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VERSIÓN PREPUBLICACIÓN • RETENIDA • PARA PUBLICAR EL 18 DE JUNIO DE 2015
UNA VENTANA DE
OPORTUNIDAD PARA EUROPA
JUNIO 2015
DESTACADOS
EXECUTIVE SUMMARY
Plataforma para la
renovación
Europa tiene muchas
fortalezas y los ciudadanos
están dispuestos a hacer
sacrificios en favor del
crecimiento
Impulsar la
competitividad
Once motores de
crecimiento para reformar
la economía europea
Estimular la demanda
Enfoques para favorecer
la demanda con inversión
dentro del ámbito de
gobierno interno de la
Eurozona
Durante los veinticinco años que han transcurrido desde su fundación por los socios de
McKinsey & Company como división de nuestra Firma para el análisis e investigación
sobre economías y gestión de empresas, el McKinsey Global Institute (MGI) ha
perseguido desarrollar un conocimiento profundo de la cambiante economía mundial.
Nuestro objetivo es ofrecer a los responsables de los sectores comercial, público y
social datos y conocimientos sobre los que fundamentar sus decisiones en materia de
políticas y gestión.
La labor de investigación de MGI reúne las disciplinas de la economía y la gestión,
utilizando las herramientas analíticas de la economía con los conocimientos de los
responsables de la empresa. Nuestra metodología “de micro a macro” examina las
tendencias sectoriales microeconómicas para comprender mejor las grandes fuerzas
macroeconómicas que afectan a la estrategia de negocio y a la política pública.
Más de veinte países y treinta sectores han protagonizado los minuciosos informes
de MGI. En la actualidad, la labor de investigación se centra en seis grandes temas:
productividad y crecimiento, recursos naturales, mercados de trabajo, evolución de los
mercados financieros mundiales, impacto económico de la tecnología y la innovación,
y urbanización. Los últimos informes han tratado cuestiones como los flujos mundiales;
las economías de Brasil, México, Nigeria y Japón; la transformación digital de China;
el recorrido trazado por la India para abandonar la pobreza en aras del crecimiento; la
vivienda asequible; la economía de la lucha contra la obesidad; y las perspectivas de
crecimiento del PIB mundial durante los próximos cincuenta años.
El MGI está encabezado por tres Directores de McKinsey & Company: Richard Dobbs,
James Manyika y Jonathan Woetzel. Michael Chui, Susan Lund y Jaana Remes son
Socios del MGI. Los equipos de proyecto están encabezados por los Socios del MGI
y por un grupo de colaboradores senior, y en ellos participan además consultores de
las oficinas de McKinsey & Company de todo el mundo. Los equipos se nutren de la
red mundial de Socios de McKinsey & Company y de los expertos en gestión de los
distintos sectores y prácticas. Por otro lado, destacados economistas, algunos de
ellos galardonados con el Premio Nobel, colaboran en calidad de asesores de análisis
e investigación.
Los Socios de McKinsey & Company financian el trabajo de investigación del MGI,
que no es encomendado por ninguna empresa, gobierno u otra institución. Para más
información acerca del MGI y para descargar los informes, entre en www.mckinsey.
com/mgi
McKinsey en Europa
McKinsey & Company es una firma de consultoría de gestión de ámbito mundial que
tiene el firme compromiso de ayudar a las entidades a conseguir éxitos duraderos.
McKinsey inauguró sus primeras oficinas en Europa en 1959, en una época en que
esta región geográfica comenzaba a recuperarse de la Segunda Guerra Mundial. La
Firma desempeñó un papel activo en el renacer económico del continente a través de
su colaboración con las principales organizaciones empresariales, así como con los
gobiernos, las entidades sin ánimo de lucro y las instituciones culturales. A través de
nuestra presencia en 37 ciudades de toda Europa, hoy en día prestamos servicio a
clientes de un amplio abanico de sectores y áreas de negocio, así como a los sectores
público y social.
Copyright © McKinsey & Company 2015
UNA VENTANA DE
OPORTUNIDAD PARA
EUROPA
JUNIO 2015
Eric Labaye | Paris
Sven Smit | Amsterdam
Eckart Windhagen | Frankfurt
Richard Dobbs | Londres
Jan Mischke | Zurich
Matt Stone | Londres
PREFACIO
Siete años después de la recesión mundial, la recuperación económica europea sigue siendo lenta
y continúan los rumores sobre la salida de algunos países de la Eurozona. Sin embargo, Europa
tiene importantes fortalezas sobre las que apoyarse. La cuestión es cómo servirse de ellas como
trampolín para la recuperación de un crecimiento sólido.
En el presente informe, el McKinsey Global Institute (MGI), que ha analizado la productividad y el
crecimiento en treinta sectores de más de veinte países durante los últimos veinticinco años, ha
estudiado el crecimiento europeo desde tres prismas diferentes. En primer lugar, la investigación
se ha centrado en la oferta y en la productividad de la economía europea, analizando once motores
del crecimiento de la competitividad que, juntos, constituirían un arrollador programa de reformas
estructurales. En segundo lugar, el MGI se ha fundamentado en los análisis previos de la deuda
y el apalancamiento para examinar la actual carencia de demanda agregada en Europa y para
poner encima de la mesa diversas opciones para estimular la inversión y crear empleo. En tercer
lugar, en el mes de agosto de 2014, el MGI realizó una encuesta y un análisis conjunto de 16.000
ciudadanos europeos de ocho países para averiguar cuáles son sus aspiraciones y prioridades.
El estudio se ha desarrollado bajo la batuta de Richard Dobbs, Director de McKinsey y del MGI
en la oficina de Londres; de Eric Labaye, Director de McKinsey y Chairman del MGI en la oficina
de París; de Sven Smit, Director de McKinsey en la oficina de Ámsterdam; de Eckart Windhagen,
Director de McKinsey en la oficina de Frankfurt; y de Jan Mischke, Senior Fellow del MGI en la
oficina de Zúrich. Matt Stone ha sido el responsable de dirigir el equipo del proyecto, integrado
por Paraic Behan, Josef Ekman, Asher Ellerman, Sebastian Farquhar, Alec Guzov, Jakob Hensing,
Anna Orthofer, Juliane Parys, Björn Saß, Anne-Marie Schoonbeek, Nigel Smith, Charlotte van
Dixhoorn y Ollie Wilson. Quisiéramos expresar nuestro reconocimiento por la útil colaboración
y aportación prestadas por nuestros compañeros del MGI Jonathan Ablett, Timothy Beacom,
Ivo Eman, Lucia Fiorito, Jan Grabowiecki, Karen Jones, Priyanka Kamra, Krzysztof Kwiatkowski,
Arshiya Nagi, Aditi Ramdorai, Vivien Singer y Amber Yang.
Nuestro más sincero agradecimiento a los asesores académicos que han contribuido a dar forma
a este estudio y nos han planteado retos, puntos de vista y orientación: Martin N. Baily, Chair
de Desarrollo de Políticas Económicas de Bernard L. Schwartz y Socio senior y Director de la
Iniciativa de Política Pública y Empresa de la Brookings Institution; Richard N. Cooper, titular de la
Cátedra Maurits C. Boas de Economía Internacional en la Universidad de Harvard; Howard Davies,
Presidente del Grupo Phoenix; Lord Adair Turner, Socio senior del Institute for New Economic
Thinking; y Hans-Helmut Kotz, Profesor visitante de economía en la Universidad de Harvard y
Socio senior del Center for Financial Studies.
Además de los asesores del MGI, nos ha resultado de gran ayuda la información y las opiniones
vertidas por Horace “Woody” Brock, Presidente de Decisiones Económicas Estratégicas; por
Raffaele della Croce, Lead Manager de Proyectos de Inversión a Largo Plazo de la OCDE; por
Ian Davis, Presidente de Rolls- Royce Group PLC; por Roland Döhrn, Director de División de
Macroeconomía y Finanzas Públicas de RWI Essen; por Pascal Lamy, Director General emérito
de la Organización Mundial del Comercio; por Jean Tirole, Presidente de la Toulouse School of
Economics y premio Nobel de economía; por Giles Merritt, fundador y Secretario General de
Amigos de Europa; y por André Sapir, Socio senior de Bruegel.
También hemos tenido el gran honor de poner a prueba y pulir nuestras reflexiones en otras
conversaciones confidenciales con numerosos políticos y altos cargos de los gobiernos y bancos
centrales de toda Europa y de las instituciones europeas. A todos ellos les transmitimos nuestro
más sincero agradecimiento por dedicarnos su tiempo.
Quisiéramos dar las gracias a los muchos compañeros de McKinsey que nos han aportado
sus ideas y sus conocimientos sobre los distintos sectores, entre ellos Konrad Bauer, Cornelius
Baur, Alejandro Beltrán de Miguel, Kalle Bengtsson, Kirsten Best-Werbunat, Beril Beten, Marco
Bianchini, Daniel Boniecki, Bogdan Buleandra, Christian Casal, Adam Chrzanowski, Miklos Dietz,
Catarina Eklöf-Sohlström, Nicklas Garemo, Anna Granskog, Philipp Härle, Antony Hawkins,
Matthias Heuser, Vivian Hunt, Alain Imbert, Andrew Jordan, Stijn Kooij, Peter Lambert, Sebastien
Leger, Frank Mattern, Jean-Christophe Mieszala, Jorge Omeñaca, Jakob Österberg, Occo
Roelofsen, Matt Rogers, Jimmy Sarakatsannis, Luuk Speksnijder, Leonardo Totaro, Thomas
Vahlenkamp, Cornelius Walter, Peter de Wit, Tom Drew y Louise Young.
El equipo de operaciones del MGI ha aportado una colaboración fundamental para este trabajo.
Nos gustaría dar las gracias a la Senior Editor del MGI, Janet Bush; a Matt Cooke, a Rebeca
Robboy, a Vanessa Gotthainer, a Rachel Grant, a Damaris O’Hanlon y a Vanessa Ratcliffe, de
Comunicaciones Externas y Relaciones con los Medios; a Julie Philpot, Directora de Producción
Editorial; a Marisa Carder, Diseñadora Gráfica; y a Deadra Henderson, Directora de Personal
y Administración.
Nos sentimos muy agradecidos por toda la colaboración que hemos recibido; no obstante, el
informe final es nuestra responsabilidad y los errores son nuestros. El presente informe contribuye
a la misión del MGI de ayudar a los dirigentes políticos y a los responsables de las empresas a
entender las fuerzas que están transformando la economía mundial, a identificar las localizaciones
estratégicas y a prepararse para la siguiente etapa de crecimiento prolongado. Al igual que sucede
con toda la labor de investigación del MGI, este trabajo ha sido realizado de forma independiente
y no por encargo ni con el patrocinio de ninguna empresa, gobierno o entidad, pese a haberse
beneficiado de las aportaciones y colaboraciones que hemos mencionado anteriormente. Todo
aquel que desee hacer algún comentario sobre este trabajo de investigación, puede hacerlo
enviándolo por correo electrónico a la dirección MGI@ mckinsey.com.
Richard Dobbs
Director, McKinsey Global Institute
Londres
James Manyika
Director, McKinsey Global Institute
San Francisco
Jonathan Woetzel
Director, McKinsey Global Institute
Shanghai
Junio 2015
RESUMEN
UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD
PARA EUROPA
Desde que comenzara la crisis financiera, el crecimiento de Europa ha sido lento. Al continente
europeo se le presentan ahora difíciles retos a largo plazo tanto en el ámbito demográfico como en
el de la deuda. Sin embargo, este nuevo estudio del MGI concluye que, gracias a la convergencia
de unos precios del petróleo bajos, unos tipos de cambio favorables y la expansión cuantitativa
(Quantitative Easing, QE, según sus siglas en inglés), a Europa se le abre una ventana de
oportunidad para emprender ambiciosas reformas, estimular la creación de empleo y la inversión,
e impulsar un dinamismo económico renovado1.
ƒƒ Algunos observadores podrían caer en la tentación de dar a Europa por perdida, lo cual sería
un grave error. El continente se sostiene sobre unos sólidos cimientos desde los que impulsar
sus actuaciones. Continúa siendo líder mundial en los indicadores clave del progreso social
y económico. Además, los encuestados en una encuesta conjoint realizada por el MGI entre
16.000 europeos pertenecientes a ocho países diferentes declararon tener unas aspiraciones
elevadas y manifestaron estar dispuestos a hacer duros sacrificios por alcanzarlas.
ƒƒ Tres áreas de reforma y once motores del crecimiento (muchos de los cuales ya han sido
puestos en marcha en alguna medida por los políticos) pueden ayudar a alcanzar las
aspiraciones europeas. Todo ello entraña invertir para el futuro (por ejemplo, fomentando la
innovación y reduciendo la carga energética), impulsar la productividad (por ejemplo, con unos
mercados competitivos e integrados en el sector servicios y el digital, y una mayor apertura
comercial) y movilizar a la población activa (por ejemplo, aumentando la participación de la
mano de obra femenina y la de mayor edad, y aumentando la flexibilidad del mercado laboral).
ƒƒ Tres cuartas partes del impacto de los motores del crecimiento pueden lograrse a escala
nacional. En algún lugar de Europa se pueden encontrar las mejores prácticas en todas las
dimensiones clave de la economía. El desafío consiste en emular esas mejores prácticas y
adoptarlas de forma más generalizada.
ƒƒ El recorrido de la reforma estructural es limitado mientras la inversión y la creación de empleo
conserven su debilidad. Las empresas están acumulando efectivo pese a los bajos tipos de
interés, los hogares han recortado su inversión desde la burbuja, y los gobiernos han adoptado
políticas de austeridad. Pese a que todos los sectores están actuando de forma racional, en su
conjunto están debilitando la demanda, lo que significa que la producción continúa situándose
un 15% por debajo de los niveles previos a la crisis.
ƒƒ Europa tiene varias opciones para recuperar la inversión y la creación de empleo pese a su
compleja configuración institucional. Las medidas destinadas a hacer fluir la financiación y la
expansión cuantitativa pueden servir de ayuda, aunque no bastan por sí solas. El estímulo fiscal
no resulta fácil de llevar a la práctica a gran escala en Europa. Es preciso explorar nuevas ideas,
incluso contabilizar la inversión pública cuando se amortizan los activos, en lugar de durante la
formación de capital, o ajustar cuidadosamente las estructuras tributarias y salariales.
ƒƒ Aumentando y agilizando las reformas fundamentalmente a escala nacional y, al mismo
tiempo, estimulando la inversión y la creación de empleo a escala europea, Europa podría
salvar la brecha de producción (output gap), recuperar una tasa de crecimiento sostenido de
entre el 2% y el 3% durante los próximos diez años, dar rienda suelta a inversiones de entre
250.000 y 550.000 millones de euros al año, y crear más de veinte millones de puestos de
trabajo. Para ello hace falta confianza y unas estructuras de gobierno correctas que eviten los
riesgos morales, cierren paquetes de medidas estrictas o eleven los programas de inversión a
escala europea.
1
En este informe, por Europa entendemos la UE-28 más Noruega y Suiza.
Download the full report at www.mckinsey.com/mgi
Una ventana de
oportunidad para Europa
2,2 billones
de euros
al año hacen falta para
alcanzar las aspiraciones
europeas antes de 2025
los europeos parecen dispuestos a hacer
sacrificios tales como trabajar más horas y/o
disfrutar de una menor protección social a
cambio de obtener mayores ingresos y una
mejor educación, sanidad, seguridad y calidad
de vida
Inmigración
enfocada al
crecimiento
Participación de la
mano de obra
femenina y la de
mayor edad
M
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11
Im
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yl u
a
motores del
crecimiento
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Alimentar el
ecosistema de
la innovación
la
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va
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Mercados
competitivos e
integrados en
sector servicios y
digital
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o
pr
Fomentar la
flexibilidad del
mercado laboral
Productividad del
sector público
Mayor apertura
comercial
rti
pa
r
Educación eficaz
para el empleo
ra
e l f u t u ro
Inversión en
infraestructuras
productivas
Actuar con la actual
estructura de gobierno
cuando resulte posible (p.ej. QE)
Poner a prueba el potencial de un
sistema de gobierno post-Maastricht
que permita una actuación audaz
Fomento del
desarrollo
urbano
Aumentar la
competitividad
Implantar las mejores prácticas
europeas en tres áreas clave
puede materializar las
aspiraciones de crecimiento
75% gobiernos nacionales
las pueden conseguir los
Reducción de
la carga
energética
Reavivar la inversión y
la creación de empleo
Hacen falta medidas para activar el
crecimiento
Buscar nuevas soluciones como
la contabilidad del balance y
el impulso del gasto de los hogares
15%
por
debajo
La producción de Europa
se sitúa muy por debajo
del nivel previo a la crisis
Potencial de crecimiento
Si Europa emprende reformas en lo que respecta a
la oferta Y ADEMÁS impulsa la inversión y la
creación de empleo (dejando atrás la gestión de la
crisis para instaurar la visión, la confianza y el
gobierno necesarios para actuar con rapidez y gran
escala), resulta posible conseguir un crecimiento
sostenido del PIB del 2%-3%
2-3
%
crecimiento
Chapter photo
ES: windmill, tulips
© Getty Images
UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD
PARA EUROPA
Siete años después de la crisis financiera mundial, la recuperación europea ha sido lenta. La
estabilidad de la Eurozona sigue representando un problema ante la incertidumbre que se
cierne sobre Grecia y su posible salida de la unión monetaria. De hecho, algunos pueden caer
en la tentación de dar por perdida a Europa, con su compleja configuración institucional, su
desfavorable demografía, sus elevados compromisos sociales y su fuerte endeudamiento.
Los encuestados
de 8 países están
dispuestos a
trabajar
0,5-2,7
horas más a la
semana a cambio
de unos mayores
ingresos y de
mejores servicios
públicos
En el presente informe, el McKinsey Global Institute (MGI), división de investigación económica y
empresarial de McKinsey & Company, demuestra que dar por perdida a Europa sería un error. El
continente se sustenta sobre una sólida plataforma que servirá de trampolín para la renovación.
Ya se ha avanzado en la reducción de los desequilibrios presentes en las cuentas actuales de sus
economías y en los costes laborales. Europa acoge varias de las economías más competitivas
del mundo. Y los europeos quieren más. De acuerdo con una encuesta y un análisis conjoint
realizado por el MGI entre 16.000 europeos de ocho países durante agosto de 2014, la mayoría de
los encuestados desean que sus ingresos continúen mejorando, y entre sus prioridades figuran
la sanidad, la educación, la sanidad y la calidad de vida, equivalentes al 15% del PIB, incluso
aunque para ello tengan que hacer sacrificios como trabajar 1,8 horas más a la semana o reducir la
protección social.1
De hecho, diversas novedades recientes apuntan a que Europa tiene ante sí una ventana de
oportunidad a corto plazo para agilizar las reformas y estimular la creación de empleo y la inversión.
Entre las novedades analizadas figuran la súbita y, en gran medida, inesperada caída de los precios
del petróleo, un tipo de cambio del euro favorable, el anuncio por el Banco Central Europeo (BCE)
de un programa de expansión cuantitativa y un clima empresarial en franca mejoría. Ha llegado la
hora de actuar. Los próximos años van determinar si Europa continúa avanzando o retrocede (para
conocer nuestra definición de Europa, consúltese el Cuadro 1, “Definiendo Europa”).
A Europa se le abre una ventana de oportunidad a
corto plazo para agilizar las reformas y estimular la
inversión y la creación de empleo … los próximos
años determinarán si Europa continúa avanzando
o retrocede.
1
El sondeo se realizó entre 2.000 encuestados de cada uno de estos 8 países: Francia, Alemania, Italia, Polonia, Rumanía, España, Suecia y
Reino Unido.
Cuadro 1. Definiendo Europa
Salvo que se indique lo contrario, en todo el informe el MGI entiende Europa como los 28 países de
la Unión Europea (EU), más Noruega y Suiza. En ocasiones nos referimos a ese grupo de países
como “Europa-30”. Otras veces, utilizaremos el término “Europa” como abreviatura de Europa-30
o de un subconjunto significativo de esos países, cuando los datos disponibles no permitan
referirse a la totalidad de la muestra. Cuando nuestro análisis se refiere expresamente a los estados
miembros de la UE o a los países de la Eurozona, hacemos mención de ello. Los microestados
europeos de Andorra, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano no están incluidos
en nuestro análisis. Habrá quien cuestione si Europa constituye una unidad de análisis útil, habida
cuenta de que los distintos países y pueblos que la componen se enfrentan a menudo a una
problemática socioeconómica distinta que puede dificultar la generalización. No obstante, la idea
de Europa lleva entre nosotros, como mínimo, desde el Imperio Romano. Hoy en día, la UE ha
aglutinado a las distintas sociedades que la integran en infinidad de aspectos culturales, sociales y
económicos, mientras que la llegada de la unión monetaria ha creado una integración económica
aún más profunda entre sus miembros.1 En definitiva, lo que sucede en Hungría, Italia y Suecia
tiene repercusiones para Alemania, Portugal y Rumanía. El éxito de las economías y sociedades
nacionales reviste interés para todo el continente.
Con todo, dentro de Europa se observan diferencias (Cuadro 1). Si bien la heterogeneidad de
Europa es, a veces, fuente de tensiones, podría decirse que también puede constituir una fuente de
fortaleza que brinda a los países la oportunidad de aprender de las prácticas óptimas adoptadas
con éxito por los demás países del continente. De hecho, el estudio demuestra que las ventajas
de la integración económica son mayores cuando las economías son muy diferentes entre sí.2
Pensemos, por ejemplo, en la expansión de las cadenas de suministro de los fabricantes alemanes
a la Europa Central y del Este, o en los cerca de 270.000 alumnos que han estudiado en un país
distinto del suyo propio en 2012 y 2013 gracias al programa de intercambio Erasmus de la UE (Plan
de Actuación de la Unión Europea para la Movilidad de los Alumnos Universitarios).
Para reflejar las diferencias dentro de Europa, en ocasiones nos referimos a grupos de países que
presentan un mayor grado de afinidad que la Europa-30:
ƒƒ Nórdicos: Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.
ƒƒ Europa Continental: Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza.
ƒƒ Reino Unido e Irlanda.
ƒƒ Europa Meridional: Chipre, Grecia, Italia, Malta, Portugal y España.
ƒƒ Bálticos: Estonia, Letonia y Lituania.
ƒƒ Europa Central y del Este: Bulgaria, Croacia, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía,
Eslovaquia y Eslovenia.
1
2
2
McKinsey Global Institute
Ibid.
Ibid
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 1. Definiendo Europa (continuación)
Países Nórdicos – 0-173-239
Cuadro 1
Europa Continental – 0-154-166
Europa se caracteriza por un alto grado de heterogeneidad
Reino Unido & Irlanda – 162-173-0
Datos económicos seleccionados, por regiones
Europa Meridional – 0-101-189
Países Bálticos – 160-158-121
PIB per
cápita, T4
2013
Miles de $,
paridad poder
adquisitivo
Porcentaje en
activo de la
Brecha de
población activa,
producción T4 2013
(output
% de edades
gap)
comprendidas
% del PIB
entre15 y 64
Países Nórdicos
42,0
-2,1
73
Europa
Continental
37,7
-1,5
70
Reino Unido e
Irlanda
34,4
-0,8
71
Europa Meridional
28,0
-5,4
55
Países Bálticos
14,6
0,7
65
Europa Central y
del Este
19,5
-1,4
61
Europa-30
31,3
-2,4
64
Región
Europa Central y del Este – 87-117-134
FUENTE: Eurostat; FMI; análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
3
Es probable que sólo se alcance el crecimiento sostenible y la prosperidad cuando las ambiciosas
reformas estructurales implantadas fundamentalmente a escala nacional se lleven a cabo
coincidiendo con la estimulación de la inversión y la creación de empleo a escala europea.
Se trata de dos medidas que se refuerzan mutuamente, que amplían mutuamente su efecto
y que, con toda probabilidad, pueden devolver a Europa un incremento sostenido del PIB de
entre el 2% y el 3% anual, un incremento que permita alcanzar las aspiraciones de la población
europea. De hecho, se trata de un incremento que sumaría la cifra de la economía austriaca al
crecimiento anual en comparación con las tasas de crecimiento previas a la crisis. Europa tendría
entonces la oportunidad de destinar una inversión de entre 250.000 y 550.000 millones de euros
al año a la innovación, la educación, las infraestructuras y la energía y, al reducir la brecha de
producción (output gap) y movilizar su población activa, crearía más de 20 millones de puestos de
trabajo nuevos.
20M
de nuevos puestos
de trabajo son
posibles con las
reformas unidas a
la estimulación de
la inversión y el
empleo
MGI ha estudiado el crecimiento, la productividad y la competitividad en treinta sectores de
más de veinte países durante el último cuarto de siglo. Apoyándose en esa documentación, el
presente informe analiza tres áreas de reformas estructurales, identificando once motores del
crecimiento que potencian la competitividad y las iniciativas que subyacen a ellos, cuantificando
su impacto potencial y elaborando un mapa de la situación actual de los países europeos en
relación a ellos. Hay, al menos, un país del continente que ya ha abordado cada uno de los
motores del crecimiento analizados en este informe. El reto consiste en adoptar esas soluciones
de forma más generalizada. Tres cuartas partes del impacto potencial están en manos de los
gobiernos nacionales.
Todos estos motores tienen un coste, bien sea por la inversión necesaria para materializar el
cambio, o bien en forma de su repercusión sobre determinados colectivos sociales. Ningún plan
de reformas estructurales puede prosperar sin unas medidas simultáneas destinadas a reavivar
la inversión y la creación de empleo a escala europea. Tomando como base el análisis del MGI
sobre la deuda y el desapalancamiento para comprender la escasa demanda agregada, el estudio
destaca las restricciones específicas impuestas a los hogares, las empresas y el sector público,
y evalúa el posible impacto y la viabilidad institucional de los diversos mecanismos con los que
Europa podría estimular la inversión y la creación de empleo.2 Pese a que la prescripción estándar
de gasto fiscal y expansión cuantitativa (QE) quizás no sea de fácil aplicabilidad en Europa,
siempre hay alguna manera de promover la inversión y la creación de empleo, incluso en el actual y
complejo entorno institucional europeo. Entre esas maneras figuran la modificación de las normas
por las que se rigen las finanzas públicas para contabilizar las inversiones en el momento de su
amortización, o un cuidadoso ajuste de la tributación y las estructuras salariales. Europa puede
obtener una inyección de optimismo del hecho de que ya se ha conseguido mucho en cuanto a la
estabilización de la economía y el blindaje de la Eurozona contra futuras convulsiones.
Por lo que respecta a las dificultades políticas que entraña la aplicación de estas medidas, el
informe demuestra que siempre hay alguna manera de salvar el escollo. Europa ha adoptado ya
muchas de las medidas acertadas para salir de la crisis, aunque no siempre con la rapidez y a
la escala necesarias. Muchos de los motores del crecimiento descritos anteriormente podrían
encontrarse con una considerable resistencia política, o bien verse atrapados en el complejo
proceso de toma de decisiones. A escala nacional, introducir reformas resulta difícil, al tiempo
que los presupuestos son ajustados y la tasa de creación de empleo demasiado baja como
para absorber las pérdidas de la reestructuración. A escala europea, fomentar la inversión y la
creación de empleo suscita inquietud en cuanto al riesgo moral, la confianza y unas estructuras de
gobierno viables. Entre las posibles soluciones figuran negociaciones combinadas que aúnen las
reformas y los estímulos, aprovechando las medidas que, según hemos constatado, no precisan
de la relajación del Pacto Fiscal ni de garantías de deuda mutuas, o bien elevar los programas de
inversión a escala europea. Únicamente un esfuerzo conjunto a todos los niveles puede aportar un
dinamismo renovado a la economía y la sociedad europeas.
No todas las opciones descritas en este informe van a recibir una unánime buena acogida. Algunas
de las ideas expuestas implican sacrificios que van más allá de lo económico y que necesitarían
un nuevo consenso. El análisis ofrece una indicación de las distintas vías para alcanzar un nuevo
pacto para Europa, en lugar de una hoja de ruta precisa. Nuestra esperanza es que esta iniciativa
encienda la llama de un debate renovado en todo el continente sobre el camino más eficaz y viable
hacia la reforma.
2
4
McKinsey Global Institute
Deuda y (no demasiado) desapalancamiento, McKinsey Global Institute, Febrero 2015.
Una ventana de oportunidad para Europa
Europa se sustenta sobre una plataforma desde la que emprender una
ambiciosa renovación
Europa ha experimentado una lenta recuperación y, en la actualidad, se enfrenta a problemas de
endeudamiento, además de un exigente grado de compromisos sociales habida cuenta de su
carga demográfica. Sin embargo, también tiene una base sólida, ha hecho avances para recuperar
el equilibrio entre las economías que la componen y ante ella se abre una ventana de oportunidad
que podría resultar mayor en 2015 (véase el Cuadro 2: “La Eurozona ha construido nuevas
instituciones y ha recuperado el equilibrio hasta unos niveles que muchos habrían considerado
imposible antes de la crisis”). Además, los ciudadanos europeos aspiran a un mayor progreso
socioeconómico en Europa, incluso aunque para conseguirlo tengan que asumir sacrificios.
La recuperación de Europa ha sido lenta y el continente se enfrenta a importantes
escollos económicos
Pese a que las tendencias más recientes han propiciado una cautelosa recuperación de un cierto
grado de optimismo acerca de las perspectivas económicas europeas, sigue siendo innegable
que la recuperación del continente ha sido lenta y que aún tenemos ante nosotros dificultades
de consideración. El PIB per cápita, en términos de paridad del poder adquisitivo, acaba de
recuperar el punto máximo en que se encontraba antes de la crisis por lo que respecta al conjunto
del continente, al tiempo que se ha producido un declive de las cifras de crecimiento de Europa
a largo plazo; las previsiones apuntan a que el crecimiento a largo plazo del PIB puede continuar
reduciéndose en torno a un 10% (Cuadro 2).
Cuadro 2
A índices de crecimiento – productividad históricos, el PIB y el crecimiento del PIB per cápita están abocados a
ralentizarse en Europa
Empleo, productividad y crecimiento
Escenario de población media según la ONU; tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR), %; 50 años futuros presupone
las tasas de crecimiento de la productividad del pasado para los 50 próximos años
Crecimiento de la productividad
Crecimiento del empleo
Crecimiento del PIB
Crecimiento del PIB per cápita
CAGR, últimos 50 y
futuros 50 años
Variación, %
-28
1,6
Variación, %
1,8
-17
2,0
-9
1,5
-52
1,0
2,1
Italia
1,4
-11
1,6
2,0
2,2
-7
1,7
1,8
2,2
Reino Unido
Alemania
-9
1,6
2,4
Francia
CAGR, últimos 50 y
futuros 50 años
1,7
2,2
Europa-41
Crecimiento del empleo per cápita
-2
1,4
-35
1,7
-16
1,5
1 Europa-4 está formada por Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido (los estados miembros del G20 europeo, que, en su conjunto, representan en torno al
60% del PIB de la Europa-30).
NOTA: La suma de las cifras puede no arrojar un resultado exacto debido al redondeo.
FUENTE: The Conference Board Total Economy Database; División de Población de las Naciones Unidas; OIT; análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
5
Cuadro 3. La Eurozona ha construido nuevas instituciones y recuperado el
equilibrio desde la crisis, aunque hacen falta más avances y flexibilidad
La crisis financiera de 2008 dejó al descubierto las tensiones latentes de la Eurozona. Los
desequilibrios de los saldos en cuenta corriente que se habían elevado durante la década anterior
a 2008 resultaron ser insostenibles en un entorno de elevada volatilidad y percepción de riesgo.
Los gobiernos dieron un paso atrás (ejerciendo aún más presión sobre el crecimiento) para
conservar su credibilidad con los acreedores, incluidos los acreedores oficiales de los programas
de rescate financiero. Sin poder recurrir a la devaluación de la moneda y ante las limitadas
transferencias fiscales y movilidad laboral de la Eurozona, muchos países se vieron obligados a
recurrir a la “devaluación interna”, reduciendo los salarios y, por tanto, los costes laborales, para
restablecer la competitividad. El resultado fue que los saldos en cuenta corriente, de media, se
han instalado en el superávit, impulsados inicialmente por la caída de las importaciones, a la que
seguiría un aumento de las exportaciones (Cuadro 3). En España, por ejemplo, las importaciones
disminuyeron un 17% en 2009; desde entonces, las exportaciones han crecido alrededor de un
tercio, mientras que las importaciones se han mantenido estáticas. Con todo, este proceso ha
ido acompañado de un elevadísimo desempleo y una franca deflación en algunos casos, que,
de hecho, han acrecentado la carga total de la deuda en términos reales. Además, los países
excedentarios aún no han reducido sus desequilibrios en cuenta corriente.
Si el compromiso del Presidente del BCE Mario Draghi en julio de 2012 de “hacer todo lo
que haga falta” para preservar la estabilidad de la Eurozona ya supuso un gran avance para
apaciguar los ánimos en el mercado, ahora se están produciendo además cambios graduales
que podrían aumentar la resistencia de la Eurozona a futuras crisis, aunque los avances siguen
siendo desiguales:
ƒƒ Flexibilidad de salarios y precios. Ocho países han experimentado una deflación nominal de
los salarios durante, al menos, dos años desde 2008. En parte como resultado de ello, algunas
economías (entre las que destacan Grecia, Irlanda, España y Portugal) han hecho grandes
avances para que sus costes laborales recuperaran la misma posición relativa con respecto a
Alemania que tenían a principios de la década del año 2000.
ƒƒ Movilidad laboral. La migración entre los países de la UE pasó del 0,2% de la población en
2003 al 0,35% en 2012, una cifra que continúa estando muy por debajo de la migración anual
entre estados de EE.UU. (2,2%), entre cantones suizos (1,7%) y entre länder alemanes (1,4%)
en 2012.
ƒƒ Transferencias fiscales. Las transferencias dentro de la UE ascienden al 1,6% del PIB
europeo, muy por debajo de las transferencias registradas dentro de EE.UU., que representan
el 8,4% del PIB del país. Por el momento, estas transferencias no actúan como estabilizadores
automáticos en caso de producirse turbulencias económicas en una zona de Europa; además,
se manejan a escala UE, no a escala Eurozona.
ƒƒ Mercados de capital integrados y reparto del riesgo. La unión bancaria contribuye en
cierto modo a disolver el vínculo existente entre los bancos inestables y las finanzas públicas
nacionales; además, se ha propuesto la unión de los mercados de capitales. Sin embargo, la
banca comercial continúa estando fragmentada.
ƒƒ Fundación de instituciones y coordinación de políticas. Los políticos europeos han
instaurado una serie de instituciones nuevas para mejorar la resistencia de la zona de la
moneda única. A modo de ejemplo, se ha creado el Mecanismo de Estabilidad Europeo para
proporcionar ayudas a los gobiernos en forma de liquidez en situaciones de urgencia. El Pacto
Fiscal y el Semestre Europeo tienen por objeto mejorar la coordinación de la política económica
y fiscal, controlando al mismo tiempo el riesgo moral. También se han introducido nuevos
instrumentos monetarios del BCE (como es el caso de la expansión cuantitativa, las compras
de títulos ABS o TLTRO).
6
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 3. La Eurozona ha construido nuevas instituciones y recuperado
el equilibrio desde la crisis, aunque hacen falta más avances y flexibilidad
(continuación)
Alemania
Cuadro 3
Italia
Francia
La Eurozona ha hecho avances en cuanto a la recuperación del equilibrio y la
convergencia
Portugal
España
Coste laboral unitario relativo a Alemania
Índice: 1 = T1 2000
Irlanda
Grecia
1.5
1.4
1.3
1.2
1.1
1.0
0.9
Saldo en cuenta corriente
% del PIB
10
5
0
-5
-10
-15
-20
2000
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
2013
FUENTE: Eurostat; análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
7
En líneas generales, algunos países europeos se han mostrado relativamente proactivos por lo
que a la reforma estructural se refiere desde los albores de la crisis financiera y como respuesta
a las presiones que ha traído consigo la crisis de deuda de la Eurozona. Pese a que la reforma ha
sido relativamente intensa en países como Irlanda, Portugal y España, durante los últimos años su
intensidad está disminuyendo.1 Tal circunstancia apunta a la necesidad de conferir a toda Europa
unos objetivos renovados, en especial habida cuenta de la incertidumbre que rodea a Grecia tras
las elecciones de 2015.
Más a largo plazo, existe la percepción de que el envejecimiento de la población va a debilitar la
fortaleza de la economía europea y someter a una mayor presión las finanzas públicas, a menos
que los países consigan transformar una esperanza de vida más prolongada y con salud en
una esperanza de vida más prolongada y en activo. El principal grupo de población activa de
Europa, que tradicionalmente está definido como el comprendido entre los 15 y los 64 años de
edad, está abocado a reducirse en un 4%, lo que equivale a 14 millones de personas, durante el
período comprendido hasta el año 2030, y en un 12%, es decir, 42 millones de personas, hasta
2050 (con contadas excepciones a esta tendencia general, entre ellas el Reino Unido). Vista esta
tendencia, incluso la más modesta de las previsiones de crecimiento del PIB hasta 2050 emitida
por la Unión Europea, que sitúa ese crecimiento en un 1,5%, exige un incremento significativo de la
participación de la población activa.
Habida cuenta de los equilibrios fiscales primarios, los tipos de interés y la previsión de crecimiento
del PIB real existentes a fecha de hoy, el ratio de deuda pública con relación al PIB va a continuar
creciendo, desde unos niveles que ya son elevados en muchos países europeos, entre ellos
Bélgica, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, España y el Reino Unido. Tal circunstancia
constituye una fuente de preocupación, ya que los elevados niveles de deuda han representado
históricamente un lastre para el crecimiento, además de aumentar el riesgo de una crisis financiera
que podría propiciar la aparición de nuevas recesiones económicas profundas.2
Sin embargo, Europa se sustenta sobre numerosos puntos fuertes
Con todo, Europa aún tiene mucho que celebrar. Entre los países que la componen se encuentran
los líderes mundiales de importantes medidas socioeconómicas. Pensemos, por ejemplo, en
la competitividad comercial de Alemania, la fortaleza del Reino Unido en el sector servicios, las
punteras infraestructuras de transporte de Francia, el récord de Portugal de inclusión de las
mujeres en la población activa, la resistencia de Polonia durante toda la crisis, la adopción de
tecnologías digitales en el sector público de Estonia, o la eficiencia energética de Dinamarca.
La súbita y, en gran medida, inesperada caída de los precios del petróleo, un tipo de cambio
del euro favorable, la expansión cuantitativa y la mejoría del clima empresarial apuntan a que
2015 puede ser un año de fuerte crecimiento y una ventana de oportunidad para un ambicioso
programa de renovación.
Europa genera el
25%
del PIB mundial
Además, Europa posee puntos fuertes sólidos y de gran relevancia. Se trata de una de las mayores
economías del mundo, que genera el 25% del PIB mundial (más que Estados Unidos y próximo al
de la región del Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano). Europa acoge un enorme mercado
nacional, caracterizado por su gran integración, que reúne a 500 millones de habitantes. Las
economías europeas están bien conectadas con los flujos mundiales: la mitad de las veinte
economías más competitivas del mundo son europeas, según afirma el Foro Económico Mundial.
Pese al difícil entorno económico, muchas empresas continúan prosperando y compitiendo en la
escena internacional: 142 empresas del ranking Fortune 500 tienen su sede en Europa, frente a las
128 de Estados Unidos.
Las economías europeas siguen siendo líderes mundiales en seis parámetros del progreso
socioeconómico y presentan un buen comportamiento en los indicadores de salud económica
(Cuadro 4). Además, algunas economías europeas han hecho grandes avances durante los
últimos años en políticas estructurales cruciales para apuntalar el crecimiento futuro.3 Todo ello
proporciona motivos para confiar en que las iniciativas descritas pueden (puesto que deben)
continuar adelante a buen ritmo.
3
1
2
8
McKinsey Global Institute
Reformas de política económica 2015: Apuesta por el crecimiento, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2015).
Debt and (not much) deleveraging, McKinsey Global Institute. Febrero de 2015.
Reformas de política económica 2015: Apuesta por el crecimiento, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2015).
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 4
Los países europeos siguen siendo líderes mundiales en parámetros clave del progreso socioeconómico
Comportamiento en aspectos con relación a la media de Europa-30
Indicadores compuestos; rangos de puntuaciones z a escala país1
Europa-30
Estados Unidos
Países con las
puntuaciones más
altas en los
indicadores2
Población >1 millón
Media europea
España
Sanidad
Australia
1.2
-1.5
Suiza
Alemania
Educación
-1.2
Finlandia
0.8
Noruega
Suecia
Medio ambiente -1.7
Finlandia
1.1
Portugal
Bienestar
social
Noruega
Seguridad
ciudadana
-1.4
Austria
1.1
Suiza
Irlanda
Protección
social
-2.0
Alemania
1.1
Austria
Equilibrio vida
laboral - personal
Dinamarca
-1.4
Países Bajos
1.6
Noruega
Noruega
Prosperidad
-1.1
Suiza
1.2
Estados Unidos
Noruega
Inclusividad
-1.2
Suiza
1.3
Japón
Salud
económica
Estados Unidos
Agilidad
1.9
-1.3
Japón
Suecia
República Checa
Resistencia
-1.4
1.0
Suecia
Australia
Conectividad
Alemania
-2.4
0.7
Estados Unidos
Reino Unido
1
Medición del número de desviaciones estándar de la media. La selección de subindicadores y parámetros de medición, lógicamente, influye en las
puntuaciones del país; no todos los países tienen un ranking de todos los parámetros medidos.
2 Comparativa entre los países de Europa-30, Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos.
FUENTE: Eurostat; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO); Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC); Banco Mundial; Foro Económico Mundial
(FEM); Organización Mundial de la Salud (OMS); Central Intelligence Agency (CIA); oficinas nacionales de estadística; análisis del McKinsey Global
Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
9
Si Europa persiste en las reformas, podría respaldar un crecimiento del PIB muy superior al de las
previsiones actuales. A la fecha de este informe, la Comisión Europea prevé un crecimiento del PIB
del 1,5% anual hasta 2025. Por el contrario, en un escenario en el que todos los países acortaran
distancias con los países situados en el cuartil superior de la región en cuanto a productividad y
movilización de la población activa, la tasa de crecimiento podría situarse en un 2,1% anual, o
incluso más si Europa adopta el tipo de reformas para potenciar el crecimiento que analizamos en
este informe.
Las economías europeas siguen siendo líderes
mundiales en progreso socioeconómico y presentan
un buen comportamiento en los indicadores de
salud económica.
Los europeos afirman estar dispuesto a hacer duros sacrificios para alcanzar sus
elevadas aspiraciones. Los europeos en general disfrutan de una calidad de vida envidiable,
€2,2B
anuales hasta
2025 se necesitan
para satisfacer las
aspiraciones de los
europeos
incluso en comparación con los ciudadanos de otros países y zonas geográficas con rentas altas.
Los aspectos de la vida que más les preocupan son la sanidad, la educación, el medio ambiente,
la seguridad ciudadana, la protección social y el equilibrio entre vida laboral y personal.5 Al menos
un país europeo constituye un ejemplo de mejores prácticas en cada una de estas áreas. Sin
embargo, el panorama varía enormemente de unos países a otros, y los europeos afirman querer
más y no contentarse con preservar el progreso social que Europa ha conseguido hasta la fecha.
En un análisis y una encuesta conjoint realizada por el MGI entre 16.000 europeos de ocho países,
se pidió a los encuestados que eligieran entre varios grupos de escenarios conjuntos que medían
el deseo de tener más o menos en cuanto a diferentes aspectos de las aspiraciones sociales.
Esos aspectos son la sanidad, la educación, el medio ambiente, la protección social, la seguridad
ciudadana, el poder adquisitivo, la jornada laboral y la productividad (representada por factores
personales como la disposición a trabajar más deprisa o con más presión, o a recibir formación).
Un modelo garantiza el equilibrio de los escenarios desde un punto de vista económico: las
mejoras de un aspecto se consiguen a expensas de otros, o de la disposición a trabajar más horas
o con mayor productividad. Rara vez se preguntó a los encuestados sobre sus aspiraciones de una
manera que permitiera utilizar variables reales cuantificadas para mostrar un coste “auténtico”. En
el anexo pueden consultarse todos los datos de la metodología de la encuesta (véase el Análisis
Detallado que acompaña a este informe).6
Los encuestados afirmaron querer una mayor inversión en educación, sanidad, seguridad
ciudadana y medio ambiente hasta 2025 y, al mismo tiempo, aumentar la renta disponible
(Cuadro 5). El MGI calcula que conseguir lo que los encuestados manifiestan desear costaría
alrededor de 2,2 billones de euros al año hasta 2025, lo que equivale al 15% del PIB europeo.
En su conjunto, los encuestados afirmaron estar dispuestos a hacer sacrificios para generar
esa cifra. Esa disposición se expresa como una buena disposición a trabajar más tiempo (1,8
horas semanales más por trabajador de media -entre 0,5 y 2,7 horas- según el país) y con mayor
productividad, así como su predisposición a aceptar una cierta reasignación de los recursos fuera
de los programas de protección social.
Los resultados de la encuesta demuestran una buena disposición general a hacer esos
sacrificios, con independencia de la situación laboral de los encuestados y sin distinción entre
países, segmentos demográficos, grupos de edad, niveles de ingresos y nivel educativo, y no
sólo entre las personas que actualmente carecen de oportunidades laborales a causa del difícil
entorno económico actual. En el escenario que más se ajusta a sus preferencias, el 84% de los
encuestados estaban dispuestos a ceder en cuanto a su horario laboral y su productividad a
cambio de mejoras en otras prioridades. La reducción de los recursos destinados a la protección
social obtuvo el respaldo del 58% de los encuestados.
La naturaleza concreta de los sacrificios varía de unos países a otros y de unos grupos de
personas a otros. Por ejemplo, los polacos encuestados preferían producir más a través de una
mejora significativa de la productividad de casi el 12% y del aumento de su horario laboral en
una cifra, relativamente modesta, de 1,1 horas semanales por trabajador. Por el contrario, los
encuestados franceses se mostraron dispuestos a trabajar incluso 2,0 horas semanales más por
trabajador, aunque reduciendo ligeramente la productividad, y a disminuir el gasto en protección
5
6
10
McKinsey Global Institute
Índice para una vida mejor, OCDE (2014).
Pueden consultarse más detalles sobre la metodología en el Análisis Detallado recogido en el anexo que acompaña a este informe.
Una ventana de oportunidad para Europa
social. Los encuestados españoles preferirían trabajar 2,7 horas más a la semana si con ello se
aumentara la protección social.
Cuadro 5
Los europeos encuestados tienen unas aspiraciones elevadas… y están dispuestos a hacer sacrificios para
alcanzarlas
Sacrificios de preferencia de los europeos encuestados en 8 países1
Gasto adicional y generación de ingresos (15% del PIB de Europa-30)
2.200 billones de € menos de gasto /
más en generación de ingresos
Ambiciones
2.200 billones de €
más de gasto
Grado de
convergencia
con el cambio, %
Poder adquisitivo
84
Educación
89
Sanidad
95
Seguridad ciudadana
84
Medio ambiente
93
Protección social
58
Equilibrio vida
laboral - personal
84
El 91% de los europeos encuestados
prefieren este escenario al actual
1 Calculado tomando como base el PIB de Europa-30 en 2013 y las puntuaciones conjuntas ponderadas al PIB de los ocho países encuestados.
FUENTE: Encuesta conjunta de aspiraciones de los europeos del MGI, agosto de 2014; análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
11
Para satisfacer las aspiraciones de los ciudadanos de una manera más inteligente que haciéndoles
trabajar más y durante más tiempo, los dirigentes europeos deben elaborar conjuntamente un plan
global de reformas, fundamentalmente a escala nacional, además de fomentar la inversión y la
creación de empleo, a través de una actuación a escala europea. Únicamente esta combinación,
aplicada de forma simultánea, puede desbancar a la inercia y poner nuevamente en marcha el
motor del crecimiento europeo (Cuadro 6).
Cuadro 6
Europa va a tener que trabajar simultáneamente en las reformas y en el fomento de la
inversión y la creación de empleo
Reformar para impulsar la
competitividad,
fundamentalmente a escala nacional
(impacto del 75%), con el respaldo
europeo
Inversión y creación de empleo
fomentadas fundamentalmente a
escala europea
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
Las reformas (tres cuartas partes, alcanzables a escala nacional) pueden
conseguir el crecimiento
Tres grandes reformas estructurales (invertir en el futuro, impulsar la productividad y movilizar a la
población activa) formadas por once motores de crecimiento podrían potenciar la competitividad
de la economía europea y ofrecer un conjunto de opciones que los políticos deberán continuar
estudiando y desarrollando (Cuadro 7). En su conjunto, esas reformas podrían ayudar a la región a
alcanzar un crecimiento de la tasa de PIB anual de entre el 2% y el 3%, y a mantener ese
crecimiento hasta 2025, incluso aunque los factores que están impulsando el crecimiento en 2015
se desvanezcan (Cuadro 8). Los porcentajes citados serían más que suficientes para atender
plenamente las aspiraciones declaradas en la encuesta. La mayor parte del impacto de los
motores de crecimiento procede del incremento de la productividad, mientras que tan sólo una
cuarta parte procede del aumento de las tasas de participación de la población activa y de la
inmigración. Lógicamente, va a haber que realizar un esfuerzo considerable no sólo para conseguir
una más rápida recuperación de la crisis sino, además, para superar la tasa de crecimiento
potencial del 1,7% a la que apuntan las tendencias actuales, que se deriva de la tasa de
crecimiento de la productividad media a largo plazo de las principales naciones (del 1,4% anual), de
la previsión de crecimiento de la población ocupada (9 millones de personas) y de un incremento
de la participación de 5,0 y 7,5 puntos porcentuales de las mujeres de edades comprendidas entre
los 25 y los 54 años, y de los hombres y mujeres de la franja de edad comprendida entre los 55 y
los 74 años, respectivamente.
La mayor parte del impacto de los motores
de crecimiento procede del incremento de la
productividad, mientras que únicamente una
cuarta parte procede del aumento de las tasas de
participación de la población activa y la inmigración.
12
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 7
Once motores de crecimiento de la competitividad (alrededor de tres cuartas partes, materializables a escala
nacional) pueden servir para alcanzar las aspiraciones europeas
PIB incremental 2025
€ miles mill. (constantes
2014)
Convergencia de los países con las
mejores prácticas
Apalancamiento de la escala europea
Habilitador
Cambio de las estructuras de incentivos y la
tributación
Invertir en el futuro
Impulsar la productividad
Alimentar el ecosistema de
la innovación
510
Mercados competitivos e
integrados en sector
servicios y digital
850
Educación eficaz para el
empleo
460
Productividad del sector
público
290
Inversión en
infraestructuras
productivas
270
Mayor apertura comercial
160
Reducción de la carga
energética
250
Fomento del desarrollo
urbano
Movilizar la población activa
Participación de la
población activa femenina
y la de mayor edad
760
Inmigración enfocada al
crecimiento
510
Fomentar la flexibilidad del
mercado laboral
290
170
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
13
Cuadro 8
Los motores de crecimiento podrían conseguir un crecimiento sostenible de entre el 2% y el 3%
incluso cuando desaparezcan los efectos del bajo precio del petróleo y los tipos de cambio
Crecimiento potencial del PIB de Europa-30 (cifras estimativas)
%
Previsión CE 2015
0–1.0
1,8
0,3–1,0
Factores del boom de 2015
Petróleo
0.3 0.2 0,8–1,5
Euro QE1
0-1,0
No hacer nada
Aspiración de los europeos
1.5
Impacto de los motores del crecimiento
>2,0
Crecimiento sostenido potencial hasta 2025
2,0–3,0
1 Impacto previsto de la expansión cuantitativa (QE) procedente de las remesas del banco central (buena parte del
impacto del “Euro” también guarda relación con la QE; impacto de la QE estimado en un máximo del 0,2% del PIB;
presupone una tipo del bono ponderado al PIB del 1,3%-2,2%.
NOTA: La suma de las cifras puede no arrojar un número exacto debido al redondeo.
FUENTE: FMI; Comisión Europea; Análisis del McKinsey Global Institute
3/4
del impacto de los
motores de la
competitividad
procede de la
vertiente nacional
Resulta digno de mención que tres cuartas partes del impacto de los motores del crecimiento
pueda ejercerse a escala nacional, sin necesidad de complejos acuerdos y convergencias a escala
europea. De acuerdo con la tabla de puntuaciones que hemos confeccionado para evaluar el
comportamiento de los países en los distintos motores del crecimiento, lo habitual es que haya
algunos países europeos que se sitúan a la cabeza en cada uno de esos motores (Cuadro 9).7
El reto no es reinventar la rueda, sino generalizar y agilizar la adopción de las mejores prácticas
que ya existen en el continente. Lógicamente, no todos los países van a poder conseguir un
comportamiento óptimo en todas las dimensiones. Sin embargo, los políticos deben decidir a qué
objetivos destinar prioritariamente los esfuerzos, realizados en función de la distancia que separe a
cada país de las mejores prácticas, así como de la ventaja comparativa.
La otra cuarta parte del impacto conjunto de estos motores del crecimiento va a precisar una
cierta participación de la UE y una actuación coordinada a escala supranacional, incidiendo en
las iniciativas que ya están en marcha, y ampliándolas. Por ejemplo, la UE puede espolear la
innovación en sectores con unas economías de escala destacadas estableciendo unos estándares
europeos para las tecnologías disruptivas y los datos abiertos. También puede acelerar el proceso
de interconexión de las redes de gas y electricidad a través de las fronteras internas europeas. La
UE también es la responsable de la legislación del Mercado Único y de los acuerdos comerciales
externos, y puede consolidar un cierto aprovisionamiento público a escala europea para impulsar
la eficacia del gasto.
Europa puede recurrir a las iniciativas y actuaciones ya existentes en busca de inspiración para
perseverar en la introducción de nuevas reformas estructurales. Ya se ha hecho mucho, como
instaurar el Semestre Europeo, un programa que ayuda a uniformizar las políticas de reforma
mediante el intercambio de las mejores prácticas y que crea presiones entre iguales para que los
países introduzcan reformas y aceleren el progreso.
7
14
McKinsey Global Institute
Para más información sobre los indicadores que hemos utilizado en la tabla de puntuación, consúltese el anexo en el Análisis Detallado que
acompaña a este informe.
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 9
Las economías europeas necesitan adoptar de forma más generalizada las mejores prácticas ya existentes en el
continente
Comportamiento frente a otros
Tercio superior en el indicador compuesto
países en cada motor del
Tercio superior en al menos un subindicador
crecimiento
Alemania
Suecia
Reino
Unido
Francia
Italia
España
Polonia
Rumanía
Invertir en el futuro
Alimentar el
ecosistema de
la innovación
Educación eficaz
para el empleo
Inversión en
infraestructuras
productivas
Reducción de la
carga energética
Fomento del
desarrollo urbano
Impulsar la productividad
Mercados
competitivos e
integrados en sector
servicios y digital
Participación de la
población activa
femenina y la de
mayor edad
No evaluado cuantitativamente
Mayor apertura
comercial
Movilizar la población activa
Participación de la
población activa
femenina y la de
mayor edad
Inmigración
enfocada al
crecimiento
Fomentar la
flexibilidad del
mercado laboral
n/a
NOTA: Todos los países, evaluados siempre y cuando se disponga de, como mínimo, dos de cada tres o cuatro subindicadores; disponibilidad limitada de
datos, en especial con relación a Bulgaria, Croacia, Chipre, Letonia, Malta, Noruega, Rumanía, Eslovaquia y Suiza.
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
15
Cada motor del crecimiento se sustenta sobre iniciativas concretas que ya están funcionando en
la práctica en Europa. Por ejemplo, los Países Bajos son un modelo de actuación en el parámetro
de apertura comercial, gracias, en parte, a sus magníficas infraestructuras logísticas comerciales.
El Reino Unido es líder en incrementar la participación laboral de los trabajadores de mayor edad
mediante la eliminación gradual de la edad de jubilación obligatoria. Algunas iniciativas precisarán
de una considerable actuación paneuropea para ser implantadas con éxito; sin embargo, la
mayoría de ellas podrían ser aprobadas solo por los gobiernos nacionales y, por tanto, ser puestas
en marcha con mayor rapidez.
Invertir en el futuro
Existen oportunidades para prepararse para el futuro y agilizar el crecimiento en cinco grandes
áreas de inversión y reformas:
ƒƒ Alimentar el ecosistema de la innovación. Europa es cuna de algunos de los países y
empresas más innovadores del mundo; sin embargo, tan sólo invierte un 2% del PIB en
investigación y desarrollo (I+D), situándose ligeramente por delante de China, que invierte
un 1,9%. En concreto, el gasto en I+D del sector privado europeo (tan sólo un 1,3% del PIB)
se sitúa muy por detrás del de Corea del Sur (2,7%), Japón (2,6%), Estados Unidos (1,8%) y
otros países. Al analizar el gasto en I+D de las empresas, hemos observado que la diferencia
negativa que refleja Europa se centra únicamente en el sector de los servicios de electrónica,
programas informáticos e Internet. Una de las formas más evidentes en las que Europa puede
fomentar la innovación es servirse del aprovisionamiento por parte del sector público. Ese
enfoque cuenta con un historial de éxitos. Ejemplo de ello es la manera en que el Ministerio
de Defensa de Estados Unidos impulsó el desarrollo de semiconductores. Los gobiernos
europeos invierten más del 5% del PIB en aprovisionamiento, frente al exiguo 0,7% de I+D
público y al 0,1% en forma de subvenciones al I+D del sector privado. Los gobiernos también
podrían ahondar en el Mercado Único, fijar estándares y normativas a escala europea para
regular tecnologías transformacionales como la de los vehículos autónomos y los datos
abiertos, derribar las barreras que obstaculizan la iniciativa emprendedora y aceptar la
“disrupción creativa”. Además, los gobiernos podrían dar un impulso renovado a gran escala
a la cofinanciación pública del capital riesgo para nuevas empresas, como ya está haciendo
Francia. Todo ello ayudaría a reducir la brecha en innovación que separa a Europa de Estados
Unidos, cuyas empresas dominan muchas de las inminentes tecnologías disruptivas y explica
toda la diferencia entre el gasto en I+D de Europa y el de Estados Unidos.
ƒƒ Educación eficaz para el empleo. El nivel académico alcanzado y la puntuación en los
exámenes varían enormemente dentro de Europa. El desempleo juvenil se ha disparado,
golpeando con especial fuerza a los jóvenes que no han cursado estudios superiores o de
formación profesional. Es preciso hacer más para preparar a los jóvenes para los puestos
de trabajo que necesitan cubrir las empresas. En una encuesta sobre educación para el
empleo realizada por el McKinsey Center for Government se descubrió que el 74% de los
educadores afirman estar preparando correctamente a los graduados para su incorporación
al mundo laboral, mientras que tan sólo el 35% de las empresas y el 38% de los alumnos están
de acuerdo con tal apreciación.8 Algunos países europeos ya han establecido prácticas de
liderazgo para la mejora de las vías de acceso desde la educación al empleo a través de una
mayor transparencia sobre las destrezas necesarias y sobre los puestos de trabajo existentes,
de modelos de formación profesional dual, de la mejora de la selección y la formación de
profesorado, de la medición y evaluación de los centros escolares, y de la creación de foros
que faciliten el diálogo entre empresas y educadores. Los dirigentes europeos también podrían
promover que las empresas industriales y tecnológicas punteras creen conjuntamente cursos,
currículos o “universidades digitales” para preparar mejor, a quienes se incorporan al mercado
laboral, en las destrezas que van a necesitar en el futuro.
8
16
McKinsey Global Institute
McKinsey encuestó a 5.300 jóvenes, 2.600 empresarios y 700 docentes de ocho países de la UE (Francia, Alemania, Grecia, Italia, Portugal,
España, Suecia y el Reino Unido). Véase Education to employment: Getting Europe’s youth into work, McKinsey Center for Government (enero
de 2014).
Una ventana de oportunidad para Europa
El gasto europeo
en infraestructuras
es un
0,30,9%
Inferior al necesario
para respaldar el
crecimiento
ƒƒ Inversión en infraestructuras productivas. Fundamentándonos en la base de datos
internacional de inversión en infraestructuras del MGI y en la metodología que empleamos
para conocer las necesidades, calculamos que la inversión europea en infraestructuras de
transporte, energía, agua y telecomunicaciones ha sido, durante la última década, entre
un 0,3% y un 0,9% del PIB inferior a la que resulta necesaria para respaldar las tasas de
crecimiento a las que aspiran los europeos.9 La inversión pública, de media, ha descendido
desde la crisis. Los niveles de inversión y la calidad de las infraestructuras varían enormemente
de unos países europeos a otros. Algunos países, entre ellos Portugal y España, tienen unas
infraestructuras especialmente buenas si tenemos en cuenta su nivel de renta y su tasa de
crecimiento, aunque también han invertido más de lo necesario para respaldar el crecimiento.
Francia y Alemania aúnan una calidad elevada con unas tasas de inversión relativamente bajas,
y en descenso. El Reino Unido presenta una calidad superior a la media y una inversión inferior
a la esperada, mientras que Italia obtiene una mala puntuación en cuanto a la calidad pese
a lo elevado del gasto. Es preciso optimizar la tasa de inversión (en la mayoría de los casos,
aumentándola) y buscar opciones de financiación alternativas fuera del presupuesto tributario.
Sin embargo, al mismo tiempo existe una oportunidad, como mínimo de igual envergadura,
para gastar de forma más productiva. El estudio realizado por el MGI demuestra que los
países podrían ahorrar hasta el 40% en su factura de infraestructuras si aplicaran las mejores
prácticas mundiales de selección de proyectos, ejecución, gestión de activos, gobierno interno
y finanzas. Incluso los países europeos colindantes obtienen una puntuación muy diferente en
estas cuestiones, lo que apunta a que hay mucho margen para aprender los unos de los otros.
ƒƒ Reducción de la carga energética. Los precios de la electricidad y el gas natural de los
hogares europeos se han incrementado un 70% y un 160%, respectivamente, de 2004 a
2013; actualmente, prácticamente duplican los de Estados Unidos. Pese a que el desarrollo
de nuevas fuentes energéticas resulta crucial a largo plazo, el análisis de McKinsey apunta
a que el gas de esquisto tan sólo puede cubrir una pequeña parte de la demanda de gas
europea de 2030 (y a un coste mayor que el de Estados Unidos). Los precios de la energía
son cruciales para sectores con un uso intensivo de la energía como son el metalúrgico, el
papelero y el minero, mientras que el sector químico ya ha trasladado una parte considerable
de la inversión de Europa a Estados Unidos. Sin embargo, también conviene tener presente
que esos sectores generan una parte relativamente pequeña de la producción europea y que,
con frecuencia, únicamente se pueden contratar a escala local, mitigando así la presión sobre
los costes globales. Incluso, puede que una factura energética mayor contribuya a dar un giro
hacia sectores con mayor valor añadido y que presentan un consumo energético menor. Lo
verdaderamente importante es, por tanto, hacer un uso más productivo y eficaz de la energía.
Hoy en día se observan enormes diferencias en la intensidad energética de los hogares, el
transporte, la industria y el sector servicios de unos países europeos a otros. Los que ocupan
las últimas posiciones pueden hacer un uso hasta cinco veces mayor de la energía que los
que ocupan los primeros lugares. En Europa hay ejemplos de éxito en el fomento de la eficacia
energética. Dinamarca lo ha conseguido a través de un marco regulador concreto y coherente
de normas sobre la intensidad energética. Simultáneamente, Europa debe reducir los costes
de la energía integrando plenamente las redes de gas y electricidad, y creando un marco
paneuropeo que promueva un aumento del suministro de fuentes energéticas nuevas, entre
ellas las renovables y los hidrocarburos no convencionales.
ƒƒ Fomento del desarrollo urbano. Pese a que la vida urbana es más productiva que la vida
rural, tan sólo el 61% de la población europea vive en las ciudades, frente al 65% de Canadá,
el 81% de Estados Unidos y el 87 % de Corea del Sur. En el seno de Europa, existe una
diferencia de 30 puntos porcentuales entre la región más urbanizada (Europa Continental) y
la menos urbanizada (Europa Central y del Este).10 La tasa de urbanización de esta última se
ha mantenido estática durante décadas, al trasladarse los habitantes de las ciudades a otras
urbes más competitivas, como Londres. Pese a que los ciudadanos deben tener libertad
para elegir dónde quieren vivir, y las megaurbes (cuya población supera los diez millones de
habitantes) tienen su propia problemática, hay barreras a la migración del campo a la ciudad
que es preciso eliminar. Entre ellas figuran el elevado nivel de ayudas per cápita que reciben las
zonas rurales a través de la Política Agrícola Común y los planes de transferencias nacionales,
el elevado coste de la vivienda en las ciudades y la escasa satisfacción con las infraestructuras
urbanas. Europa puede aplicar de forma más generalizada mecanismos de financiación
tales como la captura de valor de los inmuebles, como ha hecho España, para favorecer la
reactivación del desarrollo urbano, incluso a través de viviendas asequibles y de una expansión
de las infraestructuras. Las ciudades que están experimentando una emigración significativa
deben hacer un mayor esfuerzo por competir por el talento a escala europea e, incluso, a
escala mundial.
9
10
McKinsey Global Institute
Para obtener más detalles sobre nuestra metodología, véase Infrastructure productivity: How to save $1 trillion a year, del McKinsey Global
Institute y la Práctica de Infraestructuras de McKinsey, enero de 2013.
Base de datos Cityscope del MGI.
Una ventana de oportunidad para Europa
17
Impulsar la productividad
Hay tres motores del crecimiento que podrían ejercer un fuerte impacto positivo sobre el
crecimiento de la productividad:
ƒƒ Mercados competitivos e integrados en el sector servicios y el digital. Acelerar el
crecimiento de la productividad en el sector servicios reduciría en gran parte la distancia que
separa el crecimiento de la productividad de Europa del de Estados Unidos. Simplificar la
reglamentación del mercado de productos del comercio, la construcción, la hostelería y otros
sectores no exportables constituye un paso fundamental hacia el crecimiento. El potencial
de simplificación de las normativas es considerable en países como la República Checa,
que exige una licencia (lo que restringe el acceso al mercado, reduce la oferta y eleva los
precios) para 395 profesiones, frente a las tan sólo 45 profesiones de Estonia. Un mecanismo
de igual importancia para fomentar la competitividad y la productividad es acrecentar la
integración de los mercados a través de la legislación del Mercado Único europeo. Pese a que
la UE estableció el Mercado Único en 1993, la Comisión Europea calcula que tan sólo se ha
materializado entre el 40% y el 50 % del impacto posible de la Directiva de Servicios a causa
de una deficiente implantación y ejecución de las normas. Nosotros hemos observado que,
en muchos casos, los países con mayores infracciones de la Directiva de Servicios cometidas
entre 2002 y 2012 son también los que menor crecimiento de la productividad han registrado
en el sector servicios. En cuanto al transporte, hay margen para impulsar el concepto de un
espacio aéreo europeo único y para acrecentar la conectividad y la competencia transnacional
tanto en el ferrocarril como en el transporte por carretera. Europa se beneficiaría de un mercado
digital paneuropeo integrado. Hoy en día, las infraestructuras digitales y de telecomunicaciones
europeas siguen estando fragmentadas, con fuertes variaciones en los precios. En Europa
hay 250 organizaciones de gestión colectiva de los contenidos digitales, muchas de ellas con
monopolios nacionales en sectores concretos. Hace falta una mayor integración, incluso de las
normativas de protección de datos y de protección de los consumidores.
El sector público
representa en
Europa el
25%
del PIB
ƒƒ Productividad del sector público. En Europa, el sector público representa el 25% del PIB
del continente, mientras que las transferencias públicas constituyen otro 22% del PIB. El
elevado porcentaje del PIB que se corresponde con el gasto público parece ser cada vez más
problemático a medida que Europa envejece, por lo que impulsar la productividad del sector
público reviste una importancia crucial. Pese a que resulta difícil medir el volumen de actividad
y la productividad del sector público, una medición tomada en el Reino Unido apunta a que la
productividad permaneció estática entre 2000 y 2009, mientras que la productividad del sector
privado se incrementó en un 1,4 % anual. Las administraciones públicas podrían mejorar la
productividad del sector público redoblando sus esfuerzos por mejorar la medición de esa
productividad, creando condiciones de competitividad en la prestación de servicios, en la
medida de lo posible (incluso a través de un uso juicioso de la externalización), e incrementando
la transparencia y haciendo un seguimiento del comportamiento observado a fin de reforzar
la responsabilización interna ante los ciudadanos. Las centralización de las compras y la
agrupación de recursos a escala europea (en defensa, por ejemplo) también podría reducir
considerablemente los costes. Los responsables del sector público también deberían abrazar
nuevas tecnologías y tendencias que tengan el potencial de mejorar la productividad y la
eficacia, como, por ejemplo, la implantación de sistemas de datos abiertos y big data, como
parte de las iniciativas de gobierno electrónico.
ƒƒ Mayor apertura comercial. Europa es la mayor región exportadora del mundo. Si excluimos
los flujos comerciales intraeuropeos, el porcentaje de la UE en los flujos mundiales de bienes
y servicios comerciales fue del 13% en 2012, superior al de China, Japón o Estados Unidos.
Europa continental encabeza el impresionante comportamiento comercial de la UE en su
conjunto. Pese a que el perfil comercial varía de unas regiones europeas a otras, el continente
tiene una proyección especialmente destacada en el sector servicios y en el sector industrial
especializado. La creciente notoriedad de los mercados emergentes en el comercio mundial
constituye, para las empresas europeas, una formidable oportunidad de crecimiento, y para los
consumidores, de acceso a un sector de bienes y servicios intensivo en mano de obra y menos
caro. Europa podría acordar sólidos acuerdos comerciales con los motores de crecimiento
previsibles de China, India y Estados Unidos. También podría expandir aún más un ya eficiente
ecosistema de logística comercial y articular unas redes de respaldo comercial similares
a las cámaras de comercio alemanas en los países destinatarios de las exportaciones,
contrarrestando así los efectos adversos del comercio.
18
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
Movilizar la población activa
El envejecimiento de la población puede erosionar la fuerza laboral, de ahí que haya tres motores
del crecimiento, concebidos para movilizar a los trabajadores, que van a cobrar cada vez
más relevancia:
Tan sólo el
35%
del grupo de edad
de 55–74 años se
encontraba en
activo en 2013
ƒƒ Participación de la población activa femenina y la de mayor edad. La participación en la
fuerza laboral europea de las mujeres de entre 25 y 54 años ha pasado de menos del 50% hace
cuatro décadas al 79% de hoy en día, una cifra superior al 74% de Estados Unidos. Con todo,
en algunos países hay margen para más. La participación femenina en Italia y Grecia es menor
que la media europea. Alemania y Países Bajos presentan una elevada tasa de participación;
sin embargo, en estos países, las mujeres tienden a trabajar menos horas que los hombres.
El respaldo social a través de la homogenización de la baja por maternidad y paternidad,
los servicios de guardería y el tratamiento igualitario en el sistema fiscal puede impulsar la
participación femenina. También hay espacio para impulsar la participación de los trabajadores
de mayor edad en el conjunto de Europa. En 2013, tan sólo se encontraba en activo el 35% de
las personas de entre 55 y 74 años. La esperanza de vida ha aumentado más de nueve años
desde 1970 y, sin embargo, la edad media efectiva de jubilación masculina ha descendido seis
años en ese mismo período. Entre las actuaciones encaminadas a fomentar la participación
de los trabajadores de mayor edad destacan la retirada de los incentivos para no trabajar,
por ejemplo, eliminando la edad de jubilación obligatoria, como ha hecho el Reino Unido, y la
ampliación de las oportunidades de formación y “reciclaje” a lo largo de toda la vida laboral.
ƒƒ Inmigración enfocada al crecimiento. La inmigración puede ser un tema polémico desde
el punto de vista político; sin embargo, percibir la política de inmigración (en especial de
personas procedentes de fuera de Europa) desde el prisma del fomento del crecimiento,
puede aportar importantes ventajas económicas. La inmigración puede servir para impulsar
el crecimiento, ya que aumenta la fuerza laboral, acrecienta la demanda y la inversión, al ser
más las personas que necesitan vivienda o servicios, contribuye a la mayor sostenibilidad
de los niveles de deuda, al descansar la deuda sobre más “espaldas”, y reduce parte de
la presión que supone el envejecimiento, porque los inmigrantes suelen ser más jóvenes y
encontrarse en las franjas inferiores de edad laboral.11 Sin embargo, en aquellos países donde
los inmigrantes suelen estar menos cualificados, las tasas de desempleo pueden más que
duplicarse entre los inmigrantes, en comparación con los oriundos de esos países. Si Europa
elevara su tasa de migración neta extraeuropea de 2,6 a 4,9 inmigrantes por cada 1.000
habitantes al año, ese incremento compensaría el descenso de 11 millones que se prevé
experimente la población activa, conforme a su definición convencional, hasta 2025. Dentro de
Europa, Bélgica, Noruega y Suecia ya presentan unos niveles migratorios netos procedentes
de fuera de Europa similarmente elevados. Para conseguir que en toda Europa aumente la
inmigración de personas con la cualificación necesaria, los países pueden introducir unos
planes de inmigración abiertos y transparentes dependientes del empleo (como ya ha hecho
Suecia), publicar listas de trabajos de difícil ocupación (como hace Alemania), instaurar centros
de bienvenida en el extranjero para atraer a inmigrantes cualificados y crear un portal de
inmigración paneuropeo, potenciando al mismo tiempo la educación y la integración de los
recién llegados.
ƒƒ Fomentar la flexibilidad del mercado laboral. En Europa, el porcentaje de personas en
edad de trabajar ocupadas era del 64% en 2013, por debajo de la media de las economías
avanzadas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El
cuarenta y tres por ciento de los jóvenes europeos de edades comprendidas entre los 15 y
los 24 años trabajan con un contrato temporal. La movilidad laboral entre países europeos
es, tan sólo, de entre una cuarta parte y una sexta parte de la movilidad entre, por ejemplo,
los länder alemanes o entre los estados de Estados Unidos. Sin embargo, son muchas las
economías europeas que han reformado con éxito sus mercados laborales durante la última
década, habiendo, como resultado de ello, reducido el desempleo o aumentado el porcentaje
ocupado de la población activa por otros medios. Entre las iniciativas destinadas a esos fines
podrían figurar la reducción de la protección laboral, cuando resulte excesiva, y también de las
cotizaciones sociales, a fin de incentivar la contratación, en especial la de los jóvenes (España
se ha servido de ambos mecanismos en su reforma del mercado laboral), la adopción de
unas políticas más firmes en cuanto al mercado laboral activo a expensas de las prestaciones
pasivas (como en el modelo de “flexicuridad” danés), o bien la flexibilización de los mecanismos
de negociación salarial. Además, Europa debe intensificar su esfuerzo por convertir el mercado
laboral único en una realidad.
11
McKinsey Global Institute
A largo plazo, solamente con mantener más tiempo en activo a los trabajadores se estabilizan de forma sostenible las tasas de dependencia;
la esperanza de vida y el número de personas mayores van a seguir en aumento, pero puede que los países no quieran aumentar su población
indefinidamente a un ritmo cada vez mayor.
Una ventana de oportunidad para Europa
19
En su conjunto, los motores del crecimiento impulsarían la competitividad de Europa a la vista
de la evolución y las tendencias futuras. En un mundo en el que la competencia global y el ritmo
de la innovación están ganando velocidad, Europa debe aprovechar las oportunidades que le
brindan los motores del crecimiento para mantenerse a la cabeza. Alimentar el ecosistema de la
innovación, crear un mercado digital único y garantizar unas vías eficaces de vinculación de la
educación con el empleo ayudará a Europa a capear el temporal de nuevas tecnologías como
la genomía de nueva generación, los materiales avanzados y la Industria 4.0. Europa puede
salvar escollos como la reducción de la fuerza laboral, la epidemia de obesidad y la espiral de
los costes sanitarios centrándose en la participación de la población activa femenina y de mayor
edad, adoptando una visión de la política de inmigración enfocada al crecimiento e impulsando la
productividad del sector público. La escasez de recursos (incluida la energía), el cambio climático y
los nuevos riesgos geopolíticos pueden resolverse en parte invirtiendo en una estrategia energética
paneuropea, en unas infraestructuras productivas y en una mayor apertura comercial, así como
mejorando la competitividad de las ciudades del continente.
En un mundo donde la competencia global y el ritmo
de la innovación están ganando velocidad, Europa
debe aprovechar las oportunidades que le brindan
los motores de crecimiento para mantenerse a
la cabeza.
Europa puede reavivar la inversión y la creación de empleo por varias vías
Un programa de reformas estructurales basadas en los 11 motores de crecimiento cambiaría
profundamente el funcionamiento de la economía europea, creando un trampolín para el aumento
de la competitividad y la productividad a largo plazo. Con todo, un programa de esa índole
necesitaría una inversión considerable, así como un refuerzo de la inversión y de la creación de
empleo, a medida que la economía se reequilibre. Sin embargo la inversión y la creación de empleo
en todos los sectores nacionales de la economía continúan siendo débiles. Se han planteado
numerosas propuestas sobre la manera de espolear la inversión y la creación de empleo, aunque
el debate se ha limitado casi en exclusiva a la tradicional prescripción de estímulos fiscales, que
resulta difícil en la estructura institucional europea, y en la expansión cuantitativa (QE), que tiene
sus límites como fuente de estímulo porque la liquidez ya se ha restablecido en gran medida y la
demanda de crédito sigue siendo exigua, pese a que los tipos de interés se mantienen en unos
niveles ínfimos. Ha llegado el momento de que Europa estudie todas las opciones viables.
Europa puede obtener una inyección de optimismo del hecho de que ya se ha conseguido (o
propuesto) mucho en cuanto a la estabilización de la economía y el blindaje de la Eurozona
contra futuras convulsiones. El BCE ha introducido nuevos instrumentos monetarios, entre
ellos la expansión cuantitativa (QE), las compras de títulos respaldados con activos y el plan de
Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo Concertadas (TLTRO, por sus siglas en inglés)
dirigido a las pequeñas y medianas empresas (pymes). La Unión Bancaria Europea centraliza la
regulación y la supervisión bancaria.
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)
han ayudado a los países con una situación de endeudamiento complicada mientras pugnaban
por introducir reformas estructurales. La iniciativa para la unión de los mercados de capitales tiene
por objeto reducir la dependencia de la financiación bancaria y fomentar el crecimiento a través de
una mayor distribución del riesgo y de las inversiones de capital. Además, se ha creado el Fondo
Europeo de Inversiones Estratégicas (también conocido con el nombre de “Plan Juncker”) con
el fin de aportar una financiación adicional de alrededor de 315.000 millones de euros totalmente
apalancados, destinados a infraestructuras, energía y creación de empleo.
20
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
Los motores del
crecimiento
necesitan un gasto
extra del
1,73,7%
El éxito de las reformas exige una inversión productiva y demanda de puestos
de trabajo (y viceversa); sin embargo, en todos los sectores de la economía
nacional continúa habiendo una carencia de demanda.
Los motores del crecimiento de la competitividad no pueden ser puestos en práctica en un
entorno de recortes y de disminución de la inversión y la creación de empleo. Calculamos que
los motores del crecimiento que invierten en el futuro necesitan un gasto adicional de entre el
1,7% y el 3,7% del PIB europeo para ampliar las inversiones en infraestructuras, acrecentar
el I+D, mejorar la educación y ofrecer una vivienda asequible y de calidad en las ciudades en
crecimiento. Los motores del crecimiento relacionados con el impulso de la productividad
entrañan una difícil transición mientras la economía se reequilibra y las empresas y organismos
públicos se reestructuran. Dicha transición resulta difícil incluso en las fases benignas del ciclo
económico, y resultan del todo imposibles políticamente cuando quienes pueden perder su
puesto de trabajo durante el proceso van a tener problemas para encontrar otro. El tercer tipo
de motor del crecimiento (esto es, el destinado a movilizar la población activa) también entraña
dificultades mientras la economía conserve su atonía y el desempleo se mantenga en unos niveles
obstinadamente elevados.
Convendría señalar que algunas de las reformas planteadas podrían activar la inversión privada y,
por tanto, estimular la inversión y la creación de empleo. Por ejemplo, el aumento de la inmigración
puede precisar de inversión en vivienda y crear oportunidades para el comercio y otras empresas
de servicios locales. El proceso de construcción de un mercado único de la energía o las
telecomunicaciones, así como la claridad de la regulación de estos sectores, pueden propiciar la
inversión en infraestructuras.
La escasa demanda presente en Europa ha creado un déficit de producción que la Comisión
Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE cifran entre el 2,4% y el 2,7% del PIB
en comparación con la producción potencial actual. La producción continúa estando un 15% por
debajo del nivel al que se habría situado si se hubiera mantenido la tendencia previa a la crisis.
Mientras que las distintas escuelas de pensamiento económico tratan de describir la situación,
y la visión neoclásica niega la necesidad de actuar, nuestro análisis apunta a que, sin medidas
encaminadas a animar la inversión y la creación de empleo, una recuperación sólida parece,
cuando menos, difícil, y el problema del endeudamiento de Europa no va sino a empeorar.
En una economía mundial con frecuencia convulsa, hasta ahora Europa ha dependido
exclusivamente de las exportaciones para impulsar la recuperación. Las exportaciones han
registrado un comportamiento sólido desde la crisis y el actual saldo en cuenta corriente
ha mejorado en torno a tres puntos porcentuales del PIB desde 2008. Con todo, existe una
gran incertidumbre sobre cuánta mejoría más puede producirse en el contexto de una frágil
economía mundial.
Aunque todos los sectores están actuando con
racionalidad, el resultado conjunto arroja una
inversión y una creación de empleo insuficientes.
Las demás fuentes de demanda siguen siendo exiguas. Los hogares están tratando de
desapalancarse, las empresas están haciendo acopio de efectivo porque perciben que las
perspectivas macroeconómicas son sumamente inciertas y el sector público está inmerso en
planes de austeridad encaminados a mantener a raya los niveles de endeudamiento. Pese a que
todos los sectores están actuando con racionalidad, el resultado conjunto arroja una inversión y
una creación de empleo insuficientes (Cuadro 10).
Los hogares llevan un tiempo tratando de reducir su endeudamiento, pero apenas han hecho
avances. En el primer trimestre de 2014, tras casi veinte trimestres de desapalancamiento, el
endeudamiento de los hogares se situaba prácticamente en el mismo nivel que durante la crisis
de Lehman Brothers de 2008. Las tasas de ahorro se han estabilizado en torno al 11 % del PIB,
mientras que el porcentaje de inversión de los hogares con relación a la renta disponible ha
descendido en más de una cuarta parte desde su punto máximo previo a la crisis. El consumo
privado lleva estancado cinco años.
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
21
Cuadro 10
Hasta la fecha, Europa ha dependido únicamente de las exportaciones para impulsar la recuperación pese a la
debilidad de la economía mundial
Variación de la Europa-30 en el PIB real, 2008–2013
Miles de millones de €, volúmenes encadenados, año de referencia 2005 (a tipos de cambio de 2005)
12.510
11
292
12.390
304
128
26
PIB real
Variación
frente a 2008
%
Inversión
empresas
Inversión
hogares
-19
-16
Consumo
privado
~0
50
83
Inversión
pública
Consumo
público
-15
3
Exportaciones netas
Discrepancia PIB real
estadística 2013
171
1 No se ha desglosado la inversión (formación de capital bruta) por procedencias en Eurostat; desglose en pública, hogares y empresas de la base de datos
AMECO de la Unión Europea aplicada a las cifras de inversión totales de Eurostat.
NOTA: La suma de las cifras puede no arrojar un resultado exacto debido al redondeo.
FUENTE: Eurostat; base de datos de AMECO; análisis del McKinsey Global Institute
67%
de los
responsables de
las empresas citan
la debilidad de la
demanda como
principal barrera
para la inversión
22
McKinsey Global Institute
Las empresas están haciendo acopio de liquidez hasta niveles nunca vistos porque no tienen
confianza en las perspectivas de la demanda. El desapalancamiento de las empresas es continuo.
El endeudamiento de las empresas no financieras como porcentaje del PIB ha caído seis
puntos porcentuales desde que alcanzara su punto máximo, aunque se mantiene 16 puntos por
encima de los niveles de 2005. La inversión anual de las empresas es 290.000 millones de euros
menor que la inversión media anterior a la crisis. El excedente de liquidez se ha incrementado
un 60% desde la crisis, hasta situarse en casi 800.000 millones de euros por lo que respecta a
las 500 mayores empresas europeas. Si bien existen ciertas limitaciones de financiación (entre
el 20 % y el 30 % de las pequeñas y medianas empresas de los países del sur de la Eurozona
citan la financiación como una restricción clave), el 67% de los responsables de las empresas
entrevistados por la Asociación de Mercados Financieros de Europa menciona la debilidad de las
perspectivas de la demanda como principal barrera para la inversión. Históricamente, la inversión
de las empresas tiende a producirse tras la recuperación, y no a anticiparse a ella (Cuadro 11).
Una ventana de oportunidad para Europa
Cuadro 11
La inversión privada normalmente se recupera con un cierto retraso frente a la economía en general
Inversión privada y PIB indexado a 100 durante el año anterior a cada recesión identificada1
Crisis actual
Cuartiles medios PIB
Cuartiles medios inversión privada
Índice: 100 = Nivel máximo del PIB real previo a la recesión
150
140
130
120
110
100
90
80
70
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Años después de la recesión
1
Episodios en los que la inversión privada cayó al menos un 10% desde el nivel máximo del PIB hasta el embudo del
PIB, excluidos 17 episodios en los que la inversión privada cayó menos del 10%. Todos los valores del año cero son
iguales a 100 porque la inversión privada está indexada a 100 ese año.
NOTA: Aún no se dispone de datos de 2014 en cuanto al PIB real.
FUENTE: Investing in growth: Europe’s next challenge, McKinsey Global Institute, diciembre de 2012; análisis del
McKinsey Global Institute
4,7%
del PIB, estímulo
fiscal europeo del
período
2008–2010
El sector público se ha embarcado en una política de austeridad para mantener los niveles de
endeudamiento bajo control. En algunas economías, los niveles brutos de deuda soberana
continúan siendo muy elevados (próximos o superiores al 100% en todas las economías del sur de
Europa excepto Malta).12 En la Eurozona, el estímulo procedente de la política fiscal acomodativa
alcanzó su nivel máximo durante el período intermedio de la crisis, de 2008 a 2010, con una
expansión acumulativa del 4,7 % del PIB. Entre 2011 y 2013, el gasto público se contrajo más del
3% del PIB en su conjunto, y la política fiscal se centró más en el gasto en obligaciones pasadas
que en inversiones futuras. El estímulo iniciado por Estados Unidos (y el Reino Unido) discurrió por
derroteros diferentes. Estados Unidos acrecentó el déficit con más decisión, en cerca de nueve
puntos porcentuales del PIB entre 2008 y 2010 (casi tres cuartas partes del cual adoptó la forma
de gasto discrecional, más que de estabilizadores automáticos) para realizar posteriormente
un recorte mucho más abrupto. De hecho, muchos economistas sostienen que esa reducción
del gasto debida a la retención fue excesivamente brusca. Incluso utilizando cifras estimativas
conservadoras de los multiplicadores durante las recesiones y durante una recuperación, esto
explica en cierto modo la diferencia de crecimiento entre Europa y Estados Unidos (Cuadro 12). De
2007 a 2013, el déficit público general acumulativo de Estados Unidos fue superior al de Europa en
más de treinta puntos porcentuales del PIB, aunque los niveles de deuda pública en relación con el
PIB tan sólo aumentaron diez puntos porcentuales más que los de Europa, ya que el crecimiento y
la inflación eran mayores.
12
McKinsey Global Institute
Utilizamos la deuda pública bruta al ser el parámetro de medición más utilizado, aunque reconocemos que se trata de un indicador débil de la
sostenibilidad de la deuda a menos que se analice de manera conjunta con obligaciones ocultas tales como pensiones, activos públicos o la
capacidad de generar superávit primario.
Una ventana de oportunidad para Europa
23
Cuadro 12
La Eurozona aplicó un estímulo fiscal comparativamente bajo después de la crisis y
experimentó una lenta recuperación
Tipo de gasto
% del PIB al inicio del período
Discrecional
Automático
Estados Unidos
Reino Unido
Eurozona
8,9
6,9
6,3
6,8
4,7
3,9
3,1
Impulso
Variación
fiscal
del PIB real
2008-20101 2011-2013
Deuda
pública - PIB
%
3,1
3,0
2,1
1,6
Impulso
fiscal
2008-2010
Variación
del PIB real
2011-2013
Impulso
fiscal
2008-2010
0,5
Variación
del PIB real
2001-2013
2007
64
44
65
2013
105
87
93
1 Por impulso fiscal se entiende la variación negativa de la balanza fiscal; gasto público general.
NOTA: La suma de las cifras puede no arrojar un resultado exacto debido al redondeo.
FUENTE: Eurostat; AMECO; FMI; FRED; Análisis del McKinsey Global Institute
No sólo es que en Estados Unidos la política fiscal fuera más agresiva y más acertada en el tiempo,
sino que otro tanto sucedió con la política monetaria y el saneamiento de los bancos porque, para
impulsar a estos últimos, Europa antes tenía que crear nuevas instituciones y alcanzar acuerdos
multilaterales. Tal circunstancia puede explicar, en parte, por qué la demanda ha tardado más en
recuperarse en Europa que en Estados Unidos.
Por supuesto, Europa no es un monolito y la situación de la demanda es muy variopinta. Entre las
economías más fuertes, Alemania no ha sufrido la burbuja inmobiliaria y, sin lugar a dudas, está
funcionando a pleno rendimiento. España y el Reino Unido han experimentado un abrupto final
de las burbujas de crédito preexistentes; en ambas economías, la deuda de los hogares y las
empresas se había disparado antes de la crisis.
Actualmente, a medida que se desapalancan, la inversión en estos países se sitúa en niveles
ínfimos. Mientras que el Reino Unido ha recuperado el crecimiento y reducido considerablemente
su brecha de producción, España continúa enfrentándose a una brecha de, al menos, el 5 % del
PIB. En Francia e Italia, la inversión se ha mantenido estable tras un aumento más moderado de un
endeudamiento cuyo punto de partida era más bajo. Ambos países se embarcaron en una fuerte
contracción fiscal después de la crisis para recuperar el control de los elevados niveles de déficit
y endeudamiento, aunque el nivel de déficit sigue siendo superior al existente antes de la crisis. La
divergencia entre países refleja en gran medida los desequilibrios de la Eurozona que se habían
forjado antes de la crisis.
24
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
En la Eurozona, la tradicional receta de estímulo fiscal y quita de la deuda no es
fácil de imitar
Europa tiene ante sí un abanico de opciones para fomentar la demanda de las empresas, el sector
público y los hogares (Cuadro 13). Todas las opciones de estímulo de la inversión y la creación de
empleo entrañan riesgos y pueden tener consecuencias posiblemente no intencionadas, y con
frecuencia distributivas, que precisan ser estudiadas con detenimiento. No obstante, depender
únicamente de un nuevo incremento de las exportaciones netas como vía para reducir la brecha de
la demanda europea también resulta, cuando menos, arriesgado.
Cuadro 13
Un abanico de opciones de inversión y creación de empleo puede complementar la reforma estructural incluso
fuera de una configuración federal
Requisitos de todas las opciones: Avances en competitividad y en los motores de crecimiento y
reformas estructurales
Aborda
>50% de la
brecha de
Estímulo fiscal y quita de la
Opciones que merecen un debate
Emitir a los
demanda
deuda
más profundo
hogares
total
 Introducir flexibilidad cíclica
 Contabilizar inversiones públicas
vales
más allá del 3% del Pacto Fiscal rescatables
cuando se amortizan
en el BCE1
 Mutualizar parcialmente la
 Ajustar cuidadosamente las
deuda
estructuras salariales y de
tributación
Impacto
 Propiciar la “economía de plata”
en la
demanda
Mejora de las condiciones
monetarias y financieras
Aborda
<50% de la
brecha de
demanda
total
 Expansión cuantitativa
 Expandir los planes de
transferencias fiscales entre
países (posiblemente incluyendo
reestructuración de la deuda)
 Mejorar el acceso a la
financiación de las empresas y
ampliar el crédito del BEI
 Maximizar el gasto dentro del
Pacto Fiscal
Exige una “Federación Europea” con una
política económica y fiscal común para transmitir
confianza y evitar el riesgo moral
Concebible en actual entorno
“Maastricht +”
Viabilidad
1 Debate sobre si esta opción constituiría una política fiscal oculta.
NOTA: Existe una escuela de pensamiento neoclásica que sostiene que basta con las reformas estructurales; sin embargo, nuestros análisis indican
claramente la debilidad estructural de la demanda en todos los sectores de la economía, en consonancia con las escuelas de pensamiento que defienden la
recesión de balance o la trampa de la liquidez.
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
Los regímenes fiscales independientes en una unión monetaria necesitan reglas estrictas para
controlar el déficit, o compromisos creíbles de no rescatar que eviten obligar a algunos países a
pagar la factura del elevado déficit de otro país. Si bien el tratado de Maastricht contiene ambos
elementos, la crisis ha demostrado que ninguno de ellos era lo bastante consistente. Los dirigentes
públicos dieron un paso al frente y acordaron el Pacto Fiscal. Pese a que el pacto ha recibido
críticas por componer el déficit de la demanda conjunta, constituyó un avance hacia una Eurozona
más fuerte a largo plazo y contribuyó a permitir una actuación más audaz de los bancos centrales.
Vista esta configuración institucional, la tradicional receta de estímulo fiscal no resulta fácil de imitar
en Europa. Su impacto sería demasiado exiguo sin otras medidas, o políticamente inviable sin
avanzar hacia una política económica y fiscal integrada en Europa:
ƒƒ Maximizar el gasto dentro del Pacto Fiscal permitiría en torno a 50.000 millones de euros
más de gasto fiscal anual, de los cuales cerca de 40.000 millones procederían del Estado
alemán. Sin embargo, Alemania no tiene una brecha de producción significativa, y el impacto
de ese gasto en las economías del sur de Europa, que son las que presentan la mayor escasez
de demanda, resulta incierto, dado que sus exportaciones a Alemania tan sólo representan el
2,4% del PIB del sur de Europa.
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
25
ƒƒ Introducir la flexibilidad cíclica dentro del Pacto Fiscal sí sería útil, pero resulta difícil de
imaginar en la actual configuración de la Eurozona. A lo largo de la recesión, el incremento del
gasto público, también denominado impulso fiscal, de Europa se ha situado muy por debajo
del de Estados Unidos. Ello podría explicar al menos parte de la diferencia de crecimiento
del PIB real entre ambas regiones. Si Europa implantara un único impulso fiscal del 2,2% del
PIB, su efecto sobre las dimensiones de la brecha de producción sería extraordinario. Un
cálculo estimativo aproximado apunta a un impacto máximo del orden de 440.000 millones
de euros, incluidos los multiplicadores fiscales. Los mercados podrían tener la expectativa
de que un gobierno que está dispuesto a reescribir las normas cuando convenga, incluso
durante un corto período de tiempo, podría volverlo a hacer. Por tanto, una variación de las
reglas fiscales para permitir un gasto mayor, únicamente durante un breve período de tiempo,
podría recibir de los mercados un tratamiento idéntico al que conferirían a una variación a largo
plazo. Tal circunstancia, efectivamente, obligaría a Europa a mutualizar la deuda de los países
más endeudados y más débiles económicamente en la actualidad, y a evolucionar hacia una
configuración federal para evitar el riesgo moral que ello lleva aparejado.
ƒƒ Mutualizar parcialmente la deuda para favorecer un mayor endeudamiento en las
economías que se enfrentan a la situación más difícil exigiría una gobernanza interna fuerte
y una integración fiscal y económica considerablemente mayor para evitar el riesgo moral.
Sin embargo, si se produjera tal integración, arrojaría beneficios palpables. Las estimaciones
sobre el coste de endeudamiento de los bonos europeos de emisión común se sitúan entre 10
y 60 puntos básicos por encima del tipo alemán, aunque por debajo del tipo medio europeo.
Tomando como base las tasas de endeudamiento de 2013 y el tipo de interés de los bonos
a diez años a título representativo, los gobiernos habrían ahorrado entre 6.400 y 8.500
millones de euros todos los años a lo largo de la vida de los bonos emitidos sólo ese año,
aunque algunos (como Alemania) habrían tenido que pagar más. Por otro lado, existen otras
propuestas que podrían ser fiables fuera de una configuración federal, como son los fondos
de rescate de la deuda, o la mutualización de la deuda únicamente hasta un máximo del 60 %
del PIB.
ƒƒ Expandir los planes de transferencia fiscal entre los países para reducir la brecha de
producción ha sido acertadamente descartado a menos que la Eurozona se convierta
en una federación de pleno derecho. Así las cosas, la contribución media absoluta de los
estados miembros de la UE es el 1,6 % del PIB europeo. La proporción en la que fluyen
las transferencias de los países económicamente más fuertes a los más débiles es de,
aproximadamente, una quinta parte de lo que sucede en Estados Unidos, donde las
transferencias entre estados equivalen al 8,4% del PIB del país. Esas transferencias funcionan
de una manera más contracíclica que en Europa. Resulta reseñable que Europa carezca
de un seguro de desempleo a escala UE, un gasto en defensa a escala UE y unas rentas
imponibles a escala europea. Un plan de desempleo paneuropeo podría estimular la inversión
y la creación de empleo entre 40.000 y 60.000 millones de euros anuales gracias a los
mayores multiplicadores de la demanda de los países con elevadas brechas de producción
en comparación con los de aquellos que funcionan a plena capacidad. Si las transferencias se
incrementaran a los niveles de las de Estados Unidos, sería razonable presuponer que podría
producirse ese efecto multiplicado por diez. En una federación europea también podrían
estudiarse las transferencias aisladas extraordinarias, como es la reestructuración de la deuda
soberana a cambio de reformas.
La mejora de las condiciones monetarias y financieras servirá de ayuda, pero
puede no bastar por sí sola
Los hechos apuntan a que una política monetaria acomodativa (tradicional o no tradicional) resulta
beneficiosa para la economía europea durante una época de estancamiento pero que, por sí sola,
no puede resolver íntegramente la falta de inversión y creación de empleo de Europa. Una inflación
baja mantiene los tipos de interés bastante altos y las empresas continúan reteniendo la liquidez
a pesar de que los tipos de interés sean ínfimos, ya que rara vez ajustan su índice de rentabilidad
mínimo y habida cuenta de que las perspectivas macroeconómicas siguen siendo frágiles.
ƒƒ La expansión cuantitativa (QE), la compra de valores en el mercado abierto contra las
reservas de los bancos centrales, tiene varios canales de transmisión a la economía real,
muchos de los cuales parecen más moderados en la Eurozona de lo que fueron en Estados
Unidos. En primer lugar, la expansión cuantitativa puede resolver una crisis de liquidez, pero
la liquidez en Europa ya se ha restablecido en gran medida y el crédito presenta restricciones
únicamente en sectores aislados de la economía. En segundo lugar, la expansión cuantitativa
puede permitir un mayor gasto fiscal. De hecho, permite una cierta flexibilidad a través de
las remesas de beneficios que el banco central devuelve a los gobiernos por los valores que
tiene en su poder el BCE pero, más aún, a pesar de que los tipos de interés baten récords
26
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
de mínimos, los gobiernos de la Eurozona están recortando el gasto y endeudándose para
avanzar hacia el cumplimiento del Pacto Fiscal. En tercer lugar, la expansión cuantitativa puede
favorecer el gasto de los hogares al reducir el gasto en intereses y reforzar el precio de los
bienes. Sin embargo, dada la afinidad de los europeos con los depósitos bancarios, la subida
de los precios de los bienes afectaría a los sectores de la población que muestran una menor
propensión al gasto, y los tipos de interés bajos también se verían reflejados en los tipos de
los depósitos bancarios, pudiendo frenar el gasto en Alemania, Francia y otros países donde
la posesión de activos líquidos es superior a la deuda de los hogares. En cuarto lugar, en el
sector empresarial, la bajada de los tipos de interés no parece ser un factor importante para
las decisiones de inversión de las empresas, que rara vez revisan sus índices de rentabilidad
mínima, y habida cuenta de que las perspectivas de demanda continúan siendo débiles.
Por último, la expansión cuantitativa puede contribuir a bajar el tipo de interés del euro y
favorecer las exportaciones netas; a la fecha de publicación de este informe, hay indicios de
que tales circunstancias ya se están produciendo. Con todo, si no se aplican medidas fiscales
complementarias, aún no estará todo dicho sobre el efecto del programa de expansión
cuantitativa anunciado por el BCE en enero de 2015. Además, la contención continuada de
los tipos de interés puede tener un efecto devastador sobre los fondos de pensiones y las
compañías de seguros de vida, así como unas consecuencias distributivas considerables.
ƒƒ La mejora del acceso a la financiación de las empresas, si bien puede tener un efecto
significativo, resulta poco probable que se produzca a la escala necesaria para reducir la
brecha de la demanda agregada. Según nuestras estimaciones, esa mejora podría incorporar
entre 6.000 y 23.000 millones de euros a la demanda si todas las pymes pudieran tener acceso
a la financiación con la misma facilidad que las alemanas. Entre las herramientas utilizadas para
tal fin podrían figurar un saneamiento más rápido de los balances bancarios, la materialización
de la unión bancaria y la puesta en marcha de la unión de los mercados de capitales, la
liberalización del capital bancario para la concesión de crédito a través de la titulización,
el tratamiento regulatorio preferente del crédito a las pymes y el desarrollo de fuentes de
financiación no bancaria tales como el capital riesgo y las colocaciones privadas. En esa misma
línea, la unión de los mercados de capitales propuesta por la UE en febrero de 2015 también
tiene por objeto armonizar las normativas y la legislación en materia de valores, tributación e
insolvencia, y protección de los inversores.
La implantación de la unión bancaria de la UE y el avance hacia una unión de los mercados de
capitales serviría de gran ayuda especialmente a las empresas del sur de Europa que mayores
dificultades de financiación están encontrando.
El aumento del crédito del Banco Europeo de Inversión (BEI), facilitado por aportaciones
de capital públicas fuera del Pacto Fiscal o a través de compras por el BCE de deuda del
BEI, podría contribuir a impulsar las infraestructuras y otros proyectos afectados por las
restricciones de capital. Los efectos, con todo, dependerán de que se encuentren mecanismos
para estructurar los proyectos adicionales que cobren viabilidad económica a través de la
reducción de los costes financieros.
Conviene debatir nuevas opciones que abran el abanico de las
soluciones posibles
El debate sobre las medidas de estímulo de la inversión y creación de empleo (centrado en la
expansión cuantitativa y el grado adecuado de reducción del déficit presupuestario de los países)
ha quedado anticuado. Hay nuevas ideas que abren nuevas posibilidades y que se merecen un
mayor análisis:
ƒƒ Contabilizar las inversiones públicas cuando se amortizan, en lugar de durante la
formación de capital, es una opción que bien merece la pena estudiar. La inversión pública neta
se contrajo hasta un exiguo 0,2 % del PIB en 2013, al mismo tiempo que el consumo público se
ha incrementado desde la crisis. Una modificación de las normas de contabilidad pública podía
cambiar el sesgo existente contra la inversión y dar rienda suelta a un gasto productivo de hasta
140.000 millones al año, incrementando al mismo tiempo las presiones para la contención del
consumo público. Los gobiernos tendrían que adoptar un enfoque de la contabilidad basado
en el balance (como hacen las empresas del sector privado) que confiera a las inversiones el
tratamiento de activos y sólo contabilice la amortización de esos activos en el tiempo a efectos
del déficit anual. Al igual que sucede en el sector privado, sería necesario realizar pruebas de
deterioro de esos activos a fin de contener el gasto improductivo.
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
27
Los activos netos
de los hogares
europeos
representan un
135%
del PIB
ƒƒ Un cuidadoso ajuste de las estructuras salariales y la tributación podría redirigir los
recursos hacia los hogares con mayor demanda contenida. La propensión marginal a
consumir de los hogares con rentas elevadas representa tan sólo la tercera parte de la de los
hogares con rentas más bajas, siendo menos probable el gasto de las rentas de capital que
el de las rentas del trabajo. Sin embargo, la proporción de la renta nacional que corresponde
a rentas del trabajo se ha reducido y la concentración de la riqueza ha aumentado. Algunas
de las opciones posibles son la reducción de la cuña fiscal sobre las rentas del trabajo, unas
negociaciones salariales favorables en los “principales” países de la Eurozona y una tributación
juiciosa del terreno, los bienes inmuebles, el patrimonio y las plusvalías de capital. Pese a
las numerosas opiniones vertidas actualmente sobre los elevados niveles de deuda de los
hogares y la lentitud del desapalancamiento, sigue siendo un hecho que el valor de los activos
financieros netos de los hogares europeos representa aproximadamente un 135% del PIB.
En una primera aproximación, el MGI calcula que una redistribución equivalente al 1% del
PIB podría propiciar un gasto adicional próximo a los 200.000 millones de euros. Resulta
fundamental el diseño de las políticas y actuar con el máximo cuidado; de hecho, una
medida mal concebida podría perjudicar el crecimiento, al propiciar la fuga de capitales o la
disminución de la inversión.
ƒƒ Otra oportunidad la brinda la llamada economía “de plata”. En la Eurozona, los mayores
de 55 años representan tan sólo el 45 % de los hogares, pero reúnen casi el 60% de la riqueza
de los hogares1.3 Suelen tener una situación económica mejor que la de las generaciones más
jóvenes, habiendo ahorrado a un ritmo cada vez mayor durante los primeros años de su vida
laboral y habiéndose beneficiado de la favorable evolución de los precios de los bienes en las
décadas previas a la crisis. Fomentar el incremento del gasto del patrimonio acumulado de
este grupo de población podría constituir un claro mecanismo para impulsar la inversión y la
creación de empleo, al igual que sucedería con los incentivos para la transmisión de la riqueza
a las generaciones más jóvenes. A modo de ejemplo, Japón, que posee una de las poblaciones
más envejecidas del mundo, ha variado recientemente su política tributaria para incentivar
la transferencia del ahorro acumulado de las personas mayores a sus descendientes, y ha
aumentado el impuesto de sucesiones para potenciar la redistribución de la riqueza.
Desbloquear tan sólo el 1% de la riqueza ahorrada por el grupo de población en la edad “de
plata” en forma de consumo nuevo, podría representar un estímulo para la economía europea
de entre el 0,3% y el 0,6% del PIB. Con su magnífico sistema sanitario, sus innumerables
destinos turísticos bien desarrollados y un potente patrimonio cultural, Europa ocupa una
posición privilegiada para extraer partido de la economía “de plata”.
ƒƒ Emitir vales rescatables a favor de los hogares en el BCE podría estimular el gasto
incremental, acelerar el desapalancamiento de los hogares y acercar la inflación al objetivo
del 2% que se ha fijado el BCE.14 El banco central proporcionaría a los hogares crédito por
un determinado importe de dinero a través de vales que deben ser gastados en unos plazos
concretos, y que son rescatables en el banco central. Esta iniciativa sería el equivalente a la
emisión de dinero, pero garantizándose que el dinero recién emitido se destine al gasto a corto
plazo. Una distribución equitativa de los vales en toda la Eurozona evitaría la necesidad de
un prolongado debate sobre la redistribución entre los distintos países, el riesgo moral o las
obligaciones implícitas. Las primeras estimaciones del MGI apuntan a que la concesión a los
ciudadanos de una cifra aproximada de 650.000 millones de euros, lo que representa en torno
a 5.000 euros por hogar de la Eurozona, a través de esta iniciativa podría reducir la brecha de
demanda en Europa.
Se trata de una idea audaz que podría tener un efecto considerable, aunque también se trata
de un concepto arriesgado. Posiblemente, el mayor riesgo potencial es una reacción negativa
de los mercados financieros y una erosión de la confianza de los ciudadanos en la moneda
común. Aunque genera preocupación el efecto inflacionario que podría tener una iniciativa
de esta índole, el objetivo expreso de esta política sería huir de la deflación y restablecer una
tasa de inflación próxima al mandato del BCE. Por tanto, esta política podría encontrarse
dentro del ámbito de autoridad del BCE, aunque se trata ésta de una postura que podría ser
cuestionada, y la política podría ser considerada una forma oculta de política fiscal. El objetivo
de la tasa de inflación podría cumplirse porque al efectuar un abono directo a los hogares se
reduce el efecto multiplicador del dinero; además, la expansión del balance por un incremento
dado de la demanda agregada sería, con toda probabilidad, menor en este caso que con la
expansión cuantitativa.
13
14
28
McKinsey Global Institute
Por “hogar” se entiende una persona que vive sola o un grupo de personas que viven juntas y comparten gastos.
Este concepto es un tipo de política monetaria en el que un banco central imprime moneda y la distribuye directamente a los hogares o
los consumidores.
Una ventana de oportunidad para Europa
Algunos analistas han expresado su preocupación por que se siente precedente para futuras
peticiones al BCE para que imprima moneda reiteradamente. Con todo, siempre y cuando
se garantice su independencia, el banco central podría imprimir dinero sólo si las demás
herramientas de política monetaria que tiene a su disposición no sirvieran para cumplir
sus instrucciones.
Europa puede salvar los obstáculos que dificultan su actuación
Europa tiene importantes retos que superar. Desde el punto de vista estructural, se va a encontrar
con la oposición a los efectos a corto plazo de las reformas, con importantes impedimentos
fiscales y con las sempiternas cuestiones de la fragmentación de la toma de decisiones y de
los fuertes derechos adquiridos. Para estimular la inversión y la creación de empleo, es preciso
resolver graves problemas de confianza y complicados asuntos de gobierno interno, además de
un genuino desacuerdo sobre el camino económico correcto. Sin embargo, estas dificultades se
pueden superar si los dirigentes europeos aprovechan la oportunidad y, tomando como referencia
el sentir popular, trabajan en pro de unas iniciativas mixtas que aúnen reforma y creación de
empleo, aprovechen los planes de inversión ya existentes en la UE y refuercen las instituciones
clave para evitar el riesgo moral (Cuadro 14).
Hay mucho en juego. Nosotros vemos, a grandes rasgos, cuatro futuros posibles para Europa,
y únicamente si se logra salir del punto muerto en que se encuentra el dilema entre reforma y
estímulo resultará verdaderamente probable alcanzar una mayor prosperidad (Cuadro 15). Un
programa de inversión y creación de empleo que no vaya acompañado de reformas estructurales
bien podría resultar un “tiro por la culata”, produciendo un impulso de crecimiento a corto plazo
pero, posiblemente, precipitando otra crisis financiera suscitada por los temores de los mercados
de capitales sobre la sostenibilidad del endeudamiento de algunos países. Al mismo tiempo, una
reforma estructural que no vaya respaldada por la inversión y la creación de empleo podría resultar
deflacionaria y políticamente arriesgada, con unas tasas de desempleo elevadas, una creciente
inestabilidad política e, incluso, posiblemente, el desmembramiento de la Eurozona. Únicamente el
avance simultáneo de las reformas a escala nacional y la reactivación de la inversión y la creación
de empleo (con iniciativas a escala europea) pueden sacar a Europa de su actual atolladero y
devolver al continente una tasa de crecimiento sostenida de entre el 2% y el 3% anual.
Cuadro 14
Europa va a tener que trabajar simultáneamente en las reformas y en el respaldo de la
inversión y la creación de empleo
Retos
Reformas para impulsar la
competitividad,
principalmente a escala nacional
(impacto del 75%), con respaldo a
escala europea
▪ Oposición a las repercusiones
a corto plazo de las reformas
▪ Restricciones fiscales
▪ Fragmentación de la toma de
decisiones
▪ Intereses adquiridos
▪ Falta de confianza y lucha por
dirimir quién “paga la factura”
Inversión y creación de empleo,
fundamentalmente con iniciativas a
escala europea
▪ Instituciones y gobernanza
insuficientes
▪ Genuino desacuerdo sobre la
Mecanismos para superar
la inercia
▪ Mecanismos de respaldo
de la demanda que eviten
el riesgo moral
▪ Iniciativas mixtas que
aúnen reformas y
creación de empleo
▪ Programa de inversión
de la UE
economía
▪ Complejidad de ejecución
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
29
Cuadro 15
El MGI ha identificado cuatro escenarios posibles para Europa; únicamente la combinación de reformas, inversión
y creación de empleo proporcionarán prosperidad
Escenario de crecimiento <1%
Sí
Escenario de alto riesgo
Pérdida de fuelle y de capital político
▪ Recesión a corto plazo, en especial en
▪
Reforma
estructural,
principalmente a
escala nacional
Francia e Italia; estancamiento a medio
plazo en Europa, seguido de crecimiento
lento
Riesgo de que los partidos populistas
cobren fuerza, exigiendo la disolución de la
Unión Europea ante el aumento del
desempleo y la deuda
Atolladero
▪ Situación actual: Crecimiento lento y gran
▪
volatilidad debido a la incertidumbre
sobre la dirección que seguir en el futuro
Espiral deflacionaria como la de Japón y
riesgo de que haya que reestructurar la
deuda pública
Escenario de crecimiento >2%
Actuación al unísono hacia la
prosperidad
▪ Mayor aumento del PIB (2%–3% a medio
plazo)
“Tiro por la culata” para Europa
▪ Impulso del PIB a corto plazo podría
acabar en colapso financiero
No
No
Sí
Reavivar la inversión y la creación de empleo, con iniciativas a escala europea
FUENTE: Análisis del McKinsey Global Institute
Es comprensible que quienes viven en zonas que han sufrido una presión económica relativamente
menor tengan una necesidad menos imperiosa de actuar salvo por solidaridad en su sentido más
amplio, y que esas personas consideren que el peso de la recuperación del crecimiento cae a
plomo sobre los hombros de las regiones más afectadas. Sin embargo, la realidad es que todos
los países europeos tienen necesidades de reforma concretas (Cuadro 16). Todas las economías
europeas han atravesado épocas de fortaleza y de debilidad.
El futuro económico del continente depende de si continúa avanzando en unas reformas de largo
alcance por lo que respecta a la oferta, respaldadas con una actuación decisiva en materia de
inversión y creación de empleo. La cuestión es si (y cómo) Europa continúa avanzando con este
orden del día de amplio alcance. Este análisis apunta a varias y poderosas fuentes de optimismo.
La oposición a las reformas estructurales se puede afrontar a escala nacional
simultaneándola con una intervención europea destinada a impulsar la
inversión y la creación de empleo
Son muchos los obstáculos políticos e institucionales que complican la implantación de las
reformas en favor de la competitividad y que los dirigentes políticos tienen que abordar. Algunos
de esos obstáculos, como es el caso de la inmigración, son muy impopulares; otros, como sucede
con las infraestructuras, precisan de mucho tiempo para recoger los frutos; y otros son fuente de
discrepancias entre los expertos, como ocurre con los distintos puntos de vista sobre cuál es la
mejor manera de mejorar los resultados. La flexibilidad del mercado laboral o la apertura comercial
se encuentran con la resistencia de grupos que poseen intereses adquiridos. Las limitaciones
presupuestarias constituyen un obstáculo para la mejora de la educación. Sin embargo, la historia
reciente de Europa demuestra que, si se logra despertar el apetito por el cambio, un compromiso
demostrable de los gobiernos y una cuidadosa gestión de los grupos de interés, las reformas a
escala nacional son posibles y han traído consigo grandes cambios.
30
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
El hecho de que tres cuartas partes de los motores del crecimiento de la competitividad analizados
en este informe puedan ser implantados por los gobiernos nacionales constituye una importante
llave para abrir la puerta al cambio; además, las mejores prácticas ya están presentes en toda
Europa. Con todo, para avanzar con lógica en la aceleración de las reformas se precisa un
liderazgo político visionario y, lo que es más importante, como ya hemos subrayado antes, el
consenso simultáneo y la actuación a escala europea para impulsar la inversión y la creación
de empleo.
Cuadro 16
Cada país tiene unas prioridades relativas diferentes con reformas estructurales y las medidas de inversión y
creación de empleo
Importancia relativa de las reformas estructurales y las medidas referentes a la demanda
Países
Nórdicos
Europa Continental
Reino Unido
e Irlanda
Europa Meridional
Países
Bálticos
Europa Central
y del Este
Necesidad de reformas estructurales
Puntuación z media inversa por países de los motores de crecimiento de la competitividad
Mayor
0,8
Bulgaria
0,7
0,6
Rumanía
0,5
Polonia
0,4
Eslovaquia
Grecia
Malta
0,3
Letonia
0,2
Chipre
0,1
España
República Checa
Media
Europa-30 = 0
-0.1
Eslovenia
Hungría
Lituania
-0,2
Estonia
Austria
Noruega
-0,3
-0,5
Irlanda
Portugal
Francia
Bélgica
Alemania
Suiza
-0,4
Finlandia
Países Bajos
Dinamarca
Reino Unido
Suecia
-0,6
Menor
Italia
Croacia
Luxemburgo
-0,7
-2
-1
0
1
2
3
Menor necesidad
4
5
6
7
10
11
Mayor necesidad
Necesidad de inversión y creación de empleo
Brecha de producción (inversa) como % del PIB1
1 Los valores positivos indican una economía que funciona por debajo de su potencial.
FUENTE: Comisión Europea; análisis del McKinsey Global Institute
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
31
Hay dos maneras de desbloquear las iniciativas europeas de inversión y
creación de empleo pese a los problemas de gobernanza, riesgo moral
y distribución
Acordar medidas de estímulo de la inversión y la creación de empleo a escala europea entraña
dificultades, como demuestra el hecho de que el debate sobre el mejor camino a seguir se viene
produciendo desde hace ya seis años. La mayor parte de las barreras guardan relación con la
gobernanza interna y la falta de confianza entre los socios europeos, así como el temor a crear
riesgo moral. Con todo, la mayoría de estos problemas tienen solución dentro del actual marco
institucional de Europa (y en especial de la Eurozona). Sin necesidad de cambiar a un sistema
federal de pleno derecho de gobernanza fiscal y económica, hay margen para utilizar mecanismos
que no causan riesgo moral y para diseñar medidas “mixtas” en virtud de las cuales la reforma de
la oferta a escala nacional vaya acompañada de una actuación europea en materia de inversión
y creación de empleo. Seguir avanzando es por el interés de todos, habida cuenta de los fuertes
lazos económicos que unen entre sí todas las partes que componen Europa.
Las medidas de estímulo de la inversión y la creación de empleo se enfrentan a numerosos
obstáculos palpables. Muchas medidas, entre ellas la reestructuración de la deuda y los pagos
de las transferencias, tienen consecuencias distributivas explícitas. En algunos casos, existe un
auténtico desacuerdo sobre la economía y sobre el camino más eficaz que tomar en el futuro.
Algunos ejemplos de los puntos de desacuerdo son la capacidad de las economías de arbitrar
más deuda pública y si las economías de la crisis son lo bastante pequeñas y abiertas como
para exportar su salida de la recesión. Además, las barreras institucionales son formidables. Los
máximos responsables nacionales y, en ocasiones, sus parlamentos e, incluso, los tribunales
constitucionales de veintiocho estados miembros de la UE, deben ponerse de acuerdo sobre
el camino a seguir. El BCE tiene el mandato de controlar la inflación de la Eurozona, pero no de
impulsar el empleo, como sucede con la Reserva Federal de Estados Unidos. A largo plazo, las
economías de la Eurozona, en especial, necesitarán abordar cuestiones aún más fundamentales
sobre el diseño institucional de la gobernanza económica y fiscal.
Al no haber en marcha ninguna iniciativa en pro de una mayor integración fiscal y económica,
el diseño de unos paquetes de estímulo que minimicen el riesgo moral debe ser un elemento
importante de la mezcla. La modificación de las reglas de contabilidad nacional, o el ajuste de las
estructuras de tributación, podría resultar tan viable como elevar los programas de inversión a gran
escala hasta el nivel europeo. Lo ideal es que la selección de los tipos de inversión se haga a gran
escala y en interés de todos los europeos, como es el caso del desarrollo de redes e instalaciones
de producción de energía paneuropeas, de la mejora de las capacidades de seguridad y defensa
del continente o de la creación de planes de educación y de I+D multinacionales.
La concepción de unos paquetes de medidas mixtos diseñados para impulsar la competitividad
y estimular la inversión y la creación de empleo también puede constituir un enfoque viable. Ya
hemos visto acuerdos que aúnan la actuación sobre la oferta (un compromiso con una reforma
detallada) con el respaldo financiero a las economías que fueron rescatadas por el BCE, la
Comisión Europea y el FMI. Ahora podría ser el momento de que otras economías, entre ellas
las grandes economías que no están sujetas a las condiciones del rescate, se comprometan a
emprender una reforma global a cambio de una actuación decisiva a escala europea destinada
a reactivar la inversión y la creación de empleo más allá de los programas de crédito mínimos
imprescindibles. Todo ello podría ir unido a varios emparejamientos, centrados en temas
concretos, de reformas e inversión, como podría ser una unión energética que combine la inversión
en energía con una reforma de la normativa nacional como, por ejemplo, en materia de acceso
al mercado y barreras a la competencia. Para que esas iniciativas mixtas sean fructíferas, es
imprescindible que los dirigentes europeos trabajen para restablecer la confianza entre los distintos
Estados. Hoy en día, la desconfianza en que los países vayan a racionalizar el gasto y a continuar
sin desaliento con las difíciles reformas, en lugar de tratar de obtener posteriormente un rescate de
sus iguales, constituye un obstáculo para toda línea de actuación.
32
McKinsey Global Institute
Una ventana de oportunidad para Europa
Los europeos parecen dispuestos a hacer su parte en el renacer económico de
la región
Es posible que muchos responsables políticos teman que la reforma no va a tener una buena
acogida entre los votantes. Sin embargo, hay pruebas de que la percepción del riesgo electoral de
los votantes que no comparten la necesidad de las reformas no siempre está justificada. En primer
lugar, los estudios apuntan a que las probabilidades de resultar reelegido son, aproximadamente,
las mismas para un gobierno reformista que para un gobierno que no emprende reformas.15 En
segundo lugar, los resultados de la encuesta de MGI apuntan a que los europeos verdaderamente
desean que se actúe con decisión para favorecer el crecimiento, siempre y cuando se les asegure
que van a recoger los frutos. La inmensa mayoría de los encuestados no se decantaron por la
situación actual, sino por una nueva situación en la que estuvieran presentes la mejora de la
sanidad, el medio ambiente, el poder adquisitivo, la educación y la seguridad ciudadana, incluso
aunque ello implique a cambio hacer importantes sacrificios. El respaldo a esta combinación
es reseñablemente homogéneo en todos los países, situándose entre el 87% de respaldo de
Alemania hasta un porcentaje tan alto como el 98% recibido en España (Cuadro 17).
Cuadro 17
El apetito de cambio en Europa puede ser mayor de lo que a menudo se cree
Porcentaje de encuestados que prefieren el escenario medio a la situación actual
% (ponderado)
98
España
96
95
Polonia
Italia
95
Rumanía
93
91
91
90
Suecia
Europa
Reino Unido
Francia
87
Alemania
FUENTE: Encuesta conjunta sobre las aspiraciones de los europeos del MGI, agosto de 2014; análisis del McKinsey
Global Institute
•••
Existe una oportunidad auténtica de introducir un cambio de verdad, un cambio basado en
los indudables fortalezas de Europa y en las aspiraciones de sus ciudadanos, un cambio que
aproveche la ventana de oportunidad existente actualmente gracias a la confluencia de un conjunto
de tendencias positivas observadas en 2015. Ha llegado la hora de que los dirigentes europeos
dejen de tener como objetivo principal la gestión de la crisis para centrarse en articular un amplio
plan de reformas estructurales a escala nacional, y de inversión y creación de empleo a través de
iniciativas facilitadas desde instancias europeas, un plan que puede conferir a la economía europea
una situación más saneada a largo plazo.
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Global growth: Can productivity save the day
in an aging world? (January 2015)
Without action, global economic growth
will almost halve in the next 50 years. A new
McKinsey Global Institute report offers a solution:
a dramatic improvement in productivity.
Game changers: Five opportunities for US
growth and renewal (July 2013)
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economy (April 2014)
The movement of goods and services, finance,
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levels. Global flows are creating new degrees
of connectedness among economies—and
playing an ever-larger role in determining the fate
of nations, companies, and individuals. To be
unconnected is to fall behind.
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A new dawn: Reigniting growth in Central and
Eastern Europe (December 2013)
The nations of Central and Eastern Europe
were among the fastest growing in the world
before the global financial crisis. Restoring
that kind of growth will require a strategy that
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