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LA ANTIGUA GRECIA.
En el oriente del Mediterráneo surgió durante la Edad Antigua una importante civilización que hoy
llamamos helénica o griega.
1. El medio geográfico.
La civilización helénica se desarrolló en una región muy amplia que no equivale al país que hoy llamamos
Grecia. Los antiguos griegos vivieron en la península de los Balcanes, en la península del Peloponeso, en la
costa de Anatolia o Asia Menor y en las islas del mar Egeo y mar Jónico; además, muy pronto se
extendieron por el sur de Italia, la isla de Sicilia y las costas del mar Mediterráneo.
Estas tierras están en una de las zonas más transitadas y dinámicas del Mediterráneo; están próximas
a las zonas donde aparecieron la civilización (la agricultura, la metalurgia, la vida en las ciudades) y las
grandes culturas que ya hemos estudiado: Egipto, Mesopotamia y Fenicia, de las que aprendieron
muchas cosas. También transitaron por esta región muchos pueblos que venían a instalarse en el
Mediterráneo. Todo esto hace que sea una región con muchas influencias en la que la cultura progresó
de forma admirable.
Estos territorios son muy diferentes y accidentados y están mal comunicados entre si: se trata de islas
y regiones separadas por montañas que en ocasiones son muy altas y tienen costas recortadas. De
hecho, los antiguos griegos no formaron nunca un estado unido, con un único rey o una misma forma de
gobierno, sino que cada ciudad griega era independiente, con su propio gobierno y sus propias leyes, y
entre las distintas ciudades hubo continuas rivalidades y enfrentamientos.
Sin embargo, los griegos siempre tuvieron conciencia de pertenecer al mismo pueblo y de compartir una
lengua, un pasado y una religión comunes y se sabían distintos a los demás pueblos del Mediterráneo.
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2. Las grandes etapas de la civilización griega.
Dentro de la historia de la antigua Grecia distinguimos dos grandes periodos: el de la Grecia llamada
prehelénica, que fue la época en la que la civilización griega se formó, y el de la Grecia histórica.
En la etapa prehelénica hubo dos grandes culturas: la cultura cretense o minoica, y la cultura micénica.
En la época histórica solo hubo una cultura (la que llamamos helena o propiamente griega) pero con
distintos periodos.
GRECIA
PREHELÉNICA
GRECIA
CIVILIZACIÓN MINOICA
3000- 1400 a. C.
CIVILIZACIÓN MICÉNICA
1600- 1200 a. C.
ÉPOCA OSCURA
1200- 750 a. C.
ÉPOCA ARCAICA
750- 500 a. C.
ÉPOCA CLÁSICA
500- 359 a. C.
PERIODO HELENÍSTICO
336- 145 a. C.
HISTÓRICA
2. 1. La cultura minoica.
La cultura minoica se desarrolló en la isla de Creta, que está en la zona oriental del Mediterráneo, entre
Grecia, Egipto y Asia Menor. Es una cultura muy antigua que en rigor pertenece a la prehistoria: los
antiguos cretenses o minoicos tenían una escritura que se llama Lineal A, que es una escritura
ideográfica, con signos representan ideas o conceptos y algunas veces también sonidos; pero hasta
ahora esta escritura no se ha podido descifrar y no podemos leer los textos en Lineal A que se han
conservado.
En cuanto a su economía y desarrollo tecnológico, los minoicos
pertenecen a la Edad del Bronce y compartían muchas
características con otros pueblos de esta época: conocían la
agricultura, la ganadería, la artesanía del tejido y la cerámica
y la metalurgia del oro, la plata, el cobre y el bronce.
Vivían en ciudades, las más importantes de las cuales son
Knossos, Hagia Triada o Malia; en estas ciudades había
distintos grupos sociales y estaban administradas por los
sacerdotes del templo, pero no tenían murallas ni calles: todas
las viviendas estaban comunicadas entre si, como si formaran
parte de un mismo edificio, en el interior del cual estaba el
templo y la vivienda del sacerdote más importante, que era
también el rey.
Las ciudades minoicas parecen enormes laberintos, con muchas
escaleras, pasillos y patios a los que abren pequeñas
habitaciones; los edificios están construidos con muros de
tapial y techos y columnas de madera. Entre todas las
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construcciones destaca un gran patio, donde tenían lugar los sacrificios religiosos y había pinturas
murales que los representaban, y las habitaciones del rey, con pinturas decorativas representando
plantas y animales. También había talleres y depósitos donde se almacenaban los alimentos que luego se
distribuían entre la población.
Los cretenses daban culto a determinados animales,
en los que veían la fuerza de la naturaleza, como las
serpientes y los toros. Han aparecido figuritas de
mujeres, quizás diosas o sacerdotisas, que están
levantando con los brazos unas serpientes, y pinturas
de jóvenes, chicos y chicas, que saltan sobre el lomo
de un toro. Los griegos de la época histórica
recordaban una leyenda acerca de un monstruo que
vivía en el palacio de Knossos, el Minotauro, que quizás
sea un recuerdo de estas ceremonias y de su
significado.
Los
cretenses
eran
grandes
navegantes
y
comerciantes; aprovecharon la posición de la isla para convertirse en los intermediarios de todo el
comercio del Mediterráneo oriental y llegaron a reunir grandes riquezas.
Pero la zona donde está Creta está amenazada por terremotos y tsunamis, uno de los cuales pudo ser
responsable de la decadencia de la cultura cretense, hacia el año 1400 a. C.; tras este desastre, la
cultura cretense cayó bajo el dominio de un pueblo invasor, los micénicos.
2.2. La cultura micénica.
Hacia el año 1600 a. C. un pueblo procedente de las llanuras que hay
al norte del mar Negro invadió Grecia y se instaló en la península
del Peloponeso. A este pueblo lo llamamos aqueo o micénico por una
de sus ciudades, Micenas.
Los aqueos son antepasados de los griegos históricos, y su lengua
era una forma primitiva de griego. En origen eran un pueblo muy
primitivo y nómada, que no practicaba la agricultura ni conocía
todos los avances que sí tenían los minoicos; formaban pequeños
grupos dirigidos por jefes guerreros, nobles que transmitían el
poder de padres a hijos, eran muy belicosos y daban culto a dioses que imaginaban con forma humana.
Cuando llegaron al Peloponeso se hicieron sedentarios, fundaron pequeñas ciudades en cerros o colinas
(Micenas, Tirinto, Atenas…) y las rodearon de murallas. Pronto aprendieron algunas cosas de los
minoicos y se fueron civilizando; los jefes guerreros se convirtieron en reyes- sacerdotes de su ciudad
y se hicieron construir palacios o megarones, donde el rey se reunía con los demás guerreros, que le
aconsejaban y le debían lealtad. También adaptaron la escritura cretense a su propia lengua y crearon
la escritura Lineal B, que sí está descifrada y se puede leer.
La ciudad de Micenas, la más importante, tiene varios conjuntos de tumbas; algunas, que están fuera de
la ciudad, son enormes cámaras con corredor y otras son sencillas fosas excavadas en el suelo, en el
interior de un círculo que había a la entrada de la ciudad; en estas últimas tumbas se han encontrado
ricos ajuares como corazas, espadas y vasos y máscaras funerarias de oro. También hay en Micenas una
puerta monumental, la Puerta de los Leones, con figuras de dos leonas que flanquean una columna donde
estuvo la imagen de una diosa.
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Los aqueos ocuparon la isla de Creta y heredaron su imperio marítimo de la zona oriental del
Mediterráneo. Se enfrentaron a otros territorios y ciudades rivales como Troya, una ciudad que está
en el estrecho de Dardanelos, entre Asia Menor y Europa; la guerra con Troya inspiró muchos cantos y
leyendas que mitifican los sucesos que allí sucedieron y que con el tiempo se reunieron en dos grandes
poemas: la Ilíada, que cuenta un episodio de la guerra, centrado en el héroe Aquiles, y la Odisea, que
narra las aventuras de uno de los guerreros aqueos, Ulises, de regreso a su patria.
2. 3. La edad Oscura.
Hacia el año 1200 a. C. otro pueblo, el de dorios, invadió Grecia. Los dorios procedían de las tierras que
están al norte del Mar Negro, y como los aqueos, hablaban griego. Conquistaron el sur de Grecia con
mucha violencia y destruyeron la civilización de los aqueos y la de los minoicos, que precisamente los
aqueos habían heredado y conservado. Tras la invasión de los dorios, las ciudades de Grecia quedaron
vacías y desapareció la organización social y
política que en ellas hubo; la artesanía y el
comercio también decayeron e incluso desapareció
la escritura.
A su llegada a Grecia, los dorios eran un pueblo aún
más primitivo que habían sido los aqueos cuando
llegaron siglos atrás. También se organizaban en
pequeños grupos dirigidos por un jefe y eran un
pueblo guerrero, con las costumbres propias de los
nómadas, con pocas y sencillas leyes y ninguna
tradición de arte ni arquitectura. Fundaron
ciudades, que en realidad eran pequeñas aldeas con
murallas, en zonas altas y fáciles de defender y que mandaban sobre las aldeas de alrededor, donde
vivían las gentes que ya estaban en Grecia antes de su llegada.
Tras esta violenta invasión, durante cuatro siglos, Grecia regresó a la prehistoria; sin escritura ni vida
urbana, sin arquitectura ni obras de arte, la civilización retrocedió y por eso al periodo que va del año
1200 a. C. hasta el año 800 a. C. se llama la Época Oscura.
Pero durante estos siglos oscuros fue cuando se fue formando la Grecia histórica; los dorios aportaron
su espíritu aristocrático, que afirma la independencia de cada ser humano y su capacidad para buscar su
propio destino, y sus dioses hechos a la medida del propio ser humano, y además, con el tiempo,
asimilaron la vida urbana y civilizada. Poco a poco las ciudades se organizaron y crecieron y muchas
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adoptaron la monarquía, con reyes sacerdotes como tenían los minoicos y los aqueos. Pero en estas
nuevas ciudades los guerreros, ahora ciudadanos, seguían teniendo mucho protagonismo y participaban
en la vida política e incluso quitaban y ponían a los reyes.
2. 4. La época arcaica.
A principios del siglo VIII a. C. los griegos comenzaron a utilizar el alfabeto que habían inventado los
fenicios adaptándolo a su propia lengua, el griego; la escritura alfabética es mucho más fácil de
aprender y utilizar que las escrituras anteriores y permitía que las leyes, los tratados y la literatura
estuviesen al alcance de todos los ciudadanos. También adoptaron la moneda, a la que los griegos dieron
la forma que hoy tiene, circular y troquelada con los emblemas y el nombre de la ciudad que la emitía, y
el comercio se recuperó.
Las ciudades, ahora llamadas polis, seguían siendo independientes, y cada una tenía su dios protector y
sus leyes y entre ellas había continua rivalidad y conflictos; pero todas ellas compartían la misma lengua
y la misma religión y todos los griegos o helenos sentían formar parte de un mismo pueblo. El año 776 a.
C. se celebraron las primeras olimpiadas, juegos y competiciones en honor de Zeus Olímpico, en las que
participaron todas las polis griegas. También por estas fechas se pusieron por escrito los dos grandes
poemas que se habían ido creando y transformando desde época de los aqueos: la Ilíada y la Odisea; la
tradición atribuye esta obra a Homero, un aedo o un poeta que componía y recitaba de memoria.
Así, entre los años 800 y 500 a.C. se fue formando la Grecia histórica en la que destacan dos
fenómenos: la organización de las polis y las colonizaciones.
2. 4. 1. Las polis.
Durante la época arcaica, la vida urbana no solo se recuperó sino que se desarrolló aún más que en la
Edad del Bronce. Las ciudades griegas o polis no solo tenían personas dedicadas a distintos oficios,
algunos muy especializados (orfebres, armeros, ebanistas…), y mucha actividad y comercio; además los
griegos crearon instituciones políticas para gobernar la ciudad. Ellos no creían que la ciudad fuese
propiedad de un dios (como los mesopotámicos) o de su representante en la tierra (como los egipcios),
sino que la ciudad pertenecía a las personas que en ella vivían, una idea que fue imponiéndose poco a
poco.
- Al principio, la mayoría de las ciudades estaban dominadas por los nobles guerreros, la
aristocracia, que eran los únicos que tenían tierras y mandaban sobre el resto de la población,
en su mayoría formada por campesinos que vivían en tierras de su propiedad. También podía
haber reyes, bien elegidos por los propios nobles o bien hereditarios, pero tenían poco poder,
sobre todo de carácter religioso. Los aristócratas se reunían en asambleas donde votaban las
decisiones y elegían a sus jefes políticos y militares, pero tenían al resto de la población
sometida y explotada.
- Poco a poco las ciudades fueron creciendo y se desarrollaron la artesanía y el comercio.
Apareció un nuevo grupo social, el de los artesanos y comerciantes, que fue haciéndose cada vez
más rico y era independiente de los aristócratas. En un mundo en el que cada vez importaba más
el dinero, los nobles, que no lo tenían, se sintieron desplazados. Algunos de ellos, los llamados
tiranos, se apoyaron en los artesanos y comerciantes para tomar el poder por la fuerza,
desplazar a los reyes y a otros nobles y gobernar de forma despótica. Una vez en el poder,
hacían leyes que favorecían a los que no eran aristócratas, el pueblo (campesinos, comerciantes,
artesanos) y también emprendían construcciones que les hacían más populares; pero también
gobernaban sin contar con nadie y por eso el término “tirano” tiene el sentido de gobernante
déspota.
- En las polis griegas, los aristócratas y los tiranos estuvieron continuamente enfrentados; al
final de este periodo, en la mayoría de las polis, los aristócratas consiguieron expulsar a los
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tiranos, pero a cambio tuvieron que ceder y mantener los derechos que los tiranos habían dado
al pueblo e incluso aumentarlos. Ya no podían mandar sin el consentimiento y el favor del pueblo.
2. 4. 2. Las colonizaciones.
Durante la época arcaica, las polis griegas se desarrollaron, crecieron y comenzaron a fundar colonias
en el Mediterráneo; una colonia es una ciudad que otra (la metrópoli o “ciudad madre”) funda fuera del
territorio al que pertenece. Son varias las razones por las aparecieron las colonizaciones:
- La población creció y había muchos campesinos sin tierras.
- También se desarrolló la artesanía y el comercio y se necesitaban lugares donde vender sus
mercancías.
- Algunos aristócratas que habían sido derrotados en las luchas continuas que había por el poder
tenían que exiliarse y, junto con sus fieles y aliados, fundaban colonias donde vivir y mandar.
Los colonos partían de su polis llevando los dioses y el fuego sagrado del templo, de modo que la colonia
se consideraba fuertemente unida a la metrópoli, pero completamente independiente para tener sus
propias leyes y gobierno. Algunas colonias era solo estaciones comerciales (por ejemplo las que había en
el Mar Negro o en la península Ibérica) y otras, que quizás comenzaron siendo solo comerciales, eran
ciudades más grandes, con habitantes que se instalaban en ella para siempre y cultivaban la tierra. Las
polis que más colonias fundaron fueron las de la región de Jonia, como Mileto o Samos.
Las colonias difundieron la cultura griega por el Mediterráneo, y con ella extendieron la vida urbana, las
instituciones políticas, el alfabeto, el uso de la moneda, la religión politeísta, etc.
2. 5. La época clásica.
Se considera que el siglo V a. C. y la primera mitad del siglo IV a. C. constituyen la época más valiosa de
la civilización griega; el término clásico se refiere a algo de una gran calidad que dura siempre y que
merece ser apreciado por todo el mundo; nuestra civilización llama clásicas a las civilizaciones griega y
romana, de las que siempre ha pretendido aprender y copiar cosas, pero sobre todo a los momentos en
que estas civilizaciones alcanzan su culminación, como es este caso.
Durante esta etapa las polis griegas desarrollaron de forma extraordinaria las instituciones políticas y
la vida cívica, el arte, la literatura, la filosofía y la religión. Sin embargo, no fue esta una época pacífica,
sino más bien al contrario: en cada polis hubo continuas luchas por el poder y las guerras entre las
distintas polis eran constantes. Pero es muy significativo que todos los griegos fueran capaces de
olvidar sus conflictos internos para enfrentarse a un enemigo común, el imperio persa, que amenazaba
su libertad y su forma de vida.
2. 5. 1. El desarrollo político: Atenas y Esparta.
Después de las tensiones y conflictos que hubo en la época arcaica, casi todas las polis griegas
consiguieron un cierto equilibrio en el poder político y fueron capaces de crear instituciones y leyes que
hicieron posible la convivencia de ricos y pobres, aristocracia y pueblo. Atenas y Esparta desarrollaron
sistemas políticos muy completos, que son un ejemplo de este equilibrio, pero que también fueron muy
diferentes entre si.
La democracia ateniense.
En la época arcaica, como en otras polis, hubo en Atenas enfrentamientos entre aristócratas, pueblo y
tiranos. Un aristócrata, Solón, hizo leyes que favorecieron a los campesinos (que no podían ser
esclavizados por sus deudas) y dio más poder a la Ekklesía o asamblea de ciudadanos; el tirano
Pisístrato mejoró la moneda y repartió tierras entre los campesinos y de nuevo otro aristócrata,
Clístenes, dio derechos iguales a todos los ciudadanos y los organizó por tribus, que dependían de la
zona donde cada uno viviera ( y no de su familia o dinero) e hizo que la Boulé, el consejo, se eligiera por
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sorteo. La reforma definitiva la hicieron Pericles y Efialtes, entre los años 462 y 461 a. C., que quitaron
poder a la asamblea de los nobles, el areópago y se lo dieron a la Boulé, el consejo.
Al final, el sistema político de Atenas se convirtió en una democracia, en el que el poder político estaba
en manos de los ciudadanos (demos). Los ciudadanos acudían a la Ekklesia o asamblea a votar a los jefes
políticos y militares (arcontes y estrategas) y las leyes que el consejo o Boulé preparaba. No había
políticos profesionales: muchos cargos, como los del jurado, eran elegidos por sorteo entre los
ciudadanos, que tenían la obligación de detentarlos y si alguien abusaba de su cargo o tenía demasiado
protagonismo político los ciudadanos podían votar su expulsión de la ciudad (ostracismo).
La defensa de la ciudad también estaba en manos de los ciudadanos, que en caso de necesidad formaban
el ejército y tenían que aportar sus propias armas; casi todos eran soldados a pie (hoplitas) y luchaban
unidos en columnas o falanges, en las que era decisiva la unidad y la disciplina.
Los ciudadanos, es decir, las personas que tenían los derechos y obligaciones de la ciudad, eran una
parte pequeña de las personas que vivían en Atenas: solo eran ciudadanos los varones, hijos de un
ciudadano y de una mujer ateniense (hija a su vez de un ciudadano), y estaban excluidos los esclavos y
los extranjeros.
La aristocracia espartana.
Los espartanos habían ocupado la región de Lacedemonia durante las invasiones dorias, sometiendo y
esclavizando a la población indígena, los ilotas. Tenían dos reyes, una asamblea de ancianos (Gerousía) y
una asamblea a la que acudían todos los varones mayores de treinta años (Apella). Los ciudadanos
espartanos se dedicaban exclusivamente a la política y la vida militar; tenían unas pocas y sencillas leyes
que, según la leyenda, habían sido establecidas por el sabio Licurgo.
Licurgo ordenó repartir todas las tierras y riquezas por igual para terminar con las diferencias sociales,
prohibió el uso de oro y plata y solo admitió monedas de hierro y organizó los llamados syssítia,
reuniones a las que debían acudir todos los ciudadanos para comer en común, todos lo mismo. La
educación era muy rigurosa y muy importante porque servía para crear buenos ciudadanos y consistía
sobre todo en instrucción militar. Como en Atenas, el ejército estaba formado por los ciudadanos, que
también luchaban anteponiendo los intereses de la ciudad a los suyos propios.
2. 5. 2. Las guerras médicas o guerras entre griegos y persas.
Durante la primera mitad del siglo V a. C. los griegos tuvieron que hacer frente a la invasión de los
persas o medos. El imperio persa había surgido en la meseta de Irán a partir de la unión de distintos
pueblos y obedecía a un solo rey, el gran persa, que tenía poder absoluto sobre todas las personas; para
los griegos representaba justo lo contrario de sus polis. El imperio persa se había extendido por
Mesopotamia y Anatolia hasta llegar al Mediterráneo y llegó a dominar las ciudades griegas de la costa
de Jonia, en las que el rey persa, Darío puso tiranos, que eran griegos pero estaban a su servicio.
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El año 499 a. C. los ciudadanos de una de estas ciudades, Mileto, se rebelaron contra los persas y Darío
los castigó arrasando por completo la ciudad. Casi todas las ciudades griegas decidieron entonces
olvidar sus diferencias y rivalidades y luchar juntas contra los persas, a los que vieron como un enemigo
común.
Las guerras entre griegos y persas se prolongaron a lo largo de la primera mitad del siglo V a. C. Al
principio todo indicaba que los persas vencerían a los griegos: mientras Persia era un enorme imperio
con un gran ejército, que hasta la fecha había vencido y conquistado a muchos pueblos, Grecia era un
pequeño territorio formado por ciudades independientes. Pero el ejército persa estaba formado por
mercenarios mientras que los ejércitos de las polis estaban formados por los propios ciudadanos que
sabían que luchaban por la independencia de sus ciudades.
Los atenienses vencieron a los persas en la batalla de Maratón (490 a. C.) y el rey persa, ahora Jerjes,
preparó una expedición de venganza. Los griegos organizaron una liga de muchas ciudades, entre las que
también estaba Esparta. Los persas iniciaron la invasión entrando por el desfiladero de las Termópilas y
los espartanos les hicieron frente y detuvieron durante varios días; así, los demás griegos tuvieron
tiempo de abandonar las ciudades y refugiarse; pero finalmente los persas derrotaron a los espartanos,
invadieron Grecia y saquearon la ciudad de Atenas. Los griegos, entonces, concentraron sus esfuerzos
en crear una flota y derrotaron a los persas en el mar, en la batalla de Salamina. A pesar de estas
victorias, la guerra continuó hasta el año 450 a. C., cuando por fin los persas abandonaron Grecia y
renunciaron a conquistarla.
Para los griegos, la victoria contra los persas tuvo un gran
significado: el de que los ciudadanos libres que luchan por su
libertad podían vencer a un gran imperio, por grande que
fuera.
2. 5. 3. Las guerras del Peloponeso.
Tras vencer a los persas, ya sin un enemigo común, los griegos
regresaron a sus rivalidades y disputas. Las dos ciudades que
habían destacado en la guerra, Atenas y Esparta, quisieron
liderar al resto de los griegos. Durante la lucha contra los
persas, Atenas había convencido a otras ciudades para
formar una alianza, la Liga de Delos, y para que aportaran
dinero con que mantener una gran flota defensiva; pero
pronto Atenas terminó llevándose todo el dinero y gastándolo
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en las grandes obras de tiempos de Pericles, los templos de la Acrópolis, y comenzó a despreciar y
dominar a sus aliados. Frente a Atenas, Esparta creó su propia liga, la del Peloponeso, y el conflicto
estalló. Entre los años 431 y 404 a. C. tuvieron lugar las llamadas guerras del Peloponeso, entre Atenas,
Esparta y sus respectivos aliados, entre los que incluso, a veces a con uno y a veces con otro, estuvo
Persia.
Estas guerras desgastaron a los griegos y el orgullo y la conciencia cívica que habían aparecido tras la
guerra con los persas desaparecieron y los griegos perdieron la confianza en si mismos y en sus valores.
Durante la guerra, hubo en Atenas una gran epidemia de peste en la que murió Pericles (429 A. C.).
2. 6. La época helenística.
Mientras los griegos se enfrentaban entre ellos, un pequeño reino de la región de los Balcanes,
Macedonia, se fortaleció y creció; tenía un potente ejército formado por falanges de soldados armados
con una larga lanza, una numerosa caballería y máquinas de guerra similares a las que usaban los asirios.
Los macedonios hablaban griego y veneraban a los mismos dioses que los demás griegos, pero no vivían
en polis, sino que toda Macedonia estaba unida bajo el poder de un solo rey hereditario y de la
aristocracia, y los demás griegos los consideraban prácticamente bárbaros.
En el siglo IV a. C. el rey Filipo II (359- 336) inició una política de conquistas para dar la Macedonia una
salida al mar; algunas polis, como Atenas, se unieron para combatirlo pero fueron derrotadas en la
batalla de Queronea (338 a. C.) y Filipo y llegó a dominar todo el occidente de Grecia.
El año 336 a: C Filipo murió en un atentado y subió al poder su hijo Alejandro (336- 323 a. C.).
Alejandro, llamado el Grande (Alejandro Magno), era muy joven cuando subió al trono, pero había
demostrado su gran capacidad militar en la batalla de Queronea y tenía una gran confianza en la
grandeza de su destino; le había educado el filósofo Aristóteles y estaba muy influido por las grandes
hazañas de Aquiles, el héroe de la guerra de Troya; proyectó castigar a los persas por la invasión de
Grecia durante las guerras médicas y dominar todo el mundo.
Después de asegurar su dominio sobre casi toda Grecia, Alejandro inició la conquista de Persia: primero
ocupó la península de Anatolia y después Siria, Egipto y Mesopotamia. Tras la muerte del rey persa,
Darío III, se proclamó su sucesor y conquistó Irán o Persia; entonces ambicionó llegar a los confines
del mundo y ocupó el valle del Indo. Pero el ejército macedonio, que hasta entonces había seguido a
Alejandro con devoción y lealtad, estaba agotado y le presionó para regresar a Grecia. Durante el viaje
de regreso, el año 323 a. C., Alejandro murió.
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A lo largo de sus campañas, Alejandro demostró ser un audaz e ingenioso estratega y con una gran
confianza en si mismo, que quizás se debía a su convicción de ser hijo del mismo Zeus.
A la muerte de Alejandro Magno, sus generales disputaron por el poder y finalmente se repartieron el
imperio y fundaron reinos independientes. Los más importantes de estos reinos fueron el de Seleuco
(que abarcaba gran parte de lo que fue el imperio persa), el de Pérgamo y el de Egipto; en ellos se
fundieron la cultura persa, mesopotámica y griega y, especialmente en Egipto, hubo un gran esplendor
económico, científico y cultural que duró hasta la conquista de los romanos.
3. La civilización griega.
Los antiguos griegos tenían una forma muy especial de ver el mundo y de actuar que ha servido de
modelo para otros pueblos, como los romanos o, en cierto modo, nosotros mismos. La base de esta
cultura estaba en elementos muy relacionados entre si pero que veremos por separado: la religión y la
confianza en el ser humano.
3. 1. La religión griega.
La religión griega era politeísta: rendía culto a muchos dioses, los más importantes de los cuales eran
antropomorfos, es decir, que tenían el aspecto y el comportamiento que tenemos los seres humanos,
pero con la diferencia de que esos dioses eran poderosos e inmortales. El poder y el significado de cada
dios se expresaba a través de mitos, historias que narraban su actividad entre los hombres y con otros
dioses. Los mitos, como el propio significado de los dioses, son muchas veces oscuros y complejos, y con
el tiempo se fueron convirtiendo en narraciones literarias que son las que han llegado hasta nosotros.
No obstante, en las ceremonias y en el arte, se puede ver que la religión griega tenía un significado muy
profundo y daba respuesta a las grandes cuestiones de la existencia humana.
Algunos mitos explican cómo fue el origen del mundo y de los dioses; en ellos vemos cómo al principio
dominaban las fuerzas oscuras, las de los gigantes y titanes, y cómo al final fueron derrotadas por los
dioses olímpicos, que impusieron un nuevo orden.
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Zeus es el padre de los olímpicos, dios del cielo, los fenómenos atmosféricos y la justicia y son sus
hermanos Poseidón, dios del océano, Hades, dios de los infiernos y Demeter, diosa de la tierra y la
agricultura. La esposa de Zeus es Hera, diosa del hogar y del matrimonio y con ella tuvo a sus hijos
Hefesto, el dios herrero y del fuego, y a Ares, dios de la crueldad de la guerra; hijos de Zeus y otras
diosas son Hermes, dios de los caminos, intermediario entre dioses y hombres y entre la vida y la
muerte, Atenea, diosa de la guerra cívica y de la artesanía, Dionisos, dios del vino y de la resurrección y
los gemelos Apolo, que significa la luz, la inteligencia y las artes, y Artemisa, la diosa cazadora, y de la
vida silvestre. Afrodita, la diosa del amor y la belleza, surgió directamente del Océano.
Para los griegos el mundo estaba poblado de dioses
y seres divinos que intervenían constantemente en
la vida de los hombres, que debían realizar ritos
para ganarse su favor y evitar su ira. Estos ritos
consistían en sacrificios de animales, en la entrega
de ofrendas en los templos y lugares sagrados y en
la celebración de juegos, que eran competiciones
físicas y literarias. Cada ciudad tenía sus propios
ritos, pero todas veneraban a los mismos dioses y
había lugares que eran sagrados para todos los
griegos, como el santuario de Olimpia, consagrado a
Zeus o el de Delfos, donde estaba el oráculo desde
el que el dios Apolo se hacía oír.
3. 2. La cultura griega.
Los griegos veneraban a sus dioses pero también fueron los primeros en considerar que los seres
humanos tienen un valor irreductible, fundamental y sagrado; en cierto modo creían que en todo ser
humano hay algo de divino. Por ese motivo, los griegos valoraban las mayores cualidades de los seres
humanos, la razón y la libertad, incluso cuando se dedican a cuestionar la religión y los mitos y buscar
explicaciones de las cosas de este mundo (los movimientos de los planetas, los terremotos, la injusticia…)
fuera de la religión. Así fundaron la filosofía, que es la base de toda sabiduría (filosofía quiere decir
“amor al conocimiento”) y se pregunta constantemente por el
origen y la naturaleza de todas las cosas.
Los filósofos más importantes vivieron en Atenas en el siglo IV
a. C. Sócrates pretendía llegar a las verdades fundamentales a
través del diálogo razonado, su discípulo Platón desarrolló ese
método y se interesó sobre todo por la naturaleza del alma
humana, que creía inmortal, y la forma de crear una sociedad
más justa, y Aristóteles (a su vez discípulo de Platón) amplió el
campo de la filosofía a las ciencias y creó conceptos precisos
que se utilizaron en toda la filosofía posterior.
Como daban tanta importancia al ser humano, los griegos
estaban convencidos de que la Tierra estaba en el centro del
Universo, una idea que se mantuvo muchos siglos en la ciencia
europea y que hoy sabemos que es errónea, pero fueron
capaces de calcular con mucha precisión los movimientos de los planetas (Ptolomeo) y las dimensiones de
nuestro planeta (Eratóstenes). Creían que, aunque los dioses mandasen en el cielo y pudiesen a veces
hacer milagros, lo que sucede en la Tierra es por causas naturales, no caprichosas, sino según leyes y así
avanzaron mucho en el conocimiento de la física (Arquímedes) y las matemáticas (Pitágoras, Tales).
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Su idea de un ser humano casi divino también sirvió para desarrollar la literatura y el arte.
Perfeccionaron la escritura alfabética, que es fácil de aprender y utilizar, y con ella no solo escribieron
poemas a sus dioses, sino tratados de política, economía o ética y muchas obras literarias.
El teatro griego nació como una forma de culto; en origen era una
representación, casi sin palabras, del mito de Dionisos. Pero pronto
los griegos lo utilizaron para poner en escena los grandes problemas
a los que se tiene que enfrentar el ser humano, como la fidelidad, la
ambición o la muerte; así aparecieron obras de teatro, como las de
Esquilo, Sófocles y Eurípides (los grandes dramaturgos del siglo V a.
C.) en las que actuaban personajes, al principio solo uno, luego hasta
tres o cuatro, y un coro, que narraba e interpretaba el drama de los
personajes. En estas obras siempre aparece una idea: la de que los
seres humanos son algo magnífico, capaces de lo peor y de lo mejor,
pero que jamás deben desafiar a los dioses.
Uno de los principios de la forma de ser de los griegos y la base de su cultura se expresaba en la frase
que estaba escrita en el oráculo de Delfos “Conócete a ti mismo”, que quería decir dos cosas a la vez:
conoce lo mucho que, como ser humano, puedes hacer y reconoce que, también como ser humano, solo
eres un mortal.
3. 3. El arte griego.
Las características del arte griego están muy relacionadas con la cultura que acabamos de ver:
Los griegos hicieron obras de arte para los dioses y para la vida pública, que, por cierto, era
sobre todo religiosa: templos, imágenes de dioses, monumentos conmemorativos…, pero no obras
privadas, como retratos o palacios.
Se esforzaron en crear obras de arte cada vez más perfectas a los ojos de los dioses (bien
medidas, proporcionadas, armoniosas) y de los hombres (naturales, realistas…) y por eso el arte
griego evolucionó muy deprisa, aprendiendo siempre de sus propios errores, de la observación y
de la reflexión.
3. 3. 1. La arquitectura griega.
Los griegos crearon modelos para los edificios más importantes de la
vida cívica, siempre amplios, sencillos y pensados para la función que
debían cumplir:
Los teatros se hacían al aire libre, aprovechando un desnivel
donde hacían las gradas (teatron) con un espacio circular para
el coro (orquestra) y un escenario (skaena).
Los estadios eran pistas para carreras, alargados, descubiertos
y con gradas.
En las ciudades había siempre un espacio abierto dedicado a
mercado y lugar de reunión de los ciudadanos, el ágora, que
solía rodearse de pórticos o stoas y donde estaban los edificios
destinados a las reuniones políticas, también muy sencillos.
El edificio más importante de la arquitectura griega es el
templo, que también obedecía a unos pocos modelos.
Los templos griegos.
El templo era el lugar en el que se guardaba la imagen del dios o diosa a quien estuviese consagrado y
donde se depositaban las ofrendas. Los griegos no se reunían en los templos ni permanecían en su
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interior mucho tiempo y los sacrificios se realizaban siempre en un altar que había delante; por eso los
templos son edificios diseñados para ser contemplados desde el exterior.
Por influencia de los egipcios, los griegos comenzaron a construir sus templos con piedra, pero los
levantaron más pequeños, siempre a escala humana.
Casi todos los templos griegos tienen planta rectangular; también había templos de planta circular,
llamados tholos.
Los templos rectangulares tenían tres salas: la pronaos o
vestíbulo, la naos o cella (donde estaba la imagen sagrada) y
el opistodomos (habitación del tesoro), y una o dos puertas
en los lados cortos. Los más pequeños solo tenían uno o dos
pórticos con columnas, pero lo normal es que estuvieran
completamente rodeados de columnas (peristilo).
Eran edificios de una sola planta y estaban cubiertos por un
tejado a dos aguas que dejaba en los lados cortos un espacio triangular, el frontón.
En Grecia había distintas formas o estilos de construcción de un templo, cada una con sus propios
elementos.
El orden dórico o de los dorios, era el propio del Peloponeso, con columnas sin basa, con aristas
vivas y un capitel sencillo, formado por un ábaco y un equino. Sobre
las columnas se colocaban el arquitrabe, que era liso, y el friso, con
triglifos (que tenía tres acanaladuras o estrías) y metopas (con
relieves o pinturas).
El orden jónico o de Jonia es más decorativo. La columna tiene
acanaladuras y un capitel con volutas. El friso jónico tiene una
decoración continua en relieve.
El orden corintio (de la ciudad de Corinto) es el más reciente y
tiene los mismos elementos que el jónico salvo el capitel, que está
formado por hojas de acanto.
Los arquitectos griegos se esforzaron porque todos estos elementos
tuviesen un diseño armonioso, a la vez natural y geométrico; los primeros templos dóricos eran
achatados y masivos y con el paso del tiempo se fueron haciendo cada vez más ligeros y proporcionados.
El conjunto de templos más importante está en la Acrópolis de
Atenas y prácticamente todos se levantaron en el siglo V a. C. El
Partenón, que es dórico, estaba dedicado a la diosa Atenea
Partenos (Atenea Virgen), la protectora de la ciudad. El Erecteion,
jónico, tiene una planta muy compleja porque cubre muchos espacios
sagrados de distintas épocas y está dedicado a muchos dioses,
como Atenea, Poseidón y dioses ancestrales; tiene un pórtico en el
que unas esculturas de muchachas hacen la función de columnas
(cariátides). También es jónico el pequeño templo de Atenea Nike o
Atenea Victoriosa, que conmemora la victoria contra los persas en Salamina.
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3. 3. 2. La escultura griega.
La escultura griega alcanzó un grado de perfección que la convirtió en el modelo para el arte durante
muchos siglos.
Las esculturas griegas son relieves sobre los muros (en las metopas, los frisos o las estelas
funerarias) o esculturas exentas o de bulto redondo que se colocaban en los frontones de los
templos o en espacios abiertos donde podían ser contempladas desde todos los ángulos.
Están hechas de piedra, sobre todo mármol y bronce, que se fundía según la técnica de la cera
perdida; también había esculturas de madera (las más antiguas), de cerámica y otras
recubiertas de oro y marfil (crisoelefantinas).
La mayor parte de la escultura es religiosa: representa los mitos o a los propios dioses; los
simples mortales aparecen como personas que les ofrecen regalos o les dedican alguna hazaña
en los juegos y (en fechas avanzadas) en las estelas de sus propias tumbas, despidiéndose de
sus familiares.
Los griegos se esforzaron por representar correctamente la anatomía del hombre, que suele
aparece desnudo, pero al principio las imágenes eran rígidas e inexpresivas y poco a poco fueron
adquiriendo movimiento y expresión.
Las esculturas arcaicas:
En los siglos VII y VI a. C. los griegos hacían
imágenes de sus dioses, pero eran casi siempre
de madera y se han perdido; también hacían
exvotos, figuras de muchachos que habían
vencido en alguna prueba de los juegos y se
representaban desnudos, de pie, frente al dios al
que dedican su victoria (Kouroi) y figuras de
muchachas vestidas que entregan una ofrenda a
un dios (Korai).
Estas imágenes son rígidas, miran siempre al
frente y tiene una sonrisa que no es expresión
de felicidad sino de plenitud por estar en
presencia de los dioses. También son muy
geométricas y poco naturales.
La transición de la escultura.
A finales del siglo VI y principios del siglo V a. C. las esculturas fueron
evolucionando para ser cada vez más naturales. Primero adquirieron
movimiento (frontones de Egina) y más tarde perdieron la sonrisa arcaica;
poco a poco, el pelo, los músculos y la ropa dejaron de tener aspecto
geométrico y adquirieron un aire más natural (auriga de Delfos).
La perfección de la escultura clásica.
En pleno siglo V a. C. la escultura alcanzó su culminación, a la vez
perfecta y natural.
Mirón hizo esculturas en las que había movimiento, pero un
movimiento armonioso, que no descomponía la figura (Discóbolo).
Policleto
creó
imágenes
de
atletas
perfectamente
proporcionadas, en las que la altura total equivalía siete veces a
la de la cabeza (Dorífero).
Fidias, que talló muchas esculturas del Partenón, daba a sus
imágenes de dioses y mortales la expresión justa, de manera que parecían a la vez vivos y
sagrados.
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En el siglo IV a. C. las esculturas se fueron haciendo cada vez más expresivas y menos formales.
Praxíteles hizo imágenes de dioses llenas de sentimiento y sensualidad (Hermes) y fue el
primero en representar desnudo el cuerpo de la mujer (Afrodita).
Lisipo diseñó esculturas más movidas, pensadas para que el espectador las mirase desde todos
los puntos de vista y corrigió el canon de Policleto calculando la altura total en siete cabezas y
media.
Scopas hizo imágenes trágicas, llenas de expresión y movimiento.
La escultura helenística.
En los siglos III, II y I a. C. los artistas griegos habían alcanzado
una gran destreza. Había talleres de artistas en Egipto, Asia Menor
y Grecia, las zonas donde había estado el imperio de Alejandro
Magno, y hacían muchos encargos, no solo para las ciudades, sino
también para clientes particulares.
Los esculturas helenísticas suelen ser espectaculares, como si
quisieran llamar la atención del que las mira; unas veces son muy
dramáticas (Laocoonte, los Gálatas moribundos) y otras son cómicas
o encantadoras (el Niño de la Oca, Afrodita saliendo del baño).
3. 3. 3. La pintura y cerámica griegas.
Entre los artistas griegos hubo también grandes pintores que
representaban las cosas con un gran realismo y eran capaces de
emocionar al espectador. Pero apenas nos han llegado ejemplos de pintura, solo descripciones en algunos
textos.
La cerámica era en la antigua Grecia una forma de arte tan importante como la escultura y la pintura.
Los alfareros hacían vasos destinados a los enterramientos y también la vida doméstica, con formas
muy depuradas y elegantes; las decoraban con escenas relativas a los mitos en las que las figuras
aparecen en primer plano, casi sin detalles de paisaje.
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