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Autor Diana Lan Artículo Doble jornada laboral e invisibilidad del trabajo de las mujeres. Notas a partir de un caso 1 5º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo Pre -Congreso FCH-UNICEN. Junio 2001. “DOBLE JORNADA LABORAL E INVISIBILIDAD DEL TRABAJO DE LAS MUJERES. Notas a partir de un caso” LAN, Diana (*) Introducción En esta fase histórica se reconoce en el mundo, un proceso de reestructuración económica, más concretamente del sistema productivo, que presenta implicancias territoriales muy importantes, como son la reorganización territorial de la producción con la consiguiente relocalización de determinadas actividades, que puede ser reconocidas a cualquier escala, como parte de un único proceso económico y social de carácter global.1 Las políticas de ajuste resultado de una reestructuración económica que ha abierto las puertas al capital internacional y al comercio exterior, han dado lugar a una verdadera reestructuración de la vida cotidiana a fin de hacer frente a la crisis. En esta reestructuración del sistema productivo, todo pasa por la lógica reguladora del mercado, y en particular en los temas laborales, la división espacial del trabajo ha sido reconocido como un factor clave para explicar esos actuales cambios en la organización y localización de la producción,2 por otra parte la masiva incorporación de la mujer a ese mercado de trabajo, y su posición especifica dentro de él; ya que la misma representa una mano de obra barata, poco calificada y “dócil”. Por tal motivo es absolutamente imprescindible realizar un análisis según género para ver como a las mujeres las afecta de manera especial: muchas han tenido que insertarse en el mercado laboral con condiciones pésimas y se han visto obligadas a enfrentar la doble jornada típica. La reducción del presupuesto familiar ha intensificado el trabajo en el hogar y las angustias asociadas a la reproducción familiar. En primer lugar hay un conjunto de actividades como las tareas domésticas de la mujer en su propia casa que ni siquiera se plantean como trabajo, y en segundo lugar, también queda excluido el servicio doméstico y el trabajo a domicilio. El objetivo del presente trabajo es revisar la valoración del trabajo de las mujeres, su invisibilidad y su valor que se ven agudizados dentro del presente modelo económico, tratando de realizar una contribución que nos conduzca a la complementariedad, solidaridad e igualdad de condiciones en la responsabilidad ante el trabajo. No obstante, la participación más reducida de la mujer con respecto al hombre en la actividad económica convencional, muestra una tendencia hacia la incorporación en la denominada economía sumergida, informal o no observada. Es decir que existe una (1) CIG-FCH-UNICEN 1 En Moya y Diaz Muñoz, según Bradbury, J. H. (1985,1989) 2 En Moya y Diaz Muñoz, según Massey (1984). 2 participación activa de la mujer en aquellas actividades económicas que se desarrollan al margen de las definiciones convencionales, de aquí que la misma constituya, en este contexto una abundante mano de obra para el mercado irregular, caracterizado por un menor nivel de especialización, y sobre todo considerando los niveles de flexibilidad en la organización de las relaciones laborales frente a los mercados institucionales regulados. Vinculados a estas relaciones laborales, debemos diferenciar dos aspectos de las actividades no convencionales a saber: por un lado la actividad doméstica, realizada en el seno del hogar (consideradas ocultas o sumergidas por Martínez Veiga, 1995), totalmente al margen del mercado, y por el otro la actividad productiva no doméstica, pero al mismo tiempo no declaradas en el ámbito legal. Dentro del sector formal hay que remarcar la diferenciación salarial hacia las mujeres, la existencia de puestos para hombres y para mujeres y también debemos considerar los niveles de la pirámide laboral, dónde en el nivel más alto, el valor del trabajo y el poder de toma de decisiones se encuentra con cargos ocupados fundamentalmente por hombres y en cambio las mujeres sólo se encuentran en los mandos intermedios o en departamentos de menos visibilidad y prestigio social. No obstante, aunque en el sector de la economía formal como en la informal, el trabajo de las mujeres se torna invisible, nos permitimos ensayar con diferentes niveles de visibilidad y prestigio, para analizar que pasa con el trabajo en la sombra de las mujeres y ver si este ayuda a sostener los niveles económicos y el éxito de otros . Consideraciones metodológicas: La metodología adoptada se desarrolla mediante encuestas, tomando una muestra de 384 casos para la ciudad de Tandil. Este muestreo aleatorio se realiza a partir de la sectorización tomada del INDEC, en su distribución de la población y cantidad de viviendas por fracciones y radios censales. Dentro de cada fracción y radio correspondiente se identifico la cantidad de casos en base a la proporción de la población radicada en ellos, sobre el total del ejido urbano, tratando de identificar la misma cantidad de hombres que de mujeres. Para el presente trabajo las categorías de análisis de las ocupaciones se establecen teniendo en cuenta al sector formal e informal de la economía 3. Así tenemos: En el sector formal: - Profesionales: trabajadores independientes, la mayoría con título universitario. Empleados/as permanentes: trabajadores que cumplen con la regulación vigente. 3 Según, Ruesga, Sant os M. (1988) se considera economía formal aquella que se desarrolla dentro de los marcos legales de la economía, mientras que la economía informal es aquella economía oculta dónde se incorpora la producción legal no declarada; la producción de bienes y servicios ilegales; ingresos considerados como consumos intermedios no computados en PBI; y la producción de economías domésticas. 3 - Empleados/as por contratos: a término, situación legalmente permitida, a partir de la ley de flexibilidad laboral. - Cuenta propistas: trabajan por su cuenta, tienen un ingreso superior a $700, realizan los aportes provisionales correspondientes y poseen CUIT. En el sector informal encontramos: - Trabajadores eventuales: realizan tareas temporarias. - Trabajo a domicilio: actividades productivas realizadas en el hogar. - Trabajo reproductivo (no remunerado): actividades realizadas por y para los miembros del hogar que están fuera del mercado y del trabajo productivo (ej: trabajo a domicilio) que se desarrolla en el seno familiar. Para el caso particular de nuestro estudio, incorporamos a aquellos jefes y jefas de hogar que no poseen trabajo remunerado y se encuentran a cargo de las tareas domésticas, corresponde a esta categoría según los datos relevados de la encuesta el grupo de población representado por las amas de casa y la población que se encuentra en condiciones de desempleo, es decir que no trabaja. Niveles de visibilidad del trabajo remunerado y no remunerado. Análisis del caso de Tandil. Categorías ocupacionales. En el estudio realizado, se pudo identificar al trabajo asalariado, que presenta una inmediata visibilidad si pensáramos en una escala de valoración social, mientras que lo relacionado al trabajo reproductivo por su carácter de subalterno, establecido socialmente, es no tenido en cuenta y pasa a ser invisible. Nuestro trabajo se evidencia como este tipo de actividad no reconocida, ni social, ni económicamente, sostiene y está presente en todo tipo de actividad productiva. La muestra de nuestro trabajo está compuesta por 70% de mujeres y 30% de hombres. En el cuadro N° 1, indicamos la participación en porcentajes de la cantidad de hombres y mujeres distribuidos según las categorías ocupacionales establecidas. Cuadro N° 1: TOTAL DE LA MUESTRA. CATEGORÍAS Profesionales Empleados Permanentes Empleados Contratados Cuenta Propistas Empleados eventuales Trabajo a Domicilio Trabajo reproductivo TOTAL MUJERES HOMBRES 1% 28% 3,5% 1,5% 8,00% 6% 52% 100% 9% 48% 11% 15% 8,5% 1% 7,50% 100% Fuente: elaboración propia. 4 Para, las mujeres profesionales, es interesante señalar que en todos los casos sus ingresos no superan los $1000, mientras que el 75% de los hombres profesionales declaran poseer ingresos de más de $ 1000. Aunque nuestra muestra revela una pequeña cantidad de mujeres profesionales, es suficiente para seguir afirmando que a igual puesto de trabajo, los salarios de las mujeres son inferiores a los de los hombres, como se ha dicho en numerosos trabajos anteriores. ...“En Japón el líder de la acumulación a nivel mundial, el sueldo promedio de las mujeres es el 43% del de los hombres. En los Estados Unidos, esta proporción es del 63% y en Europa oscila entre el 60% (Luxemburgo) y el 90% (Suecia). La explicación de esta diferencia salarial entre hombres y mujeres pasa por muchos factores que van desde la pura discriminación (salario desigual por igual trabajo) a la segregación ocupacional que resulta con los sueldos más bajos por los trabajos considerados “femeninos”. Las fuerzas del mercado (la relación entre la oferta y la demanda) y el nivel técnico y educativo de hombres y mujeres son también factores explicativos”4. Con respecto a la categoría permanentes, las mujeres que están representadas, en general desarrollan diferentes tipos de actividades a saber: secretarias, empleadas de comercio, profesoras, maestras, cocineras (en hoteles, comedores escolares), peluqueras y enfermeras. Este tipo de trabajos son los considerados “trabajos femeninos”, es decir que deben ser realizados solamente por mujeres, según la estructura socio - cultural vigente. Además debemos mencionar que son varios los casos de mujeres, con títulos universitarios, por tanto son “profesionales”, pero que trabajan en relación de dependencia. Por ejemplo: contadoras, abogadas, medicas, biólogas e ingenieras agrónomas. En los resultados de la muestra, también encontramos casos de mujeres que realizan dos tipos de trabajos diferentes, por ejemplo: docente y cobradora, docente y preceptora, docente y encargada de agencia, profesora de gimnasia y limpieza de consultorios. En estas situaciones particulares debemos hacer referencia a la condición laboral, es decir a la diferencia que surge entre las categorías de empleados y subempleados 5, en este último caso se busca otra actividad para complementar las horas y los beneficios correspondientes. En nuestra muestra, no hay ningún caso de hombres que posean dos trabajos. Es importante el porcentaje de la muestra correspondiente a la categoría cuenta propistas para el caso de los hombres, los cuales están representados en general, por comerciantes, vendedores, trabajadores con oficios, como pintores, albañiles electricistas y plomeros (que poseen ingresos de más de $700), pequeños empresarios, transportistas y maestro mayor de obras. Los eventuales, están representados en un 70% por empleadas domésticas y el resto son en su mayoría: maestras y profesoras particulares, vendedoras y encuestadoras. En el caso de los hombres, los tipos de trabajo son los ya denominados oficios, como por ejemplo: electricistas, albañiles, mecánicos, pintores de obras, herreros y gomeros, todos con ingresos menores de $700. 4 Beneria, L: (1998. Pág. 3) Se considera empleado, aquel individuo que trabaja más de 35 horas por semana, mientras que es subempleado el que trabaja menos que 35 horas semanales. 5 5 El trabajo a domicilio, presenta un porcentaje mayor para las mujeres, ya que en muchos casos ellas trabajan en sus casas, dicha condición les permite por ejemplo realizar las tareas del hogar. Los tipos de trabajo de estas mujeres son en general, peluqueras, niñeras, modistas, vendedoras, planchadoras y dan clases de apoyo en diferentes asignaturas en forma particular. Para el caso de las mujeres, se observa que la mitad de las encuestadas son mujeres que solo desarrollan trabajo reproductivo, es decir, amas de casa que realizan las tareas domésticas y el cuidado de los hijos y familiares. Los hombres que están en las mismas condiciones, en este caso desocupados, solo representan el 7,5% de los encuestados. Trabajo productivo y reproductivo La inserción de la mujer en el mercado laboral muestra en general una participación menor que el hombre ya que la mujer debe realizar también el trabajo reproductivo. No obstante debemos analizar las diferencias de género en cuanto a la distribución y/o participación en el trabajo reproductivo. Además cabe señalar el diferente grado de participación en el trabajo doméstico entre el hombre y la mujer según su inserción en el sector formal o informal de la economía. Teniendo en cuenta los niveles laborales establecidos, para nuestro caso particular, se puede considerar una mayor participación de la mujer en los estratos inferiores correspondientes al desarrollo de actividades dentro de la economía informal, caracterizadas principalmente por constituir un “trabajo degradado”6. Con respecto al trabajo reproductivo, el modelo socio-cultural, sigue persistiendo en que debe ser la mujer quién posee esta responsabilidad, sobre las prácticas de estas tareas, a pesar de que existe una mayor incorporación al mercado laboral. Esto es debido más que nada, a causas económicas, ya que en esta economía globalizada, los cambios y la flexibilidad del mercado de trabajo tienen implicancias directas en la estructuración del hogar y la mujer debe trabajar para ayudar a sostener la economía doméstica, que tradicionalmente era mantenida por el hombre. En este caso debemos plantear una situación particular para la mujer “el desarrollo de la doble jornada” o “doble carga”, donde está obligada a asumir el trabajo productivo y reproductivo. En esta situación se plantea la ocultación de horas dedicadas al trabajo reproductivo, ya que no son visibles los tiempos dedicados al desarrollo de las tareas del hogar, porque no son remuneradas ni constituyen parte de la economía formalmente reconocidas como actividad. En cuanto a la distribución del trabajo productivo y reproductivo según género, hemos representado gráficamente, dicha participación según las categorías de análisis seleccionadas, a modo de ensayo para ver quiénes asumen por ejemplo, las actividades domésticas. 6 Según Ruesga, Santos M. (1988) se denomina “trabajo degradado”, por que representa actividades de baja remuneración, con horarios 6 Además si esto nos ayuda a afirmar que existe un tipo de trabajo oculto que siempre está presente y sobre todo que es asumido en mayor parte por las mujeres. En el gráfico N° 1, “Mujeres. Horas de trabajo productivo y reproductivo.” y el N° 2 “Hombres. Horas de trabajo productivo y reproductivo.”, podemos observar, en una primera instancia la diferencia en cuanto al grado de participación en la realización del trabajo Grafico Nº 1: Mujeres. Horas de trabajo productivo y reproductivo. Profesionales Categorias Empleadas Permanentes Empleadas Contratados Cuenta Propistas Empleadas eventuales Trabajo a domicilio Trabajo Reproductivo 0 10 Trabajo productivo 20 30 40 50 60 Horas absolutas por semana 70 80 Trabajo reproductivo Fuente: elaboración propia. 7 Grafico Nº 2: Hombres. Horas de Trabajo productivo y reproductivo. Profesionales Categorias Empleados Permanentes Empleados Contratados Cuenta Propistas Empleados eventuales Trabajo a domicilio Trabajo Reproductivo 0 10 20 30 40 50 60 70 80 Horas absolutas por semana Trabajo productivo Trabajo reproductivo Fuente: elaboración propia. reproductivo, entre el hombre y la mujer, dónde, mayoritariamente el trabajo reproductivo (doméstico) 7 es realizado por las mujeres, por tanto la participación de los hombres en el mismo, todavía se limita a actividades muy precisas relacionadas con salidas fuera del hogar, es decir que constituyen tareas propias del espacio público; como por ejemplo hacer las compras, pagar servicios, llevar a los hijos a la escuela. Una de las entrevistadas afirmaba: “... Mi esposo comparte las actividades conmigo, él tiene la responsabilidad de llevar y traer los niños a la escuela...”; “... al esposo no se le ocurre colaborar en aquellas actividades socialmente asignadas a la mujer, por ejemplo, limpiar la casa o cocinar”...; “...El hombre debería colaborar más...”. GABRIELA, 37 años, casada, dos hijos, docente-investigadora. Si analizamos detenidamente cada una de las categorías y la distribución de las actividades productivas y reproductivas según género, en los gráficos antes mencionados, notamos la invisibilidad del trabajo reproductivo, como así también la escasa participación del hombre. Para los casos representados por las categorías que constituyen el sector de la economía formal, podemos hacer referencia particularmente a los profesionales. Desde la perspectiva de género observamos el poco tiempo utilizado por los hombres a las tareas domésticas, ya que los mismos pasan la mayor parte de las horas dedicadas al trabajo productivo, a pesar que la mujer también realiza dicha actividad. Ambos se encuentran en la 7 El trabajo doméstico, según Ruesga, Santos. M. (1988), son todas aquellas actividades realizadas en el seno del hogar no remuneradas, por ejemplo: cocinar, limpiar, etc. 8 misma situación de disponibilidad de tiempo pero, en cuanto al número de horas y el esfuerzo dedicado a dicho trabajo, es inferior para el caso de los hombres. Esta actividad sigue siendo relegada hacia la mujer y sobre todo a la “madre” o “esposa”, ya que en la mayoría de los casos los hijos no participan o, colaboran de manera limitada en las tareas del hogar. Podemos mencionar la distribución del tiempo dedicado al trabajo productivo y reproductivo según la entrevista realizada a una profesional: “...Me levanto todos los días temprano, a las 7 hs. de la mañana, a las 8 hs. estoy en el conservatorio, salgo a las I2: 30 hs., voy a mi casa para ir al baño, y entro en el otro trabajo a las 13 hs., estoy hasta las I8:30 hs o I9 hs. Cuando salgo hago los mandados. Voy a mi casa a preparar la cena. Después me siento un rato...” “...Mis hijos ayudan en la tarea del hogar, las cosas se hacen en la medida de lo posible, no es que tal día se lava, se plancha, todo estructurado y encajonado, en la medida de lo que se puede se hace, en la medida que se vayan amontonando las cosas. Hay unas casas que lavan y planchan que es una maravilla, esos servicios también hay que utilizarlos, no soy superman; ... cuando no alcanzo, no llego y eso lo puede hacer alguien por mi, que lo hagan...”; “...Hay que saber decir, yo sola no puedo, todos tienen que colaborar, todos tienen que hacer algo...” ALICIA, 50 años , dos hijos, fonoaudióloga. Para el caso de los hombres entrevistados, sus afirmaciones son las siguientes: “... En mi casa, lo que hago es tender la ropa, y sacar los residuos a la calle, a veces seco los platos, no hago otra cosa, de lo demás se encarga mi señora...”; “...Considero que la mujer trabaja fuera y dentro de la casa, opino que son cosas de mujeres...” JORGE, 36 años , casado, un hijo, martillero público. Tomando las categorías que se encuentran dentro del sistema de la economía formal también podemos destacar el caso de la categoría representada por un empleado permanente el cual afirma: ... “ No realizo trabajo reproductivo en mi hogar porque el trabajo productivo me insume mucho tiempo. Atender los problemas de todos, te quita mucho tiempo personal. El trabajo doméstico lo hace mi señora, cuando puedo le ayudo un poco”... ... “El trabajo doméstico realizado por mujeres es un hecho cultural que condiciona todos los comportamientos no me parece ni mal, ni bien. Cuando me refiero al hecho cultural que nos condiciona, sobre todo en mi edad las mujeres eran preparadas para atender la casa, la mujer es la que sabe planchar, cocinar, y normalmente el hombre, salvo que haya tenido algún período donde haya tenido 9 que manejarse solo, no sabe ni lavar, ni planchar, ni cocinar. Es un hecho cultural. Esto no implica que las cosas deban ser así. La realidad hoy por hoy, es que las cosas son así”... CARLOS, 40 años , dos hijos, político. También debemos señalar que en los casos en que las mujeres trabajan fuera del hogar, se observa que cuando regresan al mismo, el resto de la familia disminuye la actividad, sin embargo es ella quién debe dedicar más esfuerzo en terminar las tareas del núcleo familiar. Cabe mencionar que en aquellas categorías con mayores niveles de ingreso, suele ocurrir que cuando ambos regresan a su hogar, tienen las actividades domésticas realizadas por una tercera persona contratada o subcontratada, que también, en general, es otra mujer. Cuando consideramos las categorías que forman parte del empleo informal, resulta más difícil establecer la cantidad de horas dedicadas al trabajo productivo y reproductivo. Para el caso de las mujeres, sobre todo en aquellos casos en que trabaja a domicilio no siempre logran diferenciar los dos tipos de trabajo, antes enunciados. Debemos indicar que el trabajo a domicilio representa una modalidad establecida en el marco de la economía global, donde la empresa establece una subcontratación o no, del empleo femenino, como una manera de disminuir los costos de producción. Si bien esta modalidad constituye una mayor flexibilidad horaria para la mujer, en muchos aspectos es difícil conciliar el tiempo dedicado al trabajo productivo y a la realización del reproductivo, cuando no colaboran los integrantes del grupo familiar. Al considerar a la población que solo realiza trabajo reproductivo, se observa un elevado porcentaje de horas dedicadas a esta actividad por parte de la mujer, no siendo así para el caso de los hombres que se encuentra en las mismas condiciones. De manera general, tanto para el sector formal como para el informal, la mujer trabaja (sumados productivo y reproductivo) más que el hombre. En las categorías siguientes: empleadas permanentes, empleadas contratadas, eventuales, trabajo a domicilio y trabajo reproductivo, superan las sesenta horas semanales dedicadas al trabajo, en cambio para el caso de los hombres solamente la categoría de profesionales supera este valor. Por lo tanto, a través de los casos analizados, la cantidad de horas que las mujeres dedican al trabajo reproductivo, son ...“el reflejo de la desvalorización social del trabajo doméstico”... el cual... “se considera que es un trabajo repetitivo, poco creativo, inútil, poco duradero... pero que ha de ser realizado...”8 Conclusión. El modelo neoliberal que se impone con las políticas de ajuste representa una redistribución profunda de los recursos económicos, observando como una proporción menor de la población se beneficia (sobre todo la asociada al sector financiero), mientras que la gran mayoría se ha empobrecido. Se crean nuevas desigualdades sociales y a su vez tenemos una clase trabajadora ampliada, dónde la feminización de la fuerza laboral toma significado. El trabajo de las mujeres se incorpora crecientemente al sistema internacionalizado, pero no deja ninguna de 8 Garcia Ramón Maria Dolors (1995:123). 10 las atribuciones socialmente construídas de lo que se considera no-trabajo por las organizaciones oficiales., obviamente nos referimos a las actividades reproductivas. Existe un trabajo que no se ve y que es considerado inferior, pero que hemos visto que es el más tangible de todos ya que esta presente en todo momento y además son las mujeres las que asumen por lo general estas actividades. La invisibilidad y la subalternidad del trabajo de las mujeres queda al descubierto en una economía de mercado, mostrando la presencia de una doble jornada laboral para las mujeres que va en detrimento de las condiciones de vida que ellas poseen. Aparentemente existe una tendencia hacia una distribución más equitativa del trabajo doméstico entre los miembros del hogar, se trata de un proceso que se produce con mucha lentitud, y en algunos casos la tendencia es inversa. No obstante el hombre demuestra una mayor colaboración en algunas labores especialmente las vinculadas con el espacio público, el espacio privado sigue perteneciendo a la mujer. Aunque hablemos de los dos sectores de la economía tanto formal como informal la tendencia es la misma, y sigue siendo la mujer quién dedica más tiempo al trabajo productivo y reproductivo, mostrando como los efectos de la crisis ha recaído fuertemente en las mujeres. Bibliografía. - Beneria, Lourdes. (1990). “La Internacionalización de la Economía y el Trabajo de las Mujeres”. Conferencia expuesta en la Sociedad Catalana de Geografía y la Sociedad Catalana de Economía. Barcelona. - Castells, Manuel y Portes, Alejandro. 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