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Mi Mundillo: Abrazar un cactus
Escrito por Gina Delucca, escritora invitada
Miércoles 06 de Noviembre de 2013 07:24
Es una metáfora cómica. Abrazar un cactus es casi imposible. Se necesitaría una tela gruesa
entre el abrazador y el cactus. Es más, tocar un cactus de por sí es algo casi imposible
también. Pero recientemente escuché a un amigo usar esa comparación. A veces hay que
abrazar un cactus, decía. Se refería a los seres humanos difíciles de abrazar, ya sea porque
uno los ve como si tuvieran muchas espinas, o porque en verdad las tienen.
Sin embargo, estoy segura de que el que utilizó esa metáfora no estaba enterado de que ésta
tiene otro grado de profundidad.
La palabra cactus es un término genérico para llamar a la mayoría de las plantas cactáceas.
Son 122 géneros y bajo ellos hay aproximadamente 1,821 especies. Sus tamaños tienen un
espectro que va desde un centímetro hasta 19 metros. Puerto Rico tiene en récord sobre diez
especies. Son plantas suculentas, o sea que su interior está lleno de líquido. Crecen en climas
áridos, en su mayoría.
Y también la mayoría no tiene hojas, sino espinas. Las espinas funcionan como hojas en un
sentido, pero no evaporan tanta agua. Además, protegen al cactus de los depredadores.
Muchos cactus sólo florecen de noche y las flores son espectaculares.
Hay muchas semejanzas entre los cactus del reino vegetal y los cactus humanos. El cactus
humano no es un ogro. Es simplemente una persona que por estar en un ambiente muy árido
siente la necesidad de retener sus preciados líquidos, que son sus emociones; o por vivir entre
depredadores, tiene que proteger su cuerpo (y su alma) con espinas. Florecen cuando nadie
los puede ver bien. Pero florecen… hay esperanza.
A veces un cactus humano tiene las espinas solamente pintadas y cuando te arriesgas a
abrazarlo, desaparecen. A veces las espinas son blanditas. Acaban siendo como unos pelitos
suaves. Pero a veces son espinas de verdad y ese cactus no invita al abrazo. Y esos son los
de la metáfora.
Todos los cactus necesitan que los abracen. Son personas llenas de miedos, de frustraciones,
con autoestima baja. Algunos odian al mundo y eso no es otra cosa que una reacción
vengativa al coraje que comenzó a sentir un momento dado. Su coraza de espinas podría
querer decir algo así como “no quiero que me hieran otra vez” o “yo no merezco que me
quieran”. Abrazar un cactus es intentar cancelar ese miedo, ese coraje, esa frustración,
utilizando la maravillosa herramienta del amor. Es inundar de amor al que no quiere o no puede
amar.
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Mi Mundillo: Abrazar un cactus
Escrito por Gina Delucca, escritora invitada
Miércoles 06 de Noviembre de 2013 07:24
¡Wao! Nadie dijo que era fácil. Si sientes un llamado especial para ser abrazador de cactus, te
advierto que debes revestirte de amor. De ese amor incondicional que sólo Jesús te puede
brindar.
MUNDILLO INTERACTIVO: Pueden escribirnos al Box 192889, San Juan, P. R. 00919-2889, o
por correo electrónico a [email protected]. Para más información sobre el libro de la
autora y columnas anteriores pueden acceder a www.mimundillopr.com.
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