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CADENAS HOTELERAS Y CICLO TURÍSTICO EN
MALLORCA
Antonio Alcover Casasnovas - [email protected]
María Sard Bauzá
Universitat de les Illes Balears
Reservados todos los derechos.
Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT-España. Oviedo,
22 y 23 de Junio de 2000”.
ISBN: 84-699-2357-9
Título: Cadenas hoteleras y ciclo turístico en Mallorca
Autores: Alcover Casasnovas, Antonio
[email protected]
Sard Bauzá, María
Universidad de las Islas Baleares
Resumen: La evolución de los destinos turísticos ha sido examinado por diversos
autores entre los cuales destacan las teorías evolutivas
(Cristaller 1963, Plog 1973,
Miossec 1977, Butler 1980, Gorsmen 1981, Stansfield 1979). Entre estas destaca el
modelo del ciclo de vida de los destinos turísticos (Butler 1980). Una de las
características de dicha evolución en las etapas más avanzadas del ciclo es el cambio
operado en la estructura de mercado de los destinos, la cual tiende hacia su
oligopolización (Debbage 1990) cuando en un destino ya maduro las empresas tienden a
la concentración como medida defensiva ante la creciente competitividad. En este
trabajo estudiamos la evolución y la concentración de las cadenas hoteleras en la isla de
Mallorca en el marco de análisis del ciclo de vida de los destinos turísticos examinando
si dicho patrón de conducta parece corresponderse con las tesis defendidas por los
estudios relacionados con la evolución de los destinos turísticos.
Palabras claves: Turismo, Evolución de los Destinos, Grado de oligopolización,
Mallorca.
1.- Introducción: la importancia del sector turístico en la economía balear.
El futuro de la economía balear parece estar inevitablemente ligado al turismo.
Los principales agregados económicos de las Islas Baleares muestran que su actividad
económica depende por encima del 82% del sector servicios, y que dentro de dicho
grupo de actividad, el sector turístico representa más del 50% del valor añadido bruto
generado por la economía balear. (Conselleria de Economia i Hisienda de les Illes
Balears, 1999).
Más importante aún que los datos indicativos de la existencia de tal
dependencia en un solo sector productivo, es la dinámica observada en la última década.
A pesar de haber sufrido una importante crisis a finales de los años ochenta,
hecho que demostró la vulnerabilidad del sector, el turismo ha ido aumentado su peso
en el conjunto de la economía balear a pesar de los intentos de diversificación
económica impulsados desde las distintas administraciones públicas. Sin embargo, no se
puede calificar como negativa esta evolución de la estructura económica balear, ya que
con los datos actuales las Islas Baleares se encuentran entre las regiones más
desarrolladas del país habiendo mostrado un dinamismo imparable en los últimos años.
Así, en 1999 la economía Balear había experimento un crecimiento del 7,34 % del PIB
siendo su PIB regional el más alto de España situándose un nivel del 148, 82 sobre una
media de 100 para todo el país (Funcas, 2000)
Aún así, la cuestión clave sigue siendo si en el futuro se podrá garantizar este
mismo nivel de crecimiento. La respuesta a esta pregunta, al menos a medio plazo,
depende en gran medida en la capacidad que tenga el sector turístico para continuar
creciendo adaptándose a las circunstancias cambiantes de la economía. Hasta ahora, el
sector ha ido mostrando un fuerte dinamismo y capacidad de reacción que le ha
permitido hacer frente a los diferentes desafíos que se le han ido presentando desde los
años sesenta. Las crisis económicas internacionales o los periodos de sobreapreciación
de la moneda española no han impedido que el sector turístico balear haya mantenido
una senda continuada de crecimiento a lo largo de las 4 últimas décadas. No es de
extrañar que hoy en día sean muchos los empresarios que proclamen su optimismo
hacia el futuro señalando que el sector será capaz de evolucionar continuamente
salvando los desafíos que se vayan presentando, tal y como ya se hizo en el pasado. Hay
que recordar que a finales de los años ochenta y principios de los noventa, muchas
voces se alzaron señalando que era el fin de una etapa dorada en la economía balear y
que el turismo podría convertirse en una actividad del pasado, ya que no se confiaba en
la posibilidad de su recuperación.
El resultado de estas experiencias pasadas se ha traducido en la actualidad en
una situación en la que frente a una actitud de conservación y contención que preside las
actuaciones de las administraciones autonómicas actuales, se encuentre otra, que evoca
la figura del empresario balear dinámico y emprendedor capaz de hacer frente a
cualquier desafío que se le presente. Existe por tanto una clara controversia entre
aquellos que defienden la necesidad de una intervención radical limitativa de las
actividades turísticas y por el contrario la visión contrapuesta que resalta la necesidad de
conservar tanto el capital físico como el humano generado en las últimas décadas
evitando que con tales medidas se les empuje hacia otros destinos o se limite su
capacidad de reacción frente a los nuevos desafíos.
En realidad, ambas posturas no se suelen mostrar en su estado puro. Las
instituciones administrativas locales por medio de sus normas y actuaciones más
recientes han limitado la construcción de establecimientos hoteleros (Ley General
turística, 1998) y delimitado los lugares en los cuales se pueden construir (Directrices
de Ordenación Territorial, 1999) así como han establecido la posibilidad de introducir
un instrumento de financiación medioambiental y control turístico como es la
denominada "ecotasa". Sin embargo, estas normas podrían considerarse como
instrumentos flexibles en cierta medida debido a que introducen elementos tales como la
posibilidad de construir determinado tipo de hoteles o alojamientos que atiendan unos
ciertos criterios de calidad o innovación en el sector. Por otro lado, existe un cierto
consenso entre los empresarios hoteleros sobre la necesidad de limitar la oferta existente
en la isla y la necesidad de incrementar la calidad de los productos ofrecidos.
No se puede por tanto, afirmar que existan posturas completamente enfrentados
pero si dos enfoques diferentes del problema que conllevan lógicamente respuestas
diferentes a las mismas preguntas. ¿Hemos tocado techo? Y si es así, ¿Cómo mantener
el crecimiento de la economía balear en el futuro?
Ahora bien, si se trata de determinar las líneas de actuación que se deberían
aplicar en el futuro parece lógico plantearse el problema desde una perspectiva teórica
examinando que nos dice el conocimiento científico sobre la evolución de los destinos
turísticos a largo plazo.
La importancia del estudio de los destinos turísticos a largo plazo
El Sector turístico esta considerado actualmente como el primer sector
económico mundial superando en los últimos años sectores tan emblemáticos como son
la industria automovilística y el sector petrolífero (OMT, 1998). Además, existe un
amplio consenso de que dicha dinámica se mantendrá en futuro a medida que el sector
del ocio vaya ganando mayor peso en la economía internacional. En los próximos años
se espera que el sector turístico crezca a tasas superiores al PIB mundial incrementando,
por tanto, su participación en el balance económico internacional
Sin embargo, al contrario de lo que pudiera parecer lógico el sector turístico ha
sido tradicionalmente una actividad poco estudiada (Pearce y Butler, 1990). A pesar de
los espectaculares avances experimentados en los últimos años, muchas de las áreas de
estudio del turismo aún siguen en sus fases iniciales de desarrollo (Jaffari, 1999). Se
puede afirmar también que el sector turístico ha sido un campo de actuación
multidisciplinar en el que han trabajado diferentes ramas de la ciencia. La geografía, la
psicología, la antropología o la sociología son algunas de las ramas del conocimiento
científico que se han destacado en su estudio intentando explicar las características y la
evolución del fenómeno turístico descrito, generalmente, como una actividad humana
consistente en una emigración temporal hacia zonas geográficas periféricas por razones
de ocio. (Sinclair y Stabler 1997)
Los economistas, contrariamente a lo que pudiera parecer, han prestado una
limitada atención hacia dicho fenómeno. Sus mayores avances se han centrado en la
determinación de funciones agregadas de demanda a corto plazo basadas en variables
macroeconómicas o en el estudio los efectos multiplicadores de la actividad turística
sobre el resto de actividades de un territorio. (Sinclair y Stabler, 1997). Igualmente los
estudios realizados en España han sido relativamente escasos hasta la década de los
años 90 centrándose, de nuevo, en las áreas de estudio anteriormente citadas. Sólo a
partir de estos años y coincidiendo con un mayor interés por el turismo han aparecido
trabajos centrados en otras áreas tales como: la organización industrial y la economía
medioambiental. (De Rus y León, 1998)
Sin embargo, a pesar de estos avances recientes tanto a nivel nacional como
internacional se observa una falta de atención y estudio del sector turístico, en general, y
de los destinos, en particular, desde una perspectiva a largo plazo en la que se intente
explicar como surge dicho fenómeno y como se desarrolla en un determinado territorio
desde una perspectiva económica (Sinclair y Stabler, 1997). El turismo viene ligado
siempre al territorio ya que el consumo de un producto turístico supone la existencia de
un desplazamiento, se trata, por tanto, de un fenómeno localizado y de un producto
compuesto en el que se incluye tanto el desplazamiento, como los servicios de
alojamiento y de diversión. El hecho de que se trate de una actividad localizada ha
llevado a que el desarrollo de modelos explicativos de los flujos turísticos y de los
destinos haya sido protagonizado de forma mayoritaria por autores provenientes del
ámbito académico geográfico.
Antes de entrar en este análisis hay que señalar que el turismo se puede
considerar como un producto que se vende normalmente de forma integrada en las
agencias de viaje. La figura del paquete turístico es clave para comprender el proceso de
comercialización del destino. Cuando un consumidor compra un paquete estará
adquiriendo un alojamiento, un transporte y la posibilidad de vivir una serie de
experiencias en el destino. En realidad el cliente en su agencia de viajes demanda un
destino (una semana en Mallorca, Tenerife, Turquía, etc). La elección del producto,
logicamente, dependerá de las características del destino y de las vivencias
experimentadas por él o por sus conocidos. Teniendo en cuenta esta realidad, la
pregunta que nos podríamos realizar sería: ¿Existen tendencias generalizables en la
evolución de la demanda de los destinos? O mejor dicho, se pueden predecir las
tendencias generales a largo plazo de la evolución de un determinado destino.
Los modelos turísticos.
La modelización del turismo ha sido reciente. En una recopilación de los
diferentes modelos turísticos Pearce (1995) destaca la existencia de cuatro grupos
principales de estudios. Los primeros trabajos que intentaron explicar los flujos
turísticos datan de los años 60 y se podrían denominar; modelos de viaje turístico. Estos
modelos de enfoque geográfico otorgaban gran importancia al sistema de transporte
utilizado y a las rutas elegidas para los desplazamientos distinguiendo entre viajeros y
turistas (o viajeros de "touring") además de otras categorías intermedias entre estas dos
clasificaciones. A partir de estos elementos se introducen los denominados "bloques de
tiempo-ocio" y por medio de representaciones gráficas y la utilización de modelos de
gravedad se deducían los denominados conos de demanda.
Un segundo grupo de modelos turísticos, han sido los denominados modelos de
origen-destino. Estos autores criticaban los modelos anteriores por su esquema simplista
que representaba al turismo como un flujo de personas unidireccional desde un centro
emisor hacia un destino. El turismo era un fenómeno más complejo, en el que los
centros emisores pueden ser a su vez receptores (Thurot, 1970) y en el que los sistemas
nacionales a su vez podían estar compartimentados existiendo en ocasiones mercados
segmentados para turistas nacionales e internacionales (Pearce, 1995). Por otro lado, al
analizar los destino no se debe centrar el análisis en países sino en áreas o destinos
turísticos ordenando dichas áreas en sentido jerárquico. Esta corriente de claro influjo
geográfico dio lugar a modelos basados en la representación de flujos entre países y a
través de jerarquías en los destinos.
Un tercer grupo de modelos son los denominados modelos estructurales, que
focalizan su atención en los impactos generados por el turismo internacional sobre
países no desarrollados, enfatizando la relación existente entre los países emisores y
receptores y asociando esta relación a un esquema de centro periferia. Estos autores se
mostraban especialmente críticos con la especialización que se estaba produciendo en
pequeños destinos que en ocasiones habían pasado de una situación colonial a una
situación de dependencia respecto a los mercados emisores que incluso, a veces, era
fomentada por organismos internacionales.
Por último estaban los modelos evolutivos. Estos modelos consideraban que los
destinos en general experimentan una evolución general que parte de una etapa de
descubrimiento, para pasar por una etapa de desarrollo, estancamiento y declive. Se
atribuye a Cristaller (1963) el haber enunciado este modelo por primera vez.
Posteriormente, otros autores como Cohen (1973) Gorsmen (1981), Miossec (1977),
Plog (1973), Thurot (1973) siguieron dicha línea de estudio fundamentando el estudio
de evolución de un destino en las características del turista medio. Unicamente Gorsmen
y Miossec introducen elementos geográficos o referidos a la planta física para completar
dicho estudio. Posteriormente, Butler (1980) introducirá su modelo del ciclo de vida de
los destinos turísticos que sigue todavía vigente hoy en día tras numerosas discusiones
sobre su validez. El modelo se basaba en las anteriores aportaciones y en la aplicación
de la interpretación del modelo del ciclo de vida de los productos de Vernon (1966).
El Modelo de Butler
Según Butler los destinos atravesaban diversas etapas desde su nacimiento hasta
su declive. Estas etapas consistían en una etapa de descubrimiento, en la que se
producían pocos cambios significativos en el destino. Una etapa de participación en la
que aparecían las primeras facilidades turísticas proveídas por los residentes locales.
Una tercera etapa de desarrollo en la que la inversión se aceleraba proviniendo gran
parte del capital del exterior, mientras que el ritmo de crecimiento del número de
visitantes ascendía continuamente. En esta etapa se definían las características del
producto (aparece el paquete turístico y el concepto de temporada) y se realizaban las
primeras campañas de promoción. En la cuarta etapa o etapa de consolidación se
producía una desaceleración en el ritmo de crecimiento de las llegadas coincidiendo con
un freno en las Inversiones y una intensificación de a las actividades de promoción. Por
último, el destino entraría en su etapa de estancamiento. A partir de este momento
cualquier senda evolutiva sería posible en función de las iniciativas tomadas (A, B, C,
D, E). El destino podría entrar en declive (E) o bien buscar nuevos mercados o
atracciones para conseguir un relanzamiento.(A)
A
Rejuvenecimiento
Número de
B
Turistas
Alcance crítico de los
Estancamiento
elementos de capacidad
C
Consolidación
D
Declive
Desarrollo
Participación
Exploración
O
Tiempo
Fig. 1 Evolución hipotética de un área turística
Fuente: Butler (1980)
E
El elemento central del modelo es la capacidad de carga del destino, que actuará
como elemento limitador de la oferta del destino. Cada destino tiene una capacidad de
carga definible desde un enfoque físico (planta física), social o medioambiental.
Los
destinos así descritos son los destinos “tradicionales”1 , por oposición a los destinos
basados en atracciones turísticas únicas o los denominados destinos espontáneos. En
este último caso, un destino podía partir de su etapa de desarrollo si era fruto de una
programación predeterminada de las inversiones y atracciones.
El modelo recibió mucha atención debido a que sus conclusiones contradecían la
visión positiva que se tenía del turismo hasta esa época. El turismo no era una panacea
sino que, por el contrario, todos los destinos tenían un limite ("life span"). La visión
optimista del fenómeno turístico había llevado, hasta entonces, a que las políticas
turísticas generalmente aplicadas estuviesen centradas en la promoción y desarrollo del
destino, lo que suponía implícitamente que este crecimiento era ilimitado. Por el
contrario, Butler consideraba que los destinos tendían a morir de éxito. De esta forma, a
medida que más gente accedía al destino, éste se hacía menos atractivo, primero para las
clases más sensibles y adineradas y posteriormente, una vez superado la capacidad de
carga, para el resto de los visitantes. La animadversión social de los residentes, los
problemas medioambientales derivados de la falta de agua o la contaminación y
degradación de los espacios medioambientales excesivamente congestionados se unían
a la perdida de atractivo de la planta física para acabar llevando al destino hacia su
declive.
La aparición del modelo dio lugar a una extensa literatura centrada tanto en su
aplicación a diversos destinos como por reformulaciones y criticas a éste. Las
principales críticas se referían a su falta de operatividad (Haywood, 1986,) a su
capacidad predictiva (Cooper 1990) , a algunos elementos del modelo (Hovinen, 1982)
o bien a su capacidad para representar la realidad (Getz, 1992). Sin embargo, los
artículos que aplican el modelo como marco de análisis de la evolución de los destinos
llegan hasta nuestros días (Akama, 1999) (Priestley y Mundet, 1998) (Prideaux, 2000).
Otros autores optaron por intentar resolver los problemas anteriormente citados o bien
1
Se ha relacionado el artículode Butler con los destinos costeros tradicionales europeos. Aunque
posteriormente se ha generalizado su aplicación a todos los destinos turísticos.
realizaron extensiones del modelo. Entre estos últimos hay que destacar la figura de
Debbage (1990).
A partir de las aportaciones realizadas por Markusen (1985) respecto al ciclo de
beneficios, Debbage matiza el modelo de Butler (1980) resaltando que el declive de un
destino turístico se podría ver acelerado por una excesiva oligopolización de su mercado
que llevase a las empresas a concentrar más sus esfuerzos en las barreras de entrada y el
mantenimiento de una estabilidad competitiva que en el rejuvenecimiento del destino.
Según las observaciones realizadas por este autor en Paradise Island (Bahamas), existía
una tendencia en los destinos en su etapa de consolidación hacia la oligopolización de
los establecimientos y la búsqueda de barreras artificiales. En este sentido contradecía el
modelo de Butler que suponía que en dicha etapa las grandes empresas ya estarían
establecidas y que no realizarían más inversiones significativas. Por el contrario,
Debagge afirma que en la etapa de consolidación el comportamiento del mercado
conduce al mantenimiento de las inversiones pero en la búsqueda de una mayor
oligopolización, que lejos de frenar el declive podría llevar a acelerarlo, debido a que las
empresas al verse en un escenario menos competitivo estarían menos incentivadas en
mejorar su producto que en buscar elementos que desincentivaran nuevas entradas. Por
otro lado, la excesiva oligopolización conducía a un mayor deterioro y explotación de
los recursos naturales por dos razones: las cadenas hoteleras tenían mayor poder de
negociación frente a las autoridades locales (sobre todo cuando estas estaban ligadas a
los tour operadores) y en segundo lugar al dominar el destino realizaban una
explotación más intensiva de los recursos.
El aumento de tamaño de las compañías hoteleras permite generar economías de
escala al permitirles alcanzar tamaño óptimo. Gracias a este tamaño podrán realizar
importantes ahorros en el aprovisionamiento, formación de personal, servicios de
administración y mantenimiento de la planta física2 . Por otro lado, en un destino
formado por numerosos subdestinos su mayor tamaño les permite ofrecer una gama
2
Muchas grandes cadenas tienen sus propios servicios de lavandería, escuelas de formación de
animadores, centrales de compra, etc. Otras incluso aparecen unidas a empresas constructoras o
instaladoras que forman parte de su capital.
amplia de productos lo que les permite conseguir alianzas con los grandes tour
operadores, interesados en cubrir la gama más amplia de mercado3 .
Mallorca y el ciclo de Butler.
A pesar de la opinión de algunos autores como Morgan (1991), que estudiaron el
ciclo evolutivo de Mallorca en los años ochenta, era que el destino se podría encontrar
cerca de su etapa de estancamiento, la realidad a mostrado un comportamiento
totalmente opuesto a esta circunstancia. Tal como indican los datos del cuadro 1 y la
figura 2, tras un estancamiento entre los años 1987 y 1992 el destino experimentó un
relanzamiento a partir de 1993 con incremento de llegadas de más del 50% en 7 años.
Sin embargo, a pesar de que los números indican un comportamiento explosivo la
realidad es muy diferente. A principios de los años 90, tal y como señalan Morgan
(1991) Alenyá (1997), existía un exceso de capacidad estimada del 30% de las plazas
hoteleras en la Isla. Los precios en términos reales habían descendido en 1994 más de
un 30% con respecto a 1988 (Alenyá, 1997) y la situación típica era de un exceso de
oferta.
A partir de 1993, las tres devaluaciones de la peseta unidas a los conflictos
aparecidos en el Mediterráneo central y oriental (Guerra de Yugoslavia, atentados
islamistas en Egipto y Turquía) generaron una desviación del turismo hacia las Islas
Baleares. A estas crisis se les unió tras una tímida recuperación de estos destinos el
conflicto de Kosovo y el terremoto de Turquía generando un exceso de demanda
artificial. El examen de la evolución de las llegadas a Mallorca podría conducirnos al
error de afirmar que el turismo se encuentra en su fase de desarrollo, sin embargo un
examen más detallado nos permite afirmar que se encuentra en su fase de consolidación
acercándose a su estancamiento
Tabla: 1 Llegadas al aeropuerto de Palma de Mallorca (1961-1999)
AÑO
1.961
1.962
1.963
3
PASAJEROS
819.469
1.044.633
1.226.811
AÑO
1.981
1.982
1.983
PASAJEROS
7.930.977
8.599.125
8.737.827
En los últimos años se han generalizado en Mallorca acuerdos y alianzas entre grandes compañías
hoteleras y tour operadores. Por Ejemplo: existen alianzas entre Iberostar - Neckerman, TUI - Riu, etc.
1.964
1.636.821
1.984
1.965
2.046.196
1.985
1.966
2.393.340
1.986
1.967
2.734.534
1.987
1.968
3.168.178
1.988
1.969
4.078.968
1.989
1.970
4.723.331
1.990
1.971
6.166.447
1.991
1.972
6.946.491
1.992
1.973
7.096.715
1.993
1.974
6.442.185
1.994
1.975
6.812.370
1.995
1.976
6.367.294
1.996
1.977
7.055.815
1.997
1.978
7.894.806
1.998
1.979
7.952.979
1.999
1.980
7.392.779
Fuente: Consellería de turisme de les Illes Balears
9.347.284
8.804.152
9.932.851
11.342.842
11.719.014
11.536.174
11.334.228
11.773.158
11.867.370
12.436.599
14.264.355
14.733.477
15.382.588
16.562.090
17.664.783
19.233.162
Gráfica 2: llegadas al aeropuerto de Palma
PASAJEROS
AÑ
O
1.
96
4
1.
96
8
1.
97
2
1.
97
6
1.
98
0
1.
98
4
1.
98
8
1.
99
2
1.
99
6
20.000.000
18.000.000
16.000.000
14.000.000
12.000.000
10.000.000
8.000.000
6.000.000
4.000.000
2.000.000
0
Fuente: Conselleria de turisme de les Illes Balears
La etapa de Consolidación del modelo de Butler
Butler afirmaba en su artículo "que la etapa de consolidación tendría las
siguientes características: "El número de llegadas continua creciendo pero a tasas cada
vez menores y el número total de visitantes sobrepasa el de residentes permanentes. La
mayor parte de la economía local se ve ligada al turismo. Los esfuerzos en publicidad y
marketing aumentan para incrementar la duración de la temporada turística y atraer
visitantes de destinos turísticos más alejados. Las grandes empresas y franquicias del
sector están presentes, pero prácticamente ya no se añadirá ninguna más. Surge alguna
oposición y descontento entre la población residente (especialmente entre la no ligada al
sector) ante el gran numero de visitantes y el volumen de facilidades construidas, lo que
conducirá a la introducción de limitaciones y restricciones en las actividades del sector.
Los hospedajes más antiguos se empiezan a considerar de segunda clase y en su
mayoría poco deseables"
Este parece ser verdadero estado en que se encuentra el destino, tal como se
observa en el cuadro 2. En esta tabla se observa como el número de alojamientos ha
mostrado un compartamiento opuesto al de llegadas desde el año 1991, momento en el
que alcanzó las 285.000 plazas. Por otra parte, a partir de 1990 el número de
establecimientos ha disminuido, lo que indica que se han producido un cierre de los
establecimientos de menor tamaño que en muchas ocasiones habían quedado obsoletos
al no poder beneficiarse de las economías de escala necesarias para garantizar la
rentabilidad que les permitiese mantener un adecuado ritmo de renovación de la planta
física.
Cuadro 2: Evolución del Numero de establecimientos y plazas de
alojamientos turísticos (1980 - 1999)
Año
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
Establecimientos
1.575
1.586
1.618
1.641
1.704
1.756
1.783
1.815
Plazas de alojamiento
203.472
205.070
208.658
211.779
220.268
226.873
231.332
235.646
1988
1.837
1989
1.924
1990
2.060
1991
2.003
1992
1.905
1993
1.874
1994
1.626
1995
1.552
1996
1.544
1997
1.551
1998
1.556
1999
1.480
Fuente Conselleria de Turismo (2000)
237.420
254.392
283.455
285.461
283.156
286.933
276.224
272.847
273.874
275.982
277.731
273.637
Igualmente en estos últimos años la isla parece haber ha llegado hasta sus límites
medioambientales, haciendo imposible que en algunas épocas se pudiera atender a la
demanda turística con los recursos originarios de la isla. Desde mediados de los años 90
y durante 3 años, fue necesario abastecer a la isla por medio de grandes buques de agua
dada la insuficiente cantidad de este recurso para atender a la demanda. En 1998 se
consiguió normalizar la situación con la instalación de plantas desaladoras. En 1999,
Gesa, la compañía eléctrica de la isla se vio enfrentada a apagones e interrupciones de
suministro en algunas zonas debido al exceso de demanda. Muchas de estas señales
demostraban que desde la mitad de los años 90 los límites medioambientales habían
sido superados.
La lectura de la prensa local en Mallorca muestra igualmente una clara sensación
de haber superado los limites sociales del destino. Las referencias a compras de grandes
fincas realizadas por los ciudadanos alemanes, y la aparición de comercios dedicados
única y exclusivamente a éstos ciudadanos, ha llenado de paginas estas publicaciones en
los últimos tiempos.
Por último en términos físicos deberíamos examinar que ocurre con las
facilidades del destino. Nos vamos a detener en este apartado, ya que de todos los
elementos referidos en el modelo de Butler es el más fácilmente cuantificable.
Evolución de la planta física turística.
El turismo es un producto compuesto, en el que el consumidor demanda no sólo
el transporte y el alojamiento en el destino, sino también las atracciones y servicios
proveídos por la oferta complementaria 4 . (Sinclair y Stabler, 1997) Sin embargo,
aunque un turista no haga uso de esta oferta complementaria o de las atracciones5 ,
parece claro que todo turista deberá alojarse en algún sitio. La evolución de los
establecimientos de alojamiento reflejará fielmente la evolución del destino ya que es
elemento necesario en dicho viaje. Anteriormente nos hemos referido a Debagge
(1990), para explicar que un destino en su momento de consolidación puede
experimentar
un
comportamiento
tendente
hacia
el
oligopolio
y
que
este
comportamiento podría acelerar el declive del destino. Hemos realizado una encuesta
durante los últimos meses para comprobar si dicho comportamiento se está produciendo
en la actualidad en Mallorca (Cuadro 3). De este cuadro se desprende que en la
actualidad se esta produciendo un proceso de concentración muy importante en la isla.
En 1980 las cadenas hoteleras establecidas en las Islas Baleares controlaban en el caso
de Mallorca el 24,48% de las plazas turísticas. Esta cantidad de 49.809 plazas estaba en
manos de compañías que tuviesen al menos 2 establecimientos en propiedad o
controlaran su gestión en cualquiera de las islas del archipiélago. En 1992, momento
más álgido de la crisis que marca el punto de inflexión entre lo que nosotros hemos
denominado etapa de desarrollo y consolidación, este grado de control se situaba aún
en torno al 29%. A partir de 1992 el proceso ha sido imparable, en 1997 las cadenas
hoteleras controlaban más del 50% de las plazas y 2 años más tarde superaban el 54%.
(A estos efectos hemos de señalar que a la entrega de este trabajo nuestra experiencia
nos ha demostrado que la verdadera dimensión de esta evolución podría ser incluso
mayor.)
4
Más del 90% de los turistas que visitan mallorca lo hacen con un paquete turístico (Sastre, 1995)
Cuadro 3. Principales cadenas hoteleras de la isla de Mallorca
Cadena
Año
1980
1 Arcón International Hotels
2 Bahía palma
3 Barceló Hoteles
2.665
4 Bella Hotels
5 Blau Hotels
6 Club Mediterraneé
7 Colonia
8 Compañía Hotelera S.Jordi
9 Confort Hotels
10 Confortel
11 Consult Mediterran
930
12 D´Or Hotels
13 Delfín Hoteles
14 Dorado
327
15 Eden Hotels
16 Esperanza Hoteles
17 Fiesta
18 Forte
19 Fraesho
1.037
20 Framotel
21 Gavimar
22 Green Oasis Hotels
23 Grupo Serramar
24 Grupotel
25 H. Vasco catalana
580
26 H.C. Can Pastilla (Amic Hotels)
27 Hawai
560
28 Hesperia
29 Hipotels
30 Hogeba
1.971
31 Holiday Group
32 Hot agrupados
2.552
33 Hot. Tener.
34 Hotelera Alfa
35 Hotelera Pollensina
36 Hotelera Saint Michel
37 Hoteles Cala Millor
1.566
38 Hoteles Garden
39 Hoteles Globales
40 Hoteles Gran Isla
560
41 Hoteles J.S.
42 Hoteles Mar
5
Año
1992
2.417
1.006
2.517
Estab
7
Año
1999
3.867
4.247
330
4.591
950
8
1
5
1
4.145
330
5.117
0
7
1
6
0
3.031
1.114
218
13
4
1
2.509
1.243
218
11
5
1
2.137
3.610
8
3.230
438
7
2
1.530
1.542
1.287
1.872
713
3
3
3
2
1.542
1.898
2.167
3
4
4
1.044
1.175
591
4
5
2
1.160
6.624
18
1.044
1.522
173
1.429
6.624
4
9
1
4
18
592
580
4
960
5
355
2.875
2
9
633
4.210
3
14
480
2
480
2
938
1.134
3.444
2
8
12
938
2
5.484
22
4.119
4.982
1.049
500
300
12
13
5
3
1
4.119
4.982
1.049
1.196
300
12
13
5
5
1
0
950
1.095
3.046
Año
1997
3.236
Estab
8
1.173
2.611
3.278
2.440
3.069
Por ejemplo, en los últimos años se ha popularizado la figura del "All Inclusive" que permite a los
turístas pagar por adelantado todos los servicios que puede consumir en un establecimiento y que suelen
incluir todo tipo de atraciones de ocio (Fiestas, actividades animadas, facilidades deportivas, etc.)
43 Hoteles Sunwing-Vac
44 Hotetur club
45 Husa
46 I.R. Hoteles
47 Iberostar
48 Iberotel
49 Insotel
50 Intertur
51 Inturotel
52 Lagotel
53 Los Principes Hoteles
54 Mac Hotels
55 Marina Balear
56 Med Playa Hotels
57 Melía
58 Mirage
59 Oasis
60 Ola Hotels
61 Op. Tusistica
62 Palmira Hotels
63 Paria Hotels
64 Piñero hoteles
65 Pollentia
66 Ponent hotels
67 Prinsotel
68 Protur Hotels
69 Reydon
70 Ribas
71 Riu Hotels
72 Roc Hotels
73 Royaltur
74 San Valentín Hotels
75 Serrano
76 Siva(BQ hotels)
77 Sol Meliá
78 Still Hotels
79 Sun Club
80 Sur- Intursa
81 THB Hotels
82 Thomson
83 Universal
84 Viva
1.021
965
575
0
1.063
1.138
2.423
558
1.970
5.999
2.208
2.014
3.068
2.121
517
1.230
1.073
6.346
9
1
4
4
11
2.121
517
496
1.073
9.241
9
1
2
4
14
458
1.104
1.014
761
419
2.218
3.023
631
1
3
2
2
1
4
7
1
1.548
1.104
1.014
761
419
2.218
3.317
631
2
3
2
2
1
4
8
1
977
3
977
3
2.756
9
2.756
9
1.026
946
1.445
4
2
5
1.338
946
2.961
5
2
8
866
968
6.626
3
2
18
866
968
6.626
3
2
18
1.276
7.606
770
3.086
1.241
925
1.290
13.782
3.892
2.342
6
15
3
5
4
3
4
29
12
5
1.276
6.924
770
0
1.109
925
1.864
10.911
3.892
2.342
6
15
3
0
3
3
6
22
12
5
7.953
15
8.646
17
3.549
9
6.071
12
1.178
1.372
2.136
1.500
600
719
2.431
1.342
3.470
4.713
964
4.852
11.141
17.441
903
5.730
2.094
2.047
3.619
1.240
Total Cadenas
49.809 84.454 140.868 365 148.175 386
Total Mallorca
203.472 286.933 275.982 1.551 273.637 1.480
Participación
24,48% 29,43% 51,04% 23,53% 54,15% 26,08%
Fuente: Sastre (1995): Datos 1980, 1992 // Elaboración propia: Datos 1997, 1999
De estos datos se pueden sacar aún más conclusiones:
-
El tamaño medio de los establecimientos de alojamiento en manos de las cadenas
hoteleras es muy superior a la media del destino (383,87 plazas frente a una media
de 184,88 plazas). La explicación la encontramos en que las grandes cadenas buscan
sobre todo favorecer las economías de escala por lo que el tamaño se convierte en
un elemento fundamental.
-
El
grado de concentración se ha producido sobre todo gracias al aumento de
cadenas hoteleras medias, muchas de ellas de origen local y no al aumento de
tamaño de las grandes cadenas ya establecidas.
-
Existe un tamaño óptimo, en torno a las 10.000 plazas, a partir del cual las cadenas
pierden su interés en invertir en la isla (Ver también cuadros 4 y 5)
-
Al examinar las 20 cadenas mayores existentes en dichos periodos se observa que el
tamaño medio de estas cadenas y su peso en el destino aumentan
-
Algunas cadenas ya establecidas a nivel internacional (Sol-Melia, Riu, Barceló) a
pesar de ser de origen mallorquín están realizando desinversiones en la isla.
-
Las cadenas como corporación pueden ser muy inestables. De una clasificación a
otra se producen entradas y salidas significativas en pocos años (De la clasificación
inicial de 1980 hasta la de 1999 han desaparecido 15 de las 22 empresas iniciales)
-
Existe una tendencia hacia la polarización del mercado. De 1.480 establecimientos
existentes en 1.999, 88 de ellos eran agroturismos, alojamientos de turismo interior
o Hoteles rurales que no pertenecían a ninguna cadena hotelera de importancia. Este
tipo de alojamientos, que representaban 1.184 plazas en 1.999, no existían en 1.992.
-
El aumento en el número de visitantes se ha logrado con un número inferior de
plazas gracias a una mayor ocupación media y a una relativa desestacionalización.
Cuadro 4. Las 20 mayores cadenas de alojamiento de Mallorca en 1980 y 1992
Cadena
1 Sol Meliá
2 Iberotel
3 Sur- Intursa
4 Riu Hotels
5 Barceló Hoteles
6 Hot agrupados
7 Thomson
8 Universal
Año 1980
11.141
5.999
5.730
3.470
2.665
2.552
2.094
2.047
Cadena
Sol Meliá
Royaltur
Riu Hotels
THB Hotels
Hoteles Cala Millor
Hoteles Globales
Med Playa Hotels
Compañía Hotelera S. Jordi
Año 1992
17.441
4.852
4.713
3.619
3.278
3.069
3.068
3.046
9 Hogeba
10 Hoteles Cala Millor
11 Op. Tusistica
12 Reydon
13 Melía
14 Fraesho
15 Hoteles Sunwing-Vacati
16 Royaltur
17 Consult Mediterran
18 H. Vasco catalana
19 Husa
20 Hoteles Gran Isla
Total
Total Mallorca
Participación
Fuente: Elaboración própia
1.971
1.566
1.500
1.342
1.178
1.037
1.021
964
930
580
575
560
Hotelera Saint Michel
Barceló Hoteles
Hoteles Garden
Protur Hotels
Iberotel
Arcón International Hotels
Mac Hotels
D´Or Hotels
Ola Hotels
Marina Balear
Intertur
Eden Hotels
48.922 Total
203.472 Total Mallorca
24,04% Participación
2.611
2.517
2.440
2.431
2423
2.417
2.208
2.137
2.136
2.014
1.970
1.530
69.920
286.933
24,37%
Cuadro 5. Las 20 mayores cadenas de alojamiento de Mallorca en 1997 y 1999
Cadena
Año 1997
Cadena
Año 1999
1 Sol Meliá
13.782 Sol Meliá
10.911
2 THB Hotels
7.953 Iberostar
9.241
3 Riu Hotels
7.606 THB Hotels
8.646
4 Protur Hotels
6.626 Riu Hotels
6.924
5 Grupotel
6.624 Protur Hotels
6.626
6 Iberostar
6.346 Grupotel
6.624
7 Hoteles Globales
4.982 Hotelera Saint Michel
5.484
8 Blau Hotels
4.591 Blau Hotels
5.117
9 Barceló Hoteles
4.247 Hoteles Globales
4.982
10 Hoteles Garden
4.119 Barceló Hoteles
4.145
11 Still Hotels
3.892 Hoteles Garden
4.119
12 D´Or Hotels
3.610 Still Hotels
3.892
13 Hotelera Saint Michel
3.444 Arcón International Hot.
3.867
14 Arcón International Hotels
3.236 Marina Balear
3.317
15 Royaltur
3.086 D´Or Hotels
3.230
16 Compañía Hotelera S. Jordi
3.031 Ola Hotels
2.756
17 Marina Balear
3.023 Compañía Hotelera S.Jor
2.509
18 Ola Hotels
2.756 Mac Hotels
2.218
19 Mac Hotels
2.218 Hoteles Sunwing -Vacatio
2.121
20 Hoteles Sunwing (Vacatio)
2.121 Insotel
1.548
Total
Mallorca
Participación
Fuente: Elaboración propia
97.293 Total
275.982 Mallorca
35,25% Participación
98.277
273.637
35,92%
Conclusiones:
El análisis del sector turístico mallorquín nos lleva a la conclusión de que el
destino podría encontrarse en la actualidad cerca de una situación de estancamiento, tal
como demuestran los datos obtenidos a partir del estudio del grado de oligopolización
del sector de alojamientos de la isla. Otros factores medioambientales y sociales
demuestran que existe una posibilidad real de estar entrando en dicha etapa. La
utilización de la evolución del número de visitantes como principal variable para la
determinación de la fase del ciclo puede llevar a resultados contradictorios con dicha
observación sobre todo cuando existen fenómenos exógenos al destino que desvirtúan la
su senda evolutiva. Si efectivamente el destino está en dicha situación del ciclo, se
podría haber tocado techo, y el futuro del sector dependería más que nunca de las
políticas turísticas adoptadas. La mejora de calidad, la búsqueda de segmentos de
mercado alternativos y la conservación del destino, parecen las alternativas más lógicas.
Sin embargo, las limitaciones en el número de plazas pueden llevar a comportamientos
oligopolísticos no deseados. La administración debe empujar a la mejora de la calidad
ambiental, física y social, sin menospreciar la posibilidad de que la financiación de tales
medidas provenga de las rentas económicas derivadas de una limitación del número de
plazas. En este sentido una tasa turística finalista podría ser un instrumento valido.
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