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CENTRO DE INVESTIGACIONES DE CONOMÍA
INTERNACIONAL
UNIVERSIDAD DE LA HABANA
CHINA-CUBA: REFORMA Y APERTURA VS ACTUALIZACIÓN
DR. JULIO A. DÍAZ VÁZQUEZ.
PROFESOR CONSULTANTE
CENTRO DE INVESTIGACIONES DE ECONOMÍA
INTERNACIONAL
UNIVERSIDAD DE LA HABANA
LA HABANA, MARZO DE 2013
0
Cuba se halla inmersa en las tareas de “Actualizar el Modelo Económico” a partir del “Proyecto de lineamientos de la política económica y
social del Partido y la Revolución aprobados (4/2011) en el VI Congreso del
Partido Comunista de Cuba (PCC). Sobre este proceso han surgido, en especial,
los comentarios generados en el exterior, unos bienes intencionados y otros no
tanto, que especulan sobre la pertinencia que pudieran tener para Cuba, las
experiencias de las políticas económicas instrumentadas en la “Reforma y
Apertura”, en China.
En realidad, no es la primera vez que esto sucede. Ya en el pasado tan
lejano como en la década de 1960 aparecieron, en otro contexto, interpretaciones
afines. Aquí, vale recordar que en la experiencia de China, en lo tocante a las
vías de desarrollo y dirección y gestión económica, en el quinquenio 1953-1957,
adoptó el “Modelo Económico Soviético”. Con independencia de los buenos
resultados económicos obtenidos; en (25/4/1956) apareció el trabajo de Mao:
“Sobre diez grandes relaciones”,1 considerado por los sinólogos como el
abandono del modelo soviético.
Así, 1958 marcó el inicio de una nueva ortodoxia socialista; se materializó
en el “Gran Salto Adelante”; fueron generalizadas las Comunas Populares. Fue
otro modelo de desarrollo económico-social que planteó una alternativa al
probado “Modelo de Desarrollo y Gestión Económica Soviético”. La historia lo
recuerda como un gran fracaso.
Los dislates del “Gran Salto Adelante” fueron rectificados en 1961-1965.
El intento de crear un tercer modelo de desarrollo y gestión económico-social, la
“Gran Revolución Cultural Proletaria”, la dio el dazibao (periódico mural)
colgado en la pared de la Universidad de Beida (Beijing, 6/1966).
El destapado radicalismo izquierdista instaba a combatir lo antiguo y
burgués. A fines de 1967, consolidado el lugar protagónico de Mao, se procedió
a la reordenación social, al ajuste de la economía a parámetros de naturalización
y suprimir elementos monetarios-mercantiles. Los guardias rojos, punta de lanza
del torbellino instalado en el país, fueron disueltos; la gran mayoría fue enviada
al campo. La obsesión maoísta por sentar las bases de una sociedad en revolución
permanente parece confirmar que, todo intento de crear un sistema económico
que posibilita administrar con éxito la pobreza, resulta incapaz de generar y
distribuir riqueza. El “Gran Salto” tuvo a la política en el puesto de mando. La
“Revolución Cultural”, la lucha de clases.
II
Cuba, en vísperas de la invasión de “Playa Girón” (15/4/1961),
organizada por los Estados Unidos, declaró el rumbo socialista del país. Sin
1
Ver: China después de Mao, El viejo topo, Iniciativas Editoriales, S.A., Barcelona, España, 1978, pp.
78-96
1
embargo, no optó por seguir el “Modelo Económico Soviético”. El nuevo orden
apareció con el diseño de instituciones y organismos que, reemplazaron y
asumieron, las funciones que servirían de bases sustentadoras al distinto
“Modelo” en gestación. Este proceso lo moldeó el “Instituto Nacional de la
Reforma Agraria” (INRA). Las necesidades de financiamiento que exigían las
unidades del INRA que, por diversas vías, pasaban a engrosar su patrimonio
llevaron a la creación de un fondo centralizado de financiamiento (1961). Igual
fórmula se aplicó en las industrias que administró el “Departamento de
Industrias del INRA”.
De esta experiencia resultó lo que con posterioridad sería el “Sistema de
Financiamiento Presupuestario”. Se gestó a los impulsos, esfuerzo y coherencia
insuflados por el Ché. Al crearse (1961) el Ministerio de Industrias, se aplicó en
el nuevo organismo. Entre otras características empleaba métodos centralizados
de planificación; la eficiencia económica era medida a través de la disminución
de los costos. Siendo altamente centralizado utilizó, de manera muy restringida,
las palancas económicas, las relaciones mercantiles y el estímulo material.2
Mientras, en el sector agropecuario, se promovió una mayor autonomía
para los eslabones inferiores de la organización empresarial. Se introdujo una
especie de “cálculo económico” (costos - ingresos = ganancia) con menor
centralización. Pero, la ausencia de “ganancias” y cubrir las pérdidas el
presupuesto, hizo que funcionara de modo parcial y limitado. El carácter mixto
que presentó la economía, hasta finales de la década de 1960, se articuló a través
de un “mercado semicautivo” que, integró las necesarias relaciones entre los
diferentes estratos productivos.
Sin embargo, la introducción, del “consumo normado de alimentos y
otros bienes”, (12/3/1962)3; y la posterior “Ofensiva Revolucionaria”,
(13/3/1968) que eliminó todo tipo de actividad privada e individual (excepto en
el agro y el transporte), en la práctica, despojó al “mercado” de “casi” todas sus
funciones económicas. Pero, a mediados de 1960, surgen factores políticoeconómicos que, entre otras muchas metas contó, la producción de 10 millones
de toneladas de azúcar (1964-1970). En lo político, las funciones del Partido y
del Estado se confundieron. Ambiciosos fines económicos, más la mezcla de
Partido y Estado, parecieron consagrar el nuevo “Modelo Socialista” que Cuba
intentó de la construcción “paralela del socialismo y el comunismo” como
finalidad inmediata de la sociedad cubana. Vía que resultó utópica.
La confluencia de modelos alternos al “Soviético”, en Cuba, y el
desarrollo de la “Revolución Cultural”, vista como la continuidad del “Gran
Salto Adelante”, en China, parecían tener una misma base. Restricción de las
2
Ver: Carlos Tablada Pérez, “El pensamiento económico de Ernesto Ché Guevara”, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1987.
3
Ver: Julio C. Díaz Acosta, “Consumo y Distribución Normada de Alimentos y Otros Bienes, 50 años de
la Economía Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 333-362
2
relaciones monetario-mercantiles, recurrir a factores morales, movilizaciones
sociales, etc., hicieron que no pocos especialistas confundieran los dos procesos.
Nada más lejos de la realidad; ni uno y otro experimento se influyeron
mutuamente.4 China, comenzó sus transformaciones a partir del “Modelo
Soviético”; lo abandonó para explorar otro modelo. Cuba, al contario, buscó en
sus inicios del camino socialistas, un nuevo “Modelo”. A partir de 1976, adoptará
una vía afín a la seguida por los países del “Socialismo Real”.
III
Parece que la vida comprueba el aserto que la historia se repite una vez
como farsa y otra como tragedia. La aplicación de los acuerdos del VI Congreso,
para “Actualizar el Modelo Económico”, hace surgir nuevamente si Cuba sigue el
“Modelo Chino”, de “Reforma y Apertura”. Sin dudas, la experiencia china
tiene puntos de contactos con el proceso de actualización económica que se da
en Cuba. Baste, por ejemplo, fijar la atención en la introducción del mercado; o
que la gradualidad en los cambios y la estabilidad social sean observados
rigurosamente. Pero, nadie discutirá que las circunstancias y realidades
diferencian los dos procesos. Además, China no ha pretendido universalizar o
exportar su muy específico “Modelo”.
Finalmente, una necesaria conclusión. Las transformaciones económicosocial-políticas operadas en China y en Vietnam; las mutaciones que Cuba
introduce, y en menor medida, perceptibles en la República Democrática Popular
de Corea, más bien, sugieren la formación de otros “modelos socialistas”
alejados de la teoría y la práctica del “socialismo real”. El avance en la creación
de modelos propios en la llamada “construcción socialista” refuerza la tendencia
a la pluralidad, de acuerdo a las experiencias de cada país y las cambiantes
realidades que signan los derroteros geopolíticos del siglo XXI.
4
Ver: Carmelo Mesa Lago, “Economía y Bienestar Social en Cuba A Comienzos del Siglo XXI”,
Editorial Colibrí, Madrid, España, p. 23.
3
.
4