Download es el momento de la regeneración empresarial

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Transcript
ES EL MOMENTO DE LA
REGENERACIÓN EMPRESARIAL
¿Qué hay que hacer para mejorar la
situación?
Conclusiones y propuestas
Con la colaboración de
-Asociación de Empresarios del Polígono de San Cibrao
-Asociación de Empresarios do Deza
-Asociación de Empresarios del Polígono de O Ceao
-Asociación Área Empresarial do Tambre
-Asociación de Empresarios Agrela
-Círculo de Empresarios de Galicia
1
ÍNDICE
Página
• Introducción…………………………………………… 3
•
•
•
•
•
•
•
Financiación …………………………………………... 5
Dimensión empresarial y colaboración ……………...10
Burocracia, seguridad jurídica y fiscalidad …………12
I+D+i e internacionalización ………………………… 15
Emprendedores y reputación empresarial …………..19
Territorialidad …………………………………………21
Conclusiones …………………………………………...23
2
INTRODUCCIÓN
Entre finales de noviembre de 2013 y principios de febrero de 2014, el
Círculo de Empresarios de Galicia llevó a cabo, en colaboración con el
IGAPE, una serie de encuentros empresariales que, bajo el título ‘Es el
momento de la regeneración empresarial’, buscaba respuestas a una
pregunta concreta: “¿Qué hay que hacer para mejorar la situación?”
Ourense, Lalín, Lugo, Santiago, A Coruña y Vigo acogieron estos
encuentros, en cuya organización y desarrollo hemos contado con la
inestimable cooperación de las asociaciones empresariales del Deza y de
los polígonos de San Cibrao, O Ceao, O Tambre y Agrela.
Durante estas reuniones, los empresarios hemos puesto en común muchas
de nuestras inquietudes y demandas, en su mayoría generalizadasindependientemente del lugar de celebración-, pero también algunas
peculiaridades de cada territorio que derivan, por tanto, en reivindicaciones
concretas, que también merecen atención. Estas últimas están más
relacionadas, por lo general, con carencias infraestructurales e incluso con
problemas singulares de los sectores estratégicos de cada zona.
Pero es que incluso en asuntos que preocupan a los empresarios, hay
sensibilidades distintas en función del territorio en el que desarrollan su
actividad, debido, en buena medida, a lo que podríamos llamar
‘disfuncionalidades’ territoriales.
De todas formas, si para algo han servido estos encuentros, es para centrar
el foco de atención (o intentarlo, al menos) en cuestiones que afectan
directamente a la competitividad- cuando no a la supervivencia- de las
propias empresas.
Hemos conocido también varias de las estrategias contenidas en los planes
en los que trabajan actualmente IGAPE y Consellería de Economía e
Industria, algunas de las cuales están encauzadas a dar respuestas a varias
de esas demandas. Y hemos comprobado, al mismo tiempo, en estos
encuentros, la sensibilidad, tanto de IGAPE como de Consellería de
Economía e Industria, a los problemas a los que se enfrentan los
empresarios.
3
El objetivo de este documento es plasmar, a modo de conclusiones y alguna
propuesta, cuáles son las principales preocupaciones empresariales ante los
grandes retos de competitividad a que se enfrentan, máximo después de una
crisis que ha dejado ‘tocado’ a más de un sector.
Toca, pues, reinventarnos. Posiblemente reinventar cada sector, cada
actividad, cada profesión. Y toca, sobre todo, buscar salidas de forma
colectiva, porque los individualismos no tienen ya cabida en este mundo
que (aunque suene repetitivo) cada día es más global.
Abril de 2014
4
FINANCIACIÓN
Recurriendo a la metáfora, muchos analistas han identificado la banca con
el corazón del actual sistema económico. De ahí que su colapso, en un
momento en el que prácticamente todo el sistema dependía de su fluidez,
supusiera un crack, cuyas gravísimas consecuencias son bien conocidas.
Como pilar fundamental del sistema, el rescate en España intentó ceñirse a
la reestructuración de la banca, que, inmersa en la vorágine que trajo
consigo su propia recuperación, lo trasladó al resto del sistema a modo de
dificultades de acceso al crédito, negación de la renovación de pólizas,
amortización obligada de esas pólizas, ejecución de avales…, en un
momento en el que la mayoría de las empresas precisaban, más que nunca,
de ese ‘corazón’.
Acostumbradas al llamado ‘dinero fácil’, incluso para resolver problemas
temporales de tesorería, el apalancamiento de las empresas había alcanzado
niveles muy elevados… cuando no sólo la banca cortó el grifo, sino que
también las empresas se vieron en la obligación de comenzar un duro
proceso de desapalancamiento.
Pero esa historia ya está contada, y no se trata ahora de repasar los índices
de endeudamiento de empresas y familias, cuyo esfuerzo en los últimos
años ha sido titánico.
“Adaptarnos a la abundancia fue fácil; todos nos apoyaban. Adaptarnos a la
restricción es difícil; nadie nos apoya”, ha sido el lamento generalizado de
la clase empresarial en los últimos años.
Y es que, mientras la reestructuración de la banca obligaba a poner en
negro sobre blanco sus propios recursos y a atender las exigencias
europeas, el efecto sobre las pymes fue feroz, hasta el punto de que,
arrastradas por dificultades de tesorería, morosidad de terceros,
imposibilidad de refinanciación, y las políticas de austeridad de las
administraciones, amén de una gran contracción de la demanda, España ha
perdido miles de pymes y micropymes en estos años.
En medio de todo el proceso, en el caso concreto de Galicia, se produjo
además la fusión de sus dos cajas de ahorros (Caixanova y Caixa Galicia)
5
en una sola entidad. Esa concentración, si bien parece haber redundado en
una mejor ordenación bancaria, conlleva, sin embargo, un riesgo: mayor
dificultad en el acceso al crédito, especialmente para empresas que
anteriormente operaban con ambas.
Por otra parte, con respecto a lo anterior, existe una cierta unanimidad
sobre la conveniencia de defender la territorialidad del nuevo banco
gallego; aunque es cierto que el sector financiero se ha globalizado en un
grado que puede superar a otros sectores, también lo es que las dos
entidades fusionadas atendían y conocían territorios y empresas con
peculiaridades propias, y habían desarrollado, cada una de ellas,
sensibilidades acordes a sus respectivos tejidos industriales.
Nadie duda, sin embargo, que, finiquitada la reestructuración del sistema
financiero, la banca, que al fin y al cabo es un proveedor de servicios,
volverá a desempeñar su actividad (que no es otra que prestar dinero),
como ha hecho hasta ahora. Pero no falta alguna razón a las críticas
actuales: en estos años la banca recibió cantidades ingentes de dinero, que
destinó a la compra de deuda pública, mientras las administraciones, lejos
de intentar redirigir esa actuación- para hacer llegar esa liquidez al mundo
empresarial-, brindó su aplauso a las entidades financieras.
Unido a ello, conviene no olvidar que el saneamiento bancario no será
completo mientras continúen los altos porcentajes de mora, que han
introducido, además, un elemento poco conocido hasta estos últimos años:
la desconfianza, que retrae la rúbrica de operaciones de crédito. Y una
nueva filosofía: la refinanciación es considerada una especie de “préstamo
fallido”.
Con todo, el ‘corte del grifo del crédito’ produjo el desmoronamiento de la
economía, de manera que las empresas ineficientes desaparecieron, y, al
mismo tiempo, ha puesto en serias dificultades a las empresas sanas.
Todo lo sucedido obliga a una reflexión sobre el exceso de confianza en la
financiación ajena, a menudo concentrada en una o muy pocas fuentes, y,
con ello, también sobre la gestión económica de las propias empresas.
Recuperar la confianza, devolver los índices de mora a niveles razonables,
finiquitar el proceso de saneamiento y restablecer la necesaria aportación
6
de liquidez al sistema son, por tanto, necesidades perentorias para el
impulso de la economía.
Así pues, la primera propuesta no puede ser otra que:
◘ Facilitar, en general, el acceso a la financiación bancaria,
flexibilizando exigencias, abaratando costes y favoreciendo,
desde la regulación bancaria, el flujo de crédito a las pymes,
o, cuando menos, atemperando las exigencias contables
(dotaciones) que penalizan la inyección de liquidez al sector,
por ejemplo a la hora de acometer refinanciaciones de deuda.
La recuperación de la confianza banca-cliente/empresa pasa obviamente
por el papel que ha de desempeñar la propia empresa. Sin huir de la
autocrítica, cabe una mayor exigencia en la gestión contable, en sus ratios
de balances y recursos propios y fijos, en sus activos circulantes y en lograr
una mayor independencia financiera, que debería ser a partir de ahora una
premisa vital para la empresa.
Previsiblemente, la banca no dejará de tener su papel preponderante en la
financiación empresarial, pero cabe potenciar, reforzar o apoyar otro tipo
de entidades, que dan pie a una segunda propuesta en este apartado:
◘ Fomentar la creación y el desarrollo de Sociedades de
Capital Riesgo, incluso para micropymes, potenciando
medidas para estimular la entrada de inversores particulares
en el capital de las empresas de nueva creación. En este
sentido, algo se ha avanzado con la implantación de
deducciones asociadas a las inversiones y bonificaciones
fiscales, pero es preciso seguir avanzando en esa dirección.
7
◘ Ligado a lo anterior, las redes de inversores privados, muy
presentes en países anglosajones, se están revelando como
captadores de proyectos de emprendedores de gran potencial,
por lo que su peso como posible fuente de financiación
previsiblemente se incrementará. O debería. Un adecuado
tratamiento fiscal a esta figura podría dar un nuevo impulso a
la economía española, máximo cuando este tipo de inversores
parecen enfocados en especial hacia proyectos de nuevas
tecnologías. De hecho, Redinvest ha logrado movilizar
emprendedores y business angels, al tiempo que ha llegado a
acuerdos concretos
◘ Reforzar el papel de las SGRs como garante eficaz del
crédito a las pymes, dotándolas de mayor músculo financiero
y optimizando en lo posible sus esquemas de funcionamiento
(más agilidad y menos trámites).
◘ Continuar el desarrollo de los Mercados Alternativos de
Financiación para las pymes, tipo MAB (bursátil) o MARF
(renta fija).
◘ Potenciar facilitadores de ventas a las empresas, como, por
ejemplo, posibles fórmulas de financiación a sus clientes, en
las que aquellas asuman los gastos financieros.
¿Y la administración? Pocos- por no decir ninguno- empresarios han
defendido las políticas de subvenciones; antes bien, se han mostrado
contrarios y, durante los encuentros, las subvenciones fueron objeto de
debate en varias ocasiones. Se reclama una participación financiera de la
administración en la economía empresarial, por medio de avales,
subsidiación de intereses u otro tipo de apoyos. Sería, pues, la tercera pata
de este apartado:
8
◘ Orientar las campañas públicas de crédito (tipo ICO e
IGAPE) no tanto a la dotación de fondos como a la
subvención de tipos de interés, y, sobre todo, aportación
de garantías adicionales (avales públicos), al menos
cuando se trate de esferas prioritarias, estrechamente
relacionadas con la mejora de la competitividad de las
empresas.
◘ En general, favorecer desde la Administración la
financiación de proyectos de esa naturaleza ('drivers' de
competitividad), que aporten generación de empleo,
internacionalización, investigación y desarrollo, mejora
tecnológica de estructuras productivas, refinanciación de
pasivos.
◘ Promover el cumplimiento de los plazos de pago por
parte de la administración a las empresas o, cuando
menos, potenciar fórmulas eficaces de financiación para
los casos de retrasos eventuales (líneas de 'confirming' a
comunidades autónomas, ayuntamientos, etcétera).
9
DIMENSIÓN EMPRESARIAL Y COLABORACIÓN
No olvides traer tu tarjeta de visita es una consigna que se ha convertido en
habitual en las presentaciones/invitaciones de actos que realiza el Círculo
de Empresarios de Galicia. Pese a los adelantos tecnológicos, el contacto
personal y el intercambio de tarjetas se convierten en herramientas
poderosas cuando se trata de establecer redes de contactos, cuyo potencial
como clientes, suministradores, colaboradores o aliados es en el primer
momento desconocido.
Conscientes de que la dimensión de nuestras empresas es muy pequeña,
sabemos que esas redes son importantes y en alguna ocasión deparan
alianzas. Sea como sea, somos conscientes también de que las relaciones
forman parte del capital empresarial, y constituyen la base de la fortaleza
del asociacionismo.
El pequeño tamaño de las empresas, un problema en sí mismo, no es sin
embargo exclusivo de Galicia. En Europa hay 25 millones de pymes (y 25
millones de parados), y es precisamente la pyme la estructura básica del
entramado económico de este continente, si bien en el caso de España el
problema se agudiza por el hecho de que el 90 % de las pymes tiene menos
de diez empleados.
La necesidad de ganar tamaño se hace perentoria, a la vista del incremento
de la competencia internacional. Fusiones o alianzas parecen ser las vías
más adecuadas para ello, pero también la ‘clusterización’, conglomerados
industriales que colaboran en procesos y en toda la cadena de valor del
producto. Un claro ejemplo de éxito en nuestra comunidad es CEAGA,
Cluster de Empresas de Automoción de Galicia.
La relación entre tamaño y competitividad se comprende mejor, quizá, si la
vinculamos con la internacionalización (aunque abordamos este asunto más
adelante).
En efecto, los análisis del ARDÁN-Galicia. 2012 extraen, como primera
conclusión- en absoluto sorpresiva- que “el nivel de las exportaciones
aumenta de manera considerable a medida que aumenta el tamaño de la
empresa; esto es, las que más exportan son las empresas grandes. Así, la
media de exportaciones para las empresas de menos de diez trabajadores no
10
llega a los 300.000 euros, mientras que para las empresas que cuentan en su
plantilla con más de 250 trabajadores, esta cifra alcanza casi los 70
millones de euros”.
Volviendo al ejemplo de CEAGA, cabe considerar el aprovechamiento del
potencial de algunos de nuestros sectores productivos estratégicos para
replicar cadenas similares. Cierto es que se intentó con el naval
(ACLUNAGA), si bien los variantes ciclos de este sector no permiten
extraer conclusiones generalistas sobre los efectos de su ‘clusterización’;
también con rocas ornamentales, aunque no pasó de sus primeras fases de
estudio, y con el sector de las TIC.
◘ En cualquier caso, la palabra clave es cooperar, una
cooperación que puede requerir colaboración pública que
impulse políticas de alianzas con el objetivo de ganar tamaño.
En este sentido, el papel de la administración ha de estar enfocado a aunar
esfuerzos, actuando como palanca, y a ayudar a estructurar la cooperación,
identificando aspectos que pueden mejorar las estrategias identificadas
como válidas o viables.
Sobre este aspecto, es justo reconocer la labor de dinamización e impulso
de la Consellería de Economía e Industria, a través del Igape, para
potenciar los clusters como instrumentos para favorecer la incorporación de
innovación y la internacionalización de las pymes de los sectores
estratégicos.
11
BUROCRACIA, SEGURIDAD JURÍDICA Y FISCALIDAD
No es fácil hacer negocios en España. Y no se trata ya tan sólo de que el
último informe del Banco Mundial Doing Business nos clasifique en el
puesto 52 (ocupábamos el 44 en 2012) de una lista de 189 países. Aunque
ligeramente mejor que en el año anterior, el mismo informe nos ubica en el
puesto 136 cuando se trata de ‘crear una empresa’, en el 98 si hablamos de
‘protección de inversores’, en el 64 si se trata de ‘hacer cumplir contratos’
y en el 62 si es de electricidad. España lo lleva mejor en ‘comercio
exterior’ (puesto 32) y ‘pago de impuestos’ (34), parámetro este último que
ha registrado una notabilísima evolución positiva, ya que en 2012 se nos
situaba en el 67.
Podría ser este un simple estudio más o, al contrario, una radiografía de la
situación española. ¿Qué dicen los empresarios?
Lamentablemente, hay una opinión mayoritaria que se inclina por la
segunda opción, según hemos podido constatar durante los encuentros
empresariales que han dado pie a este documento.
Desde la disparidad de organismos en los que tramitar un proyecto o
solicitar una ayuda, hasta la obligación de requerir una titulación nacional
rechazando la internacional (que sí se permite convalidar en otras
comunidades autónomas), pasando por la desprotección, indefensión o
desconcierto que generan los continuos cambios legislativos, o la necesidad
de presentar cada año los mismos papeles en distintas ventanillas… Los
empresarios tienen claro que España peca de exceso de burocracia.
La seguridad jurídica es una reivindicación irrenunciable no sólo para los
empresarios españoles, sino también un elemento indispensable para la
atracción de capital extranjero.
Las exigencias de justificar hasta el último céntimo cuando se trata de una
ayuda obligan a dedicar a estas tareas tanto tiempo que las hace
ineficientes.
Los compromisos de la administración de eliminar burocracia, por el
momento, apenas han dado resultado, como ha sucedido con la
publicitadísima ventanilla única, y los pasos que se han dado para reducir
12
los trámites para crear una empresa siguen siendo muy lentos: ahí estamos
en el puesto 136 de 189 países.
Y, ligado a todo ello, la sensación de lejanía que, a nivel general, se tiene
de la administración, en especial la recaudatoria y la laboral. En este
sentido, no pocos empresarios lamentan que el funcionario tributario se
limite a una actuación puramente fiscalizadora y recaudatoria, y echan en
falta que, en atención a las propias normas que regulan la función pública y
la recaudación de tributos, ofrezcan también un asesoramiento claro y
colaborador con la empresa.
La crisis actual ha supuesto recortes en algunas desgravaciones fiscales,
consideradas indispensables para la capitalización de las empresas
(compensar, por ejemplo, el 30-35 % que abonan anualmente por el
Impuesto de Sociedades), al mermar la posibilidad de desgravar
inversiones o dejando de reconocer las amortizaciones.
Conocedores todos de que en España la economía sumergida puede estar
moviendo entre el 20 y el 25 % del PIB, la única solución hasta el
momento buscada por la administración ha sido incrementar la presión
fiscal a quienes ya cumplían religiosamente con el fisco, para no arriesgar
excesivamente la salud del erario público.
En su mayoría abiertamente contrarios a las subvenciones, la idea general
es que no hay mejor subvención que una fiscalidad justa, hasta el punto de
que no faltaron voces que se mostraron contrarios a programas de ayudas
cuando, para la asignación de esas partidas, se recurre a incremento de
impuestos.
Surgieron, pues, varias propuestas a lo largo del ciclo de encuentros
empresariales:
• Los requisitos de eficiencia son exigibles también a la
administración. En este sentido, cabe reclamar la
reducción de trámites administrativos y optimizar el uso
de las nuevas tecnologías en toda su amplitud
(eliminación de requerimiento de documentación ya
entregada, tramitación telemática de expedientes
13
•
•
•
•
siempre que sea posible, eliminación de la estanqueidad
entre departamentos administrativos).
Colaboración directa de la Agencia Tributaria,
Consellería de Facenda, Catastro y otros departamentos
recaudatorios, con las empresas, tendente a asesorar
debida y claramente sobre los procedimientos a seguir.
Eliminación del oscuro lenguaje administrativo, que
utiliza defensivamente la administración, cuya
comprensión resulta a menudo difícil y causa, por tanto,
indefensión a los administrados.
Reforma fiscal profunda, que armonice las clamorosas
diferencias entre autonomías, promuevan el desarrollo
de la actividad empresarial, faciliten la contratación
laboral, fomenten el consumo e introduzca tipos
razonables en impuestos como el IRPF, Transmisiones,
Sucesiones, Sociedades, etcétera.
'Aligeramiento' normativo, que garantice la seguridad
jurídica y tenga en cuenta la cita de Séneca: “La ley ha
de ser breve, para que la recuerden los profanos”.
Cabe reconocer, no obstante, los avances que ha incorporado la Ley del
Emprendimiento y la Competitividad de Galicia, tanto en el ámbito de la
fiscalidad para nuevas empresas y para las que buscan consolidarse
(durante sus 42 primeros meses de vida), como en el de la simplificación
administrativa para la puesta en marcha de nuevos negocios, con la que se
ha dado en denominar ‘licencia exprés’.
14
I+D+i E INTERNACIONALIZACIÓN
Investigación, desarrollo e innovación son palabras intrínsicamente unidas
a la internacionalización. Dar entrada a nuevos sectores y especializaciones
y acometer una diversificación industrial hacia nuevos productos están,
entre otras razones, detrás de las historias de éxito de algunos países. Se
precisan para ello políticas industriales, fortalecidas por la colaboración
público-privada, a través de las cuales diseñar e impulsar programas
públicos de investigación.
Casos como el de Estados Unidos, que ha animado a empresas privadas a
entrar en sectores en los que no lo harían por iniciativa propia, son
recogidos en el reciente documento del Foro Económico de Galicia,
'Internacionalización, políticas y crecimiento'.Esos programas y mayor
intervención del gobierno explican una apuesta a contracorriente (sectores
nuevos) que, sin embargo, tiene el efecto de mejorar la competitividad del
país.
Desde el inicio de la crisis, la comunidad científica se ha lamentado por la
reducción de las partidas destinadas a investigación, un hecho que, en su
opinión, pasará una alta factura a la economía española en el corto y medio
plazo. Pero no es la comunidad científica la única afectada.
Según las estadísticas del INE, la inversión española en I+D en 2012 se
retrotrajo a los niveles de 2007, si bien el porcentaje sobre el PIB- debido a
la caída de nuestro PIB durante estos años- subió ligeramente. El caso de
Galicia es todavía peor: hay que remontarse a 2006 para encontrar una cifra
de inversión similar a la de 2012, mientras que el porcentaje sobre el PIB se
situó en el nivel de 2004; sólo Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha y
Extremadura presentan un porcentaje de I+D sobre PIB inferior al gallego
(en 2007, Galicia era la séptima comunidad española tanto en inversión
como en % sobre PIB).
Inversión total en I+D
% I+D sobre PIB
2007
2012
2007
2012
Galicia
555625
487840
1,03
0,87
España
13342371
13391607
1,27
1,3
Galicia/España
4,16%
3,64%
15
En el caso de Galicia, las administraciones públicas intentaron sostener el
gasto en I+D los primeros años de la crisis (2008, 2009 y 2010), para, en
los dos años siguientes, proceder a un recorte considerable en esta partida.
No mejor ha sido la evolución de la inversión en innovación durante este
periodo, con caídas del 37 y del 25 % en Galicia y España,
respectivamente, y con una disminución notabilísima en el número de
empresas innovadoras.
Inversión total en innovación
Nº empresas innovadoras
2007
2012
2007
2012
Galicia
965920
606887
2786
1092
España
18094616
13410348
51746
18077
4,52%
5,38%
6,04%
Galicia/España 5,34%
No obstante, cabe señalar que 2012 ha sido hasta el momento, a efectos de
estadísticos relativos a la actividad de las empresas, el peor año de la crisis.
La crisis ha actuado, como se esperaba, como un acicate para la
exportación. Tanto ha sido así, que se ha incrementado considerablemente
el número de empresas exportadoras gallegas, aunque resulta curioso que,
mientras Galicia concentra el 8 % de las ventas internacionales españolas,
sólo representa poco más de 4 % de las empresas españolas exportadoras.
Con todo, y pese a la caída de 2012, que podría ser considerada coyuntural
y casi estrictamente concentrada en los sectores de automoción y naval (y,
por tanto, provincia de Pontevedra), el comercio exterior gallego ha tenido
un buen comportamiento durante estos años de crisis.
Exportaciones (en millones de euros. Fuente: ICEX)
Volumen exportador
2007
2013
España
185.023
234.239
Galicia
16.669
18.419
Galicia/España 9,01 %
7,9 %
Empresas exportadoras
2007
2013
97.418
150.992
4.724
6.375
4,85 %
4,22 %
16
Importaciones
Volumen importador
2007
2013
España
285.038
250.195
Galicia
16.150
14.353
Galicia/España 5,66
5,7 %
Empresas importadoras
2007
2013
192.037
210.319
9.911
8.445
5,16 %
4,01 %
Cuatro capítulos arancelarios concentran más del 50 % de las exportaciones
gallegas: el año pasado fueron automoción, prendas y complementos de
vestir, combustibles minerales y pesca. La justificación estriba
precisamente en el tamaño de la mayoría de las empresas de esos sectores
que operan en los mercados internacionales. En tanto, las pymes afrontan
problemas a los que se ha aludido constantemente en los encuentros
empresariales: desde las dificultades idiomáticas, hasta la dispersión de
recursos, la carencia de redes en el exterior o problemas de información.
Algunas confiesan que se han atrevido a dar el salto al exterior, asfixiadas
por la situación nacional, apoyándose en algunos contactos (vecinos,
amigos, conocidos) bien situados en empresas extranjeras. Otros han
recurrido a alianzas con empresas globalizadas, aprovechando la previa
constitución de una UTE con la que habían realizado obras en España. No
faltan intentos fracasados de constituir asociaciones de exportadores, que,
por diversos motivos (falta de interés, información, asesoramiento), no
fructificaron.
También en la internacionalización se observa un cierto escepticismo
generalizado por parte de los empresarios hacia el asociacionismo, un tema
que hay que comenzar a abordar en serio. Y también en la
internacionalización, se repiten las dificultades de financiación. Porque
salir al exterior, realizar estudios de mercado, buscar asesoramiento,
disponer de personal que hable idiomas… es caro y, además, a menudo
supone un esfuerzo en tiempo que incrementa el coste de la ‘aventura’.
Con todo, obviamente, no todos los sectores son susceptibles de
internacionalización, o al menos, no requieren costosísimos
procedimientos. Ocurre, por ejemplo, con el sector servicios, pero también
con el tecnológico, que, en uno y otro caso, disponen de herramientas
17
poderosas (todas las posibilidades que brinda Internet, en ambas
direcciones) que evitan traslados físicos o- como el turístico- busca el
traslado físico del extranjero.
• Volviendo a tomar como referencia el cluster de
automoción, cabría proponer la creación de plataformas
de internacionalización sectorial, aprovechando el ‘saber
hacer’ que caracteriza muchas de las actividades
estratégicas de las empresas gallegas.
• También sería eficaz aunar todos los recursos en un
único organismo, o, al menos, poner a disposición de los
interesados todos esos recursos (apoyos, oficinas en el
exterior, programas de internacionalización) en un solo
sitio web, por ejemplo, y asegurarse de que esa
información llega convenientemente cuando menos a las
asociaciones empresariales.
• El
mantenimiento
de
reuniones
periódicas
administración/empresas para asesorar y animar la salida
al exterior de nuestras empresas.
• Al mismo tiempo, cabe actuar en la otra dirección:
articular estrategias eficientes para la atracción de
inversores y clientes hacia nuestro territorio.
Es destacable, por positiva, la apertura en el Igape de la ventanilla única
de la internacionalización, al ser el organismo que coordina todos los
servicios e instrumentos de apoyo, y el desarrollo de actuaciones como la
Red de Oficinas en el Exterior o como el Plan Foexga para fomentar las
exportaciones.
18
EMPRENDEDORES Y REPUTACIÓN EMPRESARIAL
Preocupa la reputación, la falta de reconocimiento social del papel del
empresario. Poco favor han hecho a la imagen empresarial los casos de
corrupción, en los que algunos nombres se han visto implicados, y poco
favor han hecho algunos textos (incluso didácticos) que definían al
empresario como un hacedor de fortunas personales, propias, a costa de
exigencias infinitas a sus plantillas.
En el primer caso, la corrupción, no es imputable a un único sector o
actividad. Salpica a políticos, periodistas, funcionarios, banqueros… Entre
los efectos de la crisis, cabe señalar la agudización de culpas, vertidas casi
siempre sobre los otros. En este aspecto, cabe esperar que las aguas
vuelvan a su cauce a corto plazo, y que comience a erradicarse esa
tendencia a generalizar sobre un colectivo la responsabilidad, del tipo que
sea, de unos pocos.
Con respecto al segundo, cabe exigir, sin vulnerar la libertad de expresión,
un mayor control sobre determinados textos que han depauperado la
imagen del empresario, para convertirlo en un transgresor de normas
laborales, éticas y sociales. Una imagen que retrae a los más jóvenes a la
hora de pensar en el mundo de los negocios como posible salida laboral.
No obstante, sí hay asignaturas pendientes que algunos empresarios están
comenzando ya a afrontar. Nuevos empresarios que comienzan a reconocer
que su mejor inversión está en el capital humano y en su motivación; que
están aprendiendo a gestionar el tiempo propio y el de sus trabajadores, en
aras de una mayor eficiencia; y que apuestan por la transparencia de la
empresa, tanto interna como externa: todos saben cómo funciona la
empresa y el mensaje que trasladan al exterior sobre la misma resulta
mucho más eficaz; no hay estanqueidad.
Posiblemente la comunión empresa/trabajadores nunca será completa, pero
sí comienza a existir ya en los equipos directivos interés por la empatía y
por, al menos, un cierto grado de bienestar de sus empleados.
Hacer comprender a la sociedad que las empresas surgen como respuesta a
una necesidad social (hacen cosas que otros piden o disfrutan) es también
19
una asignatura pendiente. “Hasta en Cuba hay empresarios”, se oyó en uno
de estos encuentros.
Como referente, la cultura anglosajona considera el papel del empresario
como pilar básico, motor de la sociedad, generador de riqueza y bienestar
social. Pero también es cierto que el empresario anglosajón asume mayores
responsabilidades de tipo social y corporativa, y la cultura del esfuerzo y la
transparencia no le resultan ajenas.
La perentoria necesidad de vocaciones empresariales que existe en España
ha derivado en el impulso de la ‘cultura emprendedora’, la búsqueda y
apoyo al emprendedor. No deja, sin embargo, de ser un eufemismo, ya que
cualquier empresario puede relatar su propia experiencia, desde que
emprendió su negocio.
Con todo, parece, a tenor de una encuesta reciente de Metroscopia,
realizada para Círculo de Empresarios, que esa tendencia comienza a
cambiar y que concluye que los españoles confían más en las empresas que
en el Estado y creen que debería haber más empresarios.
http://circulodeempresarios.org/sites/default/files/noticias/2014/02/encuesta
_metroscopia.los_espanoles_si_confian_en_los_empresarios_2.pdf
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TERRITORIALIDAD
Hoy en día, no sólo compiten las empresas, sino que- y cada vez es más
evidente- la competitividad alcanza a los territorios. Y en esa carrera por la
competitividad son los territorios mejor dotados (en infraestructuras de
todo tipo, en calidad de vida, en recursos) los que resultan más atractivos
para los distintos sectores económicos.
Galicia cuenta, en principio, con dos realidades bien diferenciadas: la
costera y la interior. Son Lugo y Ourense las provincias que padecen en
mayor medida las deficiencias descritas en cada uno de los capítulos
anteriores (financiación, investigación, internacionalización, reputación).
El desequilibrio territorial existe y está reconocido por todas las
administraciones, por lo que resulta obvia la necesidad de primar a estas
dos provincias cuando se trata de medidas que pretenden impulsar la
actividad empresarial. Y cada una de estas zonas tiene sus peculiaridades
que han de ser debidamente definidas y atendidas.
En lo que se refiere a infraestructuras de transporte, Lugo se beneficia
ahora de la Autovía del Cantábrico, mientras que Ourense lo hace de la
autovía de Madrid. Falta, no obstante, completar un sistema capilar que
permita una buena interconexión entre las siete grandes ciudades de
Galicia. Más atrasada esa interconexión en lo que respecta al transporte
ferroviaria, el tren dará respuesta en breve a la demanda de un servicio
eficaz y eficiente en el Eixo Atlántico (excepto Ferrol), pero no en la
provincia de Lugo.
La perentoriedad de seguir avanzando para cohesionar el territorio gallego
con un sistema mallado de infraestructuras terrestres y ferroviarias, que
permita esa interconexión, y la conexión de estas ciudades con Madrid y el
Norte de España- cara a Europa-, en tiempos razonables, responde a una
premisa: lo que tarda en colocarse en el mercado es caro, y lo caro no es
competitivo. Y no hablamos sólo de productos, sino también de viajes de
negocios.
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Incidiendo en la interconexión entre ciudades en el Eje Atlántico, los
empresarios reparan en que no existe alternativa a la Autopista del
Atlántico, cuyo coste en los tiempos actuales no resulta muy asumible.
Por otra parte, son bien conocidas las quejas empresariales sobre la falta de
coordinación en el sistema aeroportuario gallego. Con tres aeropuertos en
la comunidad, no es de recibo que coincidan horarios y destinos, dejando
libres anchas bandas horarias, durante las que quien viaja por motivos de
trabajo o negocios poco o nada tiene que hacer en destino.
Finalmente, es preciso propiciar el transporte marítimo, y, con ello, las
mejores conexiones de nuestros puertos con las ciudades gallegas y las
comunidades próximas no portuarias. Asimismo, cabe plantear el impulso
de autopistas del mar hacia Europa, pero también hacia América e incluso
hacer de Galicia un punto neurálgico en las relaciones marítimas cara al
canal de Panamá y a los países asiáticos.
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CONCLUSIONES
-Financiación.- La reordenación del sistema financiero español ha afectado
directamente al tejido productivo. Pero esta situación nos ha enseñado que
es necesario articular y aprovechar otras fuentes de financiación y evitar la
dependencia excesiva del crédito.
-Ganar dimensión empresarial.- El tamaño es un handicap a la hora de
plantear estrategias tanto de innovación como de internacionalización, por
los elevados costes que suponen. Urge, pues, fomentar, propiciar y animar
al establecimiento de alianzas empresariales (cuando no fusiones) que
coadyuven a planificaciones, si no más arriesgadas, sí al menos más
ambiciosas con mínimas garantías de éxito ante los retos de competitividad.
Se valora la discriminación positiva del Igape para promover proyectos
colectivos en los que las pymes comparten riesgos y se refuerzan
mutuamente.
-Internacionalización.- Precisamente el problema anterior (el tamaño) ha
impedido a las pymes avanzar en procesos de internacionalización. Junto
con los altos costes que estos suponen, las pequeñas empresas se han
encontrado con una larga sarta de problemas añadidos: desconocimiento de
idiomas, carencia de contactos en terceros países y de estudios de mercado,
falta de acompañamiento en sus primeros pasos, ausencia de asesoramiento
sobre legislaciones extranjeras, desconocimiento de la existencia de
oficinas gallegas en el exterior...
Sin embargo, el Igape tiene a disposición del empresariado gallego un
amplio abanico de servicios, así como el llamado Plan Primex, que ampara
proyectos de cooperación. Este plan está posibilitando la implantación
comercial de más de 250 empresas en una veintena de países.
-Necesidad de definir estrategias claras de innovación, aprovechando
aquello que mejor sabemos hacer. En este sentido, surgen dos debates,
sobre las que cabría profundizar y que, de una manera u otra, han de
vincularse a la clusterización (posiblemente en diferentes grados) de los
sectores estratégicos de la economía gallega:
• Deslocalización/ relocalización
• Diversificación/ especialización
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-Asimismo, resulta imprescindible ahondar en políticas que impulsen,
definitivamente, lo que se ha dado en llamar ‘la triple hélice’. La
investigación no puede quedarse en las universidades, y las empresas tienen
que aprender a pedir la colaboración de estas y de los centros tecnológicos
para el desarrollo de nuevos productos.
-Colaboración público-privada.- Las políticas industriales modernas han
de pasar inexorablemente por la elaboración de estrategias de colaboración
entre los sectores público y privado. Por ello, ha de ser reivindicado el
papel de la administración como un servicio público, colaborador directo
con el sector privado.
-Reducción de la burocracia. Compromiso de impulsar la ventanilla
única y la e-administración. Se reconoce el esfuerzo de la administración
en este sentido, especialmente a través de la nueva Ley del
Emprendimiento. Sin embargo, la reclamación de ayuda por parte de los
empresarios no se limita al aspecto económico, sino también a la
aminoración de tiempos en trámites, a la eliminación de muchos de ellos.
Una de las quejas repetidas durante estos encuentros ha sido la presión que,
en estos momentos, está ejerciendo la administración sobre la empresa. El
conselleiro lo resumió perfectamente: “la administración no puede ser un
obstáculo”.
Por su parte, el Igape destacó su esfuerzo en atención tanto directa como
telemática para asistir a los empresarios en sus dificultades, así como
programas de servicios como ReAcciona, que incluye asesoramiento
directo en la sede de las empresas.
-Inseguridad jurídica. Es uno de los mayores problemas a los que se
enfrenta el inversor, y que tampoco contribuye a atraer inversión
extranjera. Ha habido menciones expresas al ‘tax lease’, las primas de las
energías renovables e incluso la confusión que se ha producido con las
cotizaciones de los nuevos autónomos. Por otra parte, el afán legislativo de
los diferentes parlamentos autonómicos, lejos de propiciar la unidad de
mercado que defiende la Unión Europea y que debería ser santo y seña para
la política española, entorpece y ralentiza, cuando no paraliza, la actividad
económica. Es precisa una normativa estable, que dé seguridad al inversor.
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-Fiscalidad.- El incremento de la fiscalidad (IVA, Sociedades, Sucesiones,
IRPF), más allá de suponer aumento de recaudación, contribuya a la
dinamización de la economía, sino todo lo contrario. Por otra parte, sería
preciso caminar hacia la armonización de los impuestos que gestionan las
comunidades autónomas, para evitar gravosas disfuncionalidades, que
colocan a algunas autonomías en clara desventaja.
-Desterrar la cultura de la subvención.- La opinión generalizada de los
empresarios es que hay que desterrar la ‘cultura de la subvención’. Las
empresas han de tender a ser viables sin subvenciones; y a no depender de
una única forma de financiación. También el IGAPE, por su parte, se está
reorientando ya hacia servicios avanzados e instrumentos financieros
alternativos, como los préstamos participativos y el capital riesgo.
-Dispersión de recursos y dificultades de acceso o de información
sobre los mismos.- Es necesario aunar esfuerzos y coordinar la
distribución de los recursos, e intentar evitar que varios organismos u
organizaciones estén ofreciendo los mismos programas, aunque es cierto
que organismos como la Consellería de Economía e Industria, a través del
IGAPE y GAIN, están realizando un esfuerzo en ese sentido. También
seguir avanzando en la mejora del lenguaje administrativo, de cara a
hacerlo inteligible y claro para el mundo de la empresa.
-Reputación empresarial.- El empresario debe esforzarse en transmitir su
papel como generador de riqueza en la sociedad. Y es preciso eliminar esa
aparente dicotomía entre emprendedor y empresario, que semeja un
eufemismo para evitar hablar de lo que realmente necesitamos: la creación
de un nuevo tejido empresarial; esto es, emprendedores que serán los
empresarios del futuro, porque esa es una necesidad social. En esta línea, la
nueva Ley del Emprendimiento está llamada a desarrollar un papel
fundamental.
-Costes energéticos.- Los sucesivos incrementos de la factura energética
repercute obvia y directamente en costes para la empresa. Es preciso buscar
fórmulas que palien esos incrementos, ya sea mediante medidas de
eficiencia energética, e incluso reclamar un nuevo mix energético, que
priorice fuentes de energía más baratas.
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Territorialidad
Las infraestructuras son condición necesaria pero no suficiente para la
mejora de la competitividad. Partiendo de este axioma, resulta evidente que
son precisas medidas de discriminación positiva con territorios gallegos
con carencias evidentes, menos desarrollados o en los que los planes de
reindustrialización no han dado los resultados apetecidos. Las provincias de
Lugo y Ourense, la Costa da Morte o Ferrolterra deben ser primadas y
recibir una mayor atención, y, afortunadamente, algunos programas de
ayudas de la Consellería de Economía e Industria ya están actuando en esa
dirección.
Del mismo modo, la principal infraestructura viaria que vertebra Galicia de
Norte a Sur, la AP-9, ha de ser considerada como “las venas por las que
circula la economía de Galicia”, por lo que sería conveniente bonificar su
uso para aquellos que la utilizan asiduamente por motivos empresariales o
laborales.
Igualmente, urge coordinar el sistema aeroportuario gallego y racionalizar
las frecuencias de los vuelos.
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