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2012
[ APROXIMACIÓN A LA
ESTRUCTURA PRODUCTIVA
Y EL EMPLEO DE LA BAHÍA
DE CÁDIZ Y SU ENTORNO ]
Aproximación a la estructura productiva y el empleo de la Bahía de Cádiz y
su entorno
Índice
Introducción: elementos para el análisis de una economía territorial
La actividad económica de la Bahía de Cádiz y su entorno
La reestructuración productiva e institucional en el capitalismo global de principios del siglo XXI
Andalucía en la división territorial del trabajo del capitalismo global
La Bahía de Cádiz y su entorno en el marco territorial andaluz
Elementos generales de la evolución socioeconómica de la Bahía de Cádiz y su entorno
La estructura productiva territorial de la Bahía de Cádiz y su entorno
La subcontratación y la deslocalización como estrategias empresariales relevantes en la Bahía
El mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno
Aspectos introductorios sobre empleo y territorio.
Los mercados territoriales de empleo de Andalucía
Características básicas, evolución y segmentación del mercado de empleo de la Bahía
El empleo, el paro y la formación del mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno
Deslocalización, descentralización productiva y empleo en la Bahía de Cádiz y su entorno
Epílogo: las políticas públicas de empleo y desarrollo territorial y algunas de efectos en la Bahía
de Cádiz y su entorno
Anexo
Introducción: elementos para el análisis de una economía territorial
Los procesos de crecimiento existentes en las últimas décadas no han dado lugar a una realidad
homogénea y universal, sino fragmentada y desigual. Por lo tanto, dichos procesos deben ser
contextualizados en las estructuras productivas territoriales concretas creadas o regeneradas
como nuevos espacios locales de regulación del sistema global. Por otro lado, la reestructuración
o globalización no ha evitado que el sistema socioeconómico continúe necesitando factores
productivos físicos para reconstruir sus espacios de acumulación mercantil y financiera. Tanto el
factor trabajo como los recursos naturales son imprescindibles para continuar con los procesos
de acumulación privada de capital, por lo cual se instituyen unas bases productivas y unas
relaciones salariales que establecen unos modos de utilización de esos factores de producción.
Frente al discurso abstracto de la economía convencional, a través de la economía territorial se
pone de nuevo en primer lugar a los sujetos reales en los análisis económicos. La economía
territorial hace más visibles los procesos de utilización del trabajo y la naturaleza. De este modo,
estudia las formas en que interseccionan en los espacios locales reales los procesos de trabajo,
de inversión, políticos, que sintetizan dinámicas con orígenes diversos. De esa forma se puede
conocer más en profundidad los procesos de crecimiento, la acumulación de capital (global) a
través de su incrustación en los territorios (local). Por tanto, el estudio de procesos de trabajo en
sus nichos territoriales concretos, y de los nuevos procesos de desigualdad generados es el
mejor análisis de la globalización que se puede hacer desde una nueva economía territorial.
Ahora bien, aunque el discurso de la reestructuración o globalización económica deba ser
contextualizado en los procesos productivos concretos, el estudio de una estructura productiva
territorial no significa dejar de considerar la transformación global de la evolución geoeconómica.
La evolución de cualquier economía territorial es el resultado de la vinculación entre lo global y lo
local. Además, las condiciones heredadas por cada territorio, origen de respuestas específicas
frente a los procesos globales, se reflejan en el perfil que presenta su mercado laboral, afectado
por una creciente especialización a medida que se acentúa la división espacial del trabajo a
todas las escalas.
Mediante el estudio de la economía de los territorios, de los pueblos y ciudades, se conocerá el
funcionamiento de un cuerpo socioeconómico determinado, es decir, se averiguará cómo se
genera, gestiona y distribuye la riqueza que se genera o llega a un territorio. A través del estudio
de una economía local se debe pretender averiguar cómo se gestionan los recursos locales y,
hasta qué punto, la riqueza, renta o excedente económico obtenido en dicho territorio consigue
satisfacer las necesidades vitales o de tipo material de las personas que viven en él. De esta
forma se restaurará la visión aristotélica de la economía como gestión de los recursos para
mejorar la situación de un colectivo de seres humanos.
La economía regional o territorial ha generado diversas corrientes de pensamiento en las últimas
décadas. Unas, las teorías "subjetivistas" o "localistas" explican el desarrollo regional desde el
voluntarismo, a través de dar una enorme importancia a las acciones individuales. Estas teorías
explican las acciones sociales como agregación de las acciones individuales. La localidad y la
región aparecen como ámbitos privilegiados para la nueva etapa de acumulación
Otras, por contra, las teorías "objetivistas" o "globalistas", explican el desarrollo regional desde el
determinismo. Estas teorías explican las prácticas sociales como determinadas por la estructura
social y donde, por tanto, los sujetos no tienen ningún papel sino que son meros soportes de la
estructura de relaciones en que se hallan. El territorio, por tanto, no es más que una pieza de
mecanismos y estrategias globales, y donde la toma de decisión se encuentra muy alejado del
territorio en cuestión, el cual no tiene absolutamente nada que decir. El problema principal de
estas teorías es que les impide explicar el hecho de que territorios en posiciones idénticas
produzcan prácticas distintas.
Para superar esta oposición es de interés optar por un proceso de integración de ambos tipos de
teorías. De este modo, frente al determinismo de las estructuras, se entiende que hay que tener
en cuenta a los sujetos. Ahora bien, éstos son considerados como sujetos socialmente
producidos en estados anteriores del sistema de relaciones sociales. Por otro lado, frente al
subjetivismo voluntarista, se supone que los sujetos no actúan libremente pues sus prácticas
están condicionadas por la posición actual en una estructura de relaciones y por toda la historia
anterior incorporada. De este modo, las prácticas sociales se explicarían desde una perspectiva
histórica y relacional; en primer lugar pues se tiene en cuenta el sistema de relaciones
históricamente construido que constituye el "campo" específico en que se desarrolla la práctica;
en segundo lugar, porque se considera el sistema de relaciones que ha producido las prácticas
de los agentes.
Es preciso, por tanto, apostar por otra perspectiva según la cual la evolución de cualquier
economía territorial se entienda como el resultado de la vinculación entre lo global y lo local. En
gran medida, la realidad está explicada o determinada por el sistema manufacturero global. Las
características de las regiones dependen de su lugar sincrónico en la división interregional del
trabajo, por sus influencias o factores externos. Por tanto, el análisis de las estructuras
productivas de un territorio debe tener un aspecto relacional y ser complementado o insertado en
el concepto de sistema manufacturero global. En el mismo sentido que los territorios, la posición
de los individuos en el mercado de empleo trascienden sus condiciones subjetivas o
empleabilidad y están muy condicionados por el lugar en el que viven, por el contexto o factores
externos.
Ahora bien, el territorio en general, y las estructuras productivas y mercados de empleo
territoriales en particular, tienen características propias (o endógenas) que las distinguen del
resto de los espacios. Los diferentes territorios reaccionan de forma variable al impacto de los
procesos globales en función, sobre todo, de las estructuras heredadas de su proceso histórico.
Por tanto, se trata, como dice de L.E. Alonso, de “espacios locales de regulación del espacio
global”. Lo global se incrusta en lo local y a la vez que lo utiliza lo transforma. De este modo, los
procesos económicos a los que se asiste en estos primeros años del siglo XXI ponen de
manifiesto la relevancia del estudio de los procesos de producción y los mercados laborales
específicos en territorios localizados. Dichos procesos deben ser contextualizados en los
sistemas productivos concretos creados o regenerados como nuevos espacios locales de
regulación del sistema global.
Para analizar la estructura productiva y el mercado de empleo territorial de un espacio
determinado en el capitalismo global, se hace preciso las siguientes dimensiones de análisis. En
primer lugar "el territorio" o campo de juego activo, donde tiene especial trascendencia el "peso
de la historia". En segundo lugar, "la mercancía" u organización del proceso de trabajo. La
organización del proceso de trabajo de una mercancía concreta es una cuestión clave donde
destaca la "perspectiva relacional". Los procesos de trabajo han llegado a una cada vez mayor
integración a través, sobre todo, de la externalización, subcontratación, descentralización o
deslocalización productiva. Por ende, parece cada vez más conveniente utilizar como unidad de
análisis la mercancía concreta y su proceso de trabajo, sobre todo si se pretenden conocer las
consecuencias de los procesos productivos en las condiciones de empleo existentes en las
distintas comunidades locales. En tercer lugar, y a pesar de poner el acento en el análisis de los
procesos de trabajo, sigue resultando de interés analizar las estrategias llevadas a cabo por las
empresas, especialmente por las de mayor dimensión. Las grandes unidades productivas
transnacionales son las principales protagonistas del capitalismo global. Las grandes
corporaciones globales deciden qué es lo que se produce, dónde, cómo y por quién, y se
convierten en los instrumentos concretos de ejecución de las decisiones de inversión de ese
concepto más abstracto que es el capital internacional.
La actividad económica de la Bahía de Cádiz y su entorno en el marco de la
globalización
La reestructuración productiva e institucional en el capitalismo global de principios del
siglo XXI
Tras la crisis de los años setenta del siglo XX se produjeron reajustes del sistema económico
capitalista. Esos reajustes se denominaron Reestructuración, definida como “el proceso
mediante el cual los modos de producción transforman sus medios organizativos para llegar a
realizar los principios estructurales inalterables de su operación” (Castells, 1995: 35). Por tanto,
se tratan de cambios en los modos o procedimientos para conseguir los mismos objetivos: la
obtención de los máximos niveles de crecimiento y acumulación privada de capital. Tras esos
procesos, a la nueva fase del sistema capitalista se le pasó a denominar “globalización” o
“capitalismo global”.
Para salir de la crisis, las empresas pusieron en marcha diversas estrategias, entre las que
destacan las dos siguientes: una, la expansión de mercados, apareciendo una enorme
competencia de las empresas por los mercados exteriores y, por tanto, por la mejora de la
competitividad; dos, la diversificación de productos mediante las estrategias de diferenciación de
los bienes y servicios ofertados. Estas estrategias empresariales y la nueva organización del
trabajo que requiere provocaron el aumento de la incertidumbre e inestabilidad de la demanda en
un contexto de creciente internacionalización del comercio.
La nueva organización de trabajo, además de las innovaciones técnicas, contribuye a la
recuperación de la rentabilidad del capital. La reestructuración de la base productiva hace
posible una nueva relación capital-trabajo donde el capital puede hacer frente con mayor
facilidad a la presión permanente de las fuerzas sindicales y, de este modo, dar respuesta a las
necesidades de continuas mejoras de competitividad que la apertura de los mercados provoca.
Aunque las formas de producir y de intercambiar se transforman, no se asiste a la desaparición
del modelo fordista de la producción en serie a favor de un nuevo modelo de “especialización
flexible”. Más bien aparece una interpenetración de dichos modelos, combinándose elementos
de ruptura y de continuidad. El sistema de producción a principios de siglo XXI en la mayoría de
los sectores y actividades productivas se encuentra entre los estos dos paradigmas ideales por
lo que se podría denominar como “sistema de producción masiva diferenciada”. De este modo, y
aunque las condiciones productivas establecidas por las economías de dimensión siguen
vigentes, se hace preciso desarrollar un sistema de producción diferenciado.
Las unidades productivas establecen dos ámbitos de actuación para lograr menores costes con
mayor diversificación. Por un lado, de manera particular e individual en cada empresa persiste la
lógica fordista de acumulación basada en altos niveles de inversión y un alto grado de adopción
de tecnologías. Aunque las economías de escala de la producción en serie ya están superadas,
los nuevos conjuntos “globales” siguen estando sometidos a las leyes de la dimensión. Todo ello
conlleva el que las grandes empresas transnacionales sean las “ganadoras” en el proceso de
reestructuración. Por otro lado, las economías de diversificación se dejan a la división del trabajo
que se lleva a cabo en conjunto. Para ello se recurre a fomentar las relaciones
interempresariales y a la externalización, descentralización o subcontratación productiva. La
reestructuración productiva da lugar a la descentralización de la industria como elemento clave
de la nueva forma de organización de la producción. De este modo aparecen dos elementos
esenciales a analizar, a saber: uno, los procesos de descentralización, externalización y
deslocalizaciones; y dos, las estrategias y el papel de los grandes grupos empresariales o
transnacionales.
El "sistema de producción masiva diferenciada" que surge tras la crisis capitalista de la década
de los setenta del siglo XX requiere de nuevas políticas o de un nuevo marco institucional.
Dentro de este nuevo marco institucional destacan las nuevas políticas de flexibilización o
desregulación laboral, por un lado, y las nuevas políticas regionales de desarrollo local o
descentralización institucional por otro.
La descentralización institucional y la desregulación laboral tienen su base en un nuevo modelo
de desarrollo económico que sustituyó al existente en las tres décadas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial en los países occidentales. Con la crisis de los años setenta se inicia un periodo
donde la concepción neoclásica del desarrollo económico recupera su hegemonía. La crisis es
utilizada para restituir los principios originarios de mercado a todos los niveles y se pasa de la
preponderancia de políticas de intervención desmercantilizadoras a políticas estatales
remercantilizadoras, generadoras de las bases y los medios de rentabilidad para el sector
privado (Bilbao, 1999; Alonso, 1999).
El papel del Estado-nación cambió y su grado de libertad se redujo ante el auge de las empresas
multinacionales. El nuevo papel del Estado y la gestión pública en el naciente modelo de
acumulación se caracteriza por sacrificar parte de su "legitimación" en aras de la expansión de la
"acumulación" y, para ello, mientras reducen sus políticas de bienestar social, cargan con gran
parte de los costes de la reestructuración del aparato productivo (Delgado, 1998). Aparece la
noción de "atractividad", mediante la cual se asiste a una competencia aguda entre espacios
nacionales por conseguir atraer a las empresas mediante la reducción de limitaciones sociales o
medioambientales (Veltz, 1999). En este sentido, y aunque debilitadas, las naciones-Estado
continúan teniendo gran relevancia, sobre todo en cuestiones como las denominadas "reformas
estructurales" y las cuestiones macroeconómicas.
En el actual capitalismo global existe un nuevo reparto de papeles entre los diferentes escalones
públicos territoriales. Por un lado se encuentra el ámbito estatal o supraestatal que es
responsable de las actuaciones macroeconómicas y, por ende, del objetivo de estabilidad y
crecimiento económico. Con el fin de atender a las demandas de la economía global, los estados
son protagonistas de la creación de nuevas estructuras reguladoras (UE, NAFTA etc.), y de la
reorganización de las instituciones públicas internacionales ya existentes (Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio). A través de estas
instituciones las grandes corporaciones económicas controlan y potencian la imposición del
neoliberalismo en todo el mundo (Etxezarreta, 2001).
Por otro lado, se encuentran las esferas regional, provincial y local, responsables de las políticas
microeconómicas y, por tanto, de las acciones de creación de empleo y de definición de un
marco propicio al respecto. La elaboración de la política interior se ha desplazado hacia las
administraciones locales que apoyan y legitiman las estrategias de acumulación global de
empresas localizadas en su territorio. De este modo, tienen lugar procesos de descentralización
político-administrativa que aminoran la capacidad de respuesta del poder político ante los
grandes conglomerados económicos multinacionales.
Así, trasladando a instituciones supranacionales unas competencias y a instituciones
subnacionales las restantes, se consigue que el Estado se dedique únicamente a las funciones
requeridas por el capital, objetivo buscado por el pensamiento neoliberal desde el comienzo de
su supremacía. En definitiva, el protagonismo en el sistema de producción internacional de las
empresas multinacionales provoca que las administraciones públicas compitan por atraerlas a
sus respectivos territorios.
Andalucía en la división territorial del trabajo del capitalismo global
La economía andaluza se ha configurado históricamente como una economía periférica, donde
destacan los mecanismos de la extraversión, desarticulación y dependencia frente al exterior. El
capital exterior es un condicionante relevante de la evolución del desarrollo económico de
Andalucía.
Esta situación comienza de forma especial a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Andalucía
se halla inserta en un proceso que no puede explicarse al margen del otro que sigue la economía
española a partir de la segunda mitad del siglo XIX. No se trata aquí de abordar un análisis
detenido de esos factores, pero no se puede omitir la simple mención de algunos de ellos, como
los siguientes: el papel de abastecedor de materias primas minerales que van a facilitar el
despegue industrial de determinadas metrópolis; la existencia de la gran propiedad latifundista
que diversos autores han valorado con precisión; la progresiva articulación de un sistema
proteccionista, propiciado por los intereses sectoriales que dominan el proceso de
industrialización, que asegura ventajas comparativas a los intereses industriales frente a los
agrarios andaluces.
Las consecuencias de todo ello son ampliamente conocidas entre las que destacan las
siguientes. En primer lugar, la balanza comercial de Andalucía con el exterior es fuertemente
dependiente en bienes de alto valor y productos manufacturados, además de bienes de capital,
pero también en productos elaborados del propio sector agrario. En segundo lugar, la balanza de
dependencia sectorial es fuertemente excedentaria, lo que significa que son mucho más
importantes y numerosas las exportaciones de inputs -que son elaborados y transformados en
otras regiones- que las importaciones de esos mismos productos. Finalmente, el análisis de las
relaciones intersectoriales a través de las tablas input-output revela la escasa articulación
existente en la economía andaluza, que se comporta en la práctica como una estructura
productiva típica de un área subdesarrollada. También los flujos financieros han contribuido en el
caso de Andalucía -como en las restantes regiones periféricas- a acentuar la dependencia
económica respecto a los centros industriales que protagonizan el crecimiento económico de las
últimas décadas. Gran parte del ahorro de la región se ha canalizado hacia inversiones en los
centros industriales que han concentrado el capital y la mano de obra.
La nueva división territorial del trabajo que ha tenido lugar en las tres décadas de auge del
neoliberalismo y globalización (desde principios de la década de 1980) ha reforzado esta
situación. La forma de crecer de la economía andaluza se caracteriza por la desarticulación, por
la especialización inadecuada y por la heterogeneidad.
La reestructuración que se pone en marcha en la década de 1980 tiene en Andalucía como
referente principal la creación del mercado único. El resultado del proceso de integración de la
economía andaluza en el contexto económico mundializado puede observarse desde los tres
siguientes aspectos. Por un lado, la especialización productiva alejada del núcleo más dinámico
y hegemónico de actividades del sistema. Son los espacios hegemónicos los que inducen lo
esencial de los procesos que tienen lugar en Andalucía, cuya especialización productiva la sitúa
como una zona crecientemente marginada en la que el propio crecimiento se traduce en
procesos de polarización, desarticulación, fragmentación y exclusión. En segundo lugar, las
repercusiones que sobre el tejido empresarial ha tenido la incorporación al mercado único
europeo se pueden resumir en un incremento de la polarización empresarial, la penetración de
grandes grupos empresariales y la acentuación de los desequilibrios existentes en el territorio
andaluz. En tercer lugar, la profundización de la situación periférica tiene importantes
consecuencias sobre el mercado de empleo, especialmente en la disminución de la capacidad
de crear empleo de calidad y en la consecuente desprotección social.
Se ha profundizado la especialización agraria andaluza. Se produce un intenso y rápido proceso
de especialización dentro de la producción agraria andaluza hacia la producción hortofrutícola,
que va camino de suponer la mitad del valor de la producción agraria, y, en menor medida, hacia
el olivar. Estos son, en gran medida, los efectos de una “integración” - en este caso en el
proyecto europeo, parte a su vez de la mundialización - que absorbe a las economías locales
dentro de un sistema gestionado, cada vez de una manera más centralizada, desde los núcleos
que controlan los circuitos de la gran producción y la gran distribución.
Esta dependencia de la parte más “moderna” y dinámica de la agricultura andaluza, conformada
de manera creciente de acuerdo con las pautas de lo que se ha dado en llamar agrobusiness, o
agricultura industrial, reduce al agricultor a “cliente” de los grandes consorcios agroalimentarios,
y proveedor de las grandes cadenas de alimentación, en un proceso en el que, por medio de
cultivos “forzados”, se trata de separar a la agricultura de los límites y condicionantes del
entorno.
La evolución de la participación de la industria andaluza se caracteriza, por un lado, por el
escaso peso de la misma, a lo que habría que añadir su debilidad “cualitativa”, y por otro, la
trayectoria de continuo decrecimiento, aunque la pendiente sea muy leve. El tipo de crecimiento
que propicia el modelo industrial vigente es fuente de situaciones de desequilibrio, tanto por su
polarización en torno a muy pocas actividades desligadas del resto del tejido productivo, como
por su localización espacial.
Para los servicios, a pesar de que dentro de la estructura económica de Andalucía, los servicios
hayan visto ascender su participación hasta representar más del 60% del mismo, no puede
decirse que la economía andaluza tenga una especialización productiva ligada al sector
servicios. En el caso del centro sí que, aún más acentuado que en la industria, la participación
está muy por encima del porcentaje de su población. La evolución decreciente de la
productividad en el sector, que se separa de la de las áreas centrales, así como el predominio de
servicios “tradicionales” en contra de lo que sucede en el centro, así como otros síntomas que
van en la misma dirección, (proliferación de pequeños establecimientos en “hostelería”, mayor
importancia de la venta ambulante, etc.), junto con la intensa “modernización” que ha
experimentado una parte de las actividades de servicios en Andalucía, -nuevas formas
comerciales y de distribución, servicios a las empresas, y otras expresiones del papel de los
servicios en el nuevo modelo productivo-, confirman la persistencia de un sector dualizado que
continúa en gran medida sirviendo como refugio de capitales y mano de obra desocupados.
Desde el punto de vista de las desigualdades, el desarrollo del capitalismo periférico andaluz
ha generado algunos procesos complementarios de interés que se pueden resumir en los
siguientes: la centralización del excedente agrario, la tercierización regresiva de la economía,
la utilización intensiva de los recursos naturales y la extraversión de las cadenas productivas y
la renta andaluza.
Respecto a la centralización del excedente agrario, en los últimos tres decenios se ha
producido un vertiginoso proceso de modernización de las estructuras agrarias andaluzas que
ha convertido a la mayor parte de las antiguas “tierras” en auténticas explotaciones
empresariales. Sin embargo, esta modernización no siempre ha llevado consigo un auténtico
proceso de innovación y mejora cualitativa de la estructura agraria sino que se ha basado en la
consecución de altas tasas de rentabilidad a través de la reducción de gastos (especialmente
de mano de obra), del aprovechamiento muy intensivo (y demasiadas veces no sostenible) de
los recursos y en la disminución del riesgo asumido en la explotación del negocio agrario. Este
tipo de lógica, que ha venido de la mano de una intensiva presencia de capital extranjero a los
canales de distribución y comercialización vinculados a la producción agraria, ha producido una
fuerte concentración de excedente que consecuentemente lleva consigo una peor distribución
de la renta del sector primario en Andalucía. Todo ello se traduce, desde el punto de vista de la
distribución, y por tanto de la generación de desigualdades, en la conformación en Andalucía
de una “agricultura sin agricultores” (Delgado 1993), a diferencia del modelo de la Unión
Europea.
En los territorios industrializados, el sector terciario se especializa en la oferta de servicios de
acompañamiento de la actividad industrial. Pero el sector servicios hiperdesarrollado en
Andalucía se haya vinculado preferentemente a actividades de bajo valor añadido y baja
productividad. Lógicamente, esta situación, que sólo ha comenzado a apuntar un cierto cambio
de tendencia en los últimos años gracias al desarrollo de nuevas actividades vinculadas en
mayor medida a las nuevas tecnologías de la información, ha producido un efecto importante
sobre la estructura salarial andaluza y por ende en la distribución de la renta. Al finalizar 2006,
el coste laboral medio en Andalucía era aproximadamente un 10% más bajo que el nacional.
El modelo de crecimiento de la economía española en general y de la andaluza en particular se
ha centrado en los denominados "milagros sin mañana". De ese modo, dicho modelo se ha
basado en un uso no sostenible de los recursos naturaleza y ambientales y en la construcción.
El problema radica en que, como ha puesto de manifiesto recientemente Manuel Delgado
(2006), buena parte de la modernización economía andaluza ha consistido en especializarla en
ese tipo de actividades cuyo coste en términos de sostenibilidad no se hace hoy día visible en
las estadísticas macroeconómicas al uso. Al no registrarse esos costes, resulta que las
actividades o espacios especializados en la utilización intensiva de los procesos que los
generan resultan subretribuidos, es decir, literalmente empobrecidos.
Finalmente, la consecuencia de todos estos factores típicos del capitalismo de periferias es que
se termina restringiendo radicalmente la generación de rentas endógenas en los espacios
periféricos, como ha sido el caso de Andalucía en los últimos decenios. El seguimiento de la
distribución funcional de la renta en Andalucía (Torres 1993 y 1995) ha puesto de manifiesto
que en los últimos decenios la efectiva convergencia de Andalucía con el conjunto estatal se ha
producido por la vía del incremento de las transferencias y no como consecuencia de un
incremento efectivo de su capacidad de generación de rentas internas o endógenas. Eso es el
resultado de un doble proceso, a saber: por un lado de la disminución de las fuentes
endógenas de generación de renta, como consecuencia de la pérdida de tejido productivo; por
otro, directamente de la extraversión de rentas hacia fuera de Andalucía como resultado de la
incorporación estratégica de intereses externos a la economía andaluza.
La Bahía de Cádiz y su entorno en el marco territorial andaluz
Andalucía ha sido históricamente una región con un sistema de poblamiento bien distribuido y
equilibrado. Hasta mediados del siglo XX la red de ciudades que cubre el territorio andaluz desde
tiempos medievales tuvo pocas alteraciones. Se trata, en la mayoría de los casos, de
agrociudades donde la población se empleó principalmente en el sector agrario y, puntualmente,
en otras actividades primarias. En las tres últimas décadas se han producido importantes
cambios en la estructura productiva de Andalucía. En consonancia con estas transformaciones,
la evolución territorial de Andalucía presenta las tendencias significativas siguientes.
Por un lado, la consolidación de un conjunto de grandes ciudades (las capitales de provincia más
Jerez de la Frontera y Algeciras) donde se concentran las actividades industriales y terciarias,
dando lugar a procesos de formación de ámbitos metropolitanos. Además, se produce el
desarrollo de un potente tejido urbano litoral cuyas principales especializaciones productivas son
el turismo y las agriculturas intensivas. Respecto al interior de la región, se mantienen la
relevancia relativa de las ciudades de tamaño medio en los casos en los que se ha producido la
modernización de la estructura productiva de las tradicionales agrociudades. Por último, se ha
producido un debilitamiento del poblamiento de las áreas de montaña, las más afectadas por la
crisis de los sistemas agrarios tradicionales.
El modelo económico andaluz y su evolución temporal tienen una traducción territorial que queda
reflejada en la dinámica demográfica andaluza. Una dinámica integrada por tres grupos de
municipios claramente diferenciados en su trayectoria durante las dos últimas décadas del siglo
XX y principios del XXI.
Por una parte, un amplio conjunto de municipios pierde población. Estas localidades forman
parte en la mayoría de los casos de las áreas de montaña, y conforman un espacio que
comprende más de la mitad del territorio andaluz. Esta zona de la Andalucía del interior presenta
una amplia coincidencia con las áreas en las que la cantidad de trabajo utilizado por la
agricultura es menor. Se trata de municipios en los que el declive de la agricultura tradicional no
ha sido compensado por otras alternativas económicas capaces de detener su deterioro
demográfico, quedando su base económica, débil y muy poco diversificada, al margen de los
procesos de crecimiento y acumulación que han prevalecido en las últimas décadas.
Un segundo grupo de municipios está conformado por aquellos en los que el crecimiento
demográfico no ha sido negativo pero sí moderado, de modo que puede decirse que mantienen
su participación en el total andaluz (alrededor de la mitad). Se trata de un conjunto de
municipios, la denominada en algunos casos como Andalucía Agrícola del Interior, o
simplemente medio rural andaluz que conforman casi la tercera parte del territorio andaluz y que
básicamente se estructura alrededor del Valle del Guadalquivir. En muchos de ellos la agricultura
proporciona una cantidad mayor de trabajo de la que tenía el grupo anterior, y, en general, tienen
una base económica más diversificada, con cierta relevancia de procesos industrializadores en
especial en la agroindustria.
El tercer grupo está formado por el ámbito más dinámico del territorio andaluz y comprende
aproximadamente una quinta parte del mismo. Básicamente comprende las áreas metropolitanas
conformadas por las capitales de provincias, con economías diversificadas donde se sitúan en
gran medida las actividades y funciones más relevantes dentro del territorio andaluz,
relacionadas con la industria y los servicios, y el litoral, con una dinámica económica muy
vinculada al turismo y/o las nuevas agriculturas. La concentración espacial de las empresas más
innovadoras en las capitales de provincia es un ejemplo relevante en este sentido.
En definitiva, se puede observar un retroceso de la zona del interior, en especial las zonas o
áreas de montaña, mientras avanza la concentración de la población en las áreas urbanas y el
litoral. En algo menos de la quinta parte del territorio andaluz se localiza ya la tercera parte de la
población andaluza. Se asiste por tanto a desequilibrios territoriales en un modelo que se
asemeja a la denominada “economía de archipiélago” (Veltz, 1999). Así, los espacios más
dinámicos, la franja litoral y las grandes aglomeraciones urbanas, son los mejor conectados,
entre sí y con el exterior, y, por otro lado, se extienden espacios sumergidos, apartados de los
principales procesos de crecimiento y acumulación, aunque en ellos se sitúa una parte muy
importante del patrimonio natural de Andalucía, cumpliendo en este sentido funciones
fundamentales para el mantenimiento y la reproducción del modelo de crecimiento.
Desde el punto de vista territorial, la provincia de Cádiz presenta dos rasgos peculiares básicos:
uno, es el territorio más meridional de la Península Ibérica; y dos, presenta una gran diversidad y
variedad interna de comarcas naturales. Se distinguen claramente tres grandes espacios o
comarcas naturales, la costa, la campiña y la sierra. Estos tres espacios proporcionan una gran
complementariedad de usos.
Cádiz es la provincia más descentralizada de Andalucía, pues en la capital reside algo más del
10% de la población y la segunda ciudad (Jerez) tiene más habitantes. Además de esta ciudad,
es muy amplio el grupo de ciudades que sobrepasan los 20.000 habitantes, con lo que existe
una clara distribución de núcleos.
El territorio objeto de estudio, la Bahía de Cádiz y su entorno territorial más próximo, se compone
de las comarcas y municipios enmarcados dentro del Plan de Ordenación del Territorio de
Andalucía (2006) en las dos siguientes unidades territoriales: el "Centro Regional Bahía de
Cádiz-Jerez" y la "Costa Noroeste de Cádiz". Los municipios objeto de estudio pertenecen o a un
área metropolitana o a una zona de litoral, por lo forman parte del ámbito más dinámico del
territorio andaluz.
El Plan de Ordenación Territorial de Andalucía califica de unidad de centro regional a la zona de
Bahía de Cádiz-Jerez. Este Centro Regional está compuesto por Cádiz, Chiclana de Frontera,
Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Puerto Real y San Fernando. Este territorio se
puede dividir a su vez en la Bahía de Cádiz y el Marco o Campiña de Jerez. En el contexto del
subsistema de ciudades andaluz, este centro regional tiene un rango urbano de tamaño
intermedio. Es una de las aglomeraciones urbanas más complejas y de mayor dimensión de
todas las existentes en Andalucía, al representar la tercera concentración urbana de Andalucía,
en cuanto a población y actividad económica, detrás de Sevilla y Málaga. Además, constituye
uno de los principales puntos de localización de la actividad industrial de Andalucía. En ese
sentido, coexisten municipios con una fuerte actividad industrial (en los sectores naval, de
automoción y aeronáutico) y municipios con una fuerte componente agrícola y de industria
agroalimentaria, complementada con otras actividades, turísticas y de servicios.
Por otro lado se encuentra la unidad territorial "Costa Noroeste de Cádiz", donde se localiza
Chipiona, Trebujena, Rota y Sanlúcar de Barrameda. El POTA lo caracteriza como unidad
organizada por redes de ciudades medias litorales. Ocupa la esquina occidental del litoral
gaditano y tiene una posición estratégica en el límite entre las provincias de Huelva, Sevilla y
Cádiz. El sistema urbano se dispone en torno al eje litoral y sus principales núcleos urbanos se
emplazan en el borde costero. La mayor parte de la población se concentra en dichos núcleos.
Sanlúcar de Barrameda constituye la ciudad principal, le siguen Rota y Chipiona, todos ellos muy
distanciados de Trebujena en cuanto a número de habitantes.
Demográficamente, y en la década que transcurre e 1998 a 2008, el conjunto de los diez
municipios analizados han aumentado su población de 680.384 a 748.545 habitantes. El Centro
Regional Bahía Cádiz-Jerez denota como principal particularidad el estancamiento y pérdida de
población de la capital, fundamentalmente por la falta de espacios y, en contrapartida, el
crecimiento demográfico del resto de municipios que integran esta unidad territorial. Por su parte,
a excepción de Trebujena, el resto de municipios que integran la Costa Noroeste también ha
aumentado su población en la década que transcurre de 1998 a 2008.
Población total.
Población total 2008 Población total 1998
(Padrón)
(Padrón)
Cádiz
127.200
143.129
Chiclana de la Frontera
76.171
55.494
Chipiona
18.447
15.989
205.364
181.602
Puerto de Santa María (El)
86.288
73.728
Puerto Real
39.648
33.415
Rota
27.918
24.704
San Fernando
96.155
84.014
Sanlúcar de Barrameda
64.434
61.382
6.920
6.927
748.545
680.384
1.214.807
1.101.906
Jerez de la Frontera
Trebujena
Total 10 municipios
Total Cádiz
Fuente: SIMA.
El poblamiento de la Bahía gaditana está organizado por el centro regional de Cádiz. Bajo su
área de influencia se sitúan diversas ciudades medias, donde se está produciendo una marcada
tendencia a la multipolaridad del poblamiento y con un crecimiento mayor de la población. La
orientación funcional de los distintos municipios se puede sintetizar de la siguiente manera:
Cádiz y San Fernando son dependientes de los asentamientos interiores y en especial de Puerto
Real. El conjunto formado por los tres núcleos de población concentra el 70% de la actividad y
movilidad de la aglomeración. El Puerto de Santa María conforma el vado sobre el Guadalete y
es el nexo de las relaciones entre la Bahía, la Costa Noroeste y Jerez de la Frontera. Por último,
Chiclana de la Frontera es un municipio con relaciones funcionales con los restantes municipios
de la Bahía y con los municipios de la Janda.
Por otro lado se encuentra el municipio de Jerez. Se trata de un municipio de gran tamaño físico,
hasta el punto de representar el 63,2% de la extensión del centro regional Bahía de Cádiz- Jerez.
El ámbito de la Campiña de Jerez tiene una población que supera los 200 mil habitantes, lo hace
que en términos de población su peso gire en torno al 30% del centro regional analizado. Jerez
presenta una evolución demográfica estable a corto plazo y ligeramente positiva a medio plazo.
Además de por el Centro Regional Bahía de Cádiz- Jerez, el territorio objeto de estudio está
compuesto por la comarca de la Costa Noroeste de Cádiz. Respecto a las relaciones de la
comarca con su entorno más cercano, puede afirmarse que la Costa Noroeste tiene un alto
grado de relación tanto con la Bahía de Cádiz como con la ciudad de Jerez de la Frontera. Esto
se comprueba observando el volumen diario de desplazamientos por motivos de trabajo y ocio,
así como la intensidad media diaria de tráfico de las carreteras que comunican a estos núcleos
de población. Cabe destacar el hecho de que la población aumenta considerablemente en época
estival debido al turismo. Se estima que aproximadamente noventa mil personas se trasladan en
verano a la Costa Noroeste por motivos de ocio y recreo.
Elementos generales de la evolución socioeconómica de la Bahía de Cádiz y su entorno
La actividad portuaria es esencial para entender la evolución socioeconómica del este espacio,
pues su posición atlántica y la fácil conexión con el interior peninsular a través del Valle del
Guadalquivir le han conferido un valor estratégico en las relaciones marítimas. Así, tanto la
actividad estrictamente portuaria como la relacionada con la misma, construcción de barcos o de
defensa, han constituido el motor y razón de ser de la mayor parte de los municipios analizados
hasta fecha reciente. La actividad portuaria favoreció además el establecimiento de grandes
manufacturas de carácter estatal como tabaco, armamento o astilleros, conformando un tejido
industrial y comercial inusual en la región. El crecimiento y expansión de este tejido se mantuvo
hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque en la actualidad la economía de la Bahía está
sujeta a un proceso de transformación y reconversión. Pese a la dureza de este proceso de
ajuste, la Bahía constituye uno de los principales tejidos industriales de la región.
Aunque comparte muchos elementos con el área metropolitana de Bahía de Cádiz, Jerez dela
frontera tiene una entidad propia desde el punto de vista socioeconómico. Ésta se basa en su
especialización histórica como gran ciudad bodeguera que desde hace varios siglos exporta sus
vinos al resto del mundo (comparable a Oporto o Burdeos). Además, el interior del término
municipal la convierte en una ciudad agraria especializada en cultivos intensivos (remolacha,
algodón o cereales) y que completan la estructura industrial agroalimentaria con la presencia de
las mayores fábricas azucareras de Andalucía. Además, existen industrias pequeñas y medianas
en otros ramos como el de harinas, pan y confitería industrial, o los productos lácteos y cárnicos.
La provincia de Cádiz, globalmente considerada, es una de las provincias españolas y andaluzas
de más temprana industrialización. Desde el siglo dieciocho a la actualidad se han producido
numerosos procesos de industrialización, no siempre vinculados con los recursos naturales y
usos primarios del territorio. La Bahía de Cádiz conoce un desarrollo industrial y comercial muy
temprano, vinculado a su condición de metrópolis en el "Comercio de Indias" y de
emplazamiento defensivo estratégico en el contexto peninsular. Las industrias militares y navales
llevan varios siglos implantadas en la zona, y han creado un marco o contexto productivo y
laboral que han atraído a otras actividades productivas. Lo mismo puede decirse de los
complejos bodegueros de ciudades como Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda o El
Puerto de Santa María.
En el siglo dieciocho las industrias andaluzas que contaban con una cierta importancia estaban
ligadas al sector público. Destacaban las fábricas de tabacos de Sevilla y Cádiz y el arsenal
gaditano de La Carraca. No obstante, el sector industrial no dejaba de ser muy débil por lo que
era incapaz de abastecer la demanda de las colonias. Esto hizo que los puertos de Sevilla y
Cádiz se convirtieran en puertos privilegiados en el intercambio colonial y en ambas ciudades se
establecieran un importante número de comerciantes tanto nacionales como extranjeros.
En la primera parte del siglo diecinueve, Jerez de la Frontera se convierte en una zona
destacada en el cultivo de la vid y producción de vino. En 1874 comenzó a venderse el vino
embotellado lo que significó la potenciación de la industria. A finales de este sigo llegó a Jerez la
filoxera, lo que no impidió el crecimiento de esta industria e incluso se desarrolló industria
auxiliar.
En la Bahía de Cádiz se han concentrado unos establecimientos productivos con un gran tamaño
medio. Además de los astilleros, en la década de los ochenta del siglo veinte se localizaban en
este territorio las siguientes grandes unidades productivas: la factoría San Carlos de San
Fernando dedicada a la producción de armamento, calderas y demás productos relacionados
con la construcción naval; Construcciones Aeronáuticas SA, en Cádiz y perteneciente en aquella
época al Instituto Nacional de Industria (INI) y dedicada a la construcción y reparación de
aeronaves, principalmente helicópteros militares; y la General Motors, en Puerto Real, que con
una plantilla de 1.100 trabajadores se dedicaba a la fabricación de componentes de suspensión y
mecanismos de dirección. También se encontraba en Cádiz la empresa Tabacalera SA, que
formaba parte del Patrimonio del Estado y que empleaba a 1.000 personas. En Jerez de la
Frontera, por su parte, se localizaban tres empresas con plantillas superiores a los 500
trabajadores, dos de ellas dedicadas a la fabricación de bebidas alcohólicas (Pedro Domecq, SA,
y González Byass Co. Ltd.), y una tercera dedicada a la fabricación de vidrio hueco, Vidrieras
Españolas SA, especializada en la fabricación de envases para abastecer la industria vinícola
jerezana.
La actividad portuaria favoreció el establecimiento de grandes manufacturas de carácter público
que conformaron un tejido industrial y comercial inusual en la región, cuyo crecimiento y
expansión se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo pasado. En la mayoría de las ocasiones,
las grandes empresas eran total o parcialmente propiedad del Estado y estaban controladas por
la Dirección General del Patrimonio del Estado o por el Instituto Nacional de Industria (INI). Al
igual que en otras zonas y regiones poco industrializadas, la participación directa del sector
público en la economía e industria local era un aspecto primordial. Por tanto, las políticas de
reconversión industrial realizadas en aquella época han tenido enormes consecuencias para la
socioeconomía de la Bahía.
En la Bahía de Cádiz se ha concentrado la mayor parte de la industria de la construcción naval
andaluza. Aunque se trata de un sector con presencia en la zona desde mediados del siglo
diecinueve, su verdadero desarrollo tiene lugar en los años setenta del siglo veinte. Las causas
del crecimiento del sector hay que buscarlas en la sustitución como fuente de energía básica del
carbón por el petróleo. La creciente demanda de hidrocarburos transportados fundamentalmente
por vía marítima dio lugar a un desarrollo del sector de la construcción naval que, buscando
conseguir rebajar los costes de transporte, ofrecía al mercado buques cada vez mayores. A
estas razones de carácter económico se unieron otras de carácter político, ya que las crecientes
tensiones en la zona del Golfo Pérsico no hacían muy segura la utilización de la ruta del Canal
de Suez, que se cierra en 1967 y es sustituida por la mucho más larga ruta del Cabo de Buena
Esperanza. Este cambio de trayectoria marítima era una nueva razón que justificaba la
construcción de buques de gran tamaño.
Ante esta situación, la política industrial española consideró de interés potenciar el desarrollo del
sector de la construcción naval. Esta industria se estructuró en Andalucía del siguiente modo: en
Puerto Real se localizaban las más modernas instalaciones del país, pertenecientes a la
empresa Astilleros Españoles SA (AESA), dedicadas a la construcción de superpetroleros; en
Cádiz las instalaciones de esta misma empresa se orientaban fundamentalmente a la reparación
de buques, mientras que en San Fernando, la Empresa Nacional Bazán se especializaba en la
construcción de buques militares y mercantiles. Todas estas empresas eran de capital público y
su presencia en la zona ha respondido a criterios de la autoridad económica planificadora. La
estrategia consistió en potenciar considerablemente la dimensión de las instalaciones
sacrificando a la industria auxiliar. Posteriormente, y debido a la crisis, el sector de la
construcción naval comienza a no ser rentable por lo que comienzan las reestructuraciones que
de modo periódico han afectado al sector.
Desde mediados de la década de los años ochenta del siglo veinte se asiste a la crisis de las
grandes industrias de iniciativa pública que constituían hasta entonces la principal orientación
manufacturera de la zona. La escasa diversificación productiva y el gran tamaño medio de los
establecimientos productivos ha producido que las diversas crisis que han afectado a los
sectores en los que se especializa ha condicionado en gran medida la vida socioeconómica del
área. Además, en términos generales, estas grandes industrias estaban bastante desintegradas
de la economía local y regional. Eran industrias orientadas al exterior, que responden más a
necesidades de otras regiones y países que a las de la zona en la que están insertas.
En la actualidad la economía de la Bahía está sujeta a un proceso de trasformación y ajuste,
aunque se mantiene una importante presencia de actividades industriales que caracterizan a la
Bahía de Cádiz como uno de los principales tejidos industriales de la región. La estructura
productiva del área metropolitana Bahía de Cádiz se caracteriza, a grandes rasgos, por la
existencia de una clara dualidad en las actividades económicas existentes. Por un lado se
encuentran las actividades primarias y terciarias tradicionales, es decir, la pesca, la actividad
salinera, el puerto o el comercio. Por otro lado, se encuentran las actividades manufactureras o
las terciarias más modernas, entre las que destacan los astilleros o el turismo.
Las actividades productivas en la Bahía de Cádiz- Jerez se caracteriza a principios del siglo XXI
por la existencia de complejos agroalimentarios e industrias militares y de material de transporte
(automoción, naval y aeronáutica). Se trata de subsectores industriales promovidos por los
poderes públicos en épocas pretéritas, en el segundo caso, o por el aprovechamiento de los
recursos naturales de la zona, en el primer caso de la industria agroalimentaria. En la actualidad,
estas especializaciones se encuentran en procesos de reestructuración y, además, la zona
objeto de estudio ha quedado al margen de la implantación de parques tecnológicos como los de
Málaga y Sevilla, con orientaciones productivas más asociadas a la incorporación de nuevas
tecnologías y al creciente peso de las actividades de I + D.
Por otro lado, y tal y como ocurre en gran parte del litoral andaluz, en la zona de la Bahía de
Cádiz-Jerez y la comarca de la Costa Noroeste gaditana se han desarrollado los sectores más
dinámicos de la economía regional, a saber, la agricultura intensiva y el turismo (además de la
construcción asociada a esta actividad). Estos sectores se han convertido en las actividades más
competitivas desde el punto de vista económico. Asociado a lo anterior, estos espacios afrontan
importantes problemas de ordenación del territorio y de gestión de los recursos naturales que
pueden llegar a cuestionar la perdurabilidad del modelo de desarrollo.
La estructura productiva territorial de la Bahía de Cádiz y su entorno a principios de siglo
XXI
La agricultura andaluza en general, y la de los espacios analizados en particular, tiene dos partes
muy diferenciadas. Por un lado se encuentra una parte que cada vez se encuentra más en “fuera
de juego” y que subsiste debido a las subvenciones de la UE. En este grupo se encuentran los
cultivos de cereales, girasol, algodón y viñedo. En la otra parte se encuentran las denominadas
“nuevas agriculturas”, muy competitiva pero con diverso problemas de vulnerabilidad.
La división regional del trabajo en Europa reserva al sur un modelo de agricultura mediterránea
intensiva, de cultivos "forzados". Frente a las agriculturas del norte, centradas en cultivos
industriales, carne y leche, la especialización agraria andaluza viene dedicándose cada vez más
a la "fabricación" de productos hortofrutícolas, dentro de una "agricultura forzada", hiperintensiva
en el uso de energía, recursos naturales (en especial el agua), capital y trabajo, que aprovecha
la flexibilidad y la capacidad de adaptación de la explotación familiar y la disponibilidad de mano
de obra inmigrante. Esta especialización ha provocado que en el territorio andaluz se localice a
principios de siglo XXI aproximadamente la tercera parte de la producción de hortalizas del total
producido en la UE (Moreno, I. y Delgado, M., 2002).
Estas transformaciones estimulan una creciente "racionalización" de las explotaciones agrarias,
con incidencias sociales y medioambientales de gran relieve. En lo social, esa “racionalización” y
“modernización”, medida por el ritmo de crecimiento de la productividad, se ha mantenido muy
elevado en las últimas décadas, siempre a costa de una intensa reducción del empleo. En lo
medioambiental, las repercusiones de las nuevas relaciones establecidas entre agricultura y
naturaleza puede resumirse para el caso andaluz en problemas como los procesos de erosión y
mineralización de los suelos, la contaminación de aguas superficiales y acuíferos, la reducción
de parajes naturales y zonas húmedas o la deforestación.
En la zona específica de la Bahía (los municipios de Cádiz, San Fernando, Chiclana, El Puerto
de Santa María y Puerto Real), el peso relativo del sector primario desde el punto de vista
productivo resulta limitado. Sin embargo, tiene una fuerte incidencia en la organización de la
aglomeración tanto por su papel de inhibidor del desarrollo urbano como por servir de soporte
para garantizar el reconocimiento del territorio, la protección del paisaje y la calidad ambiental del
conjunto. Los distintos ambientes marinos han sido objeto de aprovechamientos primarios
seculares. Una tercera parte de la Bahía son marismas transformadas dedicadas
tradicionalmente a la actividad salinera. La crisis de la actividad salinera de mediados del siglo
XX ha ido acompañada de la emergencia de la acuicultura, que también sustituye a la pesca
artesanal de estero. Por otro lado, se ha producido una pérdida de viñedo en las áreas de
campiña. Esta circunstancia ha dado como resultado la rápida transformación en áreas
parceladas con fines urbanísticos, al margen del planeamiento, con los consiguientes problemas
sobre el medio ambiente, incidencia negativa en el paisaje y presión sobre las infraestructuras.
Las escasas zonas en regadío existentes son las más estabilizadas en el uso y de mayor
productividad. Los ámbitos que mantienen este tipo de explotación son los Llanos de Guerra
(Puerto Real) con aprovechamiento del acuífero, y la campiña de bujeos en El Puerto de Santa
de María que forma parte de los riegos de la Costa Noroeste.
En el medio rural de la Costa Noroeste de Cádiz se produce en los últimos años una importante
transformación de la actividad agrícola que ha dado como resultado la coexistencia de la
agricultura tradicional (viñedo y cereal) junto a amplias superficies ocupadas por cultivos en
regadío (agricultura intensiva y mecanizada). Los cambios han consistido principalmente en la
sustitución de parte de viñedo por una agricultura intensiva bajo plástico donde la flor cortada y
las diversas hortalizas son los principales cultivos. Esta agricultura es altamente productiva y
hace uso de sustancias químicas, plásticos y gran cantidad de agua para riego. Todo esto ha
motivado que por un lado exista una agricultura tradicional basada en la horticultura en navazos,
y por otro una nueva horticultura y floricultura forzada y en invernaderos.
La costa noroeste de Cádiz se encuentra entre las localizaciones de las "nuevas agriculturas"
andaluzas. La producción se concentra en terrenos ecológicamente muy vulnerables y bajo
fuertes limitaciones de agua y suelo, que han sido forzadas por el uso de nuevas tecnologías e
innovaciones en un denso entramado productivo en el que predominan de forma casi absoluta
las pequeñas explotaciones familiares, aunque con tendencia al uso cada vez mayor de fuerza
de trabajo asalariada.
La implantación y consolidación del aprovechamiento agrícola, aunque cuenta con numerosos
actores a su favor como son las buenas condiciones climáticas y edáficas del territorio,
diversidad de productos, alto nivel de tecnificación, elevado nivel de producción y rentabilidad,
amplia dotación de zonas regables, etc. Estas circunstancias hacen que esta actividad pueda
consolidarse como un sector sólido, motor fundamental de la economía comarcal.
Sin embargo, esta actividad también establece fuertes repercusiones y exigencias al territorio. En
primer lugar, exige enormes requerimientos hídricos para garantizar el riego continuo de las
miles de hectáreas puestas en regadío. En segundo lugar, esta actividad genera volúmenes
considerables de plásticos y residuos orgánicos agrícolas, que plantean la necesidad de ser
recogidos y transformados con el objeto de conseguir su eliminación e impedir que se generen
impactos visuales. En tercer lugar, el deterioro de la calidad ambiental y paisajística causada por
la implantación espontánea y sin ordenación previa esta agricultura intensiva y muy tecnificada
que se plasma en la presencia de vertidos difusos y en la percepción de un desorden
generalizado en cuanto a la implantación de usos y actividades. Por último, existen mayores
exigencias de dotaciones, instalaciones de servicio e infraestructuras (motivadas en parte por la
alta accesibilidad requerida por este sistema productivo) que no han sido resultas y que ha
planteado tensiones en el territorio.
En relación con otros subsectores económicos primarios, la pesca y las producciones derivadas
ha sido un aprovechamiento relevante en la zona. En Trebujena existe una cooperativa que
comercializa la pesca obtenida en el Guadalquivir; el puerto de Bonanza de Sanlúcar es el tercer
puerto pesquero de Andalucía. Sin embargo, se produce el estancamiento del sector pesquero
en unos esquemas artesanales con modesta introducción de nuevas técnicas de producción
(acuicultura).
Las actividades agrícolas tienen más arraigo en el Marco de Jerez que en el resto de las áreas
económicas y territoriales analizadas. Además de la tradicional actividad vitivinícola, tanto los
cereales como otros cultivos industriales y productos hortofrutícolas tienen que ser tenidos en
cuenta a la hora de configurar el perfil agrícola de la Campiña Jerezana. En el municipio han
funcionado dos fábricas azucareras de una empresa multinacional que transformaba la
producción de remolacha de la provincia. En 2008 deja de funcionar una y la otra se ha
remodelado y ampliado para refinar remolacha procedente de Andalucía y del Tercer Mundo.
La principal especialización productiva de Jerez es la industria alimentaria vinculada a la
actividad vitivinícola. Esta actividad también destaca en las localidades del Puerto de Santa
María y Sanlúcar de Barrameda. En todas estas localizaciones ha generado una industria auxiliar
de cierta importancia. El sector agroindustrial es especialmente importante y muy dependiente de
la producción vitivinícola, la cual supone más del 30% del empleo del sector secundario. En esta
industria hay que añadir a parte la transformación de vidrio, papel y corcho.
Además de Jerez, pertenecen a este complejo agroalimentario Chiclana de la Frontera, El Puerto
de Santa María y Rota. No obstante, es en Jerez y el Puerto donde se concentran la empresas
productoras de finos y brandy. Más de la mitad de las industrias se localizan en el término
municipal de Jerez.
Pertenecen a él un conjunto de 120-140 empresas, de las que 90 son bodegas de elaboración (o
crianza o expedición) de los diferentes productos finales (jerez, manzanilla , vinagre y brandy) y
el resto constituyen proveedores, bodegas de producción y empresas afines e industria auxiliar.
Emplea unas 15.000 personas. Factura unos 600 millones de euros, de los que un 70%
corresponde al brandy, y un 25% a los vinos de jerez y manzanilla. La mayor parte de las
bodegas son pequeñas.
Respecto a la industria, se puede realizar una breve síntesis de las principales características del
sector en el ámbito territorial objeto de estudio siguiendo las propias del sector industrial andaluz.
En primer lugar, existe una clara dependencia de decisiones empresariales tomadas fuera del
territorio objeto de análisis. Existe una importante concentración de la producción en muy pocos
establecimientos de gran dimensión. La casi totalidad de estos establecimientos industriales se
encuentran en manos de capital foráneo, ya sea de grandes empresas multinacionales privadas,
ya sea del sector público español.
En segundo lugar, la industria local se caracteriza por su heterogeneidad estructural. Algunos de
los principales subsectores están compuestos, por un lado, por un pequeño número de
empresas de mediana y gran dimensión, con mecanismos de gestión y producción muy
avanzados y, por otro lado, por un gran número de pymes, muy atrasadas en todos los ámbitos
empresariales. Esta situación provoca la subordinación de las pequeñas empresas a las de
mayor dimensión y unos procesos de subcontratación o descentralización productiva en la que
las pymes asumen un papel de sometimiento a las estrategias empresariales de los grandes
establecimientos y unidades productivas.
La descentralización productiva conlleva la reducción y fragmentación de la gran empresa y de la
cadena de montaje fordista y constituye uno de los pilares del nuevo modelo de organización
productiva y la tendencia flexibilizadora o reorganizativa que mejor sintetiza el cambio de modelo
productivo (Gil, 2000). A grandes rasgos, la descentralización productiva consiste en la
desintegración del proceso productivo en un número creciente de fases realizadas en
establecimientos separados y de tamaño medio decreciente, bien perteneciente a la misma
empresa multiplanta o a las empresas diversas. En una primera tipología podemos distinguir
entre las deslocalizaciones hacia otros países o la descentralización en el interior del propio país.
Entre los primeros es típica la deslocalización de sectores industriales muy intensivos en mano
de obra hacia países con menores garantías sindicales, con la finalidad, principalmente, de
rebajar costes laborales. La descentralización productiva en el interior de los países
industrializados conlleva la desestructuración de la gran fábrica fordista para diseminar la
producción en el conjunto del territorio mediante las empresas auxiliares, las subcontratas, el
trabajo clandestino y a domicilio. En este segundo tipo también disminuyen los costes laborales
con la aparición del paro estructural y masivo, la precariedad laboral y la desaparición de la
solidaridad en la fábrica difusa (García Rey, J., 1999).
En la Bahía de Cádiz se asienta una área metropolitana relativamente madura que ha
aprovechado su situación estratégica en el plano defensivo para el desarrollo tradicional de su
industria naval y militar, que luego se ha diversificado con la implantación de otras industrias de
bienes de equipo (automoción, electrónica, obras civiles, etc.). Las actividades productivas
industriales se caracterizan por un gran protagonismo del sector público y la presencia de
empresas multinacionales de capital foráneo, sobre todo en las industrias militares, material de
transporte y componentes de automoción y electrónicos.
Durante gran parte del siglo veinte el "motor" económico de la bahía gaditana ha sido sus
grandes industrias, que se pueden dividir en dos grandes grupos: el sector naval, las industrias
militares y su industria auxiliar; el sector aeronáutico
Los orígenes del sector naval y las industrias militares se remontan al siglo XVIII. Ha creado
mucho empleo históricamente en la Bahía concentrados en las grandes factorías de Cádiz, San
Fernando y Puerto Real. En los últimos años se ha producido una importante reestructuración. A
partir de 2005 los antiguos astilleros IZAR se segregaron en las divisiones militar y civil. La
primera ha continuado bajo titularidad estatal (SEPI) y tiene como nueva denominación
NAVANTIA, la segunda ha pasado a manos privadas.
NAVANTIA subcontrata un amplio abanico de servicios. La industria auxiliar se encarga de hasta
el 80% del trabajo total de los astilleros. En la Bahía funcionan cerca de 50 empresas auxiliares
(unos 2.200 puestos de trabajo). La mayor parte son empresas complementarias y de bienes de
equipo, y el resto son servicios, talleres y empresas de ingeniería.
Los orígenes del sector aeronáutico se remontan a la primera mitad del siglo XX y está integrado
en un complejo productivo común con el de Sevilla capital. Destacan dos grandes factorías en
Puerto Real (AIRBUS) y El Puerto (CASA-EADS), con una gran industria auxiliar, implicadas en
sendos proyectos de aviación civil y militar del Consorcio Aeronáutico Europeo. La principal
empresa EADS-CASA construyó hace poco una planta en el término municipal de El Puerto, que
participa en el proyecto del A 380 (4000 empleos directos e indirectos).
En las dos últimas décadas el siglo XX han surgido algunas grandes industrias de bienes de
equipo que compensaron, en cierta manera, las pérdidas producidas en otras grandes industrias
tradicionales. Aprovechan las ventajas concernientes a una maduro ambiente empresarial y la
excelente accesibilidad marítima y por carretera de la Bahía gaditana. Estos ramos de actividad
son los siguientes: el sector de las construcciones civiel y el sector de la automoción y la
electrónica. En el primero de estos sectores destaca una gran factoría (Dragados Offshore) en
Puerto Real, especializada en la construcción de plataformas gasistas, y la empresa de
construcción VIPREN, con más de mil empleos situada en Chiclana. Por su parte, en los
sectores de automoción y electrónica destaca Cádiz Electrónica y Visteon en El Puerto (VisternCádiz Electrónica). Ésta última es una empresa independiente de Ford que fabrica componentes
que antes realizaba esta marca automovilística. Depende de la multinacional Vistern, con otras
cuatro fábricas de componentes en España. En este grupo también se encontraba la factoría de
Delphi Puerto Real. Delphi Automoción se dedicaba a la fabricación de amortiguadores,
rodamientos y otros componentes del automóvil. Pertenecía a la multinacional Delphi
Automotive, con cerca de 200 fábricas y 185.000 empleados por todo el mundo.
Respecto a la Costa Noroeste, no existe un sector industrial potente, siendo la industria
agroalimentaria la única con representación, encontrándose ésta, además, a excepción del
sector vitivinícola, en un nivel incipiente. La industria de transformación tiene algo más relevancia
en Sanlúcar de Barrameda cuya ubicación en el casco urbano está ligada a la existencia de unas
condiciones climáticas más favorables para la obtención de su principal producto: la manzanilla.
A continuación se analiza el peso de la industria en la zona de estudio a través del índice
industrial elaborado por el servicio de estudios de la Caixa 1. Según este índice, la comunidad
autónoma de Andalucía representa el 11,3% del total nacional.
Como se observa en la siguiente tabla, según este índice industrial, Cádiz es la segunda
provincia andaluza en importancia industrial por detrás de Sevilla, suponiendo casi un 18% del
total de Andalucía.
Índice industrial
%
Total provincia Almería
1.100
9,7%
Total provincia Cádiz
2.005
17,7%
Total provincia Córdoba
1.283
11,3%
Total provincia Granada
807
7,1%
Total provincia Huelva
939
8,3%
Total provincia Jaén
1.126
9,9%
Total provincia Málaga
1.782
15,7%
Total provincia Sevilla
2.304
20,3%
Total CCAA Andalucía
11.346
100,0%
Total España
100.000
Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.
Al representar los valores de este índice industrial en el territorio, se pueden distinguir dos zonas
industriales (o focos industriales) bien diferenciadas en la provincia de Cádiz: la zona Bahía de
Cádiz-Jerez-Costa Noroeste de Cádiz y la zona de la Bahía de Algeciras.
Índice industrial de los municipios
Municipios
San Roque
Jerez de la Frontera
Algeciras
Cádiz
Barrios (Los)
Índice
industrial
524
331
274
144
131
Municipios
Medina-Sidonia
Benalup-Casas Viejas
Vejer de la Frontera
Alcalá del Valle
Prado del Rey
Índice
industrial
5
4
4
3
3
El nivel industrial de los municipios, provincias y comunidades autónomas se expone asimismo de manera
comparada a través de números índices, que tienen como base el total nacional equivalente a 100.000 unidades.
Este índice, elaborado por el servicio de estudios la Caixa, se calcula en función de la cuota tributaria (cuota de
tarifa) del impuesto de actividades económicas (IAE) de la industria (incluida la construcción). Las estimaciones se
refieren a 2006. El índice industrial es un índice simple que se obtiene del cociente de la cuota de la comunidad
entre el total de cuotas de España y multiplicando el resultado por 100.000. Hay que tener en cuenta que este índice
industrial es más bien un indicador de la importancia de la oferta y no de la demanda aunque para la determinación
de la base imponible del impuesto se puedan tener en cuenta algunos aspectos.
1
Puerto de Santa María (El)
Puerto Real
San Fernando
Chiclana de la Frontera
Tarifa
Sanlúcar de Barrameda
Arcos de la Frontera
Línea de la Concepción (La)
Rota
Ubrique
Conil de la Frontera
Barbate
Chipiona
Olvera
Villamartín
Jimena de la Frontera
100
78
65
61
59
54
53
29
14
11
10
8
7
6
6
5
Trebujena
Alcalá de los Gazules
Bornos
San José del Valle
Algodonales
Bosque (El)
Castellar de la Frontera
Espera
Gastor (El)
Grazalema
Paterna de Rivera
Puerto Serrano
Setenil de las Bodegas
Algar
Zahara
3
2
2
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
0
0
Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.
Análisis a través del número de actividades industriales. Relevancia de las actividades
industriales en los municipios seleccionados
Importancia de la industria en los municipios seleccionados: 11 de los 41 municipios de la
provincia aglutinan más del 56% de las actividades industriales y de construcción.
Municipio
Jerez de la Frontera
Algeciras
Cádiz
Chiclana de la Frontera
Puerto de Santa María (El)
Sanlúcar de Barrameda
San Fernando
San Roque
Ubrique
Arcos de la Frontera
Línea de la Concepción (La)
Puerto Real
Barrios (Los)
Rota
Conil de la Frontera
Chipiona
Prado del Rey
Barbate
Villamartín
Tarifa
Jimena de la Frontera
Olvera
Benalup-Casas Viejas
Vejer de la Frontera
Medina-Sidonia
Algodonales
Alcalá de los Gazules
Trebujena
Act. industriales
(industria y construcción)
2.005
1.164
1.045
939
753
742
616
558
512
467
412
332
304
282
271
210
172
166
157
152
140
124
106
104
101
57
56
56
% act. industriales
(industria y construcción)
16,10%
9,40%
8,40%
7,50%
6,10%
6,00%
5,00%
4,50%
4,10%
3,80%
3,30%
2,70%
2,40%
2,30%
2,20%
1,70%
1,40%
1,30%
1,30%
1,20%
1,10%
1,00%
0,90%
0,80%
0,80%
0,50%
0,50%
0,50%
Bornos
Bosque (El)
Alcalá del Valle
Paterna de Rivera
San José del Valle
Espera
Puerto Serrano
Castellar de la Frontera
Setenil de las Bodegas
Grazalema
Zahara
Algar
Gastor (El)
SUMA
SUMA SELECCIÓN 10 municipios
55
46
39
39
39
37
35
31
31
30
21
20
17
12.443
6.980
0,40%
0,40%
0,30%
0,30%
0,30%
0,30%
0,30%
0,20%
0,20%
0,20%
0,20%
0,20%
0,10%
100,00%
56,10%
Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.
IDEM CONTANDO SOLAMENTE LA INDUSTRIA (sin la construcción)
Municipio
Jerez de la Frontera
Cádiz
Ubrique
Algeciras
Sanlúcar de Barrameda
Chiclana de la Frontera
Puerto de Santa María (El)
San Fernando
Línea de la Concepción (La)
San Roque
Arcos de la Frontera
Prado del Rey
Puerto Real
Barrios (Los)
Chipiona
Tarifa
Conil de la Frontera
Rota
Villamartín
Barbate
Olvera
Jimena de la Frontera
Medina-Sidonia
Vejer de la Frontera
Bosque (El)
Algodonales
Act. ind.2 % act. ind.
1.015
19,40%
460
8,80%
430
8,20%
394
7,50%
345
6,60%
321
6,10%
259
4,90%
238
4,50%
157
3,00%
145
2,80%
141
2,70%
130
2,50%
130
2,50%
120
2,30%
86
1,60%
82
1,60%
70
1,30%
69
1,30%
69
1,30%
68
1,30%
57
1,10%
52
1,00%
44
0,80%
36
0,70%
32
0,60%
31
0,60%
Se incluyen las siguientes actividades: Energía y agua, Extracción y transferencia de min. Energ y deriv.; ind.
Quím; Industrias transf. De metales; mec. Precisión; Industrias manufacturetas
2
Benalup-Casas Viejas
26
0,50%
Alcalá del Valle
23
0,40%
Bornos
23
0,40%
Trebujena
23
0,40%
Puerto Serrano
22
0,40%
Alcalá de los Gazules
20
0,40%
San José del Valle
19
0,40%
Grazalema
18
0,30%
Setenil de las Bodegas
18
0,30%
Paterna de Rivera
17
0,30%
Zahara
13
0,20%
Espera
12
0,20%
Castellar de la Frontera
11
0,20%
Algar
9
0,20%
Gastor (El)
6
0,10%
SUMA
5.241 100,00%
SUMA SELECCIÓN 10 municipios
2.946
56,20%
Fuente: Elaboración propia a partir del Anuario Económico de España 2008.La Caixa.
Por su parte, el sector servicios andaluz en general, y el gaditano en particular, ha sido a lo largo
de las últimas décadas el refugio de capitales y mano de obra desocupados. Destacan
principalmente las actividades comerciales y las relacionadas con el turismo.
En los últimos años la situación del comercio local se caracteriza por la competencia de la gran
distribución de origen foráneo, y la falta de adaptación a los nuevos tiempos, de innovación y
competitividad. Con la llegada de las grandes cadenas de distribución se reproduce en el sector
comercial el mismo problema que en el sector secundario: el excedente creado sale de la
economía local debido a la presencia del capital foráneo.
De modo más específico, hay que destacar el carácter de capitalidad provincial de la ciudad de
Cádiz. Esto conlleva que sobresalga por su dotación tanto en sanidad, educación, administración
y servicios privados, etc., si bien en las últimas décadas se ha asistido, por la falta de espacios
de la capital, a una diseminación de servicios, equipamientos y funciones entre los diversos
municipios de la Bahía. Además, el gran mercado de consumo ha atraído a las grandes
superficies comerciales.
En la actualidad la Bahía es centro provisor de servicios públicos y actividades administrativas
del ámbito provincial, si bien la debilidad hasta hace relativamente poco tiempo de las
infraestructuras de comunicaciones de la provincia, la proximidad de Sevilla y la fuerza del
sistema de asentamientos provincial, matizan su liderazgo en relación con el de otras capitales
provinciales de Andalucía, pues algunas funciones especializadas se ubican en Jerez de la
Frontera o en Algeciras. Es de destacar además, la estrecha vinculación de las ciudades de la
Bahía, especialmente de El Puerto de Santa María con Jerez de la Frontera y con los municipios
de la Costa Noroeste de Cádiz.
Por otro lado, se encuentra la actividad del desembarco y comercialización de productos
pesqueros. Cádiz capital constituye el primer puerto extractor y de fabricación de conservas de
pescado y pesca congelada del sur de España. Esta importante actividad ha hecho que se
consolide un complejo productivo en torno a la transformación y comercialización de la pesca
(mayoristas, transportistas y armadores).
En la zona de la franja litoral y prelitoral ocupada por playas y pinares se desarrolla la
urbanización residencial y el turismo de sol y playa. La actividad turística presenta gran
importancia y potencialidad económica en el ámbito. Es un turismo básicamente residencial, con
escasa oferta reglada y de bajo-medio poder adquisitivo, que se ha generado a partir de un
modelo basado en la explotación de los recursos sol y playa. Se ha convertido en una de las
zonas de atracción turística más importante de la vertiente atlántica de Andalucía. El fuerte
incremento de turistas se debe en gran medida a las buenas comunicaciones y accesibilidad de
esta comarca con importantes aglomeraciones y núcleos urbanos del entorno,
fundamentalmente con Sevilla, la Bahía de Cádiz y Jerez de la Frontera.
Durante las dos últimas décadas se han producido importantes transformaciones en la
organización de los elementos más significativos del territorio vinculado al incremento de las
actividades de ocio de la población no residente. Se han producido nuevas ocupaciones
urbanísticas en la franja próxima al litoral y se ha generado, en algunas zonas, una nueva
morfología de usos en la que se mezclan los usos agrícolas y los urbanos. Las infraestructuras
se saturan durante una quinta parte del año y los servicios públicos son desbordados por una
demanda para la que no han sido dimensionados.
El rasgo más destacado de este proceso de transformación es la falta de orden territorial. La
carencia de protección del recurso primario que da origen a esta actividad económica, las playas,
la ocupación espontánea de suelos próximos a la costa por parte de iniciativas particulares que
impiden el aprovechamiento óptimo de las ventajas de posición, los efectos múltiples de la
congestión, son todas ellas manifestaciones de los negativos efectos del crecimiento de la
actividad turística sin un modelo de oferta, definido con carácter previo, y sin un esquema de
ordenación espacial de las actividades. Las consecuencias finales de este proceso son la
aparición de fuertes disfuncionalidades territoriales y la pérdida de oportunidades, que se
traducen, a su vez, en pérdida de vitalidad y de la capacidad de sustentación de la población
futura.
La descentralización y la deslocalización productiva como estrategias empresariales
relevantes en la Bahía de Cádiz3
El capital pretende la máxima libertad para operar donde le convenga pues de este modo
obtendrán mayores beneficios. La conveniencia depende de la capacidad de lograr la reducción
de los costes. Aunque son muchas las medidas que pueden utilizarse, es de gran interés
destacar la descomposición del sistema productivo en sus partes componente, la externalización
de tareas, la subcontratación, y la deslocalización.
La descomposición del sistema productivo consiste en dividir un proceso de producción en sus
diversas tareas y realizar cada una de ellas, o una parte de las mismas, separada de las demás,
para unirlas al final en plantas de ensamblaje. A diferencia de épocas pasadas, en la actualidad
esta descomposición no se realiza ni en una misma fábrica, ni siquiera en un mismo país, sino
que la tecnología moderna y el bajo coste del transporte, facilita que esto se haga en países
diferentes. De esta forma, la empresa puede aprovechar las diferencias en los costes de los
medios de producción para rebajar el coste del producto.
Miren Etxezarreta, Xavier Gracia, Francisco Ferrer; Seminario de Economía Crítica TAIFA; Barcelona, mayo 2007.
¿POR QUÉ SE DESLOCALIZAN LAS INDUSTRIAS?
3
Si se pueden dividir las tareas en sus partes componentes, es evidente que no hace falta que
todas ellas las realicen la misma empresa. Una empresa puede contratar a otras para que
ejecute algunas tareas, en el mismo país o en país diferente. E incluso puede organizarlo todo
para que las piezas necesarias lleguen a otra empresa sólo en el momento que hagan falta –es
lo que se llama just-in-time- de forma que las empresas ahorren en stocks y almacenaje
trasladando los almacenes a las empresas proveedoras, que asumirán el riesgo. En muchas
ocasiones las empresas se dividen en otras más pequeñas (divisiones). De este modo, y con la
excusa de la especialización, se mejora el control y se aumenta la división entre los trabajadores.
Esta externalización o descentralización productiva permite la subcontratación. Es decir, una
empresa contrata a otra para que bajo sus diseños y sus instrucciones realice las piezas o las
operaciones que la primera necesite. A menudo, la empresa contratada trabaja sólo para la
contratante, con lo que su dependencia de ésta es total. Por una parte, la primera empresa
puede exigir mucho en las condiciones para la contratada, ya que es su único cliente; por otra
parte, si la primera no le contrata, a la segunda no le queda más remedio que cerrar. Esto hace
que normalmente en las subcontratas las empresas contratantes logren los productos a precios
más bajos que si las hubieran producido ellas, muy a menudo por una presión muy fuerte a la
baja en los salarios de las empresas contratadas. La subcontratación permite también diluir las
responsabilidades de la empresa principal.
Con las tecnologías actuales, cualquiera de estas modalidades se puede llevar a cabo en
cualquier lugar. Por tanto, las grandes empresas analizan el modo de organizar su producción
para obtener el máximo beneficio, combinando las posibilidades que les ofrece el mundo entero,
trasladando sus plantas a donde la mano de obra tenga salarios más bajos, cotizaciones
laborales menores o una mayor "disciplina" laboral, o los recursos productivos (impuestos,
materias primas) sean más baratos, o haya menos controles al capital (regulaciones ecológicas).
Este traslado a otros países con costes más bajos es a lo que se denomina deslocalización.
Aunque las deslocalizaciones no es nada nuevo, la actual tecnología hace mucho más fácil
poder controlar lo que se hace a distancia y por ello se han hecho cada vez más frecuentes y
más evidentes. Además, la política económica neoliberal ha influido en la fuerza y aspectos
negativos que provoca la deslocalización. En la etapa anterior a lo que llamamos la crisis de los
setenta del siglo XX, los Estados tenían regulaciones, más o menos estrechas, por lo que las
empresas no podían abrir sus instalaciones, trasladarlas de lugar o cerrarlas sin una vigilante
regulación estatal. El movimiento sindical había logrado que las empresas tuvieran que
responsabilizarse, por lo menos parcialmente, de su personal y no era tan fácil cerrar una
empresa y desaparecer sin más exigencias. Sin embargo, con la denominada desregulación, se
eliminaron regulaciones por la que los estados controlaban la vida económica de sus países.
Las empresas transnacionales han tejido una red, una arquitectura mundial de negocios
perfectamente entrelazada y que funciona íntegramente gracias a una sofisticada ingeniaría
comercial, contable y financiera. Algunas empresas y establecimientos productivos localizados
en el territorio objeto de estudio son parte de amplios y poderosos grupos que han realizado este
tipo de estrategias. Por tanto, la localización de estas empresas en la Bahía de Cádiz estaba
motivada también por la búsqueda de beneficio, el mismo fenómeno que les impulsa a
trasladarse a otro lugar.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, cuando el capital
extranjero comenzó a venir a Andalucía no se deslocalizaba sino que se expandía. Las
economías de los países ricos estaban pasando por un proceso de expansión de la producción
que hacía que se ampliasen empresas en nuevos espacios para aumentar la producción en ellos
sin disminuir la producción en los países de origen. Esto cambió a partir de la crisis de los
setenta, momento en el que disminuye la expansión de la producción, la tecnología permite
producir con menos mano de obra y son muchos los nuevos territorios que desean integrarse en
este sistema internacionalizado de producción.
La Bahía de Cádiz ha pasado de recibir empresas que se deslocalizaban de otros territorios a
experimentar la deslocalización en sentido inverso, es decir, a que las empresas se marchen a
otros lugares que ofrecen más facilidades. Esto supone en territorios como el analizado graves
consecuencias. Por una parte, empobrecen el tejido industrial del territorio y, por lo tanto, su
capacidad de producir riqueza, ya que van desapareciendo actividades industriales de
importancia. Por otro lado, las regiones en las que las empresas están situadas, si consisten en
regiones de poca densidad industrial pueden verse convertidas en desiertos económicos y
sociales al cerrar empresas importantes que disminuyen la actividad económica general. Las
zonas desindustrializadas tienen grandes dificultades para rehacerse, y más si no son áreas de
gran tradición industrial, con lo que disminuyen también de forma muy acusada las perspectivas
de futuro para toda el área, especialmente para las poblaciones más jóvenes. .
El mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su entorno
Aspectos introductorios sobre empleo y territorio
El acercamiento al tema del uso de los recursos humanos en la actividad productiva requiere de
un previo esfuerzo de conceptualización. De este modo, se podrá distinguir y establecer las
diferencias existentes entre dos conceptos fundamentales para la ciencia social en general y
para el objeto de estudio de trabajo en particular, como son trabajo y empleo.
Se denomina trabajo a la ejecución de tareas que suponen un gasto de esfuerzo mental y físico,
y que tienen como objetivo la producción de bienes y servicios para atender las necesidades
humanas. Por tanto, existen diversas formas de trabajo que pueden dividirse en dos grandes
grupos, a saber: el mercantilmente remunerado y el no remunerado monetariamente. El empleo,
por su parte, es el trabajo mercantil remunerado y puede distinguirse dos tipos, el empleo
asalariado y el empleo autónomo. Por otro lado, dentro del trabajo no remunerado
monetariamente se puede distinguir el trabajo doméstico (reproductivo o de cuidado de los
demás) y el trabajo voluntario. Por tanto, en la mayoría de estudios y análisis socioeconómicos
se hace referencia al término de empleo pues casi nunca se tiene en cuenta el trabajo no
remunerado monetariamente (doméstico o voluntario).
El estudio del empleo consiste en analizar el encuentro entre la empresa o unidad productiva y el
trabajador –recurso humano o fuerza de trabajo-. En este encuentro existen varias fases
relevantes, como son la producción, la movilización, el intercambio y el uso de los recursos
humanos o fuerza de trabajo (Banyuls y Cano, 2001). La producción consiste en la adquisición
por parte del trabajador de ciertas características y comportamientos relevantes para su
participación en el proceso productivo. Por su parte, la movilización de la fuerza de trabajo o
recursos humanos consiste en el proceso social de designación o reconocimiento de una
persona como “trabajador” -el paso de población inactiva a población activa-. Al hacer referencia
al uso de los recursos humanos se alude a una serie de prácticas de control que realiza la
empresa para obtener un comportamiento laboral satisfactorio. A su vez, el intercambio en el
mercado de empleo está mediatizado por múltiples elementos (sindicatos, Estado,
organizaciones empresariales). Por tanto, la compraventa en este mercado no está regulada del
todo por la ley de la oferta y la demanda.
Esto hace que el concepto de “mercado de trabajo” provoque muchas reservas para gran
número de autores (Prieto, 1989). El mercado o mecanismo de regulación mercantil no refleja del
todo la realidad social de la movilización de la fuerza de trabajo. Por ello, existen diversas
escuelas que proponen dejar de hacer referencia al mercado de trabajo como un mercado tal
cual. En primer lugar, se encuentra el mercantilismo reformado o segmentarismo, que sugiere
que se hable de mercado de trabajo en plural, es decir, “mercados de trabajo”. En segundo lugar,
existe la posición radical de la negación del mercado de trabajo y se plantea hablar de una
“teoría de la movilización”. En tercer lugar, el multirregulacionismo recomienda considerar al
mercado como un mecanismo de regulación más a añadir a la “reciprocidad”, “la organización” y
el “intercambio político”. A pesar de todo ello, se continúa hablando de mercado, seguramente
porque ninguna de estas propuestas son lo suficientemente convincentes4.
Ahora bien, tal y como dice Carlos Prieto, “las cosas están ahora más claras; quizá porque estén un poco más
racionalmente confusas”
4
En este estudio se hablará de mercado de empleo. De este modo, se distingue lo que es el
trabajo mercantil del que no lo es y se hace referencia a la compraventa de recursos humanos o
fuerza de trabajo, aunque este intercambio no se rija de forma estricta, ni mucho menos, por la
ley de la oferta y la demanda.
La producción, movilización, intercambio y uso de los recursos humanos son procesos que
cobran pleno sentido en el territorio, pues ahí es donde se concretan los elementos y fases que
caracterizan a la relación social de empleo. El mercado de empleo se asienta en un territorio,
que es el lugar donde tienen lugar tanto la actividad productiva como las relaciones sociales. Por
tanto, es de gran interés el análisis del mercado de empleo en su contexto institucional y
territorial más inmediato.
De ahí surge el concepto de “mercado territorial de empleo”. Las áreas locales son consideradas
como las unidades geográficas en donde se asienta el proceso de producción, crecimiento y/o
desarrollo, y donde se llevan a cabo los cambios en el mercado de empleo. Los mercados de
empleo son específicos en cada momento y lugar. Este concepto permite integrar en el análisis
tanto factores internos como externos, es decir, procesos sectoriales de reestructuración
nacionales e internacionales más amplios.
El mercado local de empleo es el espacio en el que las empresas buscan trabajadores y en el
que trabajan de forma asalariada la mayoría de las personas residentes. Lo integra el conjunto
de las compras y ventas de recursos humanos vinculadas al territorio. Por tanto, contempla el
conjunto de los flujos de recursos humanos desde y hacia el territorio.
La principal dificultad en la limitación de un mercado territorial de empleo radica en su carácter
subordinado de los mercados territoriales de orden superior. El conjunto de las actividades
productivas en el marco local corresponde, en gran medida, a un segmento del proceso global
de producción y, por tanto, de la división social del empleo dentro de la comunidad más extensa.
La demanda laboral estaría integrada por los empleos o puestos de trabajo que las empresas,
establecimientos o unidades productivas locales pretenden cubrir. Depende o está en función de
la estructura productiva y empresarial local y de las prácticas de contratación e interrelaciones
existentes en el tejido empresarial del territorio. El criterio de delimitación sería, por tanto, el
desarrollo de las actividades económicas en el interior del territorio. Por tanto, consiste en el
conjunto de compras de recursos humanos, con independencia de que los trabajadores sean o
no residentes en el municipio.
La oferta de empleo la conforman los trabajadores locales, influidos el sistema formativo y de
valores locales, vinculados a su vez a la estructura productiva local. Se trata del conjunto de las
ventas de recursos humanos de los residentes, con independencia de que las actividades
laborales se realicen o no en el interior del territorio.
La participación de los recursos humanos es una condición necesaria para el nacimiento,
crecimiento o mantenimiento de cualquier actividad económica en general, y de un sistema
territorial de producción en particular. Por tanto, es de gran relevancia conocer los mecanismos
por los cuales se genera, produce o moviliza la mano de obra o recursos humanos necesarios.
El estudio del mercado de empleo permite una aproximación rigurosa y rica, desde el punto de
vista descriptivo, al funcionamiento de la economía y contribuye al conocimiento de la estructura
económica territorial. También la evolución de las variables que lo componen suministra
información sobre la evolución de la actividad económica y sobre las transformaciones
económicas sectoriales. Junto a la cantidad de empleo conviene también conocer los aspectos
cualitativos de los recursos humanos (nivel de formación).
Por último, hay que tener en cuenta que los procesos descentralizadores de los nuevos modelos
de organización del trabajo tienen como consecuencia inmediata incrementar las diversas formas
de empleo flexible. Se produce un creciente trasvase de empleo desde el mercado primario
(regulado mediante negociación colectiva y caracterizado por cierta estabilidad y calidad), hacia
un mercado secundario (caracterizado por la contratación temporal y a tiempo parcial, el
autoempleo o el trabajo domiciliario y la economía sumergida) (Méndez y Caravaca, 1999).
La flexibilidad laboral es un elemento central en el estudio actual de la gestión de los recursos
humanos. Existe una gran pluralidad de políticas de flexibilidad. Esto hace que resulte difícil
comparar la flexibilidad de diversos territorios, ya que cada estructura económica territorial ha
tendido a utilizar en mayor medida un tipo u otro de flexibilidad. En este sentido, también es muy
relevante el análisis de la flexibilidad desde el punto de vista de los mercados territoriales de
empleo.
Atkinson y Streeck realizan una tipología sobre los usos de los recursos humanos en base a las
estrategias de flexibilidad realizadas por las empresas. Estos autores distinguen entre la
flexibilidad externa (subcontratación de servicios) y la interna. Mediante la flexibilidad externa, las
unidades productivas eliminan servicios propios y subcontratan dichos servicios a pequeñas
empresas y a trabajadores autónomos. De esta forma, se consiguen objetivos empresariales
como la externalización de costes laborales, el logro de una mayor flexibilidad en la gestión de
personal, aminorar el efecto de presión derivado de la concentración de la mano de obra, reducir
la presión sindical e introducir la lógica de la disciplina de mercado.
La flexibilidad interna, por su parte, se puede dividir en la flexibilidad numérica, la funcional y la
salarial. La flexibilidad numérica hace referencia al ajuste entre empleo y producción y da lugar a
la consolidación de la contratación temporal y la realización de “horas extras” y diversos turnos.
Mediante la flexibilidad funcional se introduce la movilidad en los puestos de trabajo y mediante
la salarial se lleva a cabo una diferenciación de la plantilla de trabajadores según segmentos
salariales. Los tres tipos de flexibilidad interna tienen consecuencias en las relaciones laborales
pues dan lugar a la diversificación de intereses y a la heterogeneidad laboral.
En la actualidad es objeto de debate el nuevo concepto de "flexiseguridad". La Comisión
Europea ha presentado un Libro Verde en el que pretende “plantear un debate público en la UE
sobre cómo modernizar el Derecho Laboral para sostener el objetivo de la Estrategia de Lisboa
de crecer de manera sostenible, con más y mejores empleos”. En este debate se aborda “la
función que podría desempeñar el Derecho Laboral para promover una flexiseguridad que
propicie un mercado de trabajo más equitativo, más reactivo y más inclusivo”. La orientación de
fondo que se propone desde la Comisión Europea es la utilización del derecho del trabajo como
instrumento de creación de empleo y de mantener el nivel de ocupación en un espacio
determinado. El debate se centra en términos de inclusión (y de exclusión) en el mercado, de
flujos de entrada y de salida, más que en términos de derechos y de intensidad de la protección
prestada por el ordenamiento jurídico. El modelo que desde las instancias comunitarias se busca
consiste en eliminar la protección que se brinda en el interior de la relación laboral, y muy en
especial las tutelas frente al despido o la contratación temporal, a cambio de una adecuada
protección frente al desempleo. De esta forma, el binomio flexibilidad/seguridad o flexiseguridad
se concretaría concentrando la primera en la relación laboral y dejando que la seguridad, ya no
predicable de la relación de empleo, se alcance en el sistema de protección por desempleo.
Además de la flexibilidad laboral, se está produciendo una creciente individualización de las
relaciones laborales. La descentralización productiva, la amenaza de deslocalización, la crisis
estructural del empleo o la desregulación del mercado laboral son procesos que explican la
intensificación de la fractura laboral y diferenciación de los trabajadores en base a su situación
relativa en la trama productiva. Las condiciones de empleo y de relaciones laborales varían
según se esté ubicado en empresas que ocupan posiciones centrales (hegemónicas) o más o
menos periféricas (dependientes) en el entramado productivo. La fragmentación del obrero
colectivo va a dar lugar a diferencias en cuanto a condiciones de empleo, relaciones laborales y
capacidad de respuesta colectiva (Castillo, J.J., 1988; Gil, 2000).
La descomposición, fragmentación y diversificación del conjunto de los trabajadores ha quebrado
la capacidad potencial de representación y acción sindical. En gran medida, la descentralización
ha servido para aminorar la fuerza de los sindicatos. Estas organizaciones se encuentran con
que la acentuación de la segmentación del mercado de empleo en los últimos años ha
comportado la fragmentación y diversificación de los intereses, lo que cuestiona la viabilidad y
eficacia de la gestión centralizada de la negociación colectiva. Aparecen nuevas formas de
regulación jurídico-institucional, formas de regulación parciales y descentralizadas en el territorio,
como la meso-concertación y la microconcertación.
Los mercados territoriales de empleo de Andalucía
La evolución del mercado de trabajo en Andalucía es similar al español y los dos se caracterizan
por una baja tasa de actividad y unas considerables tasas de paro y temporalidad. Si se compara
las cifras con las de la Unión Europea, tanto el mercado de empleo nacional como el regional se
caracterizan, a grandes rasgos, por una baja tasa de actividad y unas altas tasas de paro y
temporalidad. Por tanto, los problemas del mercado de trabajo andaluz son muy similares a los
que padece España en su conjunto, si bien los niveles de desempleo son más graves en
Andalucía que en España.
A ello han contribuido las reformas de corte neoliberal de la regulación laboral española, según
las cuales el desempleo sólo puede atajarse con políticas de moderación salarial y la
desregularización y flexibilización del mercado de empleo. Además, el tipo de especialización
productiva de la economía andaluza, donde sectores como el primario y ramas de actividad
como el turismo y la industria agroalimentaria juegan un papel esencial, conlleva un mayor
componente estacional en la contratación. Por otro lado, la negociación colectiva es un claro
signo de existencia de unas condiciones laborales de calidad. Mediante este mecanismo se
iguala el poder de negociación de las dos partes que componen la relación laboral. Por tanto, es
muy significativa la diferencia de casi veinte puntos existente entre Andalucía y el resto del
Estado español en cuanto al porcentaje de trabajadores afectados por negociación colectiva
respecto a los asalariados. De ahí se puede deducir la mayor individualización de las relaciones
laborales en la Comunidad Autónoma andaluza y, por tanto, la mayor desprotección de los
trabajadores de esta región.
Todo lo anterior supone la existencia en Andalucía de un modelo de flexibilidad que algunos
autores han denominado “flexibilidad en el margen”, ya que se trata de una flexibilidad cuyos
costes recaen sobre los que acceden al empleo y no sobre los que están contratados de forma
indefinida. Así se genera una intensa dualidad en el mercado de trabajo, en la que se establece
una línea divisoria entre los trabajadores fijos y eventuales. Los resultados son la polarización
social e informalización, y la vuelta en muchos casos a la vieja disponibilidad temporal sin límites.
En un marco como el actual de escasez y estacionalidad de puestos de trabajo la combinación
de presiones competitivas y empleo temporal refuerzan el poder empresarial, la individualización
de las relaciones laborales y la consiguiente pérdida de autonomía personal de los trabajadores.
En relación con el concepto de mercado territorial de empleo, y en referencia al ámbito de
estudio de este trabajo, hay que tener en cuenta que Andalucía es muy diversa económica,
social y territorialmente5. Esa diversidad hace que sea conveniente dividir el territorio para poder
tener en cuenta esa multiplicidad de espacios, cada uno con unas peculiaridades que afectan a
sus rasgos humanos y estructuras productivas particulares. La diversidad territorial de Andalucía
provoca la existencia de gran multiplicidad de características de los mercados territoriales de
empleo andaluces. Esta complejidad aporta un elevado grado de riqueza al conjunto de flujos de
fuerza de trabajo existentes en la comunidad.
En las Bases y Estrategias del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía se establecieron
las grandes áreas subregionales en el contexto de la ordenación territorial. Estas grandes áreas
subregionales son las siguientes: Áreas Urbanas, Litoral, Áreas Agrícolas Interiores y Áreas de
Montaña. Las primeras son ámbitos territoriales entre 200.000 - 1.100.000 habitantes, a saber:
Sevilla, Málaga, Bahía de Cádiz-Jerez, Granada, Córdoba, Almería, Córdoba, Jaén y Bahía de
Algeciras. En cada una de ellas se integran, junto con la ciudad principal, un conjunto de núcleos
directamente vinculados por funciones y actividades comunes, que conforman procesos de
aglomeración urbana y que en algunos casos adoptan un funcionamiento característico de áreas
metropolitanas. En estos ámbitos se concentran las actividades industriales y de servicios de la
región, además de ser los principales centros de demanda en general, y de fuerza de trabajo en
particular. El crecimiento de las economías urbanas ha supuesto una intensa transformación
territorial y problemas como la presión a los recursos naturales y la congestión urbana
(deseconomías de escala). Estas dificultades provocan que cada día sean más importantes las
ciudades medias para la difusión territorial del desarrollo económico.
El segundo ámbito territorial considerado, el litoral, es el que ha tenido mayores
transformaciones recientes. En él se localizan los sectores y actividades económicas más
competitivas de la región: puertos, complejos energéticos e industriales, turismo y nuevas
agriculturas. Existen tres tipos de ámbitos, a saber: áreas turísticas especializadas, áreas de
agricultura de exportación y mixtas. Estas cuestiones son muy relevantes a la hora de analizar
los mercados de trabajo locales de estos espacios, en los que la movilidad de la fuerza de
trabajo es muy intensa.
Por otro lado, las Áreas Agrícolas Interiores son ámbitos localizados en la depresión del
Guadalquivir y en las hoyas intrabéticas. Son muy importantes las ciudades medias o
agrociudades (20.000-50.000 habitantes) y las pequeñas ciudades (más de 5.000). La estructura
productiva se caracteriza, en general, por la agricultura comercial, tecnificada y especializada. Se
pueden distinguir los siguientes ámbitos territoriales: a) campiñas bajas, con monocultivos
La diversidad territorial de Andalucía es uno de los principios reflejados en el Plan de Ordenación del Territorio de
Andalucía, aprobado por Decreto 206/2006 de 28 de Noviembre. Su elaboración y aprobación se ha realizado
conforme a lo establecido en la Ley 1/1994, de 11 de enero, de Ordenación del Territorio de la Comunidad
Autónoma de Andalucía; el Decreto 83/1995, de 28 de marzo, por el que se acuerda su formulación, y el Decreto
103/1999, de 4 de mayo, por el que se aprueban las Bases y Estrategias del Plan de Ordenación del Territorio de
Andalucía, documento en el que se fundamenta.
5
herbáceos (cereales y plantas industriales); b) campiñas altas, con monocultivo de olivar; c)
vegas de regadío (Guadalquivir y vegas intrabéticas) con frutales y cultivos industriales. En la
mayor parte de estas zonas existe una mínima industria agroalimentaria, e incluso en algunos
pueblos tienen relevancia las industrias del aceite, aceituna de mesa, cárnicas o dulces
navideños.
Por último, las áreas de Montaña incluyen Sierra Morena y las Cordilleras Béticas. Aunque tienen
escasa importancia económica, son esenciales desde un punto de vista social, territorial y
ambiental. La estructura productiva se caracteriza por el aprovechamiento de recursos de
montaña, ya sea de agricultura y ganadería extensiva, o todo lo que rodea al bosque o la caza.
En general, existe una fuerte crisis de las economías tradicionales, con una relevante aportación
exterior de rentas. Poco a poco se ponen de manifiesto las funciones estratégicas que deben
asumir estos espacios como son el turismo, la artesanía, la agricultura de calidad o las
actividades de preservación de la biodiversidad y los recursos naturales (en especial, la reserva
de agua). Existen diversos ámbitos económicos, a saber: a) las dehesas y monte mediterráneo,
con Sierra Morena, Serranía de Ronda y entorno; b) las áreas forestales de alto valor ecológico y
turístico, en especial Sierra Nevada y la zona de Cazorla-Segura; c) el monocultivo olivarero en
las subbéticas; y d) la agricultura y ganadería extensiva con clima semiárido en Penibética de
Granada, Málaga y Almería.
Las cuatro áreas subregionales se complementan con subunidades, el sistema de ciudades y
grandes comarcas que componen el "Esquema básico de Articulación Regional". Las unidades
litorales son el litoral atlántico, el litoral mediterráneo occidental y el mediterráneo oriental. Por
otro lado, las unidades interiores de regadío con presión urbana se dividen en dos zonas: la
Vega del Guadalquivir, por un lado, y las Hoyas Intrabéticas, por otro. Además de las de regadío,
también existen unidades agrícolas interiores con predominio de secano o campiñas (baja y
alta). Por su parte, las unidades forestales con predominio de manejo de conservación y uso
sostenido de recursos del monte son Sierra Morena, Cazorla-Segura, Sierra Nevada y la Bética
Occidental (Serranía de Ronda).
En otro sentido, existe la posibilidad de establecer una tipología de núcleos y asentamientos. En
este caso, y en primer lugar, se encontrarían los "centros regionales" o "grandes ciudades", que
no son más que las nueve áreas metropolitanas o asentamientos de población con más de
100.000 habitantes. Son los núcleos de población con un crecimiento más intenso durante todo
el siglo XX. Por otro lado, se encuentran las "ciudades medias" o "ciudades de tamaño medio",
con una población que oscila entre los 20.000 y los 100.000 habitantes. Estos asentamientos
han tenido un crecimiento continuado a lo largo del siglo XX. En tercer lugar aparecen los
"centros rurales" o "pequeñas ciudades", que rondan entre los 5.000 y los 20.000 habitantes, y
que pierden población hasta 1980 y en las últimas décadas tienen síntomas de recuperación. Por
último, los "asentamientos o núcleos rurales" de menos de 5.000 habitantes, que pierden
población y disminuyen en número.
Las tendencias de la evolución territorial de Andalucía se podían resumir en una serie de puntos.
Por un lado, destaca el proceso de consolidación del conjunto de grandes ciudades o procesos
de formación de ámbitos metropolitanos, así como el desarrollo de un potente tejido urbano
litoral. Por otro lado, se ha producido el mantenimiento de la importancia estructural de las
ciudades de tamaño medio en el interior de la región, en las “Áreas Agrícolas Interiores”,
producto de la modernización de la estructura productiva de las tradicionales “agrociudades”. Las
“Áreas Agrícolas Interiores” de Andalucía se han ido configurando como zonas intermedias entre
las principales áreas urbanas y el territorio rural de las áreas de montaña, caracterizándose por
un marcado carácter equilibrador. Por último, se ha producido una pérdida de población en las
áreas de montaña.
En definitiva, desde mediados del siglo XX y hasta esta primera década del XXI, se han
acelerado los procesos de transformación territorial de Andalucía, que explican el modelo
desigual de desarrollo socioeconómico de sus diferentes áreas y la evolución de la población y el
poblamiento. Por eso es tan importante y pertinente operar con categorías como “mercado
territorial” o “mercado local”, en referencia tanto al conjunto de intercambios mercantiles de
diverso tipo que tienen lugar en un territorio o localidad específicos a lo largo de un periodo dado
de tiempo, como a los intercambios de fuerza de trabajo en particular.
Características básicas y evolución del mercado de empleo de la Bahía de Cádiz y su
entorno
En principio, se toma como fuente los valores censales correspondientes al año 2001 (Fuente:
Censo de Población. INE), por su solidez como información estadística y porque facilita una
visión a largo plazo de las principales magnitudes del mercado de trabajo, captando sus
tendencias (Población total, Población activa, Población ocupada y Población parada).
Posteriormente se actualizarán algunos datos, según su disponibilidad, y se ampliarán el número
de variables y características a tratar. Comparativa con la provincia y la Comunidad Autónoma y
el conjunto del Estado
El territorio objeto de estudio6 tenía en 2001 un volumen de población activa de 299.585
personas, el tamaño de su mercado de empleo representaba el 61,8% por ciento del mercado de
empleo provincial. Este porcentaje coincide con el porcentaje de la población del territorio
respecto a la provincia (62,0%).
Los municipios con mayores tasas de actividad eran Trebujena (58,1%), Algar (56,3%), Chipiona
y El Puerto de Santa María (55,8 por ciento), Puerto Real (55 por ciento) y Rota (55,1 por ciento);
y el de menor tasa San Fernando (50,8 por ciento).
Municipio
Trebujena
Algar
Chipiona
Puerto de Santa María (El)
Sanlúcar de Barrameda
Puerto Real
Rota
Chiclana de la Frontera
Jerez de la Frontera
San José del Valle
Cádiz
San Fernando
12 municipios seleccionados
Provincia de Cádiz
CCAA Andalucía
Fuente: Censo de población. IEA. 2001
Tasa de actividad 2001
58,1
56,3
55,8
55,8
55,5
55,1
55,1
54,4
53,6
52,9
51,5
50,8
53,5
54,0
54,7
Algar, Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Puerto Real, Rota,
San Fernando, Sanlúcar de Barrameda, Trebujena y San José del Valle.
6
La población ocupada era de 214.706 trabajadores. Su peso en el ámbito provincial equivale al
62,6%, (ligeramente superior) al peso que le correspondía según la población activa (en medio
punto porcentual). Se puede interpretar como una capacidad ligeramente superior de generar
empleo por parte de la economía de la Bahía de Cádiz en relación con la provincia.
La tasa de empleo (toma como referencia la población en edad de trabajar) del territorio objeto
de estudio era del 38,4 por ciento, ligeramente superior a la tasa provincial (38,2 por ciento). Por
tanto, se mueve en niveles similares a la tasa media de empleo de los principales municipios de
la provincia, no existiendo diferencias significativas entre Bahía de Cádiz-Jerez y su entorno. Las
mayores tasas de empleo se observan en Rota (42,7) y Chiclana de la Frontera (40,8).
La tasa de ocupación (su referencia es la población activa) de la Bahía de Cádiz-Jerez en 2001
era del 71,7 por ciento, superior a la tasa provincial, que se sitúa un punto por debajo (70,7 por
ciento). Los municipios con mayores tasas de ocupación eran Rota (77,5 por ciento) y Chiclana
(75 por ciento).
Tasa de empleo Tasa de ocupación
Municipios
2001
2001
Rota
42,7
77,5
Chiclana de la Frontera
40,8
75,0
Puerto de Santa María (El)
39,9
71,5
Jerez de la Frontera
39,1
72,9
Puerto Real
38,1
69,2
Chipiona
37,9
68,0
Algar
37,4
66,5
Sanlúcar de Barrameda
37,0
66,6
San Fernando
36,8
72,5
Cádiz
36,7
71,2
Trebujena
36,4
62,6
San José del Valle
34,3
64,9
12 municipios seleccionados
38,4
71,7
Fuente: Censo de población. IEA. 2001
Es interesante la comparación entre los valores de la tasa de empleo y la tasa de ocupación. En
dichas tasas sólo cambia el denominador. Para la tasa de empleo la referencia es la población
total mayor de 16 años. Para la tasa de ocupación la referencia es la población activa.
La población parada. Cuantificar la población parada, el porcentaje provincial y compararlo al
porcentaje equivalente de empleos. Así se ve si tiene una relativa capacidad generar empleo
aunque su porcentaje de parados se mantenga también en niveles altos.
Ver comparativa del peso provincial de la población parada respecto al peso de su población en
el total provincial.
Municipios
Trebujena
Algar
Chipiona
Puerto de Santa María (El)
Sanlúcar de Barrameda
Población de 16 y
Población de 16 y
más años ocupados 2001 más años parados 2001
2.036
1.217
531
268
5.007
2.357
24.148
9.620
17.622
8.825
Puerto Real
Rota
Chiclana de la Frontera
Jerez de la Frontera
San José del Valle
Cádiz
San Fernando
12 municipios
Provincia de Cádiz
CCAA Andalucía
Fuente: Censo de población. IEA. 2001
10.923
8.566
19.319
57.872
1.198
41.554
25.930
214.706
342.933
2.500.360
4.866
2.493
6.431
21.520
647
16.779
9.856
84.879
142.000
755.854
La tasa de paro tiene la cualidad de reflejar de forma sintética la situación del mercado de
empleo y sus insuficiencias. En la zona de estudio, la tasa de paro en el año 2001 era del 28,3
por ciento, inferior a la de la provincia de Cádiz (29,3 por ciento). Respecto al resto de municipios
los datos son los siguientes: Rota (22,5 por ciento), Chiclana (25 por ciento), San Fernando (27,5
por ciento), El Puerto de Santa María (28,5 por ciento) y Puerto Real (30,8 por ciento). La tasa de
paro de los municipios de la Bahía de Cádiz-Jerez y de su entorno se mueve por valores medios
similares. Esto nos indica que el problema del paro no es sólo de ámbito local puesto que se
extiende al conjunto de la provincia.
En resumen, la fotografía del mercado de empleo del territorio analizado en el año 2001 refleja
los siguientes aspectos:
 Importancia de la zona Bahía de Cádiz-Jerez en cuanto al tamaño de su mercado de
trabajo, en correspondencia con su peso poblacional en el contexto provincial.
 Tasa de actividad relativamente baja pero similar a la de los municipios del entorno.
 La población ocupada de la zona Bahía de Cádiz-Jerez alcanzaba el 62,6 por ciento del
total provincial, en consonancia con el peso de su población total y su población activa.
 La población parada de la zona Bahía de Cádiz-Jerez suponía el 59,7 por ciento del total
provincial. Su tasa de paro es elevada y similar a la tasa media de los municipios de su
entorno.
Una de las cuestiones planteadas es la del flujo de población en edad de trabajar que
efectivamente se incorpora al mercado de empleo, es decir, se convierte en población activa.
Estas incorporaciones han sido relativamente débiles en el caso de la Bahía de Cádiz-Jerez,
siempre en relación con lo que ocurre en el entorno. La población activa de este territorio en los
diez años que va de 1991 a 2001 aumenta un 26,8% (muy similar al 25,9% del conjunto
provincial). Los municipios gaditanos en los que la población activa aumentó en un porcentaje
mayor fueron Los Barrios (71,0%), Chiclana de la Frontera (66,9%) y Puerto Real (56,7%). Cádiz
fue el municipio en el que observa un incremento menor (3,2%).
Lo anterior también se manifiesta en la evolución de la tasa de actividad de la Bahía de CádizJerez. Esta tasa aumentó un 10,60%, frente a un 10,70% de la provincia, en el periodo 19912001. Por tanto, la situación de baja tasa de actividad es un fenómeno que se arrastra desde un
largo periodo de tiempo y las mejoras en esta variable han sido muy débiles como demuestran
su evolución temporal.
La evolución de la población ocupada en la zona Bahía de Cádiz-Jerez y de la provincia de
Cádiz es muy similar. En el periodo 1991-2001 se incrementó en un 33,9%, en línea con la
evolución de la provincia (32,9%). Sin embargo las diferencias entre los municipios del área de
estudio son significativas:



Entre los más dinámicos están Chiclana (78,7%), Puerto Real (57,7%) y Puerto de Santa
María (53,6%).
A un nivel intermedio, pero por encima de la media, los municipios de Rota (39%), San
Fernando (32,5%) y Jerez (32,2%).
Mención aparte merece la tímida evolución de la ciudad de Cádiz (2,7%).
En cuanto a la población parada, el número de parados en la zona de estudio aumentó un 11,9%
en el periodo 1991-2001. Esta evolución desfavorable se reproduce en el cálculo provincial,
observándose un incremento de un 11,7% en la provincia de Cádiz. No obstante, las diferencias
entre los municipios de la aglomeración urbana gaditana son notorias. En la mayoría de los
municipios de la zona de estudio, excepto en el caso de Cádiz (4,3), Jerez (-8,7), Algar (-9,8), el
incremento de la población parada es superior al incremento provincial, destacando el caso de
Puerto Real con un incremento del 54,9%.
Respecto a las diferencias que existen entre hombres y mujeres en las variables básicas del
mercado de empleo, hay que comenzar diciendo que el porcentaje de población activa de
mujeres en la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez, en el año 2001, era del 22,7 %, casi 4 puntos por
debajo del dato provincial (26,3%). Esta cifra evidencia un desigual grado de incorporación de la
mujer en el mercado de empleo. Analizando la evolución, si se tiene en cuenta que en 1986 el
porcentaje era del 22,9% y en 1991 del 29,5%, se puede observar cierto estancamiento en la
zona de estudio, incluso retroceso (el dato de 2001 es 2 décimas inferior al de 1986).
Desde el punto de vista del empleo, la diferencia entre hombres y mujeres se amplía. En la zona
de estudio el porcentaje de población ocupada femenina fue del 32,5% en 2001, casi diez puntos
por encima de lo que ocurría con la población activa. Este dato coincide con el total provincial
(31,5%). Se observa una evolución favorable hacia un mayor grado de participación femenina en
el empleo. Desde el 20% de 1986 hasta el 24,6 por ciento de 1991 y el valor actual, el porcentaje
mejora 12,5 puntos en los quince años analizados.
La evolución en términos absolutos de la población ocupada según sexo permite descubrir
tendencias algo más positivas. En el periodo 1991-2001 el crecimiento del empleo femenino ha
sido más intenso que el masculino. En la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez la población ocupada
femenina se incrementó en un 77,2%en el periodo (desde las 39.397 ocupadas de 1991 hasta
las 69.800 de 2001) frente al crecimiento de la población ocupada masculina en un 19,8%. Este
fenómeno es común a todos los municipios de la aglomeración urbana aunque con diferentes
intensidades. En el año 2001, el porcentaje de población parada femenina en los 12 municipios
analizados era del 47,9%, observándose valores muy similares a los provinciales. El porcentaje
de mujeres en la población parada de Jerez evolucionó desde el 28,5% en 1986 hasta el 40% en
1991 y el valor actual.
La evolución de la población parada entre 1991-2001 termina por acentuar los efectos del
desempleo en las mujeres. Si bien es cierto que al aumentar la participación femenina en el
mercado de empleo era lógico que aumentara el volumen de paradas, lo que ocurre es que el
fenómeno anterior se da pero con mayor intensidad que en el colectivo masculino. En el caso de
la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez, la población parada disminuyó entre 1991-2001 entre el
colectivo de hombres (desde 45.542 parados en 1991 hasta 44.197 en el año 2001) y aumentó
en el de mujeres (desde 30.319 paradas en 1991 hasta 40.682 en el año 2001). Se registra un
incremento de la población parada femenina en un 34,18% en el periodo y una disminución en la
población parada masculina en un 2,9%. En el ámbito provincial la evolución desigual aún es
más acusada: aumento de la población parada femenina en un 38,04% y un descenso en la
masculina del 5,1%.
Los mayores efectos del desempleo sobre las mujeres se ponen en evidencia si se observa las
tasas de desempleo. En 2001, la tasa de paro femenina en la zona de estudio era del 36,8%
frente al 23,4% de la masculina, una diferencia de 13,5 puntos porcentuales. En más de la mitad
de los municipios analizados esta diferencia llegaba a ser aún mayor: Rota (18,5 puntos
porcentuales), Puerto Real (16,9 puntos porcentuales), San Fernando (16,8 puntos porcentuales)
y Chiclana (16,1 puntos porcentuales).
El empleo, el desempleo y la formación en la Bahía de Cádiz y su entorno
La evolución de los ocupados en la provincia de Cádiz para el período temporal más próximo
Aprovechando la similitud en el comportamiento del empleo entre la provincia de Cádiz y Jerez
durante el periodo 1991-2001, se introduce el estudio de la evolución de los ocupados en la
provincia de Cádiz en el periodo 1993-2004. Con ello se obtendrá un punto de vista global sobre
el entorno de Jerez. Se pretende comparar la generación de empleo de la provincia con lo
ocurrido en Andalucía y España. La finalidad es catalogar la intensidad con la que se genera
empleo en la provincia e indagar sobre el comportamiento cíclico de esta variable.
Los datos del siguiente cuadro evidencian que la economía de Cádiz ha sido capaz de crear
empleo a un ritmo casi idéntico al de la economía española: en el periodo 1993-2004 la tasa
media anual de crecimiento del empleo de Cádiz fue del 3,3 por ciento. Andalucía tuvo un
comportamiento más dinámico, con una tasa anual media del 3,8 por ciento en el periodo.
A lo largo del periodo, Cádiz pasó de los 250.000 ocupados de 1993 a los 357.471 del año 2004,
un incremento total del 42,9 por ciento, ligeramente superior al de España (41,2 por ciento) y por
debajo del de Andalucía (51,3 por ciento).
En consecuencia, los ritmos de generación de empleo de la economía de Cádiz se asemejan a
los de la economía española. Pero el perfil cíclico de la evolución de las ocupaciones, expresado
en tasas de variación, en el caso de Cádiz presenta algunas diferencias con el de España: desde
1997 hasta 2000 las tasas de variación de Cádiz se mueve en consonancia con la de España
pero por debajo de su nivel; desde el año 2000 hasta 2004, se sitúa por encima de la tasa
española y su perfil en los dos últimos años es bien distinto puesto que rebasa en el año 2003 a
la tasa española y en 2004 llega a superar a la andaluza.
En el territorio objeto de estudio, las ocupaciones en el periodo 2000-2004 evolucionaron (de
forma muy positiva), incrementándose en un 30,1 por ciento. Casi duplica el crecimiento de las
ocupaciones de la provincia de Cádiz (recordar que esta provincia en este periodo había
experimentado un fuerte crecimiento respecto a España y Andalucía). En el año 2004, el número
de colocaciones en Jerez era de 59.628 personas. Los incrementos anuales de 2002 y de 2004
son muy positivos.
Los contratos registrados en el periodo temporal más próximo para los que hay datos
Contratos registrados en el periodo 2008-2005
Municipio
Algar (**)
Cádiz (*)
Chiclana de la Frontera (*)
Chipiona (*)
Jerez de la Frontera (*)
Puerto de Santa María (El) (*)
Puerto Real (*)
Rota (*)
San Fernando (*)
Sanlúcar de Barrameda (*)
Trebujena (*)
San José del Valle (**)
Selección 12 municipios (* y **)
Provincia de Cádiz
Año
2008
2007
2006
2005
634
726
668
677
65.293 62.687 65.473 59.887
24.911 29.137 28.262 25.969
8.878 10.086 10.480 10.097
107.565 126.430 129.065 123.236
35.114 40.025 40.868 39.216
16.435 18.597 16.758 16.861
11.895 12.846 12.951 11.448
18.901 19.880 19.518 19.773
24.800 27.478 28.087 27.231
2.716
2.856
2.986
2.696
1.309
3.374
3.563
3.471
318.451 354.122 358.679 340.562
488.559 544.378 551.549 523.357
TV
2008-05
-6,4
9,0
-4,1
-12,1
-12,7
-10,5
-2,5
3,9
-4,4
-8,9
0,7
-62,3
-6,5
-6,6
Fuente: SIMA 2008. IEA
Se completa el estudio de la evolución del empleo con las cifras más recientes sobre contratos
registrados, que son las correspondientes al periodo 2005-2008. A lo largo del periodo el número
de contratos se redujeron en un 6,5 por ciento, un valor ligeramente inferior al dato provincial.
Contratos registrados por tipo.2005
Chiclana de la Frontera
San Fernando
Puerto de Santa María (El)
Rota
Cádiz
Puerto Real
Jerez de la Frontera
Contratos
registrados.
Indefinido 2005
1805
1068
2012
557
2803
644
4339
Contratos
registrados.
Temporal 2005
24164
18705
37204
10891
57084
16217
118897
% contratos
indefinidos
6,95
5,40
5,13
4,87
4,68
3,82
3,52
Sanlúcar de Barrameda
Chipiona
Trebujena
Algar
San José del Valle
selección 12 municipios
Provincia de Cádiz
Fuente: SIMA 2005. IEA
790
227
51
8
17
26441
9870
2645
669
3454
2,90
2,25
1,89
1,18
0,49
14.321
22157
326.241
501200
4,20
4,23
El análisis de los datos para el año 2005 también indica el fuerte peso de los contratos
temporales (96,3 por ciento) en la zona de estudio. Es minoritaria la figura de los contratos
indefinidos (3,64 por ciento). Los municipios con mayores proporción de contratación indefinida
fueron Chiclana de la Frontera (6,95 por ciento), San Fernando (5,40 por ciento) y Puerto de
Santa María (5,13 por ciento).
La distribución del empleo por actividades económicas
Para abordar el estudio de la distribución del empleo por actividades económicas se utilizan dos
fuentes estadísticas, los datos censales del año 2001 (INE) y los datos de ocupados por
establecimientos de actividad económica del año 2007 (IEA).
Los datos censales de 2001 proporcionan información solvente sobre la propia estructura
económica de las economías locales. A nivel de grandes sectores económicos, la distribución de
la población ocupada en la zona Bahía de Cádiz-Jerez era la siguiente: agricultura y pesca 5,3
por ciento, industria 12,2 por ciento, construcción 12,9 por ciento y servicios 69,6 por ciento.
Sobre un total de 206.140 empleos.
Distribución ocupada por sectores económicos.
Agricultura y pesca
5,3
12 municipios seleccionados
6,8
Provincia de Cádiz
Fuente: Censo de población. IEA. 2001
Industria
12,2
12,7
Construcción
12,9
15,3
Servicios
69,6
65,2
Los datos anteriores reflejan la culminación de un largo proceso de terciarización en los
municipios objeto de estudio, la alta concentración de empleos en los sectores servicios así lo
evidencia.
El peso del sector servicios a nivel provincial es menor (65,2 por ciento). Este es un fenómeno
muy ligado al proceso de concentración urbana. La fuerte terciarización ha ido en detrimento del
sector agrario y de una masiva expulsión de ocupados por parte de los sectores industriales en
la aglomeración urbana.
La construcción es otro de los grandes sectores de la economía de la zona de estudio según el
volumen de empleo que genera. Su implantación es del 12,9 algo inferior a dato provincial (15,3
por ciento).
El sector industrial de la zona Bahía de Cádiz-Jerez representa el 12,2 por ciento del empleo, su
nivel es ligeramente inferior respecto a la provincia (12,7 por ciento).
Respecto al sector primario, con un 5,3 por ciento, se encuentra entre los valores de la provincia
(6,8 por ciento). En este sentido la zona Bahía de Cádiz-Jerez combina características propias
de un área metropolitana, por ejemplo un sector servicio desarrollado, con elementos propios de
zonas rurales como la presencia comentada del sector agricultura y ganadería.
El grueso de la población ocupada lo forman los asalariados que en conjunto suponen el 87,1
por ciento del total, situación muy similar al mismo dato a nivel provincial (86,4 por ciento).
Destaca también entre los asalariados los que se encuentran eventuales, en la zona Bahía de
Cádiz-Jerez llegaban al 38,4 por ciento de la población ocupada.
Distribución de la población ocupada por actividad. 2001
Empresario
que emplea
2001
12 Municipios
5,3
seleccionados
Provincia de
5,4
Cádiz
Fuente: SIMA. IEA. 2001
Empresario
que no
emplea
2001
Asalariado
fijo 2001
Asalariado
eventual
2001
Ayuda
familiar
2001
Cooperativis
ta 2001
Total
7,1
48,7
38,4
0,3
0,3
100,0
7,6
45,5
40,9
0,3
0,3
100,0
El peso del sector servicio, en términos de empleo, también se reafirma con los datos de
establecimientos por tramos de empleo y actividad económica del año 2007. Las actividades de
servicios concentran el 85,27 por ciento de los establecimientos con actividad económica; entre
ellos destacan los 35.894 establecimientos con un nivel de empleo de 0-5 trabajadores y los
3.197 con 6-19 trabajadores. También se puede observar que la mayoría de establecimientos
con mayor empleo se dan en los servicios. El peso del sector servicios según esta fuente
estadística se ha calculado sin tener en cuenta los establecimientos del sector agrario, ello
explica que su porcentaje resulte más elevado.
Establecimientos según empleo y actividad en la zona Bahía de Cádiz-Jerez (12 municipios
seleccionados). Año 20077
Tramo de empleo
Sin
100 y
empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
Total
más
conocido
Industria y energía
24
2.088
558
131
49
19
2.869
Construcción
5
2.834
882
297
75
36
4.129
Servicios
564
35.894
3.197
577
187
93
40.512
Total
593
40.816
4.637
1.005
311
148
47.510
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
La construcción tiene el 8,7 por ciento del total de establecimientos en el año 2007. Dominan los
establecimientos con menor número de empleos: 2.834 establecimientos con 0-5 trabajadores y
882 con 6-19 trabajadores. Los sectores de industria y energía alcanzan el 6 por ciento por
ciento respectivamente. También la mayoría de estos establecimientos poseen un número de
empleo de entre 0-5 trabajadores.
7
En el anexo se puede encontrar información más detallada a nivel municipal y agregado.
El desempleo en la Bahía de Cádiz y su entorno
La población parada de la Bahía de Cádiz-Jerez era, en el año 2001, de 84.879 personas y su
tasa de paro alcanzaba el 28,3 por ciento. Tal como se comentó, la tasa de paro se mueve en
niveles similares al resto de la provincia (29,3). Y la evolución del paro en la zona de estudio fue
muy positiva, con un descenso de casi 4 puntos respecto a 1991.
La evolución del paro registrado en la zona Bahía de Cádiz-Jerez durante el periodo 1997-2004
se refleja en el siguiente cuadro. En valores absolutos, el paro registrado comienza a descender
continuamente desde el año 1997 (con 52.461 parados) en consonancia con lo expresado por
los datos censales para 1991-2001. Este descenso lleva a un valor mínimo en el año 2001 de
44.922 parados; a partir de esta fecha comienza a aumentar hasta llegar en el año 2004 a las
47.656personas. En definitiva desde 1997-2000 el volumen de parados disminuyó en personas,
y en el periodo 2000-2004 aumentó en 2.734 personas.
Evolución del paro registrado en el periodo 1997-2004.
Alcalá de los Gazules
Alcalá del Valle
Algar
Algeciras
Algodonales
Arcos de la Frontera
Barbate
Barrios (Los)
Benaocaz
Bornos
Bosque (El)
Cádiz
Castellar de la Frontera
Conil de la Frontera
Chiclana de la Frontera
Chipiona
Espera
Gastor (El)
Grazalema
Jerez de la Frontera
Jimena de la Frontera
Línea de la Concepción
Medina-Sidonia
Olvera
Paterna de Rivera
Prado del Rey
Puerto de Santa María (El)
Puerto Real
Puerto Serrano
Rota
San Fernando
Sanlúcar de Barrameda
San Roque
Setenil de las Bodegas
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
387
112
108
6.943
342
1.771
2.610
1.176
43
357
173
11.318
174
886
3.496
983
89
97
142
11.022
440
4.215
934
335
424
557
4.958
3.227
159
1.412
6.713
3.944
1.586
102
381
122
105
7.256
298
1.668
2.468
1.165
46
313
159
11.770
174
853
3.678
980
103
91
124
10.228
385
4.276
849
381
417
526
5.310
3.195
177
1.530
6.654
3.732
1.624
117
278
100
74
7.493
294
1.419
2.434
1.085
46
325
154
11.746
181
779
3.830
1.002
105
89
99
10.117
372
4.092
783
357
378
460
5.468
3.291
176
1.574
6.481
3.780
1.633
94
258
88
75
7.059
281
1.325
2.036
1.021
42
293
137
11.186
155
740
3.457
942
96
76
101
9.263
348
3.995
705
311
367
424
5.353
3.195
193
1.522
5.799
3.684
1.548
88
268
91
100
7.247
283
1.384
1.913
957
41
292
119
11.622
146
739
3.415
916
104
72
123
9.578
326
4.231
732
339
308
452
5.431
2.640
186
1.510
5.873
4.028
1.540
112
300
91
74
7.425
308
1.382
1.767
971
49
329
130
11.687
145
861
3.649
899
92
77
112
10.237
337
4.190
731
309
314
468
5.408
2.526
206
1.584
5.932
4.145
1.587
108
321
102
86
8.078
303
1.514
1.973
925
42
373
139
12.617
164
1.008
4.094
990
122
87
121
11.471
407
4.390
837
356
337
464
5.984
2.597
206
1.694
6.382
4.203
1.798
127
317
92
89
8.375
315
1.641
2.023
900
60
439
162
12.196
1.242
944
4.205
1.421
219
95
117
11.474
1.348
4.494
1.228
437
366
504
6.132
2.688
234
2.245
6.537
4.919
1.796
279
TV
04-97
22,08
21,74
21,35
-17,10
8,57
7,92
29,02
30,67
-28,33
-18,68
6,79
-7,20
-85,99
-6,14
-16,86
-30,82
-59,36
2,11
21,37
-3,94
-67,36
-6,21
-23,94
-23,34
15,85
10,52
-19,15
20,05
-32,05
-37,10
2,69
-19,82
-11,69
-63,44
Tarifa
Torre Alháquime
Trebujena
Ubrique
Vejer de la Frontera
Villaluenga del Rosario
Villamartín
Zahara
Benalup-Casas Viejas
San José del Valle
12 Municipios
seleccionados
Provincia de Cádiz
1.653
28
305
1.811
1.179
17
739
69
307
170
1.576
31
325
1.874
987
15
760
64
316
126
1.539
26
336
1.632
799
15
747
68
291
111
1.313
24
341
1.354
728
11
673
65
288
105
1.170
28
324
1.693
669
21
667
58
259
109
1.214
27
300
2.053
754
27
746
62
274
118
1.412
45
318
2.221
824
19
817
76
348
130
1.799
58
419
2.060
913
204
928
86
444
136
-8,12
-51,72
-27,21
-12,09
29,13
-91,67
-20,37
-19,77
-30,86
25,00
47.656
47.633
47.810
44.922
45.546
46.559
50.566
52.461
-9,16
77.513
77.229
76.153
71.065
72.116
74.005
80.522
86.580
-10,47
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.
La evolución del número de parados se puede explicar, en parte, por el comportamiento cíclico
de la economía aunque la persistencia de un número de parados relativamente alto durante
largos períodos de tiempo es indicativo de la presencia de un cierto nivel de paro de naturaleza
estructural.
En el siguiente gráfico se representa la evolución del número de personas demandantes de
empleo en la Bahía de Cádiz-Jerez y la provincia de Cádiz para el periodo más reciente (enero
de 2005 a enero 2009). Se puede observar claramente que la zona de estudio sigue la misma
tendencia que el dato provincial, durante todo el periodo viene a corresponderse
aproximadamente con el 58,5% del valor provincial. Respecto al número de personas
demandantes de empleo no ocupadas para el mismo periodo, sigue una tendencia similar.
Evolución del número de personas demandantes de empleo en la Bahía de Cádiz-Jerez y la
Provincia de Cádiz
250.000
200.000
150.000
100.000
50.000
00
JU
5
LI
SE
O
-2
PT
00
IE
5
M
BR
E
NO
-2
VI
00
EM
5
BR
E
-2
00
EN
5
ER
O
-2
00
M
6
AR
ZO
-2
00
6
M
AY
O
-2
00
JU
6
LI
SE
O
-2
PT
0
IE
06
M
BR
E
NO
-2
VI
0
EM
06
BR
E
-2
0
EN
06
ER
O
-2
0
M
07
AR
ZO
-2
00
7
M
AY
O
-2
00
JU
7
LI
SE
O
-2
PT
00
IE
M
7
BR
E
NO
-2
VI
00
EM
7
BR
E
-2
00
EN
7
ER
O
-2
00
M
8
AR
ZO
-2
00
8
M
AY
O
-2
00
JU
8
LI
SE
O
-2
PT
00
IE
8
M
BR
E
NO
-2
VI
0
EM
08
BR
E
-2
0
EN
08
ER
O
-2
00
9
-2
00
5
M
AY
O
-2
AR
ZO
M
EN
ER
O
-2
00
5
0
Provincia de Cádiz
Bahía de Cádiz-Jerez
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Prospección Permanente del Mercado de Trabajo de Andalucía (ARGOS). SAE.
Evolución del número de demandantes de empleo no ocupados en la Bahía de Cádiz-Jerez y la
Provincia de Cádiz.
180.000
160.000
140.000
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
EN
ER
O
-2
M
AR
0
ZO 0 5
-2
M
00
AY
5
O
-2
JU
SE
00
L
5
PT
IO
IE
-2
M
00
NO
BR
5
E
VI
-2
EM
0
BR
05
E
-2
EN
00
ER
5
O
-2
M
AR
00
6
ZO
M
AY 200
6
O
-2
JU
SE
00
LI
6
PT
O
IE
-2
M
00
NO
BR
6
E
VI
-2
EM
BR 00
6
E
-2
EN
00
ER
6
O
-2
M
AR
00
ZO
7
M
AY 200
7
O
-2
JU
SE
00
LI
7
PT
O
IE
-2
M
00
NO
BR
7
E
VI
-2
EM
BR 00
7
E
-2
EN
00
ER
7
O
-2
M
AR
00
ZO
8
M
AY 200
8
O
-2
JU
SE
00
LI
8
PT
O
IE
-2
M
00
NO
BR
8
E
VI
-2
EM
BR 00
8
E
-2
EN
00
ER
8
O
-2
00
9
0
Provincia de Cádiz
Bahía de Cádiz-Jerez
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Prospección Permanente del Mercado de Trabajo de Andalucía (ARGOS). SAE.
Los mayores efectos del paro se dejan sentir entre las mujeres y los jóvenes. El paro registrado
por sexo, en el año 2004, apunta un porcentaje de mujeres paradas del 58,7 por ciento, muy
superior al de los hombres (41,3 por ciento). La situación para la mujer empeora si se tiene en
cuenta que en el año 1997 el porcentaje de mujeres paradas era del 49,3 por ciento. Este hecho
también se da en el conjunto de la provincia de Cádiz con similar intensidad.
Los efectos intensos que recogía la tasa de paro en el año 2001 entre los segmentos más joven
de la población, tanto masculino como femenino, no se ven suficientemente reflejados en los
datos de paro registrado del año 2004. Estos datos para la zona analizada presentan las
siguientes características: entre los grupos de edades que concentran las cifras de paro más
elevadas se encuentran las mujeres entre 25-29 años (10,4 por ciento del total de parados),
mujeres entre 30- 34 años (9,4 por ciento), mujeres entre 20-24 años (8,7 por ciento) y mujeres
entre 35-39 años (8,1 por ciento); y entre los hombres, el grupo de edad más afectado es el de
25-29 años (7 por ciento del total de parados) y entre 30-34 años (6,5 por ciento). Parece
detectarse un cierto desplazamiento en los efectos del paro hacia la población femenina y en
todos los grupos de edades.
Los sectores que en mayor medida tienen, según el paro registrado, unos porcentajes elevados
de parados, en el año 2004, en la zona de la Bahía de Cádiz-Jerez son los siguientes: comercio,
construcción (12,9 por ciento cada una) y las actividades inmobiliarias y servicios a empresas
(12,6 por ciento).Con niveles también reseñables se encuentran la hostelería (8,8 por ciento) y
las industrias manufactureras (7,2 por ciento). También el número de parados sin empleo
anterior era muy elevado en el año 2004, el 23,7 por ciento del total de parados. La presencia de
este colectivo, parados sin empleo anterior, es una característica permanente.
Porcentaje de paro registrado por secciones de actividad. 2004
% selección 12
Nº de parados: Agricultura, ganadería, caza y selvicultura
Nº de parados: Pesca
Nº de parados: Industrias extractivas
Nº de parados: Industria manufacturera
2,4
0,4
0,1
7,2
Provincia de
Cádiz
2,6
0,6
0,1
8,4
Nº de parados: Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua.
Nº de parados: Construcción
Nº de parados: Comercio; reparación de vehículos y
artículos personales y uso doméstico
Nº de parados: Hostelería
Nº de parados: Transporte, almacenamiento y
comunicaciones
Nº de parados: Intermediación financiera
Nº de parados: Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
Nº de parados: Administración Pública, Defensa y
Seguridad Social obligatoria
Nº de parados: Educación
Nº de parados: Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales.
Nº de parados: Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios personales
Nº de parados: Hogares que emplean personal doméstico
Nº de parados: Organismos extraterritoriales
Nº de parados: Sin empleo anterior 2004
0,1
0,1
12,9
14,0
12,6
11,8
8,8
8,7
2,0
2,0
0,4
0,4
12,9
11,7
6,2
7,7
1,9
2,1
3,1
2,7
4,6
4,0
0,5
0,0
23,7
0,4
0,0
22,8
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.
A partir de la evolución del paro registrado entre 1997 y 2004, se puede afirmar en sentido
genérico que el sector comercio permanece durante este tiempo con el mayor porcentaje de
personas paradas (en torno al 12,5 por ciento); las actividades inmobiliarias y servicios a
empresas, la construcción y la hostelería registran una evolución negativa; por otra parte las
industrias manufactureras ven reducir sus porcentajes de parados en dicho periodo.
En la Bahía de Cádiz-Jerez el paro registrado en el año 2004 tiende a concentrarse en una serie
de ocupaciones: en trabajadores no cualificados (33,5 por ciento del total de parados), en
trabajadores del sector servicios (23,5 por ciento) y en artesanos y trabajadores cualificados de
las industrias manufactureras y de la construcción (13,86 por ciento). En la evolución 1997- 2004
estas cuatro categorías aparecen reiteradamente como las que tienen el mayor nivel de paro
registrado.
Porcentaje de paro registrado por grupos de ocupación solicitada.2004
Dirección de las empresas y de las administraciones
públicas
Técnicos y profesionales científicos e intelectuales
Técnicos y profesionales de apoyo
Empleados de tipo administrativo
Trabajadores de servicios de restauración, personales,
protección y vendedores de los comercios
Trabajadores cualificados en la agricultura y en la pesca
Artesanos y trabajadores cualificados de las industrias
manufactureras, la construcción, la minería, excepto los
operadores de instalaciones y maquinaria
Operadores de instalaciones y maquinaria, y montadores
Trabajadores no cualificados
Fuerzas armadas
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.
% selección
12
% total
provincial
0,36
0,31
6,39
5,68
11,62
5,52
4,83
10,87
23,49
21,78
2,17
2,58
13,86
14,65
2,89
33,46
0,09
3,00
36,39
0,08
La estructura del paro por ocupaciones en la Bahía de Cádiz-Jerez, en el año 2004, es casi
idéntica a la de la provincia de Cádiz, si bien en la zona de estudio se observa una mayor
proporción de paro en los trabajadores de servicios de restauración personales, protección y
vendedores de los comercios. Respecto a la provincia de Cádiz, en esta área se da un menor
porcentaje de parados entre los trabajadores no cualificados.
La formación de los recursos humanos en la Bahía de Cádiz y su entorno
La inversión en formación parece ser uno de los principales elementos que determinan la
competitividad de un territorio. En esta línea, con la inversión en educación y formación se facilita
el proceso de asimilación de las nuevas tecnologías y la modernización de las empresas. Hay
elementos de complementariedad intensos entre las actuaciones en el campo de la educación y
la formación y en el del fomento de las innovaciones y nuevas tecnologías.
Distribución de la población por nivel de estudios. 2001
Nivel de estudios: Analfabetos 2001
Nivel de estudios: Sin estudios 2001
Nivel de estudios: Primer Grado 2001
Nivel de estudios: 2º Grado - EGB, Bachillerato Elemental 2001
Nivel de estudios: 2º Grado - Bachillerato Superior 2001
Nivel de estudios: 2º Grado - FP Grado Medio 2001
Nivel de estudios: 2º Grado - FP Grado Superior 2001
Nivel de estudios: Tercer Grado - Diplomatura 2001
Nivel de estudios: Tercer Grado - Licenciatura 2001
Nivel de estudios: Tercer Grado - Doctorado 2001
%
selección
12
3,48
15,19
23,42
24,54
9,98
5,96
5,61
6,88
4,55
0,39
% total
provincial
4,14
16,72
24,14
25,42
9,30
5,20
4,98
6,07
3,74
0,29
Fuente: Elaboración propia a partir del Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía. IEA.
La distribución de la población de la zona Bahía de Cádiz-Jerez según niveles de estudio, en el
año 2001, no presenta buenos resultados. El colectivo de personas en los niveles más bajos de
estudio sigue siendo significativo: un 3,4 por ciento de la población era analfabeta y un 15,2 por
ciento no tenía ningún tipo de estudios. El grueso de la población presentaba un nivel de estudio
de Primer Grado (23,4 por ciento) y de Segundo Grado, EGB, Bachillerato Elemental (24,5).
En los niveles superiores de estudios se contabilizaban en Segundo Grado-Bachillerato Superior
y FP Grado Superior un porcentaje de la población del 21,5 por ciento y en el Tercer GradoDiplomatura, Licenciatura y Doctorado un 11,8 por ciento de la población.
Hay que ser conscientes de que hasta el nivel de Primer Grado (Analfabetos, Sin estudios y
Primer Grado) se encontraba el 42,08 por ciento de la población. No obstante el panorama era
bien distinto entre la población ocupada en la zona de estudio, lo cual es sintomático de la
relación positiva entre formación y empleo.
La estructura de la población según niveles de estudios en la Bahía de Cádiz-Jerez es bastante
parecida a la de la provincia de Cádiz. Si agrupamos los tres niveles superiores de estudios
(Diplomatura, Licenciatura y Doctorado), el la zona de estudio se observa un porcentaje casi dos
puntos superior al de la provincia de Cádiz (11,83).
Otro indicador en materia de formación es la cifra de paro registrado por nivel de estudio
terminado. En el año 2004, las cifras de paro más elevadas se daban en los niveles de Graduado
Escolar (36,6 por ciento) y EGB (29,3 por ciento); resulta curioso la poca incidencia del paro en
los niveles de estudios más bajos (el porcentaje es casi nulo en el nivel sin estudios y del 7,3 por
ciento en el nivel Estudios Primarios sin certificado).
Con los datos de 1997 y 2004 sobre paro registrado en la zona de estudio por nivel de estudio,
se puede afirmar que en buena medida la estructura actual ha sufrido pocas modificaciones con
respecto a 1997, en especial en lo relativo a los niveles inferiores de estudio.
Deslocalización, descentralización productiva y empleo en la Bahía de Cádiz y su entorno
Pese a los buenos presagios, en el modelo de producción actual cada vez es mayor la
proporción del empleo total creado caracterizado por la baja cualificación, con escasas
exigencias formativas, mal retribuido y de peor calidad. Por tanto, cada vez es más evidente que
los impactos en el mercado de empleo del proceso de reestructuración de las bases de la nueva
economía posfordista es la creación de empleos de peor calidad, sin que ello haya terminado ni
mucho menos con el problema del desempleo. Las actuales transformaciones nos llevan a un
marco de relaciones laborales con una mayor presencia de contratos eventuales, incertidumbre,
inseguridad y degradación de las condiciones generales de contratación.
La deslocalización productiva permite que las empresas con una cierta dimensión puedan
organizar su producción de la forma que les produzca más beneficios combinando las
posibilidades que les ofrece el mundo entero, trasladando sus plantas a donde la mano de obra
tengan salarios más bajos, cotizaciones laborales menores o una mayor "disciplina" laboral. De
este modo se degradan los salarios y los derechos sindicales.
Además, mediante la deslocalización, muchos trabajadores pasan a considerar que la
competencia y la competitividad es un aspecto en el que debe de tomar parte, situándose del
lado de su empresa. En última instancia, los trabajadores compiten entre ellos, asumiendo como
propia su degradación salarial, para conseguir que una sobreexplotación les permita sobrevivir.
La deslocalización productiva significa aumentar las cifras de paro y precariedad en el territorio
de que se trate. Normalmente, los nuevos puestos de trabajo, admitiendo que se creen, suponen
una pérdida de calidad del empleo. La sustitución de trabajadores con empleos fijos y salarios
será por otros con contratos eventuales o precarios, y, en todo caso, con salarios más bajos y
condiciones de flexibilidad laboral, habiendo perdido, además, los derechos de antigüedad. Y ello
en el improbable caso que se creen suficientes puestos de trabajo para absorberles.
Asimismo, la amenaza de deslocalización es utilizada como mecanismo para disciplinar a la
fuerza de trabajo. No sólo a los trabajadores a los que se les cierra la empresa, sino a todos los
trabajadores, puesto que se generaliza la idea de que las empresas pueden deslocalizarse con
facilidad, lo que refuerza grandemente el poder empresarial.
Por otro lado, la descentralización de tareas hacia pequeñas empresas jurídicamente
independientes, pero coordinadas mediante un mismo ciclo de producción y unidas por un
sistema de reglas de cooperación subordinada, ha acarreado una enorme segmentación en las
relaciones laborales. Los procesos descentralizadores de los nuevos modelos de organización
del trabajo tienen como consecuencia inmediata facilitar la segmentación de los mercados de
empleo e incrementar las formas de empleo flexible. La fuerza de trabajo no tiene las mismas
posiciones en el mercado, es decir, no es homogénea. La segmentación del mercado de empleo
está estrechamente ligada a la fragmentación de la fuerza de trabajo, que se traduce en una
creciente diferenciación de las relaciones laborales y de las relaciones contractuales, cuestión
que se puede observar, incluso, dentro de un mismo centro productivo o empresa.
Aunque las transformaciones de tipo tecnológico e institucional hayan reforzado la tendencia
general a la individualización y segmentación de los trabajadores, es la descentralización o
subcontratación productiva las estrategias que mejor la sintetiza. La reorganización del trabajo y
de la producción que supone la externalización o subcontratación productiva afecta
sustancialmente a las condiciones de empleo pues trastoca el equilibrio inestable de la relación
de fuerzas entre capital y trabajo que se alcanzó en el modelo de desarrollo anterior al
intensificar la segmentación del obrero colectivo. Por tanto, la generalización y desarrollo de la
fábrica “difusa” conlleva una mayor diferenciación de las condiciones laborales, lo que da lugar a
unas condiciones de vida y de trabajo diversificadas y segmentadas, así como a diferencias en
cuanto a relaciones laborales y capacidad de respuesta colectiva.
Esa fractura se concreta en el diferencial que, en cuanto a condiciones de empleo y de
relaciones laborales, separa a los diversos colectivos de trabajadores, según estén situados en
ámbitos laborales y productivos más o menos centrales o periféricos. Es presumible que el
diferencial de condiciones de empleo y la intensidad de la fractura o segmentación laboral sea
mayor cuanto más se descienda en la trama o malla productiva. Las relaciones laborales en el
“centro” de la red son normalmente de mayor calidad – aparecen reguladas y con normas
parcialmente negociadas con los sindicatos, los puestos de trabajo son más o menos estables -,
que las de la “periferia”.
Por tanto, estas estrategias propician una disociación creciente entre distintos grupos o
segmentos de trabajadores. Se pueden distinguir tres segmentos:
a) Núcleo estable. Conjunto de trabajadores que mantienen una elevada estabilidad
matizada por la aceptación de una creciente flexibilidad funcional y profesional dentro de
la empresa. La tendencia la lleva a ser una fracción cada vez más minoritaria, en la que
se integran quienes disfrutan los empleos más cualificados y mejor retribuidos.
b) Grupo periférico. Incluye tanto a los trabajadores con contratos indefinidos en tareas
poco cualificadas como a aquellos que disponen de un contrato de trabajo más inestable
o de pequeña retribución. A través de este conjunto de trabajadores las empresas
pueden ajustar rápidamente las plantillas a sus necesidades de producción.
c) Corona externa. En este grupo toman protagonismo las nuevas formas de organización
del trabajo con fenómenos como la subcontratación o descentralización, el autoempleo o
la intermediación de las empresas de trabajo temporal (ETT). La mano de obra externa
comprende tanto a un pequeño número de profesionales muy cualificados que se
autoemplean, como a un volumen creciente de personal eventual en tareas
estandarizadas, banales y, en gran medida, subcontratadas que sólo accede a contratos
de muy escasa calidad – comúnmente denominados precarios – y que de forma
periódica ingresa en el desempleo. Son los protagonistas del creciente aumento de la
rotación laboral mediante la cual las empresas obtienen un alto grado de flexibilidad.
Condiciones de trabajo según segmentos laborales
Nivel salarial
Nivel estabilidad
Núcleo estable
Alto-Medio
Alto
Grupo periférico Medio- Bajo
Medio-Bajo
Corona externa Alto-Medio-Bajo Bajo
Flexibilidad
Interna
Interna-Externa
Externa
Fuente: Elaboración propia.
Un claro ejemplo se encuentra en las últimas reestructuraciones realizadas en el sector de la
construcción naval de la Bahía de Cádiz. Entre las medidas adoptadas para mejorar la
competitividad se ha producido el sustancial incremento de la subcontratación o
descentralización productiva. A partir de esta última estrategia se persigue dotar a los astilleros
de unas plantillas lo más flexibles posible, capaces de adaptarse a las necesidades de
producción de cada momento. Al mismo tiempo, aumenta la subcontratación de empresas
auxiliares para las actividades o servicios que no pueden desempeñar los trabajadores propios
de las compañías demandantes o externalizadoras.
A principios de siglo XXI, a lo largo de los años 2001 y 2002, la entonces “IZAR Construcciones
Navales S.A.” adquirió en el mercado bienes y servicios por un valor aproximado de 800 millones
de euros anuales. Estas cifras muestran la importancia de las compras realizadas fuera de la
compañía. Por otro lado, la relevancia de la externalización productiva se veía refrendada por los
complejos mecanismos puestos en marcha por la empresa para que todo el sistema de
subcontratación y aprovisionamiento funcionara correctamente, entre los que se encuentraba el
establecimiento de un árbol de Clasificación de Productos y Servicios (CPS) y el desarrollo del
Portal de Compras Áncora.
Al igual que en otras muchas actividades económicas, con la llegada de los nuevos modelos de
producción posfordista, desde la empresa pública, como centro neurálgico de la malla
productiva, se indujo la descentralización o externalización productiva. Es una estrategia que se
alarga en el tiempo pues “la subcontratación es un fenómeno histórico (…) favorecida por
Astilleros Españoles, que incluso en algunos casos muy concretos le daba la excedencia a un
señor de confianza, un oficinista por ejemplo, para que montara una empresa auxiliar”. No
obstante, fue a partir de 1996, con el aumento de la demanda en el sector naval a nivel
internacional cuando mayor es el proceso de descentralización productiva"8.
Los trabajadores subcontratados en el sector naval de la Bahía constituyen un colectivo cada vez
más numeroso. En los últimos años, en especial a partir de 1995, ha aumentado la proporción
del número de puestos de trabajo de la industria auxiliar respecto a los directos internos, por lo
que ha aumentado el denominado mercado de trabajo secundario o grupo periférico y el contexto
o corona externa compuesto por empleo eventual, el autoempleo o el trabajo a través de ETT.
A medida que se desciende en la trama productiva aumentan los desequilibrios en el poder
negociador en favor de la demanda de trabajo, y toman protagonismo los tipos de contratos
caracterizados por una menor calidad y estabilidad. A pesar de medidas como la obligación de
las subcontratas de cumplir las obligaciones con la Seguridad Social y Hacienda, fuera de los
centros de trabajo centrales aparecen los denominados “nuevos espacios laborales más
flexibles” con un marco de relaciones laborales con mayor presencia de contratos eventuales y
degradación de las condiciones generales de contratación. La descentralización y reconstrucción
en forma de red de la producción lleva consigo el crecimiento del empleo atípico, es decir,
empleo creado por la contratación temporal, el autoempleo o incluso la economía informal.
El diferencial de condiciones de trabajo y la intensidad de la segmentación laboral aumenta a
medida que se desciende en la trama productiva creada alrededor de la construcción de un
barco. Se observa cómo las relaciones laborales en el centro de la red son de mejor calidad y
8
Entrevista realizada a representantes del Comité de Empresa del Astillero de IZAR en Puerto Real.
mayor estabilidad que las condiciones de trabajo de las empresas de la periferia. En éstas la
descentralización ha ido paralela a una mayor informalización de las relaciones laborales. “En la
industria auxiliar, la gente eventual no protesta por nada, hace lo que les manda el empresario,
sepa o no sepa, ya que no tienen capacidad para protestar”9.
En el conjunto del sector naval de la Bahía de Cádiz se asiste, en los últimos años, a un proceso
según el cual se reduce la proporción de trabajadores concentrados en los grandes astilleros
respecto a los existentes en la órbita de éste y donde encontramos un cada vez más
segmentado mercado laboral. Aumenta el número de pequeñas empresas y surge la fábrica
“difusa” postfordista, capaz de adaptarse de forma más flexible a la nueva economía. Estos
cambios conllevan la segmentación del mercado de trabajo.
Para este caso se podría realizar la siguiente tipología, sin ocultar la excesiva simplicidad con la
que se intenta plasmar una situación laboral tan compleja como la de esta cadena productiva:
a) Núcleo estable. Lo componen los trabajadores con contratos estables pertenecientes a
las grandes unidades de negocio de “Navantia”. Mantienen una elevada estabilidad
matizada por la flexibilidad interna (funcional, numérica o salarial). Las condiciones
laborales, por tanto, se caracterizan por la escasa rotación de los trabajadores, la
utilización de la negociación colectiva para establecer las condiciones laborales de la
mayor parte de los trabajadores, un nivel salarial alto-medio y una elevada estabilidad.
b) Grupo periférico. Trabajadores con contratos con alta estabilidad de las principales
empresas suministradoras de “Naviantia”. La menor estabilidad es consecuencia de la
menor independencia de la empresa para la que trabajan. El mayor o menor nivel de
calidad de la relación laboral depende de la “carga” de trabajo de la subcontrata con la
cual se está empleado. Se trata del conjunto de trabajadores que, en definitiva, están
afectados por estrategias internas y externas de flexibilidad laboral. Estamos ante
trabajadores que, respecto al grupo anterior, tienen normalmente un mayor nivel de
rotación y menores niveles salariales y de estabilidad.
c) Corona externa. Integrada por los trabajadores eventuales o contratados a través de
empresas de trabajo temporal pertenecientes a las pymes del sector, así como los
autoempleados. Se encuentra en este segmento tanto el pequeño número de
profesionales cualificados que se autoemplean, como el creciente volumen de personal
eventual dedicado a tareas más descualificadas y subcontratadas que sólo pueden
acceder a contratos de trabajo de escasa calidad y que de forma periódica ingresan en
las listas de desempleo. En este segmento del mercado de trabajo se encontrarían todas
aquellas personas empleadas de aquellas pequeñas empresas que trabajan para las
subcontratistas principales de la central (una parte contratada a través de Empresas de
Trabajo Temporal) o los autoempleados situados en los últimos “escalones” de la “trama
productiva”. Se trata de los trabajadores de las empresas guiadas fundamentalmente por
estrategias externas de flexibilidad laboral y con alto nivel de rotación, negociación
individualizada de las condiciones de trabajo, bajo nivel salarial y gran inestabilidad o
eventualidad en la contratación.
Segmentación laboral Industria naval Bahía Cádiz
Núcleo estable
Grupo periférico
Contexto externo
9
Idem.
Tipos de trabajadores
- Indefinidos de unidades de negocio empresa “cabeza”
- Indefinidos principales suministradoras empresa “cabeza”
- Indefinidos y eventuales pymes subcontratadas
- Autoempleados pertenecientes a la trama
Fuente: Elaboración propia.
Epílogo: las políticas públicas de empleo y desarrollo territorial y algunos de
sus efectos en la Bahía de Cádiz y su entorno
En todo este proceso de cambio el sector público ha ido también transformando su forma de
actuación. Actualmente los Estados no se dedican a potenciar el capital de origen local, sino más
bien a los capitales más fuertes de cada territorio o capital internacionalizado. Los respectivos
estados tratan de generar las mejores condiciones de acumulación vía desreglamentación,
privatización, subvenciones, bajos impuestos, una legislación laboral y medioambiental
favorable, la capacidad de poder repatriar los beneficios, y, por supuesto, ningún impedimento
para que se vayan cuando quieran. Las políticas seguidas se guían por la idea de que el Estado
no debe intervenir directamente en la economía (por ejemplo creando empresas públicas), sino
que debe atraer a empresas a su territorio, y como hay muchos que las quieren, pues deben
competir entre sí para captar empresas y capitales o para que no se vayan. Para ello se les
otorga todas las facilidades posibles para que se instalen.
En este marco se encuadran las políticas de empleo y desarrollo en la UE de principios del siglo
XXI. Entre las políticas activas de empleo donde se prima la empleabilidad y las políticas de
desarrollo local caracterizadas por la empresarialización y apoyo a los emprendedores se
observa una clara convergencia.
Las políticas públicas de empleo se diseñan en función de la rentabilidad empresarial y del
imperativo de la flexibilidad y la competitividad. Para terminar con el desempleo, se considera
que los trabajadores deben hacerse "empleables", especialmente con más educación e iniciativa
empresarial, y que, como máximo, deben proporcionarse incentivos a las empresas privadas
para que éstas aumenten el empleo. La fórmula “trabajo para el que puede, seguridad para el
que no puede” implica la filosofía del nuevo compromiso de aumentar la "empleabilidad", de
“preparar” a los hombres para el cambio tecnológico, en su máxima adaptabilidad a las
exigencias de los empleadores. Estas medidas pretenden racionalizar el gasto social, a la vez
que impulsar al parado a una búsqueda más activa de empleo. Este nuevo modelo se denomina
workfare (o welfare to work) y consiste en políticas activas de empleo en las que se obliga al
parado a asumir un compromiso (de formación o de actividad) a cambio de la prestación
(contributiva o asistencial) de garantía de rentas.
La variada tipología de medidas que existe en este ámbito se suele clasificar en tres grandes
grupos: a) políticas de orientación, intermediación y colocación, que agrupan las actuaciones que
tratan de mejorar la relación entre oferta y demanda de trabajo: orientación en la búsqueda de
empleo, gestión de ofertas y contratación, etc.; b) políticas de formación o actuaciones de
formación profesional ocupacional o continua, dirigidas a proveer de los conocimientos,
capacidades y habilidades que permitan a aquellos en situación de desempleo (o en riesgo de
ser parados) mejorar sus oportunidades de inserción en el mercado laboral; c) políticas de
promoción y creación de empleo o acciones que persiguen crear empleo mediante incentivos a
la contratación, creación de empleo público directo, fomento del autoempleo, el desarrollo local,
los yacimientos de empleo o los pactos territoriales por el empleo.
En la actualidad, y en relación con este tipo de políticas, en la mayoría de países occidentales se
han planteado medidas que, reconociendo los problemas de las políticas laborales, pretenden
racionalizar el gasto social y exigir al desempleado una búsqueda más activa de empleo. Se trata
del llamado workfare o welfare to work, que consiste en políticas activas de empleo en las que el
desempleado debe asumir un compromiso (de formación o de actividad) a cambio de la
prestación (contributiva o asistencial) de garantía de rentas (literalmente workfare quiere decir
"trabajar por tu bienestar", "work for your welfare").
Desde la Unión Europea se ha impulsado este tipo de políticas. El aumento del desempleo llevó
a la Unión a considerar de nuevo este problema. El Libro Blanco sobre Empleo de Delors
(“Crecimiento, Competitividad y Empleo”, 1993) abordó el tema y planteó la necesidad de
promover y mejorar las políticas activas de empleo. Posteriormente, el Consejo Europeo de
Essen de diciembre de 1994 estableció cinco orientaciones fundamentales, germen de las
actuales directrices sobre el empleo en la Unión, que a continuación se enumeran:
a) Mejorar la "empleabilidad" por medio de la inversión en formación profesional y continua.
b) Incrementar la creación de empleo mediante la puesta en vigor de medidas que aporten
flexibilidad al mercado de trabajo y exploten los nuevos yacimientos de empleo.
c) Reducir los costes salariales accesorios y mantenimiento de la moderación salarial.
d) Aumentar la eficacia de la política de empleo, pasando de una pasiva a otra activa.
e) Reforzar las medidas a favor de los grupos especialmente afectados por el desempleo,
es decir, mujeres y jóvenes.
En la Cumbre de Luxemburgo de 1997, se estableció el requerimiento de que los Estados
miembros diseñaran Planes de Empleo y los enviaran a la Unión para su aprobación y
convergencia en la Estrategia Europea para el Empleo. Además, se establecieron y explicitaron
cuatro pilares de la política de empleo, con una serie de directrices:
1) Pilar 1: Mejorar la capacidad de inserción profesional ("empleabilidad"). La empleabilidad es
la capacidad de las personas para ser contratadas. Depende de tener la cualificación
adecuada y también de que existan los incentivos y oportunidades necesarios.
2) Pilar 2: Desarrollar el espíritu empresarial. Se considera necesaria la creación de un clima
empresarial donde puedan prosperar las energías creativas y las ideas se desarrollen
fácilmente, para de esta manera crear nuevos puestos de trabajo.
3) Pilar 3: Fomentar la capacidad de adaptación de los trabajadores y las empresas
("adaptabilidad").
4) Pilar 4. Reforzar la política de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
En la Cumbre de Lisboa (2000), las medidas "para generar empleo" siguen girando en torno a
los cuatro ejes establecidos en Luxemburgo en 1997: empleabilidad, actitud emprendedora,
adaptabilidad e igualdad de oportunidades (de género). Estos ejes establecen que las personas
se preparen mejor y deban tener una mayor actitud "empresarial" para poder optar a los empleos
o crearlos por sí mismos. Se recomienda para aumentar el empleo aumentar la "flexibilización"
del mercado de trabajo y abaratar el despido, al mismo tiempo que aparece la oposición de la
Unión a la reducción del tiempo de trabajo. Se trata de generar "empleo" dando el máximo de
facilidades a las empresas para que contraten a los trabajadores en las condiciones que les
conviene y, además, en muchos casos, concediéndoles una subvención.
Respecto a las políticas de desarrollo territorial, es preciso hacer concurrir en los distintos
espacios formas de organización e instituciones sociales que favorezcan la competitividad y, con
ello, el desarrollo de actividades productivas. Al catálogo de medidas que mejoran estos
elementos, convertidas en el nuevo referente de la política de desarrollo, se les denominan
políticas de Desarrollo Local. Para lograr el deseado desarrollo, se proponen una serie de
actuaciones concretas que lo promueve. Entre ellas destacan la movilización y el apoyo a los
"emprendimientos" o empresas locales, el análisis e identificación de recursos potenciales
endógenos, el fomento de la "empresarialización" y la valorización social del empresario como
generador de riqueza.
La renovación teórica en la economía regional ha generado dos corrientes de pensamiento, con
posiciones ideológicas opuestas según el modo en que pueden aparecer definidas o
caracterizadas las regiones:
 Por un lado, se encuentran los “localistas” o seguidores de las teorías y modelos de
desarrollo local endógeno, para los cuales los territorios se definen por sí mismos, por su
dinámica o factores internos.
 Por otro lado, los “globalistas”, o corriente que destaca el peso creciente de las grandes
empresas y de las grandes redes de la economía internacional. Esta línea caracteriza al
territorio por su lugar sincrónico en la división interregional del trabajo, por sus influencias o
factores externos.
Ante estos problemas, la solución planteada por la política económica territorial o regional se
puede resumir en las nuevas políticas de Desarrollo local. Estas políticas se basan en el fomento
de las capacidades de emprendimiento empresarial locales. Políticas de mejoras de la eficiencia
para ser más competitivos en los mercados globalizados. Ante la economía global de mercados
cada vez más abiertos debemos ser competitivos en algún producto si queremos seguir viviendo
en nuestra localidad.
Características principales:
 Hay que poner en valor los recursos endógenos. Todos tenemos algo que ofrecer al
mercado global. Ante la apertura a los mercados exteriores es necesario competir para
poder producir bienes y servicios que después se puedan vender.
 Importancia de las pymes. Los cambios generados por la reestructuración darán lugar a las
denominadas regiones de “industrialización difusa”. Son zonas con multitud de pymes muy
especializadas y competitivas. El nuevo modelo se caracteriza por la flexibilidad, la
diversidad y, en términos espaciales, el localismo, de tal forma que las nuevas economías
regionales son autónomas y autosuficientes. Las ciudades pequeñas, medianas y grandes, e
incluso muchas zonas rurales industrializadas, poseerán la autonomía suficiente para poder
ser “dueños de su futuro”.
 Del Estado keynesiano pasamos a un estado neoschumpeteriano donde se apoya a los
empresarios, no a los ciudadanos. La eficiencia y la competitividad por encima de todo. De la
valorización social del buen ciudadano pasamos a la valorización social del buen empresario
–autoempleado autoexplotado, emprendedor explotador-. Estado que no denuncia los
incumplimientos de las leyes laborales o medioambientales pues lo fundamental es
conseguir la competitividad.
La Comisión Europea, junto con otras instituciones comunitarias, comenzó en 1984 a tener en
cuenta las posibilidades del desarrollo local para luchar contra el desempleo. Sin embargo, su
incorporación como línea oficial de la política comunitaria se produce en 1993, con el libro blanco
“Crecimiento, competitividad y empleo”.10 Hay que diferenciar varias fases en el papel que las
instituciones comunitarias han desempeñado en este ámbito. Se pueden encontrar al menos
tres, a saber (Molina, C., 2007): una primera fase experimental (1993-1997), otra institucional
(1998-2000) y una tercera de consolidación (a partir de 2000).
En 2000, como complemento a la Estrategia Europea del Empleo, la Comisión pretendió
extender la aplicación de la EEE al ámbito local. La Comisión consideraba que el desarrollo de la
dimensión local en la EEE podía contribuir significativamente a la consecución de otros objetivos
comunitarios de carácter más general, como el pleno empleo o el crecimiento económico
sostenible.
Por tanto, como se ha podido observar, la política de desarrollo local se convierte en un pilar
básico de las políticas europeas de empleo. El fomento de las Iniciativas Locales de Desarrollo y
Empleo conlleva a la existencia de un elevado grado de convergencia de las políticas de
desarrollo y de empleo en el marco de la Unión Europea.
Algunos efectos de las políticas de empleo y desarrollo territorial en la Bahía de Cádiz y su
entorno
Desde las perspectivas críticas, a grandes rasgos, se hace referencia a que la "política de
empleo" de la UE sitúa la responsabilidad del empleo en la persona que lo busca. Así, se
promueve la idea de que son las deficiencias de los trabajadores (profesionales o personales) la
causa del desempleo. Además, se señala que no se tenga en cuenta la calidad del empleo, es
decir, la existencia de salarios suficientes, la estabilidad en el empleo, las buenas condiciones de
trabajo o la seguridad social o derechos sociales asociados al trabajo asalariado. De este modo,
se considera que aumenta el "empleo" con cualquier tipo de actividad laboral que sea. "Es decir,
el término pleno empleo ha sido despojado de sus connotaciones de bienestar y adaptado a las
necesidades de crecimiento, competitividad internacional y beneficios. Es la forma pervertida en
que se usa, o abusa, el concepto de pleno empleo en la actualidad". (Economistas Europeos,
2000).
Aspectos positivos: segunda zona más industrializada de Andalucía, relevancia de nuevas
agriculturas, parque natural, turismo, etc.
Aspectos negativos: capital exógeno, privatizaciones, deslocalizaciones, externalización,
problemas medioambientales.
Conclusiones: algunos problemas: capital exógeno, privatizaciones, deslocalizaciones y
externalización. Problemática: empresarialización y empleabilidad versus problemática
estructural
Medidas de empresarialización para una problemática estructural
La situación de cada región o localidad es el resultado de la superposición de factores internos y
externos pues, como dice Michel Delebarre, Presidente del Comité de las Regiones de la UE,
10
Molina, Cristóbal (2007): "La acción de la UE a favor de los empleos de iniciativa local". Revista Empleo.
"no todas las regiones parten del mismo punto en esta 'carrera por ser atrayentes" 11. Sin
embargo, los problemas sociales y económicos se atribuyen cada vez más a las condiciones
"culturales", sociológicas o económicas internas de las regiones y localidades, ignorando los
condicionamientos externos o estructurales. De este modo, el desarrollo local se convierte en un
modelo muy útil para obviar los problemas estructurales del sistema. Aunque la reestructuración
y la globalización den como consecuencia mayores desigualdades entre las personas y los
territorios, desde el discurso del nuevo paradigma serán estas regiones “empobrecidas” las
responsables de su situación.
El apoyo "indirecto" a las grandes empresas de capital foráneo
La primacía de la pequeña y mediana empresa y las relaciones de cooperación y solidaridad son
suposiciones del modelo de crecimiento endógeno y de las políticas de DL que poco tienen que
ver con la realidad productiva analizada. Cada vez es menor la autonomía que tienen las pymes
respecto a los grandes grupos (tanto industriales como comerciales).
Las relaciones existentes en las actividades productivas presentes en el territorio analizado son
competitivas, jerárquicas y asimétricas, donde un escaso número de grandes grupos
empresariales ejercen su dominio en las relaciones empresariales y comerciales con el resto de
actores del sector. No se debe confundir la cantidad con la calidad, es decir, el que las pymes
supongan un porcentaje muy elevado del total de empresas no conlleva a que dejen de ser
simples actores subordinados y dependientes de las estrategias de las grandes firmas. Éstas son
las verdaderas protagonistas que dominan y subordinan a las pequeñas empresas locales. La
gran empresa, con redes jerarquizadas de establecimientos, sucursales y subcontratistas, es
cada vez más protagonista del modelo de crecimiento y acumulación local.
Las grandes empresas constituyen la principal fuerza creadora de la estructura productiva
territorial por lo que los debates y propuestas existentes en torno al "espíritu emprendedor", la
relevancia de las pymes, los autoempleados, etc., no deben enmascarar el poder y la influencia
crecientes de los grandes grupos empresariales. Ante esta situación, las políticas dirigidas a
mejorar la competitividad de las pymes suelen convertirse en subvenciones indirectas a las
grandes empresas que tienen relaciones de subcontratación con ellas.
Los instrumentos de asistencia técnica, promoción y fomento de emprendedores y las
actividades de valorización social del empresario sirven para que las pymes mantengan
estrategias competitivas basadas en bajos costes y puedan mantenerse en un nivel de
rentabilidad que bordea la simple supervivencia. De esta situación son las grandes empresas las
que mayor beneficio obtienen.
Las políticas de formación, en la mayor parte de los casos, tan sólo pueden ser utilizadas por las
grandes empresas con un mínimo nivel tecnológico. Lo mismo ocurre con la promoción de
mercados. Las pymes apenas pueden acceder a la promoción en los mercados internacionales.
Cada vez más, son las empresas con una elevada dimensión las únicas que pueden acceder de
este modo a los mercados.
En definitiva, queremos reiterar que las estrategias de desarrollo local están sirviendo de
instrumento esencial para poner a disposición de las grandes empresas esas otras
organizaciones productivas de pequeña dimensión. Con estas políticas se apoyan a
11
Fuente: Revista de Empleo del Servicio Andaluz de Empleo, nº 14.
microempresas que no tienen, en la mayoría de los casos, márgenes suficientes para poder
crecer o, incluso en muchas ocasiones, para mantenerse. De este modo, la administración
pública ayuda a la creación de empleo y, al mismo tiempo, ayuda a las grandes empresas que
disponen de un contexto en el que mejorar sus resultados. Las ayudas a las pymes suponen de
esta forma una subvención indirecta a las grandes empresas que subordinan a estas
microempresas.
La competitividad subordina a la legalidad, el crecimiento económico al desarrollo territorial
integrado
La reestructuración ha provocado la competencia de los territorios entre sí para obtener ventajas
competitivas mediante la valorización de sus recursos y la diferenciación de sus actividades
productivas. De esta forma la competitividad pasa de las empresas a los territorios, y los
pueblos, ciudades o regiones están abocados a la lucha entre ellas para atraer capitales
foráneos o para evitar la deslocalización de los locales.
En este marco, los responsables políticos locales se afanan por facilitar el mejor
desenvolvimiento de las empresas existentes en el territorio ante la posibilidad de cierre o
deslocalización. Así, desde la administración local se apoya a todos aquellos agentes que
alcanzan un cierto grado de competitividad en el mercado, aunque esto suponga ocultar
cualquier problema o ilegalidad que puedan estar cometiendo estos agentes.
La valorización social del empresario provoca en muchas ocasiones la inactividad de las
administraciones ante situaciones que infringen la legalidad. Así, los emprendedores se
convierten en los actuales héroes sociales, en los únicos agentes verdaderamente "activos" -en
contraposición a los simples obreros que trabajan para otros o los perceptores de ayudas
sociales, considerados "pasivos"-. Ante estos nuevos héroes sólo cabe, desde las
administraciones públicas locales, la ayuda incondicional.
En este contexto, tiene lugar a un crecimiento económico que nada tiene que ver con el
desarrollo territorial integrado. En conjunto, el dinamismo económico del territorio objeto de
estudio se ha basado esencialmente en un uso intensivo de recursos genéricos. Es decir, se ha
usado una fuerza de trabajo abundante y barata y unos recursos naturales desprotegidos para
ser muy competitivos en costes. Las ventajas competitivas son de tipo estático, no de tipo
dinámico, lo cual significa que son fáciles de sustituir y provocan costes sociales y ambientales.
Crítica al desarrollo local:
 Importancia de las multinacionales. Las pymes locales dependen casi por completo de la
“red económica global”, sin ninguna realidad propia fuera de este contexto. Las nuevas
economías locales y nacionales tienden cada vez más a la internacionalización e integración
a escala global. Por tanto, las economías regionales y locales deben ser resituadas en esta
perspectiva global, siendo el escenario de la producción flexible y de las ciudades
independientes más una aspiración que una realidad.
 Las ciudades y regiones cada vez tienen menor autonomía respecto a los actores
económicos mundiales que realizan sus actividades en función de una lógica global que las
sociedades locales ignoran y sobre la cual no tienen ningún control.


Las teorías del desarrollo local se utiliza para obviar los problemas estructurales del sistema
en el proceso de generación y apropiación de la riqueza; los “culpables” del atraso de
muchas economías regionales son ellos mismos.
Las políticas de desarrollo local sólo han servido para llevar a cabo la descentralización del
poder político, de tal forma que el poder del Estado nacional cada vez es menor (concuerda
claramente con la ideología neoliberal).
Estamos ante la legitimación en la escala local del mercado, la competitividad a costa de
cualquier cosa. Legitimación de un proceso de generación, apropiación y utilización del
excedente económico que genera cada vez más desigualdades y abandono de los pueblos pues
consisten en la concentración de capital en bolsillos y territorios concretos.
Anexo 1. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Cádiz.
Tramo de empleo
Sin
Cádiz
empleo
De 0-5 De 6-19 De 20-49 De 50-99
conocido
Industria y energía
3
282
66
20
6
C. Industrias extractivas
0
1
1
0
0
D. Industria manufacturera
1
280
62
20
4
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
1
12
8
5
1
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
0
24
0
0
0
DC. Industria del cuero y del calzado
0
2
0
0
0
DD. Industria de la madera y del corcho
0
10
3
0
0
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
0
76
12
3
1
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
0
0
0
0
0
combustibles nucleares
DG. Industria química
0
30
3
0
0
DH. Industria de la transformación del
0
9
1
0
0
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
0
4
2
0
0
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
0
29
7
2
0
metálicos
DK. Industria de la construcción de
0
10
3
3
1
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
0
15
3
1
0
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
0
24
15
5
1
DN. Industrias manufactureras diversas
0
35
5
1
0
E. Producción y distribución de energía
2
1
3
0
2
eléctrica, gas y agua
Construcción
2
311
88
33
5
Servicios
102
7.201
686
128
41
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
43
2.536
213
32
4
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
8
775
99
17
2
I.
Transporte,
almacenamiento
y
4
384
60
12
3
comunicaciones
J. Intermediación financiera
22
205
57
2
0
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
11
2.069
115
29
16
servicios empresariales
M. Educación
2
171
33
10
8
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
5
498
37
9
3
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
7
563
72
17
5
personales
Total
107
7.794
840
181
52
100 y
más
Total
5
0
4
382
2
371
0
27
0
0
0
24
2
13
0
92
0
0
0
33
0
10
0
6
0
38
0
17
0
19
4
0
49
41
1
9
4
30
443
8.188
3
2.831
0
901
5
468
0
286
10
2.250
5
229
3
555
4
668
39
9.013
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Chiclana de la Frontera.
Tramo de empleo
Chiclana de la Frontera
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
1
0
1
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
271
3
234
90
0
90
16
0
16
5
0
4
2
0
2
385
3
347
1
26
18
0
0
0
45
0
0
0
8
0
20
0
0
10
0
0
1
0
0
0
0
0
2
8
0
33
0
36
3
1
0
0
40
0
0
0
0
0
0
0
0
9
2
0
0
0
11
0
4
2
1
0
0
7
0
13
13
3
1
0
30
0
51
23
5
2
0
81
0
10
5
1
0
0
16
0
8
3
0
0
0
11
0
0
10
39
7
4
3
1
1
0
0
0
21
44
0
34
0
0
1
0
35
1
53
574
3.616
161
320
45
54
10
17
4
4
795
4.064
31
1.409
159
18
7
0
1.624
4
357
45
10
3
2
421
2
253
16
4
0
0
275
5
89
13
0
0
0
107
6
1.081
38
5
2
0
1.132
1
85
11
4
2
0
103
0
130
19
5
0
0
154
4
212
19
8
3
2
248
55
4.461
571
115
32
10
5.244
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Chipiona.
Chipiona
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
0
0
0
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
66
0
65
13
0
13
0
0
0
1
0
1
0
0
0
80
0
79
0
14
3
0
0
0
17
0
0
0
5
0
12
0
0
3
0
0
0
0
0
0
0
0
0
5
0
15
0
4
0
0
0
0
4
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
3
1
0
0
0
4
0
13
6
0
1
0
20
0
2
0
0
0
0
2
0
1
0
0
0
0
1
0
0
4
7
0
0
0
0
0
0
0
0
4
7
0
1
0
0
0
0
1
0
9
119
945
30
64
6
5
0
1
0
0
155
1.024
3
456
33
1
0
0
493
2
157
14
0
0
0
173
1
35
1
2
0
0
39
1
18
4
0
0
0
23
1
174
7
0
0
0
182
1
20
0
2
0
0
23
0
20
2
0
0
0
22
0
65
3
0
1
0
69
9
1.130
107
11
2
0
1.259
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Jerez de la Frontera.
Jerez de la Frontera
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
11
0
9
Tramo de empleo
100 y
más
Total
19
0
18
2
0
2
921
35
864
8
9
0
235
10
1
10
0
0
4
0
0
1
0
0
0
68
6
47
81
20
7
2
0
110
0
0
0
0
0
0
0
0
23
9
0
1
0
33
0
13
4
1
1
0
19
1
25
15
4
1
1
47
1
83
38
6
2
0
130
0
33
14
3
0
0
50
2
37
4
3
1
1
48
0
1
6
52
4
7
0
1
0
0
0
0
10
61
2
14
4
1
1
0
22
2
170
743
9.772
263
964
96
174
30
65
15
31
1.149
11.176
76
3.681
394
59
16
4
4.230
16
1.002
113
18
5
1
1.155
8
698
93
8
1
1
809
21
296
63
2
2
3
387
29
2.780
158
36
18
12
3.033
6
246
31
11
14
2
310
2
446
47
14
3
5
517
12
623
65
26
6
3
735
183
11.166
1.426
309
114
48
13.246
De 0-5
De 6-19
De 20-49 De 50-99
651
24
613
199
10
185
39
1
37
4
165
49
0
0
0
58
5
32
0
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Puerto de Santa María.
Puerto de Santa María
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
1
0
1
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
222
7
213
64
6
57
20
3
17
7
0
6
4
0
4
318
16
298
0
37
16
5
2
0
60
0
0
0
25
1
10
1
0
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
26
1
11
0
31
8
2
1
0
42
0
0
0
0
0
0
0
0
7
2
0
0
0
9
0
6
1
0
1
1
9
0
13
10
1
0
0
24
0
28
6
7
1
0
42
0
13
3
0
0
0
16
0
13
2
1
0
1
17
1
0
12
17
5
3
0
0
1
0
2
0
21
20
0
2
1
0
1
0
4
0
85
326
4.857
78
443
23
97
7
23
2
8
436
5.513
43
1.716
172
31
8
2
1.972
12
612
75
14
6
0
719
0
248
29
3
2
0
282
8
118
17
0
0
0
143
14
1.379
69
30
2
2
1.496
3
133
13
7
2
1
159
1
289
17
4
2
2
315
4
362
51
8
1
1
427
86
5.405
585
140
37
14
6.267
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Puerto Real.
Puerto Real
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
1
0
1
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
93
3
86
28
0
24
15
0
15
7
0
7
4
0
4
148
3
137
0
10
2
1
0
0
13
0
0
0
8
0
3
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
8
0
4
0
14
2
2
0
0
18
0
0
0
0
0
0
0
0
2
0
0
0
0
2
0
2
0
0
0
0
2
0
5
3
0
0
0
8
0
20
4
4
3
2
33
0
3
2
0
1
0
6
0
7
1
2
0
0
10
0
1
10
2
9
0
5
1
3
0
2
0
29
4
0
4
4
0
0
0
8
0
4
104
1.319
29
154
16
31
2
10
1
5
152
1.523
2
569
77
8
2
1
659
0
168
19
1
0
0
188
0
101
12
4
1
0
118
1
31
4
0
0
0
36
1
240
19
13
3
2
278
0
39
7
2
1
1
50
0
49
7
0
2
1
59
0
122
9
3
1
0
135
5
1.516
211
62
19
10
1.823
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Rota.
Rota
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
0
0
0
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
48
0
47
16
0
15
1
0
1
0
0
0
1
0
0
66
0
63
0
9
4
0
0
0
13
0
0
0
10
1
2
3
0
4
0
0
0
0
0
0
0
0
0
13
1
6
0
7
0
0
0
0
7
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2
0
0
0
0
2
0
2
3
0
0
0
5
0
2
1
1
0
0
4
0
2
0
0
0
0
2
0
3
0
0
0
0
3
0
0
2
5
0
0
0
0
0
0
0
0
2
5
0
1
1
0
0
1
3
0
12
104
1.418
37
96
16
14
2
10
3
2
162
1.552
3
566
36
2
1
0
608
1
229
14
3
3
0
250
0
98
1
2
2
0
103
4
28
10
0
0
0
42
1
316
27
2
1
0
347
1
34
1
4
0
0
40
0
52
4
0
0
0
56
2
95
3
1
3
2
106
12
1.570
149
31
12
6
1.780
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. San Fernando.
San Fernando
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
2
0
2
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
168
0
168
23
0
23
8
0
8
0
0
0
1
0
1
202
0
202
1
20
5
0
0
0
26
0
0
0
15
0
10
1
0
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
16
0
12
0
41
1
1
0
0
43
0
0
0
0
0
0
0
0
4
1
0
0
0
5
0
3
0
0
0
0
3
0
4
1
0
0
0
5
0
28
3
2
0
0
33
0
11
2
1
0
1
15
0
15
0
0
0
0
15
0
1
8
9
7
0
3
1
0
0
0
0
18
11
0
0
0
0
0
0
0
0
70
208
3.600
58
270
12
40
5
15
0
9
283
4.004
31
1.463
118
9
8
4
1.633
14
342
36
8
2
0
402
0
172
21
3
0
0
196
6
93
12
0
0
0
111
9
877
34
15
0
2
937
5
117
12
2
2
1
139
0
269
13
1
3
0
286
5
267
24
2
0
2
300
72
3.976
351
60
20
10
4.489
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Sanlúcar de Barrameda.
Sanlúcar de Barrameda
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DK. Industria de la construcción de
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
4
0
4
Tramo de empleo
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
244
4
238
50
0
49
11
0
11
3
1
2
0
0
0
312
5
304
1
71
22
7
1
0
102
0
0
0
8
1
29
0
0
6
0
0
0
0
0
0
0
0
0
8
1
35
0
9
3
1
0
0
13
0
0
0
0
0
0
0
0
3
0
0
0
0
3
0
2
1
0
0
0
3
0
9
3
3
0
0
15
0
39
8
0
1
0
48
1
6
0
0
0
0
7
0
19
0
0
0
0
19
1
1
3
39
2
4
0
0
0
0
0
0
6
44
0
2
1
0
0
0
3
0
49
282
2.667
123
179
42
31
11
5
7
4
465
2.935
22
1.201
79
5
3
0
1.310
5
328
25
6
0
0
364
1
123
6
1
0
0
131
5
72
12
0
0
0
89
5
592
30
5
0
3
635
4
71
5
8
0
0
88
3
106
6
4
1
1
121
4
174
16
2
1
0
197
53
3.193
352
84
19
11
3.712
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Trebujena.
Tramo de empleo
Trebujena
Industria y energía
C. Industrias extractivas
D. Industria manufacturera
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
DC. Industria del cuero y del calzado
DD. Industria de la madera y del corcho
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
combustibles nucleares
DG. Industria química
DH. Industria de la transformación del
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
metálicos
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
DN. Industrias manufactureras diversas
E. Producción y distribución de energía
eléctrica, gas y agua
Construcción
Servicios
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
I.
Transporte,
almacenamiento
y
comunicaciones
J. Intermediación financiera
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
servicios empresariales
M. Educación
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
personales
Total
Sin
empleo
conocido
0
0
0
De 0-5
De 6-19 De 20-49 De 50-99
100 y
más
Total
19
0
18
5
0
5
1
1
0
1
1
0
0
0
0
26
2
23
0
7
2
0
0
0
9
0
0
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1
0
1
0
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
6
2
0
0
0
8
0
1
0
0
0
0
1
0
0
1
0
0
1
0
0
0
0
0
0
1
1
0
1
0
0
0
0
1
0
4
28
267
6
8
4
2
1
0
0
0
39
281
0
112
2
0
0
0
114
0
34
2
0
0
0
36
1
25
3
0
0
0
29
1
8
0
0
0
0
9
0
61
0
0
0
0
61
1
6
1
1
0
0
9
1
7
0
1
0
0
9
0
14
0
0
0
0
14
4
314
19
7
2
0
346
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.
Tabla XX. Establecimientos por tramo de empleo y actividad económica. Enero 2007. Cádiz.
Total agregado12
(Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona,
Sin
Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María,
empleo
Puerto Real, Rota, San Fernando, Sanlúcar
conocido
de Barrameda y Trebujena)
Industria y energía
23
C. Industrias extractivas
0
D. Industria manufacturera
19
DA. Industria de la alimentación, bebidas y
8
tabaco
DB. Industria textil y de la confección
0
DC. Industria del cuero y del calzado
0
DD. Industria de la madera y del corcho
0
DE. Industria del papel; edición, artes
gráficas y reproducción de soportes
0
grabados
DF. Refino de petróleo y tratamiento de
0
combustibles nucleares
DG. Industria química
0
DH. Industria de la transformación del
0
caucho y materias plásticas
DI. Industrias de otros productos minerales
1
no metálicos
DJ. Metalurgia y fabricación de productos
1
metálicos
DK. Industria de la construcción de
1
maquinaria y equipo mecánico
DL. Industria de material y equipo eléctrico,
2
electrónico y óptico
DM. Fabricación de material de transporte
2
DN. Industrias manufactureras diversas
4
E. Producción y distribución de energía
4
eléctrica, gas y agua
Construcción
5
Servicios
558
G. Comercio; reparación de vehículos de
motor, motocicletas y ciclomotores y
254
artículos personales y de uso doméstico
H. Hostelería
62
I.
Transporte,
almacenamiento
y
17
comunicaciones
J. Intermediación financiera
74
K. Actividades inmobiliarias y de alquiler;
77
servicios empresariales
M. Educación
24
N. Actividades sanitarias y veterinarias,
12
servicios sociales
O. Otras actividades sociales y de servicios
prestados a la comunidad; servicios
38
personales
Total
586
12
Tramo de empleo
100 y
más
Total
49
2
42
19
0
17
2.840
66
2.688
26
13
0
547
15
1
39
0
0
6
0
0
1
0
0
2
176
11
177
300
49
17
4
0
370
0
0
0
0
0
0
78
17
0
1
0
96
42
9
2
2
1
56
78
51
11
2
1
144
299
98
27
10
2
437
90
29
8
2
1
131
119
13
7
1
2
144
80
205
49
24
16
5
6
0
8
0
161
238
60
14
1
5
2
86
2.799
35.662
873
3.184
293
576
73
187
36
93
4.079
40.260
13.709
1.283
165
49
14
15.474
4.004
442
77
21
3
4.609
2.137
242
39
9
6
2.450
958
192
4
2
3
1.233
9.569
497
135
42
31
10.351
922
114
51
29
10
1.150
1.866
152
38
14
12
2.094
2.497
262
67
21
14
2.899
40.525
4.611
1.000
309
148
47.179
De 0-5
De 6-19
De 20-49 De 50-99
2.064
42
1.962
554
17
523
131
5
125
371
129
161
10
129
Cádiz, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Puerto Real, Rota, San Fernando, Sanlúcar
de Barrameda y Trebujena.
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio de establecimientos con actividad económica en Andalucía. IEA.
Enero 2007.