Download del pasado - Ferrante Gorian
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COMPOSICIÓN NATURAL Ferrante Gorian fue un arquitecto y paisajista italiano que trabajó con un pie en su tierra y otro en América del Sur donde dejó su huelLa junto a grandes hombres de la época, como Roberto Burle Marx, Oscar Niemeyer o Lino Dinetto. 00 casa i 2014 i paula Fotografía: Archivo familia Gorian. Bocetos que realizó Ferrante Gorian. Arriba: proyecto del jardín en la vivienda de Bargenter en Uruguay, donde se aprecia el mural original que ya no existe. Abajo: proyecto para Juan Marcon en Italia, uno de los signos de distinción del paisajista. Filosofía de trabajo El jardín de la vivienda Bargenter en la actualidad. La inspección del territorio era el punto de partida de cada trabajo que emprendía. Leía documentaciones técnicas y con frecuencia realizaba diversas entrevistas para establecer un punto medio entre sus ideas y las aspiraciones de los clientes. Al proyectar, 00 del pasado casa i 2014 i paula F Jardines errante Gorian (1913-1995) creía que los jardines debían ser una entidad inseparable de la arquitectura que los rodeaba. Nació en Veneto, Italia, en un hogar con tradición en la labranza de la tierra. Sus ancestros fueron agricultores, jardineros y floristas. Creció rodeado de una atmósfera de pasión por la naturaleza, y la inspiración de sus mayores lo contagió para continuar con el legado familiar. Su formación profesional comenzó con un curso en la Reale Scuola Agraria di Firenze, de la que egresó en 1933. Más tarde concluyó arquitectura y paisajismo, disciplinas que enriqueció con sus conocimientos en botánica. Durante décadas se cruzó en el camino con grandes maestros, como los brasileros Oscar Niemeyer y Roberto Burle Marx, o sus compatriotas Pietro Porcinai, reconocido como uno de los más destacados arquitectos italianos del paisaje del siglo XX, y el artista plástico Lino Dinetto. El 14 de abril de 2013 se conmemoró un siglo de su nacimiento. En la ocasión su viuda y toda la descendencia resolvieron rendirle homenaje con la publicación de I giardini di Ferrante Gorian, un texto en el que repasan vida y obra del paisajista. Este año, dos de sus cuatro hijos presentaron el material en Uruguay, donde Gorian desarrolló buena parte de su carrera. La ocasión, que se llevó a cabo en el Instituto Italiano de Cultura, contó con las exposiciones del investigador Rodrigo Carrau, y el arquitecto Fernando Britos. “La idea de publicar un libro que reuniera la máxima información posible de la ocupación de nuestro padre, significa mucho para nosotros, sus hijos. Era un gran disgusto saber que teníamos un pequeño tesoro integrado por planos, perspectivas, bocetos y fotografías sin aprovechar. Por eso decidimos divulgarlo y compartirlo”, comentó en dicha instancia, Fabio Gorian, autor y traductor de la obra. Los cuatro hijos del paisajista, Giorgia, Fiorenza, Fabio y Alberto, rastrearon los pasos de su padre por Europa, América y África. Luego decidieron presentar los resultados fraccionando la vida de Gorian en tres períodos: su formación académica (1933-1948); su paso por Uruguay (1948-1961) y su regreso a Italia (1961-1995). Durante las investigaciones encontraron muchos documentos inéditos, y se lamentaron por la pérdida de otros tantos a consecuencia de las mudanzas, o porque el propio arquitecto tenía el hábito de quemar o triturar sus proyectos más antiguos. Arriba y abajo izquierda: el jardín Marcon en el presente con su típica paleta de verdes camuflada con colores otoñales. Abajo derecha: un ejemplo de cómo trabajó la unión entre arquitectura y jardín en Montevideo. Gorian ponía en práctica sus premisas elementales: crear un espacio en el jardín que lo aislara del entorno; integrar la vista y la vegetación exterior a la perspectiva del hogar; redondear los bordes o cubrir con plantas los artefactos estéticamente incompatibles como muros, postes de hormigón, estacionamientos o depósitos. Asimismo, elegía aplicar grandes espacios de césped sin elementos artificiales, como senderos o caminos que rompieran la homogeneidad y abundancia del verde. Nunca colocó árboles delante de arbustos. Las plantas más pequeñas estaban siempre en primer plano, en una secuencia de observación desde el interior de la casa hacia los límites de la propiedad. Prefería las especies de hoja caduca porque en invierno permiten que el sol entre e ilumine, a diferencia de las perennes que en la misma estación suelen adquirir un color oscuro que ensombrece el espacio. También se caracterizó por elegir árboles con una silueta natural y con formas inusuales. Era un placer para él combinar las plantas en función de la compatibilidad de los colores de las hojas y de las flores, para crear manchas de color uniformes y mixtas, que se parecían ya en los boceto a obras pictóricas. En su Italia natal realizó cientos de jardines públicos y privados con éstas características. Para los estudiosos del tema uno de los más interesantes es Villa La Quietissima, por el manejo de la morfología del predio en el que integró un arroyo existente a Periplo por el mundo Tras graduarse en 1936, Gorian partió con destino a África Occidental a probar suerte. Permaneció allí cuatro años hasta que regresó a su ciudad natal para colaborar con la familia que estaba siendo afectada por la crudeza de la Segunda Guerra Mundial. En esa época Gorian conoció en Florencia a dos mujeres uruguayas de origen italiano que le hablaron muy bien del pequeño país, denominado por aquel entonces como la Suiza de América. El status económico y social del que gozaba Uruguay sirvió de motor para emigrar junto a su esposa y primogénito. Llegó con semillas de flores y arbustos para establecer un pequeño vivero; retomó su actividad como diseñador de espacios verdes e ingresó como funcionario en la División de Parques y Paseos Públicos de Montevideo. Su bienvenida a Sudamérica no pudo ser mejor, sobre todo por la oportunidad de ser parte de importantes círculos creativos de la época. Uno de los momentos memorables fue cuando conoció a Roberto Burle Marx, artista plástico y arquitecto paisajista brasilero, quien ya había alcanzado gran renombre en ese entonces con la intrervención en el Paseo de Copacabana en Río de Janeiro. También cuando se contactó con Lino Dinetto; un coterráneo de Padua que vivió en Uruguay entre 1951 y 1960; muy conocido por sus cursos magistrales de pintura y diseño que impartió en el Instituto de Bellas Artes de San Francisco de los Padres Conventuales y por su participaciones junto a Joaquín Torres García. Juntos, desarrollaron cuantiosos trabajos de composición donde unían el agua, las plantas, las luces y las sombras con el arte. “La casa, decía Gorian, debe concebirse en el jardín, no con el jardín, y tiene que armonizar con el entorno verde penetrando en los hogares para proporcionar un enriquecimiento vital”. A lo largo del libro se recopilan otros casos paradigmáticos de su obra, principalmente la que desarrolló en Italia y Estados Unidos. En Uruguay ejecutó unos 140 proyectos distribuidos en Montevideo, El Pinar, Punta Ballena, Piriápolis y Punta del Este. Algunos desaparecieron por completo, en parte porque las casas fueron reemplazadas por edificios; otros modificaron su estructura original sobre todo porque han cambiado de mano y cada nuevo propietario personalizó el jardín. Éste es el caso de la vivienda de Bargenter de 1957, construcción del arquitecto Walter Pintos Risso, que sufrió algunas alteraciones. Lo que más salta a la vista es la ausencia de un mural al pie de un estanque, con firma de Lino Dinetto; aunada a la falta y reemplazo de especies vegetales. Sin embargo, se trata del espacio más significativo que aún existe del paisajista italiano en este país, y en el que se aprecia una amplia parcela con césped, palmeras, el estanque con formas onduladas y flores, que se integran a la arquitectura. En otras residencias tan solo quedan como testigos sus árboles favoritos; el ombú, el fresno, el roble, la pitanga y la palmera; que plantó por cientos y que en cierta medida inmortalizan su paso por estas latitudes. Ello quizás explica por qué la familia cita una frase de Ray Bradbury en Fahrenheit 451 en el epílogo, como si esta fuera un emblema de lo que fue en vida el arquitecto. "Todo el mundo debe dejar algo cuando muera… un niño o un libro o un cuadro o una casa o un muro construido con sus propias manos…o un jardín con su propio sudor". *En Uruguay Los jardines de Ferrante Gorian puede adquirirse a través del 099 117 304. 00 00 casa i 2014 i paula su propuesta de paisaje que incluía una piscina con curvas que simulaban introducirse en el caudal natural. De igual modo se destaca en la publicación el proyecto Juan Marcon, que en el libro se califica como una de las intervenciones más exitosas y al mismo tiempo mejor conservadas de Gorian. El trabajo de diseño comenzó en los años 70' y la prioridad de sus dueños de entonces, era ocultar la vivienda de una carretera adyacente. Las dimensiones del espacio no son de consideración, pero se puede captar en él todos los elementos que definen la obra de Gorian: espacios abiertos, perspectivas que dilatan la mirada hacia el exterior y una sabia distribución de las plantas con ausencia de elementos arquitectónicos sobre el césped. casa i 2014 i paula Casa montevideana de mediados del siglo XX que evidencia la preferencia de Gorian por las líneas ondulantes.