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Documento Técnico – Divulgativo de la Fundación Humedales Juncales en las lagunas de Fúquene, Cucunubá y Palacio. Valores sociales y propuestas para su manejo sostenible Por Fundación Humedales Importancia ecológica y económica del sistema palustre La laguna de Fúquene, como ecosistema acuático, posee valores intrínsecos que posibilitan el desarrollo de procesos que sustentan la vida de la vegetación acuática, de los animales y del hombre, los cuales se fundamentan en las funciones ambientales y sociales derivadas de esos mismos valores. Dentro del altiplano cundiboyacense, la laguna de Fúquene representa uno de los ecosistemas acuáticos más importantes, debido a que cumple funciones de diverso orden. Juega un papel relevante como hábitat único que alberga gran cantidad y diversidad de especies vegetales y animales silvestres. También sirve como centro para la reproducción de peces, crustáceos y aves entre otras; es zona importante para el mantenimiento de sistemas y procesos naturales vitales como el almacenamiento de agua, descomposición de materia orgánica, control de descargas de aguas subterráneas, protección contra inundaciones, etc. Simultáneamente provee bienes y servicios, que contienen un valor cultural, social y económico para las comunidades locales (Abarca, 2000 y Arguello et al, 2003). Simultáneamente provee bienes y servicios, que contienen un valor cultural, social y económico para las comunidades locales (Abarca, 2000 y Arguello et al, 2003). La prestación de tales servicios, denominados por la Convención Ramsar como ecoservicios (Viñals, 2004), conduce a la generación de otros bienes vinculados al aprovechamiento directo que hace el hombre sobre los recursos de los humedales. Sin duda alguna éstos tienen una mayor apropiación por parte de la comunidad que los servicios ambientales propios de la laguna. En ese sentido se destaca la preponderancia de efectuar un uso sostenible de los recursos ligado al empleo adecuado del potencial de la biodiversidad en acciones tendientes al desarrollo económico y al bienestar de las personas. Todo ello en aras de mantener las funciones descritas. Bajo dicha percepción, la vegetación palustre cumple con ciertas funciones que pueden catalogarse como intangibles (ecológicas) y tangibles (productivas). Entre las funciones ecológicas de los juncales se tienen: • La fijación de los suelos que evita la erosión (el denso sistema rizomático favorece la fijación del suelo). • La transformación de la energía solar en materia nutritiva primaria que facilita el inicio de las cadenas tróficas. • La acumulación de suelos orgánicos y turbas que contribuyen en la autodepuración de las aguas • Sirven de hábitat a numerosas especies locales y migratorias, pues son el lugar de descenso o nidificación de aves; éstas emplean los restos de la inflorescencia para tapizar sus nidos. 1 Por lo general tales atributos se consideran “valores ocultos” de poca comprensión para la comunidad, debido a la dificultad de su percepción o, simplemente, por desconocimiento de las personas (Viñals, 2004). No obstante, la relevancia del papel que juega el sistema palustre en el ecosistema lo convierte en el principal valor de conservación para la laguna de Fúquene (Fundación Humedales, 2004). Las funciones tangibles, a diferencia de las anteriores, son apreciadas porque involucran a la comunidad con el aprovechamiento directo de sus recursos en la producción de bienes susceptibles de valorarse en términos económicos (Viñals, 2004). Entre ellas se encuentran: • El uso de productos naturales no maderables (junco y enea) para la elaboración de artesanías. • El ecoturismo, el cual genera un valor cultural a la zona e ingresos para la conservación de la misma y para las comunidades locales. • Simultáneamente, el sistema palustre provee servicios de investigación científica y educación ambiental. En cuanto a la depuración de las aguas, el Instituto Tecnológico de Canarias (2005), establece que los mecanismos por los que las plantas emergentes contribuyen a la depuración de las aguas residuales se basan en los principios siguientes: • Eliminación de sólidos en suspensión: tiene lugar, principalmente, por fenómenos de filtración a través del conjunto que forman el sustrato (sobre el que crecen las plantas) y las raíces. • Eliminación de materia orgánica: se basa en la acción de microorganismos (principalmente bacterias), que en estos sistemas presentan actividades y desarrollos muy elevados. Las plantas actúan como sistema de aireación, suministrando, a través de sus raíces, el oxígeno necesario para las bacterias que viven en el sustrato, responsables de la degradación aerobia de la materia orgánica. En zonas profundas pueden darse condiciones de ausencia de oxígeno produciéndose degradaciones anaerobias. • Eliminación de nitrógeno: se lleva a cabo por diferentes vías: i) absorción directa por las plantas ii) procesos de nitrificación-desnitrificación, que se ven favorecidos por la existencia de zonas aerobias y anaerobias • Eliminación de fósforo: se produce mediante: i) absorción directa por las plantas ii) fenómenos de adsorción sobre los componentes del suelo En el caso del fósforo tiene menor importancia la absorción del mismo por las plantas, siendo los fenómenos físico-químicos los que juegan el papel principal en su reducción. • Eliminación de patógenos: se logra por diferentes mecanismos, destacando entre ellos: i) la adsorción sobre las partículas del sustrato ii) la toxicidad que sobre los organismos patógenos ejercen los antibióticos producidos por las raíces de las plantas iii) la acción depredadora de bacteriófagos y protozoos La actividad artesanal en la Laguna de Fúquene es una actividad tradicional que se ha transmitido de generación en generación y que se ha mantenido dentro de los núcleos familiares. Sin embargo como actividad comercial, ésta es reciente (años 90). La mayor aceptación de los productos artesanales en el mercado regional y nacional se establece como la principal causa de que la actividad se convirtiera en una fuente de obtención de recursos 2 económicos en la región y que se soporta en una representación del 38% en mujeres, 3% niños y 28% hombres. Teniendo en cuenta que se manifiesta que no hay equidad en las oportunidades de trabajo que se dan en la región, se destaca que la artesanía es una opción para las mujeres. El crecimiento de la artesanía se refleja igualmente al observarse que la actividad se ha expandido a otros municipios como es el caso de Guachetá específicamente en la vereda Tarabita. La condición de convertirse en una actividad económica obligó que se diversificaran los productos que tradicionalmente se elaboraban (esteras y abanicos), y por tanto se tecnificaran de forma rústica introduciendo moldes metálicos para la elaboración de los productos artesanales. El crecimiento de la actividad artesanal en la zona a pesar que es una fuente de empleo y de generación de ingresos, no se refleja en una población satisfecha, dado que se reconocen como una comunidad pobre, lo cual se soporta al analizar sus ingresos frente a los gastos familiares mensuales que deben cubrir. Esta situación está dada principalmente porque los intermediarios y comerciantes son los que obtienen mayores dividendos a costa del pago, a muy bajos precios, de la producción. Sumado a esto el incumplimiento en el pago de los productos por parte de los comercializadores aumenta el descontento de los artesanos. Condición que deja entrever un conflicto a lo largo de la cadena productiva, incrementado porque sienten que las oportunidades que se presentan en la región a nivel de capacitación son adjudicadas en la mayoría de los casos, a los comerciantes y grandes productores de la zona y en menor medida a los pequeños artesanos. Los procesos asociativos son un fenómeno que se ha multiplicado en los últimos tiempos dado que el asociarse lo ven como una estrategia para mejorar sus condiciones, crear independencia de los grandes comerciantes y posicionarse un poco más en la región fortaleciendo el sector productor en la cadena Artesanal. Por otro lado, la condición de asociados, les da estatus frente a las entidades territoriales como la Alcaldía y la Gobernación, empezado a tener cabida los artesanos de Fúquene en sus programas de desarrollo municipal y regional y accediendo a programas de capacitación. En la cadena productiva se establece que en los tres niveles (extractores, artesanos y comerciantes) la inversión que requiere cada nivel es muy similar entre sí, variando de $270000 y 400000. Sin embargo esta varía, siendo menor en los extractores ($5000), seguida por los artesanos ($50000) y con los mayores costos los comerciantes los cuales están en el orden de los $300000 más pago de empleados La disponibilidad de materia prima es una situación que los artesanos asumen como una oportunidad sin desconocer que la problemática ambiental y las condiciones climáticas como las inundaciones son riesgos inminentes y latentes. A pesar de la mayor presión sobre el recurso (junco y enea) para satisfacer la demanda local y regional, la comunidad percibe que no está generando impactos negativos sobre el ecosistema, situación que se comprueba cuando Valderrama y Hernández (2005) establecen que el área cosechada de junco y enea es menor al 1% de la superficie disponible de vegetación palustre. La comunidad sustenta su posición al establecer que la actividad extractiva sólo se realiza en los meses de verano (enero, febrero y agosto). La comunidad establece que el principal problema que tienen como gremio es la falta de capacitación en técnicas de tejidos y en conocimientos empresariales como de gestión, contabilidad y mercadeo principalmente. Reflejando que esta limitante debe convertirse en 3 corto plazo como su mayor reto, porque están conscientes que el mercado se está saturando con los productos elaborados en la región y por lo cual de no atender y dar solución a estos dos aspectos (técnicos y empresariales), su actividad económica puede verse gravemente afectada. I. LAS ESPECIES QUE CONFORMAN EL JUNCAL Los juncales son plantas acuáticas emergentes, caracterizadas porque en la primera etapa de vida son acuáticas pero después se transforman en una forma de crecimiento terrestre cuando el nivel del agua baja, siendo emergentes en la etapa adulta de floración. Se desarrollan en aguas poco profundas y están arraigadas al subsuelo. Presentan una elevada productividad, y toleran bien las condiciones de falta de oxígeno, al poseer canales o zonas de aireación (parénquima), que facilitan el paso del oxígeno (producido por fotosíntesis) hasta las raíces. De acuerdo con el hábitat o medio ambiente las plantas pueden clasificarse como: flotantes, sumergidas y emergentes. Las plantas flotantes son aquellas cuyas hojas se mantienen sobre la superficie del agua. Las plantas sumergidas son aquellas que realizan todos sus procesos biológicos dentro del agua; suelen estar enraizadas pero en algunas pueden llegar a fragmentarse y desplazarse en el agua. Las plantas emergentes son las plantas que tienen tanto en sus tallos como en sus hojas por encima del agua y están enraizadas al fondo. De acuerdo con el estudio realizado por la Fundación Humedales en el 2005, el inventario florístico asociados a los juncales, registró 36 especies pertenecientes a 21 familias. De ellas 33% son monocotiledóneas, 57% dicotiledóneas y 9% pteridófitas. Las familias más representativas son Cyperaceae, Asteraceae y Polygonacea con 4 especies y Juncacea con 3 especies (Tabla 1). De las 36 especies observadas en la zona, el porcentaje de especies nativas es 76% y el de introducidas es 24%. Con referencia a los biotipos, la vegetación acuática en la laguna de Fúquene presenta cinco biotipos, el dominante es el helófito (cualquier planta que crece en el agua o sobre un sustrato que se encuentra al menos periódicamente deficiente de oxígeno como resultado de un excesivo contenido de agua) con 19 especies seguido del acropleustófito (plantas del epipleon, que viven flotando en la superficie del agua) con 4 especies. Otros biotipos presentes son el efídata con 2 especies y el mesopleustófita e hifidata con 1 especie respectivamente. Las demás especies son terrestres (Tabla 1). Biotipo, relativo al tipo o forma biológica de una planta que se define según la morfología general del vegetal. Según la clasificación de Raunkiaer cada biotipo se basa tanto en la duración de la vida de los vástagos, como en la situación y protección de las yemas persistentes durante la época desfavorable (generalmente el invierno o el periodo seco estival). Las especies flotantes o errantes son llamada seudohelófitos o pleustófitos; a las especies emergentes se les asigna el nombre el término de helófitos mientras que en las especies sumergidas son consideradas como hifidatas o seudohidrófitos El biotipo más representativo en los juncales es el helófito, representado principalmente por el junco y la enea, las cuales se caracterizan por ser: 1) plantas vasculares (subreino Tracheobionta) con flor (división Magnoliophytas); 2) la plántula presenta un sólo cotiledón 4 sobre el embrión, es decir, son monocotiledones (clase Monocotyledoneae); 3) perennes y graminiformes (orden Poales). A nivel de familia, el junco pertenece a dos familias, las Cyperaceas (Schoenoplectus californicus), las cuales muestran tallos trígonos, hojas estrechas y vaina, sus flores se hallan dispuestas en pequeñas espigas La mayoría son polinizadas por viento, la dispersión de los frutos es por agua (debido a la pared del fruto con textura de corcho), o a las estructuras asociadas como las cerdas del perianto que retienen burbujas de aire. Las Juncáceas (Juncus effusus, Juncus densiflorus, Juncus microcephalus), propias de terrenos húmedos, con rizoma, tallos largos, filiformes o cilíndricos, hojas trísticas lineales, flores normalmente condensadas en glomérulos terminales y los frutos son cápsulas. La Juncaceas se pueden encontrar en hábitats húmedos, pero hay notables excepciones, como Juncus trifidus. Las inconspicuas flores de Juncaceae son predominantemente polinizadas por viento, comúnmente el entrecruzamiento es favorecido por la protoginia (en la misma planta las flores masculinas maduran antes), pero algunas especies son autopolinizadas. También puede haber especies polinizadas por insectos. La dispersión de las pequeñas semillas la produce el viento, el agua, o también pueden ser transportadas por los animales en forma externa (sin consumirlas). En cuanto a la enea, pertenece a la familia Typhaceae, sus tallos son cilíndricos, las hojas lineares y anchas, casi todas basales, un único tallo floral desnudo y presenta rizomas superficiales que echan zarcillos, constituyéndose en su principal forma de propagación. También exhibe flores unisexuales dispuestas en un espádice compacto con aspecto de puro, las femeninas se ubican en su parte inferior, más ancha y de color oscuro, y las masculinas en la superior. Principales especies de juncales: Schoenoplectus californicus, especie altamente distribuida en América y también en las islas Orientales y Hawai. Es una especie que tiene un período de vida largo “perenne”, y de hábito graminoide. La forma de crecimiento es por rizomas y la profundidad de la raíz es de 25 cm aproximadamente. El biotipo es enraizada emergente-helófita-. Se adapta a suelos de texturas finas y medias con un pH entre 4 y 9. No tolera la sombra, amplios períodos de sequía ni suelos con un alto grado de salinidad. Por el contrario, es altamente resistente al fuego y tiene una tolerancia media al carbonato de calcio. La abundancia de frutos y semillas por vía sexual y asexual es rápida. Esta especie es muy utilizada en tratamiento de aguas residuales. Las especies asociadas a esta comunidad generalmente se localizan en los bordes de los juncales ya que en el centro la biodiversidad es muy baja. Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. Juncus effusus especie ampliamente distribuida en regiones subtropicales del hemisferio norte. Escasa en el trópico, principalmente en latitudes altas. En Suramérica, se establece en los Andes desde Venezuela hasta Chile. En Colombia esta en las tres cordilleras desde 2000 hasta 3400msnm. Su hábito es la gramínea, con biotipo enraizada emergente-halófila- su duración es perenne. En la región es una especie nativa. Tiene una tolerancia media a la sequía. La tasa de crecimiento es moderado. Prefiere suelos con un pH entre 5.5 a 7. Tiene una tolerancia alta al fuego. No tolera sitios sombreados. Su propagación es por semillas y rizomas. Con abundancia media de semillas y frutos. Tasa baja de dispersión de semillas. La floración –fructificación es en los meses de junio y septiembre. Es tolerante a la salinidad del suelo. Es factible encontrar esta especie en sitios con abastecimiento de agua asegurado como 5 en sitios con alta presencia del pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum). Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. Juncus densiflorus, se distribuye en los Andes desde Venezuela hasta Colombia entre 15002700 msnm. Tambien en Brasil, Paraguay y argentina, entre 800 y 1600 msnm. Presenta hábito graminea, con biotipo enraizada emrgente-helófita-, su duración es del tipo perenne. Se registra en la Laguna de Fúquene siendo de origen nativo, presenta altos requerimientos de luz, con propagación por rizomas y semillas, localizándose en las comunidades donde prevalecen los juncales (Schoenoplectus californicus) y el lirio acuático (Eichornia crassipes). Esta especie coexiste con Achicoria (Erechtites valerianifolia-hierba de agua-). Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. Juncus microcephalus, esta especie se distribuye en la región neotropical, desde el centro de México hasta Bolivia y sureste de Brasil. Muy común en pastizales encharcados, potreros y bordes de caminos. Entre 1200-2700msnm. Tiene hábito graminea, biotipo enraizada emergente -helófita-, con duración perenne, con altos requerimientos de luz. Su propagación es por semillas y rizomas. Es poco frecuente, de origen nativo, registrándose a nivel del complejo lagunar tan solo en la laguna de Fúquene, en suelos relativamente saturados donde domina el pasto kikuyo. Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. Juncus tenuis, es una especie originaria de Norteamérica. Se distribuye desde Norteamérica hasta Suramérica, Europa, Japón y Nueva Zelanda entre los 1400 y 3300 msnm. El período de vida es moderado. La tasa de crecimiento lenta y continúa siendo una vez se haya cultivado. La profundidad de la raíz es de 15 cm aproximadamente. Presenta hábito graminoide, biotipo enraizado emergente-helófita-, su duración es del tipo perenne. Se adapta a diferentes texturas de suelos con un pH que fluctúe entre 4.5-7. tiene una tolerancia baja a la sequía y a la salinidad, media al carbonato de calcio y alta a las quemas. No tiene muchos frutos y semillas. La tasa de dispersión de semillas es baja, la propagación es por rizomas y por semillas. En la laguna de Fúquene es posible encontrarla en las islas flotantes de Eichhornia crassipes, donde es dominante el junco, Juncus densiflorus. Su origen es nativo. Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. Principal especie de los eneales: Las plantas de Typha angustifolia se distribuyen en toda América. Es una planta que tiene crecimiento rápido y su forma de crecimiento es rizomatoso. Alcanza su máximo crecimiento a una profundidad de 50 cm. Después de ser cultivada, su crecimiento puede ser lento. Su ciclo de vida es largo de hábito graminea, biotipo enraizada emergente-halófita-, duración perenne y con altos requerimientos de luz. Tolera suelos con un pH entre 3.7-8.5 y prefiere establecerse en suelos básicos, calcáreos o con concentraciones de sal. Tiene una alta tolerancia al fuego y una tolerancia intermedia a la salinidad. La resistencia a la sequía y al carbonato de calcio es baja. Es abundante en cuanto a frutos y semillas, siendo la división de estos, su forma de propagación. Pueden producir entre 20000-700000 frutos por inflorescencia. La reproducción sexual es importante para la colonización de un área. No obstante las colonias se mantienen por reproducción vegetativa. Sus hojas producen abundante hojarasca, reduciendo en ciertos casos la oportunidad de sobrevivencia de otras plantas acuáticas. Es una de las macrófitas más resistentes y menos exigentes en cuanto a niveles de contaminación. Para el manejo de Thypa spp, lo más importante es variar los niveles de inundación posterior a los cortes y cubrir las zonas ya que es una especie que no soporta la sombra. Es utilizada en sistemas de biotratamiento para aguas residuales. Las comunidades pueden formar praderas con muy poca diversidad de especies. Entre las 6 especies asociadas que más se vinculan con los eneales están: la lenteja de agua (Lernia spp), clavo de agua (Ludwigia pepioides), sombrilla de agua (Hydrocotyle ranunculoides), botoncillo (Bidens laevis) y el berro (Nasturbium officinale). Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal. 7 Tabla Nº 1: Inventario florístico de los juncales División - Subdivisión Familia Especie Nombre común Hábitat Origen Biotipo Fisiotipo Histiopteris incisa Helecho Terrestre Nativa Pteridium aquilinum Helecho marranero Terrestre Exótica Azolla filiculoides Helecho de agua Acuática Nativa Acropleustófita Salviniida Hydrocotyle ranunculoides Sombrilla de agua Acuática/Terrestre Nativa Efídata Sagitariida Hydrocotyle umbellata Sombrilla de agua Acuática/Terrestre Nativa Efídata Sagitariida Terrestre Nativa Acuática/Terrestre Nativa Dennstaedtiaceae Pteridophyta Salviniaceae Apiaceae Baccharidastrum spp Bidens laevis Botoncillo Hérbida Helófita Herbida Asteraceae Angiospermae Dicotiledonae Erechtites valerianaefolia Terrestre Herbida Gamochaeta americana Terrestre Nativa Herbida Begoniaceae Begonia fischeri Begonia de pantano Acuática/Terrestre Nativa Helófita Herbida Brassicaceae Cardamine bonariensis Berro amargo Acuática/Terrestre Nativa Helófita Herbida Cuscutaceae Cuscuta indecora Cuscuta Terrestre/Parásita Nativa Haloragaceae Myriophyllum aquaticum Hierba de agua Acuática/Terrestre Exótica Hyfidata Myriophyllida Lentibulariaceae Utricularia gibba Planta insectívora Nativa Mesopleustófita Onagraceae Ludwigia peploides Clavito Acuática/Terrestre Nativa Helófita Decodontia Acuática/Terrestre Nativa Helófita Graminida Terrestre Exótica Polypogon elongatus Acuática Poaceae Pennisetum clandestinum Pasto kikuyo 8 Graminida Polygonaceae Polgyonum acuminatum Barbasco Acuática/Terrestre Exótica Helófita Herbida Polygonum hydropiperoides Barbasco Acuática/Terrestre Nativa Helófita Herbida Rumex conglomeratus Lengua de vaca Acuática/Terrestre Exótica Helófita Herbida Solanum americanum Hierba mora Terrestre Exótica Calceolaria mexicana Redículo de pantano Acuática / Terrestre Nativa Herbida Helófita Herbida Helófita Herbida Scrophulariaceae Acuática/Terrestre Gratiola bogotensis Verbenaceae Verbena litoralis Verbena Acuática/Terrestre Exótica Carex lurida Cortadera Acuática/Terrestre Nativa Helófita Graminida Cyperus rufus Cortadera Acuática/Terrestre Nativa Helófita Graminida Eleocharis spp Cebolleta de agua Acuática Nativa Helófita Graminida Schoenoplectus californicus Junco Acuática/Terrestre Nativa Helófita Juncoide Limnobium laevigatum Buchón Acuática Nativa Acropleustófita Hydrocharida Juncus effusus Junco Acuática/Terrestre Nativa Helófita Juncoide Juncus densiflorus Junco Acuática Nativa Helófita Juncoide Juncus microcephalus Junco Acuática/Terrestre Nativa Helófita Juncoide Lemnaceae Lemna spp Lenteja de agua Acuática Nativa Acropleustófita Lemnida Orchidaceae Habenaria repens Orquídea de pantano Acuática Nativa Helófita Pontederiaceae Eichhornia crassipes Buchón Acuática/Terrestre Exótica Acropleustófita Eichorniida Typhaceae Typha latifolia Enea Acuática/Terrestre Nativa Helófita Graminida Cyperaceae Hydrocharitaceae Angiospermae Monocotyledoneae Juncaceae 9 Comunidades vegetales asociadas a los juncales Los juncales en la laguna de Fúquene están conformados principalmente por 10 comunidades vegetales para 32 especies. En la tabla Nº 2 se expone la categorización efectuada para cada comunidad de acuerdo con la clasificación fisionómica-ecológica tentativa para la vegetación acuática y palustre para la Sabana de Bogotá y plano del río Ubaté (Schmidt-Mumm, 1998). Son 5 tipologías definidas específicamente por los porcentajes de cobertura de las especies dominantes de cada comunidad ligadas a los porcentajes de cobertura de las especies asociadas, los registros de profundidad, la estratificación establecida en campo y la localización de las parcelas respectivas donde se realizaron los análisis. En orden descendente, la unidad ubicada en la parcela experimental de bosque andino es la que contiene una alta representatividad de praderas según la clasificación fisionómica-ecológica para la vegetación acuática y palustre, seguida de la unidad de extracción de junco, islas flotantes y área importante para especies focales. La profundidad para las comunidades al considerar los valores máximos y mínimos registrados en cada una de ellas, muestra que los rangos más amplios se ubican en las comunidades uno y tres correspondientes a zonas de extracción de junco, parcela experimental y área importante para especies focales, respectivamente. Las comunidades con el mayor valor de profundidad (5,5 m) son la cinco, seis y nueve, localizadas en la unidad denominada islas flotantes. La comunidad con la menor profundidad es la 4 (0,4 - 2,3 m), el sector de extracción de junco. En cuanto a las especies que conforman las praderas: Ludwigia peploides, Myriophyllum aquaticum, Schoenoplectus californicus, Polygonum acuminatum, Typha angustifolia y Eichhornia crassipes puede afirmarse que son recurrentes en todas, mientras que Solanum americanum y Rumex conglomeratus a diferencia de las anteriores, son exclusivas de una sola formación, es decir, la pradera emergente graminoide de altura intermedia y juncoide alta. Por otra parte, los porcentajes de cobertura y constancia de las especies para cada comunidad y para las diez comunidades se discriminan en la tabla Nº 2. Las especies Myriophyllum aquaticum y Eichhornia crassipes son frecuentes en todas ellas, en tanto tres especies: Cardamine bonariensis, Juncus effusus y Carex lurida aparecen exclusivamente en una comunidad. Con relación a los valores de constancia, la mayoría de las especies (18 de 32) presentan cifras superiores a 40%. De éstas, cinco muestran los porcentajes más altos: Schoenoplectus californicus, Ludwigia peploides, Polygonum acuminatum, Myriophyllum aquaticum y Eichhornia crassipes; las dos últimas tienen la mayor constancia (100%). Las especies con bajos valores de constancia son: Cardamine bonariensis, Hydrocotyle umbellata, Juncus effusus, Solanum americanum y Carex lurida. Análogamente, los valores más bajos de cobertura los tienen las mismas especies, a excepción de Hydrocotyle umbellata. Situación disímil ocurre con los valores más altos de cobertura, representados específicamente por las especies: Schoenoplectus californicus, Typha angustifolia y Eichhornia crassipes. En esta misma tabla se incluye el número de especies por comunidad. La comunidad con la mayor riqueza vegetal fue la dos: unidad de parcela experimental de bosque inundable, con 21 de las 32 especies reportadas para el presente muestreo, seguida de la siete y la tres. La comunidad uno fue la de menor riqueza (zona de extracción de junco) 10 Tabla Nº 2: Formaciones acuáticas y comunidades vegetales acuáticas establecidas para las cuatro unidades de vegetación PRADERA EMERGENTE JUNCOIDE ALTA Z Comunidad 4: Schoenoplectus californicus 46.74% Unidad de vegetación 0,1 - 0,8 m Extracción de junco 0,5 - 5,5m Extracción de junco y parcela experimental 0,4 - 2,3 m Myriophyllum aquaticum, Rumex conglomeratus, Hydrocotyle ranunculoides Eichhornia crassipes, Bidens laevis, Polypogon elongatus 1.5 - 3.2 % Parcela experimental 0,05 1,5m Ludwigia peploides y Polygonum acuminatum 16 – 22,5% Parcela Cardamine bonariensis, Hydrocotyle umbellata, Begonia fischeri 0,1 - 0,8 Comunidad 5: Schoenoplectus californicus 47,91 % Eichhornia crassipes, Ludwigia peploides 8 - 28% Myriophyllum aquaticum, Polygonum acuminatum, Lemna spp. Typha angustifolia, Begonia fischeri, Juncus densiflorus, Baccharidastrum spp, Erechtites valerianaefolia 1 - 2,9% Las comunidades emergentes consisten principalmente en plantas juncoides que cubren más de 50% del terreno. Se puede presentar una vegetación herbácea o graminoide, sin embargo ésta cubre siempre menos de 50% del terreno. La fisionomía de la pradera emergente juncoide alta alcanza normalmente una altura superior a 1.5 m. Gamochaeta americana y Polypogon elongatus 0,23% PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA Comunidad 7: Typha angustifolia 44,59% Eichhornia crassipes, Limnobium laevigatum, Polypogon elongates, Bidens laevis 6 - 8,6% Ludwigia peploides, Myriophyllum aquaticum, Schoenoplectus californicus, Polygonum acuminatum, Hydrocotile ranunculoide, Cyperus rufus, Utricularia gibba, Begonia fischeri, Baccharidastrum spp, Juncus microcephalus, Habenaria repens, Erechtites valerianaefolia 1 – 3,3 % PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA - JUNCOIDE ALTA Comunidad 2: Typha angustifolia 28,3 % - Schoenoplectus californicus 23,66% Polygonum acuminatum, Limnobium laevigatum 10 -12 % 11 La fisionomía se caracteriza por la vegetación de apariencia graminoide que presenta normalmente una altura entre 0,50 y 2 m. Typha angustifolia o T. Cf. Latifolia son representantes típicas de esta pradera. experimental Ludwigia peploides, Lemna spp, Myriophyllum aquaticum, Eichhornia crassipes 3 - 6,5% Pennisetum clandestinum, Rumex conglomeratus, Histiopteris incisa, Juncus effusus, Solanum americanum, Hydrocotyle ranunculoides, Azolla filiculoides, Begonia fischeri, Baccharidastrum spp, Juncus microcephalus, Bidens laevis, Gamochaeta americana , Habenaria repens 0,05 - 1,5% PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA - PRADERA ERRANTE COMUNIDAD FOLIOSA Comunidad 6:Typha angustifolia 22,54% - Eichhornia crassipes 22,6% 0,2 - 5,5 m Islas flotantes y parcela experimental 0,5 - 4,1 m Eleocharis macrostachya, Myriophyllum aquaticum, Juncus densiflours, Polygonum acuminatum, Habenaria repens, Polypogon elongatus 1 - 2,9% Islas flotantes y parcela experimental 0,4 - 5,5 m Erechtites valerianaefolia, Ludwigia peploides, Limnobium laevigatum 5,5 - 20% Islas flotantes Juncus microcephalus, Carex lurida 0,19% PRADERA ERRANTE EMERGIDA COMUNIDAD FOLIOSA Comunidad 8: Eicchornia crassipes 47,16% Bidens laevis, Typha angustifolia 10 - 18,4% Polypogon elongatus, Habenaria repens, Myriophyllum aquaticum, Lemna spp, Begonia fischeri 2,8 - 5% Juncus densiflorus, Azolla filiculoides,Shoenoplectus californicus, Baccharidastrum spp, Gamochaeta americana, Erechtites valerianaefolia 0.8 - 1% Fisionomía caracterizada por plantas de apariencia herbácea. Originalmente representadas por Limnobium laevigatum, actualmente representadas por Eichhornia crassipes. Estas praderas son invadidas por Ludwigia peploides o Hydrocotyle ranunculoides e inclusive por especies enraizadas emergentes poco frecuentes como Begonia Fischeri o Habenaria repens. Comunidad 9: Eicchornia crassipes 36,02% Schoenoplectus californicus 20,58% Polypogon elongatus, Bidens laevis 8 - 13,1% Begonia fischeri, Ludwigia peploides, Polygonum acuminatum, Hydrocotile ranunculoide, Habenaria repens, Baccharidastrum spp 1 4,5% 12 Estas comunidades se caracterizan por tener una altura menor a 1,5 m y las especies típicas son Rumex conglomeratus, Polygonum hydropiperoides, P. Punctatum, Cotula coronopifolia o Bidens laevis. Myriophyllum aquaticum, Gamochaeta americana, Gratiola bogotensis, Erechtites valerianaefolia 0,29 - 4% PRADERA ERRANTE EMERGIDA COMUNIDAD FOLIOSA - EMERGENTE JUNCOIDE ALTA 0,1 - 3,5 m Myriophyllum aquaticum, Calceolaria mexicana, Azolla filiculoides, Habenaria repens, Pennisetum clandestinum, Limnobium laevigatum, Cyperus rufus 0,1 - 2,9 % Área para especies focales 0,1 - 4 m Eleocharis spp, Ludwigia peploides, Hydrocotile ranunculoides, Gratiola bogotensis, Lemna spp 5,3 - 16% Parcela experimental y extracción de junco 0,1 - 4 m Comunidad 10: Eicchornia crassipes 20,16% - Schoenoplectus californicus 20,16% Área para especies focales y extracción de junco PRADERA EMERGENTE HERBÁCEA DE FORBIAS BAJAS Comunidad 1: Polygonum acuminatum 45,19% - Schoenoplectus californicus 39,79 % Typha angustifolia 7,05% Myriophyllum aquaticum, Histiopteris incisa 1,7- 3,5% Hydrocotyle umbellata, Begonia fischeri, Lemna spp, Eichhornia crassipes, Limnobium laevigatum 0,1 - 0,9% PRADERA ENRAIZADA SUMERGIDA DE HOJAS CAULINARES, TALLOS ALARGADOS - PRADERA EMERGENTE HERBÁCEA DE FORBIAS BAJAS Comunidad 3:Myriophyllum aquaticum 31,4% - Ludwigia peploides 25,62% Schoenoplectus californicus 23,32% Limnobium laevigatum, Polygonum acuminatum, Typha angustifolia, Eichhornia crassipes, Hydrocotyle ranunculoide 1 - 5,1% Lemna spp, Azolla filiculoides, Calceolaria mexicana, Gratiola bogotensis, Cyperus rufus, Utricularia gibba, Juncus densiflorus, Eleocharis spp 0,4 - 0,9 % 13 Se caracteriza por plantas enraizadas o adheridas al sedimento. Las comunidades más representativas en la Sabana de Bogotá son Egeria densa, Najas guadalupensis, Myriophyllum quitense o especies de chara y nitela. También se incluyen especies como Potamogeton illinoensis, Myriophyllum aquaticum o Callitriche heterophylla. II. EL JUNCAL Dentro de un mismo humedal puede haber heterogeneidad de ambientes dada la influencia de factores hidrológicos, geomorfológicos, químicos y biológicos, que se expresan por ejemplo en el tipo de vegetación que predomina y definen unidades ecológicas que pueden ser delimitadas de manera más o menos precisa con fines cartográficos, de zonificación de uso y manejo y con base e criterios hidrológicos, del tipo de vegetación o tipo de suelos. Estas unidades reciben el nombre de sistemas y corresponden al nivel jerárquico más general de la clasificación (Política Nacional de Humedales Interiores de Colombia y Convención Ramsar). La delimitación, diferenciación y caracterización de un humedal en los diferentes sistemas es útil para el manejo, pues permite la toma de decisiones basada en particularidades de cada componente estructural del ecosistema, su funcionamiento y relación e influencia en cada uno de los demás sistemas integrales del humedal Sistemas del complejo lagunar. Los juncales en el contexto del sistema palustre: En el complejo lagunar de Fúquene, Cucunubá y Palacio están presentes los sistemas palustre, lacustre y ribereño (Cuadro 1). En la Tabla 2 se presentan una descripción de cada sistema en cada una de las lagunas. CUADRO No 1: SISTEMAS PRESENTES EN EL COMPLEJO LAGUNAR DE FUQUENE, CUCUNUBA Y PALACIO Sistema palustre Agrupa a todos los humedales con vegetación que tradicionalmente se ha llamado de pantanos (turberas y juncales entre otros) y también estuarios y bosques inundables. Los humedales palustres pueden ser situados en lagos, lagunas, canales de ríos o presentarse como islas en ríos, lagos y lagunas (Cowarding et al., 1979). En las lagunas el sistema palustre típicamente se encuentra en la zona de orilla o zona de vegetación emergente. Sin embargo en muchos de los humedales alterados, el patrón de la vegetación puede haber cambiado por la intervención humana, como es el caso de la laguna de Palacio en donde la orilla es un canal artificial de agua y la vegetación de juncos se encuentra hacia el centro del ecosistema. Las especies más comunes son el junco (Schoenoplectus californicus), la enea (Typha angustifolia), botoncillo ( Bidens laevis), clavito de agua ( Ludwigia peploides), barbasco (Polygonum hydropoperoides) , lenteja de agua (Lemma spp), buchón de la sabana (Limnobium laevigatum), sombrilla de agua (Hydrocotyle ranunculoides) y el junco (Juncus effusus) Sistema lacustre Típicamente los sistemas lacustres tienen áreas extensas de aguas profundas como los lagos y reservorios, lagos intermitentes y lagos influenciados por mareas con salinidad derivada del mar e inferior a 0,5 o/oo. Dentro de éste es posible igualmente encontrar islas de vegetación juncoide (sistema palustre). El sistema lacustre puede estar limitado por tierras altas o por humedales donde predominan los árboles, arbustos, flora emergente persistente, musgos emergentes o líquenes. Este sistema esta presente en la Laguna de Fúquene y Cucunuba. Las especies que típicamente se encuentran son la Elodia (Egeria densi), chirá (Potamogeton illinoensis y P. pusillus), buchón introducido (Eichornia crassipes), cortadera (Cyperus rufus), botoncillo (Bidens laevis) y clavo de agua (Ludwigia peploides) El sistema lacustre tiene dos subsistemas: • Litoral: se extiende desde la orilla del sistema hasta una profundidad máxima de 2 metros en aguas bajas, o hasta la máxima profundidad a la cual se desarrollan las plantas no persistentes emergentes. • Limnético: incluye todos los hábitats de aguas profundas dentro del sistema lacustre. Muchos ecosistemas lacustres pequeños no tienen subsistema limnético. Las clases del sistema lacustre son: sin vegetación (NV), lecho acuático (LA), espejo de agua (EA) y humedal emergente (de vegetación no persistente). 14 Sistema ribereño Incluye todos los humedales contenidos dentro de un canal con dos excepciones: 1) humedales dominados por árboles, arbustos, emergentes persistentes, musgos emergentes o líquenes y 2) hábitats con agua con una salinidad superior a 5o/oo (Cowardin et al., 1979). Un canal es un conducto abierto, natural o artificial, que periódicamente contiene agua en movimiento y que puede formar una conexión entre dos cuerpos de agua (Roggeri, 1995). En la parte superior del sistema ribereño puede haber vegetación juncoide, pero ésta no esta incluida en el sistema ribereño (Cowardin et al., 1979). Este sistema esta presente en los ríos Ubaté y Suárez de la Laguna de Fúquene, en los canales artificiales, en la mayoría de canales de irrigación o desecación de los ecosistemas acuáticos de la región. Las especies típicas corresponden a las que se encuentran también en el sistema palustre y lacustre En la Laguna de Fúquene, la imagen satelital de julio de 2003 reveló una extensión para la laguna de Fúquene de 3.155,79 hectáreas (ha) de las cuales 979,37 corresponden al sistema palustre, 1.986,07 al sistema lacustre y 190,33 ha al sistema ribereño, constituido por el canal perimetral que bordea casi totalmente a la laguna, quebradas modificadas y canales artificiales que desaguan en el ecosistema (Fig. 1) . Los canales artificiales son producto de la transformación del sistema palustre. Las quebradas rectificadas en su estado original desembocaban en el borde del agua. Hoy día, y por la gran expansión de la vegetación de juncos en la orilla lagunar, las quebradas atraviesan el sistema palustre antes de llegar a la porción lacustre. Estas tres situaciones hacen necesario incluir el sistema ribereño como parte estructural y funcional del complejo de humedales y considerar, para el caso de las tres lagunas, su límite más externo y el que define el área total al borde exterior del canal perimetral artificial. 15 Figura 1. Mapa de las unidades ecológicas de la Laguna de Fúqune, Fundación Humedales, 2003 16 En el año 2003 la laguna de Cucunubá tenía una extensión de 214,3 ha. Es probable que en el 2006 el tamaño total del ecosistema y sus componentes estructurales hayan cambiado por nuevas intervenciones antrópicas evidenciadas desde entonces. Aunque todavía gran parte corresponde al sistema lacustre (46,71%), la flora palustre se extiende ampliamente en sitios que debían estar dominados por el agua. Este proceso se presenta en especial en el sector sur-occidental que la comunica con Palacio (Fig. 2). La laguna de Palacio, con 37,5 ha, es la más pequeña de los tres humedales principales del Valle de Ubaté. Según algunos recuentos de los pobladores locales, las tres lagunas estaban conectadas hidrológicamente y era posible la navegación entre ellas con embarcaciones de motor. Actualmente están aisladas entre sí. Palacio perdió por completo su espejo de agua y la única zona con agua es un canal perimetral de origen artificial construido con el mismo fin que el de Fúquene y Cucunubá: evitar la apropiación ilegal de la laguna (Fig.2). Figura 2. Mapa de unidades ecológicas de las lagunas Cucunubá y Palacio. Fundación Humedales, 2003 17 De acuerdo con Cowardin et al. (1979), el sistema ribereño contiene todos los humedales y hábitat de aguas profundas presentes dentro de un canal con dos excepciones: 1) humedales dominados por árboles, arbustos, emergentes persistentes, musgos emergentes o líquenes y 2) hábitat con agua con una salinidad superior a 5 0/00. Cowardin et al. (1979) identificaron dentro del sistema palustre a todos los humedales no mareales con la presencia de árboles, arbustos, plantas persistentes, musgos y líquenes emergentes y también los humedales que están en áreas de marea en donde la salinidad derivada del océano no sobrepasa 0,5%0. En esta clasificación se incluyen también las lagunas someras y pantanos permanentemente inundados sin influencia del mar. A continuación se presenta un cuadro comparativo entre cada una de las lagunas a nivel de cada uno de los sistemas presentas (palustre, lacustre y ribereño) (Tabla 3) 18 Tabla No 3. Descripción de cada uno de los sistemas presentes en el complejo lagunar de Fúquene, Cucunubá y Palacio SISTEMA Palustre LAGUNA DE FUQUENE LAGUNA DE CUCUNUBA LAGUNA DE PALACIO Se halla fragmentado en al menos 40 unidades separadas por canales de drenaje artificiales y, en menor grado, por quebradas naturales con marcada intervención humana. Dichos canales y quebradas interrumpen el continuum característico de la vegetación juncoide. La mayor densidad de canales se encuentra en el costado oriental y se extiende desde el sistema palustre hasta la planicie fluvio-lacustre de pastizales donde se desarrolla la ganadería. Esta coincidencia en la ubicación de canales y pastizales dedicados al pastoreo de ganado corroboran que la laguna ha sufrido procesos de desecación para la creación de potreros ganaderos. Además de su presencia en las lagunas, también se encuentra en el Valle de Ubaté un sinnúmero de humedales lineales con vegetación palustre. Aunque pequeños en extensión, dispersos a lo largo de la cuenca y desconectados de los ecosistemas mayores, se ha logrado establecer su relevancia como hábitat para la avifauna y por lo tanto, deben reconocerse como remanentes importantes para la conservación. En el sistema palustre se encuentran las siguientes unidades ecológicas: • Humedal emergente de flora persistente. Tipo dominante Schoenoplectus californicus (junco): 627,37 ha. • Humedal emergente de flora persistente. Tipo dominante Typha angustifolia (tifa): 278,44 ha. • Lecho acuático de vegetación flotante. Tipo dominante Eichhornia crassipes (buchón): 73,56 ha. Los efectos sinérgicos de determinantes antrópicos (en especial la disminución del nivel de agua y las elevadas concentraciones de nutrientes exógenos) y características de las especies, para explicar por ejemplo patrones de dominancia como el observado allí: junco en 64,05% y tifa en 28,43%. Eichhornia crassipes es una especie exótica y probablemente su centro de origen sea la Amazonía (Gopal, 1987 en Schmidt-Mumm, 1998). Es una especie característica de sistemas lacustres con profundidad suficiente para permitir raíces flotantes y en Fúquene su presencia en el sistema palustre en 7,51% del área, puede explicarse como un estado de la sucesión de hábitat lacustre a palustre. Ciertos espacios cercanos al borde e inmersos dentro de la matriz de junco y tifa quedaron con un nivel de agua mucho mayor y apropiado para permitir la presencia de especies típicas de sistemas lacustres, como es el buchón. De acuerdo con la dinámica observada en Fúquene durante los últimos años, es muy probable que estos “ojos de agua” en el sistema palustre y con vegetación acuática típica (buchón en este caso) desaparezcan y sean reemplazados por vegetación juncoide. Este proceso en las lagunas del Valle del río Ubaté se ha acelerado en respuesta a las intervenciones humanas. Montenegro (2004) en un análisis multitemporal de la distribución de la vegetación y el espejo de agua en Fúquene, y con base en imágenes satelitales de 1987 y 2002, logró corroborar que los sitios ahora ocupados por junco antes tenían agua libre de vegetación Se extiende en una franja angosta hasta el borde de la carretera que la separa de la laguna de Palacio. Su área es de 96,3 ha (42,23 % del área total del ecosistema) y se encuentra dominado por hidrófitas herbáceas perennes enraizadas y erectas. En 2003 la imagen satelital mostró que la franja palustre de la laguna estaba a sólo 191 metros de separarse del cuerpo de agua principal. Este proceso al parecer se encuentra activo y si llegara a suceder conllevaría a cambios ecológicos en los dos fragmentos resultantes y la consecuente pérdida de su integridad. De acuerdo con la clasificación empleada, la unidad ecológica predominante en la franja de vegetación juncoide es sistema palustre, clase humedal emergente de vegetación persistente, probablemente de los géneros Schoenoplectus (junco) y Typha (enea). Como en el caso de Fúquene, dentro de la matriz palustre también se encuentran porciones de vegetación típicamente lacustre cuya presencia es posible que se deba al estado de la sucesión del ecosistema y su transición de suelos permanentemente inundados a más drenados con flora palustre. Tiene una extensión de 32,6 ha y ocupa la mayor parte del ecosistema: 86,93 %. Se halla compuesto por hidrófitas herbáceas perennes enraizadas y erectas probablemente de los géneros Schoenoplectus (junco) y Typha (enea). En este sistema es preocupante la presencia en el costado sur occidental de un frente de invasión de Pennisetum clandestinum (pasto kikuyo) proveniente de la ronda y que en 2003 tenía una extensión de 3,6 ha. También en el centro, entre la vegetación juncoide, se encuentra una especie característica de las zonas bien drenadas y que en el Valle de Ubaté es frecuente en la orilla de las carreteras. Circunstancia tal que demuestra el bajo nivel de agua, el avanzado estado de deterioro y la desecación destinada a otros usos, pese a la normatividad vigente para la protección de los ecosistemas acuáticos de aguas interiores. 19 SISTEMA Lacustre LAGUNA DE FUQUENE LAGUNA DE CUCUNUBA LAGUNA DE PALACIO Existen tres unidades predominantes: • Espejo de agua libre de vegetación: 325,53 ha. • Lecho acuático de vasculares enraizadas. Tipo dominante Eichhornia crassipes (buchón introducido): en el subsistema litoral ocupa 112,59 ha y en el subsistema limnético 376,09 ha. • Lecho acuático de vasculares enraizadas. Tipo dominante Egeria densa (elodea): en el subsistema litoral ocupa 15,99 ha y en el subsistema limnético 819,11 ha. A la fecha de la imagen satelital (2003), el espejo de agua libre de vegetación contaba con 325,53 ha que representan solamente 10,84 % del área total (3.155 ha). Por fotografías aéreas anteriores y relatos de habitantes locales se sabe que la porción de agua ha disminuido notablemente. En la actualidad, el proceso continúa debido a intervenciones antrópicas que alteran los patrones de vegetación y promueven la pérdida del agua. Entre las especies vasculares enraizadas y flotantes predominan la elodea y el buchón. La elodea cubre 835,1 ha del sistema lacustre y junto con otros sitios de la laguna también con presencia de la especie, se extiende en más de 25% del área total. La elodea es una macrófita introducida originaria de Brasil y al parecer llegó a Fúquene como resultado de una acción de manejo que buscaba disminuir el exceso de nutrientes del agua para revertir los síntomas de la eutrofización. La planta se convirtió en invasora y su expansión está favorecida por el aporte de gran cantidad de nutrientes provenientes de la cuenca de captación del río Ubaté y por el descenso del nivel del agua que facilita su enraizamiento. Los efectos de la introducción de especies son imprevisibles y pueden provocar, como en este caso, consecuencias inesperadas. En Fúquene la invasión por elodea afecta la capacidad de almacenamiento de agua, causa el desplazamiento de especies nativas, dificulta la navegación y promueve el cambio en la dinámica natural de la vegetación lacustre y palustre. Por ejemplo es factible que la elodea juegue un papel importante en el establecimiento de junco y tifa en zonas donde típicamente debería haber flora lacustre. Probablemente la gran densidad de elodea observada en ciertos sectores del ecosistema logra “atrapar” las raíces del buchón que se consolidan para servir de sustrato al junco y la tifa. El buchón ocupa 488,68 ha del sistema lacustre y constituye una fracción importante de la vegetación que bloquea la salida de la laguna (costado nor-occidental) hacia el río Suárez. En total el área ocupada por buchón puede llegar a 25%. Se ha podido establecer que uno de los efectos más notorios y con mayor impacto sobre las comunidades humanas, es la dificultad y en muchos sitios la completa imposibilidad de realizar el transporte con embarcaciones dentro de la laguna y hacia el río Suárez. Hoy en día la salida hacia el río se halla bloqueada por la gran consolidación de flora invasora que, de acuerdo con observaciones generales, presenta una dinámica muy particular. Esta especie forma matrices en el sistema lacustre que sirven de sustrato para el establecimiento de vegetación juncoide. Su extensión en Cucunubá es de 98,7 ha, cerca de la mitad del área total del ecosistema. También evidencia invasión de elodea y buchón, con un dominio aproximado de 50% en espejo de agua. De acuerdo con la clasificación empleada, en el sistema lacustre se encuentran las unidades ecológicas lecho acuático de vasculares flotantes y enraizadas y espejo de agua libre de vegetación, donde probablemente predominan Eichhornia crassipes / Egeria densa. La unidad ecológica de espejo de agua libre de vegetación posiblemente tenga fondo con material no consolidado. Se observan islas flotantes Desapareció En Palacio el sistema lacustre ya se había reportado como desaparecido por SchmidtMumm (1998). El canal artificial que bordea todo el humedal es lo que queda de agua superficial allí. Tanto en Fúquene se observan las llamadas islas flotantes que son formaciones de buchón con flora palustre asociada, las cuales se desplazan libremente cuando el viento las mueve. Estas praderas errantes se consolidan inicialmente por especies de colonización secundaria como Bidens laevis o Hydrocotile ranunculoides (Schmidt-Mumm, 1998). Según Guzmán (2006) tales formaciones pueden ser estables o ser parte de un estado transitorio y más tarde ser reemplazadas por junco y tifa. En varios sectores las islas ya se encuentran unidas a la franja de vegetación de borde. Al parecer ésta es una de las formas como se extiende el junco hacia el centro de la laguna. Lo anterior se ve favorecido por el descenso del nivel del agua y el aumento de la sedimentación que crea condiciones de menor profundidad. 20 SISTEMA LAGUNA DE FUQUENE LAGUNA DE CUCUNUBA LAGUNA DE PALACIO Como en las otras dos lagunas, el Tiene 4,9 ha y corresponde al representado por el canal perimetral artificial y alcanza una extensión de 19,3 ha. El canal fue construido para evitar el avance de la ganadería. Hoy día gran parte del área de ronda es propiedad privada, lo cual dificulta su acceso. El reconocimiento que se hizo de la vegetación del canal fue general y permitió establecer el predominio de las exóticas elodea y buchón. En la clasificación de hábitat, la unidad resultante es sistema ribereño, subsistema perenne bajo, clase lecho acuático de macrófitas enraizadas y flotantes nativas e introducidas. También se encuentran algunas porciones de agua libre de vegetación (espejo de agua). ciertos períodos del año que coinciden con las épocas de mayor precipitación, se percibe la deficiente calidad del agua del canal con malos olores, gran turbidez y ausencia total de peces. Es posible que dicha condición se deba a la llegada de desechos y contaminantes por las aguas de escorrentía desde las tierras más altas que bordean la laguna. No se cuenta con información suficiente para determinar las especies de plantas dominantes en el canal, aunque están presentes también la elodea y el buchón. La unidad ecológica resultante de acuerdo con el sistema de clasificación empleado es sistema ribereño, subsistema perenne bajo con vasculares enraizadas y flotantes y espejo de agua libre de vegetación. Ribereño El sistema ribereño (190 ha) en la laguna de Fúquene está compuesto por el canal sistema ribereño en Cucunubá está canal perimetral artificial. En perimetral, los canales de desecación y las quebradas rectificadas que atraviesan el sistema palustre. En las lagunas de este tipo con poca o ninguna intervención humana, el borde tiene vegetación emergente (palustre) o está en contacto directo con el agua, la pendiente de las orillas es suave y permite el paso del agua a la ronda en las épocas de aguas altas. En los ecosistemas acuáticos altamente intervenidos, el borde se encuentra alterado con orillas abruptas que en muchos casos impiden que el agua desborde. En Fúquene los efectos de las actividades humanas cambiaron el borde lagunar y actualmente en muy pocos sitios se conserva una transición natural de la tierra firme al agua. La más notoria de tales intervenciones fue la construcción del canal perimetral, con grandes repercusiones sobre la estructura y funcionamiento del ecosistema. Dicho canal se abrió con el propósito de evitar más desecación y la apropiación de áreas de la laguna para dedicarlas a la ganadería. Su construcción se hizo excavando y depositando el sedimento extraído en el borde para crear una barrera adicional entre la ronda y el agua. Esta aparente solución a la apropiación ilegal de la laguna alteró su dinámica y hoy se puede afirmar que no tuvo los efectos deseados, pues en algunos sitios es posible comprobar la existencia de actividades humanas que han traspasado la barrera del canal y le siguen quitando área al cuerpo de agua. Los canales de desecación construidos de manera perpendicular al sistema palustre constituyen otra importante intervención que divide la franja de vegetación de juncos y tifa. Tales canales se usan en unos casos para lograr una salida desde el borde hasta el agua y, en otros, con evidentes fines de desecación. La superficie ocupada actualmente por los canales artificiales formaba parte del sistema palustre de la laguna que quedó transformado en sistema ribereño artificial. En los canales hay agua libre de vegetación y aunque se cuenta con la presencia de plantas nativas, predominan el buchón y la elodea. La unidad ecológica resultante de acuerdo con la clasificación es: sistema ribereño, subsistema perenne bajo, clases sin vegetación / lecho acuático / espejo de agua con fondo no consolidado y vegetación de vasculares enraizadas y flotantes donde probablemente predominan Egeria densa (elodea) y Eichhornia crassipes (buchón). 21 Estructura espacial del juncal Las tres lagunas tenían hasta antes de la construcción del canal perimetral, el patrón típico de la vegetación de los ecosistemas de este tipo: en las orillas flora palustre y, hacia el centro, el sistema lacustre con espejo de agua y ciertas zonas con macrófitas enraizadas y flotantes nativas. El canal perimetral alteró drásticamente el borde natural de la laguna y produjo la inversión del patrón: el agua en la orilla y hacia el interior, la flora palustre. Además, el sedimento extraído durante la excavación fue depositado en su borde y generó en algunos sectores verdaderas “colinas” que impiden procesos típicos de los humedales, como es la anegación del agua durante los períodos de altas. En las lagunas es notorio un arreglo espacial y la dinámica adoptada es en gran parte impuesta por las intervenciones humanas. Allí hay ejemplos de cambio de poblaciones de especies que de manera natural deberían dominar en ciertos tipos de hábitats. También se encuentran eventos de paso de un tipo de hábitat a otro (demostrado en el nivel más detallado del sistema de clasificación), de un sistema a otro (en el nivel más amplio de la jerarquía), y en el caso más drástico, de pérdida total de todo un sistema que define el carácter ecológico de un ecosistema acuático: el espejo de agua. En Fúquene por ejemplo, el agua libre de vegetación ocupa únicamente 10 % del área total de la laguna y la mayor parte del agua se encuentra invadida por buchón y elodea. Estas especies exóticas han impuesto una dinámica particular al ecosistema, lo cual ha provocado que se acentúe la expansión de la flora palustre en detrimento del sistema lacustre. Las modificaciones reflejadas en las unidades ecológicas del sistema de clasificación son: en el sistema lacustre, paso de la clase espejo de agua a la clase lecho acuático con predominio de especies exóticas. En el lecho acuático típico del sistema lacustre se observa una transformación hacia sistema palustre. Los efectos de las intervenciones antrópicas han propiciado cambios profundos en la dinámica (ruta y velocidad) que debería seguir la vegetación de estos humedales, a tal punto que se han alterado unidades en los componentes de mayor jerarquía del ecosistema: Palustre Ribereño; Lacustre Palustre Palustre Sistema de tierra firme (pasto kikuyo) Los cambios drásticos comienzan con el desplazamiento y posterior reemplazo de especies dentro de un sistema, lo que ocasiona transformaciones entre subclases. Después viene el cambio de clases, subsistemas y por último, un nuevo sistema con un carácter ecológico diferente dominante. Es en esta nueva dinámica impuesta por factores externos, en donde deberían establecerse acciones de manejo que devuelvan al ecosistema, al menos, parte de su dinámica(ciclo) original regida(o) principalmente por las perturbaciones naturales propias de la región. La mayor transformación se observa en Palacio. Allí, quizás el menor tamaño de la laguna, la ausencia de un río afluente con caudal suficiente para mantener un nivel mínimo de agua y posiblemente la menor profundidad que tenía el ecosistema cuando era laguna, no fueron suficientes ante las intervenciones humanas para mantener su carácter ecológico, por ende varió de laguna a humedal palustre. En la actualidad ya se aprecia su paso hacia un sistema típicamente terrestre: pasto kikuyo. Un cambio difícil de evidenciar a través de las mediciones realizadas es el funcionamiento de las tres lagunas como complejo de humedales. El aislamiento entre las tres probablemente también ocasionó variaciones en estructura y dinámica de la vegetación en cada una. Al respecto de lo hidrológico es clara la desconexión. Pero ¿cómo funcionaba el complejo en lo biológico? ¿Qué 22 variables y conexiones relevantes entre las lagunas se perdieron, y con ellas, la capacidad de mantenimiento de las comunidades típicas y de sus ritmos característicos? Es posible que no se llegue a saber y menos a restablecerse su funcionamiento. Dinámica del juncal: evolución normal de los lagos hacia la colmatación. Condiciones de existencia del juncal. De manera esquemática, en los lagos y humedales se distinguen dos estados de equilibrio (cuadro No 2) y el proceso típico de cambio observado es de un lago oligotrófico (baja productividad, bajas concentraciones de nutrientes y agua clara) o distrófico (baja productividad e influencia de las sustancias húmicas que se manifiestan en el color del agua), a uno eutróficos (agua turbia y exceso de fitoplancton). La transformación del estado se debe a procesos acaecidos en la cuenca de captación, los cuales rompen los mecanismos naturales internos de control por deforestación, agricultura, ganadería y urbanización, dejando al sistema en directa dependencia de los procesos económicos y ambientales (Carpenter & Nottingham, 1997). La transición de un estado de equilibrio a otro puede ser lento, pero no uniforme y usualmente se percibe como un salto. Los lagos absorben, por ejemplo, desechos animales durante largos períodos sin mostrar cambios, hasta cuando se excede un umbral y pasan abruptamente de un estado claro a uno turbio. CUADRO No 2 PROCESOS NATURALES Y MODIFICADOS EN LA DINAMICA DE LOS LAGOS (Wetzel, 1990; Moss et al., 1996) En lagos con predominancia de procesos naturales, la estructura del ecosistema depende de mecanismos internos que tienden a mantenerlo en un estado de equilibrio: están relativamente aislados de las cuencas de captación por bosques y humedales que previenen la entrada de nutrientes. Los mecanismos de estabilidad son: i) la producción de sustancias húmicas en las áreas circundantes (humedales y bosques ribereños) que suprime la asimilación de nutrientes por las algas (fitoplancton); ii) las plantas acuáticas (macrófitas) controlan la carga de nutrientes y producen oxígeno que contribuye a disminuir la liberación del fósforo de los sedimentos; iii) la denitrificación en la vegetación litoral disminuye la disponibilidad de nitrógeno; iv) el fitoplancton es controlado por el zooplancton, evitando que los pulsos de fósforo externo sean transferidos a algas o niveles tróficos superiores; y v) el fósforo acumulado en los sedimentos no se recicla y es inhibido por varios mecanismos biogeoquímicos. El balance entre el fósforo y el carbono orgánico disuelto depende de procesos en la cuenca de captación y del aislamiento natural de los sistemas lacustres o palustres. En los sistemas afectados por actividad humana se presenta aumento de nutrientes; la concentración de fósforo en la cuenca es proporcional a la densidad de ganado, y una vez liberado promueve el crecimiento de vegetación acuática (eutrofización cultural). Los mecanismos que mantienen los estados eutróficos o distróficos son: i) aporte de nutrientes por escorrentía; ii) pérdida de macrófitas; iii) resuspensión de nutrientes del sedimento y su entrada en la cadena trófica; y iv) alta depredación sobre el zooplancton y cambios en la comunidad por sobrepesca o pérdida de hábitat. El proceso también se afecta por pulsos en la concentración de carbono orgánico disuelto, que ocurren en las zonas temporalmente inundadas. Cuando no hay inundación, por alteración del régimen hídrico o regulación artificial, se reduce el aporte de carbono y cambia el equilibrio trófico. El estado eutrófico es pues exacerbado por pérdida de humedales, lo cual disminuye la capacidad del ecosistema para retener agua y nutrientes. En suma, la transformación del paisaje y las alteraciones de procesos hidrológicos, químicos y físicos en la cuenca, modifican la frecuencia relativa y la duración de los estados oligotróficos, distróficos y eutróficos. Actualmente, el estado ecológico modificado presenta una extensión mayor de las formaciones de pantano (sistema palustre) en relación con el hábitat lacustre, el cual se encuentra disminuido y degradado. En Fúquene (así como en otros humedales del Altiplano de Cundinamarca y Boyacá), la biota palustre es las más amenazada y representa el objeto de conservación más importante en el ámbito global (Varty et al., 1985; Fjeldså, 1993, Renjifo et al., 2002). La disminución de la profundidad del lago, proceso determinante en la degradación y cambio de estado del sistema en al menos 2 metros (van der Hammen, 2003), aumenta la extensión de la vegetación palustre a costa del sistema lacustre e incrementa la disponibilidad de hábitat para las especies más amenazadas, las cuales, al menos temporalmente, se benefician con tales cambios. 23 Estabilidad del juncal en un lago en estado normal en equilibrio. En estado de equilibrio normal, los lagos y humedales tienen una capacidad relativamente alta para resistir los cambios (resiliencia ecológica) puesto que existe un alto número de especies o de conjuntos de especies que cumplen una misma función (alta redundancia en la diversidad funcional en cada nivel de organización biológica, esto es, poblaciones, comunidades y ecosistemas). En dicha situación, la pérdida de una especie no implica una transformación inmediata del estado; la diversidad amortigua el cambio. Un estado de equilibrio normal, sin una severa influencia humana permite mantener la mayoría de las especies y, por lo tanto, una estrategia de conservación de biodiversidad debería ser proclive a evitar modificaciones drásticas en la estructura y composición del ecosistema. Se trata de una aproximación centrada en la preservación de las condiciones ambientales en una cuenca de captación, con el fin de mantener los procesos ecológicos y la biodiversidad en un sistema que funciona normalmente. No obstante, es muy frecuente que los lagos y humedales hayan sido llevados por la acción humana a estados que difieren de su dinámica normal (usual, corriente). Cuando esto ocurre, una aproximación al manejo dictaría que para conservar la biodiversidad se deba buscar el retorno del lago a un estado normal, similar al anterior a la intervención antrópica. Aquí, sin embargo, el sentido común puede fallar; no todos los estados modificados son necesariamente indeseables para la conservación de la diversidad biológica. Si el objetivo es mejorar la variedad funcional del ecosistema, sería pertinente recobrar su heterogeneidad y restaurar los procesos ecológicos. Para lograr lo anteriormente planteado, no es fácil encontrar concordancia entre la restauración de la biodiversidad funcional y los objetivos de conservación de elementos de la misma previamente priorizados (por ejemplo, especies amenazadas). Aunque en situación ideal rescatar la integridad del ecosistema garantizaría la conservación de los aspectos característicos y funcionales de su biodiversidad, en la práctica la situación es diferente cuando se ha producido la pérdida irreversible de especies (extinción), o cuando la totalidad de un grupo funcional ha sido afectado. En ambos casos, las funciones pueden desaparecer o ser reemplazadas por especies exóticas que se establecen y conforman una nueva estructura o estado de equilibrio, casi siempre impredecible. Si bien a nivel mundial se ha comprobado una relación entre invasiones y aumento de la extinción local, es necesario considerar las excepciones que dependen de la historia ecológica particular de cada sitio. No es posible entonces generalizar sobre el valor de conservación de la biodiversidad de los estados modificados en los lagos y humedales. Se hace imprescindible identificar valores asociados preferencialmente con las diferentes configuraciones o mosaicos de hábitats que ocurren en esos estados. Incluso, en algunos casos, las especies que han sido previamente priorizadas como objetos focales de conservación, pueden beneficiarse, al menos temporalmente, en los estados de equilibrio de los ecosistemas catalogados como degradados. El manejo dirigido a la conservación (protección) de la diversidad debe definirse para cada situación, dependiendo de la dinámica, la estabilidad y la composición biótica de los estados alternos de equilibrio, y de la relación entre éstos y la manifestación de todas las funciones y valores ambientales deseadas. 24 Dinámica alterada de la sucesión, en lagos bajo tensión hídrica. La cuenca de captación del alto río Suárez tiene una superficie de 1.310 km2, de los cuales 4.8% corresponden hoy a coberturas posiblemente naturales o seminaturales. Con excepción de los páramos y los bosques alto-andinos dominados por Weinmannia (Encenillo) y roble (Quercus), el resto de la cobertura vegetal es seminatural o completamente cultural. En las zonas más secas la vegetación anterior estaba compuesta por mosaicos de pastizales y matorrales xerófilos (sensu Rivera et al., 2004), actualmente muy degradados. En las zonas alto andinas (páramos y subpáramos antropizados) en especial en el municipio de Carmen de Carupa, hoy día se encuentran varios miles de hectáreas sembradas con papa (Ange, 2003). Según IGAC-Corpoica (2001), (Instituto Geográfico Agustín Codazzi-Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria) (2001), los procesos de degradación de suelos en esta región de los Andes van de moderados a altos, y los conflictos por sobreutilización de las tierras son generalizados en casi todos los municipios. La sedimentación en la cuenca, de una tasa natural de 0.4 mm/año que prevaleció durante los últimos 10 mil años (Van der Hammen, 2003), pasó a 1 mm/año en los últimos 500. La sedimentación no sólo afecta el volumen de aguas libres en la laguna, sino que viene acompañada por la liberación de nutrientes, siendo éste uno de los aspectos más determinantes para el estado ecológico de los lagos. En la actualidad, la región de Ubaté se caracteriza por evidenciar índices de escasez y vulnerabilidad del recurso hídrico, con tendencias que van de medio a alto en algunos de los municipios aledaños (Ideam, 2004). La eliminación de la vegetación natural ha podido tener un efecto importante en el ciclo hídrico, dando como resultado una menor disponibilidad o regulación del agua en las cuencas de captación de la laguna. Tal impacto, no estudiado, ha podido ser mayor en algunas zonas debido a las diferencias en el balance hídrico. En efecto, la cuenca presenta un gradiente climático local sur-norte entre los 700 y los 1.075 mm de precipitación pluvial, y dos terceras partes de la superficie de la cuenca originariamente cubiertas de bosque montano semiseco, presentan un balance hídrico de casi cero, es decir que toda el agua que cae se evapora y no hay disponibilidad para escurrimiento. La captación es mayor que la evaporación en zonas “productoras de agua” arriba de los 2.7002.800 metros, habitadas en sus orígenes por bosque alto-andino y páramo, éstas han sufrido un mayor proceso de transformación. Aunque pareciera que la precipitación pluvial se ha mantenido en los rangos de variación natural (Useche, 2003), no así la oferta hídrica en la cuenca. El uso del agua se ha reducido sustancialmente en el caudal del río Ubaté y la disponibilidad hídrica en la cuenca se vio disminuida 47% entre 1969 y 1989, lapso en el cual pasó de 3.95 a 2.08 m3/seg, debido principalmente a derivaciones construidas en los ríos Ubaté, Lenguazaque y Suta (Ibíd.). El cambio en la disponibilidad hídrica y las modificaciones físicas en cursos y orillas produjeron un descenso de varios metros en el nivel de la laguna durante el siglo XX (Van der Hammen, 2003), con tendencia a un nivel decreciente (en 1 metro) y cercano a los caudales mínimos (Tabla 4). Este patrón es el mismo de Cucunubá, en donde entre 1960 y 1070 se presentó un nivel promedio 2.544,5 (2.542,5 - 2.543,4). (NOTA: Para los neófitos, estos son m3 o qué tipo de medida) Tabla 4: Cambio de niveles de la laguna de Fúquene en algunos años Año 1960 1974 Nivel máximo Nivel mínimo Nivel promedio 2.540 2.539,8 2.538.8 2.539,2 2.538,2 2.538,7 25 1994 2.538,4 2.538 2.538.2 El conjunto de intervenciones permitió habilitar cerca de 20.337 has en las partes planas del valle para el desarrollo de la ganadería, en especial en los municipios de Simijaca y Susa (Ange, 2003), y 3.000 has de pastos en el distrito Fúquene-Cucunubá. La cuenca de la laguna y su plano anegadizo es hoy un sistema hidrológico regulado, aunque con frecuentes inundaciones. Las crecientes se retienen con el embalse El Hato en la parte alta, y el flujo hídrico se regula en la parte baja con las compuertas de Cartagena y El Cubio, arriba de la entrada a Fúquene (Ríos Cucunubá y Ubaté, respectivamente) y la de Tolón 18 kms abajo del nacimiento del río Suárez. Los jarillones, alrededor de la laguna y de algunos cursos de agua, se construyeron para mantener las aguas confinadas en los períodos de máxima creciente. La disminución del agua de entrada a la laguna de Fúquene y la regulación del sistema hídrico se han traducido en un cambio en sus niveles. Hubo una fluctuación con niveles por encima de la cota 2.540 mts en 1971, 1972, 1973-1974 y 1979; y un mínimo en 2.538 mts en 1973. Durante este año 1973 se dio una fluctuación del nivel que cubría todo el rango. A partir de 1979 se observó un patrón más regulado y en 1993 los niveles se situaron en los valores inferiores hasta 1996, año en el cual se reiniciaron las fluctuaciones para alcanzar un máximo en 1999. Una característica de este proceso es que en tiempos más recientes los niveles máximos tienen una menor duración. Con las abundantes lluvias de 1999 el nivel subió y produjo algunas inundaciones en tierras periféricas por el rebosamiento del vaso. Con las intensas lluvias acaecidas entre el 1 y el 13 de marzo de 2006, el nivel subió de 2.539,10 a 2.540,34; esto es 1.30 mts y los jarillones se rompieron en el sector de la quebrada Bautista inundando cerca de 2.000 has. En el sector de San Miguel de Sema, el encharcamiento de los potreros se produce siempre mucho antes que la laguna alcance los niveles críticos, debido al alto nivel freático (cerca de 30 cms). La capacidad de evacuación de aguas en el río Suárez aguas abajo es además limitada, por encontrarse 18 cms por encima del nivel de la laguna. Es decir, la infraestructura física actual de regulación de la laguna (embalse, compuertas, jarillones y nivel de evacuación en el Suárez) no es adecuada para contener las crecientes máximas recurrentes en la superficie y el volumen definidos actualmente. Es muy preocupante que estas crisis se manifiesten con severidad en medio de una tendencia a la merma de los caudales medios de entrada en el río Ubaté. Tal circunstancia demuestra que en el proceso de disminución del tamaño efectivo de la laguna (área y volumen), hace tiempo se pasó el umbral de la no sosteniblidad del sistema. La fragilidad de las compuertas y jarillones, sumada a la intensificación de la variabilidad climática que para la zona andina se manifestaría en valores extremos en los años de La Niña y El Niño, producirá en los años húmedos, inundaciones recurrentes en tierras aledañas a la laguna. En otras palabras, la laguna de hoy es más pequeña que el mínimo necesario para manejarla de una manera adecuada. Como resultado de los cambios en la cobertura de la cuenca de captación, desecación, contención y regulación de las aguas y sedimentación, en menos de un siglo un ecosistema en el que predominaban los procesos naturales caracterizados por las fluctuaciones hidrológicas (inundaciones) fue transformado en uno manejado como distrito de riego y drenaje, con fines de aumentar la producción agropecuaria. En 1880, el sistema lacustre-palustre tenía una superficie cercana a las 20.000 fanegadas (5.000 de lago y 15.000 de pantanos). Es decir que en 146 años fue reducida en 70% su extensión original, fenómeno que se traduce en una tasa anual promedio de pérdida de 0.3% aproximadamente. La disminución del agua de entrada y los procesos desencadenados por la contaminación y la invasión de macrófitas, así como la apropiación de las tierras, permiten suponer que la laguna continuará decreciendo. 26 La disminución de la superficie y los cambios en la profundidad de las aguas, han ocasionado una modificación de la estructura espacial de la vegetación acuática y los hábitats asociados. Los juncales han cambiado en sentidos opuestos: en el lago original los pantanos cubrían una superficie de al menos tres veces más que el cuerpo de agua, y el viajero Hettner se refirió a ellos como “muy anchos y sólo transitables por canales para llegar al espejo de agua libre” (AÑO). En cambio en la fotografía aérea de 1955 (Santos, 2000), había una franja angosta de juncos. Actualmente, con el descenso del nivel del agua, los juncales se están expandiendo de nuevo, y es posible que la construcción del canal perimetral contribuya en ese sentido (Van der Hammen, 2003). En dicho proceso se ha suscitado la desaparición del hábitat de aguas profundas dominado por las plantas acuáticas enraizadas, lo cual influyó en la extinción del zambullidor andino (Fjeldså, 1993). Una comparación de la estructura actual de hábitats entre las lagunas de Fúquene, Cucunubá y Palacio ilustra claramente el cambio en su integridad ecológica (Figura 3). Figura 3: Esquema de la estructura del sistema de hábitats en las tres lagunas Las causas del cambio ecológico han operado de manera continua y creciente de tiempo atrás, pero la modificación del ecosistema, manifiesta en la estructura de hábitats, se ha acentuado notoriamente en los últimos años. En el sistema pantanoso y lacustre hay conformación de nuevas comunidades bióticas, las especies nativas se han reemplazado por otras introducidas como Egeria densa (Elodea) y la expansión de vegetación flotante, particularmente la Eichornia crassipes (Buchón). Es muy posible que la regulación de caudales, y en especial la disminución del nivel medio de regulación, haya coincidido con el llenado y entrada de operación del embalse El Hato, y que en conjunto también hayan precipitado la invasión de flora acuática en la laguna. El resto del sistema también se encuentra profundamente modificado hoy día. Las orillas de las lagunas y los cursos de agua están además artificializados, tanto en su morfología con ríos enderezados, orillas con diques y canales, como en su biota prácticamente invadida por Pennisetum clandestinum (Kikuyo o pasto africano), cuando no forestada con especies exóticas. El modelo de borde canal-jarillón, ya practicado de tiempo atrás en los cursos de agua, fue adoptado en la forma de canal perimetral para todas las lagunas como una forma de control del avance de su apropiación. Para van der Hammen (2003), esta costosa intervención se ha convertido en un nuevo 27 factor de transformación del ecosistema. La estructura general de hábitats de las tres lagunas se expone en la figura 2 y evidencia las importantes transformaciones en la integridad de los sistemas. Calidad del agua. De acuerdo con Rivera et al., 2007 las zonas dominadas por Schoenoplectus sp. en la laguna de Fúquene presentan una tendencia a valores débilmente ácidos y neutros. Los valores de oxígeno son inferiores al 30% de saturación con valores < 5mg l-1 en toda la columna de agua. Los valores de conductividad fueron relativamente homogéneos en toda la columna de agua, mientras el pH, la temperatura y el oxígeno disuelto presentaron un gradiente vertical que varió a lo largo del ciclo día – noche (Figura 4). Durante las horas del día la columna de agua presentó un progresivo incremento en la temperatura en las tres zonas. En la zona dominada por E. densa se observó un incremento en los valores de pH y oxígeno durante las horas del día. Zona 1 (Schoenoplectus sp) 14 Temperatura (°C) 16 18 20 22 24 Profundidad (m) 0.0 14 Temperatura (°C) 16 22 24 14 1.0 1.0 1.5 1.5 1.5 2.0 2 4 6 8 10 12 0.0 D 0 2 4 6 8 10 12 0 E 1.0 1.5 1.5 1.5 2.0 7 8 9 10 0.0 0.5 11 6 7 8 1.0 1.5 1.5 2.0 2.0 6 8 10 12 F 9 10 11 6 7 8 pH 9 10 11 0.0 H 0.5 1.0 4 2.0 pH 0.0 G Oxígeno (mg L ) 0.5 1.0 6 2 0.0 1.0 pH 24 -1 Oxígeno (mg L ) 0.5 2.0 22 2.0 0.0 0.5 20 C -1 Oxígeno (mg L ) 18 0.5 B 1.0 0 Temperatura (°C) 16 0.0 -1 Profundidad (m) 20 0.5 A 2.0 Profundidad (m) 18 0.0 0.5 Zona 3 (Egeria densa) Zona 2 (Eichhornia crassipes) 0.5 I 1.0 06:00 13:00 18:00 24:00 1.5 2.0 Fig. 4. Tomado de Rivera et al (2007) Comportamiento de la temperatura, oxígeno y pH bajo tres factores, a)hora del día, b) gradiente de profundidad y c) zona de plantas acuáticas dominantes, en la Laguna de Fúquene 28 La comunidad fitoplanctónica mostró una amplia variación en la densidad de los principales grupos entre zonas y muestreos. La densidad algal varió entre 400 y 2400 cel ml-1. No obstante, se observó una dominancia de algas de los grupos Bacillariophyceae y Cyanonophyceae. La comunidad zooplanctónica presentó densidades que variaron entre 10 y 200 Ind L-1 y fue dominada por rotíferos. Los cladóceros y copépodos fueron los grupos codominantes y durante agosto se observó un incremento en la densidad del zooplancton. La comunidad de algas perifíticas estuvo dominada por Bacillariophyceae, Cyanophyceae y Zygophyceae. En general no se observó un patrón temporal o espacial en la dominancia de estos grupos. La comunidad de macroinvertebrados bentónicos estuvo dominada por dípteros, principalmente de la familia Chironomidae. En la zona dominada por E. crassipes se observó una mayor importancia de Hyalella sp. (Amphipoda), mientras que en la zona dominada por Schoenoplectus sp. se presentó una mayor diversidad de grupos y en general una mayor riqueza de morfotipos. Si bien las diferencias en la estructura de las comunidades vegetales no permite hacer una adecuada estimación de la densidad de macroinvertebrados, el total de individuos colectados fue dos veces más bajo en las zonas dominadas por Schoenoplectus sp. con respecto a las otras dos zonas. La alta producción de materia orgánica de las plantas emergentes como Schoenoplectus sp. y flotantes como E. crassipes, generan condiciones anaerobias que favorecen el aumento en la disponibilidad de fósforo y por lo tanto un aumento en la productividad del ecosistema. Rivera et al., 2007 De acuerdo con los anteriores registros Rivera et al. (2007) caracterizaron limnológicamente a la laguna de Fúquene con un carácter eutrófico. Donde los valores altos de conductividad reflejan una alta mineralización de la materia orgánica. La dominancia de comunidades de macrófitas corroboran un elevado estado trófico donde el control por herbivoría es bajo y se presenta acumulación de nutrientes dentro de la biomasa vegetal. Perturbaciones y regeneración en los juncales en expansión y umbrales de cambio en el ecosistema El canal perimetral El borde natural de las lagunas se alteró con la construcción de un canal perimetral (CAR) para evitar la apropiación ilegal de las tierras, las cuales se destinan principalmente a la ganadería. Esta intervención humana generó en algunos sitios, la inversión del patrón típico de vegetación de los sistemas acuáticos de aguas interiores, que se caracterizan por contar con hábitats lacustres en el centro y con palustres en la orilla (por la menor profundidad). Actualmente, es posible encontrar islas constituidas por vegetación palustre en el centro de las lagunas por la acumulación de plantas vasculares enraizadas y flotantes, que forman sustratos muy consolidados. Por ello se habla de que este canal no pertenece al sistema lacustre, sino que corresponde al sistema ribereño. No obstante la construcción de los canales, éstos han propiciado nuevas condiciones al ecosistema siendo ahora el hábitat de algunas especies; para el caso de la laguna de Fúquene, gracias a una imagen satelital se llegó a identificar en el año 2003 aproximadamente 42 especies entre aves y peces y en recorrido de campo abundancia de plantas nativas y exóticas que representan la conjunción de los dos ecosistemas que hoy caracterizan el sistema ribereño de esta laguna (219 ha.): canales artificiales ubicados dentro del sistema palustre y quebradas que han sido transformadas en su forma y funcionamiento y que drenan sus aguas a la laguna. 29 Estos canales son pues importantes componentes estructurales y funcionales del ecosistema lagunar y aunque fueron originados con el propósito de desecar y ocasionaron alteraciones negativas para la fauna y flora, hoy en día cumplen un papel importante en el mantenimiento de la biota de la laguna. De acuerdo con el IAvH (1998), la intervención humana actúa sobre la dinámica de los ecosistemas acuáticos y su efecto depende de la magnitud, intensidad y tasa de recurrencia de la perturbación, así como del estado del sistema y de su resiliencia. Las principales intervenciones sobre el hábitat palustre en la laguna de Fúquene son las quemas, la remoción de malezas y los cambios de nivel del agua. La quema Las quemas se realizan con alguna periodicidad en Fúquene. Desde el punto de vista social, la quema es una actividad que tiene una connotación cultural que ha pasado de generación en generación y que a la fecha se continúa realizando en las zonas agrícolas por parte de los campesinos. Por acciones empíricas las quemas se han trasladado a zonas de vegetación palustre bajo los mismos criterios: el rebrote para obtener una mejor cosecha y la cacería. Situaciones que se confirman cuando Patiño (2003) menciona que los indígenas del intertrópico apelaron en algunos casos al uso del fuego para adelantar esas actividades. Desde dicha perspectiva podría afirmarse que la comunidad local ejerce acciones de manejo empírico sobre los recursos bajo sus propios intereses. No obstante lo anterior, la intervención agresiva a la vegetación palustre por medio de las quemas constituye una de las perturbaciones en la laguna de Fúquene y genera considerables impactos ecológicos y biológicos. Se puede homologar con la deforestación, cuyas consecuencias son de igual magnitud como la exposición del borde de la laguna a factores erosivos, pérdida de hábitat para muchas especies, oportunidad para cambiar las condiciones del juncal hacia zonas de pastoreo, pérdida de la biodiversidad y emisiones de CO2 (emisión de gases invernadero), entre otros. Durante octubre de 2005 (época seca en la zona) y febrero de 2006 (época de vientos), se realizaron quemas en el costado occidental de la laguna. La primer quema se efectúo en el sector de El Peñón hacía la Estación y la segunda se hizo en sentido inverso. En palabras de Morales (com. pers.), hacia marzo de 2006, de un parche de vegetación palustre de 53,4 ha se quemaron 20 ha (37.5%). Entre los efectos de estas quemas se observó la disminución de algunas aves, por ejemplo, en los censos de 2004 y 2005, antes de la quema se registraban de 30 a 40 individuos de Cistothorus apolinari (Ranchera), después de la quema sólo se avistaron 10 parejas. De Rallus semiplumbeus (Chorola) se contaban 4 y en marzo se encontró una sola pareja; otras especies como Gallinula melanops (Chinita española), Gallinago nobilis (Caica), Agelaius icterocephalus (Monjita) e Ixobrychus exilis (Gallo de junco) eran de común aparición dentro del parche de juncales, actualmente se limitan al borde del mismo. En el área no se cuenta con un estudio que evalúe la actividad de la quema, sin embargo las investigaciones desarrolladas en otras partes, especialmente sobre pastizales y zonas de cultivo, establecen que esta actividad puede ser una herramienta importante para el manejo forestal y ambiental, cuyas consecuencias dependen del contexto medioambiental y de las condiciones de su aplicación (Warner, 1994; Inst. Rec. Nat. España, 1999). No obstante, las quemas cuando se ejercen sin control, ocasionan más impactos negativos que beneficios, debido a que es necesario hacerlas con base en criterios técnicos como son el período (inicio de la época de lluvias), el área (controlada) y la condición de la vegetación (que no se encuentre completamente seca). Como se mencionó, las quemas fueron hechas en época seca y de vientos, lo cual evidencia el carácter empírico aplicado por la comunidad al practicarlas; en ese mismo sentido no parecen tener en cuenta las implicaciones ambientales, desconocen qué es una quema controlada y las técnicas adecuadas para llevarla a cabo. Además, como es una actividad ilegal, no es posible 30 evaluar a fondo los contextos social, cultural y económico de su ejercicio. Tan sólo se sabe que después de una quema los primeros retoños se producen a los quince días y se puede volver a cosechar seis meses después. Remoción de malezas La secretaría del Medio Ambiente ha enfocado su trabajo en Fúquene con un convenio de cooperación firmado con la CAR (Silva 2002) y que a la vez ésta en alianza estratégica con La Gobernación de Cundinamarca y el municipio de Fúquene han realizado la extracción de malezas acuáticas. Desafortunadamente la falta de conocimiento ha hecho que se incluya como maleza a la vegetación palustre (junco y enea). Por ende, la Fundación Humedales (2004) ya ha indicado la necesidad de modificar la idea de que el junco y la enea son “malezas”, pues no se les ha valorado en relación con las funciones que prestan para la conservación de la biota residente y migratoria. En los últimos cuatro años la extracción de junco en la zona noroccidental de la laguna, sector del Túnel y la Estación, es una situación preocupante ya que no se realizó bajo criterios de planificación técnica y viabilidad ambiental. Cambio del nivel de la laguna La vegetación palustre se desarrolla adecuadamente en ambientes de tipo pantano, esto es en zonas con algún grado de humedad. Tal circunstancia es aprovechada por los juncales para invadir áreas de la laguna especialmente al sur, por la gran cantidad de sedimentos que llegan a través de afluentes como el río Ubaté. Los sedimentos se depositan en el fondo, crean una menor profundidad y configuran las condiciones óptimas para el crecimiento de junco. Sin embargo cuando por manejo de las compuertas o a causa del invierno persisten niveles altos en la laguna, la condición de los juncales se puede ver afectada. 31 III LA FAUNA DEL JUNCAL Las aves El renacimiento de la avifauna acuática en Fúquene coincide con la manifestación acelerada de un cambio ambiental agudo, caracterizado por la eutrofización, la expansión de los hábitats palustres de juncales y la invasión de las aguas abiertas por especies acuáticas enraizadas y flotantes. Este cambio ecológico ha tenido un efecto benéfico, al menos en el corto plazo, para la avifauna acuática, debido a una mayor oferta de hábitat (juncales y taruyales o formaciones cerradas de buchón) y alimento (plantas y peces introducidos), y por la mayor dificultad para el tránsito humano en embarcaciones con su evidente disminución de la presión de caza. Si bien este tipo de cambio ambiental aparece en el corto plazo como benéfico para la avifauna, de prolongarse en el largo plazo se traduciría en pérdida de heterogeneidad de los hábitats de las aves y con ello, de la diversidad de la avifauna. Tal es el caso de la laguna de Palacio, actualmente convertida en un juncal cerrado y con una avifauna acuática empobrecida. La avifauna del juncal. Avifauna acuática actual Los estudios de campo recientes adelantados en la laguna de Fúquene desde 1999 hasta 2005, y con menor intensidad en las lagunas de Cucunubá y Palacio, aportan una lista básica de 40 especies dependientes del ambiente acuático lacustre y palustre (Anexo 2). La diferencia del número total de especies en las tres lagunas puede deberse al tamaño y heterogeneidad del hábitat, aunque es claro que el trabajo de campo ha sido más intenso en Fúquene. Hoy día, la avifauna acuática del complejo de humedales tiene 26 especies residentes, 14 con presencia ocasional y 14 son migratorias norteamericanas. A continuación se exponen datos sobre las especies y conjuntos más representativos actualmente en las lagunas. Aves amenazadas Entre las especies residentes sobresalen 5 incluidas en la lista de especies y subespecies con amenaza de extinción en el país (Renjifo et al., 2002), de las cuales dos aparecen en el ámbito global (UICN, 2004) y dos con rango restringido, presentes en cercanías de la laguna (tabla 5). Desde 2003, la Fundación Humedales ha efectuado un seguimiento más detallado de las poblaciones de las especies amenazadas en los hábitats de las lagunas. En Fúquene se han muestreado 3 sectores: desde el puerto de Guatancuy hasta el río Suárez (vegetación palustre: 0,13 ha); hacia los ríos Fúquene y Ubaté (vegetación palustre: 0,18 ha aprox.) y hacia la quebrada Monroy (vegetación palustre: 0,26 ha aprox.). Adicionalmente se han visitado los cerros Chiguy y Bochica (vegetación palustre alrededor: 0,13 ha aprox.). Los recorridos se han realizado a pie y en bote, cubriendo cerca de 50% de la laguna de Fúquene y 100% en Cucunubá y Palacio. Para las tres lagunas se han recopilado observaciones y registros de vocalizaciones (Morales-Rozo, inédito), cuyos resultados confirman la presencia de cinco de estas especies en las tres lagunas (tabla 6). 32 Tabla 5. Aves presentes en el Valle de Ubaté (F: Fúquene, C: Cucunubá y P: Palacio) en alguna categoría de amenaza en el libro rojo de Colombia (Rengifo et al., 2002 y UICN, 2004) NT: Casi amenazada, EN: Amenazada, CR: En peligro critico, X: Rango restringido Especie Categoría amenaza Riesgo global Rango restringido Presencia (UICN) Dependientes de hábitat de humedales Ixobrychus exilis bogotensis NT F, C, P Agelaius icterocephalus bogotensis NT F, C, P Gallinula melanops bogotensis CR F, C, P Rallus semiplumbeus EN EN X F, C, P Cistothorus apolinari apolinari EN EN X F, C, P Conirostrum rufum X F Synallaxis subpudica X F, C, P Asociadas en el margen de los hábitat de humedales Tabla 6 Número de registros de las especies amenazadas en Fúquene, Cucunubá y Palacio. Abundancia: Rara (R): 1 - 9, Escasa (E): 10 - 99, Común (C): 100 - 999, y Muy Común (MC): 1000 2100 Especie y abundancia Ixobrychus exilis bogotensis Gallinula melanops bogotensis Año Fúquene Cucunubá Palacio 2002 11 (E) 2003 44 (E) 2004 12 (E) 2005 22 (E) 2002 13 (E) 2003 153 (C) 2004 20 (E) 2005 17 (E) 33 4 (R) 1 (R) 11 (E) 14 (E) 10 (E) 2002 6 (R) 2003 229 (C) 2004 27 (E) 2005 17 (E) 2000 90 (E) 2002 50 (E) 2003 240 (C) 2004 50 (E) Agelaius icterocephalus bogotensis 2002 602 (C) 2003 659 (C) 2004 340 (C) 2005 306 (C) Rallus semiplumbeus Cistothorus apolinari apolinari 16 (E) 14 (E) 5 (R) 7 (R) 72 (E) 51 (E) 7 (R) Aves migratorias El total de las aves migratorias registradas en la laguna de Fúquene es de 32 especies (Fundación Humedales; Dataves; Base de datos Darwin, 2005), de las cuales 29 pertenecen al hemisferio norte y 3 al sur. De éstas, 14 son acuáticas. Durante el período de migración comprendido entre octubre de 2004 y abril de 2005 se realizaron dos conteos mensuales, cada uno con recorridos en lancha de motor y a pie por el borde, se cubrió visualmente 40% de la laguna (Guatancuy, El Túnel, El Peñol, río Ubaté, quebradas Tagua, Monroy, cerros Chigui, Bachue, la Isla y El Santurario, y el nacimiento de las quebradas Cáqueza y Monroy) (Morales-Rozo y Andrade, inédito). El resultado arrojó 13 especies migratorias acuáticas del norte en el lapso referido, aunque desde finales de agosto pudo demostrarse la presencia de migratorias, en especial Anatidae Anas discors (Pato chisgo) y Scolopacidae (Tringa spp). Lo anterior permite una aproximación al conocimiento del patrón de permanencia y uso de la laguna por parte de las especies viajeras: Pandion haliaetus (Águila pescadora), Actitis macularia (Chorlito, Andarríos manchado), Porzana carolina (Polluela norteña) y Anas discors (Pato chisgo), éstas permanecieron en la laguna durante el tiempo del estudio. De ellas, Anas discors es la especie con mayor número de individuos (hasta 2.057 en el año 2006). La Egretta caerulea (Garza azul), Tringa flavipes (Patiamarillo chico), Tringa melanoleuca (Patiamarillo grande) y Gallinago gallinago (Becasina común, Caica) fueron poco abundantes y sólo se registraron en octubre y febrero. Ardea herodias (Garzón azulado) se ha observado regularmente desde el 2001, entre noviembre y marzo, solitario o en parejas. También se 34 corroboró la presencia de otras especies migratorias no acuáticas asociadas con las lagunas: Hirundo rustica (Golondrina tijereta), Petrochelidon pyrrhonota (Golondrina alfarera), Riparia riparia (Golondrina ribereña) y Progne tapera (Golondrina sabanera), vistas durante octubre y noviembre y posteriormente en marzo y abril, generalmente en bandadas mixtas, forrajeando sobre la laguna. Aves acuáticas en congregaciones Además de Anas discors, hay cuatro especies presentes en congregaciones relativamente grandes. De ellas existen registros en los conteos de aves anuales realizados a principios de año en la laguna de Fúquene y en parte de Cucunubá para el período 2001-2005 (tabla 7) (Fundación Humedales y ABO). A continuación se esboza alguna información sobre éstas. Tabla 7 Especies que presentan congregaciones en las lagunas de Fúquene y Cucunubá Especie Año Fúquene Cucunubá Fulica americana 2001 141 123 2003 242 58 2004 497 2005 1.1495 131 2001 900 3 2003 710 2004 185 2005 825 Ardea alba Bubulcus ibis 2001 9 2003 7 2004 208 2005 191 Nycticorax nycticorax 2001 2003 17 2004 33 35 6 22 29 Anas discors 2005 85 6 2001 271 22 2003 13 3 2004 174 2005 450 Las especies propias del juncal. Ixobrychus exilis bogotensis (Gallo de junco) eferido es la vegetación palustre, en especial áreas cubiertas de Schoenoplectus californicus (Junco). En pocas ocasiones pudo apreciarse en la vegetación flotante y pastizales inundados al borde de los juncales. Se observaron siempre individuos solitarios forrajeando, los cuales se refugiaron en el junco ante la presencia del investigador. Es posible hallarle en las tres lagunas, aparentemente en números muy bajos; considerada escasa en Fúquene, y rara en Cucunubá y Palacio. Se estima un tamaño poblacional mínimo de 40 individuos en Fúquene. Gallinula melanops bogotensis (Tingua de pico verde, Chinita española). La vegetación flotante es su hábitat favorito, en cercanías o borde de juncos, también se observa ocasionalmente en aguas abiertas en canales. Se evidenció su presencia en la zona de nacimiento del río Suárez, en los canales en donde abunda Bidens lavéis (Botoncillo de agua), Limnobium laevigatum (Buchón de la sabana), Hydrocotile ranunculoides (Sombrilla de agua) y Myriophillum platinoides (Hierba de agua). En la quebrada Monroy y El Peñón habita en espejos de agua con Egeria densa (Elodea), Azolla filiculoides (Helecho de agua) y Eichornia crassipaes (Buchón). Casi siempre se le vio en parejas, forrajeando o sumergiéndose, y siempre se refugió en los juncos ante la presencia del observador. Entre diciembre de 2004 y abril de 2005, se rastrearon parejas con 2 o 3 juveniles. En Fúquene se considera escasa, allí se estima un tamaño poblacional mínimo de 100 individuos. En Cucunubá y Palacio también es escasa. Rallus semiplumbeus (Tingua de Bogotá, Chorola). Prefiere como hábitat la vegetación palustre, en especial formaciones de Junco y Enea (Typha angustifolia). Se exhibe la mayor parte del tiempo en parejas, aunque también se registraron individuos solitarios, forrajeando en el borde y al interior de los juncales, vocalizando. En 2003 fue catalogada como una especie común para la laguna de Fúquene, en donde se calcula un tamaño poblacional mínimo de 200 individuos. Se considera escasa en Cucunubá y rara en Palacio. Cistothorus apolinari apolinari (Cucarachero de pantano, Ranchera, Chirriador). Gusta de habitar entre la vegetación palustre, principalmente en las formaciones de Junco y Enea, cerca de la orilla de la laguna de Fúquene y en su interior. Se observó la mayor parte del tiempo en grupos de 3 a 5 individuos, forrajeando, cantando o desplazándose por la parte media del juncal. Fue considerada entre escasa y común para la laguna de Fúquene, allí se estima un tamaño poblacional mínimo de 200 individuos. En Cucunubá y Palacio fue considerada entre rara y escasa. Agelaius icterocephalus bogotensis (Monjita). Su hábitat preferido lo encuentra en la vegetación palustre de Junco. Se detectaron grupos de más de 10 individuos, la relación es de una hembra por 36 cada tres machos. La mayor parte del tiempo se la pasa sobrevolando el juncal, perchada cantando, o forrajeando en los bordes de los juncales y en los canales con presencia de junco. Considerada común para Fúquene, escasa en Cucunubá y rara en Palacio. En la laguna de Fúquene, su tamaño poblacional mínimo puede estar en el orden de 600 individuos. Nycticorax nycticorax (Guaco). Prefiere como hábitat la vegetación palustre en áreas cubiertas de Junco. Durante las madrugadas es posible apreciar individuos solitarios forrajeando en los bordes de juncales y las islas de vegetación acuática. Varias veces pudo registrarse que se alimenta de peces (en especial el dorado). Hacia la mitad de la mañana usualmente vuela en pequeños grupos hacia los juncales, y es menos frecuente observarlo al medio día o en las horas de la tarde. Esta especie es considerada escasa para la laguna de Fúquene, con un tamaño poblacional de 80 individuos aproximadamente, aunque aparentemente hay un aumento de su población. Presente en Cucunubá como rara y ausente en Palacio. Historia natural de las aves del juncal. Pese a que las observaciones y registros históricos en los humedales del Valle de Ubaté no han mantenido una intensidad similar a lo largo del tiempo y se han enfatizado en la laguna de Fúquene, a continuación se hila una discusión acerca de los posibles cambios de la avifauna, con el ánimo de sentar una base para establecer el potencial futuro de conservación del complejo como hábitat. Durante el primero de los tres períodos históricos que podrían establecerse, el sitio fue reconocido por su rica avifauna acuática. El explorador alemán Alfred Hettner (Hettner, 1892: 231) señaló: “las lagunas de las altiplanicies, especialmente la laguna de Fúquene, son el hábitat de innumerables patos pequeños, que persiguen mucho los cazadores y son llevados al mercado de Bogotá”. Entre 1929 y 1950 se registraron 15 especies de anátidos en el complejo. Igualmente, en el lapso extendido hasta 1970 se evidenció la presencia, particularmente en Fúquene, de una cantidad importante de especies erráticas o de ocurrencia ocasional (Olivares, 1969) como: Pelecanus occidentalis (Pelicano pardo) en 1969, Agami agami (Garza agami, también presente en Cucunubá), Dendrocygna autumnales (nombre común), D. viduata (nombre común) y D. bicolor (Iguasas o Pisingos), Neochen jubatus (Pato carretero), Anas crecca (Pato aliverde), Anas acuta (Pato rabudo o Pato rabo de gallo, también presente en Cucunubá) y Cairinia moschata (Pato real). De la misma forma, para este período existen registros de Botaurus pinnatus (Tamborero) observado en Fúquene y mencionado por Hilty y Brown (1986) y Fjeldså y Krabbe (1990). Curiosamente y para esta misma laguna, Olivares (1969) no anotó la presencia de Cistothorus apollinari (Ranchera). El final de este primer lapso se marca en 1969, con la última mención en Fúquene del Zambullidor andino o Cira Tachybaptus (antes Podiceps) andinus, hoy extinto (Fjeldså 1993). Ya para la época comprendida entre 1970 y 1999 el interés por la avifauna decayó en esta región, a juzgar por la notoria disminución de registros de aves, posiblemente ligada con una alta presión de caza y defaunación de la laguna. Renjifo (comunicación personal) comenta que una visita corta realizada a Fúquene en 1984, al sector de Guatancuy, produjo muy pocas observaciones de algunas de las especies mas comunes (como Gallinula chloropus). Durante este tiempo el espejo de agua era abierto, había fácil acceso a toda la laguna y las franjas de juncales eran mucho mas estrechas que en la actualidad. En visita realizada por el segundo autor a la laguna y la isla El Santuario durante dos días de 1997, solamente se avistaron ejemplares muy ariscos de Rallus semiplumbeus (Chorola) y Gallinula 37 chloropus (Gallineta de pico rojo), así como pequeñas bandadas de Agelaius icterocephalus (Monjita) en los juncales del borde. En dicha visita se observó un individuo de Chloroceryle americana (Martín pescador) perchando en árboles plantados al borde del canal de entrada a la isla. Los pobladores locales mencionaron la presencia de bandadas de Pato chisgo, hacia los meses de fin de año. Para 1999 se tienen algunos registros visuales de Podilymbus podiceps (Zambullidor piquipinto, chagualo). A partir de 2000, el número de especies de aves acuáticas registradas aumentó hasta 40, con 10 no incluidas anteriormente, de las cuales 26 son residentes y 14 migratorias (Anexo 2). De las 15 especies de patos reconocidas históricamente en la laguna, actualmente se encuentran tres: Anas discors, Nomonyx dominicus y Oxyura jamaicensis. En el 2004 hubo un registro visual (avistamiento) de Anas flavirostris (Pato paramuno), antes no observado en Fúquene. Allí mismo aumentaron en especial las poblaciones de Ardea alba (Garza real), Ardea herodias (Garza), Bubulcus ibis (Garza de ganado), Butorides striatus (Garcita rayada), Egretta cerulea (Garza azul) y Egretta thula (Garza patiamarilla, esta última a partir de 2004). También para 2004, en enero y mayo, existen varios registros visuales de Larus atricilla (Gaviota reidora) y de Phaetusa simplex (Charrán picudo) en la laguna de Cucunubá. Igualmente se evidenció un incremento de las migratorias Porzana carolina (Tringa), Actitis macularia (nombre común), Tringa melanoleuca (Tringa) y Tringa flavipes (Tringa). Para este mismo año se tienen los primeros registros recientes en la laguna de Fúquene de Cistothorus apolinari (Ranchera) (Morales-Rozo y De la Zerda 2004), Rallus semiplumbeus (chorola), Gallinula melanops (Chinita española), Ixobrychus exilis (Gallo de junco) y Agelaius icterocephalus (Monjita) La laguna de Fúquene, y en parte los sistemas de Cucunubá y Palacio, ostentan actualmente una de las avifaunas acuáticas más ricas del Altiplano cundiboyacense, constituye ya como uno de los mejores destinos para su observación, estudio, para actividades de aviturismo y con gran potencial de manejo para la conservación de la biodiversidad y el mejoramiento de la calidad de su vida silvestre. Se trata del segundo complejo lacustre-palustre en extensión en la cordillera Oriental (después del Lago Tota), con las mejores poblaciones en el ámbito global de la avifauna acuática amenazada de los humedales del Altiplano cundiboyacense (Renjifo et al., 2002), y las mayores concentraciones de aves acuáticas de la región (Fundación Humedales, Morales et al., en preparación). Hoy día existe conciencia ciudadana y la exigencia por un manejo acorde con sus valores ambientales aumenta, en especial por su proximidad a la ciudad de Bogotá, entre cuya población cada vez se demandan más espacios naturales protegidos (van der Hammen, 1999). Según la información disponible contienen posiblemente las mejores poblaciones de las especies y subespecies con algún grado de riesgo de extinción , tales como: Rallus semiplumbeus, Gallinula melanops bogotensis, Ixobrychus exilis bogotensis, Cistothorus apolinari apolinari y Agelaius icterocephalus bogotense. Entre ellas, los conteos realizados de Cistothorus y Rallus permiten concluir que probablemente se trata de las mejores poblaciones en el ámbito mundial. 38 Otras especies asociadas con el juncal Las especies nativas de peces que están asociadas a los juncales de la laguna de Fúquene son el Capitán de la Sabana (Eremophilus mutisii) y la Guapucha (Grundulus bogotensis), quienes se distribuyen entre los 2.500 y 3.000 m.s.n.m. En la laguna de Fúquene la dieta alimenticia del capitán la constituyen anélidos, insectos, moluscos y crustáceos (Mayorga 1992, Valderrama y Garzón 2004). En la actualidad la especie ha orientando su alimentación hacia la fauna asociada con la vegetación acuática. Su hábitat es bentónico, pero dadas las condiciones actuales de la laguna este se ha adaptado a vivir en la diversidad de vegetación acuática presente. Como característica especial, cuando lo requiere, puede respirar aire atmosférico, llamándose respirador aéreo facultativo Las tallas que se observan oscilan entre 10 y 29 cm de Ls (longitud estándar), siendo la talla media de captura 19,3 cm de Ls. La especie alcanza la talla media de madurez a los 21 cm de Ls. Durante el periodo reproductivo, el capitán desova en zonas litorales depositando sus huevos en sustratos poco profundos, zona donde es dominada por los juncales (Valderrama, 2008). Las comunidades vegetales son un componente importante de los sistemas acuáticos que generan una ambiente estructuralmente complejo para las comunidades de peces. La macrófitas proveen sustratos adecuados para el desarrollo de organismos acuáticos que sirven de sustento para los peces y generan modificaciones en las condiciones físicas y químicas del agua, con el consecuente efecto sobre la estructura de las comunidades de peces (Rivera et al., 2007). En el caso de la guapucha, en la zona dominada por Schoenoplectus sp se encuentran tanto individuos adultos (30-40mm) como juveniles (5-15mm) (Rivera et al., 2007). Dadas las condiciones de hipoxia del fondo de la laguna, la permanencia de G. bogotensis en este estrato 39 puede estar restringida a cortos intervalos de tiempo, realizando movimientos verticales con el objeto de evitar permanecer expuestos a la hipoxia durante largos periodos de tiempo (Rivera et al., 2007). Langebaeck (1987) destacó el valor de estas dos especies en la cultura prehispánica Muisca como fuente de alimento, sin embargo con el tiempo, la guapucha es poco explotada en la laguna. A diferencia del capitán, ésta especie ha mantenido su importancia pesquera y comercial. Neostrengeria macropa (cangrejo de la sabána). Es una especie endémica ubicada en la región de los altiplanos de Bogotá y Ubaté, en donde actualmente existen cuencas intermontañosas amplias y ligeramente inclinadas, en cuyos sedimentos se evidencia un origen lacustre (Campos, 1994, 2005). El área de ocupación de la especie en el Altiplano cundiboyacense coincide con una de las zonas del país en donde se configura una de las estructuras económicas más diversificadas, pues se halla estrechamente ligada al uso de los recursos naturales con el desarrollo de actividades productivas, fenómeno que ha incidido en la compleja problemática ambiental que se vive allí. El medio en el cual vive el cangrejo está conformado en primera medida, por vegetación de orilla como juncales del tipo Schoenoplectus californicus y Juncus effusus (lagunas de Fúquene y Cucunubá, sin dejar de presentarse en algunas quebradas y ríos), por pasto kikuyo Pennisetum clandestinum -especie introducida- y la cortadera Carex sp (quebradas y ríos). En segundo lugar, por vegetación enraizada emergente herbácea, como la lengua de vaca Rumex obtusifolium, el clavito de agua Ludwigia peploides, la sombrilla de agua Hydrocotile ranunculoide (es común encontrarla tanto en ríos como en quebradas). En cuanto a la vegetación flotante, se observan la lenteja de agua Lenma sp, helecho de agua Azola filiculoides (cubriendo en algunos casos la superficie de las diferentes quebradas y alguna zonas de la laguna de Fúquene) y el buchón Eichhornia crassipes. Entre la vegetación sumergida se identifican Chara sp., Naja sp. y Potamogenon sp. particularmente abundante en Fúquene y el río Bogotá, y la elodea Egeria densa (lagunas de Fúquene y Cucunubá) (Garzón et al., 2005). N. macropa es capaz de tolerar cambios en el medio ambiente, lo que le permite prosperar en hábitats hostiles como las aguas contaminadas (Garzón et al., 2005). Su área de distribución contiene aguas con calidad entre buena y aceptable (40 %) y de dudosa a crítica (60%), que son aguas moderadamente contaminadas hasta altamente contaminadas (Garzón et al., 2005). Para la laguna de Fúquene, la abundancia relativa promedio del cangrejo sabanero se ubica en el orden de 0,140 kg/faena/arte y de 0,122 kg/faena/arte en Cucunubá (parte media de la subcuenca del río Ubaté). Las mayores abundancias en Fúquene estuvieron asociadas a la zona litoral de 40 quebradas (Tagua y Monroy) y a la zona litoral con buchón (el Chigüí) (Valderrama y Garzón, 2004). Se tiene conocimiento que en las lagunas de Fúquene y Cucunubá se ejerció su pesquería, pero debido tanto al difícil acceso a los sitios de pesca por la gran cantidad de maleza, como al bajo precio, no existen incentivos suficientes para los habitantes de estas lagunas. Tan solo un poblador de la localidad de Susa realiza la extracción del cangrejo en el río Lenguazaque, el cual desemboca en el río Ubaté, mayor tributario de la laguna de Fúquene. En cuanto a las tallas del cangrejo, en las lagunas de Fúquene y Cucunubá, el cangrejo muestra tamaños (ancho de caparazón) que oscilan entre 2,8 y 5,6 cm, con una talla promedio de 4,1 cm. Se establece que las poblaciones de N. macropa actualmente se encuentran saludables, condición mantenida desde hace más de veinte años y basada en la comparación histórica de la estructura de tallas y en que las zonas sujetas a su uso presentan abundancias relativas similares. El cangrejo sabanero tiene fortalezas como su estrategia de vida adoptada caracterizada por desarrollo directo (bajas mortalidades naturales en las crías), cuidado parental extendido (incremento en las tasas de crecimiento en juveniles) y estrategia K. Todos estos aspectos favorecen su supervivencia en variedad de hábitats. Historia natural de las especies y papel del juncal en su ciclo de vida. En la laguna de Fúquene se encuentra posiblemente la mayor población a nivel global del pez Capitán de la Sabana Eremophilus mutisii Humboldt, 1805, por ello la laguna es de gran importancia para su conservación. Es una especie declarada amenazada (Libro Rojo de Peces Dulceacuícolas de Colombia, Mojica et al. 2002, Libro Rojo Internacional, IUCN 2004). El capitán es llamado también “pescado” o “chimbe”, es endémico del Altiplano Cundiboyacense, se encuentra entre los 2500 y 3000 m.s.n.m de altitud, y su centro de distribución fue la Sabana de Bogotá (Dahl 1971) restringiéndose a la parte Alta del río Bogotá (Miles1971). Aparentemente fue introducido en otros lugares (De Pinna y Wosiacki 2003, Maldonado et al. 2005), tal como lo fue en el Valle de Ubaté donde se ubica la laguna de Fúquene. G. bogotensis es una especie endémica de la cordillera Oriental, desde la sabana de Bogotá hasta Santander. Es una especie amenazada. Es la única especie nativa con escamas que habita las aguas frías de nuestras montañas. N. macropa es una especie valiosa por ser ejemplo de la historia biogeográfica de la zona. Cuando los Andes se elevaron (Plioceno), se formaron cuencas cerradas que albergaban grandes lagos de agua dulce sobre la cordillera oriental y que actualmente corresponden al Altiplano cundiboyacense; éstos sirvieron de escenario para la evolución de una biota característica, siendo el cangrejo sabanero testigo de dicha historia (Andrade, 2004). Esa misma condición conlleva a que esta especie presente una distribución localizada o restringida que la cataloga como endémica del Altiplano en mención. Garzón et. al. (2005), establece que esta especie prefiere en igual medida los fondos rocosos (ríos) y los fondos lodosos (quebradas y lagunas). Ambos sustratos albergaban troncos, ramas sumergidas, hojas y piedras (sustrato lodoso), entre otros. Tales elementos le brindan protección y alimento. Su estado de conservación se ubica en el grado vulnerable (Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, 2005); entendiéndose como vulnerable: “aquella especie amenazada que no se encuentra en peligro eminente de extinción en el futuro cercano, pero podría llegar a estarlo de continuar la reducción de sus poblaciones naturales y el deterioro de su área de distribución” (Min. Ambiente, 2002). 41 Problemas y requerimientos de manejo de las especies del juncal. El complejo de las lagunas de Fúquene y Cucunubá se sitúa en uno de los ecosistemas más transformados en la historia nacional de Colombia, y a lo largo del tiempo se ha convertido en pequeños relictos o fragmentos (reducción drástica del área del humedal, reducción del nivel de las lagunas, eutrofización y contaminación entre otros). N. macropa, E. mutisii y G.bogotensis son vulnerables a este problema de la degradación y pérdida del hábitat, impacto generado por los diversos actores que desarrollan actividades productivas como agricultura, ganadería, minería y curtido de pieles, que requieren de la transformación del entorno. Además la demanda de agua potable y ciertos recursos para suplir las necesidades locales y regionales configura otro factor que incide en la problemática ambiental. El cangrejo de la sabana, durante los últimos años ha sido una especie que los pescadores de la laguna reportan como desaparecida, y no se conoce bien el por qué de esta situación. Sin embargo se aduce que esta problemática está relacionada probablemente con las condiciones ambientales de la misma, o que la proliferación de la maleza acuática dificulta su extracción. En el caso del capitán, los estudios registran que el capitán ha incrementado significativamente su aporte a las capturas de la laguna (de 6.5% en el 2005 a 39,9% en el 2008) compensando una disminución marcada de la captura de la carpa que pasó del 83% a 38,9% en el mismo periodo (Fundación Humedales, 2008). Sin embargo es preocupante estos resultados ya que los análisis establecen que estos niveles de capturan han llevado a la sobreexplotación del capitán. Por otra parte, el incremento en las capturas de capitán, no se ha reflejado en los niveles que se venían registrando en la seguridad alimentaria local, pasando de 37% en el 2005 a 12% en el 2008, lo que refleja una problemática que ya involucra el componente social.. La apertura de las compuertas del río Ubaté, generalmente desencadena mortalidad de peces principalmente de la guapucha por ingreso de abundante material lixiviado y baja calidad de las aguas. Así mismo para estas dos especies de peces, su grado de amenaza se incrementa debido al impacto causado por la introducción de especies invasoras como la carpa Cyprinus carpio y el pez dorado Carassius auratus, y un uso no sostenible por la pesca, en el caso del capitán (Valderrama et al. 2006). Este estado de riesgo contrasta en la Laguna de Fúquene con la importancia que posee en el ámbito social y económico local por ser un recurso valioso para la seguridad alimentaria y ser fuente de ingresos económicos a través de su captura (Valderrama y Hernández 2005). Se proponen como medidas de manejo: a) Determinación de áreas prioritarias de manejo in situ, por ejemplo, si se considera en principio toda el área de distribución del capitán, la laguna de Fúquene, por las características y estado poblacional de la especie podría ser una de las áreas seleccionadas para su manejo. b) Empoderamiento de comunidades locales para el manejo de recursos acuáticos, para lo cual se requiere mantener el proyecto “Sistema de monitoreo participativo SMP” que indiquen el estado de los diferentes recursos como de la calidad del agua de la laguna c) Mantener y fortalecer los canales de comunicación establecidos entre la comunidad y las autoridades ambientales como la CAR y de pesca como el ICA. En este sentido el COPA es un real instrumento para la discusión y adopción de decisiones oportunas de manejo. d) Actualización o designación de grados de amenaza, se recomienda revisar la categoría de amenaza en la que se encuentran los diferentes recursos, con la información actual del capitán es indispensable evaluar la posibilidad de declararlo amenazado vulnerable VU. Además, es conveniente que el Comité colombiano de la IUCN considere la incorporación de esta especie en el Libro Rojo de Especies Amenazadas (IUCN 2004) modificando el estado de insuficiencia de datos con el que es categorizada en la actualidad. Al cangrejo de la sabana e) Investigación, se debe mejorar el conocimiento biológico, ecología (trófica y reproductiva), dinámica poblacional (abundancia, crecimiento y mortalidad), identificación de subpoblaciones, considerando que las compuertas a la 42 entrada de la laguna son barreras físicas para los peces (genética poblacional), estudio de la organización funcional con las otras poblaciones nativas amenazadas (capitán E. mutisii, guapucha G. bogotensis y cangrejo N. macropa) y determinación de relaciones ecológicas con la comunidad de aves. Además es necesario continuar con la caracterización de hábitat y valoración de impactos (pérdida y degradación de hábitat, ecotoxicología) y la desaparición eventual del cangrejo en la laguna. f) Educación ambiental, donde el incremento de la conciencia pública es una de los más importantes medios para conservar la biodiversidad acuática. Este objetivo debe estar acompañado de programas educativos, otorgamiento de incentivos, y vinculación de voluntarios en programas de monitoreo o apoyo a la conservación. OTRAS ESPECIES QUE SE RELACIONAN CON LOS JUNCALES Existen otra especies que habitan los juncales y son principalmente roedores del grupo de los curies, la…… 43 IV EL USO DEL JUNCO Y DE LOS JUNCALES Historia del uso de los juncales en los Andes La utilización de las fibras naturales en América del Sur se remonta a las civilizaciones pre-incas, los Tiahuanaco, que dieron origen a las demás civilizaciones de la región. Ellos aprovecharon los juncales para la fabricación de "chicras", una bolsas que llenaban con piedras para usarlas como elemento de relleno en la construcción, parecido a como hoy se construyen los "gaviones" con que se canalizan los ríos (Gámez, 2004). Igualmente Klauer (2005) reporta que los pre-incas construían sus chozas cónicas de troncos y juncos. Simbaña (2001) establece que en el Lago Titicaca se acostumbraba construir las casas sobre balsas de totora y se tejía esteras para el servicio de gobernadores y caciques. Según la leyenda de Manco Capac también se confeccionaba orejeras de totora con fines de transformarlo en un artículo de adorno personal. Así como también es sorprendente la construcción de un puente de junco sobre el río Desaguadero, cerca del Lago Titicaca, que fue ordenado por Capac Yupanqui para poder cruzar con su ejército; dicho puente debía repararse cada seis meses. Además de su utilidad práctica, en las provincias del Tahuantinsuyo, la totora se empleaba para confeccionar la insignia o bastón de mando denominado “tiana”, que empleaba el jefe que tenía a su cargo diez tributarios Amayo (2008), establece que para los Tihuanacos en los años 400 d.c hasta los 1000 d.c , el junco se convirtió en un material importantísimo ya que aprendieron a navegar en el lago Titicaca en balsas de totora, expandiendo su tecnología hasta la Costa donde, encontrando el mismo material, construyendo balsas cada vez más grandes hasta lograr hacer aquellas con capacidad para realizar la navegación oceánica y así terminaron navegando el Pacifico. Cultura que se convirtió en marítima dominando la costa del Perú antes que existiese cualquier reino marítimo en las costas del Atlántico de Europa. Siglos antes que los vikingos de Noruega comenzasen a navegar por mar abierto, los navegantes en balsa provenientes del valle de Lambayeque habían comenzado a navegar por el Pacífico abierto... desde el Ecuador a Panamá y hasta Chile con el fin de producir joyería sofisticada y habían difundido el camote, yuca, calabaza, totora e inclusive la extensión de las orejas y el culto del hombre pájaro hasta la distante Polinesia (Amayo, 2008). Los pobladores de la costa peruana hace aproximadamente 1600 años, construyeron el Caballito de totora en el que lo montaban tal como en la actualidad es el deporte del “surf” en tabla. Teniendo en cuenta la distribución geográfica de los juncales en América del Sur desde Venezuela hasta Chile en todas sus regiones (incluyendo la Isla de Pascua); en los estados del sur del Brasil; en buena parte del Paraguay (Alto Paraguay, Central, Cordillera y Presidente Hayes); en Uruguay, Perú y Bolivia, el uso hoy en día se concentra el aprovechamiento del junco en el Ecuador en Lago de sangre y la Laguna de los Imbayas, en Colombia en la Laguna de Fúquene, en Perú (Humedal Paraíso) y junto con Bolivia en el Lago Titicaca y en Argentina en Puerto de Frutos (río tigre). Resultado de la transmisión de las técnicas artesanales de generación en generación en la fabricación de esteras, balsas, aventadores. Artesanías que con el transcurrir del tiempo se han ido posicionado internacionalmente, lo que ha obligado a estos países a estar creando otras opciones en el campo de la cestería (canastos, floreros), de los accesorios (sombreros, carteras), muebles y cortinas entre otros. Sin embargo en poblaciones indígenas del Perú y Bolívia se mantienen los usos ancestrales basados en las propiedades medicinales (inflamaciones intestinales) y alimentarias (animales) 44 La totora, el mayor aliado de los Uros (Tomado de Trujillo, 2008) En torno a 1800-2000 a.C, los Urohitos vivían en territorio actualmente boliviano, concretamente en la desembocadura del río Desaguadero. Los Uros eran un grupo migratorio, uno de los 182 reinos aymara, una de las más importantes culturas preinca. Ante la inminente invasión inca en torno a 1400 d.C, los Uros deciden escapar. Será en el lago Titicaca donde encuentren refugio, construyendo una auténtica ciudadela de enormes islas flotantes a base de totora, una especie de junco que crece de forma masiva en ciertas zonas del lago Titicaca. La construcción de la Isla comenzaba a partir de una base de raíz de totora de aproximadamente 3 metros de grosor. Para obtener dicha raíz solían esperar la subida del nivel del lago, tras el deshielo de las montañas circundantes, que facilitaba el afloramiento de dichas raíces. Esta raíz era cortada con serrucho en bloques, a los cuales se les clavaban troncos de colle (planta autóctona de Puno) o eucalipto (traído de Australia y plantado aquí hace unos 100 años). Posteriormente unas cuerdas trenzadas de q´uechua , procedente de la planta chilliwa, permitían la unión de los bloques de raíz entre sí. Actualmente se utilizan cuerdas de nylon ya que estas permiten una unión más duradera. Sobre esta base de bloques de raíz flotante se distribuían capas de totora en disposición alterna. Estos juncos eran cortados desde las barcas haciendo uso de una vara de unos 4 metros, unida a una afilada cuchilla. De este modo se lograba crear el firme sobre el cual se construían las casas, también con totora, y la cocina, que disponía de un aislante de raíz de totora para evitar incendios. Para finalizar solo faltaba anclar la isla para evitar su desplazamiento a lo largo de tan inmenso lago. Dicho anclaje se realizaba de dos formas: con ataduras a arboles de 15 metros clavados en el fondo del lago, y con ataduras a las islas ya construidas. Para construir una isla eran necesarias como mínimo 7 familias, que de promedio solían tener 5 componentes, es decir en total unos 35 integrantes. La vida de una casa de totora era de 5 a 10 años; sin embargo la de la isla flotante era de unos 30 a 40 años. Durante este tiempo, la isla se iba hundiendo poco a poco, por lo que había que incorporar capas y capas de totora sobre el firme. Finalmente, el deterioro de la isla era tal que acababa siendo engullida por lago. Actualmente las Islas de los Uros es uno del los puntos turísticos más importantes en el Perú. Esto ha hecho que los isleños no sigan una vida independiente del mundo actual, lo que ha provocado una migración y progresivo abandono de las islas a tierra firme en busca de nuevas oportunidades. “La totora ha demostrado en estos últimos 600 años ser el mayor aliado para lograr la supervivencia del pueblo de los Uros, ya que además de ser un material de construcción, ha sido y es utilizado como alimento así como el principal combustible”. Descripción de uso del juncal. Técnicas de manejo. Un aspecto cultural preponderante y que debe considerarse, es que la mayoría de los extractores respetan las zonas de corte de cada cosechador, se configuran así unos derechos no tangibles de propiedad. Las superficies de extracción de junco se localizan generalmente en áreas cercanas donde habitan los colectores, mientras que la enea se cosecha en partes más lejanas. En la laguna existen once zonas de corte tanto de junco como de enea, y en cinco de ellas se cosechan ambos recursos (Peñón, Roble, Playa, Carrizal y Guatancuy). Para el junco, las áreas de El Peñón y El Roble son las más aprovechadas, mientras que para la enea son El Roble, Tagua y Carrizal. La extracción del junco es realizada principalmente por hombres (89%), tan sólo unas cuantas mujeres hacen parte de esta actividad (10). Los extractores cuentan con una lancha y un instrumento consistente en una guadaña de mano, fabricada en acero con estrías de corte en su parte interna. Tasas de uso. El número de atados extraídos por año de la laguna asciende a 8.177, de ellos 70% corresponde a junco y 30% a enea (tabla 8). 84% de la producción proviene de El Peñón-El Roble y solamente 16% proviene de Guatancuy, lo que evidencia la importancia del primer sector. 45 Tabla 8: Número de atados producidos en la laguna de Fúquene por año Fuente: Fundación Humedales, 2005 Nº atados Promedio/año Junco Enea 103.6 41.4 220.0 120.0 112,7 47,6 Sector Peñón Guatancuy Laguna Nº total atados/ año Junco Enea 4.870 1.947 880 480 5.750 2.427 Los cosechadores arman dos tipos de atados, grandes y medianos. Los atados grandes de junco tienen en promedio 547 unidades y los medianos 263 unidades. Para la enea los atados grandes contienen 786 unidades en promedio y los medianos 410 unidades. Con base en la abundancia por m2, el número de atados y las unidades que los conforman, se establece que el total del área cosechada de vegetación palustre en la laguna de Fúquene es de 12.114 m2 (tabla 9). Tabla 9: Superficie cosechada de junco y enea en Fúquene Fuente: Fundación Humedales, 2005 Sector Peñón Guatancuy Laguna Junco (m2) 7.011 1.267 8.278 Enea (m2) 3.077 759 3.836 Total (m2) 10.088 2.026 12.114 Si se considera el área intervenida, se estima que cada cosechador usa 233 m2 de junco y enea al año, lo cual es cerca de la mitad de lo reportado en los andes ecuatorianos para las comunidades con uso intensivo del junco o totora (600 m2 por cosechador de tiempo completo) (Whillans, 1999). Es primordial evidenciar que para satisfacer sus necesidades, la intervención humana contribuye a modificar y degradar el paisaje natural. Sin embargo ésta no puede ser interpretada siempre como negativa. El problema es la transformación espontánea y acelerada sin planificación y diseño alguno, ni tiempo de selección y adaptación. Las comunidades rurales tienen la oportunidad de proyectar procesos productivos con el uso adecuado de sus recursos Regeneración. 1. Junco Se encuentra que el crecimiento del junco es un poco más rápido en la zona de corte que la de no corte, sin embargo no se evidencian diferencias significativas entre las muestras (F=0.255, p=0.617)) (Fig. 5). Se establece que el crecimiento en zonas de corte está entre 0.97 y 1,96 cm/día, mientras que en las zonas de no corte está en 0.88 cm/día (Fig.5) 46 2,6 2,2 crecimiento (cm/dia) 1,8 1,4 1,0 0,6 ±Dev.Std. 0,2 ± Err.Std. Promedio -0,2 corte no corte ZONA Figura 5. Crecimiento individual de junco en la Laguna de Fúquene tanto en zonas tradicionales de corte como en zonas de no corte Al evaluar el crecimiento entre los diferentes lugares que se realizaron los muestreos se observa que el crecimiento es homogéneo (F=0.326, p=0.72) (Fig.6). Como se observa en la gráfica las desviaciones estándar son grandes, lo cual obedece a que algunos tallos no crecieron durante el transcurso del tiempo de muestreo. Así mismo cabe mencionar que se perdió un cuadrante debido a una quema realizada en la zona, lo que obligó a hacer nuevos marcajes. 2,8 2,4 Crecimiento (cm/dia) 2,0 1,6 1,2 0,8 0,4 ±Dev.Std. 0,0 ±Err.Std. Promedio -0,4 peñon playa carrizal LUGAR Figura 6 . Comparación del crecimiento individual de junco en diferentes zonas de la Laguna de Fúquene 2. Enea El crecimiento de la enea, registra una velocidad mayor en cuanto al junco, variando entre 1.50 y 2,37 cm/día en zonas de corte y entre 2.06 y 2.74 cm/dia en zonas de no corte. Al comparar el crecimiento de la enea entre zonas, se encuentra que los crecimientos promedio no difieren significativamente (F=2.24, p=0.14) (Fig.7) 47 3,8 3,4 crecimiento (cm/dia) 3,0 2,6 2,2 1,8 ±Dev.Std. ±Err.Std. Promedio 1,4 1,0 corte no corte ZONA Figura 7 Crecimiento individual de enea en la Laguna de Fúquene tanto en zonas tradicionales de corte como en zonas de no corte Al comparar el crecimiento en altura de la enea se encontraron diferencias significativas entre los diferentes lugares de muestreo (F=4.43, p<0.05). Las pruebas aposterior, establecieron que éstas se registran entre la misma zona de corte, siendo mayor el crecimiento en el túnel /2.36 cm/día) con relación al peñón (1.50cm/día) (Fig. 8), situación que no se evidencia entre los lugares de no corte (carrizal y tagua). En este sentido se establece que el junco a pesar de ser la especie sujeta a más uso por parte de los extractores, éste presenta una regeneración más lenta con relación a la enea, son más susceptibles a morir una vez se hayan cortado. El hecho de intervenir una zona de junco donde generalmente no está sujeta al uso, no implica que la planta tenga una regeneración más lenta a la que se ejerce en zonas de extracción. En cuanto a la enea el crecimiento sí parece depender del lugar donde se realice el corte y por lo cual vale la pena evaluar más afondo estos sitios para entender mejor la situación. 48 4,2 crecimiento (cm/dia) 3,6 3,0 2,4 1,8 ±Dev.Std. 1,2 ±Err.Std. Promedio 0,6 peñon tunel carrizal tagua LUGAR Figura 8. Comparación del crecimiento individual de enea en diferentes zonas de la Laguna de Fúquene Técnicas de manejo del junco en la elaboración de artesanías. La cosecha se efectúa principalmente en la época de verano (diciembre a marzo). Una vez establecida el área de trabajo, se procede al corte de la materia prima, cuya superficie en promedio es de 16 m2. A partir de allí se inicia el proceso de aprovechamiento que consta de los siguientes pasos: • Selección de ejemplares verdes y no muy secos, y con longitudes que van de 260 a 310 cm de alto para la enea y entre 280 y 330 cm para los juncos. • Presecado de los ejemplares en la parcela de corte por cerca de 15 días. • Agrupamiento en manojos o atados. • Transporte hasta la casa del extractor • Almacenamiento y secado final a la intemperie durante 8 días, con el fin de obtener un buen color en la fibra. La flor de la enea T. angustifolia es otro producto cosechado pero en menor cantidad. A ésta no se le da tratamiento de secado, pues se comercializa en estado natural y a nivel local La producción artesanal De acuerdo con los registros de las encuestas, los artesanos prefieren realizar objetos medianos y grandes. De los cuales, el 84% son elaborados en junco y el 16% en enea (Fig.9). 49 Frecuencia (%) 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 enea junco Figura 9. Utilización del junco y la enea en elaboración de artesanías durante los meses de abril a junio de 2007 en la zona del Peñón. La producción de artesanías en la zona está orientado principalmente a la elaboración de canastos (73%) y esteras (14%) (Fig. 10), lo que indica la alta demanda que tienen estos artículos y por tanto podría orientar un poco a la comunidad en la solicitud de capacitación en este tipo de artículos para el mejoramiento en sus ofertas y presentaciones. papeleras sopladeras 2% 4% jarron 2% esteras 14% cunas 5% canastos 73% Figura 10. Distribución porcentual del tipo de artículo elaborado por los artesanos de Fúquene Importancia socio-económica del juncal. El uso del junco permite configurar sistemas productivos y socioculturales a un grupo de personas que viven en las inmediaciones de la laguna de Fúquene. El proceso abarca desde la cosecha de la vegetación, hasta la elaboración de la artesanía y su comercialización, actividades en las cuales intervienen en la mayoría de los casos, los grupos familiares. En el 2005, en la región se contaba con un total de 52 cortadores de junco y enea. De ellos, 48 se localizan en la parte de El Peñón-El Roble, conformando la principal área de extracción, los 4 restantes se ubican en Guatancuy-Túnel. Para el 2008 el número total de cortadores bajo a 45, situación que obedeció a que los cortadores por su edad dejaron de serlo y en otros casos porque se fueron de la zona. Se destaca que a pesar de una menor cantidad de cortadores, en la región de Guatancuy se incrementó a 7 personas. 50 Dentro del primer grupo (El Peñón), 78,4% de los cosechadores cortan tanto junco como enea, mientras que los del segundo (sector Guatancuy) se especializan en el corte de junco. La actividad extractiva y la elaboración de artesanías genera beneficios económicos a diversas personas que intervienen en la cadena productiva. Los productos artesanales de junco y enea se comercializan a nivel local con alguna distribución regional, especialmente a Bogotá y Chiquinquirá. Teniendo en cuenta que para la comercialización de artesanías no existe un estudio económico y de mercado, en el presente documento se expone una aproximación a los ingresos que obtiene la comunidad local por ejercer dicha actividad. En palabras de los extractores, el atado de junco tiene un valor promedio de $5.500 y $7.500 el de enea, lo que permite calcular que la producción total de junco en el 2005 generó recursos del orden de $31’482.000 y de $18’397.500 para el caso de la enea. El cambio de la materia prima en productos artesanales del tipo cestería, genera un incremento significativo en el valor del atado. Una vez manufacturado, el atado de junco adquiere un precio promedio de $55.000 y se halla representado en 50 productos de tamaño pequeño o 30 medianos o 3 grandes. La transformación de la enea puede incrementar el valor del atado a $75.000 representados en 70 productos de tamaño pequeño o 50 medianos 2 grandes. En general puede inferirse que entre el junco y la enea producen recursos económicos a los artesanos del orden de los $498’795.000 anuales, esto equivale a que cada persona recibe aproximadamente ingresos cercanos a los $237.521 mensuales (58% del salario mínimo legal vigente año 2005). Al respecto de la comercialización local y regional de las artesanías, no se dispone de la suficiente información económica. La única aproximación que puede dar un indicio de la situación es que productos de tamaño mediano, en un puesto local, alcanzan $8.000 y en un almacén de cadena en Bogotá logran tener un valor de $25.000. Lo anterior equivale a un incremento cercano a 300%. La flor de la enea, según la demanda, se corta y vende a nivel local por un precio de $1.000 la docena, y en el mercado de Bogotá una sola flor cuesta $1.000. La Iniciativa Biocomercio de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (Unctad), con base en las necesidades particulares de los países en desarrollo, lanzó una propuesta orientada a la promoción, inversión y comercio de productos derivados de la biodiversidad con valor agregado (Argüello et al., 2003; Vivas y Ruiz, 2001). Colombia aprobó tal iniciativa (Buitrón y Argüello, 2005), la cual se ha reflejado en la estadísticas de Proexport, entidad que registra el subsector cestería dentro de los productos naturales no maderables de promoción para la exportación. En este sentido, en la laguna de Fúquene existe un gran potencial que puede contribuir al desarrollo local y regional. 51 V MANEJO SOSTENIBLE DEL JUNCAL El juncal y el manejo sostenible del ecosistema. • Lineamientos de manejo a nivel del ecosistema. El asunto central que interesa no es tanto lamentar el cambio ambiental producido, sino entender que la estructura ecológica actual de las lagunas no es sostenible para continuar proveyendo servicios ambientales de manera indefinida a la sociedad. En el ecosistema humanizado de hoy contrastan fuertemente las lomas con matorrales, relictos de bosques nativos, plantaciones forestales y agroecosistemas dependientes de insumos químicos externos en las partes altas; y en la parte plana, ecosistemas simplificados y altamente valorizados para la ganadería, con procesos locales de urbanización. En medio de esta matriz cultural del paisaje, se encuentra una red hídrica transformada que suministra servicios ambientales altamente demandados y soportados por un sistema ecológico tensionado. La no sostenibilidad ecológica y social del sistema se manifiesta en la recurrencia de calamidades, el aumento de los costos de manejo, la aparición de imprevistos o procesos inesperados o indeseados, la disminución de servicios ambientales y el aumento de los conflictos socioambientales. Todo ello sucede en medio de una pérdida de credibilidad de la población local hacia las autoridades. En Fúquene no se han reconocido de manera oficial objetivos de conservación de biodiversidad. El CONPES (2006) no considera de manera suficiente la conservación de la biodiversidad, y la forma aislada como plantea obras de adecuación física e hidráulica puede representar un riesgo para su conservación. Con todo, algunas de ellas tienen el potencial de generar escenarios ecológicos favorables para su conservación. Entre ellas está la clarificación predial (INCODER), el mejoramiento de capacidad hídrica mediante obras de regulación de caudales de entrada para prevenir inundación y mejorar la oxigenación. En síntesis no hay una valoración única de la laguna (Fundación Humedales 2007) y tampoco un acuerdo social suficiente sobre las medidas de manejo. La visión meramente hidráulica representa un riesgo significativo para el mantenimiento de otros bienes y servicios ambientales, y fuente potencial de aumento del conflicto socio-ambiental presente. La base para adelantar un manejo adecuado de las lagunas está en reconocer que el cambio ambiental ya es inevitable y que el ecosistema, en cada una de sus manifestaciones, presenta todavía múltiples valores y funciones ambientales. El manejo único como distrito de riego, ha conducido a generar un nivel de tensión que lo hace insostenible. Por este motivo, se hace imprescindible procurar acciones coherentes dentro de un plan integral, dirigido a maximizar todas las funciones sociales del ecosistema. De allí que resulte indispensable construir una visión de futuro de la laguna, con base en sus límites de funcionamiento y en las capacidades de la sociedad para llevarlo a este estado. Ante todo, es buscar la conservación de los valores ambientales a través del uso durable de los recursos biológicos. No se debe impedir que la población humana se beneficie directamente de los recursos naturales vivos y del desarrollo de sus valores ambientales. No sólo porque un enfoque de este tipo va en contravía de las percepciones y aspiraciones de las comunidades locales y produciría rechazo, sino además porque desde el punto de vista científico no sería necesario para alcanzar los objetivos. Debe buscarse un punto de equilibrio, en el cual la conservación de la biodiversidad y otros valores ambientales, sea compatible con el uso. En el ámbito del complejo de humedales dichos objetivos pueden lograrse mediante la sostenibilidad de los recursos biológicos de la fauna y la flora, y por medio de la promoción de otros usos no consumistas. El empleo de los recursos biológicos presentes en el complejo de humedales contribuye al mejoramiento de la calidad de vida 52 de las poblaciones humanas locales, su solo reconocimiento como parte del manejo del ecosistema genera beneficios que se manifiestan en una mayor aceptación de la gestión ambiental, mayor legitimidad institucional y disminución de los costos que implicaría un control y vigilancia impuesto desde afuera.los lagos y humedales. En consonancia con lo anterior, el mantenimiento de las lagunas requiere procurar desde ya, una estructura y las condiciones óptimas que permitan gestionarlas de una manera adaptativa frente a los procesos climáticos (fluctuaciones de El Niño y La Niña, y el cambio climático global), los cuales influyen de manera relevante en estos ecosistemas (Franco et al., 2003). Un cambio hacia formas de sostenibilidad, debería ir acompañado por una nueva visión por parte de las comunidades. En este sentido, la priorización de objetos de conservación (especies, habitáts) y procesos presentes en el complejo Fúquene, Cucunubá y Palacio, es un paso esencial para la formulación del plan de manejo. Desde una perspectiva global y nacional, las prioridades se centran en las especies y poblaciones que tienen un mayor nivel de amenaza. Por ende, el principal valor de conservación de este complejo se refiere al conjunto de habitáts palustres (de pantano) y los ensamblajes de especies dependientes. Una segunda prioridad está representada por las especies que siendo comunes en los ámbitos internacional o nacional, muestran allí concentraciones importantes permanentes o transitorias y que son inusuales o especiales en la región (congregaciones de aves migratorias y especies de aves acuáticas residentes). Una mirada exclusiva desde lo local, podría privilegiar la conservación de algunos elementos o funciones de los ecosistemas o la biodiversidad que proveen beneficios a las poblaciones humanas asentadas. Sin embargo la definición de prioridades debe balancear la conservación de la diversidad amenazada con la necesidad de manejo de recursos y producción de benéficos locales. En este sentido no parecen existir contradicciones insuperables entre las perspectivas de lo global y lo local. El suministro permanente de recursos naturales vivos en la forma de peces y productos de los juncales, es una actividad que tiene el potencial de no contradecir directamente la conservación del hábitat de las especies amenazadas, siempre y cuando no se haga mediante alteraciones del mismo (como sucede con la quema de juncales). Igualmente sucede con la extracción de Cangrejo. La caza, si bien no es permitida cuando se hace con fines diferentes a la propia subsistencia, es claro que desde un punto de vista técnico tiene, al menos para algunas especies, el potencial de sostenibilidad. El uso de especies exóticas invasoras, mientras continúe el estado eutrófico del lago, tiene un potencial permanente; no obstante debe considerar un control para que no se realice en sitios o con métodos que afecten el hábitat crítico de las especies objeto de conservación. Si se planifican y ordenan, los usos recreativos pasivos en la laguna pueden ser compatibles con la conservación. El ecoturismo y las visitas centradas en la observación de aves pueden generar beneficios a la población local. Por el contrario, el manejo dirigido a mejorar la calidad escénica percibida en los espejos de agua, o el potencial del sitio para la recreación activa, si entraría en contradicción con los objetivos mencionados. La limpieza de las llamadas malezas acuáticas, si se hace de manera generalizada o localizada en sitios críticos para algunas especies, implica un riesgo adicional para dichas poblaciones. La limpieza de malezas acuáticas, si bien no soluciona un problema que debe atenderse de raíz, tiene que ser permanente y focalizada con el ánimo de mantener áreas para la recreación, tránsito o pesca, o para disminuir la pérdida de agua por excesiva evapotranspiración. Simultáneamente, debe controlarse la expansión, particularmente en las orillas de la laguna, de la infraestructura asociada con la recreación, en especial si es activa, y la construcción habitacional. • Líneas de acción 53 La protección de los juncales, y entre ellos las formaciones de Scirpus californicus, es objeto central y prioritario para la Estrategia, toda vez que se trata del hábitat de un conjunto mayor de especies focales. De manera estricta, la protección de juncales debe adelantarse en algunas porciones, en particular durante las épocas de anidamiento de aves residentes o llegada y descanso de migratorias. Una parte de los juncales pueden seguir siendo manejada para la producción de materia prima indispensable en la elaboración de artesanías. Se debe prevenir al máximo el fuego en (la quema de) los juncales. Para un mejor manejo de los juncales, es necesario plantear un programa de investigación sobre dinámica de vegetación palustre, especialmente para conocer el patrón de las sucesiones vegetales en condiciones diversas y bajo diferentes tipos de uso. Principalmente se requiere ahondar en el conocimiento de las sucesiones palustres que se desencadenan por la interacción entre la Elodea y el Buchón introducidos (van der Hammen, 2003), y la formación de islas flotantes de junco. Lo anterior es esencial para proponer adecuadas medidas de manejo. Con base en lo anterior en el ámbito de hábitat y ensamblaje de especies se plantean 4 líneas de acción y 1 en el ámbito de especies focales y que se presentan en la siguiente Tabla (10). Tabla 10 Propuesta de líneas de acción en los diferentes ámbitos (hábitat y ensamblaje de especies y especies focales) para el manejo sostenible de los juncales de la Laguna de Fúquene ACCIONES Delimitación y señalización de áreas núcleo de protección de hábitat palustre HAIBITAT Y ENSAMBLAJE DE ESPECIES LINEAS Protección de juncales priorizados Manejo ecológicamente de las pesquerías Formulación participativa de los planes de manejo comunitario de la pesca ESPECI ES FOCAL ES AMBITO Conservación y manejo de plantas acuáticas Definición de las especies de especial interés y ubicación de sitios clave con identificación de amenazas Programa de guardas de vida silvestre comunitarios Manejo ecológicamente sostenible de juncales para producción Formulación participativa de planes de manejo para una producción ecológicamente sostenible de juncales comunitarios Implementación de los planes de manejo de juncales y monitoreo Investigación de sucesiones en sistemas palustres aplicada al manejo Estudios sobre los cambios de los sistemas palustres (juncales) en diferentes condiciones naturales, de tensores ambientales y de uso Estudio de la dinámica de islas flotantes 54 Aplicación de conservación medidas de COMETARIOS AL CONPES El CONPES retoma los conceptos recientes de la CAR según los cuales la construcción del canal perimetral fue un error, y se ha constituido en una causa adicional de los cambios ambientales indeseados en la laguna, y define acciones de rehabilitación mediante la adecuación morfológica de la orilla. En particular, define el CONPES (2006:13) adecuaciones hidráulicas frente al impacto del canal perimetral para lograr que nuevamente dichos caudales transiten por la Laguna de Fúquene. Esta labor implica modificar la estructura del canal perimetral, para dar paso a un “jarillón perimetral” y la conformación de orillas, sin poner en riesgo los suelos productivos en donde la actividad agropecuaria es viable. Dice además el CONPES (2006:14) sustentado en la CAR, que “la obras de regulación tendrían que acometerse casi de manera simultánea, tanto las descritas anteriormente, como el diseño y construcción de embalses en la cuenca saltas de los ríos La Playa, Suta, Lenguazaque y Simijaca que según estudios preliminares permiten regular cerca de 36 millones de metros cúbicos, volumen similares al que actualmente contiene la laguna de Fúquene”. Con base en la Política Nacional de Humedales se establece que la rehabilitación debe ser no solo morfológica para restituir funciones hidráulicas, sino que debe dar paso a la restauración del ecosistema. Es decir, debe tener en cuenta consideraciones específicas sobre la ubicación actual y las funciones de los juncales. La construcción, llenado y operación de los embalses aguas arriba debe tener en cuenta siempre el caudal ecológico definido para evitar caudales y niveles mínimos durante periodos largos, lo cual afecta negativamente y posiblemente de manera irreversible, la estructura ecológica de hábitats de la laguna. En este contexto, a continuación se presenta en un cuadro los posibles conflictos y oportunidades de cada uno de los proyectos del CONPES através de las diferentes estrategias, en relación con la PNH y que tocan el tema de los juncales Tabla 11. Conflictos y oportunidades entre las Estrategias y Proyectos del CONPES Fúquene y la Política Nacional de Humedales (PNH), para cada una de las estrategias (los colores son: Rojo: conflicto alto; amarillo; conflicto medio y verde; conflicto ausente). Estrategia “Mejoramiento de la capacidad de regulación hídrica”. Proyectos Conflicto potencial con la Calificación Oportunidad de complemento PNH CONPES y PNH Adecuación Potencial conflicto alto si la Alto Una definición de un modelo de hidráulica supresión del canal perimetral y orilla de la laguna que incluya el del canal la readecuación de la orilla de tema hidráulico, y reconozca la perimetral. la laguna implican la existencia actual de valores de destrucción de hábitat palustre conservación reconformados en (juncales). la misma durante la existencia del canal perimetral. Se recomienda adoptar el modelo general de orilla propuesto por van der Hammen (2003). 55 Proyectos Conflicto potencial con la PNH Calificación Rectificación y mantenimiento anual de rio Suarez aguas debajo de la laguna. Potencial conflicto si la intervención implica la destrucción total o parcial, o el cambio de condiciones ecológicas, del gran juncal que se encuentra a la salida del rio Suarez de la laguna. Alto Conflicto alto por constituirse en otra aproximación de “ensayo y error” con alto riesgo de crear situaciones inesperadas y de alto costo ambiental. Totalmente inadecuado con la PNH por la imposibilidad de actuar selectivamente sobre las “malezas” (especies exóticas invasoras) y no contra la flora acuática. Alto Control de malezas acuáticas mediante control químico o biológico. Oportunidad de complemento CONPES y PNH Iniciar la rectificación del rio en el punto donde termina la extensión del juncal aguas abajo. Solamente se debe considerar el control mecánico. Estrategia “ Mejoramiento, operación y mantenimiento del distrito de riesgo Fúquene – Cucunubá” Proyectos Conflicto potencial con la PNH Calificación Oportunidad de complemento CONPES y PNH Algunos canales pueden ser considerados como “humedales artificiales” y tener algunos valores de conservación. Extracción mecánica permanente de maleza acuática en canales principales y secundarios. Extracción mecánica permanente de maleza acuática en el espejo de agua de las lagunas (F,C y P). Compra y mantenimiento de maquinaria. Operación del distrito de riego y drenaje. Conflicto si se considera toda la flora acuática, incluyendo juncales. Medio Conflicto potencial si se incluye como maleza acuática a las macrófitas nativas, en especial a los juncos. Alto La extracción de macrófitas indeseadas, se constituye en una medida de manejo positiva para otras funciones ambientales de la laguna. Alto El gran reto es compatibilizar técnicamente la operación del distrito de riego, con el manejo de los aspectos ecológicos y sociales de la laguna. Ninguno. Conflicto potencialmente alto, en la medida en que la función “drenaje” continúe como parte de los objetivos de manejo e igualmente si los objetivos de manejo de riego, no se compatibilizan técnicamente con los demás objetivos de conservación de la laguna (hábitat, biodiversidad, etc. ). 56 BIBLIOGRAFIA Amayo, E. (2008) El caballito de totora mochica y el origen del "Surf". Contribución para la recuperación de una historia pre-colombina y sus vínculos con el presente. http://enriqueamayo.blogspot.com/2 Revisado 3 de junio de 2009 Argüello, M. et al. (2003). Proyecto de promoción del comercio sustentable de productos y servicios de los humedales del Ecuador. 48 pp. Buitrón, X. y Argüello, M. (2005). “Selección de especies promisorias nativas del Ecuador para ingredientes naturales: Una iniciativa de Biocomercio Sostenible”. 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