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1. INTRODUCCIÓN.
El término “Protea” (*) es usado para designar las plantas que pertenecen a la familia
Proteaceae. Cabe destacar que, desde el punto de vista comercial, existen doce
géneros importantes: Protea, Leucadendron, Leucospermum, Serruria, Aulax,
Telopea, Grevillea, Hakea, Isopogon, Dryandra, Banksia, Mimetes, nativos de
Sudáfrica y Australia.
Las proteas son un producto exótico y novedoso, recientemente introducido y bien
aceptado por el mercado nacional, razones que han motivado un creciente interés por
su cultivo. Dado que aún su oferta es baja, se consiguen buenas rentabilidades, a
diferencia del sistema de producción de flores acostumbrado en Chile durante la
última década, caracterizado por altos volúmenes de especies tradicionales, dejando
como consecuencia el aumento de la oferta y una inevitable disminución en la
rentabilidad de los productores.
El creciente interés por el cultivo de especies exóticas, ha impuesto un nuevo desafío
a los profesionales del agro, consistente en determinar los manejos que permitan
realizar un cultivo comercial - en este caso de proteas- en óptimas condiciones.
Es en este marco que el presente Taller pretende aportar la información necesaria para
desarrollar una pauta de podas: formación (plantas de primer año), y producción
(plantas de segundo año en adelante), de Leucadendron safari sunset.
(*) Los términos “Protea” y “Proteaceas” son usados indistintamente en este texto
para referirse a las plantas pertenecientes a la familia Proteaceae.
-1-
2
Existen dos tendencias en lo referente a la poda de proteas adultas: la escuela israelí
que propone podas cortas y rasantes; mientras que la escuela sudafricana establece
que las podas deben ser manuales y dirigidas según grosor y forma de la planta.
Este Taller trabaja, manipula y evalúa ambos tipos de poda en Leucadendron safari
sunset, productor de varas de follaje.
Respecto a la formación de plantas de proteas de primer año, existen autores que
proponen realizar pinzados. Este Taller también busca evaluar el efecto del pinzado
simple y doble en la primera ramificación y brotación, dejando abierto el tema para
que un nuevo taller continúe con la evaluación del efecto de estos tratamientos en una
producción comercial (Anexo 1).
Los objetivos que plantea este Taller son:
•
Determinar el efecto de dos sistemas
de poda (rebaje y aclareo), en
Leucadendron safari sunset de segundo año (Anexo 1).
•
Determinar el efecto del pinzado simple y doble en el primer año de
formación de Leucadendron safari sunset.
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2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
2.1. Antecedentes generales de poda:
Según DRÉNOU (2000) la poda es el término genérico que designa todo corte de
una parte de un árbol. Existen diversos calificativos para designar esta acción,
algunos de ellos son: poda suave, poda larga, poda corta, de formación, de reforma,
de aclareo, de renovación, rebajamiento, descabezamiento, etc.
DRÉNOU (2000) sostiene que un árbol no tiene necesidad de ser podado. Es el
hombre quien provoca su necesidad; esto debido a que es él quien separa
artificialmente las funciones de un árbol (ornamental, frutal, forestal, etc.), introduce
al árbol en medios naturalmente limitados (altas densidades, climas modificados,
espacios reducidos), selecciona y multiplica obteniendo cultivares muy alejados de
las formas naturales.
Los principales objetivos que persigue una poda son:
•
Dar estructura y forma a la planta.
•
Equilibrar la parte aérea con la parte radical.
GIL-ALBERT (1997) menciona una serie de factores a considerar en una labor de
poda, algunos de ellos son:
•
Toda poda elimina parte de la copa con las reservas que ella contenga (almidón,
fotosintatos, nutrientes, etc.), por lo que se convierte en una operación debilitante.
Las podas, en periodos de actividad vegetativa (pinzados o despuntes), no sólo
eliminan las reservas de la madera y la capacidad fotosintética de las hojas, sino
4
que lo hacen en un momento de máxima demanda energética del vegetal,
convirtiéndose entonces, en una de las podas más debilitantes.
•
Todo corte (entiéndase poda u otro), realizado en el vegetal, le deja una herida,
por lo que, de inmediato, se inicia un proceso de cicatrización basado en la
multiplicación y el crecimiento celular. La rapidez y calidad de dicho proceso está
determinada por: la fisiología del vegetal en cuestión y las condiciones
ambientales (luz, temperatura, iluminación y humedad).
•
Los cortes de poda exponen la madera a las condiciones ambientales hasta que se
produce la cicatrización, o sea que, durante este periodo, el vegetal queda
susceptible al ataque de patógenos, daños por heladas, insolación y sequedad.
GIL (1997) establece diferentes efectos de las operaciones de poda,
según su
severidad, tipo, época y condición de la planta (vegetativa o productiva).
GIL (1997) destaca el efecto vigorizante pues los brotes en plantas podadas crecen
más vigorosamente que en las no podadas, por más tiempo, con hojas más grandes y
terminan de mayor longitud en proporción a la poda. Sin embargo, la suma de estos
brotes es menor. Entonces, la vigorización es consecuencia del menor número de
yemas (y sus posteriores brotes), las que se benefician de una mayor cantidad de
reservas, raíces y mayor nivel hormonal. La vigorización se reparte en toda la planta
si es pequeña, pero tiene un efecto localizado cercano al corte, si la planta es grande.
Este efecto vigorizante dura tan solo una temporada; por lo tanto, la poda debe ser
anual (GIL,1997).
Las labores de poda se realizan para influir sobre el crecimiento de los brotes (futuras
varas). Es importante destacar que, además, existen otros factores internos y externos
que determinan el crecimiento de un brote, tales como: reguladores de crecimiento,
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estado hídrico de la planta, nutrimentos minerales, hidratos de carbono, temperatura,
luz y fotoperiodo (GIL, 1997).
Existen dos escuelas de poda de Proteaceas adultas: la israelí y la sudafricana. La
primera, propone podas cortas y rasantes (aproximadamente 15 cm del suelo), lo que
se traduce en un rebaje drástico de las plantas; mientras que la segunda propone
podas manuales dirigidas, denominadas aclareo, las que deben realizarse de acuerdo
a la arquitectura de cada planta.
2.2. Tipos de poda:
2.2.1. Clasificación de podas según la época:
Las labores de poda, dependiendo de la época en que se realicen, pueden ser
invernales o estivales. La primera se realiza durante el receso vegetativo y se
denomina poda seca; mientras que la segunda es conocida como poda verde (GIL,
1997).
2.2.2. Clasificación de podas según el tipo de madera a eliminar:
GIL (1997) propone:
•
Raleo: Eliminación de ramas enteras.
•
Despunte: Eliminación de partes de las ramillas cortando sobre una yema.
•
Rebaje: Eliminación de ramillas sobre otras ramillas.
•
Desbrote: Raleo de crecimientos verdes.
•
Chapoda: Despunte fuerte.
•
Pinzamiento o pellizco: Despunte que incluye de una a tres yemas.
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2.2.3. Clasificación de podas según sus objetivos:
Según GIL-ALBERT (1995), las podas pueden clasificarse, según sus objetivos, en
podas de: limpieza, formación, fructificación y renovación.
Las podas de limpieza tienen como objeto principal eliminar formaciones y elementos
indeseables, tales como: ramas muertas o enfermas, rebrotes, ramas cruzadas, ramas
muy próximas entre sí.
Las podas de formación pretenden dar a la planta una forma determinada o
mantenerla una vez conseguida.
Las podas de fructificación son aquéllas que buscan establecer o mantener elementos
productivos.
Las podas de renovación (o rejuvenecimiento) persiguen eliminar partes o elementos
envejecidos del árbol para sustituirlos por formaciones nuevas.
2.2.4. Clasificación de podas según el tipo de corte:
GIL-ALBERT (1995) establece que según el tipo de corte, las podas se clasifican
en: podas por despunte o podas por aclareo. En la primera, se corta una parte de una
rama; mientras que en la segunda, se establece la eliminación de ramas enteras,
cortándolas desde su punto de inserción.
2.3. Antecedentes generales de las Proteáceas:
Los términos “proteácea” y “ protea” son usados indistintamente por los horticultores
para denominar todas las plantas pertenecientes a la familia de las Proteaceaes.
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SALINGER (1991) señala las siguientes características distintivas de la proteas:
•
Tienden a ser esclerófilas, tienen hojas duras y coriáceas. Por esto pueden tolerar
déficit hídricos. Además, son resistentes a los daños por acción del viento.
•
Las yemas foliares no están protegidas por hojas, de modo que son susceptibles al
daño por frío.
•
Las plantas de la mayoría de los géneros, producen raíces proteoides, las que les
ayudan a absorver nutrientes cuando los niveles en el suelo son bajos. Estas
raíces, generalmente, están presentes en las plantas pioneras, las que pueden
establecerse en sitios pobres en nutrientes.
•
Ciertos géneros producen un lignotúber, hinchazón en la base del tronco, del cual
pueden surgir nuevos vástagos cuando el sistema de ramificación principal se
daña o destruye.
•
Poseen variabilidad dentro de una misma especie. Se han desarrollado formas
locales que las hacen diferir en su hábito de crecimiento, tiempo de floración o
color de la flor.
La familia de las Proteáceas está compuesta por varios géneros nativos de Sudáfrica,
los que son cultivados comercialmente en: Sudáfrica, Australia, Nueva Zelandia,
Estados Unidos e Israel. Dentro de los géneros de alta importancia comercial para
producción de follaje o flor cortada, se encuentran: Aulax, Banksia, Dryandra,
Grevillea, Hakea, Isopogon, Leucadendron, Leucospermum, Mimetes, Protea,
Serruria y Telopea (SALINGER, 1991).
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Desde un punto de vista floral, a menudo el atractivo está en las brácteas,
principalmente en Leucadendrons y
Telopeas; en otros géneros como
Leucospermum, es el estilo y estigma lo atractivo, siendo las brácteas pequeñas. En
Proteas y Grevilleas,
tanto las brácteas como las partes florales son atractivas
(SALINGER, 1991).
2.4. Antecedentes del género Leucadendron:
Los Leucadendrons parecen ser las especies de proteas más prometedoras para la
exportación. Producen temprano y el material cortado se almacena y transporta bien
con una longevidad adecuada. Es posible un almacenaje satisfactorio hasta por tres
semanas a 3 o 4º C. (SALINGER, 1991).
En los Leucadendrons lo que cambia de color cuando la cabeza floral madura, son las
brácteas. Botánicamente esos grupos de brácteas se llaman involucro (SALINGER,
1991).
HOFFMAN (1995) define a una bráctea como: “Cualquier órgano foliáceo situado
en la proximidad de las flores y distinto (por su forma, tamaño, consistencia, color,
etc.) de las hojas normales de la planta o de los sépalos o pétalos”.
Las plantas de este género son dioicas (machos o hembras). Generalmente, las formas
macho tienen brácteas de mayor colorido, pero, al florecer, tienen menor tiempo de
duración ya que las anteras ennegrecen después de que se ha desprendido el polen
(SALINGER, 1991).
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2.4.1. Antecedentes de Leucadendron safari sunset:
Es un híbrido comercial cuyos parentales son Leucadendron salignum, forma roja
femenina y Leucadendron laureolum, forma masculina.
La planta masculina de Leucadendron laureolum produce grandes cabezas
individuales de color amarillo pálido en primavera. Puede crecer hasta dos metros o
más y se usa en jardines (SALINGER, 1991).
La planta femenina de Leucadendron salignum es un arbusto de menor crecimiento
que Leucadendron laureolum. Produce cabezas florales terminales; cada vástago
emite ramas hacia el ápice, formando una pulverización de cabezas florales. El color
de las brácteas varía desde el oro, al rojo oscuro (SALINGER, 1991).
Leucadendron safari sunset es una planta femenina, desarrollada específicamente
como vara de corte, es vigorosa, de rápido crecimiento y presenta un hábito espeso y
erecto; posee tallos largos que exceden los 60 cm; sus flores conservan la calidad por
más de 60 días en el florero sin presentar síntomas de marchitez (TJIA, 1987; citado
por VALDERRAMA, 1997).
2.5. Manejos en el cultivo de Proteaceas:
2.5.1. Requerimientos climáticos:
La mayoría de las proteas se origina y crece en temperaturas cálidas o regiones sub
tropicales, donde se dan ligeros cambios climáticos entre el verano y el invierno e
incluso heladas, pero no frío invernal persistente (SALINGER, 1991).
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El clima no es el factor más determinante en el éxito del cultivo de proteas, pues
ellas son capaces de adaptarse a una gran diversidad de climas, obteniéndose
igualmente buenas producciones. Pueden tolerar temperaturas entre –5ºC y 45ºC. Los
45ºC se soportan con circulación de aire que enfríe la superficie de las plantas,
aunque el tejido se puede dañar hasta con 35ºC si no hay viento (LITTLEJOHN,
2001).
2.5.2. Requerimientos edáficos:
2.5.2.1. Drenaje:
Entre los requerimientos edáficos de las Proteaceas, el factor de mayor importancia es
el drenaje.
Se puede proporcionar un excelente drenaje en plantaciones realizadas en terrenos
inclinados (SALINGER, 1991). Si el suelo se anega ocurren daños en la raíz,
tornándose susceptibles a Phytophtora cinnamoni (MATTHEWS, 1993).
2.5.2.2. Profundidad:
Acerca del requerimiento edáfico de profundidad efectiva, LITTLEJOHN (2001),
sostiene que la profundidad óptima es superior a 1 metro.
SCHIAPACASSE (2003), al describir los manejos técnicos realizados en un cultivo
de Proteaceas en Portugal, señala que la preparación de suelo en el sector arcilloso se
hizo a una profundidad de 60 centímetros con un arado subsolador. En el sector
arenoso la preparación se realizó a una profundidad de 40 centímetros. El sistema de
plantación es en platabandas las cuales en el sector arcilloso tienen un ancho y una
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altura de aproximadamente 30 centímetros, mientras que en el sector arenoso la altura
es de unos 20 centímetros.
2.5.2.3. pH:
La mayoría de las Proteaceas requieren un suelo ácido. SALINGER (1991)
recomienda un pH entre 5,0 y 5,5; mientras que LITTLEJOHN (2001) acepta valores
de pH entre 4 y 6.
2.5.2.4. Textura:
Las raíces de las proteas no son lo suficientemente fuertes como para crecer en
suelos pesados. Es deseable que la proporción de arcilla no exceda al 20% y la de
arena sea superior al 50%. Este requerimiento está directamente relacionado con el de
drenaje, pues en suelos pesados (con un mal drenaje), las raíces presentan un alto
riesgo de sufrir pudriciones (LITTLEJOHN, 2001).
2.5.3. Fertilizaciones:
LITTLEJOHN (2001) establece que las proteaceas evolucionaron en suelos pobres en
potasio, magnesio, calcio y con niveles casi nulos de fosfatos. Los requerimientos
nutricionales son bajos en comparación a otras plantas; sin embargo, es necesario
fertilizar.
Por cada temporada de producción, se debe realizar una fertilización de
mantenimiento consistente en devolver al suelo los nutrientes que ha retirado la
planta durante la temporada de crecimiento.
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Las aplicaciones de nitrógeno deben limitarse a su forma amoniacal (NH4). Debido
a que el nitrato (NO3) aumenta el pH del suelo, por lo tanto, no debiera utilizarse en
proteas (LITTLEJOHN, 2001).
La dosis de nitrógeno recomendada es 60 g/planta/año en proteas adultas. En
condiciones de gran crecimiento, estas aplicaciones deben reducirse porque existe la
posibilidad de disminuir la producción de varas florales (LITTLEJOHN,2001).
El nivel óptimo de fósforo que requieren las proteas es aproximadamente de 1
g/planta/mes, en la forma de fosfato monoamónico (LITTLEJOHN, 2001).
Diversos autores sostienen que las proteaceas sufren toxicidad por niveles de fósforo
superiores a 15 ppm. Sin embargo, FIGUEROA (1996), tras ensayos realizados en
Quillota y evaluados cinco meses después de su término, concluyó que en
Leucadendron safari sunset el fósforo no ocasiona fitotoxicidad.
La deficiencia de potasio se evidencia por un amarillamiento de las hojas basales. Si
los suelos están bien drenados y con bajo riesgo de salinización, se puede utilizar
cloruro de potasio en dosis de 7 g/planta/mes para inducir la producción de varas
florales de calidad (LITTLEJOHN, 2001).
2.5.4. Marcos de plantación:
La plantación de Leucadendron, tradicionalmente se ha realizado a tres metros entre
hilera y uno sobre la hilera (LITTLEJOHN, 2001).
SALINGER (1991) sugiere que las plantas pueden mantenerse juntas en la hilera a
modo de seto y que Safari sunset está cultivándose satisfactoriamente en filas dobles
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en una situación triangular y a una distancia de un metro entre cada planta sobre la
hilera.
2.5.5. Época de plantación:
La época ideal para plantar es al inicio de las primeras lluvias de la temporada, para
que exista un buen desarrollo del sistema radical, aunque en zonas muy frías se debe
esperar hasta que finalice el periodo de heladas severas (LITTLEJOHN, 2001).
Durante el otoño de un clima semejante al de la zona central chilena, el suelo está lo
suficientemente cálido y húmedo como para estimular un rápido crecimiento radical,
mientras que la temperatura aérea restringe el crecimiento del vástago. Por el
contrario, las plantaciones realizadas a mediados de verano son indeseables, pues las
altas temperaturas pueden causar estrés hídrico en las plantas, aún cuando,
aparentemente exista una adecuada humedad del suelo (SALINGER, 1991).
2.5.6. Riegos:
Por lo general, los cultivos de Proteaceas se encuentran en zonas de precipitación
media a abundante; por lo tanto, son áreas que no requieren riego permanente. Las
plantas jóvenes, en su primera temporada de crecimiento, no deben sufrir estrés
hídrico y necesitarán riegos sólo si el clima se vuelve seco o ventoso. Por lo tanto, es
adecuado usar un sistema de riego por goteo (SALINGER, 1991).
LITTLEJOHN (2001) señala que en investigaciones realizadas en Elsenburg: se
estimó que en cada temporada 1 ha de plantas maduras requiere 9.000 m³ de agua.
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2.5.7. Control de malezas:
LITTLEJOHN (2001) establece que se deben realizar controles manuales sobre la
hilera mediante el uso de azadones y herramientas menores.
Acerca del control químico, LITTLEJOHN (2001) sugiere aplicaciones de algunos
herbicidas, tales como:
•
Glifosato: Sistémico. Aplicaciones con pantalla. Malezas de hoja ancha.
•
Gramoxone: Contacto. Aplicaciones con pantalla.
•
Graminicidas.
•
Herbicidas de preemergencia: En plantaciones nuevas.
SALINGER (1991) también propone el uso de mulch para mantener un adecuado
control sobre las malas hierbas.
2.6. Generalidades de la poda en Proteaceas:
PROTEAFLORA (1992) sostiene que la poda es un manejo esencial para un cultivo
comercial exitoso de proteaceas, y debe llevarse a cabo por las siguientes razones:
•
Se establece una fuerte estructura de trabajo.
•
Se limita la altura de la planta, así se facilita su recolección y se minimizan los
daños por la acción del viento.
•
Se controla el largo del tallo de la flor.
•
Permite mejorar la vida productiva del arbusto.
15
•
Permite influenciar el tiempo y patrones de floración.
•
Se otorga mayor luminosidad al interior del arbusto, permitiendo también mejorar
el control de enfermedades y plagas.
SALINGER (1991) sostiene que durante la estación de crecimiento es aconsejable:
•
Reducir el número de vástagos que crecen sobre cada rama principal.
•
Seleccionar los vástagos más fuertes.
•
Eliminar los tallos que crecen hacia el exterior.
•
Aclarar donde dos o tres tallos demasiado juntos crecen o compiten entre sí.
2.6.1. Generalidades de las podas en Leucadendron safari sunset:
PROTEAFLORA (1992) señala que, los Leucadendrons safari sunset se caracterizan
por brotar de madera antigua y aconseja la realización de las siguientes podas:
•
Poda inicial: Transcurridos aproximadamente 15 a 20 días de la plantación de los
esquejes, se deben podar los ápices y sacar todos los brotes cercanos al suelo,
permitiendo así la estimulación de un tronco con tres o cuatro ramas.
•
Poda tardía: Al cosechar las varas, se debe dejar un tallo de 10 a 15 cm de largo
en el arbusto (cargador). De este modo, aquél proporcionará nuevas yemas
durmientes donde las hojas se han caído y se producirá la brotación para la
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próxima temporada. Los tallos más firmes siempre producen las mejores varas al
año siguiente.
•
Poda formativa: Es necesario adelgazar los arbustos para asegurar tallos largos. Si
éste decae de una estación a otra, puede ser indicio de que está soportando una
carga demasiado alta.
2.7. Época de poda:
La cosecha de varas florales es la principal práctica de poda. Durante su realización
es importante considerar el largo del cargador para la producción de brotes de la
temporada siguiente.
Como se dejó establecido en el punto 2.6, las Proteaceas – idealmente – deben ser
podadas antes de comenzar la fase vegetativa, la que normalmente ocurre después de
la floración. Todas las varas que no fueron cortadas durante la cosecha, se podarán
inmediatamente después de la floración (LITTLEJOHN, 2001).
2.8. Principios de poda para varas de corte de Proteaceas:
Según LITTLEJOHN (2001):
•
La poda debería comenzar en las plantas pequeñas, indistintamente si provienen
de semilla o de estaca y debería continuar a lo largo de toda la vida útil de la
planta.
•
Se debe despuntar o cortar la madera más joven, por ejemplo: cerca de la base de
la planta.
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•
Existen dos tipos de poda: eliminación completa de ramas o “ thinning-out” y
corte de ramas o despunte o “heading-back”. En el primer caso, la rama se
elimina completamente desde su base. En el segundo caso, la rama se corta más
arriba de la base y esos tallos cortados pueden rebrotar.
•
Los dos tipos de poda deben ser balanceados en la planta, ya que si se realiza
mucha eliminación de ramas, disminuirá la producción y los tallos serán
demasiado largos; en cambio, si se realiza mucho corte de ramas, se producirán
tallos demasiado cortos.
•
Se debe tratar de maximizar la producción con la longitud correcta de los tallos;
es decir, la labor de poda, además, optimizará la producción de las varas
comerciales en desmedro de los brotes pequeños.
•
El despunte siempre se debe realizar sobre una rama con hojas completamente
sanas, de cuyas axilas salgan brotes nuevos.
2.9. Poda según el estado fenológico de la planta y su procedencia:
LITTLEJOHN (2001) propone las siguientes pautas de poda para las diferentes
especies de Proteaceas, dependiendo de su edad y procedencia:
2.9.1. Poda de plantas jóvenes provenientes de semilla:
Las especies que presenten crecimiento lento y ramificado (Protea grandiceps,
Protea magnifica, Leucadendron spp y Leucospermum spp), pueden podarse
mediante un “thinning” después de un año de crecimiento. Con esto se logra reducir
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el tamaño de la planta y promover una floración más temprana. Para la formación de
la planta, se deben dejar tres a cinco tallos vigorosos de 7 a 15 centímetros cada uno,
pues ellos serán los futuros cargadores.
Las especies de ramificación pobre (Protea compacta, Protea cynaroides), pueden
someterse a una poda tipo “heading-back” durante la primera temporada de
crecimiento para promover la brotación lateral.
2.9.2. Poda de plantas jóvenes provenientes de estaca:
Cuando el primer crecimiento - que comienza en la punta de la estaca - alcanza una
altura de 15 a 20 centímetros, se puede pinzar o remover el ápice de crecimiento (1 a
3 centímetros). De este modo, se pierde la dominancia apical y se promueve la
ramificación lateral.
Es recomendable formar la planta, dejándole aproximadamente cinco brotes (según
la especie), los que deben ser rebajados para formar cargadores de 15 centímetros.
2.9.3. Plantas maduras:
2.9.3.1. Protea y Leucadendron de tallo simple:
Cuando las ramas florales son demasiado cortas para dejarlas como cargadores, se
cosechan con un corte tipo rasante. Las ramas cortas y las no florales se dejan para la
próxima temporada, pero los tallos maduros no florales -o en aquellos que
presentaron abortos florales- se eliminan después de la cosecha.
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Para la realización de la poda anual, es necesario que la producción de tallos y flores
haya sido dentro de una temporada, correspondiendo los primeros seis a ocho meses
al crecimiento del tallo y el resto del tiempo al desarrollo de la flor.
En algunos cultivares el tallo no alcanza el largo suficiente antes de la iniciación
floral. En estos casos, es aconsejable podarlos cada dos años, extendiéndose así su
periodo de crecimiento de 16 a 20 meses, antes de la iniciación floral.
2.9.3.2. Leucospermum y Leucadendron de tallo ramificado:
A diferencia del grupo anterior, estas plantas tienden a una excesiva ramificación
(forman hasta ocho brotes, aunque no todos se desarrollen como tallos florales); por
lo tanto, se requiere de una mayor eliminación de ramas para lograr asegurar el largo
de brotes.
El número óptimo de cargadores por planta debe ser determinado en forma individual
por cada productor. Esta decisión debe contemplar sus condiciones de cultivo, pues
éste depende de varios factores, tales como: fertilidad del suelo, precipitacionesriego, distancia de plantación, edad de la planta y cultivar.
2.9.3.3. Plantas maduras improductivas:
En las Proteáceas la base de la planta siempre es vieja, sin yemas ni brotes nuevos. En
estas plantas, cortar ramas de madera vieja, a menudo promueve la formación de
brotes laterales. Algunas especies tienden a mantener yemas axilares viables en ramas
viejas; sin embargo la formación de nuevos brotes, de igual modo, puede ser lenta.
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Una correcta planificación de la cosecha, supone evitar podas severas a gran escala
pues éstas ocasionan graves pérdidas durante la próxima temporada de producción;
en cambio, propone realizar una eliminación gradual de tallos en dos o más años.
Las plantas de madera vieja
deben ser podadas sobre el punto en el cual se
encuentran las yemas axilares viables. Las especies lignotuberosas pueden ser
severamente podadas en la base de la planta. En ambos casos, deben removerse todas
las ramas muertas, viejas y débiles que formen tallos florales cortos.
2.10. Plantas lignotuberosas:
El lignotúber es una característica que poseen algunas especies de proteas. En estas
plantas, el tallo principal tiene una gruesa base en la cual hay yemas que son
claramente visibles. El lignotúber cubre la base entera de la planta, por ejemplo, el
tallo principal y las grandes ramas laterales en la parte basal de plantas maduras.
Cuando las plantas son cortadas en esa zona, pueden rebrotar (Anexo 2).
2.11. Tratamiento de heridas de poda en Proteaceas:
Para evitar la infección de patógenos vía heridas de poda, éstas deben ser tratadas con
sellante. Actualmente sólo se sellan heridas de poda con un diámetro superior a 1,5
centímetros (LITTLEJOHN, 2001).
Las tijeras pueden llegar a convertirse en un foco de contaminación por contacto; por
lo tanto es inútil sellar una herida después de que ha sido infectada, pues la
enfermedad podría continuar debajo del sellante. Desde este punto de vista, es útil
desinfectar
regularmente las tijeras durante las operaciones de poda y cosecha.
Habitualmente la desinfección se realiza con formalina, alcohol o hipoclorito de sodio
(LITTLEJOHN, 2001).
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3. MATERIALES Y MÉTODOS
3.1. Ubicación del ensayo:
El ensayo se llevó a cabo en la Estación Experimental La Palma, en los terrenos del
área de Floricultura, perteneciente a la Facultad de Agronomía de la Universidad
Católica de Valparaíso, ubicados en Quillota, V región, Chile.
3.2. Definición de la zona del ensayo:
Quillota se ubica entre los 32º50’ y 33º10’ latitud sur y 71º10’ longitud oeste. El
clima de Quillota es clasificado como mediterráneo, con un periodo seco durante el
verano y lluvias durante el invierno.
El régimen térmico presenta una temperatura media anual de 15,3ºC, con una máxima
del mes más cálido (enero) de 27ºC y una mínima del mes más frío (julio) de 5,5ºC.
El periodo libre de heladas es de nueve meses: septiembre a mayo.
El régimen hídrico se caracteriza por una precipitación anual de 437 mm, siendo el
mes más lluvioso junio, con 125 mm. (NOVOA y VILLASECA, 1989).
3.3. Materiales:
Los tratamientos de poda de Leucadendrons de segundo año, fueron realizados en el
material vegetal correspondiente a plantas establecidas al aire libre, en el verano de
2001. La distancia sobre hilera fue de 0,90 metros y la distancia entre el centro de
cada mesa fue de 2 metros. La mesa cuenta con dos cintas de riego con una descarga
de 4 l/m/h ubicados a ambos lados de las plantas.
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En los tratamientos de pinzado de plantas de primer año, se usó estacas de tallos
enraizados en noviembre del 2001. Espacialmente, esta plantación se realizó a
continuación de los Leucadendrons de segundo año, en la misma hilera y se mantuvo
iguales condiciones de cultivo.
Para la realización de las labores de poda rebaje y aclareo, se utilizaron tijeras de
podar (de una mano).
3.4. Metodología:
3.4.1. Poda en Leucadendron safari sunset de segundo año:
El día 3 de mayo del 2002 se realizaron los tratamientos de poda a doce ejemplares
de Leucadendron safari sunset de segundo año. Los tratamientos fueron: poda de
rebaje, poda de aclareo y testigo, con cuatro repeticiones cada uno. A las plantas
correspondientes al tratamiento “testigo”, no se les realizó labor de poda alguna.
La poda se efectuó manualmente con tijeras y no se realizó tratamiento a las heridas
que esta labor deja en la planta.
3.4.2. Pinzado en Leucadendron safari sunset de primer año:
Se escogieron doce plantas de Leucadendrons safari sunset de primer año y se les
asignó, al azar, tres tratamientos con cuatro repeticiones cada uno. Los tratamientos
fueron pinzado simple y pinzado doble, las cuatro plantas restantes fueron testigos
(sin pinzar).
El pinzado simple se realizó 20 días post-plantación, el 23 de mayo de 2002, de forma
manual y el doble 20 días más tarde. La fecha del segundo pinzado fue determinada
23
de acuerdo al crecimiento y a la respuesta obtenida de cada una de las plantas frente
a la realización del primer pinzado, pues no se encontró antecedentes bibliográficos
sobre el momento más oportuno para realizar este manejo.
3.5. Variables a evaluar:
3.5.1. Variables a evaluar en los tratamientos de poda de Leucadendrons de segundo
año:
•
Medición del número de brotes comercializables (futuras varas) producidos en la
temporada de crecimiento siguiente a la poda (enero 2003) con ambos tipos de
tratamientos. Específicamente en este Taller y a esta fecha, se consideró brote
comercializable aquél que presentó una longitud superior a 40 centímetros y un
diámetro mayor a 0,4 centímetros, medidos desde la base del nuevo crecimiento
de la planta. Esto se estableció bajo el supuesto de que este brote alcanzará los 60
centímetros, requeridos para que la vara sea comercializable, en marzo.
•
Medición del número de varas comercializables producidas como respuesta a
cada tipo de poda (marzo 2003). Se consideró aquellas varas cuya medidas
exedían los 60 centímetros de longitud y 0,5 centímetros de diámetro y, además,
presentaban un crecimiento erecto.
•
Medición del número total de brotes y varas producidas como respuesta a los
tratamientos de poda. Esta evaluación se realizó en marzo del 2003 y se contaron
todos los brotes cuya longitud fue mayor a 10 centímetros.
24
•
Medición del crecimiento en altura de las plantas sometidas a tres tratamientos de
poda. Esta medición se realizó desde la base de las plantas a nivel del suelo, hasta
el ápice.
•
Medición y seguimiento del crecimiento en longitud y diámetro de dos brotes
escogidos al azar. Las mediciones de longitud y diámetro, se realizaron cada 15
días. La primera, desde el crecimiento del nuevo brote en la madera antigua
hasta su ápice; mientras que la segunda, justo bajo el primer par de hojas.
•
Evaluación de la producción de varas comercializables. Se consideraron los
siguientes parámetros:
-
Largo de vara (centímetros).
-
Diámetro de la vara en el punto de corte de cosecha (centímetros).
-
Número de tallos erectos por planta.
3.5.2. Variables a evaluar en los tratamientos de pinzado de Leucadendrons de primer
año:
•
Medición del número de brotes –de la primera ramificación- producidos en la
temporada de crecimiento siguiente (primavera del 2002), en los ejemplares
sometidos a pinzado simple, doble y testigos.
•
Medición y seguimiento del crecimiento en altura, de las plantas, como respuesta
a los tratamientos de pinzados simple y doble. Las mediciones de longitud se
realizaron cada 15 días.
25
3.6. Análisis estadístico:
Los datos obtenidos tras la realización de los Ensayos, fueron sometidos a un análisis
de varianza con un Diseño Completamente al Azar (DCA). Se aplicó el test de Fisher
con un 95% de confianza y, en los casos que se observó una diferencia significativa
en los resultados obtenidos entre tratamientos, se aplicó el Test de Separación de
medias de Tukey con un 95% de significancia.
3.6.1. DCA en poda de Leucadendrons de segundo año:
Se definió:
•
Unidad experimental: Una planta.
•
Testigo (no se realizó manejo de poda).
•
Tratamiento 1: Rebaje de plantas de segundo año.
•
Tratamiento 2: Aclareo de plantas de segundo año.
3.6.2. DCA en pinzado de Leucadendrons de primer año:
Se definió:
•
Unidad experimental: Una planta.
•
Testigo (sin pinzar).
•
Tratamiento 1: Pinzado simple en plantas de primer año.
•
Tratamiento 2: Pinzado doble en plantas de primer año.
26
4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS.
4.1. Evaluaciones de los tratamientos de poda en Leucadendron safari sunset de
segundo año.
A continuación se presentan los resultados obtenidos luego de realizar el análisis
estadístico de las mediciones posteriores a los tratamientos de poda: rebaje y aclareo
(Cuadros 1, 2, 3, 4).
CUADRO 1. Efecto de los tratamientos de poda, a ocho y diez meses de su
realización, en la producción de varas de follaje comercializables y
brotes totales en Leucadendron safari sunset de segundo año.
Tratamientos
Número de brotes
Sumatoria de brotes
Número de varas
de más de 40 cm de
totales (comercializables
comercializables
longitud al 15/01/03
y no comercializables) al
(de más de 60 cm)
15/03/03
al 15 /03/03
Testigo
27,5 a
121 a
12,25 n.s.
Aclareo
12,3 b
56,5 b
13,25 n.s.
Rebaje
5,3
40
c
b
10
n.s.
Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de
significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es
significativo con una probabilidad de error del 5%.
Para la realización del presente análisis, se efectuaron dos evaluaciones: el 15 de
enero y el 15 de marzo de 2003. Esto con el objetivo de realizar un análisis
comparativo en lo referente al comportamiento –crecimiento- de las plantas de
Leucadendron safari sunset de segundo año, durante la época estival (de mayor
desarrollo productivo). Para la primera medición se consideró brote comercializable
27
aquél que presentara las siguientes medidas o más: 40 centímetros de longitud y un
diámetro basal mayor a 0,4 centímetros; mientras que en la segunda, se consideraron
las varas que medían más de 60 centímetros de longitud y con un diámetro superior a
0,5 centímetros.
En las mediciones realizadas el 15 de enero de 2003, durante la primera temporada
de producción posterior a los tratamientos de poda, se observó diferentes respuestas
de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año en relación al número
de brotes comercializables (de más de 40 centímetros) producidos, siendo más
importante la producción en aquellos ejemplares que no se podaron. Sin embargo, no
hubo diferencias en el número de varas comercializables producidas al 15 de marzo
del 2003.
GIL –ALBERT (1995) menciona el efecto debilitante de la poda, al eliminar reservas
y disminuir la capacidad fotosintética de las plantas. Por lo tanto, las plantas testigos
(no podadas), transcurridos ocho meses de la poda, son las que poseen una mayor
cantidad de reservas, con las que pueden cubrir la demanda de sus brotes y futuras
varas de follaje. Esta situación se revierte al 15 de marzo del 2003, donde los
ejemplares podados ya se han recuperado del “efecto debilitante” al que se refiere
GIL-ALBERT (1995), y logran igualar a los no podados en lo referente al número de
varas comercializables producidas.
Tras las evaluaciones realizadas el 15 de enero del 2003, se pudo observar que
mientras más severa fue la operación de poda, más se debilitó la planta y, por ende,
menos brotes (con longitudes mayores a 40 centímetros) se produjeron. Es así como
la mayor producción de brotes se observó en las plantas testigo, seguidas por las
plantas que se aclararon y, finalmente, las que se rebajaron.
28
Los resultados obtenidos el 15 de marzo de 2003 –fecha más cercana a la cosecha de
las varas, abril y mayo- fueron drásticamente diferentes a los que se habían obtenido
anteriormente. Esto se explica por el mayor crecimiento en longitud de las varas
comercializables provenientes de las plantas podadas (Cuadro 2). Esta situación
concuerda con lo que expone GIL (1997) respecto a las operaciones de poda, donde
destaca el efecto vigorizante pues los brotes en plantas podadas crecen más
vigorosamente que en las no podadas, por más tiempo, con hojas más grandes y
terminan de mayor longitud en proporción a la poda. Sin embargo, la suma de estos
brotes es menor. Entonces, la vigorización es consecuencia del menor número de
yemas (y sus posteriores brotes), que se benefician de una mayor cantidad de
reservas, raíces y mayor nivel hormonal.
Las plantas Leucadendron safari sunset de segundo año correspondientes al
tratamiento testigo, produjeron -al 15 de enero de 2003- una mayor cantidad de brotes
comercializables (cuya longitud es mayor a 40 centímetros), que las sometidas a
rebaje y aclareo; sin embargo, también presentaron una gran cantidad de brotes
pequeños (de más de 10 centímetros), cuyo efecto principal fue quitarle reservas a la
planta. Esta situación no ocurrió en las plantas podadas, donde los brotes no
comercializables son pocos respecto a las testigos al 15 de marzo del 2003. Esto
permite establecer que el sistema productivo se torna más eficiente cuando se realizen
manejos de poda, ya que
no existirá
pérdida de fotosintatos en crecimientos
vegetativos no cosechables.
Según PROTEAFLORA (1992), los Leucadendrons rojos, como safari sunset,
presentan la propiedad de brotar de madera antigua. Por lo tanto, es posible que la
menor producción en las plantas sometidas a los tratamientos de podas de rebaje y
aclareo, al 15 de enero del 2003,
obedezca a que se eliminó parte de la madera
antigua y, por ende, a sus correspondientes yemas.
29
Es así como PROTEAFLORA (1992) propone una poda tardía. Ésta consiste en,
después de cada cosecha, dejar un tallo de 10 a 15 centímetros de largo (llamado
cargador), dado que las plantas florecen de yemas durmientes.
Los tratamientos de poda realizados, eliminaron parte de los cargadores y, por ende,
las yemas, disminuyendo, al mismo tiempo, la cantidad de brotes (de más de 10
centímetros) producidos por planta, pero no las varas de follaje comercializables.
CUADRO 2. Efecto de los tratamientos de poda sobre la longitud de las varas
comercializables de Leucadendron safari sunset de segundo año a
ocho y diez meses de los tratamientos de poda.
Tratamientos
Longitud de
Longitud de
varas al
varas al
crecimiento de crecimiento de
15/01/03 (cm)
15/03/03 (cm)
varas 15/10/02 varas 15/01/03
Tasa de
Tasa de
al 15/01/03
al 15/03/03
(cm/día)
(cm/día)
Testigo
45,4 n.s.
51,75 a
0,36 n.s.
0,11 n.s.
Aclareo
52,5 n.s
64,25
b
0,48 n.s.
0,2 n.s.
Rebaje
48
57,75 ab
0,43 n.s.
0,10 n.s.
n.s.
Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de
significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es
significativo con una probabilidad de error del 5%.
30
CUADRO 3. Tasas de crecimiento en longitud y diámetro de las varas de follaje de
Leucadendron safari sunset de segundo año entre el 15/10/02 y el
15/03/03.
Tratamientos
Tasa de crecimiento en
Tasa de crecimiento en
longitud (cm/día)
diámetro (mm/día)
Testigo
0,2 n.s.
0,017 n.s.
Rebaje
0,33 n.s.
0,026 n.s.
Aclareo
0,35 n.s.
0,028 n.s.
“n.s.” indica que el test de Fisher en las columnas no es significativo con una
probabilidad de error del 5%.
A ocho meses de realizados los tratamientos de poda, la evaluación del 15 de enero
de 2003, no se observó diferencia significativa en la longitud de las varas (Cuadro 2).
Esto, probablemente, debido al poco tiempo transcurrido entre la realización de los
tratamientos y su posterior evaluación. Por otra parte, si lo deseado es obtener efectos
importantes en la producción, es necesario comenzar con podas de formación durante
la primera temporada de crecimiento. Evento no ocurrido en el presente ensayo, pues
el material vegetal inicial que se recibió para la realización de esta experiencia, tenía
ya dos años de libre crecimiento.
Transcurridos diez meses de la realización de las operaciones de poda, tras las
evaluaciones del 15 de marzo de 2003, no se observa diferencia significativa en las
tasas de creciminto en longitud y diámetro de las futuras varas (Cuadro 3); sin
embargo, se observa diferencia significativa en la longitud de las varas
comercializables como respuesta a los tratamientos: aclareo, rebaje y testigo;
obteniéndose los mejores largos de vara en las plantas de Leucadendron safari sunset
31
sometidas a aclareo (Cuadro 2). Este resultado concuerda con la postura de
LITTLEJOHN (2001), quien señala que si se realiza eliminación de ramas (aclareo),
disminuirá la producción y los tallos serán más largos, mientras que si se realiza
mucho corte de ramas (rebaje), los tallos serán demasiado cortos.
GIL (1997) señala el efecto vigorizante de la poda como consecuencia del menor
número de yemas, y sus posteriores brotes, que se benefician de una mayor cantidad
de reservas, raíces y hormonas. Por otro lado, LITTLEJOHN (2001) destaca que el
vigor está determinado por varios factores, tales como: fertilidad de suelo, riego,
distancia de plantación, edad de la planta y cultivar; aunque es posible que estos
efectos se observen más claramente al finalizar el periodo de crecimiento estival o
durante la cosecha.
Al 15 de marzo de 2003, los ejemplares testigos fueron los que presentaron menor
largo de vara (Cuadro 2); esto, probablemente, debido a que la planta invirtió sus
reservas en producir muchos brotes; por lo tanto, se generó una competencia entre
ellos, que trajo consigo la disminución en la longitud de las varas.
32
CUADRO 4. Efecto de los tratamientos de poda sobre el crecimiento en altura de
Leucadendron safari sunset de segundo año.
Tratamientos
Crecimiento en altura entre Crecimiento en altura entre
el15/11/02 y el 15/01/03
el 15/01/03 y el15/03/03
(cm)
(cm)
Testigo
15,75 n.s
11,25 a
Rebaje
21,3
n.s
37,7
b
Aclareo
23,5
n.s.
38,5
b
Letras distintas en las columnas son estadísticamente diferentes, con un nivel de
significación del 5%, según el test de Tukey. “n.s.” indica que el test de Fisher no es
significativo con una probabilidad de error del 5%.
En el periodo comprendido entre el 15 de noviembre de 2002 y el 15 de enero de
2003 no se observa diferencia significativa en el crecimiento –altura- de las plantas de
Leucadendron safari sunset de segundo año, sometidas a los distintos tratamientos de
poda (Cuadro 4). Es probable que se deba al corto periodo transcurrido entre la
realización de la poda y las evaluaciones (ocho meses). Es importante destacar que
durante los meses primaverales, las temperaturas comienzan a ascender, acelerando
el metabolismo de la planta, y por ende, beneficiando el desarrollo de los nuevos
brotes, posteriores a los tratamientos de podas; sin embargo, aún no son lo
suficientemente importantes como para provocar un crecimiento diferido por efecto
de las podas.
El resultado de las evaluaciones realizadas los días 15 de enero de 2003 y 15 de
marzo de 2003, arrojó una diferencia significativa en cuanto al crecimiento en altura
de las plantas de Leucadendron safari sunset de segundo año sometidas a poda,
versus las plantas testigos (cuadro 4). Como señala JOYCE (1992) la severidad de
los cortes es otro factor que determinará el crecimiento de la planta. Por regla general,
33
la poda estimula el crecimiento, algo que se confirma especialmente con las podas
realizadas en invierno.
LITTLEJOHN (2001) establece que los Leucadendrons, como safari sunset, pueden
formar hasta ocho brotes en cada ramificación. Entonces, requieren de una oportuna
eliminación de ramas para asegurar el largo de las varas. PROTEAFLORA (1992)
conceptualiza la poda como un manejo esencial para este grupo de proteas, pues:
limita la altura de la planta facilitando su recolección, mejora la vida productiva del
arbusto, aporta mayor luminosidad, contribuye al control de plagas y enfermedades,
permite manipular el tiempo y patrones de floración. Según las observaciones y
evaluaciones de este ensayo, queda justificada la realización de podas en un cultivo
comercial de Proteaceas, lo cual es coincidente con la postura de estos autores.
4.2. Resultados observados como consecuencia de la aplicación de tratamientos de
pinzado en Leucadendron safari sunset de primer año.
Los siguientes resultados corresponden al análisis de los datos obtenidos en las
plantas de Leucadendron safari sunset de primer año, después de aplicar los
tratamientos de pinzados (Cuadros 5 y 6).
34
CUADRO 5. Efecto de los tratamientos de pinzado sobre la primera ramificación
vegetativa en Leucadendron safari sunset de primer año.
Tratamientos
Número de ramificaciones
Testigo
4,00
n.s.
Pinzado simple
5,25
n.s.
Pinzado doble
5,50
n.s.
“n.s.” indica que el test de Fisher no es significativo con una probabilidad de error
del 5%.
No se observa diferencia significativa en los resultados obtenidos producto de los
tratamientos de pinzado con respecto al número brotes de la primera ramificación
(Cuadro 5). Es posible que transcurridos siete meses entre el pinzado y la evaluación,
el número de brotes desarrollados aún no sea afectado, o que el número de yemas
que la planta desarrolla esté definido por parámetros internos, tales como: cantidad de
reservas, niveles hormonales.
Los resultados obtenidos hasta el momento, resultan ser contradictorios a la postura
de LITTLEJOHN (2001), pues él sostiene que es aconsejable eliminar el ápice
caulinar cuando la planta alcanza una altura de 20 cm para así perder la dominancia
apical y promover la brotación lateral.
En cultivos comerciales de Leucadendrons, los pinzados no son frecuentes pues la
planta se ramifica por razones intrínsecas, por lo tanto, no existen motivos suficientes
que justifiquen el costo (mano de obra, tiempo, dinero) que implica esta labor.
LITTLEJOHN (2001) señala que las plantas de Leucadendrons, bajo condiciones
normales de crecimiento, pueden formar de tres a doce brotes. En una primera etapa
35
de poda, el mismo autor propone la eliminación de estos crecimientos, dejando la
planta tan sólo con tres a seis brotes vigorosos, los que se convertirán en futuros
cargadores.
CUADRO 6. Efecto observado producto de la aplicación de tratamientos de pinzado
en el crecimiento en altura de Leucadendron safari sunset de primer
año entre el 15/10/02 y 02/01/03.
Tratamientos
Crecimiento en altura (cm)
Tasa de crecimiento en
altura (cm/día)
Testigo
8,67 n.s.
0,14 n.s.
Pinzado simple
7,33 n.s.
0,12 n.s.
Pinzado doble
6,00 n.s.
0,10 n.s.
“n.s.” indica que el test de Fisher en las columnas no es significativo con una
probabilidad de error del 5%.
SALISBURY y ROSS (1994) señalan el efecto de las auxinas en la dominancia
apical, lo que, a su vez, significa la inhibición del desarrollo de yemas laterales. Por
otra parte, las auxinas se sintetizan en los ápices de crecimiento.
Mediante la técnica de pinzados se eliminó el ápice de crecimiento, sin embargo no se
observó diferencias
significativas en los resultados obtenidos después de la
aplicación de los diferentes tratamientos sobre la tasa de crecimiento en la altura
total de las plantas (Cuadro 6). Este comportamiento se relaciona directamente con el
efecto no significativo de los pinzados sobre la ramificación lateral y con el tiempo
transcurrido entre tratamientos y evaluaciones.
36
5. CONCLUSIONES
A continuación, se presentan las conclusiones de las evaluaciones realizadas en
Leucadendron safari sunset, diez meses después de los tratamientos de poda y siete
meses después de los de pinzado.
En Leucadendron safari sunset de segundo año no se observó el efecto de los
tratamientos de poda sobre el número de varas comercializables (más de 60
centímetros de longitud), producidas en la temporada de crecimiento siguiente a dicha
labor.
En Leucadendron safari sunset de segundo año, diez meses después de ser sometidas
a los tratamientos de poda,
se observó diferencias significativas
crecimiento en altura de las plantas,
sobre el
el crecimiento en longitud de las varas
comercializables (uno a dos meses antes de su cosecha).
En la formación de plantas de Leucadendron safari sunset de primer año, no se
aprecia diferencia significativa en los resultados obtenidos tras la aplicación de los
tratamientos de pinzado simple o doble, sobre el número de brotes producidos en la
primera ramificación y el crecimiento en altura de las plantas.
37
6. RESUMEN
La introducción de especies florales exóticas –como las proteas- en el mercado
nacional ha adquirido gran importancia durante la última década, ya que, además de
contribuir a diversificar las especies que se transan, otorga buenas rentabilidades a
los productores.
Este Taller se realizó en la Estación Experimental La Palma de la Universidad
Católica de Valparaíso, entre mayo de 2002 y marzo de 2003. La investigación
contempló las evaluaciones de las aplicaciones de dos sistemas de poda de
producción – aclareo y rebaje- en Leucadendron safari sunset de segundo año, y dos
sistemas de poda de formación –pinzado simple y doble- sobre la misma especie, en
ejemplares de un año.
Los tratamientos de poda, en los Leucadendrons de segundo año, se realizaron en
mayo de 2002 y las evaluaciones, en enero y marzo de 2003, observándose
diferencias significativas en los resultados obtenidos en ambas fechas. Las variables
que se evaluaron fueron: número de varas comercializables, largo y diámetro de las
varas, altura de las plantas.
Los tratamientos de pinzado sobre Leucadendrons de primer año, se realizaron en
mayo-junio de 2002 y sus evaluaciones, en enero de 2003. Las variables que se
evaluaron fueron número de brotes de la primera ramificación y altura de plantas.
Los datos obtenidos, como resultado de la aplicación de los ya mencionados
tratamientos de poda de producción sobre Leucadendron safari sunset de segundo
año, y, a diez meses de su realización, permiten concluir que no existe diferencia
significativa en el número de varas comercializables producidas entre los ejemplares
podados y los no podados, además, la poda de aclareo arroja los mejores largos de
vara. Cabe destacar que éstos son los resultados de las mediciones realizadas diez
meses después de la aplicación de los tratamientos de poda.
En Leucadendron safari sunset de primer año, los resultados obtenidos tras la
realización de los tratamientos de poda de formación –pinzado simple y doblepermitieron observar que no hubo diferencias significativas en lo referente al número
de brotes producidos y al crecimiento en altura de las plantas; por lo tanto, se puede
concluir que es una actividad productivamente innecesaria.
38
7. LITERATURA CITADA
DRÉNOU, C. 2000. La poda de los árboles ornamentales. Madrid, Mundi prensa.
264p.
FIGUEROA, D. 1996. Evaluación y respuesta de dos especies de proteas
Leucadendron safari sunset y Leucadendron thymifolium a las
condiciones de campo; en tres mezclas de sustratos y bajo dos
parámetros de fertilización. Taller de Licenciatura. Quillota.
Universidad Católica de Valparaíso. 64 p.
GIL-ALBERT VELARDE, F. 1995. Tratado de arboricultura frutal; Poda de
frutales. Madrid, Mundi prensa. 214 p.(Vol. 5)
GIL SALAYA, G. 1997. El potencial productivo. Santiago, Ediciones Universidad
Católica de Chile. 342 p.
HOFFMANN, A. 1995. Flora silvestre de Chile, zona
Fundación Claudio Gay. 255p.
central. Santiago,
NOVOA, R. Y VILLASECA, S. 1989. Mapa Agroclimático de Chile. Santiago,
INIA. 221p.
JOYCE, D. 1992. Poda y desarrollo de las plantas. Barcelona, Naturart. 223p.
LITTLEJOHN G. 2001. Capítulo: Manejo de poda y cosecha. In FIA. Manual de
producción comercial de Proteas en Sudáfrica. Santiago,
FIA. 41-48.
MATTHEWS, L. 1993. Proteas of the world. Oregon, Timber Press. 255p.
39
MEX, D. 1994. Antecedentes de la familia protea y respuesta a la introducción
de algunos géneros. Taller de Licenciatura Ing. Agr . Quillota,
Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 152 p.
PROTEAFLORA. 1992. Proteas an australian cut flower
Melbourne, Australia. 43 p.
growers’ guide.
SALINGER, J. 1991. Producción comercial de flores. Zaragoza, Ed. Acribia.
371 p.
SALISBURY, F. y ROSS, C. 1994.
Iberoamérica. 759 p.
Fisiología
vegetal. México.
Ed.
SALVADOR, P. y URIBARRENA, B. 1994. Poda de los arbustos ornamentales.
Madrid, Ed. Mundiprensa. 136 p.
SCHIAPACASSE, F. 2003. Manejo técnico, comercialización e investigación de
proteáceas en la zona de Zambujeria, Portugal. Talca, Universidad de
Talca, Fundación para la innovación agraria. 24 p.
VALDERRAMA, M. 1997. Evaluación del segundo año de crecimiento de
Leucadendron safari sunset en tres mezclas de sustrato y bajo dos
régimenes de fertilización. Taller de licenciatura Ing. Agr.
Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía.
152 p.
40
ANEXO 1.
DELIMITACIÓN SEMÁNTICA DE TÉRMINOS UTILIZADOS ESTE TALLER.
Es de vital importancia determinar la significación de algunos conceptos claves para
el desarrollo de este Taller. Así se evitan problemas de interpretación y comprensión
del texto.
Rebaje: Poda de carácter drástico realizado a las plantas a 15 cm (aproximadamente)
del suelo. Este manejo no discrimina ningún tipo de crecimiento y, simplemente
elimina todo lo que encuentre a este nivel. En Isrrael este manejo se lleva a efecto con
una máquina cortadora de setos.
Aclareo: Poda manual y selectiva efectuada con tijeras. Mediante el aclareo, la
arquitectura de cada planta es respetada y simplemente se hace un despeje de los
brotes que se prevee serán improductivos o que tienen alta competencia con brotes
vecinos. Según SALVADOR (1994) es la reducción del volumen y/o densidad de
ramas, follaje, flores o frutos. El aclareo permite a la planta mejorar la captación de
luz (y por ende la fotosíntesis) y la ventilación, ayudando a la prevención de posibles
enfermedades fungosas.
Pinzado: Eliminación del ápice de crecimiento caulinar. Esta acción se realiza en
forma manual cortando el ápice en 2 a 4 cm. A través del pinzado se elimina la zona
41
de síntesis de auxinas de la parte aérea de la planta, rompiendo la dominancia apical y
promoviendo así la brotación lateral.
Pinzado simple: contempla la eliminación del ápice caulinar una vez en la temporada.
Pinzado doble: eliminación del ápice caulinar dos veces en la temporada.
42
ANEXO 2
ESPECIES CON LIGNOTÚBER
ESPECIES
SUDAFRICANAS
ESPECIES
AUSTRALIANAS
HÍBRIDOS
Leucadendron salignum
Banksia grandis
Leucadendron safari sunset
Leucospermum cuneiforme
Banksia menziesii
Leucadendron Sylvan Red
Leucospermum saxosum
Telopea speciosissima
Mimetes cucullatus
Protea cynaroides
Protea speciosa
Fuente: FIA 2001.