Download Diana Bravo (ed.) (2003). Actas del Primer Coloquio del Programa

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RECENSIÓNS / REVIEWS
que estamos ante una aportación, hoy por hoy, fundamental para comprender, con
carácter retrospectivo y prospectivo, el estado del bilingüismo escolar en nuestro
contexto más próximo.
S
Diana Bravo (ed.) (2003). Actas del Primer Coloquio del Programa EDICE.
“Perspectiva no etnocentrista de la cortesía: identidad sociocultural de las
comunidades hispanohablantes”. Sweden: Stockholms Universitet. Pp. 388.
ISBN: 91-974521-0-6 (e-Book).
ROSIO MOLINA LANDEROS
[email protected]
LUCÍA RODRÍGUEZ GUTIERREZ
[email protected]
Ludwing-Maximilians-Univertät München
La presente edición electrónica contiene la colección de Actas del Primer
Coloquio del Programa de Estudios del Discurso de Cortesía en Español (EDICE),
llevado a cabo del 6 al 8 de septiembre del 2002 en las instalaciones de la
Universidad de Estocolmo. Cabe señalar que en 2004 dicho Programa festejó ya su
segundo Coloquio en la ciudad de San José de Costa Rica.
Esta reunión de Actas es muestra del espacio que poco a poco han ido ganando
a nivel internacional las investigaciones pragmáticas sobre el español; además, se
revela una red de investigadores que coinciden en muchos puntos de vista y
estrategias de análisis. Estos estudios resultan muy productivos no sólo por aplicar,
romper y proponer teorías, sino porque la mayoría dan muestra de un valioso trabajo
de campo y de la formación de importantes corpus.
Las Actas se agrupan en tres apartados: el primero titulado “Aproximaciones a
la cortesía verbal”; el segundo, “Cortesía y contextos socio-culturales”; y el tercero,
“Cortesía en diferentes comunidades”. A continuación revisemos algunas de las
aportaciones de cada expositor.
Los cinco trabajos que componen el primer apartado sientan las bases del
marco teórico para describir pragmáticamente el fenomeno lingüístico y social que
es la cortesía. Antonio Briz explica el funcionamiento de la atenuación cortés como
una estrategia minimizadora de lo dicho y del punto de vista, y la define como “una
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táctica eficaz y eficiente en la negociación”. El autor afirma que este recurso busca
la aceptación del oyente sobre lo dicho o sobre el propio hablante (p. 17), puesto que
el interlocutor busca que el otro lo acepte, ya que, según Briz, si no hay tal
aceptación, no existe intercomunicación. Presenta y explica puntos de vistas
opuestos sobre la atenuación cortés: el de la sociología y el la lingüística. A partir de
ejemplos de habla nos muestra diferentes estrategias atenuadoras como la perífrasis
o circunloquio y los diminutivos. Distingue, además, los atenuantes corteses de los
atenuentes sin cortesía. Briz asegura, apuntando hacia Narbona, que toda
conversación es siempre una negociación.
Por su parte, Klaus Zimmermann propone que la cortesía es una opción y no
una constante (p. 49), puesto que existen también actos descorteses, que son
aquellos actos comunicativos que no buscan considerar la imagen del otro, sino todo
lo contrario: quieren deteriorarla o denigrar (p. 49), tal es el caso del insulto. Este es
el tema de su trabajo sobre la base de un corpus de habla de jóvenes masculinos
españoles y mexicanos. El autor concluye que el insulto es más que un mero
fenómeno de anticortesía juvenil.
Henk Haverkate retoma las propuesta de cortesía positiva y cortesía negativa
de Brown y Levinson (1987); cuestiona las conclusiones de Sifinaou (1992), que
sugieren una división universal entre culturas de cortesía positiva y culturas de
cortesía negativa, ya que diversos autores han demostrado que existen culturas,
como la asiática, que no caben en tal clasificación. Además, amplía el concepto de
acto de habla de Searle (1969) a través del concepto de acto de discurso, que
define como el conjunto de actos de habla incrustados en una situación
comunicativa concreta (p. 62). Decide examinar tres clases de estos actos de
discurso: asertivos, directivos y expresivos, para comparar la cortesía española y la
holandesa, y así ver si es posible clasificar la cultura española como una cultura de
cortesía positiva (p. 61).
Rafael Areiza Londoño y Alejandro D. García Valencia proponen diferentes
modelos del acto de saludar, del cual derivan otras acciones correlativas. Muestran
las distintas formas de esta acción a través de ejemplos japoneses, mexicanos,
polinesios, esquimales, tibetanos, árabes, hebreos, romanos, griegos, hindúes, etc.
Def inen el saludo como una práctica mecánica, un evento convencional que
responde a una serie de regulaciones colectivas que nos obligan a actuar. Reconocen
en él un acto de habla con tres aspectos necesarios: la cortesía, la sinceridad y el
reconocimiento; y cuatro tipos de relaciones que median en estas determinaciones:
convención social, intencionalidad, compromiso e identificación (p. 76).
Este primer apartado finaliza con el trabajo de quien fue la invitada especial del
encuentro, Helen Spencer-Oatey, que trata sobre la evolución del estudio “no
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etnocentrista” de la cortesía. Inicia su trabajo reflexionando sobre la propuesta de
Brown y Levinson vista 20 años después. Nos propone una alternativa al análisis
pragmalingüístico, la orientación sociopragmática, la cual presta mayor atención a
las relaciones socio-/interpersonales que a la lengua misma. Spencer-Oatey presenta
los resultados de dos estudios, el primero sobre el “apologising behaviour”, y el
segundo sobre “the relational management issues in Chinese-British business
meetings”. La autora acepta que no hay soluciones fáciles para evitar el
etnocentrismo, ya que somos producto de nuestras propias experiencias y hábitos de
interacción. Sugiere formar equipos de trabajo con miembros de diferentes
“backgrounds”, para ampliar nuestra percepción socio-cultural del otro.
La segunda parte, “Cortesía y contextos socioculturales”, la componen ocho
trabajos y un subapartado titulado “Tests de hábitos sociales” con tres
colaboraciones. El primero pertenece a Diana Bravo quien, como otros de sus
colegas aquí compilados, alude a la inconveniencia de aplicar el modelo de Brown y
Levinson a las culturas no anglófonas. Expone, siempre justificándolo con ejemplos,
porqué la idea de cortesía negativa y positiva de estos teóricos norteamericanos no
encaja en algunas culturas, por ejemplo en Japón, e introduce una serie de conceptos
útiles para el estudio de la cortesía: imagen social, contexto sociocultural, rol e
identidad, además de la idea de dos “categorías vacías”, imagen de autonomía e
imagen de afiliación. Otro tópico central es la necesidad de describir los “contenidos
socioculturales” para poder comprender y describir el verdadero funcionamiento de
las interacciones comunitativas.
Retomando las propuestas de Bravo, Susana Boretti describe la imagen social
en la variedad del español de Rosario, en Argentina. Esta autora trató de poner a
prueba el modelo de Brown y Levinson en el contexto argentino, explicando que los
argentinos de Rosario valoran la autoestima dentro del grupo, por lo que su imagen
individual debe evidenciar que son individuos que reconocen su valor y que además
no aceptan fácilmente que les sea cuestionado. Presentan un sentimiento de orgullo
y deben mostrarse como miembros competentes de la sociedad. Por otro lado, en
relación con la imagen de afiliación, el argentino debe “verse/ser visto” por medio
de sus acciones como un individuo capaz de demostrar afecto, tolerancia, sinceridad
y desinterés, como alguien que persigue alcanzar la confianza del otro y que está
interesado en el aprecio interpersonal (p. 113). Así, lo que para otras culturas puede
ser un acto descortés y amenazador, para los argentinos es un requisito para
definirse como individuos y mantener la cohesión grupal. En el apartado de los
“Test de hábitos sociales”, Boretti presenta también los resultados que obtuvo en la
aplicación del primer diseño de “test” sobre los valores y comportamientos
culturales, sobre la visión que los argentinos poseen de sí mismos.
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Por su parte, Nieves Hernández Flores reflexiona sobre la imagen afiliativa de
los españoles en conversaciones entre familiares y amigos. Comprueba que esta
imagen se caracteriza por el valor de la confianza, la cual define como “un contrato
social entre las personas que supuestamente se conocen bien, lo que permite hablar o
actuar abiertamente y sin miedo a ofender” (p. 123). La autora concentró en un
gráfico los resultados del análisis de sus cinco grabaciones, de tal manera que se
visualiza claramente la relación entre: a) los “roles” estudiados −esposo(a),
anfitrión(a), invitado(a)−; b) el propio comportamiento del rol; c) las actividades de
imagen del rol; y d) las características de la imagen afiliativa. Asimismo, enlaza muy
bien este trabajo con el presentado en el apartado de los “Tests de hábitos sociales”,
donde la autora explica que los “tests” o encuestas son instrumentos para
comprender el contexto sociocultural del informante y así poder formar premisas
válidas para el estudio de la cortesía o de otros hábitos lingüísticos.
Jorge Murillo Medrano analiza el habla de Costa Rica, partiendo de la
especificidad de cada cultura (p. 130) y de las categorías vacías de afiliación /
autonomía. Advierte que los hechos lingüísticos son de naturaleza social y así
debemos estudiarlos (p. 128), y presenta tres aspectos que se deben considerar al
formular premisas sobre una cultura: el primero, tener presente que la denominación
del habla de un país, como ‘español de Costa Rica’, ‘de Ecuador’, etc., engloba
variedades y comunidades lingüísticas que no comparten los mismos contenidos de
imagen social; el segundo, se corren riesgos al formular hipótesis sobre la propia
cultura; y el tercero, advierte que adoptar una postura unidireccional, como la de
Brown y Levinson, para describir la imagen social, equivale a centrarse en el
hablante y descartar al oyente. Finalmente hace hincapié en la idea de que imagen
social y cortesía verbal son conceptos flexibles.
Martina Schrader-Kniffki explica la coexistencia de diferentes imágenes sociales
en un mismo país. Divide la cultura de México en dos: cultura nacional –la de los
hispanohablantes– y cultura indígena; en concreto, la autora trabaja con un grupo de
zapotecas. Contrapone las características de las imágenes socioculturales de estos
sectores para posteriormente mostrar a través de un intercambio comunicativo, entre
autoridades gubernamentales y un grupo de indígenas zapotecas, cómo cambia la
distancia afiliativa que los zapotecas enfatizan para distinguirse del mexicano. Las
estrategias discursivas en los intercambios lingüísticos analizados, van desde la
suspensión de contrastes, es decir la nivelación de las diferencias para establecer una
afiliación común, hasta una marcada distinción del grupo por parte de los zapotecas,
según las necesidades discursivas que se van presentando.
Ariel Cordisco analiza el papel de la interrupción y sus consecuencias en la
interacción. Nos explica la distinción entre los diferentes tipos de trangresiones al
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sistema de toma de turno: los solapamientos y las interrupciones. El autor parte de
la idea de que por medio de una interrupción se puede tanto tensionar como
distender el clima socio-emocional del encuentro comunicativo, según la imagen que
proyecte el hablante interrumpido; dado lo cual, se puede hablar de una interrupción
afiliativa o de una interrupción desafiliativa. Contrariamente a lo que Brown y
Levinson percibían como una amenaza, Cordisco comprueba que la interrupción no
siempre es muestra de dominación y control, sino que en ocasiones supone
afiliación; además es una secuencia discursiva que se inserta en el sistema de turnos
y se compone de tres momentos –preinterrupción, inter rupción y postinterrupción–
y, quizá lo más importante, se trata de un fenómeno co-construido por los
participantes.
Luisa Granato trabaja las características de la interacción verbal, la imagen
social, la negociación temática y de roles y, por supuesto, la cortesía. Describe el
estilo comunicativo de los universitarios argentinos; retoma la propuesta de Yus
sobre los tipos de identidad −heredada, opcional y personal− y relaciona esta última
con la idea de identidad discursiva de Zimmermann, la cual es cambiante, depende
de las interacciones en las que nos involucramos y de los roles que asumimos. Es
precisamente en la identidad discursiva donde la autora percibe las mayores
diferencias entre los cuatro estudiantes que participan en la conversación analizada.
Aborda una serie de estrategias comunicativas como la risa o la sonrisa, las
expresiones de disenso, la negación indirecta y la pregunta sin respuesta.
Por su parte, Irene Hernández trata las relaciones asimétricas entre los
interlocutores, específicamente las que se dan entre médico y paciente. Presenta
siete premisas culturales de este tipo de relación, vinculadas con el poder-saber del
médico y con el contexto de enfermedad y necesidades humanas. Compara
entrevistas de dos tipos de prácticas médicas, la alopática tradicional y la
biopsicosocial, para cotejar las interacciones. Los resultaron obtenidos demuestran
que la dinámica médica es diferente incluso en las formas de saludo y despedida; en
el contexto de la medicina alópata, el médico no acepta preguntas del paciente,
presenta un comportamiento elusivo y es impositivo; mientras que en el contexto
biopsicosocial se evidencia una mayor disponibilidad por parte del médico, éste se
interesa por la actividad del paciente y lo estimula a seguir sus indicaciones (p. 184).
En la tercera parte, “Cortesía en diferentes comunidades hispanohablantes”, los
trabajos centran su atención en ciertos recursos pragmáticos utilizados en el habla
real de Latinoamérica. Dentro de contextos cotidianos los autores analizan las
estrategias lingüísticas de la cortesía y su lado opuesto, la descortesía.
Así, encontramos que el discurso político actual de Venezuela es el objeto de
estudio de Adriana Bolívar, Frances D. de Erlich y María de Jesús Nieto, quienes
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ofrecen una clara visión del papel que los recursos de la cortesía pragmática
desempeñan en la vida política de este país.
El artículo de Adriana Bolívar se centra en un fenómeno de reciente aparición
en el ámbito político venezolano: la utilización de la descortesía como una estrategia
política. La norma vigente en las esferas del poder en Venezuela incluye el uso de un
lenguaje no sólo no cortés, sino abiertamente descortés, en los enfrentamientos entre
las distintas opciones. Este estilo de discurso político fue iniciado por el presidente
Hugo Chávez, quien con su hablar ‘despreocupado’ logró la adhesión de las masas.
De la misma manera los detractores de este jefe de Estado también recurren a la
descortesía para hacer frente al discurso presidencial. Señala la autora que el insulto
ritual dio paso a un uso léxico cada vez más agresivo, el cual, demostrando cuánta
influencia tiene el lenguaje en las sociedades humanas, desembocó en violencia
física. La autora concluye que las interacciones agresivas, la descortesía verbal
abierta, conllevan una violencia real.
Por su parte, Frances D. de Erlich, analiza el discurso del presidente Hugo
Chávez y el de varios de sus oponentes políticos, poniendo de manifiesto la manera
en que esta descortesía lingüística exacerba los conflictos entre los líderes. La
herramienta pragmática de la que se ocupa principalmente este trabajo es el uso de
los recursos inclusivos en el discurso para crear un discurso, en apariencia,
conciliador.
María de Jesús Nieto y Otero, a partir de los conceptos multidisciplinarios de
afectividad, cortesía y tacto, analiza una entrevista cordial entre Hugo Chávez y
Fidel Castro, para descubrir cómo estos recursos pragmáticos funcionan como
constructores de la “cortesía universal”. La mayor aportación de esta autora a los
estudios pragmáticos es la propuesta de incluir en los análisis del lenguaje no sólo
conceptos de la lingüística sino de otras disciplinas afines como la antropología
filosófica.
El resto de los artículos que se presentan en esta tercera parte del libro, hacen
referencia a diversos contextos comunicativos en los que la cortesía verbal busca
generar empatía entre los interlocutores para así obtener una comunicación exitosa,
tal y como podemos comprobar en el trabajo de Carmen García, quien compara los
recursos de cortesía que peruanos y venezolanos utilizan cuando se hallan en una
situación de reprensión y de contestación a la reprimenda.
En los artículos de Marta Albelda y Marianna Chodorowska-Pilch, nos
encontramos con dos corpus extraídos del español peninsular, en donde observamos
la manera en que los elementos pragmáticos de la cortesía determinan el rumbo que
los intercambios comunicativos toman a partir de las intenciones de los hablantes.
Marta Albelda muestra cómo en la conversación coloquial los hablantes que
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intentan mantener una imagen positiva frente a su interlocutor recurren al uso de
refuerzos verbales que apoyan lo dicho por la otra persona, para con ello “fortalecer
la imagen del otro, (que) supone a su vez, fortalecer las relaciones sociales, estrechar
esos lazos” (p. 304). Los ofrecimientos corteses en el español son analizados por
Marianna Chodorowska-Pilch, cuyo corpus está compuesto por las ofertas que una
agencia de viajes hace a su clientela. Este trabajo se adentra en las maneras en que el
lenguaje maneja recursos pragmáticos con los que los intercambios comunicativos
entre extraños pueden tener éxito.
Los cuatro trabajos restantes estudian diferentes usos de la cortesía en el
contexto del habla argentina. En primer lugar encontramos los artículos de María
Cristina Ferrer y Carmen Sánchez Lira, quienes nos muestran la percepción de la
cortesía que tienen los usuarios de distintos servicios públicos en Argentina. La
mayor aportación de ambas autoras es la de ofrecer un panorama acerca de cómo
funciona la cortesía lingüística en situaciones sociales muy específicas.
La deixis social es el tema sobre el que discurre María Leticia Móccero. Para
esta autora el término ‘deixis social’ designa el uso de pronominales entre hablantes
que tienen diferentes relaciones de cercanía, de manera que la distancia entre éstos
se acorta gracias a la utilización de determinados pronominales en las
conversaciones.
Por último, Guillermina Piatti ofrece argumentos a f avor de la incorporación de
elementos lingüísticos y sociales en las clases de español como lengua extranjera
que fomenten la competencia pragmática de los hablantes que aprenden español
como segunda lengua. De esta manera, nos damos cuenta de la importancia
comunicativa que los elementos de la cortesía pragmática poseen dentro del uso
cotidiano de la lengua. Esta contribución de Piatti se complementa con su trabajo
titulado “La elaboración de tests de hábitos sociales para la enseñanza del español
como segunda lengua”, que aparece en el apartado de los “Tests de hábitos sociales”.
En este trabajo la autora afirma que tales cuestionarios son útiles porque nos
informan sobre el conocimiento pragmalingüístico de los hablantes sobre las
estrategias y formas de los actos comunicativos, y sobre el conocimiento
sociopragmático, es decir la importancia de factores contextuales en la selección
lingüística (p. 203).
No nos queda más que sugerir a toda persona interesada en las nuevas
corrientes pragmalingüísticas y en los trabajos de los integrantes del programa
EDICE, que consulte la página de Internet: <<http://www.edice.org/>>, y que esté
pendiente de la publicación de las Actas del segundo encuentro.
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