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Reflexiones por Frailes en Ocasión de Nuevo Año
REFLEXIÓN POR EL PRIOR PROVINCIAL
LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN
Anthony M. Genovese, O.S.A.
L
os vitrales de las casas de culto
son hermosas. Recuerdo que
de chico al llegar a las bancas, que
eran prácticamente las mismas
todas las semanas, miraba al vitral
a la izquierda. Mi abuela rezaba
el Rosario; mi madre estaba en
oración a mi derecha (probablemente agradeciendo a Dios
por haber llegado a la iglesia a
tiempo); mi padre a mi izquierda;
y a yo, fascinado por los colores
y la luz que brillaba a través de
la ventana mostrando al Ángel
anunciando a María que estaba
encinta con el niño Jesús. Semana
tras semana, trataba de averiguar
todo lo que estaba sucediendo en
aquella escena. En aquel momento no lo sabía, pero aquella obra
de arte realizó aquello que intentaba hacer:
“Me inspiró”.
SAN AGUSTÍN EN SU
ESTUDIO
St Thomas of Villanova Church,
Villanova, Pa.
Stained Glass in Catholic Philadelphia. Courtesy of
Saint Joseph’s University Press
A
l reflexionar sobre el vitral
de San Agustín en su estudio, con sus libros y papel, lápiz
en mano escribiendo sus confesiones, mi imaginación me lleva
de nuevo al año 397 AD en mi
mente y en mi corazón. Agustín
pasó tantos años en búsqueda;
tuvo 43 años cuando comenzó
Las Confesiones en el año 397, y
que como persona madura sintió
la urgencia de escribir esta larga
oración, una oración poética,
íntima. Observe cómo la cabeza
de San Agustín se inclina hacia
la lámpara de su escritorio, su
mente llena de todos los libros
que leyó durante la búsqueda de
su “corazón inquieto”, aparentemente orando por la gracia de
Dios para seguir orando. ¿Cuántas veces le pedimos a Dios que
nos ayude a orar, a olvidarnos
de nosotros mismos, de nuestros
temores de ser objetos de burla
o juzgados por ser menos de lo
que nuestro Dios nos creó para
ser? Agustín pasó tantos años
tratando de agradar a los demás,
en busca de una felicidad, a fin y
al cabo, fugaz. Este titubeo, esta
búsqueda de Dios, acentuó las
debilidades que trató de ocultar
y, sin embargo aquí está él con su
corazón totalmente abierto a Dios
y compartiendo ese encuentro
con nosotros.
E
n cada momento y etapa del
camino de san Agustín, Dios
lo llevó, incluso valiéndose de
personas inmorales, vulgares, y
hasta de personas poderosas, para
mover su corazón. Dios no pierde
un momento de nuestras vidas.
Dios nos habla como habló a San
Agustín, con cada respiración y
acción.
S
obre la Cabeza de San Agustín
hay un corazón traspasado.
Cada corazón humano busca
amor. De hecho, nuestros corazones están inquietos en esta
búsqueda. Cuando San Agustín
fue joven, siempre trataba de
escapar del amor de su madre,
Mónica. Sin embargo, cuando
ella murió, el dolor que sintió le
abrumó. Agustín experimentó
sufrimiento, una y otra vez,
igual que nosotros.que sintió le
abrumó. Su corazón sufrió fuertemente con la muerte de Adeodato, su hijo. Creo que lo más
difícil en la vida de los padres de
familia es el entierro de un hijo,
que traspasa su corazón de padre,
y que cuesta aceptarlo.
Justice and Peace Foreign Missions
E
n el Libro XIII de las Confesiones , Agustín reza: “danos
la paz, Señor Dios, por lo que
nos has dado todo lo demás;
danos una paz que es descanso, la
paz del Sábado, y la paz que
no tiene atardecer. Todo este
orden de cosas extremadamente
buenas, intensamente bellas,
pasarán, cuando ya han cumplido
su propósito: estas cosas también
tendrán su mañana y su atardecer.”
En San Augustín,
Augustinian Volunteers Vocations/
Formation
Care en
of Sick
and the Eldery
Ud. está
el corazón
Very Reverend
Anthony M. Genovese, O.S.A.
Prior Provincial
Province of Saint Thomas
of Villanova
de nuestro quehacer
Foreign Missions Augustinian Volunteers
Vocations/Formation Care of Sick and
the Eldery Justice and Peace Foreign
Missions Vocations/Formation Care of
Nuestro agrandecimiento al P. Aquilino Gonzalez, O.S.A.
por la traducción de este artículo.
• I niciativas en el Campo de
Sick
and the
Justice
la Justicia
y laEldery
Paz
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• Voluntarios Agustinos
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Cada estación en la vida, suscita retos y cuestionamientos
acerca de cómo mejor cuidar de nosotros mismos, seres
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