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buzos — 20 de abril de 2015
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OPINIÓN
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Brasil acosta peña es Doctor en economía por el Colegio de méxico (colmex) CON ESTANCIA EN INVES-
Perfil TIGACIÓN EN LA UNIVERSIDAD DE PRINCETON, FUE CATEDRÁTICO EN EL Centro de investigación y docencia
económica Y ARTiCULISTA EN LA REVISTA DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA TRIMESTRE ECONÓMICO.
{
Brasil
acosta Peña
peña
[email protected]
}
C
El problema del agua
omo economista y chapinguero especializado en Economía
agrícola, opinino sobre el problema del agua que, de no ser atendido
con prontitud y suficiente disposición,
provocará grandes dolores de cabeza
al Gobierno, pues su eventual escasez
generará problemas de subsistencia alimentaria, salud, calidad de vida y también, por supuesto, conflictos derivados
del descontento social.
Los mantos freáticos han bajado de
nivel debido el aumento en el consumo
de agua y al crecimiento de la población
urbana. Hace cuatro décadas, el 75 por
ciento de la población era rural y el 25
por ciento, urbana. En la actualidad,
esta proporción se ha invertido: el 75
por ciento es urbana y sólo el 25, rural.
La misma inversión ha ocurrido en el
ámbito geográfico: de la extensa cuenca
lacustre del Valle de México, que estaba
conformada por los lagos de Zumpango,
Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco, hoy sólo quedan algunos centenares
de kilómetros cuadrados cubiertos por
agua.
De acuerdo con información de la
Comisión Nacional del Agua (Conagua) publicada en el Diario Oficial de
la Federación, la región del ex lago de
Texcoco tenía en 2009 un déficit de 49
millones de metros cúbicos anuales, que
se cubría extrayendo agua de los mantos freáticos. En 2013, según la misma
fuente oficial, el déficit se elevó a 95 mi-
llones de metros cúbicos anuales, con lo
que se duplicó en menos de un lustro la
extracción de agua subterránea sin que,
desde luego, se haya retroalimentado a
los mantos.
El análisis de este problema puede
llevarnos a visualizar las medidas más
adecuadas para dar una solución responsable. La recarga intencional de mantos
freáticos es la única fórmula para lograrlo y puede aplicarse lo mismo mediante los famosos pozos de absorción,
que permiten la filtración directa de
agua de lluvia; que mediante la reforestación (indirecta), la captura de agua a
través de “trampas” o bien mediante la
inyección de aguas residuales previamente tratadas.
Por otro lado, para evitar el uso abusivo del agua de los mantos freáticos,
debe recurrirse lo mismo a políticas de
ahorro ciudadano que a la aplicación de
la tecnología hidráulica moderna. En
este último caso pueden citarse la agricultura protegida (que apela al uso ponderado del agua) la aplicación de abono
orgánico (que mantiene la humedad de
las superficies agrícolas) y la recuperación de suelos erosionados mediante
técnicas de mantenimiento de la humedad, (otra forma de recargar los mantos
freáticos).
Por ello es necesario que la reforma
que se plantea contemple la participación unificada de los tres órdenes de Gobierno. A la existencia en el país de una
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“república de repúblicas”, en las que cada una de
éstas tiene su propia comisión de agua –en el Estado de México, por ejemplo, opera la Conagua
(federal), la CAEM (estatal) y en algunos ayuntamientos los Odapas (municipales)– es indispensable un plan maestro en el que estas instancias
no se estorben y unifiquen esfuerzos.
En la región de Texcoco, Estado de México,
donde los comités comunitarios –que funcionan
con base en usos y costumbres que provienen de
las épocas prehispánica y posrevolucionaria– es
conveniente un análisis puntual del problema,
pues a las limitaciones económicas de la mayor
parte de la sociedad se suma el hecho de que sólo
el 20 por ciento de los usuarios paga sus respectivas cuotas y que, por lo tanto, las autoridades comunitarias tienen problemas para pagar energía
eléctrica, mantenimiento de instalaciones, averías en los sistemas de bombas y regularización
de pozos.
Es urgente que la legislación correspondiente
obligue a los Gobiernos federal, estatal y municipal a colaborar en la solución de los problemas
del agua y que en los próximos años fiscales el
Presupuesto de Egresos de la Federación destine recursos financieros para recargar los mantos
freáticos. Creo que el uno por ciento del producto
interno bruto podría ser un buen comienzo para
abatir el déficit en los mantos freáticos del país
entero.
Las carencias de agua en México, y el permanente déficit hídrico que ya se tiene en muchas
de las cuencas del país, entre ellas la del lago
de Texcoco, plantean la necesidad de coordinar
esfuerzos entre los tres niveles, definir ordenamientos jurídicos y económicos para administrar
responsablemente este recurso y, al mismo tiempo, crear una cultura y una educación para su manejo que permita visualizar un futuro sustentable
para todos los mexicanos.
Estas medidas son necesarias y urgentes para
evitar que en los años venideros aumenten las carencias del líquido, crezca el desequilibrio social
y haya en el país una “guerra del agua“.
Es indispensable un plan maestro en el que
los tres órdenes de Gobierno no se estorben y
unifique esfuerzos.