Download entre el dividendo de la paz y el costo de la guerra en colombia

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Coyunturales
ENTRE EL DIVIDENDO
DE LA PAZ Y EL COSTO
DE LA GUERRA EN
COLOMBIA
INFORME COYUNTURAL
Diciembre de 2015
www.alcalaconsultoria.com
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Desarrollo de la Publicación
Fernando Castro
Vice Presidente Ejecutivo Comercial
[email protected]
Andrés Ramírez
Gerente de Inversiones
[email protected]
Alexandra Ossa
Analista Financiero
[email protected]
Hugo Morales
Analista Financiero
[email protected]
Sebastián Rojas
Analista Económico
[email protected]
Diseño y Diagramación
Teraton S.A.S.
Agencia Creativa
Bogotá, Colombia
1 de Diciembre de 2015
© 2015 - Alcalá Consultoría Económica y Financiera
ENTRE EL DIVIDENDO
DE LA PAZ Y EL COSTO
DE LA GUERRA EN
COLOMBIA
INFORME COYUNTURAL
Coyunturales
4
D
esde que iniciaron las diálogos sobre un eventual proceso de paz entre el Gobierno y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (en adelante FARC) se ha especulado sobre las consecuencias
que traería para la población civil la firma de este acuerdo. Por un lado, hay quienes manifiestan con
cierto grado de optimismo que firmar la paz resolvería los problemas que actualmente presenta
el campo colombiano, por ejemplo: el alto número de desplazados, los cultivos ilícitos y principalmente, los
asesinatos en el país. Adicionalmente, la paz representaría un mayor dinamismo para la economía colombiana,
a través del incremento en el ingreso nacional y per cápita; también mejoraría la percepción de riesgo país,
incentivando la inversión extranjera, lo que induciría a una valorización de los activos financieros y aumento del
empleo formal. Sin embargo, hay otros sectores que manifiestan su rechazo al actual proceso de paz debido
al escepticismo que les genera ver a la guerrilla negociando con el Estado, y al mismo tiempo cometiendo
actos terroristas. Además, prevalece el recelo sobre la participación política de la guerrilla mientras permanezcan
traficando drogas y cometiendo crímenes de lesa humanidad en territorio colombiano.
El conflicto armado entre el Gobierno de Colombia y las FARC ha sido de los más duraderos y sangrientos a
nivel mundial. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre los años 1958 y 2012 la guerra ha dejado
un saldo de 218.094 muertos, de los cuales el 81% ha sido población civil. Adicionalmente, según el Registro
Único de Víctimas, en los últimos 30 años han sido más de 8 millones los vulnerados por el conflicto armado,
siendo cerca de 7 millones los afectados por desplazamiento; 169 mil casos de desaparición forzada; 42 mil
secuestrados y más de 14 mil víctimas de minas antipersonal.
Este documento pretende mostrar, en materia económica, los dividendos o beneficios que podría esperar la
población colombiana si se firma la paz con las FARC. Al mismo tiempo, el costo o precio que se pagaría si el
conflicto persiste. Para ello, se revisarán lecciones de procesos de paz en otros países, tales como: Sudáfrica
(1996), Guatemala (1996), El Salvador (1992), Nicaragua (1989), Angola (1994), Filipinas (2012), Perú (1994) y Sri
Lanka (2009). En contraste, dentro de la literatura frente al tema de resolución de conflictos aplicado a Colombia
y los países en mención, se tienen en cuenta los trabajos de: Vicenç Fisas (2010); Álvarez y Rettberg (2008);
Villa, Restrepo y Moscoso (2013); CERAC (2014); The Economist (2015); Arévalo (2015); entre otros.
En los últimos 30 años han sido diversos los procesos de paz en el mundo, con y sin éxito; unos con salida
al conflicto de manera negociada, y otros a través de la vía militar. Sin embargo, para el caso colombiano, es
imprescindible conocerlos y aprender de sus lecciones para que las negociaciones tengan un desenlace exitoso
y se pueda garantizar una paz estable y duradera. Comenzando con uno de los más notorios por su repercusión
a nivel mundial, el de Sudáfrica fue un conflicto que duró 50 años con la formalización de lo que se conoció
como “apartheid”, cuya privación de derechos a los negros con el fin de mantener en el poder a la minoría blanca
(alrededor del 20% de toda la población), fue el principal objetivo de este sistema que afectó a millones de
sudafricanos. Sin embargo, fue en la década de 1990 cuando se sentaron las bases para una negociación entre
los blancos y los negros, quienes pedían la democratización del país. La paz fue firmada en el año 1996 a través
de una asamblea constituyente, cuando blancos y negros gozaban de los mismos derechos, siendo el perdón
el mecanismo fundamental de unas negociaciones que se caracterizaron por la ausencia de violencia en los 4
años de diálogos.
Otro proceso de paz exitoso en los últimos 30 años fue el del Gobierno de Angola y el grupo rebelde UNITA
entre los años 1994 y 2002. Este fue uno de los conflictos más sangrientos de la historia, pues fallecieron cerca
de 500.000 personas en 26 años. De este proceso aparecen varias lecciones para el caso colombiano: una de
ellas, es que el Gobierno Angoleño en su intento de ponerle fin al conflicto de manera inmediata, firmó la paz con
los UNITA en el año 1994, aspecto no tan satisfactorio, pues en las elecciones posteriores al acuerdo, la guerrilla
no ganó escaños en el poder político, provocando que volvieran a tomar las armas. No obstante, la muerte de
uno de los líderes del grupo guerrillero en 2002 sirvió como catalizador para que Gobierno y combatientes se
sentaran nuevamente en la mesa a buscar una salida negociada al conflicto. Con este último intento, la guerrilla
se desmovilizó, y con un mayor tiempo para realizar campaña electoral, se firmó la paz en ese mismo año. En la
actualidad, el movimiento UNITA hace parte activa del Gobierno.
5
En contraste, los casos de Sudáfrica y Angola reflejan el éxito de la negociación como herramienta de salida del
conflicto. Sin embargo, casos como los de Perú y Sri Lanka son considerados exitosos pese a que el mecanismo
fue la salida militar. Frente al primero, el conflicto entre el Gobierno peruano y el grupo comunista Sendero
Luminoso (SL), fue de los más sangrientos de la región, al provocar más de 35.000 muertes durante los veinte
años del conflicto, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación en ese país. No obstante, la muerte del
máximo cabecilla de SL obligó a que su organización se rindiera hacia el año 1993. En el segundo caso, la guerra
civil y étnica en Sri Lanka forzó a que el Gobierno pusiera toda su atención en derrotar militarmente a los Tigres
Tamiles (grupo armado separatista), hasta lograrlo en mayo del 2009, después de 26 años y cerca de 100.000
muertos.
Por otro lado, los casos de Guatemala y El Salvador, pese a alcanzar acuerdos de paz, son considerados como no
exitosos. En primer lugar, en Guatemala, el conflicto entre el Gobierno y la URNG (Unidad Revolucionaria Nacional
Guatemalteca), duró más de 30 años y buscaba una serie de reestructuraciones en el sistema socioeconómico,
político y militar. Sin embargo, la abstención electoral y el rechazo a los acuerdos impidieron alcanzar la paz en el
año 1996. Y en segundo lugar, la firma de paz en el año 1992 no fue suficiente para que el Gobierno de El Salvador
y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) aplicaran los acuerdos que garantizaran el fin del
conflicto armado. Como resultado, el incremento en la tasa de homicidios, secuestro y extorsión han limitado el
desarrollo económico y social de estos países.
Ahora bien, los resultados en
materia económica de las naciones
que lograron salir del conflicto
de manera negociada pueden
verse reflejados en la gráfica 1. En
ella se muestra que Sudáfrica y
Angola, al finalizar sus procesos
de paz en los años en 1996 y 1994
respectivamente, vieron crecer su
producto interno bruto (en términos
anuales) a unas tasas superiores a
la época de guerra. Fue así como
la economía sudafricana pasó de
crecer en promedio al 2,5% en los
últimos años de conflicto, a 5%
durante la posguerra, impulsado
primordialmente por la inversión
en
infraestructura,
dada
la
construcción de más de 1 millón
de viviendas, redes de energía,
acueducto y alcantarillado. En
relación con Angola, la tasa de
crecimiento promedio pasó de 6%
a 15%. Para los casos cuya salida
al conflicto fue de tipo militar, la
gráfica 2 refleja que la tasa de
crecimiento del PIB peruano pasó
de una profunda recesión a tasas
de crecimiento cercanas al 7%.
Por su parte, en Sri Lanka, el PIB
creció entre el 5-6% promedio, para
6
hacerlo a tasas cercanas al 8%
durante el posconflicto.
Asimismo, con la resolución del
conflicto armado la dinámica de
las exportaciones e inversión
extranjera ganó terreno para la
actividad económica de los países
en mención.
En cuanto a las exportaciones,
desde su punto de quiebre
(momento en el cual se logra el
acuerdo de paz, o victoria militar
por parte del Estado), se puede
observar en la gráfica 3 cómo en
Angola, Nicaragua, Perú y Sudáfrica
las exportaciones tuvieron una mayor relevancia frente al Producto Interno Bruto luego de finalizado el conflicto.
En Angola, las exportaciones representaban cerca del 50% del PIB durante la guerra, y para el año 2002 (año en
que se logra un acuerdo definitivo de paz), éstas ya representaban el 90%. En Nicaragua, representaban el 18%
del PIB en 1988, y diez años más tarde, ya componían el 25%. En Perú, previo a la derrota militar de SL por cuenta
del Gobierno, las exportaciones tan solo componían el 13% del PIB en 1994, y hacia el año 2005 ya representaban
el 25%, siendo los alimentos los de mayor impulso. Finalmente, en Sudáfrica las exportaciones componían el
24% del PIB hacia el año 1996, y para el 2006 representaban cerca del 30%.
Por el lado de la inversión, un
país sin conflicto armado genera
una mejor percepción del riesgo
a nivel internacional, lo cual
incentiva a la inversión extranjera
tanto directa como de cartera. La
gráfica 4 muestra la evolución de
este componente de la balanza
de pagos, que a su vez tiene
implicación inmediata sobre el
crecimiento económico, tasa de
cambio, utilidades de las empresas,
y mercado laboral, entre otras.
Respecto al saldo de inversión
extranjera directa (IED), la gráfica 4
muestra que en países como Perú,
ésta se triplicó en el año 1994 frente al año anterior, cuando SL fue derrotado por el Gobierno. Por su parte,
Sudáfrica con la firma de la paz en 1996 quintuplicó su saldo de IED en los próximos 5 años. Finalmente, el reciente
acuerdo de paz en Filipinas en el año 2012, logró que la IED se duplicara en los 2 años siguientes. No obstante,
cabe aclarar que procesos de paz con salida militar suelen tener un efecto inmediato y más pronunciado que
aquellos obtenidos por la vía negociada, considerando que éstos últimos son procesos graduales y cuentan con
mayor tiempo en la transición de acuerdos y firma definitiva de la paz.
7
Otro factor que favorece la economía de un país al resolver de manera definitiva el conflicto armado es la
distribución del gasto público. Por lo general, las naciones en guerra destinan gran proporción del gasto
gubernamental en defensa, lo cual impide destinar recursos hacia inversión, salud y educación, ocasionando
dificultades para el desarrollo de un país. Por esta razón, la gráfica 5 muestra la evolución del gasto militar como
porcentaje del PIB en aquellos países que dieron fin al conflicto y a su vez, redujeron el gasto en defensa, para
destinarlo a otras áreas para promover la inversión y el desarrollo social. Sin embargo, cabe anotar que en los
primeros años de posconflicto, en algunos países, el gasto militar se reduce marginalmente (en otros casos
incluso se incrementa) con el fin de evitar que nuevos grupos ilegales surjan luego de la firma de la paz, CERAC
(2014).
En cambio, prolongar el conflicto armado no sólo tendría repercusiones en el ámbito social, también en lo
económico. Por un lado, un país en guerra puede ver reducida su tasa de crecimiento económico hasta en 2,2%
anual, debido a la destrucción de infraestructura, reducción en los niveles de inversión, productividad y capital
humano, Arévalo (2015). Según el Índice de Terrorismo Global, del Instituto de Economía y Paz, Colombia se
ubica en el puesto 17 de 162 por la gran cantidad de ataques terroristas en el territorio nacional (199 en lo corrido
del 2015), y casi 400 daños a la propiedad. Adicionalmente, si un país que logra dar fin al conflicto armado no
es capaz de absorber la mano de obra desmovilizada, podría verse incrementado el riesgo delincuencial en el
país, pues los excombatientes encontrarán mayores facilidades en actividades lucrativas al margen de la ley que
accediendo al mercado laboral, lo cual encarecería el posconflicto.
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En conclusión...
S
i Colombia logra aprender las lecciones de los procesos de paz
en otros países, y se firma un acuerdo definitivo con las FARC,
la dinámica de la economía podría mejorarse sustancialmente.
Según estudios del Centro de Recursos para el Análisis de
Conflictos (CERAC), el crecimiento del producto interno bruto se aceleraría
en promedio 1% anual; adicionalmente, se mejoraría la distribución
del ingreso y la tierra, ya que la desconcentración de ésta provocaría
una mayor productividad. Por otro lado, habría mayor profundización
bancaria en zonas de conflicto, lo cual mejoraría la percepción de riesgo
en Colombia, ocasionando mayores ingresos por inversión extranjera y
reducciones en el costo de la deuda. Finalmente, se reduciría el número
de atentados contra la infraestructura, con lo cual el gasto militar podría
ser ejecutado de manera más eficiente en inversión (como por ejemplo
las vías de cuarta generación, 4G).
Por otro lado, con la firma de la paz, estimamos un crecimiento económico
adicional de 1 – 1,5 puntos porcentuales, más conservadores frente a
las proyecciones del Gobierno, y de Villa, Restrepo y Moscoso (2013),
quienes esperan un crecimiento adicional de 2 y 4 puntos porcentuales,
respectivamente. Nuestra estimación se basa en el hecho que Colombia
ya ha recorrido parte de un camino cuya expectativa de paz se ha visto
reflejada en mayores tasas de crecimiento económico, flujos de inversión
extranjera, comercio internacional y turismo, entre otros. No obstante, el
camino de la paz, bien sea a través de la ruta negociada o militar, brindaría
una mayor dinámica a la economía que sumar más años de guerra.
Por último, no podemos fijarnos únicamente en los resultados económicos
que dejaría el posconflicto, pues el objeto primordial del proceso de paz
es interrumpir la pérdida de vidas humanas que a diario deja la guerra. Es
imperativo tener en cuenta las lecciones que dejaron Sudáfrica, Angola,
Guatemala y Nicaragua; donde el perdón, el dialogo e incluso la paciencia,
fueron pilares fundamentales para garantizar una paz estable y duradera.
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ENTRE EL
DIVIDENDO DE
LA PAZ Y EL
COSTO DE LA
GUERRA EN
COLOMBIA
INFORME COYUNTURAL
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