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El Mercurio – Economía Y Negocios, 27 de mayo de 2006
Indigencia cero, ¿una ilusión?
La Presidenta Michelle Bachelet prometió terminar con la indigencia. Junto a una
familia que vive a orillas del Zanjón de la Aguada vimos si lo que se está haciendo será
suficiente para cumplir. El camino se ve difícil.
"Avanzaremos en la lucha contra la pobreza. La meta al 2010 es ambiciosa: indigencia
cero", dijo la Presidenta Michelle Bachelet en el discurso del 21 de Mayo. ¿Podremos
terminar con la extrema pobreza en cuatro años?
No suena demasiado complicado si se toma en cuenta que la medida de la indigencia es el
hambre. Viven en esta condición las personas que tienen menos de $21.856 al mes, que es
lo que cuesta una canasta básica de alimentos.
Los indigentes no sólo están en la calle, están en los campamentos, en las poblaciones del
Serviu y a la vuelta de la esquina, porque lo que define esta condición es su ingreso. Si un
abuelo vive con una pensión asistencial no es indigente, pero si tiene una persona
dependiente pasa a serlo.
Los expertos dicen que será imposible erradicar la indigencia, porque ningún país del
mundo, por muy desarrollado que sea, no tiene indigentes y porque esta pobreza extrema es
movible, es decir cada día entran y salen personas de esta condición, y eso no se puede
evitar. Además hacen un llamado a innovar para responder a la indigencia moderna, que es
educada, sabe conectarse con las redes sociales, cuenta con apoyos pero no logra salir de su
situación. Con más de lo mismo probablemente la meta no se alcanzará.
"En Estados Unidos y Europa hay indigencia, con el ingreso per cápita que tenemos y con
la forma en que distribuimos nuestros ingresos yo veo difícil que lleguemos al 2010 sin
personas viviendo en extrema pobreza, el 2% o el 3% sería un tremendo éxito", dice el
director social del Hogar de Cristo, Benito Baranda.
Pero el anuncio de Michelle Bachelet tiene matices, no quiere decir que las encuestas
arrojarán cero indigentes sino que "habrá un sistema de protección social disponible para
todos los que caigan en indigencia", dice Verónica Silva, secretaria ejecutiva de Chile
Solidario.
Ser indigente
A veces no tengo para comprarle un yogurt al Brian", dice Tomás Fernández, quien vive en
la calle con su señora y sus dos hijos, en Bascuñán Guerrero con Isabel Riquelme, justo
donde empieza la Autopista del Sol.
En 2003 la encuesta Casen contabilizó a 728 mil indigentes, a los que en 2005 se sumaron
otros 7.200 que viven en la calle. Su característica es que se mantienen con menos de $728
diarios por persona.
Tomás, Alicia y sus hijos Rafael y Brian no tienen casa, ni luz, ni agua potable, tampoco
trabajo. Pero, con la ayuda del Hogar de Cristo, tienen carné de identidad, se casaron por el
El Mercurio – Economía Y Negocios, 27 de mayo de 2006
civil, los niños van al colegio, Alicia es atendida en el consultorio por su epilepsia, recibe
una pensión asistencial de invalidez de $37.849 mensuales y abrió una libreta de ahorro
para la vivienda con $20 mil.
El futuro se ve promisorio pero choca con la adicción de Tomás a las drogas y un retraso
mental de Alicia que la obliga a seguir a su lado. "Se pone violento, le roba la plata a
Alicia, le pega y la deja en el hospital, hace poco le quemó la casa y se fue", dice una
vecina del sector.
Tomás y Alicia no son parte de Chile Solidario. Los esfuerzos de Mideplan apuntan a
ampliar la cobertura de este programa, que atiende a 220 mil familias, y al que este año se
integraron 50 mil más. Ya se catastró a quienes viven en la calle y en un mes habrá una
estrategia para integrarlos.
Salud. Si la familia de Tomás entra al programa, además de la pensión asistencial de Alicia
recibirán un subsidio único familiar de $3.930 por cada hijo y tendrán bonos de entre
$11.000 y $4.000, que probablemente Tomás se los terminará fumando, lo mismo podría
pasar con lo que reciban el 15% de quienes viven en la calle, que sufren problemas de
adicción.
Trabajo. Se termina con la extrema pobreza no cuando tienes subsidios, sino que cuando
eres capaz de generar ingresos. Chile Solidario tiene dos programas para la inserción
laboral, el subsidio de contratación a la mano de obra del Sence y el de emprendimiento del
Fosis.
"No me dan trabajo porque me exigen el cartón. Quiero trabajar en algo estable, vender
gomitas de fruta y de eucaliptus, aquí en la esquina", dice Tomás.
Educación. El encontrar trabajo depende de los años de educación y de su calidad. Tomás
llegó hasta primero medio, más que el común de los indigentes que tienen 8,3 años de
escolaridad. Alicia es analfabeta, al igual que el 7% de los indigentes. Su posibilidad de
encontrar trabajo se reduce casi a cero.
Vivienda. "En la municipalidad me tienen una casita pero para entregármela tengo que
tener un terreno y no he podido encontrar", dice Tomás. Le ofrecieron arrendar en La
Victoria pero no quieren entrar a esa población porque dicen que ahí estarán más tentados
por las drogas.
Innovar en soluciones
Ante esta realidad cuesta pensar que con más de lo mismo se logre terminar en cuatro años
con la indigencia.
"Creo que se va por buen camino pero es necesario pensar nuevas medidas en forma
imaginativa para las nuevas realidades. El problema de la tercera edad, del analfabetismo,
enfermedades mentales o la drogadicción y alcoholismo necesitan otras respuestas", dice el
economista Universidad Católica, Arístides Torche, especialista en políticas sociales.
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Además de prepararse para rescatar a los más pobres, el sistema debiera prevenir que otros
caigan en esta situación.
El estudio Panel 1996-2001 de Mideplan, que comparó al mismo grupo de personas con
cinco años de diferencia, demostró que del 100% de indigentes de 2001 un 76% eran
nuevos, a pesar de que en esos años la indigencia no aumentó en todo el país.
Esto quiere decir que existe una gran movilidad en la indigencia, no siempre son los
mismos y a diario caen personas en esta situación.
Para la economista agraria y profesora del curso de pobreza en la Universidad Católica,
Jimena López de Lérida, la separación entre pobre e indigente es arbitraria, por eso para
erradicar la indigencia se necesitan políticas que reduzcan la vulnerabilidad de todas las
familias pobres.
La nueva ficha de protección social promete ampliar la puerta de entrada a programas como
el Chile Solidario al dejar de considerar con una foto la situación del momento, como lo
hacía la ficha CAS y la ficha Familia. Ahora se medirán los factores de riesgo que hacen
más probable que alguien caiga en extrema pobreza como la poca educación o la falta de
habilidades laborales. La idea es que todos los que sean vulnerables puedan entrar al
sistema de protección social.
A estas medidas hay que sumarles "las condiciones macroeconómicas, si hay estabilidad y
crecimiento fuerte hay más puestos de trabajo que son posibilidades", dice Torche.
Coincide Benito Baranda quien explica que "además debe haber un mayor esfuerzo del
Gobierno para colocar a los más necesitados y un esfuerzo de los empresarios que tengan la
buena voluntad de recibir a personas y capacitarlas".
Algunas propuestas
Benito Baranda, Hogar de Cristo
"El talón de Aquiles es el tema laboral. Si no hay empleo o éste es inestable no
terminaremos con la indigencia. Sobre eso creo que el Estado tiene que trabajar con más
fuerza, que los trabajos de emergencia tengan sentido y les den un oficio".
Mauricio Rosenblüth, Fundación para la Superación de la Pobreza
"Se necesitan políticas económicas de fomento a la micro, pequeña y mediana empresa, que
es donde los más pobres trabajan y un sistema de garantías mínimas a exigir de acceso,
calidad y oportunidad en vivienda, educación y salud".
Arístides Torche, economista UC
"Hay que identificar mecanismos de focalización que sean más incluyentes a la hora de
elegir quiénes son beneficiarios de programas como el analfabetismo, bajo nivel
educacional o pocas habilidades no cognitivas para trabajar".
Verónica Silva, Chile Solidario
"El alcohol y la droga es un cuello de botella. Para el tratamiento y la rehabilitación del
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alcohol y drogas tenemos un déficit de financiamiento y de alternativas de tratamiento más
abiertas a todo el mundo. En esto trabaja el Conace".