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T E M A S
D E
A C T U A L I D A D
El ahorro de las familias:
Una visión global
Una revisión pormenorizada de las aportaciones teóricas sobre el tema
El crecimiento económico
depende de la formación
bruta de capital o inversión y ésta depende del
ahorro. Desde una perspectiva macroeconómica ,
es decir, a un nivel agregado, el ahorro determina
el crecimiento de la producción y de la renta a
largo plazo. El ahorro se
define como la diferencia
entre la renta generada y
el consumo realizado. En
este artículo hemos querido hacer una revisión
histórica resumida de las
teorías que tratan de explicar la formación del ahorro familiar y su interrelación con el resto de variables macroeconómicas
fundamentales.
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os economistas se han interesado desde siempre por
los factores que determinan la proporción en que la sociedad
distribuye su renta entre consumo y
ahorro. Tradicionalmente la investigación teórica y empírica de estos elementos se ha basado en el concepto
de función de consumo, que recoge
una serie de variables que influyen
sobre el consumo, así como el carácter y magnitud de sus efectos. La renta es, evidentemente, una de las más
destacadas variables a considerar.
Buena parte de las investigaciones se
L
han ocupado del estudio de la dependencia entre consumo y renta.
En este contexto, aparece el ahorro y
lo hace como diferencia, positiva o
negativa, entre renta y consumo. Así,
todas las relaciones incorporadas a la
función de consumo pueden asimismo incorporarse a la función de ahorro. Resulta indiferente que la atención se centre sobre los determinantes del consumo o sobre los del ahorro ya que las conclusiones de cualquiera de las orientaciones pueden
aplicarse al otro. Por ejemplo, la afirmación de que las economías familiaNº 82, NOVIEMBRE 1999
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AHORRO
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LA DECISION DE AHORRAR IMPLICA, PARA UNA FAMILIA, NO DEDICAR
TODA LA RENTA DISPONIBLE DE UN PERIODO AL CONSUMO.
DIFERENTES SON LAS MOTIVACIONES QUE PUEDEN LLEVAR A UNA
La importancia del ahorro
UNIDAD FAMILIAR A TOMAR ESA DECISION.
para la acumulación de la
LA HIPOTESIS DE LA
RENTA RELATIVA
La utilidad del consumidor depende, según
Duesenberry (1949) no de las cantidades
absolutas consumidas, sino de la relación
entre esas cantidades y el consumo de
otras personas con las que el consumidor
pretende competir socialmente o cuya presión le obliga a comportarse de una determinada forma. Los líderes del consumo, situados en las zonas más elevadas de la
distribución de la renta
pueden permitirse elevadas propensiones la
ahorro mientras que
sus “seguidores” responden a las presiones
sociales con elevadas
propensiones al consu-
res españolas gastan
globalmente en consumo el 91 por ciento
de su renta después de
los impuestos equivale
a decir que ahorran el
9 por ciento de su renta disponible. En todo caso, cualquiera de estos dos planteamientos
no es más que una primera aproximación a la realidad.
■ DISTRIBUCION DE LA RENTA ENTRE CONSUMO Y AHORRO
¿ Por qué se han interesado tanto los
economistas por la distribución de la
renta social entre consumo y ahorro?
Son dos las respuestas principales.
La primera de ellas es la importancia
del ahorro para la acumulación de la
riqueza de las naciones y para el creNº 82, NOVIEMBRE 1999
◆◆◆
riqueza de las naciones y el
mo. Un aumento general de la renta absoluta, si permanece invariable la distribución
relativa de la renta, no altera ni las presiones sociales ni la respuesta a las mismas
en términos de proporción de renta consumida y/o ahorrada. El avance hacia la igualación de las desigualdades de renta tendería a incrementar el coeficiente de ahorro.
cimiento de su capacidad productiva. En general, puede decirse que el
consumo utiliza los recursos productivos en el momento presente, mientras que el ahorro deja para el futuro
los recursos disponibles para la producción y el consumo.
Un problema práctico surge de la
difícil medición de estos conceptos
tomados de la contabilidad nacional
de modo que correspondan a la distinción fundamental entre disposición presente y futura. El ahorro, tal
como lo mide la contabilidad nacional no suele incluir todas nuestras
previsiones para el futuro. Uno de
crecimiento de su
capacidad productiva
explica su interés
◆◆◆
los problemas consiste en medir el
valor de los servicios prestados por
los stocks de bienes duraderos de
consumo y de producción y poder
valorar su depreciación, problema
fundamental cuando se trata de
equipo productivo y explotaciones.
Algunos bienes duraderos de consumo se valoran simplemente por su
precio de compra. Otro escollo práctico plantea la medida del ahorro incorporado a los seres humanos en
forma de mayor cualificación y mejoras del nivel educativo ya que la
contabilidad nacional no contabiliza
como ahorro los gastos en educación
ni los asocia con un aumento de la
riqueza nacional en forma de capital
humano.
A pesar de estos obstáculos y de algunos otros, no cabe duda que los
procesos de decisión individual y social que determinan la proporción
de ahorro bajo formas de medición
convencional son importantes para
el crecimiento económico.
La segunda respuesta surge como
consecuencia de la depresión de los
años treinta y las consiguientes aportaciones teóricas y prácticas surgidas
a partir de ese momento. La Gran
Depresión de los años treinta puso
de manifiesto la importancia de la
función de consumo y buena parte
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AHORRO
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➧ del pensamiento económico de la
época y del periodo inmediatamente
posterior gira en torno a la preocupación por dicha función. Una economía no producirá al ritmo que
permiten su mano de obra y su capital a menos que la demanda global
efectiva de bienes y servicios sea suficiente para absorber el producto de
su total capacidad o “pleno empleo”.
Si el consumo privado es inferior al
producto, la diferencia deberá absorberla el gasto de no consumo, es decir, la inversión privada tanto interior como exterior y el gasto público. Si estos elementos de la demanda
no absorben el ahorro de pleno empleo, el producto, el empleo y la capacidad industrial
serán inferiores a sus
niveles de pleno empleo. La propensión
nacional al ahorro no
dará lugar a aumentos
de la riqueza nacional,
sino que se derrochará
en desempleo y capacidad ociosa.
■ KEYNES, LOS
“CLASICOS” Y
SUS SUCESORES
Esta visión, que no considera al ahorro como algo siempre deseable, está
vinculada a las teorías de “subconsumo” de los ciclos económicos. La visión más influyente y considerada
por los economistas es la que ofreció
J.M. Keynes en su General Theory of
Employment, Interest and Money
(1936). Keynes defendió que mientras el consumo es un componente
previsible de la demanda agregada, la
inversión es volátil e inestable. La incapacidad sistemática para utilizar el
ahorro potencial era la causa principal de las recesiones económicas.
Había que temer que los excedentes
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2
RENTA PERMANENTE
Y VITALICIA
En trabajos independientes, Friedman (1957)
y Modigliani y Brumberg (1954) apuntaron
que las rentas no corrientes afectan al consumo corriente. Los consumidores que sufren
descensos en su renta se resisten a abandonar los niveles anteriores de consumo, mientras que aquéllos cuya renta mejora consumen en general menos que las economías familiares que habían conseguido ese mismo
nivel de renta. De igual manera, las investigaciones de Katona y otros autores de la Universidad de Michigan (Katona y Mueller 1953;
1956) indican que las expectativas optimistas
J. M. Keynes
F. F. Wieser
de renta futura estimulan el consumo corriente, mientras que las pesimistas causan el
efecto contrario. La “hipótesis de la renta permanente” de Friedman apunta que el consumo de las economías familiares es proporcional a su renta permanente, es decir, a la renta
media que esperan percibir durante su horizonte de planificación. Friedman no define ni
el factor de proporcionalidad, que podría variar con la fase del ciclo vital de cada economía familiar, con el tipo de interés, con su
riqueza y con otras variables, ni la longitud del
período de horizonte de planificación. El concepto de renta permanente es más amplio
que el de renta corriente, incluyendo tanto los
ingresos derivados del trabajo como los obtenidos de los activos físicos y financieros que
posee la familia. La hipótesis de la renta permanente destaca que el ahorro permite a las
familias la nivelación del consumo entre fases
alcistas y bajistas de su ciclo vital. Muchas
economías familiares se encuentran por debajo de su renta permanente en las recesiones y depresiones; por tanto su consumo es
elevado en relación con su renta corriente.
Esta explicación es más satisfactoria en caso
de recesiones que se consideran temporales
que en períodos prolongados de recesión.
La hipótesis de la renta vitalicia o
hipótesis del ciclo vital debe su aparición a Modigliani, Ando y Brumberg. Esta teoría considera que el
horizonte de planificación del consumidor individual es toda su vida. El
nivel de consumo de un individuo o
familia no depende solamente de la
renta del período en curso –la renta
corriente-, sino también de las rentas esperadas en el futuro, de la riqueza heredada o acumulada hasta
el presente, de la edad, de los tipos
de interés esperados, la estructura
temporal de las rentas o las preferencias de los consumidores. Se supone que los individuos no planean ahorro
neto vitalicio alguno. Intentan distribuir sus
recursos consumibles vitalicios a lo largo de
toda su vida. Así, intentan acumular durante
sus años activos un volumen de ahorro que
les permita mantener el mismo nivel de consumo durante los años de jubilación. En los
primeros años de su vida activa los consumidores recurrirán al endeudamiento y en los
últimos al desahorro. En el período intermedio, cuando la renta corriente es más alta, el
individuo o la familia tenderán a ahorrar una
mayor proporción de la renta para poder
mantener el nivel de consumo tras la jubilación.
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crónicos de ahorro de pleno empleo
sobre la inversión en las economías
más opulentas, llevaran a éstas, en
ausencia de medidas correctoras, a
soportar desempleo de forma crónica. Así, la motivación keynesiana de
la elección social entre consumo y
ahorro no exige una identificación
del consumo con el presente y del
ahorro con el futuro. Lo más destacado, desde su punto de vista, es la
identificación del consumo con los
elementos previsibles y de la inversión con los inestables del gasto nacional.
Sin embargo, y pese a que el cuerpo
teórico desarrollado por Keynes constituye el origen de destacadas aportaciones posteriores, no podemos olvidar que los primeros economistas que
elaboraron un modelo de funcionamiento de la economía en su conjunto y que se agrupan en torno a la denominación “clásicos”
también dedicaron su
atención al ahorro en
las economías considerándolo fundamentalmente como variable macroeconómica
dependiente del tipo
de interés, de manera
que las diferencias entre el tipo de interés
natural (de equilibrio a
largo plazo) y el tipo
de interés de mercado
(de corto plazo) justifican la evolución del
ahorro desde una pers-
3
LA HIPOTESIS DE LAS
RESTRICCIONES DE
LIQUIDEZ
Existe una restricción de liquidez cuando
el consumidor espera percibir una renta
más alta en el futuro y no puede pedir un
préstamo para mantener el consumo actual (R. Dornbush, S. Fischer, 1994). Estas restricciones impiden que, según la
teoría del ciclo vital, los individuos consuman en función de la renta que obtendrán a lo largo de toda su vida, y ligan
el consumo a la renta obtenida cada año.
Esto explica la excesiva sensibilidad del
consumo a la renta, y afecta especialmente a las economías domésticas de
renta baja. Se estima que en Estados
Unidos, la mitad del consumo se ajusta a
la teoría del ciclo vital y el resto corresponde a personas que consumen toda la
renta que perciben cada año.
◆◆◆
Los procesos de decisión
individual y social que
determinan la proporción
de ahorro, son
importantes para el
crecimiento economico
◆◆◆
◆◆◆
El consumo utiliza los recursos productivos del momento
presente, mientras el ahorro deja para el futuro los recursos
disponibles para la producción y el consumo
◆◆◆
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pectiva nacional de forma que cuando los tipos de interés suben, el volumen de ahorro se incrementa y viceversa, por lo que los desajustes entre
los tipos a corto y largo plazo condicionan la evolución del ahorro.
Como se ha apuntado anteriormente,
la visión posterior de los economistas
vinculados a los modelos keynesianos, plantea una dependencia decisiva del ahorro respecto a la renta disponible y no de los tipos de interés.
Posteriormente, los modelos de los
nuevos economistas clásicos incluyen
como determinantes fundamentales
del ahorro no ya solo la renta disponible sino que también consideran
relevante el papel de los tipos de interés, la riqueza financiera y no financiera y las expectativas de los agentes
económicos, así como también las
preferencias.
Esta evolución explica la complejidad
que los sistemas económicos van registrando en su proceso de crecimiento de la producción y de la renta, haciendo que las variables o factores determinantes del ahorro sean cada vez más numerosas y más complejas para abordar la explicación del
comportamiento del mismo.
Una forma de describir el actual estado del conocimiento sobre el ahorro
es que en un nivel teórico se conoce
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LA HIPOTESIS
FISCAL
Se afirma a menudo que la mejor forma de aumentar el ahorro nacional es aumentar el ahorro
público subiendo los impuestos. En cambio,
según las hipótesis de Barro y Ricardo, las variaciones de los impuestos son contrarrestadas
exactamente por una variación contraria del ahorro privado. El modelo de equivalencia ricardiana
fue desarrollado por D. Ricardo en el siglo XIX y
defendido posteriormente, en 1974, por R. Barro.
Supongamos que el presupuesto está equilibrado
inicialmente y que el gobierno baja los impuestos.
Se registra un déficit presupuestario, que el Estado financia endeudándose. La deuda que se emite hoy debe amortizarse en el futuro, junto con los
intereses que lleva consigo. Para devolver la deuda, el gobierno deberá subir los impuestos en el
futuro. Por consiguiente, las variaciones de los impuestos no deberían influir en el consumo, ya que
estas oscilaciones en los impuestos no afectan a
la renta permanente. Cuando se reducen hoy los
impuestos, las economías domésticas ahorran la
reducción, por lo que pueden pagar unos impuestos más altos mañana. A principios de la década
de los ochenta, la Administración Reagan recortó
sustancialmente los impuestos en Estados Uni-
dos. Según la teoría de Ricardo y Barro, las reducciones de los impuestos deberían haberse
ahorrado y la tasa de ahorro de las economías
domésticas debería haber subido. Sin embargo, la
tasa de ahorro personal cayó Una posible explicación es la existencia de restricciones de liquidez.
Otra es que las economías domésticas no se
comporten como prescribe el modelo de Ricardo y
Barro. La evidencia sugiere que las variaciones
de los impuestos sí afectan al consumo y al ahorro, probablemente debido a las restricciones de
liquidez. J. Poterba, en 1988, llegó a la conclusión
de que las reducciones de impuestos aumentan el
consumo.
➧ mucho sobre los determinantes del
mismo. Mucho menos se conoce sobre las interacciones entre esos determinantes, y muy poco se conoce en
el plano empírico sobre las verdaderas causas del ahorro (Kotlikoff). Como es frecuente en economía, la teoría parece avanzar por delante de la
investigación empírica.
En este artículo queremos centrarnos
en el repaso de esas aportaciones teóricas y hacerlo en relación a uno de
los sectores institucionales esenciales
para el estudio del ahorro privado
que es, a su vez, protagonista de numerosos estudios aparecidos en esta
publicación, las familias, que han
72
La expansión del sector público, lograda sobre la
base de una rápida progresión de la fiscalidad directa sobre las familias, puede haber comportado,
en algunos casos como el español, una reducción
de la tasa de ahorro familiar. Entre las razones por
las que el incremento de la presión fiscal puede
contribuir a la caída de la tasa de ahorro familiar
podemos apuntar, en primer lugar, que el impuesto sobre la renta tiene elevada progresividad sobre
perceptores de rentas del trabajo (siempre que se
trate de rentas generadas en la economía no sumergida) relativamente elevadas y con capacidad
para ahorrar (Raymond Bara, 1990) por lo que el
impuesto tiende a deprimir el
ahorro. En segundo lugar,
cabría destacar la desaparición de incentivos al ahorro.
Durante bastante tiempo, la
combinación de progresividad en el sistema fiscal español y la inflación registrada
ha hecho más rentable ser
prestatario que prestamista,
por lo que se produce una
tendencia al crecimiento de la
■ LAS APORTACIONES PREVIAS:
LA DISCUSION
AHORRO-INVERSION
ocupado un lugar muy destacado entre las preocupaciones de los economistas. Esta situación encuentra su
justificación actual por la mayor reducción que el ahorro de las familias
de los países industrializados ha experimentado en la década de los ochenta en relación con otros componentes
del ahorro nacional.
Existió con anterioridad a este planteamiento la discusión
ahorro-inversión entre Ricardo,
Malthus, Say y Sismondi. Malthus y
Sismondi reconocían la posibilidad de
que la demanda podía constituir un
límite a la producción agregada,
mientras Ricardo y Say (en la línea de
los opositores a Keynes como Robertson, Hawtrey, Hayek y Pigou) negaron esta posibilidad. Como es bien
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tasa de endeudamiento de las familias. Un
estudio en ese sentido lo proporcionaron
Fernández y Saá (1989), al analizar la rentabilidad real del ahorro para el período 1982-89 para distintos individuos tipo, distintos activos financieros y distintos países: España, Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón.
Concluyeron que la rentabilidad real del ahorro
en España es de las más bajas y todo ello a pesar de los elevados tipos monetarios de interés
vigentes en ese período en España.
En tercer lugar, podría acontecer que un incremento rápido de la fiscalidad puede ser interpretado por los agentes económicos como un
shock atípico en la progresión regular de la fiscalidad. Por ello, podría justificarse que su financiación se produjese, en parte al menos, por la
vía de la detracción del ahorro.
Al margen de la imposición directa, la tasa de desempleo, las prestaciones sociales y las cotizaciones sociales, por diferentes razones, pueden
haber influido en la caída de la tasa de ahorro de
las familias. En el caso de la población desempleada, podría darse la existencia de restricciones de liquidez, lo que indica que para un desempleado es difícil endeudarse para mantener su nivel de consumo, aunque esté convencido de
conocido, Ricardo y Malthus en el
Reino Unido y Say junto a Sismondi
en el continente, siempre identificaron las decisiones de ahorrar con las
decisiones de invertir. Así, la posible
divergencia entre ahorro e inversión
nunca fue del todo aclarada. Ninguno
de ellos planteó un análisis de corto
plazo sobre el tiempo que puede
transcurrir entre la decisión de ahorrar
y la de invertir. Este análisis les habría
forzado a admitir la posibilidad de la
existencia de divergencias entre el
ahorro planificado y la inversión, lo
que les habría llevado a rechazar la
Ley de Say (la demanda está sólo limitada por la producción; “L’offre crée
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amortizar su deuda con ingresos futuros. Por
ello, una vez se ha dispuesto de todo el ahorro
pasado, la renta disponible corriente será el factor principal que determine el consumo –y el ahorro- de una parte de las familias. (A. Marchante,
1997). Por otro lado, la redistribución de la renta,
puede conducir a la reducción del volumen agregado del ahorro de las familias si difieren las propensiones marginales de los grupos afectados.
Las prestaciones sociales pueden estimular el
consumo privado y, por tanto, reducir el ahorro
de las familias. Por último, las cotizaciones sociales efectivas pueden haber tenido también un
impacto negativo en el ahorro familiar ya que al
constituir una detracción de la renta, pueden ser
consideradas por las familias como un ahorro
forzoso con el fin de adquirir derechos a percibir ingresos adicionales en la etapa de jubilación actuando como sustituto
imperfecto del ahorro familiar, o
bien pueden considerarse como
algo similar al impuesto sobre la
renta del trabajo y ya hemos
mencionado sus efectos negativos sobre el ahorro de las familias.
sa prope demand”).
En el planteamiento
clásico, la Ley de Say
no es el resultado de
un análisis del proceso ahorro-inversión sino más bien el resultado de la
ausencia de dicho análisis.
La revolución marginalista proporcionó bases teóricas firmes al principio de Say. Aquí el mercado para el
capital (tanto en su versión stock como en su acepción como flujo) no es
una excepción a la teoría general de
precios basada en los conceptos de
utilidad marginal y productividad
marginal. Por un lado, una función
de demanda de inversión elástica al ti-
LAS
EXPLICATIVAS DEL
5
EL AHORRO EN
CONDICIONES DE
INCERTIDUNBRE: EL
Una de las motivaciones del ahorro por
parte de los individuos o familias que
debemos considerar es la previsión de
situaciones desfavorables -una merma
de ingresos, una situación de desempleo, enfermedades, invalidez-, que impliquen disponer de un mayor volumen
de renta. Para hacer frente a la incertidumbre sobre el futuro se produce el
ahorro precautorio o bien la protección
frente a los riesgos potenciales mediante la contratación de seguros.
po de interés establece una relación
inversa entre el volumen de inversión
previsto y el tipo de interés y por otro
lado, esta tasa de interés es suficientemente sensible a las divergencias existentes entre las decisiones de inversión
y el ahorro de pleno empleo como para asegurar su papel equilibrador.
En este contexto, si aparecen razones
que pospongan u obstaculicen la acción de las fuerzas descritas por la teoría del interés, la tasa de interés puede mostrarse poco sensible a las diver-
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➧
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TEORIAS
AHORRO
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➧ gencias entre inversión planificada y
ahorro planificado y no garantizar
permanentemente el pleno empleo de
trabajo y capital. Los obstáculos son
habitualmente atribuidos a la presencia del dinero. El análisis de las fluctuaciones en el nivel de actividad
económica se convierte entonces en
parte de una teoría del dinero separada de la teoría de precios y distribución. De hecho, trabajando en un
marco teórico en el que el dinero –en
el largo plazo- no tiene ningún papel,
los marginalistas, paradógicamente,
tuvieron que recurrir a factores monetarios para poder construir un análisis
de estabilidad plausible.
■ EN LOS ALBORES
DEL SIGLO XX
Wicksell plantea a principios de siglo,
un proceso acumulativo en el que la
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LA HIPOTESIS DE LA
EXISTENCIA DE
SOLIDARIDAD
El comportamiento de los individuos ante
el ahorro plantea el interrogante de si éste se ve motivado por el deseo de dejar
una herencia o, por el contrario, se ahorra pensando en la jubilación y el consumo en la vejez (hipótesis del ciclo vital).
La discusión se basa en que la cantidad
de riqueza existente en la economía es
demasiado grande para que los individuos sólo hayan ahorrado para la jubilación (L. Kotlikoff y L. Summers, 1981).
También hay que considerar que la solidaridad intergeneracional no se reduce a
un único legado al final de la vida, sino
que pueden producirse varias transferencias de riqueza a los descendientes a lo
largo de la vida.
naturaleza discontinua del progreso
técnico (o lo que Marshall refería como cambio en las expectativas del empresario capitalista) da como resultado
la existencia de fluctuaciones en la rentabilidad de las inversiones. La estructura temporal de los tipos de interés falla a la hora de ajustarse inmediatamente causando variaciones de precios
y cambios temporales en el nivel de actividad. Es fundamental en el plantea-
TEORIAS
AHORRO
FAMILIAR
LAS
EXPLICATIVAS DEL
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FACTORES DEMOGRAFICOS Y AHORRO
Algunos economistas sostienen que los factores
demográficos contribuyen a explicar el hecho de
que las tasas de ahorro de las economías
domésticas de Japón sean mucho más altas que
las de Estados Unidos: la proporción de personas jubiladas es más baja en Japón que en Estados Unidos. Dado que el porcentaje de ancianos existente en la población japonesa está aumentando rápidamente, algunos economistas
esperan que la tasa japonesa de ahorro comience a descender (A.J. Auerbach, L.J. Kotlikoff,
R.P.Hagemann y G. Nicoletti, 1989, sugieren
que la tasa de ahorro en Japón en el año 2030
será inferior a la de Estados Unidos). También
siguiendo los postulados de la teoría del ciclo vital, podemos entender que en la economía española el incremento de la proporción de jóvenes asalariados en la población activa a partir de
1985, puede haber contribuido a reducir la tasa
74
de ahorro, ya que la teoría del ciclo vital afirma que el ahorro se produce especialmente
en la edad intermedia, mientras que en los
primeros años de vida activa, los individuos
recurren al endeudamiento y en los últimos,
al desahorro.
En el caso de la demografía y su relación con el
ahorro, los análisis de simulación han constituido
el principal vehículo para demostrar la importancia de los cambios demográficos en el ahorro.
La investigación realizada por Barro y Becker
(1987-88) es la primera en relacionar decisiones
de fertilidad con el ahorro a largo plazo. Noguchi
(1986) empezó a explorar las interacciones de
los legados no altruistas (herencia dejada a sus
descendientes por individuos que fallecen con
anterioridad a su expectativa de vida) y el cambio demográfico. Otros estudios examinan las
conexiones entre cambios demográficos, política
fiscal (incluida seguridad social) y ahorro. Pero
no hay apenas estudios acerca de influencias
más sutiles entre demografía y ahorro; por ejemplo, nadie considera cómo los cambios en el tamaño de la familia afectan a la previsión familiar
y, por tanto, al denominado ahorro precautorio o
de precaución. Otro tema no explorado es cómo
el incremento de la tasa de divorcios afecta al
comportamiento del ahorro o cómo el aumento
de las personas mayores viviendo solas afecta a
la demanda por parte de éstas de vivienda y, por
ello, de ahorro adicional.
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miento teórico de Wicksell o Marshall
la relación existente entre la rentabilidad esperada del capital (que tenderá
en circunstancias normales a igualarse
a la tasa de interés real o natural) y la
tasa a la que el dinero puede pedirse
prestado en el mercado de préstamos.
Wicksell concluye que el proceso inflacionista o deflacionista es mantenido
por los bancos que fallan
al ajustar su tipo de interés a la nueva tasa natural (abriendo por ello una
brecha temporal entre
ahorro e inversión) que les
forzaría a aumentar o disminuir la tasa de mercado
hacia un nivel de equilibrio, el único en el que
existiría estabilidad de
precios. Así, este proceso
no es explosivo y la influencia de factores monetarios en el mercado de
préstamos sólo puede
temporalmente perjudicar
la tendencia al pleno empleo de todos los factores
de producción. Si la elasticidad de la demanda de
capital en relación al tipo
de interés falla temporalmente a la hora de ajustar
ahorro e inversión debido
a perturbaciones monetarias, esta elasticidad
podría ser suficiente para
restablecer el equilibrio (y la estabilidad de precios) al enfrentarse a variaciones de la demanda agregada debidas
a la no coincidencia entre ahorro e inversión. A largo plazo, las variaciones
en el gasto monetario son observadas
por sus efectos sobre el nivel de precios
pero no sobre los niveles de producción y empleo.
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AHORRO
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EXPLICATIVAS DEL
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LA ACUMULACION DE
FONDOS LIQUIDOS
La adquisición por parte de las familias de
bienes de consumo duradero y viviendas
está precedida, en ocasiones, por una acumulación de ahorro. No obstante, otro medio
de adquirir este tipo de bienes es mediante
crédito. (A. Marchante, 1997) El predominio
de uno u otro método de financiación en cada país dependerá de los hábitos sociales y
del nivel de desarrollo del sistema financiero.
Sin embargo, medios alternativos de adquirir
bienes duraderos o viviendas pueden tener
incidencias muy diferentes sobre la tasa de
ahorro agregada de las familias.
◆◆◆
En un nivel teórico
hoy se conoce
mucho sobre los
determinantes del
ahorro pero muy
poco en el plano
empírico
◆◆◆
■ EL PERIODO DE
ENTREGUERRAS
El periodo de entreguerras marca el
apogeo de este tipo de análisis. Los
economistas ingleses, centrados sobre
todo en el entorno de Cambridge, los
seguidores de Wicksell en Suecia y
unos pocos teóricos austríacos aportaron algunas variaciones a este planteamiento.
Para algunos, los ciclos tenían una na-
turaleza puramente monetaria; para
otros, aunque el dinero y el sistema
bancario fueran cruciales en la ruptura
de la relación entre magnitudes “reales”, el subconsumo, la sobreinversión, el ahorro forzado, la escasez de
capital, la acumulación y una amplia
variedad de causas inherentes a cualquier economía monetaria dinámica
podían ser el origen del desequilibrio
entre ahorro e inversión. No obstante,
a pesar de las fuertes discrepancias entre estos autores sobre el origen de la
brecha entre ahorro e inversión, en lo
que todos coincidían era en el análisis
de la significación de dicha brecha y
cómo ésta podía estrecharse con variaciones en el tipo de interés. Shumpeter (1939) afirmó que la brecha en-
75
➧
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tre la tasa de interés “natural” y la de
mercado (el corolario de la diferencia
entre ahorro e inversión) era una especie de coeficiente de tensión del sistema que expresaba el grado de desequilibrio presente en éste. En el corto
plazo, el ahorro planificado y la inversión planificada no necesariamente
coinciden; puede haber rigideces y
tensiones que interfieran la tendencia
a largo plazo a igualar esas dos magnitudes, pero al final, alteraciones del tipo de interés tenderían a validar esas
desviaciones temporales del objetivo
de pleno empleo. Este tipo de análisis
ahorro-inversión fue ultimado por
Keynes en su Treatise on Money
(1930).
■ DESPUÉS DE LA II GUERRA
MUNDIAL
Conrad (1959) proporcionó una
buena recensión de las teorías sobre
el tipo de interés como variable
económica clave al analizar la elección entre el consumo y el ahorro. Si
aumentaba el tipo de rentabilidad del
ahorro, la elección se decantaría a favor del futuro.
En la Teoría General (1936) el prota-
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Las últimas tendencias de
estudio del ahorro exigen
la observación no solo de
la situación actual del
individuo sino sus planes
de futuro y su historia
◆◆◆
gonismo lo van a ejercer los cambios
en el nivel de renta como fuerza de
equilibrio entre ahorro e inversión y
no el tipo de interés.
Más recientemente, ya a finales de los
cincuenta y posteriormente, los estudiosos del ahorro y el consumo como
Katona prestaron atención a variables
de carácter psicológico como actitudes, intenciones, atributos personales
o expectativas individuales e intentaron su medición. La distribución de
algunas de las variables psicológicas
entre la población puede cambiar radicalmente a corto plazo. Su estudio
exige la observación no sólo de la situación actual del individuo sino su
historia, y sus planes de futuro, o lo
que es lo mismo, el conocimiento de
toda su existencia.
■ FACTORES EXPLICATIVOS
DEL AHORRO DE LAS
FAMILIAS
Dada la relevancia de analizar los factores que determinan la distribución
entre consumo y ahorro que uno de
los sectores institucionales de una
economía, las familias, hace de su
renta bruta disponible, se ha intentado exponer sintéticamente, a lo largo
del artículo, algunas de las teorías explicativas sobre el particular. Ninguna parece suficiente para explicar
completamente la evolución del ahorro de las familias pero el esfuerzo realizado pretende ser aclaratorio de la
enorme heterogeneidad a la que nos
enfrentamos al intentar definir las razones que subyacen tras la decisión
de ahorrar. ●
Antonio Mora Sánchez y María Jesús
Such Devesa. Universidad de Alcalá
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Nº 82, NOVIEMBRE 1999