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Autores: CH. D. Webster, K. S. Douglas, D, Eaves y S, Hart
Adaptación: Ed Hilterman y Antonio Andrés Pueyo
Grup d’Estudis Avançats en Violència (GEAV)
HCR-20
Guía para la
valoración del riesgo
de comportamientos
violentos
Publicacions i Edicions
U
UNIVERSITAT DE BARCELONA
B
UNIVERSITAT DE BARCELONA. Dades catalogràfiques
HCR-20 : guía para la valoración del riesgo de comportamientos violentos
Bibliografia
ISBN 84-475-2892-8
I. Webster, Christopher D. II. Hilterman, Ed III. Andrés Pueyo, Antonio
1. Violència 2. Prevenció 3. Psiquiatria forense 4. Avaluació del risc
© versión original: 1997 by the Mental Health, Law and Policy Institute, Simon Fraser
Institute
© PUBLICACIONS I EDICIONS DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, 2005
Adolf Florensa, s/n; 08028 Barcelona; Tel. 934 035 442; Fax 934 035 446
[email protected]; http://www.publicacions.ub.es
Para información complementaria:
Grupo de estudios avanzados en violencia
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Facultad de Psicología
Universidad de Barcelona
Passeig de la Vall d’Hebron, 171
08035 Barcelona
Tel. 93 312 51 03
Fax 93 402 13 62
[email protected]
www.ub.es/personal/violencestudies.htm
Traducción: Magali Martínez
Impresión: Gráficas Rey, S.L.
Depósito legal: B-23468-2005
ISBN: 84-475-2892-8
Impreso en España / Printed in Spain
Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra. Ninguna parte de
esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada mediante ningún tipo de medio o sistema, sin la autorización previa por
escrito del editor.
Índice
Prefacio a la edición en español ....................................
v
Prefacio ...........................................................................
ix
Visión de conjunto .........................................................
Introducción .....................................................................
Los fundamentos del HCR-20 .........................................
Objetivo y propósito ........................................................
Pricipios generales para mejorar la precisión de las predicciones ..........................................................................
Organización del HCR-20 ...............................................
Investigación sobre el HCR-20 ........................................
Contexto penitenciario ...............................................
Contexto psiquiátrico-forense ....................................
Contexto psiquiátrico-civil .........................................
Administración ................................................................
Capacidades/habilidades del usuario ...............................
Codificación del HCR-20 ................................................
Codificación de los ítems ...........................................
Resumen o decisión final ............................................
Codificación de los ítems de gestión de riesgo ...........
Repetición de las mediciones .....................................
Definición de violencia ....................................................
El HCR-20 y otros protocolos de predicción de violencia
1
1
2
5
7
13
15
15
16
16
19
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24
24
25
28
29
29
31
Ítems históricos ..............................................................
H1. Violencia previa ........................................................
H2. Edad del primer incidente violento ...........................
H3. Relaciones inestables de pareja .................................
H4. Problemas relacionados con el empleo .....................
H5. Problemas con el consumo de sustancias adictivas ..
H6. Trastorno mental grave .............................................
H7. Psicopatía ..................................................................
H8. Desajuste infantil ......................................................
H9. Trastorno de personalidad .........................................
H10. Incumplimiento de la supervisión ...........................
35
36
38
40
42
44
46
48
50
52
54
iii
Ítems clínicos ..................................................................
C1. Carencia de introspección .........................................
C2. Actitudes negativas ...................................................
C3. Presencia activa de síntomas de trastorno mental
grave ................................................................................
C4. Impulsividad .............................................................
C5. No responde al tratamiento .......................................
59
60
62
Ítems de afrontamiento de situaciones de riesgo ........
R1. Ausencia de planes de futuro viables ........................
R2. Exposición a factores desestabilizantes ....................
R3. Carencia de apoyo social ..........................................
R4. Incumplimiento a los trataminetos prescritos ...........
R5. Alto nivel de estrés experimentado ...........................
73
74
76
78
80
82
Comentarios finales .......................................................
85
Bibliografía .....................................................................
89
64
66
68
HCR-20 .......................................................................... 109
iv
Prefacio a la edición en español
La relevancia de la violencia, en cualquiera de sus
múltiples tipos y formas (doméstica, sexual, interpersonal,
etc.), genera una enorme preocupación en todas las sociedades
modernas donde el grado de desarrollo y bienestar convierte a
este fenómeno, a veces calificado de pandemia, en una causa
grave y extendida de numerosos problemas de salud y
deterioro de la convivencia. Las autoridades legislativas y los
gobiernos, conscientes de este problema, reclaman a los profesionales de la criminología, el derecho, la sociología, la
medicina y la psicología intervenciones eficaces para reducir y
controlar la violencia en todas sus manifestaciones.
Recientemente la OMS (2002) ha publicado un informe del
estado mundial de las relaciones entre violencia y salud. En él
se destaca la necesidad de una intervención profesional
continuada y de una decidida acción de los gobiernos para
reducir este problema. Pero la garantía de una intervención
eficaz para reducir la violencia está en relación directa con el
conocimiento riguroso de las causas y los mecanismos que la
producen. Pero este conocimiento es todavía hoy escaso,
fragmentario y compartido entre muchas disciplinas.
En general se considera que la violencia es un conjunto
de estrategias por medio del cual los individuos, a veces en
solitario otras veces en grupo, tratan de imponer su voluntad
de poder y dominio sobre otros, utilizando para ello tácticas
comportamentales que producen daño o malestar en las
víctimas, cualquiera que sean las condiciones personales de
las mismas. Esta violencia adquiere mayor gravedad cuando
sus efectos son muy dañinos y, por ello, la mayoría de países
tienen legislaciones penales para su control. Además de las
intervenciones legislativas, necesarias de todo punto para
controlar este fenómeno se precisa de estrategias preventivas y
predictivas. Las primeras para evitar en lo posible y en toda
la población la generalización de las conductas violentas y
las segundas para intervenir eficazmente en la comisión de
violencia por parte de agresores conocidos o en riesgo de con-
v
vertirse en agresores. Es en el contexto de la predicción de la
violencia donde el HCR-20 tiene un papel destacado.
Desde ya hace mucho tiempo, para lo que hoy es un
mundo en constante avance tecnológico, el factor fundamental
de predicción del comportamiento violento (muy extendida en
el ámbito forense y criminológico) ha sido la llamada
“peligrosidad”, tanto en su vertiente criminal como social.
Esta variable, recogida en la legislación penal vigente, es
básicamente un estado patológico o quasi-patológico que
condiciona la probabilidad de que el individuo, habitualmente
un enfermo mental o con un trastorno de personalidad, cometa
acciones violentas graves. Naturalmente la apreciación de este
estado, al menos técnicamente, recae sobre profesionales de la
salud mental y otros relacionados tales como los médicos
forenses, los técnicos penitenciarios, criminólogos y hasta en
algunas ocasiones los propios policías y agentes de la
seguridad. Basándose en la estimación de esta “peligrosidad”
los técnicos hacen juicios del riesgo futuro de violencia en
estos individuos. Es lo que llamamos la predicción clínica del
riesgo de violencia. Este tipo de predicciones, con ser
necesarias, han demostrado a lo largo del tiempo una serie de
limitaciones entre la que destaca la “sobre-estimación” del
riesgo de violencia. Por diversas razones este déficit debe
reducirse en aras a la más justa asignación de medidas de
control en función del verdadero riesgo que los individuos
presentan de comportarse violentamente en el futuro.
Frente a las estrategias clínicas de predicción de riesgo
de violencia, basadas en la estimación clínica de la
peligrosidad, hace ya unos 15 años aproximadamente un grupo
de investigadores, entre los que destacan Ch. Webster, S. Hart
y su equipo de la Universidad Simon Fraser de Vancouver
(British Columbia, Canadá), entre otros y siguiendo los
orientaciones de Paul Meehl (1920-2003) experto psicólogo de
la Universidad de Minnesota, adoptaron una técnica de predicción novedosa para valorar el riesgo de violencia que se
denomina “actuarial”. La técnica actuarial, propia de la
predicción de riesgos en otras disciplinas como la ingeniería,
la economía, la meteorología y la sismología, enfatiza el
vi
registro continuado e histórico de aquellos sucesos que pueden
considerarse factores de riesgo de comportamientos violentos
futuros. Trabajando, principalmente con pacientes psiquiátricos y delincuentes violentos, observaron que esta técnica era
eficaz y utilizable en la práctica profesional y propusieron
combinarla con las técnicas clínicas de identificación de la
peligrosidad. Mediante esta técnica de predicción combinada,
clínico-actuarial, se reduce la sobre-estimación del riesgo,
propia del juicio clínico y por tanto se mejora esta tarea
profesional de forma notable.
El resultado de estos trabajos fue la creación, a lo largo
de los años 90, de una serie de guías clínico-actuariales de
predicción de riesgo de violencia entre las cuales destaca el
HCR-20 que hoy presentamos. Desde su creación y
publicación en 1995 el uso y expansión de la HCR-20 ha sido
muy importante trasladándose rápidamente desde Norteamérica hasta Europa y muchos otros países y junto con ella otras
guías de predicción de riesgos de violencia más específicos
(SVR-20, riesgo de violencia sexual; SARA riesgo de violencia de pareja, etc.). Ahora tenemos la satisfacción de
presentar la edición española de la HCR-20 para su uso
profesional en España.
La adaptación de esta guía de predicción del riesgo de
comportamientos violentos para su uso en contextos forenses,
criminológicos, penitenciarios y psiquiátricos aporta a los
profesionales un nuevo instrumento técnico, de reconocido
prestigio mundial por su eficacia, del cual estábamos
necesitados en España. El Grupo de Estudios Avanzados en
Violencia de la Universidad de Barcelona obtuvo de los
autores el permiso de traducción y adaptación del HCR-20
para España y gracias a la financiación obtenida por este grupo
en el Ministerio de Ciencia y Tecnología (SEC2001-3821C05-01), se pudo llevar a cabo este trabajo que culmina con la
publicación, a cargo de la editorial de la Universidad de
Barcelona, de esta guía de predicción del riesgo de violencia.
Esta edición garantiza, por convenio, que los beneficios
obtenidos de su comercialización se reinviertan en la
investigación y desarrollo de los procedimientos de predicción
vii
de violencia para su mejora y modernización constante. En el
trabajo de preparación y edición de esta guía quiero destacar la
labor de Ed Hilterman que aportó a esta edición española, su
experiencia en la versión holandesa del HCR-20 y que ha
colaborado en la adaptación definitiva de esta guía. Así mismo
quiero agradecer a Magali Martínez, Meritxell Pérez, Karin
Arbach y Santiago Redondo, miembros del GEAV su
colaboración en las distintas fases de elaboración de este
proyecto. Por último destacar mi agradecimiento, también, al
director de Publicacions i Edicions de la UB, Sr. J. Duran, el
apoyo y la confianza prestados para la edición de esta guía.
DR. ANTONIO ANDRÉS PUEYO
Director del GEAV/UB
viii
Prefacio
En su forma originaria, el HCR-20 surgió de
consideraciones prácticas que realizó la Comisión de Servicios
Forense-Psiquiátricos de British Columbia (Canadá). Los
clínicos responsables de los pacientes forenses, tanto internos
como externos, se plantearon de qué maneras se podría aplicar
la evaluación de riesgo de forma sistemática. El resultado de
este planteamiento es el HCR-20. Los profesionales e
investigadores, de distintas disciplinas en el ámbito de la Salud
Mental, trabajaron conjuntamente en la elaboración de un
protocolo aplicable. Quisiéramos agradecer particularmente la
cooperación de los Drs. Phil Adilman, Randy Atkinson,
Michael Coles, Mel Dilli, Murray Jackson, Gwen Laws, Mark
Levy, Emlene Murphy, Kulwant Riar, y Elisabeth Zoffman;
también a Jim Broome, Graham Mills, Michael Quinn, y Heidi
Worsfold. Así mismo, el Dr. Dan Bilsker es reconocido aquí
por aportar una perspectiva desde el servicio de emergencia
psiquiátrica (‘psychiatric emergency service’) del Hospital y
del Centro de las Ciencias de la Salud de Vancouver.
Agradecemos a Tonia Nicholls y Dianne Macfarlane por su
trabajo de edición.
Desde su publicación en 1995, hubo una demanda
considerable del HCR-20. Esto fue especialmente sorprendente teniendo en cuenta el hecho de que los autores no
hicieron esfuerzo sistemático alguno en anunciar la disponibilidad del documento. También hemos recibido algunas
solicitudes de permiso para incluir la esencia del esquema en
otros libros. A lo largo del camino empezamos formando
equipos de trabajo con colegas de otros países. Actualmente,
se están llevando a cabo proyectos específicos en los servicios
penitenciarios y de salud mental de Suecia por el Dr. Henrik
Belfrage en el Hospital Psiquiátrico-forense de Växjö y por los
Drs. Göran Fransson y Eric Söderberg en el Hospital
Psiquiátrico-forense de Sundsvall. El Dr. Rüdiger MüllerIsberner ha iniciado trabajos similares en Alemania, en el
Hospital Psiquiátrico-forense de Haina. Estos colegas han
aportado opiniones importantes acerca de la definición y de la
ix
codificación de los factores de riesgo del HCR-20.
Agradecemos especialmente al Dr. Belfrage, quien ha
trabajado con nosotros de cerca en la versión sueca del HCR20. Sus observaciones han sido muy útiles para la segunda
versión del HCR-20.
Por otra parte, debemos nombrar también a dos colegas
ingleses. Nos sentimos endeudados con David Carson y Ged
Bailes. Ambos nos han ayudado a través de la discusión y
ambos han contribuido en la elaboración de la versión del
HCR-20 conocida en el Reino Unido.
La financiación de este proyecto se ha llevado a cabo
generosamente a través de la Comisión de Servicios
Psiquiátrico-forenses de British Columbia. También merece
reconocimiento, en este sentido, el Hospital de Riverview de
Greater Vancouver por introducir los proyectos del HCR-20
en su servicio y por aportar un apoyo financiero
añadido/suplementario. Agradecemos de manera especial a los
Drs. Webster, Eaves y Hart, por su apoyo desde la British
Columbia Health Research Foundation. Esta ayuda nos ha
permitido poner a prueba la fiabilidad y la validez del HCR-20
en un estudio realizado en el Instituto Psiquiátrico Forense de
Great Vancouver.
Merecen especial mención dos colegas canadienses. El
Dr. P. Randall Kropp de la British Columbia Forensic
Psychiatric Services Comission nos influyó enormemente con
su trabajo con la Spousal Assault Risk Assessment Guide
(Kropp, Hart, Webster y Eaves, 1994, 1995). Así mismo, al
Dr. Douglas Boer del Servicio Penitenciario de Canadá
(Región del Pacífico) por ofrecernos sus consejos y ayuda.
El HCR-20 es claramente un trabajo en progreso.
Nuestro propósito primario de esta revisión del manual es
hacerlo más ameno a la hora de utilizarlo, aclarando los
procedimientos de administración y codificación. En nuestra
propia investigación estamos evaluando la fiabilidad interratio
y la validez predictiva del HCR-20. Así mismo, estamos
recogiendo datos normativos acerca de la prevalencia de los
factores de riesgo en distintas muestras, incluyendo pacientes
tanto civiles como psiquiátrico-forenses y delincuentes de los
x
centros penitenciarios. Tenemos planeado incluir los
resultados de esta investigación en versiones futuras. Así
mismo en el futuro, esperamos abordar dos cuestiones clínicas
importantes: primero, la manera más adecuada de emplear el
HCR-20 en la elaboración de programas de gestión del riesgo
(por ejemplo, estrategias de intervención y de supervisión); y
segundo, disponer de un esquema para la comunicación oral
y escrita de los resultados de la evaluación del riesgo y los de
los programas de gestión del riesgo (por ejemplo, la realización de informes y el testimonio experto/especializado).
Otro plan para el futuro es el de elaborar un conjunto de
dispositivos de evaluación de riesgo para propósitos
específicos. Por ejemplo, hemos publicado ya la segunda
edición del Spousal Assault Risk Assessment Guide (SARA;
Kropp et al., 1995; ver Kropp y Hart, 1997, para más
información). Hay otro instrumento disponible, diseñado para
evaluar la delincuencia sexual, el Sexual Violence Recidivism20 (SRV-20; ver Boer, Wilson, Gauthier y Hart, 1997). Por
último, Polvi (1997) ha desarrollado un instrumento para
evaluar el riesgo de suicidio en la población penitenciaria.
Debe quedar claro que nuestro objetivo de adelantar estos
dispositivos es, en parte, el de ofrecer la posibilidad de crear
un contexto de trabajo para la investigación futura tan
necesaria de la fiabilidad y la validez de dichos dispositivos,
pero también el de promocionar la discusión entre los
profesionales clínicos y entre éstos y los investigadores.
Vemos en este ámbito la necesidad de lograr, de manera seria,
una coherencia conceptual y una comprensión detallada de
algunos términos particulares. En general, parte de nuestro
objetivo es promover la discusión en esta área crítica e
importante y, como siempre, agradecemos cualquier comentario que provenga de los profesionales clínicos y de los
investigadores que pudieran ayudarnos a mejorar el HCR-20.
xi
HCR-20
Visión de conjunto
Visión de conjunto
Introducción
Integrar la investigación sobre predicción de la violencia y la práctica clínica de la evaluación de la peligrosidad
es un reto que se planteó en los años 90, hasta entonces se
desconocian mútuamente. En la actualidad todavía se relacionan muy
escasamente. La investigación no influye
de manera apreciable en la formación de los psiquiatras,
psicólogos y otras profesiones penitenciarias o de la salud
mental. A veces, observando la actuación de los profesionales
de la salud mental en los tribunales, es difícil evitar
preguntarnos porqué los clínicos no se dotan a si mismos de un
conocimiento de fácil obtención como es el de la investigación
en predicción de la violencia. Otras veces, hablando con los
investigadores, es igualmente evidente que tienen poco
conocimiento acerca de la complejidad clínica y las
dificultades prácticas inherentes a la evaluación del riesgo.
Esta guía se creó a partir de discusiones con expertos clínicoforenses y por medio de la revisión de los hallazgos
disponibles de investigaciones recientes en este campo. Esta
guía es un intento de unificar las bases de la evaluación del
riesgo, teniendo en cuenta las urgencias temporales y otros
obstáculos prácticos que tienen que enfrentar los clínicos que
trabajan en los contextos psiquiátrico, forense y penitenciario.
La HCR-20 es una guía para la valoración de riesgo y
no un test psicológico formal. Esta introducción contiene:
x los fundamentos del HCR-20 basándose en la
investigación a partir de la cual se desarrolló. Se
remite al lector a otras fuentes más específicas para
una discusión rigurosa de los estudios que fundamentan el HCR-20, aquí solamente se presenta un
breve resumen;
x se presenta el objetivo y propósito del HCR-20 y
algunos principios generales para realizar predicciones precisas.
1
HCR-20
Visión de conjunto
x presentamos detalles acerca de la administración del
HCR-20 tales como:
los códigos del HCR-20;
la definición de violencia.
En las secciones que aparecen a continuación, se
presentan los 20 ítems individuales que componen el HCR-20,
y sus respectivas agrupaciones en subescalas: histórica, clínica
y de gestión de riesgo. En cada ítem hay una breve descripción
de la literatura relevante y un esquema de codificación del
mismo. En el apéndice se presenta un ejemplo de la hoja de
codificación del HCR-20.
Los fundamentos del HCR-20
El propósito de este apartado es proporcionar al lector
una breve revisión de la investigación subyacente al HCR-20.
Para una revisión más completa los lectores interesados
pueden consultar la primera versión del HCR-20 (Webster,
Eaves, Douglas y Wintrup, 1995), así como otros documentos
y publicaciones (Borum, 1996; Douglas y Webster, 1999;
Monahan, 1996; Monahan y Steadman, 1994; Mossman, 1994;
Otto, 1992, 1994; Quinsey, 1995; Rice, 1997; Webster, Harris,
Rice, Cormier y Quinsey, 1994). A continuación se presenta
una introducción general de la investigación publicada. Las
referencias que se citan más adelante están relacionadas con
cada ítem particular del HCR-20. Para obtener más
informaciones acerca del HCR-20 y su lugar en el ámbito
general de la valoración de riesgo los lectores pueden remitirse
a la revisión de Borum (1996), publicado en el American
Psychologist.
Desde hace más de 25 años se sabe muy bien que es
extremadamente difícil predecir las futuras conductas
violentas en personas que sufren trastornos mentales o de
personalidad (Ennis y Litwack, 1974; Steadman y Cocozza,
1974). Una razón que justifica esta dificultad es que la
existencia de un trastorno mental puede no estar estrechamente
2
HCR-20
Visión de conjunto
relacionada, ni directa ni claramente con la violencia
(Monahan, 1992; ver también Swanson, 1994, sobre la
relación entre violencia y enfermedad mental, y Douglas y
Hart, 1996, en cuyo meta-análisis se estima una asociación
sustancial entre ambos elementos). Hasta la fecha muchos
estudios han fracasado en demostrar la existencia de relaciones
estrechas entre juicios clínicos bien definidos y los
comportamientos reales (ver Menzies y Webster, 1995).
Inminentes psiquiatras como lo es Alan Stone (1985) y
también organizaciones tan influentes como la American
Psychiatric Association (1981) han influido en los clínicos
para estar en contra de asumir el papel importante en las
evaluaciones de peligrosidad. Algunos psicólogos importantes
han argumentado en revistas prestigiosas como la revista
Science que los trabajadores en salud mental no tienen el
estatus de expertos, ante los tribunales, con respecto de la
valoración de riesgo de violencia (Faust y Ziskin, 1988).
A pesar de que en los años 60 y 70 existía un
sentimiento de pesimismo acerca de la competencia clínica en
materia de realizar predicciones rigurosas sobre la violencia,
sin embargo, los clínicos e investigadores de los años 80 y 90
han estado más, y no menos, preocupados con el tema de la
predicción de la violencia (ver Douglas, Macfarlane y
Webster, 1996 para una ampliación de este problema). Existen
distintas razones para este renovado interés por el tema de la
predicción de la violencia.
x En 1981 el libro de John Monahan sobre la
predicción de la conducta violenta (Predicting
Violent Behavior: An Assessment of Clinical
Techniques) tuvo un enorme impacto. Allí el autor
enumeró algunas de las dificultades inherentes a la
investigación en esta área. Algunos estudios
posteriores al de Monahan (1981, 1984, 1988) han
sido metodológicamente superiores. Este libro no
aportaba datos concluyentes pero presentaba
numerosas mejoras en los procedimientos para la
estimación de la peligrosidad y proponía el uso de
métodos más sensibles y rigurosos en la formulación
3
HCR-20
Visión de conjunto
de las estimaciones. Sería de gran interés averiguar
cuánta información importante aportará el estudio de
MacArthur sobre la valoración del riesgo aún sin
finalizar (ver Monahan y Steadman, 1994; Steadman
et al., 1994), el estudio prospectivo de predicción de
violencia más sistemático de los realizados hasta el
presente1.
x Los cambios surgidos en el marco legal de Canadá y
de los Estados Unidos demandan la elaboración de
un mayor número de evaluaciones del riesgo y, por
lo tanto, los servicios de salud mental han estado
cada vez más implicados en esta tarea (Douglas et
al., 1996).
x Hay un desplazamiento paradigmático emergente
que va de la conceptualización de “predicción de
peligrosidad” a la de “valoración del riesgo” (Castel,
1991; Menzies, Webster y Hart, 1995), ampliando el
objetivo de la valoración e incluyendo consideraciones de tipo situacional, social y del entorno. El
hecho de que muchos tipos de estas variables se
escapan del control directo de los clínicos, ha
influido en realizar juicios acerca de la peligrosidad
de forma probabilística, en vez de hacerlo de
forma dicotómica (sí/no), lo que restringiría la
responsabilidad civil y legal de los evaluadores. De
este modo la predicción del riesgo se convertirá en
algo más laborioso.
x Finalmente, aunque algunos profesionales de distintas disciplinas muestran una aceptación convergente entre los distintos factores que consideran
importantes a la hora de formular predicciones, hay
muchas evidencias de que estos mismos clínicos son
muy variables en el rigor de sus predicciones
(Menzies y Webster, 1995).
1. (Pie de página de los traductores) Mientras tanto los resultados de este estudio han
sido publicados: ver entre otros Steadman, Mulvey, Monahan et. al. (1998), Monahan,
Steadman, Silver, et. al. (2001).
4
HCR-20
Visión de conjunto
Se ha escrito mucho acerca de los tipos de variables que
se presupone están implicadas en la conducta violenta, tanto
en referencia a pacientes como a presos que sufren trastorno
mental (Hall, 1987; Hodgins, 1992; Megargee, 1976;
Monahan, 1981; Monahan y Steadman, 1994; Mulvey y Lidz,
1984, 1995). Existe un consenso general de que los
evaluadores deberían iniciar la tarea de predecir la conducta
futura teniendo en cuenta y de forma rigurosa los factores
biográficos o estáticos, como por ejemplo la edad, los
antecedentes en conductas violentas, etc. (Harris, Rice y
Quinsey, 1993; Monahan, 1981; Shah, 1978). Una vez hecho
esto, deberían ocuparse de los factores clínicos y situacionales.
Estudios recientes, de gran calidad metodológica, han sido de
una importancia relevante en la identificación de los factores
de riesgo incluidos en este modelo que presentamos (ver, por
ejemplo, Harris et al., 1993; Lidz, Mulvey y Gardner, 1993;
Menzies, Webster, McMain, Staley y Scaglione, 1994). Este
modelo se ha basado en el estudio de Monahan (1981), así
como su posterior colaboración con Steadman (Monahan y
Steadman, 1994). El lector interesado en más datos puede
consultar la primera versión del HCR-20 (Webster et al., 1995)
entre otras fuentes (Douglas y Webster, 1999; Monahan
y Steadman, 1994; Mossman, 1994; Otto, 1992, 1994; Polvi y
Webster, 2000; Webster et al., 1994; Webster, Douglas, Eaves
y Hart, 1997).
Objetivo y propósito
Para delimitar el objetivo de esta guía es necesario
concretar algunas cuestiones. Esta guía debe restringirse,
principalmente, a los contextos en los que hay una alta
proporción de personas con historia previa de conductas
violentas y con una alta probabilidad de padecer un trastorno
mental o de la personalidad. Esperamos que el HCR-20 sea
útil para la psicología forense, la psiquiatría y la psiquiatría
forense y otras disciplinas relacionadas, así como para la toma
de decisiones por parte de las autoridades penitenciarias y
5
HCR-20
Visión de conjunto
medico-asistenciales. Aunque los principios y los métodos
expuestos tengan una aplicabilidad limitada en otros
contextos, los autores piden precaución en el uso de este
manual y sugieren que su principal valor radica en los
principios generales adoptados y no en su detalle.
La intención de los autores ha sido desarrollar un
manual basado en un número manejable de ítems y
constructos. Dadas las exigencias de la práctica clínica
y administrativa, un modelo complicado tendría pocas
posibilidades de éxito. Nuestra guía primordial fue elaborar un
manual estrechamente relacionado con el conocimiento
científico disponible y organizado en torno a unas pocas, pero
importantes, ideas interdisciplinares, definido con la suficiente
precisión como para poner a prueba los distintos ítems, siendo
descrita de manera que suscite su aplicación en una variedad
de contextos, y poder dotarle de eficacia relacionada con sus
restricciones temporales.
Actualmente, el HCR-20 debe entenderse como un protocolo de análisis de la situación y, también, como un Instrumento de investigación. La intención de los autores es su
refinamiento y su desarrollo en el tiempo hacia una escala
estandarizada. Cuando se utilice, el HCR-20 debe emplearse
con gran precaución y consultando con los autores u otros
colegas familiarizados con este tipo de protocolos de
predicción y similares.
Posibles aplicaciones del HCR-20 en el contexto español
podrian ser la valoración de los permisos temporales, la
libertad condicional o grado de internamiento y la selección de
candidatos a realizar salidas de la cárcel y acceso al tercer
grado penitenciario y otras medidas alternativas. El
instrumento también tiene utilidad para tratamiento
ambulatorio, y situaciones similares en internos tanto de
centros de reclusión y hospitales psiquiátricos.
6