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CONVERGENCIA DE LA TASA DE EMPRESARIALIDAD EN
ESPAÑA Y SUS REGIONES DESDE LA TRANSICIÓN
ESPAÑOLA HASTA LA RECESIÓN.
Fernando Javier Crecente Romero ([email protected]) (*)
José Luis Crespo Espert ([email protected]) (*)
Federico Pablo Martí ([email protected]) (**)
Antonio García Tabuenca ([email protected]) (**)
Departamento:
* Economía y Dirección de Empresas e Instituto de Análisis Económico y Social
** Economía e Instituto de Análisis Económico y Social
Universidad: Universidad de Alcalá
Área Temática: Crecimiento y convergencia / Análisis económico espacial, geografía
Económica y modelización.
Resumen: Este paper analiza y construye un modelo explicativo regional con algunas
variables imprescindibles para la comprensión del crecimiento y progreso empresarial
ocurrido durante el periodo expansivo anterior a la crisis, tales como la tasa de
empresarialidad, el crecimiento del PIB, la tasa de paro y la relación entre el valor de la
remuneración de los asalariados y el excedente bruto de exploración. En concreto, se
considera el periodo que va desde la adhesión de España a la Comunidad Europea hasta
los primeros años de la crisis económica actual, siendo destacable el análisis desde la
implantación del euro, debido al profundo proceso de modernización que ha sufrido el
tejido empresarial español. Así, en estas dos últimas décadas la evolución regional del
número de empresas por activos laborales ha experimentado un proceso de
convergencia, de manera que ha venido creciendo la tasa de empresarialidad en mayor
medida en las Comunidades Autónomas que partían de una situación más desfavorable,
mientras que ha disminuido en las que partían inicialmente de un mejor
posicionamiento y, a su vez, ha disminuido la diferencia de los valores de la tasa entre
regiones.
Por otro lado, el paper también considera el impacto y las consecuencias que la crisis
está teniendo en el tejido empresarial. Si las empresas y la sociedad españolas desean
mantenerse en la posición relativa que ha alcanzado la economía española en las últimas
décadas, es impostergable poner los medios adecuados para mejorar la productividad y
competitividad empresarial, tarea que no es de corto plazo sino que exige un esfuerzo
colectivo y continuado en las siguientes dos o tres décadas.
Palabras Clave: Actividad emprendedora; crecimiento económico; convergencia
empresarial y regional; políticas de apoyo al emprendimiento.
Clasificación JEL: R11, R58; M13
1
1. Introducción
En las economías abiertas y emprendedoras, el crecimiento económico se basa
principalmente en la actividad empresarial, por lo que resulta imprescindible el aumento
de empresas respecto a la población. Este interés por el incremento de la actividad
emprendedora se ha visto reflejado en las políticas económicas aprobadas por el Estado
en su Real Decreto-ley 4/2013 de apoyo al emprendedor y de estímulo al crecimiento y
de la creación de empleo. A largo plazo, esta dinámica debe materializarse en una
disminución de la tasa de desempleo (Thurik y Verheul, 2002) y en un incremento del
PIB per cápita (Carree et al., 2002; Audretsch et al., 2002), y está condicionada por la
evolución que experimente la relación entre la remuneración del factor trabajo y la del
capital (Praag y Kramer, 2001). Por otra parte, para que este crecimiento sea equilibrado
es necesario un proceso de convergencia regional.
Desde mitad de la década de los 80, por el fuerte impacto de las tecnologías de la
información, se ha producido un crecimiento exponencial del conocimiento con una
velocidad en su generación sin precedente, lo que ha dado lugar a lo que comúnmente se
conoce como Sociedad del Conocimiento. Ello ha impulsado e implicado al mismo
tiempo una mayor complejidad en la comprensión de los procesos técnicos, laborales,
administrativos e, incluso, de las relaciones sociales, de modo que se han abierto
oportunidades de negocio para aquellos individuos que más rápida y profundamente han
adquirido las habilidades y competencias que dicho conocimiento proporciona.
Específicamente, cuanto más intensivamente se emplean en una economía actividades y
servicios basados en el conocimiento, mayor es la tasa de atracción de nuevas empresas
de alta tecnología y mayor el impacto sobre los procesos de innovación (Minledi y
Pipiya, 2007). Adicionalmente, a mayor densidad emprendedora en un territorio o
región, mayor es la posibilidad de que se generen desbordamientos (o spillovers) del
conocimiento y que las nuevas ideas resultantes se conviertan en nuevas empresas (Acs
y Armington, 2004). De hecho, los desbordamientos del conocimiento no se restringen
únicamente al sector o rama de actividad en el que se generaron, sino que se extienden a
otros sectores, lo que beneficia al conjunto de la economía (Acs y Armington, 2006).
Este proceso ha puesto de manifiesto que la interpretación tradicional de que “el
emprendedor nace y no se hace”, es decir, que la personalidad emprendedora que
empuja a la creación empresarial es consecuencia de las características innatas de los
2
individuos, ha cambiado. En los últimos años va abriéndose camino una explicación a
este cambio, de manera que el conocimiento y sus efectos de penetración y
generalización en la sociedad se convierte en la variable determinante para el desarrollo
de la actividad emprendedora. Desde una perspectiva espacial, se considera que el
medio urbano y sus economías de aglomeración favorecen al emprendedor, que se
beneficia de las redes o intenta crearlas (Fujita y Krugman, 2004; Nijkamp, 2000).
Dentro de este marco de referencia, en esta comunicación se estudia la evolución y
comportamiento de las empresas españolas en el período que abarca las dos últimas
décadas (1989-2008), es decir desde tres años después del ingreso de España en la
Comunidad Económica Europea -1986- y tres años antes de la firma del Tratado de
Maastricht -1992-, larga etapa expansiva de las economías desarrolladas y,
particularmente, de la española, hasta el fuerte impacto que sufre el aparato productivo
en 2008 tras la emergencia de la crisis financiera acaecida a partir de agosto de 2007.
La comunicación analiza la evolución empresarial desde cuatro perspectivas
complementarias. En primer lugar, adoptando un enfoque regional, se detiene en el
estudio de algunas variables imprescindibles para la comprensión del crecimiento y
progreso empresarial ocurrido en la economía española desde su adhesión en la Unión
Europea, concretamente la tasa de empresarialidad, el crecimiento del PIB, la tasa de
paro y la relación entre el valor de la remuneración de los asalariados y el excedente
bruto de exploración. Con ello, se está en condiciones de formular si se ha dado un
proceso de convergencia empresarial en las distintas regiones. En segundo lugar, se
construye un modelo explicativo regional, que asocia el crecimiento del PIB per cápita
con la tasa de empresarialidad óptima y que permite conocer el grado de ajuste que se
ha producido entre la tasa de empresarialidad real y la de equilibrio.. Y, finalmente, en
la tercera, se estudia el impacto y consecuencias que la crisis está tenido en el tejido
empresarial.
2. Fuentes y metodología
Para el análisis de convergencia que se propone y la modelización econométrica de la
tasa de empresarialidad en el periodo 1989-2008, se emplean bases de datos oficiales
que proporcionan la información sobre la evolución y diferencias de la actividad
emprendedora por sectores. Más específicamente, las magnitudes PIB, tasa de
desempleo, remuneración de asalariados y excedente bruto de explotación se obtienen
3
de las series de la Contabilidad Nacional y Regional de España y de la Encuesta de
Población Activa o EPA, proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística o INE
(ver la nota metodológica del anexo). Asimismo, las dos variables que se necesitan para
obtener la tasa de empresarialidad, definida como el número de empresas existentes
cada año entre la población activa, se extraen del Directorio Central de Empresas
(DIRCE) y de la EPA. Finalmente, las variables necesarias para la obtención de datos
sobre cese de actividad también se han obtenido a partir del DIRCE.
Para la caracterización de las empresas manufactureras en el período 1990-2008 se
utilizan los datos provenientes de la Encuesta sobre Estrategias Empresariales, de la
Fundación SEPI (www.funep.es), cuya elaboración se realiza a partir de un panel de
empresas manufactureras representativas de los tamaños empresariales. En concreto, se
lleva a cabo un análisis descriptivo sobre la productividad (medida por el valor añadido
por trabajador y por hora trabajada), el saldo de comercio relativo (a partir de la
propensión exportadora e intensidad importadora), la participación de capital en
empresas extranjeras y españolas y, finalmente, el esfuerzo tecnológico, empleo en I+D
y comercio internacional de tecnología.
Con la información facilitada por estas fuentes se realizan los análisis de la
convergencia empresarial regional y de modelización de la tasa de empresarialidad.
El estudio de la convergencia regional (Beta y Sigma) se basa en el propuesto por Barro
y Sala i Martí (1990), adaptado a las variables objeto del estudio. La determinación de
la convergencia Beta se realiza a través de la recta de regresión lineal a los pares de
puntos formados por el valor del logaritmo neperiano de la variable a estudiar en el año
inicial de la serie y el crecimiento que experimenta la misma durante el período de
análisis. El signo y valor de la pendiente de la recta (β) indica la medida de si el proceso
es convergente o divergente. La determinación de la convergencia Sigma se realiza
mediante el cálculo de la variabilidad de la variable estudiada para el conjunto de
regiones en cada período, medida por la desviación típica. Cuanto menores sean los
valores, menor será la divergencia regional, y su disminución a lo largo del tiempo será
indicativo de una mejora en el proceso de convergencia.
El modelo econométrico que se emplea para analizar la tasa de empresarialidad se
adapta en este caso a las regiones españolas de la siguiente manera:
4
E i ,t     1  E i*,t   2  U i ,t   3  S i ,t  u1; i ,t
[1]
Donde las variables consideradas son:
E i ,t
: Tasa estimada de empresarialidad de cada región (comunidad autónoma) i en el
momento t.
E i*,t
: Tasa optima estimada de empresarialidad de cada región i en el momento t.
U i ,t
: Tasa de desempleo de cada regional i en cada momento t.
S i ,t
: Ratio de Remuneración de asalariados entre el Excedente Bruto de Explotación de
cada región i en el momento t.
u1 : Término de la perturbación aleatoria de la ecuación [1]
La segunda ecuación, que permite explicar el comportamiento de la tasa óptima de
equilibrio:
log(E*) i ,t   0    log(PIBpc) i ,t   log(PIBpc) i2,t  u 2;i ,t
[2]
donde:
PIBpc: Producto Interior Bruto per cápita.
U2:
Término de la perturbación aleatoria de la ecuación [2]
3. ¿Convergencia en la empresarialidad regional?
El aumento de empresas en el tejido productivo suele medirse por la tasa de
empresarialidad, definida como la relación entre las empresas existentes en un momento
determinado y la población activa. En las dos últimas décadas de la economía española
el parque empresarial ha pasado de 2.084.641 en 1989 a 3.355.830 en 2008 (DIRCE,
INE), y la población activa de 15.194.000 a 22.807.000, lo que ha significado un
incremento de la tasa de empresarialidad del 7,2 por cien (cuadro 1 y 2). El número de
empresas ha aumentado un 61 por cien y la población activa el 50,1 por cien. Conviene,
sin embargo, tener en cuenta que en el año 2008, como consecuencia de la crisis, la tasa
de empresarialidad cayó un 4,9 por cien. Por su lado, el PIB per cápita en términos
nominales ha pasado de 6.978,7 euros en 1989 a 24.020,2 en 2008, lo que significa que
se ha multiplicado por algo más de 3,4, aunque en 2008 el crecimiento ha sido inferior
(cuadro 1).
5
Cuadro 1. Evolución del PIB per cápita, 1989, 2007 y 2008
PIBpc
1989
(euros)
2007
(euros)
2008
(euros)
Var.
(%)
89-07
Var. acu. anual 8907 (%)
Var. 07-08 (%)
España
6978,7
23412,3
24020,2
235,48
6,58
2,60
Andalucía
5223,2
18142,3
18494,6
247,34
6,77
1,94
Aragón
7948,4
25588,6
26305,5
221,93
6,35
2,80
Asturias
6493,9
21565,1
22544,4
232,08
6,52
4,54
Baleares
8939,4
25326,2
25950,1
183,31
5,63
2,46
Canarias
6498,9
20659,9
21091,6
217,90
6,28
2,09
Cantabria
7039,5
23431,6
24492,0
232,86
6,53
4,53
Castilla y León
6432,6
22665,6
23345,7
252,36
6,85
3,00
Castilla-La Mancha
6035,8
18282,3
18459,2
202,90
6,01
0,97
Cataluña
8507,3
27426,2
28076,3
222,38
6,35
2,37
Com. Valenciana
6945,2
21205,2
21453,8
205,32
6,05
1,17
Extremadura
4792,7
16098,6
16817,3
235,90
6,58
4,46
Galicia
7904,1
19726,5
20605,2
149,57
4,93
4,45
Madrid
8477,1
30400,2
31089,4
258,61
6,95
2,27
Murcia
6334,0
19312,5
19679,0
204,90
6,04
1,90
Navarra
8966,5
29530,6
30594,4
229,34
6,47
3,60
País Vasco
8308,8
30431,0
32111,6
266,25
7,07
5,52
La Rioja
7730,4
25117,7
25878,3
224,92
6,40
3,03
Ceuta y Melilla
5711,1
21420,8
21900,7
275,07
7,21
2,24
Fuente: elaboración propia.
En el período mencionado, la tasa de empresarialidad media de la economía española ha
sido de 150,4. Es decir, por cada mil laborales activos había 150 empresas, esto es,
existe una empresa por cada 7 activos. Esta relación depende de dos factores muy
dinámicos como son la creación de empresas y la entrada-salida al mercado de trabajo.
Regionalmente sobresalen Islas Baleares, Aragón, Cataluña y La Rioja, con valores
superiores a 170, mientras que, bastante por debajo de la media, están las Islas Canarias,
Ceuta y Melilla, Andalucía y Extremadura, con valores por debajo de 140. Entre 140 y
160 se hallan el resto de regiones: por encima de la media, Navarra, Comunidad
Valenciana, Madrid y País Vasco, y por debajo, Asturias, Castilla-La Mancha,
Cantabria, Castilla y León, Murcia y Galicia. Si se elimina del análisis el 2008, primer
año de fuerte impacto de la crisis, entre 1989 y 2007, las Comunidades Autónomas con
mayor incremento de la tasa de empresarialidad son Extremadura, Andalucía y Galicia,
con crecimientos entre el 44 y 26 por cien; sin embargo, las comunidades de Aragón,
Ceuta y Melilla, Baleares, Navarra, La Rioja, Cataluña y Comunidad Valenciana han
experimentado una variación negativa, comprendida entre el 27 y 2 por cien. Los
valores de la tasa de empresarialidad tomados por estos dos conjuntos de regiones
contrastan con la tasa media de variación de la economía española, que arroja el 12,7
6
por cien. Esto es debido tanto al incremento de empresas como de la población activa
(cuadro 2 y cuadro 3).
Cuadro 2. Evolución tasa de empresarialidad, empresas y población activa (1989, 2007 y 2008)
1989
2007
2008
T
T
T
PA
PA
PA
Emp. Nº emp. (mil)
Emp. Nº emp. (mil)
Emp. Nº emp. (mil)
ESPAÑA
137,2 2.084.641 15.194,0 154,7 3.422.239 22127,3 147,1 3.355.830 22806,7
Andalucía
105,6 270.896 25.65,4 142,3 522.815 3675,1 134,3 510.072 3798,4
Aragón
200,4
77.270
385,6
146,5
94.931
647,8
141,4
93.283
659,8
Asturias
137,6
59.245
430,6
155,1
73.124
471,5
145,4
71.853
494,1
Baleares
212,2
61.665
290,6
168,0
93.335
555,7
160,1
91.826
573,5
Canarias
138,9
69.510
584,2
140,0 143.471 1024,7 134,3 139.381 1038,1
Cantabria
135,4
27.242
201,2
147,6
40.393
273,6
141,6
39.611
279,7
Castilla y León
132,2 131.667
995,8
150,6 173.209 1150,0 145,4 170.626 1173,7
Castilla-Mancha 127,7
78.800
617,3
152,1 137.823
906,1
140,8 134.479
955,0
Cataluña
171,4 429.943 2.507,7 167,5 626.020 3736,4 161,3 619.624 3842,6
C. Valenciana
158,3 239.909 1.515,2 155,1 376.093 2425,2 143,4 362.844 2530,8
Extremadura
100,6
40.969
407,2
144,5
67.852
469,7
138,9
67.181
483,7
Galicia
124,0 149.738 1.207,2 157,1 203.374 1294,2 153,6 201.263 1309,9
Madrid
135,4 254.538 1.879,3 160,3 519.307 3239,0 152,5 511.804 3355,3
Murcia
135,1
52.361
387,5
146,3 100.075
684,0
133,0
95.636
719,1
Navarra
172,4
33.682
205,5
143,3
43.847
306,0
139,9
43.282
309,4
País Vasco
140,6 117.866
860,4
165,6 175.303 1058,3 161,7 172.152 1064,8
La Rioja
174,8
17.972
102,8
154,8
23.834
154,0
148,1
23.525
158,8
Ceuta y Melilla
170,5
5.790
50,7
133,0
7.433
55,9
123,7
7.388
59,7
Fuente: elaboración propia, datos INE
Cuadro 3. Tasa de empresarialidad media y variación, 1989-2007/8
1989-2007
Variación 1989-2007 (%)
Variación 2007-2008 (%)
T. emp. Media
Tasa Emp. Nº emp.
PA
Tasa Emp.
PA
ESPAÑA
150,4
12,73
64,16
45,63
-4,86
3,07
Andalucía
127,3
34,72
92,99
43,26
-5,60
3,36
Aragón
179,1
-26,87
22,86
68,00
-3,52
1,85
Asturias
148,8
12,72
23,43
9,50
-6,23
4,79
Baleares
196,0
-20.82
51,35
91,23
-4,67
3,20
Canarias
139,9
0,83
106,40
75,40
-4,10
1,31
Cantabria
145,7
9,04
48,27
35,98
-4,07
2,23
Castilla y León
143,7
13,91
31,55
15,49
-3,48
2,06
Castilla-Mancha
145,8
19,16
74,90
46,78
-7,42
5,40
Cataluña
172,3
-2,28
45,61
49,00
-3,76
2,84
C. Valenciana
157,3
-2,06
56,76
60,06
-7,55
4,35
Extremadura
122,5
43,58
65,62
15,35
-3,85
2,98
Galicia
140,3
26,69
35,82
7,21
-2,22
1,21
Madrid
156,0
18,37
104,02
72,35
-4,86
3,59
Murcia
143,9
8,28
91,13
76,52
-9,10
5,13
Navarra
157,5
-16,87
30,18
48,91
-2,37
1,11
País Vasco
151,6
17,81
48,73
23,00
-2,40
0,61
La Rioja
171,2
-11,47
32,62
49,81
-4,28
3,12
Ceuta y Melilla
136,7
-21,86
28,37
-100,00
-0,93
6,79
7
Durante el período 1989-2007, las regiones que, por encima de la media española, han
experimentado mayor crecimiento del PIBpc han sido Ceuta y Melilla, País Vasco,
Madrid, Castilla y León, Andalucía y Extremadura, en tanto que las demás han tenido
un crecimiento inferior a la media. Estas variaciones indican que mientras que regiones
como Extremadura, Andalucía, Ceuta y Melilla y Castilla y León han tendido a una
mejora de su posición relativa en PIBpc, las regiones que tenían mayores valores en los
primeros años del período, con la excepción de Galicia, siguen situándose por encima
de la media y el resto por debajo, lo que significa una ligera mejora en su convergencia.
La irrupción de la crisis dio lugar a la ralentización del crecimiento del PIBpc en 2008.
En el conjunto de España el crecimiento anual –en términos nominales- entre 1989 y
2007 era del 6,58 por cien, pero en 2008 se redujo al 2,6 por cien, que para una tasa de
inflación del 1,4, quedó en un crecimiento real superior al 1 por cien.
Los datos anteriores sobre tasa de empresarialidad y PIBpc muestran que respecto a la
primera variable, se está produciéndose un proceso de convergencia en las dos últimas
décadas de la economía español, mientras que para el PIBpc el proceso de convergencia
ha sido muy leve, caracterizándose el período por una cierta estabilidad. En el gráfico 1
se observa que la recta de convergencia Beta del período tiene una elevada pendiente
negativa, en la que las regiones con menores tasas de empresarialidad al inicio del
período han experimentado un crecimiento notoriamente más elevado que aquéllas que
presentaban las mayores tasas, de tal forma que incluso la variación del crecimiento ha
sido negativa.
Gráfico 1. Convergencia Beta de la tasa de empresarialidad entre las CCAA, 1989-2007
0.5
Crecim. tasa empr. 1989‐2007
0.4
Ext
0.3
And
0.2
Mad
C‐LM
C‐L
Cant
0.1
0
4.4‐0.1
Gal
4.6
4.8
Can
PVas
Ast
C.Val
5
Cat
5.2
LaRi
‐0.2
Bal
Nav
CyM
‐0.3
‐0.4
5.4
Ara
Ln Tasa empr. 1989
Fuente: elaboración propia, datos INE
8
Por su parte, tal como se desprende del gráfico 2, la recta de convergencia Beta del
PIBpc es prácticamente plana (presenta una ligera pendiente negativa), lo que indica
que los crecimiento de las regiones que partían de una peor situación han sido poco
elevados como para favorecer una significativamente mayor convergencia, proceso que
se había dado entre 1955 y 2007 (Martí Parellada, 2009).
Gráfico 2. Convergencia Beta del PIBpc entre las CC. AA, 1989-2007
Crecim. PIBpc 1989‐2007
1.4
1.3
CyM
And
P, Vas
C‐L
Ext
Ast
1.2
Cant Gal
Canar
C‐LM
1.1
Mad
Cat
Nav
Ara
C‐Val
Mur
Bal
1
0.9
Gal
0.8
8.4
8.5
8.6
8.7
8.8
8.9
9
9.1
9.2
LN PIBpc 1989
Fuente: elaboración propia, datos INE
.
Respecto a la tasa de paro de las regiones que partían en 1989 con una situación más
favorable han experimentado menores disminuciones de la mencionada tasa en el
período estudiado; es decir, las regiones con mayor desempleo al inicio del período han
reducido en mayor medida su tasa de paro que las que tenían menos desempleo (cuadro
4). Este proceso ha favorecido la convergencia regional, pese a que continúan existiendo
notables diferencias entre las distintas regiones (gráfico 3); por ejemplo, las dos
regiones que mayor tasa de desempleo presentaban en 1989 –Andalucía y Extremadura,
26,9 y 26,8 por cien, respectivamente- la habían reducido en 2007 a más de la mitad (12
y 12,2 por cien), mientras que las regiones con menor desempleo al principio (La Rioja
y Baleares, con 9,3 y 10,3 por cien), lo disminuyeran hasta algo más de la mitad en
2007. Esta disminución del paro acompañó al incremento que se produjo en la tasa de
empresarialidad, lo que puede indicar un proceso de conversión de asalariados en
empresarios o autónomos.
9
Cuadro 4. Evolución de la tasa de paro y RA/EBE, 1989 y 2007
Tasa de paro
RA/EBE
1989 2007 1989 2007
ESPAÑA
17,3 8,0
1,8
1,1
Andalucía
26,9 12,0
1,7
1,0
Aragón
11,8 5,3
1,8
1,1
Asturias
17,4 9,1
2,4
1,1
Baleares
10,3 5,5
1,4
1,1
Canarias
22,1 9,8
1,4
1,1
Cantabria
17,3 6,3
1,7
1,0
Castilla y León
17,1 7,3
1,6
0,9
Castilla-La Mancha
14,7 7,8
1,4
1,1
Cataluña
14,1 6,1
2,2
1,2
C. Valenciana
15,3 8,7
1,5
1,2
Extremadura
26,8 12,2
1,6
1,0
Galicia
12,6 7,6
1,6
1,1
Madrid
13,1 6,3
2,1
1,2
Murcia
16,4 6,6
1,5
1,0
Navarra
11,3 5,3
1,7
1,3
País Vasco
19,3 6,0
2,5
1,1
Rioja, La
9,3
4,9
1,5
1,0
Ceuta y Melilla
30,2 40,1
2,9
1,7
Fuente: elaboración propia, datos INE
Gráfico 3. Convergencia Beta de la tasa de paro entre las CCAA, 1989-2007
0
Variación tasa paro 1989‐2007
2.2
2.4
2.6
2.8
3
3.2
3.4
‐0.2
‐0.4
‐0.6 LaRi
‐0.8
Gal
Mad
Nav
Ara
‐1
‐1.2
C. Val
Bal
C‐LM
Ast
Canar
And
C‐L
Cat
Mur
Ext
Cant
P. Vas
LN Tasa paro 1989
Fuente: elaboración propia, datos INE
Este proceso de disminución de la tasa de desempleo ha significado que en el conjunto
nacional se haya pasado del 17,3 por cien en 1989 al 8 por cien en 2007. Con la
irrupción de la crisis, el paro, de nuevo, aumentó en 2008 hasta el 10,4 por cien. Por su
parte, la relación entre las macro-magnitudes Remuneración de Asalariados y Excedente
Bruto de Explotación muestra que a lo largo del período en todas las regiones se ha
producido una evolución que indica una situación más desfavorable en cuanto a la
remuneración del factor trabajo que a la del factor capital (gráfico 4). En las regiones en
las que la relación era más baja en 1989, el empeoramiento relativo de las rentas del
10
trabajo ha sido menor, mientras que en las que partían de una mayor relación, el
empeoramiento ha sido mayor, lo que indica un proceso de convergencia regional
favorable a la remuneración del capital, y que constituye un incentivo a la creación de
empresas.
Gráfico 4. Convergencia Beta de la Remuneración de asalariados/Excedente bruto de explotación
entre las CCAA, 1989-2007
Fuente: elaboración propia, datos INE
Las mediciones realizadas a través de la convergencia Beta se ha confirmado también
para la convergencia Sigma (gráfico 5). Se observa que la variabilidad de la tasa de
empresarialidad entre las distintas regiones ha disminuido notablemente, alrededor de la
cuarta parte, lo que indica mayor cercanía entre regiones a medida que ha avanzado el
período. Igualmente, ha disminuido la variabilidad de la tasa de paro y de la relación
RA/EBE. La variabilidad de la tasa de paro (eje derecho) entre regiones se mantuvo
estable hasta 2001, año en el que acusó una drástica disminución, que de nuevo volvió a
producirse en 2004; con la llegada de la crisis, en 2008 esta dispersión regional ha
aumentado notablemente. La variabilidad de la ratio RA/EBE experimentó una
importante disminución entre regiones desde 1992 a 2000, aumentado muy ligeramente
en 2001, para permanecer posteriormente estable hasta 2007. Contrariamente, sin
embargo, la variabilidad del PIBpc no ha sufrido disminución, sino que, incluso, ha
aumentado ligeramente a lo largo del período.
11
Gráfico 5. Convergencia Sigma de la tasa de empresarialidad, PIBpc, RA/EBE (eje izquierdo) y tasa
de paro (eje derecho) entre Comunidades Autónomas, 1989-2007
Fuente: elaboración propia, datos INE
4. Evolución de la empresarialidad en España y sus regiones, 1989-2008
La evolución de la tasa de empresarialidad, tal como se ha indicado, se estudia desde
distintas perspectivas, particularmente respecto a su relación con el crecimiento
económico (Carree et al, 2002; Audretsch et al., 2002; Schmitz, 1989), o la relación que
la une con la actividad emprendedora y con el nivel de desempleo (Thurik y Verheul,
2002). También para el caso español, la evolución de la tasa de empresarialidad ha
contemplado el mecanismo de ajuste automático en situaciones de desequilibrio (Belso,
2004). Siguiendo específicamente a Carre et al. (2002), se toman las cuatro variables
analizadas en el apartado anterior con el objeto de conocer cómo las regiones española
ajustan su tasa real de empresarialidad con la tasa de equilibrio u óptima, determinada a
partir del PIB per cápita.
Los desequilibrios que se produzcan entre la tasa real de empresarialidad y la tasa
óptima o de equilibrio están también influenciados (y tienen consecuencias sobre) por la
tasa de paro y la participación del factor trabajo en los resultados de la actividad
empresarial. En una economía de mercado, tanto en el campo de las políticas nacionales
como de las regionales, existen mecanismos que permiten retornar la tasa de
empresarialidad a la de equilibrio ante los desajustes que puedan darse en la dinámica
empresarial (exceso o déficit de empresas que entran o que salen).
En el cuadro 5 se ofrecen las medias del período 1989-2008 para estas cuatro variables base del modelo que se propone en este apartado- ordenadas las regiones de mayor a
12
menor de acuerdo a su tasa de empresarialidad. El nivel de empresarialidad –medido
por su tasa-, junto a la menor o mayor capacidad de ajuste, permite establecer una
jerarquía regional en el campo emprendedor.
Cuadro 5. Variables de la empresarialidad en España por regiones, media 1989-2008
Media 1989‐2008
Tasa empres. PIBpc
Tasa paro
RA/EBE
1,15
Baleares
196,01
17289,78
9,70
Aragón
179,13
15796,16
1,37
9,86
1,43
Cataluña
172,28
17589,79
12,26
Rioja (La)
171,19
16197,90
1,16
9,28
1,42
Navarra 157,54
18343,90
8,49
C. Valenciana
157,33
13867,18
1,31
14,89
1,59
Madrid
156,01
19044,97
12,13
País Vasco
151,59
18142,65
1,64
14,61
1,38
España
150,52
14669,78
15,35
Asturias 148,76
12942,46
1,55
15,20
1,18
Castilla‐La Mancha 145,82
11746,17
13,73
1,35
Cantabria
145,67
14194,68
14,51
Murcia
143,90
12376,91
1,22
14,98
1,28
Castilla y León
143,72
13729,97
14,53
Galicia
140,31
12708,53
1,28
14,03
1,28
Canarias
139,89
13542,59
17,90
Ceuta y Melilla
128,31
12780,72
2,10
25,47
1,28
Andalucía
127,26
11086,22
23,71
Extremadura
122,46
9812,23
1,34
22,78
Fuente: elaboración propia, datos INE
Las regiones tradicionalmente más prósperas presentan tasas de empresarialidad por
encima de la media española. En concreto, Este (Baleares, Cataluña y C. Valenciana),
Noreste (Aragón, La Rioja, Navarra y País Vasco) y Madrid, que coinciden,
generalmente, con las Comunidades Autónomas de mayor PIBpc, menor tasa de paro y
mayor participación de la remuneración del factor trabajo respecto al excedente
empresarial. Para explicar el ajuste entre la tasa de empresarialidad y su óptimo se
establece el modelo econométrico que permite integrar el comportamiento de las cuatro
variables estudiadas y confirmar los resultados obtenidos mediante el estudio de los
procesos de convergencia. Sirve, además, para comprobar si estos procesos de
convergencia se ajustan eficientemente al óptimo o senda de equilibrio de las economías
regionales. Los signos de los parámetros estimados reflejan la hipótesis parabólica con
forma de U, ya que la estimación de  es negativo, asociado a un menor volumen de
PIB per cápita, y la de  es positivo, por la relación positiva entre un elevado PIB per
cápita y el volumen óptimo de empresas por cada mil trabajadores. Los resultados de las
estimaciones del modelo se resumen en el cuadro 6.
13
Cuadro 6. Resultados de la evolución de la actividad emprendedora en España y sus regiones
Variables
Log (E*i,t)
Ei,t
Constante
-31,485
41,774
PIBpc i,t (1)
7,454
PIBpc,2it (1)
-0,203
E*i,t
0.8
Ui,t
-0,779
Si,t
0,631
Observaciones: [(17+1) NUTS-2 * 20 años]
360
360
R2
0.699
0.765
R2 corregido
0.8079
0.763
F
261,777
366,810
*** Significación al 0.01, ** Signifación al 0.05, * Significación al 0.30
(1) En la estimación parabólica llevada a cabo la multicolinealidad es inevitable, con lo que
conduce a una aceptación de no significación individual. Como consecuencia no hay ***
indicacines para el PIB and PIB2.
Fuente: elaboración propia
Los resultados obtenidos presentan un ajuste tanto global como individualmente
significativos (superando el 99 por cien de confianza), excepto en la explicación
ofrecida por la ratio de la participación de los salarios, que apenas supera el 70 por cien
de confianza. Los signos estimados para los parámetros coinciden con las expectativas
generadas: el signo de la variable correspondiente a la tasa de desempleo es negativo, ya
que mayor tasa de empresarialidad supone menor nivel de paro; asimismo –y pese a no
ser significativa esta variable-, el modelo presenta una relación inversa con respecto a la
remuneración de los trabajadores sobre el excedente, ya que cuanto mejor sea
remunerado el factor trabajo menores incentivos tendrán los trabajadores para
convertirse en autónomos. Teniendo en cuenta los buenos resultados del modelo, se ha
considerado que el gran dinamismo de la economía española en el último ciclo
expansivo permite actuar con mayor rapidez a los agentes económicos, incluso dentro
del ejercicio en curso.
En el gráfico 6 se presenta el desarrollo temporal seguido por las tasas de
empresarialidad (observada, estimada y óptima) para cada Comunidad Autónoma. En
esta representación gráfica, el adecuado ajuste entre la tasa de empresarialidad estimada
y real otorga la confianza necesaria que permite validar la tasa óptima como la senda de
equilibrio del sector productivo de la economía. Dentro de la heterogeneidad que existe
en el análisis de 18 subconjuntos, se observan algunos comportamientos comunes entre
las regiones que están por encima de la media española (de la tasa real observada) y las
que están por debajo de la misma, aunque siempre con matizaciones. Las
14
homogeneidades que se observan parecen estar asociados a comportamientos comunes
de agrupaciones territoriales superiores a las Comunidades Autónomas.
Tal como ya se indicó en los análisis de convergencia, las Comunidades del Este
español (Baleares, Cataluña y C. Valenciana), que se sitúan por encima de la media han
venido disminuyendo su ventaja acercándose a la misma conforme han pasado los años
del período, si bien la evolución de la tasa real respecto a la evolución de la tasa óptima,
aunque también presentan algunas similitudes, varía según Comunidades. Hasta 1996,
año ya de consolidación del crecimiento económico, la tasa óptima de las tres
Comunidades se sitúa por encima de la real, indicando la conveniencia de un
incremento. Desde este año, en Baleares, la evolución de la tasa real se adecua a la
óptima, experimentando correcciones cada año; en Cataluña y Comunidad Valenciana,
la tasa real generalmente se sitúa por encima de la óptima, si bien el ajuste que provoca
la crisis en 2008 hace que la disminución de la tasa real la lleve a coincidir con la
óptima en Cataluña y a situarse por debajo en la C. Valenciana.
En las Comunidades de Aragón y La Rioja, que junto al País Vasco y Navarra
configuran el Noreste, se aprecia un proceso similar al del Este tanto antes como
después de 1996, es decir de acercamiento hacia la tasa óptima, primero, y de ajuste
hacia a ella después, coincidiendo prácticamente en 2008 como consecuencia de la
crisis. Navarra, que desde posiciones muy superiores a la media nacional llega a situarse
por debajo de la misma a partir de 1999, también experimenta en 2008 el mismo
proceso de ajuste de su tasa real regional hacia la óptima, aunque permaneciendo por
debajo de la media nacional.
La Comunidad de Madrid desde 1992 presenta una tasa real superior a la media
nacional, generalmente, superior a su tasa regional óptima y, al igual que en las regiones
del Este y Noreste, experimenta el ajuste de la crisis en 2008, lo que la lleva a hacer
coincidir prácticamente las tasas real y óptima.
Las Comunidades del Sur (Andalucía, Murcia, Canarias y Ceuta y Melilla), Centro (las
dos Castillas y Extremadura) y Noroeste (Galicia, Asturias y Cantabria), que se hallan
por debajo de la media nacional, generalmente presentan una tendencia de acercamiento
al nivel empresarial medio, aunque más acentuado en unos casos que en otros. En las
Comunidades del Sur, Andalucía y Murcia presentan una tendencia de crecimiento en
su tasa de empresarialidad que va acercándose a la tasa media del país. En todo el Sur se
observa que la tasa real de empresarialidad va ajustándose durante el período a la senda
15
marcada por sus tasas regionales óptimas. En las Comunidades del Centro,
Extremadura, que parte de una baja posición, va acercándose lentamente a la media
española, mientras que las dos Castillas, que parten de posiciones cercanas a la media
convergen en sus tasas óptimas. En el Noroeste, Galicia muestra una marcada evolución
por su tasa óptima de empresarialidad hacia la convergencia con la media nacional,
mientras que Asturias mantiene esta convergencia y Cantabria permanece en un nivel de
tasa óptima y real algo inferior a la media nacional.
En síntesis, los resultados obtenidos del modelo econométrico propuesto confirman que
en las dos últimas décadas de la economía española se ha dado un proceso de
convergencia regional en términos de empresarialidad, de manera que las regiones con
más bajas tasas al inicio del período han ido aumentándolas y acercándose o incluso
alcanzando a la media nacional y, por el contrario, las que partían de valores más altos
los han visto reducirse hacia la media. En general, en este proceso se observa que la tasa
de empresarialidad ha ido ajustándose también a la tasa de empresarialidad óptima de
cada región, y que la manifestación de la crisis ha supuesto una fuerte corrección en el
número de empresas por activos laborales en cada región. Así, en el primer año de
ajuste, 2008, se observa una brusca caída en la tasa de empresarialidad que la empuja
hacia una mayor coincidencia con la tasa óptima. Es decir, en este nuevo contexto,
aparentemente las unidades productivas más ineficientes estarían siendo expulsadas del
mercado, de manera que la tasa real iría ajustándose a la óptima. En la medida que,
además, continúen los problemas de acceso a financiación empresarial podría ocurrir
que la tasa real se coloque por debajo de la óptima en niveles cada vez más distantes.
Gráfico 6. Desarrollo de la tasa de empresarialidad, España y sus regiones (Cdes. Autónomas)
(Tasas observada, estimada y óptima; en tanto por mil)
Andalucia
Aragón
170
220
210
160
200
150
190
140
180
130
170
160
120
150
110
140
E
E_OPTIMA
289
290
291
292
293
294
295
296
297
298
299
200
201
202
203
204
205
206
207
208
91
92
93
1-
1-
1-
1-
1-
194
195
196
197
198
199
100
101
102
103
104
105
106
107
108
130
89
90
100
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
16
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
92
91
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
17
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
8-
8-
8-
8-
08
06
07
05
04
03
02
125
8-
130
8-
130
00
01
135
8-
140
E
E_OPTIMA
8-
145
99
155
8-
155
98
160
97
Castilla - León
8-
160
96
Baleares
8-
160
95
165
8-
E_ESTIMADA
E_ESP
8-
165
8-
165
93
94
E
E_OPTIMA
8-
E_ESTIMADA
E_ESP
92
80
91
100
8-
145
8-
160
8-
120
89
90
591
592
593
594
595
596
597
598
599
500
501
502
503
504
505
506
507
508
150
5-
140
180
90
240
5-
160
89
260
8-
89
90
491
492
493
494
495
496
497
498
499
400
401
402
403
404
405
406
407
408
4-
Asturias
8-
793
794
795
796
797
798
799
700
701
702
703
704
705
706
707
708
7-
135
7-
150
90
E
E_OPTIMA
4-
110
89
130
7-
89
90
91
392
393
394
395
396
397
398
399
300
301
302
303
304
305
306
307
308
3-
3-
3-
150
7-
697
698
699
600
601
602
603
604
605
606
607
608
6-
695
96
93
94
6-
6-
91
92
89
90
6-
6-
6-
6-
170
165
Canarias
220
160
200
155
140
120
140
135
130
E_ESTIMADA
E_ESP
Cantabria
Castilla - La Mancha
155
150
150
145
145
140
140
135
150
140
130
110
130
E
E_OPTIMA
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
170
140
130
100
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
Extremadura
180
160
150
160
150
120
110
130
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
18
989
990
991
992
993
994
995
996
997
998
999
900
901
902
903
904
905
906
907
908
170
-8
9
-9
14 0
-9
14 1
-9
14 2
-9
14 3
-9
14 4
-9
14 5
-9
14 6
-9
14 7
-9
14 8
-9
14 9
-0
14 0
-0
14 1
-0
14 2
-0
14 3
-0
14 4
-0
14 5
-0
14 6
-0
14 7
-0
8
180
14
Galicia
14
120
10
-8
10 9
-9
10 0
-9
10 1
-9
10 2
-9
10 3
-9
10 4
-9
10 5
-9
10 6
-9
10 7
-9
10 8
-9
10 9
-0
10 0
-0
10 1
-0
10 2
-0
10 3
-0
10 4
-0
10 5
-0
10 6
-0
10 7
-0
8
12
-8
12 9
-9
12 0
-9
12 1
-9
12 2
-9
12 3
-9
12 4
-9
12 5
-9
12 6
-9
12 7
-9
12 8
-9
12 9
-0
12 0
-0
12 1
-0
12 2
-0
12 3
-0
12 4
-0
12 5
-0
12 6
-0
12 7
-0
8
160
13
-8
13 9
-9
13 0
-9
13 1
-9
13 2
-9
13 3
-9
13 4
-9
13 5
-9
13 6
-9
13 7
-9
13 8
-9
13 9
-0
13 0
-0
13 1
-0
13 2
-0
13 3
-0
13 4
-0
13 5
-0
13 6
-0
13 7
-0
8
11
-8
11 9
-9
11 0
-9
11 1
-9
11 2
-9
11 3
-9
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-9
11 5
-9
11 6
-9
11 7
-9
11 8
-9
11 9
-0
11 0
-0
11 1
-0
11 2
-0
11 3
-0
11 4
-0
11 5
-0
11 6
-0
11 7
-0
8
170
Comunidad Valenciana
190
Cataluña
180
160
170
150
160
150
140
140
130
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
Madrid
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
165
Región de Murcia
170
160
155
150
145
140
140
135
130
E_ESTIMADA
E_ESP
Navarra
País Vasco
180
170
165
170
160
160
155
150
150
145
140
140
130
16
-8
16 9
-9
16 0
-9
16 1
-9
16 2
-9
16 3
-9
16 4
-9
16 5
-9
16 6
-9
16 7
-9
16 8
-9
16 9
-0
16 0
-0
16 1
-0
16 2
-0
16 3
-0
16 4
-0
16 5
-0
16 6
-0
16 7
-0
8
15
15
15
-8
9
-9
0
-9
15 1
-9
15 2
-9
15 3
-9
15 4
-9
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-9
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15 7
-9
15 8
-9
15 9
-0
15 0
-0
15 1
-0
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-0
15 3
-0
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-0
15 5
-0
15 6
-0
15 7
-0
8
135
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
La Rioja
E_ESTIMADA
E_ESP
Ceuta y Melilla
200
200
190
160
180
120
170
160
80
150
40
140
130
E
E_OPTIMA
18
-8
18 9
-9
18 0
-9
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-9
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-9
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-9
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-9
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-9
18 9
-0
18 0
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-0
18 5
-0
18 6
-0
18 7
-0
8
17
-8
17 9
-9
17 0
-9
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-9
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-9
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-9
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-9
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17 7
-9
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-9
17 9
-0
17 0
-0
17 1
-0
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-0
17 3
-0
17 4
-0
17 5
-0
17 6
-0
17 7
-0
8
0
E_ESTIMADA
E_ESP
E
E_OPTIMA
E_ESTIMADA
E_ESP
5. Efectos de la crisis en el tejido empresarial.
Durante la década 1999-2009, el patrón de cierres empresariales que siguen autónomos
y empresas con personalidad jurídica, según sectores productivos, no presenta grandes
diferencias; sobresale que las unidades productivas de servicios son las que han sufrido
el mayor número de cierres y en mayor proporción los autónomos. Sin embargo, en
construcción e industria se ha dado una mayor proporción de cierres en las empresas
que tienen personalidad jurídica (gráfico 7).
En el período, de cada 10 cierres empresariales 7 pertenecían a empresas sin
personalidad jurídica, es decir al colectivo de autónomos. Por tamaños empresariales, el
65,7 por cien de las bajas de empresas se ha producido entre aquellas que no tienen
asalariados en sus plantillas, el 32,6 por cien en las microempresas (1-9 trabajadores) y
el 1,7 por cien en empresas con más de 9 trabajadores.
19
Gráfico 7. Evolución de los cierres de empresas por sectores, 1999-2009 (en porcentaje)
Fuente: elaboración propia, Datos INE-DIRCE, 2010
Dentro del colectivo de empresas con personalidad jurídica, el 41,3 por cien se ha dado
en empresas sin asalariados, el 54,2 por cien en microempresas y el 4,5 por cien en
empresas con más de 9 trabajadores, tal como se refleja en el gráfico 11. Se observa que
las empresas sin asalariados y microempresas en el período 2007-2009 sufren más
cierres anuales que en el de 1999-2006, lo que se explicaría por la incidencia de la
crisis. Por su parte, las empresas de más de 9 trabajadores tienen un número medio de
cierres en el período 2007-2009 similar al del período anterior, lo cual puede explicarse
porque la incidencia de la crisis ha dado lugar a una reducción de las plantillas antes que
a los cierres empresariales. Sectorialmente - tanto en empresas con asalariados como si
ellos-, la crisis ha tenido mucha más impacto en cuanto a cierres del sector servicios
(tanto de distribución comercial como del resto) y construcción que en los sectores de
extractivas y manufacturas
Gráfico 8. Cierres de empresas (excluidos autónomos) por tamos y sectores, 1999-2009
(Períodos 1999-2006 y 2007-2009, número medio de cierres anuales)
Fuente: elaboración propia, Datos INE-DIRCE, 2010
20
El fuerte impacto de la crisis se ha hecho notar especialmente en el incremento de
sociedades mercantiles que en los años 2008 y 2009 han entrado en situaciones
concursales, más que duplicándose entre 2007 y 2008 (gráfico 8). Como es conocido,
esta circunstancia es la de peores repercusiones en las bajas del tejido productivo.
En suma, en el último período de crecimiento de la economía española se ha dado una
destacada dinámica de creación de empresas, con un saldo positivo y creciente entre
entradas y salidas, lo que puede considerarse como uno de los signos más característicos
de la trasformación socioeconómica experimentada tras la transición a la democracia. A
partir de 2007 y en todos los sectores, el impacto de la crisis ha hecho mella en esta
dinámica, que la ha frenado y reducido considerablemente, tanto por las menores altas
como por las mayores bajas. Además, las situaciones concursales de empresas se han
disparado entre 2007 y 2009. En general, la figura de persona física o empresarios
autónomos ha venido reduciéndose, en términos relativos, a lo largo del período, con la
excepción de los que pertenecen a los sectores de la construcción y servicios no
comerciales hasta 2007, mientras que la figura mercantil de sociedad limitada cada vez
toma mayor relevancia entre los nuevos emprendimientos.
Gráfico 9. Número de sociedades mercantiles en situaciones concursales
Fuente: Estadística Mercantil, 2009, Colegio de Registradores
6. Conclusiones y sugerencias de políticas de actuación.
En los pasados veinte años, tras la adhesión de España a la Comunidad Europea y al
Tratado de Maastricht, el tejido empresarial español ha tenido una profunda
transformación. De una parte, porque en una continuada tendencia creciente se han
creado numerosas nuevas iniciativas y, de otra, porque se han consolidado otras ya
existentes o de nueva creación, con notable proyección internacional. Del año 1989 al
año 2007 se ha producido un crecimiento del 64,2 por cien del número de unidades
productivas y una caída del 1,9 entre 2007 y 2008. Como se ha indicado, seguramente
21
este es el fenómeno positivo más destacado de la economía española en las últimas
décadas. Sin embargo, la mayor parte de este tejido adolece aún de un extremadamente
reducido tamaño empresarial, lo que dificulta el progreso de la productividad, el
comercio exterior e internacionalización y los procesos de innovación en el seno de las
empresas, fundamento del crecimiento económico y competitividad a largo plazo. La
evidencia observada en la dinámica empresarial de este período no permite concluir que
esté revirtiéndose esta tendencia de aumentar cada año, en términos relativos, el número
de autónomos, microempresas y pequeñas empresas, frente al crecimiento en dimensión
de medianas y grandes empresas.
Regionalmente, esta dinámica empresarial y creciente formación de nuevas empresas,
ha sido común en todas las comunidades autónomas, se explica principalmente por el
comportamiento expansivo de la economía española con un fuerte aumento del PIB per
cápita, que ha venido, según regiones, convergiendo y superando a la media europea.
También han influido otras variables macroeconómicas, tales como la evolución de la
tasa de paro y la relación que mide la remuneración o reparto del valor añadido
generado entre trabajadores y empresarios. El análisis permite deducir que se ha dado
un proceso de convergencia en la tasa de empresarialidad regional; o sea, que las que
partían de posiciones relativas peores en cuanto a número de empresas por activos
laborales han mejorado y las que estaban por encima de la media se han mantenido o
disminuido. Se observa también, que esta tasa ha venido ajustándose a la tasa de
empresarialidad de equilibrio de cada región y que la irrupción de la crisis en 2007
significó en 2008 una brusca corrección en el proceso de creación de nuevas empresas.
Esta convergencia en la empresarialidad regional ha sido también confirmada por los
resultados obtenidos en el modelo econométrico planteado, que explica la tasa de
empresarialidad en función del desarrollo económico (PIB per cápita), la tasa de paro y
la relación entre la remuneración de asalariados y el excedente bruto de explotación.
Asimismo, la tasa de empresarialidad observada ha ido ajustándose también a la tasa de
empresarialidad óptima de cada región, y la manifestación de la crisis ha supuesto una
fuerte corrección en el número de empresas por activos laborales en cada región. En el
primer año de ajuste, 2008, se ha dado una brusca caída en la mencionada tasa, que se
ve empujada hacia una mayor coincidencia con la tasa óptima, mediante la salida de las
unidades productivas más ineficientes o con estructuras financieras más frágiles. Por
ello, las restricciones financieras existentes se convierten en una gran barrera para la
consolidación o creación de nuevas empresas, así como por su incidencia en la gestión y
financiación del circulante empresarial, que aboca a situaciones de suspensión de pagos.
22
Este fuerte crecimiento de empresas y mayor complejidad del tejido productivo –al
menos hasta la emergencia de la crisis-, ha favorecido el comercio internacional y la
internacionalización empresarial, pero, sin embargo, no han corrido paralelos con el
desarrollo de algunas estrategias empresariales que determinan a largo plazo la robustez
del crecimiento y, por ende, la competitividad: específicamente, la productividad y el
esfuerzo innovador, que presentan indicadores (en el caso de la industria manufacturera)
alejados de las medias de la UE-25 y de las otras regiones avanzadas del mundo. Una
adecuada reconducción de la crisis, con medidas de apoyo a la actividad emprendedora
como se están implantado en la actualidad, podría generar efectos positivos en el
reposicionamiento de algunas ramas productivas, en la obligada mejora de las
mencionadas estrategias empresariales y, eventualmente, en el tamaño de las empresas.
El análisis de estas dos décadas de actividad emprendedora en España sugiere la mejora
y el desarrollo de nuevas políticas públicas, en todos sus ámbitos, a fin de dinamizar de
manera sostenible la actividad emprendedora en España, más allá del establecimiento de
determinados incentivos económicos o fiscales. Es necesario consolidar un cuadro
macroeconómico que estimule el crecimiento y la seguridad jurídica de los agentes
económicos, lo que supondrá un importante esfuerzo colectivo en las siguientes
décadas, profundizando en la democratización y transparencia de las instituciones
privadas y públicas.
Por tanto, deberán acometerse reformas estructurales en la economía, el sistema
educativo y en el sistema financiero. Se requiere un mercado de trabajo flexible, que
contemple la motivación y la retribución según la productividad y el riesgo asumido por
el empresario, así como una cultura de la innovación frente al modelo actual, otorgando
la responsabilidad al empresario. Esto sólo puede lograrse si el tamaño de las empresas
aumentase gracias a políticas a largo plazo de reorientación hacia ramas más
competitivas, de mayor valor añadido y de empleo cualificado.
En el sistema educativo, se requiere un cambio en la cultura educativa y una mejora en
la calidad de la educación, estabilizando los planes de estudios, como puede ser el plan
Bolonia, e introduciendo la cultura de la formación continuada durante toda la vida. De
esta forma se conseguiría reforzar los factores de supervivencia y éxito (académico y
empresarial) en el sistema educativo, desde la escuela a la universidad y la formación
profesional.
Respecto a la financiación empresarial, las ineficiencias existentes en estas dos últimas
décadas aconsejan la reestructuración del sistema de apoyos introduciendo y asegurando
23
mecanismos de competencia en el mercado del crédito bancario, en particular el acceso
al crédito a empresas con más riesgo, esto es, jóvenes, mujeres e innovadores. Esto
puede lograrse aumentando el alcance y la eficiencia de las garantías de los créditos que
se conceden, así como eliminando los sesgos que genera la intermediación bancaria en
las líneas de crédito oficial (ICO) para autónomos y pequeñas empresas.
Finalmente, hay que considerar el notable incremento de la mujer en la actividad
emprendedora en estas dos últimas décadas, deben de adoptarse políticas orientadas a
reducir barreras y aproximar la igualdad de oportunidades en los dos géneros, lo que
debe permitir la conciliación entre vida familiar y laboral para que pueda ser adaptada a
las preferencias individuales y de pareja, según los roles que elijan respecto al binomio
productividad/calidad de vida.
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Nota metodológica.
Tasa de paro (1977-2008)
Todos los datos provienen del INE. Se ha escogido el 2º trimestre. Los datos se
componen de los subperíodos siguientes:
‐ 1977-1995
‐ 1996-2004
‐ 2005-2008
* Los datos de paro desde el primer trimestre de 2001 en adelante reflejan la
nueva definición de parado establecida en el Reglamento 1997/2000 de la CE y
no son directamente comparables con los de períodos anteriores.
PIB pc (en miles de €) (1998-2008)
Se calcula como el cociente de las siguientes partidas:
 PIB a precios corrientes (en miles de €):
‐ 1980-1994: base 80 (datos INE)
‐ 1995-2000: base 95 (datos INE)
‐ 2000-2008: base 2000 (datos INE)
 Población (en miles) (datos INE)
Tasa de empresarialidad (1989-2008):
Se calcula como el cociente de las siguientes partidas:
 Empresas activas: se toma el año anterior al de los datos de los que se
dispone para tener empresas a 31-12
‐ Desde 1989 a1993 : datos del Instituto de Estudios Fiscales (“Las
empresas españolas en las fuentes tributarias: Años 1989-1995”), para
todas las comunidades autónomas excepto Canarias, Navarra, País
Vasco, Ceuta y Melilla para las cuales, al no disponer de información, se
ha estimado una tendencia desde 1989 a 1993.
‐ Desde 1994 los datos provienen del INE
 Población activa (2º trimestre, en miles) datos INE, EPA
Remuneración de asalariados / Excedente Bruto de Explotación (1986-2007)
Se calcula como el cociente de las siguientes partidas:
 Remuneración de asalariados:
‐ 1986-1995: base 86 (datos INE)
‐ 1995-1999: base 95 (datos INE)  a partir de 1995 se incluyen también
las rentas mixtas
‐ 2000-2007: base 2000 (datos INE)
‐ EBE: 1986- 1996: base 86 (datos INE); 1995- 1999: base 95 (datos INE)
2000-2007: base 2000
25