
crisis por la vía democrático-liberal comienza a considerarse.
En el plano teórico, el análisis aún tiene rasgos del marxismo-estructural,
fundamentándose en los planteamientos teóricos de N. Poulantzas o L. Althusser, aunque
es perceptible la desaparición de autores dependentistas latinoamericanos y la aparición
tempranamente de G. Sartori como referencia bibliográfica.
En los años posteriores se llevaron a cabo procesos de negociación (1987-1996) para
resolver el conflicto armado que enfrentaba principalmente al Estado con la izquierda
armada.
Para finales de la década del ochenta, el debate teórico se concentra en la denominada
transición democrática, fundamentalmente en las precondiciones para el establecimiento
de regímenes democráticos. Se afirmaba que el proceso de democratización era parcial
debido a que se reducía a procesos electorales y porque se estaba desarrollando desde el
autoritarismo y en un ambiente contrainsurgente (t3) 102.
A principios de los noventa la mayoría de estudios científico-sociales comienza a
producirse de nuevo en el país. El debate ahora se concentra en los obstáculos de la
transición democrática, aceptándose la vía democrático-liberal como válida, aunque
perfectible, planteando que la democracia no es un modelo a imitar y que tampoco hay
grados en su desarrollo, debido a que existen factores económicos, culturales e
institucionales que condicionan su dirección (t4) 103.
Desde el punto de vista teórico, comienza a percibirse la influencia de M. Weber y del
Individualismo Metodológico. El análisis ahora está fundamentado por teóricos de la
ciencia política como N. Lechner, G. Sartori y N. Bobbio.
102
TORRES-RIVAS, Edelberto. Democracias de baja intensidad y La transición autoritaria hacia la
democracia…op. cit.
103
POITEVIN, René. Los problemas de la democracia…op. cit.
43
Para mediados de ésta década el eje de la discusión sería el problema de la democracia,
concebido como el desafío del desarrollo democrático de las nuevas democracias y
entendido como un problema de gobernabilidad, definida como el medio de conducción
del Estado receptor de intereses y promotor de consensos en las de denominadas
transiciones difíciles donde la cultura política es aún baja (t5) 104.
De esa manera se va poniendo en boga un particular léxico de conceptos como
transición, régimen democrático, legitimidad o sociedad civil. Desde el punto de vista
teórico, esta discusión está fundamentada principalmente en la obra de G. O’Donnell y P.
Schmitter 105 los que paulatinamente se convierten en los teóricos más citados en los
trabajos sobre la transición democrática.
La firma de los Acuerdos de Paz (1996) fue la culminación del proceso de negociaciones
y con ello se dio vida institucional a un programa de reformas para resolver los
problemas nacionales.
En ese sentido, llama la atención la pérdida de sentido crítico de gran parte de las ciencias
sociales respecto. El carácter de los Acuerdos de Paz no fue discutido desde una óptica
crítica y excepcionalmente se llegó a señalar que “el dogmatismo ideológico imperante
en nuestro medio pensante no admite críticas de esta índole…la firma de los Acuerdos de
Paz, no ha contribuido hasta ahora a la superación…de la paz social 106”.
Para finales de la década del noventa y principio del Siglo XXI el análisis se transforma
en un balance de la transición democrática y en evaluaciones del desempeño democrático
examinando los factores que se oponen a la misma. Se llega a proponer que si bien el este
proceso es difícil (no imposible) de revertir, su destino es aún incierto, debido (una vez
más) a obstáculos económicos, sociales, culturales e institucionales.
En ese sentido, se afirma que los procesos electorales tuvieron como consecuencia
efectos no previstos en el camino de la democratización, más allá de lo planteado en un
primer momento por los actores autoritarios. En el caso guatemalteco, la etapas de la
liberalización y la democratización se habrían desarrollado prácticamente al mismo
tiempo y el proceso de instauración estaría pendiente por las causas apuntadas.
Teóricamente el análisis ahora está abiertamente fundamentado en las obras de G.
O’Donnell, P. Schmitter, J. Linz y N. Lechner (t6) 107.
Esta es la tendencia dominante en análisis social guatemalteco y puede encontrarse en
diversos informes elaborados para instituciones internacionales, publicaciones, o
104
GÁLVEZ BORRELL, Víctor. Gobernabilidad e intermediación política…op. cit.
O’DONNELL, Guillermo y SCHMITTER, Philippe. Transiciones desde un gobierno autoritario.
Conclusiones tentativas sobre las democracias inciertas. Volumen Cuatro. Paidós, Argentina, 1988.
106
FLORES ALVARADO, Humberto. Comentarios críticos sobre el significado político-social de los
Acuerdos de Paz. Guatemala, 1997, 97, p 5.
107
TORRES-RIVAS, Edelberto. Los desafíos del desarrollo democrático en Guatemala…op. cit.
105
44
informes de tesis 108, llegando a conformarse como un modelo de interpretación cuya
influencia es perceptible en diversos órdenes, fundamentalmente en la concepción de la
sociedad y del quehacer de las ciencias sociales, en las preocupaciones que le ocupan, en
su discurso social y en las categorías y conceptos que utiliza.
A pesar de la aparente multiplicidad de temas y debates 109 y grado de desarrollo
institucional de las ciencias sociales, sin duda gran parte de la investigación social que se
ha venido desarrollando en el país está relacionada de una u otra forma con lo que en
conjunto, en este trabajo de tesis se ha denominado la Teoría de la Transición, en su
versión guatemalteca.
Se ha llegado a afirmar que se trata de “un proyecto directamente ligado al diseño de una
nueva estructura de poder, en la que el sistema político y la sociedad busquen en todo
momento consenso, la integración y el orden, descartando así las divergencias, los
conflictos o las posturas que no se inserten en esos propósitos...hasta ahora, el régimen
democrático resultante se caracteriza por altos grados de exclusión social y por niveles
decrecientes de integración política” 110.
Este fenómeno evidencia un sentido contradictorio, pues en el momento en que la
sociología llega a institucionalizarse plenamente, la influencia de la ciencia política la
empuja más allá del debate teórico mundial que se viene desarrollando dentro de la
disciplina.
Se trataría de “uno de los diversos rasgos que vienen caracterizando a la crisis de la
sociología…su penetración –de temas e intereses- por la ciencia política…la
politologización del análisis social empezó con la derivación de los estudios del
desarrollo hacia los del Estado, el poder y el gobierno…la crisis del neoliberalismo
como política económica para profundizar el capitalismo y la crisis de las formas
autoritarias como cobertura de ese frustrado intento modernizador, produjeron a
contrapelo de cualquier predicción pesimista, democracias electorales de diversa
viabilidad. A partir de tal experiencia, han florecido los estudios sobre la democracia,
partidos políticos, elecciones, nuevos movimientos sociales, etc. Esta temática reforzó la
orientación politicista del análisis, sin que se haya avanzado mucho en desentrañar la
verdadera naturaleza de la transición democrática y las premisas de su implantación
exitosa” 111.
En el momento actual, la sociología experimenta importantes desarrollos. Existe una
generación de sociólogos graduados en el país (anteriormente se trataba de abogados con
maestría en sociología).
108
Véase en los Apéndices los cuadros 1 y 2 en donde se evidencia la tendencia temática de los artículos
publicados por la Revista Política y Sociedad elaborados por sociólogos guatemaltecos y la orientación de
las tesis de sociología de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
109
Algunos de los temas de moda son el poder local, la participación ciudadana, los partidos políticos, los
movimientos y las organizaciones sociales, la violencia común, la seguridad pública, los militares, entre
otros.
110
ZAPATA, Francisco, op. cit.
111
TORRES-RIVAS, Edelberto. Política. Teoría y Métodos. EDUCA, Costa Rica, 1990, p 9.
45
En el aspecto institucional destaca la creación de las carreras (a nivel de licenciatura) de
sociología en la Universidad del Valle de Guatemala –UVG- (1997), de sociolinguística
en la Universidad Mariano Gálvez –UMG- y el Doctorado en Sociología por la
Universidad de Salamanca, entre otros esfuerzos.
Es importante también mencionar el desarrollo de importantes actividades científicas, sin
duda particular significado tuvo el desarrollo del XXIII Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Ciencias Sociales –ALAS- (2001) que reunió a expertos de todo el
continente. En cuanto al proceso de constitución de una comunidad científica de
sociólogos, es algo aún incipiente debido a que por la poca promoción no ha sido posible
la conformación de un ente colegiado.
46
IV. HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN
COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA
En este capítulo se presentan aspectos relacionados con la Teoría de la Transición tanto a
nivel mundial, regional como nacional. En primer lugar el contexto de su surgimiento y
sus componentes teóricos más significativos, haciendo un esfuerzo por sistematizarla
como una teoría social. En segundo lugar, a partir de los ensayos analizados, se presenta
las principales proposiciones de esta teoría para el caso guatemalteco. Finalmente, en
tercer lugar, se hace una valoración de sus componentes teóricos.
4.1.Consideraciones teóricas sobre la Teoría de la Transición
La Teoría de la Transición es una teoría política que surge dentro de la ciencia política
contemporánea y que manifiesta su desarrollo a finales de la década del setenta y
principios de los ochenta, fundamentalmente en los Estados Unidos. Al parecer, fueron
los procesos de cambio de régimen político acaecidos en países como Portugal, Grecia o
España los que influyeron en la ciencia política y luego en las ciencias sociales en
general, provocando el boom de la literatura referente al tema de la democracia.
Posteriormente, el estudio de las condiciones en que se fueron produciendo las
transiciones democráticas en aquellos años, primero en los países de América Latina y
luego, con la caída del socialismo real en Europa del Este, comenzaron a constituirse
como objeto de estudio central de los análisis de las ciencias sociales a nivel
internacional. La Teoría de la Transición pasó a conformarse como “un conjunto de
estudios que pretenden explicar y a la vez conducir el paso de un régimen autoritario a
uno democrático, analizando la emergencia y trayectoria de los procesos de
democratización contemporánea, particularmente las transiciones democráticas” 112.
En estos análisis se pretendía construir una teoría que tratara de explicar las condiciones
en las que la democracia es posible, se debilita o es sustentable, tomando como eje de
análisis la dicotomía democracia/autoritarismo. En su desarrollo se han manifestado dos
enfoques metodológicos que representan momentos o etapas de su desarrollo: la etapa de
las interpretaciones globales (enfoque estructural), y la etapa del análisis coyuntural y de
los actores (enfoque estratégico).
El primer tema que motivó dichos estudios fue analizar las pre-condiciones económicas y
sociales que favorecían la emergencia y la estabilidad de las democracias, y tratar de
explicar las razones por las cuáles se producía la quiebra en las mismas. Se trataba de
relacionar los resultados de los procesos de transición con sus factores determinantes,
tratando de distinguir entre la génesis de la democracia y la estabilidad de las mismas.
Estos estudios se caracterizaban por ser evaluaciones de carácter general y estructural de
los procesos de transición, en la búsqueda de la revelación de sus características, leyes,
112
SANTISO, Javier. Sobre la condición histórica de los transitólogos en América Latina y Europa Central
y Oriental. En Revista Foro Internacional. Volumen XXXVII, No. 3, Colegio de México, México, 1997, pp
408-438.
47
lógicas y regularidades, para conformar un cuerpo teórico y proponer esquemas de
análisis y líneas guía para impulsar la democratización y sugerir recomendaciones sobre
las acciones a seguir para que dicho proceso se llevara a cabo sin incidentes.
Según Javier Santiso, se trataba de “encuestas sobre el pasado autoritario y las
democracias posibles ricas en analogías y tipologías, cargadas de optimismo
democrático, pero que evidencian una concepción marcadamente naturalista de las
ciencias sociales, al pretender buscar leyes, generalizaciones y reglas” 113.
Las variables analizadas era los niveles de renta per capita, la difusión de la educación y
las comunicaciones, el predominio de las clases medias o la aceptación social de valores
culturales liberales 114.
En estos análisis, se trataba de extraer lecciones comparando ejemplos pasados
(estrategias, elecciones y consecuencias) y ofrecer consejos (conceptos y enseñanzas)
privilegiando la evaluación de consecuencias futuras, posibles o probables en las acciones
emprendidas en el presente inmediato.
Este enfoque experimentaría un significativo cambio de orientación. Mientras que los
fracasos democráticos en numerosos países de Europa como Alemania, Italia, España y
Portugal y los países bálticos de los años veinte y treinta dieron base al enfoque
estructural, los nuevos proceso de democratización en Europa meridional, América
Latina y Europa oriental abrieron paso a nuevas perspectivas.
Sin duda, coadyuvaron en este viraje la creciente complejidad de las sociedades
contemporáneas y el aumento de las indeterminaciones económicas, políticas, sociales y
culturales; la rapidez con que sucedían los cambios políticos y la dificultad que
representaba para analizarlos; y el relativo abandono dentro del pensamiento social de las
concepciones que se calificaban como naturalistas e historicistas.
La crítica a estas obras se concentra en la interpretación de las correlaciones de las
estadísticas entre variables socioeconómicas y variables políticas como explicaciones
causales, ya que los mismos datos permitirían establecer la hipótesis de una relación en
sentido contrario: desde la democracia hacia la modernización social y la cultura cívica.
Otros aspectos de la crítica estuvieron dirigidos a su énfasis estructural marcadamente
determinista que condenaba a la impotencia política; la imposibilidad de conformar un
cuerpo teórico válido y aplicable a todos los procesos, debido a la indeterminación de los
mismos; la dificultad que significaba la comparación a partir de modelos de contextos
políticos y ambientes geográficos y temporales marcadamente diversos que desestimaba
las especificidades de cada país; y los resultados inesperados e imprevistos que se
produjeron en algunas experiencias.
113
114
SANTISO, Javier, op. cit.
GINER, Salvador, op. cit., p 798-799.
48
Se señalaron algunos contraejemplos de democracias estables en plena crisis económica y
social, especialmente durante el período entreguerras, como Noruega y Holanda, y se
comenzaron a desarrollar análisis comparativos de las transiciones basados en el papel
del liderazgo y las instituciones políticas, constituyéndose un enfoque estratégico inicial.
Paulatinamente estos estudios se convirtieron en descripciones más modestas sobre
aspectos aislados, en un intento por cuestionar y superar dentro del análisis, la libertad y
la autonomía de los actores, la pretensión historicista, la concepción lineal del tiempo, y
la sobre pretensión teórica, analítica y global.
El centro de análisis entonces se trasladó a las estrategias, interacciones y habilidades de
los actores, analizadas, precisadas y modeladas con la ayuda de la Teoría Económica
Clásica y del Individualismo Metodológico, en las que se subraya el papel de las
decisiones estratégicas de los actores con distintas creencias, preferencias, expectativas,
actitudes e intenciones.
Las expectativas de los actores, las negociaciones basadas en promesas y amenazas, los
acuerdos inspirados por una información imperfecta y la asunción de riesgos habría
encontrando así, definiciones apropiadas de las que cabría extraer múltiples
implicaciones.
Mientras el enfoque estructural se prestaba atención sobre todo a los contextos objetivos,
en el enfoque estratégico se analizan los procesos subjetivos. Así, en la primera
perspectiva, la democracia debería consolidarse sobre la base de su eficacia y legitimidad
sustantiva, en la segunda, la democracia es concebida básicamente como reglas
procedimentales del juego político, compatibles con diferentes resultados
socioeconómicos.
En el enfoque estratégico, el proceso de transición democrática es explicado como el
cambio de un régimen político preexistente por otro, que conlleva la sustitución de los
valores, normas, reglas de juego e instituciones asociados por éste por otras diferentes.
Este cambio está determinado por la acción política de actores racionales políticamente
significativos. Los actores desde este punto de vista son élites que tienen una naturaleza
esencialmente racional en sus acciones y están sujetas a una guerra posiciones.
Desde esta óptica la transición democrática es el proceso mediante y durante el cual las
reglas del juego son transformadas hasta producir un nuevo orden democrático, que
influye en la capacidad decisoria y los intereses de los actores.
Estos principios son complementados por otras consideraciones respecto a los procesos
de transición:
a) Están marcados por la incertidumbre, lo que dificulta definir de antemano las
estrategias y comportamiento de los actores involucrados
49
b) Existen factores que delimitan la ruta e itinerario de la democratización y que
catalizan o inhiben el proceso (características del régimen, de la coalición gobernante,
ciertos factores económicos y políticos nacionales o internacionales y el nivel de
interrelación entre la coalición dominante, los partidos políticos y la sociedad civil).
c) Para reducir los riesgos de una regresión autoritaria juega un papel determinante el
aprendizaje político.
En su etapa más reciente, la preocupación más importante dentro de la Teoría de la
Transición es quizás la determinación de los factores que se consideran directa o
indirectamente relacionados con la sustentabilidad de las nuevas democracias. Se trataría
de explicar las debilidades y tareas pendientes de las instituciones democráticas,
centrando su atención en identificar y evaluar las diferentes opciones de fortalecimiento y
mejoramiento de las instituciones democráticas 115.
En ese sentido, considera que existen algunos factores que permiten a la democracia
funcionar:
a) La preservación de la integridad territorial nacional (ante el peligro de la posible
desintegración multinacional).
b) La relación adecuada entre Estado, ciudadanía y democracia.
c) Un contexto político y cultural propicio para que se desarrolle.
d) Abordar ciertos temas relacionados con la crisis económica, las reformas del mercado
o el crecimiento económico.
En consecuencia, los temas abordados en las investigaciones son generalmente la
vigencia del Estado de Derecho, las instituciones democráticas, las relaciones cívicomilitares, la sociedad civil, la cultura política o las privatizaciones.
Sin duda, uno de los elementos analíticos que significan una diferencia considerable del
enfoque estratégico respecto al enfoque estructural es que en este caso, se toman en
cuenta los temas económicos, los que generalmente estaban desligados de los análisis
políticos sobre la democracia y la ciudadanía. Uno de los puntos cruciales del enfoque
estratégico es el papel que corresponde al Estado como el promotor por excelencia de la
ciudadanía y creador de las condiciones económicas de crecimiento sostenido, y que le
sitúa políticamente en oposición al neoliberalismo.
La controversia central dentro de la Teoría de la Transición es la dificultad que implica la
transición a un régimen en condiciones de crisis económica, porque a mayor democracia,
mayores exigencias y expectativas civiles, políticas y sociales de la ciudadanía, ante un
Estado debilitado en una economía liberalizada.
115
PRZEWORSKI, A., et. al., La democracia sustentable. Paidós. Argentina. 1998.
50
Según Graciela Medina “en la actualidad se considera a la democracia como la mejor
forma de organización política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma
económica es la economía de mercado…y aunque ante las formas autoritarias de
gobierno…aparece como la forma de gobierno óptima para incluir los disensos…la
democracia contemporánea enfrenta diversos problemas” 116.
El dilema de las nuevas democracias sería combinar la consolidación de las instituciones
políticas nacientes con un deterioro profundo de las condiciones materiales y, el peligro
principal, la amenaza de desintegración social debido a la violencia colectiva que
debilitaría aún más al Estado.
En ese sentido, Manuel Antonio Garretón 117 señala que es posible ligar la consolidación y
la estabilidad democrática futura a tres factores:
a) Desarrollar un modelo de desarrollo y de condiciones estructurales compatibles con
un régimen de democracia política.
b) La rearticulación autónoma entre Estado, sistema político y sociedad civil.
c) La reestructuración de un sistema político partidario.
Buena parte de la crítica al enfoque estratégico ha cuestionado su insistencia en el
enfoque comparativo y en desestimar que el éxito de las democratizaciones pueda estar
condicionado por las condiciones del pasado, porque en sus estudios, los factores
estructurales y socioeconómicos (factores objetivos) aunque se consideran, son poco
significativos con relación a los factores determinantes del desarrollo político.
Se señala que existen modalidades de construcción de la sociedad civil que anteponen lo
colectivo a lo individual (pueblo, movimiento, trabajadores) lo que significaría replantear
la noción de ciudadanía hasta ahora manejada, ya que “no todas las luchas pueden ser
aprehendidas desde la perspectiva de la transición política o de construcción de
democracia política, porque muchas de ellas se insertan en procesos defensivos y de
autoafirmación de identidad, otras se ubican en la dimensión revolucionaria, y otras
apuntan a la democratización global 118”.
Igualmente, se indica que las relaciones de dependencia y dominación no han
desaparecido con el proceso de globalización de la economía y la cultura, y que no se le
ha prestado atención a temas como el problema de la deuda externa, que constituyen un
agujero negro por donde se van la mayor parte de los recursos escasos disponibles de
muchos países.
116
MEDINA, Graciela. Un abecedario de la Democratización del Orden y la Política. En Revista
Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales La Cinta de Moebio. No. 7, Marzo de 2000. Universidad
de Chile, Facultad de Ciencias Sociales.
117
GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit.
118
Ibid.
51
Una consideración importante es el hecho de que muchos de los analistas que se inscriben
dentro la Teoría de la Transición paulatinamente se convirtieron ellos mismos en actores
de los procesos políticos, especialmente como funcionarios de Estado o como analistas en
instituciones internacionales.
De acuerdo a las anteriores consideraciones una caracterización teórica de la Teoría de la
Transición con enfoque estratégico, revela las siguientes características:
a) Preocupación central por la democracia, entendida como democracia política al estilo
occidental, que se constituye como su referente político 119.
b) Concepción del cambio social como democratización política de la sociedad,
mediante la creación, adaptación y mejoramiento de las instituciones políticas y de
ciertos procedimientos que le son inherentes, cuyo fundamento es la creación de una
nueva cultura (valores y prácticas democráticas) que se expanda en el modo de vida
cotidiano.
c) Presencia de un análisis descriptivo que tiende a privilegiar los rasgos superficiales de
los fenómenos y describir ciertos procesos (el cómo) antes que explicar sus causas e
implicaciones más profundas (el porqué) y cuya preocupación teórica y analítica no
es considerable.
d) Presencia de una noción constructivista de la acción social 120 que tiende a considerar
la realidad social como construida, donde el análisis social se concentra en las
estrategias y habilidades políticas de los actores sociales y explica el cambio como
resultado de dichas estrategias.
e) Manifestación de un enfoque prospectivo del desarrollo y el cambio social, en el que
el análisis retrospectivo-cognitivo (lecciones pasadas) y proscritivo-propositivo
(consejos, enseñanzas, conceptos) tiende a privilegiar el horizonte-futuro a partir de la
evaluación de las consecuencias futuras, posibles y probables de las acciones
emprendidas en el presente inmediato, por encima del pasado y de las
determinaciones estructurales.
119
Para definir los límites de la democracia en el capitalismo se difundió el concepto de democracia
burguesa, con el objeto de poner en relieve el hecho de que en las sociedades capitalistas se toleran formas
democráticas de gobierno, sólo mientras éstas no pongan en cuestión la subsistencia misma del dominio del
capital. Esto remite al tema de la naturaleza del vínculo entre capitalismo y democracia y al de la expansión
de las instituciones democráticas con relación al proceso de modernización inherente a la ampliación de las
relaciones capitalistas de producción.
120
Véase FLECHA, Ramón, et. al., Teoría Sociológica Contemporánea. Paidós Studio, España, 2001, pp
66-70 y el glosario de términos que aparece en los apéndices del presente trabajo de tesis.
52
4.2. Principales componentes teóricos de la Teoría de la Transición en el caso
guatemalteco
De acuerdo a los esquemas 1 y 2, y las definiciones planteadas se ha desarrollado el
análisis de los trabajos indicados en el apartado sobre las consideraciones teóricometodológicas, llegando a las siguientes proposiciones:
4.2.1. Orientación de la práctica científico-social
a) El análisis social se concentra en el proceso de construcción de la democracia (la
democracia es un constructo histórico) estudiando la trayectoria de la transición
democrática a partir del examen de las precondiciones (factores) para el
establecimiento de regímenes democráticos y para su funcionamiento.
b) El tema principal que aborda es la democracia política, concebida como un régimen
político liberal-occidental (formal) deseable, en construcción y perfectible
(democracia sustantiva) como condición primaria para alcanzar el desarrollo. Se trata
de una valoración secularizada del régimen político sin subordinarlo a otras
dimensiones de la sociedad.
c) El problema fundamental es que si bien la salida a la crisis política inicia con la
democracia política y que ésta puede desarrollarse a pesar de las desigualdades
sociales, existen factores estructurales que obstaculizan la construcción democrática,
porque son causa y efecto de la vida democrática. Estos factores son económicos
(crisis económica e inserción en la globalización), sociales (pobreza, salud, educación
y vivienda), culturales (heterogeneidad cultural y cultura política autoritaria),
institucionales (crisis de partidos políticos y la cuestión militar) e internacionales
(ambiente favorable/desfavorable).
4.2.2. Naturaleza del discursivo científico-social
En los ensayos estudiados puede percibirse un discurso propositivo 121, algunas veces
escéptico que paulatinamente se ha conformado como el lenguaje oficial y común de la
denominada Democratización del Estado y que coexiste en conflicto no abierto con el
neoliberalismo, lo que le da su especificidad crítica y revela su acento marcadamente
socialdemócrata.
En estos trabajos se considera a la democracia como la forma viable de organización
política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma económica (a
regañadientes) sería la economía de mercado y con ello se asume que la teoría (a priori)
121
Por su naturaleza y atendiendo a sus caracteres más fundamentales el discurso científico-social puede
tener dos características principales: ser esencial y profundamente crítico, construido en base de la
desestructuración y el desmontaje polémico y a contracorriente de discursos dominantes oficiales que les
preexisten, a los que de manera radical intenta sustituir; o bien tratarse de un simple discurso positivo y
propositivo que coexiste sin conflicto al lado de otras interpretaciones o visiones en competencia, que
puede llegar incluso a conformar el lenguaje común y oficial. Véase AGUIRRE ROJAS, op. cit.
53
tiene una misión: la conducción de la sociedad hacia la democracia política y social, lo
que le lleva a cumplir una función de legitimidad del sistema social.
Se ha señalado que se trata de un síntoma reformista y de “un discurso del orden y de la
estabilidad. En esta perspectiva, las instituciones políticas y la construcción democrática
parecieron ser problemas que se resuelven por acuerdos entre las partes que superaron
el conflicto o por fuerzas sociales que sólo tienen vida en el terreno acotado de la
política. En síntesis, las ciencias sociales tienden a volverse –como expresión de crisis o
como una moda- conservadoras” 122.
4.2.3. Modelo teórico-metodológico
4.2.3.1. El diálogo teórico se concentra en los siguientes aspectos:
a) No existe un modelo de referencia y finalista de la democracia. Se trata de un
fenómeno histórico y específico propio de cada experiencia nacional, que depende de
la persistencia de factores políticos, económicos, sociales, culturales e institucionales
(que se constituyen en indicadores de los avances democráticos en relación al
autoritarismo).
b) La democracia en Guatemala surge a medida que la democracia de fachada se fue
agotando en el seno de la crisis política que se generalizó en la década del setenta y
fue impulsada por actores autoritarios (se transita por vía autoritaria).
c) Si bien una revisión de los aspectos estructurales conduce al pesimismo y a pensar
que el desarrollo democrático es incierto, porque es un fenómeno que revela un alto
grado de indeterminación de las estrategias de los actores políticos y sociales, no
manifiesta síntomas de ser reversible, aunque esto no es improbable.
d) Se trata teóricamente de una experiencia de consolidación pasmada que no ha sido
exitosa, de un proceso de instauración (J. Linz) que reunió los momentos de la
liberalización y democratización, y que no tiene prisa por su consolidación
(O’Donnell).
e) La democracia además de un referente empírico (democracia formal) contiene un
referente utópico (se trata de un problema y un proyecto). La constitución de un
régimen político es el primer paso de la construcción de una sociedad democrática (la
facilita, pero no se agota en este).
f) Si bien la representación por la vía electoral no es suficiente, los procesos electorales
desarrollan en el camino efectos imprevistos (por los actores autoritarios) que
coadyuvan al proceso democrático. Contradictoriamente aunque la transición política
puede ocurrir en el punto álgido del enfrentamiento político, sus alcances y
contenidos aunados a factores geopolíticos y a la dependencia internacional posibilita
que actores –izquierda/derecha- acepten las reglas del juego de la democracia liberal
122
TORRES-RIVAS, Edelberto. Política: Teoría y Métodos…op. cit., p 10.
54
g) El Estado es un actor fundamental de la transición democrática, porque es el promotor
de los consensos sociales y el creador del espacio de realización de la ciudadanía
(democracia social). Debe ser funcional para desarrollar un grado aceptable de
asimilación de las necesidades e intereses colectivos de la población (gobernabilidad).
El éxito del neoliberalismo debilita aún más al Estado y con ello pone en entredicho
el proceso democrático.
h) Se debe apelar al fortalecimiento de la sociedad civil desde la óptica de la
participación social democrática individual, pero siempre orientada a los intereses
colectivos.
4.2.3.2. Las nociones y el concepto fundamental son los siguientes:
a) La realidad social es construida porque el rumbo de la dinámica social está
determinado por la acción social individual (la democracia es construida por quienes
creen en ella) a pesar de la existencia de factores objetivos estructurales de corta y
larga duración (diferencias socioeconómicas, heterogeneidad cultural, diferencias de
clase, etc.).
b) Mediante un proceso de identificación de intereses la acción social individual deviene
en colectiva (identidad) y puede expresarse en organizaciones e instituciones
políticas, sociales y culturales (sujeto/actor social) posibilitando el ejercicio de la
ciudadanía y la democracia.
c) La acción social individual (ciudadano) es subjetiva (voluntad, estados de ánimo,
intenciones, creencias, preferencias, expectativas) y apreciativa (experiencias) y se
expresa como práctica social (comportamiento, conducta, actuación concreta)
colectiva o grupal (actores y sectores sociales, sociedad civil) a manera de voluntad
política.
d) La ciudadanía supone la interiorización (empoderamiento 123) de la democracia en la
sociedad mediante el desarrollo y promoción de una cultura política cívica
fundamentada en valores liberales (igualdad política, libertad, tolerancia, libertad de
acción) que orienta la práctica democrática.
e) La ciudadanía puede y debe ser inducida por un proceso educativo y re-educativo que
promueva el desarrollo de una cultura cívica y el fomento de la participación social
(cultura de paz).
123
El concepto empoderamiento parte de una visión positiva e idealista de la problemática del poder, ya
que se le asocia a la capacidad colectiva para resolver problemas que de manera individual sería más difícil.
Se ha señalado que propone una visión simplista de la organización y la participación, sin especificar el
tipo de organización o tipo de participación que se promueve, revelando una idealización de “lo
comunitario”. De la misma forma, que su aplicación es limitada en cuanto a situaciones económicas y
políticas de carácter estructural. Véase MACK, Luis Fernando. Concepciones generales sobre el concepto
de Empoderamiento. Universidad de San Carlos, Escuela de Ciencia Política. 5 p.
55
f) Es necesario y prioritario reconstruir y modernizar el tejido social (noción de
comunidad) fomentando la sociabilidad, el asocianismo y el liderazgo, encontrando
en su seno a los actores sociales capaces de coadyuvar al desarrollo democrático
(líderes, élites)
g) La precondición del desarrollo social (cambio social) es el cambio político
(democracia política) porque la crisis centroamericana fue fundamentalmente política
(del sistema político autoritario). El rumbo del proceso social está relacionado con el
desarrollo democrático, a partir de la instauración de regímenes democráticos y la
consolidación de la vida democrática.
h) La construcción democrática supone además del desarrollo formal (eventos
electorales periódicos) la modernización institucional (arreglos institucionales), de los
procedimientos políticos (aceptación de las reglas del juego por todas las fuerzas
políticas y sociales, democratización del poder político) y la construcción de
ciudadanía (cultura política democrática).
i) La dirección del proceso social y la posibilidad de una regresión autoritaria depende
de la existencia/ausencia de voluntades y prácticas democráticas/autoritarias
organizacionales e institucionales, en la medida que existen actores y mentalidades
decisivos en la construcción de la democracia y opuestos a ella (no todo lo que se
origina en la sociedad es democrático).
j) La gobernabilidad (concepto fundamental) es posible cuando el Estado (depositario
del poder) se constituye en el instrumento democrático que asimila las demandas
(haciéndose representativo) y posibilita la democracia social (a través de la creación y
desarrollo de políticas, leyes, regulaciones, instituciones) dando lugar a un régimen
político que alcanza niveles deseables de eficacia y legitimidad (democracia
sustentable) 124.
k) Para que el Estado desarrolle con éxito su tarea (reproducir consensuadamente el
poder) necesita una mediación fluida (cultura política democrática sólida mediante la
estructuración, codificación y traslado dinámico de las demandas); y la existencia,
funcionalidad, operatividad y eficiencia de sus entes (modernización institucional)
dando como resultado el ejercicio del poder con relativa estabilidad.
l) Cuando el universo de intereses colectivos (demandas, algunas veces en choque) no
pueden ser expresadas de manera fluida, eficaz y consensuada por los canales de
intermediación (por excelencia deberían ser los partidos políticos, aunque pueden ser
los medios de comunicación, las ONGs y distintas organizaciones sociales y
culturales) hacia el Estado se produce el riesgo de regresión autoritaria. Una crisis de
124
Se considera que existe una doble gobernabilidad, por parte del Estado y por parte de la sociedad civil,
aunque se especifica que lo gobernable es la sociedad civil y quien gobierna el Estado. Véase GÁLVEZ
BORREL, Víctor. La gobernabilidad en Centroamérica: sectores populares y gobernabilidad precaria en
Centroamérica. FLACSO, Guatemala, 1995, pp 16-17.
56
gobernabilidad es el resultado de la ausencia de consensos y de la prevalencia de
mentalidades autoritarias 125.
m) A la gobernabilidad democrática se opone la gobernablidad conservadora cuyo
propósito principal es la estabilidad (posibilidad de establecer procesos que canalicen
los conflictos sociales de manera que las demandas de los actores sociales no rebasen
los límites institucionales y no comprometa la sociedad toda, y sobretodo el poder del
Estado establecido).
n) La diferenciación social está expresada a partir de actores y sectores (organizaciones
e instituciones) políticamente significativos que se constituyen en líderes y élites
sociales y políticas que interaccionan enfrentados en una guerra de posiciones 126.
o) Los conflictos sociales no son indeseables ni inevitables porque provienen de
diversas fuerzas sociales y de distintas movilizaciones y porque la democracia es el
ejercicio permanente del consenso 127. Pero si las demandas o el descontento social no
son canalizados apropiadamente, y regulados y gestionados consensuadamente por el
Estado, se produce una crisis de gobernabilidad que puede desembocar en una
regresión autoritaria.
4.2.3.3. Los rasgos del método empleado
Tomando en consideración los elementos anteriores, puede percibirse en los ensayos
estudiados una reorientación de la teoría social como resultado de la desaparición del
marxismo, un sincretismo epistemológico y una tendencia al eclecticismo teórico. Estas
afirmaciones pueden resumirse en los siguientes aspectos:
a) La presencia de un marcado determinismo (énfasis) que asume lo político como
prioritario en la explicación social. En todos los ensayos analizados el tema del poder,
y con ello, de la democracia y su gobernabilidad son recurrentes, aunque haya
factores estructurales que obstaculizan el proceso 128.
125
La gobernabilidad sería el resultante de la forma cómo actúa el Estado y de las expectativas y
evaluaciones que sobre ello hacen miembros de la sociedad civil, de donde pueden inferirse los apoyos que
potencialicen la gobernabilidad o bien, situaciones críticas o cuestionamientos que la debiliten, dando como
resultado períodos de crisis de gobernabilidad o períodos de estabilidad.
126
En esta perspectiva, cuando no hay un rechazo al concepto clase social este es considerado simplemente
como una de las múltiples posibilidades de “constitución de la identidad del sujeto”.
127
Un orden democrático se sustentaría en el reconocimiento de las diferencias, de la pluralidad, del
conflicto y de la contingencia. Pero además, debería contar con consenso, con un acuerdo colectivo sobre
qué se entiende por orden democrático, y en especial sobre cuál es el orden democrático posible en una
sociedad determinada. Como el orden no es algo dado, sino una construcción social, la tarea de construir un
orden democrático sólo podría ser emprendida colectivamente. Véase MEDINA, Graciela, op. cit.
128
Se privilegia el régimen político (mediaciones institucionales entre Estado y sociedad); lo político de la
creatividad política y la capacidad de creación histórica colectiva; y la concepción de la sociedad como un
sistema de actores y un campo regulado de lucha entre diversos proyectos. Véase GARRETÓN, Manuel
Antonio, op. cit.
57
b) La explicación de la dinámica social (el cambio social) se fundamenta en la acción
social individual (individuos, grupos, élites) que deviene en colectiva (actores
sociales) mediante el proceso de construcción de ciudadanía, lo que evidencia la
presencia de una noción constructivista de la acción social.
c) La consideración de la acción social como individual y electiva (racional, abierta,
libre) lleva a considerar las clases sociales o grupos organizados como actores,
haciendo uso libre de conceptualizaciones reservadas a ámbitos micro sociales,
revelando la presencia de una postura microsociológica basada en el individualismo
metodológico 129.
d) El individualismo metodológico conduce directamente a la teoría de la elección
racional y de la teoría de juegos 130.
e) Es evidente la influencia de la conceptualización weberiana del poder 131 asociada al
concepto de legitimidad 132 que se reduce al problema de gobernabilidad de los
gobiernos.
129
El estudio de la acción ha dominado el desarrollo de las ciencias sociales desde su nacimiento. Uno de
los debates centrales en esta línea de análisis es si la acción social puede ser reducida a la acción individual.
El individualismo metodológico es una postura que afirma que todos los fenómenos sociales (su estructura
y cambio) son en principio explicables de un modo que sólo implica a los individuos (unidad social), a sus
propiedades, sus objetivos, sus creencias y sus acciones. Se ha señalado contrariamente que la acción social
no puede remitir a la individualidad, pues lleva a términos estrictamente personales e incluso psíquicos y
excluye la posibilidad de dar cuenta de lo social. Véase FLORES GUERRERO, Rodrigo, op. cit. y OLIN
WRIGHT, Erick et. al. Marxismo e Individualismo Metodológico. En TORRES-RIVAS, Edelberto.
Política: Teoría y Métodos. EDUCA, Costa Rica, 1990, p 204.
130
Propuestas teóricas con antecedentes en la economía neoclásica, el racionalismo, el pragmatismo y la
matemática. En ambos casos, se asume que los individuos actúan en base a lo que ellos creen que les traerá
mejores beneficios (racionalmente) por encima de los aspectos estructurales. De esa cuenta, las acciones
están sujetas a las restricciones (físicas, económicas, legales y psicológicas) y a las preferencias y
oportunidades. Sin embargo, no todas las acciones son racionales, porque existen normas sociales y
preferencias emocionales que generalmente las condicionan y se manifiestan en la propensión a cumplir
normas que el grupo social a interiorizado. La teoría de juegos ha sido aplicada principalmente para
analizar los procesos de negociación de la paz. Véase AGUILERA PERALTA, Gabriel. Realizar un
imaginario: La paz en Guatemala. En TORRES-RIVAS, Edelberto, et. al. Del autoritarismo a la paz.
FLACSO, Guatemala, 1998, pp 123. Uno de los desarrollos más reciente de la teoría de la elección racional
en el aspecto político es la idea de la democracia deliberativa en la que se plantea que los individuos
argumentan y pactan (no sólo agregan) sus preferencias y las transforman, introduciéndose la posibilidad de
la subjetividad en la acción racional normativamente regulada, a través de la negociación en la que varios
individuos coordinan su acción negociadora. Véase ELSTER, John. La democracia deliberativa. Gedisa,
España, 1998, p 13.
131
La capacidad de que un actor en una relación social pueda imponer su propia voluntad a otros, a pesar
de su resistencia e independientemente de las bases sobre las que descansa esta probabilidad.
132
Se trata de un término incorporado a las ciencias sociales en la década de los setenta, para dar cuenta de
algunas dificultades institucionales que experimentaban las sociedades desarrolladas. Se refiere a la
capacidad de valorar y aceptar racionalmente, a través de un sistema de creencias y valores, los mandatos
emanados de quienes detentan el poder, momento en el que se realizan las condiciones propias del poder,
que es aceptado por voluntad y por consenso. Se acepta que sólo existe poder político cuando existe
legitimidad.
58
4.3. Hacia una valoración de Teoría de la Transición en Guatemala
El examen de la Teoría de la Transición en el caso guatemalteco revela algunos aspectos
que es necesario considerar.
4.3.1. Respecto a la Teoría de la Transición de alcance mundial
a) Un intento por resolver la dicotomía estructural/estratégica, aunque su énfasis es
principalmente estratégico.
b) Respecto al enfoque estructural supera: el intento por deducir leyes, generalizaciones
y reglas para la transición democrática –superando la concepción naturalista de las
ciencias sociales; el énfasis determinista general o estructural; y, su optimismo
democrático, ya que desde su proyección se manifiesta cierto escepticismo al respecto
de la transición democrática. Sin embargo, conserva su carácter proscriptivo
(recetario) para llevar a cabo la transición sin incidentes y la idea de que la
democracia debe consolidarse sobre la base de su eficacia y legitimidad.
c)
Con relación al enfoque estratégico supera la poca importancia dada a los factores
objetivos y estructurales; el peso de las condiciones derivadas del pasado; la
desatención dada a los resultados imprevistos; su atención a las especificidades
nacionales regionales; la idea del aprendizaje político para evitar regresiones
autoritarias; y, la consideración del papel central que juega el Estado como promotor
de la democracia. No obstante, conserva la idea de que la democracia puede
alcanzarse por un proceso inducido de cambio de valores (acción política de actores
racionales/élites) y normas, reglas de juego e instituciones, por lo que el análisis se
reduce a establecer las tareas pendientes de la democracia; y, su bajo interés en
aspectos relacionados con la dependencia y la dominación externa, que se han
fortalecido con la globalización.
d) El problema central para la Teoría de la Transición en su versión guatemalteca es el
mismo que su similar regional: hacer sustentable el desarrollo democrático en
condiciones de crisis económica (sistema necesario/crisis social) partiendo de un
análisis que asume en principio que el cambio social parte del ámbito político (que
lleva a pensar más o menos autónomamente lo político) teórica y políticamente
acotado en el margen de la democracia liberal.
4.3.2. Respecto al desarrollo de la Sociología en Guatemala
a) En sentido positivo: el abandono de cierto léxico y de ciertos conceptos que fueron
generalmente imprecisos; un intento por atender el sentido de la acción social
individual y grupal; el abandono de la visión estadocéntrica; y, una ampliación
temática antes desconocida.
b) En sentido negativo: la tendencia al sincretismo y eclecticismo teórico (no a la
síntesis); la manifestación de pesimismo e incertidumbre en el sentido teórico; la
59
orientación hacia la investigación empírica y evaluativa, sin pretensiones teóricas; la
desconexión de los debates teóricos mundiales dentro de la disciplina; la obsesión por
el tema de la democracia; la evidente ausencia de una crítica teórica a los supuestos y
conceptos en que está fundamentada teóricamente; y, la aceptación de la democracia
liberal como referente político-límite.
4.3.3. Algunos de los nudos problemáticos encontrados en la Teoría de la Transición
en su versión guatemalteca se refieren a:
a) La posibilidad de que la crisis política centroamericana de principios de los años
ochenta pueda resolverse finalmente, en primera instancia por medios políticos.
b) La probabilidad de perfeccionar la democracia y minimizar el grado de desigualdad
social sin romper con el margen de la democracia liberal.
c) El peligro de que el participacionismo (y por ende la sobredemanda) rebase la
capacidad del Estado.
d) El hecho de que la participación de los actores autoritarios pueda provocar efectos no
deseables para la democracia 133.
e) El riesgo que significa sobrepasar el estado de ánimo democrático de la población, en
relación al desencanto con la política (partidista).
f) El peso determinante que los diversos factores y actores internacionales tienen en el
desarrollo democrático.
g) El problema teórico central sigue siendo la naturaleza de los vínculos entre estructura,
subjetividad y acción social.
133
Se considera que dos problemas cruciales para la transición democrática son el control o influencia que
en el gobierno tienen los militares y el tema de la justicia respecto a los hechos ocurridos durante el
conflicto armado. En el segundo caso, desde esta perspectiva, un gobierno democrático debería aplicar la
ley y hacer justicia, sin embargo esta posibilidad estaría reducida a “la naturaleza” de los “actores” de la
transición: si son fuerzas nuevas y democráticas o “continuadores” de la dictadura. Véase TORRES
RIVAS, Edelberto. Prólogo: La metáfora de una sociedad que se castiga a sí misma. En Comisión para el
Esclarecimiento Histórico –CEH- Guatemala: Causas y Orígenes del Enfrentamiento Armado Interno. F y
G Editores. Guatemala, 2000, pp xv-xxxi.
60
V. REFLEXIONES FINALES
Para fines expositivos y una mejor valoración del presente trabajo de tesis se considera
pertinente presentar las siguientes reflexiones:
La aprehensión del desarrollo del conocimiento social es un esfuerzo complejo en el que
se deben considerar tanto los eventos internos como externos a las ciencias sociales, ya
que este proceso es menos racional de lo que aparenta.
La interpretación kuniana sobre el desarrollo científico-social con algunas precisiones, es
válida como marco de lectura para dar cuenta de la dinámica a que se ve sometido el
conocimiento social. Desde esta perspectiva, la discusión sobre lo social está limitada
dentro de ciertos paradigmas presentes en ciertos momentos del desarrollo históricosocial.
En Guatemala, en los últimos veinte años se ha venido constituyendo dentro de las
ciencias sociales y particularmente en la sociología la Teoría de la Transición como
modelo de interpretación social dominante.
Su proyección es el resultado de la muerte pacífica dentro de la línea de desarrollo de la
tradición marxista-estructural dentro del entorno de la Universidad de San Carlos de
Guatemala.
Esta ruptura abrupta, es producto de fenómenos internos y externos a la disciplina que
ocurrieron en la década del ochenta. En un primer momento, como efecto de la violencia
política y el exilio de muchos científicos sociales. En un segundo momento, como
consecuencia de la crisis económica, el desenvolvimiento de la crisis política en la región
y por la crisis ideológica a nivel mundial del marxismo.
La Teoría de la Transición es una teoría política que manifiesta en el plano discursivo un
acento marcadamente reformista y en el plano teórico-metodológico una tendencia al
sincretismo y al eclecticismo. Es preciso señalar que en sus últimos desarrollos ha
vislumbrado un síntoma de autocrítica, en la medida que el proceso de democratización
se revela cada vez más complejo y que sus análisis siempre están acotados por la
democracia occidental como referente-límite.
En relación al desarrollo de la Sociología, puede considerarse su influencia positiva,
porque la disciplina evidencia mayor flexibilidad teórica, más atención a las
determinaciones individuales de la acción social, mayor amplitud temática y una posición
político-ideológica menos dogmática.
En sentido negativo, su hegemonía revela una tendencia teórica acrítica legitimadora, el
determinismo político en sus análisis, la desvinculación con los debates y desarrollos
teóricos mundiales de la disciplina y la orientación hacia la investigación evaluativa y
empírica.
61
Puede afirmarse que mientras la disciplina finalmente se ha institucionalizado, ha ganado
considerable importancia pública y ha dejado de ser estigmatizada como subversiva, la
influencia de la Teoría de la Transición no ha posibilitado la crítica, la innovación y la
recuperación teórica y del pensamiento social guatemalteco que puede tener alguna
validez.
Por tanto, sigue siendo necesario distinguir y no oponer la teoría social y la crítica social
(cambio social/política). Son dos momentos interrelacionados de la disciplina que no
pueden autoexcluirse. Un programa de investigación teórica siempre es pertinente.
62
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66
VII APÉNDICES
67
Esquema 1. Elementos intervinientes en el desarrollo del conocimiento social
Historia interna
de los eventos
científicos
Estructuración
de la discusión
sobre lo social
a partir del
desarrollo de
paradigmas
Historia
externa de los
eventos
científicos
El científico
social dentro
de su grupo
social y en su
ambiente
institucional
Factores
contextuales de
ocurrencia
histórica,
estructurales y
coyunturales
Focalización
de intereses y
prácticas
cietíficas
Problemas y
temas
Debates y
diálogos
teóricos
Teorías y
modelos de
interpretación
social
Modelo
teórico y
metodológico
Nociones,
concepciones
y categorías
de análisis
Técnicas de
análisis y
recopilación
de
información
Proyecto
discursivo
68
Concepción
del mundo y
del
conocimiento
social
Esquema 2. Elementos que constituyen un modelo de interpretación social.
Análisis
social
Focalización
de intereses y
prácticas
científicas
Problema
social
Tema
Debate o
diálogo
teórico
Modelo
teórico y
metodológico
Acción social
Cambio
social
Concepto
fundamental
Método
Naturaleza
del discurso
científico
social
69
Conflicto
social
Esquema 3. Muestra del análisis documental desarrollado a partir de los textos
estudiados.
UNIDAD DE ANÁLISIS
Focalización del análisis
social (t2)
Tema principal (t2)
Problema fundamental (t3)
ARGUMENTOS
Se concentra en el proceso de
construcción de la democracia
La democracia política
concebida como régimen
político-occidental
La solución de la crisis
centroamericana inicia con la
democracia política
70
CATEGORÍAS
“El ensayo sobre la democracia posible es
solamente un intento por reflexionar de manera
muy preliminar sobre la tradición histórica y la
coyuntura contemporánea en relación con la
construcción de regímenes democráticos...” (p
16)
“El conjunto de fenómenos que están asociados
de diversa manera con el origen y desarrollo de
la crisis política regional han colocado, en el
primer plano del debate teórico y de las
prácticas cívicas, el problema de la
democracia”. (p 53)
“El punto de partida de nuestra reflexión no es
la democracia como un tipo de sociedad sino
como régimen político. Aunque no es el
equivalente histórico, ello puede corresponder a
la dicotomía que existe, al uso, entre democracia
formal y democracia real. Lo formal se satisfaría
con la existencia de un Estado-de-derecho y por
lo tanto, previsible, en el que los ciudadanos
pueden encontrar enunciada la defensa legal de
sus derechos: el reconocimiento de los mismos”.
(p 11)
“Para que no haya confusión acerca de lo que
estamos entendiendo por democracia en este
trabajo, utilizaremos una noción de sentido
común, basada en regularidades históricas,
observadas en diversos países y momentos y que,
con cierto rigor, están presentes…en eso
que…(se)… llama “democracia liberal” (para
situarla históricamente)…En ella se reconoce
tanto en el gobierno como en los cuerpos
legislativos electos, directa o indirectamente, por
medio de elecciones periódicas, con sufragio
universal; cuando a los electores se les concede
normalmente la posibilidad de optar por
diversos partidos políticos. Todo ello en el
marco de libertades civiles relativamente
suficientes (libertad de palabra, de prensa, de
asociación, etc.) para asegurar que el derecho
de optar sea efectivo, es decir, relativamente
libre; existe una igualdad ante la ley y algún tipo
de protección de las minorías, así como una
aceptación general del principio máximo de
libertad individual, compatible con la misma
libertad para los demás”. (p 61 y 62)
“Centroamérica exhibe hoy día una variedad de
experiencias históricas que tienen en común la
búsqueda de alguna modalidad democrática que
a su vez pueda constituir el punto de partida
para alguna forma de crecimiento con
desarrollo. El estancamiento de todos estos años
es tan grave como la guerra o la dictadura y sin
cambios profundos en la desigual estructura del
Naturaleza del discurso
científico-social (t2)
La teoría tiene la misión a
priori de conducir la sociedad
hacia la democracia política y
social
Diálogo teórico (t4)
No existe un modelo de
referencia y finalista de la
democracia
Naturaleza de la acción
social T5
La acción social es individual
y subjetiva
Determinantes del cambio
social (t6)
La construcción democrática
supone además del desarrollo
formal la construcción de una
ciudadanía basada en una
cultura política democrática
71
reparto de la riqueza social no habrá ni paz ni
democracia. Los déficits sociales son
agudos…La democracia no es un tipo de
régimen político ni una determinada forma de
sociedad. Aquí nos interesa más lo primero que
luego facilita lo segundo. Es más fácil alcanzar
un régimen político democrático que una
sociedad que también lo sea”. (p 53 y 54)
“Hay que admitir que la elaboración teórica de
esta propuesta fundamental ha sido pobre. Los
intelectuales de izquierda estamos
lamentablemente retrasados al enfrentar este
desafío”. (p 13)
“La idea de democracia tiene varias
dimensiones…es una idea que trasciende la
organización inmediata de la sociedad y se
convierte mas en un referente general que sin ser
un modelo a imitar presenta ciertos requisitos
básicos para calificar a una sociedad de
democracia o no, o de menos o más
democrática…no se trata de ninguna manera de
una fórmula cuyos componentes le otorguen a
una sociedad la calidad de democrática…esta
forma simplista y grosera de ver el proceso
social y la democracia es la que en la práctica
lleva a posiciones extremas y sin matiz, y a la
introducción de apellidos al término, con el
ánimo de situar sus imperfecciones, distinguir
sus logros, así se habla de democracia política,
social, electoral, formal, etc…esto no hace sino
dimensionar un sólo aspecto de la idea de
democracia calificando todo proceso en una
sociedad desde un punto de vista
undimensional…” (p 12 y 13)
“Esta subjetividad de la acción social contribuye
a hacer de la gobernabilidad, un problema más
complejo del que en apariencia podría tener. En
efecto, según Philippe Schmitter…“La clave de
los diferentes grados de gobernabildad se
encuentra no tanto en las magnitudes objetivas
de los resultados macroeconómicos, las
diferencias sociales o las relaciones de clase,
como en la manera en que se lleva a cabo la
mediación de intereses bien diferenciados entre
la sociedad civil y el Estado”…Esta hipótesis no
sólo pone en evidencia la importancia del
estudio de la mediación entre la sociedad civil y
el estado para el caso de la gobernabilidad, sino
para el de otra categoría básica…la
democracia”. (p 60 y 61)
“Hablamos de desarrollo democrático como un
proceso histórico de constitución de ciudadanía
políticas activas, de la ampliación sucesiva de la
participación pública, de la profundidad en el
uso de los derechos que la Constitución y las
leyes establecen y regulan. La ciudadanía se va
construyendo en relación con las instituciones
políticas y las oportunidades de ejercitar los
derechos correspondientes, hasta configurar una
democracia política…conduce a sociedades
donde en términos operativos el ciudadano tiene
libre oportunidad para organizarse en función
Concepto fundamental (t5)
La gobernabilidad es posible
cuando el Estado se constituye
en el instrumento democrático
que asimila las demandas y
posibilita la democracia social
dando lugar a un régimen
político que alcanza niveles
deseables de eficacia y
legitimidad
Diferenciación social (t4)
Se expresa como actores y
sectores (organizaciones e
instituciones) “políticamente
significativos”
Naturaleza del conflicto
social (t2)
Los conflictos sociales no son
indeseables ni inevitables
porque provienen de diversas
fuerzas sociales y de distintas
movilizaciones y porque la
democracia es el ejercicio
permanente del consenso
72
de los diversos intereses que la vida en sociedad
produce, de informarse y opinar, de participar
en forma activa o testimonial en el debate
público, verbalmente o por escrito, criticar,
concertar e influir en las decisiones públicas,
todo ello en condiciones de libertad y seguridad
que el Estado tiene la obligación de mantener
para todos, ejercitando sus derechos sin mas
limitaciones que las que establecen la ley y los
derechos de los otros. La suma de los derechos
sociales y políticos que todo ello supone, forman
los derechos del ciudadano, en una sociedad
democrática, que se define primero, como una
democracia política”. (p 7 y 8)
“Entre los fenómenos que se originan en el
estado y que determinan diversos grados de
gobernabilidad, cabe mencionar los que se
derivan del desempeño del gobierno….la
oportunidad, efectividad, eficiencia, coherencia
y aceptación social de las decisiones del
Estado….igualmente hay que considerar el tipo
de liderazgo, el diseño y funcionamiento de las
instituciones públicas, las relaciones entre los
organismos de estado, el equilibrio y los
conflictos de las elites representadas en este
último, el papel del estado y de los partidos
políticos, etc…En cuanto a las circunstancias
que se sitúan en la sociedad civil, deben citarse
las desigualdades sociales, la exacerbación de
los conflictos, la inseguridad ciudadana, las
expectativas y los déficits sociales acumulados,
la cultura política, etc.” (p59 y 60)
“…una de las tareas fundamentales y urgentes
en una sociedad como la guatemalteca es el
reconstruir la noción de comunidad,
encontrando en su seno a los actores sociales
capaces de interactuar enfrentando los
problemas del desarrollo y la democracia”. (p
24)
“…en la sociedad guatemalteca los sujetos
sociales en tanto que actores capaces de asumir
y orientar derroteros de la sociedad ofrecen
grave dificultad para organizarse…el problema
de la heterogeneidad…impide que el actor
pueblo pueda constituirse con capacidad
suficiente para influir de manera determinante
en la vida política”. (p 26 y 27)
“La posibilidad de acuerdos o transacciones
aparece en la experiencia histórica directamente
vinculada a la instalación de regímenes
democráticos…Los regímenes políticos dan paso
a formas democráticas porque pueden establecer
y respetar normas destinadas a enfrentar el
conflicto social y a resolverlo. Sin esa condición
ninguna estructura democrática es posible,
cualquiera que sea la definición que se intente
proponer…Ya se trate de un conjunto de
instituciones o prácticas, se una herramienta
para facilitar la toma de decisiones para la
mayoría, o un medio para construir el consenso,
sea un programa reivindicativo, lo que resulta
Método empleado T5
Presencia de una noción
constructivista de la acción
social
Bibliografía básica (t2)
imprescindible es que se trate de un proceso de
modificación, de cambio que asegure que los
conflictos de intereses, las luchas
reivindicativas, puedan conducir a nuevas
formas de participación política, de integración
social, de representación…La democracia
posible es la estructura política de fuerzas
sociales que se proponen ir más allá de lo
existente, como un esfuerzo utópico permanente
(como programa o proyecto) para modificar las
relaciones del Estado con la sociedad; de
gobernantes con los gobernados. En el centro de
la idea de democracia posible está el conflicto
social que la amplía y la lleva hasta sus límites
históricos. No se busca la unidad; es la
diversidad de fuerzas sociales cuyos conflictos
puede y deben llevar al consenso”. (p 53-55)
“En el estudio de la mediación, existen varios
campos a considerar dentro de los que
destacaremos únicamente dos: a. los procesos
que permiten estructrurar los intereses de los
actores sociales, lo que supone identificarlos,
explicar sus causas y presentarlos formalmente
al conjunto de la sociedad y al estado (es decir,
codificados y dentro de una estrategia discursiva
adecuada y eficiente para alcanzar los
resultados esperados); y b. la existencia y el
funcionamiento de instancias especializadas del
estado dedicadas a captar, recibir, procesar y
hacer compatible ese tipo de intereses”. (p 66)
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Cuadros: Sindicatos-federacionesconfederaciones inscritas según sector;
indicadores sociales; situación de alfabetización;
y población fuera del sistema de educación.
Información primaria (t4)
73
Cuadro 1. Distribución temática de las tesis del área de Sociología elaboradas en la
Escuela de Ciencia Política
AREA TEMÁTICA
Teoría
Metodología
Pensamiento social
Formación
Religión
Lo étnico
El Estado
La política
Estructuras
Procesos
Actores
TOTALES
1985-1989
1990-1999
1
2
1
5
2
12
1
3
8
14
49
1
5
2
8
2000-2002
1
2
3
2
6
14
* Puede observarse la gran concentración en temas relacionados con el Estado,
principalmente con las políticas públicas y con actores (organizaciones sociales). Las
tesis con enfoque marxista son un porcentaje muy bajo: 1985-1989 (2), 1990-1999 (2) y
2000-2002 (1).
Fuente: Elaboración propia.
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Cuadro 2. Distribución temática de los artículos elaborados por sociólogos y publicados
por la Revista Política y Sociedad
AREA
TEMÁTICA
Teoría
Metodología
Pensamiento
social
Formación
Religión
Lo étnico
El Estado
La política
Estructuras
Procesos
Actores
TOTALES
1976-1979
1980-1989
1990-1999
2000-2002
1
1
1
1
1
3
3
2
8
1
2
5
1
1
1
3
1
12
1
21
4
1
7
* Puede observarse la concentración creciente en temas asociados al Proceso de Paz. Los
ensayos con enfoque marxista son relativamente pocos: 1976-1979 (5) y 1980-1989 (1).
Fuente: Elaboración propia.
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GLOSARIO DE TÉRMINOS
Realidad social: Rasgos generales que exhibe la sociedad en el ámbito nacional, regional
y mundial, donde se desarrollan las ciencias sociales, fundamentalmente en aspectos
económicos, políticos, sociales, culturales e intelectuales, desde el punto de vista
estructural y coyuntural.
Paradigma: Posiciones epistemológicas de base presentes en la investigación social que
brindan explicaciones sociales que subtiende, pero no se confunde con las divisiones en
numerosas corrientes, escuelas o modelos de interpretación social. Para el caso de
América Latina, un ejemplo sería el paradigma tradicional-moderno.
Modelo de interpretación social: Interpretaciones de los paradigmas que generan
determinadas prácticas científicas. Son maneras de describir, comprender y explicar los
universos sociales. En el caso de América Latina, ejemplos de estos modelos son el
Cepalismo, el Depentismo o el Marxismo.
Proyecto discursivo científico-social: Discurso intelectual y científico propio de las
disciplinas sociales que supone la comprensión de lo social y de sus perspectivas a futuro
como una empresa razonada de análisis y que especifica su concepción del mundo y del
quehacer científico, porque responde a un conjunto de preocupaciones.
Modelo teórico-metodológico: Preferencias epistemológicas teóricas y metodológicas
que especifican un modelo de interpretación social. Se trata de la “bandera esencial” de
toda corriente de interpretación y se caracteriza por la presencia de disputas y diálogos
teóricos, el uso de determinadas nociones, concepciones y categorías de análisis; y por el
uso frecuente de ciertas técnicas de recopilación y análisis de la información. Un modelo
teórico-metodológico, es en parte epistemología, metodología y técnica, combinadas con
su concepción del mundo y del quehacer científico.
Práctica científico-social: Problemáticas y temáticas que el proyecto intelectual
privilegia y pone en el centro de sus preocupaciones y desarrollos esenciales. No son
disyuntivas, sino extremos de un continuo en que las investigaciones se insertan
combinándose en mayor o menor grado. En el caso de América Latina, un ejemplo de
problemática sería el desarrollo y de una temática, el cambio social.
Constructivismo Social: Postura epistemológica que considera que la realidad social es
construida y no natural o dada para siempre y que la sociedad es creada por las personas.
Enfatizando la dimensión culturalista, afirma que son construcciones humanas tanto la
sociedad, como el conocimiento que tenemos de ella.
En términos generales, presenta los hechos como resultado de alguna actividad,
afirmando que todo sucede en el nivel de la acción y la deliberación práctica, y que los
agentes tendrán motivos y demandas subjetivas, pero terminarán por acatar ciertas reglas
compartidas, para facilitar el entendimiento mutuo.
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Al privilegiar la idea de que la acción social tiene consecuencias fácticas y, por eso es
anterior a los hechos, sostiene que el conocimiento accede básicamente de aquellas
entidades que los agentes han construido o son capaces de construir.La explicación del
constructivismo social se fundamenta en tres procesos:
a) Externalización. El orden social es un producto humano por génesis (en el pasado fue
construido por personas) y por existencia (sólo puede existir ese orden en el presente,
si existen personas que lo sostienen).
b) Objetivación. Proceso que convierte los productos de la actividad humana en algo
exterior a ella, incluyendo la institucionalización (repetición de la acción que se
convierte en típica y que, al pasar a otras generaciones, aparece como objetiva); y la
legitimación (los conocimientos y normas que abarcan y justifican las instituciones).
c) Internalización. Implica la asunción subjetiva de algo que viene de fuera y que
aparece como objetivo, aunque, en realidad, es una construcción subjetiva de otras
personas. Cuando hay suficiente grado de internalización para considerarse miembro
de la sociedad, se habla de socialización (primaria y secundaria).
La crítica a esta postura sostiene que hay hechos sociales que no dependen del acuerdo
humano y que tampoco se basan exclusivamente en las interacciones de los individuos,
porque la conciencia de los sujetos individuales es generada en sus relaciones
intersujetivas con los demás.
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