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Información AGRO ENTORNO ACOLCHADO PLÁSTICO Y MALLA-SOMBRA: INNOVACIONES TECNOLÓGICAS EN LA PRODUCCIÓN DE PIÑA MD-2 (Ananas comosus var. comosus) PARA EL MERCADO DE EXPORTACIÓN Por su agradable sabor y exquisito aroma, la piña se ha adjudicado el cuarto lugar en preferencia de consumo de frutas tropicales, solo detrás del banano, cítricos y mango (Rebolledo et al., 1998). En México, los principales estados productores de piña son: Veracruz, Oaxaca y Tabasco, de los cuales el primero es el mayor de todos. La producción se basa principalmente en la variedad Cayena Lisa (60%), el híbrido MD-2 (30%) de reciente introducción y otros materiales criollos (10%) del grupo “Español” cultivados en pequeñas regiones para mercados localizados (Rebolledo et al., 2011). La principal región piñera del país es la Cuenca Baja del Papaloapan y es ahí donde se generan, introducen y validan las tecnologías más novedosas en este cultivo frutal, por lo que el presente estudio se realizó en dicha zona. El híbrido MD-2 o “Piña Miel” es el único que presenta oportunidades reales en el nicho del mercado de exportación en fresco, de ahí el interés de los productores, empresarios y dependencias de los gobiernos estatales y federal en la expansión de su cultivo con fines de incrementar su producción y oferta. Sin embargo, el mercado de exportación es muy exigente en cuanto a calidad e inocuidad de la fruta, ya que solicita: frutos pequeños a medianos (1.1 y 1.8 kg), bien formados, uniformes y atractivos en color externo, con traslucidez baja a media, sin defectos, golpes o presencia de sustancias extrañas, especialmente restos indebidos de agroquímicos no autorizados o permitidos que rebasen los límites máximos. También existe una tendencia mundial de los consumidores a preferir productos del campo que en su proceso de producción, empaque y coAGRO ENTORNO 15 Agricultura Marco Antonio Toral Juárez1, Daniel E. Uriza Ávila1, Jorge López Collado2 Figura 1. Ilustración de un lote de piña MD-2 con acolchado plástico total. mercialización, tengan un impacto nulo o menor en el medio ambiente y que además considere la salud del personal directamente involucrados en el cultivo y las poblaciones vecinas a las fincas de producción. En la mayoría de las regiones productoras de piña en México las condiciones del clima son más fluctuantes, intensas y con valores más extremos durante el año que en otras regiones de países ubicados en latitudes más ecuatoriales, como Costa Rica, Panamá, Colombia y el propio Ecuador. Uno de ellos es el volumen anual de lluvias, ya que mientras que en la región del Atlántico en Costa Rica las lluvias promedian los 3,300 mm anuales, en la región del Papaloapan el promedio anual es de 1,300 mm, con algunas áreas donde no se superan los 1,000 mm. Respecto a días al año con lluvia, en la primera promedian cerca de 200, mientras que en la segunda solo 80 días, es decir 60% menos. En cuanto a meses secos, mientras que en la región del Atlántico en Costa Rica solo en marzo y abril no se cubren los requerimientos mínimos de lluvia mensuales para la piña (60 mm), en el Bajo Papaloapan son seis los meses (diciembre a mayo) donde no se alcanza este mínimo. Agricultura En ambas regiones marzo es el mes más seco, sin embargo en ese mes en Costa Rica ocurren 40 mm, mientras que en el Papaloapan solo 13 mm. Para resarcir esta deficiencia de humedad el INIFAP propuso utilizar la tecnología del riego presurizado, sobre la cual se realizaron las primeras pruebas a inicios de los 90’s, tanto en aspersión como en goteo. Su utilidad e impacto en el cultivo (ya sea riego de auxilio o permanente) quedó demostrando y promovido desde 1995, principalmente en su versión goteo por sus múltiples ventajas agronómicas, económicas y ecológicas. Desafortunadamente los productores y empresas han optado preferentemente por el de cañones, el cual tiene una eficiencia menor al 60% y conlleva una serie de inconvenientes en su manejo como la compactación y erosión del suelo, el “lavado” de fertilizantes y demás insumos aplicados al cultivo, la incidencia de maleza en toda el área irrigada, la eroAGRO 16 ENTORNO Figura 2. Detalle de un lote con plantas y frutos protegidos con “hojas de piña y rafia” y con malla-sombra plástica negra, grado 50% contra los excesos de radiación solar, en la región del Bajo Papaloapan. sión por sobre-riego y el excesivo gasto de mano de obra y energía utilizada por unidad de tiempo/superficie. Como referencia, con el agua que se riega una hectárea de piña con el método de aspersión con cañones, se pueden regar hasta tres con goteo, aunque pudieran incluso duplicarse si se utilizara acolchado plástico y malla-sombra. Otro problema es el continuo y acelerado proceso de degradación del suelo por erosión hídrica y acidificación, que resulta en una pérdida general de su fertilidad química, física y biológica. El proceso está asociado a eventos extremos de lluvia que ocurren frecuentemente durante el temporal o bajo riegos excesivos (principalmente por aspersión con cañón), que en combinación con suelos ligeros y pendientes medianas que dominan en la región, así como la falta de aplicación de medidas para conservar y mejorar los suelos regionales, resultan en la remoción y pérdida de 75 ton/ha/ año de suelo y reducción del pH hasta valores de 3.0, que pronostican una reducida vida productiva de los terrenos en explotación continua bajo esos sistemas de manejo. Si consideramos que el rendimiento de piña en México es de 50 ton ha-1, entonces el costo ecológico por cada kilo de fruta producido es de 3.0 kilogramos de suelo erosionado, además de las secuelas y daños que estos sedimentos generan en el medio ambiente, corriente abajo. Para evitar y contrarrestar estas causas, problemas y sus consecuencias sobre los suelos piñeros, el INIFAP ha evaluado y propuesto el uso del acolchado plástico en este cultivo. Esta tecnología está dirigida a brindarle a las plantas mejores condiciones de humedad y temperatura pero también asociada a la conservación y mejor aprovechamiento del agua y el suelo. Los primeros trabajos en México con este insumo en piña datan de inicios de los 90´s, donde se incluyeron pruebas de calibres, colores, anchuras y diseños de películas plásticas para fines de acolchado agrícola. La información disponible indica que su uso, permite: reducir hasta en un 90% el uso de herbicidas convencionales durante el ciclo; duplicar la eficiencia del agua (en temporal o riego); evita la compactación y pérdida de porosidad del suelo preparado, conserva su permeabilidad y es por ello con rafia alrededor del fruto; envolver con papel periódico al fruto y fijarlo con pegamento o con una hoja de la planta, previamente rasgada; colocar zacate alrededor del fruto y tapar con bolsa de plástico blanca, unos pocos (Figura 2). que se reduce la escorrentía y erosión del suelo; resguarda los insumos aplicados y mejora su eficiencia; y conserva la temperatura del suelo en valores más adecuados para el crecimiento y desarrollo de las raíces, tanto en época invernal como de extremo calor. Todo lo anterior se refleja en ritmos de crecimiento de las plantas y frutos con 30% mayor peso y de mejor calidad, en contraste con plantaciones a suelo desnudo (no acolchadas) las cuales presentan un retraso en su crecimiento equivalente a dos o tres meses de cultivo en campo. Parcelas de validación establecidas con piña MD2 han mostrado una reducción significativa en los porcentajes de floraciones invernales prematuras hasta en un 50%, por efecto del acolchado, lo cual incrementa la posibilidad de programar la cosecha para los meses de septiembre y octubre, cuando los precios son el doble o triple del promedio en temporada normal. Es muy importante destacar que el uso del acolchado plástico está autorizado en la agricultura orgánica, siempre y cuando se garantice su retiro y manejo seguro de los residuos cuando termina su vida útil (Figura 1). Otro de los factores preocupantes por sus efectos negativos en el desarrollo, productividad y costo del cultivo, es la radiación solar excesiva, ya que contrastados con los promedios que ocurren, por ejemplo en Costa Rica, los valores de radiación en las regiones productoras mexicanas son 25 a 30% mayores, con sus consecuentes incrementos en la temperatura y ocurrencia de gradientes térmicos más extremos. Una de las partes más sensibles de la planta a daños por “sol” es el fruto y si en México no se “tapan” o protegen, oportuna y correctamente de la radiación excesiva, pueden afectar al 100% de ellos por quemaduras. Aun cuando existen métodos convencionales para el “tapado del fruto”, todos consideran la protección de cada fruto de manera individual, requieren de gran cantidad de mano de obra, mucho material para el tapado y finalmente ninguno logran una efectividad total o está libre de inconvenientes. Los métodos más comunes y en orden de frecuencia, son: el tapado con las propias hojas de la piña, amarradas Otro inconveniente grave ocurre cuando el personal asignado ingresa a la plantación a “proteger” la futura cosecha, lo que se considera un método intrusivo, ya que a su paso -dentro del lote- quiebran, rompen y rasgan gran cantidad de hojas (principalmente las más grandes e importantes de las plantas en esta etapa del ciclo), lo cual afecta su sanidad, nutrición general del cultivo y desarrollo del fruto en crecimiento. Esto es principalmente importante en las fincas orientadas a producir fruta fresca de exportación con densidades de plantación medias a altas, donde el follaje de las plantas está aun más entrecruzado y es difícil caminar en las entre-camas, sin dañar a las plantas. Para evitar y contrarrestar estas causas, problemas y sus consecuencias sobre las plantas y frutos de piña, el INIFAP ha evaluado y propuesto el uso de la malla-sombra plástica en este cultivo. Esta tecnología está dirigida a brindarle a las plantas mejores condiciones de temperatura y humedad, al reducir el exceso de radiación solar que incide sobre las plantaciones que desarrollan en campo abierto. Entre sus ventajas, están: genera un micro-ambiente que mantiene valores más aceptables y homogéneos de temperatura y humedad para el crecimiento de la planta durante el periodo de protección; permite reducir las temperaturas excesivas y disminuir la velocidad de los vientos fuertes (“nortes” y “suradas”), que cuando son “secos” deshidratan al suelo, plantas y frutos en sus diferentes etapas del ciclo; mantiene un ritmo de crecimiento constante en el cultivo, evitando estrés, con floración prematura 50% menor y frutos más grandes; aumenta la eficiencia y calidad de los tratamientos AGRO ENTORNO 17 Agricultura Figura 3. Comparación de dos lotes: lote izquierdo con planta de piña MD-2 con acolchado plástico total y malla sombra; lote derecho: siembra convencional de piña MD-2. Desafortunadamente el uso de estos métodos convencionales para la protección del fruto provoca la contaminación de los campos de producción y sus alrededores por restos de periódico, rafia y bolsas plásticas. Tampoco impiden la afectación de la apariencia de los frutos supuestamente protegidos, ya que éstos presentan evidentes daños o efectos negativos en su desarrollo, forma, turgencia, color y calidad interna, los cuales no son bien vistos por los comercializadores y consumidores y dificultan su venta, principalmente el estricto mercado de exportación. Además de requerir una mayor cantidad y movilización de mano de obra (disponibilidad muy condicionada), insumos y transporte para realizar labores de “tapado” y “re-tapado” del fruto con oportunidad, el costo en la implementación de métodos convencionales es alto, ya que representan un gasto cercano a $10,000.00 por hectárea, gasto no “recuperable” por consistir en su mayor parte (95%) de consumibles desechables (papel periódico y rafia) y mano de obra. de inducción floral en la época de secas y disminuye hasta en un 70% la presencia de frutos con coronas múltiples y deformes; protege del sol a los frutos en desarrollo hasta su cosecha, mejorando su tamaño y calidad general; reduce el porcentaje de frutos acamados, al detenerlos de su corona con su tejido; disminuyen los daños de algunas plagas del fruto (barrenador, picudo, grillo, aves, etc.); reduce deformaciones y mejora su apariencia, alarga su “vida de anaquel” y mejora el precio de venta; además, posibilita la protección de los frutos contra el sol en segundas y terceras cosechas. Agricultura Por tales motivos y como parte en la solución de las exigencias del mercado externo y en beneficio también del productor y consumidor nacional, el INIFAP propuso el uso combinado del acolchado plástico y la malla-sombra plástica, como innovaciones tecnológicas generadas y adaptadas por el Grupo de Investigación en Piña. Se debe remarcar que este uso combinado o complementario disminuye significativamente la utilización de mano de obra para el control de malezas y la protección del fruto, lo que permite aumentar la disponibilidad de personal para otras actividades más importantes o urgentes en el cultivo (Figura 3). Además permite: aumentar la eficiencia de insumos aplicados al resguardarlos de lluvias, riegos excesivos, evaporación y otros factores del clima, lo que permite disminuir hasta un 40% el uso y cantidades de agroquímicos y AGRO 18 ENTORNO fertilizantes durante el ciclo del cultivo; ayuda a conservar hasta tres veces más tiempo la humedad (temporal o riego) del suelo y de manera más constante, lo que reduce los requerimientos de agua para riego hasta en un 70%; reducen al mínimo la desfloculación y compactación del suelo, lo que favorece la infiltración del agua y con ello la escorrentía, por lo que la erosión hídrica y la consecuente pérdida de materia orgánica, coloides y nutrientes es cercana a cero; mantiene en la cama de siembra, la porosidad del suelo, lograda con la labranza, durante todo el ciclo (o ciclos) del cultivo, lo que aumenta la actividad de las raíces y su eficiencia; aumenta la actividad microbiológica y de incorporación de la materia orgánica. El acolchado y malla-sombra brindan altas posibilidades de cosechas exitosas y rentables. 1Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias. Sitio Experimental Papaloapan. Km 66, carretera federal Cd. Alemán-Sayula. 2Colegio de Postgraduados Campus Veracruz. Km 85.5, carretera federal Xalapa-Veracruz. Literatura citada Rebolledo M. A., D. E. Uriza A., L. Rebolledo M. 1998. Tecnología para la producción de piña en México. INIFAP-CIRGOC. Campo Experimental Papaloapan. Folleto Técnico Num. 20. Veracruz, México. 159 p. Rebolledo M. A., D. E. Uriza A., A. L. Del Ángel P., L. Rebolledo M., R. Zetina L. 2011. La piña y su cultivo en México: Cayena Lisa y MD-2. INIFAP-CIRGOC. Campo Experimental Cotaxtla. Libro técnico Num. 27. 306 p.