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Transporte sostenible: Conexiones para el
desarrollo territorial equilibrado
Benjamín E. Saavedra Núñez Del Arco
Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Universidad Autónoma de Sinaloa, México.
Correo electrónico: [email protected]
Resumen
El transporte es de los sectores productivos más significativo para el
crecimiento económico pero, además, el de mayor impacto negativo para el
medio ambiente. En la actualidad sería de gran utilidad reflexionar sobre el
transporte a través de una categoría extraída de la ecología y aplicado a la
economía y sociología con la finalidad de reducir las desigualdades sociales y
materiales como de minimizar los desequilibrios regionales y ambientales. Por
lo tanto, el objetivo de este trabajo es aproximarnos a un marco teóricoconceptual del concepto transporte sostenible utilizando el término
conectividad ecológica para entender la conectividad humana y alcanzar un
desarrollo equilibrado y sostenible mediante este nuevo sistema de movilidad.
Palabras Claves
Transporte sostenible, conectividad ecológica, conectividad humana,
desarrollo equilibrado y sostenible.
Revista Ciencia y Universidad, número 30, Febrero 2013.
http://cienciayuniversidad.facesuas.edu.mx/
BENJAMÍN E. SAAVEDRA NÚÑEZ DEL ARCO
Transporte sostenible: Conexiones para
el desarrollo territorial equilibrado
Introducción
El principal motivo que conduce a reflexionar sobre el
transporte sostenible se debe a que en la globalización económica
predomina la política dirigida a mejorar la competitividad y aumentar
la eficiencia. La estrategia política global con un enfoque
autoritariamente económico ha dado lugar al aumento de desigualdades
sociales entre la población, desequilibrios entre sus regiones y un
aumento del daño ambiental.
En la práctica la globalización económica es el enfoque
dominante en las políticas públicas de la gran mayoría de gobiernos a
excepción de algunas naciones como la Unión Europea, Chile, Costa
Rica, entre otros. En consecuencia, el estudio del transporte desde una
perspectiva sostenible busca revertir esta tendencia dominante de la
economía sobre el enfoque social y ambiental.
El sistema transporte en cualquier contexto tiene como principal
función el de ofertar servicio de movilidad y circulación de bienes,
personas e información. Por lo tanto, en una ciudad o región tiene una
relevancia sin precedentes no solo en lo económico, sino en lo social y
cultural, ya que busca las conexiones con otros territorios para la
realización de sus actividades básicas necesarias para su sobrevivencia.
Por otra parte, en la actualidad el sector transporte ha pasado a ser más
significativo dentro de los sectores económicos por ser de aquellas
industrias de redes que más daños ocasionan al medio ambiente.
Estas características, tanto positivas y como negativas, hacen del
sistema de transporte el sector de una importancia estratégica central
para un país. En consecuencia, el estudio de un sistema de movilidad
para que sea más objetivo y refleje la realidad compleja tendrá que
tomar en consideración un enfoque integral. Este enfoque holístico
tendrá en consideración la representación de las tres dimensiones en la
cual confluye un sistema de transporte: el social, el económico y el
ambiental.
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El propósito de esta reflexión es iniciar en la construcción de un
marco conceptual del constructo transporte sostenible sobre la base del
enfoque de sostenibilidad. La sostenibilidad como dimensión más
globalizadora toma en consideración estos tres campos de conocimiento
por el cual converge el sistema de movilidad.
En esa perspectiva la sostenibilidad toma al territorio como la
unidad dimensional en el espacio en la cual se interceptan las diferentes
actividades humanas con el objetivo de producir y consumir sus
satisfactores para su supervivencia. Por lo tanto, el territorio se ordenará
en concordancia al uso futuro que se le dará al suelo bajo criterios de
ser un recurso escaso o un bien limitado.
El presente artículo se estructurará en tres partes. En la primera
de ellas, se trata de expresar las consecuencias negativas sociales,
culturales, espaciales y ambientales de la aplicación del enfoque
dominante de globalización económica. En la segunda parte, se
construye y define a la conectividad humana, sobre la base de la
conectividad ecológica, resaltando a la sostenibilidad como la
dimensión suprema y rectora de las dimensiones sociales, económicas
y ambientales. El tercer apartado busca acercarse a la construcción de
las bases teóricos-conceptuales del concepto transporte sostenible. Por
último, las conclusiones del artículo.
Marginación y desequilibrio territorial, inequidad social,
contaminación y pérdida de biodiversidad
La globalización económica surge como resultado de la
búsqueda de una mejor eficiencia en los procesos de producción de las
empresas. Este mayor incremento en productividad se alcanza a través
de que ciertas actividades empresariales son localizadas en regiones
donde ofrezcan ventajas en sus costos haciéndolas más competitivas en
el mercado mundial. Una empresa es global cuando la elaboración de
sus producto o servicios son procesados en espacios internacionales.
Esta globalización económica ha traído como resultado un mayor uso
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del transporte y una reducción de sus costos, gracias a los cambios
tecnológicos y a la apertura de mercados nacionales.
El alcance de esta eficiencia económica en los sectores
productivos de una economía, en especial el transporte, es resultado del
gran avance tecnológico que han tenido las tecnologías de información
y comunicación (TIC). Esta eficiencia se ha visto reflejada en nuevos
métodos de organización para la producción y distribuciones de los
bienes y servicios: “calidad total”, “cero desperdicio”, que se
encuentran relacionados directamente con lo que se ha definido como
“producción flexible”; y los enfoques del “Just in time”, “inventario
cero”, que tienen su vinculación más directa con la reducción de
inversión en capital de trabajo para el suministro de insumos en la
cadena productiva vertical.
A pesar del fuerte impulso que ha tenido la economía a nivel
mundial, este progreso y crecimiento económico no se ha reflejado en
las estructuras sociales de las naciones. Las desigualdades sociales más
que reducirlas se han incrementado en la mayoría de los casos. Las
brechas entre regiones y territorios de un país se han profundizado,
marginando más a las poblaciones que se localizan en la periferia y
obstaculizando su integración al mercado mundial, distanciándolas más
de los centros de poder económico y político.
“La globalización nos ha acercado a todos en el ámbito de la
toma de decisiones adopción de políticas y desempeño de
prácticas. Sin embargo, los beneficios de estos no han sido
compartidos equitativamente en todos los casos. En su lugar, las
disparidades en el volumen de la riqueza y de poder se han
incrementado en detrimento de los más pobres de la tierra.”
(Comisión Europea, 2007: 63).
En la literatura existen una diversidad de estudios que señalan a
la globalización como aquel enfoque económico que ha polarizado
nuestras sociedades y marginado a nuestras regiones. Sin embargo,
cualquiera que sea el contexto en que se ubique el transporte tiene el
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propósito de servir de conexión entre distintas ciudades, territorios y
regiones. Los habitantes de estas poblaciones utilizan el transporte para
llevar a cabo sus actividades económicas y productivas a través de la
distribución y el comercio, además de sus actividades sociales,
culturales y de ocio. La ausencia de transporte, o bajo desempeño del
servicio, para algunas poblaciones periféricas limita su conexión al
proceso de apertura comercial mundial y por tanto su crecimiento y
desarrollo. En consecuencia, como resultado se tiene una falta de
integración política, una desigualdad económica y una ausencia de
cohesión social entre los disímiles territorios.
La localización de las actividades humanas en áreas territoriales
donde antes no existía el riesgo de desastres naturales ha ido en aumento
como resultado de los cambios extremos que está sufriendo el clima. El
calentamiento global, o cambio climático, en el enfoque de la
globalización económica debe ser manejado de manera de revertir su
círculo vicioso, ya que éste es consecuencia de la sobre explotación y
utilización de los recursos naturales renovables o no renovables. En ese
sentido la globalización, sin adjetivo, debe estar orientada a exigir
maximizar la eficiencia productiva de las empresas en sus localidades,
además de alcanzar la equidad y la cohesión social de los residentes y
de preservar el entorno natural de los paisajes regionales para las
generaciones nativas futuras.
Una primera aproximación a esta reflexión es que la categoría
globalización ha sido concebida preponderantemente desde la
perspectiva económica. En el contexto global lo dominante es la
productividad, la eficiencia y la competitividad de los procesos
económicos. El bienestar social, la calidad de vida, la equidad, la
cohesión social, entre otros aspectos quedan al margen de las políticas
económicas de los gobiernos en la globalización. Asimismo, la sobre
explotación de los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad y el
cambio climático en las políticas públicas son factores de baja
relevancia. El dominio de la economía sobre las demás disciplinas que
conforman las ciencias en general ha traído como resultado una
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ausencia de cohesión social y un deterioro del medio natural poniendo
en riesgo la existencia del mismo hombre en nuestro planeta. Es
necesario un nuevo enfoque alternativo para que suavice estas
tendencias negativas en lo social y ambiental.
La intención de este trabajo, por lo tanto, es examinar el enfoque
de la globalización no únicamente desde la perspectiva dominante de la
economía, sino de otras perspectivas como la sociología y la ecología.
La ausencia del enfoque social en el enfoque de globalización da como
resultado una fuerte emigración de la localidad rural a las zonas urbanas
dentro de un territorio. Por otro lado, la falta de empleos y
oportunidades en un territorio, o nación, expulsa población hacia países
más industrializadas y desarrollados, dando como resultado otros tipos
de conflictos como: narcotráfico, comercio de armas, explotación de
personas, entre otros. Concebir a la globalización desde un punto de
vista económico ha contribuido a olvidar, y en el mejor de los casos
descuidar, la aplicación de un enfoque holístico o sistémico de utilidad
para el estudio y análisis de los conflictos antes señalados y del
deterioro de recursos renovables y no renovables.
Por lo tanto, en esta época de liberalización económica y de
apertura de las fronteras los estados tendrán a revertir sus políticas
públicas hacia objetivos cardinales, de grandes dimensiones y de largo
alcance señalado como desarrollo equilibrado y sostenido. Estas
profundas dimensiones del desarrollo se expresan a través de la
integración de sus territorios marginados, la conservación de la
identidad nacional y cultural a pesar de la apertura de sus mercados y,
por último, el fortalecimiento de la gobernabilidad nacional en sus
regiones periféricas, a pesar de sus autonomías, para consolidar la
unidad nacional.
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Conectividad ecológica y conectividad humana o sostenible1
La planeación macroeconómica y sectorial en la actualidad ya
no representa un marco referencial útil que contribuya a incrementar la
competitividad de las empresas y de alcanzar un desarrollo equilibrado
y sostenible en este mundo de globalidad económica cada vez más
complejo y vertiginoso. La aplicación de políticas públicas que tomen
en consideración distintos niveles de abstracción donde se involucre
diferentes disciplinas de estudio requiere de un instrumento de
aplicación más integral, general y holístico, un enfoque que tome el
todo y sus partes, como las interrelaciones entre ellas. Para resumirlo
en palabras de Capra (2003) se requiere de un análisis sistémico:
“Mi ampliación del enfoque sistémico al ámbito social incluye
de manera explícita el mundo material, lo cual no es usual,
puesto que tradicionalmente, los científicos sociales no se han
mostrados demasiados interesados por el mundo de la materia.
Nuestras disciplinas académicas han sido organizadas de tal
modo que las ciencias naturales tratan de las estructuras
materiales, mientras que las ciencias sociales tratan de las
estructuras sociales, que se conciben fundamentalmente como
reglas del comportamiento. En el futuro esta estricta división no
va hacer posible, puesto que el reto crucial de este nuevo siglo,
tanto para los científicos naturales y los sociales como para
todos los demás, consistirá en construir comunidades
ecológicamente sostenibles, diseñadas de tal modo que sus
Karl Polanyi en su obra “The Livelihood of Man”, en español se titula “El Sustento del
Hombre”, en la búsqueda de la identidad de mercado y la sociedad afirma “El paso crucial fue
que la tierra y el trabajo se convirtieron en mercancías, es decir, se trataron como si hubieran
sido creados para la venta. Por supuesto, no eran realmente mercancías ya que no habían sido
producidas (como la tierra), y de ser así, no podían estar en venta (como el trabajo). … La
ficción mercantil puso el destino del hombre y de la naturaleza en manos de un autómata que
controlaba sus circuitos y gobernaba según sus propias leyes. Este instrumento de bienestar
material estaba controlado exclusivamente por los incentivos del hambre y las ganancias, o
dicho con más exactitud, el temor a carecer de lo necesario en la vida, o la esperanza de
obtener beneficios…” (Polanyi, 1994: 82-83)
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tecnologías y sus instituciones sociales
─es decir, sus
estructuras materiales y sociales─ no interfieran la capacidad
inherente a la naturaleza para mantener la vida.” (Capra, 2003:
22) [La negrita es nuestro].
La ordenación del territorio es un instrumento rector de las
políticas públicas que tiene en consideración este enfoque sistémico. La
planificación territorial integral se fundamenta sobre la base de la
ordenación del territorio. Por lo tanto, este enfoque de planificación
adquiere una gran relevancia para la aplicación de políticas públicas con
un enfoque de sostenibilidad y equilibrio entre sociedad y naturaleza.
La ordenación del territorio considera las interrelaciones entre las
estructuras naturales y la vertebración de las actividades humanas
(económicas, sociales y políticas) de manera holística.
En estas dos últimas décadas se ha llegado reconocer que la
conservación de la conectividad del paisaje es clave para proteger la
biodiversidad, mantener los ecosistemas viables y facilitar la
adaptación de las especies salvajes a la fase de cambio climático
(Meiklejohn et al, 2010).
“La ‘Conectividad’ puede ser dividida en ‘conectividad
estructural’ y ‘conectividad funcional’. La conectividad
estructural se refiere a las relaciones físicas entre los elementos
del paisaje, mientras la conectividad funcional describe el
grado en el cual el paisaje facilita o impide el movimiento de los
organismos y procesos. La conectividad funcional es un
producto de la estructura del paisaje y la respuesta de los
organismos y los procesos de esta estructura. Por lo tanto, la
conectividad funcional es a la vez especies y paisaje en
específico. La distinción entre estos dos tipos de conectividad es
importante porque conectividad estructural no implica
conectividad funcional. En general, cuando usamos el término
‘conectividad’ estamos usando la definición funcional.”
(Meiklejohn et al, 2010: 1).
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Según Mallarach (2004) la acción del hombre mediante sus
actividades sobre el territorio ha fragmentado la estructura natural que
tiene el hábitat de las poblaciones de especies. Por tanto, las actividades
humanas sobre el espacio territorial explican las causas de pérdida de
biodiversidad en algunas zonas del mundo. Este hecho es irreversible
para el ecosistema natural y adquiere una relevancia sin precedentes a
pesar de la simple destrucción o degradación de la tierra. “El interés
para remediarlo ha suscitado el estudio de la conectividad ecológica,
así como el desarrollo de las respectivas políticas y técnicas.”
Mallarach (2004: 2). [La negrita es nuestro].
En ecología el concepto conectividad del paisaje tiene muchas
connotaciones, pero al final la gran parte de los estudiosos de la ciencia
de la naturaleza la llaman conectividad ecológica o en algunos casos
simplemente conectividad. Este término exclusivo de las ciencias
naturales es de una gran relevancia porque estudia la interacción de los
seres vivos con su ambiente, incluyendo al ser humano en su hábitat
natural o considerando su movimiento horizontal y dejando de lado el
movimiento vertical. El paisaje territorial natural en el cual se
establecen animales, plantas e individuos ofrece recursos renovables y
no renovables para su sobrevivencia y permanencia. La pérdida
definitiva e irreversible de estos recursos naturales territoriales pone en
riesgo la existencia de la vida en el planeta.
La conectividad ecológica analiza y describe la facilidad por la
cual los individuos se movilizan dentro del paisaje, como una función
del comportamiento de los organismos vivos, respondiendo así a los
elementos del paisaje y a la configuración de la estructura espacial de
manera holística. De forma más específica, en la medida que una
especie o población tenga disponibilidad de movimiento entre los
elementos del paisaje reafirmará su existencia y permanencia en el
hábitat natural, pero además de este movimiento espacial se realice el
movimiento existencial o proceso de reproducción de manera natural.
Los flujos de especies y poblaciones se realizan a través de una
estructura de corredores biológicos tangibles o intangibles. Esta red de
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corredores biológicos hace posible los vínculos y conexiones entre los
seres vivos y sus fuentes de alimentos, energía y reproducción. La
conservación de esta estructura de corredores naturales elimina el riesgo
de extinción de la vida salvaje preservando la calidad del ecosistema.
Al igual que la conectividad ecológica la conectividad humana
o sostenible se entiende como aquella “cualidad que surge y se
desarrolla de la existencia de vínculos entre territorios y actividades
que se interrelacionan. De esta manera, la representación física del
concepto abstracto de conectividad es el de una estructura que está
conformada por una red de corredores que sirve para movilizar bienes,
servicios, información y personas entre distintos puntos del territorio.”
(Rozas y Figueroa, 2006: 10-11). [La negrita es nuestro].
Enmarcado de esa manera el término conectividad humana se
define sobre la base de objetivos económicos, sociales y ambientales es
decir de conformidad a criterios ordenados y relacionados con las
grandes dimensiones de las políticas de desarrollo equilibrado y
sostenido. El propósito subyacente es la integración del territorio
nacional asegurando el desarrollo económico y productivo, la cohesión
social y la universalización de los servicios básicos de infraestructura.
Para expresarlo en términos más amplios según el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID):
“La interacción espacial da lugar a flujos, que en general no
circulan en forma libre en el espacio, sino que lo hacen a través
de redes de infraestructura. Por ello, los flujos que serán objeto
de análisis son los de bienes, de personas, de información, de
energía eléctrica, de gas y de petróleo. Estos flujos, al circular
por las redes de infraestructura, suelen consolidar sus
movimientos en algunos tramos, conformando corredores. En
una escala regional, en la medida que estos corredores
favorecen el desarrollo económico y social de las áreas que
recorren, pueden convertirse en verdaderos ejes de integración
y desarrollo, constituyendo una herramienta de primer orden
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para vertebrar la organización del territorio.” (BID, 2000: 14).
[La negrita es nuestro].
De la misma manera como se plasma en el mundo animal la
conectividad, en el mundo humano se debe cristalizar esa cualidad
esencial para la existencia del hombre y su ambiente natural. Las redes
de infraestructura de transporte, de telecomunicaciones y de energía
facilita el logro de los objetivos más fundamentales la integración
económica, social y política de todos sus territorios y localidades de una
nación y con su exterior.
En general, la conectividad humana es la forma de articular y
enlazar los territorios de un país. En su forma material es el soporte que
hace posible la circulación y movilidad de los recursos energéticos,
agua, mercancía, personas, datos, información, entre otros. La
conectividad humana, en el territorio y espacio, es una estructura de
interconexiones e interoperaciones físicas y de información que
vinculan e integran regiones para su desarrollo y crecimiento.
“Una estrategia de conectividad eficiente debe integrar y
equilibrar el conjunto de dimensiones presentes en los ámbitos
de impacto que debe ser considerados, tomando en cuenta todas
sus coberturas territoriales. De esta manera podría responderse
más eficientemente a las demandas de las distintas dimensiones
regionales del país y a la variedad de demandas específicas que
surgen al interior de los ámbitos de impacto” (Rozas y Figueroa,
2006: 10).
El problema ambiental surge cuando la movilidad horizontal
física natural se va transformando también en una movilidad vertical
artificial como resultado de la supremacía del hombre en el reino
natural. La aplicación de los nuevos conocimientos y descubrimientos
a los procesos productivos moviliza la posición del ser humano por
encima de la propia naturaleza mejorando su status. En consecuencia,
esta hegemonía del hombre sobre su medio se pone en riesgo cuando la
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sobreexplotación y el consumo de los recursos territoriales se realicen
de manera indiscriminada e irracional ocasionando un impacto negativo
sobre su propio ecosistema.
Este trabajo busca promover la conectividad ecológica en el
campo de las ciencias sociales para crear y desarrollar un constructo
propio, conectividad humana, que permita el estudio y análisis de las
relaciones entre la red de infraestructura de transporte y las actividades
humanas sobre su entorno o ambiente. En consecuencia, en las ciencias
sociales el análisis de conectividad cobra mayor relevancia porque
estudia la intensa relación entre la estructura física del transporte y la
localización de las actividades productivas, sociales y culturales de los
individuos en las ciudades y en el territorio. Este enfoque territorial
permite percibir con más facilidad y objetividad la capacidad
estructurante que tiene el transporte en el espacio territorial.
El trabajo desarrollado por Saavedra (2010) es un buen esfuerzo
en la búsqueda de relacionar las dos dimensiones que presenta la
conectividad humana. La investigación formula un modelo teóricoempírico para el análisis de la conectividad de utilidad para la
asignación de inversión para infraestructura carretera en México. En
otras palabras, sobre la determinación de las actividades económicas,
sociales y políticas de las entidades federativas en México se consigue
significativamente explicar la cantidad y calidad de inversión para
dotación de infraestructura en las regiones políticas mexicanas.
En resumen, el análisis de la conectividad humana se traduce
en nuevas exigencias para las políticas públicas de los sectores de
infraestructura de redes. El estudio de la conectividad humana significa
profundizar en el análisis de los sectores de energía, de transporte, de
telecomunicación, de agua, de alcantarillado, etc. Una igualdad
explicada mediante sus dos miembros, un componente abstracto de
interacciones de flujos y una infraestructura material económica, ambos
lados por su parte definen, explican y dimensionan la conectividad
humana. Uno y otro miembro o componente, movimiento de flujos y
red de infraestructura, contribuirían a un análisis más integral de la
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situación actual, de utilidad para la formulación de estrategias de
políticas públicas en los diferentes niveles de gobierno para alcanzar el
desarrollo equilibrado y sostenido.
El transporte sostenible. Un acercamiento
En esta época de incertidumbre económica, de desigualdad
social y de deterioro ambiental el desarrollo equilibrado y sostenido se
sitúa como un objetivo imprescindible para las naciones en esta era de
globalidad económica. La efectividad de los equilibrios entre sociedad,
naturaleza y economía se concibe como las tres grandes dimensiones a
alcanzar para que el ser humano pretenda la permanencia y su
continuidad en el planeta.
“El desarrollo se entiende, por tanto, como un proceso
automático de reequilibrio de los desequilibrios sociales y
territoriales gracias a una mejor asignación de los recursos,
garantizada por el mercado, capaz de incrementar la producción
y el crecimiento económico mediante la acumulación de trabajo
y capital, y las aportaciones exógenas del progreso científico de
donde se derivaría la resolución de los problemas de la
pobreza.” (Martín, 2011: 5).
Los principios del desarrollo sostenible establecidos en la
Cumbre de la Tierra, celebrada por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) en Rio de Janeiro a mediados de 1992, donde se
establecen los tres pilares en la cual debe sostenerse este tipo de
desarrollo: el progreso económico, la justicia social y la preservación
del medio ambiente (Martínez et al., 2008).
De conformidad con Fernández (2006: 23) que define al
desarrollo sostenible como “…la casuística de intersección entre los
ámbitos de la sociedad, el medio ambiente y la economía.” La
dimensión del desarrollo sostenible será estudiada mediante el área de
conocimiento donde se da la confluencia entre las ciencias económicas,
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sociales y ambientales. Esta concepción del desarrollo sostenible se
dimensionará a través del enfoque socio-económico-ambiental que se
encuentra fundamentado en una clasificación de indicadores de
sostenibilidad (Fernández, 2006: 43-71).
Un claro ejemplo práctico de aplicación de estos principios es el
proceso de integración de la Unión Europea que se fundamenta sobre la
base de la Estrategia Territorial Europea (ETE). A mediados de 1999
los Estados miembros acuerdan formular un marco orientador de
modelos y objetivos comunes para alcanzar el desarrollo equilibrado y
sostenido y para orientar las políticas sectoriales. En un proceso de
integración territorial lo fundamental es el acuerdo de sus autoridades
regionales para tomar en consideración objetivos e indicadores de
utilidad para reducir los desequilibrios entre sus regiones y sus
territorios. Un territorio será más competitivo cuando las brechas
económicas y sociales entre sus regiones sean mínimas. Por lo tanto, el
territorio se convierte en el eje rector de las políticas públicas de la
Unión Europea y la Ordenación del Territorio en el instrumento idóneo
para el logro de sus objetivos (Comisión Europea, 1999).
En consecuencia, la ordenación del territorio se convierte en el
instrumento director de la planificación territorial integral y de las
políticas sectoriales nacionales. Por su naturaleza espacial la
ordenación del territorio es un instrumento sistémico y holístico que, a
través del espacio territorial, percibe las interrelaciones complejas entre
lo económico, social, natural y cultural, facilitando la cooperación y
coordinación entre las políticas sectoriales macro con las políticas
regionales meso. La ordenación del territorio en la actualidad es una
herramienta de gran valor para el estudio de las situaciones complejas.
Mediante este enfoque territorial sistémico las políticas
sectoriales de transporte, energía y agricultura se convierten en políticas
estratégicas para alcanzar los objetivos del desarrollo equilibrado y
sostenido. Así por ejemplo, la agricultura por ser fuente creadora de
alimentos se extiende en vastas zonas rurales mayormente
desintegradas a los mercados mundiales y marginadas del crecimiento
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económico. Por su parte, el transporte y la energía ofrecen sus servicios
de movimiento de bienes y personas, como del suministro de
electricidad, petróleo y gas para aquellas ciudades alejadas y para las
localidades más aisladas de los centros de progreso económico, del
poder político y de la integración social.
Por lo tanto, la estrategia territorial de un determinado país nos
indica, sin equívoco, la relevancia que tienen estos tres sectores para
reducir los desequilibrios en lo económico, lo social y lo territorial. Sin
embargo, estos sectores de red estratégicos son de las actividades
humanas más agresivas que impactan en el medio ambiente y la salud.
En especial el subsector automotriz, dentro del sector transporte,
continúa siendo el principal emisor de contaminación atmosférica
(Gómez, 2008: 9). Como resultado “el transporte por carretera es
responsable del 80 por cien de las emisiones del conjunto del sector,
correspondiendo de ellas un 55 por cien a los vehículos privados.”
(Martín, 1993: 145). En efecto, para ser viable esta estrategia se
requiere del desarrollo de tecnologías limpias que no contaminen el
ambiente o eco-innovaciones. Para el caso del transporte la estrategia
va más allá de la simple creación e implementación de nuevas
tecnologías en la industria automotriz, sino de cambiar nuestro modo
de vida al buscar disminuir el uso y consumo del vehículo particular en
la red de carreteras.
La tendencia del transporte es a aumentar su volumen y
demanda en la globalización económica. En el mundo los modos
carretero y aéreo crecen con mayor rapidez que otros modos de
transporte, como por ejemplo el ferrocarril, ocasionando un mayor
consumo de hidrocarburos causantes de la formación de gases de efecto
invernadero y de barreras en la conectividad ecológica como resultado
de las obras físicas de infraestructura. En corolario, “… Las inversiones
actuales para la infraestructura del transporte también afectarán las
futuras opciones de movilidad y sus impactos ambientales…” (OCDE,
2008: 8).
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El transporte, por sus interacciones2 con otros sectores de la
economía y por el grado de impacto ambiental que ocasiona, es la
industria de red con mayor significancia para conseguir el desarrollo
sostenible debido a que a través de su estructura de vías, arterias y
corredores transitan bienes, personas e información necesarios para
sobrevivencia de localidades y regiones conectadas al territorio. La
cohesión económica y social se alcanza cuando las redes de
infraestructura de transporte, comunicaciones y energía facilitan la
conectividad de todas las regiones del territorio incluyendo las regiones
periféricas.
En un contexto de sostenibilidad, la conectividad de las
diferentes regiones y la vinculación de las actividades humanas se da
mediante un sistema de transporte multimodal donde prevalece el
movimiento horizontal natural del hombre sobre su movimiento vertical
alcanzado por su estatus de ser superior.
Una red de infraestructura de transporte que ofrece un servicio
eficiente, limpio y seguro, mejora la competitividad de los territorios y
de sus empresas, es un sistema de transporte sostenible. La conexión
al desarrollo equilibrado y sostenible se logra a través de estos tres tipos
de infraestructura de red y, en ellas, la de transporte se considera como
la soberana de las infraestructuras. A pesar de ello, la red de
infraestructura de transporte para la sostenibilidad es de las más costosa
y requiere de un poco más de las tres cuartas partes del financiamiento
de toda la infraestructura que necesita un país. En consecuencia, la red
de infraestructura de transporte es un sector estratégico para el
desarrollo de un país y su financiamiento lo convierte en uno de los
retos más delicados para los gobiernos en la actualidad.
“…El objetivo que persiguen es el fomento de un sistema de
transporte sostenible y eficaz. Las bases para el desarrollo de
2
Para Martín (2010) la política de transporte tiene una gran interrelación con otras políticas de
la economía de un país, así tenemos vínculos con el comercio exterior, industria, política de
competencias, política social, política energética, de I + D, política de desarrollo regional, de
ordenación del territorio, medio ambiente, entre otros.
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las redes se establecen en las directivas comunitarias; entre ellas
figuran diversas redes de infraestructuras de transporte y
sistemas de regulación del tráfico y la navegación.” (Comisión
Europea, 1999).
El transporte sostenible, en sentido estricto, significa que la
circulación humana se realice con movimientos horizontales con un uso
restringido de hidrocarburos y de la búsqueda de alternativas para
trasladar bienes, personas e información. En esa perspectiva el
transporte sostenible se entiende como aquel sistema de transporte
multimodal en el cual su fundamento, para el movimiento, se genera
mediante la producción de energía física o energía biológica y no a
través de la producción de energía química; esta última gran
consumidora de combustible fósil. En ambos casos se utiliza la energía
mecánica, pero en lo posible en el transporte sostenible se debe
minimizar el uso de vehículos con motor a combustión interna grandes
consumidores de hidrocarburos (con gran contenido energético).
Un sistema de transporte sostenible en los tramos cortos debe
ser multimodal, eficiente y saludable. Para el caso de las ciudades, sean
grandes o pequeñas, en la movilidad corta se debe priorizar el uso de la
energía biológica mediante la caminata de gran beneficio para la salud.
En estas mismas zonas urbanas ahora con distancias poco más largas el
consumo de energía combinada, biológica y física, mediante el uso de
la bicicleta sería una alternativa viable para evitar el uso del automóvil.
Además, en estos sitios urbanos el transporte multimodal incluye
también la motocicleta para traslados más largos y con menos desgaste
físico bilógico para el individuo. Para ilustra estos hechos, en las áreas
centro de las ciudades existe la tendencia de redimirlas del uso de
vehículos automotor y dar preferencia a la movilidad muscular propia
peatonal, patinadores y ciclistas de gran apoyo para conservar la salud.
Un sistema de transporte multimodal físico dentro de la zona centro de
la ciudad combinado con un sistema público masivo y eficiente se
convierte en la mejor estrategia para solucionar los embotellamientos y
atasques en las avenidas de las áreas céntricas.
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Transporte sostenible: Conexiones para
el desarrollo territorial equilibrado
En otro sentido, el transporte sostenible en largas distancias se
puede definir además como aquel que se desenvuelve de la manera más
fácil, limpio y seguro3, es decir un sistema equilibrado multimodal
donde la fuerza para la movilidad viene de la energía mecánica de un
combustible renovable. Los grandes recorridos y la conectividad entre
grandes centros urbanos requieren de la promoción de un sistema de
transporte masivo, limpio y seguro como el tren de alta velocidad 4. En
la actualidad el tren de alta velocidad para pasajeros se convierte en el
modo de transporte terrestre que sustituya el uso del automóvil
particular por carreteras y por avión que son medios que perjudica a la
competitividad de las regiones situadas en el centro de país por su alto
grado de congestionamiento.
En consecuencia, en un futuro el uso del automóvil no se
encuentra en la perspectiva de del transporte sostenible, debido a que la
solución no está en una mayor ampliación de la infraestructura de
carreteras ni en el consumo de combustible fósil. En general, en las
ciudades y regiones será necesario recurrir a medidas urbanísticas y de
ordenación del territorio para influir en el comportamiento de las
empresas y de la ciudadanía local para producir cambios en el uso
individual automotor por carretera a un sistema multimodal que
favorezca al medio ambiente: transporte público masivo, motoneta,
bicicleta y desplazamiento a pie.
3
La Secretaria General de la Comisión Europea editó la Guía para la Estrategia Europea de
Desarrollo Sostenible titulada “Un futuro sostenible a nuestro alcance”, en ella plantea al
transporte como uno de los siete retos fundamentales y de los malestares que produce un
transporte no sostenible: congestiones de tráfico en horas pico, autopistas que asemejan a un
estacionamiento, cerca de siete mil quinientos kilómetros de carreteras bloqueadas por los
atascos cada día, este impacto también va en detrimento del medio ambiente y la salud
(Comisión Europea, 2007:22).
4 Las innovaciones tecnológicas sobre trenes de alta velocidad con energía renovable se
encuentra aún en proceso. Este modo de transporte masivo alcanza velocidades entre 200 a 500
kilómetros por hora, usado en la conexión de grandes centros urbanos. Los chinos, japoneses y
europeos son de las poblaciones que gozan de este tipo de servicio masivo con uso de energía
renovable y sin daños al medio ambiente. Los dos primeros usan la energía de levitación
magnética y los segundos mediante la energía eléctrica nuclear. Este modo de transporte masivo
evitaría el uso indiscriminado del automóvil y el ahorro de los accidentes por carretera.
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CIENCIA Y UNIVERSIDAD
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La política de transporte sostenible, como ya se ha mencionado,
se aplicará en intima interacción con el resto de políticas. La planeación
del transporte sostenible se formulará de manera integral con el resto de
sectores económicos y en coordinación con las autoridades de las
ciudades y regiones políticas. El sistema de transporte de un país,
incluso entre países contiguos, debe plantearse en función de una
estructura única, una red de servicio con distintas modalidades pero un
solo servicio. En ese sentido cada uno de los modos de transporte son
interdependiente entre sí y requiere de una gestión integral.
Un sistema de redes de movilidad sostenible y eficaz es el que
facilita la conexión de las localidades más aisladas a los centros urbanos
de poder económico, social y político, integrándolos a los mercados
nacionales e internacionales. Para lo cual estas mismas redes de
transporte sirven de enlace entre las grandes aglomeraciones
generadoras de empleo y demandantes de bienes y servicios con las
zonas rurales creadoras de productos del campo necesarios para la
existencia de las grandes urbes.
Sin embargo, implementar un sistema de transporte sostenible
para un país o territorio se requiere, a parte de la voluntad política de
sus autoridades, de la generación y desarrollo de esquemas innovadores,
fuerte financiamiento de inversión en infraestructura en áreas urbanas
y sus cercanías rurales, pero sobre todo y más trascendente concientizar
al individuo usuario del servicio a cambiar su estilo de vida para
disminuir el uso del automóvil particular. La política de movilidad
sostenible en el futuro tendrá la función de reducir, en el mejor de los
casos extinguir, el movimiento del vehículo personal, por lo que toda
política transporte deberá ir orientada a cambiar la conducta de los
automovilistas. En otras palabras, revertir la tendencia actual que, en el
enfoque de globalización económica, ha conducido a las personas al uso
irracional del modo de transporte más flexible para los individuos, el
automóvil, pero a la vez el más voraz para la naturaleza por el consumo
de combustible no renovable.
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Transporte sostenible: Conexiones para
el desarrollo territorial equilibrado
“Por un lado, mientras que los ecosistemas mundiales se
encuentran cada vez más amenazados, gran parte de la
humanidad vive en una extrema pobreza, por lo que debe
concederse especial atención a las pautas de consumo
insostenible de los sectores más ricos de todos los países, en
especial los países desarrollados. Existe un proceso dicotómico.
Mientras la economía sigue creciendo, la pobreza va en
aumento, y los datos son convincentes...” (Jiménez, 2000: 13).
[La negrita es nuestro].
A manera de cierre, en la globalización económica la moda y el
consumo son factores antropológicos generadores de impacto
ambiental negativo. La conducta de un grupo humano está fuertemente
relacionada por sus características culturales como son el conjunto de
normas, creencias, valores y conocimiento. En consecuencia el reto de
una política de desarrollo equilibrado y sostenido es el de lograr la
modificación de estas estructuras institucionales y culturales para
promover la cooperación mundial con criterios de gobernanza global
multilateral.
Conclusiones
La conectividad humana tiene como objetivo fundamental la
permanencia y sobrevivencia del hombre y la mujer en el planeta. Este
tipo de conectividad se manifiesta a través de sus dos componentes: un
sistema redes de infraestructura física y artificial (ductos, carreteras,
caminos, cables, tuberías, entre otros) y una interacción de flujos de
electricidad, gas, bienes, personas, información y datos que circulan por
estas redes de infraestructura con la finalidad de apoyar actividades
humanas (productivas, sociales, políticas, etc.) para alcanzar el
desarrollo equilibrado y sostenido.
La conectividad humana debe ser respetuosa de la
conectividad ecológica que tiene como función la conservación del
paisaje natural y la biodiversidad de los territorios. Es decir, que las
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estructuras físicas y sociales, reflejadas en la conectividad humana, no
formen barreras a la capacidad de la naturaleza para reproducirse y
preservar la vida en el planeta.
En la actualidad la planificación territorial integral es el
instrumento más eficaz para la aplicación correcta de la conectividad
humana. La planificación territorial considera al territorio como un
componente cardinal para guiar el comportamiento de los agentes
económicos, políticos y sociales. Porque en el territorio confluye la
dimensión social, económica y ambiental. En consecuencia, el uso del
suelo es el principal criterio para la ordenación del territorio de una
ciudad, región y comunidad.
El desarrollo equilibrado y sostenido se entiende como el fin
último a alcanzar de un determinado país mediante el progreso
económico, la justicia social y la conservación de la naturaleza, en
mutua coordinación y cooperación con el resto de naciones de manera
integral y holística. Es decir, un fin u objetivo único mundial global.
El transporte sostenible se percibe como aquella estructura
material artificial por donde transitan bienes, personas e información de
un modo eficiente, limpio y seguro respetando la movilidad del paisaje.
En el futuro un sistema de transporte sostenible, al igual que
la conectividad ecológica, no debe soportarse sobre la base de la
utilización y consumo de hidrocarburos (materiales fósiles) ni de una
mayor producción de infraestructura vial, todo esto característica del
modo carretero. Por lo que la movilidad sostenible se caracterizará por
ser un sistema multimodal considerando medios alternativos de
transporte con predominio del consumo de energía física.
Ahora, en estos momentos, el gran desafío de la política de
transporte sostenible será concientizar al consumidor usuario del
vehículo particular para que cambiar su conducta de un uso irracional
del automóvil a otros modos de transportes eficientes, limpios, seguros
y beneficiosos para la salud.
El desarrollo equilibrado y sostenido, como gran dimensión de
un espacio territorial, es un desafío que dejará de ser complejo cuando
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Transporte sostenible: Conexiones para
el desarrollo territorial equilibrado
las actuales y disimiles políticas públicas nacionales de los países del
mundo se integren en una sola política de cooperación global. En la
actualidad existen problemas cruciales resultado de la globalización
económica, tales como: la migración, el tráfico de personas, el
narcotráfico, el comercio ilegal de armas, entre muchos más. Estas
dificultades tendrán solución cuando las políticas a tomar sean globales
o multilaterales.
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