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Transcript
Autor
Diana Lan
Artículo
Doble jornada laboral e invisibilidad del
trabajo de las mujeres. Notas a partir de un
caso
1
5º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo
Pre -Congreso FCH-UNICEN. Junio 2001.
“DOBLE JORNADA LABORAL E INVISIBILIDAD DEL TRABAJO DE
LAS MUJERES. Notas a partir de un caso”
LAN, Diana (*)
Introducción
En esta fase histórica se reconoce en el mundo, un proceso de reestructuración
económica, más concretamente del sistema productivo, que presenta implicancias territoriales
muy importantes, como son la reorganización territorial de la producción con la consiguiente
relocalización de determinadas actividades, que puede ser reconocidas a cualquier escala,
como parte de un único proceso económico y social de carácter global.1
Las políticas de ajuste resultado de una reestructuración económica que ha abierto las
puertas al capital internacional y al comercio exterior, han dado lugar a una verdadera
reestructuración de la vida cotidiana a fin de hacer frente a la crisis.
En esta reestructuración del sistema productivo, todo pasa por la lógica reguladora
del mercado, y en particular en los temas laborales, la división espacial del trabajo ha sido
reconocido como un factor clave para explicar esos actuales cambios en la organización y
localización de la producción,2 por otra parte la masiva incorporación de la mujer a ese
mercado de trabajo, y su posición especifica dentro de él; ya que la misma representa una
mano de obra barata, poco calificada y “dócil”. Por tal motivo es absolutamente
imprescindible realizar un análisis según género para ver como a las mujeres las afecta de
manera especial: muchas han tenido que insertarse en el mercado laboral con condiciones
pésimas y se han visto obligadas a enfrentar la doble jornada típica.
La reducción del presupuesto familiar ha intensificado el trabajo en el hogar y las
angustias asociadas a la reproducción familiar.
En primer lugar hay un conjunto de actividades como las tareas domésticas de la mujer
en su propia casa que ni siquiera se plantean como trabajo, y en segundo lugar, también queda
excluido el servicio doméstico y el trabajo a domicilio.
El objetivo del presente trabajo es revisar la valoración del trabajo de las mujeres, su
invisibilidad y su valor que se ven agudizados dentro del presente modelo económico,
tratando de realizar una contribución que nos conduzca a la complementariedad, solidaridad e
igualdad de condiciones en la responsabilidad ante el trabajo.
No obstante, la participación más reducida de la mujer con respecto al hombre en la
actividad económica convencional, muestra una tendencia hacia la incorporación en la
denominada
economía sumergida, informal o no observada. Es decir que existe una
(1) CIG-FCH-UNICEN
1
En Moya y Diaz Muñoz, según Bradbury, J. H. (1985,1989)
2
En Moya y Diaz Muñoz, según Massey (1984).
2
participación activa de la mujer en aquellas actividades económicas que se desarrollan al
margen de las definiciones convencionales, de aquí que la misma constituya, en este
contexto una abundante mano de obra para el mercado irregular, caracterizado por un menor
nivel de especialización, y sobre todo considerando los niveles de flexibilidad en la
organización de las relaciones laborales frente a los mercados institucionales regulados.
Vinculados a estas relaciones laborales, debemos diferenciar dos aspectos de las
actividades no convencionales a saber: por un lado la actividad doméstica, realizada en el
seno del hogar (consideradas ocultas o sumergidas por Martínez Veiga, 1995), totalmente al
margen del mercado, y por el otro la actividad productiva no doméstica, pero al mismo
tiempo no declaradas en el ámbito legal.
Dentro del sector formal hay que remarcar la diferenciación salarial hacia las mujeres,
la existencia de puestos para hombres y para mujeres y también debemos considerar los
niveles de la pirámide laboral, dónde en el nivel más alto, el valor del trabajo y el poder de
toma de decisiones se encuentra con cargos ocupados fundamentalmente por hombres y en
cambio las mujeres sólo se encuentran en los mandos intermedios o en departamentos de
menos visibilidad y prestigio social.
No obstante, aunque en el sector de la economía formal como en la informal, el trabajo
de las mujeres se torna invisible, nos permitimos ensayar con diferentes niveles de visibilidad
y prestigio, para analizar que pasa con el trabajo en la sombra de las mujeres y ver si este
ayuda a sostener los niveles económicos y el éxito de otros .
Consideraciones metodológicas:
La metodología adoptada se desarrolla mediante encuestas, tomando una muestra de
384 casos para la ciudad de Tandil.
Este muestreo aleatorio se realiza a partir de la sectorización tomada del INDEC, en su
distribución de la población y cantidad de viviendas por fracciones y radios censales.
Dentro de cada fracción y radio correspondiente se identifico la cantidad de casos en
base a la proporción de la población radicada en ellos, sobre el total del ejido urbano,
tratando de identificar la misma cantidad de hombres que de mujeres.
Para el presente trabajo las categorías de análisis de las ocupaciones se establecen
teniendo en cuenta al sector formal e informal de la economía 3.
Así tenemos:
En el sector formal:
-
Profesionales: trabajadores independientes, la mayoría con título universitario.
Empleados/as permanentes:
trabajadores que cumplen con la regulación
vigente.
3
Según, Ruesga, Sant os M. (1988) se considera economía formal aquella que se desarrolla dentro de los marcos
legales de la economía, mientras que la economía informal es aquella economía oculta dónde se incorpora la
producción legal
no declarada;
la producción de bienes y servicios ilegales; ingresos considerados como
consumos intermedios no computados en PBI; y la producción de economías domésticas.
3
- Empleados/as por contratos: a término, situación legalmente permitida, a partir
de la ley de flexibilidad laboral.
- Cuenta propistas: trabajan por su cuenta, tienen un ingreso superior a $700,
realizan los aportes provisionales correspondientes y poseen CUIT.
En el sector informal encontramos:
- Trabajadores eventuales: realizan tareas temporarias.
- Trabajo a domicilio: actividades productivas realizadas en el hogar.
- Trabajo reproductivo (no remunerado): actividades realizadas por y para los
miembros del hogar que están fuera del mercado y del trabajo productivo (ej: trabajo a
domicilio) que se desarrolla en el seno familiar. Para el caso particular de nuestro estudio,
incorporamos a aquellos jefes y jefas de hogar que no poseen trabajo remunerado y se
encuentran a cargo de las tareas domésticas, corresponde a esta categoría según los datos
relevados de la encuesta el grupo de población representado por las amas de casa y la
población que se encuentra en condiciones de desempleo, es decir que no trabaja.
Niveles de visibilidad del trabajo remunerado y no remunerado. Análisis del caso
de Tandil.
Categorías ocupacionales.
En el estudio realizado, se pudo identificar al trabajo asalariado, que presenta una
inmediata visibilidad si pensáramos en una escala de valoración social, mientras que lo
relacionado al trabajo reproductivo por su carácter de subalterno, establecido socialmente, es
no tenido en cuenta y pasa a ser invisible. Nuestro trabajo se evidencia como este tipo de
actividad no reconocida, ni social, ni económicamente, sostiene y está presente en todo tipo
de actividad productiva.
La muestra de nuestro trabajo está compuesta por 70% de mujeres y 30% de hombres.
En el cuadro N° 1, indicamos la participación en porcentajes de la cantidad de
hombres y mujeres distribuidos según las categorías ocupacionales establecidas.
Cuadro N° 1: TOTAL DE LA MUESTRA.
CATEGORÍAS
Profesionales
Empleados Permanentes
Empleados Contratados
Cuenta Propistas
Empleados eventuales
Trabajo a Domicilio
Trabajo reproductivo
TOTAL
MUJERES
HOMBRES
1%
28%
3,5%
1,5%
8,00%
6%
52%
100%
9%
48%
11%
15%
8,5%
1%
7,50%
100%
Fuente: elaboración propia.
4
Para, las mujeres profesionales, es interesante señalar que en todos los casos sus
ingresos no superan los $1000, mientras que el 75% de los hombres profesionales declaran
poseer ingresos de más de $ 1000.
Aunque nuestra muestra revela una pequeña cantidad de mujeres profesionales, es
suficiente para seguir afirmando que a igual puesto de trabajo, los salarios de las mujeres son
inferiores a los de los hombres, como se ha dicho en numerosos trabajos anteriores.
...“En Japón el líder de la acumulación a nivel mundial, el sueldo promedio de las
mujeres es el 43% del de los hombres. En los Estados Unidos, esta proporción es del 63% y
en Europa oscila entre el 60% (Luxemburgo) y el 90% (Suecia). La explicación de esta
diferencia salarial entre hombres y mujeres pasa por muchos factores que van desde la pura
discriminación (salario desigual por igual trabajo) a la segregación ocupacional que resulta
con los sueldos más bajos por los trabajos considerados “femeninos”. Las fuerzas del mercado
(la relación entre la oferta y la demanda) y el nivel técnico y educativo de hombres y mujeres
son también factores explicativos”4.
Con respecto a la categoría permanentes, las mujeres que están representadas, en
general desarrollan diferentes tipos de actividades a saber: secretarias, empleadas de
comercio, profesoras, maestras, cocineras (en hoteles, comedores escolares), peluqueras y
enfermeras. Este tipo de trabajos son los considerados “trabajos femeninos”, es decir que
deben ser realizados solamente por mujeres, según la estructura socio - cultural vigente.
Además debemos mencionar que son varios los casos de mujeres, con títulos
universitarios, por tanto son “profesionales”, pero que trabajan en relación de dependencia.
Por ejemplo: contadoras, abogadas, medicas, biólogas e ingenieras agrónomas.
En los resultados de la muestra, también encontramos casos de mujeres que realizan
dos tipos de trabajos diferentes, por ejemplo: docente y cobradora, docente y preceptora,
docente y encargada de agencia, profesora de gimnasia y limpieza de consultorios. En estas
situaciones particulares debemos hacer referencia a la condición laboral, es decir a la
diferencia que surge entre las categorías de empleados y subempleados 5, en este último caso
se busca otra actividad para complementar las horas y los beneficios correspondientes. En
nuestra muestra, no hay ningún caso de hombres que posean dos trabajos.
Es importante el porcentaje de la muestra correspondiente a la categoría cuenta
propistas para el caso de los hombres, los cuales están representados en general, por
comerciantes, vendedores, trabajadores con oficios, como pintores, albañiles electricistas y
plomeros (que poseen ingresos de más de $700), pequeños empresarios, transportistas y
maestro mayor de obras.
Los eventuales, están representados en un 70% por empleadas domésticas y el resto
son en su mayoría: maestras y profesoras particulares, vendedoras y encuestadoras. En el caso
de los hombres, los tipos de trabajo son los ya denominados oficios, como por ejemplo:
electricistas, albañiles, mecánicos, pintores de obras, herreros y gomeros, todos con ingresos
menores de $700.
4
Beneria, L: (1998. Pág. 3)
Se considera empleado, aquel individuo que trabaja más de 35 horas por semana, mientras que es subempleado
el que trabaja menos que 35 horas semanales.
5
5
El trabajo a domicilio, presenta un porcentaje mayor para las mujeres, ya que en
muchos casos ellas trabajan en sus casas, dicha condición les permite por ejemplo realizar las
tareas del hogar. Los tipos de trabajo de estas mujeres son en general, peluqueras, niñeras,
modistas, vendedoras, planchadoras y dan clases de apoyo en diferentes asignaturas en forma
particular.
Para el caso de las mujeres, se observa que la mitad de las encuestadas son mujeres
que solo desarrollan trabajo reproductivo, es decir, amas de casa que realizan las tareas
domésticas y el cuidado de los hijos y familiares. Los hombres que están en las mismas
condiciones, en este caso desocupados, solo representan el 7,5% de los encuestados.
Trabajo productivo y reproductivo
La inserción de la mujer en el mercado laboral muestra en general una participación
menor que el hombre ya que la mujer debe realizar también el trabajo reproductivo. No
obstante debemos analizar las diferencias de género en cuanto a la distribución y/o
participación en el trabajo reproductivo. Además cabe señalar el diferente grado de
participación en el trabajo doméstico entre el hombre y la mujer según su inserción en el
sector formal o informal de la economía.
Teniendo en cuenta los niveles laborales establecidos, para nuestro caso particular, se
puede considerar una mayor participación de la mujer en los estratos inferiores
correspondientes al desarrollo de actividades dentro de la economía informal, caracterizadas
principalmente por constituir un “trabajo degradado”6.
Con respecto al trabajo reproductivo, el modelo socio-cultural, sigue persistiendo en
que debe ser la mujer quién posee esta responsabilidad, sobre las prácticas de estas tareas, a
pesar de que existe una mayor incorporación al mercado laboral. Esto es debido más que
nada, a causas económicas, ya que en esta economía globalizada, los cambios
y la
flexibilidad del mercado de trabajo tienen implicancias directas en la estructuración del hogar
y la mujer debe trabajar para ayudar a sostener la economía doméstica, que tradicionalmente
era mantenida por el hombre. En este caso debemos plantear una situación particular para la
mujer “el desarrollo de la doble jornada” o “doble carga”, donde está obligada a asumir el
trabajo productivo y reproductivo.
En esta situación se plantea la ocultación de horas dedicadas al trabajo reproductivo,
ya que no son visibles los tiempos dedicados al desarrollo de las tareas del hogar, porque no
son remuneradas ni constituyen parte de la economía formalmente reconocidas como
actividad.
En cuanto a la distribución del trabajo productivo y reproductivo según género, hemos
representado gráficamente, dicha participación según las categorías de análisis seleccionadas,
a modo de ensayo para ver quiénes asumen por ejemplo, las actividades domésticas.
6
Según Ruesga, Santos M. (1988) se denomina “trabajo degradado”, por que representa actividades de baja
remuneración, con horarios
6
Además si esto nos ayuda a afirmar que existe un tipo de trabajo oculto que siempre
está presente y sobre todo que es asumido en mayor parte por las mujeres.
En el gráfico N° 1, “Mujeres. Horas de trabajo productivo y reproductivo.” y el N° 2
“Hombres. Horas de trabajo productivo y reproductivo.”, podemos observar, en una primera
instancia la diferencia en cuanto al grado de participación en la realización del trabajo
Grafico Nº 1: Mujeres. Horas de trabajo
productivo y reproductivo.
Profesionales
Categorias
Empleadas Permanentes
Empleadas Contratados
Cuenta Propistas
Empleadas eventuales
Trabajo a domicilio
Trabajo Reproductivo
0
10
Trabajo productivo
20
30
40
50
60
Horas absolutas por semana
70
80
Trabajo reproductivo
Fuente: elaboración propia.
7
Grafico Nº 2: Hombres. Horas de Trabajo
productivo y reproductivo.
Profesionales
Categorias
Empleados Permanentes
Empleados Contratados
Cuenta Propistas
Empleados eventuales
Trabajo a domicilio
Trabajo Reproductivo
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Horas absolutas por semana
Trabajo productivo
Trabajo reproductivo
Fuente: elaboración propia.
reproductivo, entre el hombre y la mujer, dónde, mayoritariamente el trabajo
reproductivo (doméstico) 7 es realizado por las mujeres, por tanto la participación de los
hombres en el mismo, todavía se limita a actividades muy precisas relacionadas con salidas
fuera del hogar, es decir que constituyen tareas propias del espacio público; como por ejemplo
hacer las compras, pagar servicios, llevar a los hijos a la escuela.
Una de las entrevistadas afirmaba:
“... Mi esposo comparte las actividades conmigo, él tiene la
responsabilidad de llevar y traer los niños a la escuela...”; “... al esposo no se le
ocurre colaborar en aquellas actividades socialmente asignadas a la mujer, por
ejemplo, limpiar la casa o cocinar”...; “...El hombre debería colaborar más...”.
GABRIELA, 37 años, casada, dos hijos, docente-investigadora.
Si analizamos detenidamente cada una de las categorías y la distribución de las
actividades productivas y reproductivas según género, en los gráficos antes mencionados,
notamos la invisibilidad del trabajo reproductivo, como así también la escasa participación
del hombre.
Para los casos representados por las categorías que constituyen el sector de la
economía formal, podemos hacer referencia particularmente a los profesionales. Desde la
perspectiva de género observamos el poco tiempo utilizado por los hombres a las tareas
domésticas, ya que los mismos pasan la mayor parte de las horas dedicadas al trabajo
productivo, a pesar que la mujer también realiza dicha actividad. Ambos se encuentran en la
7
El trabajo doméstico, según Ruesga, Santos. M. (1988), son todas aquellas actividades realizadas en el seno del
hogar no remuneradas, por ejemplo: cocinar, limpiar, etc.
8
misma situación de disponibilidad de tiempo pero, en cuanto al número de horas y el esfuerzo
dedicado a dicho trabajo, es inferior para el caso de los hombres. Esta actividad sigue siendo
relegada hacia la mujer y sobre todo a la “madre” o “esposa”, ya que en la mayoría de los
casos los hijos no participan o, colaboran de manera limitada en las tareas del hogar.
Podemos mencionar la distribución del tiempo dedicado al trabajo productivo y
reproductivo según la entrevista realizada a una profesional:
“...Me levanto todos los días temprano, a las 7 hs. de la mañana, a las 8
hs. estoy en el conservatorio, salgo a las I2: 30 hs., voy a mi casa para ir al baño,
y entro en el otro trabajo a las 13 hs., estoy hasta las I8:30 hs o I9 hs. Cuando
salgo hago los mandados. Voy a mi casa a preparar la cena. Después me siento un
rato...”
“...Mis hijos ayudan en la tarea del hogar, las cosas se hacen en la medida
de lo posible, no es que tal día se lava, se plancha, todo estructurado y
encajonado, en la medida de lo que se puede se hace, en la medida que se vayan
amontonando las cosas. Hay unas casas que lavan y planchan que es una
maravilla, esos servicios también hay que utilizarlos, no soy superman; ...
cuando no alcanzo, no llego y eso lo puede hacer alguien por mi, que lo hagan...”;
“...Hay que saber decir, yo sola no puedo, todos tienen que colaborar, todos tienen
que hacer algo...”
ALICIA, 50 años , dos hijos, fonoaudióloga.
Para el caso de los hombres entrevistados, sus afirmaciones son las siguientes:
“... En mi casa, lo que hago es tender la ropa, y sacar los residuos a la calle, a
veces seco los platos, no hago otra cosa, de lo demás se encarga mi señora...”;
“...Considero que la mujer trabaja fuera y dentro de la casa, opino que son cosas
de mujeres...”
JORGE, 36 años , casado, un hijo, martillero público.
Tomando las categorías que se encuentran dentro del sistema de la economía formal
también podemos destacar el caso de la categoría representada por un empleado permanente
el cual afirma:
... “ No realizo trabajo reproductivo en mi hogar porque el trabajo
productivo me insume mucho tiempo. Atender los problemas de todos, te quita
mucho tiempo personal. El trabajo doméstico lo hace mi señora, cuando puedo le
ayudo un poco”...
... “El trabajo doméstico realizado por mujeres es un hecho cultural que
condiciona todos los comportamientos no me parece ni mal, ni bien. Cuando me
refiero al hecho cultural que nos condiciona, sobre todo en mi edad las mujeres
eran preparadas para atender la casa, la mujer es la que sabe planchar, cocinar, y
normalmente el hombre, salvo que haya tenido algún período donde haya tenido
9
que manejarse solo, no sabe ni lavar, ni planchar, ni cocinar. Es un hecho cultural.
Esto no implica que las cosas deban ser así. La realidad hoy por hoy, es que las
cosas son así”...
CARLOS, 40 años , dos hijos, político.
También debemos señalar que en los casos en que las mujeres trabajan fuera del
hogar, se observa que cuando regresan al mismo, el resto de la familia disminuye la actividad,
sin embargo es ella quién debe dedicar más esfuerzo en terminar las tareas del núcleo
familiar. Cabe mencionar que en aquellas categorías con mayores niveles de ingreso, suele
ocurrir que cuando ambos regresan a su hogar, tienen las actividades domésticas realizadas
por una tercera persona contratada o subcontratada, que también, en general, es otra mujer.
Cuando consideramos las categorías que forman parte del empleo informal, resulta
más difícil establecer la cantidad de horas dedicadas al trabajo productivo y reproductivo.
Para el caso de las mujeres, sobre todo en aquellos casos en que trabaja a domicilio no
siempre logran diferenciar los dos tipos de trabajo, antes enunciados. Debemos indicar que el
trabajo a domicilio representa una modalidad establecida en el marco de la economía global,
donde la empresa establece una subcontratación o no, del empleo femenino, como una manera
de disminuir los costos de producción. Si bien esta modalidad constituye una mayor
flexibilidad horaria para la mujer, en muchos aspectos es difícil conciliar el tiempo dedicado
al trabajo productivo y a la realización del reproductivo, cuando no colaboran los integrantes
del grupo familiar.
Al considerar a la población que solo realiza trabajo reproductivo, se observa un
elevado porcentaje de horas dedicadas a esta actividad por parte de la mujer, no siendo así
para el caso de los hombres que se encuentra en las mismas condiciones.
De manera general, tanto para el sector formal como para el informal, la mujer trabaja
(sumados productivo y reproductivo) más que el hombre. En las categorías siguientes:
empleadas permanentes, empleadas contratadas, eventuales, trabajo a domicilio y trabajo
reproductivo, superan las sesenta horas semanales dedicadas al trabajo, en cambio para el caso
de los hombres solamente la categoría de profesionales supera este valor.
Por lo tanto, a través de los casos analizados, la cantidad de horas que las mujeres
dedican al trabajo reproductivo, son ...“el reflejo de la desvalorización social del trabajo
doméstico”... el cual... “se considera que es un trabajo repetitivo, poco creativo, inútil, poco
duradero... pero que ha de ser realizado...”8
Conclusión.
El modelo neoliberal que se impone con las políticas de ajuste representa una
redistribución profunda de los recursos económicos, observando como una proporción menor
de la población se beneficia (sobre todo la asociada al sector financiero), mientras que la gran
mayoría se ha empobrecido.
Se crean nuevas desigualdades sociales y a su vez tenemos una clase trabajadora
ampliada, dónde la feminización de la fuerza laboral toma significado. El trabajo de las
mujeres se incorpora crecientemente al sistema internacionalizado, pero no deja ninguna de
8
Garcia Ramón Maria Dolors (1995:123).
10
las atribuciones socialmente construídas de lo que se considera no-trabajo por las
organizaciones oficiales., obviamente nos referimos a las actividades reproductivas.
Existe un trabajo que no se ve y que es considerado inferior, pero que hemos visto que
es el más tangible de todos ya que esta presente en todo momento y además son las mujeres
las que asumen por lo general estas actividades.
La invisibilidad y la subalternidad del trabajo de las mujeres queda al descubierto en
una economía de mercado, mostrando la presencia de una doble jornada laboral para las
mujeres que va en detrimento de las condiciones de vida que ellas poseen.
Aparentemente existe una tendencia hacia una distribución más equitativa del trabajo
doméstico entre los miembros del hogar, se trata de un proceso que se produce con mucha
lentitud, y en algunos casos la tendencia es inversa. No obstante el hombre demuestra una
mayor colaboración en algunas labores especialmente las vinculadas con el espacio público, el
espacio privado sigue perteneciendo a la mujer.
Aunque hablemos de los dos sectores de la economía tanto formal como informal la
tendencia es la misma, y sigue siendo la mujer quién dedica más tiempo al trabajo productivo
y reproductivo, mostrando como los efectos de la crisis ha recaído fuertemente en las mujeres.
Bibliografía.
-
Beneria, Lourdes. (1990). “La Internacionalización de la Economía y el Trabajo de las
Mujeres”. Conferencia expuesta en la Sociedad Catalana de Geografía y la Sociedad
Catalana de Economía. Barcelona.
-
Castells, Manuel y Portes, Alejandro. (1990). “El Mundo Sumergido: los orígenes, la
dinámica y los efectos de la economía informal.” En: La Economía Informal. Estudios en
países avanzados y menos desarrollados. Editorial Planeta. Buenos Aires. p. 21 – 48.
-
Garcia Ramón Maria Dolors; Prats Ferret Maria; Cánoves Valiente Gemma (1995) Las
mujeres y el uso del tiempo. Ministerio de Asuntos Sociales-Instituto de la mujer.
Barcelona. p.198.
-
Lan, D; Di Nucci, J.; Mikkelsen, C.; Gómez, S. (2000) “ Invisibilidad y subalternidad del
trabajo de las mujeres”. Segundo Encuentro Internacional Humboldt. CD, Mar del Plata,
12 p.
-
Martínez Veiga, Ubaldo
(1995) “Mujer, trabajo y domicilio. Los orígenes de la
discriminación”. ICARIA Editorial S.A.. Institut Català d’Antropologia, Barcelona, pp.
95-164
-
Rodríguez Moya, Juana María y Díaz Muñoz María Ángeles. “Mercado laboral y género
en la región de Madrid”. Madrid.
- Ruesga, Santos M. (1988). “La Mujer en la Economía Sumergida.”. Madrid.
11
-
Sabate Martinez, Ana; Rodriguez Moya, Juana M. y Diaz Muñoz, M. Angeles. (1995).
“Mujeres, Espacio y Sociedad. Hacia una Geografía Del Genero.” Editorial Síntesis.
Madrid. p. 347.
12