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Auditoría forense para la paz: errores que no se deben repetir en el posconflicto colombiano 2016-09-14 La firma de los acuerdos entre Gobierno y Farc y el próximo plebiscito que se convocó para el 2 de octubre en Colombia, anda en boca del mundo. Y es que tras más de 50 años de conflicto en suelo colombiano, se abrirá o se cerrará una puerta hacia el posconflicto, dependiendo del voto de los ciudadanos. ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? Con esta pregunta, se decidirá, en las urnas, el futuro del país. Al respecto varios expertos en posconflicto de talla internacional, que vivieron en carne y hueso el proceso de paz de Centroamérica, señalaron, en entrevista para Huella Forense, algunos aspectos que se deben tener en cuenta para que nuestro país aplique las lecciones aprendidas del no muy lejano proceso de la región centroamericana. La experiencia de Nicaragua De acuerdo con Elvira Cuadra Lira, directora ejecutiva del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp) en Nicaragua, -y quien se ha desempeñado como investigadora y se ha especializado en temas como democracia, gobernabilidad, conflictos y seguridad-, la experiencia de Centroamérica da cuenta de los errores que los colombianos no se pueden dar el lujo de replicar. Para contextualizar un poco, Cuadra cuenta cómo inició el fin del conflicto en Nicaragua, proceso que según la experta es bastante particular y diferente de los casos del Salvador y Guatemala en todos los sentidos, “desde la forma en que finalizó en conflicto bélico hasta como se desarrolló el proceso de posconflicto”. En palabras de Cuadra, el conflicto en Nicaragua -eminentemente urbano, una diferencia muy marcada con los conflictos por ejemplo de El Salvador, Ecuador y Colombia y, que por concentrarse en las grandes ciudades sumió al país en crisis © 2016 Huella Forense económica-, culminó con las elecciones en 1990, siendo el resultado de un proceso electoral en el que las personas acudieron masivamente a las urnas para decir ‘no a la guerra´. “Tuvo las características de un plebiscito, pero formalmente no era un plebiscito; era una elección presidencial. Cuando la gente sale a votar, y se conocen los resultados electorales, al gobierno sandinista de la revolución le toca aceptar esos resultados. En ese momento, los actores militares beligerantes quedan deslegitimados y toman fuerza los actores civiles políticos bajo la figura de una coalición de partidos. Casi que automáticamente las fuerzas de la resistencia o contrarrevolución quedan abandonadas a su suerte y a las zonas rurales del país. Quedan por fuera de cualquier acuerdo o negociación”, recordó Cuadra. El cese al fuego se da de forma casi que inmediata y se inicia la negociación de la desmovilización de la resistencia, según recordó Cuadra quien explicó incluso que dentro de los acuerdos se contemplaba que la reinserción se realizaría por medio de unos programas llamados ‘polos de desarrollo’, “que iban a ser una especie de enclaves en algunas localidades rurales del país donde se suponía que había una cierta concentración de población vinculada con la resistencia”, explicó Cuadra. Sin dinero para la reinserción La base de la reinserción económica de la resistencia, grupo de origen campesino, era una reforma agraria, mediante la entrega de tierra y desarrollo de proyectos productivos con componentes económicos, sociales, y políticos, que “estaban concebidos como unidades productivas que iban a beneficiar no solo a los desmovilizados sino a las comunidades aledañas a los polos de desarrollo”. El gran problema surgió a la hora de cumplir con estos acuerdos, situación que en el posconflicto colombiano no se debe replicar en virtud de las graves consecuencias que de ésta se derivan. De acuerdo con Cuadra, en Nicaragua los acuerdos se incumplieron debido a la crisis económica en la que había quedado el país. El gobierno tenía dos caminos a seguir: por un lado cumplir los acuerdos mientras el país entero se sumía en la pobreza o, por el otro, reactivar la economía para insertarse de nuevo en el mercado internacional. © 2016 Huella Forense “Al hacerle una entrevista, años más tarde, al Ministro de la presidencia de la época que tuvo que lidiar en concreto con esas situaciones, sobre el por qué el gobierno no había destinado fondos para la reinserción de los excombatientes que no eran únicamente los de la resistencia pues se les sumaron los desmovilizados del ejército, un grupo 3 veces más grande que el de la resistenciala respuesta que me dio fue que como el periodo de la revolución sandinista había sacado a Nicaragua de la economía mundial, el país tenía un doble reto: reconstruir la economía de la guerra y reinsertar al país a la economía mundial que ya era una economía globalizada”, recordó. Para resolver este reto, fue necesario aplicar las medidas de ajuste de corte neoliberal del Fondo Monetario Internacional, de tal suerte que al disponer los recursos para la reactivación económica se dejaba sin recursos a la pacificación. “La decisión fue entonces poner plata en la reincorporación del país en la economía mundial, y dejaron sin fondos todos los programas que se había pensado para reinserción de excombatientes. (…) Lo que hubo, fue de parte de la cooperación internacional”, agregó. Nueva ola de violencia El incumplimiento de los acuerdos por la insuficiencia de fondos generó graves consecuencias para Nicaragua, las cuales se empezaron a percibir muy pronto. Hacia los años 1991 y 1992, estalló un nuevo ciclo de violencia protagonizada esta vez por excombatientes, de la resistencia y del ejército, que volvieron a tomar las armas. “Demandaban el cumplimiento de los acuerdos que habían firmado para su desmovilización: que les entregaran tierras, créditos, asistencia técnica. Ese ciclo de rearme duró desde el año 91 hasta el 96 y tuvo su momento pico en el 93. Hubo diferentes tipos de acciones desde tomas de tierra, que era lo más pacífico, hasta acciones armadas y enfrentamientos militares. El gobierno logró desactivar esas manifestaciones con sucesivas rondas de negociación con los diferentes grupos; les entregaron beneficios pírricos, les decían: te desmovilizas nuevamente, te desarmas y te entregamos un paquete de comida para tu familia y una cantidad de hojas de zinc para que repares el techo de tu casa”, recordó Cuadra. © 2016 Huella Forense Este escalamiento de violencia se controló pero por el cansancio y agotamiento de los excombatientes quienes no encontraron salida a sus demandas. Según explica Cuadra, hoy en día existen varias organizaciones de desmovilizados que autogestionan proyectos. “Algunos están organizados en cooperativas. Pero la situación de esos desmovilizados es sumamente precaria en todos los sentidos”, aclaró. Los errores que no debemos cometer los colombianos Aunque Cuadra señala que la forma por la cual se llegó al posconflicto en Centroamérica es diferente, existen varias lecciones que los centroamericanos aprendieron y que se deben tener en cuenta en el proceso que vive Colombia, para garantizar su éxito y para evitar la reincidencia, como lo señaló en su blog. En primera instancia, de acuerdo con Cuadra, el Gobierno debe dar signos de buena voluntad y de apertura; se debe “reconocer que es una etapa de posconflicto, que no tiene un periodo definido de tiempo y que es un proceso complejo”, apuntó. En este sentido Cuadra alertó sobre la gran importancia de que existan “programas de reinserción integrales y sostenidos en el tiempo que procuren las condiciones necesarias para que los ex combatientes, sus familias y las poblaciones afectadas por el conflicto, puedan rehacer el rumbo de sus vidas”. Recordó así mismo que el proceso de reconciliación es largo y requiere de buena voluntad y esfuerzo entre los actores, organizaciones, liderazgo comunitario y Gobierno. “La participación política de los desmovilizados es importante pero, más que eso, lo que ellos y las comunidades más afectadas necesitan y demandan es reconocimiento. Reconocimiento social y político. El gobierno tiene la primera responsabilidad para proveerlo pero también el resto de la sociedad”, apuntó Cuadra en su documento. También señaló, como punto fundamental, la importancia de hacer memoria y de que haya justicia para lograr la paz. “Preservar la memoria, divulgar la verdad y hacer justicia para las víctimas es esencial”, dijo. “La paz se construye con democracia, y viceversa. Además de participar en la política a través de las formas convencionales, es importante ampliar y reforzar los mecanismos institucionales de diálogo para la toma de decisiones a todos los niveles y promover nuevas formas de participación”, explicó. © 2016 Huella Forense Para Cuadra, el asegurar la no repetición y el control de las acciones de venganza es primordial. “Eso requiere prestar especial atención a la depuración y reeducación de las fuerzas armadas y la policía, pero también hay una gran responsabilidad del Estado que debe desarmar y desmovilizar a los grupos paramilitares y de crimen organizado”, apuntó. La socióloga incluso advirtió que es fundamental el crear “mecanismos de seguimiento y verificación efectivos sobre el cumplimiento de los acuerdos de paz. La comunidad internacional puede jugar un papel importante en este sentido, pero más aún, la labor de auditoría social desde las mismas organizaciones sociales”. Para finalizar, señaló la importancia del fortalecimiento del tejido social durante el posconflcito y subrayó que "la existencia de amplios y fuertes tejidos de organización social constituyen una condición vital para reforzar y sostener la paz porque procuran recursos para la canalizacion de los conflictos, la violencia y el fortalecimiento de la confianza social". Alertas para el posconflicto colombiano Juan Carlos Posas, abogado Hondureño, ADM Business School con máster Ejecutivo en Administración y Dirección de Empresas (MBA Executive), experto en Órganos Constitucionales y Derecho Administrativo y especialista en Derecho Comparado, también realizó un análisis sobre los errores que se cometieron en la finalización del conflicto en Centroamérica y el papel de la auditoría forense si se concreta, mediante voto afirmativo en el plebiscito, el posconflicto en Colombia. Para iniciar, según Posas, el conflicto en Centroamérica jamás lo ganaron los estados sino las guerrillas. Esto pues tras la terminación del conflicto en Centroamérica, se crearon células criminales de narcotráfico y las temibles maras. “Las maras no son más que el resultado de la falta de reinserción de poblaciones que tenían arreglos en los acuerdos de paz”, señaló Posas que habló en entrevista con Huella Forense y en el primer Seminario Virtual de ASIAF. La aparición de grupos criminales que pongan en jaque el Estado, es una consecuencia que en el lado colombiano podría darse si no se toman medidas preventivas, por lo que advierte que debe pensarse en la transparencia y formalización contable del sector desmovilizado. © 2016 Huella Forense “De nada me sirve que se firmen los acuerdos de paz si lo que se va a hacer es no pelear con los civiles, o cesar en el secuestro de personas o el dejar de poner bombas y en teoría estar bajo mi control y radar, si no tributan. Si no tienen un número de identificación tributaria, el Estado no puede saber a qué se está dedicando esta población desmovilizada. La firma de los acuerdos tiene que ver también con la capacidad del Estado para evitar que sigan existiendo esas poblaciones dedicadas al narcotráfico, (…) plantaciones de marihuana o cualquier otro tipo de droga”, explicó Posas. Según Posas, se debe pensar en el control del origen del dinero y en formular un mecanismo legal contable del Estado para poder hacer este seguimiento, así como en darles a estas personas una labor y un papel dentro de la sociedad. “¿Por qué aparecieron las maras que tienen infestada Centroamérica? por la preocupación que señalan ya varios nacionales colombianos y es el cómo vas a incluir en el sistema financiero o económico a aquellas personas que ahora han entregado sus armas sin tener trabajo, educación y una salida laboral. Sin esto, ¿a qué se dedican estas personas? a seguir delinquiendo. En Centroamérica las maras se pavonean por las calles diciendo somos narcotraficantes y tenemos controlados a los líderes del país”, reflexionó. Y aunque subrayó que no critica los acuerdos de paz entre gobierno y Farc en la Habana, señaló que sí hay varios factores que se deben manejar con cierto cuidado a la hora de impedir que el lavado de dinero sea un riesgo en un escenario de posible posconflicto. Por ejemplo, plantea un primer fundamento sobre la importancia de la auditoría forense en el posconflicto y señala que revisando el artículo 1.1.2 de los acuerdos de paz “encontraremos que el acceso a la tierra en aquellas zonas que han sido dominadas por la guerrilla, tiene básicamente dos mecanismos: uno de estos es el subsidio para la compra, que dice: "Crédito especial para compra: Se abrirá una nueva línea de crédito especial subsidiada de largo plazo para la compra de tierras por parte de la población beneficiaria con medidas especiales para las mujeres rurales (ver 1.1.3.)”. De acuerdo con Posas, más adelante en el acuerdo se especifica que este contexto tendrá un carácter de inembargable, “lo que significa que la garantía para © 2016 Huella Forense acceder al crédito no pueden ser las tierras toda vez que la misma banca a través de esta ley tiene una característica de inembargable. No existe una banca hoy en día que quiera asumir un riesgo de dotar un crédito que tiene una característica como esta. La pregunta en concreto es ¿cómo se va a inyectar la masa monetaria para adquirir esas tierras y trabajarlas si la tierra es inembargable? La respuesta está en los mismos acuerdos y es la creación de un sistema cooperativista”, explicó. Según Posas este es un punto al que hay que ponerle mucho cuidado desde la auditoría forense pues los sistemas cooperativistas no forman parte de un sistema financiero supervisado y el principal flagelo hoy en día para prestarse a delitos económicos-financieros (lavado de dinero, narcotráfico y financiamiento de actividades ilícitas) son precisamente los sistemas cooperativistas. “El posconflicto de Centroamérica se diferencia también del colombiano en que nunca existió la incorporación de mecanismos de financiamiento de cooperativas. Algo que sí existiría en el posconflcito colombiano”, explicó. Un punto adicional que señala Posas está basado sobre ¿cómo va a lograr Colombia que el dinero que se encuentra hoy en día en las Farc ingrese a la banca colombiana? Por lo que explicó que la auditoría forense juega un papel importante allí. Además apuntó que “no estoy de acuerdo con que la auditoría forense deje de jugar un rol… Si llega inversión extranjera esta debe ser supervisada protegida y monitoreada por medio de mecanismos de la auditoría forense. Debe haber un mecanismo instructivo”, dijo. Posas concluyó incluso que la auditoría forense es uno de los elementos base para incrementar la recaudación tributaria de una nación posconflicto, "porque los resultados más mediatos de un país posconflicto son dos: el abandono de sectores rurales que venían comiendo de la guerrilla o el apoyo del narcotráfico, y segundo la generación de sistemas paralelos de delincuencia”, dijo. Redacción Huella Forense Twitter @HuellaForense © 2016 Huella Forense