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AGUSTINOS PORTUGUESES
QUE ESCRIBIERON EN CASTELLANO
(1550-1700)
Eduardo Javier Alonso Romo
Universidad de Salamanca
1.
INTRODUCCIÓN
E
l presente trabajo se inscribe dentro de una
investigación más amplia sobre los agustinos en
Portugal durante los siglos XVI y XVII. Entre
nuestras fuentes e instrumentos de trabajo destacan Herrera1,
Cardoso-Sousa2, Vidal3, Purificação4, Portillo5, Barbosa Machado6 y
Lanteri7, además —y sobre todo— de la magna obra de Santiago
Vela8. También contamos con otros trabajos más modernos, como
1
Tomás de HERRERA, Alphabetum Augustinianum, Madrid, Gregorio Rodríguez,
1644; IDEM, Historia del Convento de S. Augustin de Salamanca, Madrid, Gregorio
Rodríguez, 1652.
2
Jorge CARDOSO – António Caetano de SOUSA, Agiológio Lusitano [1652-1744],
Porto, Faculdade de Letras da Universidade do Porto, 2002.
3
Manuel VIDAL, Augustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo convento de
San Augustín, Salamanca, Eugenio García de Honorato, 1751-1758, 2 vols.
4
António da PURIFICAÇÃO, De viris illustribus antiquissimae provinciae lusitanae
O.E.S.A., Lisboa, Domingos Lopes Rosa, 1642; IDEM, Chronologia monástica
lusitana, Lisboa, Lourenço de Anveres, 1642; IDEM, Chronica da antiquissima
provincia de Portugal da Ordem dos Eremitas de S. Agostinho. Parte II, Lisboa,
Domingos Lopes Rosa, 1656.
5
Sebastián de PORTILLO Y AGUILAR, Chronica Espiritual Agustiniana [1651], ed. por
Francisco Avilés, Madrid, Imp. de Alonso de Orozco, 1731-1732, 4 vols.
6
Diogo BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana [1741-1759], Coimbra, Atlântida,
1965-1967, 4 vols.
7
José LANTERI, Postrema saecula sex Religionis Augustinianae, II-III, TolentinoRoma, Guidoni-Bernardi Morini, 1859-1860.
8
Gregorio de SANTIAGO VELA, Ensayo de una Biblioteca Iberoamericana de la Orden
de San Agustín, Madrid - El Escorial, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de
Jesús – Imprenta del Monasterio, 1913-1931, vols I-VIII [falta el vol. IV,
correspondiente a las letras J-Ll].
los de Aparicio López9, Estrada Robles10, Teófilo Viñas11, Carlos
Alonso12 o Herrero Salgado13.
En este estudio nos referiremos a escritos, concepto
amplio que abarca desde cartas breves hasta tratados y libros de
gran formato, sin que nos preocupe demasiado diferenciar entre
textos literarios y no literarios. Tampoco pretendemos ofrecer un
catálogo totalmente exhaustivo, pero sí ofrecer un elenco bastante
completo de nombres en el que, ciertamente, estén incluidos los
más significativos. En el desarrollo del presente estudio,
procuraremos seguir un orden cronológico dentro de cada
apartado, por ello se entrecruzarán nombres de significatividad
muy diversa.
Señalemos también que no hemos encontrado agustinos
recoletos portugueses que escribieran en castellano —salvo uno
que escribe desde Japón, tras pasar por México y Filipinas—, lo
cual no es de extrañar si tenemos presente que los agustinos
recoletos (descalzos o grilos) sólo entraron en Portugal a partir de
1664, fundados por Fr. Manuel da Conceição14.
Antes de entrar propiamente en materia conviene recordar
las constantes relaciones que se dieron —ya desde comienzos del
siglo XVI— entre España y Portugal en mundo del clero15 y
también a nivel de los obispos16. Relaciones que fueron
9
Teófilo APARICIO LÓPEZ, La Orden de San Agustín en la India (1572-1622),
Valladolid, Ed. Estudio Agustiniano, 1977.
10
Basilio ESTRADA ROBLES, Los Agustinos Ermitaños en España hasta el siglo XIX,
Madrid, Ed. Revista Agustiniana, 1988.
11
Teófilo VIÑAS ROMÁN, “El convento de San Agustín y el colegio de San Guillermo”,
en Historia de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Eds. Universidad de
Salamanca, 2002, I, 635-666.
12
Carlos ALONSO, Os Agostinhos em Portugal, Madrid, Eds. Religión y Cultura, 2003.
13
Félix HERRERO SALGADO, La oratoria sagrada en los siglos XVI y XVII. IV:
Predicadores agustinos y carmelitas, Madrid, FUE, 2004.
14
Cf. Saturnino LÓPEZ, “Los orígenes de los Agustinos Descalzos en Portugal”,
Archivo Agustiniano, 55 (1961), 229-253; 56 (1962), 95-131, 247-268.
15
Cf. Pilar VÁZQUEZ CUESTA, A língua e a cultura portuguesas no tempo dos Filipes,
Mem Martins, Europa-América, 1988, 32-37 especialmente.
16
A lo largo del siglo XVI hubo varios castellanos que fueron obispos en Portugal,
como Diego Ortiz de Villegas (de Viseu), Julián de Alva (de Portalegre), o Toribio
López (de Miranda). Asimismo, varios portugueses fueron obispos en España
durante los siglos XVI y XVII: Pedro da Costa (de León y Osma), Estêvão de
Almeida (de León y Cartagena), Bernardo de Atayde (de Astorga y Ávila), Jerónimo
especialmente fecundas en torno a las reformas de las distintas
órdenes religiosas17. Centrándonos en la orden de san Agustín, las
Memorias del P. Juan Quijano, redactadas hacia 1633 —todavía en
el periodo de la monarquía dual—, son un buen testimonio de la
fluida y constante relación entre las provincias agustinianas de
Portugal y Castilla18. De este modo, el P. Quijano dedica un
apreciable espacio a tratar de los escritores de la provincia
agustiniana portuguesas: Luis de Montoya, Francisco de Cristo,
Egídio da Apresentação, António de Gouveia, Luís dos Anjos, André
Nunes de Andrada o Tomé de Jesus. Igualmente refiere los obispos
lusos Agostinho de Jesus, Aleixo de Meneses, António de Portugal,
Francisco Pereira, João de Valadares o António de Gouveia.
Comenzamos nuestro recorrido tratando de los agustinos
portugueses en España, para después pasar a otros que residieron
en distintas misiones de Oriente. Completamos nuestro estudio
refiriéndonos a los agustinos españoles en Portugal. Dejamos aquí
constancia de que hemos intentado localizar ejemplares de todas
las obras citadas —algunas muy raras—, lo cual no siempre nos ha
sido posible, aunque sí en la mayoría de los casos. Por otra parte,
también citaremos los textos actualmente perdidos de los que
tenemos constancia.
En cambio, dejaremos sin analizar las traducciones al
castellano de textos portugueses, destacando las dos que se
hicieron de los Trabalhos de Jesus de Fr. Tomé de Jesus: en 1620
por Cristóvão Ferreira de Sampaio y, siglo y medio después, en
1763, mucho mejor por el P. Enrique Flórez19. Otro traductor fue
Mascarenhas (de Segovia). Cf. Fortunato de ALMEIDA, História da Igreja em
Portugal, 2ª ed., Porto, Civilização, 1968, II, 573-577, 641-660. No propiamente
portugués, pero sí luso-descendiente, será después Diego de Melo y Portugal
(1734-1816), obispo de Osma y Badajoz; cf. G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, V, 377379.
17
Cf. José GARCÍA ORO – M.ª José PORTELA SILVA, “La reforma de la vida religiosa en
España y Portugal durante el Renacimiento”, Archivo Ibero-Americano, 62 (Madrid
2002), 455-618.
18
Juan QUIJANO, “Memorias para la Historia de la Provincia de Castilla”, ed. por I.
Arámburu Cendoya, Archivo Agustiniano, 56 (Valladolid 1962), 47-94, 203-246; y
57 (1963), 5-52, 209-225, 343-378.
19
Cf. Francisco Leite de FARIA, “Difusão extraordinária do livro de Frei Tomé de
Jesus”, Anais da Academia Portuguesa da História. IIª série, 28 (Lisboa 1982), 163234; Modesto GONZÁLEZ VELASCO, “Traductores agustinos del Real Monasterio de
Francisco de Castilblanco: Sermones que predicó El Ilustrísimo y
reverendísimo Señor Don Fray Christobal de Almeida (Madrid,
Mateo de Espinosa y Arteaga, 1675)20.
Pero antes de pasar adelante, queremos mencionar al
único agustino que hemos localizado que, viviendo siempre en
Portugal, escribiera en castellano. Se trata de António de São
Guilherme (Lisboa, c.1675 - Tavira, 1731)21, que profesó en
Lisboa el 10 de febrero de 1696. Poeta en lengua castellana, la
mayoría de sus textos se han perdido.
2. AGUSTINOS PORTUGUESES EN ESPAÑA
2.1. Agustinos ingresados o formados en Salamanca
Antes de entrar a analizar el intercambio hispano-lusitano
en el seno de la orden agustiniana alrededor del convento de
Salamanca, conviene recordar la importancia histórica de dicho
convento, de cuya materialidad actualmente sólo quedan los
cimientos, tras la desamortización de Mendizábal en 183522.
En este sentido debemos destacar el importante papel
desempeñado por la Universidad de Salamanca como foco de
atracción para toda la Península, en particular a lo largo del siglo
XVI, cuando conoció su mayor auge y esplendor23. Una vez en
Salamanca, era relativamente frecuente el caso de alumnos
portugueses que ingresaban en la vida religiosa en cualquiera de
San Lorenzo de El Escorial”, en Antonio Bueno García (Ed.), La labor de traducción
de los agustinos españoles, Valladolid, Ed. Estudio Agustiniano, 2007, 385-422.
20
Cf. Andrés LLORDEN, Notas Bio-Bibliográficas Agustinianas, Valladolid, Ed. Estudio
Agustiniano, 1965, 40-41. El primer sermón está dedicado a Ntra. Sra. de la Peña
de Francia.
21
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 163.
22
T. VIÑAS ROMÁN, Agustinos en Salamanca. De la Ilustración a nuestros días, R. M.
de El Escorial, Ediciones Escurialenses, 1994, 87-185.
23
Ángel MARCOS DE DIOS, “Portugueses en la Universidad de Salamanca de la Edad
Moderna”, en Historia de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Eds.
Universidad de Salamanca, III.2, 1101-1128.
los numerosos conventos entonces existentes en la ciudad
universitaria24.
João Estaço (o Juan Estacio)25, era azoriano, natural de
Angra. Habiendo pasado a Salamanca, con motivo de sus estudios,
conoció a los agustinos y pidió su hábito. Hizo su profesión en
manos de santo Tomás de Villanueva, el 29 de julio de 1520: “Em
Hespanha, he digno de memoria eterna, o B. F. João Estacio,
Portuguez, de eximia sanctidade, Apostolo das Indias Occidentaes,
hum dos preclaros filhos em virtude e letras que teve a Eremitica
Provincia Augustiniana de Castella”26.
En 1534 pasó a México, en la segunda expedición
agustiniana al continente americano. Regresó a España en 1539
con el fin de reunir nuevos operarios, conseguidos los cuales, se
embarcó por segunda vez hacia México, al frente de doce
religiosos. Como misionero trabajó sobre todo en la provincia de la
Guasteca. Fue elegido provincial en 1545 y, acabado su mandato,
fue enviado a Perú en 1551, pasando a aquella tierra en compañía
del virrey D. Antonio de Mendoza, de quien era confesor. Al
constituirse la nueva provincia de Perú, fue elegido provincial de la
misma. En 1552 regresó a España, para negociar cuestiones
relativas a la misión. Fue entonces presentado por Carlos V para
obispo de Puebla de los Ángeles, pero murió poco después, el 4 de
abril de 1553.
Antes de pasar al Perú, escribió en castellano, un
“Memorial” de su vida interior27, por orden de su confesor, el P.
Alonso de Veracruz. También en español escribió dos tratados que
no hemos podido localizar: Relación de los progresos de la
24
Véase el “Libro de Profesiones del Convento de S. Esteban de Salamanca (14861602)”, editado por Justo CUERVO en Historiadores del Convento de San Esteban de
Salamanca, Salamanca, Imprenta Católica Salmanticense, 1915, III, 790-905. Para
los jesuitas, véanse los libros de admisiones entre 1554 y 1767 en los manuscritos
nº 1547-1549 de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca.
25
T. HERRERA, Alphabetum, I, 398-400; IDEM, Historia del Convento, 303-307; D.
BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, 651-652; J. LANTERI, Postrema saecula
sex, II, 180-181; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, II, 353-354.
26
J. CARDOSO, Agiológio, II, 416 [416-418, 424].
27
Puede verse un extracto en T. HERRERA, Historia del Convento, 305-306. Cf.
Antonio de la CALANCHA - Bernardo de TORRES, Crónicas agustinianas del Perú, ed.
por Manuel Merino, Madrid, CSIC, 1972, I, 18-21.
cristiandad en el Nuevo Mundo y Constituciones para el gobierno
religioso de la provincia de Méjico28.
João Soares, o Juan Suárez (S. Miguel de Urró, Oporto,
1507 – Coimbra, 1572)29. Enviado a Salamanca para estudiar en
su Universidad, poco después ingresó en la Orden agustiniana en
el convento salmantino, profesando el 11 de abril de 1523. Tras
concluir sus estudios, en septiembre de 1529 recibió facultad del
General de la Orden para graduarse de maestro en la Universidad
salmanticense, pero no consta que entonces llegara a recibir a
recibir dicho grado.
Regresó a Portugal en compañía de D. Diogo de Sousa,
arzobispo de Braga, en cuya ciudad se dedicó a la predicación,
hasta la muerte de dicho arzobispo en 1532. Se trasladó a
Coimbra30 y más tarde a Lisboa. Teólogo y confesor de D. João III,
al mismo tiempo que predicador real, fue obispo de Coimbra
durante veintisiete años31, desde 1545 hasta su muerte, el 26 de
noviembre de 1572. Asistió en 1546 y 1563 al Concilio de Trento,
haciendo allí patentes sus dotes oratorias. Acabado el Concilio,
marchó en peregrinación a Tierra Santa. Vuelto a Portugal, en
1566 estableció en Coimbra una casa de la inquisición. En la
misma ciudad fundó también la casa de la Misericordia, a la que
dejó como heredera de sus bienes. Asimismo, favoreció a los
jesuitas, que entonces comenzaban a establecerse en Portugal32.
Cabe destacar su probable intervención ante el rey de
Portugal, para propiciar la llegada de los frailes castellanos,
Montoya y Villafranca, como reformadores. Una vez en Portugal,
João Soares no se olvidó del convento de Salamanca donde había
profesado y lo favoreció generosamente, costeando la sillería del
28
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, II, 354.
T. HERRERA, Alphabetum, I, 441-442; A. da PURIFICAÇÃO, De viris illustribus, ff.
26v-28v; D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, 759-761; J. LANTERI,
Postrema saecula sex, II, 322-323; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 594-606.
30
Según G. SANTIAGO VELA, en Coimbra “predicó efectivamente algunos sermones,
pero no satisfizo por ser en un castellano muy cerrado”, Biblioteca, VII, 594.
31
G. SANTIAGO VELA calcula mal al señalar que “gobernó dicha diócesis por espacio
de treinta y cuatro años”, Biblioteca, VII, 595.
32
Véase nuestro trabajo “Luis de Montoya y otros agustinos amigos de los jesuitas
en Portugal”, La Ciudad de Dios, 218 (San Lorenzo de El Escorial 2005), 764-766
[751-769].
29
coro alto. Asimismo trabajó con el P. Alonso de Madrid, Provincial
de Castilla, en el proceso de beatificación de Fr. Juan de Sahagún.
En relación con España, digamos también que en 1552 fue
comisionado junto con el duque de Aveiro para recibir en la raya
de Portugal a la princesa D.ª Juana de Austria, hija de Carlos V,
cuando iba a desposarse con el príncipe D. João.
Además de varias obras en latín y portugués33, escribió en
castellano el Libro de la verdad de la fe (Lisboa, Luís Rodrigues,
1543), dedicado al rey D. João III34. Se trata de una especie de
catecismo compuesto por dos partes: veinticinco capítulos sobre
los principales misterios de la fe cristiana, más cuatro capítulos
dedicados a la Virgen María.
Particular importancia reviste la figura de Sebastião
Toscano (Porto, 1515 – Lisboa, 1583)35, mejor conocido en las
últimas décadas, sobre todo a partir de los trabajos de Armando
de Jesus Marques36. Este portugués viviría en Salamanca dos
etapas cruciales de su vida. En primer lugar, tras aprender en su
ciudad natal las primeras letras y algo de latín, marchó a
Salamanca, para proseguir sus estudios en la célebre alma mater
castellana. Estudiaba Leyes cuando, hacia 1531, abandonó la
Universidad para vestir el hábito en el vecino convento de San
Agustín de la capital charra. Más tarde regresaría a Portugal y en
Lisboa vivía en 1541 cuando marchó a Roma con Jerónimo
Seripando, Prior general de los agustinos. Nuevamente en
Portugal, sufrió varios desencuentros con Luis de Montoya y
Francisco de Villafranca, los dos reformadores castellanos que
estaban al frente de la provincia lusa.
33
En portugués publicó Livro dos remedios contra hos sete peccados mortays
(1543) y la célebre Cartinha para ensinar a leer e escrever (1550 y otras ediciones
posteriores).
34
Se conservan un ejemplar en la Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa
(RES 241-ULFL). Otros ejemplares en Oporto y en Évora.
35
Cf. A. da PURIFICAÇÃO, De viris illustribus, ff. 63r-64r; J. CARDOSO, Agiológio, III,
667-668, 681-682; D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, III, 702-703; J.
LANTERI, Postrema saecula sex, II, 367-368; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 690696.
36
Armando de Jesus MARQUES, “Fr. Sebastião Toscano na conjuntura religiosa da
sua época”, Revista Portuguesa de História, 7, 1963, Coimbra; “Frater Sebastianus
Toscanus, O.S.A. – Spiritualis doctrinae auctor lusitanus saeculi XVI”, Helmantica,
49, 1965. Salamanca.
En 1551 Sebastião Toscano fue desterrado de Portugal,
por orden del rey D. João III. Su exílio se prolongó durante nueve
años, buena parte de los cuales los pasó en Salamanca, en el
mismo convento donde había tomado el hábito veinte años atrás.
En esta ocasión, aprovechó su estancia obligada en la ciudad del
Tormes para estrenarse literariamente, publicando la primera
traducción castellana de las Confesiones agustinianas: Las
Confessiones de sant Augustín traduzidas de Latín en Romance
castellano (Salamanca, Andrea de Portonaris, 1554)37. Esta
versión –realizada a petición de Leonor de Mascarenhas, dama
portuguesa residente en la corte española– fue leída por santa
Teresa y por otros autores del Siglo de Oro español38, pues fue la
única hasta que en 1596 apareció la traducción de Pedro de
Ribadeneira39. Fue también por entonces, “al tiempo que murió el
príncipe de Portugal”40, cuando Toscano conoció a Fr. Luis de León,
con quien intercambiaría sus escritos y, más en concreto, sabemos
que tuvo en su poder la versión castellana del Cantar de los
Cantares realizada por Fr. Luis41.
Tras un viaje a Inglaterra, a partir de 1560 lo
encontramos nuevamente en Portugal. Allí publica en latín su obra
más importante: Mystica Theologia (Lisboa, Francisco Correia,
1568)42; obra que poco después sería traducida al castellano por
su amigo Gonzalo de Illescas (Madrid, Francisco Sánchez, 1573).
En Portugal fue elegido provincial dos veces (en 1572 y en 1578).
Posteriormente se retiró al convento de Penafirme (Torres Vedras).
37
Se conservan cuatro ejemplares en la BN Lisboa. Hace unos años fue publicada
nuevamente esta versión de Toscano en edición preparada por J. Ignacio Tellechea,
Madrid, FUE-UPSA, 1996.
38
Tomás ÁLVAREZ, Cultura de mujer en el s. XVI. El caso de Santa Teresa, Burgos,
Monte Carmelo, 2006, 78-91.
39
En los años siguientes la traducción de Toscano tuvo varias reimpresiones en
diversos lugares: Anvers (1555), Colonia (1556) y Salamanca (1569 y 1579).
40
Fr. Luis de León se refiere aquí al príncipe D. João (hijo de D. João III), fallecido
el 2 de enero de 1554.
41
José BARRIENTOS GARCÍA, Fray Luis de León y la Universidad de Salamanca, El
Escorial, Ediciones Escurialenses, 61.
42
Mário MARTINS, “Mística Teologia de Fr. Sebastião Toscano”, Biblos, 32 (Coimbra
1956), 401-429.
Gregório Nunes Coronel (Lisboa, c. 1540 – Roma, 1620
o 1623)43, era ya sacerdote cuando se hizo agustino en el
convento de Salamanca, en 1575, profesando el 8 de mayo de
1576. Previamente había estado ampliando sus estudios en la
Universidad de Salamanca. Se conservan el texto manuscrito de
las conclusiones teológicas defendidas por Nunes Coronel en
Salamanca en 157044.
Regresó a Portugal pero hacia finales de 1580, por su
militancia en las filas de D. António, Prior do Crato, se vio obligado
a huir. Marchó primero a Francia y después a Saboya, donde fue
predicador del duque Carlos Manuel. Posteriormente pasó a Italia,
donde se estableció hasta el final de sus días. De este modo, se
afilió a la provincia romana, aunque representó a la provincia
lusitana en diversos capítulos generales. Fue confesor del cardenal
Aldobrandini, más tarde papa Clemente VIII. Éste le nombró en
1597 miembro de la junta constituida en Roma para dictaminar
sobre las proposiciones de la Concordia del jesuita Luis de Molina.
De aquí surgiría su texto Actas de las congregaciones de Auxiliis.
En sus últimos años fue predicador del papa Paulo V.
Aparte de publicar varias obras en latín, dejó manuscritos
buen número de sermones, en portugués y en castellano, que se
conservan manuscritos en la Biblioteca Angélica de Roma45, con la
signatura D-3-11. Según el P. Santiago Vela: “El texto está
dividido en dos partes: en la primera trata de las festividades de
N. Señor Jesucristo; la segunda contiene sermones de Cuaresma.
La primera comienza con un tratado castellano incompleto sobre el
“Audi filia”, y mezclados con los de Núñez, hay sermones de
Melchor Cano, Diego de Victoria, Carranza y Pedro de Sotomayor.
En la segunda parte se encuentran bastantes sermones de Fr. Juan
Gutiérrez”46. En la misma biblioteca el ms. en folio D-3-15 contiene
diversos sermones en castellano y portugués. También el ms. en
43
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, pp. 417-418; J. LANTERI, Postrema
saecula sex, II, 280; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 46-56.
44
Véase Eustasio ESTEBAN, “Noticia de algunos mss. inéditos de Gregorio Núñez
Coronel y de otros agustinos entre los muchos que existen en la Biblioteca Angélica
de Roma”, Revista Agustiniana, 10 (1885), 573-574.
45
Fundada en 1604 por el agustino Angelo Rocca, se encuentra en la Piazza di S.
Agostino, 8 de Roma.
46
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 49.
8º Q-6-15 y el ms. en 8º Q-6-16. Varios de estos tomos son
mencionados por Hervás y Panduro en sus listas de los
manuscritos españoles existentes en las bibliotecas de Roma47,
dándoles el título general –e inexacto- de Sermones sacri in lingua
lusitana.
En la misma Biblioteca Angélica de Roma se conserva un
ms. en 8º (sign. R-6-29) de 77 folios, con el título: Tratado
espiritual de la election que debe hazer la voluntad en las cosas a
ella presentadas, compuesto por el Padre Frai Gregorio Nunnes
Coronel, siendo novicio en el convento del glorioso Padre nuestro
S. Augustin en Salamanca. Anno 1575.
Discutido ha sido el caso del célebre Bento Caldeira, o
Benito Caldera, cuya vida transcurrió a caballo de los siglos XVI y
XVII, entre Portugal y España. Este portugués es conocido sobre
todo como traductor de Os Lusíadas de Camões (1580)48 y años
después ingresó en la orden agustiniana en Castilla. Varios son los
autores que afirman que profesó en el convento de San Felipe el
Real de Madrid. Así Barbosa Machado, quien escribe: “Deixando a
patria se recolheu à religião dos Erimitas de Santo Agostinho,
professando o seu instituto no Real Convento de S. Filipe de
Madrid”49. Sin embargo, el P. de Santiago Vela aclara que el
nombre de Benito Caldera no sólo no aparece en los libros de
profesiones de dicho convento, sino que hay una nota del P. Vidal
que, al hablar de un hermano suyo también agustino,
explícitamente afirma que profesó en Salamanca en 160950. En
efecto, el cronista Manuel Vidal escribe: “A 10 de Julio de 1602
professó Fr. Manuel Caldeira, natural de Coimbra en el Reino de
Portugal, hijo lexitimo de el Doctor Francisco Caldeira y de Doña
Leonor Manuel su muger. Hermano de este por parte de padre y
madre fue Fr. Benito Caldeira, que professó en este mismo
convento a 18 de Octubre de 1609”51. Esto nos lleva, sin embargo,
47
Lorenzo HERVÁS Y PANDURO, Catálogo de manuscritos españoles y portugueses
existentes en siete Bibliotecas insignes de Roma [1793], ms. conservado por
triplicado en la Biblioteca de Loyola, BN Madrid y Biblioteca de la RAE.
48
Los Lusiadas de Luis de Camoes, traduzidos en octava rima castellana por Benito
Caldera, residente en Corte, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1580.
49
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, I, 500.
50
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, I, 495 [495-498].
51
M. VIDAL, Augustinos de Salamanca, II, 10.
a una cronología un tanto problemática: “Según esto, dedúcese
que el P. Caldera era ya de mucha edad cuando ingresó en la
religión agustiniana, calculando los años que debía contar cuando
en 1580 publicó su traducción de Los Lusiadas y los que
transcurrieron hasta que vistió el hábito religioso en el convento de
Salamanca”. A pesar de ello, el P. de Santiago Vela piensa que se
trata de un mismo individuo en ambos casos: el traductor y el
agustino de Salamanca.
Pedro da Veiga, o Pedro de Vega52, nacido en Coimbra
hacia 1555, hijo del célebre Tomás Rodrigues da Veiga, catedrático
de medicina. Profesó en Salamanca en de julio de 1575, siguió
estudiando en la capital charra y en esta Universidad defendió un
acto menor de conclusiones sobre el tema del libre albedrío, el 22
de enero de 1579. Más tarde destacó como predicador en Valadolid
y Coimbra. Se movió en el círculo de Cristóvão de Moura, marqués
de Castelo Rodrigo y de su mujer, Margarita Corte-Real –a quién
dedicó la primera parte de su obra−53. Era tio del célebre Tomé
Pinheiro da Veiga. En su obra se titula maestro en Teología.
Es autor de Declaración de los siete psalmos penitenciales
(Madrid, Luis Sánchez, 1602). Segunda parte de la declaración de
los siete psalmos penitenciales, Madrid, Miguel Serrano de Vargas,
1602. Tercera parte de la declaración de los siete psalmos
penitenciales, Madrid, Miguel Serrano de Vargas, 1603. Reeditadas
conjuntamente las tres partes en Zaragoza, Carlos de Lavayen,
1606, volumen de gran formato al que se le añaden tres
pormenorizados índices: de autoridades citadas, de las cosas
notables y de aplicación a las respectivas festividades de la Iglesia
(para los predicadores), escritos en latín54. Se trata de una obra
52
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VIII, 130-133.
En esta dedicatoria, escrita en castellano, cita unos versos en portugués “lo que
después el illustrissimo Poeta Portugues, de su sangre de V. S. […] refirió en verso
assi: Corte en que tal varam costuma echarse / Que en preço & alta fama à
enriquece, / Sempre CorteReal debe chamarse, / Poys con tam justas causas o
meresce, / E poys que soo por vos pode afirmarse, / Que meu estado, & corte se
enobresce, / Fique CorteReal vosso apellido / Para que tal valor seja sabido”, f.
3*v.
54
Citamos por esta edición de 1606: ej. Conservado en la Biblioteca de los
Agustinos de Valladolid, sign. Or 1 VEGA De 1-3. En la BN Madrid se conservan
varios ejemplares.
53
hoy completamente olvidada, sin embargo a propósito de Pedro da
Vega o de Vega afirmaba hace un siglo el jesuita Juan Mir con
evidente hipérbole: “Los sermones del P. Alonso de Cabrera, los
diálogos del P. Juan de Pineda, los salmos penitenciales del P.
Pedro de Vega son tres obras clásicas de tal calidad, que cada una
por sí es poderosa para sepultar en oscuridad el ingenio, el estilo,
el lenguaje del autor del Quijote... son tres magníficos aparadores
donde la majestad del idioma resplandece en toda su grandeza”55.
En otra obra el mismo polígrafo escribe: “Gran maestro de la
lengua patria fue por cierto el P. Fr. Pedro Vega, y atentísimo
observador de sus delicados giros. ¿Quién de sus contemporáneos
le echó el pie adelante en lo gallardo de frasear y en lo terso del
estilo?”56. Para concluir: “La Declaración de los Salmos
penitenciales debería andar en las manos de todos los aficionados
al buen romance”57. Por su parte, también Ignacio Monasterio
escribe: “Aunque por nacimiento pertenezca a Portugal, por su
vida religiosa y literaria y por haber escrito en español es gloria
española y uno de los buenos clásicos del siglo de oro”58.
Pedro da Veiga comienza declarando el sentido literal de
cada salmo y versículo, para detenerse después en exponer sus
enseñanzas espirituales, de manera muy detallada hasta
prácticamente agotar la materia. Siete son los llamados salmos
penitenciales. En el primer tomo el autor expone los cuatro
primeros (6, 31, 37 y 50); el salmo 101 le da materia para el
segundo volumen; mientras que los dos restantes son explicados
en el tercero. Éste termina con unos detallados índices de toda la
obra, muy útiles sobre todo para los predicadores, a quienes
principalmente se destina.
Antes de comenzar la declaración de los salmos, el P.
Veiga desarrolla en seis discursos algunos conceptos básicos: la
naturaleza de la penitencia y sus excelencias, así como sus clases
55
Juan MIR Y NOGUERA, Prontuario de Hispanismo y Barbarismo, Madrid, Tip.
Moderna, 1908, 1.
56
J. MIR Y NOGUERA, Frases de los autores clásicos españoles, Madrid, Librería
Católica de Gregorio del Amo, 1899, 155.
57
J. MIR, Frases de los autores clásicos españoles, 505. Cf. pp. 507, 655, 687, 737,
741.
58
Ignacio MONASTERIO, Místicos agustinos españoles, El Escorial, Ed. Agustiniana,
1929, I, 364.
y el modo en que disponen para recibir la gracia de Dios. David,
considerado como el autor de todos los salmos, es propuesto como
modelo del verdadero penitente y se trata de inspirar en el lector
sus mismos sentimientos. Véanse, en todo caso, algunos
fragmentos de la obra que transcribimos al final, como apéndice
del presente estudio.
Simão de Castelo-Branco, o Simón de Castelblanco
(Lisboa, c. 1610 – Madrid, c. 1691)59, natural de Lisboa, ingresó en
la orden agustiniana en el convento de Salamanca, donde profesó
en 1629: “Fr. Simon de Castelblanco, hijo lexitimo de Luis
Fernandez y Maria Manuel, vecinos de Lisboa en Portugal, a 24 de
Abril de 1629. Fue en adelante sugeto ilustre y zeloso del honor de
la religion”60.
Escribió en castellano el libro Virtudes y milagros en vida y
en muerte del B. Padre F. Juan de Sahagún (Madrid, Imprenta
Real, 1669)61. Tomás Cámara enjuicia el libro de modo no muy
positivo desde el punto de vista historiográfico: “no deja de
fantasear bastante, lo que añadido al estilo ampuloso de la época,
contribuye a dar escaso mérito a esta obra, estampada también de
manera y en edición muy pobre y despreciable. Parece escribir sin
conocimiento de los procesos de canonización”62. Destaquemos,
desde el punto de vista literario, que dentro del cap. LVII, titulado
“Ingeniosa solemnidad con que la escuela de Salamanca festejo la
Beatificacion del B. P. Fr. Juan de Sahagun”, encontramos un
“Certamen poetico celebrado el convento agustino de Salamanca63.
59
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, III, 712; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca,
I, 648-651.
60
M. VIDAL, Augustinos de Salamanca, II, 93-94.
61
El ejemplar consultado en la Biblioteca de los agustinos de Valladolid (sign. Or-92
JUAN SAH., C 26) carece de la portada, pero en cambio conserva un hermoso
grabado que muestra al santo de Sahagún en un medallón central, rodeado de
cuatro estampas relativas a otros tantos milagros.
62
Tomás CÁMARA Y CASTRO, Vida de San Juan de Sahagún, Salamanca: Calatrava,
1891, 334.
63
En cuanto a la “materia portuguesa” de la obra, hay varios capítulos: cap. LXII:
“Como fue llevada una reliquia del B. P. Fr. Juan de Sahagun a la Ciudad de
Lisboa”; cap. LXIII: “Del glorioso triunfo con que la Ciudad de Lisboa recibió la
reliquia del beat Padre Fray Juan de Sahagun”; cap. LXIV: “Del aparato que traía
delante el Carro principal dedicado a S. Agustin nuestro Padre”; y cap. LXV: “De los
versos latinos que se hizieron en loor del P. P. Fr. Juan de Sahagun”. Basado todo
Posteriormente escribió una Carta apologética […]
remitida a D. Joseph Pellicer […] que sacó a luz un Tratado […]
contra la verdadera filiación de los Heremitas hijos de S. Agustin
(c. 1676)64.
Al parecer Fr. Simão es también el autor de Trabajos del
vicio, afanes del amor vicioso […]. Compuesto por D. Rodrigo
Correa Castelblanco, Sargento Mayor de el Tercio de Granada, y
Governador del Peñon (Madrid, Lorenzo García de la Iglesia,
168065; reeditado por el mismo impresor en 168466). El autor
apuntado en el título (Rodrigo Correa Castelblanco) sería, pues, un
pseudónimo67.
En el mismo tiempo pero con una trayectoria muy
diferente encontramos a Dionis Soares, o Dionisio Suárez
(+1679)68. Portugués, natural de Portalegre, vistió la cogulla
agustiniana en Salamanca, profesando en la ciudad del Tormes el
17 de mayo de 1625. En 1628 pasó a las islas Filipinas, trabajando
a partir de entonces con los tagalos. En idioma tagalo compuso
una Cuaresma, un Dominical y un Santoral. Por dos veces fue
provincial, falleciendo en Manila69.
Evidentemente en España también residieron agustinos
portugueses que no fueron escritores. Así, hubo varios
portugueses que se hicieron agustinos en Salamanca. Así
sabemos, por ejemplo, de dos hermanos portugueses que
profesaron en esta ciudad durante el segundo priorato de Basilio
Ponce de León: “Fr. Augustin de Andrada y Fr. Antonio de la
ello en Pedro de MARIZ: Historia do bemaventurado Sam João de Sahagum, Patrão
salamantino (Lisboa, António Álvares, 1609).
64
BN Madrid: 1-382-17, Varios.
65
BN Madrid: R/ 25340.
66
BN Madrid: R/11821.
67
Domingo GARCIA PERES, Catálogo razonado de los portugueses que escribieron en
castellano, Madrid, 1890, 103.
68
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 592-593.
69
Hubo también otros agustinos portugueses (no escritores) que trabajaron, bajo
soberanía española, en las Filipinas: Diogo do Rosário (ingresó en Goa); Estêvão de
Sousa (ingresó en Portugal); Francisco da Graça (profesó en la India); Mateus de
Sousa (pasó desde la India); Cf. Agustín M.ª CASTRO, Misioneros Agustinos en el
Extremo Oriente [1780], Madrid, CSIC, 1954, 66-70, 77-78, 90-92, 103-104, 230231, 246-247. Del mismo modo, en la América española trabajó el agustino
Bartolomeu Lourenço, natural del Algarve.
Carrera, hijos lexitimos de Antonio de la Carrera y de Doña Gracia
de Andrada, vecinos de Braga en Portugal, a 8 de Junio y 1 de
Julio de 1629”70. O también Feliciano de Sousa71: natural de la
diócesis de Lamego, profesó en Salamanca el 6 de febrero de
1615. En 1659 era conventual de Valladolid y en 1667, prior de
Toledo.
2.2. Agustinos portugueses en otros conventos españoles
y extranjeros
Evidentemente, también hubo agustinos portugueses en
otros conventos españoles, aparte del salmantino. Comencemos
por Duarte Pacheco (Lisboa, c. 1580 – Madrid 1638). Natural de
Lisboa, profesó en el convento de dicha ciudad el 13 de marzo de
1599. Fue superior de los conventos de Leiria, Montemor-o-Velho,
Torres Vedras y Coimbra. Más tarde pasó a España, falleciendo en
el convento de San Felipe el Real de Madrid en 1638. Aparte de
varios títulos en portugués72, publicó en castellano Sermón del
mandato predicado en la ciudad de Córdoba (Córdoba, Salvador de
Cea, 1636)73.
Agostinho Ossório, o Agustín Osorio (Pinhel?, c. 1554 –
Barcelona, 1646)74. Según algunos, sería natural de Lisboa, Sin
embargo, Barbosa Machado afirma que fue natural de la villa de
Pinhel, de donde fue llevad a Lisboa. Estudió cánones en
Salamanca. Marchando a Roma desde Barcelona, estuvo a punto
de naufragar en el viaje, por lo que hizo voto de ser religioso si el
Señor le concedía volver a tierra con vida. De este modo profesó
en el convento de Barcelona el 21 de enero de 1594.
70
M. VIDAL, Augustinos de Salamanca, II, 94.
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 590.
72
Vida, virtudes e milagres de santa Clara de Monte Falco (1628), Epitome da vida
apostolica e milagres de Santo Thomaz de Villa-nova, com hum tratado da vida do
V. P. Fr. Luiz de Montoya, e hum epitome dos Religiosos seus que em ambas as
Provincias de Portugal e de Castella tiverão nome (1629).
73
B.U. Sevilla: A 113/020 (13).
74
J. LANTERI, Postrema saecula sex, II, 396; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 202205; F. HERRERO SALGADO, La oratoria sagrada. IV, 552-553.
71
Permaneciendo en Cataluña fue catedrático en Tarragona
y en Lérida. Tras ser prior en Barcelona, en 1633 fue elegido
provincial de Aragón. Parece que el P. Osório debió de simpatizar
con los separatistas catalanes, pues en 1646 fue nombrado agente
de D. João IV de Portugal en Barcelona75. Falleció a la avanzada
edad de noventa y dos años.
Escribió Historia de la vida y milagros del Padre S. Joan de
Santo Facundo, comunmente dicho de Sahagun (Barcelona,
Gabriel Graells y Giraldo Dotil, 1604)76; De las varias resoluciones
morales de la Sagrada Escritura y de los santos (Barcelona,
Lorenço Déu, 1633 y 1634, dos vols.)77; Sermones del Adviento,
festividades y santos (Barcelona, Lorenço Deu, 1635)78.
Alguna semejanza tiene con el autor Fulgêncio Leitão
(Lisboa, c. 1586 - París, c. 1658)79, igualmente abierto partidario
de la restauración portuguesa de 1640, lo cual no les impide
escribir en lengua castellana. Natural de Lisboa, donde recibió el
hábito agustiniano, de allí pasó a Roma y en 1658 a París. Maestro
en Teología, utilizó pseudónimos, como Fr. João António Rivarolla
y Hernando de Molina y Saavedra.
En Italia publicó primeramente una hagiografía La perfecta
muger B. Rita de Cassia (Nápoles, Francisco Savio, 1645).
Posteriormente sacó a la luz dos textos e carácter marcadamente
político: Reduccion y restituycion del reyno de Portugal a la
sereníssima Casa de Bragança (Turín, Juannetin Pennoto, 1648)80,
y Epistola apologética a la Magestad Católica de D. Felipe el
Grande contra el parecer de cierto ministro consultado por su
75
En este sentido, Osorio parece ser el autor del opúsculo de ocho páginas titulado
Relación verdadera que un religioso portugués tuvo del levantamiento del rey de
Portugal (Barcelona, G. Nogués, 1641). Cf. Jaime ANDREU, Catálogo de una
colección de impresos referentes a Cataluña, Barcelona, L’Avenç, 1902, nº. 110 y
2128.
76
B. Seminario Barcelona: 235.3:92 (Joa) Ozo.
77
BN Madrid: 6/2292V.2.
78
BN Madrid: 7/17144.
79
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, 306-307.
80
BG Universidad de Barcelona: C-211/4/20; siete ejemplares en BN Lisboa.
Magestad sobre la recuperacion de Portugal (Colonia, Cornelio
Egmondt, 1650)81.
El singular caso de António Gouveia (Beja, c.1575 –
Manzanares de Membrilla, Ciudad Real, 1628)82, a quien hace unos
años le dedicó un libro monográfico el historiador Carlos Alonso83.
Este importante autor podríamos mencionarlo en el siguiente
apartado (agustinos en el Oriente portugués), pero lo referimos
aquí, porque las obras en castellano las escribió en España.
Profesó en el convento da Graça de Lisboa (1591), de
donde marchó a Goa en 1597. De allí partió hacia Persia,
encargado de una misión oficial. Allí fue tal la aceptación que tuvo,
que el Sha lo envió a Europa para negociar varias propuestas con
el papa Paulo V y con el rey Felipe III. Consagrado obispo de
Cirene, regresó a Persia, pero el Sha quedó decepcionado con el
resultado de la embajada y lo encarceló. Gouveia consiguió huir,
pero posteriormente fue capturado cerca de Cerdeña Una vez
liberado en 1621, residió en España hasta su muerte.
Aparte de otros escritos en portugués, en castellano
publicó varios libros: Relación de la gloriosa muerte que los turcos
dieron a Pedro de Torres Miranda hidalgo español, vezino de la
villa de Madrid, en la ciudad de Argel el año 1620 (Madrid,
1620)84; Sermón exhortatorio que el Ilustrísimo señor D. Fr.
Antonio de Govea [...] predicó a los esclavos de Argel (Mallorca,
Manuel Rodríguez y Juan Piza, 1621)85; Glorioso triunfo de tres
mártires españoles: dos portugueses, y frailes de la Orden de S.
Agustin, y uno castellano (Madrid, Juan González, 1623)86;
81
Biblioteca H. Real, Universidad de Granada: BHR/A-026-169. Cuatro ejemplares
en BN Lisboa.
82
A. da PURIFICAÇÃO, De viris illustribus, ff. 40v-41v; J. LANTERI, Postrema saecula
sex, II, 233-234; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, III, 272-277.
83
Cf. Carlos ALONSO, António de Gouvea, O.S.A. Diplomático y visitador apostólico
en Persia (+1628), Valladolid, Ed. Estudio Agustiniano, 2000; cf. IDEM, “Los
Agustinos en la isla de Ormuz (1573-1622)”, Archivo Agustiniano, 92 (2008), 125140.
84
B. R. Academia de la Historia (Madrid): 9/758.
85
BN Madrid: R/20431 (2).
86
BN Madrid: 2/58577. Dedicado a la reina Dª Isabel de Borbón, esposa de Felipe
IV. Los agustinos portugueses eran Nicolau de Melo (que después mencionamos) y
Guilherme de S. Agostinho (misionero en Persia). El castellano era Pedro de Torres
Miranda.
Epitome de la Vida y virtudes de la gloriosa Virgen Clara de
Montefalco (Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1625)87.
Pero sobre todo, António de Gouveia es recordado como
autor de Vida y Muerte del bendito P.e Juan de Dios (Madrid,
Tomás Junti, 1624)88. Difundida por la Orden hospitalaria, esta
biografía ha conocido una importante fortuna editorial, tanto en
castellano, como en traducción italiana89. Carlos Alonso postula
dos razones para explicar el interés de António Gouveia por esa
figura: el origen portugués y alentejano de Juan de Dios90, y el
auge de la devoción a este personaje en torno a la fundación del
hospital de Antón Martín en Madrid. Juan de Dios sería beatificado
en 1630. Con poco conocimiento de la realidad del bilingüismo
luso-castellano bastante tiempo despues de la restauración
portuguesa, Moreira de Andrade se pregunta:
“O livro que agora traduzimos é em língua espanhola
mas com uma edição impressa em Lisboa em 1658,
portanto 18 anos depois da Restauração de Portugal [...].
Competirá aos investigadores encontrar a lógica de essa
edição de 1658 ter sido feita em Lisboa com licenças
portuguesas, em português, e com uma dedicatória
assinada pelo Provincial Português”91.
Diogo Lopes de Andrade (Azambuja, 1569 – Otranto,
1628) . Tras estudiar en Portugal los rudimentos de latín y
92
87
Dedicada a D.ª Leonor Melo, marquesa de Castel-Rodrigo, se trata de un breve
texto hagiográfico sobre esta célebre estigmatizada italiana.
88
BN Madrid: ER/1554. Véase D. Frei António de GOUVEIA, Vida e morte de S. João
de Deus, Lisboa, Eds. Távola Redonda – Ed. Hospitalidade, 1996; presenta el texto
−por vez primera− traducido al portugués por Moreira de Andrade. Cf. Francisco DE
LA TORRE RODRÍGUEZ, “San Juan de Dios: fuentes biográficas clásicas. Las ocho
ediciones de la biografía escrita por Mons. Antonio de Govea”, Archivo Hospitalario,
1 (Madrid 2003), 117-134.
89
Vita, morte e miracoli..., Nápoles, Lazaro Scorriggio, 1631.
90
Tema discutido; cf. José SÁNCHEZ MARTÍNEZ, “San Juan de Dios ‘fue de nación
portoguesa, de vn pueblo llamado Môntemayor el nuevo...’ (F. de Castro)”, Archivo
Hospitalario, 5 (2007), 235-261.
91
MOREIRA DE ANDRADE, “Abertura”, en A. de GOUVEIA, Vida e morte de S. João de
Deus, 17. Se refiere a la edición de Lisboa, Henrique Valente de Oliveira, 1658.
92
F. HERRERO SALGADO, La oratoria sagrada. IV, 546.
retórica, marchó a Perpiñán (entonces todavía dentro de la
monarquía española). En la capital del Rosellón ingresó en el
convento de los agustinos con veintiún años (4 de julio de 1590).
Durante algún tiempo fue profesor en Lérida. Regresó a Portugal,
residiendo en Braga durante breve tiempo, de donde pasó a
Madrid.
Considerado como uno de los mayores oradores sagrados
de su tiempo, el rey Felipe IV lo nombró para su capilla real, y
después arzobispo de Otranto (en el reino de Nápoles),
nombramiento confirmado por el papa Urbano VIII (1623).
Publicó todas sus obras en castellano:
- Tratados sobre los Evangelios de la Quaresma: Lisboa,
Pedro Crasbeeck, 161693; Zaragoza, Pedro Cabarte,
161894; Pamplona, Nicolás Asiaín, 162195.
- Segunda parte de los tratados sobre los Evangelios de la
Quaresma: Madrid, Vda. de Alonso Martín de Balboa,
161796; Lisboa, Jorge Rodrigues, 161897; Pamplona, 1620.
- Primera parte de los tratados sobre los evangelios que
dize la Iglesia en la festividad de los Santos: Pamplona,
1620; Madrid, Vda. de Alonso Martín de Balboa, 162298;
Barcelona, Esteban Liberós, 162399.
- Sermones de la Concepción Inmaculada (Nápoles,
1649).
Sobre él escribe el agustino contemporáneo suyo Juan
Quijano: “El P. M. Fr. Diego López de Andrade fue portugués y de
aquella Provincia vino a incorporarse en ésta. Cuán gran
predicador fue, lo dicen los más de los púlpitos de Madrid y de las
Iglesias de España por donde pasaba. sus escritos que nos dejó
93
94
95
96
97
98
99
BN Lisboa: VAR 1312.
B. Diputación Zaragoza: D-3093 (1).
B.U.P. Comillas (Madrid): 2345.
B. de Loyola: 0025, 1-02.
BN Lisboa: R. 6665 V.
B. Diocesana Zamora: V/2966.
B. Catedral Segovia: K-093.
son verdaderos testimonios de la grandeza de su agudeza e
ingenio”100.
André Nunes de Andrade (Lisboa, 2ª m. s. XVI –
Córdoba?, c.1610)101: Este lisboeta era hermano o sobrino del
mencionado Diogo Lopes de Andrade. Debió de tomar el hábito
agustiniano en algún convento de la provincia de Andalucía.
Sabemos que en 1596 era vicario del convento de Córdoba.
Se dedicó a los estudios biblicos fruto de los cuales dio a
la estampa la Primera parte del Vergel de la Escriptura Divina
(Córdoba, Andrés Barrera, 1600)102. En su dedicatoria al rey Felipe
III da cuenta de su propósito de dividir la obra en dos partes. No
pudo imprimir más por sobrevenirle a muerte cuando se disponia a
dar a la luz lo restante.
Para concluir este apartado, señalemos algunas cuestiones
relacionadas. De algunos agustinos podemos suponer que fueran
portugueses a partir de su apellido, pero apenas disponemos de
datos biográficos. Es el caso de Pedro de Moura (+1725)103,
catedrático de la Universidad de Alcalá, y que es autor de varios
sermones en castellano. Gaspar de Melo (+1599), a pesar de
algunas noticias que lo hacen portugués, parece haber nacido en
Trujillo (Cáceres), tal vez hijo de padres portugueses (Gabriel de
Melo y Ana López): profesó en Salamanca el 16 de abril de 1545 y
llegó a ser catedrático en la Universidad de Valladolid104. Quizá sea
análogo el caso de Cristóbal de Barros (+1590), considerado
portugués por Teófilo Viñas –generalmente bien informado–105,
que profesó en Salamanca en 1535 y que tomó parte activa en el
Concilio de Trento106.
Por lo demás, entre los agustinos no escritores que
durante aquel tiempo vivieron en España, recuérdese el célebre
100
J. QUIJANO, “Memorias para la historia de la provincia de Castilla”, Archivo
Agustiniano, 56 (1962), 88-89.
101
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 44-46.
102
BN Madrid: R/28802.
103
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, V, 641-642.
104
T. HERRERA, Historia del Convento, 288; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, V, 362, n.
1 [362-373].
105
T. VIÑAS ROMÁN, Agustinos en Salamanca, 32.
106
T. HERRERA, Historia del Convento, 269-270. Los padres de Fr. Cristóbal se
llamaban Héctor de Barros e Isabel de Figueroa.
Miguel dos Santos (el instigador del malhadado pastelero de
Madrigal)107. Igualmente Pedro de Travazos: natural de Lisboa,
profesó en Toledo en 1643; Nicolau Soares, en San Felipe el Real
de Madrid; Juan Juárez de Azevedo, etc.
Otro caso muy posterior es el de José Rodrigues
Fernandes (o Rodríguez Fernández)108: nació en el pueblo
trasmontano de Vale de Frades (Portugal, cerca de la frontera con
Alcañices) en 1876 y falleció en España en 1921. Profesó en el
convento de Valladolid, pero trabajó sobre todo en Perú y Chile. Es
autor de varios escritos en castellano.
3. AGUSTINOS EN EL ORIENTE PORTUGUÉS
Nicolau de Melo (c.1549-1615)109: de este portugués
sabemos que nació en Belmonte (distrito de Castelo Branco), pero
se crió en Covilhã. Más tarde se embarcó hacia México y allí
ingresó como agustino en Puebla de los Ángeles, profesando el 28
de junio de 1578. Más tarde marchó a las misiones de la India
oriental, trabajando en Persia. Finalmente pasó al sur de Rusia,
donde murió martirizado en la ciudad de Astracan. Se conservan
de él varias cartas y relaciones en castellano.
José Sá110: Natural de Cubellos, en el obispado de
Lamego, profesó en Goa en 1604. Después de trabajar en las
misiones de la India oriental y occidental, regresó a su patria,
donde escribió en castellano un itinerario con el título de Vida y
trabajos del Pe. Fr. José de Sá, portugués. Este manuscrito, hoy
perdido, se conservaba en el convento da Graça, de Lisboa.
Ambrósio dos Anjos (+1642)111: Natural de Lisboa,
profesó en el covento de N.ª S.ª da Graça el 28 de noviembre de
107
Cf. João Francisco MARQUES, “Fr. Miguel dos Santos e a luta contra a União
Dinástica. O contexto do falso D. Sebastião de Madrigal”, Revista da Faculdade de
Letras – História, II série, 14 (Porto 1997), 331-388.
108
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 627-628.
109
J. CARDOSO, Agiológio, I, 15 y 19; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, V, 373-377.
110
Cf. D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, 897; G. SANTIAGO VELA,
Biblioteca, VII, 1.
111
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, I, 130.
1612. Tras ser ordenado sacerdote, partió hacia las misiones de
Oriente, siendo el fundador del convento de Gori (en Georgia).
Recorrió Asia central en largos viajes de evangelización y
tenía un buen conocimiento de las lenguas persa y turca. Escribió
bastantes cartas con noticias de sus misiones, algunas de ellas en
castellano. Su última carta conocida data del 29 de junio de 1628.
Tal vez sea de su autoría la relación De la gloriosa muerte de la
serenísima reina Gativanda (1624)112.
En 1639 viajó a Roma para defender la separación de la
Congregação da Índia Oriental, con respecto a la provincia madre
de los agustinos de Portugal. Pereció en un naufragio en 1642,
cuando viajaba de Roma a Lisboa.
Belchior dos Anjos (Lisboa, c.1562 – Madrid, 1644)113:
Su nombre seglar era Belchior Soares y marchó joven a la India.
Cuando contaba unos veinticuatro años, tomó el hábito y la correa
en el convento de san Agustín de Goa (26 de diciembre de 1586) y
allí profesó al año siguiente. Belchior dos Anjos desempeñó un
importante papel en el proceso de las relaciones diplomáticas de la
monarquía dual ibérica con Persia. La razón para escogerle
radicaba en su buen conocimiento de las lenguas persa y turca,
pero también en su comprensión de las cuestiones persas. En
1608 D. João Pereira, virrey de la India, lo envió como su
embajador a Persia en la corte del Sha Abbas I. En 1613 marchó a
España por vía terrestre, siendo sustituido por el castellano García
de Silva y Figueroa. Sobre la acción de éste escribiría Fr. Belchior
en 1619 su Relación de la jornada de D. García de Silva
embajador114. Cuando más tarde regresó a Europa, el rey Felipe IV
lo nombró su predicador (1643).
112
BN Madrid, Ms. 2355, ff. 57r-59r. Texto publicado como anónimo en apéndice
por C. ALONSO, Misioneros Agustinos en Georgia, Valladolid, Ed. Estudio
Agustiniano, 1978, 131-135.
113
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, I, 139-140. En el Archivo General de Simancas se
conservan varios documentos relativos a este agustino; cf. Zacarías NOVOA, “El M.
R. P. Fr. Melchor de los Ángeles, del Orden de San Agustín, primer misionero en
Persia”, Archivo Agustiniano, 45 (1951), 263-272.
114
Este texto permaneció inédito en el British Museum hasta ser publicado por A.
da Silva REGO em Documentação ultramarina portuguesa, Lisboa, C.E.H.U., 1960, I,
139-140.
Más conocida es la obra de Sebastião Manrique (Porto,
c.1590 - Londres, 1669)115, aunque sea escasa la información que
tenemos sobre su vida, más allá de la que aparece en su libro.
Tras profesar en el convento de Goa, en 1612 fue enviado, con
otros tres agustinos, a Hugli, en el golfo de Bengala.
Regresó a Europa por Kandahar y por Persia,
estableciéndose en Roma. Allí fue elegido definidor y procurador de
la provincia de Portugal en la curia. En este tiempo publicó en
castellano su Itinerario de las missiones de la India oriental
(1649)116. En esta obra abundan curiosas relaciones de
costumbres, ritos y particularidades de tantas tierras exóticas
recorridas por este misionero agustino.
Esta obra fue reeditada en 1653117, pero el texto original
no volvió a ser publicado hasta 1946, con la edición preparada por
Luís Silveira118. En el “Prefácio” éste señalaba la pertinencia de la
nueva edición: “Se antes da biografia romanceada de Collis se
impunha uma edição acessível do Itinerário de Manrique, já pelo
valor intrínseco da narração, já pela escassez de exemplares das
edições seiscentistas saídas dos prelos italianos, agora que nos
países de língua inglesa e de língua portuguesa se espalhou um
texto que não passa de comentario alterado à vida do grande
viajante, parece urgente e de imperiosa necessidade que se
publique a lição original e de dê a possibilidade, aos investigadores
e aos curiosos, da consulta do texto seguro”119.
Una traducción inglesa del Itinerario fue editada en 1927
por la Hakluyt Society120, pero con reducida tirada de ejemplares.
Años más tarde, en 1943, el viajero y escritor irlandés Maurice
115
Cf. D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, III, 692; G. SANTIAGO VELA,
Biblioteca, V, 124-126.
116
Itinerario de las Missiones que hizo el Padre F. Sebastian Manrique Religioso
Eremita de S. Agustin Missionario Apostolico treze años en varias Missiones del
India Oriental, Roma, Francisco Caballi, 1649; B.U.P. Comillas (Madrid): BAFL/III/21 (III).
117
Roma, Guillermo Halle, 1653.
118
Itinerário de Sebastião Manrique, Lisboa, Agência Geral das Colónias, 1946, 2
vols.
119
Itinerário, pp. IX-X.
120
Travels of Fray Sebastien Manrique 1629-1643: a translation of the Itinerario de
las missiones orientales, with introduction and notes by C. Eckford Luard; assisted
by H. Hosten. Oxford, Hakluyt Society, 1927, 2 vols.
Collis (1889-1973) realizó una adaptación novelada e incompleta
con el título de The Land of the Great Image121. Para ilustrarse
Collis recorrió las tierras de Arracão, donde sucedieron las
situaciones más dramáticas del Itinerário; asimismo, trató con el
filólogo San Shwe Bu, quien le informó sobre la historia de Thirithu-dhamma. Este texto fue traducido al portugués por Álvaro
Dória: A Terra da Grande Imagem. Dória tuvo e buen sentido de
aclarar en notas algunos pasos imprecisos e incluso rectificar
algunas afirmaciones del viajero inglés. A pesar de todo, tanto el
original de Collis como la traducción portuguesa tienen el problema
de amputar el original, reduciendo su extensión.
Sobre la lengua de la obra, comenta Luís Silveira, su
editor moderno: “Escreveu Manrique o Itinerário em língua
castelhana, ou, pelo menos, assim veio à publicidade. Durante
tempo hesitei entre dar o texto español, ou verte-lo para
portugués, ou ainda dar ambos simultáneamente […]. Julguei,
pois, mais razoável e seguramente mais útil para todos a reedição
rigorosa do texto de Manrique”122.
Pasemos ahora al único agustino recoleto que
mencionaremos: Vicente Simões de Carvalho (Albufeira, 1590 –
Nagasaki, 1632)123: natural del Algarve, marchó a Lisboa hacia
1604. Fue ordenado sacerdote en la capital portuguesa en 1617 y
dos años después se embarcó hacia México. En 1621 recibe el
hábito de los agustinos recoletos en el convento que éstos tenían
en la Ciudad de México y el nuevo nombre de Vicente de Santo
António, para pocos meses después marchar hacia Filipinas. Tras
profesar, entra en Japón, en 1623. Fue martirizado en Nagasaki el
3 de septiembre de 1632. Fue beatificado por la Iglesia en 1867.
En Japón escribió bastantes cartas, de las que se
conservan catorce, la mayoría en castellano aunque con
121
The Land of the Great Image - Being Experiences of Friar Manrique in Arakan.
Maurice Collis también realizó una traducción adaptada de la Peregrinação de
Fernão Mendes Pinto.
122
Itinerário, pp. X-XI.
123
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 145-147.
lusitanismos124, nada extraño —a pesar de las apariencias— en
aquel contexto plurilingüe125.
En algunos casos, incluso, se hace harto dificultosa la
cuestión de delimitar nacionalidad portuguesa o española. Es el
caso de Fr. Simón/Simão de Gracia/da Graça (c.16001682)126: nacido en Ciudad Rodrigo (Salamanca) de padres
portugueses, marchó a la India oriental y en 1621 profesó la regla
de san Agustín en el convento de Goa. En Goa fue lector, rector
del colegio y prior del convento. Publicó varios sermones en
portugués.
A veces se trata de evitar simples confusiones. Así en
1620 publicó en Cádiz una historia sobre la muerte de tres
mártires españoles, cuyo supuesto autor sería Hernando de san
José. Error que es señalado por el P. Santiago Vela:
“San José (Fr. Hernando de). Historia del triunfo y
martyrio de tres Martyres Hespañoles. Cádiz, 1620.-8º.
Así Barbosa Machado, IV, 120, a quien copia García Peres,
pág. 311, haciéndose precisa la inserción del presente
artículo a fin de que no se tome en serio creyendo en la
existencia de tal impreso atribuido al P. San José. Este
último es el Bto. Hernando de san José Ayala, principal
protagonista de quien trata la mencionada Historia, que no
es sino la Relación del P. Hernando de Becerra, reimpresa
en Cádiz hacia el 1620”127.
4. DESDE OTRA PERSPECTIVA: AGUSTINOS ESPAÑOLES EN
PORTUGAL
124
Beato Vicente de Santo António: Cartas de Japão, ed. de José Cabrita, Faro,
1967. Reeditadas con un estudio introductorio de Manuel Cadafaz de Matos: Lisboa,
Eds. Távola Redonda, 2001. Estas ediciones presentan en la primera parte la
traducción de las cartas al portugués y en la segunda, la versión original.
125
Véase nuestro trabajo “Portugués, castellano y latín en Japón (1543-1640)”, en
Actas del XXIII Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica,
Tübingen, Niemeyer Verlag, 2003, vol. V, 3-16.
126
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, III, 296-297.
127
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 178-179; cf. IDEM, ibid, I, 345.
Hemos de recordar que a partir de la llamada Gran Unión
de 1256, que configura a los ermitaños de san Agustín como una
orden mendicante, quedó constituida la provincia de España, que
abarcaba toda la Península Ibérica. A raíz del gran Cisma de
Occidente, hacia 1387 se inicia la paulatina separación del distrito
portugués, como vicariato autónomo128. Este proceso desembocó
en la formación de la Provincia Lusitana, ya independiente de la
Provincia de España o de Castilla (1482)129.
Sin ninguna hipérbole, podemos afirmar que a lo largo del
siglo XVI y primera mita del XVII, el convento de Salamanca el
principal centro de formación de loa agustinos y por ello uno de los
conventos más importantes de toda la Orden. El paso a Portugal
de agustinos de Salamanca –hijos de este convento por su ingreso
y profesión religiosa– está directamente relacionado con la
implantación de la reforma de la vida religiosa, comúnmente
denominada observancia. Asimismo, es ilustrativo señalar que algo
muy semejante se dio en el caso paralelo de los dominicos, cuando
en las primeras décadas del siglo XVI salieron varios frailes hacia
Portugal con el propósito de reformar aquella provincia religiosa130.
Sin duda los personajes más significativos en este
apartado son los agustinos Luis de Montoya y Francisco de
Villafranca131. El 21 de enero de 1535 el P. General Gabriel de
Venecia propuso para visitadores y reformadores de la Provincia de
Portugal a los PP. Juan Gallego —también hijo del convento de
Salamanca, pero que falleció a los pocos días de su
128
A diferencia de Castilla, durante el Cisma, Portugal prestaba su obediencia al
Papa de Roma y, en consecuencia, al Prior General de Roma.
129
B. ESTRADA ROBLES, Los Agustinos, 32-33.
130
Vicente BELTRÁN DE HEREDIA, “El intercambio hispano-lusitano en la historia de la
Orden de Predicadores”, en Miscelánea Beltrán de Heredia, Salamanca: OPE, 1972,
I, pp. 117-118 [103-130]; António do ROSÁRIO, “Salamanquinos e outros entre
‘Dominicanos em Portugal, século XVI’”, en Salamanca y su proyección en el
mundo, 595-620.
131
D. GUTIÉRREZ, “La reforma de la provincia agustiniana de Portugal en los años
1535-1540”, en Archivo Agustiniano, 65, 1981, Valladolid, 3-40; IDEM, “La provincia
agustiniana de Portugal en los años 1546-1566”, Archivo Agustiniano, 66, 1982, 340; IDEM, “Documentación inédita de la provincia agustiniana de Portugal en los
años 1567-1586”, Archivo Agustiniano, 67, 1983, 3-52.
nombramiento132— y Francisco de Villafranca. Juan Gallego fue
sustituido por Luis de Montoya, los dos agustinos entraron en el
reino vecino el 25 de julio de ese año de 1535133. Tomás de
Herrera, tratando del segundo priorato en Salamanca del P.
Francisco de Nieva, señala: “En este trienio, el año 1535, partieron
a la Provincia de Portugal por Vicarios Generales y Reformadores,
el Padre Fray Francisco de Villafranca, a quien algunos hazen hijo
de la Casa de Salamanca, y el santo Padre Fray Luis de Montoya,
que sin duda lo era”134.
Comencemos por Luis de Montoya135. Nacido el 15 de
mayo de 1497, era hijo de Álvaro de León e Inés de Montoya, y
pariente del célebre escritor Fr. Luis de León. Sus padres le
enviaron a Salamanca, para cursar la carrera eclesiástica a que le
destinaban, carrera que abandonó pronto, pues a los diecisiete
años ingresó en el convento agustino de Salamanca, el 26 de abril
de 1514, profesando allí un año después, el 27 de abril de 1515.
En 1517 fue nombrado maestro de novicios del convento, y
reelegido en 1519. Entre los religiosos formados por él en
Salamanca cabe destacar a san Alonso de Orozco136. Continuó sus
estudios en la Universidad de Salamanca, concluyéndolos en 1521.
Salió de Salamanca hacia 1525 para ser prior en Medina del
Campo, permaneciendo allí hasta 1535. El sello de espiritualidad
que imprimió en los conventos de Salamanca y Medina movió al
General de la Orden a destinarlo a Portugal, como reformador de
aquella provincia agustiniana.
En la provincia lusitana desempeño los cargos de maestro
de novicios y prior en el convento de Nossa Senhora da Graça de
132
T. HERRERA, “Vida del Venerable Padre Fray Juan Gallego”, en Historia del
Convento, 271-272.
133
F. RUBIO, “Vigencia de la ‘Claustra’”, 54.
134
T. HERRERA, Historia del Convento, 270.
135
Jerónimo ROMÁN, Historia de la vida del muy religioso Varón Fray Luys de
Montoya, Lisboa: António Álvares, 1588; T. HERRERA, “Vida del V. P. Fr. Luis de
Montoya”, en Historia del Convento, 340-344; A. da PURIFICAÇÃO, De viris illustribus,
ff. 61r-62v; IDEM, Chronologia, 89-90; T. HERRERA, Alphabetum, II, 8-10; J. LANTERI,
Postrema saecula sex, II, 332-334; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, V, 589-597; E. J.
ALONSO ROMO, Luis de Montoya, un reformador castellano en Portugal, Guadarrama,
Editorial Agustiniana, 2008.
136
T. CÁMARA, Vida y escritos del Bto. Alonso de Orozco, Valladolid: Viuda de
Cuesta, 1882, 34-35.
Lisboa, entre 1535 y 1542. Fue también rector del colegioseminario de Coimbra (1543)137. En Roma conoció a Ignacio de
Loyola y en Portugal se mostró muy amigo de los jesuitas138. En
este sentido, y también en relación con la observancia que reinaba
en el convento del P. Montoya, se cuenta incluso que “los padres
de la Compañía de Jesús en Coimbra, recién llegados a Portugal,
enviaban sus religiosos allí para que aprendiesen a orar y
meditar”139. Fue confesor del joven rey D. Sebastião de Portugal.
En 1566 fue nombrado obispo de Viseu, cargo que rehusó
reiteradamente. Falleció en Lisboa el 7 de septiembre de 1569.
Su actividad como escritor ascético-místico la comenzó en
Castilla y continuó después en Portugal. Así, es autor de diversos
títulos, todos ellos en castellano, especialmente Obras de los que
aman a Dios (Lisboa, João da Barreira, 1565) y Vida de Jesus
(Lisboa, Marcos Borges, 1565; Manuel Juan, 1566; António
Gonçalves, 1568).
Y junto a Luis de Montoya tenemos que contar a
Francisco de Villafranca (c.1487-1555)140, de quien Tomás de
Herrera afirma: “Fue el Padre Fray Francisco de Villafranca (segun
el Padre Fray Geronimo Roman dexó escrito de mano en la historia
de la Orden) natural de Toledo, hijo de padres nobles, y del
convento de Salamanca; pero en los libros de las Professiones no
se halla la suya”141.
Continuamos con Diego de la Torre (+1572), cuya vida
nos ha sido transmitida por Sebastián Portillo142. Nacido en la
ciudad de Salamanca, en esta ciudad tomó el hábito y profesó
como hermano lego (23 de febrero de 1505). No sabemos cuándo
cruzó la frontera, pues Portillo sólo señala: “Fuesse este siervo de
137
C. ALONSO, “La fundación del colegio agustiniano de Ntra. Sra. de Gracia de
Coimbra (1543-1551)”, en Revista da Universidade de Coimbra, 36, 1991, Coimbra,
327-341.
138
Véase nuestro trabajo: “Luis de Montoya y otros agustinos amigos de los
jesuitas en Portugal”, La Ciudad de Dios, 218, 2005, S. Lorenzo de El Escorial, 751769.
139
T. HERRERA, Historia del Convento, 342.
140
J. CARDOSO, Agiológio, II, 254, 263 y III, 667.
141
T. HERRERA, Historia del Convento, 318; IDEM, Alphabetum, I, 228.
142
S. PORTILLO Y AGUILAR, Chronica, I, 399-401. Cf. T. HERRERA, Historia del
Convento, 233.
Dios a la Provincia de Portugal, donde fue ejemplo de santidad,
como lo avia sido en la provincia de Castilla”. Tal vez acompañara
a Luis de Montoya en 1535, si hemos de considerar la noticia
trasmitida por Manuel Vidal, quien, después de repetir lo escrito
por el P. Portillo, añade una nota en la que afirma lo siguiente: “en
nuestro antiguo Claustro se conservaba la effigie de nuestro
Religioso con esta inscripcion: El Ven. P. Fr. Diego de la Torre,
professó en este Convento el año 1505. Fue Compañero de el
Santo Fr. Luis de Montoya en la Reforma de Portugal, i insigne en
santidad”143. A partir de aquí, el P. Vidal infiere que Diego de la
Torre, en realidad, no sería hermano lego sino sacerdote. Hombre
de mucha oración, a Diego de la Torre se le atribuyeron gracias
místicas especiales, tanto en Salamanca como en Portugal.
Diferente es el caso del cronista Jerónimo Román
(c.1536-1597)144. Este logroñés pasó una larga temporada en
Portugal en los últimos años de su vida —acompañando a
Agostinho de Castro, arzobispo de Braga—, antes de regresar a
Castilla. A partir de esa larga estancia publicó varias obras
históricas de temática portuguesa: Historia de la Princesa Doña
Juana, hija de Don Alonso el Quinto de Portugal (Medina del
Campo, Santiago del Canto, 1585); Historia de los dos religiosos
infantes de Portugal (Medina, Santiago del Canto, 1595)145.
Continuamos este apartado recordando un caso especial y
particularmente interesante, que no se refiere propiamente a
Portugal sino a las colonias lusas en las Indias orientales: la
llamada expedición de Ruy López de Villalobos, ordenada por el
virrey de México, Antonio de Mendoza, y que dio la vuelta al
mundo entre los años 1542 y 1549146. En la expedición
participaban cuatro agustinos, de los cuales dos eran hijos del
convento de San Agustín de Salamanca: Fr. Jerónimo Jiménez
de Santisteban, o de San Esteban (+1570)147 y Fr. Nicolás de
143
M. VIDAL, Augustinos de Salamanca, I, 285 [283-285].
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 660-678.
145
En la BN Lisboa se conservan varios manuscritos de Jerónimo Román.
146
C. ALONSO, Primer viaje misional alrededor del mundo, Valladolid: Ed. Estudio
Agustiniano, 1989; Consuelo VARELA, El viaje de Don Ruy López de Villalobos a las
islas del Poniente, 1542-1548, Milano: Cisalpino-Goliardica, 1983.
147
T. HERRERA, Historia del Convento, 345-347; J. LANTERI, Postrema saecula sex,
II, 294-296.
144
Perea (+1596)148. Les acompañaban dos agustinos extremeños,
ambos hijos del convento de México: Fr. Sebastián de Trasierra
(+1588) y Fr. Alonso de Alvarado (+1576)149. El superior de los
agustinos era el P. Jerónimo Jiménez, considerado por la mayoría
de los autores como nacido “en un pueblo cercano a Salamanca”150
(¿San Esteban de la Sierra?), pero Carlos Alonso tiene por
probable –no sabemos con qué fundamento– que procediera de
San Esteban de Gormaz (Soria)151. Por su parte, Jorge Cardoso lo
considera portugués152 o, más probable y coincidiendo con otros
autores, hijo de portugueses153.
Jerónimo Jiménez pasó a México en 1533 –en la primera
expedición agustiniana que pasó a América–, mientras que Nicolás
de Perea lo haría en 1539. Una vez en México, se empezó a
preparar la llamada expedición de Villalobos para explorar las islas
de Oceanía. En efecto, el almirante español Ruy López de
Villalobos, al frente de una flota española, zarpaba de Acapulco el
25 de octubre de 1542 y tras pasar por las islas Carolinas y por las
islas más tarde llamada Filipinas, llegaron a las islas Molucas –bajo
soberanía portuguesa–, donde se encontraron con el misionero
navarro Francisco Javier. De allí pasaron a Cochim, ciudad de la
India portuguesa al sur de Goa. Precisamente desde Cochim
escribirá, el 22 de enero de 1547, el P. Jerónimo de Santisteban al
rey D. João III de Portugal, dando cuenta de su viaje:
“Señor, en una armada, que por mandado del
Emperador embio el viso rey de la Nueva España, a
148
T. HERRERA, Historia del Convento, 399-401; J. LANTERI, Postrema saecula sex,
II, 349-350.
149
Alonso de Alvarado tradicionalmente ha sido considerado hijo del convento de
Salamanca, así T. HERRERA, Historia del Convento, 351-355. Sin embargo, figura
con el nº 16 en la lista de profesiones del convento de México, donde emitió su
profesión el 12 de septiembre de 1539; cf. Arthur J. ENNIS, Augustinian Religious
Professions in Sixteenth Century Mexico, Villanova, 1986, 15.
150
G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VII, 401 [401-414].
151
C. ALONSO, Primer viaje misional, 26.
152
J. CARDOSO, III, 295: “Fr. Hieronymo Ximenes, Portuguez, que antes de vestir o
Eremitico habito de S. Agostinho, no Convento de Salamanca, era já Doctor em
Canones”.
153
J. CARDOSO, Agiológio, III, 301: “Foi o V. P. Fr. Hieronymo Ximenes, ou de S.
Estevão, filho de Afonso Ximenes e de Anna Lopez, Portuguezes”.
descubrir unas yslas que le informaron que estavan al
poniente de aquella tierra, vinimos quatro religiosos
sacerdotes de la Orden de Sancto Augustin, con deseos de
enseñar el Evangelio de Iesu Cristo [...]. Ordenandolo el
Señor, herramos las yslas que se buscavan, y despues de
aver padecido muchos travajos y necesidades y muertes,
por no nos acabar de consumir, venimos a Maluco y de alli
a la Yndia”154.
Tras permanecer seis meses en Cochim, hacia enero o
febrero de 1548 se embarcaron hacia Europa. Bordeando África,
llegaron a Lisboa a finales de julio de aquel año. Más tarde se
dirigieron a España, para de allí volver a embarcar rumbo a
México, donde los cuatro intrépidos agustinos permanecerían hasta
el final de sus vidas, salvo Alvarado que pasó a Filipinas155. Fueron
los primeros agustinos que dieron la vuelta al mundo156.
Más de un siglo después encontramos a Fr. Álvaro de
Benavente (1646-1709): natural de Salamanca, se hizo agustino
en esta ciudad. En 1668 marchó a Filipinas y tras innumerables
viajes, acabaría retirándose a la ciudad portuguesa de Macao,
donde murió en 1709157. Y juntamente con él tenemos a Fr. Juan
Nicolás de Rivera (1642-1711), natural de Ponferrada e hijo del
convento de Salamanca, marchó a Oriente en 1669158.
154
Artur Basílio de SÁ, Documentação para a história das missões do padroado
português do Oriente: Insulíndia, vol. I, Lisboa, Agência Geral do Ultramar, 1955,
510 [510-512].
155
Cf. Juan de GRIJALVA, Crónica de la Orden de N. P. S. Agustín en las provincias
de Nueva España [1624], México, Porrúa, 1924; A. M.ª CASTRO, Misioneros, 24-25,
118-120, 244, 285; T. VIÑAS ROMÁN, “Acción evangelizadora de los agustinos de
Salamanca en el Nuevo Mundo”, en Evangelización en América: los Agustinos,
Salamanca, Caja de Ahorros, 1988, 52-53 [11-60].
156
Cuarenta años más tarde, a partir de 1587, encontramos algo hasta cierto
parecido en los tres dominicos que dieron la vuelta al mundo: Antonio de Arcediano
(natural de Arcediano e hijo del convento de Valladolid), Bartolomé López (del
convento de S. Esteban de Salamanca) y Alonso Delgado (del convento de la Peña
de Francia), quienes fueron acogidos en Macao por los agustinos; cf. Manuel
TEIXEIRA, “IV Centenário dos Dominicanos em Macau”, en Arquivo Histórico
Dominicano Português, IV/2, Dominicanos, Porto, 1989, 331-334.
157
A. M.ª, CASTRO, Misioneros, 41-43; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, I, 358-364.
158
A. M.ª, CASTRO, Misioneros, 184-187; G. SANTIAGO VELA, Biblioteca, VI, 513-515;
Isacio RODRÍGUEZ – Jesús ÁLVAREZ, Al servicio del evangelio. Provincia Agustiniana
No parece, en cambio, que Fr. Luis de León (15271591)
–que ingresó como agustino en Salamanca, en 1543–
llegara nunca a pisar suelo portugués. Los que idealizaron su
figura inventaron una leyenda, según la cual Fr. Luis de León se
habría ido ocultamente a Lisboa y allí se habría hecho recoleto de
los de Fr. Tomé de Jesús160, siendo por tanto un cripto-recoleto161.
Silva Dias, por ejemplo, se hace eco de esta tradición162.
En
relación
con
Portugal,
suele
recordarse
su
enfrentamiento en 1568 con el jerónimo luso Fr. Heitor Pinto163 por
una cátedra, que finalmente ganó Fr. Luis. Al analizar esta
cuestión, el profesor José Barrientos no descarta que junto a las
cuestiones estrictamente académicas, “jugase un papel importante
la rivalidad entre las naciones española y portuguesa, o un cierto
nacionalismo, particularizado, en esta ocasión, en la rivalidad entre
las Universidades de Salamanca y Coimbra, de donde procedía
Héctor Pinto”164. En cambio, uno de los amigos incondicionales de
Fr. Luis en Salamanca fue el teólogo portugués João de Almeida165.
Además por entonces, Fr. Luis trataría también con algunos
portugueses, compañeros de claustro en Salamanca, entre los que
destacan los sucesivos catedráticos de Leyes Manuel da Costa
(+1562), Aires Pinhel (+1563) y Heitor Rodrigues (+1579)166.
159
del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Ed. Estudio Agustiniano,
1996, 95-99 y 284-286.
159
J. LANTERI, Postrema saecula sex, II, 334-336.
160
Cf. D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, III, 756-758.
161
Francisco MÉNDEZ, “Vida de Fray Luis de León”, Revista Agustiniana, 1,
Valladolid, 1882, 346. Cf. Aleixo de MENESES, “Vida de Fr. Tomé de Jesus”, en
Trabalhos de Jesus, Porto, Lello & Irmão, 1951, 6-10.
162
José Sebastião da Silva DIAS, Correntes de sentimento religioso em Portugal,
Coimbra: Universidade de Coimbra, 1960, 2 vols.: I, 125, 127.
163
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, II, 427-430.
164
José BARRIENTOS GARCÍA, Fray Luis de León y la Universidad de Salamanca, El
Escorial, Ediciones Escurialenses, 1996, 376 [354-387].
165
J. BARRIENTOS GARCÍA, Fray Luis de León, 426-427, 757; T. VIÑAS ROMÁN, Fray
Luis de León, Salamanca, Diputación, 1991, 56, 61.
166
D. BARBOSA MACHADO, Bibliotheca Lusitana, III, 234-236; I, 79-80; II, 430;
Enrique ESPERABÉ DE ARTEAGA, Historia pragmática e interna de la Universidad de
Salamanca. II- Maestros y alumnos más distinguidos, Salamanca, Francisco Núñez
Izquierdo, 1917, 343, 387, 389.
En los dos últimos años de su vida Fr. Luis entró en
relación con D. Teotónio de Bragança, arzobispo de Évora167. La
ocasión vino dada por el apoyo de ambos al Carmelo teresiano168.
Sabemos, además, que tras el incendio sufrido por el convento
agustino de Salamanca, el 15 de julio de 1589, D. Teotónio ofreció
enviar una limosna de cien ducados para la reparación de los
daños producidos169.
Por otra parte, siempre cabe rastrear en su obra algunas
referencias aisladas a Portugal o a su expansión en Oriente, como
en la oda “De la avaricia”, una de las tres dedicadas a Felipe Ruiz:
“En vano el mar fatiga / la vela portuguesa, que ni el seno / de
Persia, ni la amiga / Maluca da árbol bueno, / que pueda hacer un
ánimo sereno. / No da reposo al pecho, / Felipe, ni la India, ni la
rara / esmeralda provecho”170. Cosa distinta es la presencia de su
obra en tierras lusas171, o la posible influencia que Fr. Luis pudo
ejercer en Portugal a través de sus escritos172, particularmente de
La perfecta casada en la Carta de Guía de Casados (1651) de D.
Francisco Manuel de Melo173.
167
Sobre este importante personaje portugués puede verse nuestro trabajo “D.
Teotónio de Bragança: de Ignacio de Loyola a Teresa de Jesús”, Monte Carmelo,
116 (Burgos 2008), 147-163.
168
Fray Luis de LEÓN, Epistolario. Cartas, licencias, poderes, dictámenes, ed. de
José Barrientos García, Madrid, Ed. Revista Agustiniana, 2001, 330, 332, 352, 374,
376.
169
Fr. L. de LEÓN, Epistolario, 344-346. Cf. B. ESTRADA ROBLES, Los Agustinos, 242243.
170
Fr. L. de LEÓN, Obras completas castellanas, Madrid, BAC, 1944, 1463; véase
también otra referencia semejante en la p. 1466.
171
En la Biblioteca Nacional de Lisboa se encuentran diversas ediciones de sus
obras –todas ellas impresas en España y la inmensa mayoría en Salamanca–,
contemporáneas al propio Fr. Luis: cinco ediciones de Los nombres de Christo
(1583, 1586, 1587, 1587, 1595); cuatro ediciones de La perfecta casada (1584,
1586, 1587 y 1595); y sendos ejemplares de In Cantica Canticorum Salomonis
explanatio (1580); y de In psalmum vigesimum sextum explanatio (1580). En
lengua portuguesa sólo contamos con una moderna traducción de la parte lírica
realizada por José Bento: Poesias completas, Lisboa, Assírio & Alvim, 1992.
172
Véanse al respecto dos breves artículos de Fidelino de FIGUEIREDO: “Fr. Luís de
León e Portugal”. Diário de Pernambuco, 103 (211). Recife, 9 de Setembro de
1928, 3; “Fr. Luís de León e D. Sebastião”. Revista de História, 16-17. Lisboa,
1927-1928, 154-155.
173
Francisco Manuel de MELO, Carta de Guia de Casados, ed. de Pedro Serra, Braga,
Angelus Novus, 1996, 50-53.
5. APÉNDICE: ALGUNOS FRAGMENTOS DE PEDRO DA VEIGA
Teniendo en cuenta la importancia de esta obra, hoy
completamente olvidada, transcribimos aquí algunos fragmentos
de su Declaración de los siete psalmos penitenciales, tomados de
la edición conjunta de las tres partes (Zaragoza, Carlos de
Lavayen, 1606):
“Prólogo al lector de la primera parte”: “Ley parte de estos
siete Psalmos de la Penitencia en la Universidad de Valladolid, y
parte en la de Coymbra sustituyendo por los Cathedraticos de ellas
[...]. Y como es tan ordinario entre los Christianos, rezar estos
Psalmos de la Penitencia [...] me parecio que podria ser de
provecho declararlos, de modo que, procediendo con el tiento y
respecto devido a las sagradas letras los puedan entender todos, y
vean con que razones levanta David sus pensamientos a Dios para
que los suyos se esfuercen a subir por los mismos passos, y
conozcan que la verdadera penitencia no consiste en dezir mucho
sino en sentir mucho; no tanto en darse grandes golpes en los
pechos, quanto este mismo pecho se ablande alla consigo, y se
averguence y humille en los ojos de Dios; no tanto en pronunciar
largas razones, quanto en que essas mismas vayan punçando el
alma por de dentro, de suerte que de pena no pueda acabarlas
como David” (f. 1r del prólogo).
“Muchos varones doctissimos, zeladores del bien de las
almas, desseando desterrar de las manos de la donzella, de la
biuda, y a vezes de la monja, y de muchos otros las Dianas,
Amadises, y demas libros profanos (de los quales [los] menos
dañosos estan llenos de vanidad y mentiras) han escrito tratados
santos en nuestra lengua vulgar; pero por la mayor parte son
libros que no curan tanto de dar pasto y exercicio al
entendimiento, quanto de mover e inflamar la voluntad para las
cosas de Dios. Y (aunque esto segundo es mas provechoso, y
como tal, con santo zelo le escogieron los que assi escribieron)
aqui nos sera fuerça seguir diferente estilo. Porque este tratado no
es exhortación, sino exposición, y primero da ocupación al
entendimiento que a la voluntad” (f. 1r del prólogo).
“Buenos autores han explicado algunos Psalmos en lengua
vulgar Italiana, y otros en la nuestra Española; lo que yo añado es
que sean todos siete y que ay diferentes exposiciones [...]. Y si por
ventura juzgare el lector que merezco culpa por aver mezclado
mas cosas de historias y letras humanas, que conviniera en libro
de materia tan santa, yo confiesso que parecen demasiadas para
acompañar lagrimas de penitentes, pero quiça son necessarias
para que nuestro enhastiado gusto quiera hallarse entre essas
lagrimas, sin dexar presto el libro de las manos. Desto sirve dorar
o confitar la pildora” (f. 2r del prólogo).
“Discurso primero proemial, sobre el titulo comun de los
siete Psalmos”: “No veys muchas vezes, entre Hebrero y Março,
llover y hazer sol juntamente, es que pelean entonce Verano e
Invierno sobre el partir la raya de su jurisdicion [...]. Assi en
medio de la Quaresma, quando la penitencia va cobrando fuerça y
parece que estamos entre los limites del pecado y la gracia,
desviandonos de lo primero y acercandonos a lo segundo, quando
nuestras penitencias van ya llevando de vencida a los nublados de
los pecados, y se comienza a traslucir el sol de la gracia, que va
alegrando el coraçon [...]. Unas esperanças de buena sentencia,
pueden sin duda dar un alegron en medio de los afanes y congojas
del pleytear. Y estas son las que la Iglesia nos representa en
medio de nuestras penitencias, diziendo Alegrate Ierusalem” (f.
1v).
“Discurso II proemial [...] en el qual se declara que cosa
es la Penitencia”: “Pues la penitencia es escoba, y ha de barrer, no
es justo que delante los ojos de Dios levante polvo: conviene que
se riegue primero lo que se ha de barrer [...]. Las lagrimas del
penitente son el riego, para que mejor se barra, y no aya polvo
que torne a caer [...]. Llorar los pecados pasados y evitar los
venideros” (f. 2r).
“Al dios Jano pintavan los antiguos con dos caras: una
delante y otra atras [...]; pero en la verdad, no ay cosa que con
tanta propiedad se pueda pintar con dos caras como la penitencia”
(f. 2r).
En el “Discurso III proemial: En el qual se declaran
algunas excelencias de la penitencia” encontramos algunas
curiosas reflexiones sobre las lenguas y sus palabras: “Otros
nombres que ahora se usan de pajes y lacayos, yo imagino que no
deven ser Españoles, porque no huelen a modestia” (f. 5r).
“Tambien en los libros de cavallerias, quieren sus autores
ser otros Adanes. Para nombrar un gigante andan inventando
nombres, que sus mismas silabas pronunciadas, parezca que van
herizando los cabellos y mostrando la fiereza del Jayan, un
Traquitantos, un Fierabras, y otros tales” (f. 5r).
“Pero el lenguaje de Adam, corrompiéndose, mudándose
letras, y mezclándose palabras estrangeras (como en todas
lenguas con el tiempo acontece) poco a poco se vino a perder, a lo
menos aquella pureza y propiedad primera de la lengua, en que
Dios y Adam hablaron en el Parayso” (f. 5r).
Finalmente, señalamos
entreverados en el texto:
algunos
refranes
portugueses
“Un refran ay en la lengua Portuguesa, que a mi parecer,
alude a este pensamiento. Quando alguno quiere significar que
dará bastante muestra de sus obras, dize: Eu farei que se veja de
que cor he o meu pano” (f. 131v de la segunda parte).
“Se pudo acordar de la ley que ay en algunos reynos; a lo
menos en el de Portugal es muy sabida y usada. A qualquiera que
echan en la carcel, no le sueltan, sin que primero se corra la hoja
(lenguaje de aquel Reino) antes de firmar el mandamiento de
libertad, Corrase a folla. Y es en otro Romance: Hazer averiguacion
de toda su vida” (f. 52v de la tercera parte).