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TEL. 55- 31-27-52
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Derecho empresarial, contratos, comercio internacional, propiedad intelectual,
energía, derecho aeronáutico, terrestre, marítimo, derecho administrativo, derecho
ambiental, franquicias, inmobiliario, inversión extranjera, derecho migratorio,
transacciones comerciales.
COMERCIO INTERNACIONAL
ACUERDO DE ASOCIACIÓN TRANSPACÍFICO
INTRODUCCIÓN
Hace unos días terminaron las arduas negociaciones de doce países –México incluido– del Acuerdo de Asociación
Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).
Ahora, corresponde a los legislativos de dichos países aprobarlo o rechazarlo. En el caso de México,
constitucionalmente corresponde al Senado de la República, entidad política que seguramente lo aprobará.
CONCEPTUALIZACIÓN LEGAL
¿Qué tipo de asociación implica el TPP?
De conformidad con el derecho comercial internacional, específicamente la normatividad del Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), legislación que en lo
aplicable fue incorporada mutatis mutandi al corpus iuris de la
Organización Mundial de Comercio (OMC), el TPP implica un área de
libre comercio y no una unión aduanera.
¿Cuáles son las diferencias entre un área de libre comercio y una unión
aduanera?
Un ejemplo de la primera es el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) del cual México es parte en asociación con Canadá
y Estados Unidos. De la segunda, el ejemplo más prominente es la Unión Europea que se origina mediante el
Tratado de Roma de 1957. Para un estudio sugerente sobre los aspectos legales de la Unión Europea,
recomendamos: Ralph H. Folsom, “European Community Law in a Nutshell”, West Publishing Company, 1992.
Con base en el Artículo XXIV del GATT, un área de libre comercio –como el TLCAN y el TPP– es un grupo de dos o
más territorios aduaneros en el que los aranceles y otras regulaciones restrictivas de comercio son eliminados en
casi todo el comercio entre las partes participantes respecto a los productos que se originan en tales territorios.
Asimismo, cada parte contratante mantiene sus propios aranceles externos ante naciones no contratantes.
La unión aduanera –como la Unión Europea– implica que un territorio aduanero sustituye a dos o más, de manera
que aranceles y otras regulaciones restrictivas de comercio son eliminados respecto al comercio entre los territorios
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que forman la unión aduanera, o por lo menos respecto a todo el comercio de productos que se originan en dicho
territorio. Asimismo, se mantiene un arancel externo común ante las partes (naciones) no contratantes. (John H.
Jackson, William J. Davey, “Documents Supplement to Legal Problems of International Economic Relations”, Second
Edition, 1989)
Por lo tanto, el TPP implica un área de libre comercio como el antes mencionado Tratado de Libre Comercio de
América del Norte.
REGIONALISMO VS. MULTILATERALISMO
Un tema de candente actualidad en la esfera del comercio internacional es el del regionalismo contra el
multilateralismo.
El regionalismo se ejemplifica mediante esquemas de integración comercial parciales como las citadas áreas de
libre comercio (TLCAN, TPP, etcétera) y las uniones aduaneras (Unión Europea, por ejemplo). Es decir, implican
jurisdicciones geográficas limitadas al integrar un determinado número de países.
El multilateralismo –como su nombre lo indica– implica una visión integral, mejor dicho global, de la integración
comercial. En otras palabras, predomina la globalidad sobre el regionalismo.
El ejemplo estelar es la Organización Mundial de Comercio y, antes, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros
y Comercio.
El multilateralismo constituye el modelo ideal de la integración comercial. Los beneficios de la normatividad de la
OMC –por ejemplo– benefician a un mayor número de naciones, induciendo la inclusión versus la exclusión del
regionalismo.
No obstante, el logro de acuerdos es difícil en la dimensión multilateral, en cambio en la regional, por implicar un
número limitado de países, es más viable.
El mejor ejemplo de los farragosos caminos del multilateralismo es la actual Ronda de Doha de la OMC, iniciada en
noviembre de 2001 y que todavía no concluye por la falta de acuerdos entre los miembros.
“La Ronda de Doha tiene por objeto lograr una importante reforma del sistema de comercio internacional mediante
el establecimiento de medidas encaminadas a reducir los obstáculos al comercio. El programa abarca unas 20
esferas del comercio. La Ronda se denomina también semioficialmente el ‘Programa de Doha para el Desarrollo’, ya
que uno de sus objetivos fundamentales es mejorar las perspectivas comerciales de los países en desarrollo.”
(Organización Mundial de Comercio, “La Ronda de Doha”, 2015)
Ante la lentitud de la Ronda de Doha y el multilateralismo implícito, el regionalismo se ha ido imponiendo. Proliferan
por doquier esquemas regionales o parciales de integración como el TLCAN, la Unión Europea, la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Mercosur, Alianza del Pacífico, el todavía en ciernes Acuerdo Trasatlántico
de Asociación de Comercio e Inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea así como el TPP, objeto de
análisis de nuestra firma de abogados.
Aunque legalmente los acuerdos comerciales regionales no están prohibidos por el corpus iuris del GATT,
incorporado mutatis mutandi a la OMC, existe preocupación en la comunidad de naciones sobre la clara
preeminencia del regionalismo.
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Renato Ruggiero, quien fue Director General de la OMC, analiza en su artículo “Regionalism Vs. Globalism. Do the
United States and the EU have a special responsibility to advance global trade?” (Global Perspective, 2003) este
tema de gran centralidad para el comercio trasnacional.
Argumenta Ruggiero que estos esquemas preferenciales regionales deberían ser excepciones al sistema multilateral
de comercio. De otra manera, su principio capital –la cláusula de nación más favorecida– se deteriora en la medida
que el riesgo ahora es que son la vía preferida de liberalización. El regionalismo se ha convertido en el sustituto y no
en el complemento de la apertura comercial multilateral.
Asimismo, una estrategia de “liberalización competitiva” puede perfilar una fragmentación del sistema de comercio
mundial en vez de liberalizar el intercambio global. El peligro es que gradualmente nos dirigimos hacia un
“regionalismo competitivo”.
La pesadilla –argumenta Ruggiero– es el advenimiento de un mundo fragmentado por bloques regionales divididos y
hasta hostiles.
Desde las perspectivas anteriores, el TPP abona en favor del regionalismo en detrimento del multilateralismo.
EL TPP
Como se afirmó en el proemio del presente “Bufete Lan /Análisis”, el TPP ha pasado a su etapa de ratificación o no
ratificación que compete a los legislativos de los países respectivos que
lo negociaron: México, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Vietnam, Perú,
Chile, Japón, Malasia, Australia, Brunei y Canadá.
Cabe mencionar que existe un fundado malestar en el interior de las
naciones involucradas, causado por la antidemocrática secrecía con la
que se negoció el TPP.
Resulta irónico que las empresas involucradas por los gobiernos
nacionales en su negociación tengan más información que los poderes
legislativos respectivos, pues éstos representan a los pueblos.
Desafortunadamente ésta ha sido la tónica en la negociación de acuerdos o tratados en esta materia.
¿Es el TPP un acuerdo comercial o responde a motivaciones geopolíticas?
El TPP responde a ambos, tanto a consideraciones económicas como de política exterior.
La negociación del TPP se da en un entorno de vigorosas rivalidades entre Estados Unidos y la República Popular
China, rivalidad particularmente acentuada en Asia, el escenario geográfico de mayor crecimiento e innovación
económica.
El Presidente Obama aseveró que Estados Unidos no podía permitir que China dictara las reglas en tal latitud de la
geografía mundial. Esta aseveración da cuenta –con claridad meridiana– que el TPP responde en buena medida a
consideraciones de orden geopolítico y que tiene una relevancia estratégica para nuestro socio del TLCAN.
Mathew Reitz analiza en un documentado estudio del Tower Center for Political Science Studies, de la Southern
Methodist University, denominado “The Trans-Pacific Partnership: Implications Beyond Economics” (2015) que la
aprobación del TPP no solamente asegurará mayor crecimiento económico para Estados Unidos, sino que ayudará
a complementar la relación estadounidense con muchas naciones del Pacífico, asegurando relaciones diplomáticas
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y comerciales más firmes. Es decir, Estados Unidos considera al TPP como una forma de mantener una relación
activa y multidimensional con Asia del Este.
Dicho estudio de la Southern Methodist University también puntualiza que el TPP más que suplantar,
complementará el poder militar en la región, y aunque sus motivaciones sean de orden económico, no obstante
facilitará relaciones más cercanas entre Estados Unidos y otros signatarios del TPP, asegurando a las naciones del
Pacífico que Estados Unidos tiene un compromiso con ellas.
Por su parte, “El País”, rotativo español de vigorosa influencia en América Latina, argumenta que los asesores del
Presidente Obama creen que el éxito de dicho acuerdo es una cuestión de seguridad nacional. “En 2011, dos años
después de llegar a la Casa Blanca, Obama estableció como prioridad el giro –pivot en inglés– hacia Asia. El giro
partía de una constatación. El centro de gravedad económico se había desplazado hacia Asia. También el centro de
gravedad geopolítico. Ambos desplazamientos tienen una causa común: China. Coincide con el ascenso económico
de China y el deseo, por parte de Pekín, de afianzar su zona de influencia regional” (El País, “El acuerdo que mueve
el tablero geopolítico”. 11 de octubre del 2015).
Cabe mencionar –respecto del TLCAN– que existen estudios de algunos think tanks estadounidenses en el sentido
que dicho tratado fue concebido en el Departamento de Estado y no en el Departamento de Comercio de nuestro
estratégico socio comercial.
Como se ha mencionado, las comunidades de los países involucrados han resentido la secrecía en las
negociaciones de un acuerdo que puede incidir –para bien o para mal– en la cotidianidad de sus vidas.
A la fecha de este análisis, en México todavía existe un desconocimiento generalizado del texto acordado.
La Secretaría de Economía ha publicado una síntesis acrítica y de alcances limitados.
El TPP también conlleva una acentuada relevancia económica. Los 12 países implicados tienen una población
colectiva de 800 millones de personas y totalizan un 40% del comercio mundial. Es un logro importante en tanto que
conjunta diferentes políticas y estándares de las naciones participantes, incluyendo derechos laborales y esquemas
regulatorios.
En general, el TPP implica la mayor parte de bienes y servicios para los países participantes, aunque no todos los
aranceles serán difuminados, otros lo harán gradualmente de conformidad con los calendarios negociados. Por
ejemplo, los signatarios han anunciado que se eliminarán o reducirán aranceles y barreras no arancelarias para
productos agrícolas e industriales. En textiles y prendas, se eliminarán todos los aranceles inmediatamente, aunque
los aranceles de ciertos productos “sensibles” serán eliminados gradualmente. En el comercio de servicios, ciertas
áreas serán liberalizadas pero en otras los países signatarios mantienen restricciones (BBC, “TPP what is it and why
does it matter”. 6 de Octubre de 2015).
TPP Y MEXICO
Con los datos disponibles, las siguientes son algunas de las características sobresalientes para México del TPP:
El gobierno mexicano se comprometió a eliminar aranceles a 77% de los productos que se agrupan en 12 mil
fracciones arancelarias. En el mediano plazo, 3% y 19% de las 12 mil fracciones se les eliminará el arancel en
10 o 15 años.
11 países harán lo anterior respecto a México con 90% del universo arancelario.
El arroz tendrá 10 años de protección. No se especifica cuál será tal protección.
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En propiedad intelectual, la protección se extiende a un período total de 20 años. Para fármaco-químicos, el
período de protección sería de 8 años (cabe mencionar que en este punto de propiedad intelectual deben
hacerse ciertas puntualizaciones respecto a los beneficios que obtuvieron las empresas farmacéuticas al
aumentar los plazos de protección para sus productos).
Mexico logró que no se diera una extensión de patentes por retrasos en procedimientos para la protección de
la propiedad intelectual.
Según la Secretaría de Economía, se protegieron a los sectores de lácteos, queso, mantequilla y leche en
polvo.
Vehículos pesados, arroz, café, atún y sardinas mantendrán el arancel hasta el año décimo.
Los textiles y prendas se liberarán en el año 16.
El contenido regional para la industria automotriz será de 45% (se reduce del 62.5% previsto en el TLCAN).
Para electrodomésticos el contenido regional será de 45% y para calzado una integración de 55%.
(Fuente: El Universal, “Hay muchas falsedades y mitos sobre el acuerdo”, 22 de octubre de 2015).
ARGUMENTOS A FAVOR DEL TPP
Como toda iniciativa humana, en el TPP habrá ganadores netos y otros países que no lo serán tanto.
Nueva Zelanda –país altamente progresista, cívico y competitivo- ha sido
uno de los más fervorosos partidarios del TPP.
Se estima que será el país que más obtenga beneficios de dicho Acuerdo.
La región Asia-Pacífico, como se ha mencionado, lleva la batuta mundial
en cuanto a crecimiento económico, y más del 70% del comercio e
inversión de Nueva Zelanda tiene como destino dicha región. Los
neozelandeses estiman que el futuro del país depende de las relaciones
económicas con las naciones de Asia-Pacífico. No obstante, el TPP será el
primer tratado de libre comercio con Estados Unidos, Japón, Canadá, México y Perú lo que le significará diversificar
aún más su vigoroso dinamismo exportador ahora mayoritariamente concentrado en la dinámica región AsiaPacífico (The New Zealand Government, Trans-Pacific Partnership, http://www.tpp.mfat.govt.nz, 2015).
Estados Unidos, como ya se ha comentado en una sección anterior de este análisis de Bufete Lan, ha sido el
principal promotor del TPP por motivos principalmente geoestratégicos, aunque también comerciales.
El presidente Obama declaró una vez finiquitadas las negociaciones del TPP: “Cuando más del 95% de nuestros
clientes potenciales viven fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China escriban las
reglas de la economía global. Nosotros debemos escribirlas, abriendo mercados para productos estadounidenses al
mismo tiempo que establecemos estándares para proteger a los trabajadores y nuestro medio ambiente. Este
acuerdo hace más equitativa la cancha para nuestros granjeros, rancheros e industriales al eliminar más de 18,000
impuestos que varios países establecen a nuestros productos.” (The White House, “Statement by the President on
the Trans-Pacific Partnership, 5 de Octubre de 2015).
Desde un principio, el gobierno federal mexicano acometió con entusiasmo la iniciativa del TPP y, por lo tanto, ha
defendido con vigor sus virtudes para México.
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Así, ha argumentado que de haber quedado fuera del TPP los privilegios comerciales del país se hubieran
erosionado. Un alto funcionario de la Secretaría de Economía afirmó que “el país mantiene acceso preferencial a
Estados Unidos en sectores como el automotriz, textil y azucarero, incluso confía en que detonará una importante
creación de empleos, ante los mayores flujos de comercio e inversión que se prevén” (El Universal, “SE: sin TPP,
privilegios comerciales de México se verían perjudicados”. Octubre de 2015).
Por su parte el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, argumentó que “la incorporación de México a esta
negociación era estratégica. La configuración del TPP, que incluye a economías de toda la cuenca del Pacífico, nos
brinda una oportunidad única para con un sólo instrumento, fortalecer la integración productiva con nuestros socios
del TLCAN, consolidar preferencias comerciales con la Alianza del Pacífico, profundizar el acceso al mercado
japonés y abrir oportunidades en seis economías de Asia- Pacífico, región donde las exportaciones mexicanas
crecieron en promedio 62% en los últimos cinco años. Hace 20 años hicimos historia con el TLCAN. Con el TPP,
nuevamente hacemos historia y nos ponemos a la vanguardia del comercio internacional.” (El Universal, Ildefonso
Guajardo, “Una oportunidad de reposicionar a México”. 13 de octubre de 2015).
ARGUMENTOS EN CONTRA DEL TPP
El TPP es esencialmente controvertido y por lo tanto hay voces que lo cuestionan.
Por ejemplo, pueden destacarse las siguientes:
Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia, y Adam S. Hersch, docente
de la misma institución académica, argumentan, entre otros puntos, que la reducción en las reglas de origen del
62.5% en el TLCAN a 45% en el TPP para la industria automotriz constituye un retroceso para México.
Asimismo, el TPP consolidaría la ventaja desigual de las grandes empresas al elevar la protección de los derechos
de propiedad intelectual.
En el campo de las empresas farmacéuticas, las disposiciones del TPP dificultarán el acceso a los medicamentos
genéricos. El TPP logra esto por cambios regulatorios amparados en los conceptos de “vinculación de patentes” y
“datos biológicos”, que permitirán a las empresas de medicamentos extender sus patentes.
Stiglitz y Hersch también sostienen que el TPP limitaría que los países miembros aprueben reglamentaciones para
proteger la salud pública, el medio ambiente, y otros aspectos relacionados al bien público, debido a mecanismos de
solución de controversias que permitirán a extranjeros demandar a un país miembro del TPP cuando crean que una
regulación nacional perjudicaría sus intereses.
Los académicos mencionados concluyen que una mayor integración comercial y de inversión con el mundo es muy
prometedora para México, pero el TPP no es la manera de lograrla. No hay evidencia que las protecciones a los
inversionistas y un fortalecimiento de los derechos de propiedad aumentarán la inversión extranjera o traerán más
innovación a la economía mexicana. (La Jornada, Joseph E. Stiglitz y Adam S. Hersch, “El gobierno debe exigir un
acuerdo transpacífico que beneficie a los mexicanos”. 3 de octubre de 2015).
Por otra parte, un estudio de la fundación alemana Bertelsmann y de la Universidad de Múnich, sostiene que el TPP
puede perjudicar a México por la erosión preferencial: México, país signatario del TLCAN, exporta el 80% de sus
productos a Estados Unidos. “Si otros países, en particular Japón, gozan de un mejor acceso al mercado de EU en
industrias cruciales como la automotriz, pueden desplazar a los productos mexicanos y perjudicar a la economía
mexicana. Según el escenario basado en las repercusiones que va a tener la liberalización arancelaria entre los
socios, México es el único perdedor, con un retroceso de 0.08% del ingreso real. (El Universal, “México, el perdedor
del TPP”. 13 de octubre de 2015).
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En México, voces autorizadas también cuestionan la conveniencia del TPP.
Arnulfo R. Gómez, reconocido especialista en comercio internacional y catedrático de la Universidad Anáhuac,
reconoce que el libre comercio es positivo. No obstante, argumenta que el TPP representa la continuación en
México de un dogmatismo excesivo que privilegia una apertura comercial indiscriminada que no ha sido
acompañada de políticas y medidas que positivamente materialicen las ventajas de tal apertura. Ejemplo claro de
esta situación es el mismo TLCAN que no logró los objetivos deseados por la carencia de una estrategia realista y
por una desgravación unilateral manifestada en la compulsiva firma de tratados de libre comercio.
Para Gómez, la negociación del TPP se da en un preocupante contexto en que México descendió de la octava a la
quinceava posición como economía mundial, del doceavo al décimo quinto puesto como país exportador, del cuarto
al onceavo lugar como destino de la inversión extranjera y del lugar 39 al 57 en competitividad.
El académico de la Universidad Anáhuac puntualiza que, en el contexto anterior, va a ser difícil competir con otros
países del TPP que son ahora más competitivos que México como Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón,
Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam. México sólo supera a Perú en el ámbito del TPP. (Indicador Político.
Arnulfo R. Gómez, “TPP: Manifestación clara de total incongruencia”, 7 de octubre de 2015).
CONCLUSIÓN
Como se ha mencionado, existe información limitada respecto al texto negociado y acordado del TPP.
Por lo tanto, queda pendiente un estudio puntual de Bufete Lan una vez que el Senado lo haya aprobado y se haga
público.
Por ahora baste subrayar la intensidad de la polémica que tal acuerdo ha desatado.
Como toda obra humana, seguramente tendrá para México virtudes pero también debilidades. El tiempo dirá.
Ante las limitaciones de información quizá se pueda afirmar que, por lo pronto, lo único cierto sea la misma
incertidumbre.
(**Se prohíbe su uso o reproducción total o parcial sin autorización expresa de Bufete Lan)
Nota: la información anterior no es ni implica consejo legal de Bufete Lan ni de ninguno de sus miembros sobre
el tema citado. Es tan sólo información de carácter general que deberá ser corroborada.
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