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Los chicos del coro
de Christophe Barratier
"Los chicos del coro (Les choristes, 2004)". Dirección: Christophe Barratier. Guión:
Christophe Barratier y Philippe Lopes-Curval; basado en la película "La cage aux rossignols"
(1945) de Jean Dréville. Producción: Jacques Perrin, Arthur Cohn y Nicolas Mauvernay.
Música: Bruno Coulais. Fotografía: Carlo Varini y Dominique Gentil. Montaje: Yves
Deschamps. Actores: Gérard Jugnot (Clément Mathieu), François Berléand (Rachin), Kad
Merad (Chabert), Jean-Paul Bonnaire (Padre Maxence), Marie Bunel (Violette Morhange),
Paul Chariéras (Regente), Carole Weiss (Condesa), Philippe Du Janerand (Señor Langlois),
Erick Desmarestz (Doctor Dervaux), Jean-Baptiste Maunier (Pierre).
El propio director comenta el origen y las intenciones de la película que lo catapultara
a la fama, desde que se estrenara en Francia, el país de origen.
"Después de mi cortometraje, "Les Tombales", estaba buscando algún tema para
largometraje. Me di cuenta de que las notas que tomaba se referían sobre todo a mi primera
infancia, a las emociones que experimenté entre los cuatro y los ocho años. Por otro lado,
debido a mi formación musical, yo tenía muchas ganas de contar una historia relacionada
con la música. Así que esos dos temas, la infancia y la música, son los que me llevaron
lógicamente a recordar La cage aux rossignols (Jean Dréville, 1945), una película que vi a
los siete u ocho años, en 1970-1971, en una de las dos cadenas de televisión de la época, y
que me emocionó profundamente. Casi olvidada, la película ha conservado sin embargo su
encanto y, además, no ha sido sacralizada como una 'obra maestra del cine francés', lo que
hacía que su adaptación fuera menos peligrosa. He mantenido sobre todo dos cosas: la
emoción que despiertan las voces de los niños y el personaje del músico fracasado que a
pesar de todo se esfuerza por cambiar el mundo de los que le rodean. Esto es lo que más me
gusta del cine, y lo que tienen en común mis películas preferidas: ¿cómo puede contribuir un
individuo a mejorar el mundo? Sé que el cine no puede cambiar las cosas, pero puede
despertar las ganas de intentarlo. Me gusta salir de ver una película con ganas de
identificarme con el personaje principal. La enseñanza de Clément Mathieu no se limita a
unas simples lecciones de música sino que es una lección de vida. En "Los chicos del coro"
hay tres temas: la primera infancia, la música y la enseñanza". (Christophe Barratier)
El comienzo se sirve de un procedimiento tradicional, dentro de un estilo que ya no
abandonará durante el resto de la narración. El director de orquesta Pierre Morhange
emprende un viaje en coche al recibir la noticia de la muerte de su madre. Será la ocasión para
leer las páginas del diario de su antiguo profesor Clément Mathieu, que lo ayudó durante los
difíciles años de internamiento en un duro centro escolar.
Inspectoría Salesiana “San Francisco Javier”, Bilbao
* [email protected] : www.salesianosbilbao.com
"Quería conseguir un ambiente que fuera austero y casi amenazador, que la emoción
prevaleciera sobre el realismo. En los documentos de la época se ven a menudo
construcciones con aspecto familiar y tranquilizador, pero yo quería mostrar un edificio
exageradamente grande, inhóspito, porque esa sensación podía despertar en un niño para el
que todo es más grande, más impresionante que la realidad. La elección de este tipo de
decorados se vio reforzada, además, visualmente por la elección de filmar en Scope para
resaltar el aislamiento y la sensación de aplastamiento de las pequeñas siluetas infantiles en
medio de este decorado. Hacía falta prever cierta amplitud de plano panorámico para poder
filmar el decorado principal, el aula, en su integridad. Se pierde un poco de realidad, de
verosimilitud, ya no se está sólo en una simple aula sino en un universo poblado de
personajes particulares. Por otra parte, me gusta mucho un estilo procedente del lenguaje
musical, el legato, es decir, ligado, fluido, más que un estilo fragmentado. De ahí que haya
relativamente pocos planos pero con travellings, panorámicas, fundidos encadenados y
fondos a negro. Además, quería que los enlaces entre cada escena fueran elegantes, sobre
todo en los pasajes cantados, que funcionan con una serie de imágenes que se suceden según
un cierto ritmo musical. En las mezclas, hemos trabajado la evolución de las voces del coro
jugando con la calidad sonora y la calidad musical. Había que dar al espectador el sentido
del paso del tiempo gracias a la evolución musical del coro". (Christophe Barratier)
Nos situamos en Francia, en 1949, en un ambiente de posguerra y penuria, muy poco
favorable para los experimentos pedagógicos. No es de extrañar que, dada la época evocada,
se la haya comparado con "Adiós, muchachos (Au Revoir Les Enfants, 1987)" de Louis
Malle.
"Situar la película en esa fecha no es casual. Después de la guerra se constituyeron
los famosos centros de reinserción llamados comúnmente correccionales. En esa misma
época se creó la Protección Judicial de la Juventud (PJJ), que confirió a los niños de un
estatuto jurídico distinto del de los adultos. Eran los comienzos de una especie de psiquiatría
infantil oficial, con todos los errores que eso lleva consigo. Por ejemplo, se definían perfiles
psicológicos con una preocupación, que se pretendía loable, de observación; métodos que
evoco en la película y que ahora nos parecen lamentables. El final de los años cuarenta es
una época traumatizada: se acababa de salir de la guerra y, como en todos los períodos de
crisis, los padres tenían otras prioridades que la educación de los hijos. En ningún momento
se nos ocurrió adaptar la historia a nuestra época: en primer lugar habría que abordar el
universo de las ciudades, de la reinserción, de la integración, de la delincuencia, y además
hoy Clément Mathieu sería un educador con otras prioridades: no tendría nada en común
con un profesor de música de los años cincuenta. El tema de la infancia es el más universal.
Proyectarse en el pasado permite escapar de las contingencias de la actualidad para
concentrarse en lo más universal: el sentimiento de injusticia y de abandono en un niño cuyos
padres están ausentes o han desaparecido, y la rebelión o la inhibición que genera. Con
independencia del origen social de los niños que he elegido para la película, desde el
momento en que se vistieron con la ropa de la época ya no fueron nada más que niños con los
mismos miedos, los mismos deseos y las mismas penas". (Christophe Barratier)
Clément Mathieu, el nuevo profesor, ha llegado ya la edad madura y su aspecto no
inspira un excesivo respeto. Tampoco sus gestos, ni su comportamiento., le reprochará el
severo director Rachin, habituado al efecto "acción, reacción" o al conocido "la letra con la
sangre entra". La incomprensión y el choque serán inevitables entre ambos educadores.
Inspectoría Salesiana “San Francisco Javier”, Bilbao
* [email protected] : www.salesianosbilbao.com
La figura de Clément Mathieu, especialmente en el modo de impartir las clases y
acercarse a los alumnos puede recordar a John Keating en "El club de los poetas muertos
(Dead poet's society, 1989)" de Peter Weir.
Como el descubrimiento de la música para interesar a un grupo hostil o indiferente. Lo
que ya hiciera el sacerdote jesuita Gabriel en "La misión (The Misión, 1986)" de Roland
Joffé: la atención y la escucha que permitan el diálogo posterior.
Pistas de reflexión:
1. ¿La película alcanza los objetivos pretendidos por el director: reflejar los
recuerdos infantiles, la labor educativa eficaz, la influencia de la música y una
mejora en el comportamiento humano? ¿Cuál es el más destacado? ¿En qué
personajes?
2. ¿Qué elementos educativos comunes observamos en ""Adiós, muchachos", "El
club de los poetas muertos", "La misión" y "Los chicos del coro". ¿Qué problemas,
estrategias y objetivos educativos se dan en cada una? ¿Cuáles nos parecen los más
importantes? ¿Y los más eficaces?
3. ¿En qué se contraponen el director Rachin y Climent Mathieu como personas y
educadores? ¿Qué opinan el uno del otro? Intenta escribir unas cartas en las que
plasmen lo que entienden por los alumnos y el papel que corresponde a los
profesores. ¿Quién es más convincente?
4. ¿Qué aprenden los alumnos con Clément Mathieu? ¿Y él con ellos? ¿Qué
encuentran en las clases de música? ¿Quién es el más beneficiado en esta relación?
Augusto Fernández
Inspectoría Salesiana “San Francisco Javier”, Bilbao
* [email protected] : www.salesianosbilbao.com